Mejores Comienzos de Novela

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LAS CINCUENTA MEJORES FRASES INICIALES DE NOVELAS 1.Mucho tiempo he estado acostándome temprano. Marcel Proust. En busca del tiempo perdido 2. Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Franz Kafka. La Metamorfosis 3. En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Miguel de Cervantes. Don Quijote de La Mancha 4. En el siglo XVIII vivió en Francia un hombre que se encontró entre los personajes más geniales y más abominables de esta época, al cual, a pesar de ello, no le faltaron talentos abominables. Patrick Süskind. El perfume 5. Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Gabriel García Márquez. Cien años de soledad 6. Érase una vez un viejo solo en su barca. Ernest Hemingway. El viejo y el mar 7. Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong. 1

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LAS CINCUENTA MEJORES FRASES INICIALES DE NOVELAS

1.Mucho tiempo he estado acostándome temprano.

Marcel Proust. En busca del tiempo perdido

2. Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto.

Franz Kafka. La Metamorfosis

3. En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.

Miguel de Cervantes. Don Quijote de La Mancha

4. En el siglo XVIII vivió en Francia un hombre que se encontró entre los personajes más geniales y más abominables de esta época, al cual, a pesar de ello, no le faltaron talentos abominables.

Patrick Süskind. El perfume

5. Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.

Gabriel García Márquez. Cien años de soledad

6. Érase una vez un viejo solo en su barca.

Ernest Hemingway. El viejo y el mar

7. Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong.

Karen Blixen. Memorias de África

8. Imponente y rollizo, Buck Mulligan apareció en lo alto de la escalera, con una bacía desbordante de espuma, sobre la cual traía, cruzados, un espejo y una navaja.

James Joyce. Ulises

9. La señora Dalloway dijo que ella misma se encargaría de comprar las flores.

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Virginia Woolf. La señora Dalloway10. Se olvida fácilmente que morimos normalmente siete veces más lentamente que nuestros perros.

Jim Harrison. De vuelta a casa.

11. La cosa empezó así.

Louis-Ferdinand Céline. Viaje al fin de la noche.

12. El señor Jones, propietario de la Granja Manor, cerró por la noche los gallineros, pero estaba demasiado borracho para recordar que había dejado abiertas las ventanillas.

Gerorge Orwell. Rebelión en la granja.

13. Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona.

Ernesto Sábato. El túnel.

14. Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas.

Vladimir Nabokov. Lolita

15. En ciertas ciudades de provincias, existen casas cuyo aspecto inspira la misma melancolía que provocan los claustros más sombríos, los páramos más monótonos o las ruinas más tristes.

Honoré de Balzac. Eugenia Grandet

16. Cuando por la mañana temprano el famoso novelista R. regresó a Viena después de una refrescante salida de tres días a la montaña, decidió comprar el periódico.

Stefan Zweig. Carta de una desconocida.

17. El pueblo de Holcomb está en las elevadas llanuras trigueras del oeste de Kansas, una zona solitaria, que otros habitantes de Kansas llaman “allá”.

Truman Capote. A sangre fría.

18. Las cosas podían haber acaecido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así.

Miguel Delibes. El camino

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19. Desde la puerta de “La Crónica” , Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios, desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris.

Mario Vargas Llosa. Conversación en La Catedral

20. La heroica ciudad dormía la siesta.

Leopoldo Alas, “Clarín”. La Regenta.

21. Todas las familias dichosas se parecen, y las desgraciadas, lo son cada una a su manera.

León Tolstoi. Ana Karenina.

22. De día y de noche iba por la ciudad buscando una mirada.

Antonio Múñoz Molina. Plenilunio

23. Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa.

Jane Austen. Orgullo y prejuicio.

24. Una gorra de cazador verde apretaba la cima de una cabeza que era como un globo carnoso.

John Kennedy Toole. La conjura de los necios

25. Durante todo un año no hizo otra cosa que conducir, viajar de acá par allá por los Estados Unidos mientras esperaba a que se le acabara el dinero.

Paul Auster. La música del azar.

26. Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados.

Gabriel García Márquez. El amor en los tiempos del cólera.

27. Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pédro Páramo.

Juan Rulfo. Pedro Páramo.

28. Fue una mañana de septiembre cuando Giovanni Drogo, que acababa de ser ascendido a oficial, salió de la ciudad para ir al fuerte Bastiani, su primer destino.

Dino Buzzati. El desierto de los Tártaros

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29. Constituía un placer especial ver las cosas consumidas, ver los objetos ennegrecidos y cambiados.

Ray Bradbury. Fahrenheit 451

30. Os remito a la Gran Crónica Pantagruelina para conocer la genealogía y la antigüedad de Gargantúa.

François Rabelais. Gargantúa y Pantagruel.

31. ¿Encontraría a la Maga?

Julio Cortázar. Rayuela

32. La Nellie, una yola de crucero, giró sobre el ancla sin el menor movimiento de las velas y quedó inmóvil.

Joseph Conrad. El corazón de las tinieblas.

33. Tres gaviotas giran sobre las cajas rotas, las cáscaras de naranja, los repollos podridos que flotan entre los tablones astillados de la valla.

John Dos Passos. Manhattan Transfer.

34. A la hora de más calor de una puesta de sol primaveral en “Los Estanques del Patriarca” aparecieron dos ciudadanos.

Mijaíl Bulgakov. El maestro y Margarita.

35. Fue el 15 de junio de 1767 cuando Cosimo Piovasco di Rondò, mi hermano, se sentó por última vez entre nosotros.

Italo Calvino. El barón rampante.

36. El año en que Onofre Bouvila llegó a Barcelona, la ciudad estaba en plena fiebre de renovación.

Eduardo Mendoza . La ciudad de los prodigios

37. La nuestra es una época esencialmente trágica y por eso nos negamos a tomarla trágicamente.

D. H. Lawrence. El amante de Lady Chatterley

38. El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5,40 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo.

Gabriel García Márquez. Crónica de una muerte anunciada.

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39. Venga, chaval, desembucha.

Juan Marsé. Rabos de lagartija

40 . Nadie piensa que puede ir a encontrarse con una muerta entre los brazos y que ya no verá ya más su rostro cuyo nombre recuerda.

Javier Marías. Mañana en la batalla piensa en mí

41. El suceso en el que se basa este relato no es considerado imposible por el Dr. Darwin y algunos tratadistas alemanes de fisiología.

Mary W. Shelley. Frankenstein.

42. Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y demás puñetas estilo David Copperfield, pero yo no tengo ganas de contarles nada de eso.

J. D. Salinger. El guardián entre el centeno

43. Llamadme Ismael.

Herman Melville. Moby Dick.

44. Nos encontrábamos en la sala de estudio, cuando entró el director seguido de un “novato” con atuendo provinciano y de un bedel que traía un gran pupitre.

Gustave Flaubert. Madame Bovary

45. Aquel día no fue posible salir de paseo.

Charlotte Brontë. Jane Eyre.

46. Hace hoy trescientos cuarenta y ocho años, seis meses y diecinueve días que los parisinos se despertaron al ruido de todas las campanas repicando a todo repicar en el triple recinto de la Cité, de la Universidad y de la Ville.

Victor Hugo. Nuestra Señora de París

47. Hoy ha muerto mamá.

Albert Camus. El extranjero.

48. El general se entretuvo casi toda la mañana en la bodega del lagar.

Sándor Márai. El último encuentro

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49. Hoy en esta isla ha ocurrido un milagro.

Adolfo Bioy Casares. La invención de Morel

50. El desconocido llegó un día huracanado de primeros de febrero, abriéndose paso a través de un viento cortante y de una densa nevada, la última del año.

H. G. Wells. El hombre invisible

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