Monica luna cuento
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UNIVERSIDAD FERMIN TORO
VICERECTORADO ACADEMICO
FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS Y SOCIALES
ESCUELA DE COMUNICACION SOCIAL
ENSAYO: CUENTO VANGUARDISTA
Alumno:
Mónica Luna C.I. 23850167
SAIA A
Literatura Latinoamericana
Para comenzar, el cuento Vanguardista se refiere a las obras que son
innovadoras respecto al arte, la política y la cultura, simboliza un empuje
de los límites de lo que se acepta como norma sobre el ámbito social. Se
debe decir que las vanguardias unidas a la tradición anglosajona, son
algunos de los elementos que dan origen al cuento hispanoamericano. El
cuento hispanoamericano surge de la unión entre el movimiento de
vanguardias de los años 20 y el boom narrativo de los años 60, debido a
que los escritores comienzan a incorporar en sus obras innovaciones
técnicas.
En este mismo orden de ideas, surgieron nuevas tendencias como el
cuento realista, el cuento fantástico, el realismo mágico y los
microrrelatos. Se puede señalar que entre los autores que se destacaron
están Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Horacio Quiroga.
En Venezuela en el año 1928 surge la llamada Generación del 28, la
misma era caracterizada por su rebeldía y por un extremado gusto por la
metáfora y el lenguaje barroco. Entre sus representantes están Guillermo
Meneses, Gustavo Díaz Solis y Miguel Otero Silva.
La fertilidad del siglo XX quedó manifestada desde sus primeros años
con escritores que no sólo renovaron el género puertas adentro, sino que
aportaron elementos relevantes para su evolución en Hispanoamérica.
Destaca en primer lugar José Rafael Pocaterra, cercano al realismo
social, político, portador de un lenguaje directo y agudo, que se negó a la
mirada evasiva de los preciosistas de su época, y se centró en problemas
neurálgicos de la sociedad; con sus Cuentos Grotescos, publicados desde
1915, dio un salto adelante en cuanto a formato y temática.
Posteriormente, en 1927, Julio Garmendia publica Tienda de Muñecos,
relatos en los que incorpora el componente fantástico con maestría y
originalidad, así como el humor, la ironía y la parodia, dando inicio a una
mirada que aún hoy está vigente. En el año 35 Uslar Pietri publica su
cuento La lluvia, reconocido como uno de los antecedentes más
representativos del Realismo Mágico, en cuya estructura y lenguaje
poético se cifran las claves de una obra magistral.
A mediados de siglo Guillermo Meneses publica La mano junto al muro,
propuesta cinética, fragmentaria, donde se rompe la linealidad del
discurso y se capitalizan las posibilidades plásticas del lenguaje. En la
misma línea y por ese mismo periodo, Oswaldo Trejo y Armas Alfonzo
experimentan en los formatos narrativos, rompiendo radicalmente con la
tradición imperante.
Asi mismo en las décadas del sesenta y setenta, figuran Adriano
González León, Salvador Garmendia, José Balza y Luis Britto García,
renovadores y beligerantes, comprometidos con el cambio radical de una
sociedad venezolana en decadencia y la mascarada artística imperativa;
desde sus diversos registros temáticos le dieron un vuelco al género
elevando el lenguaje con imágenes filosas y metáforas provocadoras.
Cabe resaltar que en los últimos veinte años de la centuria pasada,
destacan: Alberto Jiménez Ure, quien hizo del horror y lo escatológico la
materia prima de su obra; Ángel Gustavo Infante y sus Cerrícolas,
conjunto de relatos donde disecciona el microcosmo de las barriadas
caraqueñas con un lenguaje preciso y audaz; Gabriel Jiménez Emán,
practicante del absurdo, lo onírico y el humor, reconocido actualmente
como uno de los máximos exponentes del género mini ficción en
Latinoamérica. De igual forma: Wilfredo Machado, Laura Antillano, Israel
Centeno, Sael Ibáñez, Barrera Linares, López Ortega, Miguel Gomes,
Carlos Sandoval, Méndez Guédez y tantos otros que durante ese período
se manifestaron con diversas estéticas, salpicadas del discurso paródico,
la ironía, el intimismo, la intertextualidad, lo evocativo, lo fragmentario;
volviendo, en la mayoría de los casos, al rescate de la anécdota como
columna vertebral del relato.
Para finalizar se puede notar que han transcurrido muchos años de alta
productividad y excelente factura, quizás puede ser una tradición
cuentística que se extiende hasta hoy positivamente, más allá de los
problemas estructurales de difusión y promoción que impidieron el
posicionamiento de algunos escritores; muchos de los cuales podrían
figurar en las más importantes antologías del cuento hispanoamericano, o
en los catálogos editoriales con mayor alcance en el continente.