Mont Blanc

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44 OXIGENO Julio - Agosto 2008 El M o n t - B l a n c a tu alc n c e 44 Aunque los 4.808 metros de la cima del Mont Blanc puedan parecer un objetivo inalcanzable para muchos de nosotros, nada más lejos de la realidad. No es que cualquiera pueda hacer cumbre, pero con una buena preparación, la ayuda de un guía de montaña y el equipo apropiado… ¡tú también puedes estar en la cima de Europa! TEXTO: JOAQUÍN COLORADO, GUÍA DE ALTA MONTAÑA UIAGM Y TÉCNICO DE LA EMPRESA ESPACIO ACCIÓN FOTOS: MARIO COLONEL / OT CHAMONIX SIÉNTETE EN LA CIMA DE EUROPA a

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Un sueño al alcance de todos: Subir al Mont Blanc, la cima más alta de la Europa.

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El Mont-Blanc a tu alc nce

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Aunque los 4.808 metros de la cima del Mont Blanc puedan parecer un objetivo inalcanzable para muchos de nosotros, nada más lejos de la realidad. No es que cualquiera pueda hacer cumbre, pero con una buena preparación, la ayuda de un guía de montaña y el equipo apropiado…¡tú también puedes estar en la cima de Europa!

TEXTO: JOAQUÍN COLORADO, GUÍA DE ALTA MONTAÑA UIAGM Y TÉCNICO DE LA EMPRESA ESPACIO ACCIÓN

FOTOS: MARIO COLONEL / OT CHAMONIX

SIÉNTETE EN L A CIMA DE EUROPA

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Aunque "sólo" sea la montaña más

alta de Europa occidental, en su cima y

con una vista así, cualquiera puede

sentirse en la cima del mundo.

Los hay que se plantean ascender a las catorce montañas más altas de la Tierra (las que superan los 8.000 metros de altitud); otros, no tan ambiciosos, aunque no menos voluntariosos, ponen su meta en culminar las máximas alturas de los siete

continentes (desdoblando América en dos). Pero para millares de montañeros, cuyas pretensiones son mucho menos altas, su máxima ilusión constituye llegar a la cumbre del Mont-Blanc, objetivo que, el pasado verano, ha sido intentado por una media de trescientas personas... ¡al día!

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Con sus 4.808 m, el Monte Blanco es la cumbre más alta de la vieja Europa occidental. El Elbruz (5.633 m, en el macizo del Cáucaso) es por su parte la montaña que domina el continente

completo. Pero nuestro protagonista de hoy posee un mayor carisma y ejerce por consiguiente mucha más atracción que el Elbruz, por diversos motivos:• Su ubicación, en el corazón de los Alpes, constituyendo su cumbre frontera entre Francia e Italia, lo convierte de entrada en un objetivo cómodo cuando menos para los montañeros y alpinistas de todos los países del occidente europeo, y no sólo por su proximidad, sino también por la enorme infraestructura de servicios que a nivel turístico ofrece principalmente el valle de Chamonix, en su vertiente francesa, aunque sin olvidarnos tampoco del valle de Aosta y la localidad de Courmayeur, en el lado italiano.• Con la primera ascensión a este monte, que tuvo lugar el 8 de agosto de 1786, se da por comenzada de manera oficial la era del alpinismo en el mundo, siendo denominada frecuentemente la localidad de Chamonix como capital mundial de este deporte, no sólo por la presencia del Mont-Blanc, sino también por las amplias posibilidades que a este nivel presentan el resto de montañas que integran al macizo que lleva su nombre.• De sus diferentes rutas de ascensión o escalada, las que presenta precisamente su vertiente francesa son altamente accesibles

ya que no existen muchas dificultades técnicas durante el recorrido de las mismas, siendo además y por esto mismo piedra de toque obligada para aquellos alpinistas que se están formando como tales y desean acumular experiencia de ascensiones en altitud, antes de plantearse objetivos de mayor envergadura, en macizos no sólo más lejanos, sino también más inhóspitos.

••• RUTAS DE ASCENSO

Una vez emplazada conveniente esta singular montaña, hagamos un breve análisis sobre las características de sus rutas o vías de ascenso, de las consideradas como “fáciles”, y siempre entrecomillando este tipo de consideraciones, ya que se trata de términos muy relativos cuando hablamos de evolucionar por un medio como es la alta montaña, donde el límite entre lo fácil y lo excesivamente duro o trágico se hallan muy próximos. Antes comenté que las rutas fáciles o más accesibles se encuentran todas ellas en la vertiente francesa, siendo éstas tradicionalmente tres:• Ruta Normal (por la Aiguille du Goûter).• Ruta histórica (por la parte alta del Glaciar des Bossons), que como su nombre indica fue la utilizada por los primeros ascensionistas. Actualmente se emplea sólo como vía de descenso, y no siempre.• Ruta de los Cuatromiles. La más bella y técnica de las tres, ya que en su recorrido se puede hacer cumbre o al menos se remontan las laderas de otras dos montañas de más de 4.000 m: el

Mont-Blanc de Tacul y el Mont-Maudit.Los desajustes climatológicos y su incidencia en la variabilidad de condiciones que viene presentando el macizo del Mont-Blanc a lo largo de los últimos años da lugar a que estas rutas presenten cada verano distintos niveles de riesgo, sobre todo a nivel de posibles desprendimientos de nieve, hielo o rocas, en función de la temperatura reinante, estabilidad del terreno y cómo haya venido la temporada invernal previa. En general, esta actividad dura dos días, dentro de los cuales el primero lo dedicas a aproximarte a la montaña, hasta llegar al refugio correspondiente a la ruta elegida, donde se pasa la tarde y comienzo de la noche, para después iniciar el ataque a la cumbre algunas horas antes del amanecer, con tiempo suficiente para culminar la ascensión y descender al valle a lo largo del segundo día.

••• ¿QUIÉN PUEDE IR?

En principio, al tratarse ya de una montaña de cierta altura, donde la falta de oxígeno en el aire hace acto de presencia (a 5.000 m de altitud, los niveles de oxígeno en la atmósfera son tan sólo del 50% con respecto al que se da a nivel del mar), el riesgo de padecimiento del llamado mal de montaña o de altura no debe descartarse, si bien el escaso tiempo que se permanece a dichas cotas no tiene en principio por qué dar lugar a una agresión con consecuencias sobre nuestro organismo, a no ser que exista previamente a la ascensión algún tipo de patología o limitación. Una excelente forma física y un cierto hábito

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Panorámica del Valle Blanco, dominado

por L’Aiguille du Midi (3842 m), y a su

derecha, la clásica Arista Midi-Plan

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Todo lo que

tienes que llevarMaterial personal y colectivo que no puedes olvidar

“Esto no pesa nada, lo echaré por si

acaso...” Más allá de una simple frase,

basarse en criterios de este tipo ha

supuesto muchas veces un factor en contra

del éxito de la actividad. De acuerdo con

el planteamiento descrito anteriormente,

aquí tenéis una lista aproximada pensando

en dos personas (en negrita van aquellos

elementos que pueden dejarse en el refugio

el día de intento a cumbre):

Personal• Mochila para montaña de capacidad media

(en torno a 50 l)

• Saco sábana

• Crampones con antizuecos

• Piolet

• Casco

• Botas para media-alta montaña

(¡ATENCIÓN!, una bota de trekking en

ningún caso está pensada para ascensiones

glaciares de media-alta montaña, por

mucho calor que vaya a hacer, ni por muy

cramponable que fuera la bota)

• Polainas

• Frontal (con pilas nuevas)

• Chaqueta exterior

• Pantalón exterior

• Forro polar (no grueso)

• Arnés pelviano

• 2 mosquetones de seguridad

• 2 anillos de cinta largos

• 2 mosquetones

• 1 tornillo de hielo

• 1 bastón telescópico

• Crema de protección solar y barra labios

• Camiseta y pantalón interiores térmicos

• Pasamontañas ligero

• Gorro para el frío

• Gorra para el calor

• Gafas de ventisca

• Gafas de glaciar

• 1 par de calcetines de repuesto

• 2 pares de guantes para distintos usos

• Navaja

• Cantimplora-botella con capacidad para 2 l.

• Camiseta-prenda para cambiarse

en el refugio

• Documentación y dinero

• Elementos mínimos de aseo

Colectivo•Cuerda 9mm X 25m

•Pila de repuesto para las frontales

•Altímetro, brújula y mapa (escala 1:25.000)

•Teléfono móvil (con carga a tope)

•Cámara fotográfica

•Comida (la necesaria para complementar

a una cena y un desayuno que hemos

contratado en el refugio)

•Botiquín ligero

en el manejo de piolet y crampones, elementos imprescindibles para acometer una ascensión sometida a las condiciones de alta montaña, son los requisitos necesarios para poder intentar la ascensión a una montaña tan atractiva como es el Mont-Blanc, eso sí, acompañado por un guía de alta montaña, el cual aportará con sus servicios la experiencia que os falta para moveros por ese medio con seguridad, dándoos incluso previamente unas clases de glaciar para ampliar vuestros conocimientos sobre seguridad y progresión, por lo que vuestras posibilidades de éxito, o al menos de regreso sin incidencias, se ven claramente aumentadas. Como dato significativo, obtenido de la Oficina de Turismo de Chamonix, basta decir que, de una media de trescientas personas al día que han intentado alcanzar la cumbre del Mont-Blanc durante el pasado verano, un 20% lo hicieron acompañados por un guía de alta montaña, siendo en este caso el nivel de éxito alcanzado de un 90%; por contra, del 80% restante que lo intentó sin guía, sólo la mitad logró el anhelado objetivo. Pero esta montaña tiene la ventaja de estar ahí mismo, tan próxima que nos permitirá muchas tentativas, tantas como deseemos plantearnos. Y no por eso deja de ser una gran montaña, a la que no se debe menospreciar ni temer, sino sólo respetar.

••• EN MARCHA HACIA EL MONT BLANC

Ruta normal por la Aiguille du Goûter

Esta ruta de ascensión es con diferencia la más frecuentada de todas. En comparación con sus otras dos vecinas de la vertiente francesa (Histórica y Cuatromiles), la ruta Normal es técnicamente más sencilla, presenta menos peligros objetivos y, en caso de mal tiempo u otro tipo de incidente, las posibilidades de escape o de rescate son mucho mayores.

La descripción de la ruta que os hago a continuación tiene en cuenta las variables y circunstancias propias de la ascensión al Mont-Blanc (4.808 m) por su ruta Normal en esta época del año (verano), que para esta actividad la ubicaríamos más o menos desde principios de julio hasta mediados de septiembre.En su conjunto, la ascensión tiene una duración de dos días, partiendo desde el valle de Chamonix. Lo habitual consiste en alcanzar el primer día el Refugio Goûter (guardado y con servicio de comidas), y el segundo día intentar la cumbre desde este refugio, para después descender por la misma ruta nuevamente al mismo valle de partida.No obstante, existen otras variables a este planteamiento, gracias al apoyo de otros dos refugios emplazados por debajo y por encima del Goûter (3.782 m): Tête Rousse (guardado, 3.167 m) y Vallot (no guardado, pero equipado con radio de emergencia, 4.362 m). En cualquier caso, si bien estas variables pudieran ayudar a mejorar la aclimatación de nuestro organismo a la altura, como fase previa al día de cumbre, la actividad en su conjunto se prolongaría más allá de dos días. Teniendo en cuenta por una parte el factor meteorológico, en virtud del cual es muy frecuente la aparición de tormentas a mediodía en esta época del año, y por otra la altitud no excesiva de la cumbre del Mont-Blanc, que no exige en términos generales tener que dedicar más días al proceso de aclimatación (que sí resultaría imprescindible en montañas más altas), es preferible en el caso concreto que nos ocupa otorgar mayor importancia al factor tiempo (sólo dos días).

••• Los días previos

No conviene llegar a los Alpes tras un largo viaje desde España, y al día siguiente pretender acometer la ascensión. El valle de Chamonix se sitúa en torno a los 1.000 m de altitud, es decir, muy por debajo de la cota que pretendemos alcanzar. Además, las condiciones de un clima

Glaciar de la Mer de Glace,

lugar ideal para prácticas

previas a la ascensión.

Al fondo, Les Grandes

Jorasses (4208 m).

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de montaña propio de estos valles alpinos, con sus acusados contrastes térmicos y de humedad, pueden ser muy distintas de las que nuestro cuerpo está acostumbrado a soportar en su lugar de origen. Será por tanto prudente pasar al menos un par de días descansando y realizando las últimas compras o preparativos. Pero además de lo anterior, no resultará una pérdida de tiempo aprovechar estos días previos para llevar a cabo una miniactividad de preparación (media jornada). Esta puede perseguir dos objetivos distintos, en función de vuestra experiencia previa en el manejo de piolet y crampones:

• Tenéis suficiente experiencia en el manejo de piolet y crampones (si lo dudáis, es que no la tenéis): entonces el objetivo sería favorecer la aclimatación, realizando una excursión con poco peso y sobre terreno seco (sin nieve), para salvar un buen desnivel (entre 600 y 1.000 m) a la sombra de cualquiera de los tupidos bosques que flanquean el valle. Partiendo de Chamonix, dos buenas sugerencias serían, bien subir por el sendero de la vertiente Norte del valle (Brevent), hasta quizá alcanzar al menos la cota de Plan Praz (impresionante mirador de todo el Macizo), o bien en dirección Este, remontando el bosque que termina en la morrena frontal del glaciar Mer de Glace, y continuar hasta la estación de Montenvers. En ambos casos, y si estamos muy cansados o se ha hecho tarde, el descenso se puede realizar en teleférico o tren de montaña, respectivamente.

• No tenéis suficiente experiencia en el manejo de piolet y crampones: en este caso conviene realizar una práctica sobre la Mer de Glace, pero subiendo desde Chamonix en el tren de Montenvers (no más tarde de las 9.00 hrs., salida de Chamonix, por el calor que incide después sobre el hielo). Este glaciar casi plano, sin nieve fresca en verano y con áreas de grietas perfectamente visibles y de poca profundidad, ofrece una gran variabilidad de condiciones para la práctica y simulación de muchas situaciones que pueden darse durante ascensiones glaciares. Esto debe incluir también familiarizarse con el tipo de encordamiento sobre glaciar para progresar en cordada, necesario para ascensiones como la del Mont Blanc. Si no habéis previsto subir con guía, os recomiendo que al menos sí contratéis una clase específica para mejorar vuestra técnica en la Mer de Glace.

En la “Casa de los Guías” existe una oficina de información-biblioteca, tanto para consultar bibliografía específica, como para ser informado de la situación actual de las numerosas vías de escalada o rutas de ascenso del macizo. En esta fase preliminar, sólo nos queda consultar el parte meteorológico, La Méteo, como dicen en Francia, en la misma oficina antes mencionada, o en alguno de los expositores que hay en las calles, para acertar lo mejor posible con los dos días escogidos para la ascensión.

••• Primer día

Valle (1000) → Nido de Águilas (2.372 m,

en teleférico y/o tren) → Refugio Goûter

(3.817 m, marcha y ascensión por terreno

rocoso-escarpado)

En el Nido de Águilas se encuentra la estación terminal del tren cremallera TMB (Tramway du Mont Blanc), que parte de St. Gervais-les-Bains. Desde aquí comenzará la ascensión propiamente dicha (2.372 m), y para llegar a esta cota tenemos dos opciones, en función del lugar del valle en el que estemos alojados:

• Desde el pueblo de Les Houches, muy próximo a Chamonix, tomar primero el teleférico a Bellevue (1.801 m), y una vez aquí, conectar con la estación intermedia del TMB para continuar hasta el Nido de Águilas.

• Desde St. Gervais-les-Bains, encrucijada entre los valles Montjoie y la cabecera del de Chamonix, tomar directamente el TMB, sin transbordos ni teleféricos, hasta el Nido.En ambos casos, esta primera “fase mecánica” de la ascensión nos llevará en torno a una hora, atravesando primero oscuros bosques, que darán paso a espectaculares paisajes con el valle al fondo y montañas por todos los lados. A pesar de que nos sobrarán horas de luz para llegar al Goûter, conviene tomar cualquiera de las dos opciones temprano (no más tarde de las 08.00 hrs.) por diversos motivos, pero os daré dos concretos:

Lac Blanc, el Macizo del Mont-Blanc desde

el mirador de Plan Praz. En la esquina superior

derecha, la cumbre del Mont-Blanc

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• Llegar pronto al lugar donde se va a pasar la noche en altura (Goûter, 3.817) mejorará nuestra aclimatación a lo largo de esas horas previas de estancia. Al contrario, si hemos sido perezosos y llegamos justo a la hora de cenar al refugio (18.00 hrs.), para pocas horas después tener que levantarnos (01.00 hrs.) no habremos dado tiempo al cuerpo a reponerse del esfuerzo del primer día, ni mucho menos a aclimatarse de forma correcta a la altura.

• Existe un pasaje llamado coloquialmente “La Bolera” a unos 3.270 m por donde caen piedras con frecuencia, y que describiré más adelante. Cuanto más temprano atravesemos este tramo, menos posibilidades hay de caída de piedras (la nieve aún no se ha reblandecido).Ni que decir tiene que hay que empezar en el valle bien desayunados. Que a nadie se le ocurra salir de su alojamiento con un triste café, con intención de ir picando después, ya no estamos en el Pirineo...A partir del Nido de Águilas, nos ponemos mochilas al hombro y seguimos una senda bien marcada en todo momento con puntos rojos, y por supuesto cuesta arriba. La altitud ya impide el desarrollo de la vegetación, y nos rodea un entorno cada vez más pedregoso e inerte. El sendero queda en un punto momentáneamente cerrado por las rocas, tramo este que está bien protegido por grandes clavijas. A 2.768 m podemos hacer una muy breve parada en una cabaña forestal (Des Rognes).

Nueva remontada por un estrecho pero bien trazado sendero que serpentea un espolón rocoso, hasta situarnos a la entrada del glaciar Tête Rousse, en cuyo extremo opuesto se encuentra el refugio del mismo nombre (3.204 m). Para llegar a éste, debemos ya equiparnos con piolet y crampones para atravesar el glaciar, que realmente ya no es más que un enorme nevero. Hay que seguir el trazado de la huella previamente abierta sobre la nieve, para evitar esfuerzos innecesarios.Dejando atrás este refugio, volvemos a terreno rocoso (crampones fuera), para desembocar en el punto por donde se atraviesa el famoso Grand Couloir, vulgo “Bolera”. No es un pasaje largo, difícil ni vertical, pero está helado y sometido a los bombardeos frecuentes de piedras, que rebotan cuesta abajo una y otra vez sin dirección definida. Es por ello que hay que equiparse de nuevo con crampones, también con casco, y pasar rapidito por parejas, mientras el resto se protege en los puntos de entrada-salida del corredor, e informan de la situación a los que atraviesan, al tener mejor campo de visión que estos sobre las partes altas del corredor. Nos encontramos pegados al pie de la cara Oeste de L’Aiguille du Goûter, en cuya cumbre se encuentra el refugio del mismo nombre, y punto final de esta primera etapa. Esta aguja no es sino uno de los majestuosos contrafuertes sobre los que descansa el Mont Blanc y, tras pasar la “Bolera”, iniciamos directamente la escalada de uno de sus espolones rocosos, que supera los 500 m de desnivel. Se trata de la parte más dura del día (casco y arnés).

La escalada de este espolón es no obstante muy sencilla, y el itinerario está marcado. Los tramos más expuestos se encuentran equipados con cables de acero e incluso a veces peldaños. En estos casos, si nadie más experto nos protege con una cuerda, conectamos un cabo de anclaje con mosquetón de seguridad desde nuestro arnés al cable. El entorno que nos rodea es cada vez más sobrecogedor y gratificante.En algunos tramos de caminar que tiene este espolón, hay que prestar mucha atención a las innumerables piedras sueltas del itinerario, no por nosotros, sino por la seguridad de los que vienen por debajo. Estos tramos hay que pasarlos con delicadeza y concentración, y si aún así se nos escapa una piedra, gritad ¡PIEDRA! Hacia abajo, incluso si pensáis que no hay nadie subiendo.Si no ha habido más contratiempos, en torno a las 15.00 hrs. estaremos descansando por fin en el refugio del Goûter (3.817 m). Constituye esta una gran instalación encaramada sobre el estrecho filo de la aguja que lleva su nombre, y escaso espacio a su alrededor, a excepción de unas exiguas plataformas de nieve que, pegadas a la trasera del refugio, permiten la instalación de unas pocas tiendas a aquellos grupos que no han previsto su alojamiento en el refugio. No hay pues más salida que, hacia arriba a por la cumbre del Mont-Blanc, o hacia abajo por el espolón rocoso que acabamos de subir. Apoyados sobre la barandilla que a modo de mirador rodea la entrada del refugio, podemos sentir bajo nuestros pies el vacío de esa escarpada vertiente que acabamos de recorrer...

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Sin embargo, lo que ya no resulta tan apasionada es la constatación de que estamos en un enclave tan atestado de gente como en el valle de donde procedemos. Encontramos montañeros o alpinistas de numerosas nacionalidades y, a pesar de la sensación de hacinamiento, especialmente a la hora de cenar (los guardas establecen dos turnos por falta de espacio) o de dormir, el ambiente es tranquilo. El refugio dispone de una cocina libre para los que deseen subirse su propia comida, pero la que sirven los guardas es bastante buena, por lo que no se justifica cargar con tanto peso, a tanta altitud, y para tan poco tiempo. Obviamente, tampoco hay que cargar con el saco de dormir, ya que normalmente cada persona tiene dos mantas a su disposición. A lo largo de la tarde, y mientras el cuerpo va alcanzando poco a poco la situación de reposo, es posible que acusemos síntomas propios del proceso de aclimatación a la altura de nuestro organismo: malestar leve, dolor de cabeza... no hay motivo de alarma, siempre y cuándo los síntomas vayan remitiendo paulatinamente con el transcurso de las horas. Como pauta básica, si el malestar nos quita las ganas de comer, es mucho más importante no dejar de beber. También pudiera ocurrir que nos encontremos como si nada ese día, y los síntomas aparezcan la noche siguiente durante la ascensión final; tampoco es algo fuera de lo previsible, a condición insisto de no pasar de estados leves o moderados muy pasajeros. Como cada organismo se aclimata a su manera, también puede perfectamente ocurrir que, más allá de las fatigas propias del esfuerzo físico, no

padezcamos nada directamente relacionado con la altitud. Silencio a las 20.00 hrs., ya que en pocas horas hay que levantarse para desayunar. Pero antes de dormir (el que lo consiga...), última consulta al parte meteorológico que reciban los guardas.

••• Segundo día

Refugio Goûter (3.817 m) → Dôme du

Goûter (4.304 m) → Refugio Vallot (4.362

m) → Mont Blanc (4.808 m) → Refugio

Goûter → Nido de Águilas → Valle de

Chamonix

Este día es el clave, y no sólo por ser el de cumbre, sino porque emplearemos, hasta regresar al punto de partida del día anterior, en torno a 15 horas de actividad física casi ininterrumpida.Desde el Goûter hasta la cumbre y regreso al mismo, no nos quitaremos en ningún momento las crampones ni la cuerda de unión entre los miembros de cada cordada: se trata de una ascensión de alta montaña, sobre terreno glaciar y pendientes suaves a moderadas, con estrecha arista final previa a la cumbre. Según los niveles de innivación en los meses anteriores, y las condiciones del propio verano, habrá o no posibilidad de grietas ocultas, o descubiertas con puentes de nieve de obligado paso, especialmente en la primera parte de la etapa (hasta el refugio Vallot).A las 02.00 horas se sirven los desayunos. Mi consejo, lejos de apurar el sueño levantándose 15 minutos antes de esta hora, para después de desayunar prepararse, es el de levantarse antes,

dejar todo el equipo listo (incluido arnés puesto), y el más rápido que se vaya a la ventanilla por donde servirán el desayuno, a esperar a que abran, antes de que se forme una cola importante. De esta forma, desayunaréis de los primeros, y después, al tenerlo todo preparado, también podréis salir de los primeros, lo cual aporta excelentes ventajas de cara a aumentar las posibilidades de cumbre, las cuáles, no mediando mal tiempo, dependen casi siempre de un correcto planteamiento logístico.Teniendo en cuenta el volumen de personal que se está moviendo a esas horas tan poco estimulantes, en un espacio tan pequeño, no penséis que cuando hablo de salir de los primeros pretenda que estéis entre los diez mejores, ni mucho menos... si estáis entre los cien primeros me conformo, pero si lo conseguís entre el medio centenar ¡es un auténtico triunfo!Remontamos las primeras y suaves pendientes heladas, con las linternas frontales encendidas sobre la cabeza, la nieve dura crujiendo bajo el peso de los crampones, y las cuerdas estirándose escasos metros para garantizar una distancia de seguridad entre cada miembro de las cordadas. El espectáculo nocturno está garantizado: habiendo ganado un cierto desnivel sobre el refugio, un gusano de luz (las frontales) serpentea entre las heladas tinieblas por encima y por debajo de nosotros... el ambiente es fantasmagórico, irreal, tanta gente y tanto silencio al mismo tiempo.Hay que mantener un ritmo sosegado pero constante, parando las menos veces posible, y

Escalando la Arista Küffner. Al fondo la difícil

Brenva, vertiente italiana del Mont-Blanc

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5 consejos de

“perro viejo”

1. Reserva en el refugio: como en casi

todos los refugios guardados del

Macizo, es necesario reservar plaza

por teléfono desde tu lugar de origen,

y con antelación. Además, deberéis

reconfirmar allí un día antes de subir.

No obstante, los guardas agradecerán

mucho que, en caso de anulación,

también llaméis para decirlo en cuanto

lo sepáis (hay que pensar en los demás

un poco). Tel. del refugio Goûter:

+33.450.544.093

2. Cuando, equipado como un alpinista,

entres en un tren (Montenvers,

TMB...) por favor, quítate la mochila

de la espalda y entra con ella cogida

por delante de tus piernas. Resulta

penoso observar como tantos,

aparentemente tan “alpinistas”, se

meten entre la muchedumbre (turistas

y niños incluidos), repartiendo golpes

y enganchones con el piolet, casco etc.

que llevan a su espalda sin ningún tipo

de control. La mochila hay que saber

llevarla hasta en el Metro...

3. Si eres como yo, de sueño ligero,

que no soportas los ronquidos, y con

aspiraciones a dormir aunque sea un

poco la noche previa, no olvides subirte

al refugio (a cualquier refugio) unos

buenos tapones para los oídos (de

espuma, mejor que de cera).

4. En el refugio, cuando dejéis el material

(crampones, piolet... ) en las perchas que

a tales efectos hay en el hall de entrada,

atadlos entre sí todos los del mismo

grupo. No hay que ser desconfiado, pero

ocurre que muchas personas suben con

material alquilado o prestado y, podéis

imaginar... a las dos de la mañana... un

montón de gente en un reducido espacio

y en penumbra, buscando un piolet que

quizá hayan visto por primera vez el día

anterior...

5. Por último, un ruego: si a más de

4.000 m. alguien ajeno a vuestro

grupo necesita de verdad vuestra

ayuda, os pido que se la prestéis,

incluso si con ello os quedáis sin vuestra

anhelada cumbre. Personalmente, tras

muchas cimas, tanto alcanzadas como

frustradas de muchos continentes,

puedo garantizaros que ni una sola de

ellas merece una negación de auxilio

necesario.

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cuando haya que hacerlo, muy poco tiempo. Por razones de seguridad, el tiempo máximo que se suele estimar hasta la cumbre no debe superar las seis horas, lo cual significa que, o se alcanza esta como muy tarde sobre las 09,00 hrs., o mejor darse la vuelta, sobre todo si el tiempo no es claramente bueno.No se deben de emplear más de dos horas y media en alcanzar la suave colina nevada de la Dôme du Goûter (4.304 m). En caso de baja visibilidad, esta zona es muy propicia a las desorientaciones. Ante una retirada, resultaría peligroso desviarse de la ruta correcta si la huella ha sido borrada por el viento o la nieve. Aquí un GPS, y alguien que realmente lo sepa utilizar, no estarían de más.A continuación, ligero descenso para después alcanzar por pendientes cada vez más empinadas el Refugio Vallot (4.362 m), una especie de antigua nave especial plateada, que no es recomendable utilizar como vivac más que en caso de absoluta emergencia.Las primeras luces del alba aportan tintes sonrosados sobre las fuertes pendientes que se elevan por encima del Vallot. Aquí el piolet-bastón empieza a cobrar mucha más importancia que antes. Ya queda menos, pero los efectos de la altitud se dejan notar, y obligan a un ritmo más pausado, sin dejar de ser constante. La Arista de Les Bosses constituye un largo preámbulo a la tan ansiada cima, que parece no tener fin. Si el viento es fuerte sobre la arista, hay que extremar las precauciones, porque su estrechez impide en ciertos tramos que halla doble carril de huella, para los que suben, y para los que vuelven de la cumbre.

Finalmente, la arista vuelve a ensancharse hasta desembocar en una pequeña explanada, más larga que ancha, y de suave inclinación hacia el Norte. Estamos sobre la cumbre más alta de Europa Occidental.

••• Descenso

Lo habitual es regresar por el mismo itinerario descrito, es decir, aún nos quedan muchas horas de actividad física. Si bien, desde el punto de vista de la respuesta de nuestro organismo a la altitud, cuanto más pronto perdamos altura mejor nos sentiremos, no debemos olvidarnos que, desde el momento de haber pisado la cima, el tiempo juega en contra nuestra, fundamentalmente por dos motivos:

• Físico-psicológico: la tensión acumulada, previa al éxito, invita a la relajación, y a que nuestra mente pueda permitir a nuestro cuerpo que le invada el cansancio. Sin darnos cuenta, restamos importancia a lo que nos queda, y con el paso de las horas nuestro rendimiento físico decrecerá exponencialmente.

• Meteorológico: Un parte local que prevea posibilidad de tormentas a mediodía (orages après-midi), además de ser casi cotidiano en los Alpes durante la época estival, es considerado como de buen tiempo para este tipo de actividad. A condición, claro está, de encontrarnos en el descenso por debajo de zonas potencialmente muy peligrosas si llega la tormenta. En el caso que nos ocupa, el objetivo es encontrarnos al menos lo más cerca posible del Nido de Águilas si los elementos se desencadenan. El tramo más peligroso resulta sin duda el destrepe del largo espolón rocoso que baja del Goûter; si nos hemos tomado con demasiada calma el descenso, la tormenta, si hubiere, podría sorprendernos en él.Es por ello que, al regresar al refugio Goûter para recoger lo poco que hubiéramos podido dejar en él, no imprescindible para el día de cumbre, no os recomiendo en absoluto acomodarse en una mesa del refugio para tomar un largo tentempié. Comed y bebed, eso sí, pero mientras os quitáis los crampones, la ropa que os sobra, y preparáis de nuevo la mochila.

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