Microhistorias

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PROYECTO DE SERIE DE FICCIÓN EL VIAJE HACIA LA FELICIDAD EL VIAJE HACIA LA FELICIDAD

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Microhistorias de los usuarios del taxi, de la serie de ficción ¿Dónde vamos?

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PROYECTO DE SERIE DE FICCIÓN

EL VIAJE HACIA LA FELICIDADEL VIAJE HACIA LA FELICIDAD

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F I C H A D E L F O R M A T O P R E S E N T A C I Ó N T R A T A M I E N T O N A R R A T I V O T R A T A M I E N T O A U D I O V I S U A L P L A N D E V I A B I L I D A D P L A N D E P R O D U C C I Ó N P R E S U P U E S T O PLANES DE FINANCIACIÓN ANEXO 02

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Anexo 02: Microhistorias

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Personajes que suben al taxi y aprovechan la empatía de Ricardo para desa-hogarse contando sus vidas. Pueden ser esporádicos o �jos. Ricardo les regala un consejo, un tema musical o una escena de pelicula que pueda servirles de guía.

Estas microhistorias nutrirán los webisopios de la webseie.

MICROHISTORIAS 01Loco por el motor. Duración: 2:30 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera: Un maestro muy sabio me enseñó la clave de la felicidad. El placer individual no existe. La felicidad o es compartida o no es felicidad.

El cliente ya está sentado y con el cinturón abrochado. Es un hombre maduro pero atractivo, delgado, con el pelo largo, donde abundan las hebras canosas, sujeto en una coleta. Apenas se aprecian la piernas anormalmente �nas, con las rodillas juntas giradas hacia un costado.

RICARDO (siempre voz out): No se arregla mal con la silla de ruedas.CLIENTE: Soy buen conductor.RICARDO: Y lleva mucho tiempo con este “vehículo”.CLIENTE: Unos cinco años, parece un trasto pero tiene muchas ventajas. No sabe lo que ahorro en calzado. RICARDO: Y siempre tiene asiento en el cine o en un concierto.CLIENTE (sonriendo): ¡Y todo va sobre ruedas!

(El taxi circula por las calles de la ciudad) RICARDO: (mirando por el espejo retrovisor) ¿Qué música le gusta? CLIENTE (que estaba mirando por la ventanilla): Solo la buena. RICARDO (voz out): Alguna preferencia: ¿clásica, rock, jazz? CLIENTE: Hoy agradecería una buena balada de jazz.

llegó al puerto! ¡Si no lo agarro, hay que pescarlo como un atún! Si, el yate se queda por ahora en el náutico de Valencia. ¡Oye! Esta hay que repetirla. Vale, nos vemos.LA RADIO… el gobernador del Banco de España advierte que la situación es de extrema gravedad. Cada dia que pasa sin tomar medidas drásticas aumenta el riesgo de una intervención de la Unión Europea que...ALBERTOPor Dios, no puede quitar ese rollo. Van a conseguir amargarme el día. RICARDODe acuerdo. Que tal un poco de música. ¿Un ritmo caribeño?(Suena Con poco coco, BSO de Chico y Rita)ALBERTOPerfecto. Muy apropiado. Disculpe pero no soporto a los agoreros que solo saben meter el miedo en el cuerpo a los borregos que les escuchan.RICARDONo cree que la situación esté tan mal como dicen.ALBERTODepende del nicho en que te muevas. Si has arramblado con todos los crédi-tos de los bancos para construir urbanizaciones y ahora te las tienes que comer con patatas, estas jodido. Per si has sido listo y mueves el dinero con inteligencia, puedes hacer de la crisis una oportunidad.RICARDOLe felicito por su suerte. Pocos pueden decir lo mismo.(suena el teléfono y Alberto lo atiende)ALBERTOPili, hola amor. Si de camino al aeropuerto. Bueno es que las reuniones se han hecho eternas. Ya sabes como son estos catalanes. Si, a dormir a casa. Un beso a los peques. ¡Chao!

¿Por donde íbamos? ¡Ah! De suerte nada. Soy asesor �nanciero y dirijo las inversiones de mucho pez gordo. Si hago bien mi trabajo, ellos ganan y yo gano. A mi nadie me ha regalado el dinero. Lo que tengo me lo he currado yo. La diferencia es que se vivir la vida. Por ejemplo he estado navegando por las Islas dos semanas con la familia. Mi mujer y mis hijos encantados, con el yate de cala en cala. Pero hace 5 días ya no podía más. Los envié para Madrid e inventé unas reun-iones en Roma y Barcelona. Vinieron 3 de mis mejores amigos y nos monta-

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mos una juerga inolvidable. Trajeron unas tías para nada remilgadas. Empezamos a beber y a follar hasta perder la noción del tiempo. Los vecinos de pantalán alucinaban con nosotros. Con lo dientes tan largos que han dejado hecha unos zorros la cubierta de teca. Pero hay que saber hacerlo. Es una cuestión de equilibrio y sentido común. Si pagas sabes que no vas a tener problemas. Yo no soy como esos capullos que se tiran una amante y se enamoran. Esos si son unos pringados, porque tarde o temprano la situación te estalla. Yo vuelvo a casa tan tranquilo. Sin muertos en el armario. Mañana he quedado con mis hijos para ir al concierto de Bruce Spreenting. Ellos y mi mujer me adoran. Tienen todo lo que necesi-tan y a cambio solo les pido responsabilidad y respeto.RICARDO¿Usted diría que es feliz?ALBERTOLa felicidad, como estado vital no existe. Hay instantes intensos que hay que exprimir al máximo. Como la juerga de estos días... o como el mes pasado en Japón. Llegué con unos tíos que conocían un centro Zen. Un lugar auténtico; no un montaje para turistas. Penetrar en un sitio así es algo muy especial. Allí se vive una espiritualidad primigenia. Algo que aquí hemos olvidado. Nada que ver con la rutina de los ritos católicos. Aunque no quieras te va calando como una niebla densa. Una experiencia irrepetible... En momentos así eres feliz.RICARDOPero para el budismo precisamente la auténtica felicidad no es un destello, sino un equilibrio permanente.ALBERTOBueno, si vives aislado en un convento, con la cabeza rapada y vestido solo con una túnica, te puedes permitir ese lujo. Pero en el mundo real para disfrutar de esos placeres hay que ganárselos. Aquí no puedes ser blando ni con la competencia ni con los empleados: o matas o mueres. No puedes ir con monsergas. Para mantenerse en primera �la hay que ser muy bueno y tener un temple de acero. Los hay con una suerte del carajo, que se pavo-nean a bordo de yates de 30 millones, solo porque han dado el pelotazo de su vida. Pero en �n no quiero hacerme mala sangre... RICARDODisculpe la pregunta, esa pelea constante ¿no le crea ansiedad?ALBERTOEn los negocios tienes de todo. Días de euforia y días que matarías a todo

RICARDO (voz out: A ver que le parece esto.

(Las manos del taxista remueven los CD del asiento del copiloto hasta dar con el de Billie Holliday. Lo introduce en la ranura y comienza a sonar Just one of those things). CLIENTE: Esa voz! No hay mejor compañía al volante. RICARDO (siempre voz out): ¿Le gusta conducir? CLIENTE: Siempre me ha gustado todo lo que tiene que ver con el motor...RICARDO: Como a�cionado.CLIENTE: ¡Que va! He participado en un montón de rallies. Cuando me dió por el 4 x 4, cada �n de semana el Suzuki iba directo de la montaña al taller. RICARDO: Y por ahí llegó el accidente.CLIENTE: No. Esto ha venido poco a poco. Esclerosis múltiple. Y lo peor es que no se para aquí. La cabrona sigue a lo suyo.RICARDO: Ha debido ser duro.CLIENTE: No puedo decir que no. Si fuera de los que miran hacia atrás, podría desesperarme. Pero si me centro en lo que hago cada día... llevo una buena vida.RICARDO: Vivir el presente. Gozar cada momento. Liberarnos del peso del pasado, que ya no existe, y no agobiarse por lo que vendrá, por que aún no es. Es la única actitud que funciona.CLIENTE: Eso y no renunciar a nada, porque si. Para seguir haciendo el cafre, formé un club de karts. Pero un par de trompos amenazaron con estropear lo poco que me funciona. Así que lo dejé. Con el coche adaptado no puedo correr, pero si viajar. Me encanta recorrer de buena mañana una carretera llena de curvas!

(El taxista cambia de marcha)CLIENTE: Para competir he optado por el handbike. ¿Lo conoce?RICARDO: No, pero por el nombre me hago una idea.CLIENTE; O sea un triciclo que pedaleas con las manos. He corrido varias Maratón y es una gozada ir alcanzando las metas que te vas marcando... Pero no hay nada como el apoyo de los amigos. RICARDO: En todas las fórmulas de la felicidad hay un elemento común: la amistad.CLIENTE: Sabe? Lo mejor de mi situación es que tengo más tiempo para cuidar a los amigos. Cada mañana, después de unos minutos de meditación

y varios kilómetros con el triciclo, me siento delante del ordenador y el teléfono a atender a los que me quieren.Puedo llegar a ser muy pesado. Hasta me regalaron un viaje, con tal de que los dejara en paz unos días. Pero en el fondo todos agradecen que alguien piense en ellos, organice las excursiones, los encuentros, las cenas... RICARDO: A veces la gente olvida decir que quiere a los que quiere.CLIENTE: Les ha costado un poco, pero creo que eso lo están asimilando. En �n, hay días jodidos, en que el cuerpo no te deja en paz. Pero si algo he aprendido es que se puede ser feliz sin gozar de buena salud. La verdad es que... bien pensado... yo podría decir... que soy feliz. Suena Just one of those things por Billie Holiday.

MICROHISTORIAS 02La vida como un calcetín. Duración: 3:25 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:Cuentan que en un pasado remoto los humanos eramos dioses. Pero abusa-mos de nuestros privilegios y la vida nos retiró el poder divino. Pensó esconderlo en el fondo de los océanos, en la luna... pero decidió enterrarlo donde nunca se les ocurriría buscar a los hombres: en el fondo de su corazón.Rosa, una mujer de unos 40 años, elegante pero con el pelo y la ropa algo desaliñados, entra en el taxi de Ricardo. A través de la ventanilla se ve la puerta de un hospital. Rosa mira con atención el aspecto del interior: CD's de jazz, fotos de películas, libros en la bandeja. Suena I waited for you, de Miles Davis.RICARDO (cambiando la señal de Libre. voz en out): ¿Una mala noche?ROSA (gesto de inmenso cansancio).RICARDO (cambiando de marcha): A menudo a la luz del día las cosas no se ven tan negras. ROSA: Dudo que tengan otro color.RICARDO: ¿Un familiar?ROSA: Mi... mi marido. Por ahora.RICARDO (tras una breve pausa): ¿Le molesta la música?ROSA (ausente, mirando por la ventanilla) No, por favor... déjela. RICARDO: A veces las palabras o la música no pueden dar consuelo, pero sí

compañía.ROSA (como volviendo de sus pensamientos): Hoy soy mala compañía. De golpe, mi mundo se ha dado la vuelta como un calcetín. Ayer era una cosa y hoy... mi matrimonio... mi vida... RICARDO (voz en out; el taxi circula por la ciudad. Rosa se vuelve hacia el retrovisor): Es un poco como en los dibujos animados, ¿No? El suelo que pisas desaparece y quedas momentáneamente en el aire. Sabes que vas a caer al fondo y no encuentras donde asirte.ROSA (ensayando una sonrisa forzada): Algo así. (De golpe estalla como si se hubiera soltado el tapón,) Es que nada está donde debe estar: familia, salud, amigos... Ayer recibo una llamada de un hotel. Mi marido, que se alojaba con su secretaria, había tenido un ataque y parecía algo serio. Al llegar al hospital me encuentro a la tipa esa llorando y a Mario entre la vida y la muerte. Hablo con mi mejor amiga y ella “¡Ay nena! Que mal me sabe que te enteres así”... Resulta que todos estaban al tanto de la situación. ¡Lo que se habrán reído a mi costa! ¡Y yo sin sospechar nada!. Si es que para esto soy una inútil. Con�ada no, ¡subnormal! Lo tenía ante mis ojos y no lo veía... (breve pausa).No es que las cosas fueran de maravilla. Llevábamos un tiempo más fríos que el mármol. Pero todo lo achacaba a la presión en el trabajo. A la crisis. Que se yo... Pero fíjese si soy tonta que yo le quiero... bueno le quería... le quiero...(Ricardo cambiando de marcha)ROSA: ¿Y ahora que hago? El médico dice que puede quedar impedido no se sabe el tiempo. ¡No lo puedo abandonar así! Aunque merecérselo, se lo merece. RICARDO (en out. Rosa escucha mirando al retrovisor): Son muchos sentimientos peleando entre si. Necesita un poco de calma para distanciarse de ellos e intentar ponerlos en su sitio.ROSA: ¿Y de dónde saco la calma, con la que me está cayendo?RICARDO: ¿Alguna vez ha hecho meditación? Sirve, entre otras cosas, para eso. ROSA: Pero evadiéndome no resolveré nada.RICARDO: El objetivo no es evadirse. Al contrario. Se trata de disponer la mente para que pueda mandar sobre los sentimientos. Por que ahora son ellos los que la sacuden sin darle un segundo de respiro. Y a partir de ahí descubrir que sólo le afectan si usted les da ese poder. ROSA: Suena razonable pero complicado. Yo nunca he sido de meterme para dentro.

RICARDO: Para empezar hay técnicas muy sencillas que le puedo enseñar. ROSA: Vale. Pongamos que dejo la mente en blanco. ¿Y ahora qué? En cuanto salga del trance se vuelve a liar.RICARDO: Antes de que los sentimientos negativos se abran paso, necesita centrarse en si misma. Ver si se conoce lo su�ciente. Repasar cuales son sus fortalezas. Recrearse en ellas. Renovarlas. Y descubrir sus debilidades. Rela-tivizarlas. Aparcarlas en el pasado.ROSA: ¿La típica consigna de sé tu misma?RICARDO: Todo lo típico tiene algo de verdad. Pero no vale decir: ”yo soy así y no puedo cambiar”. Es descubrir las cosas buenas que todos tenemos. Y reconocer las no tan buenas para, cuándo se presenten, poder decirles: “os conozco y no voy a dejar que me dominéis”ROSA: Y todo lo demás: la parálisis de Mario, mi matrimonio, la traición de losamigos, mi hijo que no se entiende con su padre.. ¿Para cuándo lo dejo?RICARDO: Ya vendrá. Pero antes debe cargar las pilas de autoestima... Saber que es usted quien decide, sin interferencias, si ama a su marido o no, si perdona a los amigos o los manda a paseo... (El taxi se detiene junto a la acera)RICARDO: Bueno ya hemos llegado. Déjeme que le envíe una canción.(En la pantalla del Ipod, pulsa “enviar” al tema Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten.ROSA: ¿Nos volveremos a ver?RICARDO: Yo siempre ando por ahí.Suena la canción Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten (relajacion, mantra)

MICROHISTORIAS 03El amo del mundo. Duración 3:30 min

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opción: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:

Alberto, un hombre maduro, luce ropa deportiva de marca, tipo naútica. Se instala en el asiento del taxi sin dejar de hablar por teléfono.ALBERTO(Al taxista) Al aeropuerto. (por teléfono) ¡Menuda mierda llevaba cuando

quisque. Pero ese es el juego. Si no lo sabes jugar, quédate de funcionario.RICARDOY su mujer, ¿no preferiría saber la verdad?ALBERTOIgual la sabe... o se la imagina. Pero mira para otro lado y todos ganamos. Así que volviendo a su pregunta: vivo mejor que muchos y controlo mi vida. Creo que se puede decir que soy más feliz que la mayoría.

Sinopsis de otras microhistorias.

1. La chica actual.

Mujer de algo menos de 30 años, desinhibida, capaz de hablar de las cues-tiones más personales sin ningún recato y más para echar unas risas que para soltar la lágrima. ¡Que los disgustos no se los puede tomar una muy en serio! Uno de los tópicos que dice “combatir”: los hombres no escuchan.

“El otro día paseaba con Rafa, mi novio, por el centro comercial. Yo iba largando: ¿No te parece increíble? Cuca y Jordi después de 15 años juntos y van y se separan. Es que no me lo puedo creer, ellos que eran la pareja perfecta. Aunque pensándolo bien, lo suyo no era normal. Era imposible que fueran siempre, como siameses, juntos a todas partes. Vamos, si él la esperaba en la puerta cada vez que iba al baño…. Y mira que iba veces. La tía debía tener incontinencia porque prácticamente vívia allí…”

Y Rafa, de lo más atento: “¿Sí? ¿De veras? ¿Y eso? Muy fuerte, la verdad.” Esto es lo que sale por su boca, pero su pensamiento complet sería así: “A las 21:15 empieza el partido (¿Sí?). Así que tengo que conseguir meter a ésta en casa. Antes de las 20,30 que empieza el previo (¿De veras?). Mierda… no tengo cervezas frías en la nevera (¿Y eso?). Tendré que ver con que excusa la llevo a la gasolinera. Allí si las tienen bien fresquitas (Muy fuerte, la verdad).

En conclusión, Rafa, como tantos otros, no es que no escuche, es que vive en otro mundo y le importa un bledo lo que ocurre en el nuestro.

2. El fotógrafo.

Ricardo sale del chiringuito del puerto, cuando no hace más que arrancar, al girar una esquina, junto a una �nca vieja, le da el alto un hombre vestido de traje de unos 40 años. Sube rápidamente en el asiento del copiloto, Ricardo sorprendido de que suba delante quit,a tan rápido como puede, los libros y cd’s que le acompañan sobre el asiento. “Al aeropuerto, rápido” dice Raúl, mientras saca un móvil de su chaqueta. “Hola, ¿Qué tal? ¿Cómo van los niños? Llego sobre las 9, si no pierdo el vuelo… ha sido una reunión muy intensa cariño, creo que los tengo en el bote, te lo cuento a la noche, besos, te quiero”.

Ricardo en silencio vuelve a subir el volumen de la radio, suena “Y sin embargo” de Sabina. Conduce en silencio mientras Sabina canta “un rato cada día, ya ves, te cambiaría por cualquiera…”, Raul mira hacia fuera con la mirada abstraída. De repente Ricardo dice casi para sí mismo “Canta bien la Olga Román esta”, “¿Cómo?” pregunta Raúl. “La chica que cantaba con Sabina en los conciertos de Sabina y Cia” una voz preciosa ¿le gusta Sabina?” Pregunta a Raul, que con el gesto torcido y casi enfadado porque Ricardo se haya dirigido a él, le espeta: “Llego tarde al aeropuerto”. Ricardo vuelve a concentrarse en la carretera entendiendo la negativa de Raul. Piensa que es extraño que su cliente haya hablado que venía de una reunión cuando en los alrededores del aeropuerto no hay o�cinas, tan sólo bares sucios que abren 24 horas al público, algún hostal de mala muerte y casas bajas de familias humildes afectadas por la especulación.

La mente de Ricardo comienza a imaginar y de repente vemos a Raul quitán-dose la ropa de calle en una casa humilde aunque con mucho estilo, está en el cuarto de su amante, aparece ella (Rebeca) con expresión sonriente y somnolienta, Raul comienza a ponerse un traje y a guardar los jeans y camiseta en el armario de Rebeca, ella intenta molestarle para evitar que se vuelva a poner el traje, mietras hablan de cuándo se volverán a ver.

De repente suena la voz de Raul de forma más real, Ricardo sale de la ensoñación y pregunta un “¿Cómo?” casi por inercia “digo que la culpa es mía, supongo que no acostumbra a que la gente se le siente delante, por eso se ha dirigido a mí, tengo tanta prisa que no controlo mis modales”, no se disculpe por los “modales” si realmente no quiere hablar conmigo no tiene

por qué hacerlo, no entiendo esa gente que piensa que todos los taxistas somos unos charlatanes, si usted no quiere hablar, no hablamos” Ricardo sabe que realmente todos los taxistas son unos charlatanes y él aún más. No entiende un viaje sin mediar palabra, a él le gusta la gente, le encanta pensar en cómo serán las vidas de sus clientes e imaginar de dónde vienen. “Real-mente con que usted me diga a dónde se dirige me basta para cumplir mi trabajo”. Raul se revuelve en el asiento mientras le contesta “En realidad no vengo de una reunión, soy fotógrafo, mi mujer no lo sabe, le digo que voy a reuniones que conseguirán sacarnos del bache económico en el que estamos metidos pero no es así, en realidad ni siquiera me reúno con mis amigos, me dedico a salir y fotogra�ar a gente que está peor que yo”. Ricardo había pensado que el motivo por el que viajaba este hombre era por ser in�el a su mujer con alguien ajeno a todas sus taras, todos los problemas cotidi-anos… y resulta que es un fotógrafo que engaña a su mujer con su cámara. Vacila un poco pero decide hacer una pregunta “¿Y coge usted un avión para hacer fotos a personas más necesitadas que usted?”, Raul contesta “No, hombre, no, he aprovechado para ver a mi madre, es ATS en el hospital” La madre de Raul trabaja en el hospital donde Ricardo estuvo en coma y donde perdió el rastro de su hijo. Raul comienza a contar su vida al taxista, es consci-ente de que se ha sentado en el asiento de delante por alguna razón psicológica, en realidad necesita hablar, necesita contar sus problemas a alguien que situa como neutral en su vida. Empieza a contar que su madre está muy agotada pero que todavía le queda para jubilarse, que perdió su trabajo en el norte y que ahora se siente atrapado allí porque tiene una letra hipotecaria que pagar, habla de que desearía poder estar con su madre y ayudarla y que su matrimonio no funciona porque todo ha salido mal desde que llegaron a esa ciudad donde siempre está lloviendo.

Ricardo está como extasiado pensando en la posibilidad de que la madre de ese cliente sepa algo sobre su hijo, están a punto de terminar el trayecto y no sabe como introducirse en el monólogo que su cliente ha iniciado, el cual ahora lamenta la corrupción en su ciudad y la dura situación que se vive a nivel global y se lamenta de que lo único que sabe hacer es fotogra�ar y engañar a su mujer. Ricardo comienza a hablar de la importancia de la fotografía y le agradece que se dedique a fotogra�ar a gente que ha sido marginada. Habla de Valle Inclán le cuenta cómo este perdió la mano, también habla del signi�cado de la palabra “esperpento”, El fotógrafo le escu-cha atentamente aunque nervioso porque va a llegar tarde al vuelo. Se da

cuenta de que ya no va a poder facturar su maleta y se lo dice a Ricardo. En este momento Ricardo encuentra la ocasión para poder volver a ver a este hombre e intentar acceder a su madre. “Podrías dejarme a mí la maleta, sé que tendrías que con�ar en mí pero yo te la guardaré, de hecho si la vivienda de tu madre me viene de paso en algún viaje se la puedo llevar yo o incluso al hospital, desgraciadamente hago muchos viajes allí”. Raul no entiende tanta amabilidad por parte del taxista pero acepta pues no puede perder el vuelo y volver a comprar otro.

Cuando acepta y va a bajar del coche, mientras saca de la maleta lo que se llevará en los bolsillos recibe una llamada a la que contesta “Si, lo sé, yo también te echaré de menos, volveré pronto cariño, te lo prometo”. Ricardo se da cuenta de que �nalmente este hombre sí que tiene una amante pero no le saca el tema, no al menos de forma directa. Cuando Raul ya ha colgado el teléfono, Ricardo le pide la dirección de su madre. Se dan los teléfonos.

Ricardo le da también el número de taxi y su número de teléfono. Una vez que Raul paga el viaje y mira desorientado hacia el aeropuerto, cuando está a punto de salir, Ricardo le llama la atención y le regala un CD. El que estaba sonando, “Sabina y Cia”, y quedan que hablarán durante los días próximos para entregar la maleta. Le dice que escuche la intro de “Y sin embargo” con la voz de Olga Román; que sólo así podrá entender el corazón de una mujer herida. Raul no lo entiende pero agradece el gesto y el CD.

Ricardo le llamará en los próximos días y será entonces cuando le pregunte sobre la posibilidad de preguntarle a su madre por su hijo.

3. La joven y la huida.

Helena espera con ansia la resolución que le dará el pasaporte para una nueva vida. Mira cada día el correo electrónico, el buzón. Hoy recibe la noti�-cación que podría signi�car el cambio de rumbo en su camino y en la que tiene puestas todas sus esperanzas.Sueña con dejar su trabajo mecánico y vacío en un restaurante para dedic-arse al cine, que es lo que le da vida. Piensa en lo afortunada que será cuando le pueda dedicar todo su tiempo y energía a construir un futuro sobre aquello que más le gusta.

Ella sabe que reúne de sobra todos los requisitos para la concesión de la beca. Ha escogido como destino el sur de Francia, para no ir muy lejos de aquí y para tener a su lado el mar y la luz que le fascinan de esta ciudad. Pero

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está preocupada por los recortes. Las partidas destinadas a educación son cada vez más reducidas y ella no tiene más posibilidad que la ayuda del Estado. Sus numerosos trabajos basura le han dado poco más que para sobrevivir.

Eso sí, vive sola. Es una persona con tesón y constancia. Metódica y organi-zada. Algo maniática, decidió hace tiempo que no quería compartir hogar con nadie. No tiene nada que la ate aquí y necesita un cambio de aires después de aquella última relación fallida y enfermiza, germen de sus proyectos futuros y de sus ganas de darle un giro a su vida. Por aquello de “todo cambio es para mejor”.

Fuma, bebe café, medita sobre todo lo que le ha pasado estos dos últimos y desafortunados años y sobre lo que quiere que le pase en los dos próximos. Quiere comparar el cine francés con el español y tiene preparada una investi-gación al respecto y algunos contactos académicos en Francia.

La frustración persigue a Helena desde hace tiempo. No le importa donde ir, sólo quiere huir. No suele coger taxis, pero busca uno desesperadamente esta vez. Va cargada y tiene prisa, aunque no tiene un rumbo de�nido. Y adelanta camino a pie. Por �n, para un taxi y sube. “¿Dónde vamos?”. Inter-cambian una mirada de desconcierto y ella responde: “Lejos”.Encuentra en el taxi de Ricardo un escondite perfecto. La música la distrae, suena jazz desconocido, pero terapéutico para ella. Ricardo arranca seguro, como si conociera el lugar perfecto adonde tienen que ir. Siente la huida de Helena como la suya, no necesita saber qué le ocurre. Pero convencido de que necesita distraerse pone una película sin preguntar. Sin saber cómo la pelicula francesa que pone Ricardo, signi�ca conecta intimamente con ella.

“Disfruta del presente y que el futuro no te paralice”. Es el cosejo que encaja con el estado actual en la vida de Helena y que Ricardo intenta explicar: Iniciar un nuevo proyecto de vida es un momento excepcional. No puedes permitir que nada lo ensombrezca. No cargues en tu mochila los fracasos del pasado. Ni dejes que el miedo al futuro te afecte. El miedo es una emoción heredada de nuestros antepasados homínidos, que absorbe todas nuestras energías para emplearla en la lucha o la huida. Pero si no se le da un uso inmediato, paraliza. Una buena forma de cargar las pilas del bienestar es visualizar, imaginar en imágenes, lo bueno que te va a suceder. Y esto no es

una ingenuidad, es una inversión. Ya sabes que el optimismo atrae el éxito y el pesimismo al fracaso.

4. El gay

Adán sube al taxi con muchísima prisa, vestido de chaqueta, con una �or en el bolsillo pequeño de la chaqueta. Tiene un bebé en brazos. “Buenas tardes, al Ayuntamiento, por favor”. “Parece que llega tarde a una boda“, piensa Ricardo. Adán (dirigiéndose al bebé) “Pequeñín, verás que sorpresa se lleva la familia cuando te vea”.

Ricardo decide distraerlo con una broma musical y deja sonar “Misión Imposible” de Michael Giacchino. Adán se ríe y comenta “ojalá no sea imposible, porque soy el novio!”. “Enhorabuena. Pero no se preocupe, estamos cerca. El pequeño está bastante tranquilo, probablemente se lo esté transmitiendo usted”.

Adán sonríe y se encoge de hombros. Suena jazz. La decisión está tomada desde hace tiempo y ya no hay lugar para dudas. Quizá ya no vuelvan a tener esta oportunidad y toda la familia está contentísima. Lo que mejor ha salido de todo y lo impulsa a seguir es el pequeño que tiene en brazos.“Esperamos que todo salga bien. Nos ha costado muchísimo �jar una fecha.” Ricardo acelera colándose entre el trá�co. “Al parecer, hay una avalancha de bodas desde el cambio de gobierno… Estamos preocupados por si se di�cultan las cosas para nosotros en estos años que vienen.” Continúa Adán.“Yo también me casé por lo civil. Siempre son tiempos difíciles para los osados.”

Hacen cuentas. Baja del coche con el nene el brazos. Lo reciben sus padres y parte de la familia. “Vamos, vamos! Te estábamos esperando!”. Todas las miradas de los presentes se centran automáticamente en el bebé, con reacciones d todo tipo. Dentro, Adán y Enrique se abrazan y comienza la ceremonia.

Ricardo le anima: Sea cual sea la reacción de la familia, no te puede afectar. Es tan fuerte al emoción del amor que sientes por tu hijo que te sirve de escudo protector. Dicen los cientí�cos que el cerebro no puede procesar al mismo tiempo dos emociones contrapuestas. Si ocupas tu mente con el amor no dejas espacio al reproche o la incomprensión de la familia. Sobre los sentimientos que ellos tengan, nada puedes hacer. Es su problema, pero si te lo propones, no pueden hacer mella en tí.

5. Catalina

Catalina sube al taxi de Ricardo regularmente. Ella, su hijo Carlos y su madre viven cerca de la zona donde descansa Ricardo y suele hacer desplazamien-tos cotidianos, que de otro modo le harían perder mucho tiempo, dice. Siem-pre hablan de tramas banales e historias cotidianas. Una mujer madura, casti-gada por los años, pero muy atractiva. Su ritmo de vida le produce algunos trastornos de salud, pero sigue siendo muy vivaz.

De alguna manera, Ricardo se siente atraído por ella, pero tiene la sensación de no poder conectar. Algo que, precisamente no le suele pasar. Catalina es independiente, cuida de su pequeño y de su madre, que está muy enferma. Los adora a ambos, pero tiene miedo de quedarse sola. Madre soltera, con estudios secundarios, vivió di�cultades económicas, pero empezó a ganar dinero hace unos años.En la historia que nos ocupa, Catalina acude al taxi de Ricardo directamente a la parada. Está apurada, tiene el rostro desencajado y los ojos de recién llorar. Hacía semanas que no la veía. “¿Cómo estás, Cata? ¿Todo bien? No te he visto en mucho tiempo”. “Llévame al hospital, Ricardo, rápido. Mi madre está allí, he recibido una llamada y creo que no le queda mucho”. “Lo siento, Cata ¿Está Carlos en casa?”, preocupado. “Sí, lo he dejado con una amiga”. Hace una larga pausa y mira a Ricardo por el retrovisor “¿Crees que me quedaré sola? Mi pequeño crecerá y también se irá…”, la frase se diluye y ella se recuesta en el asiento, agotada. Los pensamientos se atropellan en su cabeza desordenados en forma de miedos y dudas. Se desahoga con Ricardo camino al hospital “Creo que voy a dejar mi trabajo. Ya tengo ahorrado su�ciente para dedicarle tiempo a mi hijo y a mi vida. Estoy cansada de esconderme.”

Ricardo no sabe cuál es su trabajo, pero la historia cobrará sentido cuando vea a Catalina, más adelante, “acompañando” a un hombre distinto cada noche. Al verla, el mismo Ricardo recordará su última frase: “Estoy harta de esconderme”.

Page 4: Microhistorias

Personajes que suben al taxi y aprovechan la empatía de Ricardo para desa-hogarse contando sus vidas. Pueden ser esporádicos o �jos. Ricardo les regala un consejo, un tema musical o una escena de pelicula que pueda servirles de guía.

Estas microhistorias nutrirán los webisopios de la webseie.

MICROHISTORIAS 01Loco por el motor. Duración: 2:30 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera: Un maestro muy sabio me enseñó la clave de la felicidad. El placer individual no existe. La felicidad o es compartida o no es felicidad.

El cliente ya está sentado y con el cinturón abrochado. Es un hombre maduro pero atractivo, delgado, con el pelo largo, donde abundan las hebras canosas, sujeto en una coleta. Apenas se aprecian la piernas anormalmente �nas, con las rodillas juntas giradas hacia un costado.

RICARDO (siempre voz out): No se arregla mal con la silla de ruedas.CLIENTE: Soy buen conductor.RICARDO: Y lleva mucho tiempo con este “vehículo”.CLIENTE: Unos cinco años, parece un trasto pero tiene muchas ventajas. No sabe lo que ahorro en calzado. RICARDO: Y siempre tiene asiento en el cine o en un concierto.CLIENTE (sonriendo): ¡Y todo va sobre ruedas!

(El taxi circula por las calles de la ciudad) RICARDO: (mirando por el espejo retrovisor) ¿Qué música le gusta? CLIENTE (que estaba mirando por la ventanilla): Solo la buena. RICARDO (voz out): Alguna preferencia: ¿clásica, rock, jazz? CLIENTE: Hoy agradecería una buena balada de jazz.

llegó al puerto! ¡Si no lo agarro, hay que pescarlo como un atún! Si, el yate se queda por ahora en el náutico de Valencia. ¡Oye! Esta hay que repetirla. Vale, nos vemos.LA RADIO… el gobernador del Banco de España advierte que la situación es de extrema gravedad. Cada dia que pasa sin tomar medidas drásticas aumenta el riesgo de una intervención de la Unión Europea que...ALBERTOPor Dios, no puede quitar ese rollo. Van a conseguir amargarme el día. RICARDODe acuerdo. Que tal un poco de música. ¿Un ritmo caribeño?(Suena Con poco coco, BSO de Chico y Rita)ALBERTOPerfecto. Muy apropiado. Disculpe pero no soporto a los agoreros que solo saben meter el miedo en el cuerpo a los borregos que les escuchan.RICARDONo cree que la situación esté tan mal como dicen.ALBERTODepende del nicho en que te muevas. Si has arramblado con todos los crédi-tos de los bancos para construir urbanizaciones y ahora te las tienes que comer con patatas, estas jodido. Per si has sido listo y mueves el dinero con inteligencia, puedes hacer de la crisis una oportunidad.RICARDOLe felicito por su suerte. Pocos pueden decir lo mismo.(suena el teléfono y Alberto lo atiende)ALBERTOPili, hola amor. Si de camino al aeropuerto. Bueno es que las reuniones se han hecho eternas. Ya sabes como son estos catalanes. Si, a dormir a casa. Un beso a los peques. ¡Chao!

¿Por donde íbamos? ¡Ah! De suerte nada. Soy asesor �nanciero y dirijo las inversiones de mucho pez gordo. Si hago bien mi trabajo, ellos ganan y yo gano. A mi nadie me ha regalado el dinero. Lo que tengo me lo he currado yo. La diferencia es que se vivir la vida. Por ejemplo he estado navegando por las Islas dos semanas con la familia. Mi mujer y mis hijos encantados, con el yate de cala en cala. Pero hace 5 días ya no podía más. Los envié para Madrid e inventé unas reun-iones en Roma y Barcelona. Vinieron 3 de mis mejores amigos y nos monta-

mos una juerga inolvidable. Trajeron unas tías para nada remilgadas. Empezamos a beber y a follar hasta perder la noción del tiempo. Los vecinos de pantalán alucinaban con nosotros. Con lo dientes tan largos que han dejado hecha unos zorros la cubierta de teca. Pero hay que saber hacerlo. Es una cuestión de equilibrio y sentido común. Si pagas sabes que no vas a tener problemas. Yo no soy como esos capullos que se tiran una amante y se enamoran. Esos si son unos pringados, porque tarde o temprano la situación te estalla. Yo vuelvo a casa tan tranquilo. Sin muertos en el armario. Mañana he quedado con mis hijos para ir al concierto de Bruce Spreenting. Ellos y mi mujer me adoran. Tienen todo lo que necesi-tan y a cambio solo les pido responsabilidad y respeto.RICARDO¿Usted diría que es feliz?ALBERTOLa felicidad, como estado vital no existe. Hay instantes intensos que hay que exprimir al máximo. Como la juerga de estos días... o como el mes pasado en Japón. Llegué con unos tíos que conocían un centro Zen. Un lugar auténtico; no un montaje para turistas. Penetrar en un sitio así es algo muy especial. Allí se vive una espiritualidad primigenia. Algo que aquí hemos olvidado. Nada que ver con la rutina de los ritos católicos. Aunque no quieras te va calando como una niebla densa. Una experiencia irrepetible... En momentos así eres feliz.RICARDOPero para el budismo precisamente la auténtica felicidad no es un destello, sino un equilibrio permanente.ALBERTOBueno, si vives aislado en un convento, con la cabeza rapada y vestido solo con una túnica, te puedes permitir ese lujo. Pero en el mundo real para disfrutar de esos placeres hay que ganárselos. Aquí no puedes ser blando ni con la competencia ni con los empleados: o matas o mueres. No puedes ir con monsergas. Para mantenerse en primera �la hay que ser muy bueno y tener un temple de acero. Los hay con una suerte del carajo, que se pavo-nean a bordo de yates de 30 millones, solo porque han dado el pelotazo de su vida. Pero en �n no quiero hacerme mala sangre... RICARDODisculpe la pregunta, esa pelea constante ¿no le crea ansiedad?ALBERTOEn los negocios tienes de todo. Días de euforia y días que matarías a todo

RICARDO (voz out: A ver que le parece esto.

(Las manos del taxista remueven los CD del asiento del copiloto hasta dar con el de Billie Holliday. Lo introduce en la ranura y comienza a sonar Just one of those things). CLIENTE: Esa voz! No hay mejor compañía al volante. RICARDO (siempre voz out): ¿Le gusta conducir? CLIENTE: Siempre me ha gustado todo lo que tiene que ver con el motor...RICARDO: Como a�cionado.CLIENTE: ¡Que va! He participado en un montón de rallies. Cuando me dió por el 4 x 4, cada �n de semana el Suzuki iba directo de la montaña al taller. RICARDO: Y por ahí llegó el accidente.CLIENTE: No. Esto ha venido poco a poco. Esclerosis múltiple. Y lo peor es que no se para aquí. La cabrona sigue a lo suyo.RICARDO: Ha debido ser duro.CLIENTE: No puedo decir que no. Si fuera de los que miran hacia atrás, podría desesperarme. Pero si me centro en lo que hago cada día... llevo una buena vida.RICARDO: Vivir el presente. Gozar cada momento. Liberarnos del peso del pasado, que ya no existe, y no agobiarse por lo que vendrá, por que aún no es. Es la única actitud que funciona.CLIENTE: Eso y no renunciar a nada, porque si. Para seguir haciendo el cafre, formé un club de karts. Pero un par de trompos amenazaron con estropear lo poco que me funciona. Así que lo dejé. Con el coche adaptado no puedo correr, pero si viajar. Me encanta recorrer de buena mañana una carretera llena de curvas!

(El taxista cambia de marcha)CLIENTE: Para competir he optado por el handbike. ¿Lo conoce?RICARDO: No, pero por el nombre me hago una idea.CLIENTE; O sea un triciclo que pedaleas con las manos. He corrido varias Maratón y es una gozada ir alcanzando las metas que te vas marcando... Pero no hay nada como el apoyo de los amigos. RICARDO: En todas las fórmulas de la felicidad hay un elemento común: la amistad.CLIENTE: Sabe? Lo mejor de mi situación es que tengo más tiempo para cuidar a los amigos. Cada mañana, después de unos minutos de meditación

Anexo 02: Microhistorias

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y varios kilómetros con el triciclo, me siento delante del ordenador y el teléfono a atender a los que me quieren.Puedo llegar a ser muy pesado. Hasta me regalaron un viaje, con tal de que los dejara en paz unos días. Pero en el fondo todos agradecen que alguien piense en ellos, organice las excursiones, los encuentros, las cenas... RICARDO: A veces la gente olvida decir que quiere a los que quiere.CLIENTE: Les ha costado un poco, pero creo que eso lo están asimilando. En �n, hay días jodidos, en que el cuerpo no te deja en paz. Pero si algo he aprendido es que se puede ser feliz sin gozar de buena salud. La verdad es que... bien pensado... yo podría decir... que soy feliz. Suena Just one of those things por Billie Holiday.

MICROHISTORIAS 02La vida como un calcetín. Duración: 3:25 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:Cuentan que en un pasado remoto los humanos eramos dioses. Pero abusa-mos de nuestros privilegios y la vida nos retiró el poder divino. Pensó esconderlo en el fondo de los océanos, en la luna... pero decidió enterrarlo donde nunca se les ocurriría buscar a los hombres: en el fondo de su corazón.Rosa, una mujer de unos 40 años, elegante pero con el pelo y la ropa algo desaliñados, entra en el taxi de Ricardo. A través de la ventanilla se ve la puerta de un hospital. Rosa mira con atención el aspecto del interior: CD's de jazz, fotos de películas, libros en la bandeja. Suena I waited for you, de Miles Davis.RICARDO (cambiando la señal de Libre. voz en out): ¿Una mala noche?ROSA (gesto de inmenso cansancio).RICARDO (cambiando de marcha): A menudo a la luz del día las cosas no se ven tan negras. ROSA: Dudo que tengan otro color.RICARDO: ¿Un familiar?ROSA: Mi... mi marido. Por ahora.RICARDO (tras una breve pausa): ¿Le molesta la música?ROSA (ausente, mirando por la ventanilla) No, por favor... déjela. RICARDO: A veces las palabras o la música no pueden dar consuelo, pero sí

compañía.ROSA (como volviendo de sus pensamientos): Hoy soy mala compañía. De golpe, mi mundo se ha dado la vuelta como un calcetín. Ayer era una cosa y hoy... mi matrimonio... mi vida... RICARDO (voz en out; el taxi circula por la ciudad. Rosa se vuelve hacia el retrovisor): Es un poco como en los dibujos animados, ¿No? El suelo que pisas desaparece y quedas momentáneamente en el aire. Sabes que vas a caer al fondo y no encuentras donde asirte.ROSA (ensayando una sonrisa forzada): Algo así. (De golpe estalla como si se hubiera soltado el tapón,) Es que nada está donde debe estar: familia, salud, amigos... Ayer recibo una llamada de un hotel. Mi marido, que se alojaba con su secretaria, había tenido un ataque y parecía algo serio. Al llegar al hospital me encuentro a la tipa esa llorando y a Mario entre la vida y la muerte. Hablo con mi mejor amiga y ella “¡Ay nena! Que mal me sabe que te enteres así”... Resulta que todos estaban al tanto de la situación. ¡Lo que se habrán reído a mi costa! ¡Y yo sin sospechar nada!. Si es que para esto soy una inútil. Con�ada no, ¡subnormal! Lo tenía ante mis ojos y no lo veía... (breve pausa).No es que las cosas fueran de maravilla. Llevábamos un tiempo más fríos que el mármol. Pero todo lo achacaba a la presión en el trabajo. A la crisis. Que se yo... Pero fíjese si soy tonta que yo le quiero... bueno le quería... le quiero...(Ricardo cambiando de marcha)ROSA: ¿Y ahora que hago? El médico dice que puede quedar impedido no se sabe el tiempo. ¡No lo puedo abandonar así! Aunque merecérselo, se lo merece. RICARDO (en out. Rosa escucha mirando al retrovisor): Son muchos sentimientos peleando entre si. Necesita un poco de calma para distanciarse de ellos e intentar ponerlos en su sitio.ROSA: ¿Y de dónde saco la calma, con la que me está cayendo?RICARDO: ¿Alguna vez ha hecho meditación? Sirve, entre otras cosas, para eso. ROSA: Pero evadiéndome no resolveré nada.RICARDO: El objetivo no es evadirse. Al contrario. Se trata de disponer la mente para que pueda mandar sobre los sentimientos. Por que ahora son ellos los que la sacuden sin darle un segundo de respiro. Y a partir de ahí descubrir que sólo le afectan si usted les da ese poder. ROSA: Suena razonable pero complicado. Yo nunca he sido de meterme para dentro.

RICARDO: Para empezar hay técnicas muy sencillas que le puedo enseñar. ROSA: Vale. Pongamos que dejo la mente en blanco. ¿Y ahora qué? En cuanto salga del trance se vuelve a liar.RICARDO: Antes de que los sentimientos negativos se abran paso, necesita centrarse en si misma. Ver si se conoce lo su�ciente. Repasar cuales son sus fortalezas. Recrearse en ellas. Renovarlas. Y descubrir sus debilidades. Rela-tivizarlas. Aparcarlas en el pasado.ROSA: ¿La típica consigna de sé tu misma?RICARDO: Todo lo típico tiene algo de verdad. Pero no vale decir: ”yo soy así y no puedo cambiar”. Es descubrir las cosas buenas que todos tenemos. Y reconocer las no tan buenas para, cuándo se presenten, poder decirles: “os conozco y no voy a dejar que me dominéis”ROSA: Y todo lo demás: la parálisis de Mario, mi matrimonio, la traición de losamigos, mi hijo que no se entiende con su padre.. ¿Para cuándo lo dejo?RICARDO: Ya vendrá. Pero antes debe cargar las pilas de autoestima... Saber que es usted quien decide, sin interferencias, si ama a su marido o no, si perdona a los amigos o los manda a paseo... (El taxi se detiene junto a la acera)RICARDO: Bueno ya hemos llegado. Déjeme que le envíe una canción.(En la pantalla del Ipod, pulsa “enviar” al tema Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten.ROSA: ¿Nos volveremos a ver?RICARDO: Yo siempre ando por ahí.Suena la canción Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten (relajacion, mantra)

MICROHISTORIAS 03El amo del mundo. Duración 3:30 min

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opción: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:

Alberto, un hombre maduro, luce ropa deportiva de marca, tipo naútica. Se instala en el asiento del taxi sin dejar de hablar por teléfono.ALBERTO(Al taxista) Al aeropuerto. (por teléfono) ¡Menuda mierda llevaba cuando

quisque. Pero ese es el juego. Si no lo sabes jugar, quédate de funcionario.RICARDOY su mujer, ¿no preferiría saber la verdad?ALBERTOIgual la sabe... o se la imagina. Pero mira para otro lado y todos ganamos. Así que volviendo a su pregunta: vivo mejor que muchos y controlo mi vida. Creo que se puede decir que soy más feliz que la mayoría.

Sinopsis de otras microhistorias.

1. La chica actual.

Mujer de algo menos de 30 años, desinhibida, capaz de hablar de las cues-tiones más personales sin ningún recato y más para echar unas risas que para soltar la lágrima. ¡Que los disgustos no se los puede tomar una muy en serio! Uno de los tópicos que dice “combatir”: los hombres no escuchan.

“El otro día paseaba con Rafa, mi novio, por el centro comercial. Yo iba largando: ¿No te parece increíble? Cuca y Jordi después de 15 años juntos y van y se separan. Es que no me lo puedo creer, ellos que eran la pareja perfecta. Aunque pensándolo bien, lo suyo no era normal. Era imposible que fueran siempre, como siameses, juntos a todas partes. Vamos, si él la esperaba en la puerta cada vez que iba al baño…. Y mira que iba veces. La tía debía tener incontinencia porque prácticamente vívia allí…”

Y Rafa, de lo más atento: “¿Sí? ¿De veras? ¿Y eso? Muy fuerte, la verdad.” Esto es lo que sale por su boca, pero su pensamiento complet sería así: “A las 21:15 empieza el partido (¿Sí?). Así que tengo que conseguir meter a ésta en casa. Antes de las 20,30 que empieza el previo (¿De veras?). Mierda… no tengo cervezas frías en la nevera (¿Y eso?). Tendré que ver con que excusa la llevo a la gasolinera. Allí si las tienen bien fresquitas (Muy fuerte, la verdad).

En conclusión, Rafa, como tantos otros, no es que no escuche, es que vive en otro mundo y le importa un bledo lo que ocurre en el nuestro.

2. El fotógrafo.

Ricardo sale del chiringuito del puerto, cuando no hace más que arrancar, al girar una esquina, junto a una �nca vieja, le da el alto un hombre vestido de traje de unos 40 años. Sube rápidamente en el asiento del copiloto, Ricardo sorprendido de que suba delante quit,a tan rápido como puede, los libros y cd’s que le acompañan sobre el asiento. “Al aeropuerto, rápido” dice Raúl, mientras saca un móvil de su chaqueta. “Hola, ¿Qué tal? ¿Cómo van los niños? Llego sobre las 9, si no pierdo el vuelo… ha sido una reunión muy intensa cariño, creo que los tengo en el bote, te lo cuento a la noche, besos, te quiero”.

Ricardo en silencio vuelve a subir el volumen de la radio, suena “Y sin embargo” de Sabina. Conduce en silencio mientras Sabina canta “un rato cada día, ya ves, te cambiaría por cualquiera…”, Raul mira hacia fuera con la mirada abstraída. De repente Ricardo dice casi para sí mismo “Canta bien la Olga Román esta”, “¿Cómo?” pregunta Raúl. “La chica que cantaba con Sabina en los conciertos de Sabina y Cia” una voz preciosa ¿le gusta Sabina?” Pregunta a Raul, que con el gesto torcido y casi enfadado porque Ricardo se haya dirigido a él, le espeta: “Llego tarde al aeropuerto”. Ricardo vuelve a concentrarse en la carretera entendiendo la negativa de Raul. Piensa que es extraño que su cliente haya hablado que venía de una reunión cuando en los alrededores del aeropuerto no hay o�cinas, tan sólo bares sucios que abren 24 horas al público, algún hostal de mala muerte y casas bajas de familias humildes afectadas por la especulación.

La mente de Ricardo comienza a imaginar y de repente vemos a Raul quitán-dose la ropa de calle en una casa humilde aunque con mucho estilo, está en el cuarto de su amante, aparece ella (Rebeca) con expresión sonriente y somnolienta, Raul comienza a ponerse un traje y a guardar los jeans y camiseta en el armario de Rebeca, ella intenta molestarle para evitar que se vuelva a poner el traje, mietras hablan de cuándo se volverán a ver.

De repente suena la voz de Raul de forma más real, Ricardo sale de la ensoñación y pregunta un “¿Cómo?” casi por inercia “digo que la culpa es mía, supongo que no acostumbra a que la gente se le siente delante, por eso se ha dirigido a mí, tengo tanta prisa que no controlo mis modales”, no se disculpe por los “modales” si realmente no quiere hablar conmigo no tiene

por qué hacerlo, no entiendo esa gente que piensa que todos los taxistas somos unos charlatanes, si usted no quiere hablar, no hablamos” Ricardo sabe que realmente todos los taxistas son unos charlatanes y él aún más. No entiende un viaje sin mediar palabra, a él le gusta la gente, le encanta pensar en cómo serán las vidas de sus clientes e imaginar de dónde vienen. “Real-mente con que usted me diga a dónde se dirige me basta para cumplir mi trabajo”. Raul se revuelve en el asiento mientras le contesta “En realidad no vengo de una reunión, soy fotógrafo, mi mujer no lo sabe, le digo que voy a reuniones que conseguirán sacarnos del bache económico en el que estamos metidos pero no es así, en realidad ni siquiera me reúno con mis amigos, me dedico a salir y fotogra�ar a gente que está peor que yo”. Ricardo había pensado que el motivo por el que viajaba este hombre era por ser in�el a su mujer con alguien ajeno a todas sus taras, todos los problemas cotidi-anos… y resulta que es un fotógrafo que engaña a su mujer con su cámara. Vacila un poco pero decide hacer una pregunta “¿Y coge usted un avión para hacer fotos a personas más necesitadas que usted?”, Raul contesta “No, hombre, no, he aprovechado para ver a mi madre, es ATS en el hospital” La madre de Raul trabaja en el hospital donde Ricardo estuvo en coma y donde perdió el rastro de su hijo. Raul comienza a contar su vida al taxista, es consci-ente de que se ha sentado en el asiento de delante por alguna razón psicológica, en realidad necesita hablar, necesita contar sus problemas a alguien que situa como neutral en su vida. Empieza a contar que su madre está muy agotada pero que todavía le queda para jubilarse, que perdió su trabajo en el norte y que ahora se siente atrapado allí porque tiene una letra hipotecaria que pagar, habla de que desearía poder estar con su madre y ayudarla y que su matrimonio no funciona porque todo ha salido mal desde que llegaron a esa ciudad donde siempre está lloviendo.

Ricardo está como extasiado pensando en la posibilidad de que la madre de ese cliente sepa algo sobre su hijo, están a punto de terminar el trayecto y no sabe como introducirse en el monólogo que su cliente ha iniciado, el cual ahora lamenta la corrupción en su ciudad y la dura situación que se vive a nivel global y se lamenta de que lo único que sabe hacer es fotogra�ar y engañar a su mujer. Ricardo comienza a hablar de la importancia de la fotografía y le agradece que se dedique a fotogra�ar a gente que ha sido marginada. Habla de Valle Inclán le cuenta cómo este perdió la mano, también habla del signi�cado de la palabra “esperpento”, El fotógrafo le escu-cha atentamente aunque nervioso porque va a llegar tarde al vuelo. Se da

cuenta de que ya no va a poder facturar su maleta y se lo dice a Ricardo. En este momento Ricardo encuentra la ocasión para poder volver a ver a este hombre e intentar acceder a su madre. “Podrías dejarme a mí la maleta, sé que tendrías que con�ar en mí pero yo te la guardaré, de hecho si la vivienda de tu madre me viene de paso en algún viaje se la puedo llevar yo o incluso al hospital, desgraciadamente hago muchos viajes allí”. Raul no entiende tanta amabilidad por parte del taxista pero acepta pues no puede perder el vuelo y volver a comprar otro.

Cuando acepta y va a bajar del coche, mientras saca de la maleta lo que se llevará en los bolsillos recibe una llamada a la que contesta “Si, lo sé, yo también te echaré de menos, volveré pronto cariño, te lo prometo”. Ricardo se da cuenta de que �nalmente este hombre sí que tiene una amante pero no le saca el tema, no al menos de forma directa. Cuando Raul ya ha colgado el teléfono, Ricardo le pide la dirección de su madre. Se dan los teléfonos.

Ricardo le da también el número de taxi y su número de teléfono. Una vez que Raul paga el viaje y mira desorientado hacia el aeropuerto, cuando está a punto de salir, Ricardo le llama la atención y le regala un CD. El que estaba sonando, “Sabina y Cia”, y quedan que hablarán durante los días próximos para entregar la maleta. Le dice que escuche la intro de “Y sin embargo” con la voz de Olga Román; que sólo así podrá entender el corazón de una mujer herida. Raul no lo entiende pero agradece el gesto y el CD.

Ricardo le llamará en los próximos días y será entonces cuando le pregunte sobre la posibilidad de preguntarle a su madre por su hijo.

3. La joven y la huida.

Helena espera con ansia la resolución que le dará el pasaporte para una nueva vida. Mira cada día el correo electrónico, el buzón. Hoy recibe la noti�-cación que podría signi�car el cambio de rumbo en su camino y en la que tiene puestas todas sus esperanzas.Sueña con dejar su trabajo mecánico y vacío en un restaurante para dedic-arse al cine, que es lo que le da vida. Piensa en lo afortunada que será cuando le pueda dedicar todo su tiempo y energía a construir un futuro sobre aquello que más le gusta.

Ella sabe que reúne de sobra todos los requisitos para la concesión de la beca. Ha escogido como destino el sur de Francia, para no ir muy lejos de aquí y para tener a su lado el mar y la luz que le fascinan de esta ciudad. Pero

está preocupada por los recortes. Las partidas destinadas a educación son cada vez más reducidas y ella no tiene más posibilidad que la ayuda del Estado. Sus numerosos trabajos basura le han dado poco más que para sobrevivir.

Eso sí, vive sola. Es una persona con tesón y constancia. Metódica y organi-zada. Algo maniática, decidió hace tiempo que no quería compartir hogar con nadie. No tiene nada que la ate aquí y necesita un cambio de aires después de aquella última relación fallida y enfermiza, germen de sus proyectos futuros y de sus ganas de darle un giro a su vida. Por aquello de “todo cambio es para mejor”.

Fuma, bebe café, medita sobre todo lo que le ha pasado estos dos últimos y desafortunados años y sobre lo que quiere que le pase en los dos próximos. Quiere comparar el cine francés con el español y tiene preparada una investi-gación al respecto y algunos contactos académicos en Francia.

La frustración persigue a Helena desde hace tiempo. No le importa donde ir, sólo quiere huir. No suele coger taxis, pero busca uno desesperadamente esta vez. Va cargada y tiene prisa, aunque no tiene un rumbo de�nido. Y adelanta camino a pie. Por �n, para un taxi y sube. “¿Dónde vamos?”. Inter-cambian una mirada de desconcierto y ella responde: “Lejos”.Encuentra en el taxi de Ricardo un escondite perfecto. La música la distrae, suena jazz desconocido, pero terapéutico para ella. Ricardo arranca seguro, como si conociera el lugar perfecto adonde tienen que ir. Siente la huida de Helena como la suya, no necesita saber qué le ocurre. Pero convencido de que necesita distraerse pone una película sin preguntar. Sin saber cómo la pelicula francesa que pone Ricardo, signi�ca conecta intimamente con ella.

“Disfruta del presente y que el futuro no te paralice”. Es el cosejo que encaja con el estado actual en la vida de Helena y que Ricardo intenta explicar: Iniciar un nuevo proyecto de vida es un momento excepcional. No puedes permitir que nada lo ensombrezca. No cargues en tu mochila los fracasos del pasado. Ni dejes que el miedo al futuro te afecte. El miedo es una emoción heredada de nuestros antepasados homínidos, que absorbe todas nuestras energías para emplearla en la lucha o la huida. Pero si no se le da un uso inmediato, paraliza. Una buena forma de cargar las pilas del bienestar es visualizar, imaginar en imágenes, lo bueno que te va a suceder. Y esto no es

una ingenuidad, es una inversión. Ya sabes que el optimismo atrae el éxito y el pesimismo al fracaso.

4. El gay

Adán sube al taxi con muchísima prisa, vestido de chaqueta, con una �or en el bolsillo pequeño de la chaqueta. Tiene un bebé en brazos. “Buenas tardes, al Ayuntamiento, por favor”. “Parece que llega tarde a una boda“, piensa Ricardo. Adán (dirigiéndose al bebé) “Pequeñín, verás que sorpresa se lleva la familia cuando te vea”.

Ricardo decide distraerlo con una broma musical y deja sonar “Misión Imposible” de Michael Giacchino. Adán se ríe y comenta “ojalá no sea imposible, porque soy el novio!”. “Enhorabuena. Pero no se preocupe, estamos cerca. El pequeño está bastante tranquilo, probablemente se lo esté transmitiendo usted”.

Adán sonríe y se encoge de hombros. Suena jazz. La decisión está tomada desde hace tiempo y ya no hay lugar para dudas. Quizá ya no vuelvan a tener esta oportunidad y toda la familia está contentísima. Lo que mejor ha salido de todo y lo impulsa a seguir es el pequeño que tiene en brazos.“Esperamos que todo salga bien. Nos ha costado muchísimo �jar una fecha.” Ricardo acelera colándose entre el trá�co. “Al parecer, hay una avalancha de bodas desde el cambio de gobierno… Estamos preocupados por si se di�cultan las cosas para nosotros en estos años que vienen.” Continúa Adán.“Yo también me casé por lo civil. Siempre son tiempos difíciles para los osados.”

Hacen cuentas. Baja del coche con el nene el brazos. Lo reciben sus padres y parte de la familia. “Vamos, vamos! Te estábamos esperando!”. Todas las miradas de los presentes se centran automáticamente en el bebé, con reacciones d todo tipo. Dentro, Adán y Enrique se abrazan y comienza la ceremonia.

Ricardo le anima: Sea cual sea la reacción de la familia, no te puede afectar. Es tan fuerte al emoción del amor que sientes por tu hijo que te sirve de escudo protector. Dicen los cientí�cos que el cerebro no puede procesar al mismo tiempo dos emociones contrapuestas. Si ocupas tu mente con el amor no dejas espacio al reproche o la incomprensión de la familia. Sobre los sentimientos que ellos tengan, nada puedes hacer. Es su problema, pero si te lo propones, no pueden hacer mella en tí.

5. Catalina

Catalina sube al taxi de Ricardo regularmente. Ella, su hijo Carlos y su madre viven cerca de la zona donde descansa Ricardo y suele hacer desplazamien-tos cotidianos, que de otro modo le harían perder mucho tiempo, dice. Siem-pre hablan de tramas banales e historias cotidianas. Una mujer madura, casti-gada por los años, pero muy atractiva. Su ritmo de vida le produce algunos trastornos de salud, pero sigue siendo muy vivaz.

De alguna manera, Ricardo se siente atraído por ella, pero tiene la sensación de no poder conectar. Algo que, precisamente no le suele pasar. Catalina es independiente, cuida de su pequeño y de su madre, que está muy enferma. Los adora a ambos, pero tiene miedo de quedarse sola. Madre soltera, con estudios secundarios, vivió di�cultades económicas, pero empezó a ganar dinero hace unos años.En la historia que nos ocupa, Catalina acude al taxi de Ricardo directamente a la parada. Está apurada, tiene el rostro desencajado y los ojos de recién llorar. Hacía semanas que no la veía. “¿Cómo estás, Cata? ¿Todo bien? No te he visto en mucho tiempo”. “Llévame al hospital, Ricardo, rápido. Mi madre está allí, he recibido una llamada y creo que no le queda mucho”. “Lo siento, Cata ¿Está Carlos en casa?”, preocupado. “Sí, lo he dejado con una amiga”. Hace una larga pausa y mira a Ricardo por el retrovisor “¿Crees que me quedaré sola? Mi pequeño crecerá y también se irá…”, la frase se diluye y ella se recuesta en el asiento, agotada. Los pensamientos se atropellan en su cabeza desordenados en forma de miedos y dudas. Se desahoga con Ricardo camino al hospital “Creo que voy a dejar mi trabajo. Ya tengo ahorrado su�ciente para dedicarle tiempo a mi hijo y a mi vida. Estoy cansada de esconderme.”

Ricardo no sabe cuál es su trabajo, pero la historia cobrará sentido cuando vea a Catalina, más adelante, “acompañando” a un hombre distinto cada noche. Al verla, el mismo Ricardo recordará su última frase: “Estoy harta de esconderme”.

Page 5: Microhistorias

Personajes que suben al taxi y aprovechan la empatía de Ricardo para desa-hogarse contando sus vidas. Pueden ser esporádicos o �jos. Ricardo les regala un consejo, un tema musical o una escena de pelicula que pueda servirles de guía.

Estas microhistorias nutrirán los webisopios de la webseie.

MICROHISTORIAS 01Loco por el motor. Duración: 2:30 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera: Un maestro muy sabio me enseñó la clave de la felicidad. El placer individual no existe. La felicidad o es compartida o no es felicidad.

El cliente ya está sentado y con el cinturón abrochado. Es un hombre maduro pero atractivo, delgado, con el pelo largo, donde abundan las hebras canosas, sujeto en una coleta. Apenas se aprecian la piernas anormalmente �nas, con las rodillas juntas giradas hacia un costado.

RICARDO (siempre voz out): No se arregla mal con la silla de ruedas.CLIENTE: Soy buen conductor.RICARDO: Y lleva mucho tiempo con este “vehículo”.CLIENTE: Unos cinco años, parece un trasto pero tiene muchas ventajas. No sabe lo que ahorro en calzado. RICARDO: Y siempre tiene asiento en el cine o en un concierto.CLIENTE (sonriendo): ¡Y todo va sobre ruedas!

(El taxi circula por las calles de la ciudad) RICARDO: (mirando por el espejo retrovisor) ¿Qué música le gusta? CLIENTE (que estaba mirando por la ventanilla): Solo la buena. RICARDO (voz out): Alguna preferencia: ¿clásica, rock, jazz? CLIENTE: Hoy agradecería una buena balada de jazz.

llegó al puerto! ¡Si no lo agarro, hay que pescarlo como un atún! Si, el yate se queda por ahora en el náutico de Valencia. ¡Oye! Esta hay que repetirla. Vale, nos vemos.LA RADIO… el gobernador del Banco de España advierte que la situación es de extrema gravedad. Cada dia que pasa sin tomar medidas drásticas aumenta el riesgo de una intervención de la Unión Europea que...ALBERTOPor Dios, no puede quitar ese rollo. Van a conseguir amargarme el día. RICARDODe acuerdo. Que tal un poco de música. ¿Un ritmo caribeño?(Suena Con poco coco, BSO de Chico y Rita)ALBERTOPerfecto. Muy apropiado. Disculpe pero no soporto a los agoreros que solo saben meter el miedo en el cuerpo a los borregos que les escuchan.RICARDONo cree que la situación esté tan mal como dicen.ALBERTODepende del nicho en que te muevas. Si has arramblado con todos los crédi-tos de los bancos para construir urbanizaciones y ahora te las tienes que comer con patatas, estas jodido. Per si has sido listo y mueves el dinero con inteligencia, puedes hacer de la crisis una oportunidad.RICARDOLe felicito por su suerte. Pocos pueden decir lo mismo.(suena el teléfono y Alberto lo atiende)ALBERTOPili, hola amor. Si de camino al aeropuerto. Bueno es que las reuniones se han hecho eternas. Ya sabes como son estos catalanes. Si, a dormir a casa. Un beso a los peques. ¡Chao!

¿Por donde íbamos? ¡Ah! De suerte nada. Soy asesor �nanciero y dirijo las inversiones de mucho pez gordo. Si hago bien mi trabajo, ellos ganan y yo gano. A mi nadie me ha regalado el dinero. Lo que tengo me lo he currado yo. La diferencia es que se vivir la vida. Por ejemplo he estado navegando por las Islas dos semanas con la familia. Mi mujer y mis hijos encantados, con el yate de cala en cala. Pero hace 5 días ya no podía más. Los envié para Madrid e inventé unas reun-iones en Roma y Barcelona. Vinieron 3 de mis mejores amigos y nos monta-

mos una juerga inolvidable. Trajeron unas tías para nada remilgadas. Empezamos a beber y a follar hasta perder la noción del tiempo. Los vecinos de pantalán alucinaban con nosotros. Con lo dientes tan largos que han dejado hecha unos zorros la cubierta de teca. Pero hay que saber hacerlo. Es una cuestión de equilibrio y sentido común. Si pagas sabes que no vas a tener problemas. Yo no soy como esos capullos que se tiran una amante y se enamoran. Esos si son unos pringados, porque tarde o temprano la situación te estalla. Yo vuelvo a casa tan tranquilo. Sin muertos en el armario. Mañana he quedado con mis hijos para ir al concierto de Bruce Spreenting. Ellos y mi mujer me adoran. Tienen todo lo que necesi-tan y a cambio solo les pido responsabilidad y respeto.RICARDO¿Usted diría que es feliz?ALBERTOLa felicidad, como estado vital no existe. Hay instantes intensos que hay que exprimir al máximo. Como la juerga de estos días... o como el mes pasado en Japón. Llegué con unos tíos que conocían un centro Zen. Un lugar auténtico; no un montaje para turistas. Penetrar en un sitio así es algo muy especial. Allí se vive una espiritualidad primigenia. Algo que aquí hemos olvidado. Nada que ver con la rutina de los ritos católicos. Aunque no quieras te va calando como una niebla densa. Una experiencia irrepetible... En momentos así eres feliz.RICARDOPero para el budismo precisamente la auténtica felicidad no es un destello, sino un equilibrio permanente.ALBERTOBueno, si vives aislado en un convento, con la cabeza rapada y vestido solo con una túnica, te puedes permitir ese lujo. Pero en el mundo real para disfrutar de esos placeres hay que ganárselos. Aquí no puedes ser blando ni con la competencia ni con los empleados: o matas o mueres. No puedes ir con monsergas. Para mantenerse en primera �la hay que ser muy bueno y tener un temple de acero. Los hay con una suerte del carajo, que se pavo-nean a bordo de yates de 30 millones, solo porque han dado el pelotazo de su vida. Pero en �n no quiero hacerme mala sangre... RICARDODisculpe la pregunta, esa pelea constante ¿no le crea ansiedad?ALBERTOEn los negocios tienes de todo. Días de euforia y días que matarías a todo

RICARDO (voz out: A ver que le parece esto.

(Las manos del taxista remueven los CD del asiento del copiloto hasta dar con el de Billie Holliday. Lo introduce en la ranura y comienza a sonar Just one of those things). CLIENTE: Esa voz! No hay mejor compañía al volante. RICARDO (siempre voz out): ¿Le gusta conducir? CLIENTE: Siempre me ha gustado todo lo que tiene que ver con el motor...RICARDO: Como a�cionado.CLIENTE: ¡Que va! He participado en un montón de rallies. Cuando me dió por el 4 x 4, cada �n de semana el Suzuki iba directo de la montaña al taller. RICARDO: Y por ahí llegó el accidente.CLIENTE: No. Esto ha venido poco a poco. Esclerosis múltiple. Y lo peor es que no se para aquí. La cabrona sigue a lo suyo.RICARDO: Ha debido ser duro.CLIENTE: No puedo decir que no. Si fuera de los que miran hacia atrás, podría desesperarme. Pero si me centro en lo que hago cada día... llevo una buena vida.RICARDO: Vivir el presente. Gozar cada momento. Liberarnos del peso del pasado, que ya no existe, y no agobiarse por lo que vendrá, por que aún no es. Es la única actitud que funciona.CLIENTE: Eso y no renunciar a nada, porque si. Para seguir haciendo el cafre, formé un club de karts. Pero un par de trompos amenazaron con estropear lo poco que me funciona. Así que lo dejé. Con el coche adaptado no puedo correr, pero si viajar. Me encanta recorrer de buena mañana una carretera llena de curvas!

(El taxista cambia de marcha)CLIENTE: Para competir he optado por el handbike. ¿Lo conoce?RICARDO: No, pero por el nombre me hago una idea.CLIENTE; O sea un triciclo que pedaleas con las manos. He corrido varias Maratón y es una gozada ir alcanzando las metas que te vas marcando... Pero no hay nada como el apoyo de los amigos. RICARDO: En todas las fórmulas de la felicidad hay un elemento común: la amistad.CLIENTE: Sabe? Lo mejor de mi situación es que tengo más tiempo para cuidar a los amigos. Cada mañana, después de unos minutos de meditación

Anexo 02: Microhistorias

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y varios kilómetros con el triciclo, me siento delante del ordenador y el teléfono a atender a los que me quieren.Puedo llegar a ser muy pesado. Hasta me regalaron un viaje, con tal de que los dejara en paz unos días. Pero en el fondo todos agradecen que alguien piense en ellos, organice las excursiones, los encuentros, las cenas... RICARDO: A veces la gente olvida decir que quiere a los que quiere.CLIENTE: Les ha costado un poco, pero creo que eso lo están asimilando. En �n, hay días jodidos, en que el cuerpo no te deja en paz. Pero si algo he aprendido es que se puede ser feliz sin gozar de buena salud. La verdad es que... bien pensado... yo podría decir... que soy feliz. Suena Just one of those things por Billie Holiday.

MICROHISTORIAS 02La vida como un calcetín. Duración: 3:25 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:Cuentan que en un pasado remoto los humanos eramos dioses. Pero abusa-mos de nuestros privilegios y la vida nos retiró el poder divino. Pensó esconderlo en el fondo de los océanos, en la luna... pero decidió enterrarlo donde nunca se les ocurriría buscar a los hombres: en el fondo de su corazón.Rosa, una mujer de unos 40 años, elegante pero con el pelo y la ropa algo desaliñados, entra en el taxi de Ricardo. A través de la ventanilla se ve la puerta de un hospital. Rosa mira con atención el aspecto del interior: CD's de jazz, fotos de películas, libros en la bandeja. Suena I waited for you, de Miles Davis.RICARDO (cambiando la señal de Libre. voz en out): ¿Una mala noche?ROSA (gesto de inmenso cansancio).RICARDO (cambiando de marcha): A menudo a la luz del día las cosas no se ven tan negras. ROSA: Dudo que tengan otro color.RICARDO: ¿Un familiar?ROSA: Mi... mi marido. Por ahora.RICARDO (tras una breve pausa): ¿Le molesta la música?ROSA (ausente, mirando por la ventanilla) No, por favor... déjela. RICARDO: A veces las palabras o la música no pueden dar consuelo, pero sí

compañía.ROSA (como volviendo de sus pensamientos): Hoy soy mala compañía. De golpe, mi mundo se ha dado la vuelta como un calcetín. Ayer era una cosa y hoy... mi matrimonio... mi vida... RICARDO (voz en out; el taxi circula por la ciudad. Rosa se vuelve hacia el retrovisor): Es un poco como en los dibujos animados, ¿No? El suelo que pisas desaparece y quedas momentáneamente en el aire. Sabes que vas a caer al fondo y no encuentras donde asirte.ROSA (ensayando una sonrisa forzada): Algo así. (De golpe estalla como si se hubiera soltado el tapón,) Es que nada está donde debe estar: familia, salud, amigos... Ayer recibo una llamada de un hotel. Mi marido, que se alojaba con su secretaria, había tenido un ataque y parecía algo serio. Al llegar al hospital me encuentro a la tipa esa llorando y a Mario entre la vida y la muerte. Hablo con mi mejor amiga y ella “¡Ay nena! Que mal me sabe que te enteres así”... Resulta que todos estaban al tanto de la situación. ¡Lo que se habrán reído a mi costa! ¡Y yo sin sospechar nada!. Si es que para esto soy una inútil. Con�ada no, ¡subnormal! Lo tenía ante mis ojos y no lo veía... (breve pausa).No es que las cosas fueran de maravilla. Llevábamos un tiempo más fríos que el mármol. Pero todo lo achacaba a la presión en el trabajo. A la crisis. Que se yo... Pero fíjese si soy tonta que yo le quiero... bueno le quería... le quiero...(Ricardo cambiando de marcha)ROSA: ¿Y ahora que hago? El médico dice que puede quedar impedido no se sabe el tiempo. ¡No lo puedo abandonar así! Aunque merecérselo, se lo merece. RICARDO (en out. Rosa escucha mirando al retrovisor): Son muchos sentimientos peleando entre si. Necesita un poco de calma para distanciarse de ellos e intentar ponerlos en su sitio.ROSA: ¿Y de dónde saco la calma, con la que me está cayendo?RICARDO: ¿Alguna vez ha hecho meditación? Sirve, entre otras cosas, para eso. ROSA: Pero evadiéndome no resolveré nada.RICARDO: El objetivo no es evadirse. Al contrario. Se trata de disponer la mente para que pueda mandar sobre los sentimientos. Por que ahora son ellos los que la sacuden sin darle un segundo de respiro. Y a partir de ahí descubrir que sólo le afectan si usted les da ese poder. ROSA: Suena razonable pero complicado. Yo nunca he sido de meterme para dentro.

RICARDO: Para empezar hay técnicas muy sencillas que le puedo enseñar. ROSA: Vale. Pongamos que dejo la mente en blanco. ¿Y ahora qué? En cuanto salga del trance se vuelve a liar.RICARDO: Antes de que los sentimientos negativos se abran paso, necesita centrarse en si misma. Ver si se conoce lo su�ciente. Repasar cuales son sus fortalezas. Recrearse en ellas. Renovarlas. Y descubrir sus debilidades. Rela-tivizarlas. Aparcarlas en el pasado.ROSA: ¿La típica consigna de sé tu misma?RICARDO: Todo lo típico tiene algo de verdad. Pero no vale decir: ”yo soy así y no puedo cambiar”. Es descubrir las cosas buenas que todos tenemos. Y reconocer las no tan buenas para, cuándo se presenten, poder decirles: “os conozco y no voy a dejar que me dominéis”ROSA: Y todo lo demás: la parálisis de Mario, mi matrimonio, la traición de losamigos, mi hijo que no se entiende con su padre.. ¿Para cuándo lo dejo?RICARDO: Ya vendrá. Pero antes debe cargar las pilas de autoestima... Saber que es usted quien decide, sin interferencias, si ama a su marido o no, si perdona a los amigos o los manda a paseo... (El taxi se detiene junto a la acera)RICARDO: Bueno ya hemos llegado. Déjeme que le envíe una canción.(En la pantalla del Ipod, pulsa “enviar” al tema Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten.ROSA: ¿Nos volveremos a ver?RICARDO: Yo siempre ando por ahí.Suena la canción Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten (relajacion, mantra)

MICROHISTORIAS 03El amo del mundo. Duración 3:30 min

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opción: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:

Alberto, un hombre maduro, luce ropa deportiva de marca, tipo naútica. Se instala en el asiento del taxi sin dejar de hablar por teléfono.ALBERTO(Al taxista) Al aeropuerto. (por teléfono) ¡Menuda mierda llevaba cuando

quisque. Pero ese es el juego. Si no lo sabes jugar, quédate de funcionario.RICARDOY su mujer, ¿no preferiría saber la verdad?ALBERTOIgual la sabe... o se la imagina. Pero mira para otro lado y todos ganamos. Así que volviendo a su pregunta: vivo mejor que muchos y controlo mi vida. Creo que se puede decir que soy más feliz que la mayoría.

Sinopsis de otras microhistorias.

1. La chica actual.

Mujer de algo menos de 30 años, desinhibida, capaz de hablar de las cues-tiones más personales sin ningún recato y más para echar unas risas que para soltar la lágrima. ¡Que los disgustos no se los puede tomar una muy en serio! Uno de los tópicos que dice “combatir”: los hombres no escuchan.

“El otro día paseaba con Rafa, mi novio, por el centro comercial. Yo iba largando: ¿No te parece increíble? Cuca y Jordi después de 15 años juntos y van y se separan. Es que no me lo puedo creer, ellos que eran la pareja perfecta. Aunque pensándolo bien, lo suyo no era normal. Era imposible que fueran siempre, como siameses, juntos a todas partes. Vamos, si él la esperaba en la puerta cada vez que iba al baño…. Y mira que iba veces. La tía debía tener incontinencia porque prácticamente vívia allí…”

Y Rafa, de lo más atento: “¿Sí? ¿De veras? ¿Y eso? Muy fuerte, la verdad.” Esto es lo que sale por su boca, pero su pensamiento complet sería así: “A las 21:15 empieza el partido (¿Sí?). Así que tengo que conseguir meter a ésta en casa. Antes de las 20,30 que empieza el previo (¿De veras?). Mierda… no tengo cervezas frías en la nevera (¿Y eso?). Tendré que ver con que excusa la llevo a la gasolinera. Allí si las tienen bien fresquitas (Muy fuerte, la verdad).

En conclusión, Rafa, como tantos otros, no es que no escuche, es que vive en otro mundo y le importa un bledo lo que ocurre en el nuestro.

2. El fotógrafo.

Ricardo sale del chiringuito del puerto, cuando no hace más que arrancar, al girar una esquina, junto a una �nca vieja, le da el alto un hombre vestido de traje de unos 40 años. Sube rápidamente en el asiento del copiloto, Ricardo sorprendido de que suba delante quit,a tan rápido como puede, los libros y cd’s que le acompañan sobre el asiento. “Al aeropuerto, rápido” dice Raúl, mientras saca un móvil de su chaqueta. “Hola, ¿Qué tal? ¿Cómo van los niños? Llego sobre las 9, si no pierdo el vuelo… ha sido una reunión muy intensa cariño, creo que los tengo en el bote, te lo cuento a la noche, besos, te quiero”.

Ricardo en silencio vuelve a subir el volumen de la radio, suena “Y sin embargo” de Sabina. Conduce en silencio mientras Sabina canta “un rato cada día, ya ves, te cambiaría por cualquiera…”, Raul mira hacia fuera con la mirada abstraída. De repente Ricardo dice casi para sí mismo “Canta bien la Olga Román esta”, “¿Cómo?” pregunta Raúl. “La chica que cantaba con Sabina en los conciertos de Sabina y Cia” una voz preciosa ¿le gusta Sabina?” Pregunta a Raul, que con el gesto torcido y casi enfadado porque Ricardo se haya dirigido a él, le espeta: “Llego tarde al aeropuerto”. Ricardo vuelve a concentrarse en la carretera entendiendo la negativa de Raul. Piensa que es extraño que su cliente haya hablado que venía de una reunión cuando en los alrededores del aeropuerto no hay o�cinas, tan sólo bares sucios que abren 24 horas al público, algún hostal de mala muerte y casas bajas de familias humildes afectadas por la especulación.

La mente de Ricardo comienza a imaginar y de repente vemos a Raul quitán-dose la ropa de calle en una casa humilde aunque con mucho estilo, está en el cuarto de su amante, aparece ella (Rebeca) con expresión sonriente y somnolienta, Raul comienza a ponerse un traje y a guardar los jeans y camiseta en el armario de Rebeca, ella intenta molestarle para evitar que se vuelva a poner el traje, mietras hablan de cuándo se volverán a ver.

De repente suena la voz de Raul de forma más real, Ricardo sale de la ensoñación y pregunta un “¿Cómo?” casi por inercia “digo que la culpa es mía, supongo que no acostumbra a que la gente se le siente delante, por eso se ha dirigido a mí, tengo tanta prisa que no controlo mis modales”, no se disculpe por los “modales” si realmente no quiere hablar conmigo no tiene

por qué hacerlo, no entiendo esa gente que piensa que todos los taxistas somos unos charlatanes, si usted no quiere hablar, no hablamos” Ricardo sabe que realmente todos los taxistas son unos charlatanes y él aún más. No entiende un viaje sin mediar palabra, a él le gusta la gente, le encanta pensar en cómo serán las vidas de sus clientes e imaginar de dónde vienen. “Real-mente con que usted me diga a dónde se dirige me basta para cumplir mi trabajo”. Raul se revuelve en el asiento mientras le contesta “En realidad no vengo de una reunión, soy fotógrafo, mi mujer no lo sabe, le digo que voy a reuniones que conseguirán sacarnos del bache económico en el que estamos metidos pero no es así, en realidad ni siquiera me reúno con mis amigos, me dedico a salir y fotogra�ar a gente que está peor que yo”. Ricardo había pensado que el motivo por el que viajaba este hombre era por ser in�el a su mujer con alguien ajeno a todas sus taras, todos los problemas cotidi-anos… y resulta que es un fotógrafo que engaña a su mujer con su cámara. Vacila un poco pero decide hacer una pregunta “¿Y coge usted un avión para hacer fotos a personas más necesitadas que usted?”, Raul contesta “No, hombre, no, he aprovechado para ver a mi madre, es ATS en el hospital” La madre de Raul trabaja en el hospital donde Ricardo estuvo en coma y donde perdió el rastro de su hijo. Raul comienza a contar su vida al taxista, es consci-ente de que se ha sentado en el asiento de delante por alguna razón psicológica, en realidad necesita hablar, necesita contar sus problemas a alguien que situa como neutral en su vida. Empieza a contar que su madre está muy agotada pero que todavía le queda para jubilarse, que perdió su trabajo en el norte y que ahora se siente atrapado allí porque tiene una letra hipotecaria que pagar, habla de que desearía poder estar con su madre y ayudarla y que su matrimonio no funciona porque todo ha salido mal desde que llegaron a esa ciudad donde siempre está lloviendo.

Ricardo está como extasiado pensando en la posibilidad de que la madre de ese cliente sepa algo sobre su hijo, están a punto de terminar el trayecto y no sabe como introducirse en el monólogo que su cliente ha iniciado, el cual ahora lamenta la corrupción en su ciudad y la dura situación que se vive a nivel global y se lamenta de que lo único que sabe hacer es fotogra�ar y engañar a su mujer. Ricardo comienza a hablar de la importancia de la fotografía y le agradece que se dedique a fotogra�ar a gente que ha sido marginada. Habla de Valle Inclán le cuenta cómo este perdió la mano, también habla del signi�cado de la palabra “esperpento”, El fotógrafo le escu-cha atentamente aunque nervioso porque va a llegar tarde al vuelo. Se da

cuenta de que ya no va a poder facturar su maleta y se lo dice a Ricardo. En este momento Ricardo encuentra la ocasión para poder volver a ver a este hombre e intentar acceder a su madre. “Podrías dejarme a mí la maleta, sé que tendrías que con�ar en mí pero yo te la guardaré, de hecho si la vivienda de tu madre me viene de paso en algún viaje se la puedo llevar yo o incluso al hospital, desgraciadamente hago muchos viajes allí”. Raul no entiende tanta amabilidad por parte del taxista pero acepta pues no puede perder el vuelo y volver a comprar otro.

Cuando acepta y va a bajar del coche, mientras saca de la maleta lo que se llevará en los bolsillos recibe una llamada a la que contesta “Si, lo sé, yo también te echaré de menos, volveré pronto cariño, te lo prometo”. Ricardo se da cuenta de que �nalmente este hombre sí que tiene una amante pero no le saca el tema, no al menos de forma directa. Cuando Raul ya ha colgado el teléfono, Ricardo le pide la dirección de su madre. Se dan los teléfonos.

Ricardo le da también el número de taxi y su número de teléfono. Una vez que Raul paga el viaje y mira desorientado hacia el aeropuerto, cuando está a punto de salir, Ricardo le llama la atención y le regala un CD. El que estaba sonando, “Sabina y Cia”, y quedan que hablarán durante los días próximos para entregar la maleta. Le dice que escuche la intro de “Y sin embargo” con la voz de Olga Román; que sólo así podrá entender el corazón de una mujer herida. Raul no lo entiende pero agradece el gesto y el CD.

Ricardo le llamará en los próximos días y será entonces cuando le pregunte sobre la posibilidad de preguntarle a su madre por su hijo.

3. La joven y la huida.

Helena espera con ansia la resolución que le dará el pasaporte para una nueva vida. Mira cada día el correo electrónico, el buzón. Hoy recibe la noti�-cación que podría signi�car el cambio de rumbo en su camino y en la que tiene puestas todas sus esperanzas.Sueña con dejar su trabajo mecánico y vacío en un restaurante para dedic-arse al cine, que es lo que le da vida. Piensa en lo afortunada que será cuando le pueda dedicar todo su tiempo y energía a construir un futuro sobre aquello que más le gusta.

Ella sabe que reúne de sobra todos los requisitos para la concesión de la beca. Ha escogido como destino el sur de Francia, para no ir muy lejos de aquí y para tener a su lado el mar y la luz que le fascinan de esta ciudad. Pero

está preocupada por los recortes. Las partidas destinadas a educación son cada vez más reducidas y ella no tiene más posibilidad que la ayuda del Estado. Sus numerosos trabajos basura le han dado poco más que para sobrevivir.

Eso sí, vive sola. Es una persona con tesón y constancia. Metódica y organi-zada. Algo maniática, decidió hace tiempo que no quería compartir hogar con nadie. No tiene nada que la ate aquí y necesita un cambio de aires después de aquella última relación fallida y enfermiza, germen de sus proyectos futuros y de sus ganas de darle un giro a su vida. Por aquello de “todo cambio es para mejor”.

Fuma, bebe café, medita sobre todo lo que le ha pasado estos dos últimos y desafortunados años y sobre lo que quiere que le pase en los dos próximos. Quiere comparar el cine francés con el español y tiene preparada una investi-gación al respecto y algunos contactos académicos en Francia.

La frustración persigue a Helena desde hace tiempo. No le importa donde ir, sólo quiere huir. No suele coger taxis, pero busca uno desesperadamente esta vez. Va cargada y tiene prisa, aunque no tiene un rumbo de�nido. Y adelanta camino a pie. Por �n, para un taxi y sube. “¿Dónde vamos?”. Inter-cambian una mirada de desconcierto y ella responde: “Lejos”.Encuentra en el taxi de Ricardo un escondite perfecto. La música la distrae, suena jazz desconocido, pero terapéutico para ella. Ricardo arranca seguro, como si conociera el lugar perfecto adonde tienen que ir. Siente la huida de Helena como la suya, no necesita saber qué le ocurre. Pero convencido de que necesita distraerse pone una película sin preguntar. Sin saber cómo la pelicula francesa que pone Ricardo, signi�ca conecta intimamente con ella.

“Disfruta del presente y que el futuro no te paralice”. Es el cosejo que encaja con el estado actual en la vida de Helena y que Ricardo intenta explicar: Iniciar un nuevo proyecto de vida es un momento excepcional. No puedes permitir que nada lo ensombrezca. No cargues en tu mochila los fracasos del pasado. Ni dejes que el miedo al futuro te afecte. El miedo es una emoción heredada de nuestros antepasados homínidos, que absorbe todas nuestras energías para emplearla en la lucha o la huida. Pero si no se le da un uso inmediato, paraliza. Una buena forma de cargar las pilas del bienestar es visualizar, imaginar en imágenes, lo bueno que te va a suceder. Y esto no es

una ingenuidad, es una inversión. Ya sabes que el optimismo atrae el éxito y el pesimismo al fracaso.

4. El gay

Adán sube al taxi con muchísima prisa, vestido de chaqueta, con una �or en el bolsillo pequeño de la chaqueta. Tiene un bebé en brazos. “Buenas tardes, al Ayuntamiento, por favor”. “Parece que llega tarde a una boda“, piensa Ricardo. Adán (dirigiéndose al bebé) “Pequeñín, verás que sorpresa se lleva la familia cuando te vea”.

Ricardo decide distraerlo con una broma musical y deja sonar “Misión Imposible” de Michael Giacchino. Adán se ríe y comenta “ojalá no sea imposible, porque soy el novio!”. “Enhorabuena. Pero no se preocupe, estamos cerca. El pequeño está bastante tranquilo, probablemente se lo esté transmitiendo usted”.

Adán sonríe y se encoge de hombros. Suena jazz. La decisión está tomada desde hace tiempo y ya no hay lugar para dudas. Quizá ya no vuelvan a tener esta oportunidad y toda la familia está contentísima. Lo que mejor ha salido de todo y lo impulsa a seguir es el pequeño que tiene en brazos.“Esperamos que todo salga bien. Nos ha costado muchísimo �jar una fecha.” Ricardo acelera colándose entre el trá�co. “Al parecer, hay una avalancha de bodas desde el cambio de gobierno… Estamos preocupados por si se di�cultan las cosas para nosotros en estos años que vienen.” Continúa Adán.“Yo también me casé por lo civil. Siempre son tiempos difíciles para los osados.”

Hacen cuentas. Baja del coche con el nene el brazos. Lo reciben sus padres y parte de la familia. “Vamos, vamos! Te estábamos esperando!”. Todas las miradas de los presentes se centran automáticamente en el bebé, con reacciones d todo tipo. Dentro, Adán y Enrique se abrazan y comienza la ceremonia.

Ricardo le anima: Sea cual sea la reacción de la familia, no te puede afectar. Es tan fuerte al emoción del amor que sientes por tu hijo que te sirve de escudo protector. Dicen los cientí�cos que el cerebro no puede procesar al mismo tiempo dos emociones contrapuestas. Si ocupas tu mente con el amor no dejas espacio al reproche o la incomprensión de la familia. Sobre los sentimientos que ellos tengan, nada puedes hacer. Es su problema, pero si te lo propones, no pueden hacer mella en tí.

5. Catalina

Catalina sube al taxi de Ricardo regularmente. Ella, su hijo Carlos y su madre viven cerca de la zona donde descansa Ricardo y suele hacer desplazamien-tos cotidianos, que de otro modo le harían perder mucho tiempo, dice. Siem-pre hablan de tramas banales e historias cotidianas. Una mujer madura, casti-gada por los años, pero muy atractiva. Su ritmo de vida le produce algunos trastornos de salud, pero sigue siendo muy vivaz.

De alguna manera, Ricardo se siente atraído por ella, pero tiene la sensación de no poder conectar. Algo que, precisamente no le suele pasar. Catalina es independiente, cuida de su pequeño y de su madre, que está muy enferma. Los adora a ambos, pero tiene miedo de quedarse sola. Madre soltera, con estudios secundarios, vivió di�cultades económicas, pero empezó a ganar dinero hace unos años.En la historia que nos ocupa, Catalina acude al taxi de Ricardo directamente a la parada. Está apurada, tiene el rostro desencajado y los ojos de recién llorar. Hacía semanas que no la veía. “¿Cómo estás, Cata? ¿Todo bien? No te he visto en mucho tiempo”. “Llévame al hospital, Ricardo, rápido. Mi madre está allí, he recibido una llamada y creo que no le queda mucho”. “Lo siento, Cata ¿Está Carlos en casa?”, preocupado. “Sí, lo he dejado con una amiga”. Hace una larga pausa y mira a Ricardo por el retrovisor “¿Crees que me quedaré sola? Mi pequeño crecerá y también se irá…”, la frase se diluye y ella se recuesta en el asiento, agotada. Los pensamientos se atropellan en su cabeza desordenados en forma de miedos y dudas. Se desahoga con Ricardo camino al hospital “Creo que voy a dejar mi trabajo. Ya tengo ahorrado su�ciente para dedicarle tiempo a mi hijo y a mi vida. Estoy cansada de esconderme.”

Ricardo no sabe cuál es su trabajo, pero la historia cobrará sentido cuando vea a Catalina, más adelante, “acompañando” a un hombre distinto cada noche. Al verla, el mismo Ricardo recordará su última frase: “Estoy harta de esconderme”.

Page 6: Microhistorias

Personajes que suben al taxi y aprovechan la empatía de Ricardo para desa-hogarse contando sus vidas. Pueden ser esporádicos o �jos. Ricardo les regala un consejo, un tema musical o una escena de pelicula que pueda servirles de guía.

Estas microhistorias nutrirán los webisopios de la webseie.

MICROHISTORIAS 01Loco por el motor. Duración: 2:30 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera: Un maestro muy sabio me enseñó la clave de la felicidad. El placer individual no existe. La felicidad o es compartida o no es felicidad.

El cliente ya está sentado y con el cinturón abrochado. Es un hombre maduro pero atractivo, delgado, con el pelo largo, donde abundan las hebras canosas, sujeto en una coleta. Apenas se aprecian la piernas anormalmente �nas, con las rodillas juntas giradas hacia un costado.

RICARDO (siempre voz out): No se arregla mal con la silla de ruedas.CLIENTE: Soy buen conductor.RICARDO: Y lleva mucho tiempo con este “vehículo”.CLIENTE: Unos cinco años, parece un trasto pero tiene muchas ventajas. No sabe lo que ahorro en calzado. RICARDO: Y siempre tiene asiento en el cine o en un concierto.CLIENTE (sonriendo): ¡Y todo va sobre ruedas!

(El taxi circula por las calles de la ciudad) RICARDO: (mirando por el espejo retrovisor) ¿Qué música le gusta? CLIENTE (que estaba mirando por la ventanilla): Solo la buena. RICARDO (voz out): Alguna preferencia: ¿clásica, rock, jazz? CLIENTE: Hoy agradecería una buena balada de jazz.

llegó al puerto! ¡Si no lo agarro, hay que pescarlo como un atún! Si, el yate se queda por ahora en el náutico de Valencia. ¡Oye! Esta hay que repetirla. Vale, nos vemos.LA RADIO… el gobernador del Banco de España advierte que la situación es de extrema gravedad. Cada dia que pasa sin tomar medidas drásticas aumenta el riesgo de una intervención de la Unión Europea que...ALBERTOPor Dios, no puede quitar ese rollo. Van a conseguir amargarme el día. RICARDODe acuerdo. Que tal un poco de música. ¿Un ritmo caribeño?(Suena Con poco coco, BSO de Chico y Rita)ALBERTOPerfecto. Muy apropiado. Disculpe pero no soporto a los agoreros que solo saben meter el miedo en el cuerpo a los borregos que les escuchan.RICARDONo cree que la situación esté tan mal como dicen.ALBERTODepende del nicho en que te muevas. Si has arramblado con todos los crédi-tos de los bancos para construir urbanizaciones y ahora te las tienes que comer con patatas, estas jodido. Per si has sido listo y mueves el dinero con inteligencia, puedes hacer de la crisis una oportunidad.RICARDOLe felicito por su suerte. Pocos pueden decir lo mismo.(suena el teléfono y Alberto lo atiende)ALBERTOPili, hola amor. Si de camino al aeropuerto. Bueno es que las reuniones se han hecho eternas. Ya sabes como son estos catalanes. Si, a dormir a casa. Un beso a los peques. ¡Chao!

¿Por donde íbamos? ¡Ah! De suerte nada. Soy asesor �nanciero y dirijo las inversiones de mucho pez gordo. Si hago bien mi trabajo, ellos ganan y yo gano. A mi nadie me ha regalado el dinero. Lo que tengo me lo he currado yo. La diferencia es que se vivir la vida. Por ejemplo he estado navegando por las Islas dos semanas con la familia. Mi mujer y mis hijos encantados, con el yate de cala en cala. Pero hace 5 días ya no podía más. Los envié para Madrid e inventé unas reun-iones en Roma y Barcelona. Vinieron 3 de mis mejores amigos y nos monta-

mos una juerga inolvidable. Trajeron unas tías para nada remilgadas. Empezamos a beber y a follar hasta perder la noción del tiempo. Los vecinos de pantalán alucinaban con nosotros. Con lo dientes tan largos que han dejado hecha unos zorros la cubierta de teca. Pero hay que saber hacerlo. Es una cuestión de equilibrio y sentido común. Si pagas sabes que no vas a tener problemas. Yo no soy como esos capullos que se tiran una amante y se enamoran. Esos si son unos pringados, porque tarde o temprano la situación te estalla. Yo vuelvo a casa tan tranquilo. Sin muertos en el armario. Mañana he quedado con mis hijos para ir al concierto de Bruce Spreenting. Ellos y mi mujer me adoran. Tienen todo lo que necesi-tan y a cambio solo les pido responsabilidad y respeto.RICARDO¿Usted diría que es feliz?ALBERTOLa felicidad, como estado vital no existe. Hay instantes intensos que hay que exprimir al máximo. Como la juerga de estos días... o como el mes pasado en Japón. Llegué con unos tíos que conocían un centro Zen. Un lugar auténtico; no un montaje para turistas. Penetrar en un sitio así es algo muy especial. Allí se vive una espiritualidad primigenia. Algo que aquí hemos olvidado. Nada que ver con la rutina de los ritos católicos. Aunque no quieras te va calando como una niebla densa. Una experiencia irrepetible... En momentos así eres feliz.RICARDOPero para el budismo precisamente la auténtica felicidad no es un destello, sino un equilibrio permanente.ALBERTOBueno, si vives aislado en un convento, con la cabeza rapada y vestido solo con una túnica, te puedes permitir ese lujo. Pero en el mundo real para disfrutar de esos placeres hay que ganárselos. Aquí no puedes ser blando ni con la competencia ni con los empleados: o matas o mueres. No puedes ir con monsergas. Para mantenerse en primera �la hay que ser muy bueno y tener un temple de acero. Los hay con una suerte del carajo, que se pavo-nean a bordo de yates de 30 millones, solo porque han dado el pelotazo de su vida. Pero en �n no quiero hacerme mala sangre... RICARDODisculpe la pregunta, esa pelea constante ¿no le crea ansiedad?ALBERTOEn los negocios tienes de todo. Días de euforia y días que matarías a todo

RICARDO (voz out: A ver que le parece esto.

(Las manos del taxista remueven los CD del asiento del copiloto hasta dar con el de Billie Holliday. Lo introduce en la ranura y comienza a sonar Just one of those things). CLIENTE: Esa voz! No hay mejor compañía al volante. RICARDO (siempre voz out): ¿Le gusta conducir? CLIENTE: Siempre me ha gustado todo lo que tiene que ver con el motor...RICARDO: Como a�cionado.CLIENTE: ¡Que va! He participado en un montón de rallies. Cuando me dió por el 4 x 4, cada �n de semana el Suzuki iba directo de la montaña al taller. RICARDO: Y por ahí llegó el accidente.CLIENTE: No. Esto ha venido poco a poco. Esclerosis múltiple. Y lo peor es que no se para aquí. La cabrona sigue a lo suyo.RICARDO: Ha debido ser duro.CLIENTE: No puedo decir que no. Si fuera de los que miran hacia atrás, podría desesperarme. Pero si me centro en lo que hago cada día... llevo una buena vida.RICARDO: Vivir el presente. Gozar cada momento. Liberarnos del peso del pasado, que ya no existe, y no agobiarse por lo que vendrá, por que aún no es. Es la única actitud que funciona.CLIENTE: Eso y no renunciar a nada, porque si. Para seguir haciendo el cafre, formé un club de karts. Pero un par de trompos amenazaron con estropear lo poco que me funciona. Así que lo dejé. Con el coche adaptado no puedo correr, pero si viajar. Me encanta recorrer de buena mañana una carretera llena de curvas!

(El taxista cambia de marcha)CLIENTE: Para competir he optado por el handbike. ¿Lo conoce?RICARDO: No, pero por el nombre me hago una idea.CLIENTE; O sea un triciclo que pedaleas con las manos. He corrido varias Maratón y es una gozada ir alcanzando las metas que te vas marcando... Pero no hay nada como el apoyo de los amigos. RICARDO: En todas las fórmulas de la felicidad hay un elemento común: la amistad.CLIENTE: Sabe? Lo mejor de mi situación es que tengo más tiempo para cuidar a los amigos. Cada mañana, después de unos minutos de meditación

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y varios kilómetros con el triciclo, me siento delante del ordenador y el teléfono a atender a los que me quieren.Puedo llegar a ser muy pesado. Hasta me regalaron un viaje, con tal de que los dejara en paz unos días. Pero en el fondo todos agradecen que alguien piense en ellos, organice las excursiones, los encuentros, las cenas... RICARDO: A veces la gente olvida decir que quiere a los que quiere.CLIENTE: Les ha costado un poco, pero creo que eso lo están asimilando. En �n, hay días jodidos, en que el cuerpo no te deja en paz. Pero si algo he aprendido es que se puede ser feliz sin gozar de buena salud. La verdad es que... bien pensado... yo podría decir... que soy feliz. Suena Just one of those things por Billie Holiday.

MICROHISTORIAS 02La vida como un calcetín. Duración: 3:25 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:Cuentan que en un pasado remoto los humanos eramos dioses. Pero abusa-mos de nuestros privilegios y la vida nos retiró el poder divino. Pensó esconderlo en el fondo de los océanos, en la luna... pero decidió enterrarlo donde nunca se les ocurriría buscar a los hombres: en el fondo de su corazón.Rosa, una mujer de unos 40 años, elegante pero con el pelo y la ropa algo desaliñados, entra en el taxi de Ricardo. A través de la ventanilla se ve la puerta de un hospital. Rosa mira con atención el aspecto del interior: CD's de jazz, fotos de películas, libros en la bandeja. Suena I waited for you, de Miles Davis.RICARDO (cambiando la señal de Libre. voz en out): ¿Una mala noche?ROSA (gesto de inmenso cansancio).RICARDO (cambiando de marcha): A menudo a la luz del día las cosas no se ven tan negras. ROSA: Dudo que tengan otro color.RICARDO: ¿Un familiar?ROSA: Mi... mi marido. Por ahora.RICARDO (tras una breve pausa): ¿Le molesta la música?ROSA (ausente, mirando por la ventanilla) No, por favor... déjela. RICARDO: A veces las palabras o la música no pueden dar consuelo, pero sí

compañía.ROSA (como volviendo de sus pensamientos): Hoy soy mala compañía. De golpe, mi mundo se ha dado la vuelta como un calcetín. Ayer era una cosa y hoy... mi matrimonio... mi vida... RICARDO (voz en out; el taxi circula por la ciudad. Rosa se vuelve hacia el retrovisor): Es un poco como en los dibujos animados, ¿No? El suelo que pisas desaparece y quedas momentáneamente en el aire. Sabes que vas a caer al fondo y no encuentras donde asirte.ROSA (ensayando una sonrisa forzada): Algo así. (De golpe estalla como si se hubiera soltado el tapón,) Es que nada está donde debe estar: familia, salud, amigos... Ayer recibo una llamada de un hotel. Mi marido, que se alojaba con su secretaria, había tenido un ataque y parecía algo serio. Al llegar al hospital me encuentro a la tipa esa llorando y a Mario entre la vida y la muerte. Hablo con mi mejor amiga y ella “¡Ay nena! Que mal me sabe que te enteres así”... Resulta que todos estaban al tanto de la situación. ¡Lo que se habrán reído a mi costa! ¡Y yo sin sospechar nada!. Si es que para esto soy una inútil. Con�ada no, ¡subnormal! Lo tenía ante mis ojos y no lo veía... (breve pausa).No es que las cosas fueran de maravilla. Llevábamos un tiempo más fríos que el mármol. Pero todo lo achacaba a la presión en el trabajo. A la crisis. Que se yo... Pero fíjese si soy tonta que yo le quiero... bueno le quería... le quiero...(Ricardo cambiando de marcha)ROSA: ¿Y ahora que hago? El médico dice que puede quedar impedido no se sabe el tiempo. ¡No lo puedo abandonar así! Aunque merecérselo, se lo merece. RICARDO (en out. Rosa escucha mirando al retrovisor): Son muchos sentimientos peleando entre si. Necesita un poco de calma para distanciarse de ellos e intentar ponerlos en su sitio.ROSA: ¿Y de dónde saco la calma, con la que me está cayendo?RICARDO: ¿Alguna vez ha hecho meditación? Sirve, entre otras cosas, para eso. ROSA: Pero evadiéndome no resolveré nada.RICARDO: El objetivo no es evadirse. Al contrario. Se trata de disponer la mente para que pueda mandar sobre los sentimientos. Por que ahora son ellos los que la sacuden sin darle un segundo de respiro. Y a partir de ahí descubrir que sólo le afectan si usted les da ese poder. ROSA: Suena razonable pero complicado. Yo nunca he sido de meterme para dentro.

Anexo 02: Microhistorias

RICARDO: Para empezar hay técnicas muy sencillas que le puedo enseñar. ROSA: Vale. Pongamos que dejo la mente en blanco. ¿Y ahora qué? En cuanto salga del trance se vuelve a liar.RICARDO: Antes de que los sentimientos negativos se abran paso, necesita centrarse en si misma. Ver si se conoce lo su�ciente. Repasar cuales son sus fortalezas. Recrearse en ellas. Renovarlas. Y descubrir sus debilidades. Rela-tivizarlas. Aparcarlas en el pasado.ROSA: ¿La típica consigna de sé tu misma?RICARDO: Todo lo típico tiene algo de verdad. Pero no vale decir: ”yo soy así y no puedo cambiar”. Es descubrir las cosas buenas que todos tenemos. Y reconocer las no tan buenas para, cuándo se presenten, poder decirles: “os conozco y no voy a dejar que me dominéis”ROSA: Y todo lo demás: la parálisis de Mario, mi matrimonio, la traición de losamigos, mi hijo que no se entiende con su padre.. ¿Para cuándo lo dejo?RICARDO: Ya vendrá. Pero antes debe cargar las pilas de autoestima... Saber que es usted quien decide, sin interferencias, si ama a su marido o no, si perdona a los amigos o los manda a paseo... (El taxi se detiene junto a la acera)RICARDO: Bueno ya hemos llegado. Déjeme que le envíe una canción.(En la pantalla del Ipod, pulsa “enviar” al tema Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten.ROSA: ¿Nos volveremos a ver?RICARDO: Yo siempre ando por ahí.Suena la canción Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten (relajacion, mantra)

MICROHISTORIAS 03El amo del mundo. Duración 3:30 min

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opción: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:

Alberto, un hombre maduro, luce ropa deportiva de marca, tipo naútica. Se instala en el asiento del taxi sin dejar de hablar por teléfono.ALBERTO(Al taxista) Al aeropuerto. (por teléfono) ¡Menuda mierda llevaba cuando

quisque. Pero ese es el juego. Si no lo sabes jugar, quédate de funcionario.RICARDOY su mujer, ¿no preferiría saber la verdad?ALBERTOIgual la sabe... o se la imagina. Pero mira para otro lado y todos ganamos. Así que volviendo a su pregunta: vivo mejor que muchos y controlo mi vida. Creo que se puede decir que soy más feliz que la mayoría.

Sinopsis de otras microhistorias.

1. La chica actual.

Mujer de algo menos de 30 años, desinhibida, capaz de hablar de las cues-tiones más personales sin ningún recato y más para echar unas risas que para soltar la lágrima. ¡Que los disgustos no se los puede tomar una muy en serio! Uno de los tópicos que dice “combatir”: los hombres no escuchan.

“El otro día paseaba con Rafa, mi novio, por el centro comercial. Yo iba largando: ¿No te parece increíble? Cuca y Jordi después de 15 años juntos y van y se separan. Es que no me lo puedo creer, ellos que eran la pareja perfecta. Aunque pensándolo bien, lo suyo no era normal. Era imposible que fueran siempre, como siameses, juntos a todas partes. Vamos, si él la esperaba en la puerta cada vez que iba al baño…. Y mira que iba veces. La tía debía tener incontinencia porque prácticamente vívia allí…”

Y Rafa, de lo más atento: “¿Sí? ¿De veras? ¿Y eso? Muy fuerte, la verdad.” Esto es lo que sale por su boca, pero su pensamiento complet sería así: “A las 21:15 empieza el partido (¿Sí?). Así que tengo que conseguir meter a ésta en casa. Antes de las 20,30 que empieza el previo (¿De veras?). Mierda… no tengo cervezas frías en la nevera (¿Y eso?). Tendré que ver con que excusa la llevo a la gasolinera. Allí si las tienen bien fresquitas (Muy fuerte, la verdad).

En conclusión, Rafa, como tantos otros, no es que no escuche, es que vive en otro mundo y le importa un bledo lo que ocurre en el nuestro.

2. El fotógrafo.

Ricardo sale del chiringuito del puerto, cuando no hace más que arrancar, al girar una esquina, junto a una �nca vieja, le da el alto un hombre vestido de traje de unos 40 años. Sube rápidamente en el asiento del copiloto, Ricardo sorprendido de que suba delante quit,a tan rápido como puede, los libros y cd’s que le acompañan sobre el asiento. “Al aeropuerto, rápido” dice Raúl, mientras saca un móvil de su chaqueta. “Hola, ¿Qué tal? ¿Cómo van los niños? Llego sobre las 9, si no pierdo el vuelo… ha sido una reunión muy intensa cariño, creo que los tengo en el bote, te lo cuento a la noche, besos, te quiero”.

Ricardo en silencio vuelve a subir el volumen de la radio, suena “Y sin embargo” de Sabina. Conduce en silencio mientras Sabina canta “un rato cada día, ya ves, te cambiaría por cualquiera…”, Raul mira hacia fuera con la mirada abstraída. De repente Ricardo dice casi para sí mismo “Canta bien la Olga Román esta”, “¿Cómo?” pregunta Raúl. “La chica que cantaba con Sabina en los conciertos de Sabina y Cia” una voz preciosa ¿le gusta Sabina?” Pregunta a Raul, que con el gesto torcido y casi enfadado porque Ricardo se haya dirigido a él, le espeta: “Llego tarde al aeropuerto”. Ricardo vuelve a concentrarse en la carretera entendiendo la negativa de Raul. Piensa que es extraño que su cliente haya hablado que venía de una reunión cuando en los alrededores del aeropuerto no hay o�cinas, tan sólo bares sucios que abren 24 horas al público, algún hostal de mala muerte y casas bajas de familias humildes afectadas por la especulación.

La mente de Ricardo comienza a imaginar y de repente vemos a Raul quitán-dose la ropa de calle en una casa humilde aunque con mucho estilo, está en el cuarto de su amante, aparece ella (Rebeca) con expresión sonriente y somnolienta, Raul comienza a ponerse un traje y a guardar los jeans y camiseta en el armario de Rebeca, ella intenta molestarle para evitar que se vuelva a poner el traje, mietras hablan de cuándo se volverán a ver.

De repente suena la voz de Raul de forma más real, Ricardo sale de la ensoñación y pregunta un “¿Cómo?” casi por inercia “digo que la culpa es mía, supongo que no acostumbra a que la gente se le siente delante, por eso se ha dirigido a mí, tengo tanta prisa que no controlo mis modales”, no se disculpe por los “modales” si realmente no quiere hablar conmigo no tiene

por qué hacerlo, no entiendo esa gente que piensa que todos los taxistas somos unos charlatanes, si usted no quiere hablar, no hablamos” Ricardo sabe que realmente todos los taxistas son unos charlatanes y él aún más. No entiende un viaje sin mediar palabra, a él le gusta la gente, le encanta pensar en cómo serán las vidas de sus clientes e imaginar de dónde vienen. “Real-mente con que usted me diga a dónde se dirige me basta para cumplir mi trabajo”. Raul se revuelve en el asiento mientras le contesta “En realidad no vengo de una reunión, soy fotógrafo, mi mujer no lo sabe, le digo que voy a reuniones que conseguirán sacarnos del bache económico en el que estamos metidos pero no es así, en realidad ni siquiera me reúno con mis amigos, me dedico a salir y fotogra�ar a gente que está peor que yo”. Ricardo había pensado que el motivo por el que viajaba este hombre era por ser in�el a su mujer con alguien ajeno a todas sus taras, todos los problemas cotidi-anos… y resulta que es un fotógrafo que engaña a su mujer con su cámara. Vacila un poco pero decide hacer una pregunta “¿Y coge usted un avión para hacer fotos a personas más necesitadas que usted?”, Raul contesta “No, hombre, no, he aprovechado para ver a mi madre, es ATS en el hospital” La madre de Raul trabaja en el hospital donde Ricardo estuvo en coma y donde perdió el rastro de su hijo. Raul comienza a contar su vida al taxista, es consci-ente de que se ha sentado en el asiento de delante por alguna razón psicológica, en realidad necesita hablar, necesita contar sus problemas a alguien que situa como neutral en su vida. Empieza a contar que su madre está muy agotada pero que todavía le queda para jubilarse, que perdió su trabajo en el norte y que ahora se siente atrapado allí porque tiene una letra hipotecaria que pagar, habla de que desearía poder estar con su madre y ayudarla y que su matrimonio no funciona porque todo ha salido mal desde que llegaron a esa ciudad donde siempre está lloviendo.

Ricardo está como extasiado pensando en la posibilidad de que la madre de ese cliente sepa algo sobre su hijo, están a punto de terminar el trayecto y no sabe como introducirse en el monólogo que su cliente ha iniciado, el cual ahora lamenta la corrupción en su ciudad y la dura situación que se vive a nivel global y se lamenta de que lo único que sabe hacer es fotogra�ar y engañar a su mujer. Ricardo comienza a hablar de la importancia de la fotografía y le agradece que se dedique a fotogra�ar a gente que ha sido marginada. Habla de Valle Inclán le cuenta cómo este perdió la mano, también habla del signi�cado de la palabra “esperpento”, El fotógrafo le escu-cha atentamente aunque nervioso porque va a llegar tarde al vuelo. Se da

cuenta de que ya no va a poder facturar su maleta y se lo dice a Ricardo. En este momento Ricardo encuentra la ocasión para poder volver a ver a este hombre e intentar acceder a su madre. “Podrías dejarme a mí la maleta, sé que tendrías que con�ar en mí pero yo te la guardaré, de hecho si la vivienda de tu madre me viene de paso en algún viaje se la puedo llevar yo o incluso al hospital, desgraciadamente hago muchos viajes allí”. Raul no entiende tanta amabilidad por parte del taxista pero acepta pues no puede perder el vuelo y volver a comprar otro.

Cuando acepta y va a bajar del coche, mientras saca de la maleta lo que se llevará en los bolsillos recibe una llamada a la que contesta “Si, lo sé, yo también te echaré de menos, volveré pronto cariño, te lo prometo”. Ricardo se da cuenta de que �nalmente este hombre sí que tiene una amante pero no le saca el tema, no al menos de forma directa. Cuando Raul ya ha colgado el teléfono, Ricardo le pide la dirección de su madre. Se dan los teléfonos.

Ricardo le da también el número de taxi y su número de teléfono. Una vez que Raul paga el viaje y mira desorientado hacia el aeropuerto, cuando está a punto de salir, Ricardo le llama la atención y le regala un CD. El que estaba sonando, “Sabina y Cia”, y quedan que hablarán durante los días próximos para entregar la maleta. Le dice que escuche la intro de “Y sin embargo” con la voz de Olga Román; que sólo así podrá entender el corazón de una mujer herida. Raul no lo entiende pero agradece el gesto y el CD.

Ricardo le llamará en los próximos días y será entonces cuando le pregunte sobre la posibilidad de preguntarle a su madre por su hijo.

3. La joven y la huida.

Helena espera con ansia la resolución que le dará el pasaporte para una nueva vida. Mira cada día el correo electrónico, el buzón. Hoy recibe la noti�-cación que podría signi�car el cambio de rumbo en su camino y en la que tiene puestas todas sus esperanzas.Sueña con dejar su trabajo mecánico y vacío en un restaurante para dedic-arse al cine, que es lo que le da vida. Piensa en lo afortunada que será cuando le pueda dedicar todo su tiempo y energía a construir un futuro sobre aquello que más le gusta.

Ella sabe que reúne de sobra todos los requisitos para la concesión de la beca. Ha escogido como destino el sur de Francia, para no ir muy lejos de aquí y para tener a su lado el mar y la luz que le fascinan de esta ciudad. Pero

está preocupada por los recortes. Las partidas destinadas a educación son cada vez más reducidas y ella no tiene más posibilidad que la ayuda del Estado. Sus numerosos trabajos basura le han dado poco más que para sobrevivir.

Eso sí, vive sola. Es una persona con tesón y constancia. Metódica y organi-zada. Algo maniática, decidió hace tiempo que no quería compartir hogar con nadie. No tiene nada que la ate aquí y necesita un cambio de aires después de aquella última relación fallida y enfermiza, germen de sus proyectos futuros y de sus ganas de darle un giro a su vida. Por aquello de “todo cambio es para mejor”.

Fuma, bebe café, medita sobre todo lo que le ha pasado estos dos últimos y desafortunados años y sobre lo que quiere que le pase en los dos próximos. Quiere comparar el cine francés con el español y tiene preparada una investi-gación al respecto y algunos contactos académicos en Francia.

La frustración persigue a Helena desde hace tiempo. No le importa donde ir, sólo quiere huir. No suele coger taxis, pero busca uno desesperadamente esta vez. Va cargada y tiene prisa, aunque no tiene un rumbo de�nido. Y adelanta camino a pie. Por �n, para un taxi y sube. “¿Dónde vamos?”. Inter-cambian una mirada de desconcierto y ella responde: “Lejos”.Encuentra en el taxi de Ricardo un escondite perfecto. La música la distrae, suena jazz desconocido, pero terapéutico para ella. Ricardo arranca seguro, como si conociera el lugar perfecto adonde tienen que ir. Siente la huida de Helena como la suya, no necesita saber qué le ocurre. Pero convencido de que necesita distraerse pone una película sin preguntar. Sin saber cómo la pelicula francesa que pone Ricardo, signi�ca conecta intimamente con ella.

“Disfruta del presente y que el futuro no te paralice”. Es el cosejo que encaja con el estado actual en la vida de Helena y que Ricardo intenta explicar: Iniciar un nuevo proyecto de vida es un momento excepcional. No puedes permitir que nada lo ensombrezca. No cargues en tu mochila los fracasos del pasado. Ni dejes que el miedo al futuro te afecte. El miedo es una emoción heredada de nuestros antepasados homínidos, que absorbe todas nuestras energías para emplearla en la lucha o la huida. Pero si no se le da un uso inmediato, paraliza. Una buena forma de cargar las pilas del bienestar es visualizar, imaginar en imágenes, lo bueno que te va a suceder. Y esto no es

una ingenuidad, es una inversión. Ya sabes que el optimismo atrae el éxito y el pesimismo al fracaso.

4. El gay

Adán sube al taxi con muchísima prisa, vestido de chaqueta, con una �or en el bolsillo pequeño de la chaqueta. Tiene un bebé en brazos. “Buenas tardes, al Ayuntamiento, por favor”. “Parece que llega tarde a una boda“, piensa Ricardo. Adán (dirigiéndose al bebé) “Pequeñín, verás que sorpresa se lleva la familia cuando te vea”.

Ricardo decide distraerlo con una broma musical y deja sonar “Misión Imposible” de Michael Giacchino. Adán se ríe y comenta “ojalá no sea imposible, porque soy el novio!”. “Enhorabuena. Pero no se preocupe, estamos cerca. El pequeño está bastante tranquilo, probablemente se lo esté transmitiendo usted”.

Adán sonríe y se encoge de hombros. Suena jazz. La decisión está tomada desde hace tiempo y ya no hay lugar para dudas. Quizá ya no vuelvan a tener esta oportunidad y toda la familia está contentísima. Lo que mejor ha salido de todo y lo impulsa a seguir es el pequeño que tiene en brazos.“Esperamos que todo salga bien. Nos ha costado muchísimo �jar una fecha.” Ricardo acelera colándose entre el trá�co. “Al parecer, hay una avalancha de bodas desde el cambio de gobierno… Estamos preocupados por si se di�cultan las cosas para nosotros en estos años que vienen.” Continúa Adán.“Yo también me casé por lo civil. Siempre son tiempos difíciles para los osados.”

Hacen cuentas. Baja del coche con el nene el brazos. Lo reciben sus padres y parte de la familia. “Vamos, vamos! Te estábamos esperando!”. Todas las miradas de los presentes se centran automáticamente en el bebé, con reacciones d todo tipo. Dentro, Adán y Enrique se abrazan y comienza la ceremonia.

Ricardo le anima: Sea cual sea la reacción de la familia, no te puede afectar. Es tan fuerte al emoción del amor que sientes por tu hijo que te sirve de escudo protector. Dicen los cientí�cos que el cerebro no puede procesar al mismo tiempo dos emociones contrapuestas. Si ocupas tu mente con el amor no dejas espacio al reproche o la incomprensión de la familia. Sobre los sentimientos que ellos tengan, nada puedes hacer. Es su problema, pero si te lo propones, no pueden hacer mella en tí.

5. Catalina

Catalina sube al taxi de Ricardo regularmente. Ella, su hijo Carlos y su madre viven cerca de la zona donde descansa Ricardo y suele hacer desplazamien-tos cotidianos, que de otro modo le harían perder mucho tiempo, dice. Siem-pre hablan de tramas banales e historias cotidianas. Una mujer madura, casti-gada por los años, pero muy atractiva. Su ritmo de vida le produce algunos trastornos de salud, pero sigue siendo muy vivaz.

De alguna manera, Ricardo se siente atraído por ella, pero tiene la sensación de no poder conectar. Algo que, precisamente no le suele pasar. Catalina es independiente, cuida de su pequeño y de su madre, que está muy enferma. Los adora a ambos, pero tiene miedo de quedarse sola. Madre soltera, con estudios secundarios, vivió di�cultades económicas, pero empezó a ganar dinero hace unos años.En la historia que nos ocupa, Catalina acude al taxi de Ricardo directamente a la parada. Está apurada, tiene el rostro desencajado y los ojos de recién llorar. Hacía semanas que no la veía. “¿Cómo estás, Cata? ¿Todo bien? No te he visto en mucho tiempo”. “Llévame al hospital, Ricardo, rápido. Mi madre está allí, he recibido una llamada y creo que no le queda mucho”. “Lo siento, Cata ¿Está Carlos en casa?”, preocupado. “Sí, lo he dejado con una amiga”. Hace una larga pausa y mira a Ricardo por el retrovisor “¿Crees que me quedaré sola? Mi pequeño crecerá y también se irá…”, la frase se diluye y ella se recuesta en el asiento, agotada. Los pensamientos se atropellan en su cabeza desordenados en forma de miedos y dudas. Se desahoga con Ricardo camino al hospital “Creo que voy a dejar mi trabajo. Ya tengo ahorrado su�ciente para dedicarle tiempo a mi hijo y a mi vida. Estoy cansada de esconderme.”

Ricardo no sabe cuál es su trabajo, pero la historia cobrará sentido cuando vea a Catalina, más adelante, “acompañando” a un hombre distinto cada noche. Al verla, el mismo Ricardo recordará su última frase: “Estoy harta de esconderme”.

Page 7: Microhistorias

Personajes que suben al taxi y aprovechan la empatía de Ricardo para desa-hogarse contando sus vidas. Pueden ser esporádicos o �jos. Ricardo les regala un consejo, un tema musical o una escena de pelicula que pueda servirles de guía.

Estas microhistorias nutrirán los webisopios de la webseie.

MICROHISTORIAS 01Loco por el motor. Duración: 2:30 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera: Un maestro muy sabio me enseñó la clave de la felicidad. El placer individual no existe. La felicidad o es compartida o no es felicidad.

El cliente ya está sentado y con el cinturón abrochado. Es un hombre maduro pero atractivo, delgado, con el pelo largo, donde abundan las hebras canosas, sujeto en una coleta. Apenas se aprecian la piernas anormalmente �nas, con las rodillas juntas giradas hacia un costado.

RICARDO (siempre voz out): No se arregla mal con la silla de ruedas.CLIENTE: Soy buen conductor.RICARDO: Y lleva mucho tiempo con este “vehículo”.CLIENTE: Unos cinco años, parece un trasto pero tiene muchas ventajas. No sabe lo que ahorro en calzado. RICARDO: Y siempre tiene asiento en el cine o en un concierto.CLIENTE (sonriendo): ¡Y todo va sobre ruedas!

(El taxi circula por las calles de la ciudad) RICARDO: (mirando por el espejo retrovisor) ¿Qué música le gusta? CLIENTE (que estaba mirando por la ventanilla): Solo la buena. RICARDO (voz out): Alguna preferencia: ¿clásica, rock, jazz? CLIENTE: Hoy agradecería una buena balada de jazz.

llegó al puerto! ¡Si no lo agarro, hay que pescarlo como un atún! Si, el yate se queda por ahora en el náutico de Valencia. ¡Oye! Esta hay que repetirla. Vale, nos vemos.LA RADIO… el gobernador del Banco de España advierte que la situación es de extrema gravedad. Cada dia que pasa sin tomar medidas drásticas aumenta el riesgo de una intervención de la Unión Europea que...ALBERTOPor Dios, no puede quitar ese rollo. Van a conseguir amargarme el día. RICARDODe acuerdo. Que tal un poco de música. ¿Un ritmo caribeño?(Suena Con poco coco, BSO de Chico y Rita)ALBERTOPerfecto. Muy apropiado. Disculpe pero no soporto a los agoreros que solo saben meter el miedo en el cuerpo a los borregos que les escuchan.RICARDONo cree que la situación esté tan mal como dicen.ALBERTODepende del nicho en que te muevas. Si has arramblado con todos los crédi-tos de los bancos para construir urbanizaciones y ahora te las tienes que comer con patatas, estas jodido. Per si has sido listo y mueves el dinero con inteligencia, puedes hacer de la crisis una oportunidad.RICARDOLe felicito por su suerte. Pocos pueden decir lo mismo.(suena el teléfono y Alberto lo atiende)ALBERTOPili, hola amor. Si de camino al aeropuerto. Bueno es que las reuniones se han hecho eternas. Ya sabes como son estos catalanes. Si, a dormir a casa. Un beso a los peques. ¡Chao!

¿Por donde íbamos? ¡Ah! De suerte nada. Soy asesor �nanciero y dirijo las inversiones de mucho pez gordo. Si hago bien mi trabajo, ellos ganan y yo gano. A mi nadie me ha regalado el dinero. Lo que tengo me lo he currado yo. La diferencia es que se vivir la vida. Por ejemplo he estado navegando por las Islas dos semanas con la familia. Mi mujer y mis hijos encantados, con el yate de cala en cala. Pero hace 5 días ya no podía más. Los envié para Madrid e inventé unas reun-iones en Roma y Barcelona. Vinieron 3 de mis mejores amigos y nos monta-

mos una juerga inolvidable. Trajeron unas tías para nada remilgadas. Empezamos a beber y a follar hasta perder la noción del tiempo. Los vecinos de pantalán alucinaban con nosotros. Con lo dientes tan largos que han dejado hecha unos zorros la cubierta de teca. Pero hay que saber hacerlo. Es una cuestión de equilibrio y sentido común. Si pagas sabes que no vas a tener problemas. Yo no soy como esos capullos que se tiran una amante y se enamoran. Esos si son unos pringados, porque tarde o temprano la situación te estalla. Yo vuelvo a casa tan tranquilo. Sin muertos en el armario. Mañana he quedado con mis hijos para ir al concierto de Bruce Spreenting. Ellos y mi mujer me adoran. Tienen todo lo que necesi-tan y a cambio solo les pido responsabilidad y respeto.RICARDO¿Usted diría que es feliz?ALBERTOLa felicidad, como estado vital no existe. Hay instantes intensos que hay que exprimir al máximo. Como la juerga de estos días... o como el mes pasado en Japón. Llegué con unos tíos que conocían un centro Zen. Un lugar auténtico; no un montaje para turistas. Penetrar en un sitio así es algo muy especial. Allí se vive una espiritualidad primigenia. Algo que aquí hemos olvidado. Nada que ver con la rutina de los ritos católicos. Aunque no quieras te va calando como una niebla densa. Una experiencia irrepetible... En momentos así eres feliz.RICARDOPero para el budismo precisamente la auténtica felicidad no es un destello, sino un equilibrio permanente.ALBERTOBueno, si vives aislado en un convento, con la cabeza rapada y vestido solo con una túnica, te puedes permitir ese lujo. Pero en el mundo real para disfrutar de esos placeres hay que ganárselos. Aquí no puedes ser blando ni con la competencia ni con los empleados: o matas o mueres. No puedes ir con monsergas. Para mantenerse en primera �la hay que ser muy bueno y tener un temple de acero. Los hay con una suerte del carajo, que se pavo-nean a bordo de yates de 30 millones, solo porque han dado el pelotazo de su vida. Pero en �n no quiero hacerme mala sangre... RICARDODisculpe la pregunta, esa pelea constante ¿no le crea ansiedad?ALBERTOEn los negocios tienes de todo. Días de euforia y días que matarías a todo

RICARDO (voz out: A ver que le parece esto.

(Las manos del taxista remueven los CD del asiento del copiloto hasta dar con el de Billie Holliday. Lo introduce en la ranura y comienza a sonar Just one of those things). CLIENTE: Esa voz! No hay mejor compañía al volante. RICARDO (siempre voz out): ¿Le gusta conducir? CLIENTE: Siempre me ha gustado todo lo que tiene que ver con el motor...RICARDO: Como a�cionado.CLIENTE: ¡Que va! He participado en un montón de rallies. Cuando me dió por el 4 x 4, cada �n de semana el Suzuki iba directo de la montaña al taller. RICARDO: Y por ahí llegó el accidente.CLIENTE: No. Esto ha venido poco a poco. Esclerosis múltiple. Y lo peor es que no se para aquí. La cabrona sigue a lo suyo.RICARDO: Ha debido ser duro.CLIENTE: No puedo decir que no. Si fuera de los que miran hacia atrás, podría desesperarme. Pero si me centro en lo que hago cada día... llevo una buena vida.RICARDO: Vivir el presente. Gozar cada momento. Liberarnos del peso del pasado, que ya no existe, y no agobiarse por lo que vendrá, por que aún no es. Es la única actitud que funciona.CLIENTE: Eso y no renunciar a nada, porque si. Para seguir haciendo el cafre, formé un club de karts. Pero un par de trompos amenazaron con estropear lo poco que me funciona. Así que lo dejé. Con el coche adaptado no puedo correr, pero si viajar. Me encanta recorrer de buena mañana una carretera llena de curvas!

(El taxista cambia de marcha)CLIENTE: Para competir he optado por el handbike. ¿Lo conoce?RICARDO: No, pero por el nombre me hago una idea.CLIENTE; O sea un triciclo que pedaleas con las manos. He corrido varias Maratón y es una gozada ir alcanzando las metas que te vas marcando... Pero no hay nada como el apoyo de los amigos. RICARDO: En todas las fórmulas de la felicidad hay un elemento común: la amistad.CLIENTE: Sabe? Lo mejor de mi situación es que tengo más tiempo para cuidar a los amigos. Cada mañana, después de unos minutos de meditación

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y varios kilómetros con el triciclo, me siento delante del ordenador y el teléfono a atender a los que me quieren.Puedo llegar a ser muy pesado. Hasta me regalaron un viaje, con tal de que los dejara en paz unos días. Pero en el fondo todos agradecen que alguien piense en ellos, organice las excursiones, los encuentros, las cenas... RICARDO: A veces la gente olvida decir que quiere a los que quiere.CLIENTE: Les ha costado un poco, pero creo que eso lo están asimilando. En �n, hay días jodidos, en que el cuerpo no te deja en paz. Pero si algo he aprendido es que se puede ser feliz sin gozar de buena salud. La verdad es que... bien pensado... yo podría decir... que soy feliz. Suena Just one of those things por Billie Holiday.

MICROHISTORIAS 02La vida como un calcetín. Duración: 3:25 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:Cuentan que en un pasado remoto los humanos eramos dioses. Pero abusa-mos de nuestros privilegios y la vida nos retiró el poder divino. Pensó esconderlo en el fondo de los océanos, en la luna... pero decidió enterrarlo donde nunca se les ocurriría buscar a los hombres: en el fondo de su corazón.Rosa, una mujer de unos 40 años, elegante pero con el pelo y la ropa algo desaliñados, entra en el taxi de Ricardo. A través de la ventanilla se ve la puerta de un hospital. Rosa mira con atención el aspecto del interior: CD's de jazz, fotos de películas, libros en la bandeja. Suena I waited for you, de Miles Davis.RICARDO (cambiando la señal de Libre. voz en out): ¿Una mala noche?ROSA (gesto de inmenso cansancio).RICARDO (cambiando de marcha): A menudo a la luz del día las cosas no se ven tan negras. ROSA: Dudo que tengan otro color.RICARDO: ¿Un familiar?ROSA: Mi... mi marido. Por ahora.RICARDO (tras una breve pausa): ¿Le molesta la música?ROSA (ausente, mirando por la ventanilla) No, por favor... déjela. RICARDO: A veces las palabras o la música no pueden dar consuelo, pero sí

compañía.ROSA (como volviendo de sus pensamientos): Hoy soy mala compañía. De golpe, mi mundo se ha dado la vuelta como un calcetín. Ayer era una cosa y hoy... mi matrimonio... mi vida... RICARDO (voz en out; el taxi circula por la ciudad. Rosa se vuelve hacia el retrovisor): Es un poco como en los dibujos animados, ¿No? El suelo que pisas desaparece y quedas momentáneamente en el aire. Sabes que vas a caer al fondo y no encuentras donde asirte.ROSA (ensayando una sonrisa forzada): Algo así. (De golpe estalla como si se hubiera soltado el tapón,) Es que nada está donde debe estar: familia, salud, amigos... Ayer recibo una llamada de un hotel. Mi marido, que se alojaba con su secretaria, había tenido un ataque y parecía algo serio. Al llegar al hospital me encuentro a la tipa esa llorando y a Mario entre la vida y la muerte. Hablo con mi mejor amiga y ella “¡Ay nena! Que mal me sabe que te enteres así”... Resulta que todos estaban al tanto de la situación. ¡Lo que se habrán reído a mi costa! ¡Y yo sin sospechar nada!. Si es que para esto soy una inútil. Con�ada no, ¡subnormal! Lo tenía ante mis ojos y no lo veía... (breve pausa).No es que las cosas fueran de maravilla. Llevábamos un tiempo más fríos que el mármol. Pero todo lo achacaba a la presión en el trabajo. A la crisis. Que se yo... Pero fíjese si soy tonta que yo le quiero... bueno le quería... le quiero...(Ricardo cambiando de marcha)ROSA: ¿Y ahora que hago? El médico dice que puede quedar impedido no se sabe el tiempo. ¡No lo puedo abandonar así! Aunque merecérselo, se lo merece. RICARDO (en out. Rosa escucha mirando al retrovisor): Son muchos sentimientos peleando entre si. Necesita un poco de calma para distanciarse de ellos e intentar ponerlos en su sitio.ROSA: ¿Y de dónde saco la calma, con la que me está cayendo?RICARDO: ¿Alguna vez ha hecho meditación? Sirve, entre otras cosas, para eso. ROSA: Pero evadiéndome no resolveré nada.RICARDO: El objetivo no es evadirse. Al contrario. Se trata de disponer la mente para que pueda mandar sobre los sentimientos. Por que ahora son ellos los que la sacuden sin darle un segundo de respiro. Y a partir de ahí descubrir que sólo le afectan si usted les da ese poder. ROSA: Suena razonable pero complicado. Yo nunca he sido de meterme para dentro.

Anexo 02: Microhistorias

RICARDO: Para empezar hay técnicas muy sencillas que le puedo enseñar. ROSA: Vale. Pongamos que dejo la mente en blanco. ¿Y ahora qué? En cuanto salga del trance se vuelve a liar.RICARDO: Antes de que los sentimientos negativos se abran paso, necesita centrarse en si misma. Ver si se conoce lo su�ciente. Repasar cuales son sus fortalezas. Recrearse en ellas. Renovarlas. Y descubrir sus debilidades. Rela-tivizarlas. Aparcarlas en el pasado.ROSA: ¿La típica consigna de sé tu misma?RICARDO: Todo lo típico tiene algo de verdad. Pero no vale decir: ”yo soy así y no puedo cambiar”. Es descubrir las cosas buenas que todos tenemos. Y reconocer las no tan buenas para, cuándo se presenten, poder decirles: “os conozco y no voy a dejar que me dominéis”ROSA: Y todo lo demás: la parálisis de Mario, mi matrimonio, la traición de losamigos, mi hijo que no se entiende con su padre.. ¿Para cuándo lo dejo?RICARDO: Ya vendrá. Pero antes debe cargar las pilas de autoestima... Saber que es usted quien decide, sin interferencias, si ama a su marido o no, si perdona a los amigos o los manda a paseo... (El taxi se detiene junto a la acera)RICARDO: Bueno ya hemos llegado. Déjeme que le envíe una canción.(En la pantalla del Ipod, pulsa “enviar” al tema Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten.ROSA: ¿Nos volveremos a ver?RICARDO: Yo siempre ando por ahí.Suena la canción Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten (relajacion, mantra)

MICROHISTORIAS 03El amo del mundo. Duración 3:30 min

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opción: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:

Alberto, un hombre maduro, luce ropa deportiva de marca, tipo naútica. Se instala en el asiento del taxi sin dejar de hablar por teléfono.ALBERTO(Al taxista) Al aeropuerto. (por teléfono) ¡Menuda mierda llevaba cuando

quisque. Pero ese es el juego. Si no lo sabes jugar, quédate de funcionario.RICARDOY su mujer, ¿no preferiría saber la verdad?ALBERTOIgual la sabe... o se la imagina. Pero mira para otro lado y todos ganamos. Así que volviendo a su pregunta: vivo mejor que muchos y controlo mi vida. Creo que se puede decir que soy más feliz que la mayoría.

Sinopsis de otras microhistorias.

1. La chica actual.

Mujer de algo menos de 30 años, desinhibida, capaz de hablar de las cues-tiones más personales sin ningún recato y más para echar unas risas que para soltar la lágrima. ¡Que los disgustos no se los puede tomar una muy en serio! Uno de los tópicos que dice “combatir”: los hombres no escuchan.

“El otro día paseaba con Rafa, mi novio, por el centro comercial. Yo iba largando: ¿No te parece increíble? Cuca y Jordi después de 15 años juntos y van y se separan. Es que no me lo puedo creer, ellos que eran la pareja perfecta. Aunque pensándolo bien, lo suyo no era normal. Era imposible que fueran siempre, como siameses, juntos a todas partes. Vamos, si él la esperaba en la puerta cada vez que iba al baño…. Y mira que iba veces. La tía debía tener incontinencia porque prácticamente vívia allí…”

Y Rafa, de lo más atento: “¿Sí? ¿De veras? ¿Y eso? Muy fuerte, la verdad.” Esto es lo que sale por su boca, pero su pensamiento complet sería así: “A las 21:15 empieza el partido (¿Sí?). Así que tengo que conseguir meter a ésta en casa. Antes de las 20,30 que empieza el previo (¿De veras?). Mierda… no tengo cervezas frías en la nevera (¿Y eso?). Tendré que ver con que excusa la llevo a la gasolinera. Allí si las tienen bien fresquitas (Muy fuerte, la verdad).

En conclusión, Rafa, como tantos otros, no es que no escuche, es que vive en otro mundo y le importa un bledo lo que ocurre en el nuestro.

2. El fotógrafo.

Ricardo sale del chiringuito del puerto, cuando no hace más que arrancar, al girar una esquina, junto a una �nca vieja, le da el alto un hombre vestido de traje de unos 40 años. Sube rápidamente en el asiento del copiloto, Ricardo sorprendido de que suba delante quit,a tan rápido como puede, los libros y cd’s que le acompañan sobre el asiento. “Al aeropuerto, rápido” dice Raúl, mientras saca un móvil de su chaqueta. “Hola, ¿Qué tal? ¿Cómo van los niños? Llego sobre las 9, si no pierdo el vuelo… ha sido una reunión muy intensa cariño, creo que los tengo en el bote, te lo cuento a la noche, besos, te quiero”.

Ricardo en silencio vuelve a subir el volumen de la radio, suena “Y sin embargo” de Sabina. Conduce en silencio mientras Sabina canta “un rato cada día, ya ves, te cambiaría por cualquiera…”, Raul mira hacia fuera con la mirada abstraída. De repente Ricardo dice casi para sí mismo “Canta bien la Olga Román esta”, “¿Cómo?” pregunta Raúl. “La chica que cantaba con Sabina en los conciertos de Sabina y Cia” una voz preciosa ¿le gusta Sabina?” Pregunta a Raul, que con el gesto torcido y casi enfadado porque Ricardo se haya dirigido a él, le espeta: “Llego tarde al aeropuerto”. Ricardo vuelve a concentrarse en la carretera entendiendo la negativa de Raul. Piensa que es extraño que su cliente haya hablado que venía de una reunión cuando en los alrededores del aeropuerto no hay o�cinas, tan sólo bares sucios que abren 24 horas al público, algún hostal de mala muerte y casas bajas de familias humildes afectadas por la especulación.

La mente de Ricardo comienza a imaginar y de repente vemos a Raul quitán-dose la ropa de calle en una casa humilde aunque con mucho estilo, está en el cuarto de su amante, aparece ella (Rebeca) con expresión sonriente y somnolienta, Raul comienza a ponerse un traje y a guardar los jeans y camiseta en el armario de Rebeca, ella intenta molestarle para evitar que se vuelva a poner el traje, mietras hablan de cuándo se volverán a ver.

De repente suena la voz de Raul de forma más real, Ricardo sale de la ensoñación y pregunta un “¿Cómo?” casi por inercia “digo que la culpa es mía, supongo que no acostumbra a que la gente se le siente delante, por eso se ha dirigido a mí, tengo tanta prisa que no controlo mis modales”, no se disculpe por los “modales” si realmente no quiere hablar conmigo no tiene

por qué hacerlo, no entiendo esa gente que piensa que todos los taxistas somos unos charlatanes, si usted no quiere hablar, no hablamos” Ricardo sabe que realmente todos los taxistas son unos charlatanes y él aún más. No entiende un viaje sin mediar palabra, a él le gusta la gente, le encanta pensar en cómo serán las vidas de sus clientes e imaginar de dónde vienen. “Real-mente con que usted me diga a dónde se dirige me basta para cumplir mi trabajo”. Raul se revuelve en el asiento mientras le contesta “En realidad no vengo de una reunión, soy fotógrafo, mi mujer no lo sabe, le digo que voy a reuniones que conseguirán sacarnos del bache económico en el que estamos metidos pero no es así, en realidad ni siquiera me reúno con mis amigos, me dedico a salir y fotogra�ar a gente que está peor que yo”. Ricardo había pensado que el motivo por el que viajaba este hombre era por ser in�el a su mujer con alguien ajeno a todas sus taras, todos los problemas cotidi-anos… y resulta que es un fotógrafo que engaña a su mujer con su cámara. Vacila un poco pero decide hacer una pregunta “¿Y coge usted un avión para hacer fotos a personas más necesitadas que usted?”, Raul contesta “No, hombre, no, he aprovechado para ver a mi madre, es ATS en el hospital” La madre de Raul trabaja en el hospital donde Ricardo estuvo en coma y donde perdió el rastro de su hijo. Raul comienza a contar su vida al taxista, es consci-ente de que se ha sentado en el asiento de delante por alguna razón psicológica, en realidad necesita hablar, necesita contar sus problemas a alguien que situa como neutral en su vida. Empieza a contar que su madre está muy agotada pero que todavía le queda para jubilarse, que perdió su trabajo en el norte y que ahora se siente atrapado allí porque tiene una letra hipotecaria que pagar, habla de que desearía poder estar con su madre y ayudarla y que su matrimonio no funciona porque todo ha salido mal desde que llegaron a esa ciudad donde siempre está lloviendo.

Ricardo está como extasiado pensando en la posibilidad de que la madre de ese cliente sepa algo sobre su hijo, están a punto de terminar el trayecto y no sabe como introducirse en el monólogo que su cliente ha iniciado, el cual ahora lamenta la corrupción en su ciudad y la dura situación que se vive a nivel global y se lamenta de que lo único que sabe hacer es fotogra�ar y engañar a su mujer. Ricardo comienza a hablar de la importancia de la fotografía y le agradece que se dedique a fotogra�ar a gente que ha sido marginada. Habla de Valle Inclán le cuenta cómo este perdió la mano, también habla del signi�cado de la palabra “esperpento”, El fotógrafo le escu-cha atentamente aunque nervioso porque va a llegar tarde al vuelo. Se da

cuenta de que ya no va a poder facturar su maleta y se lo dice a Ricardo. En este momento Ricardo encuentra la ocasión para poder volver a ver a este hombre e intentar acceder a su madre. “Podrías dejarme a mí la maleta, sé que tendrías que con�ar en mí pero yo te la guardaré, de hecho si la vivienda de tu madre me viene de paso en algún viaje se la puedo llevar yo o incluso al hospital, desgraciadamente hago muchos viajes allí”. Raul no entiende tanta amabilidad por parte del taxista pero acepta pues no puede perder el vuelo y volver a comprar otro.

Cuando acepta y va a bajar del coche, mientras saca de la maleta lo que se llevará en los bolsillos recibe una llamada a la que contesta “Si, lo sé, yo también te echaré de menos, volveré pronto cariño, te lo prometo”. Ricardo se da cuenta de que �nalmente este hombre sí que tiene una amante pero no le saca el tema, no al menos de forma directa. Cuando Raul ya ha colgado el teléfono, Ricardo le pide la dirección de su madre. Se dan los teléfonos.

Ricardo le da también el número de taxi y su número de teléfono. Una vez que Raul paga el viaje y mira desorientado hacia el aeropuerto, cuando está a punto de salir, Ricardo le llama la atención y le regala un CD. El que estaba sonando, “Sabina y Cia”, y quedan que hablarán durante los días próximos para entregar la maleta. Le dice que escuche la intro de “Y sin embargo” con la voz de Olga Román; que sólo así podrá entender el corazón de una mujer herida. Raul no lo entiende pero agradece el gesto y el CD.

Ricardo le llamará en los próximos días y será entonces cuando le pregunte sobre la posibilidad de preguntarle a su madre por su hijo.

3. La joven y la huida.

Helena espera con ansia la resolución que le dará el pasaporte para una nueva vida. Mira cada día el correo electrónico, el buzón. Hoy recibe la noti�-cación que podría signi�car el cambio de rumbo en su camino y en la que tiene puestas todas sus esperanzas.Sueña con dejar su trabajo mecánico y vacío en un restaurante para dedic-arse al cine, que es lo que le da vida. Piensa en lo afortunada que será cuando le pueda dedicar todo su tiempo y energía a construir un futuro sobre aquello que más le gusta.

Ella sabe que reúne de sobra todos los requisitos para la concesión de la beca. Ha escogido como destino el sur de Francia, para no ir muy lejos de aquí y para tener a su lado el mar y la luz que le fascinan de esta ciudad. Pero

está preocupada por los recortes. Las partidas destinadas a educación son cada vez más reducidas y ella no tiene más posibilidad que la ayuda del Estado. Sus numerosos trabajos basura le han dado poco más que para sobrevivir.

Eso sí, vive sola. Es una persona con tesón y constancia. Metódica y organi-zada. Algo maniática, decidió hace tiempo que no quería compartir hogar con nadie. No tiene nada que la ate aquí y necesita un cambio de aires después de aquella última relación fallida y enfermiza, germen de sus proyectos futuros y de sus ganas de darle un giro a su vida. Por aquello de “todo cambio es para mejor”.

Fuma, bebe café, medita sobre todo lo que le ha pasado estos dos últimos y desafortunados años y sobre lo que quiere que le pase en los dos próximos. Quiere comparar el cine francés con el español y tiene preparada una investi-gación al respecto y algunos contactos académicos en Francia.

La frustración persigue a Helena desde hace tiempo. No le importa donde ir, sólo quiere huir. No suele coger taxis, pero busca uno desesperadamente esta vez. Va cargada y tiene prisa, aunque no tiene un rumbo de�nido. Y adelanta camino a pie. Por �n, para un taxi y sube. “¿Dónde vamos?”. Inter-cambian una mirada de desconcierto y ella responde: “Lejos”.Encuentra en el taxi de Ricardo un escondite perfecto. La música la distrae, suena jazz desconocido, pero terapéutico para ella. Ricardo arranca seguro, como si conociera el lugar perfecto adonde tienen que ir. Siente la huida de Helena como la suya, no necesita saber qué le ocurre. Pero convencido de que necesita distraerse pone una película sin preguntar. Sin saber cómo la pelicula francesa que pone Ricardo, signi�ca conecta intimamente con ella.

“Disfruta del presente y que el futuro no te paralice”. Es el cosejo que encaja con el estado actual en la vida de Helena y que Ricardo intenta explicar: Iniciar un nuevo proyecto de vida es un momento excepcional. No puedes permitir que nada lo ensombrezca. No cargues en tu mochila los fracasos del pasado. Ni dejes que el miedo al futuro te afecte. El miedo es una emoción heredada de nuestros antepasados homínidos, que absorbe todas nuestras energías para emplearla en la lucha o la huida. Pero si no se le da un uso inmediato, paraliza. Una buena forma de cargar las pilas del bienestar es visualizar, imaginar en imágenes, lo bueno que te va a suceder. Y esto no es

una ingenuidad, es una inversión. Ya sabes que el optimismo atrae el éxito y el pesimismo al fracaso.

4. El gay

Adán sube al taxi con muchísima prisa, vestido de chaqueta, con una �or en el bolsillo pequeño de la chaqueta. Tiene un bebé en brazos. “Buenas tardes, al Ayuntamiento, por favor”. “Parece que llega tarde a una boda“, piensa Ricardo. Adán (dirigiéndose al bebé) “Pequeñín, verás que sorpresa se lleva la familia cuando te vea”.

Ricardo decide distraerlo con una broma musical y deja sonar “Misión Imposible” de Michael Giacchino. Adán se ríe y comenta “ojalá no sea imposible, porque soy el novio!”. “Enhorabuena. Pero no se preocupe, estamos cerca. El pequeño está bastante tranquilo, probablemente se lo esté transmitiendo usted”.

Adán sonríe y se encoge de hombros. Suena jazz. La decisión está tomada desde hace tiempo y ya no hay lugar para dudas. Quizá ya no vuelvan a tener esta oportunidad y toda la familia está contentísima. Lo que mejor ha salido de todo y lo impulsa a seguir es el pequeño que tiene en brazos.“Esperamos que todo salga bien. Nos ha costado muchísimo �jar una fecha.” Ricardo acelera colándose entre el trá�co. “Al parecer, hay una avalancha de bodas desde el cambio de gobierno… Estamos preocupados por si se di�cultan las cosas para nosotros en estos años que vienen.” Continúa Adán.“Yo también me casé por lo civil. Siempre son tiempos difíciles para los osados.”

Hacen cuentas. Baja del coche con el nene el brazos. Lo reciben sus padres y parte de la familia. “Vamos, vamos! Te estábamos esperando!”. Todas las miradas de los presentes se centran automáticamente en el bebé, con reacciones d todo tipo. Dentro, Adán y Enrique se abrazan y comienza la ceremonia.

Ricardo le anima: Sea cual sea la reacción de la familia, no te puede afectar. Es tan fuerte al emoción del amor que sientes por tu hijo que te sirve de escudo protector. Dicen los cientí�cos que el cerebro no puede procesar al mismo tiempo dos emociones contrapuestas. Si ocupas tu mente con el amor no dejas espacio al reproche o la incomprensión de la familia. Sobre los sentimientos que ellos tengan, nada puedes hacer. Es su problema, pero si te lo propones, no pueden hacer mella en tí.

5. Catalina

Catalina sube al taxi de Ricardo regularmente. Ella, su hijo Carlos y su madre viven cerca de la zona donde descansa Ricardo y suele hacer desplazamien-tos cotidianos, que de otro modo le harían perder mucho tiempo, dice. Siem-pre hablan de tramas banales e historias cotidianas. Una mujer madura, casti-gada por los años, pero muy atractiva. Su ritmo de vida le produce algunos trastornos de salud, pero sigue siendo muy vivaz.

De alguna manera, Ricardo se siente atraído por ella, pero tiene la sensación de no poder conectar. Algo que, precisamente no le suele pasar. Catalina es independiente, cuida de su pequeño y de su madre, que está muy enferma. Los adora a ambos, pero tiene miedo de quedarse sola. Madre soltera, con estudios secundarios, vivió di�cultades económicas, pero empezó a ganar dinero hace unos años.En la historia que nos ocupa, Catalina acude al taxi de Ricardo directamente a la parada. Está apurada, tiene el rostro desencajado y los ojos de recién llorar. Hacía semanas que no la veía. “¿Cómo estás, Cata? ¿Todo bien? No te he visto en mucho tiempo”. “Llévame al hospital, Ricardo, rápido. Mi madre está allí, he recibido una llamada y creo que no le queda mucho”. “Lo siento, Cata ¿Está Carlos en casa?”, preocupado. “Sí, lo he dejado con una amiga”. Hace una larga pausa y mira a Ricardo por el retrovisor “¿Crees que me quedaré sola? Mi pequeño crecerá y también se irá…”, la frase se diluye y ella se recuesta en el asiento, agotada. Los pensamientos se atropellan en su cabeza desordenados en forma de miedos y dudas. Se desahoga con Ricardo camino al hospital “Creo que voy a dejar mi trabajo. Ya tengo ahorrado su�ciente para dedicarle tiempo a mi hijo y a mi vida. Estoy cansada de esconderme.”

Ricardo no sabe cuál es su trabajo, pero la historia cobrará sentido cuando vea a Catalina, más adelante, “acompañando” a un hombre distinto cada noche. Al verla, el mismo Ricardo recordará su última frase: “Estoy harta de esconderme”.

Page 8: Microhistorias

Personajes que suben al taxi y aprovechan la empatía de Ricardo para desa-hogarse contando sus vidas. Pueden ser esporádicos o �jos. Ricardo les regala un consejo, un tema musical o una escena de pelicula que pueda servirles de guía.

Estas microhistorias nutrirán los webisopios de la webseie.

MICROHISTORIAS 01Loco por el motor. Duración: 2:30 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera: Un maestro muy sabio me enseñó la clave de la felicidad. El placer individual no existe. La felicidad o es compartida o no es felicidad.

El cliente ya está sentado y con el cinturón abrochado. Es un hombre maduro pero atractivo, delgado, con el pelo largo, donde abundan las hebras canosas, sujeto en una coleta. Apenas se aprecian la piernas anormalmente �nas, con las rodillas juntas giradas hacia un costado.

RICARDO (siempre voz out): No se arregla mal con la silla de ruedas.CLIENTE: Soy buen conductor.RICARDO: Y lleva mucho tiempo con este “vehículo”.CLIENTE: Unos cinco años, parece un trasto pero tiene muchas ventajas. No sabe lo que ahorro en calzado. RICARDO: Y siempre tiene asiento en el cine o en un concierto.CLIENTE (sonriendo): ¡Y todo va sobre ruedas!

(El taxi circula por las calles de la ciudad) RICARDO: (mirando por el espejo retrovisor) ¿Qué música le gusta? CLIENTE (que estaba mirando por la ventanilla): Solo la buena. RICARDO (voz out): Alguna preferencia: ¿clásica, rock, jazz? CLIENTE: Hoy agradecería una buena balada de jazz.

llegó al puerto! ¡Si no lo agarro, hay que pescarlo como un atún! Si, el yate se queda por ahora en el náutico de Valencia. ¡Oye! Esta hay que repetirla. Vale, nos vemos.LA RADIO… el gobernador del Banco de España advierte que la situación es de extrema gravedad. Cada dia que pasa sin tomar medidas drásticas aumenta el riesgo de una intervención de la Unión Europea que...ALBERTOPor Dios, no puede quitar ese rollo. Van a conseguir amargarme el día. RICARDODe acuerdo. Que tal un poco de música. ¿Un ritmo caribeño?(Suena Con poco coco, BSO de Chico y Rita)ALBERTOPerfecto. Muy apropiado. Disculpe pero no soporto a los agoreros que solo saben meter el miedo en el cuerpo a los borregos que les escuchan.RICARDONo cree que la situación esté tan mal como dicen.ALBERTODepende del nicho en que te muevas. Si has arramblado con todos los crédi-tos de los bancos para construir urbanizaciones y ahora te las tienes que comer con patatas, estas jodido. Per si has sido listo y mueves el dinero con inteligencia, puedes hacer de la crisis una oportunidad.RICARDOLe felicito por su suerte. Pocos pueden decir lo mismo.(suena el teléfono y Alberto lo atiende)ALBERTOPili, hola amor. Si de camino al aeropuerto. Bueno es que las reuniones se han hecho eternas. Ya sabes como son estos catalanes. Si, a dormir a casa. Un beso a los peques. ¡Chao!

¿Por donde íbamos? ¡Ah! De suerte nada. Soy asesor �nanciero y dirijo las inversiones de mucho pez gordo. Si hago bien mi trabajo, ellos ganan y yo gano. A mi nadie me ha regalado el dinero. Lo que tengo me lo he currado yo. La diferencia es que se vivir la vida. Por ejemplo he estado navegando por las Islas dos semanas con la familia. Mi mujer y mis hijos encantados, con el yate de cala en cala. Pero hace 5 días ya no podía más. Los envié para Madrid e inventé unas reun-iones en Roma y Barcelona. Vinieron 3 de mis mejores amigos y nos monta-

Anexo 02: Microhistorias

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mos una juerga inolvidable. Trajeron unas tías para nada remilgadas. Empezamos a beber y a follar hasta perder la noción del tiempo. Los vecinos de pantalán alucinaban con nosotros. Con lo dientes tan largos que han dejado hecha unos zorros la cubierta de teca. Pero hay que saber hacerlo. Es una cuestión de equilibrio y sentido común. Si pagas sabes que no vas a tener problemas. Yo no soy como esos capullos que se tiran una amante y se enamoran. Esos si son unos pringados, porque tarde o temprano la situación te estalla. Yo vuelvo a casa tan tranquilo. Sin muertos en el armario. Mañana he quedado con mis hijos para ir al concierto de Bruce Spreenting. Ellos y mi mujer me adoran. Tienen todo lo que necesi-tan y a cambio solo les pido responsabilidad y respeto.RICARDO¿Usted diría que es feliz?ALBERTOLa felicidad, como estado vital no existe. Hay instantes intensos que hay que exprimir al máximo. Como la juerga de estos días... o como el mes pasado en Japón. Llegué con unos tíos que conocían un centro Zen. Un lugar auténtico; no un montaje para turistas. Penetrar en un sitio así es algo muy especial. Allí se vive una espiritualidad primigenia. Algo que aquí hemos olvidado. Nada que ver con la rutina de los ritos católicos. Aunque no quieras te va calando como una niebla densa. Una experiencia irrepetible... En momentos así eres feliz.RICARDOPero para el budismo precisamente la auténtica felicidad no es un destello, sino un equilibrio permanente.ALBERTOBueno, si vives aislado en un convento, con la cabeza rapada y vestido solo con una túnica, te puedes permitir ese lujo. Pero en el mundo real para disfrutar de esos placeres hay que ganárselos. Aquí no puedes ser blando ni con la competencia ni con los empleados: o matas o mueres. No puedes ir con monsergas. Para mantenerse en primera �la hay que ser muy bueno y tener un temple de acero. Los hay con una suerte del carajo, que se pavo-nean a bordo de yates de 30 millones, solo porque han dado el pelotazo de su vida. Pero en �n no quiero hacerme mala sangre... RICARDODisculpe la pregunta, esa pelea constante ¿no le crea ansiedad?ALBERTOEn los negocios tienes de todo. Días de euforia y días que matarías a todo

RICARDO (voz out: A ver que le parece esto.

(Las manos del taxista remueven los CD del asiento del copiloto hasta dar con el de Billie Holliday. Lo introduce en la ranura y comienza a sonar Just one of those things). CLIENTE: Esa voz! No hay mejor compañía al volante. RICARDO (siempre voz out): ¿Le gusta conducir? CLIENTE: Siempre me ha gustado todo lo que tiene que ver con el motor...RICARDO: Como a�cionado.CLIENTE: ¡Que va! He participado en un montón de rallies. Cuando me dió por el 4 x 4, cada �n de semana el Suzuki iba directo de la montaña al taller. RICARDO: Y por ahí llegó el accidente.CLIENTE: No. Esto ha venido poco a poco. Esclerosis múltiple. Y lo peor es que no se para aquí. La cabrona sigue a lo suyo.RICARDO: Ha debido ser duro.CLIENTE: No puedo decir que no. Si fuera de los que miran hacia atrás, podría desesperarme. Pero si me centro en lo que hago cada día... llevo una buena vida.RICARDO: Vivir el presente. Gozar cada momento. Liberarnos del peso del pasado, que ya no existe, y no agobiarse por lo que vendrá, por que aún no es. Es la única actitud que funciona.CLIENTE: Eso y no renunciar a nada, porque si. Para seguir haciendo el cafre, formé un club de karts. Pero un par de trompos amenazaron con estropear lo poco que me funciona. Así que lo dejé. Con el coche adaptado no puedo correr, pero si viajar. Me encanta recorrer de buena mañana una carretera llena de curvas!

(El taxista cambia de marcha)CLIENTE: Para competir he optado por el handbike. ¿Lo conoce?RICARDO: No, pero por el nombre me hago una idea.CLIENTE; O sea un triciclo que pedaleas con las manos. He corrido varias Maratón y es una gozada ir alcanzando las metas que te vas marcando... Pero no hay nada como el apoyo de los amigos. RICARDO: En todas las fórmulas de la felicidad hay un elemento común: la amistad.CLIENTE: Sabe? Lo mejor de mi situación es que tengo más tiempo para cuidar a los amigos. Cada mañana, después de unos minutos de meditación

y varios kilómetros con el triciclo, me siento delante del ordenador y el teléfono a atender a los que me quieren.Puedo llegar a ser muy pesado. Hasta me regalaron un viaje, con tal de que los dejara en paz unos días. Pero en el fondo todos agradecen que alguien piense en ellos, organice las excursiones, los encuentros, las cenas... RICARDO: A veces la gente olvida decir que quiere a los que quiere.CLIENTE: Les ha costado un poco, pero creo que eso lo están asimilando. En �n, hay días jodidos, en que el cuerpo no te deja en paz. Pero si algo he aprendido es que se puede ser feliz sin gozar de buena salud. La verdad es que... bien pensado... yo podría decir... que soy feliz. Suena Just one of those things por Billie Holiday.

MICROHISTORIAS 02La vida como un calcetín. Duración: 3:25 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:Cuentan que en un pasado remoto los humanos eramos dioses. Pero abusa-mos de nuestros privilegios y la vida nos retiró el poder divino. Pensó esconderlo en el fondo de los océanos, en la luna... pero decidió enterrarlo donde nunca se les ocurriría buscar a los hombres: en el fondo de su corazón.Rosa, una mujer de unos 40 años, elegante pero con el pelo y la ropa algo desaliñados, entra en el taxi de Ricardo. A través de la ventanilla se ve la puerta de un hospital. Rosa mira con atención el aspecto del interior: CD's de jazz, fotos de películas, libros en la bandeja. Suena I waited for you, de Miles Davis.RICARDO (cambiando la señal de Libre. voz en out): ¿Una mala noche?ROSA (gesto de inmenso cansancio).RICARDO (cambiando de marcha): A menudo a la luz del día las cosas no se ven tan negras. ROSA: Dudo que tengan otro color.RICARDO: ¿Un familiar?ROSA: Mi... mi marido. Por ahora.RICARDO (tras una breve pausa): ¿Le molesta la música?ROSA (ausente, mirando por la ventanilla) No, por favor... déjela. RICARDO: A veces las palabras o la música no pueden dar consuelo, pero sí

compañía.ROSA (como volviendo de sus pensamientos): Hoy soy mala compañía. De golpe, mi mundo se ha dado la vuelta como un calcetín. Ayer era una cosa y hoy... mi matrimonio... mi vida... RICARDO (voz en out; el taxi circula por la ciudad. Rosa se vuelve hacia el retrovisor): Es un poco como en los dibujos animados, ¿No? El suelo que pisas desaparece y quedas momentáneamente en el aire. Sabes que vas a caer al fondo y no encuentras donde asirte.ROSA (ensayando una sonrisa forzada): Algo así. (De golpe estalla como si se hubiera soltado el tapón,) Es que nada está donde debe estar: familia, salud, amigos... Ayer recibo una llamada de un hotel. Mi marido, que se alojaba con su secretaria, había tenido un ataque y parecía algo serio. Al llegar al hospital me encuentro a la tipa esa llorando y a Mario entre la vida y la muerte. Hablo con mi mejor amiga y ella “¡Ay nena! Que mal me sabe que te enteres así”... Resulta que todos estaban al tanto de la situación. ¡Lo que se habrán reído a mi costa! ¡Y yo sin sospechar nada!. Si es que para esto soy una inútil. Con�ada no, ¡subnormal! Lo tenía ante mis ojos y no lo veía... (breve pausa).No es que las cosas fueran de maravilla. Llevábamos un tiempo más fríos que el mármol. Pero todo lo achacaba a la presión en el trabajo. A la crisis. Que se yo... Pero fíjese si soy tonta que yo le quiero... bueno le quería... le quiero...(Ricardo cambiando de marcha)ROSA: ¿Y ahora que hago? El médico dice que puede quedar impedido no se sabe el tiempo. ¡No lo puedo abandonar así! Aunque merecérselo, se lo merece. RICARDO (en out. Rosa escucha mirando al retrovisor): Son muchos sentimientos peleando entre si. Necesita un poco de calma para distanciarse de ellos e intentar ponerlos en su sitio.ROSA: ¿Y de dónde saco la calma, con la que me está cayendo?RICARDO: ¿Alguna vez ha hecho meditación? Sirve, entre otras cosas, para eso. ROSA: Pero evadiéndome no resolveré nada.RICARDO: El objetivo no es evadirse. Al contrario. Se trata de disponer la mente para que pueda mandar sobre los sentimientos. Por que ahora son ellos los que la sacuden sin darle un segundo de respiro. Y a partir de ahí descubrir que sólo le afectan si usted les da ese poder. ROSA: Suena razonable pero complicado. Yo nunca he sido de meterme para dentro.

RICARDO: Para empezar hay técnicas muy sencillas que le puedo enseñar. ROSA: Vale. Pongamos que dejo la mente en blanco. ¿Y ahora qué? En cuanto salga del trance se vuelve a liar.RICARDO: Antes de que los sentimientos negativos se abran paso, necesita centrarse en si misma. Ver si se conoce lo su�ciente. Repasar cuales son sus fortalezas. Recrearse en ellas. Renovarlas. Y descubrir sus debilidades. Rela-tivizarlas. Aparcarlas en el pasado.ROSA: ¿La típica consigna de sé tu misma?RICARDO: Todo lo típico tiene algo de verdad. Pero no vale decir: ”yo soy así y no puedo cambiar”. Es descubrir las cosas buenas que todos tenemos. Y reconocer las no tan buenas para, cuándo se presenten, poder decirles: “os conozco y no voy a dejar que me dominéis”ROSA: Y todo lo demás: la parálisis de Mario, mi matrimonio, la traición de losamigos, mi hijo que no se entiende con su padre.. ¿Para cuándo lo dejo?RICARDO: Ya vendrá. Pero antes debe cargar las pilas de autoestima... Saber que es usted quien decide, sin interferencias, si ama a su marido o no, si perdona a los amigos o los manda a paseo... (El taxi se detiene junto a la acera)RICARDO: Bueno ya hemos llegado. Déjeme que le envíe una canción.(En la pantalla del Ipod, pulsa “enviar” al tema Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten.ROSA: ¿Nos volveremos a ver?RICARDO: Yo siempre ando por ahí.Suena la canción Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten (relajacion, mantra)

MICROHISTORIAS 03El amo del mundo. Duración 3:30 min

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opción: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:

Alberto, un hombre maduro, luce ropa deportiva de marca, tipo naútica. Se instala en el asiento del taxi sin dejar de hablar por teléfono.ALBERTO(Al taxista) Al aeropuerto. (por teléfono) ¡Menuda mierda llevaba cuando

quisque. Pero ese es el juego. Si no lo sabes jugar, quédate de funcionario.RICARDOY su mujer, ¿no preferiría saber la verdad?ALBERTOIgual la sabe... o se la imagina. Pero mira para otro lado y todos ganamos. Así que volviendo a su pregunta: vivo mejor que muchos y controlo mi vida. Creo que se puede decir que soy más feliz que la mayoría.

Sinopsis de otras microhistorias.

1. La chica actual.

Mujer de algo menos de 30 años, desinhibida, capaz de hablar de las cues-tiones más personales sin ningún recato y más para echar unas risas que para soltar la lágrima. ¡Que los disgustos no se los puede tomar una muy en serio! Uno de los tópicos que dice “combatir”: los hombres no escuchan.

“El otro día paseaba con Rafa, mi novio, por el centro comercial. Yo iba largando: ¿No te parece increíble? Cuca y Jordi después de 15 años juntos y van y se separan. Es que no me lo puedo creer, ellos que eran la pareja perfecta. Aunque pensándolo bien, lo suyo no era normal. Era imposible que fueran siempre, como siameses, juntos a todas partes. Vamos, si él la esperaba en la puerta cada vez que iba al baño…. Y mira que iba veces. La tía debía tener incontinencia porque prácticamente vívia allí…”

Y Rafa, de lo más atento: “¿Sí? ¿De veras? ¿Y eso? Muy fuerte, la verdad.” Esto es lo que sale por su boca, pero su pensamiento complet sería así: “A las 21:15 empieza el partido (¿Sí?). Así que tengo que conseguir meter a ésta en casa. Antes de las 20,30 que empieza el previo (¿De veras?). Mierda… no tengo cervezas frías en la nevera (¿Y eso?). Tendré que ver con que excusa la llevo a la gasolinera. Allí si las tienen bien fresquitas (Muy fuerte, la verdad).

En conclusión, Rafa, como tantos otros, no es que no escuche, es que vive en otro mundo y le importa un bledo lo que ocurre en el nuestro.

2. El fotógrafo.

Ricardo sale del chiringuito del puerto, cuando no hace más que arrancar, al girar una esquina, junto a una �nca vieja, le da el alto un hombre vestido de traje de unos 40 años. Sube rápidamente en el asiento del copiloto, Ricardo sorprendido de que suba delante quit,a tan rápido como puede, los libros y cd’s que le acompañan sobre el asiento. “Al aeropuerto, rápido” dice Raúl, mientras saca un móvil de su chaqueta. “Hola, ¿Qué tal? ¿Cómo van los niños? Llego sobre las 9, si no pierdo el vuelo… ha sido una reunión muy intensa cariño, creo que los tengo en el bote, te lo cuento a la noche, besos, te quiero”.

Ricardo en silencio vuelve a subir el volumen de la radio, suena “Y sin embargo” de Sabina. Conduce en silencio mientras Sabina canta “un rato cada día, ya ves, te cambiaría por cualquiera…”, Raul mira hacia fuera con la mirada abstraída. De repente Ricardo dice casi para sí mismo “Canta bien la Olga Román esta”, “¿Cómo?” pregunta Raúl. “La chica que cantaba con Sabina en los conciertos de Sabina y Cia” una voz preciosa ¿le gusta Sabina?” Pregunta a Raul, que con el gesto torcido y casi enfadado porque Ricardo se haya dirigido a él, le espeta: “Llego tarde al aeropuerto”. Ricardo vuelve a concentrarse en la carretera entendiendo la negativa de Raul. Piensa que es extraño que su cliente haya hablado que venía de una reunión cuando en los alrededores del aeropuerto no hay o�cinas, tan sólo bares sucios que abren 24 horas al público, algún hostal de mala muerte y casas bajas de familias humildes afectadas por la especulación.

La mente de Ricardo comienza a imaginar y de repente vemos a Raul quitán-dose la ropa de calle en una casa humilde aunque con mucho estilo, está en el cuarto de su amante, aparece ella (Rebeca) con expresión sonriente y somnolienta, Raul comienza a ponerse un traje y a guardar los jeans y camiseta en el armario de Rebeca, ella intenta molestarle para evitar que se vuelva a poner el traje, mietras hablan de cuándo se volverán a ver.

De repente suena la voz de Raul de forma más real, Ricardo sale de la ensoñación y pregunta un “¿Cómo?” casi por inercia “digo que la culpa es mía, supongo que no acostumbra a que la gente se le siente delante, por eso se ha dirigido a mí, tengo tanta prisa que no controlo mis modales”, no se disculpe por los “modales” si realmente no quiere hablar conmigo no tiene

por qué hacerlo, no entiendo esa gente que piensa que todos los taxistas somos unos charlatanes, si usted no quiere hablar, no hablamos” Ricardo sabe que realmente todos los taxistas son unos charlatanes y él aún más. No entiende un viaje sin mediar palabra, a él le gusta la gente, le encanta pensar en cómo serán las vidas de sus clientes e imaginar de dónde vienen. “Real-mente con que usted me diga a dónde se dirige me basta para cumplir mi trabajo”. Raul se revuelve en el asiento mientras le contesta “En realidad no vengo de una reunión, soy fotógrafo, mi mujer no lo sabe, le digo que voy a reuniones que conseguirán sacarnos del bache económico en el que estamos metidos pero no es así, en realidad ni siquiera me reúno con mis amigos, me dedico a salir y fotogra�ar a gente que está peor que yo”. Ricardo había pensado que el motivo por el que viajaba este hombre era por ser in�el a su mujer con alguien ajeno a todas sus taras, todos los problemas cotidi-anos… y resulta que es un fotógrafo que engaña a su mujer con su cámara. Vacila un poco pero decide hacer una pregunta “¿Y coge usted un avión para hacer fotos a personas más necesitadas que usted?”, Raul contesta “No, hombre, no, he aprovechado para ver a mi madre, es ATS en el hospital” La madre de Raul trabaja en el hospital donde Ricardo estuvo en coma y donde perdió el rastro de su hijo. Raul comienza a contar su vida al taxista, es consci-ente de que se ha sentado en el asiento de delante por alguna razón psicológica, en realidad necesita hablar, necesita contar sus problemas a alguien que situa como neutral en su vida. Empieza a contar que su madre está muy agotada pero que todavía le queda para jubilarse, que perdió su trabajo en el norte y que ahora se siente atrapado allí porque tiene una letra hipotecaria que pagar, habla de que desearía poder estar con su madre y ayudarla y que su matrimonio no funciona porque todo ha salido mal desde que llegaron a esa ciudad donde siempre está lloviendo.

Ricardo está como extasiado pensando en la posibilidad de que la madre de ese cliente sepa algo sobre su hijo, están a punto de terminar el trayecto y no sabe como introducirse en el monólogo que su cliente ha iniciado, el cual ahora lamenta la corrupción en su ciudad y la dura situación que se vive a nivel global y se lamenta de que lo único que sabe hacer es fotogra�ar y engañar a su mujer. Ricardo comienza a hablar de la importancia de la fotografía y le agradece que se dedique a fotogra�ar a gente que ha sido marginada. Habla de Valle Inclán le cuenta cómo este perdió la mano, también habla del signi�cado de la palabra “esperpento”, El fotógrafo le escu-cha atentamente aunque nervioso porque va a llegar tarde al vuelo. Se da

cuenta de que ya no va a poder facturar su maleta y se lo dice a Ricardo. En este momento Ricardo encuentra la ocasión para poder volver a ver a este hombre e intentar acceder a su madre. “Podrías dejarme a mí la maleta, sé que tendrías que con�ar en mí pero yo te la guardaré, de hecho si la vivienda de tu madre me viene de paso en algún viaje se la puedo llevar yo o incluso al hospital, desgraciadamente hago muchos viajes allí”. Raul no entiende tanta amabilidad por parte del taxista pero acepta pues no puede perder el vuelo y volver a comprar otro.

Cuando acepta y va a bajar del coche, mientras saca de la maleta lo que se llevará en los bolsillos recibe una llamada a la que contesta “Si, lo sé, yo también te echaré de menos, volveré pronto cariño, te lo prometo”. Ricardo se da cuenta de que �nalmente este hombre sí que tiene una amante pero no le saca el tema, no al menos de forma directa. Cuando Raul ya ha colgado el teléfono, Ricardo le pide la dirección de su madre. Se dan los teléfonos.

Ricardo le da también el número de taxi y su número de teléfono. Una vez que Raul paga el viaje y mira desorientado hacia el aeropuerto, cuando está a punto de salir, Ricardo le llama la atención y le regala un CD. El que estaba sonando, “Sabina y Cia”, y quedan que hablarán durante los días próximos para entregar la maleta. Le dice que escuche la intro de “Y sin embargo” con la voz de Olga Román; que sólo así podrá entender el corazón de una mujer herida. Raul no lo entiende pero agradece el gesto y el CD.

Ricardo le llamará en los próximos días y será entonces cuando le pregunte sobre la posibilidad de preguntarle a su madre por su hijo.

3. La joven y la huida.

Helena espera con ansia la resolución que le dará el pasaporte para una nueva vida. Mira cada día el correo electrónico, el buzón. Hoy recibe la noti�-cación que podría signi�car el cambio de rumbo en su camino y en la que tiene puestas todas sus esperanzas.Sueña con dejar su trabajo mecánico y vacío en un restaurante para dedic-arse al cine, que es lo que le da vida. Piensa en lo afortunada que será cuando le pueda dedicar todo su tiempo y energía a construir un futuro sobre aquello que más le gusta.

Ella sabe que reúne de sobra todos los requisitos para la concesión de la beca. Ha escogido como destino el sur de Francia, para no ir muy lejos de aquí y para tener a su lado el mar y la luz que le fascinan de esta ciudad. Pero

está preocupada por los recortes. Las partidas destinadas a educación son cada vez más reducidas y ella no tiene más posibilidad que la ayuda del Estado. Sus numerosos trabajos basura le han dado poco más que para sobrevivir.

Eso sí, vive sola. Es una persona con tesón y constancia. Metódica y organi-zada. Algo maniática, decidió hace tiempo que no quería compartir hogar con nadie. No tiene nada que la ate aquí y necesita un cambio de aires después de aquella última relación fallida y enfermiza, germen de sus proyectos futuros y de sus ganas de darle un giro a su vida. Por aquello de “todo cambio es para mejor”.

Fuma, bebe café, medita sobre todo lo que le ha pasado estos dos últimos y desafortunados años y sobre lo que quiere que le pase en los dos próximos. Quiere comparar el cine francés con el español y tiene preparada una investi-gación al respecto y algunos contactos académicos en Francia.

La frustración persigue a Helena desde hace tiempo. No le importa donde ir, sólo quiere huir. No suele coger taxis, pero busca uno desesperadamente esta vez. Va cargada y tiene prisa, aunque no tiene un rumbo de�nido. Y adelanta camino a pie. Por �n, para un taxi y sube. “¿Dónde vamos?”. Inter-cambian una mirada de desconcierto y ella responde: “Lejos”.Encuentra en el taxi de Ricardo un escondite perfecto. La música la distrae, suena jazz desconocido, pero terapéutico para ella. Ricardo arranca seguro, como si conociera el lugar perfecto adonde tienen que ir. Siente la huida de Helena como la suya, no necesita saber qué le ocurre. Pero convencido de que necesita distraerse pone una película sin preguntar. Sin saber cómo la pelicula francesa que pone Ricardo, signi�ca conecta intimamente con ella.

“Disfruta del presente y que el futuro no te paralice”. Es el cosejo que encaja con el estado actual en la vida de Helena y que Ricardo intenta explicar: Iniciar un nuevo proyecto de vida es un momento excepcional. No puedes permitir que nada lo ensombrezca. No cargues en tu mochila los fracasos del pasado. Ni dejes que el miedo al futuro te afecte. El miedo es una emoción heredada de nuestros antepasados homínidos, que absorbe todas nuestras energías para emplearla en la lucha o la huida. Pero si no se le da un uso inmediato, paraliza. Una buena forma de cargar las pilas del bienestar es visualizar, imaginar en imágenes, lo bueno que te va a suceder. Y esto no es

una ingenuidad, es una inversión. Ya sabes que el optimismo atrae el éxito y el pesimismo al fracaso.

4. El gay

Adán sube al taxi con muchísima prisa, vestido de chaqueta, con una �or en el bolsillo pequeño de la chaqueta. Tiene un bebé en brazos. “Buenas tardes, al Ayuntamiento, por favor”. “Parece que llega tarde a una boda“, piensa Ricardo. Adán (dirigiéndose al bebé) “Pequeñín, verás que sorpresa se lleva la familia cuando te vea”.

Ricardo decide distraerlo con una broma musical y deja sonar “Misión Imposible” de Michael Giacchino. Adán se ríe y comenta “ojalá no sea imposible, porque soy el novio!”. “Enhorabuena. Pero no se preocupe, estamos cerca. El pequeño está bastante tranquilo, probablemente se lo esté transmitiendo usted”.

Adán sonríe y se encoge de hombros. Suena jazz. La decisión está tomada desde hace tiempo y ya no hay lugar para dudas. Quizá ya no vuelvan a tener esta oportunidad y toda la familia está contentísima. Lo que mejor ha salido de todo y lo impulsa a seguir es el pequeño que tiene en brazos.“Esperamos que todo salga bien. Nos ha costado muchísimo �jar una fecha.” Ricardo acelera colándose entre el trá�co. “Al parecer, hay una avalancha de bodas desde el cambio de gobierno… Estamos preocupados por si se di�cultan las cosas para nosotros en estos años que vienen.” Continúa Adán.“Yo también me casé por lo civil. Siempre son tiempos difíciles para los osados.”

Hacen cuentas. Baja del coche con el nene el brazos. Lo reciben sus padres y parte de la familia. “Vamos, vamos! Te estábamos esperando!”. Todas las miradas de los presentes se centran automáticamente en el bebé, con reacciones d todo tipo. Dentro, Adán y Enrique se abrazan y comienza la ceremonia.

Ricardo le anima: Sea cual sea la reacción de la familia, no te puede afectar. Es tan fuerte al emoción del amor que sientes por tu hijo que te sirve de escudo protector. Dicen los cientí�cos que el cerebro no puede procesar al mismo tiempo dos emociones contrapuestas. Si ocupas tu mente con el amor no dejas espacio al reproche o la incomprensión de la familia. Sobre los sentimientos que ellos tengan, nada puedes hacer. Es su problema, pero si te lo propones, no pueden hacer mella en tí.

5. Catalina

Catalina sube al taxi de Ricardo regularmente. Ella, su hijo Carlos y su madre viven cerca de la zona donde descansa Ricardo y suele hacer desplazamien-tos cotidianos, que de otro modo le harían perder mucho tiempo, dice. Siem-pre hablan de tramas banales e historias cotidianas. Una mujer madura, casti-gada por los años, pero muy atractiva. Su ritmo de vida le produce algunos trastornos de salud, pero sigue siendo muy vivaz.

De alguna manera, Ricardo se siente atraído por ella, pero tiene la sensación de no poder conectar. Algo que, precisamente no le suele pasar. Catalina es independiente, cuida de su pequeño y de su madre, que está muy enferma. Los adora a ambos, pero tiene miedo de quedarse sola. Madre soltera, con estudios secundarios, vivió di�cultades económicas, pero empezó a ganar dinero hace unos años.En la historia que nos ocupa, Catalina acude al taxi de Ricardo directamente a la parada. Está apurada, tiene el rostro desencajado y los ojos de recién llorar. Hacía semanas que no la veía. “¿Cómo estás, Cata? ¿Todo bien? No te he visto en mucho tiempo”. “Llévame al hospital, Ricardo, rápido. Mi madre está allí, he recibido una llamada y creo que no le queda mucho”. “Lo siento, Cata ¿Está Carlos en casa?”, preocupado. “Sí, lo he dejado con una amiga”. Hace una larga pausa y mira a Ricardo por el retrovisor “¿Crees que me quedaré sola? Mi pequeño crecerá y también se irá…”, la frase se diluye y ella se recuesta en el asiento, agotada. Los pensamientos se atropellan en su cabeza desordenados en forma de miedos y dudas. Se desahoga con Ricardo camino al hospital “Creo que voy a dejar mi trabajo. Ya tengo ahorrado su�ciente para dedicarle tiempo a mi hijo y a mi vida. Estoy cansada de esconderme.”

Ricardo no sabe cuál es su trabajo, pero la historia cobrará sentido cuando vea a Catalina, más adelante, “acompañando” a un hombre distinto cada noche. Al verla, el mismo Ricardo recordará su última frase: “Estoy harta de esconderme”.

Page 9: Microhistorias

Personajes que suben al taxi y aprovechan la empatía de Ricardo para desa-hogarse contando sus vidas. Pueden ser esporádicos o �jos. Ricardo les regala un consejo, un tema musical o una escena de pelicula que pueda servirles de guía.

Estas microhistorias nutrirán los webisopios de la webseie.

MICROHISTORIAS 01Loco por el motor. Duración: 2:30 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera: Un maestro muy sabio me enseñó la clave de la felicidad. El placer individual no existe. La felicidad o es compartida o no es felicidad.

El cliente ya está sentado y con el cinturón abrochado. Es un hombre maduro pero atractivo, delgado, con el pelo largo, donde abundan las hebras canosas, sujeto en una coleta. Apenas se aprecian la piernas anormalmente �nas, con las rodillas juntas giradas hacia un costado.

RICARDO (siempre voz out): No se arregla mal con la silla de ruedas.CLIENTE: Soy buen conductor.RICARDO: Y lleva mucho tiempo con este “vehículo”.CLIENTE: Unos cinco años, parece un trasto pero tiene muchas ventajas. No sabe lo que ahorro en calzado. RICARDO: Y siempre tiene asiento en el cine o en un concierto.CLIENTE (sonriendo): ¡Y todo va sobre ruedas!

(El taxi circula por las calles de la ciudad) RICARDO: (mirando por el espejo retrovisor) ¿Qué música le gusta? CLIENTE (que estaba mirando por la ventanilla): Solo la buena. RICARDO (voz out): Alguna preferencia: ¿clásica, rock, jazz? CLIENTE: Hoy agradecería una buena balada de jazz.

llegó al puerto! ¡Si no lo agarro, hay que pescarlo como un atún! Si, el yate se queda por ahora en el náutico de Valencia. ¡Oye! Esta hay que repetirla. Vale, nos vemos.LA RADIO… el gobernador del Banco de España advierte que la situación es de extrema gravedad. Cada dia que pasa sin tomar medidas drásticas aumenta el riesgo de una intervención de la Unión Europea que...ALBERTOPor Dios, no puede quitar ese rollo. Van a conseguir amargarme el día. RICARDODe acuerdo. Que tal un poco de música. ¿Un ritmo caribeño?(Suena Con poco coco, BSO de Chico y Rita)ALBERTOPerfecto. Muy apropiado. Disculpe pero no soporto a los agoreros que solo saben meter el miedo en el cuerpo a los borregos que les escuchan.RICARDONo cree que la situación esté tan mal como dicen.ALBERTODepende del nicho en que te muevas. Si has arramblado con todos los crédi-tos de los bancos para construir urbanizaciones y ahora te las tienes que comer con patatas, estas jodido. Per si has sido listo y mueves el dinero con inteligencia, puedes hacer de la crisis una oportunidad.RICARDOLe felicito por su suerte. Pocos pueden decir lo mismo.(suena el teléfono y Alberto lo atiende)ALBERTOPili, hola amor. Si de camino al aeropuerto. Bueno es que las reuniones se han hecho eternas. Ya sabes como son estos catalanes. Si, a dormir a casa. Un beso a los peques. ¡Chao!

¿Por donde íbamos? ¡Ah! De suerte nada. Soy asesor �nanciero y dirijo las inversiones de mucho pez gordo. Si hago bien mi trabajo, ellos ganan y yo gano. A mi nadie me ha regalado el dinero. Lo que tengo me lo he currado yo. La diferencia es que se vivir la vida. Por ejemplo he estado navegando por las Islas dos semanas con la familia. Mi mujer y mis hijos encantados, con el yate de cala en cala. Pero hace 5 días ya no podía más. Los envié para Madrid e inventé unas reun-iones en Roma y Barcelona. Vinieron 3 de mis mejores amigos y nos monta-

Anexo 02: Microhistorias

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mos una juerga inolvidable. Trajeron unas tías para nada remilgadas. Empezamos a beber y a follar hasta perder la noción del tiempo. Los vecinos de pantalán alucinaban con nosotros. Con lo dientes tan largos que han dejado hecha unos zorros la cubierta de teca. Pero hay que saber hacerlo. Es una cuestión de equilibrio y sentido común. Si pagas sabes que no vas a tener problemas. Yo no soy como esos capullos que se tiran una amante y se enamoran. Esos si son unos pringados, porque tarde o temprano la situación te estalla. Yo vuelvo a casa tan tranquilo. Sin muertos en el armario. Mañana he quedado con mis hijos para ir al concierto de Bruce Spreenting. Ellos y mi mujer me adoran. Tienen todo lo que necesi-tan y a cambio solo les pido responsabilidad y respeto.RICARDO¿Usted diría que es feliz?ALBERTOLa felicidad, como estado vital no existe. Hay instantes intensos que hay que exprimir al máximo. Como la juerga de estos días... o como el mes pasado en Japón. Llegué con unos tíos que conocían un centro Zen. Un lugar auténtico; no un montaje para turistas. Penetrar en un sitio así es algo muy especial. Allí se vive una espiritualidad primigenia. Algo que aquí hemos olvidado. Nada que ver con la rutina de los ritos católicos. Aunque no quieras te va calando como una niebla densa. Una experiencia irrepetible... En momentos así eres feliz.RICARDOPero para el budismo precisamente la auténtica felicidad no es un destello, sino un equilibrio permanente.ALBERTOBueno, si vives aislado en un convento, con la cabeza rapada y vestido solo con una túnica, te puedes permitir ese lujo. Pero en el mundo real para disfrutar de esos placeres hay que ganárselos. Aquí no puedes ser blando ni con la competencia ni con los empleados: o matas o mueres. No puedes ir con monsergas. Para mantenerse en primera �la hay que ser muy bueno y tener un temple de acero. Los hay con una suerte del carajo, que se pavo-nean a bordo de yates de 30 millones, solo porque han dado el pelotazo de su vida. Pero en �n no quiero hacerme mala sangre... RICARDODisculpe la pregunta, esa pelea constante ¿no le crea ansiedad?ALBERTOEn los negocios tienes de todo. Días de euforia y días que matarías a todo

RICARDO (voz out: A ver que le parece esto.

(Las manos del taxista remueven los CD del asiento del copiloto hasta dar con el de Billie Holliday. Lo introduce en la ranura y comienza a sonar Just one of those things). CLIENTE: Esa voz! No hay mejor compañía al volante. RICARDO (siempre voz out): ¿Le gusta conducir? CLIENTE: Siempre me ha gustado todo lo que tiene que ver con el motor...RICARDO: Como a�cionado.CLIENTE: ¡Que va! He participado en un montón de rallies. Cuando me dió por el 4 x 4, cada �n de semana el Suzuki iba directo de la montaña al taller. RICARDO: Y por ahí llegó el accidente.CLIENTE: No. Esto ha venido poco a poco. Esclerosis múltiple. Y lo peor es que no se para aquí. La cabrona sigue a lo suyo.RICARDO: Ha debido ser duro.CLIENTE: No puedo decir que no. Si fuera de los que miran hacia atrás, podría desesperarme. Pero si me centro en lo que hago cada día... llevo una buena vida.RICARDO: Vivir el presente. Gozar cada momento. Liberarnos del peso del pasado, que ya no existe, y no agobiarse por lo que vendrá, por que aún no es. Es la única actitud que funciona.CLIENTE: Eso y no renunciar a nada, porque si. Para seguir haciendo el cafre, formé un club de karts. Pero un par de trompos amenazaron con estropear lo poco que me funciona. Así que lo dejé. Con el coche adaptado no puedo correr, pero si viajar. Me encanta recorrer de buena mañana una carretera llena de curvas!

(El taxista cambia de marcha)CLIENTE: Para competir he optado por el handbike. ¿Lo conoce?RICARDO: No, pero por el nombre me hago una idea.CLIENTE; O sea un triciclo que pedaleas con las manos. He corrido varias Maratón y es una gozada ir alcanzando las metas que te vas marcando... Pero no hay nada como el apoyo de los amigos. RICARDO: En todas las fórmulas de la felicidad hay un elemento común: la amistad.CLIENTE: Sabe? Lo mejor de mi situación es que tengo más tiempo para cuidar a los amigos. Cada mañana, después de unos minutos de meditación

y varios kilómetros con el triciclo, me siento delante del ordenador y el teléfono a atender a los que me quieren.Puedo llegar a ser muy pesado. Hasta me regalaron un viaje, con tal de que los dejara en paz unos días. Pero en el fondo todos agradecen que alguien piense en ellos, organice las excursiones, los encuentros, las cenas... RICARDO: A veces la gente olvida decir que quiere a los que quiere.CLIENTE: Les ha costado un poco, pero creo que eso lo están asimilando. En �n, hay días jodidos, en que el cuerpo no te deja en paz. Pero si algo he aprendido es que se puede ser feliz sin gozar de buena salud. La verdad es que... bien pensado... yo podría decir... que soy feliz. Suena Just one of those things por Billie Holiday.

MICROHISTORIAS 02La vida como un calcetín. Duración: 3:25 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:Cuentan que en un pasado remoto los humanos eramos dioses. Pero abusa-mos de nuestros privilegios y la vida nos retiró el poder divino. Pensó esconderlo en el fondo de los océanos, en la luna... pero decidió enterrarlo donde nunca se les ocurriría buscar a los hombres: en el fondo de su corazón.Rosa, una mujer de unos 40 años, elegante pero con el pelo y la ropa algo desaliñados, entra en el taxi de Ricardo. A través de la ventanilla se ve la puerta de un hospital. Rosa mira con atención el aspecto del interior: CD's de jazz, fotos de películas, libros en la bandeja. Suena I waited for you, de Miles Davis.RICARDO (cambiando la señal de Libre. voz en out): ¿Una mala noche?ROSA (gesto de inmenso cansancio).RICARDO (cambiando de marcha): A menudo a la luz del día las cosas no se ven tan negras. ROSA: Dudo que tengan otro color.RICARDO: ¿Un familiar?ROSA: Mi... mi marido. Por ahora.RICARDO (tras una breve pausa): ¿Le molesta la música?ROSA (ausente, mirando por la ventanilla) No, por favor... déjela. RICARDO: A veces las palabras o la música no pueden dar consuelo, pero sí

compañía.ROSA (como volviendo de sus pensamientos): Hoy soy mala compañía. De golpe, mi mundo se ha dado la vuelta como un calcetín. Ayer era una cosa y hoy... mi matrimonio... mi vida... RICARDO (voz en out; el taxi circula por la ciudad. Rosa se vuelve hacia el retrovisor): Es un poco como en los dibujos animados, ¿No? El suelo que pisas desaparece y quedas momentáneamente en el aire. Sabes que vas a caer al fondo y no encuentras donde asirte.ROSA (ensayando una sonrisa forzada): Algo así. (De golpe estalla como si se hubiera soltado el tapón,) Es que nada está donde debe estar: familia, salud, amigos... Ayer recibo una llamada de un hotel. Mi marido, que se alojaba con su secretaria, había tenido un ataque y parecía algo serio. Al llegar al hospital me encuentro a la tipa esa llorando y a Mario entre la vida y la muerte. Hablo con mi mejor amiga y ella “¡Ay nena! Que mal me sabe que te enteres así”... Resulta que todos estaban al tanto de la situación. ¡Lo que se habrán reído a mi costa! ¡Y yo sin sospechar nada!. Si es que para esto soy una inútil. Con�ada no, ¡subnormal! Lo tenía ante mis ojos y no lo veía... (breve pausa).No es que las cosas fueran de maravilla. Llevábamos un tiempo más fríos que el mármol. Pero todo lo achacaba a la presión en el trabajo. A la crisis. Que se yo... Pero fíjese si soy tonta que yo le quiero... bueno le quería... le quiero...(Ricardo cambiando de marcha)ROSA: ¿Y ahora que hago? El médico dice que puede quedar impedido no se sabe el tiempo. ¡No lo puedo abandonar así! Aunque merecérselo, se lo merece. RICARDO (en out. Rosa escucha mirando al retrovisor): Son muchos sentimientos peleando entre si. Necesita un poco de calma para distanciarse de ellos e intentar ponerlos en su sitio.ROSA: ¿Y de dónde saco la calma, con la que me está cayendo?RICARDO: ¿Alguna vez ha hecho meditación? Sirve, entre otras cosas, para eso. ROSA: Pero evadiéndome no resolveré nada.RICARDO: El objetivo no es evadirse. Al contrario. Se trata de disponer la mente para que pueda mandar sobre los sentimientos. Por que ahora son ellos los que la sacuden sin darle un segundo de respiro. Y a partir de ahí descubrir que sólo le afectan si usted les da ese poder. ROSA: Suena razonable pero complicado. Yo nunca he sido de meterme para dentro.

RICARDO: Para empezar hay técnicas muy sencillas que le puedo enseñar. ROSA: Vale. Pongamos que dejo la mente en blanco. ¿Y ahora qué? En cuanto salga del trance se vuelve a liar.RICARDO: Antes de que los sentimientos negativos se abran paso, necesita centrarse en si misma. Ver si se conoce lo su�ciente. Repasar cuales son sus fortalezas. Recrearse en ellas. Renovarlas. Y descubrir sus debilidades. Rela-tivizarlas. Aparcarlas en el pasado.ROSA: ¿La típica consigna de sé tu misma?RICARDO: Todo lo típico tiene algo de verdad. Pero no vale decir: ”yo soy así y no puedo cambiar”. Es descubrir las cosas buenas que todos tenemos. Y reconocer las no tan buenas para, cuándo se presenten, poder decirles: “os conozco y no voy a dejar que me dominéis”ROSA: Y todo lo demás: la parálisis de Mario, mi matrimonio, la traición de losamigos, mi hijo que no se entiende con su padre.. ¿Para cuándo lo dejo?RICARDO: Ya vendrá. Pero antes debe cargar las pilas de autoestima... Saber que es usted quien decide, sin interferencias, si ama a su marido o no, si perdona a los amigos o los manda a paseo... (El taxi se detiene junto a la acera)RICARDO: Bueno ya hemos llegado. Déjeme que le envíe una canción.(En la pantalla del Ipod, pulsa “enviar” al tema Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten.ROSA: ¿Nos volveremos a ver?RICARDO: Yo siempre ando por ahí.Suena la canción Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten (relajacion, mantra)

MICROHISTORIAS 03El amo del mundo. Duración 3:30 min

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opción: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:

Alberto, un hombre maduro, luce ropa deportiva de marca, tipo naútica. Se instala en el asiento del taxi sin dejar de hablar por teléfono.ALBERTO(Al taxista) Al aeropuerto. (por teléfono) ¡Menuda mierda llevaba cuando

quisque. Pero ese es el juego. Si no lo sabes jugar, quédate de funcionario.RICARDOY su mujer, ¿no preferiría saber la verdad?ALBERTOIgual la sabe... o se la imagina. Pero mira para otro lado y todos ganamos. Así que volviendo a su pregunta: vivo mejor que muchos y controlo mi vida. Creo que se puede decir que soy más feliz que la mayoría.

Sinopsis de otras microhistorias.

1. La chica actual.

Mujer de algo menos de 30 años, desinhibida, capaz de hablar de las cues-tiones más personales sin ningún recato y más para echar unas risas que para soltar la lágrima. ¡Que los disgustos no se los puede tomar una muy en serio! Uno de los tópicos que dice “combatir”: los hombres no escuchan.

“El otro día paseaba con Rafa, mi novio, por el centro comercial. Yo iba largando: ¿No te parece increíble? Cuca y Jordi después de 15 años juntos y van y se separan. Es que no me lo puedo creer, ellos que eran la pareja perfecta. Aunque pensándolo bien, lo suyo no era normal. Era imposible que fueran siempre, como siameses, juntos a todas partes. Vamos, si él la esperaba en la puerta cada vez que iba al baño…. Y mira que iba veces. La tía debía tener incontinencia porque prácticamente vívia allí…”

Y Rafa, de lo más atento: “¿Sí? ¿De veras? ¿Y eso? Muy fuerte, la verdad.” Esto es lo que sale por su boca, pero su pensamiento complet sería así: “A las 21:15 empieza el partido (¿Sí?). Así que tengo que conseguir meter a ésta en casa. Antes de las 20,30 que empieza el previo (¿De veras?). Mierda… no tengo cervezas frías en la nevera (¿Y eso?). Tendré que ver con que excusa la llevo a la gasolinera. Allí si las tienen bien fresquitas (Muy fuerte, la verdad).

En conclusión, Rafa, como tantos otros, no es que no escuche, es que vive en otro mundo y le importa un bledo lo que ocurre en el nuestro.

2. El fotógrafo.

Ricardo sale del chiringuito del puerto, cuando no hace más que arrancar, al girar una esquina, junto a una �nca vieja, le da el alto un hombre vestido de traje de unos 40 años. Sube rápidamente en el asiento del copiloto, Ricardo sorprendido de que suba delante quit,a tan rápido como puede, los libros y cd’s que le acompañan sobre el asiento. “Al aeropuerto, rápido” dice Raúl, mientras saca un móvil de su chaqueta. “Hola, ¿Qué tal? ¿Cómo van los niños? Llego sobre las 9, si no pierdo el vuelo… ha sido una reunión muy intensa cariño, creo que los tengo en el bote, te lo cuento a la noche, besos, te quiero”.

Ricardo en silencio vuelve a subir el volumen de la radio, suena “Y sin embargo” de Sabina. Conduce en silencio mientras Sabina canta “un rato cada día, ya ves, te cambiaría por cualquiera…”, Raul mira hacia fuera con la mirada abstraída. De repente Ricardo dice casi para sí mismo “Canta bien la Olga Román esta”, “¿Cómo?” pregunta Raúl. “La chica que cantaba con Sabina en los conciertos de Sabina y Cia” una voz preciosa ¿le gusta Sabina?” Pregunta a Raul, que con el gesto torcido y casi enfadado porque Ricardo se haya dirigido a él, le espeta: “Llego tarde al aeropuerto”. Ricardo vuelve a concentrarse en la carretera entendiendo la negativa de Raul. Piensa que es extraño que su cliente haya hablado que venía de una reunión cuando en los alrededores del aeropuerto no hay o�cinas, tan sólo bares sucios que abren 24 horas al público, algún hostal de mala muerte y casas bajas de familias humildes afectadas por la especulación.

La mente de Ricardo comienza a imaginar y de repente vemos a Raul quitán-dose la ropa de calle en una casa humilde aunque con mucho estilo, está en el cuarto de su amante, aparece ella (Rebeca) con expresión sonriente y somnolienta, Raul comienza a ponerse un traje y a guardar los jeans y camiseta en el armario de Rebeca, ella intenta molestarle para evitar que se vuelva a poner el traje, mietras hablan de cuándo se volverán a ver.

De repente suena la voz de Raul de forma más real, Ricardo sale de la ensoñación y pregunta un “¿Cómo?” casi por inercia “digo que la culpa es mía, supongo que no acostumbra a que la gente se le siente delante, por eso se ha dirigido a mí, tengo tanta prisa que no controlo mis modales”, no se disculpe por los “modales” si realmente no quiere hablar conmigo no tiene

por qué hacerlo, no entiendo esa gente que piensa que todos los taxistas somos unos charlatanes, si usted no quiere hablar, no hablamos” Ricardo sabe que realmente todos los taxistas son unos charlatanes y él aún más. No entiende un viaje sin mediar palabra, a él le gusta la gente, le encanta pensar en cómo serán las vidas de sus clientes e imaginar de dónde vienen. “Real-mente con que usted me diga a dónde se dirige me basta para cumplir mi trabajo”. Raul se revuelve en el asiento mientras le contesta “En realidad no vengo de una reunión, soy fotógrafo, mi mujer no lo sabe, le digo que voy a reuniones que conseguirán sacarnos del bache económico en el que estamos metidos pero no es así, en realidad ni siquiera me reúno con mis amigos, me dedico a salir y fotogra�ar a gente que está peor que yo”. Ricardo había pensado que el motivo por el que viajaba este hombre era por ser in�el a su mujer con alguien ajeno a todas sus taras, todos los problemas cotidi-anos… y resulta que es un fotógrafo que engaña a su mujer con su cámara. Vacila un poco pero decide hacer una pregunta “¿Y coge usted un avión para hacer fotos a personas más necesitadas que usted?”, Raul contesta “No, hombre, no, he aprovechado para ver a mi madre, es ATS en el hospital” La madre de Raul trabaja en el hospital donde Ricardo estuvo en coma y donde perdió el rastro de su hijo. Raul comienza a contar su vida al taxista, es consci-ente de que se ha sentado en el asiento de delante por alguna razón psicológica, en realidad necesita hablar, necesita contar sus problemas a alguien que situa como neutral en su vida. Empieza a contar que su madre está muy agotada pero que todavía le queda para jubilarse, que perdió su trabajo en el norte y que ahora se siente atrapado allí porque tiene una letra hipotecaria que pagar, habla de que desearía poder estar con su madre y ayudarla y que su matrimonio no funciona porque todo ha salido mal desde que llegaron a esa ciudad donde siempre está lloviendo.

Ricardo está como extasiado pensando en la posibilidad de que la madre de ese cliente sepa algo sobre su hijo, están a punto de terminar el trayecto y no sabe como introducirse en el monólogo que su cliente ha iniciado, el cual ahora lamenta la corrupción en su ciudad y la dura situación que se vive a nivel global y se lamenta de que lo único que sabe hacer es fotogra�ar y engañar a su mujer. Ricardo comienza a hablar de la importancia de la fotografía y le agradece que se dedique a fotogra�ar a gente que ha sido marginada. Habla de Valle Inclán le cuenta cómo este perdió la mano, también habla del signi�cado de la palabra “esperpento”, El fotógrafo le escu-cha atentamente aunque nervioso porque va a llegar tarde al vuelo. Se da

cuenta de que ya no va a poder facturar su maleta y se lo dice a Ricardo. En este momento Ricardo encuentra la ocasión para poder volver a ver a este hombre e intentar acceder a su madre. “Podrías dejarme a mí la maleta, sé que tendrías que con�ar en mí pero yo te la guardaré, de hecho si la vivienda de tu madre me viene de paso en algún viaje se la puedo llevar yo o incluso al hospital, desgraciadamente hago muchos viajes allí”. Raul no entiende tanta amabilidad por parte del taxista pero acepta pues no puede perder el vuelo y volver a comprar otro.

Cuando acepta y va a bajar del coche, mientras saca de la maleta lo que se llevará en los bolsillos recibe una llamada a la que contesta “Si, lo sé, yo también te echaré de menos, volveré pronto cariño, te lo prometo”. Ricardo se da cuenta de que �nalmente este hombre sí que tiene una amante pero no le saca el tema, no al menos de forma directa. Cuando Raul ya ha colgado el teléfono, Ricardo le pide la dirección de su madre. Se dan los teléfonos.

Ricardo le da también el número de taxi y su número de teléfono. Una vez que Raul paga el viaje y mira desorientado hacia el aeropuerto, cuando está a punto de salir, Ricardo le llama la atención y le regala un CD. El que estaba sonando, “Sabina y Cia”, y quedan que hablarán durante los días próximos para entregar la maleta. Le dice que escuche la intro de “Y sin embargo” con la voz de Olga Román; que sólo así podrá entender el corazón de una mujer herida. Raul no lo entiende pero agradece el gesto y el CD.

Ricardo le llamará en los próximos días y será entonces cuando le pregunte sobre la posibilidad de preguntarle a su madre por su hijo.

3. La joven y la huida.

Helena espera con ansia la resolución que le dará el pasaporte para una nueva vida. Mira cada día el correo electrónico, el buzón. Hoy recibe la noti�-cación que podría signi�car el cambio de rumbo en su camino y en la que tiene puestas todas sus esperanzas.Sueña con dejar su trabajo mecánico y vacío en un restaurante para dedic-arse al cine, que es lo que le da vida. Piensa en lo afortunada que será cuando le pueda dedicar todo su tiempo y energía a construir un futuro sobre aquello que más le gusta.

Ella sabe que reúne de sobra todos los requisitos para la concesión de la beca. Ha escogido como destino el sur de Francia, para no ir muy lejos de aquí y para tener a su lado el mar y la luz que le fascinan de esta ciudad. Pero

está preocupada por los recortes. Las partidas destinadas a educación son cada vez más reducidas y ella no tiene más posibilidad que la ayuda del Estado. Sus numerosos trabajos basura le han dado poco más que para sobrevivir.

Eso sí, vive sola. Es una persona con tesón y constancia. Metódica y organi-zada. Algo maniática, decidió hace tiempo que no quería compartir hogar con nadie. No tiene nada que la ate aquí y necesita un cambio de aires después de aquella última relación fallida y enfermiza, germen de sus proyectos futuros y de sus ganas de darle un giro a su vida. Por aquello de “todo cambio es para mejor”.

Fuma, bebe café, medita sobre todo lo que le ha pasado estos dos últimos y desafortunados años y sobre lo que quiere que le pase en los dos próximos. Quiere comparar el cine francés con el español y tiene preparada una investi-gación al respecto y algunos contactos académicos en Francia.

La frustración persigue a Helena desde hace tiempo. No le importa donde ir, sólo quiere huir. No suele coger taxis, pero busca uno desesperadamente esta vez. Va cargada y tiene prisa, aunque no tiene un rumbo de�nido. Y adelanta camino a pie. Por �n, para un taxi y sube. “¿Dónde vamos?”. Inter-cambian una mirada de desconcierto y ella responde: “Lejos”.Encuentra en el taxi de Ricardo un escondite perfecto. La música la distrae, suena jazz desconocido, pero terapéutico para ella. Ricardo arranca seguro, como si conociera el lugar perfecto adonde tienen que ir. Siente la huida de Helena como la suya, no necesita saber qué le ocurre. Pero convencido de que necesita distraerse pone una película sin preguntar. Sin saber cómo la pelicula francesa que pone Ricardo, signi�ca conecta intimamente con ella.

“Disfruta del presente y que el futuro no te paralice”. Es el cosejo que encaja con el estado actual en la vida de Helena y que Ricardo intenta explicar: Iniciar un nuevo proyecto de vida es un momento excepcional. No puedes permitir que nada lo ensombrezca. No cargues en tu mochila los fracasos del pasado. Ni dejes que el miedo al futuro te afecte. El miedo es una emoción heredada de nuestros antepasados homínidos, que absorbe todas nuestras energías para emplearla en la lucha o la huida. Pero si no se le da un uso inmediato, paraliza. Una buena forma de cargar las pilas del bienestar es visualizar, imaginar en imágenes, lo bueno que te va a suceder. Y esto no es

una ingenuidad, es una inversión. Ya sabes que el optimismo atrae el éxito y el pesimismo al fracaso.

4. El gay

Adán sube al taxi con muchísima prisa, vestido de chaqueta, con una �or en el bolsillo pequeño de la chaqueta. Tiene un bebé en brazos. “Buenas tardes, al Ayuntamiento, por favor”. “Parece que llega tarde a una boda“, piensa Ricardo. Adán (dirigiéndose al bebé) “Pequeñín, verás que sorpresa se lleva la familia cuando te vea”.

Ricardo decide distraerlo con una broma musical y deja sonar “Misión Imposible” de Michael Giacchino. Adán se ríe y comenta “ojalá no sea imposible, porque soy el novio!”. “Enhorabuena. Pero no se preocupe, estamos cerca. El pequeño está bastante tranquilo, probablemente se lo esté transmitiendo usted”.

Adán sonríe y se encoge de hombros. Suena jazz. La decisión está tomada desde hace tiempo y ya no hay lugar para dudas. Quizá ya no vuelvan a tener esta oportunidad y toda la familia está contentísima. Lo que mejor ha salido de todo y lo impulsa a seguir es el pequeño que tiene en brazos.“Esperamos que todo salga bien. Nos ha costado muchísimo �jar una fecha.” Ricardo acelera colándose entre el trá�co. “Al parecer, hay una avalancha de bodas desde el cambio de gobierno… Estamos preocupados por si se di�cultan las cosas para nosotros en estos años que vienen.” Continúa Adán.“Yo también me casé por lo civil. Siempre son tiempos difíciles para los osados.”

Hacen cuentas. Baja del coche con el nene el brazos. Lo reciben sus padres y parte de la familia. “Vamos, vamos! Te estábamos esperando!”. Todas las miradas de los presentes se centran automáticamente en el bebé, con reacciones d todo tipo. Dentro, Adán y Enrique se abrazan y comienza la ceremonia.

Ricardo le anima: Sea cual sea la reacción de la familia, no te puede afectar. Es tan fuerte al emoción del amor que sientes por tu hijo que te sirve de escudo protector. Dicen los cientí�cos que el cerebro no puede procesar al mismo tiempo dos emociones contrapuestas. Si ocupas tu mente con el amor no dejas espacio al reproche o la incomprensión de la familia. Sobre los sentimientos que ellos tengan, nada puedes hacer. Es su problema, pero si te lo propones, no pueden hacer mella en tí.

5. Catalina

Catalina sube al taxi de Ricardo regularmente. Ella, su hijo Carlos y su madre viven cerca de la zona donde descansa Ricardo y suele hacer desplazamien-tos cotidianos, que de otro modo le harían perder mucho tiempo, dice. Siem-pre hablan de tramas banales e historias cotidianas. Una mujer madura, casti-gada por los años, pero muy atractiva. Su ritmo de vida le produce algunos trastornos de salud, pero sigue siendo muy vivaz.

De alguna manera, Ricardo se siente atraído por ella, pero tiene la sensación de no poder conectar. Algo que, precisamente no le suele pasar. Catalina es independiente, cuida de su pequeño y de su madre, que está muy enferma. Los adora a ambos, pero tiene miedo de quedarse sola. Madre soltera, con estudios secundarios, vivió di�cultades económicas, pero empezó a ganar dinero hace unos años.En la historia que nos ocupa, Catalina acude al taxi de Ricardo directamente a la parada. Está apurada, tiene el rostro desencajado y los ojos de recién llorar. Hacía semanas que no la veía. “¿Cómo estás, Cata? ¿Todo bien? No te he visto en mucho tiempo”. “Llévame al hospital, Ricardo, rápido. Mi madre está allí, he recibido una llamada y creo que no le queda mucho”. “Lo siento, Cata ¿Está Carlos en casa?”, preocupado. “Sí, lo he dejado con una amiga”. Hace una larga pausa y mira a Ricardo por el retrovisor “¿Crees que me quedaré sola? Mi pequeño crecerá y también se irá…”, la frase se diluye y ella se recuesta en el asiento, agotada. Los pensamientos se atropellan en su cabeza desordenados en forma de miedos y dudas. Se desahoga con Ricardo camino al hospital “Creo que voy a dejar mi trabajo. Ya tengo ahorrado su�ciente para dedicarle tiempo a mi hijo y a mi vida. Estoy cansada de esconderme.”

Ricardo no sabe cuál es su trabajo, pero la historia cobrará sentido cuando vea a Catalina, más adelante, “acompañando” a un hombre distinto cada noche. Al verla, el mismo Ricardo recordará su última frase: “Estoy harta de esconderme”.

Page 10: Microhistorias

Personajes que suben al taxi y aprovechan la empatía de Ricardo para desa-hogarse contando sus vidas. Pueden ser esporádicos o �jos. Ricardo les regala un consejo, un tema musical o una escena de pelicula que pueda servirles de guía.

Estas microhistorias nutrirán los webisopios de la webseie.

MICROHISTORIAS 01Loco por el motor. Duración: 2:30 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera: Un maestro muy sabio me enseñó la clave de la felicidad. El placer individual no existe. La felicidad o es compartida o no es felicidad.

El cliente ya está sentado y con el cinturón abrochado. Es un hombre maduro pero atractivo, delgado, con el pelo largo, donde abundan las hebras canosas, sujeto en una coleta. Apenas se aprecian la piernas anormalmente �nas, con las rodillas juntas giradas hacia un costado.

RICARDO (siempre voz out): No se arregla mal con la silla de ruedas.CLIENTE: Soy buen conductor.RICARDO: Y lleva mucho tiempo con este “vehículo”.CLIENTE: Unos cinco años, parece un trasto pero tiene muchas ventajas. No sabe lo que ahorro en calzado. RICARDO: Y siempre tiene asiento en el cine o en un concierto.CLIENTE (sonriendo): ¡Y todo va sobre ruedas!

(El taxi circula por las calles de la ciudad) RICARDO: (mirando por el espejo retrovisor) ¿Qué música le gusta? CLIENTE (que estaba mirando por la ventanilla): Solo la buena. RICARDO (voz out): Alguna preferencia: ¿clásica, rock, jazz? CLIENTE: Hoy agradecería una buena balada de jazz.

llegó al puerto! ¡Si no lo agarro, hay que pescarlo como un atún! Si, el yate se queda por ahora en el náutico de Valencia. ¡Oye! Esta hay que repetirla. Vale, nos vemos.LA RADIO… el gobernador del Banco de España advierte que la situación es de extrema gravedad. Cada dia que pasa sin tomar medidas drásticas aumenta el riesgo de una intervención de la Unión Europea que...ALBERTOPor Dios, no puede quitar ese rollo. Van a conseguir amargarme el día. RICARDODe acuerdo. Que tal un poco de música. ¿Un ritmo caribeño?(Suena Con poco coco, BSO de Chico y Rita)ALBERTOPerfecto. Muy apropiado. Disculpe pero no soporto a los agoreros que solo saben meter el miedo en el cuerpo a los borregos que les escuchan.RICARDONo cree que la situación esté tan mal como dicen.ALBERTODepende del nicho en que te muevas. Si has arramblado con todos los crédi-tos de los bancos para construir urbanizaciones y ahora te las tienes que comer con patatas, estas jodido. Per si has sido listo y mueves el dinero con inteligencia, puedes hacer de la crisis una oportunidad.RICARDOLe felicito por su suerte. Pocos pueden decir lo mismo.(suena el teléfono y Alberto lo atiende)ALBERTOPili, hola amor. Si de camino al aeropuerto. Bueno es que las reuniones se han hecho eternas. Ya sabes como son estos catalanes. Si, a dormir a casa. Un beso a los peques. ¡Chao!

¿Por donde íbamos? ¡Ah! De suerte nada. Soy asesor �nanciero y dirijo las inversiones de mucho pez gordo. Si hago bien mi trabajo, ellos ganan y yo gano. A mi nadie me ha regalado el dinero. Lo que tengo me lo he currado yo. La diferencia es que se vivir la vida. Por ejemplo he estado navegando por las Islas dos semanas con la familia. Mi mujer y mis hijos encantados, con el yate de cala en cala. Pero hace 5 días ya no podía más. Los envié para Madrid e inventé unas reun-iones en Roma y Barcelona. Vinieron 3 de mis mejores amigos y nos monta-

mos una juerga inolvidable. Trajeron unas tías para nada remilgadas. Empezamos a beber y a follar hasta perder la noción del tiempo. Los vecinos de pantalán alucinaban con nosotros. Con lo dientes tan largos que han dejado hecha unos zorros la cubierta de teca. Pero hay que saber hacerlo. Es una cuestión de equilibrio y sentido común. Si pagas sabes que no vas a tener problemas. Yo no soy como esos capullos que se tiran una amante y se enamoran. Esos si son unos pringados, porque tarde o temprano la situación te estalla. Yo vuelvo a casa tan tranquilo. Sin muertos en el armario. Mañana he quedado con mis hijos para ir al concierto de Bruce Spreenting. Ellos y mi mujer me adoran. Tienen todo lo que necesi-tan y a cambio solo les pido responsabilidad y respeto.RICARDO¿Usted diría que es feliz?ALBERTOLa felicidad, como estado vital no existe. Hay instantes intensos que hay que exprimir al máximo. Como la juerga de estos días... o como el mes pasado en Japón. Llegué con unos tíos que conocían un centro Zen. Un lugar auténtico; no un montaje para turistas. Penetrar en un sitio así es algo muy especial. Allí se vive una espiritualidad primigenia. Algo que aquí hemos olvidado. Nada que ver con la rutina de los ritos católicos. Aunque no quieras te va calando como una niebla densa. Una experiencia irrepetible... En momentos así eres feliz.RICARDOPero para el budismo precisamente la auténtica felicidad no es un destello, sino un equilibrio permanente.ALBERTOBueno, si vives aislado en un convento, con la cabeza rapada y vestido solo con una túnica, te puedes permitir ese lujo. Pero en el mundo real para disfrutar de esos placeres hay que ganárselos. Aquí no puedes ser blando ni con la competencia ni con los empleados: o matas o mueres. No puedes ir con monsergas. Para mantenerse en primera �la hay que ser muy bueno y tener un temple de acero. Los hay con una suerte del carajo, que se pavo-nean a bordo de yates de 30 millones, solo porque han dado el pelotazo de su vida. Pero en �n no quiero hacerme mala sangre... RICARDODisculpe la pregunta, esa pelea constante ¿no le crea ansiedad?ALBERTOEn los negocios tienes de todo. Días de euforia y días que matarías a todo

RICARDO (voz out: A ver que le parece esto.

(Las manos del taxista remueven los CD del asiento del copiloto hasta dar con el de Billie Holliday. Lo introduce en la ranura y comienza a sonar Just one of those things). CLIENTE: Esa voz! No hay mejor compañía al volante. RICARDO (siempre voz out): ¿Le gusta conducir? CLIENTE: Siempre me ha gustado todo lo que tiene que ver con el motor...RICARDO: Como a�cionado.CLIENTE: ¡Que va! He participado en un montón de rallies. Cuando me dió por el 4 x 4, cada �n de semana el Suzuki iba directo de la montaña al taller. RICARDO: Y por ahí llegó el accidente.CLIENTE: No. Esto ha venido poco a poco. Esclerosis múltiple. Y lo peor es que no se para aquí. La cabrona sigue a lo suyo.RICARDO: Ha debido ser duro.CLIENTE: No puedo decir que no. Si fuera de los que miran hacia atrás, podría desesperarme. Pero si me centro en lo que hago cada día... llevo una buena vida.RICARDO: Vivir el presente. Gozar cada momento. Liberarnos del peso del pasado, que ya no existe, y no agobiarse por lo que vendrá, por que aún no es. Es la única actitud que funciona.CLIENTE: Eso y no renunciar a nada, porque si. Para seguir haciendo el cafre, formé un club de karts. Pero un par de trompos amenazaron con estropear lo poco que me funciona. Así que lo dejé. Con el coche adaptado no puedo correr, pero si viajar. Me encanta recorrer de buena mañana una carretera llena de curvas!

(El taxista cambia de marcha)CLIENTE: Para competir he optado por el handbike. ¿Lo conoce?RICARDO: No, pero por el nombre me hago una idea.CLIENTE; O sea un triciclo que pedaleas con las manos. He corrido varias Maratón y es una gozada ir alcanzando las metas que te vas marcando... Pero no hay nada como el apoyo de los amigos. RICARDO: En todas las fórmulas de la felicidad hay un elemento común: la amistad.CLIENTE: Sabe? Lo mejor de mi situación es que tengo más tiempo para cuidar a los amigos. Cada mañana, después de unos minutos de meditación

y varios kilómetros con el triciclo, me siento delante del ordenador y el teléfono a atender a los que me quieren.Puedo llegar a ser muy pesado. Hasta me regalaron un viaje, con tal de que los dejara en paz unos días. Pero en el fondo todos agradecen que alguien piense en ellos, organice las excursiones, los encuentros, las cenas... RICARDO: A veces la gente olvida decir que quiere a los que quiere.CLIENTE: Les ha costado un poco, pero creo que eso lo están asimilando. En �n, hay días jodidos, en que el cuerpo no te deja en paz. Pero si algo he aprendido es que se puede ser feliz sin gozar de buena salud. La verdad es que... bien pensado... yo podría decir... que soy feliz. Suena Just one of those things por Billie Holiday.

MICROHISTORIAS 02La vida como un calcetín. Duración: 3:25 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:Cuentan que en un pasado remoto los humanos eramos dioses. Pero abusa-mos de nuestros privilegios y la vida nos retiró el poder divino. Pensó esconderlo en el fondo de los océanos, en la luna... pero decidió enterrarlo donde nunca se les ocurriría buscar a los hombres: en el fondo de su corazón.Rosa, una mujer de unos 40 años, elegante pero con el pelo y la ropa algo desaliñados, entra en el taxi de Ricardo. A través de la ventanilla se ve la puerta de un hospital. Rosa mira con atención el aspecto del interior: CD's de jazz, fotos de películas, libros en la bandeja. Suena I waited for you, de Miles Davis.RICARDO (cambiando la señal de Libre. voz en out): ¿Una mala noche?ROSA (gesto de inmenso cansancio).RICARDO (cambiando de marcha): A menudo a la luz del día las cosas no se ven tan negras. ROSA: Dudo que tengan otro color.RICARDO: ¿Un familiar?ROSA: Mi... mi marido. Por ahora.RICARDO (tras una breve pausa): ¿Le molesta la música?ROSA (ausente, mirando por la ventanilla) No, por favor... déjela. RICARDO: A veces las palabras o la música no pueden dar consuelo, pero sí

compañía.ROSA (como volviendo de sus pensamientos): Hoy soy mala compañía. De golpe, mi mundo se ha dado la vuelta como un calcetín. Ayer era una cosa y hoy... mi matrimonio... mi vida... RICARDO (voz en out; el taxi circula por la ciudad. Rosa se vuelve hacia el retrovisor): Es un poco como en los dibujos animados, ¿No? El suelo que pisas desaparece y quedas momentáneamente en el aire. Sabes que vas a caer al fondo y no encuentras donde asirte.ROSA (ensayando una sonrisa forzada): Algo así. (De golpe estalla como si se hubiera soltado el tapón,) Es que nada está donde debe estar: familia, salud, amigos... Ayer recibo una llamada de un hotel. Mi marido, que se alojaba con su secretaria, había tenido un ataque y parecía algo serio. Al llegar al hospital me encuentro a la tipa esa llorando y a Mario entre la vida y la muerte. Hablo con mi mejor amiga y ella “¡Ay nena! Que mal me sabe que te enteres así”... Resulta que todos estaban al tanto de la situación. ¡Lo que se habrán reído a mi costa! ¡Y yo sin sospechar nada!. Si es que para esto soy una inútil. Con�ada no, ¡subnormal! Lo tenía ante mis ojos y no lo veía... (breve pausa).No es que las cosas fueran de maravilla. Llevábamos un tiempo más fríos que el mármol. Pero todo lo achacaba a la presión en el trabajo. A la crisis. Que se yo... Pero fíjese si soy tonta que yo le quiero... bueno le quería... le quiero...(Ricardo cambiando de marcha)ROSA: ¿Y ahora que hago? El médico dice que puede quedar impedido no se sabe el tiempo. ¡No lo puedo abandonar así! Aunque merecérselo, se lo merece. RICARDO (en out. Rosa escucha mirando al retrovisor): Son muchos sentimientos peleando entre si. Necesita un poco de calma para distanciarse de ellos e intentar ponerlos en su sitio.ROSA: ¿Y de dónde saco la calma, con la que me está cayendo?RICARDO: ¿Alguna vez ha hecho meditación? Sirve, entre otras cosas, para eso. ROSA: Pero evadiéndome no resolveré nada.RICARDO: El objetivo no es evadirse. Al contrario. Se trata de disponer la mente para que pueda mandar sobre los sentimientos. Por que ahora son ellos los que la sacuden sin darle un segundo de respiro. Y a partir de ahí descubrir que sólo le afectan si usted les da ese poder. ROSA: Suena razonable pero complicado. Yo nunca he sido de meterme para dentro.

RICARDO: Para empezar hay técnicas muy sencillas que le puedo enseñar. ROSA: Vale. Pongamos que dejo la mente en blanco. ¿Y ahora qué? En cuanto salga del trance se vuelve a liar.RICARDO: Antes de que los sentimientos negativos se abran paso, necesita centrarse en si misma. Ver si se conoce lo su�ciente. Repasar cuales son sus fortalezas. Recrearse en ellas. Renovarlas. Y descubrir sus debilidades. Rela-tivizarlas. Aparcarlas en el pasado.ROSA: ¿La típica consigna de sé tu misma?RICARDO: Todo lo típico tiene algo de verdad. Pero no vale decir: ”yo soy así y no puedo cambiar”. Es descubrir las cosas buenas que todos tenemos. Y reconocer las no tan buenas para, cuándo se presenten, poder decirles: “os conozco y no voy a dejar que me dominéis”ROSA: Y todo lo demás: la parálisis de Mario, mi matrimonio, la traición de losamigos, mi hijo que no se entiende con su padre.. ¿Para cuándo lo dejo?RICARDO: Ya vendrá. Pero antes debe cargar las pilas de autoestima... Saber que es usted quien decide, sin interferencias, si ama a su marido o no, si perdona a los amigos o los manda a paseo... (El taxi se detiene junto a la acera)RICARDO: Bueno ya hemos llegado. Déjeme que le envíe una canción.(En la pantalla del Ipod, pulsa “enviar” al tema Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten.ROSA: ¿Nos volveremos a ver?RICARDO: Yo siempre ando por ahí.Suena la canción Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten (relajacion, mantra)

MICROHISTORIAS 03El amo del mundo. Duración 3:30 min

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opción: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:

Alberto, un hombre maduro, luce ropa deportiva de marca, tipo naútica. Se instala en el asiento del taxi sin dejar de hablar por teléfono.ALBERTO(Al taxista) Al aeropuerto. (por teléfono) ¡Menuda mierda llevaba cuando

Anexo 02: Microhistorias

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quisque. Pero ese es el juego. Si no lo sabes jugar, quédate de funcionario.RICARDOY su mujer, ¿no preferiría saber la verdad?ALBERTOIgual la sabe... o se la imagina. Pero mira para otro lado y todos ganamos. Así que volviendo a su pregunta: vivo mejor que muchos y controlo mi vida. Creo que se puede decir que soy más feliz que la mayoría.

Sinopsis de otras microhistorias.

1. La chica actual.

Mujer de algo menos de 30 años, desinhibida, capaz de hablar de las cues-tiones más personales sin ningún recato y más para echar unas risas que para soltar la lágrima. ¡Que los disgustos no se los puede tomar una muy en serio! Uno de los tópicos que dice “combatir”: los hombres no escuchan.

“El otro día paseaba con Rafa, mi novio, por el centro comercial. Yo iba largando: ¿No te parece increíble? Cuca y Jordi después de 15 años juntos y van y se separan. Es que no me lo puedo creer, ellos que eran la pareja perfecta. Aunque pensándolo bien, lo suyo no era normal. Era imposible que fueran siempre, como siameses, juntos a todas partes. Vamos, si él la esperaba en la puerta cada vez que iba al baño…. Y mira que iba veces. La tía debía tener incontinencia porque prácticamente vívia allí…”

Y Rafa, de lo más atento: “¿Sí? ¿De veras? ¿Y eso? Muy fuerte, la verdad.” Esto es lo que sale por su boca, pero su pensamiento complet sería así: “A las 21:15 empieza el partido (¿Sí?). Así que tengo que conseguir meter a ésta en casa. Antes de las 20,30 que empieza el previo (¿De veras?). Mierda… no tengo cervezas frías en la nevera (¿Y eso?). Tendré que ver con que excusa la llevo a la gasolinera. Allí si las tienen bien fresquitas (Muy fuerte, la verdad).

En conclusión, Rafa, como tantos otros, no es que no escuche, es que vive en otro mundo y le importa un bledo lo que ocurre en el nuestro.

2. El fotógrafo.

Ricardo sale del chiringuito del puerto, cuando no hace más que arrancar, al girar una esquina, junto a una �nca vieja, le da el alto un hombre vestido de traje de unos 40 años. Sube rápidamente en el asiento del copiloto, Ricardo sorprendido de que suba delante quit,a tan rápido como puede, los libros y cd’s que le acompañan sobre el asiento. “Al aeropuerto, rápido” dice Raúl, mientras saca un móvil de su chaqueta. “Hola, ¿Qué tal? ¿Cómo van los niños? Llego sobre las 9, si no pierdo el vuelo… ha sido una reunión muy intensa cariño, creo que los tengo en el bote, te lo cuento a la noche, besos, te quiero”.

Ricardo en silencio vuelve a subir el volumen de la radio, suena “Y sin embargo” de Sabina. Conduce en silencio mientras Sabina canta “un rato cada día, ya ves, te cambiaría por cualquiera…”, Raul mira hacia fuera con la mirada abstraída. De repente Ricardo dice casi para sí mismo “Canta bien la Olga Román esta”, “¿Cómo?” pregunta Raúl. “La chica que cantaba con Sabina en los conciertos de Sabina y Cia” una voz preciosa ¿le gusta Sabina?” Pregunta a Raul, que con el gesto torcido y casi enfadado porque Ricardo se haya dirigido a él, le espeta: “Llego tarde al aeropuerto”. Ricardo vuelve a concentrarse en la carretera entendiendo la negativa de Raul. Piensa que es extraño que su cliente haya hablado que venía de una reunión cuando en los alrededores del aeropuerto no hay o�cinas, tan sólo bares sucios que abren 24 horas al público, algún hostal de mala muerte y casas bajas de familias humildes afectadas por la especulación.

La mente de Ricardo comienza a imaginar y de repente vemos a Raul quitán-dose la ropa de calle en una casa humilde aunque con mucho estilo, está en el cuarto de su amante, aparece ella (Rebeca) con expresión sonriente y somnolienta, Raul comienza a ponerse un traje y a guardar los jeans y camiseta en el armario de Rebeca, ella intenta molestarle para evitar que se vuelva a poner el traje, mietras hablan de cuándo se volverán a ver.

De repente suena la voz de Raul de forma más real, Ricardo sale de la ensoñación y pregunta un “¿Cómo?” casi por inercia “digo que la culpa es mía, supongo que no acostumbra a que la gente se le siente delante, por eso se ha dirigido a mí, tengo tanta prisa que no controlo mis modales”, no se disculpe por los “modales” si realmente no quiere hablar conmigo no tiene

por qué hacerlo, no entiendo esa gente que piensa que todos los taxistas somos unos charlatanes, si usted no quiere hablar, no hablamos” Ricardo sabe que realmente todos los taxistas son unos charlatanes y él aún más. No entiende un viaje sin mediar palabra, a él le gusta la gente, le encanta pensar en cómo serán las vidas de sus clientes e imaginar de dónde vienen. “Real-mente con que usted me diga a dónde se dirige me basta para cumplir mi trabajo”. Raul se revuelve en el asiento mientras le contesta “En realidad no vengo de una reunión, soy fotógrafo, mi mujer no lo sabe, le digo que voy a reuniones que conseguirán sacarnos del bache económico en el que estamos metidos pero no es así, en realidad ni siquiera me reúno con mis amigos, me dedico a salir y fotogra�ar a gente que está peor que yo”. Ricardo había pensado que el motivo por el que viajaba este hombre era por ser in�el a su mujer con alguien ajeno a todas sus taras, todos los problemas cotidi-anos… y resulta que es un fotógrafo que engaña a su mujer con su cámara. Vacila un poco pero decide hacer una pregunta “¿Y coge usted un avión para hacer fotos a personas más necesitadas que usted?”, Raul contesta “No, hombre, no, he aprovechado para ver a mi madre, es ATS en el hospital” La madre de Raul trabaja en el hospital donde Ricardo estuvo en coma y donde perdió el rastro de su hijo. Raul comienza a contar su vida al taxista, es consci-ente de que se ha sentado en el asiento de delante por alguna razón psicológica, en realidad necesita hablar, necesita contar sus problemas a alguien que situa como neutral en su vida. Empieza a contar que su madre está muy agotada pero que todavía le queda para jubilarse, que perdió su trabajo en el norte y que ahora se siente atrapado allí porque tiene una letra hipotecaria que pagar, habla de que desearía poder estar con su madre y ayudarla y que su matrimonio no funciona porque todo ha salido mal desde que llegaron a esa ciudad donde siempre está lloviendo.

Ricardo está como extasiado pensando en la posibilidad de que la madre de ese cliente sepa algo sobre su hijo, están a punto de terminar el trayecto y no sabe como introducirse en el monólogo que su cliente ha iniciado, el cual ahora lamenta la corrupción en su ciudad y la dura situación que se vive a nivel global y se lamenta de que lo único que sabe hacer es fotogra�ar y engañar a su mujer. Ricardo comienza a hablar de la importancia de la fotografía y le agradece que se dedique a fotogra�ar a gente que ha sido marginada. Habla de Valle Inclán le cuenta cómo este perdió la mano, también habla del signi�cado de la palabra “esperpento”, El fotógrafo le escu-cha atentamente aunque nervioso porque va a llegar tarde al vuelo. Se da

cuenta de que ya no va a poder facturar su maleta y se lo dice a Ricardo. En este momento Ricardo encuentra la ocasión para poder volver a ver a este hombre e intentar acceder a su madre. “Podrías dejarme a mí la maleta, sé que tendrías que con�ar en mí pero yo te la guardaré, de hecho si la vivienda de tu madre me viene de paso en algún viaje se la puedo llevar yo o incluso al hospital, desgraciadamente hago muchos viajes allí”. Raul no entiende tanta amabilidad por parte del taxista pero acepta pues no puede perder el vuelo y volver a comprar otro.

Cuando acepta y va a bajar del coche, mientras saca de la maleta lo que se llevará en los bolsillos recibe una llamada a la que contesta “Si, lo sé, yo también te echaré de menos, volveré pronto cariño, te lo prometo”. Ricardo se da cuenta de que �nalmente este hombre sí que tiene una amante pero no le saca el tema, no al menos de forma directa. Cuando Raul ya ha colgado el teléfono, Ricardo le pide la dirección de su madre. Se dan los teléfonos.

Ricardo le da también el número de taxi y su número de teléfono. Una vez que Raul paga el viaje y mira desorientado hacia el aeropuerto, cuando está a punto de salir, Ricardo le llama la atención y le regala un CD. El que estaba sonando, “Sabina y Cia”, y quedan que hablarán durante los días próximos para entregar la maleta. Le dice que escuche la intro de “Y sin embargo” con la voz de Olga Román; que sólo así podrá entender el corazón de una mujer herida. Raul no lo entiende pero agradece el gesto y el CD.

Ricardo le llamará en los próximos días y será entonces cuando le pregunte sobre la posibilidad de preguntarle a su madre por su hijo.

3. La joven y la huida.

Helena espera con ansia la resolución que le dará el pasaporte para una nueva vida. Mira cada día el correo electrónico, el buzón. Hoy recibe la noti�-cación que podría signi�car el cambio de rumbo en su camino y en la que tiene puestas todas sus esperanzas.Sueña con dejar su trabajo mecánico y vacío en un restaurante para dedic-arse al cine, que es lo que le da vida. Piensa en lo afortunada que será cuando le pueda dedicar todo su tiempo y energía a construir un futuro sobre aquello que más le gusta.

Ella sabe que reúne de sobra todos los requisitos para la concesión de la beca. Ha escogido como destino el sur de Francia, para no ir muy lejos de aquí y para tener a su lado el mar y la luz que le fascinan de esta ciudad. Pero

está preocupada por los recortes. Las partidas destinadas a educación son cada vez más reducidas y ella no tiene más posibilidad que la ayuda del Estado. Sus numerosos trabajos basura le han dado poco más que para sobrevivir.

Eso sí, vive sola. Es una persona con tesón y constancia. Metódica y organi-zada. Algo maniática, decidió hace tiempo que no quería compartir hogar con nadie. No tiene nada que la ate aquí y necesita un cambio de aires después de aquella última relación fallida y enfermiza, germen de sus proyectos futuros y de sus ganas de darle un giro a su vida. Por aquello de “todo cambio es para mejor”.

Fuma, bebe café, medita sobre todo lo que le ha pasado estos dos últimos y desafortunados años y sobre lo que quiere que le pase en los dos próximos. Quiere comparar el cine francés con el español y tiene preparada una investi-gación al respecto y algunos contactos académicos en Francia.

La frustración persigue a Helena desde hace tiempo. No le importa donde ir, sólo quiere huir. No suele coger taxis, pero busca uno desesperadamente esta vez. Va cargada y tiene prisa, aunque no tiene un rumbo de�nido. Y adelanta camino a pie. Por �n, para un taxi y sube. “¿Dónde vamos?”. Inter-cambian una mirada de desconcierto y ella responde: “Lejos”.Encuentra en el taxi de Ricardo un escondite perfecto. La música la distrae, suena jazz desconocido, pero terapéutico para ella. Ricardo arranca seguro, como si conociera el lugar perfecto adonde tienen que ir. Siente la huida de Helena como la suya, no necesita saber qué le ocurre. Pero convencido de que necesita distraerse pone una película sin preguntar. Sin saber cómo la pelicula francesa que pone Ricardo, signi�ca conecta intimamente con ella.

“Disfruta del presente y que el futuro no te paralice”. Es el cosejo que encaja con el estado actual en la vida de Helena y que Ricardo intenta explicar: Iniciar un nuevo proyecto de vida es un momento excepcional. No puedes permitir que nada lo ensombrezca. No cargues en tu mochila los fracasos del pasado. Ni dejes que el miedo al futuro te afecte. El miedo es una emoción heredada de nuestros antepasados homínidos, que absorbe todas nuestras energías para emplearla en la lucha o la huida. Pero si no se le da un uso inmediato, paraliza. Una buena forma de cargar las pilas del bienestar es visualizar, imaginar en imágenes, lo bueno que te va a suceder. Y esto no es

una ingenuidad, es una inversión. Ya sabes que el optimismo atrae el éxito y el pesimismo al fracaso.

4. El gay

Adán sube al taxi con muchísima prisa, vestido de chaqueta, con una �or en el bolsillo pequeño de la chaqueta. Tiene un bebé en brazos. “Buenas tardes, al Ayuntamiento, por favor”. “Parece que llega tarde a una boda“, piensa Ricardo. Adán (dirigiéndose al bebé) “Pequeñín, verás que sorpresa se lleva la familia cuando te vea”.

Ricardo decide distraerlo con una broma musical y deja sonar “Misión Imposible” de Michael Giacchino. Adán se ríe y comenta “ojalá no sea imposible, porque soy el novio!”. “Enhorabuena. Pero no se preocupe, estamos cerca. El pequeño está bastante tranquilo, probablemente se lo esté transmitiendo usted”.

Adán sonríe y se encoge de hombros. Suena jazz. La decisión está tomada desde hace tiempo y ya no hay lugar para dudas. Quizá ya no vuelvan a tener esta oportunidad y toda la familia está contentísima. Lo que mejor ha salido de todo y lo impulsa a seguir es el pequeño que tiene en brazos.“Esperamos que todo salga bien. Nos ha costado muchísimo �jar una fecha.” Ricardo acelera colándose entre el trá�co. “Al parecer, hay una avalancha de bodas desde el cambio de gobierno… Estamos preocupados por si se di�cultan las cosas para nosotros en estos años que vienen.” Continúa Adán.“Yo también me casé por lo civil. Siempre son tiempos difíciles para los osados.”

Hacen cuentas. Baja del coche con el nene el brazos. Lo reciben sus padres y parte de la familia. “Vamos, vamos! Te estábamos esperando!”. Todas las miradas de los presentes se centran automáticamente en el bebé, con reacciones d todo tipo. Dentro, Adán y Enrique se abrazan y comienza la ceremonia.

Ricardo le anima: Sea cual sea la reacción de la familia, no te puede afectar. Es tan fuerte al emoción del amor que sientes por tu hijo que te sirve de escudo protector. Dicen los cientí�cos que el cerebro no puede procesar al mismo tiempo dos emociones contrapuestas. Si ocupas tu mente con el amor no dejas espacio al reproche o la incomprensión de la familia. Sobre los sentimientos que ellos tengan, nada puedes hacer. Es su problema, pero si te lo propones, no pueden hacer mella en tí.

5. Catalina

Catalina sube al taxi de Ricardo regularmente. Ella, su hijo Carlos y su madre viven cerca de la zona donde descansa Ricardo y suele hacer desplazamien-tos cotidianos, que de otro modo le harían perder mucho tiempo, dice. Siem-pre hablan de tramas banales e historias cotidianas. Una mujer madura, casti-gada por los años, pero muy atractiva. Su ritmo de vida le produce algunos trastornos de salud, pero sigue siendo muy vivaz.

De alguna manera, Ricardo se siente atraído por ella, pero tiene la sensación de no poder conectar. Algo que, precisamente no le suele pasar. Catalina es independiente, cuida de su pequeño y de su madre, que está muy enferma. Los adora a ambos, pero tiene miedo de quedarse sola. Madre soltera, con estudios secundarios, vivió di�cultades económicas, pero empezó a ganar dinero hace unos años.En la historia que nos ocupa, Catalina acude al taxi de Ricardo directamente a la parada. Está apurada, tiene el rostro desencajado y los ojos de recién llorar. Hacía semanas que no la veía. “¿Cómo estás, Cata? ¿Todo bien? No te he visto en mucho tiempo”. “Llévame al hospital, Ricardo, rápido. Mi madre está allí, he recibido una llamada y creo que no le queda mucho”. “Lo siento, Cata ¿Está Carlos en casa?”, preocupado. “Sí, lo he dejado con una amiga”. Hace una larga pausa y mira a Ricardo por el retrovisor “¿Crees que me quedaré sola? Mi pequeño crecerá y también se irá…”, la frase se diluye y ella se recuesta en el asiento, agotada. Los pensamientos se atropellan en su cabeza desordenados en forma de miedos y dudas. Se desahoga con Ricardo camino al hospital “Creo que voy a dejar mi trabajo. Ya tengo ahorrado su�ciente para dedicarle tiempo a mi hijo y a mi vida. Estoy cansada de esconderme.”

Ricardo no sabe cuál es su trabajo, pero la historia cobrará sentido cuando vea a Catalina, más adelante, “acompañando” a un hombre distinto cada noche. Al verla, el mismo Ricardo recordará su última frase: “Estoy harta de esconderme”.

Page 11: Microhistorias

Personajes que suben al taxi y aprovechan la empatía de Ricardo para desa-hogarse contando sus vidas. Pueden ser esporádicos o �jos. Ricardo les regala un consejo, un tema musical o una escena de pelicula que pueda servirles de guía.

Estas microhistorias nutrirán los webisopios de la webseie.

MICROHISTORIAS 01Loco por el motor. Duración: 2:30 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera: Un maestro muy sabio me enseñó la clave de la felicidad. El placer individual no existe. La felicidad o es compartida o no es felicidad.

El cliente ya está sentado y con el cinturón abrochado. Es un hombre maduro pero atractivo, delgado, con el pelo largo, donde abundan las hebras canosas, sujeto en una coleta. Apenas se aprecian la piernas anormalmente �nas, con las rodillas juntas giradas hacia un costado.

RICARDO (siempre voz out): No se arregla mal con la silla de ruedas.CLIENTE: Soy buen conductor.RICARDO: Y lleva mucho tiempo con este “vehículo”.CLIENTE: Unos cinco años, parece un trasto pero tiene muchas ventajas. No sabe lo que ahorro en calzado. RICARDO: Y siempre tiene asiento en el cine o en un concierto.CLIENTE (sonriendo): ¡Y todo va sobre ruedas!

(El taxi circula por las calles de la ciudad) RICARDO: (mirando por el espejo retrovisor) ¿Qué música le gusta? CLIENTE (que estaba mirando por la ventanilla): Solo la buena. RICARDO (voz out): Alguna preferencia: ¿clásica, rock, jazz? CLIENTE: Hoy agradecería una buena balada de jazz.

llegó al puerto! ¡Si no lo agarro, hay que pescarlo como un atún! Si, el yate se queda por ahora en el náutico de Valencia. ¡Oye! Esta hay que repetirla. Vale, nos vemos.LA RADIO… el gobernador del Banco de España advierte que la situación es de extrema gravedad. Cada dia que pasa sin tomar medidas drásticas aumenta el riesgo de una intervención de la Unión Europea que...ALBERTOPor Dios, no puede quitar ese rollo. Van a conseguir amargarme el día. RICARDODe acuerdo. Que tal un poco de música. ¿Un ritmo caribeño?(Suena Con poco coco, BSO de Chico y Rita)ALBERTOPerfecto. Muy apropiado. Disculpe pero no soporto a los agoreros que solo saben meter el miedo en el cuerpo a los borregos que les escuchan.RICARDONo cree que la situación esté tan mal como dicen.ALBERTODepende del nicho en que te muevas. Si has arramblado con todos los crédi-tos de los bancos para construir urbanizaciones y ahora te las tienes que comer con patatas, estas jodido. Per si has sido listo y mueves el dinero con inteligencia, puedes hacer de la crisis una oportunidad.RICARDOLe felicito por su suerte. Pocos pueden decir lo mismo.(suena el teléfono y Alberto lo atiende)ALBERTOPili, hola amor. Si de camino al aeropuerto. Bueno es que las reuniones se han hecho eternas. Ya sabes como son estos catalanes. Si, a dormir a casa. Un beso a los peques. ¡Chao!

¿Por donde íbamos? ¡Ah! De suerte nada. Soy asesor �nanciero y dirijo las inversiones de mucho pez gordo. Si hago bien mi trabajo, ellos ganan y yo gano. A mi nadie me ha regalado el dinero. Lo que tengo me lo he currado yo. La diferencia es que se vivir la vida. Por ejemplo he estado navegando por las Islas dos semanas con la familia. Mi mujer y mis hijos encantados, con el yate de cala en cala. Pero hace 5 días ya no podía más. Los envié para Madrid e inventé unas reun-iones en Roma y Barcelona. Vinieron 3 de mis mejores amigos y nos monta-

mos una juerga inolvidable. Trajeron unas tías para nada remilgadas. Empezamos a beber y a follar hasta perder la noción del tiempo. Los vecinos de pantalán alucinaban con nosotros. Con lo dientes tan largos que han dejado hecha unos zorros la cubierta de teca. Pero hay que saber hacerlo. Es una cuestión de equilibrio y sentido común. Si pagas sabes que no vas a tener problemas. Yo no soy como esos capullos que se tiran una amante y se enamoran. Esos si son unos pringados, porque tarde o temprano la situación te estalla. Yo vuelvo a casa tan tranquilo. Sin muertos en el armario. Mañana he quedado con mis hijos para ir al concierto de Bruce Spreenting. Ellos y mi mujer me adoran. Tienen todo lo que necesi-tan y a cambio solo les pido responsabilidad y respeto.RICARDO¿Usted diría que es feliz?ALBERTOLa felicidad, como estado vital no existe. Hay instantes intensos que hay que exprimir al máximo. Como la juerga de estos días... o como el mes pasado en Japón. Llegué con unos tíos que conocían un centro Zen. Un lugar auténtico; no un montaje para turistas. Penetrar en un sitio así es algo muy especial. Allí se vive una espiritualidad primigenia. Algo que aquí hemos olvidado. Nada que ver con la rutina de los ritos católicos. Aunque no quieras te va calando como una niebla densa. Una experiencia irrepetible... En momentos así eres feliz.RICARDOPero para el budismo precisamente la auténtica felicidad no es un destello, sino un equilibrio permanente.ALBERTOBueno, si vives aislado en un convento, con la cabeza rapada y vestido solo con una túnica, te puedes permitir ese lujo. Pero en el mundo real para disfrutar de esos placeres hay que ganárselos. Aquí no puedes ser blando ni con la competencia ni con los empleados: o matas o mueres. No puedes ir con monsergas. Para mantenerse en primera �la hay que ser muy bueno y tener un temple de acero. Los hay con una suerte del carajo, que se pavo-nean a bordo de yates de 30 millones, solo porque han dado el pelotazo de su vida. Pero en �n no quiero hacerme mala sangre... RICARDODisculpe la pregunta, esa pelea constante ¿no le crea ansiedad?ALBERTOEn los negocios tienes de todo. Días de euforia y días que matarías a todo

RICARDO (voz out: A ver que le parece esto.

(Las manos del taxista remueven los CD del asiento del copiloto hasta dar con el de Billie Holliday. Lo introduce en la ranura y comienza a sonar Just one of those things). CLIENTE: Esa voz! No hay mejor compañía al volante. RICARDO (siempre voz out): ¿Le gusta conducir? CLIENTE: Siempre me ha gustado todo lo que tiene que ver con el motor...RICARDO: Como a�cionado.CLIENTE: ¡Que va! He participado en un montón de rallies. Cuando me dió por el 4 x 4, cada �n de semana el Suzuki iba directo de la montaña al taller. RICARDO: Y por ahí llegó el accidente.CLIENTE: No. Esto ha venido poco a poco. Esclerosis múltiple. Y lo peor es que no se para aquí. La cabrona sigue a lo suyo.RICARDO: Ha debido ser duro.CLIENTE: No puedo decir que no. Si fuera de los que miran hacia atrás, podría desesperarme. Pero si me centro en lo que hago cada día... llevo una buena vida.RICARDO: Vivir el presente. Gozar cada momento. Liberarnos del peso del pasado, que ya no existe, y no agobiarse por lo que vendrá, por que aún no es. Es la única actitud que funciona.CLIENTE: Eso y no renunciar a nada, porque si. Para seguir haciendo el cafre, formé un club de karts. Pero un par de trompos amenazaron con estropear lo poco que me funciona. Así que lo dejé. Con el coche adaptado no puedo correr, pero si viajar. Me encanta recorrer de buena mañana una carretera llena de curvas!

(El taxista cambia de marcha)CLIENTE: Para competir he optado por el handbike. ¿Lo conoce?RICARDO: No, pero por el nombre me hago una idea.CLIENTE; O sea un triciclo que pedaleas con las manos. He corrido varias Maratón y es una gozada ir alcanzando las metas que te vas marcando... Pero no hay nada como el apoyo de los amigos. RICARDO: En todas las fórmulas de la felicidad hay un elemento común: la amistad.CLIENTE: Sabe? Lo mejor de mi situación es que tengo más tiempo para cuidar a los amigos. Cada mañana, después de unos minutos de meditación

y varios kilómetros con el triciclo, me siento delante del ordenador y el teléfono a atender a los que me quieren.Puedo llegar a ser muy pesado. Hasta me regalaron un viaje, con tal de que los dejara en paz unos días. Pero en el fondo todos agradecen que alguien piense en ellos, organice las excursiones, los encuentros, las cenas... RICARDO: A veces la gente olvida decir que quiere a los que quiere.CLIENTE: Les ha costado un poco, pero creo que eso lo están asimilando. En �n, hay días jodidos, en que el cuerpo no te deja en paz. Pero si algo he aprendido es que se puede ser feliz sin gozar de buena salud. La verdad es que... bien pensado... yo podría decir... que soy feliz. Suena Just one of those things por Billie Holiday.

MICROHISTORIAS 02La vida como un calcetín. Duración: 3:25 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:Cuentan que en un pasado remoto los humanos eramos dioses. Pero abusa-mos de nuestros privilegios y la vida nos retiró el poder divino. Pensó esconderlo en el fondo de los océanos, en la luna... pero decidió enterrarlo donde nunca se les ocurriría buscar a los hombres: en el fondo de su corazón.Rosa, una mujer de unos 40 años, elegante pero con el pelo y la ropa algo desaliñados, entra en el taxi de Ricardo. A través de la ventanilla se ve la puerta de un hospital. Rosa mira con atención el aspecto del interior: CD's de jazz, fotos de películas, libros en la bandeja. Suena I waited for you, de Miles Davis.RICARDO (cambiando la señal de Libre. voz en out): ¿Una mala noche?ROSA (gesto de inmenso cansancio).RICARDO (cambiando de marcha): A menudo a la luz del día las cosas no se ven tan negras. ROSA: Dudo que tengan otro color.RICARDO: ¿Un familiar?ROSA: Mi... mi marido. Por ahora.RICARDO (tras una breve pausa): ¿Le molesta la música?ROSA (ausente, mirando por la ventanilla) No, por favor... déjela. RICARDO: A veces las palabras o la música no pueden dar consuelo, pero sí

compañía.ROSA (como volviendo de sus pensamientos): Hoy soy mala compañía. De golpe, mi mundo se ha dado la vuelta como un calcetín. Ayer era una cosa y hoy... mi matrimonio... mi vida... RICARDO (voz en out; el taxi circula por la ciudad. Rosa se vuelve hacia el retrovisor): Es un poco como en los dibujos animados, ¿No? El suelo que pisas desaparece y quedas momentáneamente en el aire. Sabes que vas a caer al fondo y no encuentras donde asirte.ROSA (ensayando una sonrisa forzada): Algo así. (De golpe estalla como si se hubiera soltado el tapón,) Es que nada está donde debe estar: familia, salud, amigos... Ayer recibo una llamada de un hotel. Mi marido, que se alojaba con su secretaria, había tenido un ataque y parecía algo serio. Al llegar al hospital me encuentro a la tipa esa llorando y a Mario entre la vida y la muerte. Hablo con mi mejor amiga y ella “¡Ay nena! Que mal me sabe que te enteres así”... Resulta que todos estaban al tanto de la situación. ¡Lo que se habrán reído a mi costa! ¡Y yo sin sospechar nada!. Si es que para esto soy una inútil. Con�ada no, ¡subnormal! Lo tenía ante mis ojos y no lo veía... (breve pausa).No es que las cosas fueran de maravilla. Llevábamos un tiempo más fríos que el mármol. Pero todo lo achacaba a la presión en el trabajo. A la crisis. Que se yo... Pero fíjese si soy tonta que yo le quiero... bueno le quería... le quiero...(Ricardo cambiando de marcha)ROSA: ¿Y ahora que hago? El médico dice que puede quedar impedido no se sabe el tiempo. ¡No lo puedo abandonar así! Aunque merecérselo, se lo merece. RICARDO (en out. Rosa escucha mirando al retrovisor): Son muchos sentimientos peleando entre si. Necesita un poco de calma para distanciarse de ellos e intentar ponerlos en su sitio.ROSA: ¿Y de dónde saco la calma, con la que me está cayendo?RICARDO: ¿Alguna vez ha hecho meditación? Sirve, entre otras cosas, para eso. ROSA: Pero evadiéndome no resolveré nada.RICARDO: El objetivo no es evadirse. Al contrario. Se trata de disponer la mente para que pueda mandar sobre los sentimientos. Por que ahora son ellos los que la sacuden sin darle un segundo de respiro. Y a partir de ahí descubrir que sólo le afectan si usted les da ese poder. ROSA: Suena razonable pero complicado. Yo nunca he sido de meterme para dentro.

RICARDO: Para empezar hay técnicas muy sencillas que le puedo enseñar. ROSA: Vale. Pongamos que dejo la mente en blanco. ¿Y ahora qué? En cuanto salga del trance se vuelve a liar.RICARDO: Antes de que los sentimientos negativos se abran paso, necesita centrarse en si misma. Ver si se conoce lo su�ciente. Repasar cuales son sus fortalezas. Recrearse en ellas. Renovarlas. Y descubrir sus debilidades. Rela-tivizarlas. Aparcarlas en el pasado.ROSA: ¿La típica consigna de sé tu misma?RICARDO: Todo lo típico tiene algo de verdad. Pero no vale decir: ”yo soy así y no puedo cambiar”. Es descubrir las cosas buenas que todos tenemos. Y reconocer las no tan buenas para, cuándo se presenten, poder decirles: “os conozco y no voy a dejar que me dominéis”ROSA: Y todo lo demás: la parálisis de Mario, mi matrimonio, la traición de losamigos, mi hijo que no se entiende con su padre.. ¿Para cuándo lo dejo?RICARDO: Ya vendrá. Pero antes debe cargar las pilas de autoestima... Saber que es usted quien decide, sin interferencias, si ama a su marido o no, si perdona a los amigos o los manda a paseo... (El taxi se detiene junto a la acera)RICARDO: Bueno ya hemos llegado. Déjeme que le envíe una canción.(En la pantalla del Ipod, pulsa “enviar” al tema Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten.ROSA: ¿Nos volveremos a ver?RICARDO: Yo siempre ando por ahí.Suena la canción Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten (relajacion, mantra)

MICROHISTORIAS 03El amo del mundo. Duración 3:30 min

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opción: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:

Alberto, un hombre maduro, luce ropa deportiva de marca, tipo naútica. Se instala en el asiento del taxi sin dejar de hablar por teléfono.ALBERTO(Al taxista) Al aeropuerto. (por teléfono) ¡Menuda mierda llevaba cuando

Anexo 02: Microhistorias

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quisque. Pero ese es el juego. Si no lo sabes jugar, quédate de funcionario.RICARDOY su mujer, ¿no preferiría saber la verdad?ALBERTOIgual la sabe... o se la imagina. Pero mira para otro lado y todos ganamos. Así que volviendo a su pregunta: vivo mejor que muchos y controlo mi vida. Creo que se puede decir que soy más feliz que la mayoría.

Sinopsis de otras microhistorias.

1. La chica actual.

Mujer de algo menos de 30 años, desinhibida, capaz de hablar de las cues-tiones más personales sin ningún recato y más para echar unas risas que para soltar la lágrima. ¡Que los disgustos no se los puede tomar una muy en serio! Uno de los tópicos que dice “combatir”: los hombres no escuchan.

“El otro día paseaba con Rafa, mi novio, por el centro comercial. Yo iba largando: ¿No te parece increíble? Cuca y Jordi después de 15 años juntos y van y se separan. Es que no me lo puedo creer, ellos que eran la pareja perfecta. Aunque pensándolo bien, lo suyo no era normal. Era imposible que fueran siempre, como siameses, juntos a todas partes. Vamos, si él la esperaba en la puerta cada vez que iba al baño…. Y mira que iba veces. La tía debía tener incontinencia porque prácticamente vívia allí…”

Y Rafa, de lo más atento: “¿Sí? ¿De veras? ¿Y eso? Muy fuerte, la verdad.” Esto es lo que sale por su boca, pero su pensamiento complet sería así: “A las 21:15 empieza el partido (¿Sí?). Así que tengo que conseguir meter a ésta en casa. Antes de las 20,30 que empieza el previo (¿De veras?). Mierda… no tengo cervezas frías en la nevera (¿Y eso?). Tendré que ver con que excusa la llevo a la gasolinera. Allí si las tienen bien fresquitas (Muy fuerte, la verdad).

En conclusión, Rafa, como tantos otros, no es que no escuche, es que vive en otro mundo y le importa un bledo lo que ocurre en el nuestro.

2. El fotógrafo.

Ricardo sale del chiringuito del puerto, cuando no hace más que arrancar, al girar una esquina, junto a una �nca vieja, le da el alto un hombre vestido de traje de unos 40 años. Sube rápidamente en el asiento del copiloto, Ricardo sorprendido de que suba delante quit,a tan rápido como puede, los libros y cd’s que le acompañan sobre el asiento. “Al aeropuerto, rápido” dice Raúl, mientras saca un móvil de su chaqueta. “Hola, ¿Qué tal? ¿Cómo van los niños? Llego sobre las 9, si no pierdo el vuelo… ha sido una reunión muy intensa cariño, creo que los tengo en el bote, te lo cuento a la noche, besos, te quiero”.

Ricardo en silencio vuelve a subir el volumen de la radio, suena “Y sin embargo” de Sabina. Conduce en silencio mientras Sabina canta “un rato cada día, ya ves, te cambiaría por cualquiera…”, Raul mira hacia fuera con la mirada abstraída. De repente Ricardo dice casi para sí mismo “Canta bien la Olga Román esta”, “¿Cómo?” pregunta Raúl. “La chica que cantaba con Sabina en los conciertos de Sabina y Cia” una voz preciosa ¿le gusta Sabina?” Pregunta a Raul, que con el gesto torcido y casi enfadado porque Ricardo se haya dirigido a él, le espeta: “Llego tarde al aeropuerto”. Ricardo vuelve a concentrarse en la carretera entendiendo la negativa de Raul. Piensa que es extraño que su cliente haya hablado que venía de una reunión cuando en los alrededores del aeropuerto no hay o�cinas, tan sólo bares sucios que abren 24 horas al público, algún hostal de mala muerte y casas bajas de familias humildes afectadas por la especulación.

La mente de Ricardo comienza a imaginar y de repente vemos a Raul quitán-dose la ropa de calle en una casa humilde aunque con mucho estilo, está en el cuarto de su amante, aparece ella (Rebeca) con expresión sonriente y somnolienta, Raul comienza a ponerse un traje y a guardar los jeans y camiseta en el armario de Rebeca, ella intenta molestarle para evitar que se vuelva a poner el traje, mietras hablan de cuándo se volverán a ver.

De repente suena la voz de Raul de forma más real, Ricardo sale de la ensoñación y pregunta un “¿Cómo?” casi por inercia “digo que la culpa es mía, supongo que no acostumbra a que la gente se le siente delante, por eso se ha dirigido a mí, tengo tanta prisa que no controlo mis modales”, no se disculpe por los “modales” si realmente no quiere hablar conmigo no tiene

por qué hacerlo, no entiendo esa gente que piensa que todos los taxistas somos unos charlatanes, si usted no quiere hablar, no hablamos” Ricardo sabe que realmente todos los taxistas son unos charlatanes y él aún más. No entiende un viaje sin mediar palabra, a él le gusta la gente, le encanta pensar en cómo serán las vidas de sus clientes e imaginar de dónde vienen. “Real-mente con que usted me diga a dónde se dirige me basta para cumplir mi trabajo”. Raul se revuelve en el asiento mientras le contesta “En realidad no vengo de una reunión, soy fotógrafo, mi mujer no lo sabe, le digo que voy a reuniones que conseguirán sacarnos del bache económico en el que estamos metidos pero no es así, en realidad ni siquiera me reúno con mis amigos, me dedico a salir y fotogra�ar a gente que está peor que yo”. Ricardo había pensado que el motivo por el que viajaba este hombre era por ser in�el a su mujer con alguien ajeno a todas sus taras, todos los problemas cotidi-anos… y resulta que es un fotógrafo que engaña a su mujer con su cámara. Vacila un poco pero decide hacer una pregunta “¿Y coge usted un avión para hacer fotos a personas más necesitadas que usted?”, Raul contesta “No, hombre, no, he aprovechado para ver a mi madre, es ATS en el hospital” La madre de Raul trabaja en el hospital donde Ricardo estuvo en coma y donde perdió el rastro de su hijo. Raul comienza a contar su vida al taxista, es consci-ente de que se ha sentado en el asiento de delante por alguna razón psicológica, en realidad necesita hablar, necesita contar sus problemas a alguien que situa como neutral en su vida. Empieza a contar que su madre está muy agotada pero que todavía le queda para jubilarse, que perdió su trabajo en el norte y que ahora se siente atrapado allí porque tiene una letra hipotecaria que pagar, habla de que desearía poder estar con su madre y ayudarla y que su matrimonio no funciona porque todo ha salido mal desde que llegaron a esa ciudad donde siempre está lloviendo.

Ricardo está como extasiado pensando en la posibilidad de que la madre de ese cliente sepa algo sobre su hijo, están a punto de terminar el trayecto y no sabe como introducirse en el monólogo que su cliente ha iniciado, el cual ahora lamenta la corrupción en su ciudad y la dura situación que se vive a nivel global y se lamenta de que lo único que sabe hacer es fotogra�ar y engañar a su mujer. Ricardo comienza a hablar de la importancia de la fotografía y le agradece que se dedique a fotogra�ar a gente que ha sido marginada. Habla de Valle Inclán le cuenta cómo este perdió la mano, también habla del signi�cado de la palabra “esperpento”, El fotógrafo le escu-cha atentamente aunque nervioso porque va a llegar tarde al vuelo. Se da

cuenta de que ya no va a poder facturar su maleta y se lo dice a Ricardo. En este momento Ricardo encuentra la ocasión para poder volver a ver a este hombre e intentar acceder a su madre. “Podrías dejarme a mí la maleta, sé que tendrías que con�ar en mí pero yo te la guardaré, de hecho si la vivienda de tu madre me viene de paso en algún viaje se la puedo llevar yo o incluso al hospital, desgraciadamente hago muchos viajes allí”. Raul no entiende tanta amabilidad por parte del taxista pero acepta pues no puede perder el vuelo y volver a comprar otro.

Cuando acepta y va a bajar del coche, mientras saca de la maleta lo que se llevará en los bolsillos recibe una llamada a la que contesta “Si, lo sé, yo también te echaré de menos, volveré pronto cariño, te lo prometo”. Ricardo se da cuenta de que �nalmente este hombre sí que tiene una amante pero no le saca el tema, no al menos de forma directa. Cuando Raul ya ha colgado el teléfono, Ricardo le pide la dirección de su madre. Se dan los teléfonos.

Ricardo le da también el número de taxi y su número de teléfono. Una vez que Raul paga el viaje y mira desorientado hacia el aeropuerto, cuando está a punto de salir, Ricardo le llama la atención y le regala un CD. El que estaba sonando, “Sabina y Cia”, y quedan que hablarán durante los días próximos para entregar la maleta. Le dice que escuche la intro de “Y sin embargo” con la voz de Olga Román; que sólo así podrá entender el corazón de una mujer herida. Raul no lo entiende pero agradece el gesto y el CD.

Ricardo le llamará en los próximos días y será entonces cuando le pregunte sobre la posibilidad de preguntarle a su madre por su hijo.

3. La joven y la huida.

Helena espera con ansia la resolución que le dará el pasaporte para una nueva vida. Mira cada día el correo electrónico, el buzón. Hoy recibe la noti�-cación que podría signi�car el cambio de rumbo en su camino y en la que tiene puestas todas sus esperanzas.Sueña con dejar su trabajo mecánico y vacío en un restaurante para dedic-arse al cine, que es lo que le da vida. Piensa en lo afortunada que será cuando le pueda dedicar todo su tiempo y energía a construir un futuro sobre aquello que más le gusta.

Ella sabe que reúne de sobra todos los requisitos para la concesión de la beca. Ha escogido como destino el sur de Francia, para no ir muy lejos de aquí y para tener a su lado el mar y la luz que le fascinan de esta ciudad. Pero

está preocupada por los recortes. Las partidas destinadas a educación son cada vez más reducidas y ella no tiene más posibilidad que la ayuda del Estado. Sus numerosos trabajos basura le han dado poco más que para sobrevivir.

Eso sí, vive sola. Es una persona con tesón y constancia. Metódica y organi-zada. Algo maniática, decidió hace tiempo que no quería compartir hogar con nadie. No tiene nada que la ate aquí y necesita un cambio de aires después de aquella última relación fallida y enfermiza, germen de sus proyectos futuros y de sus ganas de darle un giro a su vida. Por aquello de “todo cambio es para mejor”.

Fuma, bebe café, medita sobre todo lo que le ha pasado estos dos últimos y desafortunados años y sobre lo que quiere que le pase en los dos próximos. Quiere comparar el cine francés con el español y tiene preparada una investi-gación al respecto y algunos contactos académicos en Francia.

La frustración persigue a Helena desde hace tiempo. No le importa donde ir, sólo quiere huir. No suele coger taxis, pero busca uno desesperadamente esta vez. Va cargada y tiene prisa, aunque no tiene un rumbo de�nido. Y adelanta camino a pie. Por �n, para un taxi y sube. “¿Dónde vamos?”. Inter-cambian una mirada de desconcierto y ella responde: “Lejos”.Encuentra en el taxi de Ricardo un escondite perfecto. La música la distrae, suena jazz desconocido, pero terapéutico para ella. Ricardo arranca seguro, como si conociera el lugar perfecto adonde tienen que ir. Siente la huida de Helena como la suya, no necesita saber qué le ocurre. Pero convencido de que necesita distraerse pone una película sin preguntar. Sin saber cómo la pelicula francesa que pone Ricardo, signi�ca conecta intimamente con ella.

“Disfruta del presente y que el futuro no te paralice”. Es el cosejo que encaja con el estado actual en la vida de Helena y que Ricardo intenta explicar: Iniciar un nuevo proyecto de vida es un momento excepcional. No puedes permitir que nada lo ensombrezca. No cargues en tu mochila los fracasos del pasado. Ni dejes que el miedo al futuro te afecte. El miedo es una emoción heredada de nuestros antepasados homínidos, que absorbe todas nuestras energías para emplearla en la lucha o la huida. Pero si no se le da un uso inmediato, paraliza. Una buena forma de cargar las pilas del bienestar es visualizar, imaginar en imágenes, lo bueno que te va a suceder. Y esto no es

una ingenuidad, es una inversión. Ya sabes que el optimismo atrae el éxito y el pesimismo al fracaso.

4. El gay

Adán sube al taxi con muchísima prisa, vestido de chaqueta, con una �or en el bolsillo pequeño de la chaqueta. Tiene un bebé en brazos. “Buenas tardes, al Ayuntamiento, por favor”. “Parece que llega tarde a una boda“, piensa Ricardo. Adán (dirigiéndose al bebé) “Pequeñín, verás que sorpresa se lleva la familia cuando te vea”.

Ricardo decide distraerlo con una broma musical y deja sonar “Misión Imposible” de Michael Giacchino. Adán se ríe y comenta “ojalá no sea imposible, porque soy el novio!”. “Enhorabuena. Pero no se preocupe, estamos cerca. El pequeño está bastante tranquilo, probablemente se lo esté transmitiendo usted”.

Adán sonríe y se encoge de hombros. Suena jazz. La decisión está tomada desde hace tiempo y ya no hay lugar para dudas. Quizá ya no vuelvan a tener esta oportunidad y toda la familia está contentísima. Lo que mejor ha salido de todo y lo impulsa a seguir es el pequeño que tiene en brazos.“Esperamos que todo salga bien. Nos ha costado muchísimo �jar una fecha.” Ricardo acelera colándose entre el trá�co. “Al parecer, hay una avalancha de bodas desde el cambio de gobierno… Estamos preocupados por si se di�cultan las cosas para nosotros en estos años que vienen.” Continúa Adán.“Yo también me casé por lo civil. Siempre son tiempos difíciles para los osados.”

Hacen cuentas. Baja del coche con el nene el brazos. Lo reciben sus padres y parte de la familia. “Vamos, vamos! Te estábamos esperando!”. Todas las miradas de los presentes se centran automáticamente en el bebé, con reacciones d todo tipo. Dentro, Adán y Enrique se abrazan y comienza la ceremonia.

Ricardo le anima: Sea cual sea la reacción de la familia, no te puede afectar. Es tan fuerte al emoción del amor que sientes por tu hijo que te sirve de escudo protector. Dicen los cientí�cos que el cerebro no puede procesar al mismo tiempo dos emociones contrapuestas. Si ocupas tu mente con el amor no dejas espacio al reproche o la incomprensión de la familia. Sobre los sentimientos que ellos tengan, nada puedes hacer. Es su problema, pero si te lo propones, no pueden hacer mella en tí.

5. Catalina

Catalina sube al taxi de Ricardo regularmente. Ella, su hijo Carlos y su madre viven cerca de la zona donde descansa Ricardo y suele hacer desplazamien-tos cotidianos, que de otro modo le harían perder mucho tiempo, dice. Siem-pre hablan de tramas banales e historias cotidianas. Una mujer madura, casti-gada por los años, pero muy atractiva. Su ritmo de vida le produce algunos trastornos de salud, pero sigue siendo muy vivaz.

De alguna manera, Ricardo se siente atraído por ella, pero tiene la sensación de no poder conectar. Algo que, precisamente no le suele pasar. Catalina es independiente, cuida de su pequeño y de su madre, que está muy enferma. Los adora a ambos, pero tiene miedo de quedarse sola. Madre soltera, con estudios secundarios, vivió di�cultades económicas, pero empezó a ganar dinero hace unos años.En la historia que nos ocupa, Catalina acude al taxi de Ricardo directamente a la parada. Está apurada, tiene el rostro desencajado y los ojos de recién llorar. Hacía semanas que no la veía. “¿Cómo estás, Cata? ¿Todo bien? No te he visto en mucho tiempo”. “Llévame al hospital, Ricardo, rápido. Mi madre está allí, he recibido una llamada y creo que no le queda mucho”. “Lo siento, Cata ¿Está Carlos en casa?”, preocupado. “Sí, lo he dejado con una amiga”. Hace una larga pausa y mira a Ricardo por el retrovisor “¿Crees que me quedaré sola? Mi pequeño crecerá y también se irá…”, la frase se diluye y ella se recuesta en el asiento, agotada. Los pensamientos se atropellan en su cabeza desordenados en forma de miedos y dudas. Se desahoga con Ricardo camino al hospital “Creo que voy a dejar mi trabajo. Ya tengo ahorrado su�ciente para dedicarle tiempo a mi hijo y a mi vida. Estoy cansada de esconderme.”

Ricardo no sabe cuál es su trabajo, pero la historia cobrará sentido cuando vea a Catalina, más adelante, “acompañando” a un hombre distinto cada noche. Al verla, el mismo Ricardo recordará su última frase: “Estoy harta de esconderme”.

Page 12: Microhistorias

Personajes que suben al taxi y aprovechan la empatía de Ricardo para desa-hogarse contando sus vidas. Pueden ser esporádicos o �jos. Ricardo les regala un consejo, un tema musical o una escena de pelicula que pueda servirles de guía.

Estas microhistorias nutrirán los webisopios de la webseie.

MICROHISTORIAS 01Loco por el motor. Duración: 2:30 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera: Un maestro muy sabio me enseñó la clave de la felicidad. El placer individual no existe. La felicidad o es compartida o no es felicidad.

El cliente ya está sentado y con el cinturón abrochado. Es un hombre maduro pero atractivo, delgado, con el pelo largo, donde abundan las hebras canosas, sujeto en una coleta. Apenas se aprecian la piernas anormalmente �nas, con las rodillas juntas giradas hacia un costado.

RICARDO (siempre voz out): No se arregla mal con la silla de ruedas.CLIENTE: Soy buen conductor.RICARDO: Y lleva mucho tiempo con este “vehículo”.CLIENTE: Unos cinco años, parece un trasto pero tiene muchas ventajas. No sabe lo que ahorro en calzado. RICARDO: Y siempre tiene asiento en el cine o en un concierto.CLIENTE (sonriendo): ¡Y todo va sobre ruedas!

(El taxi circula por las calles de la ciudad) RICARDO: (mirando por el espejo retrovisor) ¿Qué música le gusta? CLIENTE (que estaba mirando por la ventanilla): Solo la buena. RICARDO (voz out): Alguna preferencia: ¿clásica, rock, jazz? CLIENTE: Hoy agradecería una buena balada de jazz.

llegó al puerto! ¡Si no lo agarro, hay que pescarlo como un atún! Si, el yate se queda por ahora en el náutico de Valencia. ¡Oye! Esta hay que repetirla. Vale, nos vemos.LA RADIO… el gobernador del Banco de España advierte que la situación es de extrema gravedad. Cada dia que pasa sin tomar medidas drásticas aumenta el riesgo de una intervención de la Unión Europea que...ALBERTOPor Dios, no puede quitar ese rollo. Van a conseguir amargarme el día. RICARDODe acuerdo. Que tal un poco de música. ¿Un ritmo caribeño?(Suena Con poco coco, BSO de Chico y Rita)ALBERTOPerfecto. Muy apropiado. Disculpe pero no soporto a los agoreros que solo saben meter el miedo en el cuerpo a los borregos que les escuchan.RICARDONo cree que la situación esté tan mal como dicen.ALBERTODepende del nicho en que te muevas. Si has arramblado con todos los crédi-tos de los bancos para construir urbanizaciones y ahora te las tienes que comer con patatas, estas jodido. Per si has sido listo y mueves el dinero con inteligencia, puedes hacer de la crisis una oportunidad.RICARDOLe felicito por su suerte. Pocos pueden decir lo mismo.(suena el teléfono y Alberto lo atiende)ALBERTOPili, hola amor. Si de camino al aeropuerto. Bueno es que las reuniones se han hecho eternas. Ya sabes como son estos catalanes. Si, a dormir a casa. Un beso a los peques. ¡Chao!

¿Por donde íbamos? ¡Ah! De suerte nada. Soy asesor �nanciero y dirijo las inversiones de mucho pez gordo. Si hago bien mi trabajo, ellos ganan y yo gano. A mi nadie me ha regalado el dinero. Lo que tengo me lo he currado yo. La diferencia es que se vivir la vida. Por ejemplo he estado navegando por las Islas dos semanas con la familia. Mi mujer y mis hijos encantados, con el yate de cala en cala. Pero hace 5 días ya no podía más. Los envié para Madrid e inventé unas reun-iones en Roma y Barcelona. Vinieron 3 de mis mejores amigos y nos monta-

mos una juerga inolvidable. Trajeron unas tías para nada remilgadas. Empezamos a beber y a follar hasta perder la noción del tiempo. Los vecinos de pantalán alucinaban con nosotros. Con lo dientes tan largos que han dejado hecha unos zorros la cubierta de teca. Pero hay que saber hacerlo. Es una cuestión de equilibrio y sentido común. Si pagas sabes que no vas a tener problemas. Yo no soy como esos capullos que se tiran una amante y se enamoran. Esos si son unos pringados, porque tarde o temprano la situación te estalla. Yo vuelvo a casa tan tranquilo. Sin muertos en el armario. Mañana he quedado con mis hijos para ir al concierto de Bruce Spreenting. Ellos y mi mujer me adoran. Tienen todo lo que necesi-tan y a cambio solo les pido responsabilidad y respeto.RICARDO¿Usted diría que es feliz?ALBERTOLa felicidad, como estado vital no existe. Hay instantes intensos que hay que exprimir al máximo. Como la juerga de estos días... o como el mes pasado en Japón. Llegué con unos tíos que conocían un centro Zen. Un lugar auténtico; no un montaje para turistas. Penetrar en un sitio así es algo muy especial. Allí se vive una espiritualidad primigenia. Algo que aquí hemos olvidado. Nada que ver con la rutina de los ritos católicos. Aunque no quieras te va calando como una niebla densa. Una experiencia irrepetible... En momentos así eres feliz.RICARDOPero para el budismo precisamente la auténtica felicidad no es un destello, sino un equilibrio permanente.ALBERTOBueno, si vives aislado en un convento, con la cabeza rapada y vestido solo con una túnica, te puedes permitir ese lujo. Pero en el mundo real para disfrutar de esos placeres hay que ganárselos. Aquí no puedes ser blando ni con la competencia ni con los empleados: o matas o mueres. No puedes ir con monsergas. Para mantenerse en primera �la hay que ser muy bueno y tener un temple de acero. Los hay con una suerte del carajo, que se pavo-nean a bordo de yates de 30 millones, solo porque han dado el pelotazo de su vida. Pero en �n no quiero hacerme mala sangre... RICARDODisculpe la pregunta, esa pelea constante ¿no le crea ansiedad?ALBERTOEn los negocios tienes de todo. Días de euforia y días que matarías a todo

RICARDO (voz out: A ver que le parece esto.

(Las manos del taxista remueven los CD del asiento del copiloto hasta dar con el de Billie Holliday. Lo introduce en la ranura y comienza a sonar Just one of those things). CLIENTE: Esa voz! No hay mejor compañía al volante. RICARDO (siempre voz out): ¿Le gusta conducir? CLIENTE: Siempre me ha gustado todo lo que tiene que ver con el motor...RICARDO: Como a�cionado.CLIENTE: ¡Que va! He participado en un montón de rallies. Cuando me dió por el 4 x 4, cada �n de semana el Suzuki iba directo de la montaña al taller. RICARDO: Y por ahí llegó el accidente.CLIENTE: No. Esto ha venido poco a poco. Esclerosis múltiple. Y lo peor es que no se para aquí. La cabrona sigue a lo suyo.RICARDO: Ha debido ser duro.CLIENTE: No puedo decir que no. Si fuera de los que miran hacia atrás, podría desesperarme. Pero si me centro en lo que hago cada día... llevo una buena vida.RICARDO: Vivir el presente. Gozar cada momento. Liberarnos del peso del pasado, que ya no existe, y no agobiarse por lo que vendrá, por que aún no es. Es la única actitud que funciona.CLIENTE: Eso y no renunciar a nada, porque si. Para seguir haciendo el cafre, formé un club de karts. Pero un par de trompos amenazaron con estropear lo poco que me funciona. Así que lo dejé. Con el coche adaptado no puedo correr, pero si viajar. Me encanta recorrer de buena mañana una carretera llena de curvas!

(El taxista cambia de marcha)CLIENTE: Para competir he optado por el handbike. ¿Lo conoce?RICARDO: No, pero por el nombre me hago una idea.CLIENTE; O sea un triciclo que pedaleas con las manos. He corrido varias Maratón y es una gozada ir alcanzando las metas que te vas marcando... Pero no hay nada como el apoyo de los amigos. RICARDO: En todas las fórmulas de la felicidad hay un elemento común: la amistad.CLIENTE: Sabe? Lo mejor de mi situación es que tengo más tiempo para cuidar a los amigos. Cada mañana, después de unos minutos de meditación

y varios kilómetros con el triciclo, me siento delante del ordenador y el teléfono a atender a los que me quieren.Puedo llegar a ser muy pesado. Hasta me regalaron un viaje, con tal de que los dejara en paz unos días. Pero en el fondo todos agradecen que alguien piense en ellos, organice las excursiones, los encuentros, las cenas... RICARDO: A veces la gente olvida decir que quiere a los que quiere.CLIENTE: Les ha costado un poco, pero creo que eso lo están asimilando. En �n, hay días jodidos, en que el cuerpo no te deja en paz. Pero si algo he aprendido es que se puede ser feliz sin gozar de buena salud. La verdad es que... bien pensado... yo podría decir... que soy feliz. Suena Just one of those things por Billie Holiday.

MICROHISTORIAS 02La vida como un calcetín. Duración: 3:25 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:Cuentan que en un pasado remoto los humanos eramos dioses. Pero abusa-mos de nuestros privilegios y la vida nos retiró el poder divino. Pensó esconderlo en el fondo de los océanos, en la luna... pero decidió enterrarlo donde nunca se les ocurriría buscar a los hombres: en el fondo de su corazón.Rosa, una mujer de unos 40 años, elegante pero con el pelo y la ropa algo desaliñados, entra en el taxi de Ricardo. A través de la ventanilla se ve la puerta de un hospital. Rosa mira con atención el aspecto del interior: CD's de jazz, fotos de películas, libros en la bandeja. Suena I waited for you, de Miles Davis.RICARDO (cambiando la señal de Libre. voz en out): ¿Una mala noche?ROSA (gesto de inmenso cansancio).RICARDO (cambiando de marcha): A menudo a la luz del día las cosas no se ven tan negras. ROSA: Dudo que tengan otro color.RICARDO: ¿Un familiar?ROSA: Mi... mi marido. Por ahora.RICARDO (tras una breve pausa): ¿Le molesta la música?ROSA (ausente, mirando por la ventanilla) No, por favor... déjela. RICARDO: A veces las palabras o la música no pueden dar consuelo, pero sí

compañía.ROSA (como volviendo de sus pensamientos): Hoy soy mala compañía. De golpe, mi mundo se ha dado la vuelta como un calcetín. Ayer era una cosa y hoy... mi matrimonio... mi vida... RICARDO (voz en out; el taxi circula por la ciudad. Rosa se vuelve hacia el retrovisor): Es un poco como en los dibujos animados, ¿No? El suelo que pisas desaparece y quedas momentáneamente en el aire. Sabes que vas a caer al fondo y no encuentras donde asirte.ROSA (ensayando una sonrisa forzada): Algo así. (De golpe estalla como si se hubiera soltado el tapón,) Es que nada está donde debe estar: familia, salud, amigos... Ayer recibo una llamada de un hotel. Mi marido, que se alojaba con su secretaria, había tenido un ataque y parecía algo serio. Al llegar al hospital me encuentro a la tipa esa llorando y a Mario entre la vida y la muerte. Hablo con mi mejor amiga y ella “¡Ay nena! Que mal me sabe que te enteres así”... Resulta que todos estaban al tanto de la situación. ¡Lo que se habrán reído a mi costa! ¡Y yo sin sospechar nada!. Si es que para esto soy una inútil. Con�ada no, ¡subnormal! Lo tenía ante mis ojos y no lo veía... (breve pausa).No es que las cosas fueran de maravilla. Llevábamos un tiempo más fríos que el mármol. Pero todo lo achacaba a la presión en el trabajo. A la crisis. Que se yo... Pero fíjese si soy tonta que yo le quiero... bueno le quería... le quiero...(Ricardo cambiando de marcha)ROSA: ¿Y ahora que hago? El médico dice que puede quedar impedido no se sabe el tiempo. ¡No lo puedo abandonar así! Aunque merecérselo, se lo merece. RICARDO (en out. Rosa escucha mirando al retrovisor): Son muchos sentimientos peleando entre si. Necesita un poco de calma para distanciarse de ellos e intentar ponerlos en su sitio.ROSA: ¿Y de dónde saco la calma, con la que me está cayendo?RICARDO: ¿Alguna vez ha hecho meditación? Sirve, entre otras cosas, para eso. ROSA: Pero evadiéndome no resolveré nada.RICARDO: El objetivo no es evadirse. Al contrario. Se trata de disponer la mente para que pueda mandar sobre los sentimientos. Por que ahora son ellos los que la sacuden sin darle un segundo de respiro. Y a partir de ahí descubrir que sólo le afectan si usted les da ese poder. ROSA: Suena razonable pero complicado. Yo nunca he sido de meterme para dentro.

RICARDO: Para empezar hay técnicas muy sencillas que le puedo enseñar. ROSA: Vale. Pongamos que dejo la mente en blanco. ¿Y ahora qué? En cuanto salga del trance se vuelve a liar.RICARDO: Antes de que los sentimientos negativos se abran paso, necesita centrarse en si misma. Ver si se conoce lo su�ciente. Repasar cuales son sus fortalezas. Recrearse en ellas. Renovarlas. Y descubrir sus debilidades. Rela-tivizarlas. Aparcarlas en el pasado.ROSA: ¿La típica consigna de sé tu misma?RICARDO: Todo lo típico tiene algo de verdad. Pero no vale decir: ”yo soy así y no puedo cambiar”. Es descubrir las cosas buenas que todos tenemos. Y reconocer las no tan buenas para, cuándo se presenten, poder decirles: “os conozco y no voy a dejar que me dominéis”ROSA: Y todo lo demás: la parálisis de Mario, mi matrimonio, la traición de losamigos, mi hijo que no se entiende con su padre.. ¿Para cuándo lo dejo?RICARDO: Ya vendrá. Pero antes debe cargar las pilas de autoestima... Saber que es usted quien decide, sin interferencias, si ama a su marido o no, si perdona a los amigos o los manda a paseo... (El taxi se detiene junto a la acera)RICARDO: Bueno ya hemos llegado. Déjeme que le envíe una canción.(En la pantalla del Ipod, pulsa “enviar” al tema Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten.ROSA: ¿Nos volveremos a ver?RICARDO: Yo siempre ando por ahí.Suena la canción Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten (relajacion, mantra)

MICROHISTORIAS 03El amo del mundo. Duración 3:30 min

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opción: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:

Alberto, un hombre maduro, luce ropa deportiva de marca, tipo naútica. Se instala en el asiento del taxi sin dejar de hablar por teléfono.ALBERTO(Al taxista) Al aeropuerto. (por teléfono) ¡Menuda mierda llevaba cuando

Anexo 02: Microhistorias

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quisque. Pero ese es el juego. Si no lo sabes jugar, quédate de funcionario.RICARDOY su mujer, ¿no preferiría saber la verdad?ALBERTOIgual la sabe... o se la imagina. Pero mira para otro lado y todos ganamos. Así que volviendo a su pregunta: vivo mejor que muchos y controlo mi vida. Creo que se puede decir que soy más feliz que la mayoría.

Sinopsis de otras microhistorias.

1. La chica actual.

Mujer de algo menos de 30 años, desinhibida, capaz de hablar de las cues-tiones más personales sin ningún recato y más para echar unas risas que para soltar la lágrima. ¡Que los disgustos no se los puede tomar una muy en serio! Uno de los tópicos que dice “combatir”: los hombres no escuchan.

“El otro día paseaba con Rafa, mi novio, por el centro comercial. Yo iba largando: ¿No te parece increíble? Cuca y Jordi después de 15 años juntos y van y se separan. Es que no me lo puedo creer, ellos que eran la pareja perfecta. Aunque pensándolo bien, lo suyo no era normal. Era imposible que fueran siempre, como siameses, juntos a todas partes. Vamos, si él la esperaba en la puerta cada vez que iba al baño…. Y mira que iba veces. La tía debía tener incontinencia porque prácticamente vívia allí…”

Y Rafa, de lo más atento: “¿Sí? ¿De veras? ¿Y eso? Muy fuerte, la verdad.” Esto es lo que sale por su boca, pero su pensamiento complet sería así: “A las 21:15 empieza el partido (¿Sí?). Así que tengo que conseguir meter a ésta en casa. Antes de las 20,30 que empieza el previo (¿De veras?). Mierda… no tengo cervezas frías en la nevera (¿Y eso?). Tendré que ver con que excusa la llevo a la gasolinera. Allí si las tienen bien fresquitas (Muy fuerte, la verdad).

En conclusión, Rafa, como tantos otros, no es que no escuche, es que vive en otro mundo y le importa un bledo lo que ocurre en el nuestro.

2. El fotógrafo.

Ricardo sale del chiringuito del puerto, cuando no hace más que arrancar, al girar una esquina, junto a una �nca vieja, le da el alto un hombre vestido de traje de unos 40 años. Sube rápidamente en el asiento del copiloto, Ricardo sorprendido de que suba delante quit,a tan rápido como puede, los libros y cd’s que le acompañan sobre el asiento. “Al aeropuerto, rápido” dice Raúl, mientras saca un móvil de su chaqueta. “Hola, ¿Qué tal? ¿Cómo van los niños? Llego sobre las 9, si no pierdo el vuelo… ha sido una reunión muy intensa cariño, creo que los tengo en el bote, te lo cuento a la noche, besos, te quiero”.

Ricardo en silencio vuelve a subir el volumen de la radio, suena “Y sin embargo” de Sabina. Conduce en silencio mientras Sabina canta “un rato cada día, ya ves, te cambiaría por cualquiera…”, Raul mira hacia fuera con la mirada abstraída. De repente Ricardo dice casi para sí mismo “Canta bien la Olga Román esta”, “¿Cómo?” pregunta Raúl. “La chica que cantaba con Sabina en los conciertos de Sabina y Cia” una voz preciosa ¿le gusta Sabina?” Pregunta a Raul, que con el gesto torcido y casi enfadado porque Ricardo se haya dirigido a él, le espeta: “Llego tarde al aeropuerto”. Ricardo vuelve a concentrarse en la carretera entendiendo la negativa de Raul. Piensa que es extraño que su cliente haya hablado que venía de una reunión cuando en los alrededores del aeropuerto no hay o�cinas, tan sólo bares sucios que abren 24 horas al público, algún hostal de mala muerte y casas bajas de familias humildes afectadas por la especulación.

La mente de Ricardo comienza a imaginar y de repente vemos a Raul quitán-dose la ropa de calle en una casa humilde aunque con mucho estilo, está en el cuarto de su amante, aparece ella (Rebeca) con expresión sonriente y somnolienta, Raul comienza a ponerse un traje y a guardar los jeans y camiseta en el armario de Rebeca, ella intenta molestarle para evitar que se vuelva a poner el traje, mietras hablan de cuándo se volverán a ver.

De repente suena la voz de Raul de forma más real, Ricardo sale de la ensoñación y pregunta un “¿Cómo?” casi por inercia “digo que la culpa es mía, supongo que no acostumbra a que la gente se le siente delante, por eso se ha dirigido a mí, tengo tanta prisa que no controlo mis modales”, no se disculpe por los “modales” si realmente no quiere hablar conmigo no tiene

por qué hacerlo, no entiendo esa gente que piensa que todos los taxistas somos unos charlatanes, si usted no quiere hablar, no hablamos” Ricardo sabe que realmente todos los taxistas son unos charlatanes y él aún más. No entiende un viaje sin mediar palabra, a él le gusta la gente, le encanta pensar en cómo serán las vidas de sus clientes e imaginar de dónde vienen. “Real-mente con que usted me diga a dónde se dirige me basta para cumplir mi trabajo”. Raul se revuelve en el asiento mientras le contesta “En realidad no vengo de una reunión, soy fotógrafo, mi mujer no lo sabe, le digo que voy a reuniones que conseguirán sacarnos del bache económico en el que estamos metidos pero no es así, en realidad ni siquiera me reúno con mis amigos, me dedico a salir y fotogra�ar a gente que está peor que yo”. Ricardo había pensado que el motivo por el que viajaba este hombre era por ser in�el a su mujer con alguien ajeno a todas sus taras, todos los problemas cotidi-anos… y resulta que es un fotógrafo que engaña a su mujer con su cámara. Vacila un poco pero decide hacer una pregunta “¿Y coge usted un avión para hacer fotos a personas más necesitadas que usted?”, Raul contesta “No, hombre, no, he aprovechado para ver a mi madre, es ATS en el hospital” La madre de Raul trabaja en el hospital donde Ricardo estuvo en coma y donde perdió el rastro de su hijo. Raul comienza a contar su vida al taxista, es consci-ente de que se ha sentado en el asiento de delante por alguna razón psicológica, en realidad necesita hablar, necesita contar sus problemas a alguien que situa como neutral en su vida. Empieza a contar que su madre está muy agotada pero que todavía le queda para jubilarse, que perdió su trabajo en el norte y que ahora se siente atrapado allí porque tiene una letra hipotecaria que pagar, habla de que desearía poder estar con su madre y ayudarla y que su matrimonio no funciona porque todo ha salido mal desde que llegaron a esa ciudad donde siempre está lloviendo.

Ricardo está como extasiado pensando en la posibilidad de que la madre de ese cliente sepa algo sobre su hijo, están a punto de terminar el trayecto y no sabe como introducirse en el monólogo que su cliente ha iniciado, el cual ahora lamenta la corrupción en su ciudad y la dura situación que se vive a nivel global y se lamenta de que lo único que sabe hacer es fotogra�ar y engañar a su mujer. Ricardo comienza a hablar de la importancia de la fotografía y le agradece que se dedique a fotogra�ar a gente que ha sido marginada. Habla de Valle Inclán le cuenta cómo este perdió la mano, también habla del signi�cado de la palabra “esperpento”, El fotógrafo le escu-cha atentamente aunque nervioso porque va a llegar tarde al vuelo. Se da

cuenta de que ya no va a poder facturar su maleta y se lo dice a Ricardo. En este momento Ricardo encuentra la ocasión para poder volver a ver a este hombre e intentar acceder a su madre. “Podrías dejarme a mí la maleta, sé que tendrías que con�ar en mí pero yo te la guardaré, de hecho si la vivienda de tu madre me viene de paso en algún viaje se la puedo llevar yo o incluso al hospital, desgraciadamente hago muchos viajes allí”. Raul no entiende tanta amabilidad por parte del taxista pero acepta pues no puede perder el vuelo y volver a comprar otro.

Cuando acepta y va a bajar del coche, mientras saca de la maleta lo que se llevará en los bolsillos recibe una llamada a la que contesta “Si, lo sé, yo también te echaré de menos, volveré pronto cariño, te lo prometo”. Ricardo se da cuenta de que �nalmente este hombre sí que tiene una amante pero no le saca el tema, no al menos de forma directa. Cuando Raul ya ha colgado el teléfono, Ricardo le pide la dirección de su madre. Se dan los teléfonos.

Ricardo le da también el número de taxi y su número de teléfono. Una vez que Raul paga el viaje y mira desorientado hacia el aeropuerto, cuando está a punto de salir, Ricardo le llama la atención y le regala un CD. El que estaba sonando, “Sabina y Cia”, y quedan que hablarán durante los días próximos para entregar la maleta. Le dice que escuche la intro de “Y sin embargo” con la voz de Olga Román; que sólo así podrá entender el corazón de una mujer herida. Raul no lo entiende pero agradece el gesto y el CD.

Ricardo le llamará en los próximos días y será entonces cuando le pregunte sobre la posibilidad de preguntarle a su madre por su hijo.

3. La joven y la huida.

Helena espera con ansia la resolución que le dará el pasaporte para una nueva vida. Mira cada día el correo electrónico, el buzón. Hoy recibe la noti�-cación que podría signi�car el cambio de rumbo en su camino y en la que tiene puestas todas sus esperanzas.Sueña con dejar su trabajo mecánico y vacío en un restaurante para dedic-arse al cine, que es lo que le da vida. Piensa en lo afortunada que será cuando le pueda dedicar todo su tiempo y energía a construir un futuro sobre aquello que más le gusta.

Ella sabe que reúne de sobra todos los requisitos para la concesión de la beca. Ha escogido como destino el sur de Francia, para no ir muy lejos de aquí y para tener a su lado el mar y la luz que le fascinan de esta ciudad. Pero

está preocupada por los recortes. Las partidas destinadas a educación son cada vez más reducidas y ella no tiene más posibilidad que la ayuda del Estado. Sus numerosos trabajos basura le han dado poco más que para sobrevivir.

Eso sí, vive sola. Es una persona con tesón y constancia. Metódica y organi-zada. Algo maniática, decidió hace tiempo que no quería compartir hogar con nadie. No tiene nada que la ate aquí y necesita un cambio de aires después de aquella última relación fallida y enfermiza, germen de sus proyectos futuros y de sus ganas de darle un giro a su vida. Por aquello de “todo cambio es para mejor”.

Fuma, bebe café, medita sobre todo lo que le ha pasado estos dos últimos y desafortunados años y sobre lo que quiere que le pase en los dos próximos. Quiere comparar el cine francés con el español y tiene preparada una investi-gación al respecto y algunos contactos académicos en Francia.

La frustración persigue a Helena desde hace tiempo. No le importa donde ir, sólo quiere huir. No suele coger taxis, pero busca uno desesperadamente esta vez. Va cargada y tiene prisa, aunque no tiene un rumbo de�nido. Y adelanta camino a pie. Por �n, para un taxi y sube. “¿Dónde vamos?”. Inter-cambian una mirada de desconcierto y ella responde: “Lejos”.Encuentra en el taxi de Ricardo un escondite perfecto. La música la distrae, suena jazz desconocido, pero terapéutico para ella. Ricardo arranca seguro, como si conociera el lugar perfecto adonde tienen que ir. Siente la huida de Helena como la suya, no necesita saber qué le ocurre. Pero convencido de que necesita distraerse pone una película sin preguntar. Sin saber cómo la pelicula francesa que pone Ricardo, signi�ca conecta intimamente con ella.

“Disfruta del presente y que el futuro no te paralice”. Es el cosejo que encaja con el estado actual en la vida de Helena y que Ricardo intenta explicar: Iniciar un nuevo proyecto de vida es un momento excepcional. No puedes permitir que nada lo ensombrezca. No cargues en tu mochila los fracasos del pasado. Ni dejes que el miedo al futuro te afecte. El miedo es una emoción heredada de nuestros antepasados homínidos, que absorbe todas nuestras energías para emplearla en la lucha o la huida. Pero si no se le da un uso inmediato, paraliza. Una buena forma de cargar las pilas del bienestar es visualizar, imaginar en imágenes, lo bueno que te va a suceder. Y esto no es

una ingenuidad, es una inversión. Ya sabes que el optimismo atrae el éxito y el pesimismo al fracaso.

4. El gay

Adán sube al taxi con muchísima prisa, vestido de chaqueta, con una �or en el bolsillo pequeño de la chaqueta. Tiene un bebé en brazos. “Buenas tardes, al Ayuntamiento, por favor”. “Parece que llega tarde a una boda“, piensa Ricardo. Adán (dirigiéndose al bebé) “Pequeñín, verás que sorpresa se lleva la familia cuando te vea”.

Ricardo decide distraerlo con una broma musical y deja sonar “Misión Imposible” de Michael Giacchino. Adán se ríe y comenta “ojalá no sea imposible, porque soy el novio!”. “Enhorabuena. Pero no se preocupe, estamos cerca. El pequeño está bastante tranquilo, probablemente se lo esté transmitiendo usted”.

Adán sonríe y se encoge de hombros. Suena jazz. La decisión está tomada desde hace tiempo y ya no hay lugar para dudas. Quizá ya no vuelvan a tener esta oportunidad y toda la familia está contentísima. Lo que mejor ha salido de todo y lo impulsa a seguir es el pequeño que tiene en brazos.“Esperamos que todo salga bien. Nos ha costado muchísimo �jar una fecha.” Ricardo acelera colándose entre el trá�co. “Al parecer, hay una avalancha de bodas desde el cambio de gobierno… Estamos preocupados por si se di�cultan las cosas para nosotros en estos años que vienen.” Continúa Adán.“Yo también me casé por lo civil. Siempre son tiempos difíciles para los osados.”

Hacen cuentas. Baja del coche con el nene el brazos. Lo reciben sus padres y parte de la familia. “Vamos, vamos! Te estábamos esperando!”. Todas las miradas de los presentes se centran automáticamente en el bebé, con reacciones d todo tipo. Dentro, Adán y Enrique se abrazan y comienza la ceremonia.

Ricardo le anima: Sea cual sea la reacción de la familia, no te puede afectar. Es tan fuerte al emoción del amor que sientes por tu hijo que te sirve de escudo protector. Dicen los cientí�cos que el cerebro no puede procesar al mismo tiempo dos emociones contrapuestas. Si ocupas tu mente con el amor no dejas espacio al reproche o la incomprensión de la familia. Sobre los sentimientos que ellos tengan, nada puedes hacer. Es su problema, pero si te lo propones, no pueden hacer mella en tí.

5. Catalina

Catalina sube al taxi de Ricardo regularmente. Ella, su hijo Carlos y su madre viven cerca de la zona donde descansa Ricardo y suele hacer desplazamien-tos cotidianos, que de otro modo le harían perder mucho tiempo, dice. Siem-pre hablan de tramas banales e historias cotidianas. Una mujer madura, casti-gada por los años, pero muy atractiva. Su ritmo de vida le produce algunos trastornos de salud, pero sigue siendo muy vivaz.

De alguna manera, Ricardo se siente atraído por ella, pero tiene la sensación de no poder conectar. Algo que, precisamente no le suele pasar. Catalina es independiente, cuida de su pequeño y de su madre, que está muy enferma. Los adora a ambos, pero tiene miedo de quedarse sola. Madre soltera, con estudios secundarios, vivió di�cultades económicas, pero empezó a ganar dinero hace unos años.En la historia que nos ocupa, Catalina acude al taxi de Ricardo directamente a la parada. Está apurada, tiene el rostro desencajado y los ojos de recién llorar. Hacía semanas que no la veía. “¿Cómo estás, Cata? ¿Todo bien? No te he visto en mucho tiempo”. “Llévame al hospital, Ricardo, rápido. Mi madre está allí, he recibido una llamada y creo que no le queda mucho”. “Lo siento, Cata ¿Está Carlos en casa?”, preocupado. “Sí, lo he dejado con una amiga”. Hace una larga pausa y mira a Ricardo por el retrovisor “¿Crees que me quedaré sola? Mi pequeño crecerá y también se irá…”, la frase se diluye y ella se recuesta en el asiento, agotada. Los pensamientos se atropellan en su cabeza desordenados en forma de miedos y dudas. Se desahoga con Ricardo camino al hospital “Creo que voy a dejar mi trabajo. Ya tengo ahorrado su�ciente para dedicarle tiempo a mi hijo y a mi vida. Estoy cansada de esconderme.”

Ricardo no sabe cuál es su trabajo, pero la historia cobrará sentido cuando vea a Catalina, más adelante, “acompañando” a un hombre distinto cada noche. Al verla, el mismo Ricardo recordará su última frase: “Estoy harta de esconderme”.

Page 13: Microhistorias

Personajes que suben al taxi y aprovechan la empatía de Ricardo para desa-hogarse contando sus vidas. Pueden ser esporádicos o �jos. Ricardo les regala un consejo, un tema musical o una escena de pelicula que pueda servirles de guía.

Estas microhistorias nutrirán los webisopios de la webseie.

MICROHISTORIAS 01Loco por el motor. Duración: 2:30 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera: Un maestro muy sabio me enseñó la clave de la felicidad. El placer individual no existe. La felicidad o es compartida o no es felicidad.

El cliente ya está sentado y con el cinturón abrochado. Es un hombre maduro pero atractivo, delgado, con el pelo largo, donde abundan las hebras canosas, sujeto en una coleta. Apenas se aprecian la piernas anormalmente �nas, con las rodillas juntas giradas hacia un costado.

RICARDO (siempre voz out): No se arregla mal con la silla de ruedas.CLIENTE: Soy buen conductor.RICARDO: Y lleva mucho tiempo con este “vehículo”.CLIENTE: Unos cinco años, parece un trasto pero tiene muchas ventajas. No sabe lo que ahorro en calzado. RICARDO: Y siempre tiene asiento en el cine o en un concierto.CLIENTE (sonriendo): ¡Y todo va sobre ruedas!

(El taxi circula por las calles de la ciudad) RICARDO: (mirando por el espejo retrovisor) ¿Qué música le gusta? CLIENTE (que estaba mirando por la ventanilla): Solo la buena. RICARDO (voz out): Alguna preferencia: ¿clásica, rock, jazz? CLIENTE: Hoy agradecería una buena balada de jazz.

llegó al puerto! ¡Si no lo agarro, hay que pescarlo como un atún! Si, el yate se queda por ahora en el náutico de Valencia. ¡Oye! Esta hay que repetirla. Vale, nos vemos.LA RADIO… el gobernador del Banco de España advierte que la situación es de extrema gravedad. Cada dia que pasa sin tomar medidas drásticas aumenta el riesgo de una intervención de la Unión Europea que...ALBERTOPor Dios, no puede quitar ese rollo. Van a conseguir amargarme el día. RICARDODe acuerdo. Que tal un poco de música. ¿Un ritmo caribeño?(Suena Con poco coco, BSO de Chico y Rita)ALBERTOPerfecto. Muy apropiado. Disculpe pero no soporto a los agoreros que solo saben meter el miedo en el cuerpo a los borregos que les escuchan.RICARDONo cree que la situación esté tan mal como dicen.ALBERTODepende del nicho en que te muevas. Si has arramblado con todos los crédi-tos de los bancos para construir urbanizaciones y ahora te las tienes que comer con patatas, estas jodido. Per si has sido listo y mueves el dinero con inteligencia, puedes hacer de la crisis una oportunidad.RICARDOLe felicito por su suerte. Pocos pueden decir lo mismo.(suena el teléfono y Alberto lo atiende)ALBERTOPili, hola amor. Si de camino al aeropuerto. Bueno es que las reuniones se han hecho eternas. Ya sabes como son estos catalanes. Si, a dormir a casa. Un beso a los peques. ¡Chao!

¿Por donde íbamos? ¡Ah! De suerte nada. Soy asesor �nanciero y dirijo las inversiones de mucho pez gordo. Si hago bien mi trabajo, ellos ganan y yo gano. A mi nadie me ha regalado el dinero. Lo que tengo me lo he currado yo. La diferencia es que se vivir la vida. Por ejemplo he estado navegando por las Islas dos semanas con la familia. Mi mujer y mis hijos encantados, con el yate de cala en cala. Pero hace 5 días ya no podía más. Los envié para Madrid e inventé unas reun-iones en Roma y Barcelona. Vinieron 3 de mis mejores amigos y nos monta-

mos una juerga inolvidable. Trajeron unas tías para nada remilgadas. Empezamos a beber y a follar hasta perder la noción del tiempo. Los vecinos de pantalán alucinaban con nosotros. Con lo dientes tan largos que han dejado hecha unos zorros la cubierta de teca. Pero hay que saber hacerlo. Es una cuestión de equilibrio y sentido común. Si pagas sabes que no vas a tener problemas. Yo no soy como esos capullos que se tiran una amante y se enamoran. Esos si son unos pringados, porque tarde o temprano la situación te estalla. Yo vuelvo a casa tan tranquilo. Sin muertos en el armario. Mañana he quedado con mis hijos para ir al concierto de Bruce Spreenting. Ellos y mi mujer me adoran. Tienen todo lo que necesi-tan y a cambio solo les pido responsabilidad y respeto.RICARDO¿Usted diría que es feliz?ALBERTOLa felicidad, como estado vital no existe. Hay instantes intensos que hay que exprimir al máximo. Como la juerga de estos días... o como el mes pasado en Japón. Llegué con unos tíos que conocían un centro Zen. Un lugar auténtico; no un montaje para turistas. Penetrar en un sitio así es algo muy especial. Allí se vive una espiritualidad primigenia. Algo que aquí hemos olvidado. Nada que ver con la rutina de los ritos católicos. Aunque no quieras te va calando como una niebla densa. Una experiencia irrepetible... En momentos así eres feliz.RICARDOPero para el budismo precisamente la auténtica felicidad no es un destello, sino un equilibrio permanente.ALBERTOBueno, si vives aislado en un convento, con la cabeza rapada y vestido solo con una túnica, te puedes permitir ese lujo. Pero en el mundo real para disfrutar de esos placeres hay que ganárselos. Aquí no puedes ser blando ni con la competencia ni con los empleados: o matas o mueres. No puedes ir con monsergas. Para mantenerse en primera �la hay que ser muy bueno y tener un temple de acero. Los hay con una suerte del carajo, que se pavo-nean a bordo de yates de 30 millones, solo porque han dado el pelotazo de su vida. Pero en �n no quiero hacerme mala sangre... RICARDODisculpe la pregunta, esa pelea constante ¿no le crea ansiedad?ALBERTOEn los negocios tienes de todo. Días de euforia y días que matarías a todo

RICARDO (voz out: A ver que le parece esto.

(Las manos del taxista remueven los CD del asiento del copiloto hasta dar con el de Billie Holliday. Lo introduce en la ranura y comienza a sonar Just one of those things). CLIENTE: Esa voz! No hay mejor compañía al volante. RICARDO (siempre voz out): ¿Le gusta conducir? CLIENTE: Siempre me ha gustado todo lo que tiene que ver con el motor...RICARDO: Como a�cionado.CLIENTE: ¡Que va! He participado en un montón de rallies. Cuando me dió por el 4 x 4, cada �n de semana el Suzuki iba directo de la montaña al taller. RICARDO: Y por ahí llegó el accidente.CLIENTE: No. Esto ha venido poco a poco. Esclerosis múltiple. Y lo peor es que no se para aquí. La cabrona sigue a lo suyo.RICARDO: Ha debido ser duro.CLIENTE: No puedo decir que no. Si fuera de los que miran hacia atrás, podría desesperarme. Pero si me centro en lo que hago cada día... llevo una buena vida.RICARDO: Vivir el presente. Gozar cada momento. Liberarnos del peso del pasado, que ya no existe, y no agobiarse por lo que vendrá, por que aún no es. Es la única actitud que funciona.CLIENTE: Eso y no renunciar a nada, porque si. Para seguir haciendo el cafre, formé un club de karts. Pero un par de trompos amenazaron con estropear lo poco que me funciona. Así que lo dejé. Con el coche adaptado no puedo correr, pero si viajar. Me encanta recorrer de buena mañana una carretera llena de curvas!

(El taxista cambia de marcha)CLIENTE: Para competir he optado por el handbike. ¿Lo conoce?RICARDO: No, pero por el nombre me hago una idea.CLIENTE; O sea un triciclo que pedaleas con las manos. He corrido varias Maratón y es una gozada ir alcanzando las metas que te vas marcando... Pero no hay nada como el apoyo de los amigos. RICARDO: En todas las fórmulas de la felicidad hay un elemento común: la amistad.CLIENTE: Sabe? Lo mejor de mi situación es que tengo más tiempo para cuidar a los amigos. Cada mañana, después de unos minutos de meditación

y varios kilómetros con el triciclo, me siento delante del ordenador y el teléfono a atender a los que me quieren.Puedo llegar a ser muy pesado. Hasta me regalaron un viaje, con tal de que los dejara en paz unos días. Pero en el fondo todos agradecen que alguien piense en ellos, organice las excursiones, los encuentros, las cenas... RICARDO: A veces la gente olvida decir que quiere a los que quiere.CLIENTE: Les ha costado un poco, pero creo que eso lo están asimilando. En �n, hay días jodidos, en que el cuerpo no te deja en paz. Pero si algo he aprendido es que se puede ser feliz sin gozar de buena salud. La verdad es que... bien pensado... yo podría decir... que soy feliz. Suena Just one of those things por Billie Holiday.

MICROHISTORIAS 02La vida como un calcetín. Duración: 3:25 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:Cuentan que en un pasado remoto los humanos eramos dioses. Pero abusa-mos de nuestros privilegios y la vida nos retiró el poder divino. Pensó esconderlo en el fondo de los océanos, en la luna... pero decidió enterrarlo donde nunca se les ocurriría buscar a los hombres: en el fondo de su corazón.Rosa, una mujer de unos 40 años, elegante pero con el pelo y la ropa algo desaliñados, entra en el taxi de Ricardo. A través de la ventanilla se ve la puerta de un hospital. Rosa mira con atención el aspecto del interior: CD's de jazz, fotos de películas, libros en la bandeja. Suena I waited for you, de Miles Davis.RICARDO (cambiando la señal de Libre. voz en out): ¿Una mala noche?ROSA (gesto de inmenso cansancio).RICARDO (cambiando de marcha): A menudo a la luz del día las cosas no se ven tan negras. ROSA: Dudo que tengan otro color.RICARDO: ¿Un familiar?ROSA: Mi... mi marido. Por ahora.RICARDO (tras una breve pausa): ¿Le molesta la música?ROSA (ausente, mirando por la ventanilla) No, por favor... déjela. RICARDO: A veces las palabras o la música no pueden dar consuelo, pero sí

compañía.ROSA (como volviendo de sus pensamientos): Hoy soy mala compañía. De golpe, mi mundo se ha dado la vuelta como un calcetín. Ayer era una cosa y hoy... mi matrimonio... mi vida... RICARDO (voz en out; el taxi circula por la ciudad. Rosa se vuelve hacia el retrovisor): Es un poco como en los dibujos animados, ¿No? El suelo que pisas desaparece y quedas momentáneamente en el aire. Sabes que vas a caer al fondo y no encuentras donde asirte.ROSA (ensayando una sonrisa forzada): Algo así. (De golpe estalla como si se hubiera soltado el tapón,) Es que nada está donde debe estar: familia, salud, amigos... Ayer recibo una llamada de un hotel. Mi marido, que se alojaba con su secretaria, había tenido un ataque y parecía algo serio. Al llegar al hospital me encuentro a la tipa esa llorando y a Mario entre la vida y la muerte. Hablo con mi mejor amiga y ella “¡Ay nena! Que mal me sabe que te enteres así”... Resulta que todos estaban al tanto de la situación. ¡Lo que se habrán reído a mi costa! ¡Y yo sin sospechar nada!. Si es que para esto soy una inútil. Con�ada no, ¡subnormal! Lo tenía ante mis ojos y no lo veía... (breve pausa).No es que las cosas fueran de maravilla. Llevábamos un tiempo más fríos que el mármol. Pero todo lo achacaba a la presión en el trabajo. A la crisis. Que se yo... Pero fíjese si soy tonta que yo le quiero... bueno le quería... le quiero...(Ricardo cambiando de marcha)ROSA: ¿Y ahora que hago? El médico dice que puede quedar impedido no se sabe el tiempo. ¡No lo puedo abandonar así! Aunque merecérselo, se lo merece. RICARDO (en out. Rosa escucha mirando al retrovisor): Son muchos sentimientos peleando entre si. Necesita un poco de calma para distanciarse de ellos e intentar ponerlos en su sitio.ROSA: ¿Y de dónde saco la calma, con la que me está cayendo?RICARDO: ¿Alguna vez ha hecho meditación? Sirve, entre otras cosas, para eso. ROSA: Pero evadiéndome no resolveré nada.RICARDO: El objetivo no es evadirse. Al contrario. Se trata de disponer la mente para que pueda mandar sobre los sentimientos. Por que ahora son ellos los que la sacuden sin darle un segundo de respiro. Y a partir de ahí descubrir que sólo le afectan si usted les da ese poder. ROSA: Suena razonable pero complicado. Yo nunca he sido de meterme para dentro.

RICARDO: Para empezar hay técnicas muy sencillas que le puedo enseñar. ROSA: Vale. Pongamos que dejo la mente en blanco. ¿Y ahora qué? En cuanto salga del trance se vuelve a liar.RICARDO: Antes de que los sentimientos negativos se abran paso, necesita centrarse en si misma. Ver si se conoce lo su�ciente. Repasar cuales son sus fortalezas. Recrearse en ellas. Renovarlas. Y descubrir sus debilidades. Rela-tivizarlas. Aparcarlas en el pasado.ROSA: ¿La típica consigna de sé tu misma?RICARDO: Todo lo típico tiene algo de verdad. Pero no vale decir: ”yo soy así y no puedo cambiar”. Es descubrir las cosas buenas que todos tenemos. Y reconocer las no tan buenas para, cuándo se presenten, poder decirles: “os conozco y no voy a dejar que me dominéis”ROSA: Y todo lo demás: la parálisis de Mario, mi matrimonio, la traición de losamigos, mi hijo que no se entiende con su padre.. ¿Para cuándo lo dejo?RICARDO: Ya vendrá. Pero antes debe cargar las pilas de autoestima... Saber que es usted quien decide, sin interferencias, si ama a su marido o no, si perdona a los amigos o los manda a paseo... (El taxi se detiene junto a la acera)RICARDO: Bueno ya hemos llegado. Déjeme que le envíe una canción.(En la pantalla del Ipod, pulsa “enviar” al tema Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten.ROSA: ¿Nos volveremos a ver?RICARDO: Yo siempre ando por ahí.Suena la canción Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten (relajacion, mantra)

MICROHISTORIAS 03El amo del mundo. Duración 3:30 min

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opción: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:

Alberto, un hombre maduro, luce ropa deportiva de marca, tipo naútica. Se instala en el asiento del taxi sin dejar de hablar por teléfono.ALBERTO(Al taxista) Al aeropuerto. (por teléfono) ¡Menuda mierda llevaba cuando

Anexo 02: Microhistorias

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quisque. Pero ese es el juego. Si no lo sabes jugar, quédate de funcionario.RICARDOY su mujer, ¿no preferiría saber la verdad?ALBERTOIgual la sabe... o se la imagina. Pero mira para otro lado y todos ganamos. Así que volviendo a su pregunta: vivo mejor que muchos y controlo mi vida. Creo que se puede decir que soy más feliz que la mayoría.

Sinopsis de otras microhistorias.

1. La chica actual.

Mujer de algo menos de 30 años, desinhibida, capaz de hablar de las cues-tiones más personales sin ningún recato y más para echar unas risas que para soltar la lágrima. ¡Que los disgustos no se los puede tomar una muy en serio! Uno de los tópicos que dice “combatir”: los hombres no escuchan.

“El otro día paseaba con Rafa, mi novio, por el centro comercial. Yo iba largando: ¿No te parece increíble? Cuca y Jordi después de 15 años juntos y van y se separan. Es que no me lo puedo creer, ellos que eran la pareja perfecta. Aunque pensándolo bien, lo suyo no era normal. Era imposible que fueran siempre, como siameses, juntos a todas partes. Vamos, si él la esperaba en la puerta cada vez que iba al baño…. Y mira que iba veces. La tía debía tener incontinencia porque prácticamente vívia allí…”

Y Rafa, de lo más atento: “¿Sí? ¿De veras? ¿Y eso? Muy fuerte, la verdad.” Esto es lo que sale por su boca, pero su pensamiento complet sería así: “A las 21:15 empieza el partido (¿Sí?). Así que tengo que conseguir meter a ésta en casa. Antes de las 20,30 que empieza el previo (¿De veras?). Mierda… no tengo cervezas frías en la nevera (¿Y eso?). Tendré que ver con que excusa la llevo a la gasolinera. Allí si las tienen bien fresquitas (Muy fuerte, la verdad).

En conclusión, Rafa, como tantos otros, no es que no escuche, es que vive en otro mundo y le importa un bledo lo que ocurre en el nuestro.

2. El fotógrafo.

Ricardo sale del chiringuito del puerto, cuando no hace más que arrancar, al girar una esquina, junto a una �nca vieja, le da el alto un hombre vestido de traje de unos 40 años. Sube rápidamente en el asiento del copiloto, Ricardo sorprendido de que suba delante quit,a tan rápido como puede, los libros y cd’s que le acompañan sobre el asiento. “Al aeropuerto, rápido” dice Raúl, mientras saca un móvil de su chaqueta. “Hola, ¿Qué tal? ¿Cómo van los niños? Llego sobre las 9, si no pierdo el vuelo… ha sido una reunión muy intensa cariño, creo que los tengo en el bote, te lo cuento a la noche, besos, te quiero”.

Ricardo en silencio vuelve a subir el volumen de la radio, suena “Y sin embargo” de Sabina. Conduce en silencio mientras Sabina canta “un rato cada día, ya ves, te cambiaría por cualquiera…”, Raul mira hacia fuera con la mirada abstraída. De repente Ricardo dice casi para sí mismo “Canta bien la Olga Román esta”, “¿Cómo?” pregunta Raúl. “La chica que cantaba con Sabina en los conciertos de Sabina y Cia” una voz preciosa ¿le gusta Sabina?” Pregunta a Raul, que con el gesto torcido y casi enfadado porque Ricardo se haya dirigido a él, le espeta: “Llego tarde al aeropuerto”. Ricardo vuelve a concentrarse en la carretera entendiendo la negativa de Raul. Piensa que es extraño que su cliente haya hablado que venía de una reunión cuando en los alrededores del aeropuerto no hay o�cinas, tan sólo bares sucios que abren 24 horas al público, algún hostal de mala muerte y casas bajas de familias humildes afectadas por la especulación.

La mente de Ricardo comienza a imaginar y de repente vemos a Raul quitán-dose la ropa de calle en una casa humilde aunque con mucho estilo, está en el cuarto de su amante, aparece ella (Rebeca) con expresión sonriente y somnolienta, Raul comienza a ponerse un traje y a guardar los jeans y camiseta en el armario de Rebeca, ella intenta molestarle para evitar que se vuelva a poner el traje, mietras hablan de cuándo se volverán a ver.

De repente suena la voz de Raul de forma más real, Ricardo sale de la ensoñación y pregunta un “¿Cómo?” casi por inercia “digo que la culpa es mía, supongo que no acostumbra a que la gente se le siente delante, por eso se ha dirigido a mí, tengo tanta prisa que no controlo mis modales”, no se disculpe por los “modales” si realmente no quiere hablar conmigo no tiene

por qué hacerlo, no entiendo esa gente que piensa que todos los taxistas somos unos charlatanes, si usted no quiere hablar, no hablamos” Ricardo sabe que realmente todos los taxistas son unos charlatanes y él aún más. No entiende un viaje sin mediar palabra, a él le gusta la gente, le encanta pensar en cómo serán las vidas de sus clientes e imaginar de dónde vienen. “Real-mente con que usted me diga a dónde se dirige me basta para cumplir mi trabajo”. Raul se revuelve en el asiento mientras le contesta “En realidad no vengo de una reunión, soy fotógrafo, mi mujer no lo sabe, le digo que voy a reuniones que conseguirán sacarnos del bache económico en el que estamos metidos pero no es así, en realidad ni siquiera me reúno con mis amigos, me dedico a salir y fotogra�ar a gente que está peor que yo”. Ricardo había pensado que el motivo por el que viajaba este hombre era por ser in�el a su mujer con alguien ajeno a todas sus taras, todos los problemas cotidi-anos… y resulta que es un fotógrafo que engaña a su mujer con su cámara. Vacila un poco pero decide hacer una pregunta “¿Y coge usted un avión para hacer fotos a personas más necesitadas que usted?”, Raul contesta “No, hombre, no, he aprovechado para ver a mi madre, es ATS en el hospital” La madre de Raul trabaja en el hospital donde Ricardo estuvo en coma y donde perdió el rastro de su hijo. Raul comienza a contar su vida al taxista, es consci-ente de que se ha sentado en el asiento de delante por alguna razón psicológica, en realidad necesita hablar, necesita contar sus problemas a alguien que situa como neutral en su vida. Empieza a contar que su madre está muy agotada pero que todavía le queda para jubilarse, que perdió su trabajo en el norte y que ahora se siente atrapado allí porque tiene una letra hipotecaria que pagar, habla de que desearía poder estar con su madre y ayudarla y que su matrimonio no funciona porque todo ha salido mal desde que llegaron a esa ciudad donde siempre está lloviendo.

Ricardo está como extasiado pensando en la posibilidad de que la madre de ese cliente sepa algo sobre su hijo, están a punto de terminar el trayecto y no sabe como introducirse en el monólogo que su cliente ha iniciado, el cual ahora lamenta la corrupción en su ciudad y la dura situación que se vive a nivel global y se lamenta de que lo único que sabe hacer es fotogra�ar y engañar a su mujer. Ricardo comienza a hablar de la importancia de la fotografía y le agradece que se dedique a fotogra�ar a gente que ha sido marginada. Habla de Valle Inclán le cuenta cómo este perdió la mano, también habla del signi�cado de la palabra “esperpento”, El fotógrafo le escu-cha atentamente aunque nervioso porque va a llegar tarde al vuelo. Se da

cuenta de que ya no va a poder facturar su maleta y se lo dice a Ricardo. En este momento Ricardo encuentra la ocasión para poder volver a ver a este hombre e intentar acceder a su madre. “Podrías dejarme a mí la maleta, sé que tendrías que con�ar en mí pero yo te la guardaré, de hecho si la vivienda de tu madre me viene de paso en algún viaje se la puedo llevar yo o incluso al hospital, desgraciadamente hago muchos viajes allí”. Raul no entiende tanta amabilidad por parte del taxista pero acepta pues no puede perder el vuelo y volver a comprar otro.

Cuando acepta y va a bajar del coche, mientras saca de la maleta lo que se llevará en los bolsillos recibe una llamada a la que contesta “Si, lo sé, yo también te echaré de menos, volveré pronto cariño, te lo prometo”. Ricardo se da cuenta de que �nalmente este hombre sí que tiene una amante pero no le saca el tema, no al menos de forma directa. Cuando Raul ya ha colgado el teléfono, Ricardo le pide la dirección de su madre. Se dan los teléfonos.

Ricardo le da también el número de taxi y su número de teléfono. Una vez que Raul paga el viaje y mira desorientado hacia el aeropuerto, cuando está a punto de salir, Ricardo le llama la atención y le regala un CD. El que estaba sonando, “Sabina y Cia”, y quedan que hablarán durante los días próximos para entregar la maleta. Le dice que escuche la intro de “Y sin embargo” con la voz de Olga Román; que sólo así podrá entender el corazón de una mujer herida. Raul no lo entiende pero agradece el gesto y el CD.

Ricardo le llamará en los próximos días y será entonces cuando le pregunte sobre la posibilidad de preguntarle a su madre por su hijo.

3. La joven y la huida.

Helena espera con ansia la resolución que le dará el pasaporte para una nueva vida. Mira cada día el correo electrónico, el buzón. Hoy recibe la noti�-cación que podría signi�car el cambio de rumbo en su camino y en la que tiene puestas todas sus esperanzas.Sueña con dejar su trabajo mecánico y vacío en un restaurante para dedic-arse al cine, que es lo que le da vida. Piensa en lo afortunada que será cuando le pueda dedicar todo su tiempo y energía a construir un futuro sobre aquello que más le gusta.

Ella sabe que reúne de sobra todos los requisitos para la concesión de la beca. Ha escogido como destino el sur de Francia, para no ir muy lejos de aquí y para tener a su lado el mar y la luz que le fascinan de esta ciudad. Pero

está preocupada por los recortes. Las partidas destinadas a educación son cada vez más reducidas y ella no tiene más posibilidad que la ayuda del Estado. Sus numerosos trabajos basura le han dado poco más que para sobrevivir.

Eso sí, vive sola. Es una persona con tesón y constancia. Metódica y organi-zada. Algo maniática, decidió hace tiempo que no quería compartir hogar con nadie. No tiene nada que la ate aquí y necesita un cambio de aires después de aquella última relación fallida y enfermiza, germen de sus proyectos futuros y de sus ganas de darle un giro a su vida. Por aquello de “todo cambio es para mejor”.

Fuma, bebe café, medita sobre todo lo que le ha pasado estos dos últimos y desafortunados años y sobre lo que quiere que le pase en los dos próximos. Quiere comparar el cine francés con el español y tiene preparada una investi-gación al respecto y algunos contactos académicos en Francia.

La frustración persigue a Helena desde hace tiempo. No le importa donde ir, sólo quiere huir. No suele coger taxis, pero busca uno desesperadamente esta vez. Va cargada y tiene prisa, aunque no tiene un rumbo de�nido. Y adelanta camino a pie. Por �n, para un taxi y sube. “¿Dónde vamos?”. Inter-cambian una mirada de desconcierto y ella responde: “Lejos”.Encuentra en el taxi de Ricardo un escondite perfecto. La música la distrae, suena jazz desconocido, pero terapéutico para ella. Ricardo arranca seguro, como si conociera el lugar perfecto adonde tienen que ir. Siente la huida de Helena como la suya, no necesita saber qué le ocurre. Pero convencido de que necesita distraerse pone una película sin preguntar. Sin saber cómo la pelicula francesa que pone Ricardo, signi�ca conecta intimamente con ella.

“Disfruta del presente y que el futuro no te paralice”. Es el cosejo que encaja con el estado actual en la vida de Helena y que Ricardo intenta explicar: Iniciar un nuevo proyecto de vida es un momento excepcional. No puedes permitir que nada lo ensombrezca. No cargues en tu mochila los fracasos del pasado. Ni dejes que el miedo al futuro te afecte. El miedo es una emoción heredada de nuestros antepasados homínidos, que absorbe todas nuestras energías para emplearla en la lucha o la huida. Pero si no se le da un uso inmediato, paraliza. Una buena forma de cargar las pilas del bienestar es visualizar, imaginar en imágenes, lo bueno que te va a suceder. Y esto no es

una ingenuidad, es una inversión. Ya sabes que el optimismo atrae el éxito y el pesimismo al fracaso.

4. El gay

Adán sube al taxi con muchísima prisa, vestido de chaqueta, con una �or en el bolsillo pequeño de la chaqueta. Tiene un bebé en brazos. “Buenas tardes, al Ayuntamiento, por favor”. “Parece que llega tarde a una boda“, piensa Ricardo. Adán (dirigiéndose al bebé) “Pequeñín, verás que sorpresa se lleva la familia cuando te vea”.

Ricardo decide distraerlo con una broma musical y deja sonar “Misión Imposible” de Michael Giacchino. Adán se ríe y comenta “ojalá no sea imposible, porque soy el novio!”. “Enhorabuena. Pero no se preocupe, estamos cerca. El pequeño está bastante tranquilo, probablemente se lo esté transmitiendo usted”.

Adán sonríe y se encoge de hombros. Suena jazz. La decisión está tomada desde hace tiempo y ya no hay lugar para dudas. Quizá ya no vuelvan a tener esta oportunidad y toda la familia está contentísima. Lo que mejor ha salido de todo y lo impulsa a seguir es el pequeño que tiene en brazos.“Esperamos que todo salga bien. Nos ha costado muchísimo �jar una fecha.” Ricardo acelera colándose entre el trá�co. “Al parecer, hay una avalancha de bodas desde el cambio de gobierno… Estamos preocupados por si se di�cultan las cosas para nosotros en estos años que vienen.” Continúa Adán.“Yo también me casé por lo civil. Siempre son tiempos difíciles para los osados.”

Hacen cuentas. Baja del coche con el nene el brazos. Lo reciben sus padres y parte de la familia. “Vamos, vamos! Te estábamos esperando!”. Todas las miradas de los presentes se centran automáticamente en el bebé, con reacciones d todo tipo. Dentro, Adán y Enrique se abrazan y comienza la ceremonia.

Ricardo le anima: Sea cual sea la reacción de la familia, no te puede afectar. Es tan fuerte al emoción del amor que sientes por tu hijo que te sirve de escudo protector. Dicen los cientí�cos que el cerebro no puede procesar al mismo tiempo dos emociones contrapuestas. Si ocupas tu mente con el amor no dejas espacio al reproche o la incomprensión de la familia. Sobre los sentimientos que ellos tengan, nada puedes hacer. Es su problema, pero si te lo propones, no pueden hacer mella en tí.

5. Catalina

Catalina sube al taxi de Ricardo regularmente. Ella, su hijo Carlos y su madre viven cerca de la zona donde descansa Ricardo y suele hacer desplazamien-tos cotidianos, que de otro modo le harían perder mucho tiempo, dice. Siem-pre hablan de tramas banales e historias cotidianas. Una mujer madura, casti-gada por los años, pero muy atractiva. Su ritmo de vida le produce algunos trastornos de salud, pero sigue siendo muy vivaz.

De alguna manera, Ricardo se siente atraído por ella, pero tiene la sensación de no poder conectar. Algo que, precisamente no le suele pasar. Catalina es independiente, cuida de su pequeño y de su madre, que está muy enferma. Los adora a ambos, pero tiene miedo de quedarse sola. Madre soltera, con estudios secundarios, vivió di�cultades económicas, pero empezó a ganar dinero hace unos años.En la historia que nos ocupa, Catalina acude al taxi de Ricardo directamente a la parada. Está apurada, tiene el rostro desencajado y los ojos de recién llorar. Hacía semanas que no la veía. “¿Cómo estás, Cata? ¿Todo bien? No te he visto en mucho tiempo”. “Llévame al hospital, Ricardo, rápido. Mi madre está allí, he recibido una llamada y creo que no le queda mucho”. “Lo siento, Cata ¿Está Carlos en casa?”, preocupado. “Sí, lo he dejado con una amiga”. Hace una larga pausa y mira a Ricardo por el retrovisor “¿Crees que me quedaré sola? Mi pequeño crecerá y también se irá…”, la frase se diluye y ella se recuesta en el asiento, agotada. Los pensamientos se atropellan en su cabeza desordenados en forma de miedos y dudas. Se desahoga con Ricardo camino al hospital “Creo que voy a dejar mi trabajo. Ya tengo ahorrado su�ciente para dedicarle tiempo a mi hijo y a mi vida. Estoy cansada de esconderme.”

Ricardo no sabe cuál es su trabajo, pero la historia cobrará sentido cuando vea a Catalina, más adelante, “acompañando” a un hombre distinto cada noche. Al verla, el mismo Ricardo recordará su última frase: “Estoy harta de esconderme”.

Page 14: Microhistorias

Personajes que suben al taxi y aprovechan la empatía de Ricardo para desa-hogarse contando sus vidas. Pueden ser esporádicos o �jos. Ricardo les regala un consejo, un tema musical o una escena de pelicula que pueda servirles de guía.

Estas microhistorias nutrirán los webisopios de la webseie.

MICROHISTORIAS 01Loco por el motor. Duración: 2:30 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera: Un maestro muy sabio me enseñó la clave de la felicidad. El placer individual no existe. La felicidad o es compartida o no es felicidad.

El cliente ya está sentado y con el cinturón abrochado. Es un hombre maduro pero atractivo, delgado, con el pelo largo, donde abundan las hebras canosas, sujeto en una coleta. Apenas se aprecian la piernas anormalmente �nas, con las rodillas juntas giradas hacia un costado.

RICARDO (siempre voz out): No se arregla mal con la silla de ruedas.CLIENTE: Soy buen conductor.RICARDO: Y lleva mucho tiempo con este “vehículo”.CLIENTE: Unos cinco años, parece un trasto pero tiene muchas ventajas. No sabe lo que ahorro en calzado. RICARDO: Y siempre tiene asiento en el cine o en un concierto.CLIENTE (sonriendo): ¡Y todo va sobre ruedas!

(El taxi circula por las calles de la ciudad) RICARDO: (mirando por el espejo retrovisor) ¿Qué música le gusta? CLIENTE (que estaba mirando por la ventanilla): Solo la buena. RICARDO (voz out): Alguna preferencia: ¿clásica, rock, jazz? CLIENTE: Hoy agradecería una buena balada de jazz.

llegó al puerto! ¡Si no lo agarro, hay que pescarlo como un atún! Si, el yate se queda por ahora en el náutico de Valencia. ¡Oye! Esta hay que repetirla. Vale, nos vemos.LA RADIO… el gobernador del Banco de España advierte que la situación es de extrema gravedad. Cada dia que pasa sin tomar medidas drásticas aumenta el riesgo de una intervención de la Unión Europea que...ALBERTOPor Dios, no puede quitar ese rollo. Van a conseguir amargarme el día. RICARDODe acuerdo. Que tal un poco de música. ¿Un ritmo caribeño?(Suena Con poco coco, BSO de Chico y Rita)ALBERTOPerfecto. Muy apropiado. Disculpe pero no soporto a los agoreros que solo saben meter el miedo en el cuerpo a los borregos que les escuchan.RICARDONo cree que la situación esté tan mal como dicen.ALBERTODepende del nicho en que te muevas. Si has arramblado con todos los crédi-tos de los bancos para construir urbanizaciones y ahora te las tienes que comer con patatas, estas jodido. Per si has sido listo y mueves el dinero con inteligencia, puedes hacer de la crisis una oportunidad.RICARDOLe felicito por su suerte. Pocos pueden decir lo mismo.(suena el teléfono y Alberto lo atiende)ALBERTOPili, hola amor. Si de camino al aeropuerto. Bueno es que las reuniones se han hecho eternas. Ya sabes como son estos catalanes. Si, a dormir a casa. Un beso a los peques. ¡Chao!

¿Por donde íbamos? ¡Ah! De suerte nada. Soy asesor �nanciero y dirijo las inversiones de mucho pez gordo. Si hago bien mi trabajo, ellos ganan y yo gano. A mi nadie me ha regalado el dinero. Lo que tengo me lo he currado yo. La diferencia es que se vivir la vida. Por ejemplo he estado navegando por las Islas dos semanas con la familia. Mi mujer y mis hijos encantados, con el yate de cala en cala. Pero hace 5 días ya no podía más. Los envié para Madrid e inventé unas reun-iones en Roma y Barcelona. Vinieron 3 de mis mejores amigos y nos monta-

mos una juerga inolvidable. Trajeron unas tías para nada remilgadas. Empezamos a beber y a follar hasta perder la noción del tiempo. Los vecinos de pantalán alucinaban con nosotros. Con lo dientes tan largos que han dejado hecha unos zorros la cubierta de teca. Pero hay que saber hacerlo. Es una cuestión de equilibrio y sentido común. Si pagas sabes que no vas a tener problemas. Yo no soy como esos capullos que se tiran una amante y se enamoran. Esos si son unos pringados, porque tarde o temprano la situación te estalla. Yo vuelvo a casa tan tranquilo. Sin muertos en el armario. Mañana he quedado con mis hijos para ir al concierto de Bruce Spreenting. Ellos y mi mujer me adoran. Tienen todo lo que necesi-tan y a cambio solo les pido responsabilidad y respeto.RICARDO¿Usted diría que es feliz?ALBERTOLa felicidad, como estado vital no existe. Hay instantes intensos que hay que exprimir al máximo. Como la juerga de estos días... o como el mes pasado en Japón. Llegué con unos tíos que conocían un centro Zen. Un lugar auténtico; no un montaje para turistas. Penetrar en un sitio así es algo muy especial. Allí se vive una espiritualidad primigenia. Algo que aquí hemos olvidado. Nada que ver con la rutina de los ritos católicos. Aunque no quieras te va calando como una niebla densa. Una experiencia irrepetible... En momentos así eres feliz.RICARDOPero para el budismo precisamente la auténtica felicidad no es un destello, sino un equilibrio permanente.ALBERTOBueno, si vives aislado en un convento, con la cabeza rapada y vestido solo con una túnica, te puedes permitir ese lujo. Pero en el mundo real para disfrutar de esos placeres hay que ganárselos. Aquí no puedes ser blando ni con la competencia ni con los empleados: o matas o mueres. No puedes ir con monsergas. Para mantenerse en primera �la hay que ser muy bueno y tener un temple de acero. Los hay con una suerte del carajo, que se pavo-nean a bordo de yates de 30 millones, solo porque han dado el pelotazo de su vida. Pero en �n no quiero hacerme mala sangre... RICARDODisculpe la pregunta, esa pelea constante ¿no le crea ansiedad?ALBERTOEn los negocios tienes de todo. Días de euforia y días que matarías a todo

RICARDO (voz out: A ver que le parece esto.

(Las manos del taxista remueven los CD del asiento del copiloto hasta dar con el de Billie Holliday. Lo introduce en la ranura y comienza a sonar Just one of those things). CLIENTE: Esa voz! No hay mejor compañía al volante. RICARDO (siempre voz out): ¿Le gusta conducir? CLIENTE: Siempre me ha gustado todo lo que tiene que ver con el motor...RICARDO: Como a�cionado.CLIENTE: ¡Que va! He participado en un montón de rallies. Cuando me dió por el 4 x 4, cada �n de semana el Suzuki iba directo de la montaña al taller. RICARDO: Y por ahí llegó el accidente.CLIENTE: No. Esto ha venido poco a poco. Esclerosis múltiple. Y lo peor es que no se para aquí. La cabrona sigue a lo suyo.RICARDO: Ha debido ser duro.CLIENTE: No puedo decir que no. Si fuera de los que miran hacia atrás, podría desesperarme. Pero si me centro en lo que hago cada día... llevo una buena vida.RICARDO: Vivir el presente. Gozar cada momento. Liberarnos del peso del pasado, que ya no existe, y no agobiarse por lo que vendrá, por que aún no es. Es la única actitud que funciona.CLIENTE: Eso y no renunciar a nada, porque si. Para seguir haciendo el cafre, formé un club de karts. Pero un par de trompos amenazaron con estropear lo poco que me funciona. Así que lo dejé. Con el coche adaptado no puedo correr, pero si viajar. Me encanta recorrer de buena mañana una carretera llena de curvas!

(El taxista cambia de marcha)CLIENTE: Para competir he optado por el handbike. ¿Lo conoce?RICARDO: No, pero por el nombre me hago una idea.CLIENTE; O sea un triciclo que pedaleas con las manos. He corrido varias Maratón y es una gozada ir alcanzando las metas que te vas marcando... Pero no hay nada como el apoyo de los amigos. RICARDO: En todas las fórmulas de la felicidad hay un elemento común: la amistad.CLIENTE: Sabe? Lo mejor de mi situación es que tengo más tiempo para cuidar a los amigos. Cada mañana, después de unos minutos de meditación

y varios kilómetros con el triciclo, me siento delante del ordenador y el teléfono a atender a los que me quieren.Puedo llegar a ser muy pesado. Hasta me regalaron un viaje, con tal de que los dejara en paz unos días. Pero en el fondo todos agradecen que alguien piense en ellos, organice las excursiones, los encuentros, las cenas... RICARDO: A veces la gente olvida decir que quiere a los que quiere.CLIENTE: Les ha costado un poco, pero creo que eso lo están asimilando. En �n, hay días jodidos, en que el cuerpo no te deja en paz. Pero si algo he aprendido es que se puede ser feliz sin gozar de buena salud. La verdad es que... bien pensado... yo podría decir... que soy feliz. Suena Just one of those things por Billie Holiday.

MICROHISTORIAS 02La vida como un calcetín. Duración: 3:25 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:Cuentan que en un pasado remoto los humanos eramos dioses. Pero abusa-mos de nuestros privilegios y la vida nos retiró el poder divino. Pensó esconderlo en el fondo de los océanos, en la luna... pero decidió enterrarlo donde nunca se les ocurriría buscar a los hombres: en el fondo de su corazón.Rosa, una mujer de unos 40 años, elegante pero con el pelo y la ropa algo desaliñados, entra en el taxi de Ricardo. A través de la ventanilla se ve la puerta de un hospital. Rosa mira con atención el aspecto del interior: CD's de jazz, fotos de películas, libros en la bandeja. Suena I waited for you, de Miles Davis.RICARDO (cambiando la señal de Libre. voz en out): ¿Una mala noche?ROSA (gesto de inmenso cansancio).RICARDO (cambiando de marcha): A menudo a la luz del día las cosas no se ven tan negras. ROSA: Dudo que tengan otro color.RICARDO: ¿Un familiar?ROSA: Mi... mi marido. Por ahora.RICARDO (tras una breve pausa): ¿Le molesta la música?ROSA (ausente, mirando por la ventanilla) No, por favor... déjela. RICARDO: A veces las palabras o la música no pueden dar consuelo, pero sí

compañía.ROSA (como volviendo de sus pensamientos): Hoy soy mala compañía. De golpe, mi mundo se ha dado la vuelta como un calcetín. Ayer era una cosa y hoy... mi matrimonio... mi vida... RICARDO (voz en out; el taxi circula por la ciudad. Rosa se vuelve hacia el retrovisor): Es un poco como en los dibujos animados, ¿No? El suelo que pisas desaparece y quedas momentáneamente en el aire. Sabes que vas a caer al fondo y no encuentras donde asirte.ROSA (ensayando una sonrisa forzada): Algo así. (De golpe estalla como si se hubiera soltado el tapón,) Es que nada está donde debe estar: familia, salud, amigos... Ayer recibo una llamada de un hotel. Mi marido, que se alojaba con su secretaria, había tenido un ataque y parecía algo serio. Al llegar al hospital me encuentro a la tipa esa llorando y a Mario entre la vida y la muerte. Hablo con mi mejor amiga y ella “¡Ay nena! Que mal me sabe que te enteres así”... Resulta que todos estaban al tanto de la situación. ¡Lo que se habrán reído a mi costa! ¡Y yo sin sospechar nada!. Si es que para esto soy una inútil. Con�ada no, ¡subnormal! Lo tenía ante mis ojos y no lo veía... (breve pausa).No es que las cosas fueran de maravilla. Llevábamos un tiempo más fríos que el mármol. Pero todo lo achacaba a la presión en el trabajo. A la crisis. Que se yo... Pero fíjese si soy tonta que yo le quiero... bueno le quería... le quiero...(Ricardo cambiando de marcha)ROSA: ¿Y ahora que hago? El médico dice que puede quedar impedido no se sabe el tiempo. ¡No lo puedo abandonar así! Aunque merecérselo, se lo merece. RICARDO (en out. Rosa escucha mirando al retrovisor): Son muchos sentimientos peleando entre si. Necesita un poco de calma para distanciarse de ellos e intentar ponerlos en su sitio.ROSA: ¿Y de dónde saco la calma, con la que me está cayendo?RICARDO: ¿Alguna vez ha hecho meditación? Sirve, entre otras cosas, para eso. ROSA: Pero evadiéndome no resolveré nada.RICARDO: El objetivo no es evadirse. Al contrario. Se trata de disponer la mente para que pueda mandar sobre los sentimientos. Por que ahora son ellos los que la sacuden sin darle un segundo de respiro. Y a partir de ahí descubrir que sólo le afectan si usted les da ese poder. ROSA: Suena razonable pero complicado. Yo nunca he sido de meterme para dentro.

RICARDO: Para empezar hay técnicas muy sencillas que le puedo enseñar. ROSA: Vale. Pongamos que dejo la mente en blanco. ¿Y ahora qué? En cuanto salga del trance se vuelve a liar.RICARDO: Antes de que los sentimientos negativos se abran paso, necesita centrarse en si misma. Ver si se conoce lo su�ciente. Repasar cuales son sus fortalezas. Recrearse en ellas. Renovarlas. Y descubrir sus debilidades. Rela-tivizarlas. Aparcarlas en el pasado.ROSA: ¿La típica consigna de sé tu misma?RICARDO: Todo lo típico tiene algo de verdad. Pero no vale decir: ”yo soy así y no puedo cambiar”. Es descubrir las cosas buenas que todos tenemos. Y reconocer las no tan buenas para, cuándo se presenten, poder decirles: “os conozco y no voy a dejar que me dominéis”ROSA: Y todo lo demás: la parálisis de Mario, mi matrimonio, la traición de losamigos, mi hijo que no se entiende con su padre.. ¿Para cuándo lo dejo?RICARDO: Ya vendrá. Pero antes debe cargar las pilas de autoestima... Saber que es usted quien decide, sin interferencias, si ama a su marido o no, si perdona a los amigos o los manda a paseo... (El taxi se detiene junto a la acera)RICARDO: Bueno ya hemos llegado. Déjeme que le envíe una canción.(En la pantalla del Ipod, pulsa “enviar” al tema Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten.ROSA: ¿Nos volveremos a ver?RICARDO: Yo siempre ando por ahí.Suena la canción Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten (relajacion, mantra)

MICROHISTORIAS 03El amo del mundo. Duración 3:30 min

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opción: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:

Alberto, un hombre maduro, luce ropa deportiva de marca, tipo naútica. Se instala en el asiento del taxi sin dejar de hablar por teléfono.ALBERTO(Al taxista) Al aeropuerto. (por teléfono) ¡Menuda mierda llevaba cuando

quisque. Pero ese es el juego. Si no lo sabes jugar, quédate de funcionario.RICARDOY su mujer, ¿no preferiría saber la verdad?ALBERTOIgual la sabe... o se la imagina. Pero mira para otro lado y todos ganamos. Así que volviendo a su pregunta: vivo mejor que muchos y controlo mi vida. Creo que se puede decir que soy más feliz que la mayoría.

Sinopsis de otras microhistorias.

1. La chica actual.

Mujer de algo menos de 30 años, desinhibida, capaz de hablar de las cues-tiones más personales sin ningún recato y más para echar unas risas que para soltar la lágrima. ¡Que los disgustos no se los puede tomar una muy en serio! Uno de los tópicos que dice “combatir”: los hombres no escuchan.

“El otro día paseaba con Rafa, mi novio, por el centro comercial. Yo iba largando: ¿No te parece increíble? Cuca y Jordi después de 15 años juntos y van y se separan. Es que no me lo puedo creer, ellos que eran la pareja perfecta. Aunque pensándolo bien, lo suyo no era normal. Era imposible que fueran siempre, como siameses, juntos a todas partes. Vamos, si él la esperaba en la puerta cada vez que iba al baño…. Y mira que iba veces. La tía debía tener incontinencia porque prácticamente vívia allí…”

Y Rafa, de lo más atento: “¿Sí? ¿De veras? ¿Y eso? Muy fuerte, la verdad.” Esto es lo que sale por su boca, pero su pensamiento complet sería así: “A las 21:15 empieza el partido (¿Sí?). Así que tengo que conseguir meter a ésta en casa. Antes de las 20,30 que empieza el previo (¿De veras?). Mierda… no tengo cervezas frías en la nevera (¿Y eso?). Tendré que ver con que excusa la llevo a la gasolinera. Allí si las tienen bien fresquitas (Muy fuerte, la verdad).

En conclusión, Rafa, como tantos otros, no es que no escuche, es que vive en otro mundo y le importa un bledo lo que ocurre en el nuestro.

2. El fotógrafo.

Ricardo sale del chiringuito del puerto, cuando no hace más que arrancar, al girar una esquina, junto a una �nca vieja, le da el alto un hombre vestido de traje de unos 40 años. Sube rápidamente en el asiento del copiloto, Ricardo sorprendido de que suba delante quit,a tan rápido como puede, los libros y cd’s que le acompañan sobre el asiento. “Al aeropuerto, rápido” dice Raúl, mientras saca un móvil de su chaqueta. “Hola, ¿Qué tal? ¿Cómo van los niños? Llego sobre las 9, si no pierdo el vuelo… ha sido una reunión muy intensa cariño, creo que los tengo en el bote, te lo cuento a la noche, besos, te quiero”.

Ricardo en silencio vuelve a subir el volumen de la radio, suena “Y sin embargo” de Sabina. Conduce en silencio mientras Sabina canta “un rato cada día, ya ves, te cambiaría por cualquiera…”, Raul mira hacia fuera con la mirada abstraída. De repente Ricardo dice casi para sí mismo “Canta bien la Olga Román esta”, “¿Cómo?” pregunta Raúl. “La chica que cantaba con Sabina en los conciertos de Sabina y Cia” una voz preciosa ¿le gusta Sabina?” Pregunta a Raul, que con el gesto torcido y casi enfadado porque Ricardo se haya dirigido a él, le espeta: “Llego tarde al aeropuerto”. Ricardo vuelve a concentrarse en la carretera entendiendo la negativa de Raul. Piensa que es extraño que su cliente haya hablado que venía de una reunión cuando en los alrededores del aeropuerto no hay o�cinas, tan sólo bares sucios que abren 24 horas al público, algún hostal de mala muerte y casas bajas de familias humildes afectadas por la especulación.

La mente de Ricardo comienza a imaginar y de repente vemos a Raul quitán-dose la ropa de calle en una casa humilde aunque con mucho estilo, está en el cuarto de su amante, aparece ella (Rebeca) con expresión sonriente y somnolienta, Raul comienza a ponerse un traje y a guardar los jeans y camiseta en el armario de Rebeca, ella intenta molestarle para evitar que se vuelva a poner el traje, mietras hablan de cuándo se volverán a ver.

De repente suena la voz de Raul de forma más real, Ricardo sale de la ensoñación y pregunta un “¿Cómo?” casi por inercia “digo que la culpa es mía, supongo que no acostumbra a que la gente se le siente delante, por eso se ha dirigido a mí, tengo tanta prisa que no controlo mis modales”, no se disculpe por los “modales” si realmente no quiere hablar conmigo no tiene

por qué hacerlo, no entiendo esa gente que piensa que todos los taxistas somos unos charlatanes, si usted no quiere hablar, no hablamos” Ricardo sabe que realmente todos los taxistas son unos charlatanes y él aún más. No entiende un viaje sin mediar palabra, a él le gusta la gente, le encanta pensar en cómo serán las vidas de sus clientes e imaginar de dónde vienen. “Real-mente con que usted me diga a dónde se dirige me basta para cumplir mi trabajo”. Raul se revuelve en el asiento mientras le contesta “En realidad no vengo de una reunión, soy fotógrafo, mi mujer no lo sabe, le digo que voy a reuniones que conseguirán sacarnos del bache económico en el que estamos metidos pero no es así, en realidad ni siquiera me reúno con mis amigos, me dedico a salir y fotogra�ar a gente que está peor que yo”. Ricardo había pensado que el motivo por el que viajaba este hombre era por ser in�el a su mujer con alguien ajeno a todas sus taras, todos los problemas cotidi-anos… y resulta que es un fotógrafo que engaña a su mujer con su cámara. Vacila un poco pero decide hacer una pregunta “¿Y coge usted un avión para hacer fotos a personas más necesitadas que usted?”, Raul contesta “No, hombre, no, he aprovechado para ver a mi madre, es ATS en el hospital” La madre de Raul trabaja en el hospital donde Ricardo estuvo en coma y donde perdió el rastro de su hijo. Raul comienza a contar su vida al taxista, es consci-ente de que se ha sentado en el asiento de delante por alguna razón psicológica, en realidad necesita hablar, necesita contar sus problemas a alguien que situa como neutral en su vida. Empieza a contar que su madre está muy agotada pero que todavía le queda para jubilarse, que perdió su trabajo en el norte y que ahora se siente atrapado allí porque tiene una letra hipotecaria que pagar, habla de que desearía poder estar con su madre y ayudarla y que su matrimonio no funciona porque todo ha salido mal desde que llegaron a esa ciudad donde siempre está lloviendo.

Ricardo está como extasiado pensando en la posibilidad de que la madre de ese cliente sepa algo sobre su hijo, están a punto de terminar el trayecto y no sabe como introducirse en el monólogo que su cliente ha iniciado, el cual ahora lamenta la corrupción en su ciudad y la dura situación que se vive a nivel global y se lamenta de que lo único que sabe hacer es fotogra�ar y engañar a su mujer. Ricardo comienza a hablar de la importancia de la fotografía y le agradece que se dedique a fotogra�ar a gente que ha sido marginada. Habla de Valle Inclán le cuenta cómo este perdió la mano, también habla del signi�cado de la palabra “esperpento”, El fotógrafo le escu-cha atentamente aunque nervioso porque va a llegar tarde al vuelo. Se da

cuenta de que ya no va a poder facturar su maleta y se lo dice a Ricardo. En este momento Ricardo encuentra la ocasión para poder volver a ver a este hombre e intentar acceder a su madre. “Podrías dejarme a mí la maleta, sé que tendrías que con�ar en mí pero yo te la guardaré, de hecho si la vivienda de tu madre me viene de paso en algún viaje se la puedo llevar yo o incluso al hospital, desgraciadamente hago muchos viajes allí”. Raul no entiende tanta amabilidad por parte del taxista pero acepta pues no puede perder el vuelo y volver a comprar otro.

Cuando acepta y va a bajar del coche, mientras saca de la maleta lo que se llevará en los bolsillos recibe una llamada a la que contesta “Si, lo sé, yo también te echaré de menos, volveré pronto cariño, te lo prometo”. Ricardo se da cuenta de que �nalmente este hombre sí que tiene una amante pero no le saca el tema, no al menos de forma directa. Cuando Raul ya ha colgado el teléfono, Ricardo le pide la dirección de su madre. Se dan los teléfonos.

Ricardo le da también el número de taxi y su número de teléfono. Una vez que Raul paga el viaje y mira desorientado hacia el aeropuerto, cuando está a punto de salir, Ricardo le llama la atención y le regala un CD. El que estaba sonando, “Sabina y Cia”, y quedan que hablarán durante los días próximos para entregar la maleta. Le dice que escuche la intro de “Y sin embargo” con la voz de Olga Román; que sólo así podrá entender el corazón de una mujer herida. Raul no lo entiende pero agradece el gesto y el CD.

Ricardo le llamará en los próximos días y será entonces cuando le pregunte sobre la posibilidad de preguntarle a su madre por su hijo.

3. La joven y la huida.

Helena espera con ansia la resolución que le dará el pasaporte para una nueva vida. Mira cada día el correo electrónico, el buzón. Hoy recibe la noti�-cación que podría signi�car el cambio de rumbo en su camino y en la que tiene puestas todas sus esperanzas.Sueña con dejar su trabajo mecánico y vacío en un restaurante para dedic-arse al cine, que es lo que le da vida. Piensa en lo afortunada que será cuando le pueda dedicar todo su tiempo y energía a construir un futuro sobre aquello que más le gusta.

Ella sabe que reúne de sobra todos los requisitos para la concesión de la beca. Ha escogido como destino el sur de Francia, para no ir muy lejos de aquí y para tener a su lado el mar y la luz que le fascinan de esta ciudad. Pero

Anexo 02: Microhistorias

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está preocupada por los recortes. Las partidas destinadas a educación son cada vez más reducidas y ella no tiene más posibilidad que la ayuda del Estado. Sus numerosos trabajos basura le han dado poco más que para sobrevivir.

Eso sí, vive sola. Es una persona con tesón y constancia. Metódica y organi-zada. Algo maniática, decidió hace tiempo que no quería compartir hogar con nadie. No tiene nada que la ate aquí y necesita un cambio de aires después de aquella última relación fallida y enfermiza, germen de sus proyectos futuros y de sus ganas de darle un giro a su vida. Por aquello de “todo cambio es para mejor”.

Fuma, bebe café, medita sobre todo lo que le ha pasado estos dos últimos y desafortunados años y sobre lo que quiere que le pase en los dos próximos. Quiere comparar el cine francés con el español y tiene preparada una investi-gación al respecto y algunos contactos académicos en Francia.

La frustración persigue a Helena desde hace tiempo. No le importa donde ir, sólo quiere huir. No suele coger taxis, pero busca uno desesperadamente esta vez. Va cargada y tiene prisa, aunque no tiene un rumbo de�nido. Y adelanta camino a pie. Por �n, para un taxi y sube. “¿Dónde vamos?”. Inter-cambian una mirada de desconcierto y ella responde: “Lejos”.Encuentra en el taxi de Ricardo un escondite perfecto. La música la distrae, suena jazz desconocido, pero terapéutico para ella. Ricardo arranca seguro, como si conociera el lugar perfecto adonde tienen que ir. Siente la huida de Helena como la suya, no necesita saber qué le ocurre. Pero convencido de que necesita distraerse pone una película sin preguntar. Sin saber cómo la pelicula francesa que pone Ricardo, signi�ca conecta intimamente con ella.

“Disfruta del presente y que el futuro no te paralice”. Es el cosejo que encaja con el estado actual en la vida de Helena y que Ricardo intenta explicar: Iniciar un nuevo proyecto de vida es un momento excepcional. No puedes permitir que nada lo ensombrezca. No cargues en tu mochila los fracasos del pasado. Ni dejes que el miedo al futuro te afecte. El miedo es una emoción heredada de nuestros antepasados homínidos, que absorbe todas nuestras energías para emplearla en la lucha o la huida. Pero si no se le da un uso inmediato, paraliza. Una buena forma de cargar las pilas del bienestar es visualizar, imaginar en imágenes, lo bueno que te va a suceder. Y esto no es

una ingenuidad, es una inversión. Ya sabes que el optimismo atrae el éxito y el pesimismo al fracaso.

4. El gay

Adán sube al taxi con muchísima prisa, vestido de chaqueta, con una �or en el bolsillo pequeño de la chaqueta. Tiene un bebé en brazos. “Buenas tardes, al Ayuntamiento, por favor”. “Parece que llega tarde a una boda“, piensa Ricardo. Adán (dirigiéndose al bebé) “Pequeñín, verás que sorpresa se lleva la familia cuando te vea”.

Ricardo decide distraerlo con una broma musical y deja sonar “Misión Imposible” de Michael Giacchino. Adán se ríe y comenta “ojalá no sea imposible, porque soy el novio!”. “Enhorabuena. Pero no se preocupe, estamos cerca. El pequeño está bastante tranquilo, probablemente se lo esté transmitiendo usted”.

Adán sonríe y se encoge de hombros. Suena jazz. La decisión está tomada desde hace tiempo y ya no hay lugar para dudas. Quizá ya no vuelvan a tener esta oportunidad y toda la familia está contentísima. Lo que mejor ha salido de todo y lo impulsa a seguir es el pequeño que tiene en brazos.“Esperamos que todo salga bien. Nos ha costado muchísimo �jar una fecha.” Ricardo acelera colándose entre el trá�co. “Al parecer, hay una avalancha de bodas desde el cambio de gobierno… Estamos preocupados por si se di�cultan las cosas para nosotros en estos años que vienen.” Continúa Adán.“Yo también me casé por lo civil. Siempre son tiempos difíciles para los osados.”

Hacen cuentas. Baja del coche con el nene el brazos. Lo reciben sus padres y parte de la familia. “Vamos, vamos! Te estábamos esperando!”. Todas las miradas de los presentes se centran automáticamente en el bebé, con reacciones d todo tipo. Dentro, Adán y Enrique se abrazan y comienza la ceremonia.

Ricardo le anima: Sea cual sea la reacción de la familia, no te puede afectar. Es tan fuerte al emoción del amor que sientes por tu hijo que te sirve de escudo protector. Dicen los cientí�cos que el cerebro no puede procesar al mismo tiempo dos emociones contrapuestas. Si ocupas tu mente con el amor no dejas espacio al reproche o la incomprensión de la familia. Sobre los sentimientos que ellos tengan, nada puedes hacer. Es su problema, pero si te lo propones, no pueden hacer mella en tí.

5. Catalina

Catalina sube al taxi de Ricardo regularmente. Ella, su hijo Carlos y su madre viven cerca de la zona donde descansa Ricardo y suele hacer desplazamien-tos cotidianos, que de otro modo le harían perder mucho tiempo, dice. Siem-pre hablan de tramas banales e historias cotidianas. Una mujer madura, casti-gada por los años, pero muy atractiva. Su ritmo de vida le produce algunos trastornos de salud, pero sigue siendo muy vivaz.

De alguna manera, Ricardo se siente atraído por ella, pero tiene la sensación de no poder conectar. Algo que, precisamente no le suele pasar. Catalina es independiente, cuida de su pequeño y de su madre, que está muy enferma. Los adora a ambos, pero tiene miedo de quedarse sola. Madre soltera, con estudios secundarios, vivió di�cultades económicas, pero empezó a ganar dinero hace unos años.En la historia que nos ocupa, Catalina acude al taxi de Ricardo directamente a la parada. Está apurada, tiene el rostro desencajado y los ojos de recién llorar. Hacía semanas que no la veía. “¿Cómo estás, Cata? ¿Todo bien? No te he visto en mucho tiempo”. “Llévame al hospital, Ricardo, rápido. Mi madre está allí, he recibido una llamada y creo que no le queda mucho”. “Lo siento, Cata ¿Está Carlos en casa?”, preocupado. “Sí, lo he dejado con una amiga”. Hace una larga pausa y mira a Ricardo por el retrovisor “¿Crees que me quedaré sola? Mi pequeño crecerá y también se irá…”, la frase se diluye y ella se recuesta en el asiento, agotada. Los pensamientos se atropellan en su cabeza desordenados en forma de miedos y dudas. Se desahoga con Ricardo camino al hospital “Creo que voy a dejar mi trabajo. Ya tengo ahorrado su�ciente para dedicarle tiempo a mi hijo y a mi vida. Estoy cansada de esconderme.”

Ricardo no sabe cuál es su trabajo, pero la historia cobrará sentido cuando vea a Catalina, más adelante, “acompañando” a un hombre distinto cada noche. Al verla, el mismo Ricardo recordará su última frase: “Estoy harta de esconderme”.

Page 15: Microhistorias

Personajes que suben al taxi y aprovechan la empatía de Ricardo para desa-hogarse contando sus vidas. Pueden ser esporádicos o �jos. Ricardo les regala un consejo, un tema musical o una escena de pelicula que pueda servirles de guía.

Estas microhistorias nutrirán los webisopios de la webseie.

MICROHISTORIAS 01Loco por el motor. Duración: 2:30 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera: Un maestro muy sabio me enseñó la clave de la felicidad. El placer individual no existe. La felicidad o es compartida o no es felicidad.

El cliente ya está sentado y con el cinturón abrochado. Es un hombre maduro pero atractivo, delgado, con el pelo largo, donde abundan las hebras canosas, sujeto en una coleta. Apenas se aprecian la piernas anormalmente �nas, con las rodillas juntas giradas hacia un costado.

RICARDO (siempre voz out): No se arregla mal con la silla de ruedas.CLIENTE: Soy buen conductor.RICARDO: Y lleva mucho tiempo con este “vehículo”.CLIENTE: Unos cinco años, parece un trasto pero tiene muchas ventajas. No sabe lo que ahorro en calzado. RICARDO: Y siempre tiene asiento en el cine o en un concierto.CLIENTE (sonriendo): ¡Y todo va sobre ruedas!

(El taxi circula por las calles de la ciudad) RICARDO: (mirando por el espejo retrovisor) ¿Qué música le gusta? CLIENTE (que estaba mirando por la ventanilla): Solo la buena. RICARDO (voz out): Alguna preferencia: ¿clásica, rock, jazz? CLIENTE: Hoy agradecería una buena balada de jazz.

llegó al puerto! ¡Si no lo agarro, hay que pescarlo como un atún! Si, el yate se queda por ahora en el náutico de Valencia. ¡Oye! Esta hay que repetirla. Vale, nos vemos.LA RADIO… el gobernador del Banco de España advierte que la situación es de extrema gravedad. Cada dia que pasa sin tomar medidas drásticas aumenta el riesgo de una intervención de la Unión Europea que...ALBERTOPor Dios, no puede quitar ese rollo. Van a conseguir amargarme el día. RICARDODe acuerdo. Que tal un poco de música. ¿Un ritmo caribeño?(Suena Con poco coco, BSO de Chico y Rita)ALBERTOPerfecto. Muy apropiado. Disculpe pero no soporto a los agoreros que solo saben meter el miedo en el cuerpo a los borregos que les escuchan.RICARDONo cree que la situación esté tan mal como dicen.ALBERTODepende del nicho en que te muevas. Si has arramblado con todos los crédi-tos de los bancos para construir urbanizaciones y ahora te las tienes que comer con patatas, estas jodido. Per si has sido listo y mueves el dinero con inteligencia, puedes hacer de la crisis una oportunidad.RICARDOLe felicito por su suerte. Pocos pueden decir lo mismo.(suena el teléfono y Alberto lo atiende)ALBERTOPili, hola amor. Si de camino al aeropuerto. Bueno es que las reuniones se han hecho eternas. Ya sabes como son estos catalanes. Si, a dormir a casa. Un beso a los peques. ¡Chao!

¿Por donde íbamos? ¡Ah! De suerte nada. Soy asesor �nanciero y dirijo las inversiones de mucho pez gordo. Si hago bien mi trabajo, ellos ganan y yo gano. A mi nadie me ha regalado el dinero. Lo que tengo me lo he currado yo. La diferencia es que se vivir la vida. Por ejemplo he estado navegando por las Islas dos semanas con la familia. Mi mujer y mis hijos encantados, con el yate de cala en cala. Pero hace 5 días ya no podía más. Los envié para Madrid e inventé unas reun-iones en Roma y Barcelona. Vinieron 3 de mis mejores amigos y nos monta-

mos una juerga inolvidable. Trajeron unas tías para nada remilgadas. Empezamos a beber y a follar hasta perder la noción del tiempo. Los vecinos de pantalán alucinaban con nosotros. Con lo dientes tan largos que han dejado hecha unos zorros la cubierta de teca. Pero hay que saber hacerlo. Es una cuestión de equilibrio y sentido común. Si pagas sabes que no vas a tener problemas. Yo no soy como esos capullos que se tiran una amante y se enamoran. Esos si son unos pringados, porque tarde o temprano la situación te estalla. Yo vuelvo a casa tan tranquilo. Sin muertos en el armario. Mañana he quedado con mis hijos para ir al concierto de Bruce Spreenting. Ellos y mi mujer me adoran. Tienen todo lo que necesi-tan y a cambio solo les pido responsabilidad y respeto.RICARDO¿Usted diría que es feliz?ALBERTOLa felicidad, como estado vital no existe. Hay instantes intensos que hay que exprimir al máximo. Como la juerga de estos días... o como el mes pasado en Japón. Llegué con unos tíos que conocían un centro Zen. Un lugar auténtico; no un montaje para turistas. Penetrar en un sitio así es algo muy especial. Allí se vive una espiritualidad primigenia. Algo que aquí hemos olvidado. Nada que ver con la rutina de los ritos católicos. Aunque no quieras te va calando como una niebla densa. Una experiencia irrepetible... En momentos así eres feliz.RICARDOPero para el budismo precisamente la auténtica felicidad no es un destello, sino un equilibrio permanente.ALBERTOBueno, si vives aislado en un convento, con la cabeza rapada y vestido solo con una túnica, te puedes permitir ese lujo. Pero en el mundo real para disfrutar de esos placeres hay que ganárselos. Aquí no puedes ser blando ni con la competencia ni con los empleados: o matas o mueres. No puedes ir con monsergas. Para mantenerse en primera �la hay que ser muy bueno y tener un temple de acero. Los hay con una suerte del carajo, que se pavo-nean a bordo de yates de 30 millones, solo porque han dado el pelotazo de su vida. Pero en �n no quiero hacerme mala sangre... RICARDODisculpe la pregunta, esa pelea constante ¿no le crea ansiedad?ALBERTOEn los negocios tienes de todo. Días de euforia y días que matarías a todo

RICARDO (voz out: A ver que le parece esto.

(Las manos del taxista remueven los CD del asiento del copiloto hasta dar con el de Billie Holliday. Lo introduce en la ranura y comienza a sonar Just one of those things). CLIENTE: Esa voz! No hay mejor compañía al volante. RICARDO (siempre voz out): ¿Le gusta conducir? CLIENTE: Siempre me ha gustado todo lo que tiene que ver con el motor...RICARDO: Como a�cionado.CLIENTE: ¡Que va! He participado en un montón de rallies. Cuando me dió por el 4 x 4, cada �n de semana el Suzuki iba directo de la montaña al taller. RICARDO: Y por ahí llegó el accidente.CLIENTE: No. Esto ha venido poco a poco. Esclerosis múltiple. Y lo peor es que no se para aquí. La cabrona sigue a lo suyo.RICARDO: Ha debido ser duro.CLIENTE: No puedo decir que no. Si fuera de los que miran hacia atrás, podría desesperarme. Pero si me centro en lo que hago cada día... llevo una buena vida.RICARDO: Vivir el presente. Gozar cada momento. Liberarnos del peso del pasado, que ya no existe, y no agobiarse por lo que vendrá, por que aún no es. Es la única actitud que funciona.CLIENTE: Eso y no renunciar a nada, porque si. Para seguir haciendo el cafre, formé un club de karts. Pero un par de trompos amenazaron con estropear lo poco que me funciona. Así que lo dejé. Con el coche adaptado no puedo correr, pero si viajar. Me encanta recorrer de buena mañana una carretera llena de curvas!

(El taxista cambia de marcha)CLIENTE: Para competir he optado por el handbike. ¿Lo conoce?RICARDO: No, pero por el nombre me hago una idea.CLIENTE; O sea un triciclo que pedaleas con las manos. He corrido varias Maratón y es una gozada ir alcanzando las metas que te vas marcando... Pero no hay nada como el apoyo de los amigos. RICARDO: En todas las fórmulas de la felicidad hay un elemento común: la amistad.CLIENTE: Sabe? Lo mejor de mi situación es que tengo más tiempo para cuidar a los amigos. Cada mañana, después de unos minutos de meditación

y varios kilómetros con el triciclo, me siento delante del ordenador y el teléfono a atender a los que me quieren.Puedo llegar a ser muy pesado. Hasta me regalaron un viaje, con tal de que los dejara en paz unos días. Pero en el fondo todos agradecen que alguien piense en ellos, organice las excursiones, los encuentros, las cenas... RICARDO: A veces la gente olvida decir que quiere a los que quiere.CLIENTE: Les ha costado un poco, pero creo que eso lo están asimilando. En �n, hay días jodidos, en que el cuerpo no te deja en paz. Pero si algo he aprendido es que se puede ser feliz sin gozar de buena salud. La verdad es que... bien pensado... yo podría decir... que soy feliz. Suena Just one of those things por Billie Holiday.

MICROHISTORIAS 02La vida como un calcetín. Duración: 3:25 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:Cuentan que en un pasado remoto los humanos eramos dioses. Pero abusa-mos de nuestros privilegios y la vida nos retiró el poder divino. Pensó esconderlo en el fondo de los océanos, en la luna... pero decidió enterrarlo donde nunca se les ocurriría buscar a los hombres: en el fondo de su corazón.Rosa, una mujer de unos 40 años, elegante pero con el pelo y la ropa algo desaliñados, entra en el taxi de Ricardo. A través de la ventanilla se ve la puerta de un hospital. Rosa mira con atención el aspecto del interior: CD's de jazz, fotos de películas, libros en la bandeja. Suena I waited for you, de Miles Davis.RICARDO (cambiando la señal de Libre. voz en out): ¿Una mala noche?ROSA (gesto de inmenso cansancio).RICARDO (cambiando de marcha): A menudo a la luz del día las cosas no se ven tan negras. ROSA: Dudo que tengan otro color.RICARDO: ¿Un familiar?ROSA: Mi... mi marido. Por ahora.RICARDO (tras una breve pausa): ¿Le molesta la música?ROSA (ausente, mirando por la ventanilla) No, por favor... déjela. RICARDO: A veces las palabras o la música no pueden dar consuelo, pero sí

compañía.ROSA (como volviendo de sus pensamientos): Hoy soy mala compañía. De golpe, mi mundo se ha dado la vuelta como un calcetín. Ayer era una cosa y hoy... mi matrimonio... mi vida... RICARDO (voz en out; el taxi circula por la ciudad. Rosa se vuelve hacia el retrovisor): Es un poco como en los dibujos animados, ¿No? El suelo que pisas desaparece y quedas momentáneamente en el aire. Sabes que vas a caer al fondo y no encuentras donde asirte.ROSA (ensayando una sonrisa forzada): Algo así. (De golpe estalla como si se hubiera soltado el tapón,) Es que nada está donde debe estar: familia, salud, amigos... Ayer recibo una llamada de un hotel. Mi marido, que se alojaba con su secretaria, había tenido un ataque y parecía algo serio. Al llegar al hospital me encuentro a la tipa esa llorando y a Mario entre la vida y la muerte. Hablo con mi mejor amiga y ella “¡Ay nena! Que mal me sabe que te enteres así”... Resulta que todos estaban al tanto de la situación. ¡Lo que se habrán reído a mi costa! ¡Y yo sin sospechar nada!. Si es que para esto soy una inútil. Con�ada no, ¡subnormal! Lo tenía ante mis ojos y no lo veía... (breve pausa).No es que las cosas fueran de maravilla. Llevábamos un tiempo más fríos que el mármol. Pero todo lo achacaba a la presión en el trabajo. A la crisis. Que se yo... Pero fíjese si soy tonta que yo le quiero... bueno le quería... le quiero...(Ricardo cambiando de marcha)ROSA: ¿Y ahora que hago? El médico dice que puede quedar impedido no se sabe el tiempo. ¡No lo puedo abandonar así! Aunque merecérselo, se lo merece. RICARDO (en out. Rosa escucha mirando al retrovisor): Son muchos sentimientos peleando entre si. Necesita un poco de calma para distanciarse de ellos e intentar ponerlos en su sitio.ROSA: ¿Y de dónde saco la calma, con la que me está cayendo?RICARDO: ¿Alguna vez ha hecho meditación? Sirve, entre otras cosas, para eso. ROSA: Pero evadiéndome no resolveré nada.RICARDO: El objetivo no es evadirse. Al contrario. Se trata de disponer la mente para que pueda mandar sobre los sentimientos. Por que ahora son ellos los que la sacuden sin darle un segundo de respiro. Y a partir de ahí descubrir que sólo le afectan si usted les da ese poder. ROSA: Suena razonable pero complicado. Yo nunca he sido de meterme para dentro.

RICARDO: Para empezar hay técnicas muy sencillas que le puedo enseñar. ROSA: Vale. Pongamos que dejo la mente en blanco. ¿Y ahora qué? En cuanto salga del trance se vuelve a liar.RICARDO: Antes de que los sentimientos negativos se abran paso, necesita centrarse en si misma. Ver si se conoce lo su�ciente. Repasar cuales son sus fortalezas. Recrearse en ellas. Renovarlas. Y descubrir sus debilidades. Rela-tivizarlas. Aparcarlas en el pasado.ROSA: ¿La típica consigna de sé tu misma?RICARDO: Todo lo típico tiene algo de verdad. Pero no vale decir: ”yo soy así y no puedo cambiar”. Es descubrir las cosas buenas que todos tenemos. Y reconocer las no tan buenas para, cuándo se presenten, poder decirles: “os conozco y no voy a dejar que me dominéis”ROSA: Y todo lo demás: la parálisis de Mario, mi matrimonio, la traición de losamigos, mi hijo que no se entiende con su padre.. ¿Para cuándo lo dejo?RICARDO: Ya vendrá. Pero antes debe cargar las pilas de autoestima... Saber que es usted quien decide, sin interferencias, si ama a su marido o no, si perdona a los amigos o los manda a paseo... (El taxi se detiene junto a la acera)RICARDO: Bueno ya hemos llegado. Déjeme que le envíe una canción.(En la pantalla del Ipod, pulsa “enviar” al tema Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten.ROSA: ¿Nos volveremos a ver?RICARDO: Yo siempre ando por ahí.Suena la canción Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten (relajacion, mantra)

MICROHISTORIAS 03El amo del mundo. Duración 3:30 min

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opción: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:

Alberto, un hombre maduro, luce ropa deportiva de marca, tipo naútica. Se instala en el asiento del taxi sin dejar de hablar por teléfono.ALBERTO(Al taxista) Al aeropuerto. (por teléfono) ¡Menuda mierda llevaba cuando

quisque. Pero ese es el juego. Si no lo sabes jugar, quédate de funcionario.RICARDOY su mujer, ¿no preferiría saber la verdad?ALBERTOIgual la sabe... o se la imagina. Pero mira para otro lado y todos ganamos. Así que volviendo a su pregunta: vivo mejor que muchos y controlo mi vida. Creo que se puede decir que soy más feliz que la mayoría.

Sinopsis de otras microhistorias.

1. La chica actual.

Mujer de algo menos de 30 años, desinhibida, capaz de hablar de las cues-tiones más personales sin ningún recato y más para echar unas risas que para soltar la lágrima. ¡Que los disgustos no se los puede tomar una muy en serio! Uno de los tópicos que dice “combatir”: los hombres no escuchan.

“El otro día paseaba con Rafa, mi novio, por el centro comercial. Yo iba largando: ¿No te parece increíble? Cuca y Jordi después de 15 años juntos y van y se separan. Es que no me lo puedo creer, ellos que eran la pareja perfecta. Aunque pensándolo bien, lo suyo no era normal. Era imposible que fueran siempre, como siameses, juntos a todas partes. Vamos, si él la esperaba en la puerta cada vez que iba al baño…. Y mira que iba veces. La tía debía tener incontinencia porque prácticamente vívia allí…”

Y Rafa, de lo más atento: “¿Sí? ¿De veras? ¿Y eso? Muy fuerte, la verdad.” Esto es lo que sale por su boca, pero su pensamiento complet sería así: “A las 21:15 empieza el partido (¿Sí?). Así que tengo que conseguir meter a ésta en casa. Antes de las 20,30 que empieza el previo (¿De veras?). Mierda… no tengo cervezas frías en la nevera (¿Y eso?). Tendré que ver con que excusa la llevo a la gasolinera. Allí si las tienen bien fresquitas (Muy fuerte, la verdad).

En conclusión, Rafa, como tantos otros, no es que no escuche, es que vive en otro mundo y le importa un bledo lo que ocurre en el nuestro.

2. El fotógrafo.

Ricardo sale del chiringuito del puerto, cuando no hace más que arrancar, al girar una esquina, junto a una �nca vieja, le da el alto un hombre vestido de traje de unos 40 años. Sube rápidamente en el asiento del copiloto, Ricardo sorprendido de que suba delante quit,a tan rápido como puede, los libros y cd’s que le acompañan sobre el asiento. “Al aeropuerto, rápido” dice Raúl, mientras saca un móvil de su chaqueta. “Hola, ¿Qué tal? ¿Cómo van los niños? Llego sobre las 9, si no pierdo el vuelo… ha sido una reunión muy intensa cariño, creo que los tengo en el bote, te lo cuento a la noche, besos, te quiero”.

Ricardo en silencio vuelve a subir el volumen de la radio, suena “Y sin embargo” de Sabina. Conduce en silencio mientras Sabina canta “un rato cada día, ya ves, te cambiaría por cualquiera…”, Raul mira hacia fuera con la mirada abstraída. De repente Ricardo dice casi para sí mismo “Canta bien la Olga Román esta”, “¿Cómo?” pregunta Raúl. “La chica que cantaba con Sabina en los conciertos de Sabina y Cia” una voz preciosa ¿le gusta Sabina?” Pregunta a Raul, que con el gesto torcido y casi enfadado porque Ricardo se haya dirigido a él, le espeta: “Llego tarde al aeropuerto”. Ricardo vuelve a concentrarse en la carretera entendiendo la negativa de Raul. Piensa que es extraño que su cliente haya hablado que venía de una reunión cuando en los alrededores del aeropuerto no hay o�cinas, tan sólo bares sucios que abren 24 horas al público, algún hostal de mala muerte y casas bajas de familias humildes afectadas por la especulación.

La mente de Ricardo comienza a imaginar y de repente vemos a Raul quitán-dose la ropa de calle en una casa humilde aunque con mucho estilo, está en el cuarto de su amante, aparece ella (Rebeca) con expresión sonriente y somnolienta, Raul comienza a ponerse un traje y a guardar los jeans y camiseta en el armario de Rebeca, ella intenta molestarle para evitar que se vuelva a poner el traje, mietras hablan de cuándo se volverán a ver.

De repente suena la voz de Raul de forma más real, Ricardo sale de la ensoñación y pregunta un “¿Cómo?” casi por inercia “digo que la culpa es mía, supongo que no acostumbra a que la gente se le siente delante, por eso se ha dirigido a mí, tengo tanta prisa que no controlo mis modales”, no se disculpe por los “modales” si realmente no quiere hablar conmigo no tiene

por qué hacerlo, no entiendo esa gente que piensa que todos los taxistas somos unos charlatanes, si usted no quiere hablar, no hablamos” Ricardo sabe que realmente todos los taxistas son unos charlatanes y él aún más. No entiende un viaje sin mediar palabra, a él le gusta la gente, le encanta pensar en cómo serán las vidas de sus clientes e imaginar de dónde vienen. “Real-mente con que usted me diga a dónde se dirige me basta para cumplir mi trabajo”. Raul se revuelve en el asiento mientras le contesta “En realidad no vengo de una reunión, soy fotógrafo, mi mujer no lo sabe, le digo que voy a reuniones que conseguirán sacarnos del bache económico en el que estamos metidos pero no es así, en realidad ni siquiera me reúno con mis amigos, me dedico a salir y fotogra�ar a gente que está peor que yo”. Ricardo había pensado que el motivo por el que viajaba este hombre era por ser in�el a su mujer con alguien ajeno a todas sus taras, todos los problemas cotidi-anos… y resulta que es un fotógrafo que engaña a su mujer con su cámara. Vacila un poco pero decide hacer una pregunta “¿Y coge usted un avión para hacer fotos a personas más necesitadas que usted?”, Raul contesta “No, hombre, no, he aprovechado para ver a mi madre, es ATS en el hospital” La madre de Raul trabaja en el hospital donde Ricardo estuvo en coma y donde perdió el rastro de su hijo. Raul comienza a contar su vida al taxista, es consci-ente de que se ha sentado en el asiento de delante por alguna razón psicológica, en realidad necesita hablar, necesita contar sus problemas a alguien que situa como neutral en su vida. Empieza a contar que su madre está muy agotada pero que todavía le queda para jubilarse, que perdió su trabajo en el norte y que ahora se siente atrapado allí porque tiene una letra hipotecaria que pagar, habla de que desearía poder estar con su madre y ayudarla y que su matrimonio no funciona porque todo ha salido mal desde que llegaron a esa ciudad donde siempre está lloviendo.

Ricardo está como extasiado pensando en la posibilidad de que la madre de ese cliente sepa algo sobre su hijo, están a punto de terminar el trayecto y no sabe como introducirse en el monólogo que su cliente ha iniciado, el cual ahora lamenta la corrupción en su ciudad y la dura situación que se vive a nivel global y se lamenta de que lo único que sabe hacer es fotogra�ar y engañar a su mujer. Ricardo comienza a hablar de la importancia de la fotografía y le agradece que se dedique a fotogra�ar a gente que ha sido marginada. Habla de Valle Inclán le cuenta cómo este perdió la mano, también habla del signi�cado de la palabra “esperpento”, El fotógrafo le escu-cha atentamente aunque nervioso porque va a llegar tarde al vuelo. Se da

cuenta de que ya no va a poder facturar su maleta y se lo dice a Ricardo. En este momento Ricardo encuentra la ocasión para poder volver a ver a este hombre e intentar acceder a su madre. “Podrías dejarme a mí la maleta, sé que tendrías que con�ar en mí pero yo te la guardaré, de hecho si la vivienda de tu madre me viene de paso en algún viaje se la puedo llevar yo o incluso al hospital, desgraciadamente hago muchos viajes allí”. Raul no entiende tanta amabilidad por parte del taxista pero acepta pues no puede perder el vuelo y volver a comprar otro.

Cuando acepta y va a bajar del coche, mientras saca de la maleta lo que se llevará en los bolsillos recibe una llamada a la que contesta “Si, lo sé, yo también te echaré de menos, volveré pronto cariño, te lo prometo”. Ricardo se da cuenta de que �nalmente este hombre sí que tiene una amante pero no le saca el tema, no al menos de forma directa. Cuando Raul ya ha colgado el teléfono, Ricardo le pide la dirección de su madre. Se dan los teléfonos.

Ricardo le da también el número de taxi y su número de teléfono. Una vez que Raul paga el viaje y mira desorientado hacia el aeropuerto, cuando está a punto de salir, Ricardo le llama la atención y le regala un CD. El que estaba sonando, “Sabina y Cia”, y quedan que hablarán durante los días próximos para entregar la maleta. Le dice que escuche la intro de “Y sin embargo” con la voz de Olga Román; que sólo así podrá entender el corazón de una mujer herida. Raul no lo entiende pero agradece el gesto y el CD.

Ricardo le llamará en los próximos días y será entonces cuando le pregunte sobre la posibilidad de preguntarle a su madre por su hijo.

3. La joven y la huida.

Helena espera con ansia la resolución que le dará el pasaporte para una nueva vida. Mira cada día el correo electrónico, el buzón. Hoy recibe la noti�-cación que podría signi�car el cambio de rumbo en su camino y en la que tiene puestas todas sus esperanzas.Sueña con dejar su trabajo mecánico y vacío en un restaurante para dedic-arse al cine, que es lo que le da vida. Piensa en lo afortunada que será cuando le pueda dedicar todo su tiempo y energía a construir un futuro sobre aquello que más le gusta.

Ella sabe que reúne de sobra todos los requisitos para la concesión de la beca. Ha escogido como destino el sur de Francia, para no ir muy lejos de aquí y para tener a su lado el mar y la luz que le fascinan de esta ciudad. Pero

Anexo 02: Microhistorias

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está preocupada por los recortes. Las partidas destinadas a educación son cada vez más reducidas y ella no tiene más posibilidad que la ayuda del Estado. Sus numerosos trabajos basura le han dado poco más que para sobrevivir.

Eso sí, vive sola. Es una persona con tesón y constancia. Metódica y organi-zada. Algo maniática, decidió hace tiempo que no quería compartir hogar con nadie. No tiene nada que la ate aquí y necesita un cambio de aires después de aquella última relación fallida y enfermiza, germen de sus proyectos futuros y de sus ganas de darle un giro a su vida. Por aquello de “todo cambio es para mejor”.

Fuma, bebe café, medita sobre todo lo que le ha pasado estos dos últimos y desafortunados años y sobre lo que quiere que le pase en los dos próximos. Quiere comparar el cine francés con el español y tiene preparada una investi-gación al respecto y algunos contactos académicos en Francia.

La frustración persigue a Helena desde hace tiempo. No le importa donde ir, sólo quiere huir. No suele coger taxis, pero busca uno desesperadamente esta vez. Va cargada y tiene prisa, aunque no tiene un rumbo de�nido. Y adelanta camino a pie. Por �n, para un taxi y sube. “¿Dónde vamos?”. Inter-cambian una mirada de desconcierto y ella responde: “Lejos”.Encuentra en el taxi de Ricardo un escondite perfecto. La música la distrae, suena jazz desconocido, pero terapéutico para ella. Ricardo arranca seguro, como si conociera el lugar perfecto adonde tienen que ir. Siente la huida de Helena como la suya, no necesita saber qué le ocurre. Pero convencido de que necesita distraerse pone una película sin preguntar. Sin saber cómo la pelicula francesa que pone Ricardo, signi�ca conecta intimamente con ella.

“Disfruta del presente y que el futuro no te paralice”. Es el cosejo que encaja con el estado actual en la vida de Helena y que Ricardo intenta explicar: Iniciar un nuevo proyecto de vida es un momento excepcional. No puedes permitir que nada lo ensombrezca. No cargues en tu mochila los fracasos del pasado. Ni dejes que el miedo al futuro te afecte. El miedo es una emoción heredada de nuestros antepasados homínidos, que absorbe todas nuestras energías para emplearla en la lucha o la huida. Pero si no se le da un uso inmediato, paraliza. Una buena forma de cargar las pilas del bienestar es visualizar, imaginar en imágenes, lo bueno que te va a suceder. Y esto no es

una ingenuidad, es una inversión. Ya sabes que el optimismo atrae el éxito y el pesimismo al fracaso.

4. El gay

Adán sube al taxi con muchísima prisa, vestido de chaqueta, con una �or en el bolsillo pequeño de la chaqueta. Tiene un bebé en brazos. “Buenas tardes, al Ayuntamiento, por favor”. “Parece que llega tarde a una boda“, piensa Ricardo. Adán (dirigiéndose al bebé) “Pequeñín, verás que sorpresa se lleva la familia cuando te vea”.

Ricardo decide distraerlo con una broma musical y deja sonar “Misión Imposible” de Michael Giacchino. Adán se ríe y comenta “ojalá no sea imposible, porque soy el novio!”. “Enhorabuena. Pero no se preocupe, estamos cerca. El pequeño está bastante tranquilo, probablemente se lo esté transmitiendo usted”.

Adán sonríe y se encoge de hombros. Suena jazz. La decisión está tomada desde hace tiempo y ya no hay lugar para dudas. Quizá ya no vuelvan a tener esta oportunidad y toda la familia está contentísima. Lo que mejor ha salido de todo y lo impulsa a seguir es el pequeño que tiene en brazos.“Esperamos que todo salga bien. Nos ha costado muchísimo �jar una fecha.” Ricardo acelera colándose entre el trá�co. “Al parecer, hay una avalancha de bodas desde el cambio de gobierno… Estamos preocupados por si se di�cultan las cosas para nosotros en estos años que vienen.” Continúa Adán.“Yo también me casé por lo civil. Siempre son tiempos difíciles para los osados.”

Hacen cuentas. Baja del coche con el nene el brazos. Lo reciben sus padres y parte de la familia. “Vamos, vamos! Te estábamos esperando!”. Todas las miradas de los presentes se centran automáticamente en el bebé, con reacciones d todo tipo. Dentro, Adán y Enrique se abrazan y comienza la ceremonia.

Ricardo le anima: Sea cual sea la reacción de la familia, no te puede afectar. Es tan fuerte al emoción del amor que sientes por tu hijo que te sirve de escudo protector. Dicen los cientí�cos que el cerebro no puede procesar al mismo tiempo dos emociones contrapuestas. Si ocupas tu mente con el amor no dejas espacio al reproche o la incomprensión de la familia. Sobre los sentimientos que ellos tengan, nada puedes hacer. Es su problema, pero si te lo propones, no pueden hacer mella en tí.

5. Catalina

Catalina sube al taxi de Ricardo regularmente. Ella, su hijo Carlos y su madre viven cerca de la zona donde descansa Ricardo y suele hacer desplazamien-tos cotidianos, que de otro modo le harían perder mucho tiempo, dice. Siem-pre hablan de tramas banales e historias cotidianas. Una mujer madura, casti-gada por los años, pero muy atractiva. Su ritmo de vida le produce algunos trastornos de salud, pero sigue siendo muy vivaz.

De alguna manera, Ricardo se siente atraído por ella, pero tiene la sensación de no poder conectar. Algo que, precisamente no le suele pasar. Catalina es independiente, cuida de su pequeño y de su madre, que está muy enferma. Los adora a ambos, pero tiene miedo de quedarse sola. Madre soltera, con estudios secundarios, vivió di�cultades económicas, pero empezó a ganar dinero hace unos años.En la historia que nos ocupa, Catalina acude al taxi de Ricardo directamente a la parada. Está apurada, tiene el rostro desencajado y los ojos de recién llorar. Hacía semanas que no la veía. “¿Cómo estás, Cata? ¿Todo bien? No te he visto en mucho tiempo”. “Llévame al hospital, Ricardo, rápido. Mi madre está allí, he recibido una llamada y creo que no le queda mucho”. “Lo siento, Cata ¿Está Carlos en casa?”, preocupado. “Sí, lo he dejado con una amiga”. Hace una larga pausa y mira a Ricardo por el retrovisor “¿Crees que me quedaré sola? Mi pequeño crecerá y también se irá…”, la frase se diluye y ella se recuesta en el asiento, agotada. Los pensamientos se atropellan en su cabeza desordenados en forma de miedos y dudas. Se desahoga con Ricardo camino al hospital “Creo que voy a dejar mi trabajo. Ya tengo ahorrado su�ciente para dedicarle tiempo a mi hijo y a mi vida. Estoy cansada de esconderme.”

Ricardo no sabe cuál es su trabajo, pero la historia cobrará sentido cuando vea a Catalina, más adelante, “acompañando” a un hombre distinto cada noche. Al verla, el mismo Ricardo recordará su última frase: “Estoy harta de esconderme”.

Page 16: Microhistorias

Personajes que suben al taxi y aprovechan la empatía de Ricardo para desa-hogarse contando sus vidas. Pueden ser esporádicos o �jos. Ricardo les regala un consejo, un tema musical o una escena de pelicula que pueda servirles de guía.

Estas microhistorias nutrirán los webisopios de la webseie.

MICROHISTORIAS 01Loco por el motor. Duración: 2:30 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera: Un maestro muy sabio me enseñó la clave de la felicidad. El placer individual no existe. La felicidad o es compartida o no es felicidad.

El cliente ya está sentado y con el cinturón abrochado. Es un hombre maduro pero atractivo, delgado, con el pelo largo, donde abundan las hebras canosas, sujeto en una coleta. Apenas se aprecian la piernas anormalmente �nas, con las rodillas juntas giradas hacia un costado.

RICARDO (siempre voz out): No se arregla mal con la silla de ruedas.CLIENTE: Soy buen conductor.RICARDO: Y lleva mucho tiempo con este “vehículo”.CLIENTE: Unos cinco años, parece un trasto pero tiene muchas ventajas. No sabe lo que ahorro en calzado. RICARDO: Y siempre tiene asiento en el cine o en un concierto.CLIENTE (sonriendo): ¡Y todo va sobre ruedas!

(El taxi circula por las calles de la ciudad) RICARDO: (mirando por el espejo retrovisor) ¿Qué música le gusta? CLIENTE (que estaba mirando por la ventanilla): Solo la buena. RICARDO (voz out): Alguna preferencia: ¿clásica, rock, jazz? CLIENTE: Hoy agradecería una buena balada de jazz.

llegó al puerto! ¡Si no lo agarro, hay que pescarlo como un atún! Si, el yate se queda por ahora en el náutico de Valencia. ¡Oye! Esta hay que repetirla. Vale, nos vemos.LA RADIO… el gobernador del Banco de España advierte que la situación es de extrema gravedad. Cada dia que pasa sin tomar medidas drásticas aumenta el riesgo de una intervención de la Unión Europea que...ALBERTOPor Dios, no puede quitar ese rollo. Van a conseguir amargarme el día. RICARDODe acuerdo. Que tal un poco de música. ¿Un ritmo caribeño?(Suena Con poco coco, BSO de Chico y Rita)ALBERTOPerfecto. Muy apropiado. Disculpe pero no soporto a los agoreros que solo saben meter el miedo en el cuerpo a los borregos que les escuchan.RICARDONo cree que la situación esté tan mal como dicen.ALBERTODepende del nicho en que te muevas. Si has arramblado con todos los crédi-tos de los bancos para construir urbanizaciones y ahora te las tienes que comer con patatas, estas jodido. Per si has sido listo y mueves el dinero con inteligencia, puedes hacer de la crisis una oportunidad.RICARDOLe felicito por su suerte. Pocos pueden decir lo mismo.(suena el teléfono y Alberto lo atiende)ALBERTOPili, hola amor. Si de camino al aeropuerto. Bueno es que las reuniones se han hecho eternas. Ya sabes como son estos catalanes. Si, a dormir a casa. Un beso a los peques. ¡Chao!

¿Por donde íbamos? ¡Ah! De suerte nada. Soy asesor �nanciero y dirijo las inversiones de mucho pez gordo. Si hago bien mi trabajo, ellos ganan y yo gano. A mi nadie me ha regalado el dinero. Lo que tengo me lo he currado yo. La diferencia es que se vivir la vida. Por ejemplo he estado navegando por las Islas dos semanas con la familia. Mi mujer y mis hijos encantados, con el yate de cala en cala. Pero hace 5 días ya no podía más. Los envié para Madrid e inventé unas reun-iones en Roma y Barcelona. Vinieron 3 de mis mejores amigos y nos monta-

mos una juerga inolvidable. Trajeron unas tías para nada remilgadas. Empezamos a beber y a follar hasta perder la noción del tiempo. Los vecinos de pantalán alucinaban con nosotros. Con lo dientes tan largos que han dejado hecha unos zorros la cubierta de teca. Pero hay que saber hacerlo. Es una cuestión de equilibrio y sentido común. Si pagas sabes que no vas a tener problemas. Yo no soy como esos capullos que se tiran una amante y se enamoran. Esos si son unos pringados, porque tarde o temprano la situación te estalla. Yo vuelvo a casa tan tranquilo. Sin muertos en el armario. Mañana he quedado con mis hijos para ir al concierto de Bruce Spreenting. Ellos y mi mujer me adoran. Tienen todo lo que necesi-tan y a cambio solo les pido responsabilidad y respeto.RICARDO¿Usted diría que es feliz?ALBERTOLa felicidad, como estado vital no existe. Hay instantes intensos que hay que exprimir al máximo. Como la juerga de estos días... o como el mes pasado en Japón. Llegué con unos tíos que conocían un centro Zen. Un lugar auténtico; no un montaje para turistas. Penetrar en un sitio así es algo muy especial. Allí se vive una espiritualidad primigenia. Algo que aquí hemos olvidado. Nada que ver con la rutina de los ritos católicos. Aunque no quieras te va calando como una niebla densa. Una experiencia irrepetible... En momentos así eres feliz.RICARDOPero para el budismo precisamente la auténtica felicidad no es un destello, sino un equilibrio permanente.ALBERTOBueno, si vives aislado en un convento, con la cabeza rapada y vestido solo con una túnica, te puedes permitir ese lujo. Pero en el mundo real para disfrutar de esos placeres hay que ganárselos. Aquí no puedes ser blando ni con la competencia ni con los empleados: o matas o mueres. No puedes ir con monsergas. Para mantenerse en primera �la hay que ser muy bueno y tener un temple de acero. Los hay con una suerte del carajo, que se pavo-nean a bordo de yates de 30 millones, solo porque han dado el pelotazo de su vida. Pero en �n no quiero hacerme mala sangre... RICARDODisculpe la pregunta, esa pelea constante ¿no le crea ansiedad?ALBERTOEn los negocios tienes de todo. Días de euforia y días que matarías a todo

RICARDO (voz out: A ver que le parece esto.

(Las manos del taxista remueven los CD del asiento del copiloto hasta dar con el de Billie Holliday. Lo introduce en la ranura y comienza a sonar Just one of those things). CLIENTE: Esa voz! No hay mejor compañía al volante. RICARDO (siempre voz out): ¿Le gusta conducir? CLIENTE: Siempre me ha gustado todo lo que tiene que ver con el motor...RICARDO: Como a�cionado.CLIENTE: ¡Que va! He participado en un montón de rallies. Cuando me dió por el 4 x 4, cada �n de semana el Suzuki iba directo de la montaña al taller. RICARDO: Y por ahí llegó el accidente.CLIENTE: No. Esto ha venido poco a poco. Esclerosis múltiple. Y lo peor es que no se para aquí. La cabrona sigue a lo suyo.RICARDO: Ha debido ser duro.CLIENTE: No puedo decir que no. Si fuera de los que miran hacia atrás, podría desesperarme. Pero si me centro en lo que hago cada día... llevo una buena vida.RICARDO: Vivir el presente. Gozar cada momento. Liberarnos del peso del pasado, que ya no existe, y no agobiarse por lo que vendrá, por que aún no es. Es la única actitud que funciona.CLIENTE: Eso y no renunciar a nada, porque si. Para seguir haciendo el cafre, formé un club de karts. Pero un par de trompos amenazaron con estropear lo poco que me funciona. Así que lo dejé. Con el coche adaptado no puedo correr, pero si viajar. Me encanta recorrer de buena mañana una carretera llena de curvas!

(El taxista cambia de marcha)CLIENTE: Para competir he optado por el handbike. ¿Lo conoce?RICARDO: No, pero por el nombre me hago una idea.CLIENTE; O sea un triciclo que pedaleas con las manos. He corrido varias Maratón y es una gozada ir alcanzando las metas que te vas marcando... Pero no hay nada como el apoyo de los amigos. RICARDO: En todas las fórmulas de la felicidad hay un elemento común: la amistad.CLIENTE: Sabe? Lo mejor de mi situación es que tengo más tiempo para cuidar a los amigos. Cada mañana, después de unos minutos de meditación

y varios kilómetros con el triciclo, me siento delante del ordenador y el teléfono a atender a los que me quieren.Puedo llegar a ser muy pesado. Hasta me regalaron un viaje, con tal de que los dejara en paz unos días. Pero en el fondo todos agradecen que alguien piense en ellos, organice las excursiones, los encuentros, las cenas... RICARDO: A veces la gente olvida decir que quiere a los que quiere.CLIENTE: Les ha costado un poco, pero creo que eso lo están asimilando. En �n, hay días jodidos, en que el cuerpo no te deja en paz. Pero si algo he aprendido es que se puede ser feliz sin gozar de buena salud. La verdad es que... bien pensado... yo podría decir... que soy feliz. Suena Just one of those things por Billie Holiday.

MICROHISTORIAS 02La vida como un calcetín. Duración: 3:25 min.

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opcion: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:Cuentan que en un pasado remoto los humanos eramos dioses. Pero abusa-mos de nuestros privilegios y la vida nos retiró el poder divino. Pensó esconderlo en el fondo de los océanos, en la luna... pero decidió enterrarlo donde nunca se les ocurriría buscar a los hombres: en el fondo de su corazón.Rosa, una mujer de unos 40 años, elegante pero con el pelo y la ropa algo desaliñados, entra en el taxi de Ricardo. A través de la ventanilla se ve la puerta de un hospital. Rosa mira con atención el aspecto del interior: CD's de jazz, fotos de películas, libros en la bandeja. Suena I waited for you, de Miles Davis.RICARDO (cambiando la señal de Libre. voz en out): ¿Una mala noche?ROSA (gesto de inmenso cansancio).RICARDO (cambiando de marcha): A menudo a la luz del día las cosas no se ven tan negras. ROSA: Dudo que tengan otro color.RICARDO: ¿Un familiar?ROSA: Mi... mi marido. Por ahora.RICARDO (tras una breve pausa): ¿Le molesta la música?ROSA (ausente, mirando por la ventanilla) No, por favor... déjela. RICARDO: A veces las palabras o la música no pueden dar consuelo, pero sí

compañía.ROSA (como volviendo de sus pensamientos): Hoy soy mala compañía. De golpe, mi mundo se ha dado la vuelta como un calcetín. Ayer era una cosa y hoy... mi matrimonio... mi vida... RICARDO (voz en out; el taxi circula por la ciudad. Rosa se vuelve hacia el retrovisor): Es un poco como en los dibujos animados, ¿No? El suelo que pisas desaparece y quedas momentáneamente en el aire. Sabes que vas a caer al fondo y no encuentras donde asirte.ROSA (ensayando una sonrisa forzada): Algo así. (De golpe estalla como si se hubiera soltado el tapón,) Es que nada está donde debe estar: familia, salud, amigos... Ayer recibo una llamada de un hotel. Mi marido, que se alojaba con su secretaria, había tenido un ataque y parecía algo serio. Al llegar al hospital me encuentro a la tipa esa llorando y a Mario entre la vida y la muerte. Hablo con mi mejor amiga y ella “¡Ay nena! Que mal me sabe que te enteres así”... Resulta que todos estaban al tanto de la situación. ¡Lo que se habrán reído a mi costa! ¡Y yo sin sospechar nada!. Si es que para esto soy una inútil. Con�ada no, ¡subnormal! Lo tenía ante mis ojos y no lo veía... (breve pausa).No es que las cosas fueran de maravilla. Llevábamos un tiempo más fríos que el mármol. Pero todo lo achacaba a la presión en el trabajo. A la crisis. Que se yo... Pero fíjese si soy tonta que yo le quiero... bueno le quería... le quiero...(Ricardo cambiando de marcha)ROSA: ¿Y ahora que hago? El médico dice que puede quedar impedido no se sabe el tiempo. ¡No lo puedo abandonar así! Aunque merecérselo, se lo merece. RICARDO (en out. Rosa escucha mirando al retrovisor): Son muchos sentimientos peleando entre si. Necesita un poco de calma para distanciarse de ellos e intentar ponerlos en su sitio.ROSA: ¿Y de dónde saco la calma, con la que me está cayendo?RICARDO: ¿Alguna vez ha hecho meditación? Sirve, entre otras cosas, para eso. ROSA: Pero evadiéndome no resolveré nada.RICARDO: El objetivo no es evadirse. Al contrario. Se trata de disponer la mente para que pueda mandar sobre los sentimientos. Por que ahora son ellos los que la sacuden sin darle un segundo de respiro. Y a partir de ahí descubrir que sólo le afectan si usted les da ese poder. ROSA: Suena razonable pero complicado. Yo nunca he sido de meterme para dentro.

RICARDO: Para empezar hay técnicas muy sencillas que le puedo enseñar. ROSA: Vale. Pongamos que dejo la mente en blanco. ¿Y ahora qué? En cuanto salga del trance se vuelve a liar.RICARDO: Antes de que los sentimientos negativos se abran paso, necesita centrarse en si misma. Ver si se conoce lo su�ciente. Repasar cuales son sus fortalezas. Recrearse en ellas. Renovarlas. Y descubrir sus debilidades. Rela-tivizarlas. Aparcarlas en el pasado.ROSA: ¿La típica consigna de sé tu misma?RICARDO: Todo lo típico tiene algo de verdad. Pero no vale decir: ”yo soy así y no puedo cambiar”. Es descubrir las cosas buenas que todos tenemos. Y reconocer las no tan buenas para, cuándo se presenten, poder decirles: “os conozco y no voy a dejar que me dominéis”ROSA: Y todo lo demás: la parálisis de Mario, mi matrimonio, la traición de losamigos, mi hijo que no se entiende con su padre.. ¿Para cuándo lo dejo?RICARDO: Ya vendrá. Pero antes debe cargar las pilas de autoestima... Saber que es usted quien decide, sin interferencias, si ama a su marido o no, si perdona a los amigos o los manda a paseo... (El taxi se detiene junto a la acera)RICARDO: Bueno ya hemos llegado. Déjeme que le envíe una canción.(En la pantalla del Ipod, pulsa “enviar” al tema Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten.ROSA: ¿Nos volveremos a ver?RICARDO: Yo siempre ando por ahí.Suena la canción Gayatri Mantra de Deva Premal & Miten (relajacion, mantra)

MICROHISTORIAS 03El amo del mundo. Duración 3:30 min

Cabecera: Ricardo junto al mar. Arrancando el taxi. Circulando por la ciudad. Preguntando ¿Dónde vamos?Opción: voz en o� de Ricardo durante la cabecera:

Alberto, un hombre maduro, luce ropa deportiva de marca, tipo naútica. Se instala en el asiento del taxi sin dejar de hablar por teléfono.ALBERTO(Al taxista) Al aeropuerto. (por teléfono) ¡Menuda mierda llevaba cuando

quisque. Pero ese es el juego. Si no lo sabes jugar, quédate de funcionario.RICARDOY su mujer, ¿no preferiría saber la verdad?ALBERTOIgual la sabe... o se la imagina. Pero mira para otro lado y todos ganamos. Así que volviendo a su pregunta: vivo mejor que muchos y controlo mi vida. Creo que se puede decir que soy más feliz que la mayoría.

Sinopsis de otras microhistorias.

1. La chica actual.

Mujer de algo menos de 30 años, desinhibida, capaz de hablar de las cues-tiones más personales sin ningún recato y más para echar unas risas que para soltar la lágrima. ¡Que los disgustos no se los puede tomar una muy en serio! Uno de los tópicos que dice “combatir”: los hombres no escuchan.

“El otro día paseaba con Rafa, mi novio, por el centro comercial. Yo iba largando: ¿No te parece increíble? Cuca y Jordi después de 15 años juntos y van y se separan. Es que no me lo puedo creer, ellos que eran la pareja perfecta. Aunque pensándolo bien, lo suyo no era normal. Era imposible que fueran siempre, como siameses, juntos a todas partes. Vamos, si él la esperaba en la puerta cada vez que iba al baño…. Y mira que iba veces. La tía debía tener incontinencia porque prácticamente vívia allí…”

Y Rafa, de lo más atento: “¿Sí? ¿De veras? ¿Y eso? Muy fuerte, la verdad.” Esto es lo que sale por su boca, pero su pensamiento complet sería así: “A las 21:15 empieza el partido (¿Sí?). Así que tengo que conseguir meter a ésta en casa. Antes de las 20,30 que empieza el previo (¿De veras?). Mierda… no tengo cervezas frías en la nevera (¿Y eso?). Tendré que ver con que excusa la llevo a la gasolinera. Allí si las tienen bien fresquitas (Muy fuerte, la verdad).

En conclusión, Rafa, como tantos otros, no es que no escuche, es que vive en otro mundo y le importa un bledo lo que ocurre en el nuestro.

2. El fotógrafo.

Ricardo sale del chiringuito del puerto, cuando no hace más que arrancar, al girar una esquina, junto a una �nca vieja, le da el alto un hombre vestido de traje de unos 40 años. Sube rápidamente en el asiento del copiloto, Ricardo sorprendido de que suba delante quit,a tan rápido como puede, los libros y cd’s que le acompañan sobre el asiento. “Al aeropuerto, rápido” dice Raúl, mientras saca un móvil de su chaqueta. “Hola, ¿Qué tal? ¿Cómo van los niños? Llego sobre las 9, si no pierdo el vuelo… ha sido una reunión muy intensa cariño, creo que los tengo en el bote, te lo cuento a la noche, besos, te quiero”.

Ricardo en silencio vuelve a subir el volumen de la radio, suena “Y sin embargo” de Sabina. Conduce en silencio mientras Sabina canta “un rato cada día, ya ves, te cambiaría por cualquiera…”, Raul mira hacia fuera con la mirada abstraída. De repente Ricardo dice casi para sí mismo “Canta bien la Olga Román esta”, “¿Cómo?” pregunta Raúl. “La chica que cantaba con Sabina en los conciertos de Sabina y Cia” una voz preciosa ¿le gusta Sabina?” Pregunta a Raul, que con el gesto torcido y casi enfadado porque Ricardo se haya dirigido a él, le espeta: “Llego tarde al aeropuerto”. Ricardo vuelve a concentrarse en la carretera entendiendo la negativa de Raul. Piensa que es extraño que su cliente haya hablado que venía de una reunión cuando en los alrededores del aeropuerto no hay o�cinas, tan sólo bares sucios que abren 24 horas al público, algún hostal de mala muerte y casas bajas de familias humildes afectadas por la especulación.

La mente de Ricardo comienza a imaginar y de repente vemos a Raul quitán-dose la ropa de calle en una casa humilde aunque con mucho estilo, está en el cuarto de su amante, aparece ella (Rebeca) con expresión sonriente y somnolienta, Raul comienza a ponerse un traje y a guardar los jeans y camiseta en el armario de Rebeca, ella intenta molestarle para evitar que se vuelva a poner el traje, mietras hablan de cuándo se volverán a ver.

De repente suena la voz de Raul de forma más real, Ricardo sale de la ensoñación y pregunta un “¿Cómo?” casi por inercia “digo que la culpa es mía, supongo que no acostumbra a que la gente se le siente delante, por eso se ha dirigido a mí, tengo tanta prisa que no controlo mis modales”, no se disculpe por los “modales” si realmente no quiere hablar conmigo no tiene

por qué hacerlo, no entiendo esa gente que piensa que todos los taxistas somos unos charlatanes, si usted no quiere hablar, no hablamos” Ricardo sabe que realmente todos los taxistas son unos charlatanes y él aún más. No entiende un viaje sin mediar palabra, a él le gusta la gente, le encanta pensar en cómo serán las vidas de sus clientes e imaginar de dónde vienen. “Real-mente con que usted me diga a dónde se dirige me basta para cumplir mi trabajo”. Raul se revuelve en el asiento mientras le contesta “En realidad no vengo de una reunión, soy fotógrafo, mi mujer no lo sabe, le digo que voy a reuniones que conseguirán sacarnos del bache económico en el que estamos metidos pero no es así, en realidad ni siquiera me reúno con mis amigos, me dedico a salir y fotogra�ar a gente que está peor que yo”. Ricardo había pensado que el motivo por el que viajaba este hombre era por ser in�el a su mujer con alguien ajeno a todas sus taras, todos los problemas cotidi-anos… y resulta que es un fotógrafo que engaña a su mujer con su cámara. Vacila un poco pero decide hacer una pregunta “¿Y coge usted un avión para hacer fotos a personas más necesitadas que usted?”, Raul contesta “No, hombre, no, he aprovechado para ver a mi madre, es ATS en el hospital” La madre de Raul trabaja en el hospital donde Ricardo estuvo en coma y donde perdió el rastro de su hijo. Raul comienza a contar su vida al taxista, es consci-ente de que se ha sentado en el asiento de delante por alguna razón psicológica, en realidad necesita hablar, necesita contar sus problemas a alguien que situa como neutral en su vida. Empieza a contar que su madre está muy agotada pero que todavía le queda para jubilarse, que perdió su trabajo en el norte y que ahora se siente atrapado allí porque tiene una letra hipotecaria que pagar, habla de que desearía poder estar con su madre y ayudarla y que su matrimonio no funciona porque todo ha salido mal desde que llegaron a esa ciudad donde siempre está lloviendo.

Ricardo está como extasiado pensando en la posibilidad de que la madre de ese cliente sepa algo sobre su hijo, están a punto de terminar el trayecto y no sabe como introducirse en el monólogo que su cliente ha iniciado, el cual ahora lamenta la corrupción en su ciudad y la dura situación que se vive a nivel global y se lamenta de que lo único que sabe hacer es fotogra�ar y engañar a su mujer. Ricardo comienza a hablar de la importancia de la fotografía y le agradece que se dedique a fotogra�ar a gente que ha sido marginada. Habla de Valle Inclán le cuenta cómo este perdió la mano, también habla del signi�cado de la palabra “esperpento”, El fotógrafo le escu-cha atentamente aunque nervioso porque va a llegar tarde al vuelo. Se da

cuenta de que ya no va a poder facturar su maleta y se lo dice a Ricardo. En este momento Ricardo encuentra la ocasión para poder volver a ver a este hombre e intentar acceder a su madre. “Podrías dejarme a mí la maleta, sé que tendrías que con�ar en mí pero yo te la guardaré, de hecho si la vivienda de tu madre me viene de paso en algún viaje se la puedo llevar yo o incluso al hospital, desgraciadamente hago muchos viajes allí”. Raul no entiende tanta amabilidad por parte del taxista pero acepta pues no puede perder el vuelo y volver a comprar otro.

Cuando acepta y va a bajar del coche, mientras saca de la maleta lo que se llevará en los bolsillos recibe una llamada a la que contesta “Si, lo sé, yo también te echaré de menos, volveré pronto cariño, te lo prometo”. Ricardo se da cuenta de que �nalmente este hombre sí que tiene una amante pero no le saca el tema, no al menos de forma directa. Cuando Raul ya ha colgado el teléfono, Ricardo le pide la dirección de su madre. Se dan los teléfonos.

Ricardo le da también el número de taxi y su número de teléfono. Una vez que Raul paga el viaje y mira desorientado hacia el aeropuerto, cuando está a punto de salir, Ricardo le llama la atención y le regala un CD. El que estaba sonando, “Sabina y Cia”, y quedan que hablarán durante los días próximos para entregar la maleta. Le dice que escuche la intro de “Y sin embargo” con la voz de Olga Román; que sólo así podrá entender el corazón de una mujer herida. Raul no lo entiende pero agradece el gesto y el CD.

Ricardo le llamará en los próximos días y será entonces cuando le pregunte sobre la posibilidad de preguntarle a su madre por su hijo.

3. La joven y la huida.

Helena espera con ansia la resolución que le dará el pasaporte para una nueva vida. Mira cada día el correo electrónico, el buzón. Hoy recibe la noti�-cación que podría signi�car el cambio de rumbo en su camino y en la que tiene puestas todas sus esperanzas.Sueña con dejar su trabajo mecánico y vacío en un restaurante para dedic-arse al cine, que es lo que le da vida. Piensa en lo afortunada que será cuando le pueda dedicar todo su tiempo y energía a construir un futuro sobre aquello que más le gusta.

Ella sabe que reúne de sobra todos los requisitos para la concesión de la beca. Ha escogido como destino el sur de Francia, para no ir muy lejos de aquí y para tener a su lado el mar y la luz que le fascinan de esta ciudad. Pero

está preocupada por los recortes. Las partidas destinadas a educación son cada vez más reducidas y ella no tiene más posibilidad que la ayuda del Estado. Sus numerosos trabajos basura le han dado poco más que para sobrevivir.

Eso sí, vive sola. Es una persona con tesón y constancia. Metódica y organi-zada. Algo maniática, decidió hace tiempo que no quería compartir hogar con nadie. No tiene nada que la ate aquí y necesita un cambio de aires después de aquella última relación fallida y enfermiza, germen de sus proyectos futuros y de sus ganas de darle un giro a su vida. Por aquello de “todo cambio es para mejor”.

Fuma, bebe café, medita sobre todo lo que le ha pasado estos dos últimos y desafortunados años y sobre lo que quiere que le pase en los dos próximos. Quiere comparar el cine francés con el español y tiene preparada una investi-gación al respecto y algunos contactos académicos en Francia.

La frustración persigue a Helena desde hace tiempo. No le importa donde ir, sólo quiere huir. No suele coger taxis, pero busca uno desesperadamente esta vez. Va cargada y tiene prisa, aunque no tiene un rumbo de�nido. Y adelanta camino a pie. Por �n, para un taxi y sube. “¿Dónde vamos?”. Inter-cambian una mirada de desconcierto y ella responde: “Lejos”.Encuentra en el taxi de Ricardo un escondite perfecto. La música la distrae, suena jazz desconocido, pero terapéutico para ella. Ricardo arranca seguro, como si conociera el lugar perfecto adonde tienen que ir. Siente la huida de Helena como la suya, no necesita saber qué le ocurre. Pero convencido de que necesita distraerse pone una película sin preguntar. Sin saber cómo la pelicula francesa que pone Ricardo, signi�ca conecta intimamente con ella.

“Disfruta del presente y que el futuro no te paralice”. Es el cosejo que encaja con el estado actual en la vida de Helena y que Ricardo intenta explicar: Iniciar un nuevo proyecto de vida es un momento excepcional. No puedes permitir que nada lo ensombrezca. No cargues en tu mochila los fracasos del pasado. Ni dejes que el miedo al futuro te afecte. El miedo es una emoción heredada de nuestros antepasados homínidos, que absorbe todas nuestras energías para emplearla en la lucha o la huida. Pero si no se le da un uso inmediato, paraliza. Una buena forma de cargar las pilas del bienestar es visualizar, imaginar en imágenes, lo bueno que te va a suceder. Y esto no es

una ingenuidad, es una inversión. Ya sabes que el optimismo atrae el éxito y el pesimismo al fracaso.

4. El gay

Adán sube al taxi con muchísima prisa, vestido de chaqueta, con una �or en el bolsillo pequeño de la chaqueta. Tiene un bebé en brazos. “Buenas tardes, al Ayuntamiento, por favor”. “Parece que llega tarde a una boda“, piensa Ricardo. Adán (dirigiéndose al bebé) “Pequeñín, verás que sorpresa se lleva la familia cuando te vea”.

Ricardo decide distraerlo con una broma musical y deja sonar “Misión Imposible” de Michael Giacchino. Adán se ríe y comenta “ojalá no sea imposible, porque soy el novio!”. “Enhorabuena. Pero no se preocupe, estamos cerca. El pequeño está bastante tranquilo, probablemente se lo esté transmitiendo usted”.

Adán sonríe y se encoge de hombros. Suena jazz. La decisión está tomada desde hace tiempo y ya no hay lugar para dudas. Quizá ya no vuelvan a tener esta oportunidad y toda la familia está contentísima. Lo que mejor ha salido de todo y lo impulsa a seguir es el pequeño que tiene en brazos.“Esperamos que todo salga bien. Nos ha costado muchísimo �jar una fecha.” Ricardo acelera colándose entre el trá�co. “Al parecer, hay una avalancha de bodas desde el cambio de gobierno… Estamos preocupados por si se di�cultan las cosas para nosotros en estos años que vienen.” Continúa Adán.“Yo también me casé por lo civil. Siempre son tiempos difíciles para los osados.”

Hacen cuentas. Baja del coche con el nene el brazos. Lo reciben sus padres y parte de la familia. “Vamos, vamos! Te estábamos esperando!”. Todas las miradas de los presentes se centran automáticamente en el bebé, con reacciones d todo tipo. Dentro, Adán y Enrique se abrazan y comienza la ceremonia.

Ricardo le anima: Sea cual sea la reacción de la familia, no te puede afectar. Es tan fuerte al emoción del amor que sientes por tu hijo que te sirve de escudo protector. Dicen los cientí�cos que el cerebro no puede procesar al mismo tiempo dos emociones contrapuestas. Si ocupas tu mente con el amor no dejas espacio al reproche o la incomprensión de la familia. Sobre los sentimientos que ellos tengan, nada puedes hacer. Es su problema, pero si te lo propones, no pueden hacer mella en tí.

Anexo 02: Microhistorias

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5. Catalina

Catalina sube al taxi de Ricardo regularmente. Ella, su hijo Carlos y su madre viven cerca de la zona donde descansa Ricardo y suele hacer desplazamien-tos cotidianos, que de otro modo le harían perder mucho tiempo, dice. Siem-pre hablan de tramas banales e historias cotidianas. Una mujer madura, casti-gada por los años, pero muy atractiva. Su ritmo de vida le produce algunos trastornos de salud, pero sigue siendo muy vivaz.

De alguna manera, Ricardo se siente atraído por ella, pero tiene la sensación de no poder conectar. Algo que, precisamente no le suele pasar. Catalina es independiente, cuida de su pequeño y de su madre, que está muy enferma. Los adora a ambos, pero tiene miedo de quedarse sola. Madre soltera, con estudios secundarios, vivió di�cultades económicas, pero empezó a ganar dinero hace unos años.En la historia que nos ocupa, Catalina acude al taxi de Ricardo directamente a la parada. Está apurada, tiene el rostro desencajado y los ojos de recién llorar. Hacía semanas que no la veía. “¿Cómo estás, Cata? ¿Todo bien? No te he visto en mucho tiempo”. “Llévame al hospital, Ricardo, rápido. Mi madre está allí, he recibido una llamada y creo que no le queda mucho”. “Lo siento, Cata ¿Está Carlos en casa?”, preocupado. “Sí, lo he dejado con una amiga”. Hace una larga pausa y mira a Ricardo por el retrovisor “¿Crees que me quedaré sola? Mi pequeño crecerá y también se irá…”, la frase se diluye y ella se recuesta en el asiento, agotada. Los pensamientos se atropellan en su cabeza desordenados en forma de miedos y dudas. Se desahoga con Ricardo camino al hospital “Creo que voy a dejar mi trabajo. Ya tengo ahorrado su�ciente para dedicarle tiempo a mi hijo y a mi vida. Estoy cansada de esconderme.”

Ricardo no sabe cuál es su trabajo, pero la historia cobrará sentido cuando vea a Catalina, más adelante, “acompañando” a un hombre distinto cada noche. Al verla, el mismo Ricardo recordará su última frase: “Estoy harta de esconderme”.