Mitos, estereotipos y arquetipos en los mc

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15 COMUNICAR 12, 1999; pp. 15-18 Temas Mitos, estereotipos y arquetipos de la educación en los medios Felicidad Loscertales Abril Felicidad Loscertales Abril Sevilla Sevilla A manera de introducción, Felicidad Loscertales, profesora de la Universidad de Sevilla y coordinadora de este monográfico –dedicado a los estereotipos en los medios de comunicación– nos sitúa el tema en el contexto de la socialización y la educación, incidiendo en la crucial trascendencia que los medios de comunicación tienen en la sociedad actual como espejos y moduladores de la realidad social. Por ello, conocerla elaboración y transmisión de determinados estereotipos «potentes» es una labor intelec- tual a la que docentes y educadores estamos llamados para conocer mejor nuestro modelo social y enseñar a las personas a ser más críticos y creativos con su entorno. «Los símbolos son los ladrillos que constru- yen el mito» (Pannikar, 1994: 411). Si hay una tarea netamente propia del ser humano y de la sociedad esa es la formación, la creación personal y social del individuo. A través de un largo y complejo proceso unos seres vivos, los humanos, nacidos práctica- mente en blanco, adquieren una enorme can- tidad de conocimientos y experiencias que les van a ser imprescindibles para sobrevivir, pero que, al mismo tiempo, van a hacer posible otra nueva creación, un nuevo ser vivo: el «grupo humano» con estructura social y con historia. Este proceso al que hemos llamado «for- mación humana» es –como ya se ha dicho– largo y complejo. Visto desde una perspectiva sistémica, podría a su vez considerarse inte- grado por otros dos sistemas, la socialización y la educación. Ambos subsistemas tienen un origen social y una misión semejante, pero con determinadas peculiaridades que los diferen- cian y caracterizan. La educación tiene dimensiones controla- das y estructuradas que han evolucionado his- tóricamente y se han llegado a convertir en el Sistema educativo; y tiene otras dimensiones, igualmente claras para educadores y educandos pero no sistemáticas: la formación que se da en la familia y demás grupos sociales, la educa- ción no formal. La socialización, como un proceso más amplio y difuso, se refiere a la influencia de la sociedad y se desarrolla con formas conscien- tes y menos conscientes pero extraordinaria- mente eficaces y necesarias para el desarrollo individual y la pervivencia social. Se entiende

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COMUNICAR 12, 1999

COMUNICAR 12, 1999; pp. 15-18

Temas

Mitos, estereotipos y arquetipos de laeducación en los medios

Felicidad Loscertales AbrilFelicidad Loscertales AbrilSevillaSevilla

A manera de introducción, Felicidad Loscertales, profesora de la Universidad deSevilla y coordinadora de este monográfico –dedicado a los estereotipos en los mediosde comunicación– nos sitúa el tema en el contexto de la socialización y la educación,incidiendo en la crucial trascendencia que los medios de comunicación tienen en lasociedad actual como espejos y moduladores de la realidad social. Por ello, conocerlaelaboración y transmisión de determinados estereotipos «potentes» es una labor intelec-tual a la que docentes y educadores estamos llamados para conocer mejor nuestro modelosocial y enseñar a las personas a ser más críticos y creativos con su entorno.

«Los símbolos son los ladrillos que constru-yen el mito» (Pannikar, 1994: 411).

Si hay una tarea netamente propia del serhumano y de la sociedad esa es la formación,la creación personal y social del individuo. Através de un largo y complejo proceso unosseres vivos, los humanos, nacidos práctica-mente en blanco, adquieren una enorme can-tidad de conocimientos y experiencias que lesvan a ser imprescindibles para sobrevivir, peroque, al mismo tiempo, van a hacer posible otranueva creación, un nuevo ser vivo: el «grupohumano» con estructura social y con historia.

Este proceso al que hemos llamado «for-mación humana» es –como ya se ha dicho–largo y complejo. Visto desde una perspectivasistémica, podría a su vez considerarse inte-grado por otros dos sistemas, la socialización

y la educación. Ambos subsistemas tienen unorigen social y una misión semejante, pero condeterminadas peculiaridades que los diferen-cian y caracterizan.

La educación tiene dimensiones controla-das y estructuradas que han evolucionado his-tóricamente y se han llegado a convertir en elSistema educativo; y tiene otras dimensiones,igualmente claras para educadores y educandospero no sistemáticas: la formación que se da enla familia y demás grupos sociales, la educa-ción no formal.

La socialización, como un proceso másamplio y difuso, se refiere a la influencia de lasociedad y se desarrolla con formas conscien-tes y menos conscientes pero extraordinaria-mente eficaces y necesarias para el desarrolloindividual y la pervivencia social. Se entiende

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así la socialización inicial, la primera y defini-tiva que reciben todos los miembros de grupossociales y que comporta el aprendizaje y entre-namiento en todos los usos y costumbres vi-gentes en su comunidad. Este concepto abarcatambién el de resocialización, que se produceen ciertos momentos de la evolución vitalcuando existen cambios importantes, comopor ejemplo la iniciación al mundo adulto (encada comunidad internamente), la socializa-ción laboral, las normativas de grupos muycerrados o incluso secretos (desde el ingresoen un club deportivo hasta la iniciación en unculto religioso o similares). Pero lo importantede la socialización es que en ella es en dondese transmiten las raíces profundas de la diná-mica de cada cultura, entendiéndola en un sen-tido muy amplio. Estas raíces son los arqueti-pos que se configuran para ser manejados enforma de mitos.

Con el desarrollo de la convivencia socialse generan asimismo los estereotipos, creen-cias que se manejan entre grupos y subgruposde la misma sociedad para dar realidad a unagran necesidad de los individuos del grupohumano: la identificación propia y la ajena. Laidentificación se genera a través de una estra-tificación actitudinal en tres pasos importan-tes: la comparación (hay otras personas y otrosgrupos: ¿somos todos iguales o diferentes?), lacategorización (en efecto, somos diferentes:ellos «así» y nosotros «asó») y la competiciónsocial (los «asó» somos buenos y mucho mejo-res que los «así» que son malos).

Los medios tienen una amplia presenciaen estas tareas formativas que acabamos dedescribir: exponen los modelos o arquetipos ylos valores, con formas expresas o latentes,pero no por ello menos claras, a través de lasinfluencias de los periódicos y la televisión, delos mensajes publicitarios, del cine como unanueva forma de narrativa...

Este planteamiento conduce a la conside-ración de las formas que adquiere el fenómenoactual de la comunicación masiva y el alcancesocial de estas nuevas dimensiones con laaparición de los llamados medios de comunica-

ción de masas, mass-media o medios de comu-nicación (denominación que prima sobre laotra –mucho menos usada– de «medios decomunicación social»). Porque la sociedadactual puede ser caracterizada como la socie-dad de la comunicación masiva. Si ha podidohablarse de algunos pasos decisivos en lahistoria de la Humanidad como hitos quemarcaron época, el fenómeno de la comunica-ción masiva es uno de ellos. Con esto quere-mos decir que la generalización «planetaria»de la comunicación de masas ha marcado elcomienzo de una nueva época y será estudiadapor la Historia como una de las grandesrevoluciones que alteraron muy significativa-mente la vida de los hombres y de las socieda-des.

Conceptualizados a grandes rasgos y reco-nociendo el riesgo que implica toda simplifica-ción, podrían mencionarse tres momentos his-tóricos definidores de nuevas eras: la revolu-ción neolítica, con la aparición de la vidasedentaria y la agricultura; la revolución in-dustrial, que señala la hipertrofia del podercientífico y el dominio de la materia por la téc-nica; y, finalmente, la revolución de la comu-nicación que ha deshecho los conceptos dedistancia y de tiempo, empequeñeciendo elPlaneta, construyendo nuevas formas de reali-dad y dando paso al nacimiento de nuevas ne-cesidades en lo que se refiere a las interaccio-nes humanas o al conocimiento de la actuali-dad (ya no se llama el presente), del pasado ydel futuro.

A su vez, los medios de comunicación hangenerado todo un nuevo conjunto de ocupacio-nes, oficios, profesiones... que las personasque los desempeñan gustan de titular con elapelativo genérico de «periodismo». Y aun-que se trate de una calificación poética, litera-ria o si se quiere utópica, el periodismo es, enun amplio sentido, «el cuarto poder». Lo cualquiere decir que su presencia en la sociedadque se asoma al umbral del siglo XXI no esinocua ni poco significativa. Antes al contra-rio, tiene un peso de gran importancia si nototalmente decisivo.

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COMUNICAR 12, 1999

Los nuevos estilos y técnicas de comuni-cación (la «aldea global» de McLuhan ha deser traída aquí a colación) representan para lasociedad actual una evidentey radical transformación ycomo sociedad de comunica-ción masiva tiene un «espe-jo» muy peculiar que es el delos medios. Ellos con unafina sensibilidad a las situa-ciones de importancia, lasregistran y construyen la «ac-tualidad». El impacto que lalabor de los profesionales delos medios de comunicaciónproduce en sus públicos es,en la mayoría de sus dimen-siones, de carácter psicosocialy merece la pena poner derelieve esta circunstancia,insistiendo, además, en queno solamente hay que cono-cer los efectos de los medioscon el interés del científicoen su laboratorio o en su torrede cristal, sino dentro de unadinámica más completa que,sin abandonar el matiz cien-tífico, afronte también laresponsabilidad de la inter-vención directa. Aquí es donde la cota deresponsabilidad de los docentes y, en general,del sistema educativo y de las instancias socia-les implicadas (familias, sindicatos, etc.) apa-rece con nitidez. Es preciso conocer los me-dios, calibrar sus efectos y saber intervenirteniéndolos en cuenta.

En este número hemos querido reunir unaserie de trabajos que se han ocupado de todaesta problemática al mismo tiempo uniforme yvariada. Se han concentrado en dos amplioscampos temáticos: de una parte, como primertema básico, la posibilidad de aprender deellos en nuestro quehacer de profesores, ysaber cómo es nuestra imagen, cómo nos ve-mos en el espejo que nos ponen delante, y porotro lado, la dimensión didáctica. Siempre se

ha pensado en la mejor forma de utilizar losmedios como elementos al servicio del trabajoen el aula. Convertirlos en instrumentos del

aprendizaje de los alumnospero siempre dentro de loscauces y modalidades esta-blecidos en el Sistema educa-tivo porque la incidencia queellos tienen, y hasta que se lescritica, es la que nosotros que-rríamos tener.

Nuestra idea, al plantear-nos las líneas de investiga-ción en medios de comunica-ción social, ha sido por lotanto múltiple: Estudiar di-rectamente los mensajes delos medios, entendiéndoloscomo espejos fiables de la rea-lidad social y notarios delacontecer histórico actual. Silos profesores tenemos unaprofesión de cara a la socie-dad, debemos conocerla des-de todas las perspectivas, peroademás es posible y necesarioconocernos a nosotros mis-mos tal y como la sociedad, elimaginario colectivo, nos haconceptuado.

Una vez vista la primera línea de trabajo,los medios como espejo y moduladores de larealidad social, hemos de abordar otra, la deusarlos como elementos de enseñanza. Por loque respecta a trabajar con los medios de co-municación de masas en sus tareas docentes sepercibe en los profesores una gran diversidadde reacciones, algunas positivas y eficaces,pero muchas de ellas negativas: entusiasmo yacción, recelos y miedos, un desconocimientode las posibilidades de los medios como elemen-tos didácticos, ciertas creencias erróneas sobrelos efectos sociales de los medios...

Lo que sí se puede afirmar es que el des-conocimiento de sus características y el uso deviejas tecnologías neutraliza las ricas posibili-dades didácticas y educativas de los medios,

Los nuevos estilos ytécnicas de comuni-cación representan

para la sociedadactual una evidente

y radical trans-formación; y como

sociedad decomunicación masiva

tiene un «espejo»muy peculiar que es

el de los medios.Ellos, con una finasensibilidad a las

situaciones de impor-tancia, las registran

y construyen la«actualidad».

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por eso la clave está en estar al día ya que, porsu parte, el alumnado suele conocer y manejarrápidamente todas las nuevas tecnologías y lasincluye en su acontecer vital. Es decir, que siles brindamos la oportunidad de trabajar conel análisis crítico de los medios y sus productoslos integrarían encantados en sus dinámicasde aprendizaje y formación.

Reflexionando sobre qué preguntas orien-tarían la investigación sobre los medios decomunicación y su relación con la educaciónproponemos las siguientes: ¿Cuáles son losconsumos culturales y mediáticos más habi-tuales?; Efectos de los medios en la vidaacadémica y su relación con el rendimiento yla maduración social del alumnado; ¿Cuántoaprenden los alumnos en los medios más alláde los programas oficiales?; ¿Son los medioscolaboradores, competidores u obstaculizado-res?; ¿Qué pasa con los medios en los sectoressociales más populares? (la televisión, porejemplo, es a su modo una especie de «educa-ción compensatoria»); ¿Hay una función edu-cativa de los medios en la población en gene-ral?

Por último, hemos de citar una línea muyactual que también se trabaja en nuestro Grupode Investigación: la de identificar y analizarlas corrientes de «elaboración y transmisión»de determinados estereotipos «potentes» en lasociedad actual. Y de entre ellos hemos dedestacar la búsqueda sobre los estereotiposandaluces, tema éste de destacado interés paranuestra Comunidad Autónoma y sobre la ima-gen de la mujer, un tema actual, de vigenciaigualmente actual en Andalucía.

El estereotipo de Andalucía y de sus gen-tes es seguramente tan antiguo como la men-ción en la Roma Clásica del arte de la danzaque poseían inigualablemente las bailarinasde Gades. Y es que la base psicosocial es clara:hay que generar y consolidar las identidadesindividuales apoyándolas y enraizándolas en

la identidad colectiva, la identidad social.Las identidades colectivas, a su vez, deben

estar valoradas desde la dimensión histórica yconstruidas con una definición muy consisten-te. Esta construcción es la que se llega a este-reotipar con las calificaciones positivas y ne-gativas asociadas a todo estereotipo. La inda-gación científica sobre nuestra ComunidadAutónoma desde la perspectiva psicosocial hade plantearse como objetivo central el de ana-lizar los estereotipos que los medios presentansobre ella, para poder liberarlos de añadidosinadecuados, despojándolos de todas las pecu-liaridades extemporáneas que puedan dañar laimagen real de Andalucía y de los andaluces.

La mujer es una de las más importantesfuentes de socialización para los más jóvenesmiembros de la comunidad social. Niños yniñas reciben sus primeras impresiones, infor-maciones y normativas de manos de mujeres,y esto es muy sobresaliente en los primerosaños de la vida, justamente los años másplásticos y más susceptibles de socializar. Enel hogar las mamás son todavía las que mástiempo pasan con los más jóvenes de la familiay, si como pasa hoy día han de salir a trabajar,se quedan con sus hijos «canguros femeninos»predominantemente, con lo que la socializa-ción a cargo de mujeres no cambia. De la mis-ma forma, al llegar a las aulas de los centros deEducación Infantil, los preescolares se encuen-tran con una enorme mayoría de «seños» quetambién son mujeres y la misma situación(aunque la mayoría no es tan abrumante) seencuentra en los centros de Educación Prima-ria.

Todas estas mujeres son mujeres de hoy,personas que de una u otra forma responden alos estereotipos generales que circulan por lasociedad actual. Éste es el motivo por el queresulta muy interesante conocer estos estereoti-pos y saber cuáles de ellos son más definitivosy definitorios del rol social de las mujeres.

• Felicidad Loscertales es catedrática de Psicología Social de Escuela Universitaria dela Universidad de Sevilla.