Presentamos a continuación los principales características de los modelos vigentes en el proceso de orientación familiar.

1. MODELO COUNSELING. COUNSELING COMO RELACIÓN DE AYUDA. Estamos ante un modelo de intervención directa e individualizada entre el orientador y el

orientado-cliente, basada en una relación directa y puntual entre ambos agentes a través de la entrevista no directiva. Posee un marcado carácter terapéutico y remedial y pretende modificar el comportamiento del orientado ayudándole a tomar sus decisiones con libertad. La función del orientador es asesorar, motivar, facilitar al cliente la expresión de sus vivencias, proponer modelos accesibles y atractivos y evaluar el proceso.

El counseling está influenciado por teorías psicológicas diversas como: el psicoanálisis, la psicología individual, perceptivo-fenomenológica, racionalista, conductista, de rasgos y factores… Esta diversidad de fuentes teóricas ha dado origen a diversas formas de entenderlo. Aquí nos referiremos siempre al Counseling como relación de ayuda. Ver definiciones pág, 127.

El counseling como relación de ayuda abarca tanto la ayuda vocacional como la ayuda vital u orientación personal para lograr en el cliente cambios en su comportamiento, progresar con autonomía y singularidad en su evolución vital y ser dueña de su propio destino.

Dentro de la orientación familiar, exponemos los enfoques del Counseling como Relación de Ayuda más habituales. Todos ellos tienen como centro y eje vertebrador al cliente.

El counseling Racional (E.G. Williamson, 1950): atiende sobre todo al ámbito de la orientación profesional y escolar. Aquí el proceso orientador se centra más en el orientador-terapeuta que el orientado. Él es el responsable último de lo acontece y su función es proporcionar al orientado-cliente una correcta autopercepción de sus estudios, valores, hábitos, habilidades, problemas… procurando inferir racionalidad en la decisión del orientado. El método de trabajo es clínico, estructurado y programado.

El Counseling Racional-Emotivo (Ellis, 1960): la idea fundamental es que existe una fuerte interrelación entre razón y emoción; ambas deben estar en armonía si se quiere conseguir el equilibrio personal y la eficacia en las relaciones vitales.

o El destinatario de este tipo de psicoterapia son personas con problemas de afectividad y con fuerte afectación en la racionalidad. Por ello, la función del orientador es demostrar al cliente que sus verbalizaciones son incongruentes y que sus perturbaciones afectivas provienen de su estado de irracionalidad. Para ello utiliza la persuasión, la sugestión, indoctrinación y la prescripción. Es un método clínico y muy directivo utilizado en orientación familiar en el tratamiento con niños con miedos, fobias, ansiedad, obsesiones… y adultos maltratadores y con problemas de conducta.

El counseling basado en las Leyes del Aprendizaje (J. Wolpe, 1969): dentro de la orientación familiar, este autor, entre otros, aplicó las leyes del condicionamiento operante a la modificación del comportamiento humano, así como la teoría de la inhibición recíproca, la cual permite “desaprender” respuestas indeseadas en pro de respuestas adecuadas, incluso ante estímulos adversos para el individuo. Es un modelo directivo con escasa libertad para el cliente y utilizado en personas con necesidades especiales y específicas.

El Counseling de enfoque Gestáltico (Perls, 1976): se basa en la convicción de que la persona es una totalidad organizada, capaz de controlar y ser responsable de su realidad en pro de su equilibrio personal. Cualquier aspecto que perturbe al individuo debe ser percibido e integrado por él.

o Este enfoque trabaja con ejercicios de autocontrol, percepción y control de la realidad y juegos de psicodrama. En la orientación familiar se ha trabajado en Escuelas de padres y grupos de autoayuda.

El Counseling centrado en el Cliente (C. Rogers, 1997): fundamenta su enfoque en su optimismo radical respecto del ser humano. Ser humano al que otorga capacidad para conocerse así mismo, para resolver sus propios problemas, para asumir compromisos, para conocer y elaborar sus experiencias y sentimientos y para reestructurar su equilibrio gracias a su disposición interior positiva.

o En la relación orientador-orientado-relación interpersonal el protagonista fundamental es el orientado. El terapeuta es el espejo de las percepciones, vivencias y sentimientos del cliente y debe demostrar congruencia, empatía, compresión y aceptación cálida y sincera del orientado. Todo ello mediante la entrevista no directiva. En orientación familiar se trabajará la mejora del equilibrio afectivo-emocional, el ajuste de la personalidad, la autoestima, motivación…

El Counseling de carácter ecléctico (E.C. Thorne y R.R. Carkhuff, 1991, 1992): la idea “fuerza” de este enfoque es la creencia en la tendencia del ser humano al pleno funcionamiento para conseguir el equilibrio personal y consecuentemente la autorrealización. La persona es un “todo” que se interroga a sí mismo acerca de su propia dinámica de organización personal y sobre los aspectos que influyen en su comportamiento. De hecho, en este enfoque, el cliente es quien va marcando el ritmo del método y quien tiene la última responsabilidad en la solución del problema. Como en otras ocasiones, para el éxito de la intervención, la acción óptima de terapeuta es clave, debiendo demostrar respeto, empatía, escucha activa, congruencia, autenticidad… Algunas de las técnicas utilizadas en este enfoque son la escucha activa, el silencio, la asociación libre de ideas, la catarsis y la abreacción, el role-playing, la asociación libre de ideas, etc.

o El modelo propuesto por Carkhuff contempla tres dimensiones: el asesor, el asesorado y las variables ambientales. Concretamente el asesor debe demostrar siete variables: empatía, respeto, genuinidad, concreción, confrontación, inmediatez y automanifestación.

o La dinámica del modelo de Carkhuff se lleva a cabo en tres pasos: la autoexploración del asesorado (especie de autodiagnóstico para conocerse mejor así mismo); la autocomprensión, donde comprenderá dónde está y adónde quiere llegar; y por último la acción, donde se identifican y seleccionan las posibles alternativas, el análisis de sus costos y consecuencias, se diseña la acción y se implementa.

o En relación con la orientación familiar el modelo puede aplicarse a la solución de problemas en la relación familia-escuela, la mejorar en la autoestima, en la relaciones interpersonales dentro del grupo, en situaciones de tensión y ansiedad, en la rehabilitación de personas con problemas de percepción o discernimiento, desarrollo preventivo emocional, intelectual y físico.

Según hemos visto, podemos atender a tres posibles formas de Orientación como Relación de Ayuda:

Centrada en el orientador, terapeuta o asesor: el orientador es el que sabe, acoge, interpreta la palabra, el gesto, el silencio. Además orienta, investiga, estimula, aconseja, aplica y evalúa resultados.

Centrada en el problema: la interrelación es menos directiva, más relacional. El cliente va en busca de ayuda para solucionar el problema y, el asesor apoya, explora, interpreta, orienta y da soluciones.

• Centrada en el orientado, cliente o asesorado: hay una relación no directiva, se respeta la iniciativa del cliente. El asesor guarda silencio y cuando el cliente reflexiona, este reformula, informa…

A modo de conclusión podemos decir que las ventajas de este modelo son las propias de la intervención directa y personalizada. En orientación familiar es óptimo para tratar problemas de inseguridad, ansiedad, autoestima, indisciplina, obsesiones miedos, ansiedad… y con grupos ayuda a conocerse, identificar problemas, comprender al otro, potenciar las relaciones de pareja y paternofiliales… Como principales desventajas encontramos: el alto costo de energía, pues la acción se centra en pocos destinatarios y sobre pocos problemas y, sobre todo, que es incompatible con el principio de prevención, desarrollo e intervención social. Además, si tenemos un cliente con baja capacidad de autoexploración o autoanálisis, compromiso y responsabilidad (niños, adolescentes o adultos con este perfil) el trabajo es muy difícil. Por todo ello no debemos nunca asumir este modelo en exclusividad en la orientación familiar.

2. MODELO CONSULTA O ASESORAMIENTO. El modelo de consulta o asesoramiento está caracterizado principalmente por la relación triárquica que se establece entre el consultor, el consultante y el cliente. Aquí no hay una relación directa orientador-orientado, aquí, la relación se establece entre el consultor (orientador), el consultante, que pregunta y solicita ayuda al consultor, y que puede ser otro profesional similar a él (maestro, orientador, educador…) o cualquier otra persona no profesional (familiar, amigos…). Esta demanda que solicita el consultante al consultor la hace en relación a un tercero, el cliente, al cual se le ayuda indirectamente. El cliente puede ser cualquier miembro de la familia. Gracias a la consulta que realiza el consultor este mejora su capacidad para su desempeño profesional o familiar para con el cliente. Nos encontramos ante las funciones preventiva y de desarrollo, sin olvidar también la remedial. Ver definiciones pág. 137.

En la actualidad la figura del consultor está presente en muchísimos ámbitos profesionales. Dicho modelo surgió en el ámbito de las organizaciones con funciones de formación de directivos, la innovación, en entrenamiento de técnicas y estrategias y competencias, optimizar recursos… Más tarde pasó al ámbito de la salud mental como forma de ayuda al consultante en su praxis profesional. El consultor ayudaba al consultante y este a su cliente. Finalmente, el modelo se incorpora al ámbito educativo donde incluso surgió la figura del profesor consultor. En este ámbito el profesorado hacía de consultante para asesorarse sobre aspectos de integración con acnees o sobre aspectos del desarrollo personal y académico del alumnado.

En función de la interrelación consultor-consultante podemos encontrar tres modelos: el modelo prescriptivo (el consultor dirige y prescribe cómo llevar a cabo la intervención); el modelo mediacional (el consultor coordina, media pero no dirige) y el modelo colaborador (el consultor asiste, ayuda, no dirige).

Detallamos a continuación la consulta de corte ecléctico como uno de los tipos más utilizados (junto con el conductual-cognitivo y el sistémico) en la actualidad dentro del modelo de consulta. Nos referimos concretamente a la propuesta de Conoley y Conoley (1981) de nominada “Consulta estratégica” y que contempla los siguientes características o elementos:

Los clientes pueden ser profesionales y paraprofesionales de la ayuda.

Se trabaja sobre los individuos, los grupos y el ecosistema (sistema escolar, social).

Se puede centrar en la prevención y en la solución de problemas.

El orientador es consultor de padres-madres u otros familiares (formación, relación familia-escuela, convivencia interpersonal, desarrollo familiar…) y consultor de administraciones públicas (desarrollo de recursos materiales y humanos, conciliación entre vida familiar y laboral, actuar sobre los grupos con riesgo de exclusión social…

En cuanto a las fases en la aplicación del modelo, son muy parecidas a las fases de la metodología propia del método investigación-acción; otra propuesta también válida sería las fases propias del Procedimiento General de Resolución de Problemas, que aborda objetos de consulta como: la convivencia, separaciones, adopción, alcoholismo y drogadicción, fracaso escolar, indecisión vocacional…

En el primer caso tendríamos las siguientes fases:

o Definición y análisis del problema.

o Recogida de datos.

o Análisis de datos y reflexión.

o Propuesta de acción.

o Nuevo problema o redefinición del anterior.

o En el caso del Procedimiento General de Resolución de Problemas sus fases son:

o Proceso de motivación y definición del problema: reconocer que hay un problema y definirlo claramente.

o Generar soluciones alternativas.

o Analizar consecuencias.

o Tomar decisiones.

o Puesta en práctica y verificación.

3. MODELO DE PROGRAMAS. El modelo de programas combinado con el de Servicios es el más habitual y contrastado entre los profesionales y las instituciones de la orientación familiar. Ambos cumplen los principios de prevención, desarrollo e intervención social y se desarrollan de manera procesual y a lo largo del ciclo vital. Es un programa basado en la psicología del desarrollo y actúa sobre los sujetos individualmente considerados o como grupos familiares. Ambos agentes serán parte activa en el desarrollo del programa.

La orientación a través de programas rentabiliza mucho el tiempo y los recursos materiales y humanos, la intervención llega a más personas y permite la colaboración de varios profesionales.

Es imprescindible tener claro qué entendemos por programa. Para Martínez y otros, 2003 es “una propuesta que sistematiza todas y cada una de las acciones conducentes al diseño, desarrollo y evaluación de las intervenciones psicopedagógicas y socioeducativas orientadas a la satisfacción de las necesidades de los destinatarios”.

La orientación a través de programas implica: variedad de personal profesional que trabaja en equipo, materiales y recursos, autoconocimiento, toma de decisiones, relaciones interpersonales, actividades, estrategias, metodología y evaluación del proceso y los resultados; además, deben ayudar a identificar y desarrollar competencias, pero también remediar déficits o solucionar problemas.

Podemos encontrar distintos tipos de programas de orientación familiar en función de distintos aspectos:

Programas centrados en la dinámica familiar.

Programas centrados en la relación entre la familia, la escuela y la comunidad.

Programas centrados en el desarrollo personal.

Programas promovidos desde los Servicios Sociales de las Administraciones Públicas.

Programas de enfoque cognitivo-conductual.

Programas de intervención intensiva en el domicilio familiar.

Programas multimodales o integrados.

Programas de apoyo individual.

Programas de apoyo social.

4. MODELO DE SERVICIOS. El modelo de servicios actuando a través de programas es en la actualidad el más aceptado por las administraciones públicas, los orientadores familiares y por los trabajadores relacionados con temas de familias. Es una modalidad de intervención directa tanto individual como grupal. Generalmente son servicios formados por equipos de profesionales o técnicos que desarrollan tareas de diagnóstico, elaboración de informes, aplicación de programas… En España se ocupan de estos servicios la Administración Pública a través de los Ministerios de Asuntos Sociales y Trabajo, Justicia y Educación. También las Comunidades Autónomas y, en algunos casos los ayuntamientos e instituciones privadas (cajas, asociaciones, entidades religiosas…). En cualquier caso, tienen siempre un carácter público y social, remedial y terapéutico más que preventivo. Los destinatarios son sujetos y grupos familiares con dificultades, familias problemáticas o en situación de riesgo casi permanente.

Las instituciones antes mencionadas se ocupan de ayudas y programas en relación con categorías como: vivienda; conciliación de la vida familiar; ayuda a las familias con hijos con necesidades especiales, mayores y/o familiares dependientes; problemas de separación, violencia de género-doméstica, maltrato familiar; drogadicción; problemas de renta familiar.

Distinguimos aquí dos niveles de intervención en función de su carácter preventivo o remedial.

Intervenciones de carácter preventivo:

o Persiguen los objetivos siguientes: fomento del respeto entre los miembros del grupo familiar (sobre todo de niños y de personas vulnerables); identificar y ayudar a las familias en situación de riesgo potencial.

o Para alcanzar estos objetivos, según Ferrandis (2003) debemos controlar y reducir los factores de riesgo: identificando dichos riesgos; reduciendo situaciones de pobreza y sus consecuencias (vivienda, economía deficitaria, hacinamiento…); sensibilizando a la opinión pública en contra de cualquier tipo de maltrato; aumentar servicios sociales; dar a conocer los derechos y necesidades de los miembros de la familia (sobre todo los niños). Así mismo, propone potenciar la capacidad de los individuos para afrontar los posibles problemas: formar padres y madres en el ejercicio de sus responsabilidades; desarrollar niños y adolescentes capaces de autoprotegerse, identificar riesgos, superar la frustración, pedir ayuda; etc.

o Estas actuaciones se ejecutan con: campañas publicitarias de sensibilización y formación; con el sistema sanitario (planificación familiar, atención al parto, salud infantil…); el sistema educativo con las instituciones a la primera infancia; con programas escolares para la prevención de cualquier tipo de acoso (asertividad, denunciar hechos, no colaborar con agresores…).

Las intervención de carácter remedial.

o El trabajo a través de los Servicios Sociales, actuando a través de programas, se ha llevado a cabo sobre todo con familias donde sus hijos (niños y/o adolescentes) sufren maltrato físico y/psicológico. Normalmente, los sistemas institucionales de protección a la infancia se mueven en estas dos alternativas:

• Intervenir directamente con las familias afectadas manteniendo a los maltratados en el propio hogar. En estas ocasiones debe haber un equipo multiprofesional que valore, tome decisiones e intervenga en el caso; tener muy en cuenta el ordenamiento jurídico de protección a la infancia; formular los objetivos de forma muy clara y concisa.

• Recurrir a la adopción y al acogimiento de los menores en otras familias o en instituciones. Recurriremos a esta opción cuando: tras la valoración inicial, se ha contrastado que el maltrato es irreversible; si no se garantiza la seguridad de los niños/adolescentes; o si la familia es transeúnte o no tiene domicilio estable.

En general, los Servicios Sociales de atención a la familia trabajan a través de programas, lo que ha propiciado la aparición del Modelo Servicios actuando por Programas como una alternativa a los servicios externos y a la aplicación de programas. En España esto se concreta con el modelo de servicios propio de los Equipos Psicopedagógicos y los Departamentos de orientación de Centro pero actuando a través de programas. Además, el orientador de centro se convierte en asesor del profesor o maestro. Todo ello dentro de un enfoque preventivo y de desarrollo.