Mistica Ignaciana Del Dia a Dia

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Introducción: ¿De qué mística se trata? L a etimología de la palabra mística proviene del adjetivo griego “mystikós” y comparte la raíz del verbo “myein” que designa el acto de cerrar los ojos y la boca, y que da origen a los términos mudo o miope y a misterio. Remite a lo que no se puede oír y ver o de lo que no se puede hablar. 1 Aplicada a la teología designa una forma especial de unión con lo divino. En este artículo se refiere a “experiencia personal de Dios y de su Espíritu” en Ignacio de Loyola. 2 La mística ignaciana no se restringe a tener “visiones extraordinarias”, sino a la experiencia de Dios que hace ver toda la realidad de modo nuevo. Este ver la realidad a la luz de Dios, 3 es una de las experiencias fundantes para San Ignacio [Au 30], como una mística de vuelta al mundo. Es la mís- tica que J. B. Metz ha bautizado como una “mística de los ojos abiertos”, la mística de quien encuentra a Dios y es interpelado por Dios en el sufri- miento del mundo. Que también es críticamente consciente de su parte y responsabilidad con estos “crucificados” y que, por tanto, se aproxima a su realidad desde abajo y humildemente. 4 En este mundo globalizado e inun- dado por imágenes manipuladas para emitir “sensaciones seductoras” 5 , la espiritualidad ignaciana nos invita a cultivar la experiencia de Dios que educa nuestra mirada, para pasar de solo mirar a sobre todo contemplar, y así “sentir y gustar” a Dios que está presente en la realidad [Ej 235]. Se trata de experimentar que “existir es existir en Dios” (Rahner), de modo 403 Vol. 87 (2015) MANRESA pp. 403-407 Mística ignaciana: Encontrar a Dios en el día a día José María Segura 1 Para más detalle de la etimología e historia del término ver: J. M. VELASCO, La Experien- cia mística, Trotta 2004. 2 K. RAHNER, Ser cristiano en la Iglesia del futuro, Orientierung 44 (1980) 65-67 (http://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol21/84/084_rahner.pdf) 3 R. P ANIKKAR, De la Mística. Experiencia plena de la vida, Herder 2005, 53. Citado por B. GONZÁLEZ BUELTA,Ver o perecer: mística de ojos abiertos, Sal Terrae 2006, 64. 4 D. MOLLÁ, La espiritualidad en la acción social, Mensajero 2012, 39. 5 B. GONZÁLEZ BUELTA, op.cit. 22-23; 35.

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Breve artículo sobre la mística de la espiritualidad ignaciana como una "mística de los ojos abiertos". Contiene referencias bibliográficas para profundizar en el tema.

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Introducción: ¿De qué mística se trata?

La etimología de la palabra mística proviene del adjetivo griego“mystikós” y comparte la raíz del verbo “myein” que designa elacto de cerrar los ojos y la boca, y que da origen a los términos

mudo o miope y a misterio. Remite a lo que no se puede oír y ver o de loque no se puede hablar.1 Aplicada a la teología designa una forma especialde unión con lo divino. En este artículo se refiere a “experiencia personalde Dios y de su Espíritu” en Ignacio de Loyola.2

La mística ignaciana no se restringe a tener “visiones extraordinarias”,sino a la experiencia de Dios que hace ver toda la realidad de modo nuevo.Este ver la realidad a la luz de Dios,3 es una de las experiencias fundantespara San Ignacio [Au 30], como una mística de vuelta al mundo. Es la mís-tica que J. B. Metz ha bautizado como una “mística de los ojos abiertos”,la mística de quien encuentra a Dios y es interpelado por Dios en el sufri-miento del mundo. Que también es críticamente consciente de su parte yresponsabilidad con estos “crucificados” y que, por tanto, se aproxima a surealidad desde abajo y humildemente.4 En este mundo globalizado e inun-dado por imágenes manipuladas para emitir “sensaciones seductoras”5, laespiritualidad ignaciana nos invita a cultivar la experiencia de Dios queeduca nuestra mirada, para pasar de solo mirar a sobre todo contemplar, yasí “sentir y gustar” a Dios que está presente en la realidad [Ej 235]. Setrata de experimentar que “existir es existir en Dios” (Rahner), de modo

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Vol. 87 (2015) MANRESA pp. 403-407

Mística ignaciana: Encontrar a Dios en el día a día

José María Segura

1 Para más detalle de la etimología e historia del término ver: J. M. VELASCO, La Experien-cia mística, Trotta 2004.

2 K. RAHNER, Ser cristiano en la Iglesia del futuro, Orientierung 44 (1980) 65-67(http://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol21/84/084_rahner.pdf)

3 R. PANIKKAR, De la Mística. Experiencia plena de la vida, Herder 2005, 53. Citado por B.GONZÁLEZ BUELTA,Ver o perecer: mística de ojos abiertos, Sal Terrae 2006, 64.

4 D. MOLLÁ, La espiritualidad en la acción social, Mensajero 2012, 39.5 B. GONZÁLEZ BUELTA, op.cit. 22-23; 35.

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que la experiencia mística sea una dimensión esencial de toda la vidahumana. Una mística así entendida concibe la creación como la casa comúnhabitada por Dios, que el ser humano debe cuidar para realizar su vocaciónde ser imagen del Creador. Es por tanto una mística que no puede, y tam-

poco quiere, ser ajena a la Ecología, al cambio cli-mático y al drama humano que éste está generando.

La Espiritualidad ignaciana nace de las expe-riencias místicas de Ignacio

Como afirmó lúcidamente el P. Arrupe en su carta“Inspiración Trinitaria del Carisma Ignaciano”(1980), podemos significar dos experiencias deIgnacio como pilares de la “mística ignaciana”: la

iluminación del Cardoner y la visión de la Storta. Estas experiencias mís-ticas de Ignacio vertebran el dinamismo de los Ejercicios y de toda su espi-ritualidad.6

La espiritualidad ignaciana es una “escuela de la mirada”7. Esta mira-da unificadora aúna acción de Dios y misión, encuentro con Dios (místi-ca) y servicio a los hermanos, porque el Dios que “trabaja” en su creaciónes el mismo que llama y envía a trabajar en su misión. Se trata de unencuentro con Dios en la acción misma. Para Ignacio lo que hace espiri-tual a la acción es el amor que la informa. Por eso, como sostiene DaríoMollá, la mística ignaciana es una mística “de la unión en la misión y elservicio”, la unión de quien comparte con Jesús su “modo de estar y dehacer en el mundo, su estilo y su destino”.8 Consiste en dejarse mirar porDios [Ej 73], en ser mirados por Dios, que es “la luz gracias a la cualvemos”, para poder mirar las cosas de modo nuevo. Este es “el latido delacto místico”9.

El dinamismo interno de los Ejercicios nos invita, no sólo a ver la rea-lidad desde el Dios-con-nosotros, que se hizo pequeño y pobre por amor,sino a unirnos en sentimientos y deseos con Él. La escuela de los afectos yde la mirada que son los Ejercicios busca propiciar el enamoramiento deCristo, la identificación con Él. La llamada es a una comunión total con suvida y destino: vivir “conmigo” y vivir “como yo” [Ej 93.95]. El Señor

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6 Ambas experiencias están recogidas y comentadas en el artículo de J. M. DÍAZ BAIZÁN eneste mismo número de MANRESA.

7 J. M. RAMBLA, Rasgos Distintivos de la espiritualidad Ignaciana desde la perspectiva de lajusticia Social. (http://www.ausjal.org/).

8 D. MOLLÁ, Acompañar la tentación, Cristianisme i Justicia, Barcelona, 2007, 10.9 J. M. VELASCO, Ser Cristiano en una Cultura Posmoderna, PPC, Madrid 1997, 105.

Buscamos percibir lamirada de Dios sobre elmundo para descubrirlaluego en nuestra propia

vida y en el tejido de la realidad.

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Jesús llama al ejercitante a servir bajo su bandera para participar de sumisión, con Él y a su modo. Tan místico es el encuentro con Dios “discu-rriendo” con Jesús por Galilea “enseñando y sanando”, como compartien-do con Él “la soledad de las largas horas de oración al Padre.”10

En la espiritualidad ignaciana, que es “encarnacional”, el “lugar” de larevelación de Dios es “Dios existiendo y trabajando en la diversidad detodo y de cada persona” [cf. Ej 235-236]. Así en los Ejercicios se entien-de que, por medio de nuestra sensibilidad y sentimientos, podemosencontrar la presencia del Señor en medio de la vida, de la actividad dia-ria, en nuestra propia historia mediante los “sentidos espirituales”. En elEspíritu, buscamos percibir la mirada de Dios sobre el mundo para des-cubrirla luego en nuestra propia vida y en el tejido de la realidad. Se tratade aprender a ver cómo Dios trabaja y así poder también desenmascararlos mecanismos ocultos que niegan la plenitud a los hijos de Dios. Es portanto una mística que nos lanza al compromiso con la realidad, que labusca y la afirma, que no huye del mundo para encontrar a Dios (posiblelectura tradicional de la mística), sino que busca a Dios inmerso en lospliegues de la realidad11, en los líos por el Reino de los cielos que pide elPapa Francisco.

La mística ignaciana es apostólica y se encarna en un modo concretode proceder

Para explicar el modo de rezar propio de Ignacio y el que este pedía paralos jesuitas, Nadal utiliza la famosa expresión de “ser contemplativo en laacción” y con ella se refiere a la facilidad de Ignacio para “encontrar a Diosen todas las cosas”.12 Esta expresión de Nadal sería traducible hoy por decirque Ignacio era un “místico de ojos abiertos” (González Buelta). Porsupuesto que no se puede pretender que buscar y hallar a Dios en la vida oser contemplativo en la acción sea exclusivo de Ignacio, porque, antes que

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10 J. OCHAGAVÍA, Ayudar a las almas. La espiritualidad apostólica de San Ignacio, en Cua-dernos de Espiritualidad y Ayudas para el Espíritu (Chile), nº 76, 27-29.

11 PH. ENDEAN, Karl Rahner and Ignatian Spirituality, Oxford University Press 2001, 71-73.12 Philip H. Endean, sostiene que este término fue utilizado por Nadal una sola vez y que en

Fuentes jesuíticas no aparece antes de 1920. Según Endean la expresión carece de una definiciónconcisa. Sin embargo, la intuición central, acción y contemplación, mística y servicio como inse-parables, es repetida por Nadal en diferentes documentos. Del mismo modo, la idea esencial deesta frase sí es propia de Ignacio: “encontrar a Dios en todas las cosas”. Es una expresión que apa-rece en las Constituciones varias veces. “Y sean exhortados a menudo a buscar en todas cosas aDios nuestro Señor, apartando, cuanto es posible, de sí el amor de todas las criaturas por ponerleen el Criador de ellas, a Él en todas amando y a todas en Él, conforme a la su santísima divinavoluntad.” [Co 288]. Ver discusión en: PH. ENDEAN, The Rahner Brothers and the Discovery ofJerónimo Nadal, 2001.

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nada, es algo esencial a la religión cristiana. Como explica E. Brotóns:“Que Cristo no huyese del mundo, tiene un sentido para el mundo. Si viveen medio de él, es porque éste no constituye un obstáculo para caminarhacia Dios”.13

Sin embargo, este “hallar a Dios en todas las cosas” es central en SanIgnacio. Para él, acción y contemplación están imbricadas: La acción quenace y se sostiene en la escucha de la voluntad de Dios es contemplativa.No hay contradicción entre acción y contemplación, sino fidelidad ahacer lo que Dios pida aquí y ahora.14 Se trata de una escucha atenta delcorazón (aquel Shemá de la tradición judía) para más amar y servir alDios de la Vida, que sigue trabajando en el mundo. Esta mística de ojosabiertos se alimenta y necesita de una mística de ojos cerrados, de ratosde encuentro, de oración, de silencio. Como explica magistralmenteSanta Teresa de Jesús: “Sería recia cosa que nos estuviese claramentediciendo Dios que fuésemos a alguna cosa que le importa y no quisiéra-mos sino estarle mirando, porque estamos más a nuestro placer”.15 No setrata pues de elegir cómo servir nosotros al Señor, sino de hacer lo que elSeñor nos pida. Como dice Teresa en su Camino de Perfección: “¿Martao María que se os da?, dependerá de lo que pida el Señor de la casa; sabioes, poderoso es, sabe lo que os conviene, y lo que le conviene a Él tam-bién.”16 Como para Teresa, la espiritualidad ignaciana es un “misticismode servicio”17 a Dios en el prójimo, en la historia que se pregunta (dis-cierne) qué significa seguir a Jesús hoy en mis circunstancias concretas,dónde servir a Dios hoy que sea más necesario o se pueda hacer más fruto(MAGIS).

¿Qué aporta la mística ignaciana?

La espiritualidad ignaciana aporta a la mística tradicional una pedago-gía espiritual para encontrar a Dios en medio de los asuntos diarios y unaespiritualidad apostólica que invita a ir a las fronteras. Ser contemplativosen el actuar, supone un modo de estar y de servir, supone “situar al otro enel centro de mi mirada, de mi interés, de mi acción” lo cual requiere “obser-

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13 E. BROTÓNS, Dios y la felicidad: Historia y teología de una relación, Koinonia, 51 Secre-tariado Trinitario, Salamanca 2013.

14 Desarrollo con una buena selección de referencias a los textos de Nadal en M. GIULIANI,Finding God in all things, Christus Nº 6 (Abril 1955), 6.

15 Libro de las Fundaciones, capítulo 5, nº 5.16 Camino de Perfección, capítulo 28, nº 1.17 P. H. ENDEAN, The Concept of Ignatian Mysticism, The Way (Mayo 2002),78. (http://www.theway.org.uk/back/s103Endean.pdf)

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vación, mirada, escucha”, de modo que “la otra persona sea la protagonis-ta”.18 Dios debe ser encontrado en los otros (Mt 25).

Es una “mística afectada” por el oír, sentir y gustar la realidad. Se tratade una percepción compasiva que, como la Trinidad en la contemplación dela Encarnación, se deja afectar por el dolor del mundo.19 La mística igna-ciana es inseparable del compromiso por la Justicia porque nace de sermirados, nosotros y el mundo, por Dios [Ej 75]. Es una mística que es nece-sariamente “política”20. Como tan bellamente recoge Metz en su “mística deojos abiertos”, consiste en participar de “la pasión divina como sympathia,como mística práctica de la compasión”.21 En los Ejercicios, el encuentrocon el Cristo de la Pasión educa y sensibiliza la mirada del creyente y Diosva dotando al ejercitante “de ojos bien abiertos para los demás, sobre todopara los que resultan invisibles”.22

Conclusión

La mística ignaciana, que late en el corazón de la Contemplación de laEncarnación, y en la Contemplación para Alcanzar Amor, permite percibirel latido del Dios de la Vida, incluso en “las situaciones humanas aplasta-das”; permite descubrir que, incluso los “infiernos de la historia”, son san-tuarios “donde Dios habita”.23 La espiritualidad ignaciana es mística porquetiene sus raíces en las experiencias místicas de Ignacio. Es una “mística deojos abiertos” porque busca a Dios en todas las cosas y es una mística de laque brota la justicia porque se discierne bajo la mirada misericordiosa deun Dios crucificado. Es sobre todo una “mística del seguimiento” de Cris-to, porque nace de su llamada a vivir con Él y como Él, y porque su dina-mismo interno consiste en preguntarse continuamente: ¿Qué hago? ¿Quéhe hecho? ¿Qué he de hacer por Cristo? [cf. Ej 53]. A este Jesús encarna-do, cargado con su cruz, con quien Dios Padre pone a Ignacio, es a quiennos invita a servir y seguir la mística ignaciana.

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18 D. MOLLÁ, 2012, op. cit., 15.19 J. B. METZ, Por una mística de ojos abiertos, Herder 2013, 22. Ver también Ibid., pág 63-4.20 Ibid., 56-7.21 Ibid., 23.22 Ibid., 55.23 B. GONZÁLEZ BUELTA, op. cit., 2006, 74.