Militarización en Buenos Aires: análisis cuantitativo de ...
Militarización democrática
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Militarización democrática
Ácaro. Julio Cisneros
I.
Ráfaga
Dale tira son esos
Esos no eran él ya fue
Se quiebra la voz con el abrazo
Apagan la luz tu cuerpo
encienden la rabia el llanto.
Hablabas apenas de otro como tú
las letras de hoy son para ti
Andabas en la vida del barrio
donde las palabras son cajas fuertes
o candados donde tu voz la llave maestra
Del barrio el arquitecto
trazabas con tus pasos la estructura
digamos mejor que el maistro
que lanzaba los piropos más arriesgado a la
vida:
“nembe a la verga” “esos son culos, porque
train fuscas, namás”
“la otra vez ya casi no la cuento”
la otra vez la estoy contando yo.
X.
Y la muerte del pueblo fue como siempre ha sido
P.Neruda
No creas que el pueblo canta de alegría,
la voz no es la misma desde las caídas
el grito es agudo, grave, de pérdida, de perdido
no es voz, ni canto lo que te maldice este día.
Y es que la muerte seduce al pueblo,
lo acaricia, le da la mano, le da la libertad
de caer sobre cualquier tierra
y el pueblo libre cree, espera
la niebla estratégica oprime la esperanza.
No culpen a la muerte, ella sólo espera
la culpa es de quien la engendra
y usted ha masacrado al pueblo desde la voz,
desde el enfrentamiento.
Pero mañana u hoy quizá
“A pesar de usted, mañana ha de ser otro día.”
II.
Morder la noche molestarla
con rabia en los ojos mojados
Apretarle el aire hasta que duelan las manos
asfixiarla, darle una muerte lenta hasta el
dolor de la mañana.
Qué has de soñar
mientras la sangre no deja de oler
y los cuerpos no acaban de irse
Cómo es que duermes
si tu voz es una parvada de balas
un refugio para la muerte
Cómo has de andar
entre el asfalto rojo topes humanos
y los semáforos en ámbar rojo rojo
La noche ha soportado tantas mordidas
que ya hasta le falta el aire.
No ha de soportar la muerte
tantas vidas en su nombre.
Militarización IX.
Martes trece, viernes siete
lunes de trámites y duelo
semana negra, roja, común.
Sucede que es la historia reciente
donde las madres ven marchita la flor de su
tallo
donde los padres ven sus huellas cubiertas
donde el silencio un arma estridente
y una droga institucional el miedo.
Sucede que la muerte anda en balas
donde la ley porta-folios negros, ilegibles
donde el gatillo repudia el dedo que le jala
donde muere la bala con la muerte que causa
y la muerte del pueblo y su gente es la cau-
sa.
Martes trece, viernes siete
lunes de desconsuelo y suelo
día, año, horas de luto, silencio diario.
Incertidumbre, pánico
mañana grima, lágrima, consuelo, anuencia
no sé, mañana no.
III.
Necrópolis.
Muerta gris silenciosa vacía
Los perros no cantan las sombras
no siguen los pasos se esconde la luna
de negro se visten las nubes
de muerte la ciudad
nuestras calles de cementerio
Pasean las armas a diario
pensar la muerte como pensar las tortillas
en la cabeza las balas
sangre fresca cuerpos asfalto
se cosecha el odio
con esa forma de arar el sufrimiento
VIII.
Ya no eres lo que antes
Venías en la noche y no de ella
chiflabas para andar, dejar las huellas
improvisas ahora en sueños ajenos
como queriendo matar la bala asesina.
Te burlas del olvido en los recuerdos diarios
andas por la aire en la voz del barrio
dicen que caes a cotorrear porque te llevaron a
la fuerza
y sonríes por las lágrimas que riegan el surco
que dejó tu cuerpo
IV.
Se internó el llanto
y llora el cuerpo a cada gesto
Pesado el andar de su sombra
como hundiéndose para salvar al cadáver
La tristeza no sale ni a la esquina
ya que la encierran a llorar por tu estrategia
Se internó tanto el llanto
que los cuerpos siguen flotando.
VII.
el carcelero que no entendía por qué el preso
quería salir si afuera lloviznaba
Jorge Enrique Adoum
Afuera el torbellino, aire siquiera.
Y es que uno es libre de morir en cualquier es-
quina
con la bala que mejor se le acomode al cuerpo
en el tanque, los golpes, el filo que mejor le
corte.
¿Y adentro qué? Ajena la tormenta
pero la inundación da cuello.
Adentro eres ogro, lobo,cholo,
mereces guardar la rabia hasta que la lumbre
convierta
tu sombra en humano.
V.
La estrategia te entierra en la cama del hospital
como si tu cuerpo sirviera de sábana
como si los resortes tu esqueleto
como si la luz no llegará en la mañana.
Y es que la bala no sólo mata.
La estrategia te entierra en la cama de tu casa
como si la vida fuera sembrarse en la sábana
como si las balas fueran esqueleto
que ha de florecer alguna mañana.
VI.
Pero entonces la muerte ya no vale la pena.
Jorge Enrique Adoum
Cierto que tu voz se ahogó
pero ¿qué hacemos con el eco?
Ética, poética palabra del barrio
que de la tumba retumba
como un son del corazón:
naufraga el recuerdo
entre las máscaras de dicha dicha.
Deja hundir el fragor que agoniza con el
eco.
Uno quisiera el estallido para que la muerte
valga la pena
pero “quizás la muerte es algo que ya pasó
de moda”