Ciencias Sociales 4º ESO Ana Hinojosa Esteo

EL MOVIMIENTO OBRERO

ONDICIONES DE VIDA DE LAS CLASES TRABAJADORAS

Si había una característica determinante para la clase obrera era la

inseguridad pues sus miembros desconocían cuál sería su salario, cuánto

duraría su trabajo, qué harían ante una enfermedad o un accidente… se

hallaban a un paso de la pobreza y en la 2ª mitad del XIX suponían casi

una cuarta parte del total de la población europea.

Los barrios obreros surgieron cerca de las fábricas y en los suburbios de las

principales ciudades industriales. Crecían desordenadamente sin alumbrado,

alcantarillado, conducción de aguas residuales o recogida de basuras, lo que

suponía un alto peligro de infecciones.

En las primeras etapas de la industrialización la duración de la jornada

laboral era de unas quince horas, con interrupción de una hora y media

para la comida y apenas días de descanso. Mujeres y niños constituían

buena parte de la mano de obra y recibían el peor salario.

Todo esto hacía que su calidad de vida fuese pésima, lo que creó constantes

motivos de conflictividad social.

ORÍGENES DEL MOVIMIENTO OBRERO

En los barrios obreros surgieron asociaciones cuya finalidad era

defender los derechos mínimos de los trabajadores: mejora de las

condiciones laborales, reducción de la jornada laboral y aumento del salario.

Otro objetivo fue la lucha por sus derechos políticos (de voto, de reunión, de

expresión, de asociación).

Las primeras asociaciones surgieron en Gran Bretaña (Trade Unions) y

estaban prohibidas hasta que se reconoció el derecho de asociación y

reunión. Eran muy diversas en su composición y en sus objetivos pero en

todas ellas la huelga se convirtió en el principal instrumento de presión.

Desde el siglo XIX se utiliza el término sindicato para referirse a las

asociaciones de trabajadores fundadas para la defensa de sus intereses.

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Posteriormente, con la mejora de la maquinaria en las fábricas, apareció un

movimiento denominado LUDISMO que llevó a los trabajadores a la

destrucción de máquinas, pues estas les quitaban puestos de trabajo ya que

hacían las tareas mucho más rápido y mejor.

Más tarde surgió el CARTISMO, movimiento de masas que se propuso

conseguir los derechos políticos de los trabajadores reclamando el sufragio

universal masculino y el voto secreto a través de la Carta del Pueblo. En ella

se reivindicaban al Parlamento dichas peticiones, entre otras, las cuales

fueron rechazadas por éste y el Gobierno reprimió con dureza las huelgas y

los intentos de sublevación de los sectores más radicales del cartismo.

Aunque el cartismo se debilitó sin conseguir sus objetivos demostró cómo

grandes masas de trabajadores podían movilizarse por un objetivo común:

mejorar las condiciones de los obreros a través de la vía parlamentaria.

DOCTRINAS

Premarxismo

Mientras los trabajadores comenzaban a organizarse, algunos

intelectuales elaboraban teorías con la intención de poner remedio a los

costes sociales que trajo consigo la industrialización. Estas teorías forman el

llamado socialismo utópico, en contraposición al socialismo científico

elaborado posteriormente por Marx y Engels. Unos de los precursores

socialistas fueron Owen, Fourier y Saint, influenciados por Rousseau y otros

filósofos ilustrados, que defendían que el valor de las mercancías dependía

de la cantidad de trabajo empleado en producirlas y proponían una nueva

sociedad sin explotación y sin injusticias.

Marxismo

Marx y Engels consideraban sus teorías científicas frente a las ideas

moralizantes de los socialistas utópicos ya que fueron elaboradas a partir de

un análisis objetivo y frío de la realidad económica. Ambos tenían una

amplia formación académica y colaboraron en la elaboración de la nueva

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teoría socialista que, con el tiempo, se denominaría marxismo y tendría una

gran influencia en filosofía y en política. En su “Manifiesto comunista”

defienden que “la historia de toda sociedad hasta nuestros días es la

historia de la lucha de clases”, denuncian a la burguesía, animan al

proletariado a rebelarse y a construir una sociedad sin clases.

El marxismo se difundió inicialmente entre los obreros con la idea de

que los trabajadores deben organizarse en un partido político propio,

independiente de los partidos burgueses.

Anarquismo

Las ideas anarquistas comenzaron a difundirse a partir de la teoría

de Bakunin, totalmente diferentes a las marxistas. Mientras estos

consideraban la lucha política mediante la organización de los obreros en

partidos obreros, los anarquistas eran enemigos de la acción política pues se

oponían a cualquier tipo de Estado. Además pensaban que los trabajadores

industriales no debían ser los únicos protagonistas de la revolución sino que

debían apoyarse en todos los sectores oprimidos de la sociedad: campesinos,

estudiantes, etc.

LAS GRANDES ASOCIACIONES INTERNACIONALES OBRERAS (AIT)

La Primera Internacional

Esta organización nació en Londres en 1864 y fue el resultado del

ambicioso proyecto de unir a todos los trabajadores del mundo. Entre los

dirigentes había representantes de todas las tendencias pero la personalidad

de Marx marcó sus inicios, él redactó el manifiesto inaugural, sus estatutos

e introdujo dos elementos esenciales de su pensamiento: la emancipación

tenía que ser obra de los propios trabajadores y la clase obrera debía

conquistar el poder para transformar la sociedad.

La AIT se implantó rápidamente en muchos países europeos pero la

heterogeneidad de sus miembros dio lugar a numerosos enfrentamientos,

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sobre todo entre los partidarios de Marx y los de Bakunin, que terminaron

con el debilitamiento y fin de la asociación.

La Segunda Internacional

La existencia de ideas comunes a todas las ideologías socialistas y la

nostalgia por la extinguida AIT llevó a la fundación de la 2ª AIT en París en

1889. Se trataba de una confederación de partidos socialistas que

aceptaran el sistema democrático, por lo que no admitieron a ningún

anarquista.

El 1 de mayo de 1890 fue un día de muestra de solidaridad

internacional obrera pues los trabajadores fueron convocados para

reivindicar la jornada laboral de ocho horas.

Bajo la apariencia de unidad había grandes diferencias, algunos

partidos optaron por métodos pacíficos y democráticos, otros por

reacciones más revolucionarias. Había pues dos claras tendencias que

acabaron con su escisión.