Memoria de la Emigración Castellana y Leonesa - Rodríguez y Toranzo

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    MEMORIA

    DE LA

    EMIGRACIN CASTELLANA

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    RELATOS PREMIADOS

    RELATOS DE ARGENTINA (Vol. I)

    LEONESA

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    MEMORIADE LA

    EMIGRACINCASTELLANA

    Y

    Relatos premiados

    Juan Andrs Blanco Rodrguez

    Jos M. Bragado Toranzo

    Editores

    ZAMORA

    2009

    LEONESA

    Relatos de Argentina(Vol. I)

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    Junta de Castilla y Len. UNED, Zamora. Caja Espaa. Diputacin Provincial de Zamora

    I.S.B.N. Obra completa: 978-84-936871-1-3 (Obra completa)

    Depsito legal: S. 1.587-2009

    Impreso en Espaa. Unin Europea

    Imprime: Grficas Varona, S. A. Polgono Industrial El Montalvo I, parcela 49

    37008 Salamanca (Espaa)

    Editores Juan Andrs Blanco Rodrguez Jos Mara Bragado Toranzo

    I.S.B.N. Presente volumen: 978-84-936871-2-0 (Vol. I)

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    ndice

    INTRODUCCIN...................................................................................... 11Juan Andrs Blanco Rodrguez

    RELATOS PREMIADOS

    LA VIDA EN SU TIERRA............................................................................ 25

    Ildefonso Delgado de LuelmoEXPERIENCIA SOBRE LA MIGRACIN. NARRACIONES.............. 51

    Antonio Casado Garca

    DE UN PUEBLO DE ZAMORA A LA CIUDAD DE LAS LUCES....... 81

    Elisabeth Garca Bermejo

    DESDE LEN, CUATRO GENERACIONES DE EMIGRANTES....... 105

    Felicitas Navarro Prez

    MIS VIVENCIAS............................................................................................ 135

    Rogelio Carrascal RodrguezDE CABOALLES A SANTA FE.................................................................. 145

    Mara del Alba lvarez Buelta

    CRUZANDO LOS PIRINEOS...................................................................... 161

    Santiago lvarez Marn

    EMIGRACIN: AORANZA DEL REGRESO....................................... 177

    Clara Huerta Pascual

    RELATOS DE ARGENTINA

    MI ABUELO: TOMS RODRGUEZ MARTN................................... 197Estela Mabel Acosta

    RELATO DE MI VIDA............................................................................. 205

    Estanislao Alfaraz Romero

    HISTORIA REAL DE DOS EMIGRANTES BURGALESES (PADREE HIJO).................................................................................................. 213

    Roberto Alonso Kopp

    OTRA HISTORIA DE VIDA DEL CENTRO BURGALS................. 229

    Laurentino lvaro

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    HUELLAS PERDIDAS.............................................................................. 231

    Delia Mara BotoLA HISTORIA DE MIS PADRES............................................................... 237

    Leonor ngela Cabezn Caballero

    HISTORIA DE MI VIDA.......................................................................... 241Ubaldo Calvo

    MEMORIA DE MI PADRE...................................................................... 247

    Elda Teresa Castro

    NO BUSCABA FORTUNA, SAL EN BSQUEDA DE MI MARIDO. 255

    Carmen Chilln de Pereira

    RECUERDOS.............................................................................................. 265

    Marta Graciela Dez Morales

    NOSTALGIA POR MI TIERRA, CUNA QUE ME VI NACER......... 279

    Mara del Pilar Domnguez Vaquero

    PEQUEA HISTORIA DE DON JUAN ORTEGO ABAD (1866-1945)Y DE DOA ELISA AYLAGAS GIL (1866-1944).................................... 281

    Jos Luis Eggel

    AS SE HACE HISTORIA............................................................................ 297

    Elisabeth Teresa Fernndez y Gladys FernndezVIVENCIAS DE UN EMIGRANTE ZAMORANO.................................. 301

    Juan Fernndez de la Iglesia

    LA FAMILIA FRANCO MARTNEZ........................................................ 331

    Mario Franco Acosta

    DE PADORNELO A GONZLEZ CATN.............................................. 337

    Mara Teresa Garca de Barrea

    MARCHARSE DE ESPAA, TAN SLO POR 96 AOS .................... 349

    Mara Elina Gonzlez IssouribehereMUJER E INMIGRACIN A MEDIADOS DEL SIGLO XX................ 355

    Mara Luz Gonzlez Mezquita

    MI VIDA EN ARGENTINA......................................................................... 365

    Heliodoro Gonzlez Yebra

    BREVE HISTORIA DE CONSTANTINA MORENOY JULIO HERNANDO............................................................................ 373Julia Hernando Cabezn Moreno Caballero de Aguirre

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    RELATO.......................................................................................................... 387

    Mara Luisa Iglesias PosseRECUERDOS DE NUESTRA EMIGRACIN......................................... 395

    Luca de los ngeles Lacarta Martnez

    RECUERDOS DE MI VIDA......................................................................... 411

    Josefa Marina Len Nistal

    RACES E IDENTIDAD................................................................................ 417

    Mirta Noem Llorente Montes

    VIDA Y EXPERIENCIA MIGRATORIA.................................................. 435

    Jess Martn PrezTRES BANDERAS......................................................................................... 443

    Celia Mateos Romn

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    MEMORIA DE LA EMIGRACIN CASTELLANA Y LEONESA

    Si el agua es la fuerza de la naturaleza, la emigracin es la fuerza dela historia. La historia de Espaa es la insoslayable historia de una constanteemigracin, escribe Jess ngel Miguel Garca, profesor burgals asentadoen Canad. Como se ha repetido, las migraciones constituyen una constante,

    social e individual, en la larga experiencia humana. Por ello, de una maneradirecta o indirecta todos hemos sido, de alguna manera, emigrantes. En nues-tra memoria histrica pasada y actual est muy presente la experiencia dela emigracin. Espaa, y tambin Castilla y Len, han sido durante dcadasmbitos de emigracin y en las ltimas, si bien se mantiene la emigracinde poblacin joven, de recepcin de inmigrantes. Tanto la Espaa actualcomo nuestra regin no se pueden entender sin ese conjunto de tantas expe-riencias de esperanzas conseguidas o frustradas, de solidaridad, mestizajey nostalgia protagonizadas por millones de espaoles y cientos de miles decastellanos y leoneses que emprendieron nuevos proyectos de vida en otrospases y regiones persiguiendo un progreso material y social que no siemprealcanzaron. Experiencia que se inicia siendo el otro, o los otros en otrospases o regiones y va evolucionando a medida que se produce una complejaintegracin de emigrantes y descendientes, sin que necesariamente supongala supresin de la vinculacin con lo que se dej atrs al emigrar. Por ello,la memoria de la emigracin, en su complejidad, proporciona una til visinpara enfrentar nuestra propia historia, ahora tambin conformada da a da porquienes inician y continan su experiencia como los otros entre nosotros.Poco a poco se va aceptando, tambin por las instancias pblicas, que la emi-

    Introduccin

    Introduccin

    Juan Andrs Blanco Rodrguez

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    gracin es un componente esencial de la historia de nuestra regin, y an de

    toda Espaa1

    .La emigracin, como proceso de salida y de entrada, da lugar a unamemoria emigrante de los que se fueron, una memoria en la que se refleja(como muestran estos relatos) el gran sacrificio y en muchas ocasiones des-garro y desarraigo que supuso este viaje, para muchos finalmente de por vida,definitivo. Pero la emigracin tambin da lugar a una memoria de los quese quedan, teida de la aoranza por sus seres queridos que muchas vecesslo podan imaginar en la lejana. Por ello, la emigracin y la memoria dela misma han marcado la vida de tantos espaoles y tantos castellanos y leo-

    neses, siendo estas tierras un lugar de emigracin intensa durante ms de unsiglo.La memoria de la emigracin, por tanto, lo es tambin de las nuevas

    generaciones de espaoles, muchos de ellos nacidos fuera de Espaa, hijosy nietos de quienes protagonizaron directamente el viaje migratorio, nuevasgeneraciones que constituyen la parte ms viva y ms pujante de nuestra emi-gracin, y autores muchas veces de la plasmacin de trayectorias individualesde la memoria de la emigracin. La memoria de la emigracin no lo es slode quienes iniciaron esa experiencia en primera persona, sino de sus hijos y

    nietos y tambin de los seres queridos que quedaron aqu teniendo presentesiempre esa geografa de las ausencias que conforman los emigrantes.Como ha reiterado el Profesor Julio Arstegui, el siglo XX es el siglo de

    la memoria, pero el inters por la memoria ha continuado con el nuevo siglo.La incidencia en la recuperacin de la memoria de los hechos traumticos haimpulsado el inters por la recuperacin de la memoria de otros hechos, deotras realidades; lo que conecta con tendencias de ms larga vigencia, comoes la inclinacin a dejar constancia de la propia experiencia en memorias,historias de vida, autobiografas, etc.

    El relanzamiento del asociacionismo, del inters por la vinculacin con laemigracin, la vigencia de las llamadas identidades transnacionales, as comoel desarrollo de la vinculacin familiar, cultural, institucional, potenciadotodo por las nuevas comunicaciones, ha puesto a las sociedades de partida y

    1 Como expresaba recientemente la Secretaria de Estado de Inmigracin y Emigra-cin de Espaa, Consuelo Rum, al afirmar que Saber que la historia de la emigracin esparte indisociable de la historia de Espaa debe ser una leccin obligatoria para la ciudada-na de un pas cuyo progreso se ha forjado en buena medida gracias al esfuerzo de quienesayudaron a construirlo desde al distancia. Galicia en el Mundo, 13-19 de julio de 2009,p. 16.

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    a sus agentes polticos y sociales, y a los propios emigrantes y descendientes

    ante el hecho migratorio y la recuperacin de la memoria de la emigracin.Los relatos integrados en el I Premio Memoria de la EmigracinCastellana y Leonesa son una pequea contribucin a dicha memoria, por elimpulso a la memoria que supuso su propia elaboracin, individual muchasveces, familiar en no pocas ocasiones. Y porque dichos relatos pasan a inte-grarse en ese mbito de memoria que es el Archivo-Museo de la emigracincastellana y leonesa, ya en marcha.

    MEMORIA DE LA EMIGRACIN

    Como dice en uno de estos relatos la profesora Mara Luz Gonzlez,residente en Mar del Plata y nacida en Zamora, aunque la historiografa hayadado respuesta satisfactoria a la pregunta sobre las causas de la emigraciny actualmente se conozcan los motivos por los cuales millones de europeosabandonaron su continente, siempre resulta interesante la versin que lospropios emigrantes ofrecen de las razones que los decidieron a dar un pasotan decisivo en sus vidas2. En la valoracin de estas narraciones debemostener en cuenta que la representacin del pasado no se limita al recuerdo dehechos que hemos vivido, sino que incluye acontecimientos contados, sucesosque merecen ser reconocidos y que permanecen intactos en la memoria deun grupo. Los actores sociales seleccionamos del pasado algunos aspectos,haciendo recortes del mismo que se conforman, muchas veces, de acuerdo conlas necesidades del presente. As, los actos de recuerdo individuales sobre unpasado que se considera colectivo son, al mismo tiempo, actos para construiridentidades mediante los cuales nos incluimos en un grupo de pertenencia. Asentendida, la memoria personal no es una construccin totalmente individual,sino un tejido de memorias: nuestro pasado se construye tambin de recuerdosajenos, de lo que otros nos han contado, de experiencias por las que no hemospasado personalmente Los recuerdos que los inmigrantes aportan, permiten

    establecer una aproximacin a la visin que tuvieron de s mismos, del medioreceptor, de su interaccin con el mismo, as como de la perspectiva con laque, desde el presente, construyen esa historia.

    La memoria, por tanto, puede ser un elemento de la historia que todacomunidad humana debe conocer sobre s misma, lo ms cerca de la verdadposible. La mejor forma de reconocernos y valorarnos como colectividad esconocer los avatares reales de nuestra propia historia. Con frecuencia, en lahistoria de muchas comunidades (estados, regiones, provincias), la historia

    2 Mujer e inmigracin a mediados del siglo XX.

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    cuya investigacin se ha apoyado y se ha publicado est plagada de lagunas:

    algunas explicables y aun inevitables, pero no pocas responden a un conscien-te desinters por conocer y trasmitir aspectos determinados de esa historia.En cierta medida es lo que ha ocurrido con la emigracin en estas tierrasde Castilla y Len, aunque, como se ha dicho repetidamente, la emigracinconstituye un elemento central de la historia de esta regin durante el ltimotercio del siglo XIX y buena parte del siglo XX. Se consideraba era un meroindicador de nuestras vergenzas, de nuestro retraso real y comparativo enuna etapa que no por larga se pretenda ignorar en menor medida.

    Como ya expusimos detenidamente en la introduccin al primer volumenque recoge los relatos del Premio Memoria de la Emigracin Zamorana, la

    memoria no es la historia, pero puede contribuir al mejor conocimiento de sta.Existe en estas tierras una todava escasa memoria social, incluso acadmica,visible, de la emigracin, pero una omnipresente memoria personal y familiarde la misma. Por ello, estos relatos que articulan esta memoria familiar y perso-nal de la experiencia migratoria, constituyen un elemento relevante.

    La emigracin conlleva separacin y vinculacin. Quien emigra, tambinquien acomete esta empresa como definitiva, lleva consigo una identidad,unas vivencias, una cultura, una vinculacin familiar y social que la emigra-cin, en especial la definitiva, modifica, pero no erradica. Esa vinculacin,lastrada, dificultada y difuminada por los avatares del cruento siglo XX, se hamantenido durante dcadas fundamentalmente a travs de las cartas y contac-tos familiares, recreados desde aqu y desde all, y en menor medida por losinstitucionales de asociaciones de emigrantes que durante tanto tiempo tuvie-ron escaso eco en las instituciones de los lugares de partida. Pero se mantuvola vinculacin y se recre en las vivencias que los emigrantes trasmitieron asus hijos y nietos. De todo ello dan cuenta y corroboran los relatos que ahoraprologamos con la intencin de contribuir a dar a esa vinculacin la dimen-sin que realmente tiene. Ponen de manifiesto que esta regin de Castilla yLen, en sentido humano y cultural, no se limita al mbito territorial de la

    actual demarcacin castellano-leonesa. El imaginario y la actuacin de susemigrantes han expandido ampliamente esas realidades. Y eso es una realidady un potencial. La insercin y presencia efectiva en un mundo globalizado,inevitable hoy, depende de la fuerza de nuestra realidad cultural en sentidoamplio, pero tambin de la dimensin de la colectividad humana que la generay la difunde.

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    REDES FAMILIARES, VINCULACIN, DESARRAIGO E IDENTIDAD

    EN CONSTRUCCINLos relatos reflejan el papel central que juega la familia en la experiencia

    migratoria: La familia en Argentina escribe Mara Luz Gonzlez constitu-y una referencia y gua imprescindible, el apoyo y el respaldo afectivo nece-sarios para compensar el abandono de sus familias y su patria. La familia noslo proporciona en muchos casos esa previa vinculacin que facilita el viajey la insercin sino que est siempre presente en el sentimiento de desarraigoo el paliativo del mismo que siente el emigrante.

    Los sentimientos y percepciones en los que se mezclan vinculacin,

    desarraigo, identidad en evolucin atraviesan el conjunto de los relatos pre-sentados en la convocatoria de este premio. Valgan como ejemplo las palabrasde Manuel de Celis, durante 25 aos Presidente del Centro Salamanca deBuenos Aires: A pesar de la nostalgia, del dolor del desarraigo, la angustiapor aquellos que quedaron tan lejos, supieron (los emigrantes espaoles enArgentina) sobreponerse y unir en sus corazones los colores celeste y blanco,rojo y amarillo, formando aqu sus hogares, ejemplos de amor y gratitud.

    La pertenencia a una tierra deja muchos lazos originarios y construidos.Como dice en su relato Santiago lvarez Marn, que emigra a Cuba con ape-nas 6 aos, Quizs los que no hayan tenido que vivir muchos aos alejadosde la tierra que los vio nacer, no sepan la inmensa alegra que representa parauna persona, despus de tanto tiempo, volver al terruo, ver hechos realidadtantos sueos, de nio, de joven, de adulto, de persona mayor o de la terceraedad a nadie se le debe privar del derecho de vivir en su tierra y junto alos suyos. La condicin de emigrante, a pesar de la integracin, se mantienepresente. Dice Jess ngel Miguel Garca: Sin embargo, a pesar de ese calorhumano internacional con el que me rode durante doce aos en el norte deInglaterra, siempre me supe diferente, forastero y extranjero Diferente esel emigrante que siempre se ve a s mismo y se le ve de esa manera, diferen-

    te y termina su relato: S que morir emigrante.La condicin de emigrante conlleva siempre un grado diverso de desarrai-go que se manifiesta de diversas formas. Una se refleja en los testimonios delos espectadores cotidianos del mismo, en especial los hijos de los emigrantes.Como refleja con precisin Serafn Garca Can al incidir en los esfuerzosde sus padres para integrarse en su nueva patria, la dursima experiencia dela muerte de su madre, no llegando al entierro, les marca: a partir de all, mimadre cambi; su carcter siempre alegre, decay, esa sensacin de estadodepresivo y permanente dolor la iba consumiendo. En esos momentos sehace brutal el sentimiento de separacin de lo propio como algo inmerecido.

    Desarraigo que supone un sentimiento que avivan recuerdos, encuentros,

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    circunstancias. Escribe el mencionado Serafn Garca respecto a sus padres:

    Not en ellos ese dejo de tristeza que se les presentaba en determinadasfechas, ante algn inconveniente de algn familiar o amigos all en el pueblo,esa morria, como dicen los gallegos. Por eso ese dolor, ese gran dolor queguardaban en el fondo de su alma, nunca nadie se lo pudo sacar, claro, comono les iba a sacar eso, all dejaron todo, familia, casa, recuerdo sus cosas.Por ello, el encuentro con los paisanos, la recreacin de sus costumbres, comose apunta en el relato de Serafn Garca Can, para los de ms edad era unvolver a vivir, sin lugar a dudas.

    Hay muchas manifestaciones del dolor del desarraigo. Incluso, la dis-tancia supone en ocasiones la separacin definitiva de padres e hijos. La

    distancia, las dificultades de comunicacin, fomentan la separacin y por ellola sensacin de desarraigo.

    La separacin, el desarraigo, tienen una incidencia visible en los senti-mientos de pertenencia, de identidad. Frente a sta la actitud del inmigrantees compleja tal como se refleja en estos relatos. El inmigrante construye sunuevo yo entre la cultura de origen y la cultura de llegada. Se genera as entrelos inmigrantes y sus descendientes una identidad mestiza, pues la identidadno se pierde, se transforma. Tiene razn la Profesora Mara Luz Gonzlezcuando afirma: La construccin de la identidad es cultural y se produce atravs de un proceso de permanente transformacin El inmigrante debe, aun mismo tiempo, asumir la prdida y asimilar las nuevas pautas culturales,situacin por dems difcil. En definitiva, su identidad ser resultado del di-logo entre los cdigos culturales propios y los del medio receptor. Porque,como apunta esta misma autora, emigrante ella e historiadora, la mayorade quienes tenan varios aos de residencia, trataban de hacer lo posible paralograr la integracin en el medio local. Al mismo tiempo, mantenan fuertesvnculos con los familiares que haban permanecido en Espaa. Por ello laexperiencia de la emigracin no deja de ser traumtica. Como dice esta autoracitando a su ta Gloria Mezquita: No era fcil adaptarse a las nuevas formas

    de hacer las cosas, aprender los nombres diferentes y aceptar las costumbreslocales.Desarraigo, intento de integracin y mantenimiento de la identidad pri-

    migenia que se va trasformando poco a poco: La pertenencia y el desarraigoforman parte de una relacin dialctica en la definicin de su identidad,escribe Mara Luz Gonzlez: A favor de la asimilacin del inmigrante obrandistintos factores como la incorporacin a circuitos econmicos, el involucrar-se en la problemtica del pas que los recibe y la incidencia de una institucinhomogeneizadora, como es la participacin en bailes y reuniones sociales enasociaciones relacionadas con las regiones espaolas. Las personas quese van de sus lugares de origen, an las que no tienen familia o conocidos

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    siempre dejan algo detrs que aorarn en diferente medida aunque crean que

    pueden suplirlo con otras cosas.La memoria que construye el inmigrante incide en la identidad de susdescendientes. Como bien dice Mariana Rivera en su relato referido a susantecesores zamoranos, La memoria es un soporte de nuestra identidad quesirve para organizar el pasado y relacionarlo con el presente y el futuro3.Crecimos bebiendo la nostalgia europea de nuestros padres, oyendo de latierra lejana, de sus mitos y cuentos, viendo casi sus montaas y sus mares4.En los relatos de hijos y nietos de emigrantes, se refleja una memoria portransmisin. Los emigrantes conforman una memoria en sus descendientesque stos van moldeando con sus relatos y rehacen confirmando al encentrase

    con la realidad que de diversas formas le han trasmitido. En la familia, y enespecial en los encuentros entre paisanos, se va conformando esa memoria.Escribe Mercedes Isabel Urdiales comentando esos encuentros: As todoslos descendientes escuchbamos todos los fines de semana por horas contarancdotas de los pueblos de Len y de Espaa, crecamos teniendo la sensa-cin de ver las montaas, los valles y conocer a todos los tos y tas. Era tantala nostalgia que ese da tenamos un submundo aparte de nuestra realidad,haba momentos de alegra pero varios de tristeza y lgrimas por los lejanos.Memoria extraa pero siempre presente. Dice la misma autora: Para m erarara esa sensacin de sentir la sangre de familia de alguien que una nunca vio.En el momento de tenerlo al lado sentir esa transmisin de los emigrantes a sufamilia argentina. Sentir viva la relacin, las historias. Un sentimiento de queslo es una distancia fsica lo que nos aleja. Dice en su relato la periodistaMariana Rivera, descendiente de emigrantes zamoranos, que la informacinque aporta surge de la memoria de sus descendientes, mostrando el profundosentimiento que ellos dejaron a las generaciones siguientes (nosotros, sus des-cendientes) sobre el terruo que los vio nacer y crecer, que un da los despidi,y que ellos nunca pudieron olvidar ni volver a ver5.

    3 Historia de mis races: Mariano Snchez y Eleuterio Gonzlez: alfareros de lavida.

    4 Recogido en el relato de Mercedes Isabel Urdiales Alez: En recuerdo de mi padre,Don Luis Urdiales Dez.

    5 Historia de mis races: Mariano Snchez y Eleuterio Gonzlez, alfareros de lavida.

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    EXPERIENCIA MIGRATORIA Y RELATOS DE MEMORIA

    El conjunto de la experiencia migratoria est bien reflejada en los relatospremiados con cuya referencia acabamos esta somera introduccin. En ellosse manifiestan los elementos claves de la experiencia migratoria: los factoresfundamentales que dar lugar a la misma (entre los que estn de forma omni-presente las fuertes redes familiares y de vecindad), el desarraigo derivado deuna emigracin que generalmente es voluntaria pero empujada por las difi-cultades econmicas, las explicables ansias de buscar mejores perspectivaspara ellos y sus familiares o lo injusto del sistema de contribucin a la defensamilitar del Estado (problema grave en Espaa hasta bien entrada la dcada de

    los veinte del pasado siglo), la vinculacin al lugar de origen, a su familia, eldesarraigo, la aoranza, la evolucin en la identidad, a veces polidrica.

    En el relato de Clara Huarte Pascual, nieta de la emigrante abulense enCuba Wenceslao Gil Gonzlez, que obtuvo una mencin especial del jurado,se constata que sus abuelos Nunca dejaron de sentirse castellanos, cada unocon el amor hacia su pueblo en particular y el amor intenso a la patria grandeEspaa. En sus conversaciones con nosotros, contaban cmo en cada tertuliade las noches frescas y con el rumor del mar, en la sala de su casa, hablabande sus prados, de los intenssimos inviernos, de la matanza para asegurar losalimentos del ao, de los padres y hermanos que quedaron esperando el regre-so. La emigracin sirvi para hacer crecer las Amricas, como le llamaban, yayudar al progreso de la Pennsula, pero no podemos negar que la mayora delos emigrantes salan de su tierra con la esperanza de venir para regresar a supas y vivieron y murieron aferrados a la Aoranza del Regreso.

    La emigracin de estas tierras de Castilla y Len es fundamentalmenteeconmica, pero no faltan las causas polticas, el exilio. El exilio da lugara una memoria traumtica, pues el emigrante piensa que no puede volvermientras no cambien las circunstancias. Es una emigracin forzada, en estecaso por el sistema poltico del que se huye o te expulsa. El relato de Santiago

    lvarez Marn, hijo de un capitn miliciano del Quinto Regimiento de MiliciasPopulares, es un testimonio ms de la perversin de la Guerra Civil espaola.Adems, refleja ntidamente la nostalgia, recreada da a da, de la tierra y lafamilia que se dejo atrs, an siendo muy joven, y su incidencia en la siemprepeculiar relacin que se establece con la nueva sociedad que lo recibe y en laque se inserta: Han pasado muchos aos, 58, desde que llegamos a Cuba, ypor qu no decirlo, le hemos cogido cario a esta tierra que nos vio pasar denios a jvenes, a adultos luego y a viejos despus, pero en mi caso particular,nada ha podido llenar el hoyo inmenso que ha representado el no vivir en ellugar en que nac. En Cuba, por qu negarlo, he tenido y tengo grandes ami-gos, a muchos los quiero como a verdaderos hermanos, pero cuando pienso en

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    Espaa, cuando veo un mapa de all, cuando escucho cualquier msica de la

    pennsula, siento como si un inmenso imn me atrajera con toda su fuerza. Alas personas que no sepan qu es para un nio la emigracin, quiero decirlesqu sent, qu represent para m, poder ir a la tierra que me vio nacer despusde ms de 50 aos de ausencia. En primer lugar tanto haba soado con eseviaje, que nunca lo cre posible, miles y miles de veces haba soado con misprimos, con mis tos, con la finca y la casita de la abuela en Lago, que cuandomont en el avin para el viaje, a pesar de no haber dormido nada la nocheanterior, por el nerviosismo y la emocin, durante las ms de 9 horas de vuelono pude pegar los ojos, y registr en un diario, minuto a minuto todo lo quevimos, e hicimos mi madre, mi hermana y yo durante el vuelo.

    A las circunstancias y consecuencias de la Guerra Civil espaola serefiere tambin el relato de Caboalles a Santa Fe, de M. del Alba lvarezBuelta, que refleja perfectamente la incidencia que la guerra civil tuvo en elcambio drstico que sufri la vida de muchas personas, que encontraron en elexilio la nica forma de mantenerse vivos y juntos, como repite este relato.La expulsin de su tierra determina una visin ms comprensiva del desarrai-go que la emigracin forzada supone. Escribe M del Alba:Pero la vida quees una gran maestra me ense mucho y sobre todo me ense a entender quesi bien el desarraigo es terriblemente triste y doloroso, tambin tiene una fazpositiva y es que me permiti tener otra patria adems de la que me vio nacer,una patria nueva, amplia y generosa que nos recibi con los brazos abiertos ydonde encontramos la paz, trabajo y yo en particular, el amor. Los dos aspec-tos del desarraigo entrelazados constituyen mi vida..

    En el relato Mis vivencias, de Rogelio Carrascal Rodrguez, zamoranode Mayalde donde nace en plena Segunda Repblica espaola, se describe condescarnada naturalidad la dura realidad de tantas familias de la Zamora y laCastilla de entonces que le empujan a una emigracin en la que la dureza dela vida de trabajo y los sinsabores de las prdidas de familiares se mantienen,pero paliados por el afecto que su comportamiento fomenta en quienes lo

    conocen tanto en Casbas (Argentina) donde se asienta como en la Zamora ala que regresa de visita.El relato Desde Len, cuatro generaciones de emigrantes, trasmite en

    toda su complejidad y crudeza los conflictos de identidad que muchas vecesderivan de legislaciones y deslegitimaciones del otro. Un aspecto a desta-car es, como dice la misma autora, la inclinacin que lleva el sentimiento dedesarraigo a incidir en el mismo abordando la historia del propio autor y deotros emigrantes: Otra cosa a la que me llev mi dolor por el desarraigo, fuea escribir. Escriba mis angustias o las que vea en las personas que estabana m alrededor. Cont sus historias de emigrantes, escuchadas en las conver-

    saciones de sobremesas, y sobre todo la historia de mis padres, para que no

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    se pierda la memoria en mis descendientes. Para que sepan llevar con orgullo

    sus apellidos. Yo no pude volverla a ver (a la abuela). Nunca pude decirleabuela, ni escuchar algn cuento por la noche, ni escuchar sus historias delcortijo, ni cmo tembl por dentro cuando se encontr con los ojos azules delabuelo. Nunca pude ir a su casa al salir del colegio como lo hacan aqu misamigas. Quedamos en esta tierra lejana, en este Coronel Dorrego (Argentina)de la llanura, enraizados con amores, hijos y nietos que la vida me fue dandocomo pago de todo lo que me quit. Por las calles vi a otras personas que eranemigrantes, como yo lo era en Argentina, vi el dolor reflejado en sus ojos, eldesarraigo dentro de su alma, ellos estaban donde yo deb estar!, y yo estabaslo de paso en mi propia tierra donde estaban ellos. Qu cosas extraas

    nos hace hacer la vida!, o tal vez sern los hombres que con sus polticascorruptas y su afn de poder desmedido, no tienen en cuenta el sufrimiento delas personas de su pas, que deben dejarlo para poder vivir dignamente. Mepregunt tambin de dnde soy? En Argentina me consideraron extranjerasiempre, en las calles de mi patria tambin me trataban como extranjera por elacento adquirido. Mi corazn bombeando al ritmo de pasodobles y jotas me lorespondi: SOY ESPAOLA, siempre lo ser y siempre estar dividida entreestas dos patrias, la de mi nacimiento y mis ancestros y la de mis hijos y misnietos, la que vivo y en la que esperar la muerte.

    Elisabeth Garca Bermejo es autora del relato De un pueblo de Zamoraa la ciudad de las luces en el que refleja pormenorizadamente la lucha por lasupervivencia de una familia zamorana de Belver de los Montes. Esa aspira-cin a una vida mejor para l y su familia lleva a Salvador Garca a emigrardentro de Espaa, a Suiza y finalmente a Francia, siempre buscando una vidacon perspectivas para su familia que finalmente consigue en Pars, dondese radica, pero inculcando a sus hijos la vinculacin con la tierra de la quesalieron. Como se haca constar en el fallo del jurado, Refleja con una meti-culosidad digna del premio los avatares de la emigracin al centro de Europa,Francia-Suiza (y) describe el trnsito de la Espaa agraria, a la industrial.

    En no pocos relatos se repite, en formas distintas, la misma idea: Nisoy de aqu ni soy de all. Tambin ocurre, como relata Antonio Casado,emigrante soriano en Barcelona, con la emigracin interior. En el lugar dellegada los denominan castellanos y catalanes en su pueblo. Es interesanteuna apreciacin de Antonio, al afirmar que las posibles reticencias de loscatalanes ante la inmigracin procedente del resto del Estado, se diluye frentea la inmigracin de extranjeros. Es un buen anlisis de las causas y avataresde esta emigracin interior.

    En el relato acreedor del primer premio, se resumen perfectamentevarias de las circunstancias que provocan la emigracin de muchos: laspenurias de la posguerra espaola, acrecentadas para los perseguidos por el

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    rgimen franquista. Circunstancias que no borran el sentimiento de pertenen-

    cia a la tierra y el pas donde se nace. Alfonso Delgado es autor de este relatoreferido a su madre, Mara Luisa Delgado de Luelmo, sobrina del zamoranoCndido de Luelmo Elvira, fusilado en Daimiel el 17 de agosto de 1940, ycuyo emotivo testamento se recoge en el texto. Alfonso Delgado remarca lavinculacin de su madre con sus orgenes: Estoy aqu, en este pas, porque elRgimen que gobernaba el mo me oblig a venir, pero fui, soy y ser siempreEspaola, nacida en Muga de Sayago, Zamora, y nunca renunci ni renunciarea mi Patria, a mi raza, a mi Religin ni a mi bandera6.

    En la convocatoria de los Premios Memoria de la Emigracin Castellanay Leonesa, nos gui el inters por recabar todos los testimonios posibles de

    los emigrantes de estas tierras castellanas y leonesas, tanto los que salieron desu pas como los que lo hicieron dentro del Estado espaol. En esta convoca-toria predominan los procedentes de emigrantes a Amrica y descendientes,pero est reflejada la experiencia tambin en otros destinos. La abundancia derelatos nos ha obligado a editar los mismos en varios volmenes, que ahorapresentamos, reiterando nuestro agradecimiento a los autores, al Jurado quevalor los mismos integrado por Mar Domnguez, Begoa Galache, CarlosPedrero y Jos Monteagudo, a las asociaciones de los emigrantes castellanosy leoneses sin cuyo apoyo no hubiera tenido esta convocatoria el xito departicipacin que ha tenido y a los muchos que han alentado esta empresa derecuperacin de la memoria de la emigracin.

    6 Relato sobre la historia de su madre, M. Luisa Delgado de Luelmo, de IldefonsoDelgado, La vida en su tierra, 1. y 2. parte.

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    LavidaensuTierra

    Tengo en mis manos el libro de la vida de mi madre, lo he ledo tantasveces! y, sin embargo, siempre vuelvo a leer y releer sus pginas, como tratando

    de encontrar en l algo, que involuntariamente hubiera saltado sin darme cuenta.Lo hojeo de adelante hacia atrs y de atrs hacia adelante y siempre, me detengaen la pgina que me detenga, me atrapa el contenido que ella encierra. Claro!,dems est decir que hay muchas, por no decir la mayora, en las que el episodioque all narra, me hace siempre rodar alguna lgrima por las mejillas, pero tam-bin contiene de las otras, de las que a uno lo hace, por lo menos, sonrer. Hayuna parte en este libro, all por la dcada del cincuenta del pasado siglo, dondeyo entro en escena y no s todava si mi llegada mejor o empeor la situacinde mi progenitora en aquel instante de su vida.

    En estos momentos tengo abierta ante m la primera hoja de ese volumi-noso libro y en ella leo:

    Acta de Nacimiento N 138-Folio 88. Naci una nia llamada Mara LuisaDelgado de Luelmo el 13 Abril de 1926.

    En Muga de Sayago a 14 de Abril de mil novecientos veinticinco ante DonAgustn Marino Ramos Juez Municipal y Don Modesto Fernndez Silva, Secretario,compareci Don Gregorio Delgado Domnguez, mayor de edad, casado, jornalero,natural Zamora, provincia de dem y vecino de este pueblo, de 29 aos de edad,domiciliado en la calle Mayor N 23, segn cdula personal corriente que tuve pre-sente con el objeto de que se inscriba en el Registro Civil una nia y al efecto comopadre del mismo declar que dicha nia naci en casa del declarante el da de ayer

    a las veinticuatro horas. Que es hija legtima del declarante y de su mujer Hortensia

    La vida en su Tierra

    Ildefonso Delgado de Luelmo

    PRIMER PREMIO

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    de Luelmo natural de Moraleja provincia de Zamora de 27 aos de edad dedicada alas ocupaciones de su sexo y domiciliada en la de su marido. Que es nieta por lneapaterna de Don Antonio Delgado y Bruna Domnguez el primero natural Corrales yla segunda natural de Sejas de Aliste, por lnea materna de Don Esteban de Luelmo yDoa Mara Luisa Elvira Domnguez natural de Moraleja y que a expresada nia sele puso por nombre Mara Luisa.

    Todo lo cual presenciaron los testigos Don Santos Pascual y Don Esteban Fon-tanilla mayores de edad y vecinos de este pueblo.

    Leda ntegramente esta acta e invitadas las personas que deben suscribirla a quela leyeran por si mismos si aun lo crean conveniente se estamp en ella el sello delJuzgado Municipal la firma del Seor Juez declarante y los testigos y de todo ello yocomo secretario certifico.

    Agustn Marino Gregorio DelgadoSantos PascualEsteban Fontanilla Modesto F Silva

    A partir de ese momento, comienzami madre a transitar los sinuosos cami-nos de este mundo. A poco de nacer,sus padres se trasladan desde Mugade Sayago hasta Almeida1, a vivir en

    casa de sus abuelos paternos, AntonioDelgado Parriego y Bruna Domnguezde Cavo, quienes tenan una tahona enese pueblo.

    No recuerda cunto tiempo estu-vieron all, pero sabe que de Almeidase trasladan nuevamente, y esta vez aBermillo de Sayago, donde el abuelomaterno, Esteban de Luelmo Gonzlezy su abuela Mara Luisa ElviraDomnguez, vivan. All su abuelo ejer-ca el cargo de Jefe de 2 clase en la cr-cel y su padre iba a ingresar a la mismacomo celador.

    Fue en Bermillo de Sayago dondela pequea Mara Luisa dio sus prime-ros pasos, rodeada del cario y afecto

    1 Localidades del S.O. zamorano (N.E.)

    Esteban Luelmo, abuelo del M. Luisa, en laprisin de Daimiel. A esta ventana de la celdaalude Cndido Luelmo.

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    de sus seres queridos y tambin

    por qu no decirlo, de algunospresos que cumplan su con-dena, pero que, por habrselesobservado buena conducta, seles permita permanecer fuerade los lmites carcelarios, des-empeando tareas de repara-cin y limpieza en los lugarespor donde la pequea Luisitatransitaba a diario.

    Todo transcurra de mane-ra normal, hasta que un da,mientras correteaba por los patios que separaban la vivienda familiar de lacrcel, comenz a escuchar ruidos, golpes, gritos y atin a ocultarse detrs deuna enorme vasija ubicada en un rincn, cuyo interior contena agua.

    Desde ese lugar, acurrucada y con los ojos muy cerrados, escuchaba quedecan: una fugade quinquilleros! una fuga de quinquilleros!2.

    No saba que significaba esa palabra que an recuerda, pero presentaque algo malo estaba ocurriendo y permaneci oculta en ese rincn con suspequeas manos apretadas y su respiracin entrecortada, mientras en lasinmediaciones, todos corran y se entrecruzaban voces que provenan dediferentes direcciones. En el lugar, ya estaba su abuela, su padre, su madre yotras personas que atendan al abuelo Esteban, a quien haban envuelto en unafrazada cuando entraba al pabelln de los presos y posteriormente haba sidogolpeado por quienes lograron fugarse.

    Cuando la intensidad de los nimos se fue calmando, se percataron quela nia haba desaparecido y nuevamente comienzan los gritos de llamada yel ajetreo general, lo que hace que Mara Luisa permanezca escondida en elmismo lugar sin asomar siquiera la punta de la nariz. Este acontecimiento fue

    el promotor de un nuevo traslado familiar y esta vez, junto a sus padres y a susabuelos maternos, llega a Daimiel, Ciudad Real, La Mancha. Ya tena cuatroaos de edad, haba dado inicio la dcada del 30 y concurra al Colegio de LaDivina Pastora en la calle de La Estacin.

    Si en la actualidad le pregunto quin era la Divina Pastora, me respondecon los ojos chispeantes y fijos, como si estuviera viendo lo que dice y mecuenta su historia y describe el lugar: El altar est en un sitio donde hay

    2 Los quinquilleros eran vendedores ambulantes de quincallera, teniendo en aquellosaos mala fama debido a pequeos hurtos (N.E.).

    Luisa con Esteban y Hortensia, abuelosde la protagonista del relato.

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    como una gruta inmensa y all

    est La Divina Pastora, con unnio en brazos, tiene un sombrerogrande y un bastn en su mano,esta sentada debajo de un rbolcon todas las ovejas alrededor.Se llega hasta el lugar por la callede La Estacin; de San Pedrohacia arriba. Cuando termina decontarme, se le nubla la vista y lecambian las facciones de su rostro

    y yo me pregunto: seguir estan-do all La Divina Pastora? yla recordar mi madre tal cual lavio, despus de setenta y tantoslargos aos?

    Pero estamos, deca, en lapgina donde mi madre comienzaa ir al colegio y a quienes concu-rran a esa edad se les llamaba pr-vulos, la etapa escolar inmediata-mente anterior a la obligatoria.Junto a Manolo Astilleros Aldeay su hermana Josefina, eran los

    tres ms pequeos del aula y cuando a las mayores las hacan sentar en ruedopara ejercitarse en la lectura, los tres pequeines aprovechaban esta situacinpara sacar de los libros que quedaban en los bancos, las magiquitas(sic)3y

    jugar a vestirlas con diferentes trajes de variados colores, hasta que eran des-cubiertos por alguna de las monjas y al preguntarles: qu estis haciendo?Respondan: Nara geno, narageno.

    Su vida en Daimiel transcurre de manera normal, como corresponda auna nia de esa edad y en esa poca, siempre mimada y complacida por suspadres y abuelos y por sus tos, Catalina y Cndido, hermano de su madre.

    Oye madre! Y este perro que est contigo en la fotografa era tuyo? Pues no era un perro, mi nia, era una perra y se llamaba Santoa. Santoa?Vaya, qu nombre! Dile a tu abuela que te cuente su historia.

    3 Quiz por mariquitas, muecos recortables (N.E.)

    Carnet de funcionario de prisiones de Estebande Luelmo, abuelo de la autora.

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    Estbamos en el penal de Salamanca prximos a mudarnos al penal deSantoa. Poco antes de partir, mientras preparbamos nuestra mudanza, reci-bimos una encomienda y una carta que provenan del lugar de destino, en laencomienda vena una jaula y en su interior una pequea perrita; en la carta,con impecable caligrafa, escrito lo que a continuacin te he de contar:

    Santoa me llamo,nac en el Penal,

    voy a Salamancaciudad cultural.Dichosa me consideroy del presidio sal,clemencia pido seorespor los que quedan all.Una Hortensia voy a ver,flor que un jardinero guay yo espero que sea ella,

    la protectora ma.

    Transcripcin literal: En esta bentana pase dos noches las del 19 y20 octubre de 1939 y como sonaba la campana del reloj cuanto me acordede ti. lo bueno que fuistes para todos.

    Padre pronto estar contigo en el cielo, Prision. Daimiel Celda n 33 Julio de 1940.

    C de Luelmo

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    Ya el abuelo Esteban se haba retirado de la Prisin y ahora tenan una

    casa grande en las afueras de Daimiel, donde criaban gallinas, patos, pavosy conejos. Mara Luisa acompaaba hasta la Iglesia de Santa Mara a suabuelo, a escuchar misa y sala con l, casi todos los das, a caminar por losalrededores, disfrutando del aroma a flores que flotaba en el aire, del canto delos pjaros, de sus vivos colores y del perlado roco que mojaba sus piernascuando cruzaba el prado cubierto de amapolas silvestres.

    Oiga, Don Esteban. No quiere comprarnos Ud. estos grillos?Y Cunto cuestan?, rapazuelos!Slo unos centavos, los que Ud. quiera.Y as, con la ayuda de su abuelo, introduca los grillos en las pequeas y

    cilndricas jaulas con rejas de madera, que luego colgaban en el dintel de laventana, sobre los maceteros de geranios y malvas, para que invadan con suagudo sonido, las soleadas tardes de primavera.

    Con sus amigas Angelita y Rosita Snchez de la Flor, comparta largashoras de juego en su niez, formando corro y cantando:

    En mi casa hay un patio muy particular4,que se llueve y se moja, como los dems.Agachat y vulvete a agachar,Las nias bonitas se vuelven a agachar.

    O formando una ronda tomadas de la mano, dando vueltas y vueltasmientras sus dulces voces expresaban:

    Donde estn las llaves?, matarilerilerile.En el fondo del mar, matarilerilern.Quin va a bajar a buscarlas?, matarilerilerile.Bajar Mara Luisa, matarilerilern.Con quin la har Ud. casar?, matarilerilerile

    Se casar con el prncipe, matarilerilern. Pon, pon!!

    As, entre el juego de Los oficialitos nuevos, las Cuartetas, Elavin, La media naranja o el juego del Trompo, fueron transcurriendolos das ms felices de su vida.

    Ya haba dejado atrs la etapa de hacer palotes en la pizarra y ahoratransitaba por otra, la de la escritura y la lectura, siempre en el Colegio de La

    4 La letra tradicional es: El patio de mi casa es particular, cuando llueve se moja comolos dems, agchate (N.E.)

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    Divina Pastora, pero fue justo

    en ese momento de nmeros yletras, de cuentas y oraciones,cuando su abuelo Esteban, alsalir del rosario, sufre un ataqueal corazn.

    Es trasladado en una tartanahasta su casa donde a los pocosdas deja de existir, dejndo-la, sin entender porque tenanque pasar estas cosas, que nunca

    haba imaginado que podanocurrir.

    Fue un entierro de 1 Clase,con tres curas y tres monaguillosy los ancianos del Asilo acom-pandolos hasta las afueras dela ciudad llevando velas; sobreel cajn de su difunto abuelo,haban colocado la gorra y elsable que form parte de su uni-forme como Jefe de Prisiones.

    Poco tiempo despus, losrumores que alcanzaba a escu-char de los mayores no eran paranada de buenos augurios y lo queen ellos se deca se hace realidaden Julio de 1936, cuando contabacon solo diez aos de edad. Dacomienzo la Guerra Civil.

    El colegio al que concurralo cierran y las monjas se van.No obstante concurre a otro, quees de Doa Felicidad Baeza, perotambin lo cierran poco tiempodespus, por lo que su madrela lleva a uno, que recuerda ledecan La Academia, cuyo Director era Don Jos Barrios y su maestra PaulaCasares, a quien muy poco vea debido a que haba perdido a un hermano enla guerra y estaba pasando por un mal momento.

    Hortensia y Gregorio, padres de la protagonista.

    En el penal de Santoa.

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    Mientras tanto, a su padre lo han cargado en un camin y se lo han lle-vado, no sabe donde; segn pudo escuchar a su madre comentar en voz bajacon su abuela, iba al frente de batalla.

    Ahora no asiste ms a la escuela, han colocado en lo alto de una torre unasirena y les han dicho que si suena, debern correr hasta el refugio y aguardarall, hasta que escuchen otra, que anunciar que el peligro ha concluido.

    Ya nada es igual, no se habla de otra cosa que no sea de la guerra y todoel mundo anda mal, se ha borrado la sonrisa de los rostros y para colmo demales, la sirena suena cada tanto y a correr, todo el mundo a correr!

    Suena la sirena, madre. Vamos al refugio con la nia!Ve t, hija ma, y no sueltes por nada del mundo a la pequea, yo no

    tengo fuerzas para llegar, me quedare rezndole al Seor.Qu enorme angustia, por un lado el terror por la sirena que anuncia un

    probable bombardeo de los aviones, (cosa que nunca ocurri) y por otro, tenerque dejar a su abuela sola, sin poder hacer nada por ella.

    Los das son interminables, las horas pasan lentas, qu lejos parecen esosdas en que iba con sus amigas a la cuadra de las mulas, sabiendo que en lospajares haba gatos pequeos, a cazarlos, poniendo una lata de sardinas vacaen el interior de una bolsa que mantenan con la boca abierta hasta que logra-

    ban su cometido.

    M. Luisa, pequea M. Luisa y su madre.

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    Pero ahora, ha llegado un vecino llamando a voz en cuello:

    Hortensia! Hortensia!Pues qu est pasando Don Manuel?, diga Ud.Es que han llegado noticias, que no son para nada buenas. Debo hablar

    con Ud. a solas.Sali Hortensia con los ojos cubiertos de lgrimas y no hizo falta que

    nadie preguntara nada, ni siquiera la pequea Mara Luisa. Todo lo confirmel riguroso luto que comenz a vestir su madre y la misa que dieron por lamemoria de su padre en la Iglesia de Santa Mara La Mayor.

    No se haban repuesto an de la prdida de su padre, cuando la abuela seenferma y al poco tiempo las deja, partiendo de este mundo.

    Escuchaba decir que su abuela, no pudo soportar tanto dolor y en conse-cuencia haba muerto de pena!

    Sus trenzas negras, que le llegaban hasta la cintura, ya no llevaban moosde colores, su to le haba comprado una cinta de terciopelo negro y con ellase hizo moos para acompaar a su abuela Mara Luisa hasta el cementerio,donde descansara al lado de su abuelo.

    Pero hoy es un da distinto, se ve a la gente muy excitada, todos hablananimados y corren a la plaza. Hacia all va tambin Mara Luisa con su madre,y est todo el pueblo!

    Por qu estamos aqu?Venimos a despedir a tu to Cndido que se va al frente, a pelear contra

    las tropas de Franco.Cuando lo vio en el centro de la Plaza Mayor, entre un grupo de hombres

    formando fila, corri a su lado. Tomndole las manos y llorando le deca:To! To! No te vayas to, no te vayas!, qudate con nosotras!No llores, mi reina! Cuando regrese, te traer los pendientes ms

    hermosos del mundo para ti. Ahora Catalina, la esposa de su to Cndido,tambin ha quedado sola, llorando la partida de su esposo y con el alma car-gadita de pena.

    Cunta pena tambin tiene acumulada Mara Luisa con slo doce aos,qu momentos difciles est pasando y para colmo, hay gente que les niegahasta el saludo, no sabe bien por qu, pero parece que no fueran bien vistasentre algunas personas. Adems, est confundida con esta guerra, quinesson los que pelean? Porque segn algunos cnticos, parece que tambin losnios se estn peleando. Ha escuchado cantar:

    Los chicos del cuarentaprecisan dos vagones,uno para los culeros

    otro pa los biberones.

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    En abril ha cumplido

    ya los trece aos y en abriltambin ha finalizado laguerra5, pero para ella ysu madre comienza algopeor an, las persiguen porconsiderarlas opositoras alrgimen de Franco. A suta Catalina, la han deteni-do y est incomunicada.

    Citan a su madre todos

    los das a la ComandanciaMilitar que tiene sede en elCasino, debe presentarse adeclarar el paradero de su

    hermano Cndido, al que se le acusa de socialista. Son largas e interminableshoras que tiene que permanecer sentada a la espera de que la atiendan.

    Dganos. Dnde se encuentra su hermano, Cndido de Luelmo Elvira? No lo s, seor. No hemos tenido noticias de l, desde que se fue. Pues bien. Deber Ud. regresar maana nuevamente a declarar a la

    misma hora de hoy, a este lugar.

    Pero peor que eso era despertarse a media noche por los golpes que dabanen la puerta y el grito de Requisa!, Requisa!, que las obligaba a levantarsey salir con lo puesto a la calle, hasta que revisaban toda la casa y cuandoregresaban a su interior encontraban todo tirado por el suelo y los colchones

    cortados por las bayonetas, paraver si en ellos ocultaban algo.

    A veces les llevaban lo pocoque tenan para comer y cuando losfalangistas se retiraban, lloraba des-consoladamente junto a su madre.

    En la actualidad, suele des-pertarse por la noche acongojada,con los ojos cargados de lgrimas,porque ha estado soando quellegaban a buscarlas, es algo que

    jams pudo borrar de su mente.En el mes de octubre de 1939,

    su to Cndido es tomado prisionero

    5 La Guerra Civil finaliz el 1 de abril de 1939 (N.E.)

    Colegio S. Jos, donde estudi la protagonista.

    Ttulo de propiedad de una sepultura en Daimiel anombre de Cndido Luelmo, to de la autora.

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    por el rgimen que est ahora en el poder y

    trasladado a Daimiel para ser alojado en laprisin, donde, por esas cosas del destino,su abuelo haba sido jefe y su padre celador.La ajada fotografa que guarda celosamente,muestra a su abuelo Esteban en la Prisin deDaimiel, al fondo, se alcanza a ver parte deuna ventana con gruesas rejas y en su parteposterior dice lo siguiente: En esta ventana

    pase dos noches, las del 19 y 20 de Octubrede 1939 y como sonaba la campana del

    reloj, cunto me acorde de ti, lo bueno quefuiste para todos. Padre, pronto estar con-tigo en el cielo. Prisin. Daimiel. Celda N

    3. 3 Julio de 1940 C. de Luelmo.No fue tan pronto como su to Cndido

    imaginaba, iban a pasar diez meses mstodava, para poder encontrarse con supadre, como deca en la foto. Precisamenteel da 17 de Agosto de 1940, segn dice la carta que guarda mi madre y quesu to comenz a escribir un da antes.

    En ella dejo escrito lo siguiente:

    En la Capilla. Daimiel 16 Agosto de 1940Mi testamento:

    Cndido de Luelmo Elvira, de 41 aos casado natural de Zamora y unas horasantes de morir. Testo a fabor de mi esposa, Catalina de Pedro de Pedro, mitadde todo lo que me haya correspondido de mi to Manuel (q.e.p.d.) y de lo que porherencia me corresponda de otras que yo desconozca y la otra mitad a mi hermanaHortensia y si esta falleciere a mi sobrina Luisa Delgado de Luelmo y les pido aestos seres tan queridos mos, que no les guarden rencor a nadie, pues es que yoperdono a todos. Los gastos que los comprueben con facturas y con lo que quede selo repartan como Dios manda. Hortensia, que me entierren con los restos de nuestrosqueridos padres (que estn en el cielo), el entierro lo ms humilde que puedas y memandas que me digan por mi alma en el Cristo rezada y muy temprano y en Luelmootra tambin temprano y rezada. Muero cristianamente y le doy gracias a Dios porhaberme dado tiempo y ponerme bien con el y muero perdonando a todos y que meperdonen a mi.

    Sin ms que hasta el cielo rezar por m. Tu esposo, hermano y to. Daimiel, las3 de la maana del 17 Agosto 1940.

    Cndido de Luelmo Elvira

    (Para entregar a mi hermana y mi mujer)

    Mara Luisa Delgado de Luelmo, 1950.

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    El sacerdote que lo confes y permaneci a su lado hasta el momento deser llevado al paredn de fusilamiento, fue el encargado de depositar la cartaen manos de su hermana Hortensia. Ya nadie hablaba, las palabras haban sidoreemplazadas por el llanto y el desconsuelo era cada vez mayor, pareca queel destino se haba ensaado en estas dos mujeres que ahora estaban, solas ysin saber qu hacer.

    Estremecedor testamento de Cndido Luelmo horas antes de ser fusilado.

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    El cuerpo de su to Cndido les fue entregado en el Cementerio paraque procedan a su entierro, En el Ayuntamiento le entregaron la ropa y elCertificado de Defuncin, cuya causa de muerte no condeca (sic)6 con larealidad.

    Su texto expresa:

    Folio Ciento Siete Acta de Defuncin 2315372/99 Registro Civil de DaimielDistrito de Idem, En la ciudad de Daimiel, Provincia de Ciudad Real, a las nuevehoras,___minutos del da diez y siete agosto de mil novecientos cuarenta, ante DonRamn Abelardo? Lozano Juez Municipal y Don Ramn de la Torre Lpez Secreta-rio se procede a inscribir la defuncin de Don Cndido del Luelmo Elvira, naci el16 de Agosto 1899, natural de Zamora, Provincia de Ciudad Real digo de la misma,hijo de Esteban y de Da. Luisa, domiciliado en esta ciudad, calle de Fontecha, nme-ro__, piso__, de profesin empleado y de estado casado con Catalina de Pedro dePedro, de cuyo matrimonio no deja sucesin. Falleci en esta ciudad el da de hoya las seis horas__minuto (sic), a consecuencia de fractura del crneo, segn resultadel informe facultativo y reconocimiento practicado y su cadver habr de recibirsepultura en el cementerio de esta ciudad.

    Esta inscripcin se practica en virtud de orden del seor Juez Militar de estaPlaza, consignndose adems que no consta si otorg testamento, habindola pre-senciado como testigos D. Purificacin Dopazo Snchez y D. Manuel Martn deBernardo, mayores de edad y vecinos de esta ciudad.

    Leda esta acta, se sella con el del Juzgado y la firman el Juez, los testigos yde que certifico.

    Su ta Catalina ya no estaba con ellas, haba recogido lo poco que ledejaron cuando la liberaron, tras la captura de su esposo y parti con destinoa su tierra de origen, Luelmo, en la provincia de Zamora.

    Gracias a que su madre trabaja por temporada en el Ayuntamiento deDaimiel, transcribiendo el Padrn Rstico y Urbano, para presentar a La Casa

    6 Coincida (N.E.).

    Foto dedicada de Ildefonso de Luelmo a su sobrina M. Luisa.

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    de La Hacienda y ensea a los labradores y algunas otras personas a leer y

    escribir, tienen dinero para poder salir adelante. Pero son pocas las cosas quese consiguen, hay mucha escasez de alimentos y sobre todo de primera nece-sidad, se lo puede conseguir en el mercado negro, pero hay que tener dineropara hacerlo, si no fuera as, no sacaran esos afiches a la calle que dicen:

    Octavo aniversario de la sabrossima e ilustrsima Doa Patata (q.e.p.d.).Rogad al Gobierno encarecidamente, por el alma de Doa Patata que falleci duran-te la liberacin de la pasada guerra. Su desconsolado padre, Don Arroz, ausente,hermanos, Don Pan, de luto riguroso, Don Aceite, en el extranjero, Don Garbanzo,desaparecidas, hermanas, Doa Lenteja y Doa Alubia, Religiosas Clausuradas y suTo Farieta, nico sobreviviente presente, amigos, compatriotas y dems deudores,

    ruegan y encomiendan sus almas a los Estraperlistas y dignndose asistir a los fune-rales que se celebran en la Fiscala de Tasas.

    La Casa Mortuoria, La Tienda.Agencia de Pompas Fnebres, Junta de Abastos.La carne se da por despedida. No se reparte Racionamiento.Lloren asimismo nuestros estmagos tan caramente caro (8 Pesetas el Kilo)

    Tambin cantaban haciendo alusin a este tema una cancioncilla quedeca:

    La Pelona est enojadaporque no le crece el pelo,Pelona, sin pelo,cuatro pelos que tenaslos vendiste al estraperlo,Pelona, sin pelo.

    Mara Luisa ha dejando atrs su adolescencia. Tanto sufrimiento la trans-form en una persona mucho ms madura de lo que debera ser a esa edad,tiene que superar ahora otro escollo en el camino. Su madre est muy delicadade salud y a pesar de los esfuerzos, su corazn deja de latir el 18 de Diciembre

    de 1945. Mara Luisa Delgado de Luelmo, con diecinueve aos de edad, haquedado, totalmente sola.Sola y sin nada, por lo que, tras regularizar los papeles inherentes al

    entierro, decide irse a la casa de sus abuelos paternos, que todava viven enAlmeida.

    No fue por Zamora hasta Almeida, fue por Salamanca, en el asiento de allado, viaja una joven mujer que la reconoce, seguramente la ha visto algunavez en casa de sus abuelos

    T no eres Mara Luisa, la nieta de Don Antonio? S, soy yo.

    Ah! Ya me pareca. Vas al entierro de tu abuelo?

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    Fue a despedirse de los vecinos de sus abuelos, el dueo de casa haba

    sido Jefe de la Guardia Civil en ese lugar y al verla le dijo:Mi hijo Amador, que es Secretario del Gobernador de Zamora, viajamaana hasta all Irs con l!

    Al da siguiente, ese hombre la dejaba en un pequeo hotel de Zamora,cuyos jvenes dueos eran de Almeida y al darse por enterados que era nietade quienes haban horneado el pan que comieron por mucho tiempo en supueblo natal, le dijeron:

    Pero T tienes familiares aqu! S, pero como era mi madre la quese escriba con ellos y nunca los vi, no s quienes son.

    Est aqu una prima de tu madre, casada con Carlos Muoz que tiene la

    fbrica de bicicletas Orbea.El dueo del hotel se contact (sic)con la familia y por la tarde llega-

    ron hasta all, quienes siempre nombra y recuerda con inmenso cario, taEsperanza y to Carlos. Qu emocin! Alguien de la familia! Lo primeroque escuch fue:

    T de aqu no te mueves!, te quedas con nosotros!La llevaron a la casa de Cndido de Luelmo Gonzlez, hermano de su

    abuelo Esteban y se qued all a vivir, junto a Consuelo y a Sacramento,esposa-hija respectivamente del difunto Cndido.

    Cndido, haba tenido una escuela y en ella ejerci la docencia, uno de susalumnos, llamado Victoriano Velasco, era abogado y siempre frecuentaba la casade su antiguo maestro, tena este dos hermanos que se encontraban en BuenosAires, Argentina y le coment a Mara Luisa que sus hermanos eran muy amigosde Ildefonso, su to, ya que haban ido juntos a la escuela en Zamora.

    Ildefonso de Luelmo Elvira, era el nico to que le quedaba con vida,hermano de su madre.

    Paso el tiempo y un da lleg Victoriano a casa de su ta Sacramento, adecirle que sus hermanos estuvieron con su to Ildefonso y ste les haba soli-citado, que si escriban a Zamora, averiguaran qu familia le quedaba all, ya

    que haca 18 aos que l no escriba y no tena noticias de ningn familiar.La respuesta no se hizo esperar y le contestaron dicindole que la nicaque se encontraba all, era Mara Luisa, la hija de su hermana Hortensia. Elprimer contacto con su to, fue a travs de una fotografa que ste le envi, enella estaba Ildefonso acompaado de varias personas en un camin, cargadode brtulos. De fondo se observan unos cerros con escasa vegetacin y en elreverso de la misma deca lo siguiente:

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    San Julin, 2 de Noviembre 1947

    A mi sobrina M Luisa D. De Luelmo le dedico este recuerdo, cuadrilla deesquiadores, Territorio de Santa Cruz, R.A. estancia La Reconquista, un equipo

    completo camin, mquina semi-porttil con todo el personal.

    Ildefonso de Luelmo

    Su to la reclama, dado que hasta los 24 aos no era mayor de edad,y a partir de ese momento comienza el trmite de papeles para obtener elpasaporte y todo lo inherente a su viaje, para poder ir al encuentro, del nicofamiliar ms directo que le quedaba y para eso, deba cruzar de un lado a otroel Ocano Atlntico.

    No importaba cun largo fuera el viaje, estaban muy frescas todava lasimgenes de lo vivido poco tiempo atrs y pensaba que yndose lo ms lejosposible, le hara olvidar los malos momentos que le haba tocado pasar.

    El 28 de octubre de 1949, con veintitrs aos de edad, reciba el Pasaporte,otorgado por el Gobierno Civil en Zamora.

    Sus familiares acuerdan enviarla con Ana Garca, esposa de Ildefonso deLuelmo Asencio, hijo de Jos de Luelmo Gonzlez, otro hermano de su abue-lo Esteban, que viva en Villalonga, Valencia, para que la acompae hastaBarcelona, donde deba embarcar.

    No pudo concretarse su partida, al presentar la documentacin, esta-ban faltando algunos documentos que le imposibilitaban viajar, volvi aVillalonga y estuvo viviendo con estos nuevos tos, Ana e Ildefonso, mientrasobtena la documentacin faltante.

    Debe regularizar los Visados, cuyo plazo caduca cada noventa das, comoas tambin realizar la primera renovacin en su pasaporte y para ello regresanuevamente a su provincia natal desde Valencia en varias oportunidades.

    El da 3 de diciembre del ao 1950, el puesto de Polica del puerto deBarcelona, en el Sector Nordeste, estampa un sello en su Pasaporte autorizandola salida, previo haberle solicitado la entrega de su Cartilla de Racionamiento

    y embarca en el Vapor Santa Fe, de la Compaa Dodero.Pocos das despus, la Direccin Nacional de Migraciones de la RepblicaArgentina, estampa otro sello, con fecha 20 de diciembre del mismo ao, regis-trando su entrada a este pas, donde comenzara una nueva etapa en su vida.

    SU VIDA DEL OTRO LADO DEL ATLNTICO

    En el puerto de Buenos Aires, la esperaba Luisa Elvira, hija de FlorentinoElvira Domnguez, hermano de su abuela Mara Luisa, que viva en Carlos

    Casares, Provincia de Buenos Aires. Llega hasta all al da siguiente y perma-

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    Acta de nacimiento de M. Luisa Delgado, autora del relato.

    Partida de Bautismo de M. Luisa.

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    nece con ellos hasta el mes de marzo de 1951, esperando que su to Ildefonso,

    que se encontraba en plena temporada de esquila en la campaa, llegara deregreso a San Julin.El da 18 de marzo del ao 1951, luego de un largo e interminable

    viaje, llega a Puerto San Julin, por entonces Territorio de Santa Cruz, en laPatagonia, Argentina, donde contina viviendo en la actualidad.

    Cuando le he preguntado: Qu sentiste, mam, cuando llegaste a SanJulin?, me respondi: Hijo, se me junt cielo y tierra! Un pueblo tan chico,no se vea a nadie por la calle, mucho viento, mucho fro, las aceras eran unespejo de escarcha. Si me habr cado! No estaba acostumbrada a caminaren la escarcha.

    Las estufas eran a lea y carbn y por la noche cuando se apagaban, seescarchaba el agua dentro de la casa. Yo le preguntaba a mi to si aqu no ibana comprar a la plaza y l me deca que aqu se hacan las compras para todoel mes y slo la carne y el pan se reparta todos los das en un carro que ibade casa en casa.

    De fruta y verdura, nada!, se pasaban los meses sin verlas, los barcosvenan una vez por mes desde Buenos Aires trayendo lea, carbn polaco ymercadera para las dos casas de comercio ms grandes que haba.

    Tena que lavar la ropa en un fuentn galvanizado que estaba afuera, bajoun tinglado, refregando la ropa sobre una tabla, se me escarchaban las manos!Deca: Dios mo, Dnde he venido a parar yo!

    Un da descubr en un bal de mi to, lo que aqu llaman medias hechasa garrotazos, que son esas medias de lana cruda que no tienen taln; me laspona en las manos y pensaba que no podan ser mitones, dado que le faltabala parte donde se coloca el dedo, pero medias tampoco, porque les faltaba eltaln. Luego me explicaron que eran as porque se colocaban de cualquierlado, yo las usaba tanto en los pies como en las manos y me abrigaba concalzoncillos largos de mi to para poder soportar tanto fro, al que yo no estabaacostumbrada; para colmo de males, toda la ropa que tena era ropa para el

    clima de all, piensa, que antes de partir haba estado en Valencia.Y la casa, cmo era con respecto a las de all? Oh! Era muy precaria,de madera y chapas de cinc, cuando soplaba el viento pareca que se iba a des-armar, no tena ninguna instalacin, ni de agua ni de sanitarios. Lo que pasaes que mi to, siempre haba estado poco tiempo en su casa, todas las tareasque desarroll, siempre fueron en el campo, vena a su casa cuando llegaba alpueblo, estaba unos das y se volva a ir.

    Cuando yo llegu, su actividad era la esquila de animales ovinos, cuan-do terminaba la temporada, estando solo, se iba a Buenos Aires a pasar elinvierno y no regresaba hasta la primavera, era un bohemio soltern. Siempre

    estuvo solo, trabaj en barcos mercantes que salan desde Buenos Aires a dis-

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    tintos puertos de Europa, trabaj en el frigorfico que la compaa Swift, una

    compaa inglesa, tena ac en San Julin. Fue carrero, tropero, desempetareas rurales y por ltimo tena su Comparsa de Esquila; se vino de Espaaporque no quera estudiar segn deca, tuvo de maestro a su to Cndido enZamora, al hermano de mi abuelo.

    Te cost adaptarte mam?Si me cost adaptarme? Vaya, si me cost adaptarme! No era fcil,

    cuando comenzaba la esquila, yo me quedaba sola en casa, durante cuatro ocinco meses y tena que arreglrmelas como poda. Hasta tuve que aprender acortar lea para prender la estufa. Ms de una vez volaba el palo que cortabacon el hacha por los aires y caa sobre mi cabeza.

    As fueron transcurriendo sus das en esta nueva tierra, tan distinta a laque ella dejara del otro lado del Atlntico. De a poco se fue acostumbrandoa esta nueva forma de vida, a su gente, a sus costumbres, a la soledad y alclima, al duro clima patagnico; de a poco tambin fueron pasando los das,tan largos en verano y tan cortos en invierno y los das formaron meses y losmeses sumaron aos.

    Ya haca exactamente dos que estaba en San Julin y caminaba con difi-cultad las nueve cuadras que separaban su domicilio del Edificio de Correosy Telgrafos, cada vez que tena que dirigirse a despachar correspondencia,porque todava no haba podido acostumbrarse a caminar sobre el voluminosocolchn de guijarros que ocupaba el ancho de las calles. Mantena correspon-dencia con aquellos familiares que la haban acogido tanto en Espaa comoen Argentina y esperaba ansiosa la contestacin a sus misivas, por un ladopara enterarse del estado de aquellos que haban quedado tan lejos y, porotro, porque le agradaba ver llegar a ese apuesto y simptico cartero llamadoEduardo, en su bicicleta negra, con la cartera de cuero color marrn colgadade costado sobre un hombro.

    A l le causaba gracia ese acento tan particular cuando ella hablaba ytambin sonrea pcaramente al escuchar algunas palabras, que no era comn

    decir por aqu y de las que Mara Luisa ya saba, que muchas eran tomadascon doble sentido.As se entabl una relacin cada vez mas fluida, a tal punto, que lleg un

    momento en que ya no era necesario tener que recibir correspondencia paraque se vieran a diario.

    No s si fue a causa de la ingenuidad, de la soledad o de la unin de ambas,pero al mes de (sic)1953 Mara Luisa ya no poda ocultar que su vientre estabacreciendo, porque adentro, alguien estaba necesitando ms lugar y a esa alturade los acontecimientos, ya estaba sabiendo que, del que estaba all, se tendraque hacer cargo sola, porque Eduardo le haba comunicado que tenia decidido

    trasladarse a Comodoro Rivadavia con su madre y sus hermanas.

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    ollas, sartenes, espumaderas, cucharones y fuentes de tamao gigante y hacia

    una larga lista con todo lo que necesitara para darle de comer a todos losintegrantes de la Comparsa.Mientras tanto, con un jardinero gris, que supuestamente me protegera

    para no ensuciarme, yo manipuleaba (sic)piezas con grasa y aceite, generan-do al final del da ms protestas por parte de mi madre, mientras me introducaen el enorme fuentn de lavar ropa y refregaba el cuerpo con un esparadrapo7que confeccionaba para esa ocasin.

    Luego, cuando quedbamos solos con mi madre durante el perodo queduraban los trabajos de esquila o cuando en invierno su to viajaba, sola-mos estar largas horas, mirando por la pequea ventana pintada de verde

    a travs de sus pequeos vidrios y mientras tanto, me enseaba los lmitesde Espaa, dicindome que al norte tenamos el mar Cantbrico y al sur elMediterrneo, o que los colores de la bandera eran el amarillo y el rojo ypara que me quedara claro, tomaba un papel y en l la dibujaba, flameandosobre toda la hoja.

    Segn la poca del ao, iba narrando las costumbres de su tierra y mehablaba de Santos, de Patronos, de gigantes y cabezones, de Iglesias, deprocesiones y mientras la nieve caa copiosamente en San Julin, en plenoinvierno, ella deca:

    All ya estn pintando las uvas, quiere decir que estn madurando, luegopasan los carros cargados de uva por las calles del pueblo, vienen de la via y van ala bodega, t le sales al cruce y le pides un racimo y te llenan el delantal que llevaspuesto. Las uvas se cuelgan en los stanos y tienes uvas para todo el invierno.

    y cantaba:Entre San Juan y San Pedropintan las uvas,para Nuestra Seora de Agostoya estn maduras.

    Yo viajaba imaginariamente con mi madre por esos campos sembrados devid, viendo pasar los carros cargados de uvas y hasta poda percibir el calor queall hacia, que no se comparaba en nada, con el glido fro de mi pueblo. Paratodo tena un refrn y siempre recordaba a los Santos. San Antn, es el santode los animales. Ese da todos llevan sus animales hasta la Iglesia y a medidaque van pasando frente a ella, el cura sale a la puerta y los bendice.

    7 Probablemente el autor quiera decir estropajo (N.E.)

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    Mi abuela cantaba:

    San Antn por eneropuso corbata,como no toma vino,no se la mancha.

    As fui aprendiendo todo lo inherente a sus costumbres, su clima, suslmites, sus fiestas, lo cual haba adoptado como propias, pero a los seis aos,cuando comenc la escuela primaria, la realidad era otra, no coincidan loslmites, ni los colores de la bandera, ni la mayora de las cosas, con lo que ella

    me haba enseado. Ya al segundo da de clase, la maestra de grado llam ami madre para decide:

    Mire, Mara Luisa, yo s de sus buenas intenciones y de sus costum-bres, pero no le ensee al nio a presentarse de esa manera, porque ac nose acostumbra y va a provocar que los dems nios se ran. Todo lo que yohaba hecho era repetir lo que mi madre me haba enseado, cuando la maestrame hizo poner de pie y pregunt: Cmo te llamas? Le respond:Ildefonso

    Delgado de Luelmo, para servir a Dios y a Usted.La vida transcurra de manera normal y sin contratiempos en esta peque-

    a familia y mi madre se ocupaba de todas las tareas inherentes al hogar,atendiendo a su to y a m. Por su parte, su to se haca cargo de los gastos quedemandaba esa familia, con los ingresos que generaba a travs del servicioque brindaba como contratista de esquila.

    Una tarde, cuando yo estaba regresando de la escuela, vi salir de casa aun seor con un maletn en sus manos. Al entrar, mi madre dijo que era elbioqumico y que haba ido a sacar muestras para un estudio, porque el Tatano estaba bien. Por la noche llego el mdico y al da siguiente lo llevaron alHospital, donde mi madre fue a cuidarlo y a mi, me dejaron durmiendo encasa de Celestina. Yo rezaba pidindole a Dios que se mejore y vuelva pronto

    a casa, pero Dios no me escuch y el da 18 de Julio de ese invierno fro y grisdel ao 1963, me llamaron para decirme que l ya no estaba ms con nosotros,que ahora estaba en el cielo.

    Mi pobre madre lloraba y lloraba todo el da y yo no saba que hacer paraconsolarla, fueron los das ms tristes que haba vivido en esos nueve aosde vida. A medida que los das transcurran, nuestra situacin empeoraba, mimadre deba tomar algunas decisiones de cosas que ignoraba por completo; seaproximaba la fecha de sacar el equipo de esquila a cumplir con los compro-misos pactados y ella nunca haba estado al tanto de nada, a tal punto, que deldinero que haba en una cuenta del Banco en la localidad, no poda hacer uso,

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    porque no estaba registrado a su nombre y para poder hacerlo, deba iniciar

    una sucesin.En medio de un ir y venir de personas que llegaban, algunos como inte-grantes de la Comparsa de Esquila, y otros solicitando se les confirme lafecha en que estaran por su establecimiento ganadero efectuando el trabajo,no falt quienes se ofrecieran voluntariamente para solucionarle todos losproblemas que se pudieran presentar a Mara Luisa.

    Fue un alivio para ella poder encontrar alguien que ocupara el lugar quesu to haba dejado y as, como todos los ltimos aos lo haca, sali el equipocompleto, a realizar su tarea de esquila.

    Pero la situacin se volvi a complicar, cuando se produjo el regreso;

    haba que liquidar los sueldos, pagar seguros, proveedores de mercaderas,combustibles, etc., y los ingresos recin se producan cuando el ganaderovenda su producto. Conclusin, en poco tiempo mi madre se qued sin elcamin, sin la mquina de esquila, con deudas y sin dinero y tuvo que salir atrabajar como empleada domstica de casa en casa y conmigo a cuestas.

    As pasamos dos aos muy duros con mi madre, pero cuando yo contabacon diez aos de edad, ella forma pareja con alguien que conoca desde hacaalgn tiempo y de esa pareja naci otro varn, llamado Carlos, un 18 de abrilde 1965.

    Ahora estbamos mejor, ramos otra vez una familia completa y encima,yo tena la suerte de tener un hermano con quien compartir las horas del da.

    Acta de defuncin de Cndido de Luelmo.

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    Pero poco nos dur esa alegra, todo fue tan rpido, que casi no tuvimos tiem-

    po de reaccionar, otra vez habamos quedado solos por culpa de esa muerterepentina que se haba llevado al padre de mi hermano, pero esta vez, ademsde estar nuevamente solos, ramos tres.

    Otra vez mi madre tuvo que salir a limpiar, planchar y lavar por lascasas, para ganar el sustento y mientras tanto, yo me quedaba cuidando a mihermano, cambindole paales, dndole el bibern y llorando de impotenciapor no poder hacer nada para cambiar tanta desgracia. As crecimos juntos ynos mantuvimos los tres unidos hasta que a los veintin aos de edad me cas.Mi madre se fue al campo a trabajar, llevndose a mi hermano y all continuhasta que lleg el momento de acogerse al rgimen jubilatorio.

    Hoy escribo esta pequea historia de mi madre, porque siento la necesi-dad de hacerlo, era una deuda que tena conmigo mismo y a pesar de saber quehabr cosas que a ella no le gustar que las haya contado, tengo la obligacinmoral de sacarlas a la luz.

    En la actualidad, mi madre vive en el mismo lugar al que lleg un lejano18 de Marzo del ao 1951. Con sus ochenta aos a cuestas, tiene algunosproblemas de salud, est sola en su casa, pero siempre rodeada del inmensocario de sus hijos, Carlos Hedelberto e Ildefonso, sus nueras, Margarita yLuca del Carmen, sus seis nietos varones, Leandro Javier y Guido Nicols,

    hijos de Carlos y Margarita Mauricio Rubn, Alberto Jos, Martn Miguel yGonzalo Sebastin, hijos de Ildefonso y Luca sus nietas polticas, AdrianaFlavia y Mara Candela, esposas de Mauricio y Alberto respectivamente ydos bisnietas, Agustina y Josefina, hijas de Mauricio y Adriana.

    Para finalizar la pequea pero dura biografa de esta sufrida Zamoranaque es mi madre, quiero hacerlo con una frase que siempre le he escuchadodecir:

    Estoy aqu, en este pas, porque el Rgimen que gobernaba el mo me obliga venir, pero fui, soy y ser siempre Espaola, nacida en Muga de Sayago, Zamo-ra y nunca renunci ni renunciare a mi Patria, a mi raza, a mi Religin ni a mi

    bandera.

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    Experienciasobrelamigracin.Narraciones

    Experiencia sobre la migracin. Narraciones

    Antonio Casado Garca

    Con estas pginas trato de reflejar todo aquello que mi memoria metrasmite con ms soltura y que con ms frescor y recuerdo. Lgico que se

    quedaran muchas otras vivencias que luego me volvern a la memoria. Dapara mucho desde que sal con 16 aos de mi pueblo de Barca (Soria) el ao1963. Reflejo en ellas la otra etapa de mivida en otros lugares donde viv,aunque principalmente fue en la ciudad de Barcelona.

    Me duele mucho el ver como han progresado tanto ciertas autonomascomo Madrid, Catalua, Pas Vasco y Castilla y Len tan poco. Claro que,por otro lado, tanto progreso las hace muchas veces poco habitables. No esde sentido comn que la comunidad de Madrid con menos de diez mil km2(menos que la provincia de Soria) tenga cerca de seis millones de habitantes yCastilla y Len, con nueve provincias, no llegue a cuatro millones1.

    Si todo a este potencial humano que salimos de nuestros pueblos se noshubiese proporcionado trabajo o mejor calidad de vida en la regin, no sehubiesen producido estos desfases tan grandes de poblacin. En unas tanto yen otros tan poco.

    En la relacin de estas 25 pginas he tratado de redactarlas como me hadictado mi sentido, quiz falle en muchos casos el explicarlas bien. El progre-so lo tenemos en las manos o sea que las faltas de ortografa me las ha corregi-

    1 La poblacin de Castilla y Len se cifra en 2.500.000 habitantes (N.E.).

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    se dice ente nosotros los emigrantes:ni soy de aqu ni soy de all. Noha sido todo un camino llano. Se hahecho camino al andar, como diceen sus poemas Antonio Machado. Elresultado final es que ha valido lapena el haber tomado el camino deemigrar a otra tierra con mayor cali-dad de vida, que no me daba la maen aquel momento. No por esto dejo

    de querer a mi tierra castellana, a misgentes, cultura, tradiciones que medieron las bases para ser lo que soy,un ser humano muy feliz.

    Nac en un fro invierno del mesde febrero de 1947, en la villa de Barcade la provincia de Soria. En la rbitade las postguerras, la Civil espaolay la II Guerra Mundial (1939-1945).Poco saba yo de todo esto, nada delo que poda afectarles a mis padres yel sacrificio que les representaba traeral mundo una nueva criatura. Algo dealegra s creo que habra en ellos, yaque llegaba un varn y esto era posi-tivo para la continuidad de las tareasdel campo y as seguir con la saga delapellido Casado. Me ponen por nom-bre Antonio, nombre muy comn en

    la poca, coincidiendo con el nombredel patrn del pueblo.Mi nacimiento se produce como

    el de muchos otros nios del pueblo, sin asistencia mdica. Tan slo la mujerms experta del pueblo en partos es reclamada para asistir a ellos. No era laprimera vez que madre e hijo moran en el intento. La mortalidad infantil eranotable. Para reanimar a las parturientas se haca y se les daba caldo de par-turienta. Actualmente se sigue haciendo y sirviendo este plato, junto con 22degustaciones ms, todas derivadas del cerdo. Los prepara maravillosamenteel Restaurante Virrey cada temporada para la matanza en el bonito pueblo del

    Burgo de Osma (Soria).

    Diversas fiestas familiares.

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    Mi padre, Florencio, con carcter inalterable, (slo lo alteraba mi madre).

    Mi madre, Marcelina, todo lo contrario, la alteraba todo. Mi madre lo llamaba,Chiquito. Le encajaba bien el nombre ya que es pequeo de estatura. Elladeca en broma que se cas con l porque no haba otra cosa para escoger enaquel momento.

    No por eso las familias dejaban de tener hijos en Barca y en otros pue-blos. Era normal ver familias de 6, 8, 4 y hasta 12 hijos. Mis padres criaron atres hermosas hembras: Pilar, Marina y Francisca (Paquita, popularmente) yun varn que fui yo. Paqui, segn mi madre, ya no era deseada, pero no habamtodos anticonceptivos, ya era el cuarto hijo. Con penurias y sacrificio vansacando mis padres adelante a sus hijos (mi hermana Pilar y yo); ms tarde

    vendran dos hembras ms. Las tareas del campo eran reforzadas en verano(poca de recoleccin), con un criado que se alojaba y coma en casa. Era unmiembro ms de la familia.

    De esta forma se permita sacar todo este trabajo adelante, slo para losveranos, como los segadores que venan del sur en cuadrillas a segar los enor-mes campos sembrados de cereales.

    Qu lstima que este potencial humano de jvenes se fuese a dar riquezaa otro lugar. Criarlos en los p