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Monografía:
“Deuda
externa
argentina”
Giannetto Oriana – Granado Rocio
6ºA ES I. La Providencia
Profesora Alicia Barba
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Índice:
Bibliografía……………………..………………………………..…pág. 3
Introducción…………………………………………….…..……...pág. 4
Desarrollo………………………..………………………….……...pág. 5
Los inicios del endeudamiento argentino……………..pág. 5
La deuda y la Primera Guerra Mundial……………….pág. 7
La Segunda Guerra Mundial…………………………..pág. 8
Creación del Fondo Monetario Internacional…………pág. 9
El modelo aperturista…………………………………..pág. 11
Democracia y deuda externa…………………………pág. 13
Convertibilidad y endeudamiento…….……………….pág. 13
Deuda externa y crisis…………………………………pág. 15
Proceso de recuperación……………………………...pág.15
Conclusión personal Giannetto……………..…………………....pág.19
Conclusión personal Granado………………………………........pág.20
Conclusión general……………………………………………...…pág.21
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Bibliografía:
“Economía a contramano” Alfredo Zaiat. Editorial Planeta.
“Economía” P. Maas. J. Castillo. Editorial Aique.
“Historia Argentina y Latinoamericana II” Amézola. Bisso. Cuesta. Pappier.
Editorial Kapelusz
Eumed.net
Puntodevistaeconomico.wordpress.com
Cyt-ar.com.ar
Datos.bancomundial.org
Iprofesional.com
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Introducción
Todos los días los ciudadanos nos informamos continuamente a través de los diarios, radios y
principalmente, los noticieros. Solemos actualizarnos sobre todos los temas del país, y en el área económica
es muy usual ver noticias sobre la llamada “deuda externa” y la mayoría de nosotros creemos saber de qué se
trata pero ¿conocemos tan a fondo, como suponemos, este asunto tan complejo que afecta profundamente a
la Argentina?
A grandes rasgos, podemos explicarla como el conjunto de obligaciones asumidas por el estado y las
empresas privadas argentinas con gobiernos u organismos de otros países. Como consecuencia, cuando se
contrae, sale del país más de lo que entró. Es por eso que en este trabajo desarrollaremos los detalles sobre
la deuda externa, analizando detenidamente sus cambios en la historia, su inicio, la forma en que los
diferentes presidentes de nuestra nación fueron manejando la situación, los problemas que se presentaron
debido a la misma, estadísticas, y el presente de este asunto en la República.
Para empezar esta monografía y entender este amplio tema, podemos explicar el ambiente y las
circunstancias que predominaban en el momento de origen de la deuda externa. Por la independencia de la
República Argentina, en 1822 se acumuló una deuda de $5.000.000, por esto es que en 1824 la Legislatura
de Buenos Aires autorizó la contratación de un empréstito del banco Baring Brothers de Londres por
£1.000.000 con interés anual de %6. En esos años se encontraban en la presidencia Bernardino Rivadavia.
Desde ese momento la deuda creció hasta el día de hoy, porque tarde o temprano siempre sale del país más
de lo que entró.
Por eso en este trabajo haremos un seguimiento cronológico e histórico del endeudamiento que ha
contraído nuestro país; analizaremos textos de autores de distintas corrientes ideológicas, datos estadísticos e
información de distintos medios de comunicación para tratar de comprender mejor este flagelo que condiciona
el desarrollo de la Argentina. Porque es necesario entender el pasado para buscar soluciones futuras y tratar
de cambiar la realidad de la nación.
Recopilaremos información de sitios como eumed.net, de Proyecto Sur de Buenos Aires, de autores como
Alfredo Saiat, Amézola, Bisso, Cuesta, Pappier, Maas, etc., y de diversos medios informativos como diarios y
revistas nacionales e internacionales; siempre buscando la amplitud de conocimiento y de puntos de vista que
colaboren para nuestra investigación.
Por otro lado investigaremos el papel que juegan los organismos internacionales en las tomas de
decisiones con respecto a la deuda externa y observaremos a la Argentina en el contexto de globalización
económica que ha marcado y marcará la evolución de los compromisos adquiridos.
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1. Los inicios del endeudamiento argentino
Las grandes potencias europeas como Francia e Inglaterra decidieron que el Río de la Plata era la opción
de penetración a mercados que necesitaban consumir y que poseían gran cantidad de plata para solventarlo.
A inicios del siglo XIX y debido al frustrado ataque militar Ingles, estos deciden cambiar
la estrategia intentando la transformación comercial de la región inundando a Montevideo y Buenos Aires de
mercaderías que no se vendían en Europa. Esto llevó a que Argentina fuera un país dependiente del mercado
mundial, pero pudo conservar sus riquezas básicas, y este fenómeno dio lugar a un importante proceso de
acumulación interna de capital. Un problema clave fue el claro antagonismo entre Buenos Aires y el interior
del país, ya que la ciudad estaba interesada en exportar los productos de su ganadería y en importar las
mercancías extranjeras. Pero el interior no poseía productos exportables y era poseedor de una importante
industria abastecedora del marcado interno que se vio afectada por la importación de productos extranjeros.
Los primeros empréstitos fueron firmados por las autoridades de Buenos Aires que desarrollaron
relaciones de dependencia con los capitalistas ingleses, tanto por la exportación de sus productos ganaderos
como por la importación de artículos manufacturados. Como consecuencia las provincias terminaron
abonando una deuda que jamás contrajeron. En 1824 el gobierno de Buenos Aires aprobó el empréstito de 1
millón de libras esterlinas, cuya gestión fue iniciada por Bernardino Rivadavia. El interés anual de la deuda era
de unas 65 mil libras esterlinas, es decir el 13% de los ingresos de la provincia de Buenos Aires durante 1824.
La contratación del empréstito del banco
Baring Brothers buscaba dotar de un puerto
moderno a Buenos Aires y de fundar pueblos en
la frontera con los indios. Colocado en Londres al
70% de su valor escrito, dicho préstamo se
redujo a 700 mil libras esterlinas. No obstante,
Baring Brothers no envió oro, sino órdenes de
pago contra comerciantes ingleses de Buenos
Aires.
Esta manipulación dejó endeudado al país en un millón de libras esterlinas cuyo pago importaba un
servicio anual de 325 mil pesos oro durante 40 años. Obviamente, a los dos años los servicios del empréstito
dejaron de abonarse. El gobernador Dorrego no cumplió con las obligaciones y Rosas tampoco. Ante la
presión de Baring, Rosas encomendó al diplomático Manuel Moreno para que intentara canjear la deuda por
las Islas Malvinas.
Durante su gobierno, Rosas paga algunas mensualidades, pero a penas al 20% de los intereses
correspondientes, interrumpiendo los pagos en 1845 cuando se produce el bloqueo anglo-francés por el río
Paraná. En cambio, después de Caseros, el grupo Mitrista que pasa a controlar la provincia de Buenos Aires
se preocupa por arreglar las cuentas con el imperio: envía a Norberto de la Riestra a Londres para la
renegociación. De la Riestra reconoce en 1824 una deuda en concepto de capital por 977.000 libras e
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intereses que alcanzan a 1.641.000 libras esterlinas, de modo que aquellas escasas libras giradas al Río de la
Plata se han convertido en 2.618.000. Cuando el Mitrismo necesita financiación para la Guerra de La Triple
Alianza, envía a de la Riestra a Londres. Este obtiene allí un nuevo empréstito por 2.500.000 libras esterlinas
cuyos títulos se colocan, en su mayor parte, a 72,5% y que restado sus gastos y comisiones, deja un
remanente de 1.735.703 libras.
Desde 1870 Argentina se dedica pura y exclusivamente a pedir préstamos del exterior y radicar
capitales para tratar de convertirse en una nación moderna y progresista. Con el fin de la guerra de la Triple
Alianza el congreso autorizo al Poder Ejecutivo a contraer otro empréstito por 30 millones de Pesos Fuertes
para utilizar en la construcción de un ramal ferroviario, el puerto y almacenes de aduana de Buenos. Aires,
muelles y almacenes del puerto de Rosario y el resto para cancelar la deuda del estado con el Banco de la
Provincia de Buenos Aires.
Cuando se produce la denominada Crisis del ’76 a causa de la formación del tercer Banco Nacional de
nuestra historia, el cual se enfrento al poco tiempo de formado con el de la provincia,
Argentina es llevada a un endeudamiento externo en el cual figuraba un total de 49,5 millones de Pesos
en Oro de importaciones y una deuda de 47,5 millones y que luego termino siendo de 91,5 millones de Pesos
Oro respecto al total de importaciones y 425,5 millones la deuda antes nombrada.
Los distintos presidentes que se sucedieron desde 1876 como Sarmiento, Roca y Pellegrini fueron
acrecentando la deuda hasta que llegamos al principio del siglo XX, cuando se desata la Primera Guerra
Mundial.
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2. La deuda y la Primera Guerra Mundial
La Primera Guerra Mundial produjo la rebaja tan deseada en el que ya era un enorme endeudamiento. El
imperio ingles modifica su economía privilegiando la fabricación de armas, de manera que reduce sus ventas
de manufactura a la Argentina y como consecuencia nuestro país disfruta de un creciente desarrollo de la
industria nacional. La balanza comercial absorbe los egresos de la balanza de pagos y deja un importante
remanente en divisas. De esta manera el gobierno de Yrigoyen reduce la deuda externa por un importe de 20
millones de libras esterlinas.
La guerra produce desabastecimiento que se remedia incrementando importaciones, lo cual produce una
baja en la tasa de pagos. En general hasta 1930 la Argentina no tuvo problemas para lograr inversiones y
préstamos.
En 1932, el gobierno británico decide priorizar el comercio con sus colonias y con los demás países del
Common Wealth y el gobierno argentino trató desesperadamente de ser parte de ese grupo para seguir
vendiendo a Gran Bretaña. De esta manera se firmó en 1933 un convenio entre ambos países conocido como
Pacto Roca-Runciman, debido al nombre de los funcionarios firmantes por ambos gobiernos. El pacto
comprometió a los ingleses a seguir comprando carne argentina pero a cambio Argentina concedió
descongelar las sutilidades de las empresas británicas en Argentina; se mantuvo libre de impuestos el carbón
ingles y se otorgó el monopolio de la carne a los frigoríficos de los ingleses. Además se impuso la creación de
un Banco Central “mixto”, con la participación de banqueros privados y de una corporación de transporte
dominada por compañías británicas.
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En los años que van desde 1934 hasta 1938, el hecho más notable de este periodo es la disminución de la
deuda externa Argentina, la cual contrasta con las sumas apreciables que se envían al exterior por remesas
de intereses del capital privado.
Durante 1939 el servicio de la deuda representaba solo un 20% de las exportaciones (40% en 1914) pero
continuaba como al estallar la Primer Guerra Mundial, sin bodegas para el almacenaje y sin Marina Mercante.
Concluida la guerra, se continúa el proceso de cancelación de la deuda externa y se refleja en
la balanza de pagos. Ahora Argentina no se ve afectada por la existencia de una deuda externa, pero se le
han frenado las llegadas de los capitales para la inversión, dependiendo del ahorro nacional y de la balanza
comercial que comienza a caer a causa de los términos de intercambio.
3. La Segunda Guerra Mundial
La obtención de fuertes superávits en la balanza comercial, que han permitido reducir la deuda externa en
los últimos años de la década del 30, se ha acentuado con el estallido de la guerra, de manera que, entre
1944 y 1945, al tiempo que no se toman nuevos préstamos, se repartían títulos por 50 millones de dólares
que, sumados a las amortizaciones del período, permite reducir la deuda a 264 millones de dólares.
Juan Domingo Perón triunfa en las elecciones presidenciales de 1946 y pone en marcha un proyecto que
recupera para la Argentina los principales resortes de su economía que estaban en manos del capital
extranjero e impulsado el crecimiento industrial, con fuerte ampliación del mercado interno y notable avance
de las conquistas sociales de los trabajadores, también se producen importantes cambios respecto de la
deuda externa. La nacionalización de la economía se concretó con la de los bancarios de manera que las
finanzas nacionales fueron controladas por el Banco Central, que distribuyó el crédito destinándolo
principalmente a la industria de la construcción. Cabe decir que los objetivos del plan quinquenal fueron
ampliamente logrados en los primeros tres años gracias a la situación financiera del momento y las
condiciones favorables del mercado mundial, Argentina poseía poderosas divisas acumuladas durante la
Crisis mundial y el mercado exterior pagaba precios altos por sus cereales. Estos recursos fueron utilizados
para nacionalizar los ferrocarriles y saldar la deuda externa. Entre 1946 y 1948 se rescata el total de títulos, lo
cual permite al gobierno afirmar que se ha logrado la independencia económica ya que, por primera vez en
muchos años, "tenemos deuda externa cero".
Hacia los años 1949-50 los precios agrícolas externos cayeron un 40% en relación con el costo de los
productos industriales, mientras los empleos públicos seguían expandiéndose. En el año 1946 el 16% del
ingreso bruto interno fue consumido por el gasto público. A partir de 1949 se empezó a sentir con fuerza la
crisis, la producción agrícola europea se recuperó y los mercados del viejo continente comenzaron a cerrarse,
perjudicando a países agroexportadores como la Argentina.
En 1950 se solicitó un crédito al Export Import Bank de Estados Unidos para afrontar la deuda que se
había generado en 1949, año en el que la balanza comercial se había invertido y las importaciones superaron
a las exportaciones, generando déficit
La discriminación que sufre la Argentina en la participación de venta de carnes y cereales dentro del Plan
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Marshal, dos sequías que provocan una fuerte baja de las exportaciones y la inconvertibilidad de la libra,
decidida unilateralmente por Gran Bretaña, impiden el pago de deudas en Estados Unidos por 125 millones de
dólares, que son refinanciados por la misión Cereijo, a través de un crédito del Eximbank. Esta deuda se halla
reducida al producirse el golpe de septiembre de 1955 que derroca a Perón, por lo cual a esa fecha existía
una deuda de 57 millones de dólares.
4. Creación del Fondo Monetario Internacional
Tras la caída de Perón en 1955 el “modelo desarrollista” del presidente Arturo Frondizi se propuso
fomentar el desarrollo de la industria pesada y se lanzó a alcanzar el autoabastecimiento petrolero, con la
apertura a las multinacionales del sector. Este fue el primer paso que apuntaba a la industrialización a partir
del aporte de las empresas privadas. En ese momento ingresaron las más importantes firmas
estadounidenses, dando un nuevo perfil a la nueva estructura económica argentina. De todas maneras no se
logró el efecto buscado porque estas empresas se asentaron en lo que se denominan industrias de bienes de
consumo durables. Si bien estos sectores modernizaron el parque industrial, no solo no resolvieron el
problema sino que lo profundizaron porque requirieron más importaciones. No proveyeron divisas, se las
llevaron por medio de la repatriación de utilidades a sus países de origen, con lo que se firmaron importantes
contratos pagos de patentes y marcas.
El Fondo Monetario Internacional y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, más conocido
como el Banco Mundial, fueron creados para formar un orden económico capitalista sólido que trajera
estabilidad, crecimiento y pudiera competir con el activo comunismo de Rusia y Europa Oriental. El inicio de
sus operaciones financieras se dio a partir de 1947. Sus objetivos originales comprendían fomentar la
cooperación monetaria internacional, facilitar la expansión y el crecimiento equilibrado del comercio
internacional, extender la estabilidad cambiaria, colaborar con el establecimiento de un sistema multilateral de
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pagos, y poner los recursos generales de la institución a disposición de los países miembros con dificultades
en la balanza de pagos. Todas estas medidas apuntaban por entonces, a evitar derrumbes, ayudando a los
países amenazados por una recesión para que emprendieran políticas expansivas, mantuvieran el nivel de
actividad, de empleos y la tasa de cambios.
La incorporación de la Argentina al FMI,
decidida por el gobierno presidido por Pedro
Eugenio Aramburu, en 1956, al mismo tiempo que
se desnacionalizan los depósitos bancarios, se
liquida el control estatal sobre el comercio exterior
y se anula la reforma constitucional de 1949, deja
sin efecto el artículo 40, protector de nuestros
recursos naturales. De esta manera, la Argentina
entre de nuevo en el círculo del endeudamiento,
con nuevos créditos para pagar los intereses de
préstamos anteriores y con una cada vez mayor
sumisión a los dictados del FMI. En 1959 la crisis
económica había impuesto un nuevo plan de
estabilización y la solicitud de un nuevo empréstito
al FMI. Parte del acuerdo con este organismo
financiero internacional tuvo por condición la
privatización del frigorífico nacional Lisandro De La
Torre. Al concluir el período de la llamada
"revolución libertadora" la deuda externa ya pasa
los mil millones de dólares. Al caer Frondizi, en
marzo de 1962, se la puede estimar en 1.800
millones de dólares y cesar el gobierno de José
María Guido, en julio de 1963, bordea los 2.100
millones.
Con la llegada de la intransigencia nacional del radicalismo, como el presidente Arturo Illia, se registra una
experiencia de apocadas posiciones nacional-agraristas que se expresan en una mayor independencia
respecto de los dictados del FMI y también en una cierta reducción de la deuda pública de algo más de 300
millones de dólares. Al producirse el golpe militar que derroca a Illia, en 1966, el endeudamiento público
externo alcanza 1.768 millones de dólares.
Bajo el gobierno de Arturo Frondizi se habían producido importantes radicaciones de capital
norteamericano, ese proceso se acentúa ahora bajo el totalitarismo de Juan Carlos Onganía. El general Juan
Enrique Guglialmelli denuncia la grave extranjerización del aparato productivo del país producida en esos
años y, lamentablemente, la deuda crece. Cuando se termina el gobierno militar, el monto de la deuda llega a
los 3.800 millones de dólares.
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5. El modelo aperturista
En 1975, durante el último año del gobierno de Maria Estela Martinez de Perón, llegó al frente del
Ministerio de Economía Celestino Rodrigo que tuvo un intento por plantear un modelo favorable a la
acumulación financiera, el cual tuvo un fuerte rechazo en los sectores industriales.
Después del Rodrigazo, la crisis económica fue incontenible, sucediéndose inflación y corridas del dólar.
Quienes habían solicitado un crédito hipotecario previo al Rodrigazo se vieron favorecidos por la licuación de
las cuotas, pero no así los ahorristas. A finales de 1975, cada habitante de la Argentina debía al exterior
U$S320.
Cuando la dictadura militar derrocó al gobierno de Isabel Martinez la deuda arañaba los 8000 millones de
dólares. Accedió como Ministro de Economía Alfredo Martinez de Hoz, quien anunció en los medios su
“Programa de recuperación, saneamiento y expansión de la economía argentina”, que apuntaba a apagar lo
que llamó “tres incendios” de la economía nacional, que eran la inflación, la deuda externa y la caída de los
niveles de producción. Junto con esto, realizó una reforma del sistema financiero que favoreció la
especulación, el alza de las tasas bancarias y el aumento de las importaciones; el objetivo era modificar
radicalmente el funcionamiento del sistema financiero y realizar una apertura acelerada de la economía.
La nueva pauta cambiaria, la disminución de los aranceles y las altas tasas de interés generaron un círculo
vicioso de especulación. De esta forma, el gobierno buscaba la entrada de dólares al país para evitar que su
compra masiva provocara un aumento de su precio, pero estos dólares no eran invertidos en la producción
sino que circulaban en pos de la especulación financiera, conformando el mecanismo denominado “bicicleta
financiera”. Los capitales que venían del exterior ingresaban buscando las tasas altas de interés y tenían la
posibilidad de salir del país sin trabas. Como resultado la inflación y el déficit estatal continuaban creciendo, el
gobierno recurría a capitales extranjeros para amortiguar esta situación y de esta manera se acrecentaba la
deuda externa.
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En 1980 estalló la crisis económica provocando que las empresas tuvieran enormes problemas, las deudas
se volvieran incobrables y muchos bancos quebraran. En 1981, durante el gobierno de facto de Roberto Viola,
se produjo una devaluación del %400. Hacia fines de 1982, Domingo Cavallo, quien era presidente del Banco
Central, firmó una circular por la que los deudores pagaban al banco en pesos y el Estado asumía el
compromiso de pagar en dólares a los acreedores externos. Debido a que en ese momento el gobierno n
podía pagar, estas deudas privadas pasaron a formar parte de la deuda pública, de modo que la deuda
externa aumentó más de %465.
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6. Democracia y deuda externa
En 1983 vuelve la democracia a la Argentina de la mano del radical Raúl Alfonsín quien había
prometido una investigación que lograra distinguir la parte de la deuda que era legítima, pero esta
investigación no se completa y se continúa pagando los servicios de la deuda de manera sostenida y
creciente. Para estas fechas la deuda externa pública de la Argentina ascendió a 45 mil millones de
dólares. A partir de entonces se impusieron políticas de ajuste conocidas como “planes de estabilización”
cuyo objetivo era frenar la inflación, aumentar las exportaciones, reducir el déficit fiscal y asegurar el
cumplimiento de los compromisos externos. Este programa era aprobado por el Fondo Monetario
internacional y posteriormente prestaba cierta cantidad de dinero, denominados “préstamos stand-by”. Y
al mismo tiempo el conjunto de los bancos refinanciaban la deuda externa argentina. En 1985 se llevó
adelante el Plan Austral y en 1987, el Plan Primavera, que funcionaban durante un corto período de
tiempo. Para 1989, la serie de planes que fracasaron junto a la deuda externa que crecía y la presión de
los contratos con proveedores que debía enfrenar el estado derivaron en una situación de quiebre; la cual
tuvo su pico máximo con el aumento del nivel de precios a valores extraordinarios, fenómeno conocido
como “hiperinflación”. Esta crisis deriva en el cese de pago de los intereses de la deuda y el abrupto final
del gobierno de Alfonsín, para ese momento la deuda externa se eleva a casi 58 mil millones de dólares.
7. Convertibilidad y endeudamiento
En los años 90, el neoliberalismo mantuvo su predominio en el pensamiento económico; tanto en Argentina
como en los países de América Latina, esas ideas fueron la base de transformaciones que afectaron a las
economías y se sintetizaron en el Consenso de Washington. Dicho consenso se refiere a los ajustes que
instituciones como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo exigían a los países
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latinoamericanos que solicitaban nueva ayuda financiera, especialmente tras la crisis iniciada en 1982 con la
imposibilidad de esas naciones de pagar su deuda externa. Las conclusiones de esta conferencia fueron
publicadas en un libro del Instituto Internacional de Economía de Washington que sintetizó los acuerdos en
diez principios que tenían por objetivo superar a la economía estatista previa. Este decálogo promovía un
crecimiento económico basado en el capital privado, donde el Estado debía favorecer al capital extranjero.
Con la llegada de Carlos Menem al gobierno se desarrollaron los lineamientos de la doctrina neoliberal
basados en la privatización, la apertura económica, la supresión de organismos del Estado, el desempleo y la
descentralización. Con Erman Gonzalez como Ministro de Economía, se implementó el Plan Bonex, que
consistía en la sustitución de los depósitos a plazo fijo por una nueva serie de bonos del gobierno en dólares
que se cobrarían a diez años. Esta política económica derivó en una nueva escalada del dólar y más aumento
de la inflación.
Con la llegada de Domingo Cavallo como Ministro de Economía, se profundizó la economía neoliberal y se
desarrolló el denominado Plan de Convertibilidad. La apertura de la economía y las facilidades otorgadas para
el movimiento internacional de capitales produjeron un déficit en la balanza comercial y en la cuenta de
capitales. Esta situación se agravaba con los pagos de intereses al exterior que eran equilibrados con nuevos
préstamos.
El Plan de Convertibilidad consistía en que
la moneda argentina que volvió a denominarse
“peso”, tras la hiperinflación suplantara al
austral, siendo colocada como un peso por un
dólar. Dicho plan logró acabar con la inflación
pero la fuerte apertura económica y la
sobrevalorización del peso provocaron el
cierre de muchas empresas. La privatización
de empresas públicas deficitarias junto con el
Plan Brady y el ingreso al Mercosur permitió a
la Argentina salir de una crisis pero lo que
nunca se logró fue eliminar el déficit fiscal. Si
bien la economía argentina tenía cierta
estabilidad su crecimiento dependía de la
toma constante de deuda externa, siempre
con el aval del Fondo Monetario Internacional.
Pero la fragilidad de la economía se notó con
las crisis que se sucedieron desde 1995 con el
efecto Tequila, la crisis asiática en 1997, la crisis rusa en 1998 y la devaluación de la moneda brasilera en
1999. Al finalizar la gestión presidencial de Carlos Menem, la deuda externa era de 121.877 millones de
dólares.
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8. Deuda externa y crisis:
En las elecciones presidenciales de 1999 se impuso la fórmula de la Alianza y llegó a la presidencia
Fernando De La Rúa, quien buscaba mantener la convertibilidad pero fracasó en su intento por controlar el
déficit fiscal. En un panorama de grave deterioro, la inacción política por parte del gobierno, una virtual
cesación de pagos y la imposición del decreto de necesidad y urgencia conocido como “corralito” todo
comenzó a desmoronarse. Frente a esta situación de deterioro político y social se culminó con la renuncia del
presidente De La Rúa en diciembre de 2001. El PBI argentino cayó para 2002 en más de un %10 y comenzó
un proceso de ajuste salvaje. Con una alternancia de varios presidentes en pocos días, la deuda externa
argentina llegó a los 132 mil millones de dólares.
9. Proceso de recuperación:
En 2003 llega a la presidencia Néstor Kirchner, y la economía argentina debe iniciar un proceso de
recuperación para salir de la profunda depresión.
El ministro de economía de esta etapa, Lavagna, logró cerrar un acuerdo de tres años con el Fondo
Monetario Internacional. A cambio de que la Argentina pagara los intereses de esa deuda, el organismo se
comprometió a refinanciar los vencimientos de capital hasta 2006.
En 2004, Lavagna presentó una nueva oferta al subir a un máximo de 43.200 millones de dólares el
reconocimiento de la deuda en nuevos bonos. La quita nominal del 75% se redujo a un 50% de promedio.
Tambien fijó nuevos plazos y tasas de interés más altas. Además, se designaron a los bancos asesores y se
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avanzó en un acuerdo con las AFJP y las compañías de seguros. Luego se anunciaron otras mejoras, como
“premios” por recompra de bonos y la emisión de los nuevos bonos seis meses antes, a diciembre de 2003.
Desde el default, la Argentina pagó a los organismos internacionales un poco más de 10.000 millones de
dólares. Al mismo tiempo, el presidente Kirchner estudiaba un plan para “independizarse” del FMI, cancelando
la deuda a medida que fuera venciendo, y evitar con eso tener que renovar el acuerdo con el FMI, después
del canje. Tras un análisis en profundidad de la cuestión, este plan que se había denominado de
“desendeudamiento” fue dejado a un lado. A partir de allí, el Ministro Lavagna proyectaba retomar las
gestiones para llegar a un nuevo acuerdo una vez que se cerrara el canje de la deuda.
Gracias al canje de la deuda que en 2004 estaba en los 181.000 millones, bajaría a 141.000 millones de
dólares, lo que equivale a 3.900 dólares por habitante. De este total, el 80%, 115.000 millones, quedaría
regularizada, mientras subsistiría una deuda con el Club de París y varios países a renegociar, así como
acreedores por unos 20.000 millones de dólares que no ingresaron al canje y que seguirán apostando a
cobrar más, al insistir con sus reclamos ante los Tribunales del exterior.
En el 2006, se produjo la cancelación del total de la deuda con el Fondo Monetario Internacional por más
de 9.500 millones de dólares, esto fue el primer gran desembolso de reservas internacionales destinadas al
pago de deuda.
Durante el año 2010 se realizó una reapertura del canje de bonos en default, como resultado de este ciclo
de desendeudamiento los indicadores de deuda para el 2012 mostraron que la relación de deuda pública total
con el PBI bajó al %41, y los intereses de la deuda pública pagados de los recursos del estado descendieron
al %6.
El Club de París fue creado en 1956 por iniciativa del entonces ministro de Finanzas francés, cuando
justamente éste había convocado a representantes de otros países acreedores de la Argentina en momentos
en que nuestro gobierno solicitaba refinanciar su deuda externa ante otros gobiernos. Consiste en un
mecanismo de convocatoria informal por parte de acreedores oficiales de países endeudados para renegociar
en forma coordinada y conjunta las deudas externas de los países deudores con dificultades de pago. Según
cifras oficiales, la deuda refinanciada con el Club de Paris asciende a 9.690 millones de dólares, incluyendo
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1.102 millones de intereses y 3.633 millones de punitorios. El próximo pago se realizará en mayo de 2015 y
será de 500 millones de dólares.
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En 2013 la presidenta Cristina Fernández anunció la reapertura del canje de deuda y la posibilidad de
cambiar la jurisdicción de los bonos de ley extranjera por títulos idénticos de ley nacional. La idea era realizar
todo lo necesario para finalizar el proceso de reestructuración de los títulos públicos que no ingresaron a los
canjes instrumentados en 2005 y 2010. En 2014 el Frente para la Victoria decidió aceptar a Francia como
nueva jurisdicción para el canje de bonos y crear una comisión bicameral para que investigue la evolución de
la deuda externa desde 1976 hasta la actualidad. Como punto central, la norma plantea el canje voluntario,
individual o colectivo de los bonos bajo legislación local.
Los fondos buitre adquirieron una porción de la deuda pública externa a bajos precios e intentaron que les
pagaran cuando explotó la crisis económica argentina de 2001. Ese año, Argentina firmó la suspensión de
pagos sobre una deuda de 102.000 millones de dólares, el mayor 'default' de la historia. El país logró
reestructurar un gran porcentaje de esa deuda en 2005 y en 2010, con una reducción del 65% por parte de
más del 92,4% de sus acreedores, pero los fondos buitre, que habían comprado parte de esos bonos en
2008, no aceptaron el acuerdo. La disputa con el Gobierno ha llevado a una batalla en los tribunales que sigue
abierta hasta la actualidad. Ahora el juez Thomas Griesa reclama a Argentina que pague a todos por igual,
también a aquellos que no aceptaron la reestructuración en su momento, poniendo al país en situación de
impago.
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Conclusión (Giannetto)
Después de haber investigado y de analizar la información que reunimos puedo concluir que
parece mentira que la deuda de la que todos hablan tenga un origen tan antiguo como el origen
mismo de la República Argentina. Tantos años de distintas políticas económicas y sociales de
diversas corrientes ideológicas, como Roca, Moreno, Pellegrini, Perón hasta Onganía o Menem
solo han servido para incrementar la deuda externa. Es muy complejo entender el desarrollo
cronológico e histórico del endeudamiento, pero más difícil es comprender que nadie pueda
detener este flagelo que acarrea pobreza y desigualdad.
Es triste observar el papel de organismos internacionales como el Fondo Monetario
Internacional que de forma hipócrita dice buscar soluciones para los países, cuando todo su
accionar parece dirigido a acrecentar las fortunas de algunos países y privados.
De esta manera pude observar que Gran Bretaña intervino en la historia de Argentina como su
primer acreedor en tiempos tan diferentes y lejanos cronológicamente; que la globalización trajo
aparejados algunos beneficios pero también trajo un creciente endeudamiento. Por supuesto no se
puede culpar solo a los de afuera, sino que los grandes responsables de esta interminable
situación han sido y son los propios argentinos.
Puedo ver que más allá de los números y las estadísticas, la deuda externa es una enorme
carga que va a condicionar la vida de todos los argentinos durante demasiados años. La situación
financiera del país es tan compleja que distintos autores y estudiosos todavía están analizando y
encuentran tantos motivos, culpables y víctimas que es muy difícil de explicar. Se han escrito
cantidad de libros y ensayos, pero la realidad es que se está lejos de una solución verdadera y el
padecimiento va a durar por muchos años y va a afectar a las futuras generaciones de argentinos.
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Conclusión (Granado)
La problemática de la deuda externa es algo conocido en nuestro país. Creo que si
preguntamos a nuestros ciudadanos sobre la misma, en su gran mayoría dirán que oyeron sobre el
tema, pero pocos sabrán explicar con claridad de que se trata. Mediante esta monografía,
buscamos resaltar los temas más importantes y explicar cómo se viene acumulando esta deuda
durante los años, y como evoluciono o involuciono con los distintos gobiernos. Considero que la
deuda es un problema grave en nuestro país, y no se le puede atribuir la culpa a un solo gobierno.
Es algo que está más allá de eso. Es un problema social, político y económico que aun no
sabemos resolver.
La diferencia entre la deuda externa actual y las anteriores, es que ahora hay muchas más
tecnologías y vivimos en un mundo más globalizado, lo cual lleva a escuchar de esta problemática
todos los días, y lo que también permite que el gobierno actual luche para mejorar dicho tema.
En mi opinión, salir de esta deuda no será algo fácil y nos llevara mucho tiempo. Me gustaría
creer que todavía hay esperanza para que no afecte nuestro futuro, pero lamentablemente no lo
encuentro posible. Es algo que generará problemáticas sociales y económicas a nuestra sociedad,
y que seguirá por un tiempo, sin importar los gobiernos que vengan.
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Conclusión general
Al ambas estudiar este dilema sufrido por la Argentina actual, coincidimos en varios aspectos
del mismo como por ejemplo la indignación que sentimos como jóvenes habitantes de este país,
ante la irresponsabilidad y la corrupción que ha caracterizado a la República durante toda su
historia. También coincidimos en la idea de que la solución al tema de la deuda externa será
complicada y muy extensa en el tiempo, con lo cual se condiciona de forma negativa la vida de las
futuras generaciones.
Descubrimos en que no coincidimos en que la tecnología o la globalización puedan servir para
concientizar a la población ni a los políticos, sino que la gente siempre supo de esta problemática
ya que la viven en las crisis que sufre su país en ciclos repetitivos, o que en todo caso ellos nunca
reflexionaron o quisieron abrir los ojos sobre la situación y no han querido asumirlo.
Pudimos comprobar que la responsabilidad no es sola de los argentinos porque las grandes
potencias y los países más pequeños, junto con las entidades financieras internacionales como el
Fondo Monetario Internacional, intervienen en los procesos y en la toma de decisiones que
abarcan el problema de la deuda pública. No acercan soluciones y solo reclaman pagos a costa de
la pobreza de los países deudores.
Lo que es seguro es que todos nosotros, los habitantes, tenemos que pagar todos los días por
los errores de nuestros gobernantes, a quien incluso elegimos nosotros mismos, una suma
enorme, con sudor y lágrimas, desde que vemos la luz del día. Nos preguntamos qué soluciones
podría haber pero somos conscientes de que no hay una sola y sencilla respuesta, sino que será
una labor ardua y poco feliz, y que no lo veremos nosotros, ni nuestros hijos.
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