Vivimos en un mundo en constante cambio, cada año

nos hallamos en toda clase de altibajos de los que está

llena la existencia humana, y para tolerarlo, es preciso

armarse de ecuanimidad, paz, bondad y otras virtudes

que pertenecen a quienes estamos en este lugar, para así

evitar lesiones convivenciales que se derivan de una

libertad mal entendida y que nos lleva a dejar de lado la

delicadeza, el buen gusto, el respeto, la prudencia y el

buen juicio.

Existe una verdad de tipo general “Todo tiene su tiempo” Aún las cosas y actividades que nos

parecen contradictorias pueden, al verlas desde otra perspectiva, ser oportunas.

Estamos por culminar este año y con el dejamos lo que es ya parte de nuestro pasado. Fue

tiempo de siembra y de cosecha también, tiempo de producir y tiempo que se perdió, fue

tiempo para reír y otras veces llorar, tuvimos un tiempo para estar de luto, pero también un

tiempo para saltar de gusto; un tiempo para conocerse y abrazarse, y hoy talvez un tiempo

para despedirse; fue un tiempo para guardar, y un tiempo para desechar; un tiempo para

intentar, y un tiempo para desistir; un tiempo para callar, y un tiempo para hablar; un

tiempo para la guerra, y ahora mismo es un tiempo para la paz.

En el balance de los resultados... ¿Con que nos quedamos? - ¿Qué dejamos ir?

Que permanezca en nosotros aquello que realmente tiene valor duradero y llena nuestra vida

de felicidad y libertad, no olvidemos que es más importante dar que recibir, no enfocándonos

en lo material, sino en aquellos valores espirituales como el amor, afecto, sinceridad, lealtad.

Logremos unidad con nosotros mismos, con el mundo y el universo, aprovechemos la energía

de Navidad para recorrer los laberintos de nuestra mente y espíritu para conocer y

trascender, para cambiar y evolucionar. Y sobre todo ámate a ti mismo pues si tú te amas,

tienes la capacidad de amar a los demás.

Mientras decoramos nuestra casa y nuestras oficinas para la Navidad, meditemos que es

mucho más importante decorar también nuestra vida con actitudes que embellecen nuestra

existencia, mientras colocamos las luces, recordemos que la primera luz fue citada por el viejo

Simeón en el evangelio de Lucas: << Él será una luz que alumbrará a todas las naciones >>

Que esta Navidad y el año por delante podamos revestirnos de un espíritu emprendedor,

procurando siempre ver el lado positivo de las personas, situaciones e incluso problemas,

confiando en tu capacidad para tener éxito, perseverando hasta alcanzar tus objetivos, y que

llegues hasta donde tú siempre has deseado llegar.

Que la paciencia, la tolerancia, la delicadeza, el respeto, la prudencia, el buen gusto, el

sentido del honor, la bondad y la amabilidad entre tantas virtudes afloren en este nuevo año

2013, considerando que el valor que tienen todos los actos no puede medirse por su grado de

dificultad y grandeza, sino por el amor con el que son realizados.

¡¡FELICES NAVIDADES!!