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VISIÓN Y REVISIÓN DE LA PROPUESTA EDUCATIVA DE PEDRO GRASES Y ARTURO USLAR PIETRI

Por: Carlos Maldonado-BourgoinDavid R. Chacón Rodríguez

Reconocimiento y gratitud por este nuevo espacio que nos brinda la Fundación Venezuela Positiva. Nuevas ideas para viejos problemas ofrece al universo de lectores la preocupada posición de autores que, volviendo a pensar en el quehacer y rehacer del país, buscan encontrar respuestas y asideros, para ofrecer soluciones a viejas dificultades. Sin ello, es imposible y poco probable que el país pueda salir adelante de la tormenta presente.

Los autores de este trabajo, proponemos al lector se ubique desde el mirador de un paisaje rico en buenas y nobles ideas, que las hubo, pensando siempre en la construcción de un país republicano, democrático y liberal, el cual quedó a medias y en el papel.

A los gobernantes y planificadores se les fue de las manos el país, no supieron ni tampoco pudieron dar el salto de una educación con calidad a una educación masificada con criterios de excelencia. En nuestro ensayo “Venezuela, cultura y política”, (Sembrando el Petróleo, Editorial Panapo y Fundación Venezuela Positiva, Caracas 2001), escribíamos de manera cruda y descarnada acerca de los logros en educación de la última mitad de la era democrática.

Necesaria es una revisión de los hacedores de la nacionalidad, y desde esa perspectiva −de la identidad y del ADN cultural, institucional y político−, ofrecer la más veraz y emocionada de las visiones de conjunto, señalando como tesis un camino hacia resurrección nacional. No es una tarea sencilla, mucho menos la de nosotros, ella es tarea perentoria de los ductores que habrán de sucedernos.

Mirando al pasadoLas imágenes pueden ser rotundas. Usaremos unas metáforas que

aclaren lo que antes era pura espesura y diversificación perdida en la minuciosidad del detalle.

En la destrucción de Sodoma y Gomorra, Yahvhé prohibió a Lot y a su tribu mirar hacia atrás durante la retirada. Edith por curiosidad desobedeció el mandato y se convirtió en estatua de sal. “Desde los tiempos más remotos la sal ha tenido conexión profunda con los pactos y compromisos personales. La llamada “sal de pacto” era usada en todas las ofrendas. Era un símbolo de “preservar” los compromisos hechos con Dios”.

La finca Tara es el punto de retorno de Scarlett O´Hara, personaje de la novela Lo que el viento se llevó de Margaret Mitchell. La casa,

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antes y después de la guerra de secesión norteamericana, es el símbolo del viejo país y del estatus, Tara desafía el deterioro del tiempo y es el soporte de una nueva realidad histórica y social que muchos se niegan a aceptar.

Más que por curiosidad, es por conocimiento de causa que tenemos que mirar al pasado sin miedo a convertirse en piedra de sal. El país tiene memoria y antecedentes sobre los cuales puede y debe poner nuevamente sus cimientos. Pero también, debemos ver a Venezuela despojada de esa mirada del terrateniente heredero de un pasado que ya no existe. Hay que ubicarse en el aquí y en el ahora, con una identidad como legado que es necesario citar y reconocer de manera permanente.

Sobre los escombros de las ciudades y las casas fundacionales es que los urbanistas y arquitectos ven las oportunidades de proponer nuevas cosas o, como guardianes del perfil e identidad nacional ofrecer un equilibrio entre lo pasado, el presente y el mañana. Las crisis no son problemas, son oportunidades de cambio y de transformación.

Oportuna es la invitación de escribir sobre el tema educativo teniendo a mano y juntos los papeles de dos viejos maestros, al aura de prestigio de sus nombres, sobran los calificativos: Pedro Grases (1909-2004) y Arturo Uslar Pietri (1906-2001). Ellos dedicaron la vida a la reflexión y el hacer en la educación, entre otras vertientes del pensamiento. Constituye un regalo, un privilegio y un honor poder hablar de ese país posible que ellos pensaron como verdaderos baluartes de la venezolanidad.

En la década de los 90´ más de una vez Don Arturo visitó a Don Pedro en la sala de la tertulia de su casa, en La Castellana, con derecho y con toda razón ambos se preguntaban en qué habían fallado. Acaso esa visión y misión de la educación que ellos vislumbraron estaba fuera de foco? Creemos sinceramente que no.

Como contraste a ese país posible y soñado por Grases y Uslar Pietri, así como por tantos otros educadores meritorios y de visión profunda, hoy como presente tenemos lo que sigue:

“El castellano que hablamos los venezolanos se parece al país de estos últimos años. Quien desee constatar nuestra decadente manera de expresarnos sólo tiene que leer el examen de un bachiller o de un estudiante universitario. El discurso de gobernantes, parlamentarios y políticos del régimen ha contribuido en gran medida al empobrecimiento de nuestra manera de hablar. Una sarta de consignas y clichés, y refritos sacados del basurero de la historia política del siglo XX, conforman el nervio argumental de los voceros del régimen,

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cuando no son el insulto, el grito soez o la adulante alabanza al comandante-presidente los ejes del discurso”. “Como la discusión política y las declaraciones de los personeros de la política colman los espacios de los medios, es justo reconocer que la pobreza de lenguaje no es ajena a un gran número de representantes de la llamada oposición. Más que estrechez de lenguaje, que la hay y mucha, lo notorio en este caso es la antigüedad del discurso. Muchos se quedaron en el año 1945, algunos en 1958 y otros en ninguna parte”.

“En general, la pobreza de nuestro lenguaje se materializa en la escasez de ideas, en los lugares comunes, en la ausencia de reflexión crítica, en el rezago del conocimiento, en los escasos espacios para la irreverencia, el desafío y la inconformidad que enfrenten la mediocre y rutinaria vida académica de nuestros claustros universitarios y el insoportable ´cabeza-huequismo´ de un grueso sector de la clase media venezolana, que sigue teniendo al modelo de automóvil, y ahora al del BlackBerry, como símbolos visibles de la construcción de sus vidas personales. (Eliecer Calzadilla. “¿Es el “el pran” el hombre nuevo de la revolución chavista?” En: Correo del Caroní, Puerto Ordaz, Domingo, 26 de junio de 2011).

PEDRO GRASES Con setenta años cargados de méritos, logros y servicios, además

de cuarenta años de docencia, Pedro Grases recibe un reconocimiento del gobierno y del país (1979-1981). El viejo maestro puede contar y reflexionar sobre el hecho educativo que nos compete.

Recién llegado al país en 1937, después de haber salvado la vida a comienzos de la guerra civil española, el doctor Rafael Ernesto López, Ministro de Educación del gobierno civilista de Eleazar López Contreras, emplea al doctor Pedro Grases en el quehacer educativo venezolano. Como profesor del Instituto Pedagógico Nacional y de los Liceos Aplicación, Fermín Toro y Andrés Bello, y más tarde en la Universidad Central de Venezuela y muchas más universidades nacionales y del exterior.

Hablemos de Grases, del hombre que con métodos didácticos y pedagógicos buscaba sembrar conciencias para formar mejores ciudadanos. Él venía de Barcelona donde se estaban experimentando novedosas ideas educativas, había sido profesor de educación media en el Instituto Escuela Giner de los Ríos, y en la Universidad de Barcelona (1932-1936). En un país nuevo y por hacer, pareciera partir del punto cero, mas este no era el espíritu ni el propósito de Grases. En Venezuela había propuestas por rescatar, no para repetir e imitar, sino como base de sustentación de los modelos a ser aplicados.

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En un artículo-comentario escrito para los jóvenes, el maestro Grases desempolva el viejo régimen para internos del Colegio Juan Germán Roscio, que instaura el insigne educador venezolano Manuel Antonio Carreño (1812-1874), autor del “Manual de Urbanidad y de buenas costumbres, para el uso de la juventud de ambos sexos”, el libro venezolano con mayor número de ediciones. Don Manuel Antonio fue a su vez el padre de la pianista, compositora y empresaria Teresa Carreño, una de las verdaderas heroínas venezolanas, quien rompió el techo establecido por la tradición a la mujer hispanoamericana.

Pedro Grases como bibliófilo y bibliógrafo dio en una biblioteca particular con los “Estatutos del Colegio Roscio”, librillo de 37 páginas impreso en 1842, en Caracas, en la imprenta de George Coser. La Eficacia y la Alcurnia de un Régimen Escolar Venezolano para Internos, lo divulgaba Grases a sus alumnos en el fundamento y creación de la República Liceísta en el Liceo de Aplicación y decía: “Queda ahora al arbitrio de quienes deban organizar la República Liceísta, el aprovechar o no las enseñanzas que de tal sistema puedan deducirse”. (Revista C.E.L.A., Órgano del Centro Estudiantil del Liceo de Aplicación, Año I, Caracas, Marzo de 1943, Numero III). Por varios años integraron el consejo editor de la revista del centro estudiantil Gabriel Chuchani, Albert Weibezahn Massiani, José Villalba y Ramón A. Tovar.

Poco más tarde, para la revista del grupo literario Surcos, del mismo Liceo de Aplicación, Grases explicaba a los muchachos: “El propósito de mi artículo es el de comentar las enormes posibilidades que ofrece y exige Venezuela como objeto de estudio; y glosar el significado y las perspectivas que tiene la vida de un estudioso o un profesional, en no importa que ramo de actividad, en las investigaciones nacionales”. (Surcos, Año I, Caracas, Noviembre de 1943, Nº 2). El Grupo estaba formado por Manuel Alayeto, Alberto Arria Salas, Rafael Clemente Arráiz, Alfredo Benedetto, Octavio Lepage B., Aquiles Monagas, Miguel Octavio, Manuel Rafael Rivero, Erasmo Rodríguez, Armando Ruiz, y Gervasio Vera C.

El doctor Alexis Márquez Rodríguez en artículo pleno de contenido y emoción evoca cómo conoció a su maestro, a Pedro Grases. “En septiembre de 1947, cuando llegamos al viejo Instituto Pedagógico Nacional un grupo de muchachos a estudiar la carrera de profesor, nos dio la bienvenida, el primer día de clases, un animoso docente que era además Jefe del Departamento de Castellano y Literatura. Con inconfundible acento hispano-catalán y una admirable facilidad expresiva, nos arengó con palabras enfiladas al elogio de la vocación profesoral y a exaltar el optimismo y la confianza que debíamos tener en el futuro del país. Era Pedro Grases e iba a ser nuestro profesor de Gramática Castellana. Allí también nos hizo una breve semblanza de quienes, junto con él, serían nuestros profesores: Ángel Rosenblat, Juan David García Bacca, Guillermo Pérez Enciso, Edoardo Crema,

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Felipe Massiani, J. M. Siso Martínez, Olinto Camacho, J. M. Alfaro Zamora…” (A.M.R. “Una deuda impagable: La de Venezuela con don Pedro Grases”, en el libro El legado de Grases en Venezuela. Caracas, Fundación Pedro Grases, 2006, p. 7).

Grases formó a una legión de discípulos destacados en la vida nacional, como Oscar Sambrano Urdaneta, Orlando Araujo, Rafael Di Prisco, Alexis Márquez Rodríguez, Ernesto Mayz Vallenilla, Domingo Miliani, Augusto Germán Orihuela, Efraín Subero, José Santos Urriola, Pedro Díaz Seijas, entre muchos más. Todos de diversas corrientes del pensamiento, cada uno de ellos con obra dejada y sembrada en el desarrollo de la vida profesional.

Esta evocación de un momento importante de la vida venezolana, los años de la reconstrucción del país después de la dictadura gomecista, es el más patente ejemplo de que el objetivo de los educadores de antes buscaba valores cualitativos en los venezolanos venidos de distintas partes del territorio nacional a ser formados en Caracas. De ese Instituto Pedagógico Nacional y del Liceo de Aplicación quedan sólo el nombre y los vestigios.

Se produjo una inversión de la oferta educativa. La rigurosa y excelente educación pública sacrificó su calidad por la masificación. La educación privada laica y la educación privada religioso católica por sus propios valores, méritos y logros ocupa hoy el sitial que tenían esas instituciones antes mencionadas.La conciencia nacional

Pedro Grases constituye una de las “claves de la conciencia nacional”. (Editorial, Pedro Grases y la identidad venezolana, Diario de Caracas, 7 de julio 1979). Por y gracias al Maestro, entre otros, los venezolanos de ayer y de hoy, pudimos estar al tanto del mundo de pensadores nacionales y extranjeros que ofrecieron ideas y proyectos para la formación del hombre en la nueva tierra.

La labor bibliográfica y de editor de Grases hizo posible que estuviéramos al corriente de ese legado para hacerlo nuestro. “Ha sido Grases quien con todos los instrumentos de la más rigurosa técnica ha hecho las más completas y fidedignas series bibliográficas con que cuenta nuestro país”. (Arturo Uslar Pietri, “Pedro Grases, el servidor”, revista del Centre Catalá, Agosto de 1969).

Ser de América y estar en América coloca y facilita a su hombre a abrevar de muchas civilizaciones, pero una cosa es tener poca tradición cultural y otra es no tenerla. A esa tarea dedicó Pedro Grases muchas horas de reflexión y de paciente búsqueda, encontrando en bibliotecas y archivos más lejanos aquellos papeles e impresos que dan noticias sobre diversas materias tratadas en Venezuela y América.

En las conversas de su sala de la tertulia sabatina en La

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Castellana, cantidad de veces oímos decir a Don Pedro que en el Discurso de la inauguración de la Universidad de Chile de Bello (1843), están las líneas maestras y el ideario básico americanista para la ordenación y construcción de estas jóvenes naciones, pero siempre con perspectiva actual. Andrés Bello (1781-1865) brindó una obra de cultura de valor universal al Continente, basado en su celo por la difusión de las luces y de los sanos principios, y a la dedicación laboriosa con que se consagró a sus estudios. Estas cualidades unidas al amor que sentía por su país natal hicieron de Don Andrés Bello, el Primer Humanista de América, en perfecta sencillez.

“He dicho que todas las verdades se tocan, y aun no creo haber dicho bastante. Todas las facultades humanas forman un sistema, en que no puede haber regularidad y armonía sin el concurso de cada una. No se puede paralizar una fibra ( permítaseme decirlo así ), una sola fibra del alma, sin que todas las otras enfermen”.“Las ciencias y las letras, fuera de ese valor social, fuera de esta importancia que podemos llamar instrumental, fuera del barniz de amenidad y elegancia que dan a las sociedades humanas, y que debemos contar también entre sus beneficios, tienen un mérito suyo, intrínseco, en cuanto aumentan los placeres y goces del individuo que las cultiva y las ama; placeres exquisitos, a que no llega el delirio de los sentidos; goces puros, en que el alma no se dice a sí misma”.“… Pero las letras y las ciencias, al mismo tiempo que dan un ejercicio delicioso al entendimiento y a la imaginación, elevan el carácter moral. Ellas debilitan el poderío de las seducciones sensuales; ellas desarman de la mayor parte de sus terrores a las vicisitudes de la fortuna. Ellas son (después de la humilde y contenta resignación del alma religiosa) el mejor preparativo para la hora de la desgracia. Ellas llevan el consuelo al lecho del enfermo, al asilo del proscrito, al calabozo, al cadalso. Sócrates, en vísperas de beber la cicuta, ilumina su cárcel con las más sublimes especulaciones que nos ha dejado la antigüedad gentílica sobre el porvenir de los destinos humanos”. (Discurso pronunciado en la instalación de la Universidad de Chile, el día 17 de septiembre de 1843)Por Pedro Grases volvimos a leer las obras de nuestros clásicos

literarios y nuestros pensadores, entre ellos, los educadores. Entre el grupo de personajes que ofrecieron ideas educativas importantes y novedosas al país recién emancipado están Don Simón Rodríguez (1769-1854), Juan Manuel Cagigal (1803-1856) y Cecilio Acosta Revete (1818-1881).

Don Simón Rodríguez personalidad picada por el aguijón del genio, fue ordenado y sistematizado por Pedro Grases en lo que pudo salvarse de su obra. Recordemos, Don Simón escribía:

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“Vea Europa cómo inventa y la América cómo imita. // El mérito de los proyectos está en la PREVISIÓN = donde no hay previsión no hay MÉRITO”. “Nada quieren las nuevas repúblicas admitir, que no traiga el pase del Oriente o del Norte. Sin digerirlas −Imiten la originalidad, ya que tratan de imitar todo = los estadistas de esas naciones, no consultaron para sus instituciones sino la razón; y esta la hallaron en su suelo, en la índole de sus gentes, en el estado de las costumbres y en el de los conocimientos con que debían contar”. (S. R. Sociedades Americanas. Caracas, Biblioteca Ayacucho, Nº 150, 1990). A este pensador y agitador de conciencias nato y delirante, lo

citamos y lo tenemos presente sólo por su papel de maestro de Simón Bolívar, y generalmente es relegado a un plano secundario su pensamiento visionario sobre el destino y futuro de nuestras naciones.

Pero sigamos nuestro recorrido. Establecida la Academia Militar de Matemáticas bajo la dirección de Juan Manuel Cagigal, se proyectó llevar los conocimientos de las ciencias físico-matemáticas no sólo a los ingenieros civiles y militares, sino la aplicación de estas leyes a la mecánica y al artesanado, mediante procesos de instrucción en las artes y los oficios con fines eminentemente prácticos, porque la técnica es y seguirá siendo la expresión social de los conocimientos y adelantos científicos. Razones de órdenes diversos, como el sempiterno argumento presupuestario y la idiosincrasia discriminatoria, puesto que el artesanado fue en su mayoría casi todo de la clase de los pardos y de los blancos de orilla, frustraron la sana y sabia intención de llevar al país hacia la modernidad y un pacto de equilibrio social. (Carlos Maldonado-Bourgoin: Ingenieros e Ingeniería en Venezuela. Siglos XV al XX. Caracas, Tecnoconsult, 1997).

Para entender el pensamiento educativo de Cecilio Acosta, debemos contextualizarlo de manera muy somera. Los orígenes de la educación venezolana se encontraban influenciados por el modelo de la corona española, la escolástica y el pensamiento de Aristóteles, la enseñanza de las artes liberales divididas en Trívium (gramática, retórica y dialéctica) y Cuadrívium (aritmética, geometría, astronomía y música).

A partir de 1810, con la ilustración europea (francesa e inglesa), se hace evidente la estrechez de este programa educativo anacrónico y carente de sentido. Fueron los profesores A. Valverde y Baltasar de los Reyes Marrero, que iniciaron en Venezuela las enseñanzas de la filosofía racionalista (Locke, Newton, Spinoza, Leibnitz, Descartes, Verney y Condillac). Ellas ponían la observación y la experiencia como principios para construir el conocimiento del mundo natural, de las cosas finitas y la validez del método experimental.

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Es en este contexto donde entra en acción el pensamiento educativo de Cecilio Acosta. Su angustia frente a la realidad signada por el atraso de un país que era: “Sangre primero, y luego odio y exclusión” (O.C. T. II. p. 903 y ss). Su propuesta sustituía la educación especulativa que daba hambre, por una educación que sirviera para la subsistencia, sustentada en oficios útiles “que dan pan”, realidades antes que abstracciones.

Para Acosta lo importante era dar un vuelco para no mantener la enseñanza elemental en decadencia, célebres son sus sentencias sobre este tema aparecidas en su obra Las cosas sabidas y por saberse:

“La enseñanza debe ir de abajo para arriba, y no al revés, como se usa entre nosotros, porque no llega a su fin, que es la difusión de las luces. La naturaleza, que sabe más que la sociedad, y que debe ser guía, da a cada nombre, en general, las dotes que le habitan para los menesteres sociales relacionados con su existencia: para ser padre de familia, ciudadano o industrial; y de aquí la necesidad de la instrucción elemental, que fecunda esas dotes, y la especie de milagro que se nota en su fomento. Es una deuda que es preciso satisfacer, y que además, cuesta muy poco”. (O.C. Vol. III. p. 268). “La luz que aprovecha más a una nación, no es la que se

concentra, sino la que se difunde”. (O.C. Vol. III. p. 271).“Enséñese lo que se entienda, enséñese lo que sea útil,

enséñese a todos; y eso es todo”. (O.C. Vol. III. p. 275).“Quién sabe, puede, quien puede, produce; y si la cosecha es más rica conforme el saber más se difunda, es fuerza ocurrir a la instrucción elemental. Con ella nacen hábitos honestos, se despierta el interés, se abren los ojos de la especulación, se habilitan las manos, como los grandes obreros de la industria, se suscita un espíritu práctico que cunde, como el mejor síntoma del progreso, y se ve un linaje de igualdad social que satisface. La luz va y viene, la vida es derecho, la palabra vínculo de unión, todas las almas se hacen una sola, todos los pensamientos un solo pensamiento”. (Ibíd. 279)

Ideas educativas de Pedro Grases La influencia del pensamiento educativo de Cecilio Acosta en la

obra del Maestro Grases queda demostrada en un Discurso que escribió para el Ministro de Educación, doctor José Loreto Arismendi, en la ocasión de graduarse la primera promoción de Técnicos en mecánica, química y electricidad en la Escuela Técnica Industrial de Venezuela. En este texto escrito por Grases para un tercero, encontramos en parte las bases de su pensamiento como docente. La

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educación como conjunto que influye en todo, engranada y coordinada a la actividad del país. Esclarece la necesaria sintonía del estudiante y del graduando directamente con su hacer, su entorno y sus necesidades.

Veamos, pues ahora, este singular texto tan poco conocido:“Venezuela será lo que sus hijos quieran que sea”.“La educación de la ciudadanía de un país es un proceso integral, que debe abarcar, en extensión, a todas las clases sociales y, en intensidad, al mayor desarrollo de facultades de cada individuo, tomando desde la infancia hasta su incorporación a la sociedad, sin perder de vista ningún aspecto o actividad social, pues ello dejaría vacíos irreparables. La enseñanza debe atender la preparación de profesionales, de hombres de pensamiento, y capacitar al mejor rendimiento del trabajo, mediante la formación de técnicos de acuerdo con la realidad geográfica y económica del país. La República es el resultado del esfuerzo de todos y en la suma armónica de las distintas colaboraciones esta la superior unidad de la Nación”.“La tarea de gobierno consiste no tan sólo en resolver de un modo justo los asuntos que diariamente llegan a los Despachos oficiales, sino que ha de tener otro contenido más profundo: la previsión del futuro, para lo cual el gobernante estudia y resuelve anticipadamente las necesidades sociales que con el tiempo habrán de plantearse. Cuando los problemas se imponen de un modo perentorio, sin que se hayan contemplado, pueden ser perturbaciones funestas. La acción del gobierno tiene algo de creador en cuanto forma instituciones, prepara reservas espirituales y encauza las fuerzas de la colectividad hacia los fines que le son propios. Entonces, lo que sería motivo de perturbaciones se convierte en colaboración fecunda y el pueblo gobernado se siente bajo el amparo de quienes lo conducen”.“El Estado debe crecer y desarrollar todas las posibilidades como un todo armonioso y equilibrado. Hemos vivido nosotros la transformación más asombrosa en Venezuela en los últimos años. En poco tiempo hemos recorrido un trecho en el que otras naciones han tardado siglos. La población, las ciudades, los campos han cambiado de carácter a una velocidad vertiginosa, y a no ser por las previsiones del Gobierno, esto entrañaría un doble peligro: el de tener que improvisar, y el de que se desfigure nuestro peculiar modo de ser. Para evitarlo el Gobierno aplica sus desvelos a fin de tener preparados los elementos de trabajo que satisfagan las nuevas exigencias sociales, y, además, los forma en sus propios centros de educación, para que no se pierda ni se

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desvíe el íntimo espíritu venezolanos, indispensable para proseguir la obra histórica que iniciaron nuestros Libertadores”.

[…]“La enseñanza técnica no había sido atendida entre nosotros como se merece. Todavía, aunque en menor escala, dependemos del exterior, pues gran parte de operarios calificados vienen de otros países, sin haberse educado en aulas venezolanas. Quizás nuestra vida, predominantemente rural, no había exigido, con suficiente imperio, que se preparasen nuestros compatriotas para el trabajo de los talleres, ni para industrializar los productos de nuestra agricultura. Ha llegado el momento de que la juventud venezolana se capacite para estar en condiciones de integrar el personal especializado que opera sobre los recursos que el país posee, ya los ponga en marcha para contribuir al bienestar de nuestros semejantes. De lo contrario, Venezuela se verá obligada a seguir importando los técnicos que el país, en su violento y enorme desarrollo, reclama con urgencia. Como se ve, no se trata de desplazar a nadie sino de suplir lo que nos hace falta”.“Tal es a mi juicio, la significación mayor de esta primera promoción de técnicos en mecánica, química y electricidad. Sois el primer equipo que llevará nuestras virtudes a la ordenación nacional de la industria. La misión que el Estado os confía al daros el título, no lleva únicamente el derecho a ganaros el sustento en vuestra nueva profesión, tiene mayores alcances: pone en vuestras manos la esperanza del Estado de que habréis de dignificar con el perfeccionamiento de los oficios. Se perfila un camino de dilatadas perspectivas en la Patria, y, los vais a abrir con el vigor de vuestros brazos, el entusiasmo de vuestros corazones y el talento de vuestras mentes”.“La herramienta de trabajo y el útil de un laboratorio son equivalente al libro y a las especulaciones intelectuales. En las amplias oportunidades que una democracia brinda a los ciudadanos sólo se pide que la aplicación disciplinada de las facultades individuales se pongan al servicio de un propósito colectivo, de modo comprensivo, entusiasta y humano. El día que entre en la conciencia de todos que no hay recompensa más valiosa que la del trabajo tenaz y constante, sin esperar que el azar – o el Estado en forma de providencia – acuda con el regalo de beneficios, Venezuela se levantará hasta una posición insospechada, al ritmo de la colaboración de sus hombres de trabajo”.“Nuestra naturaleza es generosa y sólo está esperando el esfuerzo humano para multiplicar los frutos que ofrece a los venezolanos. Los ríos, los valles, los llanos, la montaña y el mar nos dicen que

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caben en nuestra tierra todas las ilusiones y todos los proyectos, que cada hombre de oficio se proponga llevar a cabo. Para eso estáis preparados. Tened la seguridad de que el Gobierno habrá de recibir y apoyar con todo fervor, en la medida de sus fuerzas, las iniciativas que vayan encaminadas al robustecimiento de la vida económica del país”. “Venezuela será lo que sus hijos quieran que sea”.(En: El Nacional, Miércoles 21 de julio de 1954, p. 31. En el original aparece subrayado y marcado de puño y letra de Pedro Grases, en lápiz azul, dice: Personal).

Balance entre ciencia, técnica y humanidadesInsistiendo nuevamente en el trípode clásico del saber humano,

Grases persevera. Acompaña a Don Mariano Picón Salas (1901-1965) en la fundación de la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Venezuela. En un momento en que los estudios técnicos tienen mayor preponderancia en las mentes y en los planes educativos de los gobernantes y planificadores, el escritor y pensador merideño convence a su amigo el político Rómulo Betancourt, entonces Presidente de la Junta Revolucionaria de Gobierno, de la importancia de crear una escuela humanística. Al maestro catalán-venezolano le corresponde fundar la Escuela de Archivología y Bibliotecología. Una promoción lleva el nombre del iniciador de estas disciplinas en el país en la etapa moderna.

Y fiel al principio clásico del balance ciencia, técnica y humanidades, Grases prosigue en su siembra. Mantuvo estrecha amistad con Eugenio Mendoza Goiticoa, el primer empresario venezolano con responsabilidad social. Don Eugenio atiende la sugerencia de Grases, la de fundar un instituto de educación superior.

Juntos visitaron los terrenos de la hacienda La Urbina, y Grases entusiasmado dona en un primer aporte más de 70.000 volúmenes, en su mayoría de temas venezolanos a la Universidad Metropolitana (Una biblioteca a la medida y preocupaciones intelectuales de un Maestro). (Pedro Grases dedica “Eugenio Mendoza y su obra filantrópica”, en Ensayos y Reflexiones III, Vol. 18 de Obras).

Al conocerse la concesión, fue publicada esta mancheta: Por si fuera poco el regalo de sí mismo Pedro Grases nos dona hoy su biblioteca. (En: El Nacional – Caracas: Miércoles 3 de Noviembre de 1976)El Presidente de la Cultura doctor Luis Herrera Campíns (Luis

Antonio Porfirio Ramón Herrera Campíns), el 18 de septiembre de 1979, considerando la donación hecha por Grases a la Universidad Metropolitana y para conmemorar sus setenta años de nacimiento y

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cuarenta de docencia, dicta el Decreto N° 279, que reza así: “Procédase a construir por cuenta del Tesoro Nacional el edificio sede de la Biblioteca de la Universidad Metropolitana de Caracas que se denominará Biblioteca Pedro Grases”.

En su discurso inaugural el Presidente Herrera Campíns dijo:“Esta Biblioteca es ya y va a ser cada día más el gran monumento a la memoria de Don Pedro Grases (…) Esta Biblioteca es una brisa de humanidades en esta Universidad fundamentalmente tecnológica, pero en cuyas autoridades (…) siempre ha latido la preocupación por la función social que la cultura debe desempeñar en nuestras naciones” (17/11/1983)Don Pedro Grases en su disertación respondió: “Existe un binomio esencial para la Universidad: el aula con sus laboratorios y la biblioteca. O sea, la docencia oral y la de la cultura silenciosa. (…) La biblioteca universitaria ha de ser el apoyo más trascendente de la lección recibida y al mismo tiempo la morada del estudio, meditación y fraterna relación humana, así como los Institutos de Investigación, que colaboren con el desarrollo cultural del país”. (17/11/1983)No satisfecho con ver realizado el sueño de la Universidad

Metropolitana y la Biblioteca con su nombre, el Maestro Grases en su Tertulia sabatina por la larga amistad con el intelectual y sacerdote jesuita Pedro Pablo Barnola, entonces rector de la Universidad Católica Andrés Bello, lo insta y estimula a la creación de la Universidad Católica Andrés Bello del Táchira. La extensión se crea por resolución de 1962 y se decreta su autonomía en 1982.

Para Grases la formación del hombre no es de siete de la mañana a tres de la tarde, es un ejercicio permanente y diario. Poco puede hacerse cuando lo que intenta formar la escuela, el liceo y la universidad lo deshace la casa, la calle, los medios calientes de comunicación y el mal ejemplo de la dirigencia política, económica, cultural y social que tiene el país.

Sobre la década de los 80´ el Maestro Grases estuvo atento a las ideas del doctor Luis Alberto Machado, que se concretan en su libro La Revolución de la Inteligencia. Ese libro fue escrito por Machado en el apartamento de Grases en Barcelona (España). Los seres humanos tienen inteligencia y razón, don que debe y tiene que ser ejercitado y pulido.

El más importante proyecto de acción social del continente, el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela del Maestro José Antonio Abreu se inspiró parcialmente por

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los principios de Luis Alberto Machado. Una cosa es la pobreza material, otra la pobreza espiritual. El círculo vicioso ha sido roto por estas dos propuestas que elevan el nivel del ciudadano. La igualación del hombre debe ser hecha mirando a los cielos, la democratización debe sacar de abajo y del inframundo al ser humano.

ARTURO USLAR PIETRIPedro Grases se encuentra con el autor de las Lanzas coloradas y

de Valores humanos a principios del año 1939, se había dispuesto en la Gobernación de Caracas un Instituto de Inmigración y Colonización para ayudar a resolver el drama de miles de ciudadanos europeos que, no tenían otra opción que el exilio en América. Se conocen en la tarea de dar la mano y auxiliar al prójimo, así se relacionan estas dos grandes figuras de la cultura Venezolana.

A lo largo de sus vidas, Grases y Uslar Pietri permanecieron en contacto por las más diversas razones personales, de temas académicos, de investigación y de consulta. Pero vayamos al tema de la educación.

Don Arturo Uslar Pietri permanentemente subrayó su vocación de educador: “…he tenido que ver con la educación venezolana desde muchos aspectos y el que repase, aunque ligeramente, sobre mi obra escrita, encontrará con muy reveladora frecuencia la vuelta al tema del maestro, de la educación, de la escuela, del niño y del destino de Venezuela”. (A.U.P. Mensaje a los maestros. Centro de Capacitación Docente El Mácaro, 1975).

Con motivo de su fallecimiento en el año 2001, la Universidad Metropolitana preparó un libro multidisciplinario que reúne en diversidad preocupaciones y acciones de la vida y obra de Arturo Uslar Pietri. El título del libro es Todo Uslar. En dicha obra para el conocimiento y comprensión del ilustre venezolano, Víctor Guédez, docente y crítico de arte, escribe sobre su pensamiento educativo:

“La entendió como un acontecimiento relacionado con el origen de todo, como una expresión vinculada con la naturaleza de todo y como referencia asociada con el destino de todo. Y no le faltaba razón, pues en última instancia, en su dimensión sociopolítica la educación es una especie de causa y derivación omnipresente. En cierto sentido, el ejercicio reflexivo y actuante de Uslar como educador nos hace pensar que no se puede ser un buen educador siendo solamente educador”. (V. G. “El pensamiento educativo de Arturo Uslar Pietri”, en Todo Uslar. Caracas, Editorial Panapo, 2001, p. 179).A lo largo de una vida consagrada a lo venezolano e

iberoamericano, al tema de la identidad, de la cultura, de la historia,

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innumerables son las obras en que Arturo Uslar Pietri se ocupa en exclusividad de la educación: “Materiales para la construcción de Venezuela” (1955); “Educar para Venezuela” (1982); “De una a otra Venezuela” (1992); “Fachas, fechas y fichas” (1982); “Oraciones para despertar” (1968); “Vista desde un punto” (1971); “Mensaje a los maestros” (1975); y “La isla de Robinsón” (1982), entre otros. Recordamos con emoción estético-literaria una cita de esta novela: “En la soledad nocturna canta un gallo que todavía pertenece al mundo que hay que cambiar”. (A.U.P. La isla de Robinsón. Barcelona, Seix Barral, Biblioteca Breve, Nº 473, 1981. P. 280).

Más adelante subraya Guédez unas constantes en el pensamiento y acción del Arturo Uslar Pietri “Educador”:

La expansión de los programas de las escuelas técnicas, especialmente las relacionadas con la educación técnica industrial, la de artes y oficios para mujeres y la de artes plásticas y aplicadas. Agregaríamos nosotros el tema de las escuelas rurales.

La preocupación por las realidades sociales asociadas a las condiciones educativas. El rendimiento escolar esta impactado por la buena alimentación de la población estudiantil.

“Nada se ganaría con crear de la noche a la mañana todas las escuelas que faltan, mientras no se disponga del suficiente número de maestros aptos. Serían escuelas nominales cuyo elevado costo estaría en flagrante desproporción con su rendimiento”.

“La educación secundaria debe proveer dos cosas esenciales: un esquema coordinado y armónico de la cultura viva y una disciplina de trabajo intelectual, paras servir ambos de derrotero para los estudios ulteriores y de fundamento sólido de la actividad social del individuo”.

“Que la universidad cumpla con fecunda plenitud su triple misión de severa formadora de profesionales, de tenaz taller de investigaciones científicas y de luminoso centro de irradiación de la cultura hacia toda la sociedad”.(Víctor Guédez, Ob. Cit., pp. 182-183)

Arturo Uslar Pietri como Ministro de Educación, uno de los más jóvenes venezolanos que asumen este compromiso –el de crear las conciencias, los planes, los recursos humanos y económicos, y los instrumentos jurídicos para la reforma del país–, promueve y hace firmar la Ley de Educación. Ejerció la cartera de Educación desde el 19 de julio de 1939 hasta el 3 de marzo de 1941.

“La reforma educacional, la reforma del existir, del conocer y de obrar, no puede ser la obra espontánea e inmediata de la promulgación de una ley, por sabia y adecuada que esta sea. Es por el

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contrario, lenta, penosa y tenaz que en el tiempo y en la mancomunidad del esfuerzo tiene su más precioso instrumento. Era menester comenzar por reformar la Ley; pero sólo como primera etapa indispensable; ya hecha ésta queda en pie la otra, la ardua, la inmensa reforma de lo viviente y de lo actuante” (Víctor Guédez, Ob. Cit., p. 184).

No pudo llegar a este propósito “lento, penoso y tenaz” de la Ley de Educación, que promulga Arturo Uslar Pietri, basado en las experiencias educacionales del modelo francés, donde el escritor y político se había formado en sus años juveniles. El espíritu de esta Ley era dar mayor preponderancia a la escuela primaria, “la clave, la esencia y la condición necesaria de todo sistema educacional”. (Víctor Guédez. “Uslar Pietri y la educación”. Miércoles, 31 de mayo de 2006. Analítica. com. Caracas, Sábado 20 de abril de 2013).

Al ser derrocado el régimen del general Isaías Medina Angarita, y de interrumpirse el “decenio democrático inconcluso”, que partía del principio evolutivo de las instituciones y de las personas, aparece en el repertorio venezolano el populismo. En Venezuela se introducen tres elementos perniciosos: la política partidista, el gremialismo y el sindicalismo.

La Ley de Educación que no ha tenido tiempo de mostrar sus frutos y sus errores, fue derogada por otra. “Cambiar el nombre era cambiar la cosa”. Para los dirigentes educativos revoltosos, no hay acierto alguno en el gobierno que ha sido derrocado.

De vuelta a la etapa democrática, después de la dictadura progresista del general Marcos Pérez Jiménez, muchos se quedan con los primeros veinte años de los cuarenta años de proyecto democrático bipartidista. A partir de esa segunda mitad aparecen las distorsiones que nos llevan al “proyecto chavista”, que ha enturbiado y complicado mucho más la situación real del sistema educativo.

Sin intereses creados ni convenciones, todos absolutamente todos quienes están embargados por el más sano y sincero propósito de revisión de en qué nos equivocamos, están de acuerdo con ello. Unos lo dicen a viva voz, otros más discretamente en la conversa y entre amigos.

Entre 1985 y 1986 Arturo Uslar Pietri preside la Comisión Presidencial para el Estudio del Proyecto Educativo Nacional. Sucedido el diagnóstico se produce el Informe, insta a la necesidad perentoria de una reforma, fundamentada en una filosofía educativa adecuada a la crisis de la sociedad venezolana. Dicho proyecto debía partir de las orientaciones o premisas siguientes:

1. La Educación en su doble papel de formadora social y transmisora actualizada con las nuevas exigencias sociales. Competen a este propósito la escuela, la familia, los medios de

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comunicación social, la iglesia, los partidos políticos, todos de una manera integral.

2. Una educación para la vida y que de sentido útil al ser humano, de acuerdo a los viejos preceptos del Maestro Simón Rodríguez.

3. Una educación para todos y no sólo para los más dotados, una educación que no pretenda educar a todos de igual manera.

4. La educación como posibilidad fundamental del ser humano; desde la cuna hasta el final de la vida.

En suma, un proyecto enmarcado en los cuatro pilares de la educación de la UNESCO: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser.

Por supuesto que, el informe y las recomendaciones, tuvieron oposiciones de diversos sectores. Los educadores gremialistas argumentaban que antes debían haber sido consultados. Además, dichas recomendaciones tocaban los intereses y estancos laborales. Los diseñadores de pensa y curricula se oponían a las recomendaciones por supuestos tecnicismos. Los demagogos decían que al plantearse distintos tipos de escuelas se procedía de manera discriminatoria. Todo quedó como en el Gatopardo, la novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa.

No debemos de obviar la real situación económica de nuestros docentes, muchos dedicados responsablemente a su tarea fundamental en la formación del futuro del país. Los sueldos de miseria que reciben estas personas y el incumplimiento de las contrataciones, es una de las causas de que la docencia no tenga ningún atractivo en personas bien formadas y calificadas. En los países desarrollados los maestros de primaria son pagados magníficamente porque son “la clave, la esencia y la condición necesaria de todo sistema educacional”. DOCTORADO HONORIS CAUSA DE LA UNIVERSIDAD METROPOLITANA AL DR. PEDRO GRASES Y AL DR. ARTURO USLAR PIETRI

El 22 de febrero de 1989 los doctores Pedro Grases y Arturo Uslar Pietri reciben la máxima distinción universitaria en “reconocimiento a su vasta y significativa obra intelectual y educativa y a su invalorable colaboración” a la casa de estudios superiores.

En su discurso el Maestro Grases sustentaba que, la enseñanza es un acto de fe.

“Cuando se llega a la respetable cifra en el propio calendario, es saludable ejercicio acudir con frecuencia a lectura del De Senectatute de Cicerón que, si otra cosa no, es un su texto con una sentencia que traduce mi estado de ánimo cada vez que

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recorro las salas de la Biblioteca de esta Universidad. Asevera Cicerón: ´ ¿Qué cosa más agradable que una vejez rodeada de una juventud afanosa de aprender?´ […] Me da paz al alma haber tenido fe en la enseñanza y contemplar los viejos libros de mi biblioteca particular en manos de los estudiantes y profesores de esta Universidad. Agradezco a la Providencia que me haya permitido el goce de tanto regocijo. […] Y ahora me veo en el trance de añadir gratitud a la Universidad Metropolitana, en cuyo proyecto invertí muchas horas, con su principal fundador, Don Eugenio Mendoza”. (Folleto Doctorado Honoris Causa, Dr. Pedro Grases, Dr. Arturo Uslar Pietri, Universidad Metropolitana, Caracas, febrero 1989, pp.5-8-9).Arturo Uslar Pietri, confesando sus limitaciones, en su discurso

argumentaba: “Debo ante todo decir que no voy a leer aquí un discurso, no por vana y torpe presunción de facilidad de palabra, sino por confesión clara de escasez de la vista… […] Fui de los primeros que presenciaron y asistieron al nacimiento de esta casa de estudios en unos comienzos estrechos, modestos, pero ambiciosos. […] Para un hombre como yo que la vio nacer, que asistió a sus primeros pasos es una visión confortadora. Confortadora porque da fe de que los venezolanos podemos hacer muchas cosas y hacerlas bien y que no hay excusa, o es una excusa cobarde, malintencionada, la de los que dicen que no podemos. Los que alegan bajas razones, deleznables, de tercermundismo, de atraso inherente, cuando todo lo que hemos hecho en la vida ha sido mucho más allá de lo que podía esperarse de nosotros y que los hombres que hicieron posible la independencia de medio continente americano deben tener sus descendientes, nos hace creer, por lo menos en la posibilidad de realizar grandes empresa en el mundo de hoy”. “Por eso hablo aquí con mucha emoción esta tarde y agradezco profundamente el gesto que para mi han tenido las autoridades universitarias. Comparto este honor hoy aquí con un entrañable y admirado amigo, el Prof. Pedro Grases. En estos días por muchos motivos ingratos, estamos hablando de deuda. Voy a hablar de una distinta. De la inmensa deuda que la cultura de este país tiene contraída con Pedro Grases. El aporte de Pedro Grases al estudio del pasado cultural, literario e histórico de Venezuela es inmenso. Yo no voy aquí a hacer una enumeración porque sería larga y me tomaría prácticamente el tiempo no que les voy a hablar, de su inmensa y variada obra sobre el pasado dietario de Venezuela, pero voy a citar un solo caso que es el admirable empeño que él ha puesto en rescatar la figura de Andrés Bello…”

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(Folleto Doctorado Honoris Causa, Dr. Pedro Grases, Dr. Arturo Uslar Pietri, Universidad Metropolitana, Caracas, febrero 1989, pp.11-12).El acto celebrado el 22 de febrero de 1989 contó con la presencia

del Presidente Carlos Andrés Pérez y la del ex−Presidente Rafael Caldera. Cinco días más tarde se produce el sacudón o Caracazo, que marca el inicio del derrumbe del modelo puntofijista, que va intentar ser sustituido por un modelo más populista.

CONCLUSIÓNCreemos que releyendo el pensamiento de los viejos maestros

encontramos el camino, visto desde un foco diferente y con las herramientas de que dispone nuestro tiempo. No es un decir que, en la era de las comunicaciones con tantos aparatos, el hombre cada vez está más sólo y falto de comunicación con sus semejantes.

Al tomar como hilo conductor a dos pilares de la educación venezolana como Pedro Grases y Arturo Uslar Pietri nos encontramos que aquellos problemas, que ellos advertían de manera sostenida y pertinaz, subsisten aún multiplicados a la “n” potencia sumado a otros. Ellos eran la voz de la conciencia venezolana, Pedro Grases con su discreción convertida en arma dialéctica, y Arturo Uslar Pietri poniéndole nombre y apellido a los problemas, denunciándolos en la prensa escrita, radiada o televisada por más de tres décadas.

Pedro Grases en la década de los sesenta, en foro que sostuvo con el poeta Pedro Francisco Lizardo, argumentaba lo que sigue:

“Hay que Cambiar la Perspectiva Nacional para que Venezuela encuentre su camino”. Nuestras generaciones científicas y literarias no han tenido continuidad y esto es sumamente grave. Para mí el problema de la educación primaria está en la Universidad. El gran momento de la educación venezolana fue el de 1937. Mi juicio global sobre la educación, es muy claro: considerado modestamente, que se ha venido marchado erróneamente. ¿Por qué motivo? −Porque se piensa, hoy en día, que mejorando la primaria este mejoramiento presionaría sobre la secundaria, y, a su vez sobre la superior. Para mí el proceso es a la inversa. O sea, que lo aconsejable es formar las minorías directivas del país, los núcleos selectos, espiritualmente hablando, para que estos presionen, den ejemplo, asistan al resto de la educación nacional. Es decir, que para mí, el problema de la educación primaria está en la Universidad, Y la causa del problema público general, radica, fundamentalmente, en la ausencia de pautas. En Venezuela las generaciones no han tenido continuidad., lo que es muy grave. Ya

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lo he señalado en otras oportunidades, A excepción del caso de Adolfo Ernst, que formó una brillante generación de científicos, lo habitual en la historia de la ciencia y las letras nacionales, es que no se forme escuela no se dejen continuadores de la obra emprendida. Cada investigador científico y cada hombre de letras trabaja solo y aislado: toda empresa descansa en unos hombros únicos. La figura tan común en otros medios, de un maestro con sus colaboradores y discípulos, seguidores de una idea y de un método, es insólita en nuestro medio. Yo me pregunto con cierta angustia. ¿Dónde están los continuadores de la obra de Vargas, Arístides Rojas, Gaspar Marcano, Lisandro Alvarado?Venezuela necesita por tal motivo, un auténtico cambio de perspectiva. La realidad nacional sacudida por tantos síntomas contradictorios, está urgida de una renovación a fondo del estilo de vida, capaz de estimular las mejores y más verídicas empresas espirituales y públicas. El mismo panorama pre-electoral, acusa estas manifestaciones.−Estoy convencido –afirma– de que hay que cambiar la perspectiva. Ese pensar primero en las posibilidades de las personas y no en las necesidades del país, no sólo es negativo, lamentable, erróneo, sino desolador. −Cada vez que a Venezuela se le ha dado un programa nacional, colectivo, de obra conjunta y dinámica, Venezuela ha respondido, y lo ha hecho con generosidad. Para mí el ejemplo más claro es el de la Independencia.Pregunta el periodista sobre los programas de los partidos políticos.−No estoy muy seguro. Creo que no pasan de ser sino eso: programas partidistas. El problema es mucho más hondo. Hay que formular un programa categóricamente nacional, con fines y metas nacionales, que pueda mover a todo el país. Entonces veremos que éste responderá con esa admirable vocación de servicio que siempre ha tenido.Pregunta el periodista sobre la juventud venezolana.−Se habla mucho del alboroto producido por la juventud. Concretamente del alboroto estudiantil. Estoy convencido de que si esa juventud se le supiese formular, presentar y estimular, un programa concreto, dotado de una filosofía y un pensamiento nacional que le dejase entrever su destino, la juventud lo haría suyo y, en lugar de ser una fuente de perturbación sería un factor de colaboración excepcional, el más poderosos de todos, porque es en esa juventud, en la cual yo creo profundamente, donde están las reservas y las energías del país.Pregunta el periodista sobre la desorientación de la juventud.

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−No. Más bien diría que nos encontramos ante una juventud desconfiada, La principal responsabilidad de ello estriba en el espectáculo que ofrece la gente mayor, con sus peleas, su falta de orientación, su discontinuidad histórica. Por ello insisto en que el problema de Venezuela es un asunto de dirigentes, de minorías selectivas. Lo que viene a desembocar, en lo afirmado anteriormente, que el país vive una grave problema cultural determinado por la falta de disciplina y de meditación. Es decir, por la ausencia de continuidad y reflexión” (“Pedro Grases. Hay que cambiar la perspectiva nacional para que Venezuela encuentre su camino”. Foro realizado por Pedro Francisco Lizardo y fotografías de Hueck Condado, Jueves I, El Nacional, 20 de junio de 1963).

En entrevista para el periodista Ramón Hernández, Pedro Grases se puede permitir con su discreción y sabiduría dar unas cuantas máximas para el país que lo acogió y al que dedicó su vida.

−“Nada de lo que ocurre en la historia de un país se pierde. Y el problema no es de organización ni de decretos, es de solidez de pensamiento, de decisiones en la conducta”.−“No basta con el talento, hay que saberlo emplear”.−“Las dos grandes preocupaciones de Hispanoamérica han sido la identidad y el destino, las cuales pueden definirse muy bien si se sabe interpretar lo que llevaron en su mente nuestros personajes excepcionales”. −“Lo que necesitamos son élites conductoras, lo primero no es alfabetizar sino formar dirigentes, hombres que mediten y piensen”. (Hernández, Ramón: “Don Pedro Grases. La bondad no se equivoca”. El Nacional. Caracas. Domingo, 16 de septiembre de 1984. p. C-2. Columna: El país)

No es tarea fácil ni inmediata recomponer y restaurar el taburete educativo. En eso quedó la cátedra de los viejos y no tan viejos docentes y maestros. Hasta el honroso calificativo de Profesor, ha quedado disminuido al término de “facilitador” o de “pana” para el alumnado.

Toda propuesta, en una sociedad que hará historia, ha sido hecha por individuos, por personas o por equipos de personas. De tumultos y de iluminados, de “emociones e improvisaciones, ¡líbrenos Dios nuevamente!”

Por una u otra razón la mayoría de los proyectos, se abandonaron o se fueron degradando de sus objetivos primordiales. En suma, un país que dejó de vivir como pensaba y terminó pensando en cómo vive, definido por la inmediatez, la superficialidad y el relativismo en sus

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propósitos. Un lugar en el mundo donde “la emocionalidad de la política” ha desplazado la razón, las prioridades, los valores, los contenidos y las sanas ambiciones que todo individuo debe tener en una Nación, no pude esperar un sano crecimiento.

El doctor Ramón J. Velásquez, por décadas amigo y contertulio del doctor Pedro Grases, en entrevista dijo: “El olvido no es un defecto, es una condena”. / “Somos una mezcla de vivos e ingenuos” / “La crisis nacional es tan profunda…”/ La fábrica de venezolanos ilustres está en quiebra”. (R.J.V. entrevistado por Rubén Wisotzki sobre la necesidad de abordar el acontecer nacional, diario El Nacional, Caracas 23 abril 2000, p. C/2).

Por estar actualizados y modernos, se olvidó que tuvimos proyectos dignos de revisar. Por desdén a lo propio, terminamos apostando y dando carta de nacionalidad a ideas sin digerirlas, concebidas en otros paisajes y escenarios ajenos a la propia realidad.

Se olvidó que siendo independientes pertenecemos a una comunidad hispana de naciones que no puede ni debe ser sustituida por otra. Francisco de Miranda, Simón Rodríguez, Andrés Bello y Simón Bolívar son la más elevada y acabada expresión de la Ilustración, mientras que el José Martí que pretenden vendernos, el de la revolución cubana, es la propia decadencia y el fracaso de un proyecto.

En esta nuestra contribución, queda más que despejada cualquier duda de que en Venezuela hubo pensadores en el tema educativo. Con las naturales divergencias algunos autores, por caso, daban mayor preponderancia a la escuela primaria, pensando en que buen inicio llevaría al educando a un final feliz en la adultez. Mas esto no es así.

Una escuela primaria deficiente, que incumple el calendario de la manera más regular e irresponsable, no puede producir sino mediocridad. Los países deben y tienen que enrumbar sus planes educativos de acuerdo a los proyectos del momento en que viven. Mala cosa es que desde la cuna el venezolano está esperando a que el gobierno provea, le solucione las cosas y que el resto lo conseguirá con la astucia, la viveza y la sola picardía, no con el esfuerzo, la constancia y el goce de sentirse ciudadano útil.

Las cifras de la deserción y el fracaso escolar, las cifras que medianamente cumplen en sus objetivos las unidades educativas son alarmantes. El tipo de alumno que sale del aula escolar y aspira a entrar en la secundaria y en la universidad es decepcionante. ¿Por cuáles razones se han creado los propedéuticos? ¿Es demagógico o no haber eliminado las pruebas aptitud para ingresar a la universidad? ¿Es que todo el mundo tiene que ser licenciado o doctor?

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Otro aspecto es la fuga de talentos. El Estado venezolano y las empresas privadas invirtieron en la formación y capacitación de muchos venezolanos. Hoy son muchos los países beneficiados de este recurso humano y de esta fuerza de trabajo calificada, que tantos años tomó edificar. Veamos lo que ha escrito un venezolano de brillo en el exterior:

“El viernes pasado estuve en una conferencia de la Universidad de Maryland sobre lo que pudiera llamarse el poder transformador de la diáspora, tanto para quien se ausenta como para los países receptores y los países de origen. El poder de la diáspora en los países receptores es evidente. El 50 por ciento de los PhD’s en los Estados Unidos nació en otros países. Por ejemplo, hay unos 300.000 venezolanos viviendo en los Estados Unidos y esta colonia venezolana es una de las más calificadas desde el punto de vista académico, ya que un 60 por ciento tienen grados y hasta post grados universitarios. Un venezolano es el nuevo presidente de MIT y varios venezolanos son profesores de Harvard, para hablar de dos de las más insignes universidades de USA. En Canadá hay miles de venezolanos quienes le han dado un gran impulso a la industria petrolera de ese país. En Colombia puede decirse que los venezolanos han ayudado a colocar al país en las grandes ligas del sector petrolero. Por supuesto, el impacto de las diásporas es aun más impresionante en casos como la India, China o los países africanos. En la audiencia de esta conferencia, un buen 70 por ciento eran miembros de alguna diáspora. Sobre todo me impresionaron mucho y bien los africanos. Quienes hablaron evidenciaron un alto nivel intelectual”. (Gustavo Coronel. “La diáspora: un proceso ganar ganar”. Bloq de Gustavo Coronel, 28 de abril del 2013).El alumno debe ser educado teniendo en cuenta a los demás− en

el otro, la otredad- de esta forma se crea conciencia colectiva. El venezolano en general es muy mal ciudadano, sólo piensa en él, lo confirma su comportamiento en lugares públicos, por ejemplo en el tráfico, demostrando su pobre educación colectiva. La reinserción cívica debe ser propuesta en un clima de paz, de armonía y convivencia.

El sábado 4 de mayo del presente año en la Universidad Simón Bolívar (Sartenejas) se realizó un encuentro con egresados venezolanos de distintas áreas, que se han desenvuelto y destacado con éxito en el mundo desarrollado, dinámico, creativo y competitivo. Jornadas denominadas TED x USB - El británico Sir Ken Robinson en sus aportes universales a la educación en jornadas de TED ha reiterado que tan importante como la alfabetización es fomentar en el alumno la creatividad, romper el miedo a equivocarse, tener presente el trinomio educación, creatividad y cultura.

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Esta es la hoja de ruta que reclama Venezuela. Volver en la medida de lo posible a la actitud y a la vocación del docente como formador e incitador de cambios de actitud y de conciencia, que es ir más allá del cumplimiento de los programas educativos. Las asignaturas impartidas se olvidan, pero no los mensajes, las enseñanzas y las experiencias compartidas en el aula y fuera de la misma en las etapas de la vida. “Venezuela será lo que sus hijos quieran que sea” Pedro Grases.