METAFORAS

9
En el caso de personas atrapadas en recuerdos (por ej. Duelo patológico) se puede introducir la metáfora de los dos corazones: Metáfora dos corazones: “puedes tener un corazón para recuerdos y sentimientos de todos tus seres queridos con consecuencias positivas o tenerlo sólo para el dolor y recuerdos, desterrando al resto de seres queridos importantes, con consecuencias negativas” Se utilizan ejercicios para ejemplificar el acto paradójico de no querer tener algo: es tenerlo. Por ejemplo, se le dice “no piense en números o en el mar o en elefantes, ¿en qué piensa?”. Una de las metáforas que trata de hacer ver esta situación es la de las dos escalas. Metáfora : “imagine dos escalas (como el volumen y el tono de un estéreo) siendo una la “ansiedad” (o la depresión o la obsesión) y la otra la “voluntad” o “gana”, graduables de 0 a 10. La ansiedad está al máximo y desearía rebajarla (por eso busca ayuda). Sin embargo la otra escala de la que no se ha hablado es la más importante y la que hace la diferencia. Cuando la ansiedad está a 10, la gana está a 0. La meta es conseguir cambiar el foco de atención de la ansiedad a la gana. En concreto, lo conveniente sería centrarse únicamente en esta segunda escala y olvidarse de la ansiedad (con cuya escala siempre ha tenido problemas). Cuando haga esto yo le garantizo que

Transcript of METAFORAS

Page 1: METAFORAS

En el caso de personas atrapadas en recuerdos (por ej. Duelo patológico) se puede

introducir la metáfora de los dos corazones:

Metáfora dos corazones: “puedes tener un corazón para recuerdos y

sentimientos de todos tus seres queridos con consecuencias positivas o

tenerlo sólo para el dolor y recuerdos, desterrando al resto de seres

queridos importantes, con consecuencias negativas” 

Se utilizan ejercicios para ejemplificar el acto paradójico de no querer tener algo: es

tenerlo. Por ejemplo, se le dice “no piense en números o en el mar o en elefantes, ¿en

qué piensa?”.

Una de las metáforas que trata de hacer ver esta situación es la de las dos escalas.

Metáfora: “imagine dos escalas (como el volumen y el tono de un estéreo)

siendo una la “ansiedad” (o la depresión o la obsesión) y la otra la

“voluntad” o “gana”, graduables de 0 a 10. La ansiedad está al máximo y

desearía rebajarla (por eso busca ayuda). Sin embargo la otra escala de la

que no se ha hablado es la más importante y la que hace la diferencia.

Cuando la ansiedad está a 10, la gana está a 0. La meta es conseguir

cambiar el foco de atención de la ansiedad a la gana. En concreto, lo

conveniente sería centrarse únicamente en esta segunda escala y olvidarse

de la ansiedad (con cuya escala siempre ha tenido problemas). Cuando

haga esto yo le garantizo que su ansiedad podrá estar baja o alta pero no

estaremos intentando cambiarla.  

Otra de las metáforas esenciales para mostrar el efecto paradójico del lenguaje y de

querer controlar las emociones y los pensamientos es la metáfora del polígrafo. Las

metáforas han de ser presentadas en relación a algún comportamiento del cliente que

pueda ser clínicamente significativo y la comprensión de las mismas las ha de realizar el

paciente por sí mismo, nunca de forma instruida.

Page 2: METAFORAS

Metáfora: supongamos que un cliente menciona al hilo de la provocación de

la desesperanza creativa algo como “el problema es que no puedo parar

mis pensamientos, no consigo controlar mis emociones...”. Se puede

señalar ahí lo siguiente: “Imagina que estas conectado a una máquina que

indica tu nivel de ansiedad. Supón que cuando la ansiedad llega a un punto

x, entonces la máquina activa una pistola que apunta directamente a tu

cabeza. En esa situación, te pido que hagas todo lo que está en tu poder

para no ponerte nervioso, ni un ápice. ¿Qué crees que ocurriría?......”. la

respuesta del paciente debe ser “no duraría ni un minuto”. Se le indica

entonces que él tiene una máquina aún más poderosa para detectar su

ansiedad (su sistema verbal) de forma que esa es la paradoja o la trampa

de las acciones para controlar ciertas cosas, que no otras.

Una de las metáforas clave para generar sentimiento de desesperanza creativa es la del

campo de hoyos. Planteada la radiografía del problema, el terapeuta planteará ¿cuál es

el problema de todo aquello? Y tras algunos segundos de confusión y silencio, se puede

indicar algo así como “veamos si esto ayuda” y se plantea la metáfora más adecuada al

caso.

Metáfora: (Los comentarios entre paréntesis son añadidos que no se

facilitan al paciente) un hombre camina por un campo de hoyos con los ojos

vendados (se trata de poner al cliente en la situación de que el campo de

hoyos es la vida pero no se sabe donde están los hoyos (situaciones de

dolor, angustia y ansiedad) aunque no queremos caer en ninguno de ellos).

Se le provee de una pala (que es el equivalente a las reglas verbales que la

gente sobre qué hacer si sentimos malestar, por ej no pensar). Vendado y

con la pala, el hombre cae en un hoyo y quiere salir de allí porque  no le

gusta y además, estar allí le impide hacer lo que es valioso en su vida. Pero

¿qué puede hacer con la herramienta que tiene?, sólo cavar, pero al cavar

resulta que consigue hacer el hoyo más grande, no importa que cabe en

distintos sitios del hoyo o de distintas formas. No obstante, a veces tales

acciones, sirven para salir del hoyo (valen a C.P:) pero vuelves a caer en

Page 3: METAFORAS

otro. El problema no es la herramienta, el problema es que sólo sabe cavar,

quitar tierra (eliminar lo que molesta, hacer lo que sea para reducir el

dolor), y paradójicamente lo único que consigue es hacer el hoyo más

grande. Se hará explícito que él, y sólo él, sabrá cuando está cavando, lo

notará en su corazón, en sus entrañas (el terapeuta puede colocar sus

manos en el abdomen). Sólo aprenderá otras formas que no sean cavar

desde un conocimiento profundo del sentimiento que le produce cavar. Por

eso no se pueden proporcionar en ese momento las fórmulas que el cliente

solicita para aliviar su dolor, de hacerlo sólo las usaría para cavar. Desde

este momento, durante la terapia el terapeuta indicará al paciente cada

situación en la que esté cavando.

Metáforas como la del tablero y las fichas serían muy útiles. A lo largo de la terapia se

realizan preguntas en referencia al nivel en que se halla el cliente: tablero o contexto y

fichas o contenido. Cuando interesa que el sujeto se dé cuenta de lo que está haciendo,

por ejemplo, se atisba la presencia de un sentimiento negativo o positivo (se percibe que

el cliente baja los ojos, suspira, etc.). En ese momento el terapeuta podría preguntar por

lo sucedido, qué siente o qué ocurre, y en relación a qué, si es algo familiar en su vida.

Incluso, si fuese el momento, generar la condición para que el cliente afronte el

sentimiento, primero percatándose de él y después actuando en la dirección apropiada,

sin necesidad de manifestaciones públicas al respecto.

Metáfora: sobre el juego del ajedrez. Supongamos un tablero y las figuras

de ajedrez. Se constituiría una partida en la que dos bando intentarían

vencer. Un bando de esos, “el bueno”, representaría los sentimientos de

control y los pensamientos de autoconfianza que quieren ganar la partida a

la ansiedad, las obsesiones y demás “figuras malas”. En verdad, se trataría

de una partida sin final, por cuanto que las piezas no pueden desaparecer

del tablero. Se le llama la atención al cliente acerca de si esta metáfora

alude, de alguna manera, a su situación. Se le preguntaría con que se

identificaría en ese juego. La única respuesta aceptable sería el tablero.

Pero sería perfecto que se identificase con una de las partes,

probablemente, con la ansiedad. Si acaso, se le haría la insinuación, por

ejemplo, “¿qué hay del tablero?”. Se le resituaría en la perspectiva del

Page 4: METAFORAS

contexto o tablero y se le cuestionaría por sus opciones: deshacerse de las

figuras o contemplar el juego sin estar particularmente implicado.

A propósito de la aceptación de pensamientos negativos, otra metáfora válida es la del

puzzle.

Metáfora del puzzle. “se compara a la persona con un puzzle en el que hay

muchas piezas, algunas de un color que no gusta al cliente y, por tanto que

intenta alejar, no usar. Lo cierto, sin embargo, es que sin esas piezas el

puzzle está incompleto, no se puede terminar y, posiblemente, el color de las

mismas cobre un buen matiz en el conjunto del puzzle, eso es algo que

nunca se sabrá hasta que no se complete el puzzle. Lo que si es seguro es

que una vez encajado el puzzle, las piezas perderán ya tal carácter de pieza

al no  poder ser contempladas sino dentro de una estructura mayor que las

supera (puzzle). En definitiva, quitar las piezas del puzzle que nos molestan

no es la solución. Las sesiones y la vida no funcionan como una suerte de

cirugía estética que logra arrancar lo que no nos gusta.”

La elección implica todo o nada, no valen medias tintas. Si me muestro débil y

cedo, pierdo (los pasajeros del autobús ganan o el niño vence con una rabieta).

Para la distinción elegir-decidir, valen metáforas como la del río.

Metáfora: “Cruzar el río”. Si se elige cruzar un pequeño río, nadie puede

garantizar que al hacerlo sus pies no chocarán con alguna piedra, ni que se

vaya a hundir un poco o que el agua no esté fría, etc. No obstante, uno irá

bien equipado. Ocurre lo mismo en la vida nadie puede garantizar cómo

será, elegimos hacer algo porque forma parte de lo que es valioso en

nuestra vida, pero sin cerrar o quedar atrapados en el presente por un

resultado específico en el futuro.

tra convención es la establecida por las conjunciones adversativas “pero”, hablamos

muchas veces así: “iría pero estoy deprimido, angustiado,...”, “lo haría pero...”, se

cuestiona al cliente que le sugiere esto y a qué le recuerda en su vida. Se trataría de que

Page 5: METAFORAS

el paciente haga referencia a justificaciones en las que se relacionan dos conductas que

no tienen nada que ver (sentir-hacer). Se le invita a cambiar los “peros” por “y”.

Ejercicio para no razonar: se selecciona una palabra que pueda tener

asociadas diferentes sensaciones y que tenga una o dos sílabas de modo que

pueda perder fácilmente el significado. Por ejemplo, se le dice que diga la

palabra leche o vino o yogurt o cualquier otra, y se le pide ¿qué otras

palabras y sensaciones le vienen a colación, y le vienen a la mente?

(cremosa, blanca, sabor,…). Ahora se le invita a repetir (con el propio

terapeuta) rápidamente esa palabra por dos o tres minutos continuados, de

modo que veamos que ocurre. Se pregunta qué queda del sabor, del color,

de la textura,…Probablemente, no quede nada, por tanto una cosa es la

palabra y otra su función según el contexto en el que se presente.

Al mismo tiempo se realizan ejercicios para cambiar el contexto verbal de los

pensamientos o recuerdos. Por ejemplo, cuando el cliente diga o piense algo como “voy

a morir, mi cabeza no para, me está matando, no me soporto más” se fomenta

directamente su sustitución por “estoy notando el pensamiento de…”, “soy yo y noto

mis recuerdos….”. De lo que se trata es de diferenciar la frase en su aspecto descriptivo

y valorativo, es decir, que se toma la valoración como tal y no como característica del

acto, objeto o persona al que se refiere (descripción). Una puesta de sol puede

describirse en parámetros específicamente físicos pero puede valorarse como bella,

taciturna,… Decir “la ansiedad que tengo es horrorosa”, compromete a hacer algo en su

contra, convendría reparar en que hay dos cosas mezcladas “tengo ansiedad y es

horrorosa”. La valoración estaría en el observador, según su historia y funciones

presentes, e igual que hay una puede haber otra. Se puede realizar cualquier tipo de

ejercicio en el que se presente a dos personas un mismo estímulo y obtengamos

diferentes reacciones o analizar distintas descripciones valorativas, por ejemplo, “estas

son unas buenas gafas contendría “estas son unas gafas” y mi valoración de ellas es que

son buenas”. Los pensamientos no son más que palabras. Seguidamente, se plantea al

cliente en qué se parece a su vida.

Ejercicio  para romper las relaciones entre notarse valorando algo como

malo o desagradable y actuar de acuerdo a sus valores, independientemente

Page 6: METAFORAS

de pensamientos, emociones o sensaciones. Por ejemplo, se conduce a tocar

algo (caja de pañuelos), luego se le conduce a decir “no quiero tocar la

caja de pañuelos, me desagrada, no me gusta” y a la par tocarla. El mismo

tipo de ejercicios se puede hacer con ejemplos de padres que hacen algo

por el bien de sus hijos aunque les resulte desagradable.

 

Se provoca que surjan los sentimientos o pensamientos que desea evitar, y se invita al

paciente a estar no en ellos sino con ellos, o sea abrazar activamente haciendo lo que sea

menester como valor en la vida

Metáfora: “niño en el dique”, se ha de realizar con los movimientos

oportunos para ejemplificar mucho más. Un muchacho se halla frente a un

dique y observa que hay un agujero por el cual se sale el agua. No quiere

que salga agua y entonces coloca un dedo en el agujero con lo que el agua

queda “controlada”. Al rato, observa otro agujero por el que nuevamente

sale agua y hace la misma operación con otro dedo de la mano. Más tarde

sale otro agujero y usa otro dedo de la mano. Luego otro agujero que

controla ahora con un dedo del pie. Claro, luego ha de usa la nariz para

tapar otro agujero, luego no quedan dedos y ha de colocar otras partes del

cuerpo en los agujeros. Es decir, consigue evitar que el agua fluya, pero

¿cómo está, cuál es su posición?, realmente está atrapado en el dique y ahí

no puede hacer más que eso, no puede hacer otras cosas importantes en su

vida. Ese es el costo al “no querer ver como el agua corre” (no querer ver y

notar su ansiedad, sus sentimientos, sus recuerdos…). Y ahí cuál es el costo,

cuál su elección.