Mis amigos los muertos
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ARANTXA RUIZTe lo repiten hasta la saciedad: si no es-tás en MySpace, no eres nadie. N-a-d-i-e.En menos de tres años, más de 67 millo-nes de personas se han enganchado a es-ta exitosa red social de la web 2.0 y, gra-cias a 580 millones de dólares, desde2005 en manos del magnate Rupert Mur-doch. Cada día, según el propio Mur-doch, se suman a ella otras 230.000 más,entre chavales acnéicos, rubias oxigena-das, miembros de grupos de rock, indie,house, experimental, ritmos latinos... Ymuertos, muchos muertos. No sólo ban-das muertas, que dejaron de existir haceaños, sino muertos a secas. Muertos céle-bres pero también anodinos.
The Golden Era. La necrofilia se ha ex-tendido como una balsa de aceite porMySpace. Muchos son los usuarios que,o por timidez o por acérrimo fanatismo,fingen ser algún ídolo del séptimo arte,la literatura, la política y demás áreasdel saber, que ya pasaron a la historia.Ya no sólo cuenta poseer el autógrafo deMarilyn o un pelo de George Harrison,para ser buen fan hay que abrir unacuenta de MySpace y volcar en el perfiltodo conocimiento enciclopédico de la fi-gura en cuestión. Allí están los grandesde la época dorada de Hollywood, desdelos pioneros silentes como Buster Kea-ton o las hermanas Gish, los eternos ga-lanes como Cary Grant, hasta la planti-lla de las pérfidas femmes fatales. O lanueva ola europea, representada enmuerte por el inolvidable Truffaut o lositalianos Rossellini y Fellini, sin olvi-dar, como no, a algunos de los padres dellenguaje cinematográfico: Eisenstein, ysu camarada Dziga Vertov.
Johnny Cash o Jacques Brel son par-te de los innumerables muertos de lamúsica que también se han sumado alcarro, además de literatos y filósofos re-gresados de la ultratumba. El canon lite-rario occidental, comenzando por Sha-kespeare, por supuesto, y el top de la filo-sofía están al completo, aunque provocaciertos sonrojos ver cómo los máximosparangones de la Escuela de Frankfurthan sucumbido por tener un lugar en es-ta red social. Sí, Benjamin y Adorno es-tán allí, además de algún otro insurrec-to como Guy Debord, y patriarcas comoMoisés y su Dios. Cabe señalar que son
buenas las relaciones con los vivos, sucorte de amigos es inmensa, y entreellos el colegueo es continuo. Reciente-mente, Sartre mostraba su admiraciónpor Kierkegaard con un escueto y rotun-do “¡Tú sí que molas!”, mientras queDostoievski felicitaba a Proust por la ele-gancia de su perfil.
El ataque de los clones. Los muertosno se mueren y ya está. También se re-producen, aunque en MySpace se dupli-can y pueden hacerlo hasta el infinito.
La clonación, varios perfiles de un mis-mo personaje, es un fenómeno que estáa la orden del día. Existen hasta seis per-files diferentes de Marilyn, tres de Au-drey Hepburn, Kerouac y Syd Barret, ydos de Einstein y Sylvia Plath. Sin duda,un indicador de cuánto fue y es aún que-rido el personaje. Karl Marx también esotro buen ejemplo, pues posee hasta cua-tro páginas diferentes y varias usan suefigie como propia imagen. Es el casodel grupo Pilots in the Sky, que, con superfil de corta y pega digital, representalos valores anárquicos y posmodernosde esta popular red de redes.
El espacio de los muertos. Mydeaths-pace nació hace pocos meses con la vo-
luntad de ser el espacio que recoja todainformación sobre usuarios de MySpa-ce que fallecieron dejando su cuenta yperfil sin dar de baja.
El deceso suele ser comunicado porlos amigos, y la página, cuyo contacto esanónimo, recaba información sobre lapersona, las causas de su muerte, ade-más de los consecuentes pésames, parapublicar un pequeño texto en el que seincluye el indispensable link a su perfilde MySpace, por razones obvias abando-nado aunque no exento de actividad, yaque muchos aprovechan para continuaren forma de post sus plañimientos. Perolo mórbido de este virtual cortejo fúne-bre, si se deja a un lado su banalizadoraestética, es que gran parte de los falleci-dos ahí recordados son apenas adoles-centes, muchos muertos en sucesos vio-lentos y sórdidos.
De hecho, la edad media de los usua-rios de MySpace es muy joven. Se en-cuentra entre los 14 y los 21 años, lo que,al fin y al cabo, no deja de ser todavíamás perverso si se tiene en cuenta quetodo lo que aparece en esta red social espropiedad de Murdoch: los textos, fotos,imágenes, vídeos, etcétera, de los vivos,pero también de los que están muertos yenterrados. |
Por donde empezar: www.myspace.comKarl Marx:www.myspace.com/karl_marx_cccpCharles Darwin:www.myspace.com/charles_darwin_evolutionPitagoras:www.myspace.com/pythagorassamosKnut Hamsun:www.myspace.com/knuthamsunJean-Paul Sartre:www.myspace.com/jadorefumerFrançois Truffaut:www.myspace.com/truffautfrancoisGolden Age of Hollywood:www.myspace.com/goldenageofhollywoodMarilyn Monroe:www.myspace.com/miss_marilyn_monroewww.mydeathspace.com
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CIC
LA
JENecrofilia mitómana MySpace no es sólo el espacio en internet dondelos grupos de moda se dan a conocer. También es el lugar donde resucitanlas viejas y hasta ahora bien muertas glorias
Mis amigos los muertos
Personajes de laaristocraciaintelectual yrevolucionaria,como Marx, Sartreo Hume, eicónocosindiscutibles de la
modernidad máspopular, comoMarilyn Monroe,son motivo deveneración y deuna irrefenablemitómonia enMySpace
Sartre muestra suadmiración porKierkegaard con unescueto y rotundo:“¡Tú sí que molas!”