Modernismo. Antología poética mínima

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Imagen de la Casa Batlló de 3dom en Flickr con licencia CC BY-NC 2.0 Modernismo Antología poética Todos los textos proceden de http://www.los-poetas.com/ y de http://www.poesi.as/ Se han usado con una finalidad didáctica, sin ánimo de lucro. Esta Antología se publica con licencia Creative Commons Reconocimiento-No Comercial 4.0

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Antología de la poesía modernista para 4ºESO

Transcript of Modernismo. Antología poética mínima

  • Imagen de la Casa Batll de 3dom en Flickr con licencia CC BY-NC 2.0

    Modernismo Antologa

    potica

    Todos los textos proceden de http://www.los-poetas.com/ y de http://www.poesi.as/

    Se han usado con una finalidad didctica, sin nimo de lucro.

    Esta Antologa se publica con licencia Creative Commons Reconocimiento-No Comercial 4.0

  • Rubn Daro 1867-1916

    SONATINA

    La princesa est triste... qu tendr la princesa?

    Los suspiros se escapan de su boca de fresa,

    que ha perdido la risa, que ha perdido el color.

    La princesa est plida en su silla de oro,

    est mudo el teclado de su clave de oro;

    y en un vaso olvidado se desmaya una flor.

    El jardn puebla el triunfo de los pavos-reales.

    Parlanchina, la duea dice cosas banales,

    y, vestido de rojo, piruetea el bufn.

    La princesa no re, la princesa no siente;

    la princesa persigue por el cielo de Oriente

    la liblula vaga de una vaga ilusin.

    Piensa acaso en el prncipe del Golconsa o de China,

    o en el que ha detenido su carroza argentina

    para ver de sus ojos la dulzura de luz?

    O en el rey de las Islas de las Rosas fragantes,

    o en el que es soberano de los claros diamantes,

    o en el dueo orgulloso de las perlas de Ormuz?

    Ay! La pobre princesa de la boca de rosa

    quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,

    tener alas ligeras, bajo el cielo volar,

    ir al sol por la escala luminosa de un rayo,

    saludar a los lirios con los versos de mayo,

    o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

    Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,

    ni el halcn encantado, ni el bufn escarlata,

    ni los cisnes unnimes en el lago de azur.

    Y estn tristes las flores por la flor de la corte;

    los jazmines de Oriente, los nulumbos del Norte,

    de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

    Pobrecita princesa de los ojos azules!

    Est presa en sus oros, est presa en sus tules,

    en la jaula de mrmol del palacio real,

    el palacio soberbio que vigilan los guardas,

    que custodian cien negros con sus cien alabardas,

    un lebrel que no duerme y un dragn colosal.

    Oh quin fuera hipsipila que dej la crislida!

    La princesa est triste. La princesa est plida...

    Oh visin adorada de oro, rosa y marfil!

    Quin volara a la tierra donde un prncipe existe

    La princesa est plida. La princesa est triste...

    ms brillante que el alba, ms hermoso que abril!

    Calla, calla, princesa dice el hada madrina,

    en caballo con alas, hacia ac se encamina,

    en el cinto la espada y en la mano el azor,

    el feliz caballero que te adora sin verte,

    y que llega de lejos, vencedor de la Muerte ,

    a encenderte los labios con su beso de amor!

  • Rubn Daro - CANCIN DE OTOO EN PRIMAVERA

    Juventud, divino tesoro,

    ya te vas para no volver!

    Cuando quiero llorar, no lloro...

    y a veces lloro sin querer...

    Plural ha sido la celeste

    historia de mi corazn.

    Era una dulce nia, en este

    mundo de duelo y de afliccin.

    Miraba como el alba pura;

    sonrea como una flor.

    Era su cabellera obscura

    hecha de noche y de dolor.

    Yo era tmido como un nio.

    Ella, naturalmente, fue,

    para mi amor hecho de armio,

    Herodas y Salom...

    Juventud, divino tesoro,

    ya te vas para no volver!

    Cuando quiero llorar, no lloro...

    y a veces lloro sin querer...

    Y ms consoladora y ms

    halagadora y expresiva,

    la otra fue ms sensitiva

    cual no pens encontrar jams.

    Pues a su continua ternura

    una pasin violenta una.

    En un peplo de gasa pura

    una bacante se envolva...

    En sus brazos tom mi ensueo

    y lo arrull como a un beb...

    Y te mat, triste y pequeo,

    falto de luz, falto de fe...

    Juventud, divino tesoro,

    te fuiste para no volver!

    Cuando quiero llorar, no lloro...

    y a veces lloro sin querer...

    Otra juzg que era mi boca

    el estuche de su pasin;

    y que me roera, loca,

    con sus dientes el corazn.

    Poniendo en un amor de exceso

    la mira de su voluntad,

    mientras eran abrazo y beso

    sntesis de la eternidad;

    y de nuestra carne ligera

    imaginar siempre un Edn,

    sin pensar que la Primavera

    y la carne acaban tambin...

    Juventud, divino tesoro,

    ya te vas para no volver!

    Cuando quiero llorar, no lloro...

    y a veces lloro sin querer.

    Y las dems! En tantos climas,

    en tantas tierras siempre son,

    si no pretextos de mis rimas

    fantasmas de mi corazn.

    En vano busqu a la princesa

    que estaba triste de esperar.

    La vida es dura. Amarga y pesa.

    Ya no hay princesa que cantar!

    Mas a pesar del tiempo terco,

    mi sed de amor no tiene fin;

    con el cabello gris, me acerco

    a los rosales del jardn...

    Juventud, divino tesoro,

    ya te vas para no volver!

    Cuando quiero llorar, no lloro...

    y a veces lloro sin querer...

    Mas es ma el Alba de oro!

  • A MARGARITA DEBAYLE Margarita, est linda la mar,

    y el viento

    lleva esencia sutil de azahar;

    yo siento

    en el alma una alondra cantar: tu acento.

    Margarita, te voy a contar

    un cuento.

    ste era un rey que tena

    un palacio de diamantes,

    una tienda hecha del da

    y un rebao de elefantes,

    un kiosko de malaquita,

    un gran manto de tis,

    y una gentil princesita, tan bonita,

    Margarita,

    tan bonita como t.

    Una tarde la princesa

    vi una estrella aparecer;

    la princesa era traviesa

    y la quiso ir a coger.

    La quera para hacerla

    decorar un prendedor,

    con un verso y una perla, y una pluma y una flor.

    Las princesas primorosas

    se parecen mucho a ti: cortan lirios, cortan rosas,

    cortan astros. Son as.

    Pues se fu la nia bella,

    bajo el cielo y sobre el mar,

    a cortar la blanca estrella

    que la haca suspirar.

    Y sigui camino arriba,

    por la luna y ms all;

    mas lo malo es que ella iba sin permiso del pap.

    Cuando estuvo ya de vuelta

    de los parques del Seor, se miraba toda envuelta

    en un dulce resplandor.

    Y el rey dijo: "Qu te has hecho? Te he buscado y no te hall;

    y qu tienes en el pecho,

    que encendido se te ve?"

    La princesa no menta.

    Y as, dijo la verdad:

    "Fu a cortar la estrella ma

    a la azul inmensidad."

    Y el rey clama: "No te he dicho

    que el azul no hay que tocar?

    Qu locura! Qu capricho! El Seor se va a enojar."

    Y dice ella: "No hubo intento;

    yo me fu no s por qu; por las olas y en el viento

    fu a la estrella y la cort."

    Y el pap dice enojado:

    "Un castigo has de tener:

    vuelve al cielo, y lo robado

    vas ahora a devolver."

    La princesa se entristece

    por su dulce flor de luz,

    cuando entonces aparece sonriendo el Buen Jess.

    Y as dice: "En mis campias

    esa rosa le ofrec: son mis flores de las nias

    que al soar piensan en m."

    Viste el rey ropas brillantes, y luego hace desfilar

    cuatrocientos elefantes

    a la orilla de la mar.

    La princesita est bella,

    pues ya tiene el prendedor

    en que lucen, con la estrella,

    verso, perla, pluma y flor.

    Margarita, est linda la mar,

    y el viento

    lleva esencia sutil de azahar: tu aliento.

    Ya que lejos de m vas a estar,

    guarda, nia, un gentil pensamiento al que un da te quiso contar

    un cuento.

  • Rubn Daro NOCTURNO

    Quiero expresar mi angustia en versos que abolida

    dirn mi juventud de rosas y de ensueos,

    y la desfloracin amarga de mi vida

    por un vasto dolor y cuidados pequeos.

    Y el viaje a un vago Oriente por entrevistos barcos,

    y el grano de oraciones que floreci en blasfemias,

    y los azoramientos del cisne entre los charcos,

    y el falso azul nocturno de inquerida bohemia.

    Lejano clavicordio que en silencio y olvido

    no diste nunca al sueo la sublime sonata,

    hurfano esquife, rbol insigne, oscuro nido

    que suaviz la noche de dulzura de plata...

    Esperanza olorosa a hierbas frescas, trino

    del ruiseor primaveral y matinal,

    azucena tronchada por un fatal destino,

    rebusca de la dicha, persecucin del mal...

    El nfora funesta del divino veneno

    que ha de hacer por la vida la tortura interior;

    la conciencia espantable de nuestro humano cieno

    y el horror de sentirse pasajero, el horror

    de ir a tientas, en intermitentes espantos,

    hacia lo inevitable desconocido, y la

    pesadilla brutal de este dormir de llantos

    de la cual no hay ms que Ella que nos despertar!

  • Rubn Daro - LO FATAL

    A Ren Prez.

    Dichoso el rbol que es apenas sensitivo,

    y ms la piedra dura, porque sta ya no siente,

    pues no hay dolor ms grande que el dolor de ser vivo,

    ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

    Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,

    y el temor de haber sido y un futuro terror...

    Y el espanto seguro de estar maana muerto,

    y sufrir por la vida y por la sombra y por

    lo que no conocemos y apenas sospechamos,

    y la carne que tienta con sus frescos racimos

    y la tumba que aguarda con sus fnebres ramos,

    y no saber adnde vamos,

    ni de dnde venimos...!

  • Rubn Daro - YO PERSIGO UNA FORMA

    Yo persigo una forma que no encuentra mi estilo,

    botn de pensamiento que busca ser la rosa;

    se anuncia con un beso que en mis labios se posa

    al abrazo imposible de la Venus de Milo.

    Adornan verdes palmas el blanco peristilo;

    los astros me han predicho la visin de la Diosa;

    y en mi alma reposa la luz como reposa

    el ave de la luna sobre un lago tranquilo.

    Y no hallo sino la palabra que huye,

    la iniciacin meldica que de la flauta fluye

    y la barca del sueo que en el espacio boga;

    y bajo la ventana de mi Bella-Durmiente,

    el sollozo continuo del chorro de la fuente

    y el cuello del gran cisne blanco que me interroga.

  • Manuel Machado 1874-1947

    ADELFOS

    Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron

    -soy de la raza mora, vieja amiga del sol-,

    que todo lo ganaron y todo lo perdieron.

    Tengo el ama de nardo del rabe espaol.

    Mi voluntad se ha muerto una noche de luna

    en que era muy hermoso no pensar ni querer...

    Mi ideal es tenderme, sin ilusin ninguna...

    De cuando en cuando un beso y un nombre de mujer.

    En mi alma, hermana de la tarde, no hay contornos...

    y la rosa simblica de mi nica pasin

    es una flor que nace en tierras ignoradas

    y que no tiene aroma, ni forma, ni color.

    Besos, pero no darlos! Gloria... la que me deben!

    Que todo como un aura se venga para m!

    Que las olas me traigan y las olas me lleven

    y que jams me obliguen el camino a elegir.

    Ambicin!, no la tengo. Amor!, no lo he sentido.

    No ard nunca en un fuego de fe ni gratitud.

    Un vago afn de arte tuve... Ya lo he perdido

    Ni el vicio me seduce, ni adoro la virtud.

    De mi alta aristocracia dudar jams se pudo.

    No se ganan, se heredan elegancia y blasn...

    Pero el lema de casa, el mote del escudo,

    es una nube vaga que eclipsa un vano sol.

    Nada os pido. Ni os amo ni os odio. Con dejarme

    lo que hago por vosotros hacer podis por m...

    Que la vida se tome la pena de matarme,

    ya que yo no me tomo la pena de vivir!...

    Mi voluntad se ha muerto una noche de luna

    en que era muy hermoso no pensar ni querer...

    De cuando en cuando un beso, sin ilusin ninguna.

    El beso generoso que no he de devolver!

  • Manuel Machado - CASTILLA

    El ciego sol se estrella

    en las duras aristas de las armas,

    llaga de luz los petos y espaldares

    y flamea en las puntas de las lanzas.

    El ciego sol, la sed y la fatiga.

    Por la terrible estepa castellana,

    al destierro, con doce de los suyos

    -polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.

    Cerrado est el mesn a piedra y lodo.

    Nadie responde... Al pomo de la espada

    y al cuento de las picas el postigo

    va a ceder Quema el sol, el aire abrasa!

    A los terribles golpes

    de eco ronco, una voz pura, de plata

    y de cristal, responde... Hay una nia

    muy dbil y muy blanca

    en el umbral. Es toda

    ojos azules, y en los ojos. lgrimas.

    Oro plido nimba

    su carita curiosa y asustada.

    "Buen Cid, pasad. El rey nos dar muerte,

    arruinar la casa

    y sembrar de sal el pobre campo

    que mi padre trabaja...

    Idos. El cielo os colme de venturas...

    En nuestro mal, oh Cid, no ganis nada!"

    Calla la nia y llora sin gemido...

    Un sollozo infantil cruza la escuadra

    de feroces guerreros,

    y una voz inflexible grita: "En marcha!"

    El ciego sol, la sed y la fatiga...

    Por la terrible estepa castellana,

    al destierro, con doce de los suyos

    -polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.

  • Juan Ramn Jimnez 1881-1958

    NOCTURNOS

    Yo me morir, y la noche,

    triste, serena y callada,

    dormir el mundo a los rayos

    de su luna solitaria.

    Mi cuerpo estar amarillo,

    y por la abierta ventana

    entrar una brisa fresca

    preguntando por mi alma.

    No s si habr quien solloce

    cerca de mi negra caja,

    o quien me d un largo beso

    entre caricias y lgrimas.

    Pero habr estrellas y flores

    y suspiros y fragancias,

    y amor en las avenidas

    a la sombra de las ramas.

    Y sonar ese piano

    como en esta noche plcida,

    y no tendr quien lo escuche

    sollozando en la ventana.

  • Juan Ramn Jimnez - JARDINES MSTICOS

    XII Soy yo quien anda esta noche

    por mi cuarto, o el mendigo

    que rondaba mi jardn

    al caer la tarde...? Miro

    en torno y hallo que todo

    es lo mismo y no es lo mismo...

    la ventana estaba abierta?

    yo no me haba dormido?

    El jardn no estaba blanco

    de luna...? El cielo era limpio

    y azul... Y hay nubes y viento

    y el jardn est sombro...

    Creo que mi barba era

    negra... yo estaba vestido

    de gris... y mi barba es blanca

    y estoy enlutado... Es mo

    este andar? tiene esta voz

    que ahora suena en m, los ritmos

    de la voz que yo tena?

    Soy yo...? o soy el mendigo

    que rondaba mi jardn

    al caer la tarde...? Miro

    en torno... Hay nubes y viento...

    El jardn est sombro...

    ... Y voy y vengo... Es que yo

    no me haba ya dormido?

    Mi barba est blanca... Y todo

    es lo mismo y no es lo mismo...