Nicolasa Ibáñez. conferencia de Mario Javier Pacheco, Club El Nogal, 26 de marzo de 2011

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1 SEMINARIO MUJERES DE LA INDEPENDENCIA NICOLASA IBÁÑEZ, LOS CELOS DE SANTANDER Y LOS PARTIDOS POLÍTICOS CONFERENCISTA Mario Javier Pacheco García

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Conferencia sobre Nicolasa Ibáñez realizada en el Club El Nogal de Bogotá el 26 de marzo de 2011, como parte del seminario "Las Mujeres de la Independencia". Nicolasa Ibáñez, hermana de Bernardina, fue madre de José Eusebio Caro y abuela del presidente Miguel Antonio Caro. Como amante del general Santander durante 20 años, se le atribuye haber influenciado en la creación de los dos partidos políticos tradicionales de Colombia. Salva la vida de Santander, luego que es condenado a muerte por el atentado a Bolívar la noche septembrina y consigue del Libertador, que se le conmute su pena por la del destierro

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SEMINARIO MUJERES DE LA INDEPENDENCIA

NICOLASA IBÁÑEZ, LOS CELOS DE SANTANDER Y LOS PARTIDOS

POLÍTICOS

CONFERENCISTA

Mario Javier Pacheco García

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CLUB EL NOGAL

Julio Cesar Ortiz

Presidente Junta Directiva

26 DE MARZO DE 2012

Salón Buenos Aires

6:30 p.m.

Club El Nogal Carrera 7 N° 78-96. Bogotá D.C.

Teléfono: (1) 326 7700 Ext. 316 Fax: 326 7722, [email protected]

*Diseño animación, power point, pendón, aviso www.Yerson Jair Manzano.com

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NICOLASA IBÁÑEZ, LOS CELOS DE SANTANDER Y LOS PARTIDOS

POLÍTICOS

Mario Javier Pacheco García

Conferencia Club El Nogal. Bogotá

Índice 2

Presentación 3

Nicolasa Ibáñez, los celos de Santander y los partidos políticos 6

Genealogía adjunta 6

Don Cristóbal y el oro 6

Las Ibáñez 7

El Bolívar de 1813 7

Nicolasa y la primera corona de laurel 8

Morillo 8

Santander en Ocaña 9

Morillo, Nicolasa y el baúl comprometedor 9

La patria triunfa 11

Nicolasa y los celos de Santander 12

La Convención de Ocaña 13

Pena de Muerte a Santander y destierro de Nicolasa 14

La desgracia de Caro por el amor a su esposa Nicolasa 15

Celos con Nicolasa propician el nacimiento de los partidos políticos 15

Rompimiento con Santander y el viaje a Londres y Francia 17

La descendencia de las Ibáñez, una familia con vocación de poder 19

Bibliografía 21

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Presentación

Ah, las mujeres, benditas, abnegadas, sufridas y especialmente muy, pero muy

inteligentes. No hay episodio en la historia de la humanidad en que su aporte

no haya sido definitivo, ni siquiera en las épocas oscuras del código romano.

Entre los siglos VI a C. y VI d.C., jamás poseyeron capacidad política. No se

les encargaba siquiera de la educación de los hijos, que estaba reservada al

hombre. Su papel era exclusivamente el de la procreación

“Extemplo simul pares esse coeperint, superiores erunt”, argumentó Catón en

el 195 a. C. a la petición de derogación de la Lex Oppia. El mensaje de la cita,

y el temor que encierra, no pueden ser más fulminantes, “tan pronto como

hayan empezado a ser iguales, serán superiores.” Se está refiriendo Catón a

las mujeres.

Durante la epopeya independentista las mujeres que participaron, de todas las

clases sociales fueron tantas que el listado se hace interminable, En el inicio,

en los sucesos del 20 de julio de 1810 la historia nos habla de Antonio y

Francisco Morales que fueron a pedir el florero a Llorente y que José María

Carbonell avivó los ánimos entre los santafereños. Y Que José Acevedo y

Gómez en el cabildo abierto arengó a la concurrencia: “Si perdéis estos

momentos de efervescencia y calor, si dejáis escapar esta ocasión única y feliz,

antes de doce horas seréis tratados como insurgentes. Ved los calabozos, los

grillos y las cadenas que os esperan. Se menciona la participación de

Santander y los estudiantes del Colegio de San Bartolomé, pero muy poco se

habla de las mujeres que animaron e incluso capitanearon la insurrección. Que

amenazaban y gritaban a los soldados con mayor ardor que los hombres.

Entre ellas Eusebia Caicedo, Carmen Rodríguez, Josefe Lizarralde, Andrea

Ricaurte, María Acuña, Joaquina Olaya, Melchora Nieto, Juana Robledo,

Gabriela Barriga, Josefa Baraya, Petronila Lozano, Josefa Ballen y Petronila

Nava. La madre del escritor Rafael Eliseo Santander siguió arengando cuando

ya los hombres se habían ido a descansar. Su hijo tenía un año en ese

momento y lo llevó de la mano, nueve años después a presenciar el

fusilamiento de Barreiro en la misma plaza donde ella había sido protagonista

de la insurrección.

Estaba prohibido incorporar mujeres en el ejército, pero ellas se las ingeniaron,

algunas disfrazadas como soldados y fue famoso el grupo de las “Juanas” que

seguía de cerca al ejército, como cocineras, mensajeras, enfermeras,

costureras. Se desprendieron de sus joyas y sus hijos. Cuando Bolívar

atravesó el Páramo de Pisba para dar la batalla de Boyacá, con sus hombres

medio desnudos, sobrevivientes del frío, es famoso el episodio de las mujeres

de Tibasosa que hicieron camisas con sus calzones, para los combatientes. Así

era su patriotismo y así serían sus calzones.

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Las heroínas fueron muchas, y muchas también las fusiladas, las acuchilladas,

las lanceadas, las torturadas. Dejo aquí un incompleto listado de algunas:

GREGORIA POLICARPA SALVARRIETA RÍOS

Guaduas 26 de enero de 1796

Fusilada el 14 de noviembre de 1817, a las 10 de la mañana, en compañía de su novio el capitán Alejo Sabarain

JUSTA ESTEPA: fusilada el 16 de enero de 1817.

ANSELMA LEYTON Lérida. Fusilada el 17 de enero de 1817.

RAMONA ALVARÁN Cúcuta, fusilada el 13 de febrero de 1813.

ROSAURA VELEZ DE PEÑA Tumaco fusilada en enero de 1814

MANUELA BELTRÁN Socorro, comunera

PRESENTACIÒN BUENAHORA

Pore fusilada el 28 de Junio de 1816.

JUANA RAMÌREZ fusilada en marzo de 1816

MAGDALENA ORTEGA DE NARIÑO

Murió en la miseria

ROSA ZÁRATE DE PEÑA fusilada y decapitada el 17 de julio de 1813 en Tumaco

AGUSTINA FERRO Ocaña fusilada el 20 de mayo de 1820

DOLORES TORRALBA, RAFAELA RANGEL

fusiladas por suministrar agua a los heridos

BIBIANA TALERO Zipaquirà fusilada el 21 de noviembre de 1817, en Chocontá.

EULALIA BUROZ DE CAMBERLAINE

despedazada a sablazos el 7 de abril de 1814

CARLOTA ARMERO fusilada el 28 de mayo de 1816.

MANUELA SAENZ DE SANTAMARÍA

Murió en la miseria en Paita, Ecuador

MARÍA DEL CARMEN Y BALBINA ULLOA

Fusiladas el 13 de abril de 1814.

DOMITILA SARASTI fusilada el 11 de diciembre de 1812.

TERESA IZQUIERDO fusilada el 24 de julio de 1819.

MANUELA Y JUANA ESCOBAR

Tibasosa, Corrales lanceadas vilmente el 10 de julio de 1819.

MARIA ANTONIA SANTOS PLATA

Pinchote, Stder. 11 de abril de 1782.

fusilada el 28 de junio de 1819

JOAQUINA AROCA fusilada en Purificación el 5 de septiembre de 1816.

MARÍA DEL ROSARIO DEVIA Natagaima fusilada el 16 de septiembre de 1817

CANDELARIA FORERO Machetá, fusilada el 26 de noviembre de 1817

AGUSTINA MEJÍA Charalá fusilada el 8 de septiembre de 1816.

DOLORES SALAS Neiva , fusilada el 14 de Septiembre de 1817

LUISA TRILLERAS: Natagaima, fusilada el 18 de septiembre de 1817

DOMINGA BURBANO Pasto fusilada el 13 de diciembre de 1812

MARTHA TELLO Neiva, fusilada el 12 de noviembre de 1817.

REMIGIA CUESTAS Tiribitó fusilada en 2 de diciembre de 1817

SALOMÉ BUITRAGO fusilada el 3 de diciembre de 1817

EVANGELINA DÍAZ fusilada a los 22 años, el 19 de agosto de 1818

ANTONIA MORENO Neiva fusilada el 19 de septiembre de 1817.

MERCEDES LOAIZA Villavieja Huila fusilada el 16 de septiembre de 1817

INÉS OSUNA Bogotá sacrificada el 6 de septiembre de 1817.

IGNACIA MEDINA Garagoa fusilada el 9 de diciembre de 1817.

MANUELA USCÁTEGUI fusilada el 20 de diciembre de 1818

ROSAURA RIVERA fusilada en Neiva el 26 de noviembre de 1816.

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Esta charla hace parte del seminario: “Mujeres de la Independencia”, muy

propicio en las actuales celebraciones del bicentenario y tema de alto interés

por la difusión radial y televisiva de algunas de nuestras heroínas.

El Seminario consta de trece conferencias:

1.- Nicolasa Ibáñez los celos de Santander y los partidos políticos

2.- Mujer nativa, cuerpo/objeto en conquista y colonia. Rebelde en

independencia

3.- Precursoras indígenas de la mujer líder, política y guerrera

4.- Bernardina Ibáñez, novia de Bogotá desprecia a Bolívar y cae con Uribe

5.- Amores prohibidos de nuestra independencia

6.- Las mujeres de la guerra y las que regalan sus calzones a la

Independencia

7.- La Pola, verdades y mentiras históricas en la novela

8.- Magdalena Ortega de Nariño: virtuosa calumniada, o infiel por necesidad

9.- La Perricholi, soldadas, espías, cortesanas, costureras y damas livianas

10.- Las mujeres de Bolívar y sus supuestos hijos

11.- Marcela Espejo, la Zamba Palocha y la tirria entre venezolanos y

granadinos

12.- Manuelita Sáenz, amable loca, barragana o libertadora

13.- Mujeres fusiladas, vejadas, torturadas, desterradas por amor a la

independencia

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NICOLASA IBÁÑEZ, LOS CELOS DE SANTANDER Y LOS PARTIDOS

POLÍTICOS

Mario Javier Pacheco García

Conferencia Club El Nogal. Bogotá

Para hablar de la bellísima Nicolasa Ibáñez que fue trascendental en el

momento político más difícil de la historia colombiana, es importante que

conozcamos cómo sus descendientes heredaron la vocación de poder de los

hijos del doctor Miguel Ibáñez y Vidal y Manuela Jacoba Arias. Especialmente

de las hermosas Bernardina, que enloqueció a Bolívar, y Nicolasa que

enloqueció a Santander.

Dos mujeres de una familia provinciana de once hijos, abuelas y trastarabuelas

de cinco presidentes de Colombia y de otros más por afinidad, de dos alcaldes

de Bogotá, de innumerables ministros, senadores, cancilleres, y artistas y

escritores de renombre y de personajes que durante su vida intentan llegar a la

presidencia.

Las verdaderas protagonistas de la historia son siempre las mujeres, que

deciden, y que tienen más poder bajo las sábanas que las juntas de ministros y

los consejos de estado. La mayoría de los sucesos que transformaron y

transforman el mundo se dieron para satisfacer necesidades humanas como el

poder, el dinero y el amor, que rigen al hombre y entrelazan ambición,

soberbia, celos. Pasiones e intereses.

Genealogía adjunta.

Nicolasa, como sus hermanos nació en «Ocaña, un pueblo peligroso, rodeado

de grandes montañas y donde ha entrado la manía de la independencia». Así

escribió el Pacificador don Pablo Morillo al Rey Fernando VII de España.

Ocurrió su nacimiento en la América española, la bodega mágica, la mina fértil

de la cual brotaban alimentos, oro, plata y esclavos con tan solo pedir. La

América que justificaba la superioridad ibérica, la que alimentaba su ego y sus

dogmas, contextualicemos su pensamiento del siglo XVI sobre las nuevamente,

ahora tierras nuestras.

Don Cristóbal y el oro

Isabel I de Castilla, Princesa de Asturias vivía en la Ocaña toledana al cuidado

de don Juan Pacheco, Marqués de Villena, de cuya custodia escapó para verse

con Fernando de Aragón quien a su vez atravesó Castilla disfrazado de mozo

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de mula, y encontrándose, se comprometieron en matrimonio. Como Reyes

católicos apoyaron las fantasías de Colón y financiaron la aventura, que según

el gaditano, traería a España riquezas y progreso.

Los convenció el argumento de un camino más corto entre España y la India

para reducir costos en las mercaderías y facilitar el comercio, cuestiones de

dinero.

Don Cristóbal tropieza con América y de allí en adelante estas tierras significan

para Europa, riqueza inagotable que había que tomar a la fuerza, conquistarla,

y conquistar significa explotar, asesinar, robar, violentar. Los instrumentos son

la cruz y la espada, el arrasamiento cultural y la masacre de millones de

nativos.

Todos quieren venirse a “hacer la

América” y la Reina Isabel reglamenta la

codicia, declarando que todos los bienes

del continente, incluidos sus habitantes,

son de la corona y crea la Casa de

contratación de Sevilla, para que no se

contrabandee, ni se escape un gramo de

oro, pero el Caribe se inunda de corsarios

y piratas con título nobiliario, para robar a

los españoles lo que estos le habían

robado a los indígenas. Nadie quería quedarse sin sacarle tajada a esta pobre

América.

Una de las ciudades fundadas por los españoles es Ocaña, a la cual en 1575

se le da categoría de ciudad y en 1577 una Cédula Real de la Reina Ana de

Austria, ordena que todos los buques que entren a América por la ruta del

Magdalena, sean obligados a atracar en el Puerto Real de Ocaña, llevar hasta

la ciudad las mercancías y de allí distribuirlas al interior el país y a Pamplona.

Esta cédula real convierte a Ocaña en un emporio de gente, la ciudad se llenó

de comerciantes y riquezas, un oasis en medio de la peligrosa manigua del

Nuevo Mundo, con oferta de clima, dinero y comercio.

Las Ibáñez

Es esta la ciudad de las Ibáñez, Nicolasa que nace en 1794 y Bernardina que

nace en 1803, cuya belleza y amor por la independencia las hizo sufrir

persecuciones, riquezas y pobreza, destierros e intrigas. En relación a la

creación de los partidos, dice el Presidente Alfonso López: “pareciera que el

partido liberal y el partido conservador responden a la necesidad de José

Eusebio Caro Ibáñez de vengar una tragedia con ingredientes helénicos y celos

venecianos”

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El Bolívar de 1813

La víspera de navidad de 1812 un

joven en el caserío de Barrancas,

cerca de Cartagena, se mueve

nervioso entre sus setenta

hombres, armados de machetes,

lanzas y uno que otro trabuco.

Viene derrotado de Venezuela

pero conoce Madrid, Roma, Paris,

las cortes y el arte de seducir

mujeres. En sus facciones hay

algo de mulato que la leyenda

atribuye a una tatarabuela

esclava, ojos negros y

penetrantes, frente amplia, cabello

ensortijado y patillas largas y

pobladas, tiene 29 años, el grado

de coronel y un don de mando

inigualable. Se llama Simón

Bolívar.

De repente monta su alazán y ordena a los setenta hombres que lo sigan, él los

piensa setecientos, o siete mil para ordenarles una tarea a todas luces

imposible y contra las órdenes del francés, Pierre Labatut, se lanza a desalojar

de españoles la ribera del río Magdalena; pasa la navidad como jinete

apocalíptico desbaratando hispanos por Calamar, Tenerife, Mompós, el Banco,

Chiriguaná y Tamalameque, hasta que llega al Puerto Real de Ocaña y de allí a

Ocaña. Porque él sabe que Ocaña es la ruta a su Venezuela, desde donde lo

echaron y a donde quiere regresar como Libertador.

Es Ocaña el punto final de la Campaña del Bajo Magdalena y el punto de inicio

de la Campaña Admirable.

Nicolasa y la primera corona de laurel

A Ocaña llega el 9 de enero de 1813, después de 17 días de guerra y es

recibido como héroe, Nicolasa Ibáñez, la bellísima hija del doctor Miguel Ibáñez

y Vidal, Oficial de Rentas de la monarquía española y cuidador de sus

recursos, es la encargada de colocar a este joven Bolívar, la que será su

primera corona de laurel, como guerrero. Lo llena de gloria. Mil miradas cruzan

Bolívar, seductor impenitente y Nicolasa de 19 años. Ésta está comprometida

en matrimonio al realista Antonio José Caro, preso por las tropas,

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precisamente de Bolívar, en Mompós, pero no puede sustraerse al encanto del

guerrero, mayor que ella diez años. El idilio es inevitable, muy discreto si, por el

cercano casamiento de Nicolasa.

Bolívar paraliza su frenética carrera de

guerra para asistir en compañía de

Nicolasa a bailes y paseos en la quinta de

Barbosa y el tiempo se le pasa; 38 días

dura en Ocaña, y ya al punto de la

despedida, en un arranque de

romanticismo se traslada a Mompós y

libera a Caro, que se casa con Nicolasa,

un año más tarde nacerá Manuela Caro

Ibáñez. En los años de 1940, Margarita Holguín y Caro, molesta por

comentarios que atribuyen a Bolívar la paternidad de Manuela, se desplaza

desde Bogotá hasta el archivo parroquial de Ocaña y trata de adulterar la fecha

de su nacimiento.

Morillo

Bolívar parecía el único cuerdo. El

escenario político nacional semejaba un

juego, desde el 20 de julio de 1810

nuestros dirigentes se enemistan

polarizando sus propias creencias sobre

cómo gobernar al país, y desde luego,

usufructuar los cargos abandonados por

los españoles. Así en este estado de

discusiones y mentiras de este Estado

que todavía es de mentiras, cada cual

alza la voz con pedantería y altisonancia

Es la “Patria Boba”, que dura hasta

1815, porque ese año, el 15 de febrero

zarpa de Cádiz el terror, el Conde de

Cartagena y Marques de la Puerta,

Mariscal de Campo, Teniente general de

los ejércitos españoles. El pacificador

don Pablo Morillo y Morillo, quien bajará

el telón del sainete a punta de balazos y

fusilará y decapitará a casi toda la generación de nuestros jóvenes patriotas. El

Pacificador llega a Margarita, pasa a Caracas y con 15.000 hombres emprende

la pacificación, para arrasar a los patriotas.

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Llega a Cartagena en julio, la sitia y la vence por hambre en 108 días. Luego

de su terrible victoria sale con su ejército para Ocaña, donde se encuentra

Santander con doscientos hombres.

Santander en Ocaña

Desde mediados de julio de 1815 estaba en Ocaña

organizando el ejército del norte, con mando en la

guerra, menor 9 años que Bolívar y rango de Coronel,

Francisco de Paula Santander y Omaña, de 23 años

tiene a su cargo la defensa de los valles de Cúcuta y La

Grita en Venezuela. Al igual que Bolívar cayó rendido

ante la belleza de Nicolasa, de 21 años, ésta le

corresponde y a pesar de los terribles

convencionalismos de la época, dicen las malas

lenguas que se convierten en amantes furtivos.

La relación es interrumpida de manera abrupta cuando ya las tropas españolas

están sobre Ocaña y faltando un día para que estas se apoderen de la ciudad,

Santander se despide a toda prisa de Nicolasa el 22 de diciembre de 1815.

Calzada, que venía de pamplona ya estaba en las goteras de Ocaña y todo

vaticinaba el desastre de Santander, porque la avanzada de las tropas de la

pacificación había copado todos los caminos cercanos al Magdalena, sin

embargo realiza una retirada perfecta, y sin perder un solo hombre aparece en

Girón donde se une a las fuerzas de Urdaneta y Rovira, para pelear en Cachirí.

Morillo, Nicolasa y el baúl comprometedor

Entra Calzada a Ocaña el 23 de diciembre, Santander acaba de huir y Nicolasa

que se encontraba tranquila, de repente se aterra. Su respiración se acelera

porque recuerda que en su casa tiene un baúl en el que guarda un uniforme de

Bolívar y 15 cartas suyas, que de ser descubierto le acarrearía la muerte, así

que a las 12 del día llama al sacristán Francisco Chacón con mucha ansiedad:

- Ahijado, Pachito, hágame el favor de guardarme en el convento este

baúl, que contiene papeles y libros de mi padre.

El esclavo Juan Salvador se echó al hombro el baúl y lo dejó en la celda

indicada por el sacristán, pero éste malicioso y curioso lo abrió para confirmar

su contenido y advirtió que eran cosas de Bolívar. Enseguida muy nervioso

increpó a Nicolasa, advirtiéndola del peligro a que lo exponía. Nicolasa llorando

le pidió que quemara todo, pero Chacón se rehusó arguyendo las graves

implicaciones que podría traerle.

El 24 de diciembre a las seis de la tarde el comandante realista Valentín

Capmany está abriendo el baúl, donde encuentra el uniforme “del insurgente

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Bolívar” y varias

cartas firmadas por

el Libertador,

escritas de puño y

letra por Antonio

José Caro, quien

fungió de

escribiente, se abre

un sumario contra

Nicolasa y Antonio

José, del que salen

bien librados,

gracias a la fama de

realista que tiene

Caro,

argumentando que fue obligado por el insurgente, cuando estuvo en Ocaña y lo

sacó de prisión. Recuerda además que su lealtad al Rey le ocasionó prisión

varias veces, pero sus testimonios incriminan al doctor Ibáñez y su familia.

Morillo llega el 25 de marzo y comienza a asesinar patriotas, en un cadalso

improvisado sobre un montículo de piedras en la plazuela de San Francisco,

los Ibáñez Arias huyen a Bogotá pero la persecución alcanza a la madre y sus

hijos y en “la relación de personas que han sido desterradas” firmada por

Morillo en agosto de 1816 aparece Manuela Arias y Familia desterrada a la

Mesa y Manuela Ibáñez, soltera, desterrada a Ocaña”

El doctor Ibáñez escapa pero a inicios de 1818 el Pacificador escribe: “Llegué a

esta capital, hice prender a Ibáñez, se le procesó, fue sentenciado a muerte, y

el día antes de ir al suplicio se fugó. Se mandaron requisitorias y previne al

gobernador de Ocaña” en carta al Rey Morillo complementa: “Advirtiendo que

el doctor Miguel Ibáñez, estando ya juzgado y sentenciado a pena capital, el

día antes de ser puesto en capilla, se fugó de prisión por soborno de algunos

individuos de la guardia y descuido del oficial, quien fue echado a presidio, con

un paisano llamado Mutis, que resultó ser cómplice y pasado por las armas, lo

mismo que los soldados que fueron sobornados”, 12 de mayo de 1818. Pablo

Morillo”

Ni doña Manuela ni sus hijos lo vuelven a ver y piensan que murió huyendo en

algún lugar de la selva, pero también ilusionan que se encuentre escondido en

algún lugar. La tecnología que hoy deja acceder a los archivos de España, nos

permitió ver el documento de ingreso a las mazmorras de la cárcel de Cádiz,

del anciano doctor Miguel Ibáñez. Su familia nunca supo de su suerte.

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La Patria triunfa

Doña Manuela y sus hijas pasan penalidades y miseria, todo les fue

confiscado, pero Bolívar ya llega victorioso desde el puente de Boyacá y se le

prepara un apoteósico recibimiento

y aquí pasa algo muy particular,

seis años antes Nicolasa fue

escogida para colocar a Bolívar su

primera corona de laurel en

Ocaña, ahora la escogida para

coronarlo en el triunfo definitivo es

su bella hermana Bernardina, de 16

años y Bolívar se prenda de ella.

Con sus sueldos compra para la

familia una casa en el barrio de la

Catedral, calle de Santa Clara, carrera 8 entre calles 8 y 10, cercana al Palacio

de San Carlos.

Bernardina no corresponde a Bolívar, enamorada del joven coronel Ambrosio

Plaza, Bolívar le parecía viejo con sus 36 años y 20 de diferencia. Ella es

ahora la reina, el Libertador le escribe desde Cali el 15 de enero de 1822: "Para

la melindrosa y más que melindrosa, bella Bernardina. Mi adorada B… lo que

puede el amor. No pienso más que en ti y cuanto tiene relación con tus

atractivos. Tú eres sola en el mundo para mí. Tú, ángel celeste, sola animas

mis sentimientos y deseos más vivos. Por ti espero tener aún dicha y placer,

porque en ti está lo que yo anhelo”.

Nicolasa y los celos de Santander

La victoria del Puente de Boyacá produce reacciones encontradas en el plácido

hogar de los Caro Ibáñez, pues mientras Antonio José tiene que huir para

evitar ser capturado por los patriotas, el reencuentro de Santander y Nicolasa

hace revivir la pasión y la relación se convierte en tema de comidilla picante. Se

descubre un rasgo desconocido en la personalidad de Santander, es

extremadamente celoso de Nicolasa y a pesar de su moderación habitual, se

descompone, inclusive en público cuando se deja llevar por los celos; esta

conducta produjo graves consecuencias no solo en la vida personal de los dos

amantes, sino en la historia de Colombia.

Nicolasa poseía una personalidad encantadora y estaba al tanto del acontecer

político y social del momento, lo que unido a su natural coquetería, la convertía

en el centro de todas las reuniones.1

1 "Las Ibáñez" Duarte French, Jaime El Ancora Editores 1988 p65

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Antonio Nariño, hijo del Precursor y

concuñado de Nicolasa, estaba enamorado

de la ocañera y no dejaba de acosarla con

sus requiebros y piropos.

En 1822, durante un baile de máscaras en

Palacio, Nariño creyó oportuno galantearla

en medio de la danza, pero el

Vicepresidente los seguía, disimulando su

rabia y alteración, hasta que, lívido de la

furia, se quita la máscara y arrebata el

sable al coronel Lorenzo Ley y en medio de

grandes voces e insultos lo puso sobre el

cuello del sorprendido Nariño a quien

arrincona contra una pared, la intervención

de varias personalidades evitó una

tragedia, pero el suceso sirvió de comidilla

al pueblo durante mucho tiempo. En ese

baile, dijo Ignacio Muñoz, había unas tres mil personas que comentaron el

episodio.

Este último acto, que desvirtúa en nuestros días la ilustre familiar del

Vicepresidente, doña Cecilia Fernández de Pallini, es corroborado en la época

por Rafael Caro, hermano de Antonio José2

En 1825 Santander envía a Antonio José Caro a los Estados Unidos con la

misión de imprimir las leyes que hasta entonces habían dictado los congresos

de la república, siendo este un trabajo engorroso y largo, con esto aleja al

cornudo esposo de Nicolasa durante un año, y al regreso de su misión, para

remate de males, Antonio José queda ciego, lo que redunda en el trastorno

económico de Nicolasa y sus hijos, que vivían de lo que devengaba Caro.

Es entonces cuando el gobierno de Santander concesiona con Nicolasa la

comercialización de la sal de Zipaquirá, Nemocón y Chámeza.

La Convención de Ocaña

Bolívar ha viajado a Quito, a libertar a Perú y a Bolivia y a olvidar a Bernardina

entre los brazos de su bella Manuelita Sáenz de Thorne, quedando al frente del

ejecutivo el General Santander, y es en 1824 cuando la amistad de los

2 Las Ibáñez" Duarte French, Jaime El Ancora Editores 1988

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creadores de la patria se resquebraja. A una solicitud de Bolívar para que le

envíe recursos con el fin de continuar el desalojo de los españoles en el Perú,

Santander se niega, arguyendo que la Constitución le impide financiar la guerra

en países ajenos, para Bolívar ninguna constitución es más importante que

asegurar la independencia y terminar de vencer a los enemigos de Colombia.

La amistad de los dos próceres se rompe de manera inevitable.

Llega Bolívar a la capital, y con él la “amable loca” que despierta todo tipo de

comentarios por su liberada personalidad y sus ataques a Santander y a todos

quienes están de alguna forma contra Bolívar.

Unos años después de la victoria final contra los españoles, el país está al

borde de la guerra civil y se culpa a la Constitución aprobada en Cúcuta en

1821, Sus detractores afirman: unos que la constitución no da al ejecutivo el

suficiente poder para controlar el país y otros, al contrario, dicen que en las

provincias los mandatarios regionales se encuentran con las manos atadas

para resolver los problemas. Por todas partes surgen voces pidiendo una

nueva constitución. La rivalidad entre bolivaristas y santanderistas se agudiza y

el vicepresidente, que la defendía por inviolable hasta 1831 finalmente accede

a convocarla, pues le sería más fácil que a Bolívar elegir diputados amigos, y

propender por una Constitución federal, que ampliara el poder a los

mandatarios regionales como él y que minimizara el poder de Bolívar. Exigió sí

que Bolívar no pudiera estar a cien leguas de Ocaña y que él mismo pudiera

ser elegido diputado sin renunciar a la vicepresidencia. Así sancionó la Ley de

29 de agosto de 1827.

Santander más avezado en las lides políticas que Bolívar, logró 57 escaños,

incluyendo el suyo propio, Bolívar en tanto, solo consiguió 17 diputados.

En el tempo de San Francisco de

Ocaña se encontraron los diputados,

no como salvadores de la patria sino

como contendores y muy pronto los

gritos y las injurias entre

santanderistas y bolivaristas hacen

prever el fracaso, se presentan dos

proyectos constitucionales, el

centralista de Castillo y Rada y el

federalista de Vicente Azuero. Los bolivaristas entienden que no hay nada que

hacer, vencidos numéricamente y que su presencia lo único que hace es

convalidar con el quórum los resultados, así que resuelven huir en número de

20 hasta la Cruz y dejan a la Convención sin posibilidad de deliberar. El

desespero de Santander y sus partidarios es grande; ni haciendo levantar a los

enfermos logran completar el quórum con lo que deben reconocer el fracaso.

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En medio de la rabia, el Secretario Luis Vargas Tejada deja escrito en un

pupitre:

“Yace aquí la convención del pueblo colombiano

Que muere con honor después de haber actuado en vano

Su corazón vi herir con puñal asesino

Por el mismo enemigo que a su recinto vino

Pero renacerá, no pierdo la esperanza

Más grande y más ilustre el día de la venganza”.

El 28 de julio de 1828 todavía no había llegado

Santander de Ocaña y Manuelita invita a un

baile en su casa, donde fusila un muñeco

disfrazado de Santander, mientras se rumora

que en la casa de las Ibáñez – comprada y

obsequiada a la familia por El Libertador- se

reúnen los conspiradores y hacen un sainete

igual contra Bolívar.

Entre el pueblo circula una copla picaresca y

amenazante:

“Solo habrá paz en Colombia

El día que mueran

Nicolasa y Bernardina Ibáñez

Bárbara Leyva y Mariquita Roche”

Esto hace exclamar a Vargas Tejada durante las noches de conspiración que

hacen los conjurados:

“Si a Bolívar la letra con que empieza

Y aquella con que acaba le quitamos,

Oliva, de paz símbolo, hallamos.

Esto quiere decir que la cabeza

Del tirano y los pies cortar debemos

Si es que sólida paz apetecemos.

La Venganza se ejecuta la noche del 25 de septiembre de 1828. Hasta la

alcoba de Bolívar llegan, entre otros, su rival de amores con Bernardina Ibáñez,

Florentino González y los convencionistas Mariano Escobar y el secretario de

la Convención Luis Vargas Tejada.

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Pena de Muerte a Santander y destierro de Nicolasa

La retaliación de Bolívar es fuerte, se

destierran diputados y cercanos a

Santander, se fusilan varios

conspiradores, entre ellos al General

Padilla y a Santander se le condena a

muerte, pero Nicolasa Ibáñez lo salva.

Se dirige a Bolívar escribiéndole:

Usted sabe que no hay nadie en el

mundo que lo haya adorado más,

mande a poner libre a Santander y

que salga para los Estados Unidos,

fuera del país. Yo soy la que

descanso de tantos pesares”

Nicolasa era de Santander, y una vez

sabe que su hombre está fuera de

peligro y lejos de las influencias del

Libertador, se convierte en una leona, se declara enemiga de Bolívar y

Urdaneta y su casa se convierte en el foro de apoyo a la rebelión de Córdoba

en Antioquia.

Los partidarios del libertador son más bolivaristas que el mismo Bolívar, así que

Urdaneta inicia su persecución y ordena su destierro, ella logra con en Consejo

de Ministros que se aplace su salida, pero Urdaneta entra en cólera y renuncia

en oficio de 2 de octubre de 1829. Tanta era la importancia que se daba a las

Ibáñez. Nicolasa produjo la renuncia del dictador, lo que no pudieron los

ejércitos, los alegatos ni las revoluciones.

La perentoriedad de Urdaneta hace que el Consejo de Ministros, dé orden

para que el destierro de Nicolasa a las selvas de Usme se verifique de manera

inmediata. La pobreza cubre otra vez el hogar de las Ibáñez.

La desgracia de Caro por el amor a su esposa Nicolasa

En tanto Antonio José Caro llora su desgracia, ciego, empobrecido, humillado

con el escarnio público y con la indiferencia de su esposa a quien ama

desesperadamente. Para colmo es obligado a recibir de su rival no solo

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empleos sino prestamos en efectivo, como lo deja consignado Santander en su

testamento.

José Eusebio recuerda en Ocaña los lamentos de su padre:

“Aquí mi padre, de boca de mi madre

El dulce si por vez primera oyó

Aquí de amor el a sus pies lloraba

Adiós Ocaña, adiós Ocaña, adiós.

Pero es patético el poema de Antonio José, ya ciego y enfermo, a Nicolasa:

Hallándome del mundo retirado,

En mi honrado, aunque pobre, humilde nido,

Donde al fin entregar logré al olvido

Cuanto por ti he sufrido y he llorado.

Excusa, ingrata, el bárbaro cuidado

De recordarme que tu amante he sido;

Ay! Eso es refregar en un herido

La antigua llaga de que está curado.

Hubo un tiempo en que pude agradecerte

El más leve recuerdo de tu parte:

Hoy tus memorias para mí son muerte.

Yo me atrevo señora a suplicarte,

Si algún favor alcanzo a merecerte,

Que de mi amor no vuelvas a acordarte.

El 1 de diciembre de 1830, a los 47 años deja su apesarada vida Antonio José

Caro, se dice que el dolor moral afecta al cuerpo y lo enferma. Sus hijos que lo

amaron entrañablemente odiaron a Santander y su odio lo heredó su nieto, el

presidente Miguel Antonio Caro.

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Celos con Nicolasa propician el nacimiento de los partidos políticos

El 17 de diciembre de 1830 muere Bolívar y la dictadura de Urdaneta cae el 28

de abril de 1831. El 10 de junio de 1831 se emite un decreto que ordena:

“El General de División Francisco de Paula Santander queda

restablecido a sus grados y honores militares y a todos los derechos de

la ciudadanía en los propios términos que los gozaba en el año de 1828,

antes de su injusta proscripción, que solo ha sido y será para él nuevo

título de gloria”.

La convención constituyente expide el 29 de febrero de 1832 la nueva

constitución de Colombia y se elige como presidente a Santander.

La felicidad de Nicolasa, ya de 37 años, no tuvo límites, Regresa Santander

con la dignidad de Presidente y vuelve la enamorada a Bogotá, pero las

escenas de celos incontrolables de Santander tendrán un nuevo y gravísimo

episodio cuyas consecuencias afectan todavía a los colombianos.

El Presidente Santander y el Vicepresidente José Ignacio de Márquez, eran

viejos amigos que compartían el poder y sabían que el futuro se deparaba llano

en 1835. Estaban en la cumbre y no existía más partido político que el

santanderista luego de la arremetida que hizo desaparecer a los bolivaristas.

A pesar de los reconocidos celos del Presidente, José Ignacio de Márquez se

atrevía, -subrepticiamente desde luego- a galantear a Nicolasa.

El 30 de abril de 1835 ella cumplía 41 años y seguía deslumbrante y atractiva.

Ese día el Vicepresidente Márquez consideró oportuno visitarla en su casa,

pretextando su onomástico, y al mismo tiempo

reiterarle sus requiebros amorosos,

conociendo el carácter celoso de Santander,

esperó verlo ocupado en su despacho y salió

para la casa de la ocañera a dos cuadras,

pero los chismosos están en todas partes y no

faltó quien le dijera a Santander:

- “El Vicepresidente se fue para la casa de

Nicolasa y, Nicolasa está sola”.

Como movido por un resorte Santander

abandona lo que está haciendo y sale

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disparado, las piernas le tiemblan, los celos lo enceguecen, atraviesa la

distancia que lo separa de la casa y, resollando sube la escalera, en la sala, en

el sofasito, está José Ignacio de Márquez entregándole el regalo a Nicolasa. A

Santander le dio la vuelta el mundo, asió de las solapas a su vicepresidente,

que era bastante más bajo de estatura y en el forcejeo trata de quitarle la vida

arrojándolo por la ventana pero Nicolasa agarrada de su sacoleva se lo impide.

¿Qué hubiera sido de Colombia si en medio de esta escena de celos el

Presidente acaba con la vida del Vicepresidente?

José Ignacio de Márquez regresó al palacio maltrecho y herido en su amor

propio, muy pronto anunció su enemistad con Santander y el nacimiento de su

movimiento político, los “Marquistas, más tarde “progresistas” mientras

Santander preside el de los “Ministeriales”, que son genitores de los dos

partidos políticos tradicionales de Colombia, el Liberal y el Conservador.

En 1837 las elecciones favorecen de manera sorpresiva a José Ignacio de

Márquez contra el candidato de Santander, Vicente Azuero. Los seguidores de

Santander se hacían llamar “liberales radicales” y los marquistas “liberales

moderados” Los santanderistas hicieron férrea oposición al gobierno e iniciaron

la “guerra de los supremos” o ”guerra de los conventos”, en la que ganó

Márquez

Rompimiento con Santander y el viaje a Londres y Francia

Diez meses después de la bochornosa escena entre el presidente y el

vicepresidente, el idilio finaliza. Lino de Pombo escribe a Rufino Cuervo el 22

de enero de 1836: "La noticia particular más notable que hay, y que voy a dar a

usted, no dejará de sorprenderle. El General F.de P. Santander une dentro de

pocos días su blanca mano con perpetuo e indisoluble lazo con la mano

agraciada aunque un poco morenilla de Sixta Pontón, vulgo villa. No lo sé

todavía oficialmente, pero el hecho es cierto"

José Eusebio Caro, que odia a Santander por todo el daño que hizo a su hogar,

y por abandonar a su madre de 42 años por Sixta Pontón de 21, funda el

partido conservador y redacta sus estatutos.

Ante el matrimonio de su ilustre amante, el 22 de julio de 1836, Nicolasa Ibáñez

le devuelve las casas de la calle de San Juan de Dios y la Quinta de Santa

Catalina a Santander, él le estaba ayudando en su sustento, así que se ve

obligada a cerrar su casa en Bogotá y viaja con su hijo Diego a Girón donde no

le va bien. Regresa entonces a Bogotá y coloca un negocio de venta de

mercancías con el cual puede volver a mantener a su familia.

Del temperamento celoso y machista de Santander nos queda otro testimonio

en su testamento, cláusula 6a, sobre el hijo que tuvo en Paz Piedrahita y

Murgueitio Sanz de San Pelayo: “declaro que en 1833 siendo soltero tuve un

hijo en persona también soltera que fue bautizado en agosto de aquel año. Se

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llama el niño Francisco de Paula y lo reconozco por hijo natural mío y lo

legitimaría también si hubiese otro medio legal, sustituido al de las leyes

españolas, pero nunca lo habría legitimado por subsiguiente matrimonio porque

cuando yo conocí a su madre, ella ya había sido conocida por otros”

Nicolasa tendría que sufrir otro duro golpe. El 28 de enero de 1853, cuando su

hijo adorado José Eusebio solo contaba con 36 años y el reconocimiento

nacional, fallece en Santa Marta, víctima de la fiebre amarilla.

Ya Nicolasa es una mujer madura de 56 años, pero llena de energía viaja a

Londres, porque fue amenazada por el delincuente Russi, allá se reúne con su

hija Manuela y escribe a su nuera Blasina:

“Esto si es gobierno, aquí se disfruta de la más completa libertad y seguridad”

En 1860 ponen preso al pretendiente

al trono de España, don Carlos de

Borbón y Nicolasa abrió su casa en

Bayona, Francia, para apoyarlo,

porque miles de carlistas atravesaron

los Pirineos y se refugiaron en Francia,

la ocañera, de 70 años de edad,

todavía elegante, inteligente y llena de

vigor, les levanta la moral y lea

asesora en la reagrupación. Ella

misma averiguaba las posiciones de las tropas anticarlistas y les informaba,

ayudó a muchos carlistas a pasar por los Pirineos la frontera.

Murió llena de reconocimientos en Paris, en enero de 1873, a los 79 años de

edad.

La descendencia de las Ibáñez, una familia con vocación de poder

Bernardina y Nicolasa son abuelas y trastarabuelas de la familia con mayor

vocación de poder en Colombia ligada a seis presidentes de la República, dos

alcaldes de Bogotá y una enorme cantidad de artistas de primer orden,

escritores, ministros, cancilleres, senadores y empresarios exitosos. Es una

constante en el país encontrar los miembros de su familia como candidatos a la

presidencia de la república, de hecho, en la última elección se presentaron tres

de ellos: Rafael Pardo, Juan Manuel Santos y a la vicepresidencia Clara López

Obregón.

La historia de Colombia no fue protagonizada por ángeles ni demonios, ni por

buenos y malos, ni en blanco y negro como nos lo hicieron creer. Nuestros

próceres fueron de carne y hueso, seres humanos que en medio de sus

debilidades lograron por sus acciones legar su nombre a la posteridad.

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