Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

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Manual de Coordinadores de Encuentros Conyugales y Familiares del MFC

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Manual de Coordinadores de Encuentros Conyugales y Familiares del MFC

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Manual de Coordinadores de Encuentros Conyugales y Familiares del MFC

MFC Movimiento Familiar Cristiano

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Manual de Coordinadores de Encuentros Conyugales y Familiares del Movimiento Familiar Cristiano - MFC

Texto base Helio y Selma Amorim

Textos de consulta - Cuarta parte José y Beatriz Reis Roberto y Maria Elvira Bertolini Pe. Alfonso García

Editor Secretariado para América Latina - SPLA Movimiento Familiar Cristiano - MFC Apartado 344 - Cartago 7050 Costa Rica, C.A.

Coordinación Comisión Latinoamericana de Encuentros Conyugales y Familiares del MFC Rúa Des. Saúl de Gusmáo, 80 - VIII 22641-280 Rio de Janeiro - Brasil

Carátula Guima, 1978

PRESENTACIÓN

En la larga trayectoria del Movimiento Familiar Cristiano Latinoame­ricano se ha dado especial importancia a distintos campos del quehacer apostólico y uno de ellos es el de los Encuentros Conyugales y Familia­res.

En los diferentes eventos latinoamericanos y en otras ocasiones dedicadas exclusivamente a este trabajo, se han coordinado reuniones en las que se ha ido recogiendo las experiencias con sus altos y bajos, con sus éxitos y fracasos y todo ello permitió a la Comisión Latinoamericana, bajo la responsabilidad de Helio y Selma Amorim, que después de dos convenciones (Bogotá 82 y Belo Horizonte 89) y dos seminarios (Porto Alegre 80 y Bogotá 87) pudiésemos convocar y realizar la III Convención Latinoamericana de Encuentros Conyugales y Familiares, en Febrero de 1993, en Cartago - Costa Rica

Con una asistencia muy representativa con la presencia de 9 paí­ses, se logró una riquísima convivencia de hermanos y bajo "la metodolo­gía participativa", cada uno fué aportando sus experiencias, sus conoci­mientos, sus deseos y las líneas de acción para incentivar el trabaja So­licitaron publicar una memoria de lo acaecido en Costa Rica y un manual para la coordinación de los Encuentros Conyugales y Familiares, que fundamentado en la "metodología participativa" nos ayudará a promover los Encuentros en toda América.

Como tenemos la grandísima dicha, que el Señor dio al MFC - LA, de contar con una pareja como Helio y Selma Amorim, he aquí el manual, que con estas palabras descriptivas de la historia pero concretadas en es­ta publicación ponemos en las manos de ustedes, para que desarrollando este trabajo maravilloso, podamos en la IV Convención, recoger las expe­riencias y los frutos de este sacrificio, pagado Dios mediante, con la magnifica promoción de los Encuentros por los caminos de la vasta y amplia tierra americana.

Alvaro y Margarita Rivera MFC - Presidentes Latinoamericanos

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ÍNDICE

Introducción 5

Primera parte - Pautas para una evaluación Objetivos de los Encuentros 9 Dificultades más frecuentes 10 Riesgos a evitar 12 Una advertencia necesaria 14 Caminos hacia la renovación 17 Recomendaciones a los promotores 20

Segunda parte - Propuesta pedagógica Los Encuentros como modo de evangelizar 23 Adecuación a la propuesta pedagógica 26 Pasos para tratar cada tema 32 Esquemas para intervenciones de ayuda 38

Tercera parte - Sugerencias y orientaciones Introducción 59 El equipo que promueve el Encuentro 59 La duración del Encuentro 62 La dinámica del Encuentro 62

Cuarta parte - Paraliturgia y textos de consulta Introducción yopj .np.sp.Bjiííl. . 75 Paraliturgias 76 ¿El matrimonio es sacramento? .1 ejQ'íuisL omr» . 85 Causas de las separaciones ¿¿:o.i£t . 88 Los divorciados vueltos a casar , s ; . . . . . 102 Ser familia hoy fí^,.... 105 Desafíos a la comunicación intraconyugal ?1. 117 Ser familia e Iglesia hoy »s¡i{ 123 El Reino de Dios .., !S^. m, . 123 El plan de Dios para el hombre y el mundo ..;¡»¡g,... A , e T ! € ^ . . 124 La familia, primer núcleo de evangelización . . . . . . . . . . . . . . 128 ¿Qué es humanizar? n í ;^ sí i. 132

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INTRODUCCIÓN

Desde el año 1980, más de trescientos promotores de Encuentros Conyugales y Familiares han intercambiado su experiencia en eventos continentales realizados por el SPLA, para la actualización de esta impor­tante labor del MFC en América Latina.

Las orientaciones y conclusiones de cada evento, han circulado en los países y motivado unos cambios importantes en los Encuentros, con beneficios para las parejas y familias participantes y los propios promoto­res.

Ahora, el MFC se siente seguro y maduro para presentar este manual y asumir las conclusiones de aquellos eventos como orientación formal del SPLA a los promotores de los Encuentros Conyugales y Familiares.

El objetivo de este manual es motivar la revisión y reformulación de sus contenidos, metodologías y dinámicas, con vistas a adecuarlos a la propuesta pedagógica del MFC y a las prioridades pastorales de la Iglesia en América Latina.

Este manual no ofrecerá recetas y esquemas detallados para la reali­zación de Encuentros más actualizados y convergentes con las opciones del MFC y la Iglesia. Sin embargo, será muy útil a los promotores al ofre­cerles orientaciones amplias y claras además de bases conceptuales, ejemplos prácticos y textos de apoyo suficientes para estimular la creativi­dad y ayudar a vencer el miedo de los cambios necesarios.

Helio y Selma Amorim

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ENCUENTROS CONYUGALES Y

FAMILIARES DEL MFC

Manual para la evaluación, revisión y actualización de los Encuentros

Síntesis de las orientaciones y conclusiones de los eventos realizados por el MFC Latinoamericano sobre los Encuentros Conyugales y Familia­res.

• 1980 - Seminario durante el VIII Encuentro Latinoamericano -Porto Alegre, Brasil

• 1982 - I Convención Latinoamericana de Encuentros Conyugales y Familiares - Bogotá, Colombia

• 1987 - Reuniones de Promotores de Encuentros Conyugales y Familiares del MFC, durante el X Encuentro Latinoameri­cano - Bogotá, Colombia

• 1989 - II Convención Latinoamericana de Encuentros Conyugales y Familiares - Belo Horizonte, Brasil

• 1993 - III (Convención Latinoamericana de Encuentros Conyuga­les y Familiares - Cartago, Costa Rica.

Primera Parte - Pautas para una evaluación amplia y caminos hacia la renovación

Segunda Parte - Propuesta pedagógica orientada hacia la evangeliza-ción

Tercera Parte - Sugerencias y orientaciones prácticas para encuentros renovados

Cuarta Parte - Paraliturgias y textos de consulta para los promotores

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PRIMERA PARTE

Pautas para una evaluación amplia y caminos hacia la renovación

I. Objetivos de los Encuentros

Se puede notar una creciente apertura de los objetivos de los En­cuentros hacia una temática más amplia y comprometedora.

Aunque muchos sigan atados a una propuesta original limitada al diálogo de la pareja o la familia y a la vivencia poco comprometida del Sa­cramento del matrimonio, surgen nuevas propuestas en la formulación de los objetivos de los Encuentros:

- conscientización de la pareja para llegar a la evangelización de la familia para que sea luz en el mundo, a través del testimonio.

- toma de conciencia de las responsabilidades de la familia, como cristianos frente a la comunidad.

- conocimiento de la misión que toca a cada cristiano y profundiza-cíon del concepto de persona humana.

- análisis de las influencias internas y externas en los conflictos fa­miliares.

- conocimiento de su misión como laicos.

Siguen siendo objetivos más frecuentes la renovación de la relación conyugal y el crecimiento del matrimonio en el amor:

- mejoramiento de la relación de los esposos y vivencia más clara del sacramento del matrimonio.

- orientación hacia el diálogo.

- comprensión sobre la importancia de la espiritualidad conyugal.

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- el encuentro personal y de la pareja - y el encuentro con Dios para lograr una conversión auténtica.

- la unión de la pareja

- ayuda para la identificación de los conflictos.

Y en los Encuentros familiares:

- el diálogo padres e hijos.

- el encuentro de la familia con Dios.

Hay indicaciones de cambios en los objetivos cuando ya no son reali­zados como un fin en sí mismo:

- Despertar el interés de las parejas para profundizar los temas de los encuentros, a través de la inserción en equipos de base del MFC.

Aunque se advierta que "el encuentro no sea simplemente una lla­mada a la pertenencia al MFC", pero aceptando que sea "el inicio" de un "proceso de conversión".

Se quiere dar a los matrimonios "una clara idea de la importancia de trabajar y reflexionar en equipo, compartiendo inquietudes".

También se hace referencia a "la integración entre clases sociales" y a la "utilización de dinámicas más participativas en un proceso de evange-lización inspirado en los documentos del Concilio, Medellín y Puebla, con la adopción de la metodología de la teología de la liberación, que lleva al compromiso de la pareja".

II. Dificultades más Frecuentes en la Realización de los Encuentros

Para la realización de los Encuentros, sus promotores tienen que su­perar muchas dificultades y aceptar los desafíos propios de toda actividad de evangelización.

Todo eso exige de los promotores una inmensa dedicación, creativi­dad, espíritu de servicio, persistencia, humildad y ánimo siempre renovado - virtudes alimentadas por la Fe, la Esperanza y el Amor.

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De entre esos desafíos y dificultades podrían ser destacados:

1_ Falta de una infra-estructura de apoyo y seguimiento para asegu­rar la continuidad del proceso iniciado en el Encuentro; falta de animadores para grupos o equipos de base del MFC.

2. Falta de sitios adecuados y costos de alquiler muy altos.

3. Las Invitaciones para participar exigen visitas y contactos perso­nales lo que supone mucha disponibilidad de tiempo y equipo de apoyo numeroso, a veces insuficiente.

4. Falta de preparación del equipo de promotores; las motivaciones para introducir los temas tienden muchas veces para charlas ma­gistrales o quedan reducidas a testimonios personales que nada tienen que ver con la problemática o intereses de los participan­tes.

5. Reacción de los promotores a las críticas necesarias y constructi­vas que resulten de las evaluaciones indispensables de cada En­cuentro realizado, lo que revela inseguridad y falta de madurez para esa labor.

6. Falta de apoyo de algunos sectores de la jerarquía, en algunos países.

7. Comodismo y falta de compromiso, de lo que resulta una carga excesiva de tareas sobre pocos promotores generando cansancio y desánimo.

S. Falta de claridad en la definición de objetivos de los Encuentros.

9. Falta de conocimiento de las líneas pastorales de la Iglesia y las opciones del MFC, especialmente en lo que se refiere a las prio­ridades, la propuesta pedagógica y los destinatarios preferencia-les de toda labor evangelizadora.

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11. La heterogeneidad de los participantes

12. La situación económica, social y política en muchos países que genera el miedo, inseguridad y desaliento

13. Falta de sacerdotes y expertos para asesorar a los promotores y participar en los Encuentros.

14. Falta de material apropiado para la realización de Encuentros según la propuesta pedagógica del MFC, con dinámicas más par-ticipativas y congruentes con las líneas pastorales de la Iglesia en América Latina.

III. Riesgos a Evitar, a Veces no Percibidos por los Promotores

Fueron identificados riesgos peligrosos que es necesario evitar o fa­llas que deben ser corregidas para que no sean invalidados los buenos re­sultados esperados. Las consecuencias de esos riesgos o fallas son difíci­les de evaluar en toda su extensión. Fueron destacados los siguientes:

1. Poca claridad de objetivos; superposición de objetivos no conver­gentes; inadecuación de la metodología y las dinámicas a los objetivos de los Encuentros.

2. Manipulación de conciencias a través de recursos psicológicos, presiones emocionales y apelos sentimentales excesivos.

3. Superficialidad al tratar los temas del Encuentro.

4. Carga excesiva de actividades durante el Encuentro, lo que redu­ce, por el activismo, la capacidad crítica de los participantes, llevándolos a opciones poco conscientes condicionadas por la dinámica adoptada, y no a opciones que sean fruto de reflexión madura y libre.

5. Presentación dualista de los temas sin la necesaria integración bien articulada de fe y vida, de realidades humanas y sacramentos, de humanización y espiritualidad.

6. Reducción de la temática a las dimensiones intimistas y psicológi­cas de los problemas humanos, conyugales y familiares, sin'referencia di-

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recta y explícita al entorno social, cultural, político y económico, donde es­tán las raíces de aquellos problemas. Riesgo del "conyugalismo" y el "fa-milismo".

7. Desconocimiento o falta de atención a los datos de las ciencias humanas envueltas en esa actividad, muchas de las cuales son amplia­mente difundidas.

8. Utilización de esquemas didácticos y dinámicas rígidas, de origen extra-continental, creados para culturas distintas, que deberían ser am­pliamente adaptadas a las realidades culturales latinoamericanas pero no se lo hace.

9. Visión idealista de la familia y del matrimonio que no considera la pluralidad de modelos de vivencia de los valores evangélicos en diferentes tipos de familias.

10. Elitismo de clase social por los costos para participar en los En­cuentros: los pobres no pueden pagar. Ese elitismo se opone a la opción por los pobres proclamada por la Iglesia en América Latina.

11. Tendencia a transformar el Encuentro en un fin en sí mismo y no como un punto de partida para un proceso de conversión y crecimiento personal, conyugal, familiar y social, que exige largo tiempo, como se in­tenta lograr a través de los equipos de base del MFC. El riesgo del "en-cuentrismo" o la multiplicación de Encuentros sin posibilidades efectivas de seguimiento y continuidad del proceso apenas iniciado en el Encuentro.

12. Discriminación de parejas en cuanto a la existencia o no del vín­culo jurídico, civil o religioso. No considerar la orientación de la Iglesia y del MFC para la acogida fraternal a parejas y familias incompletas o en situa­ción llamada irregular.

13. Metodologías impositivas, no participativas, que no respetan los puntos de vista de los participantes, su experiencia de vida y sus convic­ciones. Coordinadores que se consideran dueños de la única verdad sobre todos los aspectos de los problemas humanos que se presentan el los En­cuentros.

14. Ausencia total de referencias a la responsabilidad social de las parejas en la edificación de um mundo más justo y fraternal que permita

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que las familias puedan ser familias verdaderas y el matrimonio sea más estable y feliz para todos.

15. Estímulo aún no intencional a una admiración ilimitada a las vir­tudes de las parejas coordinadoras del Encuentro, especialmente a los que presentan testimonios personales o charlas magistrales, creando una peli­grosa dependencia personal.

16. Reducción del Encuentro a instrumento de auto-realización perso­nal, auto-promoción y satisfacción personal de los coordinadores y exposi­tores, que buscan a veces inconscientemente el propio éxito y prestigio gratificantes en contra de la verdadera actitud de servicio que supone hu­mildad auténtica y capacidad de autocrítica y donación.

17. Personalismo en la coordinación de los Encuentros; parejas con personalidad dominadora que suprimen la participación corresponsable y efectiva del equipo, lo que propiciaría la corrección de fallas personales y el crecimiento de todos.

1& Preparación deficiente de los coordinadores y expositores res­ponsables por las motivaciones para la adopción de la opción pedagógica del MFC.

19. La adopción de temática rígida pre-establecida, sin considerar las reales expectativas de los participantes. La cantidad excesiva de temas tratados sin la necesaria profundidad.

20. Aceptar la participación de parejas con problemas psicológicos graves que exigen diagnóstico y terapia a cargo de profesionales: el En­cuentro, conducido por no profesionales, puede agravar el problema.

21. Sobrevalorización de los Encuentros como si fueran medicina mágica para todos los problemas conyugales y familiares.

22. Lenguaje inadecuada al nivel cultural o características socio-cul­turales de los participantes.

IV. Una Advertencia Necesaria

Delante de algunas preocupaciones que existen en relación a ciertos tipos de Encuentros (Encuentros Conyugales y Familiares, y otros tipos de

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Encuentros utilizados por el MFC y por otras organizaciones nacionales e internacionales) son necesarias y oportunas algumas aclaraciones y cui­dados.

1. En principio, es una buena cosa la reunión de unas cuantas pare­jas o familias durante 1,2 o 3 días, para convivir, intercambiar ideas, orar, oír la Palabra de Dios, reflexionar y evaluar sobre algunos aspectos de su vida conyugal, familiar y social, a la luz de la fe y con el apoyo de los datos más allegados a las ciencias humanas (psicología, sociología, etc.) bajo la coordinación y animación de personas preparadas que quieran solamente servir a los que aceptan el convite para participar de los Encuentros.

2. Aunque pueda ser una buena oportunidad para el crecimiento glo­bal de las personas y de la pareja, esos Encuentros corren riesgos, ya mencionados, de ser transformados en experiencias negativas y peligrosas, Así, su realización dejaría de ser moralmente lícita.

Estos riesgos, antes destacados, son de diferentes tipos. Entre otros, la utilización de dinámicas y metodologías excesivamente impactantes pa­ra producir una atmósfera artificial a través de mecanismos y recursos de fuerte envolvimiento emocional y sentimental, capaces de sacudir y romper la estructura psicológica de algunas personas, con efectos algunas veces sensacionales que muchos confunden con una verdadera conversión de vi­da. Esta no se consigue efectivamente con el uso abusivo de tales recur­sos que se constituyen en inaceptable manipulación de las conciencias.

Esa manipulación es capaz de llevar a opciones y mudanzas aparen­tes que no llegan a ser fruto de decisiones libres, conscientes y responsa­bles. Son, antes, fruto de fuertes condicionamientos psicológicos - senti­mentales, emocionales - que bloquean la libertad y la conciencia, produ­ciendo opciones sin consistencia y estabilidad.

Este tipo de manipulación de personas es éticamente condenable así sea hecha con buena y equivocada intención. Generalmente, los propios agentes que utilizan esos mecanismos ni llegan a percibirlos como mani­pulación de conciencias.

Es verdad que muchos problemas graves de relacionamiento necesi­tan de ciertos recursos extremos para una terapia adecuada. Pero esto se debe realizar en clínicas por profesionales especializados.

3. Los encuentros son coordinados por personas de buena voluntad, no profesionales de esta área, preparados para realizar y animar un proce­so de motivación con el objeto de facilitar el inicio de una revisión de vida, con todos los desdoblamientos ya presentados en este estudio.

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Para este fin, los encuentros se deben realizar en una atmósfera na­tural, sin tensiones, sin recursos peligrosos que podrían producir los efectos negativos aquí apuntados.

Los que promueven y animan los Encuentros no son personas prepa­radas para trabajar con la estructura psicológica más profunda de otras personas.

Por eso, los Encuentros no pueden substituir la terapia propia para problemas más graves de relación.

Los que presentan este tipo de problema deben ser orientados para procurar servicios especializados que el propio MFC podría crear y mante­ner para este fin.

Los Encuentros, al contrario, están dirigidos a personas normales que quieran o acepten compartir, con otras personas normales, sus preocupa­ciones, sus problemas, comunes a personas, parejas y familias, para que se ayuden mutuamente a caminar en búsqueda de una creciente madurez.

Este es un proceso largo, de duración indeterminada.

4. Así, los Encuentros no pueden ser considerados como un fin en sí mismos. No son un proceso acabado de conversión, sino una excelente motivación para el inicio de un proceso que debe llevar progresivamente a cambios, descubrimientos, liberación de todo lo que esclaviza y oprime a la persona y a un creciente compromiso con la construcción del Reino de Dios, o sea: la vivencia de un proceso permanente de conversión, a lo lar­go de toda la vida.

Por eso, la realización de cada Encuentro exige la previa existencia o montaje de una estructura de apoyo y continuidad del proceso allí iniciado.

El MFC considera que el método más adecuado para esa necesaria continuidad son los equipos de base o grupos de matrimonios coordinados por personas o parejas preparadas para seguir animando aquel proceso grupal de crecimiento individual, conyugal, familiar, comunitario y social. Todo esto supone la preparación previa de buenos coordinadores de equi­pos o grupos formados en los Encuentros, capaces de mantener el nivel de motivación inicial allí establecido.

Se puede cuestionar la validez y momento propicio de realizar encuen­tros que no ofrezcan esa posibilidad de continuidad bien estructurada y no masiva a las parejas o familias participantes.

5. Para que el MFC pueda evaluar, criticar y revisar continuamente los métodos, dinámicas y contenidos que adopta en los Encuentros, es in­dispensable que tenga total autoridad y autonomía sobre el uso del instru­mento.

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Esto significa que el MFC sólo adoptará los tipos de Encuentros elaborados y planeados por el propio Movimiento y otros que, aunque ela­borados por diferentes personas y organismos, son dados al discernimien­to, prudencia y juicio del MFC para que en ellos pueda introducir las modi­ficaciones y adaptaciones indicadas para una perfecta sintonía con sus objetivos, líneas y opciones; el MFC deberá resguardar siempre su más ilimitada libertad de alterar lo que fuere necesario en los Encuentros que utiliza para suprimir todo lo que pueda representar riesgos de manipulación de conciencias y demás riesgos destacados en este estudio.

6. Para que el MFC tenga el derecho de mantener una actitud critica constructiva frente a tipos de Encuentros que no están bajo su responsabi­lidad, y presentan los riesgos aquí anotados es necesario que sean eva­luados, autocriticados y revisados continuamente los Encuentros que se realizan bajo su orientación y coordinación.

El criterio último para esto, será siempre el respeto a la libertad y a la conciencia de las personas, para que resulten opciones adultas y respon­sables, efectivas y estables.

V. Caminos Hacia la Renovación de los Encuentros

En base a las conclusiones de los eventos promovidos por el SPLA se puede presentar la síntesis de las orientaciones correspondentes que se debe tener en cuenta en la revisión y actualización de los Encuentros Con­yugales y Familiares:

1. En la metodología y dinámicas.

1.1. Suprimir lo superfluo, la sofisticación de muchos detalles, el exceso de tiempo de actividades.

1.2. Adopción de dinámicas más participativas, incentivándose la participación activa de las parejas; motivar preguntas y discu­sión.

1.3. Una integración de fe y vida más efectiva y explícita, cualquiera que sea el tema tratado.

1.4. Utilización de metodologías adecuadas a todas las clases so­ciales.

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1.5. Ofrecer a los participantes la oportunidad de elegir los temas de su interés e incluirlos en el temario del Encuentro..

1.6. No utilizar recursos emocionales impactantes.

1.7. Respetar la libertad de los participantes y no inducirlos a hacer lo que no quieren.

1.8. Incluir en cada tema la reflexión sobre la realidad socio-política y económica donde suelen estar las raíces de los problemas conyugales y familiares e incentivar a los participantes a asumir la responsabilidad de actuar en esa realidad para transformarla.

1.9. Acentuar los aspectos prácticos de los problemas humanos de la pareja, la familia y la sociedad, no quedarse solamente en los aspectos teóricos.

En cuanto a los objetivos.

2.1. A partir de un objetivo general, adoptar objetivos específicos para cada tipo de participantes, cada realidad social.y cultural; adoptar metodologías adecuadas a cada situación y objetivo específico.

2.2. No limitar el objetivo solamente a la integración y diálogo de la pareja; incluir la evangelización en sentido más amplio y la búsqueda de una visión más crítica del contexto social y cultu­ral que condiciona la pareja y la familia; contribuir para el cre­cimiento de la responsabilidad social de los participantes.

2.3. Ampliar los objetivos para que los Encuentros puedan interesar y ser útiles a todos los tipos de familias y abiertos a las fami­lias incompletas.

En los contenidos.

3.1. Charles muy cortas y más tiempo para la reflexión, el diálogo, la discusión en grupos, para que las dinámicas sean más parti-cipativas.

3.2. Dar contenido teológico más actualizado a los temas tratados.

3.3. Ayudar a descubrir la relación entre los problemas conyugales y familiares y el modelo de estructuras sociales, económicas, po­líticas y culturales que condicionan a la pareja y la familia.

3.4. Presentar el Sacramento del Matrimonio de forma más amplia capaz de abarcar todas las realidades humanas de la vida ma­trimonial, familiar y social de la pareja.

3.5. Integrar más efectivamente el concepto de Sacramento con la vivencia del amor, del diálogo y de la sexualidad.

3.6. Adaptar siempre los contenidos a la realidad y problemática lo­cal y actual de los participantes.

3.7. Buscar más creatividad en la presentación o motivación de los temas.

3.8. Introducir contenidos de los documentos de la Iglesia (Concilio, Medellín, Puebla, Santo Domingo, Familiaris Consortio, Christi-fidelis Laicis y otros) que ayuden a iluminar la búsqueda de soluciones más humanas para los problemas tratados en el Encuentro.

3.9. Dar atención especial a la adaptación de contenidos, lenguage y recursos didácticos adecuados para parejas analfabetas.

3.10. La temática no deberá ser rígida y pre-establecida sino que de­be atender a las inquietudes presentadas por cada nuevo gru­po, lo que exigirá que el equipo esté preparado para adaptar la estructura del Encuentro a cada nueva situación y nuevas exr

pectativas presentadas por los participantes.

En la preparación y seguimiento.

4.1. Dedicar más atención a la preparación del equipo y a la invita­ción de las parejas.

4.2. Asegurar una infraestructura de seguimiento post-Encuentro, preparando matrimonios del MFC para acompañar los equi­pos de base que se conformen en el Encuentro.

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5. En la evaluación y revisión.

5.1. Mejorar las evaluaciones de cada Encuentro, para la corrección de fallas eventuales, el perfeccionamento de la metodología y dinámicas, la clarificación y profundización de los contenidos.

5.2. Aceptar el riesgo de introducir nuevos métodos y hacer expe­riencias; no conformarse a la simple repetición de esquemas pre-establecidos como si fueran mágicos, intocables. Incentivar la creatividad del equipo.

5.3. Estudiar todas las posibilidades y metodologías más adecua­das para encuentros abiertos para reducir los costos que impi­den la participación de parejas pobres.

VI. Recomendaciones del SPLA a los promotores de los Encuentros Conyugales y Familiares

El SPLA recomienda vivamente a los promotores de Encuentros Conyugales y Familiares del MFC una revisión adulta de su labor con vis­tas a la actualización de contenidos, metodologías y dinámicas adoptadas, para superar las dificultades más frecuentes, evitar los riesgos identifica­dos y adecuarlos a las opciones del MFC y la Iglesia en América Latina.

Tales recomendaciones constituyen un resumen de las conclusiones de los eventos realizados por el SPLA, basadas a su vez en la experiencia de los participantes, promotores de Encuentros en casi todos los países de América Latina.

1. Adopción de metodologías y dinámicas más partidpativas; reducción del número de temas y duración de las motivaciones; ampliación del tiempo de reflexión, dialogo, intercambio, discusión, grupos, plenarios.

2. Incentivo a preguntas y manifestación de opiniones de los participan­tes; consulta a los participantes sobre los temas que les interesa tra­tar en el Encuentro desde el inicio, antes de conformar la temática del Encuentro; adaptar a la temática elegida por los participantes.

3. Estudio de recursos pedagógicos y dinámicas adecuadas a la pro­puesta pedagógica del MFC: una pedagogía más participativa y me­nos directiva, más liberadora y menos impositiva.

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4. Integración clara y objetiva entre fe y vida en la presentación y discu­sión de los temas y problemas en grupos y plenarios. Destacar siem­pre los aspectos teológicos y la dimensión trascendiente y de fe, pre­sente en la búsqueda de soluciones más humanas para aquellos pro­blemas.

5. Articulación clara y objetiva entre lo familiar y lo social, develando los mecanismos socio-económicos, políticos y culturales que generan problemas familiares, y despertando la responsabilidad de actuar en las estructuras de la sociedad en sentido transformador.

6. Respeto a la libertad de las personas; no utilizar instrumentos psico­lógicos de manipulación de las conciencias a través de presiones emocionales o fuertes llamadas sentimentales que llevan a decisio­nes forzadas, sin lucidez y libertad.

7. Apertura a todas las clases sociales, con preferencia a los más po­bres.

8. Apertura a parejas en situación irregular o las llamadas familias in­completas, sin discriminaciones; adaptar los Encuentros en lo que sea necesario para acoger a todas las familias cualquiera que sea el tipo y grado de incompletas.

9. Asegurar la continuidad del proceso iniciado en el Encuentro, en acti­vidades post-Encuentro; preferencia para la integración de los partici­pantes en equipos de base del MFC.

10. Crear y vivenciar liturgias o paraliturgias innovadoras, adecuadas y adaptadas a la temática de cada Encuentro para profundizar la inte­gración de fe y vida en los Encuentros.

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SEGUNDA PARTE

Propuesta pedagógica orientada hacia la evangelización

I. Los Encuentros como modo de Evangelizar

En la medida en que los Encuentros desean ser evangelizadores, de­ben según la EN, llevar a cabo la evangelización a través de:

1. La proclamación verbal de la Buena Nueva. (EN 22, 26,11, 46, 43, 45 etc.)

2. Del testimonio de la propia vida. (EN 21, 41, 76, 78)

3. De una praxis transformadora. (EN 27, 31, 30, etc.)

Definimos ésta como todo aquello que lleva realmente a transformar a los hombres y las estructuras según el plan de Dios.

La gran pregunta que se hace en América Latina a los Encuentros se­rá precisamente cara saber si éstos lleaan a desencadenar un proceso en el cual la palabra oída se convierte en acto, pues responder a la fé es co­rresponder en una acción semejante a ¡a de Dios. Los Encuentros no pre­tenden y no pueden ser una catequesis (presentación de un conjunto de verdades cristianas), sino deben ser una invitación viva, directa y comuni­cante que suscite el deseo de una mayor santificación, de crecimiento en la vida y en la experiencia conyugal y religiosa del matrimonio y de la fa­milia.

Podemos asumir dos actitudes fundamentales:

1. Actitud reduccionista; 2. Actitud de respeto a la ALTERIDAD

1. Actitud reduccionista Cuando en los Encuentros asumimos una actitud reduccionista, los matrimonios son reducidos a nuestras categorías mentales y a nues-

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tro propio modo de ver v percibir. Corremos el riesgo de condicionar y de manipular a otros reduciéndolos a la condición de objetos de una evangelización prefabricada.

Los mecanismos de manipulación se expresan:

a. Por el pragmatismo: la idea dominante es hacer. El hacer sin pensar. Se transforma la reflexión en un hacer, en un estar siem­pre ocupado. Se crea un clima de euforia del hacer manteniendo a los matrimonios siempre ocupados, con horario vigilado y con sor­presas. Ho hay tiempo ni espacio para la reflexión, la interioriza­ción, la confrontación, el trabajo en grupo. No hay tiempo ni espa­cio para una actitud crítica.

b. Por el funcionalismo: las personas, el matrimonio, la familia, son vistas sobre todo como funciones, papeles, cargos; se deben sentir bien y se deben sentir realizados.

Esta perspectiva lleva al conformismo. El hacer sin pensar, repetir lo que otros hacen y nos imponen, sin preguntarse su validez y veracidad. En este caso, solo valen las técnicas que esterilizan la capacidad innovadora limitando a los participantes. Se exigen adaptaciones pasivas a los me­dios, a los temas, sin poder tomar posiciones frente a estos. En estas perspectivas pragmáticas y funcionalistas se vive el siguiente esquema:

Evangelizador

Evangelización

Evangelizado

Equipo coordinador del Encuentro

Contenido y metodología

Parejas participantes en el Encuentro

Las parejas participantes en el Encuentro permanecen prácticamente como objetos de evangelización.

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2. Actitud de Respeto a la Alteridad

Cuando en los Encuentros asumimos una actitud de reconocimiento y respeto a la alteridad (el hecho de que el otro es semejante y es diferen­te), se respeta el caminar de las parejas o familias en un proceso de madu­ración efectiva y religiosa; seguramente un proceso bien diferente del pro­ceso de las parejas promotoras del Encuentro.

De ahí surge la sensibilidad en anunciar la Buena Nueva y explicar la dimensión religiosa y libertadora del matrimonio, a partir de la realidad, o sea, de la situación real de los casados.

Entonces los Encuentros pasan a ser un momento fuerte en ruta, pa­sa a ser una posibilidad para cuertionarse, una posibilidad de salir de su yo y de sus patrones de referencia y descubrir otros patrones, otras maneras de ser, de relacionarse, de creer y de actuar. En estas condiciones los En­cuentros pueden llegar a alcanzar el objetivo último: la conversión.

- Conversión del que promueve el Encuentro;

- Conversión del que hace el Encuentro;

- Conversión de la sociedad y del mundo en que vivimos todos no­sotros.

Én esta perspectiva se vive el esquema siguiente:

-Evangelización A

\ Evangelizador Evangelizado

f

Evangelización Contenido y Metodología

Equipo de Coordinación Parejas Participantes

Conclusión: ~~

Visto negativamente no hay que presuponer que cualquier Encuentro sea Buena Nueva. No hay que presuponer que cualquier modo de hacer presente la Buena Nueva sea cristiano.

?b

Page 15: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

Visto positivamente hay que afirmar que para que la evangelización sea realmente evangelización debe hacer una mutua relación que sea es­pecíficamente cristiana, entre el contenido y la metodología del Encuentro.

II. La Adecuación de los Encuentros a la Opción Pedagógica del MFC

A) METODOLOGÍA

1. Toda la metodologia debe ser coherente y estar al servicio de los objetivos claros de cualquier instrumento pastoral.

1.1 En cuanto a los objetivos de los Encuentros en la constatación de la realidad, percibimos que la mayoría asume como suyos los siguientes:

1.1.1 Crear canales de comunicación más eficientes entre los esposos, entre padres e hijos y entre familias.

1.1.2 Iniciar un proceso de reflexión sobre temas de importancia para la vida conyugal, familiar, comunitaria y social.

1.1.3 Profundizar la comprensión de la naturaleza y de los com­promisos del sacramento del matrimonio, en todas sus di­mensiones, fundamentándose los valores básicos del ma­trimonio y de la familia en una perspectiva más amplia. a. Fidelidad, fecundidad, sexualidad, paternidad y dona­

ción. b. Participación efectiva en la construcción de un mundo

más justo y fraterno.

1.1.4 Motivar a los participantes a que se integren en equipos del MFC y en la comunidad eclesial local.

1.2 La tendencia de estos objetivos amplios e importantes, es con­vergente con las opciones del Movimiento Familiar Cristiano y nos permite partir de las siguientes pautas preliminares para adop­tar la metodología más adecuada.

1.2.1 El Encuentro supone y exige algunas formas de seguimien­to. Se prefiere la inserción de las parejas en la dinámica pedagógica de los Equipos del MFC. De la aceptación de

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la necesidad de seguimiento, surgen las siguientes exigen­cias y posiciones.

a. No se debe realizar el Encuentro si no se prepara ante­riormente una correspondiente infraestructura de acom­pañamiento de las parejas (coordinadores de equipo).

b. El Encuentro no es un proceso completo de apoyo a las parejas sino la iniciación de un proceso, que tiene se­guimiento en los equipos; así, desaparece la necesidad de incorporar en los contenidos del Encuentro un abani­co excesivamente amplio de temas para responder a la totalidad de las necesidades e intereses de las parejas. Esto se transfiere para el Post-encuentro para no sobre­cargar la agenda; y buscar la metodología que sea ade­cuada para atender a otras exigencias que se van a identificar.

c. La metodología debe ser explícitamente diseñada para motivar las parejas a un seguimiento, especialmente por medio de su inserción en equipos del MFC. Para esto se sugiere que las parejas vivan, durante el Encuentro, tan­tas experiencias de vida en equipo cuantas sean nece­sarias para que se establezcan lazos afectivos de coo­peración y ayuda mutua con el fin de que se conformen en el Post-encuentro en Equipos del MFG.

1.2.2 El estilo pedagógico para tratar los temas del Encuentro debe buscar los siguientes resultados:

a. La superación de la dicotomía fe y vida, vida familiar y sociedad, fe y compromiso cristiano en el mundo, histo­ria humana y historia de la salvación.

b. La comprensión del sentido del sacramento del matri­monio y de la espiritualidad conyugal y familiar a partir de la vivencia de los valores humanos de la vida conyu­gal y familiar que incluyen la responsabilidad social de la familia en la construcción de un mundo más justo y fraternal.

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Page 16: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

c. El crecimiento de la conciencia crítica frente a los meca­nismos socio-político-económicos, que condicionan a la familia y generan los problemas intra-familiares, con do­ble perspectiva:

- aprender a atenuar o neutralizar tales condiciona­mientos negativos.

- asumir el desafío de denunciar los mecanismos ini­cuos de opresión, injusticia, masificación, desperso­nalización, alienación y represión que generan pro­blemas para las familias. Participar activamente en las transformaciones sociales que eliminen estos me­canismos.

(Opción pedagógica del MFC en cuanto a los conte­nidos).

La metodología de los instrumentos de acción apostólica de la Iglesia debe considerar que ellos tienen que ser evangelizadores. Evangelizar es anunciar la buena noticia de la Salvación-Liberación, proclamada y realizada por Jesús. La evangelización en América Latina se efectúa en la comunión y participación; el agente y el destinatario de la evangelización se evangelizan mutuamente, en esa relación de comunión y participa­ción. Los' encuentros asumen claramente la intención de ser instrumentos de evangelización en América Latina. Esto supone la adopción de una metodología con ciertas características esenciales y exorcizada de algunos vicios.

2.1 Características esenciales de la metodología:

2.1.1 Para el anuncio de la Salvación-Liberación, la metodología debe ser liberadora y no opresora o manipuladora.

2.1.2 Para asumir las exigencias de comunión y participación debe ser más participativa y menos dirigida, flexible y abierta a adaptaciones y correcciones.

2.1.3 Debe respetar la alteridad: el otro es semejante y diferente, tiene ritmo propio, tiene valores y experiencias para con­

formar e intercambiar, y sus opciones deben ser asumidas con libertad, conciencia y responsabilidad.

2.1.4 Austeridad y sencillez en su aplicación.

2.2 Vicios de la metodología:

2.2.1 Manipulación por medio del pragmatismo, o activismo; la actividad sin reflexión suficiente; el clima artificial de eufo­ria para llevar a opciones condicionadas por presiones sen­timentales y emocionales; la falta de tiempo necesario para promover el sentido crítico, la confrontación de ideas, la in­teriorización adulta de nuevos conceptos; el exceso de contenidos, testimonios de vida impactantes, "infantiliza-ción" de los participantes.

2.2.2 El funcionalismo, el cual ve a las personas solamente bajo el prisma del papel que deben desempeñar. Esto aumenta el con­formismo de los participantes llevándolos a adherirse pasiva­mente a las dinámicas y contenidos de los promotores, sin promover su propia creatividad.

La metodología de los Encuentros del MFC debe ser coherente con las opciones y conceptos que definen la propia identidad del MFC por tratarse de uno de sus instrumentos.

3.1 El concepto de espiritualidad conyugal y familiar encarnada en la vida y en la historia nunca separada de \a vivencia de los valores humanos del matrimonio y de la familia, y de su responsabilidad social.

- La metodología no puede permtir que el concepto de espiri­tualidad se presente desconectado de la vivencia de aquellos valores y responsabilidades.

3.2 El concepto de familia incompleta que lleva a la conciencia de que somos todos familias incompletas por nuestras limitaciones en el vivir el amor en plenitud. Así, no tenemos el derecho de discriminar a uno u otro tipo de familia con cualquier tipo de ca­rencia, ya sea el de parejas que no puedan casarse por la Iglesia.

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Page 17: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

- La metodología no debe incorporar elementos que impidan la participación de familias incompletas (parejas no casadas "formalmente").

3.3 La opción por la promoción de la justicia

- La metodología no puede ocultar la injusticia presente en el mundo, y debe llevar a asumir la misión profética del cristiano, como exigencia de su fe.

3.4 La opción por los pobres.

- La metodología no puede excluir la participación de los pobres en los encuentros, considerando la situación de miseria en la que viven la mayoría de las familias en América Latina, el analfabetismo las condiciones de trabajo, de vivienda, la impo­sibilidad de disponer de tiempo para un Encuentro de fin de semana, la imposibilidad de pagar costos, etc. Así, la metodo­logía debe ofrecer una larga flexibilidad para adaptarse a esa realidad de las familias latinoamericanas (el riesgo del "elitis-mo").

4. La metodología debe considerar los verdaderos intereses, necesida­des, expectativas, aspiraciones, problemas, culturas, niveles intelec­tuales, y demás características de los participantes. Estas características no son uniformes en cada nuevo Encuentro. Así, no es coherente establecer antes el contenido, la dinámica y sus tiempos, la secuencia de los temas y demás recursos didácticos y metodologías del Encuentro, sin la consulta viva y directa al grupo. Esto exige que el diseño del Encuentro solo pueda completarse des­pués de su iniciación cuando ya sean conocidas aquellas característi­cas del grupo.

B) CONTENIDOS

1. Objetivo de la opción pedagógica del MFC

Se trata de superar la dicotomía o separación entre Fe y Vida, entre la Historia de la Salvación-Liberación y la Historia Humana, entre vida fa miliar y sociedad global, entre desafíos y problemas de la Intimidad de la pareja o familia y los mecanismos socio-políticos, económicos y culturales de la sociedad.

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Tales separaciones no pueden seguir haciéndose en nuestras activi­dades de formación.

Es necesario aprender a articular con claridad y honestidad lo teoló­gico con lo antropológico, lo conyugal y familiar con lo social, los proble­mas psicológicos intimistas con los condicionamientos externos a que las familias están sujetas.

Se trata de descubrir que los valores que queremos y debemos vivir y los desafíos a que debemos responder están iluminados por nuestra Fe que nos de la razón para asumirlos como parte de nuestra vida de cristia­nos.

Se trata de comprender que las raíces verdaderas de los problemas conyugales y familiares están en el modelo de vida social en que estamos insertos; que las causas profundas de las dificultades de vivir nuestros valores y responder a los desafíos que se presentan a las familias están en los mecanismos socio-económicos, políticos y culturales que condicionan negativamente a cada uno de sus miembros.

Al desenmascarar estos mecanismos de competitividad, masificación, despersonalización, opresión, miedo, inseguridad, intimidación, consumis-mo, hedonismo y tantos otros, las familias aprenden a neutralizarlos o ate­nuar sus efectos y la fuerza de sus condicionamientos.

Al comprender la deshumanidad e injusticia presente en estos meca­nismos externos, las familias deben descubrir su misión de transformar la sociedad para establecer un modelo de relaciones sociales basadas en la justicia, la solidaridad, la fraternidad, la cooperación, el amor.

Así se habrá establecido una estrecha articulación de los valores y desafíos que se presentan a las parejas y familias con los elementos fun­damentales de nuestra Fe. Al mismo tiempo, una estrecha articulación de los hechos de la vida conyugal y familiar con los mecanismos sociales que la condicionan y la desafían a una acción efectiva para la humanización de la sociedad.

Esto se puede y debe intentar hacer con todos los temas que se pre­senten en los Encuentros.

2. Esquemas para la aplicación de la opción pedagógica del MFC:

Se presentan al final unos esquemas para facilitar esa articulación entre Fe y Vida, Familia y Sociedad, lo teológico y lo antropológico, lo reli­gioso y lo social, o sea, la superación de las dicotomías y separaciones que caracterizan una perspectiva dualista de la vida. Son esquemas que nos motivan a estudiar y prepararnos para una práctica siempre más fe­cunda en los Encuentros que realizamos. (Pag. 38)

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Page 18: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

III. Pasos para tratar cada tema por los participantes según la propuesta pedagógica del MFC.

Los participantes - parejas o familias - serán invitados a elegir los temas que les interesan y luego consultados sobre los que conside­ran más urgentes. Así se definirá un orden de prioridades. Vamos a empezar con el tema elegido como más urgente:

TEMA "A"

Enseguida, les pedimos para identificar los problemas relacionados con ese tema. Los participantes serán invitados y motivados a enun­ciar con claridad todo tipo de problemas que afectan a ellos mismos, a sus familias y amigos, a la sociedad. Es necesario y pedagógica­mente muy constructivo el esfuerzo de enunciar los problemas. A ve­ces no sabemos hacerlo. Hay que practicar para aprender. Es un ejercicio muy interesante. Así hemos preparado con la participación de todos, una lista de problemas para tratar a continuación:

TEMA " A " PROBLEMAS

Pero no basta Hay que identificar y analizar las consecuencias de ta­les problemas. Esto se puede hacer en pareja o familia, en pequeños grupos o en el plenario, en el Encuentro. Para dominar un problema que debemos solucionar, hay que conocer y evaluar con profundidad sus consecuencias actuales y futuras. Así resulta una visión clara del problema, su tamaño y la extensión de sus efectos. Ya no lo imagi­namos más grande o más pequeño que lo es en realidad. Ampliamos nuestro dibujo:

TEMA "A' PROBLEMAS CONSECUENCIAS

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4. Aquí se considera oportuna una intervención del equipo promotor. Puede ser en pequeños grupos o en el plenario. Los animadores de los grupos o el coordinador del plenario pueden ofrecer a los partici­pantes una ayuda para comprender la función de la fe en la búsque­da de soluciones para aquellos problemas. Se trata de una muy corta intervención que podría limitarse al siguiente esquema:

a) frente a los problemas identificados y sus consecuencias, somos desafiados a la búsqueda de las soluciones más humanas para ellos;

b) esos problemas y sus consecuencias conducen a la deshumani­zación; la solución de ellos reconducen al Hombre hacia el cami­no de la humanización;

c) esa búsqueda de soluciones más humanas para los problemas humanos coincide con el Plan de Dios para el Hombre, al crearlo a su imagen y semejanza; siendo así, la búsqueda que vamos a emprender ahora corresponde al proyecto de Dios;

d) según la Gaudium et Spes (Concilio Vaticano II), esa es la función de la fe cristiana:

"La fe aclara todas las cosas con una luz nueva. Manifiesta el plan divino sobre la vocación integral del hombre. Y por eso orienta la mente humana hacia soluciones plenamente humanas" (G.S. n-11);

e) al mismo tiempo, el crear condiciones para que esas soluciones plenamente humanas sean posibles para todos los hombres en el mundo es anticipar la presencia del Reino de Dios en la historia humana.

f) así se introducen los conceptos cristianos de Plan de Dios y Rei­no de Dios, para iniciar la integración de fe y vida en las reflexio­nes del Encuentro.

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Page 19: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

Nuestro dibujo resulta ampliado:

TEMA "A" — PROBLEMAS CONSECUENCIAS HX DEHUMANIZACION

0 PLAN DE DIOS

PARAEL

HOMBRE

BÚSQUEDA DE SOLUCIONES | " T > I HUMANIZACIÓN PLENAMENTE HUMANAS

REINO DE DIOS

Ahora los, participantes serán invitados a investigar e identificar las causas de los problemas analizados. El simple actuar sobre los sín­tomas de los problemas no tiene la eficacia que tiene el actuar sobre las causas. Hay que remover, suprimir o por lo menos atenuar y dis­minuir las causas de los problemas. Tampoco debemos quedamos en la identificación de las causas más inmediatas y visibles. Vamos más al fondo para identificar "las causas de las causas", las causas más remotas y a veces casi invisibles. Se trata de develar las raíces más profundas de los problemas. Al motivar a los participantes para esa investigación, podemos recordarles que esas causas suelen estar tanto en lo personal como en lo social. Por tratarse de una tarea fun­damental y no siempre fácil, se puede adoptar una investigación pro­gresiva: iniciar con una reflexión personal seguida de un diálogo de la pareja o familia y luego en pequeños grupos. En los grupos, los ani­madores, después de oír los participantes, pueden intervenir para ayudar a develar algunos mecanismos sociales, económicos, políticos o culturales hasta entonces no percibidos por ellos, y preguntarles si quizás no serán las posibles raíces de los problemas analizados. Lle­gamos ahora al diagnóstico más profundo de aquellos problemas:

TEMA"A"

PROBLEMAS CONSECUENCIAS - £ > DEHUMANIZACION

G PLAN DE DIOS

PARA EL

HOMBRE

BÚSQUEDA DE SOLUCIONES f - T > T PLENAMENTE HUMANAS ^ L

HUMANIZAClON

CAUSAS INMEDIATAS Y REMOTAS DE LOS PROBLEMAS i —

EN LO PERSONAL -MENTALIDADES -TEMPERAMENTOS -EDUCACIÓN - VALORES - HÁBITOS -OTROS

EL LO SOCIAL - CONDICIONAMIENTOS SOCIALES -ESTRUCTURAS ECONÓMICOS

Y MECANISMOS CULTURALES POLÍTICOS

- MEDIOS DE'COMUNICACION -PROPAGANDA -OTROS

REINO DE DIOS

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Como en las enfermedades no podemos solucionar problemas antes del diagnóstico. Ahora lo tenemos.

8. Pasemos a la búsqueda de las soluciones humanizadoras para aquellos problemas en base a ese diagnóstico. En el primer momen­to toca a los participantes hacerlo con el apoyo de sus conocimientos y experiencia de vida, ahora que ya conocen los problemas con una profundidad y amplitud que antes no existían. Sería adecuado dejar­los dialogar en pareja o familia sobre los cambios de actitudes, de hábitos, de comportamientos, cuestionarse sobre sus temperamen­tos, mentalidades, valores; también sobre sus responsabilidades so­ciales. Luego serán invitados a poner en común lo que quieran co­municar en el pequeño grupo. Se puede discutir un rato sobre las soluciones que se han revelado y preparar una síntesis de todo para llevar a un plenario muy importante.

7. En el plenario se presenta una nueva oportunidad de intervención del equipo promotor. Se trata de una intervención-clave del proceso pe­dagógico: en base al diagnóstico de los problemas y de las solucio­nes presentadas por los grupos en el plenario, los promotores tienen ahora la oportunidad de ofrecer a los participantes algunos instru­mentos para ampliar el abanico de soluciones y apoyar los cambios de actitudes y estructuras exigidos. No se trata de una charla magis­tral larga para aburrirlos. Lo que llamamos instrumentos o herramien­tas para la búsqueda de soluciones más humanas y efectivas es na­da más que:

a) algunos datos de las ciencias humanas que los participantes no han considerado y quizás sean importantes;

b) una iluminación bíblica o datos de la teología que alimentan a nuestra fe, que debe "orientar las mentes hacia soluciones plena­mente humanas".

c) una correlación entre esa búsqueda y los sacramentos, especial­mente el Bautismo, la Eucaristía y el Matrimonio;

d) una complementación en el develar los mecanismos socio-eco­nómicos, políticos y culturales que no hayan sido identificados por los participantes y quizás sean la raíz de muchos de aquellos pro­blemas.

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Page 20: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

e) recordar que la solución de los problemas deberá exigir cambios de actitudes en lo personal, con respeto a la alteridad, o sea, a la identidad del otro; ademas hay que aceptar que esos cambios no son inmediatos sino resultantes de un proceso largo de madura­ción personal que exige la aceptación de la crítica constructiva;

f) recordar, finalmente, que también se requieren cambios en lo so­cial y para ello será necesario crecer en conciencia crítica para percibir los mecanismos sociales que nos condicionan a insertarse en las estructuras sociales intermedias capaces de transformar el modelo de sociedad que deshumaniza.

Como se ve, el equipo no ofrece recetas o soluciones sino instrumen­tos y estímulos para que los participantes busquen las respuestas a sus inquietudes por sí mismos. Así se sienten más seguros y no dependientes. Por eso se considera que esa pedagogía es liberadora.

Podemos representar esa intervención de los promotores con otro di­bujo que complementa lo anterior

(b) ILUMINACIÓN SIBLICA Y DE LA TEOLOGÍA

(c) RELACIÓN CON LOS SACRAMENTOS

(d) IDENTIFICACIÓN DE MECANISMOS SOCIALES

INSTRUMENTOS HERRAMIENTAS

^ 7

(a) DATOS DE LAS CIENCIAS HUMANAS

BÚSQUEDA DE SOLUCIONES MAS HUMANAS = ACTUAR SOBRE LAS CAUSAS

^7 SOLUCIONES MADURAS Y HUMANAS DÉLOS PROBLEMAS

\Z

CAMBIOS DE ACTITUDES PERSONALES (0)

- RESPETO A LA ALTERIDAD (LA IDENTIDAD DEL OTRO)

- VIVENCIA DE UN PROCESO LARGO Y PERMANENTE DE MADURACIÓN

- ACEPTACIÓN DE LA CRITICA CONSTRUCTIVA

CAMBIOS DE ESTRUCTURAS SOCIALES ( f )

- CONCIENCIA CRITICA - COMPROMISO SOCIAL DEL CRISTIANO - EVALUACIÓN REAUSTA DE LA FUERZA DE

LOS CONDICIONAMIENTOS SOCIO­ECONÓMICOS, POLÍTICOS Y CULTURALES

- IDENTIFICACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DÉ POSIBLES CAMBIOS

COMPROMISOS EN LO PERSONAL, CONYUGAL, FAMILIAR Y SOCIAL

8. Terminada esa corta intervención de los promotores que puede ser seguida de comentarios y preguntas de los participantes, se les dará el tiempo que necesiten para dialogar, en pareja o familia, para revi­sar todos los pasos anteriores a la luz de los nuevos instrumentos y herramientas presentados en el plenario, para llegar libremente, si lo quieren, a compromisos de cambios de actitudes personales y de creciente participación en las estructuras de la sociedad, para trans­formarlas.

9. Ahora se puede pasar al segundo tema y seguir la misma propuesta pedagógica, con variantes en las dinámicas y total libertad de méto­dos de trabajo, estimulándose' la creatividad del equipo y los partici­pantes.

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No importa el tiempo exigido para vivenciar ese proceso pedagógico participativo y liberador. Lo importante no es la cantidad de temas y problemas tratados en el Encuentro sino que todos juntos podamos aprender cómo solucionar problemas de una forma adulta cualquiera que sean los problemas que se presenten en la vida de la pareja o la familia.

Pasemos a un ejemplo de utilización de ese esquema al tratar de un tema cualquiera tomando como referencia el dibujo anterior y las in­dicaciones de letras entre paréntesis. Tomemos el tema de la sexua­lidad. a) Datos de las ciencias humanas: algunas informaciones sobre lo

que sabemos y hemos estudiado en base a los avances de la psicología de la sexualidad; sobre la influencia de la cultura del país con sus prejuicios y tabúes; las posibles fallas en la educa­ción respecto a la sexualidad. Nada más que lo esencial que no haya salido de los grupos.

b) Iluminación bíblico-teológica: la valorización de la sexualidad en el relato de la creación en el libro del Génesis; presentación de la sexualidad como un don de Dios como instrumento de la unión profunda del hombre y la mujer y otros datos de la teología sobre el tema. No se trata de dictar una clase de teología.

c) Relación con los sacramentos: la sexualidad vivenciada como ex­presión del amor de la pareja, alimenta y hace crecer ese amor que, a su vez, es la materia esencial del sacramento del matrimo­nio; como consecuencia, la vivencia de la sexualidad en esa pers­pectiva de fe, como expresión y celebración del amor, aumenta la densidad sacramental de la unión del hombre y la mujer. Com­prenderlo contribuye para una integración creciente de fe y vida, además de constituirse en verdadera catequésis del sacramento.

d) Identificación de los mecanismos sociales que pueden estar en la raíz de los problemas: desenmascar los intereses económicos y comerciales que sostienen una creciente desvalorización de la se­xualidad através de los medios de comunicación social (TV, prensa, etc.); la gran cantidad de diñero que se invierte en la industria del erotismo; el incentivo a prácticas sexuales deshumanizadoras; el machismo como herencia cultural negativa. Nada más que ampliar lo que han presentado los grupos sin pretender agotar el tema.

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Page 21: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

e) motivación para la búsqueda de soluciones que suponen cambios en lo personal: el no pretender que el otro cambie su personalidad, respeto a la alteridad, que el otro sea diferente en la expresión se­xual; apertura a la crítica constructiva del otro respecto a su com­portamiento y desempeño sexual; disposición de aceptar los cam­bios posibles y necesarios para la solución de los problemas.

f) motivación para el asumir responsabilidades en los cambios so­ciales urgentes y necesarios, denunciando los intereses comer­ciales y económicos que alimentan los mecanismos de desvalori­zación de la sexualidad; estar atento a la fuerza de los condicio­namientos sociales para no dejarse llevar por la onda de permisi­vidad que puede agravar los problemas en la vida personal, con­yugal y familiar.

Esquemas para Intervenciones de Ayuda en Temas más Comunes

LA PERSONA HUMANA, LA HUMANIZACIÓN, LA BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD Y LA PLENA REALIZACIÓN PERSONAL:

a) Datos de las ciencias humanas: • Concepto de persona humana - El hombre: ser libre, consciente y responsable. - La dinámica que desarrolla esas cualidades fundamentales de

la persona humana está alimentada por impulsos básicos: - de sobrevivencia, defensa, procreación, transmisión de vida; - de socialización, de relaciones interpersonales profundas, de

una vivencia de la fraternidad y del amor; ser para el otro; - de identidad en la conquista del ser, de tener derecho a ser

original e inconfundible, de lograr el conocimiento de sí mismo; - de auto-realización personal; de la realización cada vez más

completa de los propios potenciales; - de auto-trascendencia; del descubrimiento y vivencia de una

dimensión que sobrepasa las limitaciones de la naturaleza humana; búsqueda del encuentro con Dios.

• El desarrollo equilibrado de la personalidad: condiciones. De la dignidad inherente de la persona humana se derivan res­ponsabilidades personales y sociales:

- El hombre no tiene derecho a dejarse anular como persona humana, esclavizándose a los falsos dioses que él mismo creó: mediante la búsqueda desenfrenada del poder y del dinero, del placer, de poseer bienes materiales.

- El hedonismo y los vicios que los esclavizan y limitan su liber­tad.

- El respeto a los derechos fundamentales del hombre, es la res­ponsabilidad de los grupos y sistemas sociales, políticos y económicos.

- La Declaración Universal de los Derechos del Hombre (ONU-1948) debe ser conocida y divulgada. Observar los artículos de mayor interés actual comparados con el mensaje bíblico: el hombre creado a imagen y semejanza de Dios.

- La verdadera libertad. - Ser libre de toda forma de dominación y/u opresión. - Libertarse del miedo, la inseguridad y de cualquier forma de fu­

ga y/o alienación. - Libertad: la conquista de la realización plena de aquella "ima­

gen y semejanza".

b) Iluminación bíblica: El texto bíblico de la Creación del mundo y del Hombre: "Entonces dijo el Señor Hagamos el hombre a nuestra imagen y semejanza" (Génesis 1,26). - Sentido del texto bíblico. - Estilo literario y pedagogía del autor del texto situado en la rea­

lidad de su tiempo. - El mensaje que este relato transmite a todos los hombres de

todos los tiempos. - Siendo el hombre creado, eso establece una relación de de­

pendencia delante de Dios; pero dependencia en el amor que liberta y no esclaviza. La falsa auto-suficiencia del hombre en relación a Dios.

- "La vida es un don gratuito del amor de Dios". - Esa es la esencia del mensaje que el autor sagrado transmite

en su relato. - Creando el hombre a su imagen y semejanza, Dios le confirió

una dignidad altísima (Génesis, 1, 26-27). - El Dios bíblico, modelo para el hombre. Frente a ello, ver las imágenes deformadas de Dios elaboradas por los hombres en el correr de la historia.

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Page 22: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

- El Dios verdadero: Dios-Trinidad, comunidad perfecta de tres personas. En la Creación observamos al hombre como único ser personal, inteligente y libre, semejante a Dios; que sólo es hombre plenamente cuando vive en comunidad con otros hom­bres.

c) Mecanismos sociales que intervienen en el tema. - Existencia de barreras sociales, políticas y económicas frente al

proceso de maduración personal y frente al encuentro de res­puestas y satisfacción a los impulsos básicos del ser humano.

- Los mecanismos de alienación, masificación y despersonaliza­ción.

- La manipulación de los hombres para colocarlos al servicio de sistemas e ideologías.

- Como funcionan esos mecanismos: posibilidad de neutralizar o atenuar sus efectos.

- Las condiciones infra humanasen que viven grandes contingen­tes humanos, baja calidad de vida, precarias condiciones de trabajo y frustraciones en la búsqueda de la realización perso­nal.

- La base ideológica materialista y las realizaciones históricas deshumanizadoras de los sistemas socio-políticos dominantes.

- Los frecuentes atentados a los derechos y dignidad humana. - Los mecanismos de control y represión, manipulados por ciertos

sistemas socio-políticos y/o económicos para protegerse a si mismos. Como funcionan esos mecanismos. Como actúan las ideologías que quieren justificarlos. Los riesgos de que tales mecanismos se reproduzcan en el inte­rior de la familia oponiéndose al crecimiento de sus miembros como personas humanas, libres, conscientes y responsables.

- La denuncia de las estructuras injustas que degradan y alejan la persona de ser imagen y semejanza de Dios.

EL HOMBRE Y LA MUJER, IGUALDAD EN LA DIVERSIDAD, RESPETO A LA ALTERIDAD.

a) Datos de las ciencias humanas: - Hombre y mujer La complementación no anula ni reduce la in­

dividualidad. - Diversidad de papeles y funciones.

- Igualdad en la dignidad, en los derechos y deberes, en la res­ponsabilidad y en la posibilidad de realizarse como personas humanas.

- Existen diferencias psicológicas por condicionamientos socio-culturales y de educación o por el ejercicio de papeles y funcio­nes diferentes.

- La riqueza de las diferencias en el relacionamiento hombre-mujer.

- Maternidad - Paternidad: Funciones diferentes que condicionan comportamientos diferentes.

b) Iluminación bíblica: "Y dijo el Señor. No es bueno que el hombre esté sólo; voy a darle una compañera que le sea semejante" (Génesis, 2,18). "He aqui el hueso de mis huesos y la carne de mi carne" (Géne­sis, 2,23). El sentido de este texto situado en el contexto histórico de la época en que fue escrito es que la mujer no es una cosa, objeto, propiedad del hombre. - El hombre y la mujer tienen la misma dignidad, creados a ima­

gen y semejanza de Dios. - Mensaje fundamental de este pasaje bíblico:

El hombre no puede someter a la mujer que le es semejante: "Hueso de mis huesos'.

c) Mecanismos sociales que intervienen en el tema: - Hay una tradición cultural que trae una imagen deformada de la

relación hombre-mujer (dominación-dependencia). - Existen condicionamientos culturales en el comportamiento

humano por influencia de esa tradición que establece el predo­minio del hombre sobre la mujer.

- Machismo y Feminismo. Los movimientos de emancipación de la mujer: sus conquistas, sus equívocos. ¿Competir y tomar revancha o promoción conjunta del hombre y la mujer contra cualquier forma de opresión y reducción?

- Explotación de la mujer: objeto sexual, instrumento de la propa­ganda y de la sociedad de consumo. Fuerza de trabajo mal remunerada.

Formas intolerables de discriminación de la mujer.

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Page 23: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

Incoherencia en la Educación: - De los varones, que son incentivados por la sociedad e inclusi­

ve por los propios padres, a iniciar su vida sexual como algo necesario "para el desarrollo de su masculinidad" (falso concep­to de lo que es ser hombre).

- De las jóvenes "de familia", a las cuales les es exigida la virgi­nidad pero no como una opción personal libre y un valor real pa­ra la integridad de su vida afectiva. La evolución del concepto de virginidad.

3. LA UNION DEL HOMBRE Y LA MUJER, EL MATRIMONIO, FIDELIDAD E INDISOLUBILIDAD.

a) Datos de las ciencias humanas: - Indisolubilidad y fidelidad como valores básicos de la unión

conyugal; - Para el equilibrio psicológico de la pareja y de la relación con­

yugal; - Para la estabilidad de la familia. - El sentido ampliado y profundo de estos valores: - De la indisolubilidad, que no es una marca que se establece de

forma jurídica, civil y religiosa, sino un valor innegable que debe ser construido con esfuerzo y alegría; una conquista que tiene que ser lograda al curso de la vida conyugal;

- De la fidelidad conyugal que no se funda solamente en la di­mensión sexual pero en la vivencia efectiva de la responsabili­dad libremente asumida por el bien global del otro y por su ple­na realización como persona humana.

b) Iluminación bíblica: - Y Dios dijo: "Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre

y se unirá a su mujer serán los dos una sola carne" (Génesis 2,24).

- El sentido del texto: Dios crea la familia a partir de la unión del hombre con la mujer.

- El hombre es un ser social, el único capaz de amar y de esta­blecer una forma de relación interpersonal privilegiada con po­tencialidades inagotables: la relación conyugal fundada en el amor entre un hombre y una mujer que aceptan un proyecto de vida de dos en "una sola carne".

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c) Mecanismos sociales que intervienen en el tema: - Factores sociales que amenazan o conspiran contra la cons­

trucción de la indisolubilidad y de la fidelidad: - La falta de condiciones mínimas de vida humana y familiar dig­

nas (habitación, privacidad, intimidad, convivencia, tiempo y lu­gar para un auténtico encuentro de personas);

- Tensiones psicológicas que vienen de la inseguridad financiera y profesional, salarios insuficientes e inestabilidad del mercado de trabajo;

- La permisividad incentivada, los mensajes desagregantes y la manipulación del erotismo por medio de la propaganda que se difunde a través de los medios de comunicación social.

- Los intereses que alimentan estas y otras presiones desagre­gantes y alienantes;

- El machismo; - Los intereses económicos y políticos; - El oportunismo comercial. - Las responsabilidades individuales y las del Poder Civil en la

neutralización de las causas de la desagregación familiar. - La misión de los cristianos y de la Iglesia actuar sobre las cau­

sas y las motivaciones de estas presiones desagregantes. - El engaño de solo hacer oposición a los efectos de esas presio­

nes.

4. LA SEXUALIDAD

a) Datos de las ciencias humanas: - El sentido amplio y profundo de la sexualidad humana y lo es­

pecífico de la sexualidad conyugal. - La sexualidad, también espiritual, no se resume en el acto físi­

co. - Sexualidad señal del amor y transbordamiento de la alegría de

estar juntos. - Condiciones para una vivencia íntegra de la sexualidad conyu­

gal, expresión de la relación afectiva, por encima de los simples impulsos físicos.

- Unión sexual como expresión de la unión integral basada en ol amor de donación.

- Eros y ágape. - Sensibilidad para las peculiaridades de la sexualidad del otro,

en la realización del acto sexual.

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Page 24: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

- La busca de la perfección física del acto sexual para mejor ex­presar y mostrar la alegría constructiva que alimenta el amor, el entusiasmo por la vida conyugal y familiar. Incentivo siempre renovado para la superación de los obstáculos y adversidades de lo cotidiano.

- Cuidados para la neutralización de las dificultades que surgie­ren en la realización del acto sexual.

- El descubrimiento y la vivencia de la belleza del acto sexual como señal de la presencia de Dios-Amor en la vida de la pa­reja y expresión misma de la dimensión trascendental del ma­trimonio.

b) Iluminación bíblica: Dios dijo: "No es bueno que el hombre quede solo, voy a darle una compañera". Y agregó: "Serán una sola carne". - El sentido del texto bíblico.

- El simbolismo de la unión sexual: Señal de la íntima relación entre Dios y el hombre. Dimensión trascendental de los valores humanos derivados de la relación física que representa la unión del hombre y de la mujer.

c) Mecanismos sociales que intervienen en el tema: - Contra la belleza de la sexualidad: Tabúes e ideas deformadas

que aún son difundidas a las nuevas generaciones. Raíces cul­turales de estos tabúes.

- Reacciones radicales a los tabúes produciendo otras deforma­ciones del sentido auténtico de la sexualidad: "amor libre" o fal­sa libertad sexual y el erotismo desenfrenado, manipulados por el sistema socio económico.

- El incentivo al placer y a la conquista sexual como modalidad de auto-afirmación.

- La comercialización del impulso sexual.

- La urgente necesidad de empezar un proceso de conscientiza-ción de los valores humanos de la sexualidad como expresión del amor contra toda reducción falsamente moralista o liberta­dora.

- La verdadera libertad sexual subordinada a la voluntad, a la in­teligencia y a las exigencias del amor adulto.

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5. EL AMOR Y EL EGOÍSMO, RELACIONES FUNCIONALES Y RELACIONES INTERPERSONALES. a) Datos de las ciencias humanas:

- El egoísmo, el orgullo, la envidia, los celos, la opresión, la do­minación del otro (expresiones y desdoblamientos del pecado original), tienen repercusiones destruidoras en las relaciones humanas y especialmente en las relaciones conyugales y fami­liares (que sólo pueden subsistir en el amor).

- Amor, anulación del egoísmo - única respuesta al problema de la existencia humana.

- Amor conyugal - expresión y forma privilegiada del amor frater­no, más amplio y abarcante, que debe reinar entre todos los hombres.

- El riesgo del amor conyugal cerrado en un egoísmo-de-dos. - El proceso de maduración del amor - etapas imperfectas en

busca de la perfección; de formas inmaduras de amor, al amor adulto (amor-donación, amor gratuito, amor oblativo: el ser para el otro).

- Formas equivocadas de amor que pueden bloquear el proceso de madurez afectiva.

- La importancia de la palabra, del gesto, de los tiempos simbóli­cos que exprimen eficazmente el amor conyugal, como exigen­cia para su crecimiento y madurez.

b) Iluminación bíblica: - Y Dios les habla este precepto: "Puedes comer de cualquier ár­

bol que haya en el jardín, menos del árbol de la ciencia del bien y del mar (Génesis 2,16).

- La desobediencia del hombre: el hombre piensa que la depen­dencia en el amor es alienante; quiere ser como Dios, autosufi-ciente; entonces se vuelve egoísta y orgulloso.

- El sentido del pecado: pegado social e individual (hay siempre un componente social enél pecado).

- El alejamiento del Dios-Vida. - El hombre encuentra (á desarmonía, el odio, la guerra, el fratri­

cidio; es la realidad que sobresale del relato bíblico cuando pre­senta Abel y Caín, lá Torre de Babel, el Diluvio y todas las des­gracias que caen sobre la humanidad cuando surgen el egoís­mo, el orgullo, la autosuficiencia, que separan el hombre de Dios.

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c) Mecanismos sociales que interfieren en el tema: - Sociedad de competición y desamor paz armada y guerra fría. - Predominio de relaciones funcionales sobre relaciones interper­

sonales auténticas, fundadas en el amor. - La esperanza que representan las comunidades de familias, las

comunidades eclesiales de base, los grupos de matrimonios, los movimientos familiares y otras experiencias de relaciones hu­manas más densas y personales, en que predominen los lazos afectivos y el espíritu de ayuda mutua:

- signos patentes de transformaciones de estructuras sociales, deshumanizantes, marcadas por el egoísmo, por el orgullo, por la competencia sin límites.

6. EL DIÁLOGO, LA COMUNICACIÓN INTERPERSONAL:

a) Datos de las ciencias humanas: - El diálogo entre los hombres; es señal del diálogo entre Dbs y

el hombre, Dios y el pueblo. - El sentido amplio del diálogo-revelación-comunicación. Diálogo

conyugal y familiar. - Diálogo por el gesto, por la presencia, por la actitud, por el si­

lencio. - Diálogo por la palabra - La importancia de la palabra en las relaciones entre personas. - Palabra-utilitaria y palabra-revelación de sí mismo. - Receptividad, acogida, hospitalidad a la palabra del otro. - Diálogo en el proceso de formación de la personalidad, atributo

esencial del amor conyugal; toda personalidad es esencialmen­te dialógica, relacional; falta de diálogo es despersonalizante.

- Características y cualidades esenciales del diálogo verdadero. El falso diálogo.

- Diálogo y comunicación. Comunicación conciente e inconciente.

b) Iluminación bíblica - Dios hace una alianza con los hombres: preserva a Noé de la

destrucción y lo salva. - "Dios dijo a Noé y sus hijos: Ahora quiero comprometerme con

ustedes, con sus descendientes" (Génesis 9, 8-9). - Dios escoge a Abraham como el jefe del pueblo escogido, Is­

rael; "Yavé dijo a Abraham: Deja tu país, a los de tu raza y a la

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familia de tu padre, y anda a la tierra que yo te mostraré" (Gé­nesis 12,1).

- La alianza con Abraham y Moisés, y la elección del pueblo de Israel revelan la total gratuidad de la amistad de Dios con el hombre.

- El sentido del texto. El diálogo rescatado.

c) Mecanismos sociales que interfieren en el tema: - Condiciones de vida precarias e inadecuadas para la conviven­

cia conyugal y familiar. - Desmedidas solicitaciones, dispersión y preocupaciones que

marcan la vida moderna; - Dispersión acentuada por los apelos que se irradian a través de

los medios de comunicación social. - Bloqueos al diálogo por condicionamientos de los modelos de

relacionamiento impuestos por el sistema social, la vida profe­sional y la vida política;

- Despersonalizantes, masificantes, banales y superficiales; - Censura y represión política; - Los mecanismos de control socio-políticos que suprimen el

diálogo libre y democrático, como forma de defensa de siste­mas impuestos contra la voluntad del pueblo;

- Se trata del reconocimiento del poder del diálogo en el desa­rrollo de la conciencia crítica y madurez de la persona;

- La instauración de un clima de miedo, la intimidación que inhibe el diálogo franco y descontraído entre los hombres en la vida social y política, repercute en dificultades en el diálogo conyugal y familiar.

7. LA ESPIRITUALIDAD INDIVIDUAL, CONYUGAL, FAMILIAR Y COMUNITARIA.

a) Datos de las ciencias humanas: - A lo largo de los tiempos ios hombres procuraron vivir formas

de espiritualidad que respondían a las exigencias y particulari­dades de cada época;

- El engaño de tentar reproducir, en nuestros días, formas de es­piritualidad que no responden a las nuevas interpelaciones del mundo moderno;

• Hoy se cuestionan: - La espiritualidad individual desencarnada y sin compromiso con

las realidades de los hombres;

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Page 26: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

- La espiritualidad conyugal sin conexión con la vivencia efectiva de las responsabilidades del matrimonio: fidelidad, donación, promoción y ayuda mutuas, vivencia adulta del amor;

- La espiritualidad familiar y comunitaria sin compromiso ético con la justicia y el amor;

- La búsqueda del verdadero sentido de la espiritualidad del cris­tiano, como individuo, y como matrimonio constituido en familia, y como miembro del Pueblo de Dios;

- Según los carismas de cada uno: sensibles a los signos de los tiempos.

b) Iluminación bíblica

- Se percibe hoy en nuestro Continente, una viva reacción de la situación de injusticia y la iniquidad de los sistemas que margi-nalizan un gran número de familias.

- El fenómeno multisecular de dependencia económica, entre na­ciones, o grupos sociales;

- Es cada vez mas nítida la búsqueda de una auténtica liberta-ción de toda forma de opresión y dominación;

- El cristiano es llamado hoy a asumir la causa de los pobres, de los oprimidos, de los que no tienen voz y esperan por justicia.

- Asumir esta causa, con todas las consecuencias, como opción de Fé, será una forma exigente de vivir, hoy, una auténtica espi­ritualidad, en el compromiso cristiano de la construcción del Reino de Dios, aqui y ahora.

c) Mecanismos sociales que interfieren en el tema: - Dios prepara a su pueblo para el misterio de la Salvación-Libe­

ración que se realizará a través de su Hijo. - Habla por la boca de los profetas, que predican insistentemente

la alianza y la fidelidad; - El papel de los profetas: anuncio y denuncia. - Anuncio de la Salvación-Liberación del hombre en Jesucristo: El

Mesias que el pueblo elegido espera con ansiedad; - Denuncia de todas las formas de esclavitud, opresión, idolatría,

hipocresía, falta de compromiso con la justicia - que alejan los hombres de Dios.

- Los profetas fueron especialmente severos con las formas hipó­critas e infantiles de religiosidad del pueblo, condenando una espiritualidad desencarnada, que se satisfacía con los sacrifi-

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cios de animales y la quema de hierbas perfumadas (Is. 1,10-18; 58,1-10)

- Así preparaban espiritualmente al pueblo para acojer la libera­ción en Cristo.

EL ESTILO DE VIDA CRISTIANA: SENCILLEZ, AUSTERIDAD

a) Datos de las ciencias humanas:

- La sencillez y la austeridad, como valores de la vida personal y familiar;

- La pobreza en un sentido amplio y exigente para nuestros días; - El apego a los bienes materiales y al confort esclaviza al hom­

bre. - La simplicidad y la austeridad como prácticas liberadoras; - Las tentaciones del consumismo y sus reflejos sobre el equili­

brio económico y psicológico en las relaciones conyugales y familiares;

- Planeamiento generoso y responsable de las finanzas domésti­cas: presupuesto familiar;

- Criterios exigentes en cuanto a lo supérfluo y al desperdicio, por cuestión de justicia, ante la perversidad del sistema económico;

- El trabajo como medio de realización personal y como fuente de recursos financieros para sustentar el patrón de vida más que la justa medida de las necesidades básicas de la familia, con perjuicio para el tiempo de encuentro y convivencia familiar;

- La importancia y el simbolismo del tiempo dedicado a la rela­ción interpersonal genuina, no utilitaria, en la vida conyugal y familiar.

b) Iluminación bíblica:

"En la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo (Gal. 4,4). El pueblo judío esperó largamente al Hijo de Dios, anunciado por los profetas: - Esperaban un hombre poderoso, que habría de libertar el pue­

blo subyugado, y sería proclamado Rey; - Nace un niño pobre, de una mujer humilde del pueblo; despro-

ciados por la ciudad, José y Maria se abrigan en un establo: "No había lugar para ellos" (Le 2, 6-7) en las hospedarlas más mo­destas.

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Page 27: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

- El sentido del nacimiento de Jesús, en condiciones de pena, despojo y rechazo: "Lo envolvió en pañales y lo acostó en una pesebrera" (Le 2,6-6);

- La vida pobre y austera de la familia de Nazaret. La opción por los pobres y oprimidos;

- "Se anuncia la Buena Nueva a los pobres" (Le 7,22); "Felices los pobres" (Le 6,21);

- La condenación de los ricos; - És más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que

un rico entre en el Reino" (Mt. 19,24); - El sentido del pobre y de la condenación del rico en el Evange­

lio de Jesuscristo.

c) Mecanismos sociales que interfieren en el tema: - Sociedad de desperdicio y de destrucción de la naturaleza; - Nociones de ecología; amenazas latentes; - La propaganda del "tener más para ser más"; - Los engaños del sistema económico que incentiva al consumo

y la posesión de bienes, la reserva de valores materiales, la acumulación, la búsqueda desenfrenada y angustiante de segu­ridad económica, el miedo de la pobreza, de la pérdida o reduc­ción del "status" social;

- El predominio de avanzar en la producción de bienes superfluos destinados a las clases privilegiadas, de mayor poder adquisiti­vo, con menoscabo de la producción de bienes esenciales para las clases menos favorecidas. El error básico del modelo eco­nómico.

LOS SACRAMENTOS, EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO.

a) Datos de las ciencias humanas y la teología: - El sacramento del matrimonio celebra el amor de un hombre y

de una mujer, que se aceptan y se donan en totalidad y gratui-dad. Por eso es signo y sacramento del amor de Dios, por su pueblo;

- Asumiendo su dimensión trascendental, se toma signo eficaz que profundiza y enriquece el amor humano y establece una ín­tima relación de la pareja con Dios;

- No se trata de un "acto mágico" que acontece en el día de las bodas, sino de una dimensión trascendental del amor conyugal que se va profundizando y creciendo en eficacia por la vivencia efectiva del amor humano;

- El acto conyugal como signo de la donación total del uno al otro es la consumación y renovación del sacramento del matrimonio;

- El grado de sacramentalidad acompaña el proceso de creci­miento y madurez del amor conyugal y el deseo de la pareja, todos los días renovado, de vivirlo como signo del amor de Dios: amor gratuito, de donación, fidelidad y responsabilidad li­bremente asumida por el bien global del otro, de modo adulto;

- El sentido de la gracia del sacramento, que supone la naturale­za;

- Condiciones esenciales para que el amor conyugal sea recono­cido como verdadero sacramento por la Iglesia. El sentido de los ritos en la celebración.

b) Iluminación de la fe:

- Sacramentos humanos y sacramentos divinos; - La dimensión trascendente de las cosas simples y de los gestos

- que se tornan signos, símbolos de valores y acontecimientos de gran valor y significado espiritual;

- La cena que celebra la amistad y la hospitalidad; - El objeto que recuerda la persona amada; - El utensilio usado por generaciones sucesivas y que se vuelve

símbolo de la unión familiar; - y tantas otras cosas que tienen un fuerte simbolismo;

- La eficacia de los símbolos: no solo evocan sino crean, renue­van y profundizan las realidades que revelan;

- Los símbolos y signos de la presencia de Dios entre los hom­bres, en el mundo: todo habla de Dios, todo es sacramento de Dios (la montaña, la flor...);

- La Resurrección de Jesús: el sentido de la resurrección como signo y sacramento de la resurrección del hombre para una vida nueva. Un hombre nuevo y la nueva tierra. Jesucristo, Sacra­mento primordial de Dios;

- Dejando la convivencia con los hombres y volvendo al Padre, la densidad sacramental de Cristo se transfiere para la Iglesia, Pueblo de Dios;

- El sacramento universal de la Iglesia se concretiza en las varias situaciones de la vida humana y se centra especialmente en los siete sacramentos que sin embargo no constituyen la totalidad de la riqueza sacramental de la Iglesia Comprender los sacra­mentos más allá de estos límites;

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- El Bautismo es fundamento de todo Sacramento: sacramento de la Fe. (Fe en el misterio de la salvación-liberación del hombre, en Cristo).

c) Mecanismos sociales que interfieren en el tema: Casamiento "en la Iglesia" por tradición social sin dimensión de Fe. - Visión mágica e infantil del acto religioso bendición que "da

suerte"... - La necesidad de una catequesis renovada y más exigente con­

tra la práctica tradicional de una sacramentalización sin cohe­rencia.

- Los sacramentos en un mundo secularizado: desafío a una nueva pedagogía de la Fe.

LA ESENCIA DEL MENSAJE CRISTIANO Y LA MISIÓN DE LA FAMILIA EDUCADORA EN LA FE.

a) Datos de las ciencias humanas y la teología: - La familia debe ser la mejor escuela de aprendizaje del amor y

de la justicia. (La esencia del mensaje evangélico, que da sentido a la vida).

- Misión evangelizadora de la familia: en ella todos sus miembros evangelizan y son evangelizados; "Los padres no solamente comunican a los hijos el Evangelio, sino que pueden recibir de ellos el mismo Evangelio profunda­mente vivido".

- Dificultades en la transmisión de la Fe: - Falta de coherencia entre palabras y actitudes de quien transmi­

te el mensaje; - Miedo de las consecuencias de asumir los compromisos éticos

de la justicia, en su radicalidad, en una sociedad represiva; - Falta de madurez en la Fe, infantilismo religioso; - Dificultad para la aceptación de valores nuevos en el diálogo

entre generaciones; - El objetivo central de la evangelización y de la educación fami­

liar será la preparación de los corazones y mentes para aceptar y vivenciar la esencia del mensaje evangélico de justicia y fra­ternidad;

- La educación para el amor será el conjunto de estímulos que

lleva a la superación del egoísmo y a la aceleración del proceso de madurez de los miembros de la familia;

- La consecuencia de este proceso será el transbordo de esa energía que hará de la familia un núcleo de la evangelización del medio en que está insertada.

b) Iluminación de la fe:

- El nuevo mandamiento: "Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón (...)" Este es el primer y el más importante de los man­damientos. El segundo es semejante a éste: amarás a tu próji­mo como a tí mismo" (Mt 22,38-39). Porque somos hijos de un mismo Padre y hermanos entre nosotros;

- El anuncio del Reino de Dios, que se construye aquí y ahora, fundamentado en la justicia y el amor;

- La denuncia de todo lo que opone a la instauración del Reino de Dios; son desenmascarados los escribas y fariseos, los po­derosos de su tiempo, por hipocresía. Y exaltados los publica-nos y pecadores, los pobres y oprimidos, rescatados por su hu­mildad;

- Un único criterio es presentado por Jesús para el juicio de los méritos de cada hombre: "porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed..." (Mt 25,34-46);

- La muerte de Jesús como consecuencia de su coherencia con la verdad, lo que amenazaba la estabilidad del sistema político-religioso de su tiempo;

- El compromiso del cristiano con la justicia y el amor al prójimo define la madurez en la Fe.

c) Mecanismos sociales que interfieren en el tema:

- En el mundo competitivo y deshumanizado, ya surgen formas diversificadas de vida comunitaria;

- Redescubrimiento de la necesidad de relaciones interpersona­les más fraternales. Las comunidades familiares, comunidades eclesiales de base, círculos bíblicos, grupos de matrimonios y de jóvenes, y otras formas de vivencia más comunitaria;

- Las posibilidades que se abren a las familias y a los nuevos matrimonios: la inserción en grupos o comunidades de ayuda mutua en las cuales predominan relaciones interpersonales más auténticas. La participación grupal en las tareas de promoción conjunta de la justicia y la fraternidad.

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Page 29: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

LA IGLESIA, PUEBLO DE DIOS, Y LA FAMILIA, IGLESIA DOMÉSTICA.

a) Datos de la teología: - La visión de Iglesia, Pueblo de Dios, se reproduce en la familia,

que es la célula de ese mismo Pueblo. Así, la familia debe ser portadora del mensaje liberador de Cristo, transmitiéndolo con­tinuamente a sus miembros y a la comunidad donde está inser­tada.

- Fermento en el mundo para transformarlo, promoviendo de mo­do solidario a todos los hombres como hermanos, hijos del mismo Padre;

- La familia debe desarrollar: coraje, clarividencia, espíritu evan­gélico, para romper estructuras esclavizantes y construir un mundo más justo y fraternal;

- Debe ser abierta al mundo, en diálogo con grupos sociales opresores y estructuras despersonalizantes y disgregadoras, tomando posición crítica ante las presiones a que está sujeta para neutralizarlas y transformarlas; La familia cristiana que desatiende sus deberes con el mundo, no está atendiendo a sus deberes para con Dios.

- La familia no puede desarrollar su vida interior si no desarrolla, al mismo tiempo, su vida exterior. No puede unirse a Cristo en el encierre de sua vida íntima si en su rededor sufren y son oprimidas las familias y los hermanos más carentes.

b) Iluminación de la fe y la doctrina:

- Iglesia, Pueblo de Dios, signo e instrumento de la íntima unión de Dios con los hombres y de estos entre sí. Sacramento de Cristo. "Quizo Dios santificar y salvar los hombres no individualmente sin ninguna conexión unos con los otros, sino constituyéndose en un pueblo; el Pueblo de Dios" (1 Pedro 2,9-10);

- La función de la Iglesia es anunciar la presencia de la salva­ción-liberación en el mundo. La Iglesia está hecha para los no cristianos, porque a ellos se destina el mensaje del cual ella es portadora.

- No es un lugar donde se abrigan y son protegidos aquellos que se van a salvar, sino una función, un signo, fermento, sal, luz en el mundo;

- Está abierta al diálogo con todos los no cristianos, con cual­quier ideología o sistema socio-político;

- Su cuerpo jerárquico (Papa, Obispos, Padres) constituyen un servicio especializado dentro de la Iglesia, Pueblo de Dios, con funciones específicas;

- El papel del laico es fundamental porque su presencia en todos los ambientes lo hace portador privilegiado del mensaje que la Iglesia tiene como misión transmitir.

c) Mecanismos sociales que interfieren en el tema:

- La Iglesia entiende como su deber posicionarse frente a los problemas sociales, políticos y económicos, que repercuten so­bre el hombre e interfieren en la construcción del Reino de Dios;

- Todavía surgen oposiciones a la interferencia de la Iglesia en el orden temporal, como si fuese intromisión en asuntos que no le interesan;

- Sin embargo, la Iglesia hace una clara opción por la defensa del pobre y del oprimido, de los que no tienen voz y sufren las con­secuencias de la iniquidad de los sistemas socio-económicos;

- Conocer los principales documentos y posiciones oficiales de la Iglesia frente a tales problemas.

12. LA MISIÓN DE LA FAMILIA EN EL MUNDO: PROMOTORA DEL DESARROLLO.

a) Datos de las ciencias humanas:

- La familia y su función de formar e incentivar sus miembros pa­ra vivir su compromiso en el mundo como opción de Fe;

- Estar siempre abierta a la realidad, en un proceso continuo de conscientización para conocer siempre mejor las raíces de la iniquidad y de la injusticia;

- Ser agente de conscientización, dentro y fuera de los límites de la vida doméstica, para que las personas aprendan a posicio­narse criticamente frente a las presiones e injusticias a que es­tán sujetas;

- Denunciar todas las formas de opresión, despersonalización e irrespeto a la dignidad humana;

- Anunciar formas más humanas y fraternales de relaciones so­ciales, fundadas en el respeto mutuo y en la justicia;

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- Participar en las estructuras sociales intermedias, actuando efi­cazmente para que sean transformados los mecanismos gene­radores de la iniquidad y de la injusticia social: la Escuela, los Gremios, los Sindicatos, las Asociaciones de vecinos, de profe­sionales, de estudiantes, la Universidad, los organismos de promoción humana, las instituciones o partidos políticos, los movimientos de laicos en la Iglesia y otros organismos eclesia-les - son estructuras sociales intermedias abiertas a la partici­pación de los cristianos, individualmente o constituidos en fami­lia.

- Las tareas de la educación, de una educación liberadora que desarrolla la conciencia crítica el sentido de corresponsabilidad de todos en la construcción de un orden social más fraternal, anticipación del Reino de Dios.

13. LA FECUNDIDAD DE LA UNIÓN DEL HOMBRE Y LA MUJER.

a) Datos de las ciencias humanas: - La misión de formar personas que se atribuye a la familia se

sobrepone a la simple fecundidad biológica de la pareja y agre­ga hoy nuevas exigencias para una procreación consciente y responsable.

- Criterios para llevar en cuenta las posibilidades de atender a las necesidades básicas de alimentación, salud, educación y realización personal del hijo.

- Medios posibles para el ejercicio de la fecundidad responsable. Conocimiento de los aspectos más importantes de la fisiología genital y de la fecundación, para la corrección de hábitos y acti­tudes inadecuadas; para la subordinación de la procreación a la razón.

- Egoísmo y comodismo o generosidad y espíritu de donación en la planificación familiar.

- La alegría de ser padre y madre. - El desafío de la adopción de hijos como forma de ser fecundos.

b) Iluminación bíblica: Después de crear el mundo y el hombre, le dijo Dios al hombre:

"Que sean fecundos" (Génesis 1,28). - En el principio ser fecundo era en primer lugar procrear. En el

contexto social e histórico en lo cual el texto bíblico fué escrito

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era necesario poblar la tierra y cultivarla como forma de respon­der al reto de Dios al hombre.

- El sentido más abarcante de la fecundidad humana en nuestro tiempo: - crear personas humanas, crear vida más humana; - luchar para que los hombres pesen de condiciones menos

humanas a condiciones más humanas de vida, en el amplio sentido de promoción humana: las acciones capaces de lle­var los hombres a realizarse como personas humanas libres, conscientes y responsables, lo que corresponde a la concreti-zación de la "imagen y semejanza" de Dios.

- Así una pareja sin hijos puede ser fecunda según el manda­miento del Señor. La procreación es sí una forma privilegiada de ser fecundo pero no la única que se espera de la pareja.

c) Mecanismos sociales que interfieren en el tema: Planificación familiar: derecho inalienable de la pareja. - Nociones de demografía. Los intereses internacionales. Con­

trol de la natalidad alimentado por intereses de las clases do­minantes o impuesto por un modelo de desarrollo económico adoptado sin la participación del pueblo y sin llevar en cuenta sus aspiraciones auténticas y la cultura popular. Los peligrosos programas oficiales y los de organismos internacionales que no consideran las exigencias éticas y morales fundamentales.

- Dificultades para el ejercicio de la fecundidad en el sentido más abarcante de la promoción humana y defensa de los derechos de la persona cuando esto se opone a los intereses de grupos y sistemas injustos.

- El valor de las opciones concretas aunque limitadas para la promoción de otras familias en la búsqueda de condiciones más humanas de vida

- Comodismo, conformismo, huida de la realidad. - Miedo de las reacciones y de las incompresiones. Miedo del

envolvimiento afectivo y emocional que lleva a un compromiso creciente en las tareas de la liberación y promoción humana.

- Misión de la familia, como grupo social, en las tareas y activi­dades de liberación y promoción humana, en la construcción do Un mundo más justo.

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Page 31: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

TERCERA PARTE

Sugerencias y orientaciones prácticas para Encuentros renovados

Introducción

No se trata de ofrecer a los promotores recetas o esquemas detalla­dos y rígidos para la realización de Encuentros sino ideas, sugerencias y alternativas para la formulación del programa y dinámicas más adecuadas para cada situación concreta.

A partir de lo que se ofrece a continuación, y de la creatividad y expe­riencia de los promotores, surgirán seguramente otras ideas y prácticas innovadoras, convergentes con las recomendaciones del MFC

II. El Equipo del MFC que promueve el Encuentro

1. Conformación del Equipo

a) Dos o tres personas o parejas preparadas para coordinar los ple-narios e intervenir para hacer aclaraciones, ofrecer instrumentos para la reflexión, sistematizar conclusiones de los grupos y moti­var la participación activa de todos.

b) Una pareja animadora para ayudar cada uno de los grupos con­formados por 6 a 8 parejas participantes, en las reuniones que se promoverá durante el Encuentro; estos animadores deberán estar comprometidos en el seguimiento del grupo después del Encuen­tro, como un posible equipo de base futuro del MFC; siendo asi, si el Encuentro tiene 20 parejas participantes, se necesitará de 3 pa­rejas animadoras comprometidas con el seguimiento.

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Page 32: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

Si se trata de un Encuentro Familiar, con la participación de pa­dres e hijos, se necesitará una pareja animadora para cada 4 o 6 familias, para que el número de personas en los grupos no resulte excesivo. Quizás sea adecuado en algún momento formar grupos separados solo de jóvenes y solo de adolescentes con animadores del Equipo promotor.

c) Algunas personas disponibles para ayudar y atender a las necesi­dades de la infraestructura, sin exageraciones o perfeccionismo ni la multiplicación de funciones innecesarias que exijan la moviliza­ción de mucha gente. La opción debe ser por la austeridad y sen­cillez.

Algunas disposiciones preliminares del Equipo

• Estamos dispuestos a abrirnos a las aspiraciones de aquel grupo concreto. Todavía no las conocemos con claridad. Hay que investi­gar. Por lo tanto, no tenemos todavía, en el comienzo del Encuen­tro, una temática pre-establecida.

• Aceptamos la idea de que el Encuentro no puede pretender ser más que una motivación inicial de algunos matrimonios para que se inserten en un proceso más duradero de formación. Creemos que los equipos de base del MFC constituyen la fórmula más apropiada para la continuación del proceso iniciado en el Encuen­tro.

• Si aceptamos que el seguimiento Post-encuentro es esencial, no realizaremos Encuentros sin disponer de matrimonios dispuestos a coordinar los equipos que se formen. Por el mismo motivo, no es­tamos preocupados en abordar, ya durante el Encuentro, todos los temas que nos preocupan. Habrá tiempo para eso en los equipos de base formados después de él.

• Asumimos el compromiso de ayudar a los participantes a superar el dualismo entre Fe y Vida, lo familiar y lo social, o sea en todo aquello que llamamos "la nueva opción pedagógica del MFC". Es­to ya tendrá que verse en el Encuentro, por la postura y manera de introducción de los temas por parte de los coordinadores del MFC. Para eso, nos preparamos anticipadamente para saber articular mejor lo antropológico con lo teológico, lo familiar con lo social.

• Tenemos consciencia de que la experiencia personal de vida de los participantes es una riqueza a aprovechar con habilidad e inte­rés. Sabemos cuanto podemos aprender unos con los otros. No somos los dueños de la verdad y tanto nuestra experiencia de vida como nuestros conocimientos científicos, serán siempre precarios e incompletos. Así, estamos dispuestos a darnos mutuamente chances de intercambio y confrontación leal de ideas, aceptando las divergencias que nos cuestionan.

• Estamos dispuestos a realizar un encuentro menos directivo, más participativo, sin dinámicas rígidas y esquemas de trabajo excesi­vamente programados. No aceptamos comenzar un encuentro del tipo en que "todo está previsto".

3. La liturgia en el Encuentro

Las liturgias o paraliturgias tienen un papel muy importante en el En­cuentro. Ofrecemos en la cuarta parte de este manual algunos ejem­plos de paraliturgias muy bonitas que pueden contribuir para la inte­gración de fe y vida, desafortunadamente tan separadas en los ma­trimonios y familias cristianas. (Pag. 76)

Si el Encuentro comienza en el viernes, se puede celebrar, en la no­che, después del plenario, la paraliturgia "El anuncio del Reino de Dios'.

En la mañana del sábado sería muy adecuada la paraliturgia "La mi­sión de la familia".

A noche, el "Acto penitencial".

El domingo, en la mañana, la paraliturgia, "La Palabra de Dios". Al término del Encuentro, se celebrará la Eucaristía. Si no hay sacerdo­tes en el Encuentro, se puede celebrar la paraliturgia "El compartir el pan y el vino".

Las paraliturgias deben ser muy bien preparadas, para valorizar los gestos, ritos y objetos simbólicos, con un escenario apropiado. Otras paraliturgias pueden ser creadas por el Equipo, con el apoyo de los Asesores del MFC. Las que este manual ofrece pueden y deban ser adaptadas al nivel y realidades culturales de los participantes. Se les puede agregar oraciones, diálogos y peticiones que correspondan a los temas de cada Encuentro.

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Page 33: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

Esa adecuación de las liturgias a las culturas es una recomendación del Concilio, ahora reafirmada en el Documento de Santo Domingo.

La Duración del Encuentro

• La duración ideal parece ser la de un fin de semana, que com­prende la noche del viernes, y todo el sábado y el domingo. El dormir en el local es opcional, dependiendo de las posibilidades del lugar. Que los participantes sean libres para escoger si quieren permanecer o no.

La Dinámica del Encuentro

La recepción de los participantes

Los participantes serán acogidos con sencillez y cordialidad para que se sientan bien en el grupo de personas todavía quizás desconoci­das. Evitaremos exageraciones que luego se revelarían artificiales y poco expontaneas. El Equipo promotor, sí, puede establecer condiciones favorables al diálogo, promover presentaciones y facilitarla comunicación entre los participantes, mientras se hace las inscripciones y se reparten pape­les o carpetas.

Reunión en el plenarío

2.1 Unas palabras de bienvenida, presentación de los objetivos y la propuesta pedagógica del Encuentro: partidpativo, sin te­mas pre-establecidos, abierto a puntos de vista no convergentes, sin imposiciones de puntos de vista e ideologías. Quiere ser una oportunidad muy rica de reflexión, diálogo e inter­cambio de ideas, conocimientos y experiencia entre todos, parti­cipantes y promotores. No hay expertos en el Encuentro. Preguntarles por ejemplo: ¿Cómo fueron invitados? ¿qué les gus­taría hacer en ese fin dé semana para que resulte una conviven­cia agradable? ¿Quiénes saben cantar o tocar la guitarra?

2.2 Dinámica de presentación de ios participantes y promotores: hay una cantidad de dinámicas adecuadas que no necesitan tiempo demasiado. No se trata todavía de una presentación de todos a todos, sino el inicio de relaciones interpersonales para que nadie se sienta aislado del grupo. Se pide a los participantes formar pequeños grupos de 6 a 8 personas, en el plenario, para esas presentaciones iniciales. Quizás sea adecuado separar la pareja para que participen de esas presentaciones en grupos distintos y puedan después co­mentar, en pareja, sus impresiones sobre las personas que co­nocieron. Será interesante que además de informar su nombre, años de casados, número de hijos, barrio donde vive, etc., cada persona presente su opinión sobre algún hecho reciente o aspecto espe­cial de la realidad familiar o social de su ciudad o país. La per­sona se revela cuando expone su manera de analizar un hecho o problema. Para eso, se podría preparar unas tarjetas que presen­ten un hecho distinto para cada participante, sobre lo cuál pre­sentará al grupo su punto de vista personal (una tarjeta distinta para cada persona del grupo).

Ejemplo:

Hay un proyecto

establecer la pena

nuestro país.

¿Qué le parece?

de ley para

de muerte en

Hubo una

en nuestra

do.

huelga

ciudad

¿Que le pareció?

de maestros

el mes pasa-

Esa dinámica debe ser corta. No se trata de discutir sino de Ini­ciar el proceso de conocimiento y relacionamiento interpersonal, todavía limitado. Si hay tiempo disponible, se puede dar unos minutos para los que quieren comentar en el plenario alguma opinión interesante oída en su pequeño grupo. Todo eso contribuye a crear una atmósfera favorable a la comu­nicación y participación, rompiendo el hielo inicial. No nos olvidemos que esta es una de docenas de dinámicas de presentación muy conocidas y utilizadas. El grupo eligirá la que considere la más adecuada para cada nuevo Encuentro, sea Conyugal o Familiar.

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Page 34: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

3. Elección de la temática del Encuentro

3.1 En en plenario se pedirá a los participantes que presenten sus expectativas en cuanto a los asuntos a tratar en el Encuentro: - temas que les interesen para profundización - problemas, dificultades (en lo personal, conyugal, familiar, so­

cial, religioso) - dudas, aclaraciones, cuestiones, preguntas, etc. Para que todos se sientan motivados y libres para proponer lo que quieren sin condicionamientos, hay muchas dinámicas ade­cuadas. Ejemplo: a) cada participante puede presentar sus intereses en una tarjeta

u hoja de papel, individualmente; puede identificarse o que­darse anónimo;

b) lo mismo se puede hacer por pareja; c) se puede formar pequeños grupos masculinos y grupos feme­

ninos para la indicación de temas y problemas de forma co­lectiva; cada grupo presentará al fin de una corta discusión lo que considera más interesante y urgente, en base a las indi­caciones de las personas que componen el grupo;

d) la misma dinámica se puede hacer con grupos mixtos (hom­bres y mujeres) con la separación de las parejas para superar inibiciones;

e) en los Encuentros Familiares, los grupos también pueden ser solo de padres, solo de madres, solo de hijos, o mixtos;

f ) la consulta también se puede hacer directamente en el plena­rio en forma de lluvia de ideas motivándose la libre interven­ción de todos que quieran proponer temas y problemas;

El Equipo promotor seguramente eligirá la dinámica más ade­cuada y creará otras en cada nuevo Encuentro. Lo que sí, se debe siempre hacer es poner en común, entre todos los participantes, la totalidad de los temas, dudas, problemas y preguntas propuestos por todos. Esto se hace en una sesión plenaria, para la lectura de las tarje­tas o la presentación de las propuestas de cada grupo, el resul­tado de la lluvia de ideas o de otras dinámicas utilizadas.

3.2 Sistematización de las indicaciones

Para ahorrar tiempo, tocará al Equipo promotor la organización de las indicaciones presentadas por los participantes, con vistas

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a conformar lo que llamaremos "unidades temáticas"; Se trata de reunir en una misma unidad temática todos los asun­tos afines: los temas, preguntas, problemas, dudas, etc. relacio­nados entre sí, o sea, que pueden ser analizados de forma inte­grada o globalizada. Esto se hace en la noche, si el Encuentro comienza el viernes, para presentación en el plenario en la mañana del sábado; o se lo hace durante un descanso o refrigerio después del plenario an­terior, si el Encuentro comienza el sábado. En la organización de unidades temáticas no se puede olvidar ninguna de las indicaciones y propuestas presentadas, aunque se las pueda redactar con otras palabras para evitar repeticiones.

Ejemplo:

Unidad 1

Falta de diálogo, de atención, de concentración; poca paciencia; las dificultades de comunicación; la influencia de la TV; la falta de tiempo; la agresividad al hablar; "solo se habla sobre proble­mas domésticos"; "casi no nos conocemos" ¿Como convivir con temperamentos muy diferentes? "Yo hablo una cosa y ella en­tiende otra"; "No es necesario hablar para comunicarse"; ¿Hay reglas para la comunicación en la familia?

Unidad 2

Son muy frecuentes los problemas con la sexualidad; las separa­ciones casi siempre son provocadas por dificultades sexuales e infidelidad; hay tabúes en lo sexual; "Me siento utilizada por ser mujer"; ¿Cómo resolver el problema de la falta de armonía sexual en la pareja? "Tenemos el problema de la infidelidad sin solu­ción".

Unidad 3

Crecen los problemas financieros de las familias; "Mi marido está desempleado y muy nervioso"; Hay desacuerdos en la adminis­tración del presupuesto doméstico; el consumismo está destru­yendo las familias; la propaganda en la TV siempre crea proble­mas..

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Page 35: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

Así el Equipo seguirá conformando tantas unidades temáticas cuantas sean necesarias para abarcar la totalidad de las indica­ciones de los participantes; si hay algunos temas o problemas muy particulares con una sola indicación, pueden ser reunidos en una unidad temática de "asuntos especiales", para evitar una cantidad excesiva de unidades, si es posible no más de cuatro o cinco.

3.3. Elección de prioridades

Otra vez reunidos en el plenario, los participantes tienen delante de sus ojos, en carteles, las unidades temáticas preparadas por el Equipo. Se les pide elegir las dos o tres más importantes y urgen­tes por no ser posible tratar todas las unidades temáticas en estos días "lo que sí será posible en las reuniones que vamos a propo­nerles realizar después del Encuentro".

Los que quieren pueden intervenir en ese momento para proponer prioridades. Luego se pasa a la votación. Cada persona vota en dos o tres unidades.

El resultado definirá el orden de los asuntos que a partir de ahora constituyen la temática del Encuentro. Sin embargo, no sabemos todavía cuantas unidades serán tratadas. Todo dependerá de la administración del tiempo y del interés del grupo en llegar a un ni­vel más o menos profundo al tratar los temas iniciales.

Esa elección de prioridades estará concluida en el inicio de la ma­ñana del sábado, si empezamos el viernes, o en la segunda mitad de la mañana, si empezamos el sábado.

4. Para tratar cada unidad temática

Vamos a iniciar el estudio, la reflexión, el diálogo y la discusión de la primera unidad.

I os participantes están todavía en el plenario. El coordinador pide que todos tomen nota de los puntos que consti­tuyen esa unidad.

Propone una metodología de trabajo:

a) Durante unos minutos, cada participante quedará solo consigo mismo para una reflexión personal sobre el tema, que puede adoptar el siguiente esquema:

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- ¿cuales son los problemas más frecuentes relacionados con ese tema?

- ¿ cuales suelen ser las consecuencias de esos problemas para muchas familias?

- ¿tales problemas y sus consecuencias afectan diretamente nuestra vida personal, conyugal, familiar y social? ¿Cómo?

- ¿ cuáles son las causas de estos problemas? - en lo personal, en lo social?

b) Durante una hora o más, si se trata de un Encuentro conyugal, la pareja será invitada a dialogar sobre estas mismas preguntas, a partir de su reflexión personal anterior; luego pasará a dialogar so­bre otras posibles consecuencias y causas de los problemas que afectan su vivencia conyugal, familiar y social; si se trata de un Encuentro Familiar, los hijos pueden reunirse en grupos separados de jóvenes y de adolescentes con unas preguntas adecuadas a sus edades. Para la pareja, se puede ofrecer estas u otras pregun­tas:

- ¿ nuestros temperamentos tienen algo que ver con aquellos problemas? ¿Cómo?

- ¿ hasta qué punto son diferentes nuestras mentalidades? - ¿ tales problemas pueden tener su origen en las diferencias de

la educación que tuvimos?

- ¿ y la influencia de nuestras familias? - ¿ estaremos quizás condicionados por nuestros ambientes de

trabajo y otros ambientes sociales?

- ¿ hay cambios necesarios y posibles que solo dependen de no­sotros?

- ¿ qué estamos dispuestos a hacer? ¿qué no estamos dispues­tos a hacer?

c) Ahora si se trata de un Encuentro Conyugal, se conforman grupos de 6 a 8 parejas com una pareja animadora del Equipo promotor, estos grupos deben ser conformados según sus edades, formación escolar, edades de sus hijos, lugar donde viven y otras caracterís­ticas que indiquen las mejores posibilidades de seguimiento en el Post-encuentro; sin embargo, esos criterios de homogoneidad no deben ser rígidos. Si se trata de un Encuentro Familiar, los grupos pueden ser de 4 a 6 familias (padres y respectivos hijos).

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d) Los grupos se reúnen después de un pequeño descanso, refrigerio o almuerzo; en esa reunión, los animadores piden al grupo sus comentarios sobre el tema, en base al diálogo que tuvieron, sin querer sacarles revelaciones de su intimidad conyugal y familiar. Dejarlos libres para hablar lo que quieren. Pedirles indicar de for­ma especial las causas y consecuencias de los problemas identifi­cados. Enseguida, proponerles una investigación más profunda de las causas de los problemas en esa área. Para eso, hacer pregun­tas que provoquen el sentido crítico y el discernimiento. Ejemplos: - ¿Por qué sucede eso? - ¿Por qué reaccionamos así frente a esas situaciones? - ¿Somos condicionados o inducidos a ese tipo de comportamientos? - ¿El modelo de sociedad en que vivimos influye en nuestras acciones y reacciones? ¿Cómo? - ¿Qué ca­racterísticas tiene ese modelo de sociedad? - ¿Competencia inhumana, consumismo, violencia, discriminaciones, machismo, tabúes, prejuicios, despersonalización, masificación, manipulación de conciencias por los medios de comunicación social, control y represión política, inteses comerciales poderosos, modelo eco­nómico generador de diferencias sociales muy grandes, etc?

La pareja animadora como parte del grupo puede ofrecer sus pro­pias opiniones y lo que sabe sobre esos interrogantes. No son maestros ni expertos sino una pareja entre otras, que quieren in­tercambiar sus conocimientos para ayudarse mutuamente a cre­cer. Sin embargo le toca a los animadores más que todo provocar al grupo mediante las preguntas y muchos "¿por qué? ¿cómo?; no me parece claro, favor aclarar ese punto de vista!; esto parece ser contradictorio con lo anteriormente dicho!" - y otras provocaciones para ayudar a la superación de diagnósticos y soluciones inge­nuas, infantiles, inmaduras para los problemas analizados.

e) El grupo pasa a preparar su informe y lo pone en carteles para presentarlo en el plenario; en el informe, adoptar el siguiente es­quema:

e.1 problemas identificados e.2 sus consecuencias

e.3 causas más visibles y causas remotas más profundas:

- en lo personal: - en lo social:

e.4 caminos de solución:

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f) En seguida todos se reúnen en el plenario para un paso muy im­portante del proceso pedagógico del Encuentro. El Equipo promotor asume la coordinación y realizará las siguien­tes tareas sucesivas, repartidas entre dos o más parejas en forma de panel para evitar el riesgo de charlas magistrales. Esas tareas son las siguientes:

f.1 presentación de los infames de los grupos; comentarios; pun­tos convergentes y divergentes; aclaraciones de los participan­tes;

f.2 presentación del proceso pedagógico como lo tratado en la segunda parte de este manual: - los problemas deshumanizan - la búsqueda de soluciones más humanas lleva a la humani­

zación - la humanización coincide con el Plan de Dios para el hom­

bre, al crearlo - lo que supone estructuras sociales adecuadas a la humani­

zación que así anticipan el Reino de Dios en la historia hu­mana

- profundización de los conceptos de Plan de Dios y Reino de Dios;

f.3 articulación entre fe y vida - iluminación bíblica para la búsqueda de soluciones más

humanas para los problemas humanos aquí identificados - relación entre los cambios de actitudes quizás necesarios,

con los Sacramentos (Bautismo, Matrimonio, Eucaristía, etc.)

- relación entre actitudes humanas y espiritualidad entendida como seguimiento de Jesús traducido en prácticas transfor­madoras congruentes con el Plan de Dios y la edificación del Reino;

f.4 información corta sobre algunos datos de las ciencias huma­nas aparentemente no consideradas en los informes de los grupos (datos de la psicología, sociología, etc.)

f.5 denuncia de otros mecanismos socio-económicos, políticos, culturales y quizá religiosos no claramente identificados por los grupos, donde pueden estar las raíces de los problomas anali­zados;

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Page 37: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

f.6 desafío para que todos asumamos, como cristianos, en la perspectiva de nuestra fe, la búsqueda de las soluciones más humanas para los problemas identificados y así sea posible la humanización de la pareja, la familia y todos los hombres;

f.7 esto exigirá cambios de actitudes, respeto a la alteridad (a la identidad del otro); el vivir un proceso permanente de madura­ción en todas las dimensiones de la vida; la responsabilidad social y la participación efectiva en las estructuras sociales en sentido transformador.

g) Si se trata de un Encuentro Conyugal, al terminar esa sesión ple-naria todos son invitados a dialogar en pareja sobre lo que se ha­bló en los grupos y el plenario. Se puede ofrecerles unas preguntas para darle objetividad a ese diálogo o dejarlos simplemente dialogar como quieran. Si se trata de un Encuentro Familiar, éste será el momento del diálogo familiar. Padres se reúnen con sus hijos para comentar to­do que haya salido de sus experiencias en él diálogo, los grupos y plenario, con libertad total.

Quizás una sola pregunta en ambos casos: - si estos problemas tratados nos afectan, y conociendo sus cau­

sas y consecuencias, ¿qué cambios de actitudes aceptamos adoptar en nuestra vida personal, conyugal, familiar, social y re­ligiosa?

Fin de la Primeira Unidad Temática. Se pasa a la Segunda Unidad con la misma metodología y variantes en las dinámicas. Enseguida, si hay tiempo, a la tercera.

6. Actividades complementarias

Será muy conveniente y constructivo asegurar momentos de ocio, juegos, música, descanso, paseos, contemplación y contacto con la naturaleza, para aliviar posibles tensiones y relajar las mentes. - No se puede forzar la participación en esas actividades. Todos deben sentirse libres para participar o simplemente asistir. No podemos caer en el activismo. Sí podemos invitarlos con entusiasmo y cordialidad a participar en un juego o canto, sin dejar de respetar los temperamen­tos y crear constreñimientos. Los Encuentros quieren ser liberadores. Hay que respetar la libertad de los participantes.

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El Equipo promotor puede y debe facilitar esas actividades expontA-neas al reservar tiempos libres, repartir hojas de cantos selecciona dos, ofrecer sugerencias de juegos interesantes, quizás una película o video capaz de suscitar discusiones. Los participantes pueden ayudar en la programación y animación de esas actividades complementarias para liberar a los promotores que en eso pasan a ser simplemente participantes.

7. Finalización del Encuentro

Antes de terminar el Encuentro será muy importante planear el se­guimiento. La motivación puede basarse en algunos puntos atracti­vos:

a) no fué posible analizar en estos días todos los temas, problemas e inquietudes presentadas por los participantes; además, existirán seguramente otros tantos asuntos que ni siquiera hubo tiempo de formular y proponen

b) hemos constatado en estos días que el analizar y discutir esos problemas con otras parejas o familias resulta muy efectivo, por permitir conocer otros puntos de vista, conceptos y experiencias muy enriquecedoras;

c) el compartir esas experiencias de vida crea lazos afectivos entre las parejas o familias, nos hace sentir como una comunidad de personas; el crear y estrechar esos lazos es humanizador y res­ponde a una vocación profunda puesta por Dios en el corazón del Hombre; no nacemos para ser islas;

d) el MFC promueve y apoya desde los años 50 la formación de esas pequeñas comunidades de parejas o familias, en las cuales se establecen relaciones muy bonitas de solidaridad, amistad y ayuda mutua, que toman como modelo las primeras comunidades cristianas; todo esto empezó en América Latina, y hoy es una rea­lidad para 80 mil familias en 40 países de los cinco continentes;

e) en este Encuentro, conformamos algunos grupos que puoden ser futuras comunidades, con el apoyo del MFC; para eso, estuvo siempre presente, en cada grupo, una persona o pareja del MFC para animar las discusiones y motivar las reflexiones; esa persona

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o pareja se ofrece para acompañar esos grupos en reuniones futu­ras, si les interesa seguir en eso.

A continuación se pasa la palabra a los que quieran comentar la invi­tación, proponer modalidades de reuniones, etc. El equipo puede presentar el material utilizado por el MFC (temarios, la revista AQUÍ Y AHORA, etc.). Se ofrece la posibilidad de invitar otras parejas o familias para parti­cipar en los grupos, aunque no hayan participado en el Encuentro. También se puede dar otra conformación a los grupos. Lo ideal será terminar el Encuentro con fechas y lugares ya acorda­dos para la primera reunión de cada grupo.

Ef plan de trabajo

El Equipo promotor puede establecer un plan de trabajo provisional, flexible, antes de iniciar el Encuentro. Ese plan será adaptado a las circunstancias que se presenten durante el Encuentro. Si una discu­sión está muy interesante en el plenario o si los participantes piden más tiempo para su diálogo conyugal o familiar, el Equipo atenderá a lo que corresponda a los deseos de la mayoría, sin someterse a hora­rios rígidos pre-establecidos. Ejemplo, para un Encuentro Conyugal cerrado, con inicio en la noche del viernes y término en la tarde del domingo:

Viernes, noche:

- Inscripciones, acogida - 30 min. - Plenario, dinámica de presentación - 45 min. - Elección de los temas - 45 min. - Paraliturgia: "La alegría del encuentro de amigos" - 30 min.

Sábado: - Paraliturgia "Oración por la paz" - 30 min. - Plenario: elección de prioridades - 30 min. - Primera unidad temática (6 pasos)

1 - Introducción - 10 min. 2 - Reflexión individual - 20 min. 3 - Diálogo de la pareja - 60 a 90 min.

- Refrigerio 4 - Grupos - 60 min.

- Almuerzo - 45 min. - Descanso, juegos, café - 60 min.

5 - Plenario - conclusiones de los grupos - 30 min. - intervención del Equipo - 20 min.

6 - Diálogo de la pareja - 30 min. - Refrigerio - 30 min. - Segunda unidad temática (6 pasos)

1 - Plenario: introducción - 10 min. 2 - Reflexión: individual - 20 min. 3 - Diálogo de la pareja - 60 a 90 min.

- Descanso, cena, juegos, película, etc. - Paraliturgia: "Acto Penitencial" - 30 min.

Domingo: - Paraliturgia: "La partición de los bienes" - 30 min.

4 - Grupos - 60 min. 5 - Plenario - 50 min. 6 - Diálogo de la pareja - 30 min.

- Refrigerio - 30 min. - Tercera unidad temática (6 pasos)

1 - Plenario - introducción - 10 min. 2 - Reflexión individual - 20 min. 3 - Diálogo de la pareja - 60 min.

- Almuerzo - 45 min. - Descanso, juegos, café - 30 min.

4 - Grupos - 60 min. 5 - Plenario - 50 min.

- conclusiones de los grupos - 30 min. - intervención del Equipo - 20 min.

6 - Diálogo de la pareja - 30 min. - Plenario - propuestas de seguimiento - 45 min. - Celebración de la Eucaristía - 45 min.

(o la paraliturgia "El compartir el pan y el vino). Para los Encuentros Familiares, prever la participación de los hijos en los 6 pasos de cada unidad temática:

1 - Plenario - padres e hijos juntos 2 - Reflexión individual - igual para todos 3 - Diálogo de la pareja.

Simultáneamente: grupos de jóvenes y de adolescentes 4 - Grupos de 4 a 6 familias: padres y respectivos hijos

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5 - Plenario: padres e hijos juntos 6 - Diálogo familiar cada familia se reúne para dialogar.

Para los Encuentros de dos días o un día y medio se limitará la temá­tica a una o dos unidades.

Hay que insistir: este plan de trabajo no es más que una simple suge­rencia que admite muchas variantes y debe ser muy flexible.

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CUARTA PARTE

Paraliturgias Y textos de consulta para los promotores

I. Introducción

En esta parte final este Manual ofrece algunas paraliturgias como simples ejemplos de otras que el equipo promotor puede crear para utilizar en los Encuentros.

La liturgia es muy importante para la expresión simbólica de la fe. Contribuye al crecimiento en la fe y para la correcta articulación entre fe y vida. Para eso, debe ser creada o adaptada a la realidad de los participan­tes, su nivel cultural, la temática del Encuentro y, más que todo, ser parti-cipativa, dialogada y rica de gestos simbólicos muy significativos.

También se ofrece una colección de textos de apoyo para los anima­dores de los grupos y plenarios realizados durante los Encuentros. Aquí se trata de ofrecer unos subsidios que constituirán lo que llamamos anterior­mente de "datos de las ciencias humanas" e "iluminación bíblica y teológi­ca" para la búsqueda de soluciones más plenamente humanas para los problemas humanos.

Esa es la intervención-clave del equipo promotor en cada unidad te­mática del Encuentro, como está explicado en las partes segunda y tercera de este manual.

En esa intervención no se espera y no se recomienda una charla ma­gistral, sino algunas pistas o indicaciones que ayuden los participantes a avanzar en esa búsqueda con sus propias piernas. Sin embargo, es muy conveniente y quizás necesario que los promotores estudien estos temas que el Manual ofrece, para que se sientan seguros frente a preguntas y desacuerdos eventuales en los grupos y plenarios.

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Paraliturgias

1 La alegría del encuentro de amigos

El anuncio del Reino de Dios

CANTO DE ENTRADA Apropiado a la celebración.

CELEBRANTE Hermanos, nos reunimos aquf en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

ASEMBLEA Amén.

CELEBRANTE Elevamos nuestra oración al Padre como su Hijo nos ha enseñado.

ASAMBLEA Invocamos la Luz del Espíiitu Santo.

CELEBRANTE Padre Nuestro, que estás en el Cielo.

ASAMBLEA Padre de todos nosotros paternidad que nos hace a todos hermanos, apaciguando nuestros espíritus. Sensibiliza nuestros corazones, para que venzamos el egoísmo y vivamos la verdadera fraternidad, solidarizándonos especialmente con nuestros hermanos más pobres, que carecen de los bienes necesarios, de afecto y de respeto.

CELEBRANTE Santificado sea tu Nombre.

ASAMBLEA Que tu nombre sea exaltado, por las obras de justicia y amor, practicadas por tu pueblo. 76

CELEBRANTE Venga a nosotros tu Reino.

ASAMBLEA Promesa y don gratuito de tu misericordia.

CELEBRANTE Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

ASAMBLEA Porque, Señor, éste es tu Plan, para la creación. Tu Reino, preparado desde siempre, para nosotros, desde toda la eternidad, ya está presente aquí en la tierra, cada vez que la justicia y el amor vencen la opresión y el desamor. Esta es tu voluntad, Señor, el Reino anunciado por tu Hijo, ha llegado a nosotros, aquí en la tierra como en el Cielo.

CELEBRANTE Danos hoy nuestro pan de cada día.

ASAMBLEA Que el pan nuestro y todos los frutos de la naturaleza y el producto de las manos de hombres y mujeres, sean repartidos entre todos, como señal del Reino anunciado.

CELEBRANTE Perdónanos nuestras ofensas Como perdonamos a los que nos ofenden.

ASAMBLEA Pues, no hay fraternidad, sin el perdón sincero.

CELEBRANTE Y no nos dejes caer en la tentación.

ASAMBLEA En la tentación de la comodidad, de olvidar el anuncio del Reino, de colaborar en su edificación, desde aquí y ahora, en la tierra como en el cielo.

CELEBRANTE Mas líbranos del mal.

ASAMBLEA Del mal de ser obstáculo a la venida del Reino. Así sea. Amén.

COMENTARISTA Escuchemos ahora, la palabra de Jesús, nuestro hermano, que nos anuncia el Evangelio, la Buena Nueva de que el Reino está presente entre nosotros.

CELEBRANTE Lectura del Santo Evangelio según San Lucas.

ASAMBLEA Gloria a Ti, Señor.

CELEBRANTE "Los fariseos le preguntaron a Jesús cuándo había de llegar el reino de Dios, y El les contestó: El Reino de Dios no va a llegar en forma visible. No se va a decir: Aquí está, o allá está; porque el reino de Dios ya está entre ustedes. Uno de los jefes le preguntó: Buen Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús le contestó: ¿Por qué me llamas bueno? Bueno solamente hay uno: Dios. Ya sabes los mandamientos: No cometas adulterio, no mates, no robes, no digas mentiras en perjuicio de nadie y honra a tu padre y tu madre. El hombre le dijo: Todo eso lo he cumplido desde joven. Al oír esto, Jesús le contestó:

Todavía te falta una cosa: vende lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riquezas en el cielo. Luego, ven y sigúeme. Pero, cuando el hombre oyó esto, se puso muy triste, porque era muy rico. Jesús, al verlo triste, le dijo: "¡Qué difícil es para los ricos entrar en el Reino de Dios!" (Le. 17,20-21;18,18-24). Palabra del Señor.

ASAMBLEA Gloria a ti, Señor Jesús.

CELEBRANTE Que venga, Señor, tu Reino, según tu voluntad.

ASAMBLEA Y hágase ahora, aquí en la tierra, como será un día para siempre, en la eternidad, AMEN.

CANTO FINAL

(En seguida todos se presentan y se dan el abrazo de paz).

Otras paraliturgias muy adecua­das se encuentran en la revista "Aquí y Ahora", editada por el Movimiento Familiar Cristiano.

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2 Acto penitencial

PREPARANDO LA CELEBRACIÓN

En la revisión de vida, se invitará a los participantes a quitarse los zapatos; después intentarán ponerse bs zapatos de otro.

Pedir, con delicadeza, al introducir el gesto, una mejor concentración y se­riedad de parte de todos, para que comprendan la profundidad de su sim­bolismo.

(CANTO DE ENTRADA:a elegir)

CELEBRANTE Queridos hermanos, Estamos celebrando la alegría del anuncio del Reino de Dios, ya presente entre nosotros.

HOMBRES Es la celebración de la Buena Noticia de que Dios es nuestro Padre y que nos ama a todos.

MUJERES Para sellar la paternidad que nos hace hermanos a todos nos envió a su Hijo de quien sernos sus tímidos seguidores.

HOMBRES Y el Hijo entregó la propia vida, por la fidelidad a su misión de anunciar el Reino y denunciar todo aquello que se oponga al Reino.

MUJERES Porque nos amó en la vida y en la muerte y muerte de Cruz. 78

HOMBRES Y nos envió al Espíritu que nos empuja a luchar por un mundo más justo, más fraterno y humano, en el seguimiento de Jesús.

MUJERES Celebrar el amor de Dios es celebrar su justicia.

HOMBRES Ser cristiano, es por consiguiente, buscar la justicia, en la construcción de una sociedad, en la que el hombre no explote al hombre.

MUJERES En que el fuerte, no aplaste al débil, y los poderosos, no opriman al pueblo.

CELEBRANTE Por nuestra fragilidad y nuestras cobardías por nuestra infidelidad y nuestra evasión en el seguimiento de Jesús, pidamos perdón a nuestro Dios, que liberó a su pueblo de la esclavitud de Egipto y lo condujo hacia la tierra prometida.

ASAMBLEA La tierra donde la libertad y la verdad y la dignidad humana son exaltadas y respetadas preanuncio del Reino definitivo.

CELEBRANTE Confesemos nuestras faltas personales y comunitarias, a Dios y a nuestros hermanos.

COMENTARISTA Vamos a vivir ahora la experiencia, simbólica y profunda, de revisión de vida, penitencia y reconciliación. Reunidos en pequeños grupos, vamos a intentar despojarnos de nuestro egoísmo y del apego a las cosas

que nos dividem y nos apartan de Dios y de nuestros hermanos. Vamos a simbolizar este desprendimiento quitándonos los zapatos durante algunos momentos. Mientras forman grupos se entonan algunos cantos apropiados. Se sugiere: "Alma mía, recobra tu calma.." (Salmo 114.) "Caminaré en presencia del Señor". "Perdón, Señor, hemos pecado".

REVISIÓN DE VIDA

VOZ - ¿Hemos sido capaces de escuchar profundamente a otros? ¿En la familia? ¿En el trabajo? ¿En la Iglesia? (Pausa) - ¿Estamos siempre disponibles para ayudar a otros? (Pausa) - ¿Nos hacemos los sordos, para que no nos involucremos en los problemas y angustias de los demás? (Pausa) - ¿Caemos en la rutina y así justificamos nuestras omisiones? (Pausa) - ¿Quién sabe, si en nuestra propia casa alguien está aplastado por la angustia y no nos damos cuenta7

(Pausa) - ¿Cuando nos encontramos en nuestras muchas reuniones, compartimos las cargas o discutimos sobre cosas intrascendentes? (Pausa) - ¿Somos jueces severos? ¿Predicadores de lecciones de moral para otros, y ciegos para nuestras propias debilidades? (Pausa) ¿ Nos encerramos en nuestras propias familias y no vemos los problemas del mundo? (Pausa)

COMENTARISTA Ahora, cada uno, en grupos, intentará calzarse con los zapatos de otro, para simbolizar el esfuerzo de colocarse en el lugar y en la situación del otro. Expresará, entonces, lo que siente en esta experiencia.

(CANTO "...Si yo no tengo amor...")

CELEBRANTE Hermanos, ahora, todos juntos pidamos perdón a Dios. Porque no hemos tenido el coraje de vivir las bienaventuranzas, de la pobreza evangélica.

ASAMBLEA Perdón, Señor. Perdón.

CELEBRANTE Porque no te hemos amado bastante, para descubrirte en nuestros hermanos.

ASAMBLEA Perdón, Señor. Perdón.

CELEBRANTE Porque no hemos sido capaces de descubrir que colaboramos para que mueran nuestros hermanos.

ASAMBLEA Perdón, Señor. Perdón.

CELEBRANTE Porque no hemos descubierto, en qué medida son opresoras las estructuras que destruyen la gran mayoría de nuestro pueblo

ASAMBLEA Perdón, Señor. Perdón.

CELEBRANTE Porque no hemos gritndo y protestado contra la sociedad deshumanizante...

ASAMBLEA Perdón, Señor. Puritón.

79

Page 42: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

CELEBRANTE Porque no hemos denunciado * las situaciones de injusticia...

ASAMBLEA Perdón, Señor. Perdón.

CELEBRANTE Porque no hemos anunciado con nuestra vida que el reino de Dios está entre nosotros.

ASAMBLEA Perdón, Señor. Perdón.

CELEBRANTE Porque no hemos luchado por la justicia y la fraternidad, señales del Reino.

ASAMBLEA Perdón, Señor. Perdón.

CELEBRANTE Porque no hemos encontrado tu rostro en el rostro de los pobres.

ASAMBLEA Perdón, Señor. Perdón. (Pueden agragarse otras peticiones espontáneas de perdón). (Momento de silencio).

CELEBRANTE Señor, que te revelaste a nosotros como "El Amor" y que hiciste del amor el camino para conocerte, abre nuestro corazón, desata nuestros pies y nuestras manos.

ASAMBLEA Para que, con toda tu Iglesia, caminemos y luchemos con nuestros hermanos hoy trabajando a tu servicio. Para que juntos apresuremos la irrupción de tu Reino en medio de nosotros. AMEN. 80

CELEBRACIÓN DE LA PURIFICACIÓN POR EL AGUA

CELEBRANTE El agua tiene un significado simbólico. Lava y purifica.

Fecunda la tierra, sacia la sed de los hombres y de todos los seres vivos, es la morada de una infinidad de especies de animales y plantas que dependen de ella para vivir.

Por esto tomamos al agua, hoy, aquí, como en el Bautismo, como signo de vida y de purificación.

Al lavarnos las manos con este agua, pediremos a Dios que nos purifique de nuestras faltas de coraje y de humildad, que sinceramente reconocemos, de manera que, libres de estos defectos, renazcamos a una vida nueva, más comprometida con la justicia y la fraternidad.

TODOS Que Dios nos purifique de nuestras faltas y omisiones, y nos dé coraje y humildad, para vivir nuestro compromiso con la justicia y la fraternidad. (Todos se acercan al recipiente del agua y se lavan las manos como rito de purificación).

CELEBRANTE Mucho se dice y mucho se siente en esta celebración.

TODOS Ya sabemos esta lección de memoria. Ahora hay que tratar de vivir lo que asumimos, como compromiso de vida.

Asi sea. Amén.

(CANTO "Qué lindo es viver para amar.")

3 El compartir de los bienes

Para la celebración de la comunicación serán escogidas varias personas para traer cestos o bolsas con panes pequeños, o pedazos de pan.

Dichas personas estarán mezcla­das en la Asamblea. La cantidad de pa­nes será mayor al número de partici­pantes en la celebración.

Habrá algunos cestos vacíos en la mesa del Celebrante.

Algunos tomarán esas canastas o cestos y caminarán, al iniciar la cele­bración, recogiendo los panes de quie­nes los tienen y dándolos a quienes no tienen.

Después de que todos hayan reci­bido y comido el pan, se recogerán los cestos con sobrantes y se colocarán en la mesa del Celebrante.

La comunicación de bienes

CELEBRANTE Liberados de nuestras faltas que nos apartan de Dios y de nuestros hermanos, nos enfrentamos con vivas señales del Reino.

HOMBRES El Reino de Dios que se nos ha prometido, es don y tarea.

MUJERES Don gratuito de Dios que nunca es fruto de nuestros méritos.

HOMBRES Pero, al mismo tiempo, es tarea atribuida a los hombres colaboradores de Dios en la lucha por la justicia fundamento del amor.

MUJERES Todos las veces que la justicia vence a la opresión, y derrota a la explotación del hombre por el hombre, ¡Ahí hay señales del Reino!

HOMBRES: Todas las veces que al amor vence el odio, y derrota la rivalidad del hombre contra el hombre ¡Ahí hay señales del Reino!

MUJERES Todas las veces que la paz vence a la guerra y derrota la violencia del hombre contra el hombre ¡Ahí hay señales del Reino!

HOMBRES Todas las veces que el pan la esperanza y la vida son compartidas, ¡Ahí hay señales del Reino de Dios!

CELEBRANTE Compartamos el pan entre nosotros, para expresar el compartir de los bienes de la naturaleza, los frutos del trabajo del hombre y de la mujer, y nuestra disponibilidad de comunicar lo que tenemos, sabemos, lo que somos, nuestro tiempo, nuestra fe y nuestra vida.

(Se acercan las personas con canastas vacías, recogiendo panes de los que los tienen, y 'os distribuyen entre los que no tienen. Mientras se hace esta distribución, el celebrante comenta el episodio evangélico de la multiplicación de ¡os panes, sin leerlo, y después de sus comentarios, renueva el diálogo con la Asamblea).

CELEBRANTE El milagro de los panes repartidos no consiste en el acontecimiento sobrenatural de la multiplicación, más bien está en la victoria sobre el egoísmo del que posee el pan que falta a los hermanos y se dispone a compartir. Así como lo hicieron aquellos que tenían algunos panes.

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Page 43: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

HOMBRES: Somos llamados al seguimiento de Jesús. Mas, ¿cómo hacer lo que El hace? No sabemos multiplicar.

MUJERES Somos llamados al seguimiento de Jesús. Podemos seguirle, sabemos dividir.

HOMBRES Estas son señales del Reino. Los bienes compartidos, saciarán a todos tos hombres y sobrarán canastas llenas de solidaridad y abundancia.

MUJERES Ya habrá paz. No la paz de los muertos, sino la paz que surge de la lucha por la justicia y el amor

ASAMBLEA Asf, sea. Amén.

(CANTO: "Quiero ser, oh, Señor, instrumento de tu paz...")

4 Oración por la paz

Al final, en la oración por la paz, algunas personas se pondrán en­frente da la Asamblea, teniendo en sus manos pequeños frascos con perfu­mes, en los que habrá pétalas de flores tomados de una canasta, que está en la " mesa del Celebrante.

Debe tenerse cuidado de que es­tos gestos sean vistos por todos los participantes.

Enseguida se invita a todos a acercarse para recibir en su frente la unción con el perfume, simbolizando la paz que se ofrece a todos. 82

ORACIÓN POR LA PAZ

CELEBRANTE Senór Jesucristo Queremos ser constructores de la paz

ASAMBLEA ¿Pero, cómo sembrar esa paz, en una tierra de injusticia? ¿Cómo fecundar fraternidad, en un soto de desigualdad? ¿Cómo hacer brotar el amor, en una tierra de opresión?

CELEBRANTE

Nuestros hermanos marginados tienen quejas justas contra la estructura social que les imponemos.

ASAMBLEA ¿Cómo aumentar la justicia en el frío de la discriminación? ¿Cómo fructificar la igualdad en la abundancia de tos privilegios?

(CANTO)

CELEBRANTE También nosotros conservamos viva nuestra esperanza. Lo verde ha de volver.

ASAMBLEA Y se multiplicarán las señales del Reino, hasta que lo hagan visible, por los siglos de los siglos, Así sea, amén.

COMENTARISTA Invitamos a todos a caminhar en procesión para recibir la unción con el perfume, que simboliza la paz. Enseguida nos damos el ABRAZO DE PAZ.

(CANTO "La paz esté con vosotros:")

5 El compartir el pan y el vino

(CANTO INICIAL "El Señor Resucitó")

CELEBRANTE Pueblo de Dios, nos reunimos de nuevo. La fuerza del Espíritu nos ayuda a buscar un fruto nuevo, a la luz de su Palabra.

TODOS La luz de su Palabra Fuerza del Espíritu, es un desafio de nuestro Dios, del Dios que camina con nosotros.

1 LECTOR La Palabra es un don de Dios, tenemos que dar cuenta de ella.

2 LECTOR Es por la palabra que nos comunicamos, persona a persona

TODOS La Palabra de Dios es la verdad. Su ley es la libertad.

COMENTARISTA Y es con el diálogo con Dios Padre, y dialogando con nuestros harmanos, que vamos conociendo más y más la realidad de nuestras vidas.

1 LECTOR Hagamos del presente un punto de partida para nuevos caminos.

2 LECTOR Caminos cubiertos por nuestros corazones y mentes a la luz de la Palabra del Señor.

TODOS Caminos de historia de los hombres, caminos concretos, provisionales y cuestionantes...

1 LECTOR (Hace la lectura escogida e invita a los presentes a comentar la

lectura).

TODOS Recebe, Señor, nuestras palabras; Que ellas lleguen a Ti, como nuestras ofrendas del día de hoy. Que nuestras palabras no se pierdan en el vacío, sino que se transformen en bien para todos.

La comunicación de los frutos de la naturaleza y del trabajo del hombre

PREPARACIÓN DE OFRENDAS

Cada participante podrá, traer algún objeto que signifique especialmente ofrenda y comunicación para él. Lo que se trae se presenta con el pan y el vino, que a su vez simboliza lo que la tierra produce y el resultado del trabajo de los

hombres.

(CANTO "Pan y vino sobre el altar...")

COMENTARISTA Solo el hombre sabe darle sentido a las cosas Todo símbolo pretende establecer porque solo se ve bien con los ojos del corazón.

COMENTARISTA ¿Quiere alguien presentar las ofrendas que agradan a Dios?

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CELEBRANTE Los dones que agradan a Dios no es la dádiva de cosas nuestras, más bien, el ofrecimiento de la vida y da aquello que forja la historia de cada uno de nosotros.

(OFRENDA Cada participante levanta el objeto que simboñza su ofrenda y explica su significado).

CELEBRANTE Los primeros cristianos tenían todo en común y compartían el pan con alegría.

COMENTARISTA El pan y el vino, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, no se puede concentrar en manos de pocos, mientras que la mayoría permanece en la pobreza e igualmente en la miseria absoluta.

1 LECTOR Quien produce alimentos, vestido y construye casas, tiene derecho a disfrutar lo que ha producido, ¡Y no es lo que estamos viendo!

TODOS Señor, queremos compartir con los que nada tienen, compartir nuestros bienes, nuestras vidas, nuestro tiempo, nuestro saber, en una palabra, todo lo que somos y tenemos.

COMENTARISTA Esto es lo que celebramos en la Misa; La sincera intención de repartir y la decisión firme de compartir. El compartir el pan y el vino, en la Eucaristía, que hace presente a Jesús Entre nosotros, representa la comida común, la comunión como fuente de vida y la compañía con los hermanos. 84

1 LECTOR La comunicación nos da mayor capacidad de amar.

2 LECTOR Este es el sentido de la religión, un proceso de búsqueda del encuentro con Dios, mediante el reunirmos con nuestros hermanos, y servirles a través de la celebración del culto, la oración y los sacramentos.

1 LECTOR La fe es la acogida: con que el hombre responde a Dios que viene a su encuentro.

2 LECTOR La fe es un don y una tarea.

COMENTARISTA El pan y el vino serán compartidos ahora entre todos los participantes (y personas que están en esta casa, especialmente los que trabajan en ella, y que estuvieron humildemente serviéndonos en estos días).

(CANTO) ACCIÓN DE GRACIAS. (La acción de gracias se hará, mediante participación espontánea de bs presentes)

(CANTO FINAL)

Otras paraliturgias muy adecuadas se encuentran en la revista "Aquí y Ahora", editada por el Movimiento Familiar Cristiano.

¿ El matrimonio es sacramento ? Helio y Setma Amorim

Durante un curso para obis­pos, un teólogo les preguntó: "¿Cuántos casamientos en sus respectivos diócesis son propia­mente un Sacramento?"

Las respuestas variaron entre un 20% para los pesimistas y un 50% para los optimistas.

El hecho es real y la evalua­ción, ciertamente realista.

Esto quiere decir que la mayo­ría de los casamientos celebrados en las iglesias, con o sin pompa y flores, puede no ser un Sacra­mento en la perspectiva cristiana. Podría incluso ser sacramento (señal) del infantilismo religioso de los padres de los novios o de la subordinación de la fé a las impo­siciones sociales vacías de senti­do religioso; o sacramento del po­der, de la riqueza y del prestigio social de las familias de los no­vios. Se arma, entonces, una co­reografía festiva, con la fácil com­plicidad de muchos "personajes" y del propio celebrante.

"¿Qué dirían nuestros amigos si nuestros hijos no se casaran por Iglesia, sabiendo que somos una familia cristiana?"

Nos parece que esa práctica tan difundida no ayuda a la madu­rez de la fé y de la religiosidad de los cristianos. Lo que se percibe o se sospecha como falso, con apa­riencia de verdad, conlleva la idea de que las celebraciones religio­sas no tienen mucha seriedad. Si un sacerdote proclama solemne­mente que "esto es un Sacra­mento del Señor" y todo el mundo (él incluido) desconfía que en rea­lidad lo sea, la celebración pasa a ser entendida como una escena de teatro, en la cual los actores inter­

pretan personajes que no existen, involucrados en una trama que no ocurrió.

Mientras tanto... la unión de un varón y una mujer por el casa­miento puede muy bien ser un Sa­cramento, señal del amor de Dios, si bien señal imperfecta, en la justa medida de las limitaciones humanas de los que lo asumen como tal.

¿Cuáles serán entonces las características de una unión, que la hacen señal (sacramento) del amor de Dios?

En primer lugar, naturalmente, si un varón y una mujer quieren asumir su unión como Sacramen­to, deben saber, lo que esto signi­fica: ¿sacramento (señal) de qué? Y después que tengan conciencia de lo que se trata, es indispensa­ble que investiguen como es ese amor de Dios, del cual su propio amor pretende ser señal. Para e -llo, seré necesario conocer al Dios de la Biblia, al Dios de Jesucristo, talvez bien diferente de las falsas imágenes heredadas de una cate-quesis fallida y distante. De esta manera, podrán llegar más cerca de la comprensión de cómo Dios nos ama: amor gratuito y fiel, amor-donación-servicio, que res­peta el otro como diferente y origi­nal, sin dofninarlo ni manipularlo, amor que es capaz de Novar a dar la vida por quién so ama, que hu­maniza al otro, quo apoya su ero-cimiento como persona y In reali­zación de sus potencialidades. Amor que supone una profunda relación intorporsonnl, dialogal, do revelación mutua, quo so exprosa en actos concrotos y on gestos simbólicos, quo no se cutirá sobre

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si mismo sino que está abierto a todos los hombres, comprometido con la historia humana en la cual interviene, siempre a favor de los más débiles y deshumanizados.

Es asf como Dios nos ama, y es preciso conocer y dejarse fas­cinar por ese amor si se quiere tomarlo como modelo.

Este cuadro referencial se completa si se entiende que la unión del varón con la mujer para constituir una familia y ser una sola carne, es parte del plan de Dios para el Hombre al crearlo, como es presentado en el poético relato del Génesis.

¿ Y ahora? En un segundo momento, los

que se casan evaluarán si su amor será un reflejo, si bien pálido e imperfecto, del amor de Dios asf entendido. Quizás no lo sea y bueno que lo reconozcan; o perci­birán que aquellas características del amor de Dios están presentes en su amor en grado muy discreto y tímido. Pero están dispuestos a tomarlo como modelo, cons­cientes de sus limitaciones huma­nas, de los tropiezos y caídas, re­comienzos y reparaciones que ha­brá que hacer, desde que asumie­ron su proyecto de vida en esta perspectiva. Son entonces lleva­dos a comprender que la aproxi­mación a ese modelo de amor tan exigente será un proceso lento y gradual. Acompañará el proceso de maduración global de los dos como personas, en todos los pla­nos de su naturaleza: psíquica, afectiva, social, espiritual; en esta aproximación progresiva necesita­rán del apoyo de la comunidad en la que estén insertos, especial­mente de la comunidad cristiana, que conoce el modelo de amor que asumen en su unión.

De esta manera, llegamos al tercer momento: el varón y la mu­jer que asumen este proyecto de vida convocan a la comunidad pa-86

ra anunciarlo y proclaman que su amor ya es una señal (sacramen­to), si bien imperfecto, del amor de Dios que asumen como modelo. Piden, entonces, a la comunidad que los ayude a vivirlo como tal, a crecer en ese amor aproximándo­se cada vez más al modelo esco­gido.

La comunidad cristiana reuni­da, muy consciente de lo que se le está pidiendo, responde y asume la responsabilidad de ayudarlos efectivamente en esta caminata. Se establece un pacto entre la comunidad cristiana y la pareja. La nueva familia tendrá el apoyo ca­riñoso y atento de todos, y esto es anunciado con gran alegría. En­tonces, el sacerdote (en nombre de la comunidad reunida en torno a la pareja) sinceramente conven­cido de que las palabras revelan la verdad presente en el corazón de todos, proclama solemnemente que esa unión es un Sacramento del amor de Dios; y anuncia que la Gracia de Dios estará siempre presente en esa unión, actuando a través de los gestos concretos con que la pareja expresará su amor, y del apoyo de la comunidad cristiana solidaria y comprometida.

El amor asf asumido hace in­disoluble la unión de la pareja. La indisolubilidad no es una imposi­ción legalista sino el reconoci­miento de la naturaleza misma de una unión fundada en el amor que se proclama como Sacramento del amor de Dios.

Este es el sentido de la her­mosa celebración, tan comprome­tedora para todos los que de ella participan. Adornos y lujo, en vez de embellecerla, pueden ocultar o camuflar su verdadero sentido. La celebración no es un aconteci­miento mágico. EJ Sacramento no. es dado, no cae del cielo; simple­mente existe como resultado de la naturaleza y calidad de la unión así asumida, en una perspectiva

de fé. Lo que ocurre en la celebra­ción comunitaria es su proclama­ción, su público reconocimiento, para que todos se alegren y asu­man su parte de responsabilidad en el proyecto de vida anunciado por la pareja.

Es posible que el grado de sa-cramentalidad de aquella unión sea todavía modesto y limitado. Pero existe todo un potencial de crecimiento de esa sacramentali-dad que acompañará el proceso de madurez global de los que se unieron, apoyados por la comuni­dad y la Gracia de Dios, presente en sus vidas.

¿Y Después?

La comunidad cristiana asumió un compromiso y debe cumplirlo. La pareja, la familia por ella inau­gurada es recibida y envuelta en una red de relaciones solidarias de los que se alegran con sus ale­grías y se afligen con sus triste­zas. En esta trama de relaciones interpersonales ampliadas, todos se ayudan mutuamente a crecer en la capacidad de amar y servir. Perciben que son una porción del Pueblo de Dios, parte de esa co­munidad mayor llamada Iglesia, cuya misión es el anuncio proféti-co de que el Reine de Dios está próximo, que ya irrumpe en la historia humóma.

Es el desafío para que el amor que los unió no se cierre sobre si mismo sino que lo traspase en el servicio a los otros, en la lucha por la justicia y la fraternidad entre todos los hombres, en la denuncia de las estructuras que deshuma­nizan y en la construcción de un mundo más humano e igualitario. Aceptar este desafío lleva al amor de pareja a aproximarse aún más al modelo que escogió, y aumenta la densidad sacramental de su unión.

Los movimientos y las pasto­rales familiares y sociales tienen un papel importante en este pro­ceso. Son instrumentos de los que la comunidad cristiana dispone pa­ra ayudar a la nueva fémilia en sus dificultades apoyar su creci­miento, estimular su compromiso con acciones transformadoras pa­ra la construcción de una socie­dad más justa y fraterna, pre-anuncio del Reino definitivo, que ya se hace presente en la historia humana.

Una conclusión inquietante

La fragilidad humana, las pre­siones sociales disgregantes, la omisión de la comunidad cristiana, desvfos en el proceso de madura­ción personal que resultan en un fuerte desequilibrio entre el desa­rrollo intelectual y social, por un lado, y el afectivo y espiritual, por otro, y tantos otros tropiezos y retrocesos, pueden llevar al fraca­so del amor. Muchas veces se trata de un agotamiento reversible, que exigirá apoyo diligente de la comunidad para ser reconstruido. Otras veces, se constatará que se trata de una ruptura irreversible; en este caso, generalmente la unión se deshace aunque a veces, a duras penas, la pareja mantiene una unión de conveniencia, por presión social o familiar, por los hijos o por cualquier otra razón.

Pero cabría una pregunta in­quietante; ¿permanece el Sacra­mento? ¿Esta unión es todavfa señal del amor de Dios? La sa-cramentalidad de esta unión, que alcanzó diversos grados a lo largo de la vida de la pareja, ¿no habrá bajado a cero? ¿La separación o el divorcio vacían la dimensión sacramental del matrimonio, o la separación ocurre justamente por­que la dimensión sacramental se

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diluyó por la falta de su elemento fundamental: el amor? ¿Tendrá sentido afirmar que el Sacramento permanece, como sello o marca indeleble, aunque ya no exista amor?

Estas y muchas otras pre­guntas nos ponen frente a un de­safío evidente: la sacramentalidad del matrimonio se construye en el diario vivir de la conyugalidad. No es algo mágico que se agrega a la unión de la pareja en el día de la boda, sino el resultado de la aten­ción y el empeño que ponen en el crecimiento constante del amor,

Por qué hay crisis y separaciones?

Hoy en día notamos con preocu­pación como un gran número de matri­monios que inician su vida en común con muchas esperanzas, se disuelven en un tiempo relativamente corto. Esto sucede a pesar de que muchas de esas parejas se casaron después de haber tenido una vida más o menos lar­ga de relaciones sexuales prematrimo­niales. En esa experiencia previa no pa­rece que hayan madurado suficiente­mente, nr se les ha despertado una conciencia critica, que les haya permiti­do eva!-jar la realidad del compromiso que ar.umc-n y las posibilidades que tie­nen de llovarlo a cabo en el mundo de hoy.

Los jóvenes de hoy están más in­formados que nunca sobre las prome­sas, las posibilidades y las dificultades de vivir como pareja. Los medios de comunicación social ponen frente a to­dos nosotros día a día, sus problemas y sus angustias así como los esfuerzos 88

en la búsqueda diligente de apro­ximaciones sucesivas al modelo asumido: el amor de Dios por su Pueblo. Habrá avances y retroce­sos a lo largo del camino. El grado de sacramentalidad no crecerá ! i -nealmente; más bien, oscilará en­tre puntos altos y bajos, de acuer­do con el nivel de esfuerzo y cui­dado que la pareja dedique a las expresiones de su amor y a las acciones concretas que le dan efi­cacia. De esta manera actúa la Gracia de Dios, consolidando y haciendo siempre más fecundo ese amor y más sacramental esa unióp.

José y Beatriz Resende-Reis

que hacen para tratar de superarlos y resolverlos. Sin embargo, los fracasos son cada vez más evidentes y ocurren las separaciones que, a veces, explo­tan en forma de crímenes pasionales y ondas de violencia.

La Iglesia, atenta a estos aconte­cimientos, intenta formar a los jóvenes a través de los movimientos que traba­jan en la pastoral familiar y social, me­diante reuniones, encuentros y, entre otros métodos, con cursos prematrimo­niales, que son obligatorios para los que quieren contraer matrimonio religioso.

En esta perspectiva, llevamos a cabo una encuesta, en la que hacíamos a los jóvenes ciertas preguntas que nos parecían fundamentales para el análisis de la cuestión que nos preocupa.

Trabajo previo: La Encuesta

Se pretendía con la encuesta, en­trevistar a los propios jóvenes, casa­dos, solteros, divorciados, a los vueltos a casar con una nueva o con la misma

Causas de las separaciones

pareja, a los jóvenes enamorados y a los novios, y a los jóvenes que simple­mente viven, sin asumir mayores com­promisos. Se pedía que ellos mismos dijeran cómo ven el problema y cómo lo ubican en este mundo que hoy es el suyo. Se les propuso que se reunieran en grupos para posibilitar un mejor aná­lisis de las preguntas, pero que respon­dieran como lo quisieran,' individual­mente o por pareja.

A pesar que la encuesta estaba di­rigida a los jóvenes, se recibieron res­puestas de personas de edades diver­sas, de 24 a 54 años, lo que demuestra el interés despertado por la misma.

La encuesta fue dirigida a perso­nas de clase media baja y alta, tomando en cuenta niveles culturales diferentes: desde personas casi analfabetas a per­sonas de nivel educacional superior. Entre las respuestas figuran la de un antropólogo, la de un siquiatra, las de cuatro sicólogos, y la de una trabajado­ra social, muchas otras no dieron datos que permitieran identificar su profesión.

La religiosidad de los encuestados aparece en la muestra como extrema­damente variada: ateos, indiferentes, personas bajo la influencia de esplritua­lismos orientales y espiritistas, católi­cos no practicantes y personas com­prometidas con movimientos pastorales - tanto católicos como protestantes.

También es diversa la mentalidad y por consiguiente, la ideología de los que respondieron; por tanto, se recibieron opiniones conservadoras y opiniones progresistas; opiniones totalmente des­vinculadas de los problemas concretos y opiniones que cambian de sabor se­gún la ola que los arrastra en ese mo­mento.

Para mejor ubicar al lector, debe­mos informar que se enviaron 80 cues­tionarios; 149 personas los respondie­ron, unas a través de grupos de refle­xión, otras como matrimonios y otras individualmente; 32 parejas de novios se reunieron para reflexionar sobre el cuestionario y enviaron la conclusión de sus reflexiones. Las respuestas de hombres y de mujeres son más o me­

nos equilibradas en número, con una li­gera ventaja para las mujeres.

Bases de esta reflexión:

Una de las respuestas formuló lo que nos había servido como punto neu­rálgico en la elaboración de la encuesta:

"El hombre es un ser ubicado en el espacio y en el tiempo. Estas dos di­mensiones (espacio y tiempo) condi­cionan su modo de ser y su modo de actuar".

Su modo de ser y su modo de ac­tuar, en determinado tiempo y espacio, constituyen su cultura. La sucesión o concomitancia de esas culturas cons­truye la historia.

Esto significa que el hombre siem­pre existe y actúa dentro de un deter­minado proceso histórico, fruto de la ubicación y del trabajo de generaciones anteriores. Analizando, criticando, ne­gando o adaptando eso proceso históri­co a sus necesidades y posibilidades, lo sitúa en el presente y al mismo tiem­po lo abre hacia el futuro.

Por eso, ninguna de sus actitudes u opciones vivenciales puede ser con­siderada solamente como un concepto inmutable, y tampoco puede ser clasifi­cada como un concepto filosófico o reli­gioso, independiente de su cultura y de su situación en el espacio y en el tiem­po.

Esta reflexión pretende analizar el amor, siempre vivido y ubicado por el hombre en un determinado tiempo y es­pacio - pues cada experiencia de amor requiere ser vivenciada en un tiempo y en un espacto concreto.

De ahí, todo lo concreto y lo com­plejo de las vivencias del amor: ¿qué es el amor conyugal?, ¿de dónde proviene ese concepto?

De acuerdo con lo expresado ante­riormente, el amor sólo puede ser vivido y comprendido - sólo puede existir -ubicado en un contexto histórico-socio-cultural. Debe tener necesariamente al­gunas articulaciones con el medio en el

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que está inserto quién lo vive y lo expe­rimenta. No podemos vivir hoy un estilo de amor conyugal que tome como refe­rencia las vivencias de generaciones precedentes pues esa referencia fue vivida y construida en otro tiempo, en otro contexto, se basó en principios y valores que hoy no están dentro de nuestro campo visual.

La encuesta en refencia dice más anú: nos será imposible vivir el amor si no logramos encontrar o cronstuir, al­guna referencia nueva de amor conyu­gal, realizable en el contexto que hoy es el nuestro (urna referencia humana pro­pia del hombre como tal y del hombre como sujeto de la historia).

Marco de referencia

La vivencia histórica implica ubicar al hombre en una realidad concreta. Esa realidad ha sido construida y con­dicionada, no sólo por los pequeños problemas conyunturales, sino también por el gran marco de referencia que, en general, da origen a esos pequeños e incómodos problemas de la vida con­yugal - señalados muchas veces como causa de las separacbnes - se procu­ró orientar su atención hacia el gran marco de referencia histórico, que en su momento y en nuestro país (quizás en todos los paises latinoamericanos) crea nuevas culturas o destruye cultu­ras ya vividas, generando, muchas ve­ces, inseguridad y angustia. Ese marco de referencia condiciona nuestras vi­das, volviéndolas, muchas veces, ins­trumentos y víctimas de planificaciones que nos ignoran y sin que lo perciba­mos, destruyen nuestros pequeños e importantes proyectos personales, conyugales y familiares.

En esta reflexión se identificó el marco de referencia como:

a) - La existencia de una socie­dad competitiva y opresora que, usando al hombre como instrumento de su ere-cimento, lo deshumaniza hasta el punto de hacerlo, muchas veces, incapaz de amar. 90

b) - La poStica económico-finan­ciera inhumana, que ignora las reales necesidades de los pueblos y de las personas y las pone al servicio de un mercado, que debería servirlas.

c) - La actuación de los medios de comunicación social, casi siempre puestos al servicio de esa sociedad competitiva y opresora.

d) - La actual ola de permisividad social, tal vez promovida por aquellos a quienes interesa distraer a la población, llevándola a interesarse por algo que momentáneamente puede ser más "placentero".

e) - El proceso de promoción de la mujer - solo una parte de los proce­sos de promoción - considerado, casi siempre, como si estuviera desvincula­do de la realidad global, y como un ajuste de cuentas con el hombre - su eventual opresor - con la consecuente actitud radicalizada de muchos hom­bres, que defienden un espacio que siempre les perteneció y que ahora se les escapa.

f) - La rigidez de la estructura fa­miliar, afirmada a lo largo de los tiem­pos, en una sociedad construida sobre moldes patriarcales y pre-industriales, lentamente refomulada en pequeños detalhes a través de los tiempos.

Todo este marco referencial y otros, tal vez más amplios e importan­tes, pero que en nuestra reflexión no parecieron prioritarios, pensamos que contribuyen, positiva o negativamente, a la construcción de esa historia con­creta en la cual, queramos o no, esta­mos insertos.

Quizás no podamos cambiar ese marco referencial pero, al analizarlo, criticarlo, y conocerlo bien sí podemos cuestionarlo, ante a un proyecto huma­no de vida, insertado en otro más am­plio y más profundo: El Plan de Salva­ción, revelado por Dios en Jesús.

Análisis del marco referencial y su influencia en la vida personal, conyugal y familiar

En este análisis se utilizaron las reflexiones de los entrevistados, res­petando sus puntos de vista y las apre­ciaciones que presentaron. Algunas veces se modificó el modo de expre­sarse, para darle así una mayor unidad a la reflexión e impedir que se presenta­ra como una colcha de retazos.

Se unieron respuestas dispersas y el conjunto de las reflexiones confor­mado de esa manera, aunque fiel a los aportes recibidos, se hizo más rico, más amplio, mejor concatenado.

Esto permitió descubrir la existen­cia de causas macrosociales para los pequeños problemas conyugales o fa­miliares, dentro de las cuales se en­cuadran esos problemas.

Al haber logrado de esa manera un análisis más amplio, se pudieron des­cubrir y presentar perspectivas no per­cibidas por los encuestados, pero que estaban presentes de modo implícito en sus concisas respuestas.

Sociedad competitiva y opresora

La competencia y su consecuente opresión, son las dos grandes lineas definidoras de nuestro contexto actual, pues el sistema capitalista necesita ex­plotar y oprimir a los hombres y a sus agrupaciones, sirviéndose de ellos para el logro de sus objetivos.

Una sociedad competitiva es en sí misma inhumana y acarrea, en su seno, la opresión. Todos hemos nacido y fui­mos educados en los principios y en las necesidades propias de esa sociedad; fuimos estimulados, desde la primera infancia a ser lo máximo, más expertos, más valientes, más fuertes, más boni­tos, mejor vestidos; e inmediatamente a ser el mejor alumno, el mejor colega, el más inteligente, el que mejor baila y canta, etc.

Ese sentido de competencia desar­rollado, ¡nicialmente, de forma inocente y estimulante, nos hace personas ego­céntricas y ambiciosas, cada vez más capaces de usar a otros, considerán­

dolos apenas como un escalón más en nuestro ascenso personal.

La necesidad de una continua au-tovaloración implica la desvalorización del otro y de los otros, llevándonos a la vivencia de un proceso de competencia y de opresión cada vez más violento, con la consiguiente desvalorización del interés y del bien común.

Esta opresión y salvajismo de la sociedad condiebna a los individuos que viven en ella, haciéndolos opreso­res o frustrados, incapacitándolos para vivir en un relación de complemento y solidaridad.

Esa influencia ejercida sobre nuestras relaciones globales, condicio­na por tanto, nuestras relaciones amo­rosas.

Cuando descubrimos el amor y su complementariedad, nos ilusionamos como si hubiéramos descubierto un paisaje nuevo. Esperamos entonces de esa complementariedad vislumbrada u anhelada, el milagro de nuestra propia resurrección: vida nueva dentro de un nuevo contexto social. Y es tan grande nuestro embeleso, que tenemos la im­presión de que cambiamos, no sólo no­sotros, sino también nuestra pareja y todo el mundo alrededor. Y en conse­cuencia hacemos planes faltos de la competitividad, que continua latente en nosotros, como brasa ardiendo bajo las cenizas.

La competencia, la opresión y la vivencia del amor se repelen. Ya que la competencia y la opresión generan egoísmo, llevan a luchas, discusiones, frustraciones y dificultades constantes, generando estrés y angustia, mientras que la vivencia del amor implica acep­tación y complementación mutuas, im­plica la aceptación reciproca do In li­bertad de pensamiento y de la mnnorn de vivir de cada uno, implica la acepta­ción de los objetivos del matrimonio: complementarse, aunar esfuor/os para el logro del ideal que so vislumbra.

Sucede tamhion, quo la paroja que se ha ilusionado con In posibilidad de vivir la complnmontación, tiene que competir continuamente en su vida

Q 1

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profesional y social, para poder conse­guir um lugar bajo el sol. Esa compe­tencia, generalmente, penetra en el ho­gar, dificultando y hasta imposibilitando las tan deseadas relaciones comple­mentarias, generando conflictos y dis­cusiones, llevando a la pareja a desa­cuerdos y a pequeñas y sucesivas se­paraciones que, a su manera, insensi­blemente preparan la separación defini­tiva.

Esta constatación nos hace llegar a una conclusión aplastante: al condi­cionar la vida de las familias a ése, su marco referencial básico la sociedad capitalista genera desacuerdos conyu­gales y familiares. Esto sucede porque la vivencia del amor tiene que tener ne­cesariamente alguna articulación con el medio en el que está inserta, o sea, en nuestro caso, una sociedad opresora y competitiva. Y esa inserción se dá en cada momento, hoy, aquí y ahora.

Es cierto que las informaciones e influencias que esta sociedad trans­mite no son definitivas ni determinantes y que algunas personas, tal vez mejor dotadas o más conscientes, logran libe­rarse de ellas, viviendo, a pesar de las condiciones adversas, unas relaciones de amor de acuerdo con sus esperan­zas, con sus necesidades y con los objetivos que querían alcanzar.

Sin embargo, eso supone tener la capacidad de vivir en una constante vi­gilancia, en una constante postura de análisis y de crítica, en una evaluación permanente de las actitudes personales y familiares: lo cual podría provocar, al­gunas veces, no lo espontaneidad y la alegria deseadas, sino un sentimiento de cansancio y de profunda frustración.

Vluy pocos logran superar esos obstáculos y consiguen descubrir, a du­ras penas, un nuevo tipo de vivencia conyugal y familiar dentro de ese con­texto, en sí adverso; logran crear for­mas nuevas y más humanas de rela­cionarse, manteniendo siempre un frágil equilibrio y sujetos a continuas revisio-nos y correcciones de rumbo.

Esas son parejas excepcionales; la (irnn mayoría naufraga en el desen-

canto y en la frustración, no por su cul­pa, sino por ser producto de una socie­dad que sólo puede sobrevivir funda­mentada en la competencia y en la opresión.

Influencia de los Medios de Comunicación Social y la permisividad social

Los medios de comunicacbn so­cial son parte integrante de la sociedad actual. Cumplen un papel muy impor­tante en el contexto en el que los jóve­nes nacen, se forman y se ubican como personas, definen sus proyectos y se lanzan como adultos a la vida profesio-" nal y familiar.

Como la sociedad vigente es la que los establece y articula, su publici­dad y sus mensajes, inclusive sublimi-nales, tratan de promover los principios y valores que interesan a esa sociedad o al orden establecido.

Vivimos días difíciles, caracteriza­dos por indefiniciones políticas y socia­les, por juegos de intereses creados;

•por una política económico-financiera orientada, no al bien común, sino al mantenimiento del sistema, propiciando la sobre-valoración del mercado, en detrimento de los derechos del hombre.

La publicidad y los mensajes dirigi­dos por los medios de comunicación social nos inducen a pensar y a actuar del modo que interesa y conviene a los gobernantes, cuyos intereses perso­nales se confunden, muchas veces, con los intereses del propio sistema.

La permisividad se revela hoy en nuestro país, a todos los niveles, en to­das las instituciones. La misma legisla­ción se incumple hasta por los propios legisladores. Esta situación genera y mantiene en las personas, una actitud generalizada, pacífica, de transgresión e irresponsabilidad, con la consiguiente desvalorización del compromiso asumi­do.

Sucede además, que hoy las per­

sonas son más frágiles de lo que lo eran en las generaciones anteriores, debido a los logros - muchas veces mal comprendidos y mal dirigidos - de las ciencias humanas, aliadas con la tecnología en la dramática transforma­ción del espacio.

Los mensajes y la publicidad de los medios de comunicación social son considerados como un estímulo, sin pasar por un análisis más minucioso, que pueda mostrar sus vinculacbnes con el contexto vigente.

Por eso mismo, su influencia se hace muy fuerte en cualquier situación de nuestra vida.

Dentro de la perspectiva que ca­racteriza al sistema capitalista y que es transmitida por los medios de comuni­cación social, la familia aparece, subli-minalmente, como una simple empresa, que podrá ser disuelta si los beneficios no corresponden a las expectativas de los empresarios que la constituyeron.

Promoción de la mujer

El processo de la promoción de la mujer constituye una revolución (con­moción, hecatombe^ que trae consigo rupturas y destrucciones. Ruptura con el mundo anterior y destrucción de los principios y valores de ese mundo, aún vigentes.

Es un proceso que no tiene como punto de referencia al hombre, sino a la propia mujer que se promueve, que trata de descubrirse como ser humano y que procura ubicarse de acuerdo con ese descubrimiento, iniciando el camino hacia la conquista de espacios que, hasta ahora, no le pertenecían.

Es como el parto, el nacimiento, el develar, el ver la luz de algo hasta aho­ra oculto, encubierto. Y ese nacimiento se dá como una explosión: destruye to­do lo que esté más o menos cercano.

Ese proceso no es autónomo; está vinculado - lo queramos o nó - al pro­ceso de promoción de pueblos y nacio­nes, de minorías y de mayorías, que hasta ahora, habían sido marginadas y

olvidadas. Forma parte de un ownblo cultural más amplio, que lo transcltndt y lo condiciona.

Por no saber analizar y ubicar blsn ese proceso, tanto hombres como mu­jeres, se sienten inseguros y angustia­dos ante las consecuencias vivenciales que acarrea. Esa inseguridad y esa an­gustia se manifiestan en cada uno de ellos de manera peculiar.

De frente hacia al futuro, la mujer intenta alcanzarlo de repente, pasando de la sumisión, que la caracterizaba, a la independencia total, quemando, muchas veces, etapas intermedias.

La mujer, con esa actitud, orienta su proceso de promoción en una línea, casi inevitablemente unilateral, fuerza al hombre a adoptar una actitud de defen­sa de lo que considera su espacio ex­clusivo y sus derechos incuestionables.

Esa actitud de defensa, en vez de abrir el hombre hacia el futuro, lo obliga a buscar refugio en el pasado. Surgen entonces conflictos existenciales y re­laciónales que les impiden caminar y promoverse juntos.

Esos conflictos les hacen olvidar que cuánto más humanamente se pro­muevan ambos, más madura, adulta y complementaria será su relación. Por esta causa, en la práctica, los cambios requeridos por ese proceso promocio­nal se realizan de manera lenta, traba­josa y desgastadora, sujetos a cons­tantes tormentas, que hace que surjan divergencias donde debería haber com-plementación.

Resulta evidente que, en una so­ciedad construida sobre moldes abso­lutamente masculinos, cuyas leyes son hechas por los hombres para los hom­bres, la promoción de la mujer encuen­tra poca receptividad. De hecho no as fácil cambiar, de un momento a otro, l | manera de ser y de ubicarso en t i mundo, la forma de actuar que hastl ahora existía, aunque todavía existí, em teoría un gran acuerdo sobro la ne­cesidad de un cambio en las rolaclones hombre-mujer.

Este es un problema extremada­mente delicado, difícil do ser resuelto

93

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dentro de nuestro esquema actual de vida; es una cuestión que genera com­petencia entre marido y mujer, no sólo en el campo profesional, sino, más aún, en su vida conyugal y familiar, siempre que esa vida esté basada en modelos e valores que hoy han sido superados y considerados anti-funcionales.

Por estar esencialmente abierta al futuro, la promoción de la mujer, marca una pauta en la necesidad de crear un nuevo modo de convivencia de la pa­reja. Educado en una sociedad ma-chista, se siente el hombre agredido por esa necesidad de cambio en su modo de ser, de actuar y de ubicarse en la vi­da.

Se siente amenazado en lo más In­timo de su personalidad. Sólo aquellos que tengan las ideas más claras y es­tén mejor informados, serán capaces de superar esas barreras y de iniciar el cambio hacia un nuevo tipo de vivencia que si la logran ubicar bien, los puede enriquecer a ambos.

Si los matrimonios que ahora están sufriendo como consecuencia de este proceso de promoción de la mujer, fue­sen lo suficientemente conscientes y creativos como para asumirlo en pareja, al saber que la asimilación de los cam­bios exigidos por ese proceso requiere tiempo, la aceptación de las etapas in­termedias y la construcción de estruc­turas de apoyo, llegarían entonces a una etapa histórica, en la cual el amor de ambos, más despojado y más madu­ro, conocería un nuevo y más rico estilo de complementariedad.

Habremos descubierto entonces, que todos somos y al mismo tiempo, seres en continuo proceso de transfor­mación y seres transformadores, constantemente abiertos a perspectivas y a planeamientos volcados hacia el futuro.

Apertura al futuro: Cuestionamiento de la realidad

Análisis y critica del concepto y déla 94

vivencia del amor en las generaciones pre­cedentes

Como ya lo afirmamos, el amor no puede ser considerado sólo como un concepto filosófico o religioso. Es siem­pre un tipo de vivencia en su tiempo y en su espacio. Es necesario vivenciarlo en ese tiempo y en ese espacio, o se corre el riesgo de eliminarlo.

Hasta hace poco tiempo atrás, el amor era visto por la Iglesia, sólo como un servicio a la procreación. Su dimen­sión de conocimiento mutuo,- de convi­vencia amorosa complementaria, era relegado a un segundo plano. Situado en un mundo patriarcal, el ideal y los objetivos del matrimonio eran dictados por la conveniencia del marido, siempre considerado como jefe y cabeza de la mujer.

Las personas se casaban con la perspectiva de que iban a vivir un gran amor y esto, en general, no llegaba a realizarse, pues la vida matrimonial era etiquetada y programada por la socie­dad y por la Iglesia.

Todo eso se consideraba necesa­rio para asegurar una estabilidad estáti­ca, que era considerada como el ele­mento esencial e indiscutible de la vi­vencia conyugal y familiar.

Sin tomar en cuenta tas anhelos y las necesidades de los que se casa­ban, se consideraba que el hogar feliz sería siempre fruto de la opción de una mujer que se entregaba, que se sacrifi­caba, que se anulaba, ocultando a to­dos, inclusive a sus propios hijos, los problemas más o menos graves, más o menos angustiantes que la vivencia fa­miliar - estructurada en esos moldes rí­gidos y machistas - le causaba. En ese ambiente las familias educaban a las muchachas para ser "Cenicientas" y a los muchachos para ser "Peter Pan". En aquella época el matrimonio era considerado como la meta y no como un punto de partida, que es como lo percibimos hoy.

Tales condicionamientos hicieron que esas generaciones tuvieran con sus vivencias y con sus testimonios,

una noción del amor institucionalizado totalmente carente de ideal, llegando a justificar, no sólo teóricamente sino en la práctica, la necesidad de pasar del sueño de una vivencia de amor, a la vi­vencia de la resignación y de una es­pecie de desamor camuflado.

Su influencia en la nueva genera­ción fue tan decepcionante que muchas personas se negaron a casarse, optan­do por relaciones eventuales vividas sin un compromiso duradero, o por perma­necer solteros.

Aquellos que tuvieron el valor de asumir una vida en pareja, lo hicieron procurando construirla con moldes dis­tintos, sin reproducir los errores y las limitacbnes del pasado, en la medida de lo posible.

Aunque su experiencia todavía condiciona mucho las relaciones amo­rosas de la nueva generación, la cos-movisión de los jóvenes y su consi­guiente visión del amor es muy dife­rente. Los jóvenes desean vivir en pa­reja una nueva experiencia de amor, encontrando grandes dificultades para cambiar, de repente, el viejo estilo que les había sido transmitido, por otro que responda mejor a sus ansias y a sus necesidades.

Esas tentativas han sido penosas; el movimiento pendular del cambio pro­voca desequilibrios y exageraciones, como una reacción natural a la rígida y severa generación precedente; ha ha­bido muchas experiencias y, en gene­ral, gran parte de ellas han sido, con­cretamente frustrantes, aunque pueden abrir nuevas perspectivas y nuevos caminos.

Reaccionando contra la influencia de la mentalidad de generaciones ante­riores:

- Los jóvenes de hoy enfatizan más el aspecto provisional y vivencial del amor, que su dimensión de estabili­dad; ésta les parece más una conse­cuencia de la vivencia del amor, que un objetivo que modele esa vivencia.

- La dimensión complementaria y solidaria de la relación amorosa, sin la cual el amor se desgasta, se enfatiza

no cómo una exigencia de estabilidad preestablecida, sino como una conse­cuencia, a veces provisoria, de una vi­da vivida en pareja.

- No creen en un ideal sublime y romántico, sino en un nuevo modo de gustarse, de convivir, que asumido por partes, tiene posibilidades de crecer a lo largo de los días, volviéndose cada vez más importante para la superviven­cia de los cónyuges y de sus familias.

Todo pone en evidencia la diferen­cia, muchas veces brutal, entre las re­laciones amorosas de antes y las de hoy, haciendo todavía más evidente la necesidad de crear perspectivas y con­diciones diferentes, para que ese nuevo modo de relacionarse pueda ser reali­zado, con posibilidades de éxito.

Aún más, es evidente que hoy la vivencia del amor no puede ser mode­lada por experiencias de generaciones anteriores, lo que constituye un cons­tante desafío para las nuevas parejas: cada generación está llamada a cons­truir su camino en base a su propia ex­periencia, casi siempre ardua y doloro-sa, caminando hapia adelante, sin per­der de'vista los aciertos y los errores de generaciones anteriores. Ese cami­nar implica opciones conscientes y adultas, implica cometer errores y ha­cer destrozos - a veces muy perjudi­ciales - implica tener capacidad de análisis y de crítica, implica tener la va­lentía de volver a empezar cuando sea necesario; todo esto pone en evidencia que hoy, tanto el hombre como la mujer, necesitan tener más madurez y más capacidad creativa para llevar a cabo su matrimonio.

Vivencia de la relación sexual dentro y fuera del matrimonio

A la represión sexual vivida por las generaciones anteriores, le ha sucedido una ola de permisividad que sobrevalo-ra y, paradójicamente, empobrece la relación sexual, desligándola de su sentido de donación y aceptación mu-

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tua, de compromiso asumido en pareja con el objetivo de llevar una vida en común.

Actualmente el hombre y la mujer se relacionan sexualmente sin impor­tarles mucho los compromisos que esa relación puede implicar o exigir, sus ex­pectativas se reducen, generalmente, a vivir el momento sea éste de gran amor, o sólo sea un momento de cariño, de ansiedad, o de compañerismo.

A la generación actual les parece que una relación sexual es la mejor forma de diálogo entre dos personas, estén casadas o nó, sean o nó de dife­rentes sexos. A los jóvenes les parece que para que esas relaciones sexuales sean "placenteras" y satisfactorias de­ben provenir de una atracción física, de un afecto o amistad compartidos; en realidad, son el efecto de sentirse bien y feliz en la compañía del otro, de la es­pontaneidad, de la donación. Cuando se realizan dentro de una vida asumida y vivida en común, implican además un aprendizaje y la afinidad a distintos ni­veles.

Los mismos jóvenes llegaron a la conclusión - las respuestas que nos enviaron lo confirman - que reducir la relación conyugal al orgasmo, significa no tener noción del verdadero sentido de la vida; significa ignorar que esa re­lación, en la vida en pareja, es al mismo tiempo, causa, estructura y efecto de las relaciones más amplias de la pareja; y por eso, no es posible aislarla de la multiplicidad de significados que posee. Por eso, en la vida en pareja, el sexo tiene un papel complementario; jamás podrá ser considerado como el objetivo de esa unión.

En la vivencia del matrimonio existen expectativas que no son de naturaleza sexual y, por lo tanto, no po­drán ser satisfechos sólo por medio del acto sexual. Una relación madura no espera encontrar en el sexo satisfac­ción o el remedio a las frustraciones y a otros problemas diversos.

Esperar del sexo más de lo que puede proporcionar, tal vez sea una de las consecuencias de la alienación que 96

los medios de comunicación social suelen provocar, muchas veces, inten-cionalmente.

Esa expectativa ocurre a causa de la fragilidad de la persona. Todos vivi­mos en una época de explosión del ser, mucho más que de la interiorización; una época de buscar hacia fuera y no dentro de nosotros mismos. Esto hace que pongamos nuestras expectativas en el mundo, en los otros, en todo lo que es exterior a nosotros y, por lo tanto, en relaciones sexuales nuevas y esporádicas.

El problema es muy complejo y es raro que los matrimonios estén prepa­rados para vivir el acto sexual como una celebración que engloba toda la realidad,, tanto personal como conyugal y social de su vida.

El acto sexual cuando está bien ubicado, puede ciertamente superar cualquier expectativa: ayuda al proceso de maduración de las personas a tra­vés de la donación recíproca y del pía-» cer compartido, volviéndose una condi­ción necesaria para el ejercicio de una paternidad y maternidad saludable y esperanzadora, porque fue asumida li­bremente en pareja. Esta vivencia im­plica madurez, implica visión global del problema relacional y del sentido de la vida. No nos podemos olvidar, mientras tanto, que hay altibajos en la vivencia de la relación sexual, al igual que los hay en todo cuanto hagamos en nues­tra vida.

A pesar de que hoy existen más informaciones y menos tabúes, debido a la carencia de una cultura más pro­funda, muchas parejas llegan a pensar que los logros de su vida se miden por su actividad sexual, y que esa actividad es responsable del éxito del matrimonio en un 99.9%.

Divorcio, matrimonios posteriores

En el ambiente perturbado en el que hoy vivimos, se multiplican los re­tos; al menos el 70% de los que se ca­

san por la Iglesia, no tiene ni la madurez ni la preparación suficiente para asumir la responsabilidad de una vida en co­mún.

La catástrofe del primer matrimonio puede servir de ensayo, de escuela, para una nueva vivencia conyugal más saludable, debido al aprendizaje reali­zado en la primera experiencia, al igual que sucede en cualquier experiencia de la vida. El fracaso del primer matrimonio puede llevar a los que se separan a te­ner expectativas menos románticas, más realistas, en las experiencias sub­siguientes. Puede cuestionarlos y po­nerlos en proceso de crecimiento, vol­viéndolos capaces de una autocrítica más objetiva y de comprender mejor las causas y las consecuencias del proce­so anterior.

Tal vez surjan entonces uniones más maduras, mas no por ello sin con­flictos, relaciones continuamente inter­peladas por nuevos problemas, que exigen evaluaciones y criticas nuevas.

No existe, por tanto, una relación de causalidad necesaria entre la sepa­ración y la posibilidad de ser más feliz, como tampoco existe una causalidad necesaria entre el matrimonio estable y duradero y la mayon felicidad del matri­monio.

El matrimonio no es fruto de la suerte, no es una meta; al contrario, es un punto de partida, una apertura hacia el futuro, es la vivencia de un ejercicio diario de armonización, construido con mucho amor, respeto, comprensión y amistad.

No existen relaciones perfectas, estables, concluidas. Existen relacio­nes dinámicas, cuestionadas por los problemas normales que surgen con el pasar del tiempo; enfrentando estos problemas con serenidad y armonía, conseguiremos hacer crecer nuestra relación, volverla más profunda y real.

Así viviremos siempre las alegrías y las tristezas, la plenitud y la frustra­ción, la paz y los tormentos, asumién­dolos cada vez con mayor madurez.

Se engañan aquellos que piensan que las personas se separan hoy con

ligereza; las separaciones son siempre una carga mayor de sufrimiento; y tie­nen lugar, muchas veces, cuando el sacrificio de una vida en común supera, con mucho, la felicidad que se ha en­contrado en ella.

El camino de la felicidad no implica necesariamente asumir una nueva rela­ción conyugal; lo que si implica es tener la certeza de lo que queremos, de estar en paz con nuestras conciencias y sa­ber que haciendo lo máximo para lograr los objetivos que nos propusimos.

Análisis y reformulación de la estructura familiar actual

Tomando en consideración el he­cho de que la vivencia del amor siem­pre está ubicada en determinado tiempo v en determinado espacio (lugar), aceptando el hecho de que la familia está condicionada por determinados factores, abrimos la perspectiva hacia un análisis y una crítica de la estructura familiar.

Experimentamos en nuestra propia vida y en nuestro propio esfuerzo de adaptación, el rápido e implacable ritmo del proceso de evolución, proceso que se realiza en todas las áreas y a todos los niveles. Percibimos al mismo tiempo la lentitud con la que se producen los necesarios cambios estructurales, así como el desfase cada vez mayor entre el proceso evolutivo y los cambios ne­cesarios, tanto institucionales como estructurales.

En su dramática travesía las gene­raciones jóvenes tienen en las familias de sus padres un punto de referencia que les interesa a la vez que les intriga, que les estimula y desafía, llevándolas a tratar de repensar y reubicar la base del funcionamiento interno de sus fami­lias, así como su función y sus posibili­dades de sobrevivencia en el mundo actual. Perciben que a posar do sus li­mitaciones la familia signo slorwio in­sustituible como núcloo do la sociedad.

Captan, a travos dol tostlmonlo do su vivencia y do la rolloxión quo conllo-

97

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va, que: - es necesarb tratar de hacer

evolucionar la actual estructura familiar para que puede subsistir dentro del mo­delo social vigente, sin que sea total­mente sacudida o destruida por los grandes problemas macro-sociales;

- todos esos macro-problemas afectan a la vivencia familiar, enrique­ciéndola o destruyéndola, sin presentar o establecer, mientras tanto, modelos concretos que puedan ser vividos;

- la promoción de la mujer, por ejemplo, y la imposibilidad del hombre de vivir en su posición tradicional, con­tribuyen a convertir en antifuncional e inoperante, la estructura familiar actual, haciendo cada vez más difícil, para los ninós, vivir y relacionarse con sus pa­dres;

La estructura familiar latinoameri­cana conserva vestigios patriarcales, que exigen de la mujer los mismos de­beres y obligaciones de la época en que ella se dedicaba sólo a la vida de familia, haciéndole difícil asumir com­promisos en las áreas profesionales e intelectuales.

Y esto sucede en un momento en el cual la política económica exige tanto al hombre como a la mujer que colabo­ren en el sostenimiento del hogar.

- aunque permisiva, la sociedad presume y, a través de los programas de la escuela primaria, estimula y exige la permanencia del viejo modelo de fa­milia, en la que los padres podían acompañar y ayudar a sus hijos en los estudios. Esto también dificulta la crea­ción y adopción de nuevos tipos de vi­vencia familiar, que proporcionasen al hombre / a l a mujer mejores posibilida­des de realización personal y profesio­nal;

- vivimos en un período de cam­bios experimentales que son en sí mis­mos antifuncionalés. Existe realmente, aunque muchos no la tomen en cuenta, una estructura familiar que se presenta como patrón, desfasada con el proceso evolutivo del mundo moderno. En torno a esa estructura familiar estabilizada, coexisten diferentes formas de esíruc-98

tura familiar, basadas en las experien­cias, más o menos exitosas, de familias concretas, institucionalizadas o no.

La coexistencia de estructuras muy .diversas de vida familiar, genera desde conflictos radicales hasta rela­ciones afectivas auténticas y solidarias, a pesar de la presencia de los conflic­tos intrínsecos a cualquier tipo de rela­ción humana.

- la coexistencia de diversas for­mas de estructura familiar, lleva a creer que la familia de hoy no tiende a reflejar un patrón preestablecido, aunque con­viva con él cuando sea necesario.

Sugerencias presentadas

Todos tenemos que estar con-cientes de la imposibilidad de pensar y de vivir la vida en pareja como una rea­lidad autónoma, apartada de la confu­sión y de las dificultades que caracteri­zan al mundo moderno. La familia está inserta en el mundo y sufre sus emba­tes, es cuestionada por sus desafíos y debe, por eso mismo, ser constante­mente reformulada, poniéndose de acuerdo o en contra de los patrones y modelos de sistemas más amplios y más generales que la condicionan y de­limitan.

Es verdad que las personas siguen buscándose y continúan intentando amarse, a pesar de la actual crisis por la que pasa el matrimonio.

También se sigue buscando una situación de estabilidad matrimonial que no puede ser pre-fabricada, pre-planea-da, pre-construida.

Todo esto es consecuencia de la vida del hombre de hoy, vivida y lucha­da con mucha dificultad; es conse­cuencia del largo camino andado, bajo muchos soles y muchas lunas.

Por esto, le parece a los entrevis­tados, que esa reflexión necesita abrir­se más. Presupuestos como el amor conyugal y la familia deben ser revisa­dos. Existen otras formas de organizar­se en un grupo familiar - urna pareja fe­

liz, con hijos - no agota las posibilida­des de realización de la vida familiar.

Es necesario que tomemos en cuenta también, que somos, antes de todo, seres en continuo proceso de evolución, de crecimiento, de madura­ción, y que el matrimonio debe ser el fruto de una voluntad claramente difini­da y orientada hacia la vivencia de un crecimiento en pareja; lo que sólo podrá darse si tanto el hombre como la mujer, conscientes del sentido de la vida, es­tuvieran de acuerdo sobre el modo de como pretenden vivirla.

Es importante percibir que el pro­ceso de nuestro crecimiento es siempre dinámico, sujeto a análisis y críticas, a las consiguientes y muchas veces dolorosas, correcciones de rumbo. To­do esto implica lucha, sufrimientos, apertura al futuro y profunda fe en la búsqueda de la felicidad.

Esa vivencia en pareja, ardua y conflictiva por sí misma, se realiza hoy dentro del rápido proceso de transfor­mación que caracteriza el momento en el que vivimos. Y en ese proceso, el matrimonio en sí se está transformando, lo que exige de los cónyuges una gran capacidad creadora, para poder así vi­vir, día a día, las etapas de esa trans­formación. Ese análisis y crítica adul­tas, les permite a los dos acumular ex­periencias bien fundamentadas, que los ayudarán a elaborar, en lineas muy am­plias y generales, el tipo de vida que deberán buscar, los tipos de aspiracio­nes que los orientarán, abriendo así pa­ra ambos una mayor posibilidad de éxito.

También es necesario destacar que todo y cualquier tipo de cuestiona-miento puede enriquecer la vida en pa­reja, abriendo el camino hacia un diálo­go franco, abierto y leal.

Los matrimonios entonces, podrán ser mejores amigos, más capaces de respetarse y de aceptar, con sus limita­ciones, los puntos de vista que asumen o dejan de asumir, tomando en conside­ración los datos que les ofrece el mun­do en que viven y que son matizados por los medios de comunicación social,

de acuerdo con la mayor conveniencia del sistema vigente. Esos datos, vivi­dos o percibidos por ellos, serán con­frontados con el verdadero mensaje evangélica y con las exigencias reales y concretas de un mundo construido en la justicia y la fraternidad.

Las personas encuestadas sugie­ren que se programen reuniones de jó­venes y adultos, dándoles la oportuni­dad de hacer en común una retroali-mentación (feed-back), a partir de los datos que se les proponen de esa ma­nera, llevándolos de ese modo, a través de técnicas y dinámicas de grupo, a descubrir juntos el sentido de sus vi­das, así como la posibilidad de llevar a cabo una vida bien vivida, en la com-plementariedad básica de una vida eñ pareja, en el tiempo y en el espacio en ios que estamos hoy insertos.

Estas sugerencias, tan válidas, dejan abierto un planteamiento: vivimos en un país, en un continente, en el que una gran mayoría no tiene ni siquiera las condiciones básicas para llevar una vida humana. Viviendo en ambientes infrahumanos, con los que en general se identifican, asumiendo en sus vidas - por fuerza de las circunstancias -actitudes igualmente infrahumanas.

¿Le falta a esa gran mayoría la ca­pacidad y la aptitud de amar y asumir las exigencias de la vida en pareja, de un modo humano y consciente?

Y un matrimonio bien constituido ¿sería entonces apenas una opción elitesca?

Esa constatación nos muestra la urgente necesidad de una amplia refor­ma social, que posibilite la existencia de una sociedad más justa, orientada ha­cia un proceso de maduración de todos los hombres y del hombre todo. Así to­dos podrán ser personas bien forma­das, capaces de actuar y de convivir de un modo equilibrado, capaces de formar y de mantener familias en el mundo que hoy es nuestro.

Entonces, tal vez, a través de las comunidades de barrio, de clubes do madres o de otros similares, a trrwiSs de las Comunidades Eclesiales do IM-

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se (CEB), podrán reunirse todos, para reflexionar y asumir una posición frente a esos y otros problemas que son de todos nosotros.

Conclusión: La cuestión y su cuestionamiento

Para terminar nos gustaría trans­mitir aquí una reflexión muy acertada de Simone de Beauvoir, en su libro: "Me­morias de una muchacha bien educa­da". En realidad, se trata de un comen­tario escrito en otra época, en otro país, por una persona que vivía una realidad diferente. Fuera de los detalles, fruto de una situación histórica y cultural dife­rente, nos parece que lo que transcri­bimos, nos ayudará a profundizar en la reflexión que veníamos haciendo.

Comentando las actitudes de los escritores que entonces eran de van­guardia y su influencia en los jóvenes de su generación, además de las críti­cas que ellos le hacían a los adultos de la época, ella escribió:

"... Leía febrilmente todas las no­velas, todos tos ensayos de mis jóve­nes maestros. Era normal que me re­conociera en ellos, pues éramos del mismos grupo: burgueses como yo, se sentían como yo, con poca voluntad en sus pellojos. La guerra las destruía su seguridad sin sacarlos de su clase; se rebelaban, pero sólo contra los padres, la familia y la tradición.

Mareados por la demagogia con que les habían llenado el cerebro du­rante la guerra, reclamaban el derecho de mirar tas cosas de frente y llamarlas por su propio nombre; sólo que como no tenían, en absoluto, la intención de sacudir la sociedad, se limitaban al es­tudio minucioso de sus estados de áni­mo: pregonaban la "sinceridad consigo mismos" (¿autenticidad'7 nos pregun­tamos).

Rechazando los honores, los luga­res comunes, negaban con desprecio las sabidurías antiguas cuyas fallas ha­bían presenciado; pero no trataban, aunque fuera, de construir otra; prefe-100

rían afirmar que es necesario no estar satisfechos nunca con nada; exaltaron la inquietud. Todo joven, de acuerdo con las ideas de su tiempo, era un ser inquieto".

Yo estaba exactamente ne la mis­ma situación que esos desadaptados hijos de familia: me separaba de la cla­se a la que pertenecía. ¿A dónde ir? De ningún modo podía descender a las "clases inferiores"; sino que podíamos y debíamos ayudarlas a elevarse (...) Como no percibía ningún lugar en el mundo que me conviniese, asumí ale­gremente la solución de no parar nunca en ninguno. Me derrotó la inquietud".

¿No será esto lo que, más o me­nos, está sucediendo hoy? ¿No esta­remos viviendo, con años de atraso, ese cuestionamiento seudo-global, pro­vocado en nuestro medio, nó por la guerra, sino por un sistema inhumano y asfixiante que produce, tal vez, más víctimas que las innumerables guerras?

¿No nos habremos quedado en cuestionamientos más o menos super­ficiales, que nos satisfacen en la medi­da en que nos salvan de "descender a los infiernos", para liberar a los cauti­vos y a los que viven sin esperanza?

Si descendiéramos a lo más pro­fundo de la reflexión aquí iniciada, ¿a dónde iríamos a parar? ¿Qué actitudes o posiciones asumiríamos? ¿Qué nue­vas perspectivas se abrirían para nuestra pobre vida en pareja, muchas veces sofocada y destruida en sus más legítimos anhelos?.

Otra cuestión que posiblemente nos planteemos es:

¿No estará pasando lo mismo con el MFC?. ¿No estaremos nosotros mismos, sin damos cuenta, sobrepo­niendo a problemas dolorosamente reales y concretos, reflexiones abs­tractas?.

¿No estaremos comprando tran­quilidad de conciencia, al denunciar in­justicias flagrantes, sin hacer ningún, cambio en nuestras vidas?

¿No nos estaremos acomodando en un palco privado, para así analizar mejor y criticar el espectáculo que nos

cuestiona, un escenario que no es el nuestro?

¿Cuántos de nosotros ya se des­pojaron de algo, ya se reubicaron en la vida, ya descendieron a los infiernos y, siendo ricos se hicieron pobres como lo hizo Jesús, para llevarnos así a la plena realización como hombres, como hijos de Dios, como hermanos?

Nada de eso aparece en las res­puestas recibidas. Alargando los límites de esta reflexión, tal vez, podamos vis­lumbrar caminos y veredas que siendo más amplios y más ricos que los nues­tros, los cuestionen, amplíen sus hori­zontes, volviéndolos más aptos para descubrir los caminos del Señor.

MFC, MFC, ¿Cual es tu nombre? ¿Cual será tu misión?

Si somos MFCistas, esta reflexión quedaría incompleta si no nos dejamos cuestionar por ella, no sólo a nivel per­sonal, sino, más agn, a nivel de movi­miento.

Somos un movimiento destinado a la pastoral familiar; este objetivo no debe ser olvidado ni diluido. Si eso su­cediera, habríamos dejado un vacío en el tiempo y en el espacio que nos ha si­do dado para vivir. Están sucediendo cosas muy graves, cambios profundos se operan constantemente, parejas y familias se angustian por haberse que­dado en el vacío.

¿Estará el movimiento sordo, ciego y mudo?.

Todos los planteamientos que han surgido aquí, se hacen también y, al mismo tiempo, al MFC. Como cualquier otro movimiento, el MFC, está situado on determinado espacio y en determi­nado tiempo. Si pierde su dimensión concreta, si pierde sus lazos con el momento histórico-cultural actual, se convierte en un simple adorno. Al reco­nocer la importancia y la gravedad de los problemas macrosociales, el movi­miento puede llegar a olvidarse de los pequeños e incómodos problemas fami­

liares que causan aquellos, de esos problemas que claman por solución, de esos problemas que asfixian y matan a las parejas y a las familias.

La función del movimiento no es salvar y liberar sólo a aquellos que son capaces de comprender y elaborar una reflexión como esta que acabamos de hacer. Su función es trabajar por la libe­ración, por la salvación de todas las familias que viven y están hoy en este espacio y tiempo, es decir, hoy, aquí y ahora. La mayoría de esas familias no están en condiciones de descubrir, por sí mismas, como aplicar el remedio a su situación concreta; no son capaces de realizar un diagnóstico para iniciar el proceso de curación. Si supiesen ha­cerlo, no recurrirían al MFC.

Y ahí es donde se sitúa el difícil y grave desafio que bebe ser enfrentado: ¿Cómo responder a las necesidades de esas parejas y de esas familias, cómo ayudarlas de modo concreto y viven-cial, para que a través de un diagnósti­co, que ellas.no logran entender, lleven a cabo la terapia indispensable para la solución de los problemas que las afli­gen? ¿Cómo hacerlas comprender que es necesario atacar el mal de raiz, sin dejar de tratar simultáneamente sus síntomas visibles que, a pesar de que no son el problema central, desgastan, sacrifican y destruyen millones de ho­gares, que si hubieran sido bien orien­tados, posiblemente hubieran subsisti­do?

¿Cómo llevarlos a través de una medicina preventiva? Todos estamos hoy muy impresionados por el problema del SIDA. Y nos damos cuenta que na­da ganan las grandes mayorías, el sa­ber como se propaga y destruye, si no saben como evitarlo y no tienen las condiciones para hacerlo.

Ese es en verdad un problema pe­dagógico, pero también es un problema de fidelidad al Evangelio, es la misión del movimiento a los hombres, nuestros hermanos.

Tenemos, como dice el poeta, que "uncir nuestro carro a las estrellas". Pe­ro, es necesario que ese carro no por-

101

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manezca paseando por ios espacios siderales. Habiendo podido contemplar, desde lo alto, nuestra tierra y sus mu­chos y angustiantes problemas, tene­mos que descender y asumir junto con todos los hombres - especialmente con los menos capacitados para hacerlo - las necesidades, angustias, anhelos, luchas y trabajos que son de todos no­sotros.

Como movimiento familiar y como movimiento cristiano, todos tenemos que descubrir, juntos, las dimensiones humanas y cristianas de la familia, esas dimensiones hoy tan desconocidas y tan caricaturizadas. Tenemos que des­cubrir juntos y sobre todo de un modo vivencial, las posibilidades que tenemos de hacer de esas dos dimensiones, peldaños de la promoción y liberación,

que ayuden a las personas, a las pare­jas y a las familias a ubicarse dentro de la vida, dentro de nuestro mundo.

Tenemos que descubrir, como mo­vimiento también, cómo la búsqueda de respuestas a los desafíos - que mu­chas veces nos parecen sin importan­cia porque son pequeños y están mal formulados - nos puede encaminar, a todos y a cada uno de nosotros, en dirección a esa plenitud, siempre vis­lumbrada, siempre deseada y, por más que nos hayamos esforzado, nunca completamente alcanzada. Por este trabajo vale la pena vivir, vale la pena luchar, vale la pena sufrir.

Y, ¿entonces?...

Traducción: Manuel Samaniego

Los divorciados vueltos a casar

Helio y Selma Amorim

Ya disponemos de bibliografía ac­tualizada que estudia ampliamente este tema. No cabe, pues, desarrollar aquí consideraciones profundas sobre el problema, lo que tampouco nos senti­mos capaces de hacer.

Nos limitaremos a delinear algunas observaciones sobre puntos que aún presentan dificultades, sobre todo en lo que tiene relación con las actitudes pastorales de la Iglesia frente a este ti­po de familias incompletas.

En los últimos años, la Iglesia avanzó ampliamente en el sentido de la comprensión más profunda del fenóme­no, asumiendo una posición más aco­gedora en relación a los divorciados vueltos a casar.

El Papa, en la "Familiaris Consor­te" (NQ 84) exhorta a los pastores y a toda la comunidad de fieles a ayudar a las familias con este tipo de "incom-pletud", para que no se consideren se­paradas de la Iglesia. Las parejas así 102

constituidas, en cuanto bautizados, de­ben participar en la vida de la Iglesia: oír la Palabra de Dios, fre­cuentar el Sacrificio de la Misa, perse­verar en la oración, incrementar las obras de caridad y las iniciativas de la comunidad en favor de la justicia, edu­car los hijos en la fé cristiana, cultivar el espíritu y las obras de penitencia.

Exhorta el Papa a que la Iglesia los estimule, mostrándose madre miseri­cordiosa y sustentándolos en la fé y en la esperanza.

Advierte que los Pastores están obligados a discernir bien las situacio­nes diferentes entre quienes sincera­mente se esforzaron por salvar el pri­mer matrimonio y fueron injustamente abandonados; y quienes, por su grave culpa, destruyeron un matrimonio canó­nicamente válido.

Llama la atención, también, para el caso de quienes contrajeron una se­gunda unión con vistas a la educación

de los hijos y, a veces, están subjeti­vamente seguros, en conciencia, que el matrimonio precedente, irreparable­mente destruido, nunca había sido váli­do. (No desarrolla ningún comentario que quitara validez a esta hipótesis).

Al mismo tiempo, el Papa reafirma la vigencia de la praxis de la Iglesia aplicada uniformemente a todos los casos, no obstante las diferencias pro­fundas que subraya en su exhortación apostólica: no admite la reconciliación por el sacramento de la penitencia, además de que no considera la posibili­dad de la sacramentalidad de una se­gunda unión en estas condiciones, pro­hibiendo todo tipo de ceremonia religio­sa que pudiese inducir a la comunidad a entenderla como celebración de nuevas nupcias.

Establece, finalmente, la condición para la reconciliación por el sacramento de la penitencia y la participación en la Eucaristía: la total abstinencia sexual. Ante estas disposiciones, surgen algu­nas dificultades para los cristianos que se encuentran en esta situación y para quiénes, atendiendo la exhortación del Papa, se esfuerzan por la integración eclesial de los divorciados vueltos a casar. La primera radica en la uniformi-zación del tratamiento de casos radi­calmente diferentes.

El discernimiento obligatorio de la diversidad fundamental entre los que fueron víctimas y los que fueron evi­dentemente culpables de la desagrega­ción del matrimonio anterior, podría ser más que una simple constatación y producir actitudes diferentes en uno u otro caso.

Otra dificultad es que esta segunda unión se constituye prácticamente en el único pecado sin perdón para los cris­tianos que buscan sinceramente una reconciliación con Dios. El apartamiento definitivo de la Eucaristía establece en la vida de la pareja un tipo de carencia espiritual que nos parece de la mayor gravedad. Dicha severidad no se aplica a otras situaciones públicas de pecado, especialmente de pecado social. No se aplica, por ejemplo, a tiranos que opri­

men pública y continuamente a sus pueblos, a los agentes de la represión política y a los torturadores, a los pode­rosos que tienen a sus subordinados y dependientes en situación deshumani­zante de miseria, a los asesinos y a los políticos corruptos notorios, o a cual­quier otro que viva situaciones graves y públicas de pecado.

A todos estos, cuando manifiestan el deseo de reconciliación, la Iglesia -como madre solícita - admite a los sa­cramentos de la Penitencia y de la Eu­caristía, sin preocuparse que sea mal comprendida por la comunidad de los fieles, que podrían interpretar tal cariño como una aceptación implícita de aquellas situaciones de injusticias graves y públicas.

Hace años guardamos una foto de uno de los más notorios tiranos de este sufrido Continente, sacada en el mo­mento en que recibía la Comunión, en la fase de la más aguda y cruel represión política en su país; este señor justa­mente se autojustificaba de las perver­sidades que en aquel día se cometían, bajo su responsabilidad, subjetiva­mente seguro, en conciencia, de estar realizando una Cruzada Santa contra las fuerzas del Anticristo.

No nos parece que el posible efecto negativo de la admisión a la Eu­caristía de divorciados vueltos a casar sea más grave que la perplejidad inter­nacional generada por la solicitud de la Iglesia en estos otros casos.

Podríamos llegar a ver admitido a la Eucaristía al arrepentido asesino de su propia esposa, en tanto que otro, divorciado vuelto a casar, que no mató a su esposa, permanecerá pa­ra siempre apartado del Sacramento -hasta que ella muera, lo que permitirá regularizar su situación de casado por segunda vez... Este cuadro nos provo­ca perplejidad y serias dificultades en ol trato con familias incompletas de estn tipo.

Un paso prudente, tal vez transito­rio, podría ser la participación do dlclm» parejas en la Eucaristía en poeiuonna comunidades capaces de compmnilm

101

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que esta actitud comprensiva y genero­sa de la Iglesia está lejos de desvalori­zar la indisolubilidad del matrimonio, siempre claramente reafirmada, no co­mo imposición legalista sino como re­quisito natural del amor-entrega, adulto y libremente asumido, en una perspec­tiva de fé.

La Iglesia establece normas jurídi­cas para juzgar la nulidad de un matri­monio celebrado canónicamente, fijando plazos y procedimientos legales para ello.

Si fuéramos rigurosos, tendríamos que admitir que un elevado porcentaje de casamientos celebrados bajo el rito católico, son ciertamente nulos por no corresponder a una opción madura y adulta, libre, consciente y responsable, y menos aún a una opción de fé autén­tica. El error de persona es común en­tre jóvenes casaderos, tantas veces inmaduros e incapaces de conocerse plenamente antes de asumir los com­promisos del matrimonio.

Predominan los casamientos reli­giosos, sin base en la fé, realizados muchas veces por imposición familiar o hábito social, superstición ("para dar suerte"), o simplemente porque la ce­remonia es bonita.

Un examen atento de ese alto por­centaje de casamientos con tales fallas de base, conduciría a una posible de­claración de nulidad "en masa", si así se requiriera, en tiempo hábil y de forma adecuada, a tos tribunales eclesiásti­cos. Ahora bien, entendemos que si un matrimonio es nulo, esa "nulidad de he­cho" se independiza de la declaración formal de nulidad, que apenas le da forma jurídica, canónicamente recono­cida y hecha pública.

O sea: la falta de iniciativas y pro­videncias legales por ignorancia o de­sinterés de las partes, no puede validar algo que es objetivamente nulo en su esencia. Lo que es nulo, es nulo, con o sin proclamación.

Así, podemos admitir la posibilidad de que sea verdadera la interpretación de muchos cristianos divorciados y vueltos a casar que "están subjeti-104

vamente seguros, en conciencia, de que el matrimonio precedente irreparablemente destruido", nunca había sido válido - caso textualmente destacado por el Papa en el N9 84 de su Exhortación Apostólica.

En caso de nulidad declarada del matrimonio precedente y en el caso de que el matrimonio anterior hubiera sido celebrado sólo bajo la ley civil, la Iglesia admite la sacramentalización del nuevo vínculo y, consiguientemente, la partici­pación de la pareja en la Eucaristía.

El beneficio de la duda podría per­mitir una apertura prudente de la vida sacramental a los divorciados vueltos a casar. La duda sobre la validez del vín­culo sacramental anterior, aunque su posible nulidad nunca haya sido juzga­da según las normas canónicas.

Esta actitude se aplicaría a los ca­sos de parejas a que se refiere el Papa, honestamente seguros, en con­ciencia, de la nulidad de hecho de la unión anterior.

La abstinencia sexual, total y defi­nitiva, como condición para la reconci­liación y admisión a la Eucaristía, ofrece dificultades mayores y no nos atreve­ríamos a proponerla a las parejas en esta situación.

Como parejas cristianas, que viven la sexualidad como celebración insus­tituible del amor conyugal, como len­guaje privilegiado de ese amor y ali­mento incomparable de impulso de la vida conyugal y familiar, como factor de cohesión y unidad de la pareja, refor­zando la atmósfera afectiva que influye fuertemente sobre la formación de los hijos, nos parece ésta una posibilidad heroica pero inadecuada o perjudicial al bien de la familia. Sería aumentar su grado de falta de plenitud.

La admisión de la pareja a la Euca­ristía, en este caso, causaría gran per­plejidad en la comunidad, por revelar públicamente la opción de la pareja por la abstinencia sexual, difícilmente com­prensible y aceptable por parte de quie­nes viven y comprenden la dimensión simbólica del acto sexual propio de los casados. Crearía en la comunidad

eclesial la idea errónea de que la Iglesia desvaloriza el acto sexual como expre­sión y alimento del amor conyugal.

Nos parece que sería más difícil corregir esa falsa impresión que expli­car que la admisión de tos vueltos a ca­sar a la Eucaristía, no significa la des­valorización de la indisolubilidad del matrimonio.

Creemos que, ante situaciones ir­reparables, los pastores deben juzgar y discernir las diferentes disposiciones en juego.

Si la nueva familia presenta ca­racterísticas de estabilidad; si la pareja cree sinceramente, en conciencia, que en esta unión se establece un vínculo afectivo, adulto, libre, consciente y res­ponsable, si su disposición sincera es vivir un auténtico amor-entrega, en la fi­delidad y en el servicio a la comunidad; si asumen esa unión como indisoluble por entender ahora el valor de la indi­solubilidad que es marca natural del amor auténtico; si esa unión es enten­dida como señal del amor de Dios por su Pueblo, en una perspectiva de fe;' si

Muchos nos preguntan si acaso vale la pena hablar de la familia. ¿No será ésta una institución, anacrónica condenada a la extinción a corto plazo? ¿Para qué sirve hoy la familia? ¡Quizás ya no sirva para nada! Talvez en el pa­sado sirvió para algo, pero hoy ya no hace falta. Otros nos preguntan: ¿existi­rán familias en el tercer milenio?

Estas preguntas son de veras in­cómodas para quienes pertenecen a un movimiento familiar y por supuesto, re­conocen el valor e importancia de la familia. Pero no son preguntas que po­damos descartar sin más. Son pregun­tas que tienen una buena dosis de con­sistencia y cierta lógica.

el sufrimento resultante del fracaso an­terior incrementa una mayor consisten­cia a esa nueva opción; si se cumplen las obligaciones materiales y espiritua­les que eventualmente subsisten en relación a la unión fracasada; si la pa­reja manifiesta su fuerte aspiración a la participación plena en la vida sacra­mental, pensamos que sería posible establecer formas de atender a dicha aspiración, de modo que esas familias no se sintiesen discriminadas en la Iglesia por el resto de su vida, con evi­dentes perjuicios, morales y espirituales para la pareja y todo el grupo familiar.

Volvemos a pensar que el lugar apropiado para esa vivencia sacra­mental sería la comunidad de laicos adultos en la Fé, capaces de asimilar constructivamente ese cariño de la Iglesia. Laicos casados, conscientes de las imperfecciones y fallas de su propia unión conyugal y, por tanto, libres de la tentación de juzgar esas situaciones dolorosas.

Traducción: Fabio Escalante

Helio y Selma Amorim

Hay que reconocer sencillamente que la familia de hecho ha perdido una cantidad de funciones que en el pasado la definían como familia. Nos referimos a un determinado tipo de familia que po­dríamos llamar "familia tradicional" de los estratos medios y altos de las so­ciedades modernas. Este tipo de familia perdió, poco a poco, muchas funciones que se consideraban "esenciales" e "intransferibles". Ahora bien si una ins­titución pierde las funciones esenciales que la definen, pierde también la razón de existir.

Esta es la lógica sencilla del anun­cio de la muerte de la familia. Si con­testamos a los que la anuncian y les

m í

Ser familia hoy

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decimos que su juicio es muy parcial en la medida que sólo se refiere a un de­terminado tipo de familia burguesa tra­dicional, la respuesta viene rápida: "no nos ocupamos de la familia marginada de las clases pobres por ser evidente que ésta no tiene condiciones de ejer­cer ninguna de las funciones familiares esenciales".

Volvamos a la pérdida de funcio­nes familiares a las que se refieren co­mo "esenciales". ¿Qué ha pasado con la familia tradicional?

La familia detentaba con exclusivi­dad la función educativa, elegía la pro­fesión de los hijos, establecía los códi­gos de comportamiento de sus miem­bros, ejercía la función económica, protectora y definidora del status social, político y religioso del grupo familiar.

Esas funciones han sido perdidas, superadas o compartidas con otras es­tructuras sociales intermedias quizás más eficientes. La escuela, la universi­dad, la seguridad social, los medios de comunicación social, las múltiples or­ganizaciones de formación técnica, científica y profesional especializadas, la legislación económica cada vez más compleja; todo este aparato estructural asume las funciones educativa, pro­tectora y económica de la familia.

La consecuente movilidad social, las oportunidades de ascenso social y profesional, el dinamismo del mercado de trabajo, las amplias alternativas de inserción política vacían la función defi­nidora del status social de sus miem­bros el cual, ya no depende del origen familiar.

Además, al compartir sus funcio­nes tradicionales con otras estructuras sociales, la familia percibe que ya no es un bloque monolítico y uniforme de per­sonas con una misma religión e ideolo­gía, con los mismos valores éticos y morales. Tampouco subsisten condi­ciones para que la familia tradicional mantenga su extensa conformación patriarcal, donde los hijos y los nietos se casaban y seguían viviendo juntos con los padres y abuelos en la misma propiedad familiar o en la misma ciudad, 106

muy cercanos y solidarios. La vida moderna casi siempre obli­

ga a la dispersión de los miembros de la familia por imposición del mercado de trabajo y la búsqueda de oportunidades de plena realización personal y de res­puestas para las aspiraciones propias de la vocación de cada uno. Ahora bien si aceptamos que aquellas son las fun­ciones que definen la familia, no nos resta otra actitud sino la de callar y concordar que la familia ya no sirve pa­ra nada.

Sucede que esa construcción lógi­ca está totalmente equivocada. Aque­llas funciones de la familia tradicional nunca fueron las funciones esenciales de la familia como la concebimos hoy. Lo que pasó es sencillamente lo si- < guíente: La familia tuvo que asumir esas funciones por no existir o por ser muy débiles las estructuras sociales que deberían ejercerlas. Al asumirlas, se quedaron tan absortas ejerciéndolas que muchas veces olvidaban otras fun­ciones ciertamente más importantes y que en cierta forma son esenciales e intransferibles.

La conclusión, por lo tanto, es la opuesta a la que nos presenta la gente que anuncia la muerte de la familia: la pérdida de muchas de las funciones tradicionales de la familia tradicional re­sultó muy favorable para el ejercicio de las verdaderas funciones familiares que difícilmente pueden ser transferidas a las estructuras sociales intermedias.

Sobre estas funciones es que les queremos hablar.

Nos parece oportuno hablar sobre lo que parece ser obvio, porque mu­chas familias no han percibido estos cambios profundos y sufren por no sa­ber para qué sirven hoy.

Las funciones que vamos a desta­car no son las únicas, por supuesto, si­no aquellas que parecen ser las más importantes y universales. Uds. des­pués agregaran otras funciones familia­res que tienen lugar en las distintas culturas.

¿Para qué sirve la familia?

En cada oportunidad analizaremos primero el enunciado general de la fun­ción, posteriormente lo haremos desde la perspectiva de la fé y finalmente ve­remos las principales dificultades que se encuentran en el ejercicio de cada una de ellas.

Familia formadora de personas

La familia es formado/a de perso­nas.

Formar la persona es desarrollar su libertad, conciencia y responsabili­dad.

Se piensa que esta es una función de los pabres exclusivamente. En reali­dad es una función recíproca. En ese proceso, todos se ayudan mutuamente. Los esposos, los padres y los hijos se ayudan unos a los otros:

- a crecer en su capacidad de ser libres;

- a desarrollar la conciencia crítica y una visón menos ingenua del mundo;

- a capacitarse para asumir res­ponsabilidades y ser sujetos de la histo­ria.

Para ello, se requiere: - una educación liberadora que

respete al otro como persona; - relaciones no autoritarias e im­

positivas; - diálogo y valorización del saber

del otro; - participación activa y efectiva de

todos en la toma de decisiones que afectan a la familia.

A los padres se les exige respetar e incentivar la autonomía de los hijos, ayudándolos en la toma de sus decisio­nes sin imponerles opciones, aún sa­biendo los riesgos que eso supone. A los padres e hijos se les exige romper la redoma de cristal y cortar bien tem­prano su cordón umbilical, renunciando a la tentación de una excesiva protec­

ción. Padres, hijos, esposos y hermanos

pueden ayudarse mutuamente a identi­ficar los mecanismos y prejuicios so­ciales, culturales o políticos que pueden estar condicionando comportamientos y relaciones familiares, originando difi­cultades y conflictos. Ese proceso lleva al desarrollo de la conciencia crítica y a la superación de una visión ingenua del modelo de sociedad donde la familia debe vivir.

Además, las responsabilidades familiares deben ser adecuadamente compartidas por todos sus miembros, siendo todos partícipes de los proble­mas que afectan a la familia, nada se les oculta para que todos se sientan escuchados en la búsqueda de solu­ciones y corresponsables por los re­sultados de las decisiones.

Este modelo de relaciones familia­res resulta en el desarrollo de la perso­nalidad y crecimiento de todos como auténticas personas humanas, libres, concientes y responsables.

Por el contrario, modelos excesi­vamente protectc ,s, impositivos, dog­máticos, directivos y paternalistas, re­trasan aquel proceso y pueden crear personalidades débiles, dependientes, sin iniciativa y talvez, frustradas y so-cialmente inútiles.

Esta es la función de personaliza­ción en su enunciado general.

Ahora vamos a ver la misma

Función de personalización en la perspectiva de la fe

Para las familias cristianas, esta función tiene una connotación especial. Para los cristianos, la persona humana fue creada a "imagen y semejanza de Dios".

Esta revelación le otorga una dig­nidad intocable, inalienable que todos deben respetar de forma absoluta y ra­dical. Siendo así, todo y cualquier tipo de relaciones ostensivas o sutiles de dominación, de manipulación, de alie­nación, de falta al respeto, de agresión

107

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moral al otro, va en contra de esa con­cepción cristiana de la persona huma­na.

Por eso, para los cristianos, desa­rrollar la libertad, la conciencia y la

responsabilidad de las personas es colaborar par que el proyecto de Dios para el hombre se cumpla, o sea, lograr la plena humanización, que se alcanza en la medida en que la "imagen y se­mejanza" sean realidad en cada perso­na humana.

Las relaciones entre esposos, pa­dres e hijos y hermanos, en la familia cristiana, son iluminadas por esa reve­lación de Dios sobre la dignidad de la persona. Este es el condimento espe­cial de la función de personalización pa­ra las familias cristianas. Esto no quiere decir que los no cristianos no ejercen esa función con el mismo empeño y re­conocimiento de la dignidad humana. La diferencia radica en que el cristiano sa­be que esa dignidad está referida a Dios, y por lo tanto, es más exigente, más absoluta y más radical. Asfmismo, al aceptar el mandamiento divino: "sed fecundos", la familia cristiana acepta implícitamente la responsabilidad de crear vida, lo cual no se limita a la pro­creación.

La familia es fecunda cuando con­tribuye para la humanización de los hombres, o sea, cuando ayuda, no sólo a sus miembros, sino también a otras personas y familias a pasar de condi­ciones menos humanas a más huma­nas de vida, en todos los sentidos, no sólo en lo material sino en lo psicológi­co, lo cultural, lo social, lo moral, lo es­piritual y demás dimensiones de la per­sona humana.

Esta es la perspectiva cristiana de la función de personalización de la fami­lia.

Identifiquemos ahora algunas

Dificultades para el ejercicio de la función de personalización

La mayoría de las familias en el 108

mundo actual vive en condiciones inhumanas en cuanto a vivienda, saluda alimentación y condiciones de trabajo. Les falta el tiempo y espacio físico ade­cuado para la vivencia de relaciones familiares que sean favorables al diálo­go constructivo.

Les faltan las condiciones favora­bles para el intercambio de experien­cias capaces de contribuir al desarrollo equilibrado de la personalidad de sus miembros, casi siempre dispersos en locales de trabajo lejanos de sus casas, ¡si la tienen!, o dispersos en las calles, donde los hijos por no tener escuelas ni espacbs domésticos, se forman para la vida.

En ese inmenso contingente de familias del Tercer Mundo, y de las pe­riferias urbanas del Primer Mundo, los hijos empiezan desde muy temprano el ejercicio de profesiones informales y muchas veces ilegales, ingresando lue­go, en la marginalidad por presión del hambre y de la miseria.

De otro lado, en sociedades de abundancia material, vemos estable­cerse mecanismos de alienación que retardan o impiden el desarrollo de la conciencia, llevan a la fuga de respon­sabilidades y suprimen la libertad, de una forma muy especial a través de los medios de comunicación social.

Esos mecanismos de alienación condicionan y esclavizan las personas y las familias en la búsqueda desenfre­nada y angustiante de poseer bienes materiales y poder, con las conse­cuentes frustraciones y sus efectos: el alcoholismo, la droga, la violencia, el te­dio y el desespero.

Los cristianos no pueden dejar de denunciar la injusticia presente en tan­tas situaciones como son las que pro­ducen la marginalización de tantos de los beneficios del progreso y de la civi­lización, como también la que alimenta los mencanismos de alienación por inte­reses comerciales, o ideológicos.

Se intenta desviar la atención del pueblo de sus problemas y de las injus­ticias practicadas por quienes detentan el poder político y económico no siem­

pre legítimamente ejercido. Para la mayoría de las familias es­

tas son algunas de las más visibles di­ficultades para el ejercicio de la función de personalización. Frente a esos ins­trumentos de la iniquidad, los cristianos no pueden sentirse cómodos y quedar­se callados sin hacer nada para cam­biar estas situaciones de injusticia. ¿Qué les parece?

Pasemos a la segunda función de la familia;

Familia e inserción en la sociedad

Vamos a ver esa segunda función familiar en su enunciado general. La familia puede ser la primera escuela de socialización de la persona. El hombre es un ser social y trae inscrito en lo más profundo de su ser, el impulso por establecer.

- relaciones interpersonales igual­mente profundas;

- relaciones sociales ampliadas y,

- vivir en comunidad con otras personas.

Para la familia, ésa función supone hacer prevalecer entre sus miembros las relaciones interpersonales verdade­ras sobre las puramente funcionales y superficiales.

Más que relaciones esposo-espo­sa, padres-hijos, como tales, o sea, en el ejercicio de sus funciones propias de esposo, esposa, padre, madre e hijo en la familia, deben predominar las relacio­nes persona-persona, liberadas de sus papeles y máscaras. No se trata de la supresión de los papeles de cada uno, pues por supuesto que tambiém hay momentos para el ejercicio de esas funciones; pero, las relaciones más im­portantes deben ser las interpersonales profundas en las que todos, sin miedo, se revelan como personas y nó como personajes de una pieza de teatro.

De otro lado, la función de sociali­zación lleva a preparar a sus miembros para su inserción en la sociedade más

amplia. No como se proponía en el pa­sado por orientación de los psicólogos de viejas escuelas, al pedir que las fa­milias formasen personas perfecta­mente adaptadas al medio social en que deberían insertarse; su objetivo era asegurar que tal inserción fuera natural y armoniosa, sin conflictos que pudie­ran producir reflejos psicológicos nega­tivos sobre la personalidad de los que no aceptasen las reglas sociales vi­gentes.

Así se formaban personas cómo­das, incapaces de cuestionar el "status quo", el modelo social establecido. Per­sonas preparadas para el conformismo.

En las sociedades marcadas por la injusticia en el relacionamiento entre los hombres, el conformismo es intole­rable. Lo que hoy se pide a las familias es ejercer la función de socialización en un sentido radicalmente distinto. Se trata de preparar a sus mienbros para que sean capaces de cuestionar críti­camente y transformar esa sociedad, aunque esta inserción engendre crisis de adaptación y sufrimientos. La propia familia ayudará a elaborar y superar esas crisis que, constructivamente asimiladas, serán fecundas y transfor­madoras.

Hay que aceptar correr riesgos, lo cual, jamás será una opción fácil.

Esta es la función de socialización en su enunciado general. Ahora vea­mos la misma

Función de socialización en la perspectiva de la fe

El proyecto de Dios para el hombre es su plena humanización.

El modelo bíblico del hombre hu­manizado es Jesucristo, "el nuevo Adán", que encarna en plenitud "la ima­gen y semejanza" que nos presenta el relato de la Creación. Para eso Dios creó al hombre y la mujer.

Por eso, Dios es modelo para la humanización del hombre.

Para ser el modelo, Dios, a través de su Hijo, se revela al hombre como

109

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Trinidad, o sea, comunidad perfecta de personas. Nuestro Dios, el Dios de la Biblia, el Dios de Jesucristo no es sole­dad sino relación interpersonal perfecta y profunda.

Siendo así, el hombre sólo se reali­za plenamente como persona humana en la medida en que vive relaciones in­terpersonales profundas, no sólo en su familia sino en la comunidad más am­plia.

A ese proceso le llamamos sociali­zación. También los no cristianos lo promueven. Pero los cristianos saben que se trata de un paso esencial para hacerse la "imagen y semejanza" del hombre a Dios. Para hacerlo, el cristia­no tiene que descartar tantas imágenes falsas de Dios que están presentes en nuestras culturas y religiosidad. Para muchos, Dios es un ser autoritario y ti­ránico, que castiga duramente a quie­nes no siguen sus mandamientos y re­gala a quienes le piden favores me­diante promesas poco honestas... En otras palabras, crean un dios a su pro­pia imagen y semejanza.

Para desempeñarse bien la función de socialización bajo la perspectiva cristiana, hay que conocer al verdadero Dios de la Biblia. Vemos, por ejemplo, que nuestro Dios se hace presente e interviene en la historia. Siempre que lo hace, toma el partido de los más débi­les, de los perseguidos, de los oprimi­dos, de los pobres. Su intervención es frecuentemente conflictiva. Ahora bien, si este Dios es modelo para la humani­zación del hombre, ésto apunta hacia un determinado tipo de socialización al cual anteiiormente nos referimos.

SR trata de insertarse críticamente en la sociedad, no conformándose con la injusticia, aceptando los conflictos que derivan de esa inserción crítica, asumiendo la causa de los pobres y oprimidos, en actitud profética con los riesgos consiguientes.

Al formar a sus miembros para vi­vir relaciones interpersonales profundas e insertarse críticamente en la socie­dad, la familia cristiana cumple su fun-110

ción de socialización en auténtica pers pectiva de fe.

Pasemos a identificar algunos

Dificultades para el ejercicio de la función de socialización

Denunciamos, en primer lugar, to­das las expresiones del individualismo que caracterizan a las sociedades de­sarrolladas o en vías de desarrolarse. En ellas se alimentan el ansia de éxito social y la búsqueda obsesiva del tener y del poder a través de una salvaje competencia.

Vemos que, lejos de ser el grupo ideal para que la persona viva relacio­nes ¡nterpersonales auténticas, gran número de familias condicionadas por presiones externas irresistibles se re­ducen a grupos meramente funcionales. Grupos limitados a asegurarse un lugar de reposo, ¡si eso aún es posible!, y al­gunas relaciones funcionales para el desempeño de tareas y la satisfacción de algunas de las necesidades básicas de sus miembros.

En la situación de creciente miseria en muchos de nuestros países, ni si­quiera esto es logrado en la mayoría de las familias.

Hay que reconocer también que las relaciones familiares son casi siem­pre um producto del modelo de relacio­nes que predominan en el mundo exte­rior y no definidores de éstas. Esto quiere decir que no basta tratar de pre­parar las familias para que vivan rela­ciones personalizantes para que éstas cambien la sociedad. Es necesario y urgente promover transformaciones so­ciales profundas, audaces e innovado­ras para neutralizar o atenuar las pre­siones disgregadoras que la sociedad ejerce sobre las familias, presas fáciles y vulnerables de esas influencias.

Podemos pasar a la tercera fun­ción familiar.

Familia y afectividad Función afectiva en la perspectiva de la fe

Pasemos a su enunciado general. No sólo para los cristianos, también pa­ra los no cristianos, "el amor es la única respuesta al problema de la existencia humana". (E. Fromm).

Sin embargo, hay que reconocer que en el mundo predominan el egoís­mo, la competencia y el desamor. Son comunes los modelos de relaciones de dominación-dependencia, de opresión y discriminaciones de variados matices. Para muchos, no es fácil descubrir que solamente el amor libera al hombre y responde a sus más profundas aspira­ciones existenciales.

Así mismo, vemos que el amor in­cipiente que surge entre personas, in­cluso el amor que lleva un hombre y una mujer al matrimonio, se mantiene, en no pocos casos, en niveles infanti­les, superficiales y asume formas de egoísmo-de-dos, o egoísmo de familia o grupo. Se trata de formas falsas o equi­vocadas de amor. Se constata también que muchas personas logran madurar ¡ntelectualmente, socialmente y en la profesión o la política, pero se mantie­nen inmaduros afectivamente.

Esa es hoy una de las grandes preocupaciones de los grupos políticos activos cuyos líderes y militantes pre­sentan graves desviaciones de com­portamiento que son atribuidas a frus­traciones en su vida afectiva que no fue tomada en cuenta ante la opción de mi-litancia política. La función afectiva de la familia supone, por lo tanto, la supera­ción del individualismo y del egoísmo para que sus miembros aprendan a vi­vir el amor-servicio, el amor gratuito que es ser-para-el-otro.

Se trata de crear condiciones favo­rables para la maduración afectiva de sus miembros, esencial para el desa­

rrollo equilibrado de la personali­dad.

Vamos a ver la misma.

.Para los cristianos, el amor no es solamente "la respuesta para el pro­blema de la existencia humana", sino la señal de que el Reino de Dios ya em­pieza a existir desde aquí y ahora.

Dios es amor y modelo para el hombre, creado a su imagen y seme­janza, como hemos recordado ante­riormente. Siendo así, el hombre sólo se humaniza si es capaz de amar. Si vive el amor, el hombre resulta semejante a Dios que es amor.

Pero el amor, en la perspectiva evangélica es extremadamente exi­gente. Es amor-donación, amor-servi­cio, amor fiel, es dar la vida por el her­mano. Es amar al amigo y al enemigo. Es amar a todos los hombres, sin dis­criminaciones.

Se aprende a vivir el amor en las relaciones familiares, pero es falso el amor que se limita al ámbito de la familia y excluye el amor a todas las personas. La familia cristiana debe aprender a formar a sus miembros para ese tipo de amor del que Dios es modelo.

Las formas particulares muy ricas y especiales que se vive en la familia, el amor conyugal, el amor entre padres e hijos y entre hermanos, deben ser el impulso y modelo para vivir el amor fraternal de servicio a todos los hom­bres, como señal, fermento y sal, que transforman y le dan consistencia a las denuncias de los cristianos contra los mecanismos sociales generadores del desamor y del odio.

Así la familia cristiana ejerce la función afectiva en la perspectiva de la fé.

Identifiquemos algunas

Dificultades para el ejercicio de la función afectiva

En nuestras sociedades, se pre­sentan como verdaderas, formas falsas

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Page 58: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

de amor, muy distanciadas de la visión adulta y madura del amor. Se presentan como amor:

- las muchas formas de práctica sexual vaciadas de cualquier expresión afectiva y humanizadora;

- las relaciones superficiales e infantiles de sentimentalismo;

- el "amor libre" que no es res­puesta ál problema de la existencia hu­mana, que no lleva al compromiso efec­tivo con el bien del otro, que tantas ve­ces no pasa de ser una forma peculiar de egoísmo.

Los medios de comunicación so­cial son los vehículos más eficientes para la transmisión y valorización de las formas equivocadas o falsas de amor, a través de películas o novelas produci­das en un determinado contexto cultu­ral, penetrando en otros países y cultu­ras con su mensaje manipulado por in­tereses comerciales e ideológicos.

La penetración de tales mensajes en la mente de las personas, dificulta la formación para el amor adulto verdade­ro. De otro lado, después de tantas guerras que han difundido el odio y han alimentado pasiones desenfrenadas, vemos cómo persisten sistemas, regí­menes políticos e ideologías que man­tienen la misma atmósfera de odio. Re­presión, persecuciones y tortura siguen siendo comunes en muchos países, generando la violencia y la contra-vio­lencia.

En resumen, la difusión de mode­los falsos de amor y la atmósfera de desamor presente en el mundo, consti­tuyen dificultades para el ejercicio de la función afectiva, al generar escepticis­mo, especialmente entre los jóvenes, en cuanto a la posibilidad de surgimento de modelos alternativos de convivencia entre los hombres, basada en la solida­ridad y la fraternidad.

Pasemos a la cuarta función de la familia.

Familia, fe y valores Empecemos con el enuciado gene-

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ral de esa función. Las familias son vehículos natura­

les de transmisión de valores y creen­cias, sea por la palabra o por la viven­cia de sus principios éticos, morales, filosóficos, políticos y religiosos.

Esa transmisión y no imposición de valores de los padres a los hijos, y de los hijos a los padres, es un proceso natural y espontáneo que se desarrolla a través de la convivencia y el diálogo familiar. No es frecuente que esa transmisión de valores se haga de for­ma sistematizada o pedagógicamente elaborada. Sin embargo, suele ser efectiva.

Esa transmisión de valores incluye las creencias religiosas, la visón del mundo, los juicios sobre los aconteci­mientos y los proyectos de vida.

En el mundo moderno, la familia ya no es la única fuente de transmisión de valores. Pero ésta sigue siendo una función muy importante de la familia, que de no estar atenta puede transfor­marse en vehículo de transmisión de contra-valores a anti-valores. ¿Cómo? - si las palabras no se confirman en las prácticas cotidianas de la vida familiar y social.

Por ejemplo el marxiste que quiere transmitir a sus hijos su fe marxiste y la visión marxiste del mundo, pero que vi­ve valores opuestos al marxismo, y es cómplice, en su vida contidiana, del más salvaje capitalismo, no tendrá éxito en la transmisión de sus valores ¿ver­dad?

En cuanto a los cristianos ¿qué les parece?

Por hablar de los cristianos, vamos a ver esa

Función de transmisión de valores en la perspectiva de lafé

Muchos padres cristianos a pesar-de tener una buena formación catequís­tica y prácticas religiosas y de partici­par en movimientos y en actividades eclesiales, se sienten incapaces de

transmitir su fé a sus hijos. Estos padres sienten que no saben

expresar su fé como algo significativo para sus propios hijos.

Para otros, súmase a esta dificul­tad el desconocimiento de los funda­mentos básicos de su propia fé, como consecuencia de una catequesis defi­ciente.

Para muchos, la fé no pasa de ser algunas prácticas de religiosidad infan­til, sin profundidad ni coherencia. Falta la madurez en la fé. Esta puede ser la causa del fracaso de tantas familias cristianas en sus intentos frustrados por ejercer esa función de transmitir la fé. Los destinatarios de estos esfuerzos tienen sentido critico como para identifi­car las contradicciones entre lo que se habla y lo que se vive, rechazando así el mensaje transmitido.

Los hijos reciben una visión infantil de la fé cuando son niños o adoles­centes, para luego, rechazar todo al lle­gar a un grado de madurez en el cual ya no tienen lugar las antiguas creen­cias y prácticas infantiles.

Es porque lo que se les transmite como que si fuera la fé cristiana, no es más que unas tantas prohibiciones y reglas morales, una visión deformada del Dios de la Biblia, algunas obligacio­nes de frecuencia al culto y a los sa­cramentos, entendidos como prácticas mágicas desconectadas de la vida.

La esencia de la fé cristiana está en el asumir la responsabilidad de la edificación del Reino de Dios desde la historia, a través de la práctica de la justicia y del amor, sin perder de vista su dimensión de trascendencia, es de­cir, que la plenitud del Reino será al­canzada después de la muerte y de la historia.

Está en la comprensión de que el proyecto de Dios para el hombre es su plena humanización, y como cristianos tenemos que asumirlo como nuestro.

Está en comprender que fé y vida están íntimamente unidas y que por lo tanto, la fe supone el compromiso social y político para la construcción de un mundo más justo. Está en comprender

que Jesús lo hizo y que la espiritualidad cristiana es el seguimiento de Jesús. Está en comprender que estas opcio­nes se celebran en el culto y se ali­mentan en los sacramentos.

¿Será ésta la fé que los padres cristianos presentan a sus hijos? Si lo hacen, seguramente será exitoso el ejercicio de la función de transmitirla a sus hijos.

Dificultades para el ejercicio de la función de transmisión de valores y de la fé

El progreso técnico y científico va eliminando la antigua visión del mundo en la cual, el cristianismo fue vivido y expresado. Tal visión del mundo tenía un lenguaje propio, usado durante dos mil años para comunicar el cristianismo.

Con el desarrollo de la ciencia mo­derna surge una nueva visión del mun­do y consecuentemente, un nuevo len­guaje. Las personas que hablan este nuevo lenguaje no entienden más el lenguaje de los cristianos que no han aprendido el nuevo, que es propio de la nueva visión del mundo y de la cultura moderna. Los hijos que nacen en el mundo moderno y dominan su lenguaje, no entienden la palabra usada por los padres para transmitirles la fé.

Por lo tanto, es urgente resolver el problema de la comunicación significa­tiva de la fé, en un lenguaje propio de nuestro tiempo. De otro lado, es cre­ciente el pluralismo religioso en las so­ciedades modernas. No subsiste en el mundo la situación de una cristiandad en la cual, por ser todos cristianos, cualquier preocupación con la fé perso­nal era secundaria.

En este pluralismo religioso, los cristianos con una formación que es débil, reciben la influencia de las religio­nes orientales, el impacto de las sectas pentecostales apoyadas por los medios de comunicación de masa, y conviven con los ateos. Si su fé no es madura, el cristiano percibirá perplejo, su incapaci­dad de e> poner razones convincentes

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Page 59: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

para sus frágiles convicciones. Los padres sólo lograrán superar

tales dificultades si están empeñados en un esfuerzo permanente para madu­rar en la fe, con una firme disposición de aprender y de poner en práctica el lenguaje adecuado, propio del mundo moderno de la ciencia y la técnica, al presentar los elementos, categorías y valores básicos de su fe cristiana.

Si esas condiciones.no se logran, podemos aseguramos, desafortunada­mente, un rotundo fracaso - a menos que el Espirito del Señor acepte nuestra incapacidad y mediocridad como cris­tianos y venga a socórrenos.- Así, po­demos concluir que aquellas dificulta­des pueden ser superadas o enfrenta­das constructivamente por las familias que asumen como intransferible esa función de transmisión de su fé y sus valores a sus hijos y a otras personas.

Llegamos a la quinta y última fun­ción de la familia.

Familia y Promoción del Bien Común

Como en las anteriores comenza­remos con su enunciado general.

Las familias cuyos miembros tie­nen una fuerte sensibilidad social y son iluminados por un rico humanismo, asumen la promoción del bien común como tarea que su conciencia les exi­ge. Cuando los padres tienen esa sen­sibilidad la transmiten a los hijos. Cuan­do los hijos desarrollan esta sensibili­dad a través de su inserción en las es­tructuras sociales intermedias, en gru­pos políticos o en la universidad, la transmiten a los padres. Asf, la familia es un espacio muy apropiado para ani­mar a sus miembros y para formarlos para asumir esa tarea.

Esta formación en la familia empie­za por la toma de conciencia de la ini­quidad presente en las estructuras so­cio-políticas y económicas que margi­nan a la mayoría de las familias, conde­

nadas a vender la fuerza de trabajo físi­co de sus miembros para nada más que sobrevivir biológicamente.

Frente a esa iniquidad, la familia desarrolla fuertes sentimientos de in­conformidad en sus miembros y juntos buscan descubrir qué papel pueden te­ner en los cambios necesarios. Así, to­dos saben sentir que tienen una res­ponsabilidad intransferible y no pueden mantenerse al margen de la historia.

Ese proceso lleva al desarrollo de la conciencia crítica que permitirá des­cubrir los mecanismos de la iniquidad social y asumir el proceso de cambio y responsabilidades efectivas que los neutralicen.

El ejercicio de esta función supone el rechazó de los instrumentos de alie­nación que penetran en las familias a través de los medios de comunicación social y los llamados de la sociedad de consumo. Estas presiones son muy bien urdidas por quienes no quieren que la familia forme ciudadanos con fuerte sentido crítico, no conformistas, que denuncien incómodamente la iniquidad social.

Las familias que lo hacen, ejercen con efectividad su función de promo­ción del bien común.

Esta es una noble función familiar, en su enunciado general, sin referencia explícita a nuestra te. Ahora veamos cómo la familia asume

La función de promoción del bien común en la perspectiva de la fé

La familia cristiana pertenece a una comunidad llamada Iglesia, Pueblo de Dios, cuya misión es anunciar y hacer presente, desde ahora y aquí, el Reino de Dios, que Jesús vino a instaurar en la historia humana.

Le plenitud del Reino se realizará después de la historia pero pasa nece­sariamente por conquistas parciales y limitadas en la historia humana. El fíek no se hace presente en el mundo en

cada hecho donde la justicia vence la injusticia, cuando esas relaciones de fraternidad sustituyen relaciones de opresión, de competencia o de agresión a la dignidad del hombre.

Assumir tal misión es ser Iglesia. La familia que toma la Iglesia como mo­delo de su ser, su vida y su acción, se llama Iglesia doméstica. Muchos no cristianos, están igualmente empeña­dos en la construcción de un mundo más justo y fraternal.

Los cristianos no son mejores que ellos; unos y otros están, talvez, dis­puestos a dar la vida por su misión. Pe­ro, hay una diferencia. Los cristianos saben que esa lucha en favor de la hu­manización del hombre y de las es­tructuras sociales corresponde al pro­yecto de Dios, es la anticipación del Reino de Dios, que no se reduce a las conquistas en el campo político y social pero pasa necesariamente porellas.

Además, el cristiano tiene certeza absoluta de que el Reino se realizará en plenitud en el fin de los tiempos y que todas las conquistas en favor de la jus­ticia y del amor en la historia, serán vi­sibles y reconocidas en el Reino defini­tivo.

Por lo tanto, por más que parezca limitada, toda acción orientada hacia el bien común, a la superación de la ini­quidad presente en el mundo, será anuncio y anticipación del Reino.

Para el cristiano esta participación en las tareas de edificación del Reino no es facultativa sino que. es exigencia de la fé. Facultativo fue el bautismo y la confirmación. Opcional es ser o no ser cristiano.

Al asumir el ser cristiano, ya deja de ser posible huir de la responsabilidad ante la promoción de la justicia y el amor. Las familias que forman a sus miembros para que asuman esa res­ponsabilidad son verdaderas Iglesias domésticas.

Esta es la perspectiva cristiana de la función familiar de promoción del bien común.

Vamos a identificar algunas

Dificultades para el ejercicio de la función de promoción del bien común

La formación de personas, cristia­nas o no cristianas, con fuerte sentido crítico, capaces de detectar las situa­ciones de iniquidad y lo suficientemente valientes como para denunciarlas, será vista con desconfianza y aprensión por quienes detentan el poder político y económico y lo sostienen por medio del conformismo del pueblo o por la fuerza de las armas.

Para protegerse crean entonces, mecanismos de control, intimidación, represión y alienación, los cuales cons­tituyen las dificultades para el ejercicio de esta y otras funciones familiares.

Los no conformistas son identifica­dos por los mecanismos del control so­cial y político; se les impide manifestar sus ideas a través de la censura y Ja intimidación.

La represión es el mecanismo que simplemente excluye del escenario a quienes no se callan frente a la censura e intimidación.

La alienación es aparentemente más sutil. Son los mecanismos que desvían la atención de los oprimidos, marginados e inconformes hacia reivin­dicaciones secundarias, manteniéndo­les movilizados con distracciones ino­centes que calman su inconformidad.

Mecanismos de esa índole inmovi­lizan a muchas familias que intimidadas y vulnerables pueden acomodarse y renunciar al ejercicio de sus funciones más exigentes. Aunque sea duro de­cirlo, ésta no puede ser la opción de la familia cristiana, que con los riesgos que eso supone, sabrá ser prudente sin renunciar a la responsabilidad que le toca en las tareas del Reino. Lo mismo le sucedió a Jesús. También El tuvo miedo y todos conocemos el desenlace de la conspiración de los poderosos de su tiempo; ¡el sufrimiento y la muerte como el corto preámbulo de la alegría de la resurrección No nos olvidemos que la espiritualidad cristiana no es otra

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Page 60: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

cosa sino el seguimiento de Jesús, ¡con todo lo que eso supone!

Para terminar, les pedimos su atención para este corto "discurso final" si así lo podemos llamar. Se trata de un reto, um desafío y una proclamación de esperanza.

Conclusión

Debemos denunciar con indigna­ción y tristeza que la gran mayoría de las familias en el mundo viven en con­diciones sub-humanas, casi imposibili­tadas de ejercer sus funciones.

Esa situación configura una afrenta a la dignidad de la persona humana y de la familia. Está en grave contradic­ción con el proyecto de Dios para el hombre y con las exigencias evangéli­cas de la justicia y del amor. Tal situa­ción debe ser condenada con severidad por todos los cristianos comprometidos o- i el anuncio y la edificación del Reino de Dios. Si miramos atentamente al mundo que nos rodea ¿qué es lo que vemos?

Familias condenadas a la lucha sin tregua por la simple supervivencia bio­lógica, la enfermedad, la desnutrición y el analfabetismo, condenadas a vivir en condiciones inhumanas de vivienda y trabajo; obligadas a migraciones forza­das que las separan, expulsadas de sus tierras o destrozadas por guerras y calamidades que producen la muerte de grandes contingentes humanos.

Familias sometidas a regímenes políticos que no respetan los derechos humanos y de la familia, regímenes ba­sados en la ideología de la seguridad nacional con la supremacía del estado sobre la persona, regímenes que impo­nen el miedo, la intimidación y la muerte a los que se oponen a la injusticia insti­tucionalizada.

Familias incompletas por falta del padre o de la madre, por muerte, migra­ciones o abandono del hogar.

Familias igualmente o más incom­pletas por la falta del vínculo afectivo entre sus miembros por presiones so-116

dales disgregadoras. Familias sofocadas por graves

problemas psicológicos, alcoholismo, droga y desviaciones del comporta­miento.

Familias que sufren por sentirse impotentes frente a tantas dificultades.

Sin embargo, lo que vemos mu­chas veces sorprendidos, es lo que llamaremos "el misterio de la familia". Familias sometidas a condiciones tan difíciles de vida que, en sorda denuncia del pecado social, logran resguardar, aunque imperfectamente, el tiempo simbólico del encuentro interpersonal de amor, de solidaridad y ayuda mutua entre sus miembros y en su comunidad, muchas veces con hambre y en preca­ria habitación que no siempre merece siquiera ese nombre.

Lo mismo percibimos en familias sometidas a otras dificultades e incom-pletudes, sufrimientos y frustraciones.

Esto sucede porque la Gracia de Dios actúa en las relaciones familiares donde, no obstante todo conspire en contra, un soplo de amor subsiste y se hace señal de la presencia viva y fe­cunda del Señor. ¡El amor es la revela­ción del misterio de la familia, que se­guirá siendo una linda realidad, deslum­hrando a los hombres en el tercer mile­nio. ¡Así sea! amén"

Revisan: Manuel Samaniego

Desafíos a la comunicación intraconyugal

Roberto y María Elvira Bertollnf

Nos situaremos frente a una realidad muy concreta y compleja: la comunicación intraconyugal y los desafíos a los que ella se ve enfrentada.

Es una realidad que involucra a dos personas, en íntima relación y está en la esencia de esas per­sonas la de ser comunicables y comunicadas. Cada una de ellas es única, personal e irrepetible.

Para que reine entre ellas la armonía y la unidad es evidente­mente necesario que un profundo amor anime a los esposos.

Pero esta realidad, no en po­cos casos, está teñida de nume­rosos contratiempos y múltiples dificultades originadas, en gran medida, en una comunicación de pareja inadecuada o insuficiente.

El desafío que se nos pre­senta es poder descubrir los pa­sos para una buena comunicación, así como también poder ver las Implicancias éticas de la misma, en distintas situaciones a las que se enfrenta la pareja.

Convergencia y divergencia Convergencia

El hombre y la mujer, unidos en matrimonio, deben buscar la convergencia de sus vidas ten­

diendo a lograr una buena armo­nía.

Esto implica dirigirse hacia una misma meta partiendo de rea­lidades bien diferentes.

Esta búsqueda del encontró personal, es compleja, permanen­te, insume tiempo y a menudo, sinsabores, razón por la cual, mu­chas parejas abandonan la tarea.

Y la paradoja existencia! que está por detrás de la situación es la de que: el matrimonio es uno y son dos, al mismo tiempo. Se bus­ca la unidad a partir de la dualidad y esto se manifiesta en el devenir de encuentros y desencuentros.

Unidad indispensable

La unidad no es facultativa pa­ra los esposos; alcanzarla es un deber para ellos pues no hay amor sin unidad.

Y podemos anotar varias ra­zones que avalan este principio:

- Es una exigencia natural del amor.

No hay amor sin unidad; no hay felicidad sin amor y por tanto, no hay felicidad sin unidad.

- Es un imperativo de la vida en común.

Es una condición de la paz en el hogar.

- Es una exigencia del propio compromiso conyugal frente a los

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hijos, que necesitan crecer en equilibrio.

De esto se deduce que el ma­trimonio sólo puede vivir en la uni­dad conformada por la convergen­cia de dos personalidades, que deben permanecer en estado de aproximación mutua, comunicán­dose permanentemente.

Unidad difícil

Esa convergencia que men­cionáramos no se consigue fácil­mente; todo lo contrario.

La constancia y el empeño de los cónyuges irán contribuyendo a lograrla. Es innegable la presencia de diferentes factores que dificul­tan o pueden dificultar ese en­cuentro conyugal:

Dos psicologías

La primera, dificultad se mani­fiesta en la bisexualidad, condi­ción fundamental del mismo ser de la pareja.

Es necesario que el hombre y la mujer se reconozcan como ta­les, que se interpreten recíproca­mente a la luz de su masculinidad y de su femineidad respectivas y no permitan que se transforme en elemento de discordia lo que debe­ría conducirlos al más sólido acuerdo, asegurando un efectivo complemento.

Dos personalidades

En el matrimonio nos encon­tramos con dos personas, dos "yo" , con grandes dificultades de compenetrarse.

La unidad está comprometida en el comienzo del proyecto amo­roso.

Sin embargo, si bien los dos cónyuges son seres "en sí", serán capaces de volverse "para sP' y lograr la unidad a través de una 118

buena comunicación.

Dos egoísmos

A menudo la divergencia se manifiesta en el plano psicológico.

El "en sí" se concibe fre­cuentemente como un "para mí".

Amamos al otro porque pen­samos en nosotros mismos.

Este vicio congénito es inevi­table y se prolonga a lo largo de toda la existencia de la pareja, amenazando tanto al amor como a la unidad.

La unión sólo podrá originarse del olvido de sí que diluye la agre­sividad en la voluntad de servicio y convierte a ambos cónyuges en excéntricos.

Dos educaciones

La diferente educación familiar de ambos cónyuges puede crear una nueva dificultad.

Cada familia se estructura se­gún un ritmo propio: tiene sus va­lores, sus tabúes, sus hábitos, sus criterios, sus costumbres.

Al contraer matrimonio nor­malmente, se da una desvincula­ción de los cónyuges y sus fami­lias de origen, lo cual, no siempre se acepta pacíficamente.

A esto se suma otra realidad: en cierta manera, cada cónyuge se "casa" con la familia del otro.

De modo que la cohabitación es algo laborioso y la búsqueda de la unidad una interesante meta conyugal.

Enfrentamiento

La unidad es una conquista que sólo se lleva a cabo cuando marido y mujer consiguen vencer el enfrentamiento.

Una adecuada comunicación conyugal irá transformando la rea­

lidad de "vivir con" en "vivir jun­to", reuniéndose ambos más allá de las oposiciones naturales.

Divergencia

Es la situación explosiva en la cual el enfrentamiento pone en tensión a la pareja en su vida ma­trimonial.

Las dos tendencias se opo­nen: el nosotros y el yo de cada uno.

Y no olvidemos también que, en toda familia de origen cada uno aprende estilos de comunicación o guiones, siendo estos

familiares emocionales sexuales etc.

que tienden a reproducirse en la nueva familia que se inicia, difi­cultando ese encuentro tan vital de los cónyuges.

La divergencia es innegable en la pareja pero percibiéndola lo más claro posible se la vence, gracias a una concordia tanto más sólida cuanto más laboriosamente se ha construido.

Incomunicabilidad

Diariamente se lucha contra el muro de la incomunicabilidad in­terpersonal; el cerrarse en sí mis­mos y rehusar el intercambio.

Y en la pareja esto se vive muy frecuentemente ya sea a tra­vés del silencio o de la comunica­ción inadecuada!

Para la supervivencia de la pareja la propuesta es: superar los conflictos naturales y conservar la unidad a través de una comunica­ción eficiente, profunda y adecua­da a la realidad de cada uno de los cónyuges.

Diálogo Conyugal

Uno de los medios más efica­

ces para ir logrando esa armonía es naturalmente, la comunicación plena entre los cónyuges; enten­diéndola en sentido amplio: comu­nicación co^gnitiva y afectiva, que implica comunicación verbal, gestual, corporal, afectiva y otras.

El aprendizaje de la armonía conyugal no es fácil. Se impone en todas las épocas de la vida matri­monial, ya que es una exigencia de la misma moral conyugal.

La comunicación se da en tres niveles:

cómo me comunico cómo nos comunicamos porqué nos comunicamos

y debemos reconocer esos tres niveles.

El diálogo es generalmente la herramienta adecuada que favore­ce ese aprendizaje de unidad, de confluencia de dos seres, gene­ralmente, tan diferentes.

Y es el ámbito donde se debe practicar la norma de veracidad, por excelencia: el deber de decir la verdad apoyado en el respeto por la autonomía del otro.

¿Existen dilemas éticos para la pareja sobre esta norma? Fre­cuentemente sí.

Los cónyuges se preguntan ¿qué debo decirle? ¿cómo debo hacerlo? ¿qué interpretación le da­rá a este tema? ¿cómo lo afecta­rá?

Sin embargo, la aplicación de esta norma posibilitará decisiones válidas, ayudando y facilitando una mejor comprensión, por parte de ambos, a un sinnúmero de si­tuaciones plantadas por la vida cotidiana.

Se evitarán así fricciones innecesarias.

Reconocemos que es una ta­rea titánica y permanente, no es­tando excenta de dificultades.

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Necesidad del diálogo Sentido del diálogo

Ella surge de lo expuesto an­teriormente como una necesidad imperiosa de que la pareja se inte­gre en un proceso de intercambio sistemático, sobre todo, en lo re­lacionado con su vida en común.

De ahí que el diálogo es ab­solutamente necesario en la pare­ja.

Obstáculos del diálogo

El ejercicio del diálogo mu­chas veces se ve dificultado por diferentes causas. Señalaremos como las más importantes:

- la dificultad inherente a todo ser humano para comunicarse con otros

- la manera de ser propia de cada sexo

- no saber escuchar - dominio de uno sobre el otro - falta de tiempo - no tener intimidad suficiente - fuerte influencia de los

M.C.S. ej. la TV Aquf se aplica el principio de

autonomía que señala que todo hombre debe ser respetado en las decisiones siempre que no sean perjudiciales para los demás.

En la pareja conyugal existe la obligación mutua de aceptarse ca­da uno en sus defectos y virtudes, decididos ambos a tener una con­vivencia pacffica y real, que irán construyendo dfa a dfa.

Y también rige el principio de justicia como el derecho a tener igual consideración y respeto. En el plano fntimo, este principio suele presentar dilemas éticos a los cónyuges cuando en la rela­ción de pareja no existe la igual consideración y respeto, desvir­tuada por la mala comunicación entre los dos y por la falta de res­peto mutuo. 120

Pero a pesar de dichos obstá­culos, es preciso tener coraje y lucidez para emprender el diálogo, instrumento indispensable para el encuentro de dos seres. Tal es el sentido del diálogo.

Y esto implica tres actitudes: aproximación inventario receptividad Aproximación, porque permite

acercarse uno al otro, con el ob­jeto de sincronizar sus acciones y reacciones.

Inventario, porque tiene en cuenta las cualidades, del otro, las positivas como las negativas.

El objetivo del diálogo no es intentar que el otro cambie; es dar a cada uno un mejor conocimiento del otro y ayudar a descubrir su verdadero rostro a través de los diferentes temas que pueden in­tervenir en la comunicación con­yugal.

Algunos de esos temas: tra­bajo, uso del dinero, educación de los hijos, tiempo libre, intimidad, compromiso con el medio, valores trascendentes, toma de decisiones etc.

Receptividad en la comunica­ción implica tres modalidades constructivas:

- permitir al otro expresar sus necesidades, sus expectativas, sus preocupaciones, las razones de su insatisfacción, de su recha­zo o de su oposición.

- ceder cuando se está con­vencido que el otro tiene razón

- excusarse cuando se está convencido del error o del mal que se ha cometido.

Reglas del diálogo

Para que la práctica del mismo sea enriquecedora se deben cum­plir determinados requisitos.

Además, cada pareja, al pose­en una identidad propia debe en­contrar una manera peculiar de comunicarse.

Existen, no obstante, determi­nadas reglas a las cuales deberán sujetarse los que deseen afianzar fuertes lazos dentro de la pareja.

El diálogo debe ser: humilde paciente simpático caluroso oportuno renovado creativo Existen reglas morales que

obligan a los cónyuges, tales co­mo las normas de confidencialidad y fidelidad.

Confidencialidad: o deber de guardar secreto. Siendo una nor­ma de carácter universal no es absoluta y los criterios son varia­bles según los contextos cultura­les o socio-éticos donde se apli­que.

Pero ella rige las relaciones de la pareja pues ambos deben llegar a un acuerdo de comunica­ción determinando lo que es fntimo para cada uno de lo que no es, aplicando principios de honestidad que favorecen la unión. Sobre la confianza mutua se cimenta pro­fundamente el amor conyugal.

Fidelidad o deber de lealtad generado por la promesa mutua de la pareja al contraer matrimonio. Es uno acuerdo bilateral.

Naturalmente que es una ñor-, ma que posibilita el principio de autonomfa, tan presente en la re­lación de pareja.

Es una norma muy fuerte, ba­se innegable de una sólida cons­trucción conyugal, donde la pareja' debe quedar abierta a compartir su ser totalmente y para siempre.

Esto no excluye, naturalmen­te, la posibilidad del perdón.

La confianza mutua dará la paz, comprensión y equilibrio a la unión de los cónyuges.

Diálogo sexual

Consideramos como un capí­tulo aparte, la armonía sexual, pues es una forma de comunica­ción profunda, que une indisolu­blemente el cuerpo y el alma y abarca al ser humano en su totali­dad.

Este diálogo carnal también se regula por determinadas normas que se le imponen para alentar esa convergencia que ya mencio­náramos.

Estas serfan: 1) oblación esencial, donde

reine la voluntad de don, de en­cuentro y no de posesión.

2) dominio de sí, que colabora en la efectiva unión de la pareja.

3) gran contenido interior, ple­no de amor.

El nosotros

Es el fruto tan rico de la unión del yo y el tú, que en vez de su­marse, se multiplican y crean ese nosotros tan original, en perma­nente dinamismo.

Surge de la entrega generosa de ambos, de la reciprocidad mu­tua. Reciprocidad que se materia­liza en toda la vida y muy espe­cialmente, a través del diálogo y la participación, poniendo en común la visión del mundo. Y esto es un valor ético inestimable.

Para poder armonizar y lograr la reciprocidad se necesita una articulación precisa de objetivos y medios, que toda pareja debe rea­lizar, teniendo en cuenta, sobre todo, tres dimensiones:

- bienestar - fecundidad en sentido amplio

121

Page 63: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

- espiritualidad Una etapa posterior y evolu­

cionada de esa reciprocidad será lograr la auténtica comunión: do­nación total y para siempre del yo al tú.

Realmente es esencial a la unidad de la pareja esa búsqueda conjunta e integrada de la reali­dad, que pasa por compartir lo que se tiene, lo que se hace y lo que se es, para toda la vida.

Serfa la totalización del amor, reino del principio de beneficencia, que busca como deber máximo el hacer el bien al otro.

Conclusión

Mucho se ha escrito y opinado respecto a ese amor pleno de pa­reja, tan dignificante, enaltecedor y buscado por tantos.

Es algo complejo, integrado por muchos elementos y difícil de definir.

Mencionaremos algunas ca­racterísticas reconocidas por mu­chos como inherentes a su natu­raleza, que sintetizan lo esencial de su ser.

Esas características de la pa­reja armoniosa serían las siguien­tes:

- ser muy honestos cada uno consigo mismo

- creer firmemente en su energía y potencial de comunica­ción

- estar decididos a querer ha­cer funcionar su convivencia

- ambos deben estar abiertos y dispuestos a compartir todo su ser

- ambos deben estar dis­puestos a afrontar valientemente las crisis conyugales, los conflic­tos y los problemas comunes 122

- tener plena conciencia de sus estados de ánimo y posibili­dad de expresarlos

- confiar uno en el otro como verdaderos amigos

- ser capaces de aceptarse sinceramente el uno al otro tal como son

- ser capaces de perdonarse y reconciliarse

- periódicamente, tomarse un tiempo para divertirse juntos

- s e r fieles a una espirituali­dad personal y común

- ser abiertos, acogedores y hospitalarios.

En estas características que hemos enumerado están conteni­dos grandes valores éticos (en­tendiendo por tales las categorías indemostrables a las que el hom­bre tiende por sí mismo) que son la base de ese amor pleno de pa­reja. En ese amor se practica la vida, la felicidad, la verdad, la hu­manización de la persona y mucho más. Valores tqdos a los que los hombres se sienten atraídos como ideal deseable y que perfeccionan al ser humano.

Culminamos nuestro somero análisis sosteniendo la vigencia permanente de la comunicación interpersonal de la pareja como signo real de crecimiento y madu­ración del amor, único camino de ese compartir el uno con el otro, en continuo darse y recibirse mu­tuamente.

Ser familia e Iglesia hoy

Ser familia hoy no es fácil. Más difícil en las ciudades muy

grandes. En esas ciudades, las fami­lias se van aislando unas de las otras, cerradas en su pequeño mundo do­méstico. Luego se dan cuenta que quedarse aisladas genera problemas, aumenta las tensiones en las relacio­nes familiares y aparta la familia de la realidad social.

Muchas familias vuelven neuró­ticas, llenas de miedos, y buscan protección en gradas y candados.

Tampoco saben defenderse de la TV que invade sus casas con mensa­jes muy inteligentes para transmitir valores falsos, el culto de la violencia y la desvalorización de la sexualidad.

Quedan todos nerviosos y exci­tados.

De otro lado, también es difícil ser Iglesia hoy.

Ya no se trata de solo irse a la Iglesia en los domingos o participar en los sacramentos sin asumir los compromisos correspondientes.

Ser Iglesia hoy quiere decir aceptar y realizar una misión muy especial en el mundo. Se trata de asumir la responsabilidad de partici­par en la construcción de una socie­dad justa y fraternal, según el plan de Dios.

La comprensión del plan de Dios para el hombre y el mundo se mani­fiesta y confirma en la oración de los cristianos. Ellos piden todos los días al Señor que su voluntad se cumpla aquí en la tierra como se cumplirá en la vida futura: "Hágase Tu voluntad, en la tierra como en el cielo". O sea, que en la historia humana prevalezca la justicia y el amor. Estos son los valores del Reino: "Venga Tu Reino".

Sin embargo, la presencia del Reino en la historia humana dependo de la acción concreta y efectiva de los cristianos, iluminados por su fe, y de muchos no cristianos, animados por sus ideales humanizadores. Para los cristianos, actuar en el mundo para transformarlo según el plan de Dios es ser Iglesia.

Por todo lo dicho, hay que reco­nocer: ¡no es fácil ser familia e Iglesia hoy!

Pero es posible y menos difícil si las familias salen de su aislamiento y se acercam unas a las otras, confor­mando comunidades solidarias y fraternales. En una comunidad de familias todas se ayudan mutua­mente a cumplir sus funciones y res­ponsabilidades como familias y su misión como Iglesia.

Comunidades familiares serán quizás la manera nueva de ser familia e Iglesia hoy, en un mundo que pasa por cambios, profundos. Por eso hay que romper nuestro aislamiento, crear lazos de amistad y cooperación, convivir e intercambiar experiencias, dar y buscar apoyo, ampliar solidari­dades y actuar efectivamente en la sociedad, buscando vivir en comuni­dades como los primeros cristianos.

Entonces, muchos dirán: "Vean como ellos se aman!"

El Reino de Dios

El proyecto de Dios para el hombre es su plena humanización. La realización de ese proyecto en la historia humana es otorgada por Dios a los propios hombres. A ellos les toca construir un mundo justo y fraternal donde sea posible la huma­nización de todos los hombres.

La realización plena de ese pro­yecto de humanización ya está ase-

123

Page 64: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

gurada por la promesa de nuestra re­surrección y encuentro definitivo con Dios, después del fin de nuestra his­toria humana. A esa realidad vivida en plenitud por toda la eternidad, Je­sús le da el nombre de Reino de Dios. Pero el Reino comienza en la historia. Desde aquí y ahora deben realizarse señales del Reino definitivo, como anticipación de aquella realidad fu­tura.

Esa es la misión de todos los hombres, cristianos y no cristianos. Se trata de actuar en el mundo y las estructuras de la sociedad para de­nunciar las injusticias presentes en las relaciones entre los hombres, grupos, razas y naciones. Se trata de manifestar una fuerte indignación frente a todo que agreda a la digni­dad humana. Es proclamar la incon­formidad frente a la miseria en que vive la mayorfa de las familias, con­denadas a la lucha inicua por la sim­ple sobrevivencia biológica. Se trata también de anunciar la posibilidad de relaciones humanas justas y frater­nales en una sociedad menos desi­gual y opresora.

Para que esa misión sea efectiva. Para que esa misión sea efectiva, mismo.

El plan de Dios para el hombre y el mundo.

hay que participar en las acciones grupales y estructuras sociales com­prometidas con la lucha por la justi­cia, la fraternidad y la paz basada en la dignidad del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios. Esas estructuras intermedias y movi­mientos sociales o eclesiales contri­buyen a la edificación del Reino. Ellos están abiertos a la participación de todos los hombres de buena volun­tad, cristianos y no cristianos. Los gremios, asociaciones de maestros vecinos, los partidos políticos y mo­vimientos populares, el MFC y las comunidades eclesiales de base son instrumentos para la construcción de una sociedad más justa y fraternal que sea señal y anticipación del Rei­no.

Para los cristianos, esa participa­ción en las acciones y estructuras so­ciales comprometidas con la lucha por la justicia es una exigencia de su fe como seguimiento de Jesús.

¡Cruzar los brazos sería imper­donable!

No vamos a dejar para mañana lo que Dios nos pide para hacer hoy mismo.

Helio y Selma Arnorim

Cuando la ciencia finalmente comprobó que el hombre no fue hecho de barro, muchos cristianos se llevaron un susto!

Entonces, ¿la Biblia estaba equivocada? ¿El relato de la crea­ción del mundo es falso?

La Iglesia reaccionó conde­nando las tesis evolucionistas y prohibiendo a los cristianos leer las obras de Darwin y sus segui­dores.

Mucho antes de eso, ya había acontecido el impacto del descu-124

brimiento de que la tierra era un planeta que giraba alrededor del sol y no lo contrario, como parecía

enseñar la Biblia. Por eso se desataron las con­

denas sobre Galileo. La Iglesia exigió al científico que se retracta­ra públicamente de esa mentira herética.

A lo largo de la historia, suce­dieron otros enfrentamientos entre la ciencia y la fe, hasta que la Teología, también ella una ciencia, descubrió - ¡ qué alivio! - que los

relatos bíblicos sobre la creación del Mundo no eran relatos históri­cos o científicos!

Entonces todas las cosas se acomodaron, cada una en su lu­gar.

Hoy está, o debería estar, su­perada la oposición entre fe y ciencia.

No hay contradicción. Al oon-trario, la fe se vale de las ciencias humanas para crecer en el cono­cimiento de Dios y de su plan para el hombre y el mundo.

Los relatos de la creacio'n en

el libro del Génesis

La Iglesia reconoce y procla­ma que los autores de los libros que componen la Biblia fueron ins­pirados por Dios al escribirlos.

¿Cómo interpretar entonces, los dos relatos de la creación del mundo y del hombre, si histórica­mente o científicamente no son correctos?

Ahora está claro que sus auto­res pretendieron y consiguieron transmitir un rico, profundo y ex­tenso mensaje sobre el plan de Dios para el mundo y para el hom­bre, aprovechando las creencias muy difundidas en su tiempo sobre la Creación. Se trata de un men­saje válido para los hombres de todos los tiempos, siempre actual y cuestionador.

¿Qué mensaje es ese? O me­jor, ¿qué mensajes son esos?

Antes de enumerarlos vamos a intentar descubrir cómo era el mundo en la época en que fueron escritos los relatos bíblicos de la Creación.

Así descubriremos porqué sus autores sintieron la urgencia de enseñar esas cosas a su pueblo.

Empecemos recordando que

son dos relatos. El más antiguo, de tradición Yavista (Dios era lla­mado Yaveh) comienza en el ver­sículo 4 del 2° capítulo del Géne­sis y fue escrito en el siglo IX an­tes de Cristo.

El otro, llamado relato sacer­dotal, abarca el l er capítulo y los tres primeros versículos del 2-capftulo. Fue escrito en el siglo V AC o sea 400 años después del relato Yavista.

El mundo en la época de los

escritos

Al escribir su relato de la Creación del mundo, el autor ya­vista estaba muy preocupado. La religión cananea, que se repre­sentaba por una serpiente, se in­filtraba en el pueblo y lo apartaba de Yaveh. Con sus ritos mágicos para enfrentar las amenazas de la naturaleza y para dirigir el destino de la vida, aquella religión ejercía fuerte atracción sobre el pueblo de Israel, desviando su confianza en Yaveh, para una falsa confianza en los rituales mágicos.

En la religión cananea, los dioses eran varios. El dios supre­mo, El, era considerado el crea­dor de todo lo que existe. Baal, el segundo en jerarquía divina, era el dios de la vida y la fecundidad de los hombres, de los animales y de las plantas.

En el relato sacerdotal, cuatro siglos después, la preocupación de los autores, se centraba en la influencia del contexto religioso de Babilonia, donde vivió exiliado e! pueblo de Israel. Allí se practicaba el culto al dios Marduk, como creador de todo lo que existe, después de haber vencido en combate al dios Tiamat.

Toda esa abundancia de dio-125

Page 65: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

ses, se mantenía distante de los hombres, incomunicada y exigente en cultos y adoración. Por otro la­do, los autores de los relatos sa­grados se sentían perplejos con la presencia del mal en el mundo. El pueblo veía al mundo como algo perverso y amenazador.

Lo que los dioses creaban no era considerado bueno.

¿Cómo se manifestaba ese mal?

Los hombres eran esclaviza­dos y tratados como animales. La mujer era considerada inferior, propiedad del hombre que poseía varias mujeres, como poseía ca­bras o carneros. Los hombres que detentaban el poder político se presentaban al pueblo como divi­nidades o encarnaciones de los dioses. El pueblo temía a la natu­raleza y no se sentía llamado a dominarla responsablemente.

La unión del hombre y la mujer contratada por sus padres, era deformada por una sexualidad vi­vida como práctica deshumaniza-dora, como un servicio de la mu­jer-objeto a su señor y, en su me­jor faceta, como servicio apenas de procreación.

Es más, los hombres fre­cuentemente no respetaban el descanso del sábado, práctica tradicional antes difundida, dedi­cados al trabajo o exigiendo tra­bajo a sus esclavos; los hombres se olvidaban de reservar tiempo para el encuentro con Dios, con los otros hombres o consigo mis­mos.

Frente a ese cuadro, los auto­res inspirados por Dios, en dife­rentes épocas, adoptaron como opción pedagógica más apropiada, contar de manera nueva la historia de la creación a partir de las ver­siones más populares en su tiem­po.

Surge entonces, el relato ya-126

vista y después, más adelante, el otro relato, más elaborado teológi­camente por la tradición sacerdo­tal.

Los mensajes de los relatos

de la creación

En hermoso lenguaje simbóli­co y poético, propio de los pueblos de su tiempo, los autores de las primeras páginas del Génesis, en­señan verdades y apuntan cami­nos que continúan válidos para los hombres de nuestro tiempo.

Pues los desvíos que era pre­ciso denunciar continúan existien­do en el mundo moderno, con ro­pajes y máscaras nuevas, pero en el fondo son siempre los mismos.

1. En primer lugar, nos ense­ñan sobre Dios: nuestro Dios es el único Dios, vivo y verdadero, sin comparación con los falsos dioses de otros pueblos.

Es El el autor de todo lo que existe, transcendente y superior a todo lo que por El fue creado gra­tuitamente.

2. Sobre el mundo creado, nos enseñan que él es bueno, es un lugar propicio para la plena reali­zación del hombre a quien le es entregado para que tome cuenta de modo responsable y así pueda ser el Paraíso, donde los hombres vivan en paz, sin preocupaciones, libres y al mismo tiempo, obe­dientes y sumisos a Dios.

3. Sobre el hombre, creado varón y mujer, nos enseñan que es una criatura de Dios, de la misma naturaleza que las demás cosas creadas, del mismo barro del que fue hecha la naturaleza.

No es un ser divino; no puede pretender ser como Dios o pres­cindir de El o no depender de El. Mientras tanto, Dios lo hizo a su

imagen y semejanza dándole una dimensión de trascendencia y eternidad que no es dada al resto de la naturaleza creada.

Así, Dios se vuelve modelo para el hombre y le confiere una dignidad inalienable. De esta ma­nera, son intolerables la esclavitud y todas las formas de dominación y cosificación del hombre, que agreden' su imagen y semejanza de Dios.

4. Sobre la mujer, nos ense­ñan que ella es igual al hombre, de la misma naturaleza, "sacada de su costilla", para ser su compañe­ra y no esclava ni objeto de mani­pulación. El hombre reconoce esa igualdad ontológica, relacionándo­se con ella y en ella ve "los hue­sos de mis huesos". Quedan así, condenadas la dominación y la opresión a que están sujetas las mujeres de su tiempo.

5. La unión del hombre y la mujer, recupera su dimensión per­sonalista, de encuentro personal, de compañerismo fecundo, que crea un nuevo núcleo familiar cuando el hombre y la mujer "de­jan a su padre y a su madre", se unen y forman una sola carne. La sexualidad surge, así, como ins­trumento de la construcción de una unidad profunda del matrimo­nio (una sola carne). Y de partici­pación en la obra de la Creación, por la procreación de nuevas per­sonas (sed fecundos, poblad la tierra), imagen y semejanza de Dios.

Queda condenada aquella se­xualidad que oprime a la mujer, haciéndola objeto de manipulación por el hombre, no orientada para la construcción de la unión interper­sonal profunda entre el hombre y la mujer.

6. El descanso sabático es revalorizado como tiempo simbóli­co de encuentro con Dios, con los

hombres y consigo mismo. Porque en seis días el Señor hizo el cielo y la tierra y todo lo que en ella existe, pero reposó en el séptimo (Ex. 20,8).

7. La relación del hombre con Dios es presentada como una re­lación dialogal. El Dios de Israel no es un Dios distante e inaccesi­ble. Es un Dios que interpela al hombre y espera respuesta de él.

La obediencia y la sumisión del hombre a Dios es presentada como liberadora, base para que el mundo creado sea un paraíso para el hombre. Es expresión del reco­nocimiento de que son radical­mente diferentes las naturalezas humana y divina.

8. La desobediencia a esa realidad de natural dependencia del hombre al Dios Creador, surge entonces, como el origen del mal, presente en el mundo. Pretendien­do ser como Dios (comiendo la fruta prohibida) por inducción de las religiones que proponen falsos dioses (como la cananea, simboli­zada por la serpiente), el hombre introduce el mal en el mundo. Ese es el pecado original (que nada tiene que ver con la sexualidade) a que está sujeto todo hombre que viene a este mundo.

Porque el hombre vivera in­merso en una sociedad en la que Dios es negado y la dependencia de El es considerada como aliena­ción y renuncia a la libertad.

Por eso, acogido por el Bau­tismo en la comunidad de los que creen en este Dios liberador, a El obedientes y de El dependientes, el cristiano se libera del poder del pecado original, presente en la sociedad que lo rechaza.

Concluyendo

Podemos concluir que, sin 127

Page 66: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

choque sino más bien con la ayu­da de las c iencias humanas, la lectura de esos escr i tos de 3000 años, es una fuente inagotable y s iempre actual de i luminación para nuestras práct icas en el mundo actua l .

Los desórdenes de aquellos t iempos, se presentan hoy bajo nuevas expres iones y mani festa-

Las personas que se vinculan a mo­

vimientos de laicos, de Iglesia, general­

mente buscan experiencias y conoci­

mientos que los lleven a madurar su fe

cristiana.

Los movimientos intentan proveer de medios para que ese objetivo sea lo­grado. Y sin dudas se ha conseguido bastante.

Pero, no pocas veces, se observa que los resultados de algunas experiencias han sido bastante limitados. Muchas personas, muchos matrimonios, sien­ten que falta la deseada solidez en su fe cristiana.

La que poseen es una fe incapaz de responder a los nuevos interrogantes que la vida y la actual situación susci­tan. De manera más concreta, se ve que muchos padres cristianos que de­sean vivir con sinceridad su cristianis­mo, no saben como expresar y volver significativa esa fe para los propios hijos.

Es evidente que los movimientos —en especial los que llegan directa o 128

c iones, a veces , desaperc ib idas por los menos atentos.

Además de conocer las en­señanzas de Jesús y el potencial t ransformador de su Evangel io, el cr ist iano encuentra en tan ant i ­guos textos bfblicos un enorme manantial de elementos para una clara v is ión cr ist iana del nombre y del mundo.

Alfonso García

indirectamente a las fami l ias- tienen

obligación de enfrentar con profundi­

dad esa dificultad tan real y angus­

tiante.

El exponer algunos puntos para una

reflexión sobre el grado de madurez

de la fe, ayudaría por cierto a una re­

visión individual y comunitaria, a tra­

vés del diálogo del matrimonio, de las

reuniones de grupos y equipos o de los

encuentros que los movimientos incen­

tivan.

Persona inmadura y Religiosidad infantil

Todos sabemos distinguir a la perso­na adulta, madura, de la persona pre­dominantemente infanti l .

La persona inmadura:

— no es ella misma;

— no es capaz de pensar por sí misma,

o su pensamiento es apenas una co-

pía del pensamiento de los otros;

— no tiene criterios propios;

— falta la conciencia crítica personal;

La familia, primer núcleo de evangelización

— no sabe escoger con un mínimo de

libertad y por lo tanto no es respon­

sable;

— no es capaz de amar;

— es prisionera del miedo, de " tabus",

de cosas relacionadas con el azar,

que traen mala suerte o buena suer­

te y de toda clase de supersticiones.

Las personas que tienen estas carac­

terísticas, a las que se le pueden sumar

otras, no son todavía maduras. No hay

que olvidar que la edad cronológica

adulta o el éxito financiero no siempre

están acompañados de la correspon­

diente madurez de la persona.

Lo que sucede es que la persona

que no está sicológicamente madura,

tampoco lo está en su fe religiosa.

Existe un íntimo paralelismo entre el.

infantilismo sicológico y el infantilis­

mo religioso. Para nosotros es de suma

importancia caracterizar bien lo que es

el infantil ismo religioso pues buscamos

revisar nuestra fe. Siguiendo la pers­

pectiva bíblica —concretamente la lí­

nea profética del Antiguo Testamento,

asumida y enriquecida por Jesucris­

to— podemos destacar sobre todo los

siguientes puntos:

a) La persona es todavía infantil en su

fe cuando queda prisionera de objetos

o personas fuera de Dios: idolatría (Is

44,9-20). Nótese como la idolatría no

solo falsifica la relación con Dios sino

que también aliena y degrada al hom­

bre, porque éste adora cosas o seres in­

feriores a él. El hombre se esclaviza

dándole valor absoluto a lo que es rela­

t ivo. Es propio de una religiosidad in­

fantil vivir la fe en términos de esclavi­

tud y no de liberación.

b) Otra forma muy frecuente de reli­

giosidad no madura es la magia, en­

tendida en relación a lo divino y vivi­da en términos de comercialización, de utilización y de manera jurídica (con­trato bilateral: " te ofreco esto para que me des algo equivalente".).

Es una relación de interés. La perso­

na afirma tener mucha fe en Dios,

mientras éste haga todo lo que ella

quiere. Se pretende hacer negocio con

Dios y con los Santos comprando los

favores divinos. Se exige de ellos un

pago por el buen comportamiento.

Dios no es respetado como Dios sino

que es transformado en un instrumen­

to a nuestro servicio.

c) Es infantil la religiosidad concreta

cuando está separada del compromiso

con la justicia y con el amor. En el cul­

t o , en los actos litúrgicos, la persona

manifiesta mucha fe y aceptación de

Dios, pero en lo cotidiano su vida es la

misma de las personas que no tienen

fe. Es una fe que no compromete en el

día a día. No compromete en el esfuer­

zo para que exista más justicia y no

compromete con el amor efectivo y

práctico. Sería conveniente releer Is

1,10-20 y 58,1-8. Estos dos textos son

extremamente claros y bastante duros.

Dios no acepta "actos religiosos" sepa­

rados del compromiso con la justicia y

con el amor. Tales actos no pasan de

hipocresía. El profeta no niega el valor

que sin dudas tiene el acto de culto,

pero denuncia enérgicamente la hipo­

cresía de un culto que no implica com­

promiso ético con la justicia y el amor.

Es muy importante revisar nuestras

actitudes religiosas para que podamos

percibir hasta que punto estamos toda­

vía prisioneros de una religiosidad in­

fanti l . ?No será por este motivo que

funciona deficientemente la transmi­

sión de la fe a nuestros hijos?

129

Page 67: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

Persona madura y fe adulta

Sabemos que una persona es madu­ra cuando: — busca ser ella misma; — tiene pensamientos y criterios pro­

pios; — posee un mínimo de conciencia

crítica; — sabe escoger con responsabilidad; — es capaz de amar efectivamente.

Como es natural, la persona que co­mienza a madurar tiende a ser muy crí­tica en relación a la fe infantil. Siente la necesidad de madurar también en la fe. Si el madurar en la fe no acompaña la madurez personal global, la crisis de fe será inevitable. La fe infantil es ina­ceptable para una persona adulta. Si esta no encuentra comunidades cristia­nas que vivan la fe adulta, considerará el cristianismo como una realidad su­perada, permanecerá indiferente o ten­derá al ateísmo.

La vivencia de la fe adulta, simultá­neamente don de Dios y respuesta del hombre, siempre en una perspectiva b"'blica, se vincula a: - respeto a Dios (rechazo de la co­

mercialización); ~ relación personal-dialogal (no má­

gica);

~ disponibilidad (soy yo quien debe estar abierto al designio de Dios y no al contrario);

~ vivencia concreta de la justicia y del amor efectivo.

A,9unos factores de fa a c t"al crisis de fe

1 3 0a exP°s¡c¡ón anterior, aún siendo

muy esquemática, señala ya un proble­ma básico que explica parcialmente el porque de la crisis, sobre todo entre los jóvenes. En efecto, el infantilismo religioso de muchos cristianos es una de las causas de la indiferencia de no pocos jóvenes. El muchacho o la chica que comienzan a ser adultos no acep­tan ese infantilismo. Frecuentemente es infantil el cristianismo vivido en la propia familia, en el colegio religioso, en la parroquia...

2. El progreso científico-técnico va eli­minando la visión antigua del mundo en la cual el cristianismo vivió y se ex­presó. Esta visión del mundo tiene un lenguaje propio. El cristianismo duran­te casi dos milenios se expresó y se co­municó mediante ese lenguaje. Con el surgimiento de la ciencia moderna se va formando una nueva visión del mundo y consecuentemente un nuevo lenguaje. Las personas que piensan y hablan en el lenguaje del mundo cien­tífico moderno, no comprenden más el lenguaje que hablan los cristianos si es que este pertenece todavía al mundo antiguo. La necesidad de hablar y co­municar el cristianismo, en el lenguaje de la nueva visión del mundo propicia­do por la ciencia y cultura modernas, es cada vez más urgente. El lenguaje que los padres emplean para hablar de la propia fe frecuentemente no es com­prendido por los hijos. El problema de la comunicación significativa de la fe es hoy particularmente agudo.

3. El pluralismo de nuestra sociedad va en aumento, por lo menos en rela­ción a la religión. Se perdió la antigua unidad católica. Cuando todos éramos católicos en la América Latina, la fe personal tal vez no tuviese porque ser

tan cuidada. Con la realidad del plura­lismo actual es indispensable caminar hacia una fe realmente asumida, vivida con convicción. El católico recibe la influencia de las religiones orientales, el fuerte atractivo del espiritismo, el impacto de la fuerte presencia de las sectas pentecostales y «I testimonio de la fe de las Iglesias protestantes. Convive con indiferentes y ateos, es­cucha duras críticas dirigidas a la Igle­sia Católica... El católico tiene necesi­dad de tener una fe adulta en medio de esa pluralidad de opciones religiosas y no religiosas. Pero, debemos reconocer con tristeza que muchas veces no tene­mos madurez suficiente para dar expli­caciones sobre nuestra propia fe, para comunicar a los otros porque somos católicos. Los hijos, evidentemente, perciben nuestra incapacidad.

4. La crisis de fe ha surgido también debido a la manera deformada de en­tender a Dios y de vivir la relación con Él. Fabricamos "dioses" a nuestra imagen y semejanza, substituyendo por esos "dioses" el Dios Liberador del Éxodo, el Dios Creador, el Dios de los Profetas, el Dios Revelado en Jesucris­to y mediante Jesucristo. Inventamos el dios "tapa-agujero", el dios "solu­ciona-problemas", el "dios-nodriza", el dios "tirano", el dios "policía", el dios que nos mantiene en la pasividad y en la alienación y tantos otros tipos de dioses. La poca fidelidad al Dios cris­tiano es, sin duda, otra causa del aleja­miento de la fe de muchas personas. Dios, para muchos, acabó siendo una mera realidad inventada por el hom­bre, proyección de las necesidades y deseos del ser humano y de la socie­dad. El concepto deformado de Dios es la puerta abierta para el ateísmo.

En relación a esto surgen preguntas muy inquietantes: ¿el Dios que noso­tros adoramos es el mismo revelado en el Antiguo Testamento y sobre todo a através de Jesucristo? ¿Qué criterios podemos tener para saber hasta que punto somos fieles o infieles al Dios Bíblico?

La crisis de fe cuestiona a los movimientos

Los cuatro factores anteriores son presentados aquí solo como ejemplo. Pero, estos interpelan a los movimien­tos de laicos y deben llevar a una revi­sión de métodos. La enumeración no es completa pero es suficiente para lle­var a la conclusión de que es necesario profundizar y madurar en forma ur­gente nuestra fe cristiana. Ya es tiem­po de acabar con la superficialidad y con las meras suposiciones en materia de vivencia de una fe cristiana y adul­ta. Su maduración se realiza en la vida concreta de amor a Dios y al prójimo. Pero la madurez de la vivencia exije profundizar en nuestro conocimiento del cristianismo, que es un conoci­miento al servicio de la vida y nunca separado de ella.

Es muy importante señalar que to­do lo que se refiere a la Fe, debe ser entendido de manera integrada, nunca de manera dualista. La fe cristiana no tiene nada que ver con una fuga de la historia y de sus compromisos concre­tos. La fe de la que hablamos aquí se vive en el corazón mismo de la historia cotidiana, de nuestras vidas en el aquí y ahora, de nuestro tiempo y de nues­tro mundo.

Page 68: Movimento Familiar Cristiano - Manual de Coordinadores

¿ Qué es humanizar ? Helio y Selma Amorim

El ser hulnano fué creado para ser imagen y semejanza de Dios. Ese es el proyecto de Dios: la plena-humaniza-ción del hombre y de la mujer.

En la medida que el ser humano va conquistando esa Imagen y semejanza, se hace persona humana y se humani­za.

Para que esa búsqueda de la ima­gen y semejanza sea una posibilidad real, el hombre y la mujer reciben como un soplo divino que se manifiesta en impulsos para la humanización. Esos impulsos no son determinantes, como los instintos en los animales. Ellos es­tán sujetos a la libertad humana. El ser humano puede orientar su vida en la di­rección de la humanización señalada por sus impulsos, aunque por trayectos tortuosos, con avances, retrocesos, tropiezos, y correcciones de órbita. O puede desviarse libremente de ese ca­mino, deshumanizándose.

Por otro lado, hombres y mujeres están fuertemente sujetos a presiones y condicionamientos externos que sofo­can o exacerban aquellos impulsos humanizadores, suprimiéndolos o des­figurándolos. Si no fueren neutralizados, esos mecanismos externos llevarán a la deshumanización. Son expresiones perversas de pecado social, presente en las estructuras de la sociedad en que los hombres están inmersos.

¿Cuáles serán esos impulsos que apuntan para la humanización?

¿Cómo responden a esos impulsos el hombre y la mujer adultos?

¿Qué presiones deshumanizado-ras sofocan o frustran el encuentro de respuestas a esos impulsos? Y otras que los desfiguran o falsifican ? 132

Para cada impulso aquí descrito, vamos a intentar identificar los corres­pondientes mecanismos de deshu­manización que los falsifican: • Los que sofocan o suprimen el im­

pulso; • Los que impiden o dificultan el en­

cuentro de respuestas y satisfac­ciones a ese impulso;

• Los que agudizan, exacerban, desvían o desfiguran ese impulso, transformándolo en impulso para la deshumanización;

• Lo que podemos y debemos hacer para denunciar, atenuar o suprimir aquellos mecanismos que actúan contra ese impulso humanizador

Los impulsos que llevan a la humanización y las respuestas del hombre y la mujer adultos

1 El impulso de vivir, en condiciones

dignas de vivienda, alimentación, salud y posesión de bienes materiales nece­sarios a una adecuada calidad de vida.

El adufto no busca apenas vivir o sobrevivir, sino conquistar una elevada calidad de vida. No se deja llevar por el hedonismo (búsqueda desenfrenada de placer), o por el consumismo exagera­do (por la presión de la propaganda), tampoco se acomoda a condiciones in­dignas de vida (vivienda, alimentación, salud, descanso insuficientes). Vive una relación respetuosa con la natura­leza.

2 El impulso de socialización, de

establecer relaciones personales con los otros, de comunicarse y consolidar amistades.

El adulto se relaciona bien con las personas y grupos con que convive, ayuda a la integración y a la unión, la cooperación y la solidaridad, más que a la competición y a la búsqueda de ven­taja. Está siempre abierto al diálogo. Tiene consciencia de que su vida debe ser vivida con los otros y para los otros. Se siente responsable frente a la socie­dad y se empeña por relaciones socia­les más justas y solidarias. Participa activamente de la vida de la sociedad.

3 El impulso para la relación hombre-

mujer, en nivel profundo y peculiar de comunión afectiva, con su expresión sexual y apertura para la creación de vida.

El adulto es capaz de amar total­mente y con perseverancia. El amor conyugal no es una respuesta a la obli­gación asumida sino el deseo profundo de ayudar al otro a realizarse plena­mente como persona humana. El amor al otro y a los hijos no es posesivo y dominador, es incentivo y apoyo a la li­bertad y autonomía responsables. La

sexualidad del adulto está intimamente vinculada a la afectividad de la que es expresión.

El adulto supera las formas inma­duras de amor: el sentimentalismo va­cío, la sensualidad sin integridad y el amor exclusivista o egoísmo a dos. El adulto casado comprende que sólo es capaz de amar conyugalmente quien es capaz de vivir el amor fraterno con to­dos. La madurez afectiva está relacio­nada con la capacidad más que con la simple generosidad. El amor adulto su­pone la superación del egoísmo, la dis­ponibilidad gratuita. La capacidad de donación y renuncia sin pérdida de la autoestima y sin mutilaciones de su propia personalidad.

4 El impulso de desarrollar una iden­

tidad propia, original e inconfundible. El adulto se conoce a sí mismo, es

coherente y tiene convicciones. Cons­truye su identidad, supera los impulsos de autoafirmación del adolescente que dejó de ser. Se siente seguro, capaz de reflexionar y encontrarse consigo mis­mo. Reconoce con humildad sus pro­pias flaquezas. No vive de sueños y fantasías, sin embargo, trata de perse­guir objetivos difíciles que parecen im­posibles para muchos. No está centra­do sobre sí mismo. No se deja masificar o despersonalizarse por las presiones, culturales, costumbres o propanganda. Y bten informado es capaz de decisio­nes libres de caprichos y preconceptos. Está siempre abierto a lo nuevo: nue­vas ideas, nuevas visiones del mundo y del hombre, nueva comprensión de la realidad. No confunde lo pasajero con lo permanente. Procura actualizarse sin perjuicio del núcleo de convicciones profundas que orientan su vida.

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5 El impulso de realización personal

realización de sus potencialidades su vocación y carismas.

El adulto conoce sus potencialida­des y su vocación. Busca su plena rea­lización personal a través de un pro­yecto de vida coherente con la propia vocación: en la profesión, en la vida fa­miliar y social, en el arte y en el des­canso. Procura desarrollar sus aptitu­des colocándolas al servicio de la hu­manización de todos los hombres. Es­tudia y se mantiene atento a los hechos y acontecimientos, analizándolos criti­camente. Desarrolla la capacidad de conocer a los otros y al mundo. No se conforma en renunciar o sofocar la pro­pia vocación y carisma, sometiéndolas a otros intereses (dinero, poder, presti­gio).

6 El impulso de auto-trascendencia,

de superación de sus limitaciones hu­manas, de búsqueda de Dios, de en­cuentro con lo divino. El adulto en la fé, no la separa de la vida. No confunde la fé con prácticas religiosas desvincula­das de los compromisos que le son propios. No se entrega a la magia y a la idolatría. Su relación con Dios, es gra­tuita, no comercial (aquella que paga con velas y promesas los beneficios al­canzados). Su fe es expresión en el compromiso ético con la justicia y el amor fraterno. La superstición, el fana­tismo, la manipulación de Dios están ausentes de sus prácticas religiosas. 134

Este es el ejercicio que les propo­nemos: partir de la identificación de los más importantes impulsos humanizado-res y de la descripción de las respues­tas del hombre y de la mujer adultos a esos impulsos, vamos a intentar des­cubrir los mecanismos sociales, políti­cos, económicos, culturales y religiosos que conspiran contra la humanización.

Luego se hará evidente lo que de­bemos hacer para que la humanización sea posible para todos los hombres, y así se realice el proyecto de Dios.

• ¿Existen mecanismos o condicio­namientos que pueden sofocar este impulso? Ejemplos.

• ¿Yobstáculos que impiden la reali­zación de este impulso? Ejemplos.

• ¿ffsfe impulso puede ser desvir­tuado o desviado hacia la deshu­manización ? ¿ Cómo ?

• ¿Qué podemos hacer para que to­dos sean capaces de encontrar respuestas a este impulso humani-zador? Ejemplos.

Un ejemplo para el primero de los impulsos descritos: • El conformismo y el fatalismo, so­

focan el impulso.

• El modelo económico concentrador de riqueza genera la miseria, que impide la satisfacción de ese im­pulso;

• El consumismo y el hedonismo, búsqueda desenfrenada de placer y confort, exacerban y desvían ese impulso, llevándolo a la deshuma­nización;

• Podemos y debemos desarro­llar prácticas de concientización

. que neutralicen el conformismo y el fatalismo; denunciar la injusticia presente en las estructuras eco­nómicas y proponer modelos so­ciales innovadores; denunciar la propaganda y la actuación de los

medios de comunicación que pro­mueven el consumismo y la bús­queda desenfrenada de placer. Aun sobre el primer impulso hay

mucho que decir. Procuren reflexionar a fondo, y discutir en grupo, en esa línea propuesta, haciendo anotaciones.

Recorran, en seguida, la lista de

impulsos presentada, uno a uno, sin prisa de terminar.

Elijan entonces, acciones indivi­duales y grupales que están dispuestos a desarrollar, al servicio de la humani­zación de los hombres y las mujeres, y por tanto, de la concretización del pro­yecto de Dios.

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