Mi Museo y Vos

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Mi Museo y Vos Mi Museo y Vos Granada, Nicaragua. Septiembre de 2010 Año 4 No. 14 Nueva exposición: Diez años de arqueología en Nicaragua

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Mi Museo y VosGranada, Nicaragua. Septiembre de 2010 Año 4 No. 14

Nueva exposición: Diez años de arqueología en Nicaragua

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Editora: Nora Zambrana Lacayo

Redactores:Geoffrey McCaffertyOscar Pavón SánchezJorge Zambrana FernándezWilliam Vásquez MorenoJuana Sunsín

Diseñoydiagramación: Nora Zambrana Lacayo

Propietario:Peder Kolind

[email protected]

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Contenido

Diez años de arqueología en Nicaragua ................................... 2

Descubrimientos en el sitio arqueológico Las Delicias, Managua ..................................................................... 16

Estudios arqueológicos preliminares en el sitio Los Martínez (La Chureca), Costa del Lago de Managua ..... 18

“Rescate arqueológico Ticuantepe II”, un aporte a la arqueología en Nicaragua ................................. 22

Estadística de visitantes ................................................................... 25

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Diez años de arqueología en Nicaragua

GeoffreyMcCafferty

Departamento de arqueologíaUniversidad de Calgary, CanadáE

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n 2000, arqueólogos de la Universidad de Calgary, bajo

la dirección de Dr. Geoffrey McCafferty, iniciaron investigaciones de culturas pre-hispánicas que vivieron en la costa del Lago Cocibolca. Específicamente, estas investigaciones han intentado evaluar relatos históricos de migraciones de gru-pos mesoamericanos del altiplano de México (fig.1), quienes hablaban idio-mas asociados con las familias de Oto-Mangue y Náhuatl.

Santa IsabelSanta Isabel, al norte de San Jorge, fue identificado en el libro fundacional The Archaeology of Rivas, Nicaragua por Paul Healy (1980), y también en el reco-rrido superficial de Karen Niemel (2003). En estos estudios fue interpretado como uno de los sitios más importantes del Postclásico (800-1522 d.C.). Desde

2000 a 2005 el Proyecto Santa Isabel, Nicaragua (SIN) investigó rasgos do-mésticos para inferir prácticas cotidianas del período Sapoá, pero sin encontrar evidencia del período Ometepe asocia-do con los Nicarao.

Siete locales fueron investigados en Santa Isabel utilizando pozos de pros-pección y excavaciones horizontales (fig.2). Los montículos 1, 3, y 6 fueron los que se exploraron con mayor inten-sidad. El énfasis estaba en exposiciones de niveles superiores, relevante a los úl-timos habitantes. Fechas de radiocarbón indican que el sitio fue abandonado cer-ca de 1250 d.C.

El Proyecto SIN fue uno de los primeros en Centroamérica para investigar prácti-cas domésticas, incluyendo la arquitectu-ra residencial, alimentación, producción

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especializada, y la ideología reli-giosa. Otro resultado importante fue la datación por radiocarbón de muestras asociadas con cerá-mica policromada, para revisar la cronología del Postclásico.

Tepetate Tepetate está ubicado al norte de la ciudad moderna de Granada, y ha sido conocido por arqueólo-gos (y huaqueros) por más de 100 años. En 1996, Silvia Salgado lo identificó como centro regional, probablemente asociado con la comunidad indígena de Xalteva al momento de la Conquista. Exca-vaciones del Proyecto Arqueológi-co Granada, Nicaragua (PAGN),

Fig.1: Migraciones Mesoamericanas a Nicaragua

Fig.2: Plan de excavaciones en Santa Isabel

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en 2008, exploró tres locales en el ex-tremo norte del sitio (fig.3). En Tepetate se encontraron restos arquitectónicos en niveles profundos, aunque las capas superiores eran muy perturbadas por ac-ciones de huaqueros. Es una tragedia que uno de los sitios más importantes de Nicaragua ha sido casi destruido en tiempos recientes. En el Local 3 se ex-cavó un cementerio de restos humanos muy deteriorados, asociado con urnas tipo zapato.

El RayoEl sitio El Rayo está localizado en la pe-nínsula Asese del Lago Cocibolca. Fue descubierto por Silvia Salgado en los 90s como parte de su inventario de sitios en la región de Granada. Hace pocos años, durante la construcción de un camino,

se encontró evidencia de un cementerio Postclásico con restos de urnas en for-ma de zapato. Para rescatar información del sitio, investigaciones empezaron en 2009 y continuaron en 2010. El Rayo es uno de los sitios arqueológicos más im-portantes en Nicaragua, en parte porque fue ocupado continuamente desde el período Bagaces tardío hasta el Sapoá (600-1250 d.C.), pero también por la preservación excelente de materiales. Ofrece un rango de patrones mortuo-rios, incluyendo entierros rituales. Res-tos domésticos en el Local 2 permiten comparaciones entre la cultura material de la transición Bagaces/Sapoá, cuando grupos étnicos de México llegaron al Pa-cífico de Nicaragua. El análisis de estos contextos permitió una reevaluación ri-gorosa de estos mitos de migración.

Fig.3: Monticulo 1 de Tepetate

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Este ensayo presenta conclusiones de diez años de investigación arqueológica. Está dividido entre cronología, alimenta-ción, arquitectura, patrones mortuorios, ornamentación, y producción especiali-zada artesanal.

Fundacionescronológicas

Las culturas arqueológicas son descritas en base a sus dimensiones espaciales y temporales. Así mismo, las cronologías regionales son una fundación importan-te para interpretación. La cronología del Pacífico de Nicaragua tradicionalmente ha sido asociada a Costa Rica, en parte por la abundancia relativa de la arqueo-logía científica allá. El resultado, es una secuencia de cinco períodos de larga duración (fig.4).

RadiocarbónLa técnica más común para determinar fechas arqueológicas es utilizando isóto-pos de radiocarbón. El elemento carbón típicamente tiene 12 neutrones (C12), pero también existe carbón radioactivo con 14 neutrones (C14). Estos átomos radioactivos decaen en un rato fijo, con vida media de 5270 años. La determi-nación de la cantidad de C14 en una muestra orgánica, por ejemplo en made-ra carbonizada, da una aproximación del tiempo después de la muerte.

Santa IsabelDiecisiete muestras de radiocarbón fue-ron analizadas de Santa Isabel, y todas fechaban entre 900 a 1250 d.C., consis-tente con el período Sapoá (fig.5). Esto

fue una sorpresa, porque invetigaciones previas en el sitio concluyeron que fue ocupado continuamente en el período Ometepe, hasta el contacto Europeo. Estas interpretaciones previas estaban basadas en cerámica diagnóstica del período Ometepe, como los polícromos

Fig.4: Cronología de la Gran Nicoya

Fig.5: Fechas de radiocarbón de Santa Isabel

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Vallejo y Madeira, y Castillo Esgrafiado. La conclusión, en base a las fechas nue-vas, es que la secuencia cerámica tradi-cional debe ser revisada, con muchos de los diagnósticos ‘Ometepe’ introducidos unos siglos más temprano (fig.6).

Tepetate Cuando no se encontraron restos aso-ciados con el período Ometepe en Santa Isabel, el sitio de Tepetate fue escogi-do porque fue ocupado al momento del contacto europeo. Las excavaciones re-cuperaron cerámica asociada con la se-cuencia tradicional, incluyendo cerámica de los tipos Mombacho y Vallejo (fig.7). Dos fechas de C14 (1030 +/- 40 y 1140 +/- 40) otra vez pertenecen al período Sapoá Tardío, indicando una vez mas que la secuencia tradicional no coincide con los datos nuevos.

El Rayo El Rayo fue excavado con la esperanza de encontrar restos del período Omete-pe, y nuevamente el sitio aparece aban-donado durante el período Sapoá Tardío (1100-1150 d.C.). Asombrosamente, ni-veles profundos en el Local 2, incluyeron depósitos ricos de cerámica del período Bagaces Tardío (fig.8). Fechas de radio-carbón indican que el sitio fue ocupado por primera vez 600 d.C.; y entre 650 a 800 d.C. nuevos tipos de cerámica, como el Momta Policromo, fueron intro-ducidos. La cerámica Sapoá fue adopta-da relativamente rápido, entre 750 y 850 d.C., con cambios grandes en los tipos y formas de vasijas empleadas.

Conclusión Los proyectos SIN y PAGN han contri-buido 27 fechas de radiocarbón relacio-nadas a los períodos Bagaces Tardío hasta Sapoá Tardío, 600-1250 d.C. Los resultados cambian la secuencia tradi-cional, especialmente en relación a diag-nósticos del período Ometepe, y clarifi-can la transición entre Bagaces y Sapoá (650-800 d.C.).

Fig.6: Tipos Madeira Policromo y Castillo Esgrafiado

Fig.7: Tipo Vallejo Policromo y Vallejo:Mombacho Policromo

Fig.8: Tipos Tola Tricromo y Momta Policromo

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Alimentación

La alimentación –definido por las plan-tas y animales consumidos, las técnicas de preparación y rituales asociados– es una manera fundamental para inferir las identidades culturales, especialmente la etnicidad (fig.9). Para identificar posibles grupos de migrantes en el Pacífico de Nicaragua, consistente con las fuentes etnohistóricas, la alimentación arqueoló-gica fue una meta importante de los pro-yectos SIN y PAGN.

Medio ambiente El Pacífico de Nicaragua ha estado des-crito como un paraíso ecológico, con una abundancia de plantas y animales selvá-ticos. Esto está reflejado en la diversidad de restos faunísticos recuperados en contextos arqueológicos, como pescado, tortuga, venado, armadillo, y una varie-dad de aves, reptiles, y mamíferos. Los pescados fueron los más abundantes en

restos de fauna en los contextos bien preservados de Santa Isabel y El Rayo (fig.10). En cambio, en Santa Isabel los venados fueron la mayor con-tribución de carne en la dieta.

Herramientas de caza La evidencia arqueológica por la caza y pesca de animales incluyó una de las clases de artefactos más abundantes (fig.11). Pesas de red para pescar hechas de fragmentos de cerámica, se encuen-tran en varias formas. Anzuelos de hue-so se encontraron tanto en Santa Isabel como en El Rayo. Puntas de proyectil, probablemente utilizadas como lanzas para cazar animales grandes, fueron es-casas. Más común eran las bolitas de arcilla, utilizadas como proyectiles de cerbatana para cazar aves.

Restos botánicosPreservación excelente de restos de plantas incluyen muestras de madera y semillas carbonizadas (fig.12). Análisis

Fig.9: Mujeres indígenas preparando la comida (de Benzoni)

Fig.10: Porcentaje de fauna encontrado en Santa Isabel

Fig.11: Pesa de red, punta de proyectil y esferas de cerbatana

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microscópico de la madera carbonizada puede ofrecer información acerca de la selva prehispánica. La mayoría de las se-millas son de jocote, una fruta que puede ser fermentada para hacer una especie de vino. Otras semillas incluyen frijol, cacao y nueces de la palma coyol. Es notable que no haya evidencia arqueológica de maíz.

PreparaciónOtros artefactos relacionados con la preparación de la comida. Raspadores líticos fueron empleados para descar-nar animales de caza. Las hachas eran utilizadas para cortar arboles, y posible-mente para excavar raíces comestibles. Con piedras de moler, como manos y metates (fig.13), la gente molió semillas y frutas; aunque un estudio reciente de fitolitos indicó (otra vez) que el maíz no estaba procesado. Pequeños microlitos, llamados ‘raspaditas’, posiblemente fue-ron metidos en tablas de madera para raspar raíces como la yuca.

Vasijas de cocina Vasijas utilitarias ofrecen información adicional sobre prácticas de cocina. Va-sijas abiertas (cazuelas) probablemente fueron utilizadas para preparar sopas con una mezcla de plantas y animales silvestres. Las vasijas en forma de za-pato posiblemente eran para hervir líqui-dos, con el vapor capturado por la super-ficie superior de la vasija.

ConclusionesRecientes investigaciones arqueológicas ofrecen información extensiva sobre la ali-mentación prehispánica, especialmente del

período Sapoá. La gente consumió plantas y animales obtenidos del medio ambiente. En contraste a las expectativas, casi no existía evidencia de plantas o animales domésticos: no hubo evidencia de maíz, chompipe, ni perro entre los cientos de se-millas carbonizadas o restos faunísticos. Estudios nutricionales utilizando el análisis de isotopos, están en proceso para clarifi-car patrones antiguos de la dieta.

Arquitectura

Muy poca información existía acerca de formas arquitectónicas prehispánicas. En fuentes etnohistóricas del siglo XVI, por ejemplo por Oviedo, habían descripciones de edificios impermanentes hechos de ba-jareque y techos de palma (fig.14). Fotos históricas también dan imágenes de casas indígenas (fig.15). Hasta el inicio de los Proyectos SIN y PAGN, las excavaciones arqueológicas no han recuperado mucha información sobre patrones arquitectónicos en el Pacífico de Nicaragua.

Fig.12: Madera carbonizada y semillas de jocote y paraíso

Fig.13: Metate con cabeza de serpiente, y raspaditas de silex

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Santa IsabelLas excavaciones en Santa Isabel per-mitieron investigar restos domésticos en varios montículos artificiales. Aunque no fue posible identificar huellas completas de los edificios, se encontraron varios restos de pisos ocupacionales y muros (fig.16). La mayoría de los pisos consis-tieron de arena compactada, pero en al-gunos casos habían capas delgadas de estuco. En el Montículo 3, una secuencia de ocho pisos superpuestos, indica que fueron ocupados de 30-50 años antes de reconstrucción. Los muros consistie-ron de bajareque –una composición de palos delgados entrelazados y cubiertos con lodo seco-. Restos arqueológicos de bajareque están en forma de pedazos de lodo quemado con huellas de los palos.

TepetateEl montículo mas completo de Tepetate ha estado muy huaqueado en años re-cientes. Excavaciones encontraron el derrumbe de muros destruidos en capas superficiales del edificio. A una profundi-dad mayor a un metro, si había eviden-cia de pisos hechos de piedra asociados

con las bases de los muros (fig.17). En otro local del mismo sitio, se excavó un muro bien preservado de piedras.

Fig.14: Dibujo de edificios indigenas de Tecoatega (de Oviedo)

Fig.15: Casa indigena del siglo XIX

Fig.16: Piso de estuco en el Montículo 3 y restos de un muro de bajareque

Fig.17: Restos de piso del Montículo 1, y muro de piedra del Local 2

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El RayoUn ejemplo de arquitectura monumental fue encontrada en el Local 2 de El Rayo, con un muro de piedra a un metro de an-cho, que probablemente sirvió como muro de contención (fig.18). Fue construido en la fase Bagaces Tardío. Además, restos ar-quitectónicos de estructuras habitacionales estaban ubicadas encima de la plataforma hecha por el muro de contención.

ConclusiónAunque son mínimas, la evidencia de ar-quitectura encontrada en estos proyectos es de las primeras descubiertas en Nicara-gua. Indica que los indígenas vivían en ca-sas permanentes y en asentamientos de larga duración. La presencia de un muro monumental implica una organización po-lítica, en la que los habitantes trabajaban juntos para el bien público.

PatronesMortuorios

Investigaciones arqueológicas recientes en el Pacífico de Nicaragua, han encon-trado un rango de patrones mortuorios de los períodos Bagaces y Sapoá (600-1250 d.C.). Estos períodos incluyen la llegada de migrantes mesoamericanos, como di-cen las fuentes históricas, y entonces se relacionan a cambios culturales. Patrones mortuorios ofrecen datos importantes para evaluar estos cambios.

Santa IsabelEl patrón típico de entierros en el Pos-tclásico de Nicaragua, está en urnas grandes con forma de zapato (fig.19). En Santa Isabel estas fueron utilizadas para enterrar infantes. En contraste, un adul-to y dos adolescentes fueron enterrados directamente en el suelo, abajo de pisos residenciales (fig.20). El adulto (masculi-no) fue enterrado con pedacitos de piedra verde, herramientas de lapidario, y una vasija extraña con caras de búho.

Fig.18: Restos de muro de contencion en Local 2

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Tepetate En Tepetate, conjuntos de urnas fragmenta-das, incluyendo urnas en forma de zapato y ollas con boca grande, fueron encontra-das con restos humanos mal preservados. Todos los individuos fueron adultos, unos adentro de urnas y otros extendidos enci-ma. Ofrendas incluyeron cajetes, vasijas miniaturas con caras aplicadas, y ornamen-tación. Una posible cripta fue encontrada en Montículo 1, en donde había una alineación de piedras planas. Un diente humano fue el único resto humano en una área con mucha evidencia del huaquerismo.

El Rayo El sitio El Rayo tenía entierros de los períodos Bagaces y Sapoá, pues pre-sentaba evidencia excelente para inter-pretar cambios en patrones mortuorios. El cementerio principal fue expuesto en un corte de camino, que revelaba urnas con forma de zapato, y restos humanos. Varias concentraciones de urnas tipo zapato, fueron encontradas con vasijas pequeñas y piedras volcánicas adentro; pero restos humanos fueron escasos. En cambio, cráneos humanos aislados fue-ron encontrados adyacentes a las urnas, posiblemente como evidencia de un culto de cabezas de trofeo. Una excepción fue una urna con cráneo adentro, con una navaja de pedernal en su boca. Un con-junto de tres urnas estuvieron asociadas con un grupo de navajas bien formadas, dos orejeras grandes, y una cajetilla lle-na con casi 100 cuentas de barro. Abajo del nivel de las urnas, habían entierros primarios en posición flexionada, asocia-do con cerámica del período Bagaces como indicador de un patrón distinto.

El Local 3 tenía urnas de zapatos adicio-nales, orientadas de norte a sur, en frente de una capilla. Restos humanos fueron escasos en las vasijas; aunque huesos aparecieron en el suelo alrededor de las urnas. En otra área del mismo local, restos humanos en mal estado de preservación estaban asociados con vasijas completas, un cascabel de cobre y una ocarina.

Conclusión Excavaciones recientes en el Pacífico de Nicaragua han encontrado una variedad

Fig.19: Urna en forma de zapato con entierro de infante

Fig.20: Entierro primario de adulto y adolescente.

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de patrones mortuorios. Durante el perío-do Bagaces, entierros fueron primarios, en posiciones flexionados o extendidos. Urnas en forma de zapato fueron típicas del período Sapoá, aunque la presencia de restos humanos en las urnas fue in-consistente, con infantes en las urnas en Santa Isabel pero adultos enterrados en urnas en Tepetate.

Ornamentacióneidentidad

Una de las metas principales de la in-vestigación arqueológica en el Pacífico de Nicaragua fue la interpretación de identidades culturales, especialmente la etnicidad. La ornamentación es uno de los aspectos de la cultura material más relacionada a la identidad. En Nicara-gua, la ornamentación consistió de ob-jetos como cuentas de collar, colgantes, orejeras hechas de piedra verde, hueso, concha, y cerámica. Otra ornamentación incluyó materiales impermanentes, como textiles, plumas, y tatuaje. Estos podrían ser inferidos por las figurillas policromas en contextos arqueológicos.

Cuentas Las cuentas fueron una de las clases de ornamentación más común (fig.21). La mayoría fueron fabricadas de arcilla, pero hueso y piedra verde también fueron utili-zados. En El Rayo, una cajetilla pequeña contenía casi 100 cuentas de cerámica y hueso, probablemente como una ofren-da mortuoria. Una cuenta larga de Santa Isabel fue grabada con la cara del dios de la lluvia mesoamericano, Tlaloc.

Colgantes Colgantes estaban hechos de barro, hue-so (incluyendo dientes humanos y de ani-mal), concha y piedra verde (fig.22). Los más elaborados fueron grabados en hue-so: uno representó serpientes empluma-das. Un cascabel de cobre fue recuperado, como un ejemplo raro de joyería metálica.

Orejeras La mayoría de las orejeras fueron hechas de arcilla fina, pulida a un color café oscuro. La forma mas común consistió de círculos con paredes delgadas y cóncavas (fig.23).

Fig.21: Cuentas

Fig.22: Colgantes

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El tamaño puede relacionar la edad del in-dividuo y/o su estatus. Otras orejeras fue-ron más elaboradas, con decoraciones. Algunas fueron hechas con vertebras de pescados.

Tatuaje y pintura Fuentes etnohistóricas, indican que los nicaragüenses indígenas decoraban ellos mismos sus cuerpos con tatuajes. Esta práctica es indicada por las figuri-llas policromas del Postclásico. Sellos han sido encontrados para la aplicación de decoración pintada en textiles y en el cuerpo mismo (fig.24).

Figurillas Figurillas como representaciones en mi-niatura, ofrecen información importante en la manera de cómo los nicaragüenses de imaginaban a si mismos, con detalles sobre la ornamentación que no se preserva ar-queológicamente, como tocados, tatuajes,

pintura de cuerpo y vestimenta. Análisis cui-dadosos de figurillas con otros aspectos de la ornamentación, pueden dar información importante de estética, sobre los conceptos en relación al ‘cuerpo hermoso’.

ProducciónEspecializadaArtesanal

Una de las características fundamenta-les de las sociedades complejas, es la producción especializada de materiales. Esto implica la alocación de tiempo y energía laboral, aparte de subsistencia básica. También sugiere un grado de jerarquía y el intercambio a larga dis-tancia de objetos preciosos. Las inves-tigaciones en el Pacífico de Nicaragua, y particularmente en Santa Isabel, han encontrado una variedad de actividades especializadas artesanales.

La lítica La evidencia más abundante de la pro-ducción especializada existe en los mi-les de fragmentos de piedra lascada, un deshecho en fabricación de herramientas de pedernal. La mayoría de materiales de lítica utilizados en la costa del Lago Cocibolca fue sílex blanco, pero el pe-dernal rojo oscuro, calcedonia y obsidia-na también fueron utilizados. Ninguno de estos materiales provenían de la región, la implicación es de intercambio a larga distancia: el pedernal rojo de Chontales y la obsidiana de Honduras. Algunas de las herramientas probablemente llega-ron prefabricadas, pero la abundancia de lascas de todos los materiales, indica manufactura local.

Fig.23: Orejeras

Fig.24: Sellos

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Producción textil La evidencia de producción textil fue abundante en Santa Isabel, con ruecas de hilar y herramientas de telar hechas de hueso (fig.25). En contraste, las rue-cas fueron escasas en Tepetate y El Rayo, como indicador de que se importó hilo desde centros de producción como Santa Isabel. Figurillas femeninas repre-sentan vestimentas como blusas finas y posiblemente faldas. El hilo también fue utilizado en la fabricación de redes para pescar y hamacas.

Alfarería La producción de cerámica por análisis de la composición, es el tema de tesis doctoral de Carrie Dennett, de la Univer-sidad de Calgary. Secciones delgadas de diferentes tipos cerámicos han sido observadas con microscopio, para iden-tificar tipos diferentes de arcilla, repre-sentando centros de producción distintos (fig.26). Por ejemplo, Tepetate es cono-cido como un centro de fabricación de figurillas, en base a moldes recuperados arqueológicamente.

Piedra verde La piedra verde adquiere una superficie lustrosa que se denomina usualmente ‘jade social’, no es jade verdadero, pero si una imitación local. Santa Isabel tenía evidencia de la producción de cuentas, colgantes y amuletos de jade social. La materia prima tenia evidencia de huellas de sierra-hilo para crear la forma básica.

Herramientas de hueso La preservación excepcional de huesos en Santa Isabel y El Rayo, incluyó ejem-plos de herramientas de hueso como anzuelos y agujas. En Santa Isabel tam-bién había evidencia de su producción. Por ejemplo, huesos largos de venado tenían huellas de cortes por sierra-hilo, probablemente para la fabricación de anzuelos (fig.27).

Fig.25: Ruecas para hilar y herramientas de hueso para coser y telar.

Fig.26: Arcilla de Sacasa Estriado en contraste a Vallejo Policromo.

Fig.27: Huesos de venado en proceso de fabricar anzuelos

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Otros huesos estaban modelados para fabricar herramientas de telar y de orna-mentación.

Producción de concha En Santa Isabel habían varios ejemplos de joyería de concha de mar. Además, habían deshechos de núcleos de caracol marino como evidencia de la fabricación de objetos (fig.28). La abundancia de es-tos núcleos implica la producción por el intercambio. Es interesante, entonces, que no habían ejemplos de joyería de concha en Tepetate o El Rayo.

Conclusión

Excavaciones en Santa Isabel, Tepetate y El Rayo representan el programa ar-queológico más extenso en la historia de Nicaragua, y han producido descubri-mientos importantes e interpretaciones nuevas. Estamos en el proceso de rein-ventar la historia prehispánica del país, en base a datos científicos. La importan-cia de este tipo de investigación es con relación a la identidad cultural de hoy en día. Cualquier población está relaciona-da a su pasado. Con mejor conocimiento de su historia, un pueblo tiene una fun-dación más fuerte. La investigación cien-tífica de la arqueología –en contraste a la colección privada de piezas– es por el bien de todos, al igual que la preserva-ción de sitios, como recursos culturales del patrimonio nacional.

Las investigaciones de los proyectos en Santa Isabel, Tepetate y El Rayo, son ejemplos del valor de excavaciones científicas, que han revelado algo de la diversidad y complejidad de la sociedad indígena nicaragüense. Aunque vivían en casas sencillas, comían de la tierra y el lago proporcionaba alimentación abun-dante y sana. Practicaban ritos mortuo-rios en un sentido espiritual, con respeto a la madre tierra. En su cerámica her-mosa, existía una expresión de sus ca-pacidades artísticas. La ornamentación y la producción especializada, indican la complejidad de la organización social y contactos exteriores. En total, los indíge-nas de hace mil años vivían en simbiosis con su medio ambiente.

Fig.28: Desecho de concha y ejemplos de joyería de concha.

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Descubrimientos en el sitio arqueológico Las Delicias, Managua

Oscar Pavón Sánchez

Arqueólogo de Mi Museo

ada trimestre, Mi Museo realiza cambio de exposición con temá-

ticas relacionadas al paso de nuestra histo-ria precolombina. En esta nueva apertura, la temática a exponer es: “Diez años de ar-queología en Nicaragua”. En la cual se pre-sentan diferentes investigaciones arqueoló-gicas de la zona central y pacífico del país. El trabajo de rescate que realizó Mi Museo en colaboración con el Instituto Nicaragüen-se de Cultura, en el sitio arqueológico Las Delicias, ubicado en el departamento de Managua, consistió en documentar toda aquella evidencia cultural que haya sido impactada y no impactada, estos impactos son causados por la mano del hombre o por fenómenos naturales. El sitio tiene aproximadamente 8 manza-nas de tierra, en las cuales se realizaron cortes de calle, drenaje de aguas fluvia-

les, manjoles y terrazas. En toda el área recorrida, se logró observar que en los cortes de las calles estaban numerosos entierros primarios, pero estos ya esta-ban incompletos debido a la interferencia de la maquinaria pesada. En esta área se documentaron 21 entierros, de los cuales 16 fueron entie-rros primarios (fig.1), 2 entie-rros secunda-rios y los 3 res-tantes fueron encontrados en una posición contorsionada.

Existe otra zona no impac-tada, la cual se

Fig.1: Entierro primario en posición extendida, Op. 2.

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trabajó con pozos de sondeos de 1 m2, lo-grando determinar otros 15 entierros pri-marios, muchos con sus ofrendas funera-rias (fig.2), en estos pozos de sondeo se identificaron dos fogones que presentan características similares a un horno abier-to. De estos fogones se extrajo muestra de carbón, la cual fue fechada dando un resultado en el análisis de carbono 14 de aproximadamente 100 d.C. Algunos de los artefactos encontrados en el sitio son: fragmentos de láminas de obsidiana, hachas de roca, metates, percutores, puntas de lanza, un dije de jade, entre otros. También se identifica-ron desechos de fauna, tales como: con-chas de tortuga; caparazón de armadillo; huesos de venado, de ardillas y de aves; es posible que estos tipos de fauna sir-vieron como base para su alimentación. Otro aspecto interesante del rescate, es el hallazgo de restos de construcciones de viviendas, ejemplo de esto son los fragmentos de bajareque utilizados para hacer las paredes; estos fueron encon-trados a un mismo nivel con los tipos de cerámica que caracteriza el sitio. El sistema de construcción era básicamen-te arcilla revuelta con zacate, estos dos elementos se mezclaban y luego eran adheridos a un marco hecho de caña, formando de esa manera las paredes de sus viviendas, que posiblemente eran cubiertas con palmas.

Los tipos de cerámica que se encontraron en el sitio son: Bocana Inciso, Usulután

Negativo, algunos fragmentos de Sego-via Naranja y Chávez. Por las características que presenta el sitio Las Delicias, posiblemente corres-ponde a un cementerio indígena, en el cual las prácticas de enterramientos se diferencian unas de otras, debido a que los tipos de ofrendas son distintos. Algu-nos individuos están acompañados con una gran cantidad de ofrendas, otros con pocas y ciertos no tienen ofrendas; esto indica que esta sociedad estaba comple-tamente jerarquizada. El sitio esta en-marcado dentro del período Tempisque. Todos los artefactos encontrados en el sitio, fueron debidamente inventariados por Mi Museo y devueltos al Instituto Ni-caragüense de Cultura.

Fig.2: Entierro primario con sus ofrendas funerarias.

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Estudios arqueológicos preliminares en el sitio Los Martínez (La Chureca), Costa del Lago de Managua

Jorge Zambrana Fernández

Arqueólogo independiente

l sitio arqueológico Los Martí-nez se localiza en la costa del

Lago de Managua, en su sector sur, es-pecíficamente en el área donde se ubica el antiguo basurero municipal de la ciu-dad de Managua, conocido popularmente como “La Chureca”.

A como es de dominio popular, en este basurero se está llevando a cabo el Pro-yecto de Desarrollo Integral de Acahua-linca, el que incluye la construcción de una planta de tratamiento de la basura y la creación de una urbanización que se ubicará en el sector sur de dicha área, colindante con el barrio Las Brisas, en el sector conocido como El Pantanal.

Los estudios arqueológicos se están rea-lizando gracias a la colaboración de la fir-ma española que desarrolla el proyecto, fue esta la que también dio aviso a las autoridades de Patrimonio Cultural al mo-mento en que se estaban realizando las obras de remoción del suelo, para extraer

material para relleno, se habían encon-trado vestigios arqueológicos. La Alcaldía de Managua inmediatamente organizó un equipo de arqueólogos para realizar los estudios pertinentes contra reloj, así como también por la empresa española que está llevando a cabo dicho proyecto. El sitio arqueológico Los Martínez era co-nocido desde hace mucho tiempo como lugar donde existían vestigios arqueoló-gicos, los cuales eran extraídos de vez en cuando por personas que residen en sus cercanías, así como también de su destrucción paulatina cada vez que las empresas constructoras, extraían mate-rial volcánico para relleno de las áreas en donde se construían obras de infraestruc-tura y residenciales, hace por lo menos 40 años, según testimonios de los pobladores de ese sector de la ciudad de Managua.

Los primeros resultados de los estudios que se están llevando a cabo, indican que el sitio es de gran antigüedad, pudiéndose

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datar de manera relativa mediante compa-ración de materiales cerámicos de otras regiones cuya cronología ya está estable-cida, identificándose dos períodos de ocu-pación, con un período intermedio de aban-dono. La primera ocupación corresponde al período Tempisque (500 a.C.-300/500 d.C.), mientras la segunda corresponde al período Sapoa, datado entre 800-1350 d.C., con un período de abandono de entre 300 al 800 d.C. Hasta el momento no se ha establecido a que etnia corresponden los vestigios del período Tempisque, mien-tras los materiales del período Sapoa han sido asociados a una etnia o grupo étnico-cultural que introduce una nueva tradición cerámica con características iconográficas asociadas a la tradición mexicana Mixte-ca-Puebla, cuyo grupo portador se puede identificar como Chorotega, de la familia lingüística Oto-Mangue.

Los estudios han permitido identificar una ocupación diferencial del sitio. Un sector, el norte, aparentemente fue designado para la vida doméstica de la etnia Chorotega, mientras el sector sur fue dedicado exclusi-vamente a cementerio. Mientras que en el período Tempisque, el único sector utiliza-do tanto para la vida doméstica como para enterrar a sus muertos fue el sector sur.

El estudio arqueológico además de la prospección inicial para conocer la cali-dad de los vestigios en superficie, utilizó la técnica de prospección de sub-superficie, mediante la excavación de sondeos direc-tamente con pala, alcanzando una profun-didad uniforme de 80 cm desde la superfi-cie actual una vez que se había realizado

el descapote del terreno, para proceder al relleno y compactación del terreno para la construcción de la urbanización. Mediante la prospección de superficie, se documen-ta la existencia de al menos 7 estructuras monticulares de hasta 60 cm de altura, cir-culares de hasta 20 metros de diámetro.

Una serie de pozos de prospección de sub-superficie, directamente con pala, permitió identificar una ocupación antigua, destacán-dose la existencia de al menos 7 estructuras monticulares, con una altura de hasta 60 cm desde la superficie plana, aunque esta altura debió ser mayor, ya que al momento de iniciar los estudios de prospección, los tractores ya habían descapotado la super-ficie, descapote que alcanzó los 30 cm de profundidad, según testimonios de algunas personas que residían en dicho sector sur, o sea que los montículos posiblemente al-canzaban una altura cercana al metro.

La evidencia cerámica y lítica aunque es-parcida por toda el área, era de muy baja densidad, 1 tiesto por metro cuadrado, sin poder identificar ninguna concentración significativa que indicara la existencia de depósitos concretos, que posibilitara la identificación de estructuras enterradas. La prospección de sub-superficie confir-mó el patrón de superficie en casi toda el área, pero se pudieron identificar algunos sectores donde aparecieron cantidades significativas de material cerámico. En es-tos lugares se ubicaron sondeos de prue-ba de 1 metro por lado hasta alcanzar los 70-80 cm que fue la profundidad en don-de el material cultural desaparecía. Estos sondeos permitieron identificar pequeños

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empedrados y algunos entierros directos. También se realizó un sondeo que alcanzó 2 m de profundidad, practicado para cono-cer la estratigrafía natural que permitiera identificar posibles causas del abandono del sector sur.

En uno de estos sondeos de 1 por 1 m, se encontró un esqueleto entero, al menos to-das sus extremidades; aunque muchas par-tes como las costillas, pelvis, manos, pies, entre otros ya se habían desbaratado.

Hasta el momento, de 5 montículos son-deados, en 2 de ellos se han encontrado restos óseos, pero solo en uno dichos en-tierros han estado asociados a un ajuar funerario, aunque simple, siendo en to-dos los casos de 2 vasijas, una escudi-lla y un jarro de pequeñas dimensiones,

siendo las escudillas del tipo Usulután Negativo, mientras los jarros no presen-tan ninguna decoración, monocromos del color natural de la pasta. Se encon-tró una tumba de cajón (fig.1), rasgo que está en proceso de estudio. Otro de los montículos se destaca por presentar un empedrado de forma cir-cular de unos 2 metros de ancho, cuyo centro está libre de piedras (fig.2). Estas características no se han reportado en ningún sitio nicaragüense hasta la fecha. Su estudio, por problemas de tiempo, será continuado en un futuro inmediato, ya que dicho rasgo será convertido en un museo sitio.

Durante el proceso de remoción del sue-lo para la ubicación de las calles de la

urbanización, se han do-cumentado hasta el mo-mento 24 rasgos, entre los que se incluyen pequeños basamentos de piedra, cir-culares, de entre 15 y 30 cm de potencia, los que no se han podido interpre-tar por falta de evidencias sobre y alrededor de ellos; un área de 3 m de largo y de 2 m de ancho, de for-ma irregular de color rojo-naranja producto de fuego de alta temperatura; restos de entierros tanto directos como en urnas asociados a material del tipo Usulu-tán Negativo, y entierros en urnas del tipo Sacasa Fig.1: “Tumba de cajón” del periodo Tempisque (500 a.C.-500 d.C.)

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Estriado del período Sapoa; empedra-dos verticales de hasta 60 cm de alto por 50 cm de ancho, estructuras que se han interpretado como pequeños altares (fig.3); y empedrados, entre los que se destacan el comentado anteriormente, y uno de forma rectangular, de 5 m de lar-go por 4 m de ancho, con el centro tam-bién libre de piedras. Llama la atención que los entierros en urnas del tipo Saca-sa Estriado, no presenten otros tipos del mismo período como el omnipresente Papagayo Policromo.

La información aquí brindada no es la de-finitiva, pues hace falta realizar el análisis de todo el material cerámico que es el que básicamente permite establecer la se-cuencia; del mismo modo hacen falta los análisis físico-químicos de las muestras de carbón recolectadas de las excavaciones,

análisis que posibilitarán asignar fechas absolutas al material asociado a dichas muestras, por lo que este reporte solo es preliminar.

Fig.2: Piso empedrado de función todavía no determinada.

Fig.3: Posible altar.

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“Rescate arqueológico Ticuantepe II”Un aporte a la arqueología en Nicaragua

William Vásquez Moreno

Lic. Historia con orientación en Arqueología

l presente estudio se llevó a cabo en el municipio de Ticuantepe,

km 17 carretera a Ticuantepe, 500m al este. Obedece a la ampliación de la sub-estación eléctrica Ticuantepe, Proyecto Sistema de Interconexión eléctrica para los países de América Central (SIEPAC, EPR).

El objetivo principal de dicho rescate es recuperar las evidencias arqueológicas lo-calizadas en el área de emplazamiento, en donde se construye la ampliación de la sub-estación eléctrica Ticuantepe. Así mismo, contribuir al estudio de nuestros antepasa-dos mediante la evidencia material.

Aspectos geográficos y geológicosTicuantepe se deriva del náhuatl “ticune” que significa: tigre o fiera; y “tepeh”: ce-rro; es decir, “cerro de fieras”. Este posee una extensión territorial de 60.79 km². Geográficamente se ubica entre las co-

ordenadas 12˚ 01΄ de latitud norte y 86˚ 12΄ de longitud oeste. Limita al norte: mu-nicipio de Managua, al sur: municipio de la Concepción (dpto. de Masaya), al este: municipio de Nindirí (dpto. de Masaya) y al oeste: con las Cierras de Managua.

Geológicamente el municipio de Ticuantepe se encuentra ubicado entre el lago de Ma-nagua y el Océano Pacífico, bajo un sistema orográfico conformado por la cordillera volcá-nica de los Maribios, las cierras de Managua al sur de la cuidad y al oeste del municipio de Ticuantepe, con alturas que alcanzan hasta los 934m y la meseta de los pueblos que se desplaza paralela hacia el litoral del Pacífico, con alturas que sobrepasan los 500m.

SupervisiónarqueológicaSupervisión de 80 cuadriculas, montaje de interruptor, transformador de corrien-te, transformador de tención, seccionador

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y pararrayos; así como la supervisión en cuatro excavaciones más grandes que co-rresponden al montaje de estructuras, lo-grando identificar material cerámico distri-buido en la superficie del suelo, así como también la presencia de cinco entierros.

El trabajo consistió en recatar toda eviden-cia material que esté en peligro de desapa-recer; “el papel del arqueólogo consiste en localizar y registrar todos los yacimientos posibles, antes que sean destruidos por nuevas carreteras, edificios o diques, o por extensión de turbas, y el drenaje de am-bientes pantanosos”. (Renfrew; 67, 1983).

DocumentacióndelosentierrosEntierro I: Entierro primario asociado a tres pequeñas vasijas que formaban parte del ajuar del individuo, presencia de res-tos óseos humanos asociados a objetos cerámicos y dos piezas dentales de un infante. El entierro se ubica a una altura de 279.1 m.s.n.m. y en las coordenadas 16P0586944 UTM 1330037.

Entierro II: Localizado en las coordena-das 16P0586947 UTM 1330079, altura de

269.9 msnm; los restos óseos humanos se encontraron en mal estado, muestra no diagnóstica para determinar sexo, edad y estatura. Asociados se encontraron tres piezas cerámicas, estas forman parte de la ofrenda funeraria, dos pedestales cerá-micos del tipo Bocana Inciso y una vasija trípode que no presentaba los soportes y estaba colocada encima de lo que llama-mos “vasija que se utilizó como pedestal”.

Entierro III: Entierro primario, en las co-ordenadas 16P0586948 UTM 1330083, a una altura de 272.3msnm y 91cm de profundidad. El esqueleto se encontraba incompleto producto de alteración antró-pica, solo se descubrieron las extremida-des inferiores: Fémur, Tibia y Peroné.

Entierro IV: Entierro primario ubicado a una altura de 272.3 m.s.n.m., en las co-ordenadas 16P0586951 UTM 1330084. Presencia de 3 piezas cerámicas, una olla globular encima de la cerámica en forma de pedestal y una vasija trípode (fig.1); ubicadas entre la tibia y el peroné izquierdo del individuo, orientado en di-rección sur (el cráneo) - norte (los pies); el estado de conservación era malo.

La forma de las vasijas indica su posible función, aparentemente fueron de ca-rácter utilitario, pero al momento en que se da este proceso (entierro) es que son asignadas como ofrenda funeraria.

Entierro V: Entierro primario a una al-tura 270.4 m.s.n.m., en las coordenadas 16P0586951 UTM 1330095, profundidad

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Fig.1: Ofrenda encontrada en Entierro IV.

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de 87cm, orientado en dirección norte- sur (fig.2); las ofrendas funerarias se emplazan hacia el norte, en la parte cercana al crá-neo. Estado de conservación malo, el cadáver no presenta sus extremidades superiores (tórax, radio cúbito, costillas, etc.) y el cráneo presenta las parte de sus maxilares desprendidas.

El análisis de laboratorio permitió identificar que de los tres esqueletos diagnósticos, dos pertenecen al sexo masculino y uno de ellos al sexo femenino; con estaturas pro-medio entre 1.55 y 1.60m. de altura, estado de conservación entre regular y malo.

FactoresPor la descomposición natural, las caracte-rísticas físicas y químicas que componen el sedimento (humedad, temperatura, acides del suelo) y la variada temperatura de nues-tro país, se provocan cambios bruscos que afectan la durabilidad y resistividad de los restos óseos humanos.

La descomposición de los restos óseos pre-senta transformaciones extremadamente complejas, involucrando gran cantidad de tejidos orgánicos e inorgánicos, generando proliferación de insectos y lombrices, oca-sionando el deterioro de los huesos.

ResultadosSegún la cronología establecida para el área cultural de la Gran Nicoya, los tipos cerámi-cos conocidos como Bocana Inciso y Usu-lután Negativo, poseen una datación aproxi-mada entre los años 500 a.C.- 800 a.C., por ende este sitio tiene una antigüedad de 2500 a 2800 años aproximadamente.

Es posible que la cerámica en forma de pe-destal encontrada en contexto, se utilizó para sostener ollitas globulares que no se pueden sostener por si solas en un área plana.

Análisis de la PastaEn lo referente al tipo de pasta, se constató que el 41% de la misma corresponde a la pasta Oxidante Reductor Oxidante (ORO), lo que indica que el horno que se utilizó para la cocción de la cerámica corresponde a un horno abierto; la cerámica es cocida al aire libre, luego se le coloca material com-bustible (leña), posteriormente se inicia un proceso de cocción en donde el aire juega un papel fundamental y como resultado de ese proceso, se obtiene la cerámica tipo sándwich.

Algunos de los desgrasantes que se pu-dieron determinar en el análisis cerámico son: Cuarzo, Carbonato, Feldespato y Mica, destacando al Cuarzo como el más predominante. Cabe mencionar que los desgrasantes se utilizaron con el fin de que la pieza posea una mayor resistividad y durabilidad.

En cuanto a las formas de los fragmentos cerámicos clasificados, el 72% corres-ponde a cuerpos y el 28% a bordes.

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Fig.2: Entierro primario V.

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Estadística de visitantes

JuanaSunsín castrillo

Responsable de guías y taller de Mi Museo

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n este trimestre del 26 de julio al 15 de septiembre, Mi Museo ha recibido la visita de 2859 personas, correspondientes a 585 nacionales, 1102

estudiantes y 1172 extranjeros. Cantidad que supera a la obtenida el trimestre pasado que fue de 1827 visitas. La distribución de visitas por país se detalla a continuación:

Estados Unidos 434 Costa Rica 120 España 84 Países Bajos 70Francia 67 Inglaterra 50 Alemania 41 Canadá 37Australia 30 Honduras 28 El Salvador 25 Bélgica 21

Argentina 20 Suiza 17Dinamarca 14 Italia 14 Colombia 13 Guatemala 12 México 12 Brasil 10Japón 7Nueva Zelanda 7Noruega 6Cuba 5

Finlandia 4India 4Uruguay 4 Sudáfrica 3Portugal 2Perú 2Chile 2Corea 1Irlanda 1Israel 1

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Mi Museo, Calle Atravesada 505, Frente a Bancentro. Granada, Nicaragua. Telf. (505) 2552-7614

E-mail: [email protected] de atención: Lunes-Domingo: 8:00 a.m. - 5:00 p.m.

Entrada gratuita. www.mimuseo.org