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  • 7/24/2019 Nietzsche y La Politica

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    pensamiento

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    Las doctrinas de Nietzsche tienen esto de raro: que no se las

    puede seguir. Sitan ante nosotros luminosidades imprecisas, a

    menudo deslumbradoras: ningn camino lleva

    en la direccin indicada

    GEORGES BATAILLE

    Hoy ya es un tpico hablar de las mltiples lecturas polticas

    de Nietzsche, que iran desde el anarquismo hasta el fascismo.

    Aunque no todos estn de acuerdo con esta afirmacin, como

    es el caso de Antoni Domnech, que afirma en su excelente

    libro El Eclipse de la Fraternidad, que Nietzsche forma parte de

    lajuventud dorada que reacciona contra el avance revolucio-

    nario y la tradicin republicana-socialista obrera y popular.

    En todo caso este supuesto pluralismo no es un producto de

    la ambigedad del autor, ya que Nietzsche se define por sudeterminacin, por su rechazo visceral de las medias tintas. Se

    atribuye ms bien al carcter contradictorio de su obra, ya que

    Nietzsche, como muchas veces se ha dicho, lo afirma y al

    mismo tiempo lo niega todo y por tanto cada cual puede elegir

    en l lo que ms le interese. Esta salida es, en todo caso solo

    parcialmente cierta, porque si bien se encuentran en su pen-

    samiento elementos muy contradictorios hay unas lneas fun-

    damentales que no admiten rodeos. Vale la pena entonces ser

    rigurosos y huir del relativismo para afirmar que, nos guste o

    no, Nietzsche dice lo que dice y que a ello hay que atenerse si

    hablamos de l. Por lo tanto, no hay que hacer trampas para

    llevarlo donde ms nos convenga, porque hay que hacer

    emerger la verdad poltica del autor, si sta existe. Otro tema es

    que vale la pena detenerse en algunas de las lecturas que se

    han hecho desde los que se reclaman de la izquierda, ya que

    esta reflexin nos permite profundizar sobre lo que significahoy ser de izquierdas.

    Nietzsche niega reiteradamente tener una posicin poltica

    en el sentido convencional de la palabra, aunque el ao 1888,

    al borde ya de la locura, anuncia a su amigo el telogo Over-

    beck una futura declaracin poltica (que en todo caso nunca

    realizar). Pero si analizamos el contexto en el que se mueve

    Nietzsche comprobamos que en l ya existen las primeras

    semillas de los movimientos nacionalistas y antisemitas que

    cristalizar histricamente en el nacionalsocialismo. Estos cr-

    culos tienen miembros destacados muy prximos a Nietzsche

    que le presionan reiteradamente para que se adhiera explcita-

    mente al grupo del que forman parte. Son presiones que vie-nen del que fue su editor hasta el ao 1844, Enst Schmeitzner,

    y sobre todo de su hermana Elisabeth y del marido de sta, el

    dirigente antisemita Bernhard Frster. Nietzsche no solo no

    ceder sino que se manifestar activamente en contra de este

    movimiento, como pone claramente de manifiesto la carta que

    enva a su hermana en diciembre de 1887 expresndole la

    repugnancia que le produce este partido antisemita. En Ecce

    Homo, testamento personal y filosfico de Nietzsche, ste ya

    manifiesta que considera a su hermana, que entregar perso-

    nalmente a Hitler el bastn de su hermano ya muerto y mani-

    pular sus escritos pstumos, como pura escoria. Nietzsche

    est preocupado porque no se confundan sus ataques al jude-

    Nietzsche y la poltica

    Texto de Luis Roca Jusmet

    robablemente, de entre todos los pensadores del siglo pasado es Nietzsche el que mayor fascinacin ha

    provocado. Su obra ha desatado loas y alabanzas, pero tambin crticas muy acerbas. En cualquier caso,

    sus libros han trascendido los crculos de los profesionales de la filosofa para llegar a un pblico numero-

    so. Su lectura sigue siendo una aventura de obligado cumplimiento.P

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    ocristianismo con el antisemitismo emergente en aquellos

    momentos en Alemania y se dedica a criticar explcitamente a

    los alemanes y a sus proclamas nacionalistas. Si repasamos la

    obra de Nietzsche constatamos que el nico cambio radical de

    su obra es el paso del entusiasmo a la decepcin por la cultura

    alemana de su poca, liderada por Schopenhauer y Wagner. En

    El origen de la tragedia confa en que esta sea capaz de regene-

    rar la cultura trgica nacida en la Grecia presocrtica. Pero,

    como constatar en Ecce Homo, aquello fue una ilusin, ya que

    pronto se dar cuenta de que tanto Wagner como Schopen-

    hauer no son ms que nuevas manifestaciones del nihilismo

    ms decadente. La postura de Nietzsche es cada vez ms euro-pesta y menos chovinista.

    Lo que ms bien plantea Nietzsche en su propuesta no es

    una opcin poltica sino una transformacin de valores quepodramos considerar, con algunas reservas, como cultural.

    Ahora bien, Nietzsche s que ilustra a nivel sociopoltico quin

    estara del lado de los valores que defiende y quin en contra.

    En este sentido el libro ms sistemtico de Nietzsche, que es la

    Genealoga de la Moral, nos muestra unos ejemplos que son

    bastante inquietantes para un lector de izquierdas. En este

    libro plantea que la historia de la humanidad es la historia de

    la lucha de los nobles contra los siervos. Si bien su definicin

    de aristocracia es planteada en trminos de carcter, que sera

    el de la persona libre, generosa, feliz y creativa, s que en algn

    momento identifica estos valores con los de la nobleza aria,

    romana o feudal. Y no slo esto sino que nos plantea un anli-sis tan preciso como reaccionario de la Revolucin francesa. La

    nobleza francesa del siglo XVIII es la mejor expresin de los

    valores que defiende y Napolen un claro ejemplo de lo que l

    entiende por superhombre. En este punto no hay ambigeda-

    des: el lenguaje de Nietzsche no es metafrico, lo que defiende

    es coherente con su posicin aristocrtica y su odio a la demo-

    cracia. Este odio a la democracia representa el desprecio por

    dar el poder, la capacidad de decisin a cualquiera y aqu

    Nietzsche coincide con uno de sus principales adversarios, que

    es Platn. Por otra parte Nietszche plantea que el anarquismo

    y el socialismo son versiones desacralizadas del cristianismo,

    en la medida que lo que defiende este es una moral igualitaria.

    La antropologa de Nietzsche tiene como ncleo duro su con-

    cepcin jerrquica del hombre y esta significa que los hombres

    son constitucionalmente diferentes y que esta diferencia lo es

    de grado, es decir, que los divide en superiores e inferiores. Y

    este constitucionalismo tiene un carcter biologista, ya que

    cada cual nace con una naturaleza que lo sita cualitativamen-

    te en el lugar que le corresponde (y aqu coincide otra vez con

    Platn).

    Todo esto no quiere decir que una persona de izquierdas no

    pueda valorar aspectos que plantea Nietzsche, pero slo en la

    medida que aceptemos que la dicotoma poltica izquierda-

    derecha no lo abarca todo y evitemos tanto las teoras que pre-tenden situar cualquier pensamiento en la rbita exclusivista

    de la lucha de clases ideolgica, como los cmodos relativis-

    mos que nos llevan a situar a un pensador en el lugar que nos

    interesa. Nietzsche ha seducido desde los aos 50 a una buena

    parte de la izquierda heterodoxa y supuestamente radical,

    sobre todo de Francia y por mimetismo de Espaa. Y la seduc-

    cin siempre es peligrosa porque es una pasin que distorsio-

    na, que crea espejismos en nombre del amor.

    Me parece aqu que es interesante analizar una lnea de in-

    fluencia de Nietzsche sobre la izquierda francesa (que se inicia

    con Georges Bataille y que continuar con Michael Foucault y

    Gilles Deleuze) y tambin en autores contemporneos del pas,como Pere Saborit.

    Bataille escribe el ao 1944 Sobre Nietzsche, lo cual tiene un

    carcter especialmente significativo, ya que lo hace en plena

    ocupacin alemana, cuando se asocia a Nietzsche claramente

    con el nazismo de Hitler. Bataille intentar recuperar a

    Nietzsche desde una lectura indita, en la que plantear lo si-

    guiente: 1) Nietzsche nunca tuvo una actitud poltica desde su

    desilusin juvenil con Wagner. La propaganda pangermanista

    y antisemita le asqueaba. 2) Nietzsche no era un predicador ni

    quera seguidores. No exhortaba a la lucha, no era propagan-

    dstico. Estas afirmaciones son, como hemos dicho al principio

    ciertas y por tanto desvinculan a Nietzsche del nazismo hitle-riano.

    Pero lo que defiende Bataille de Nietzsche es: 1) El carcter

    benfico de la guerra, que segn l, es comn con Proudhon y

    Marx, como emancipacin de la humanidad de las servidum-

    bres morales del pasado. 2) Paradjicamente a lo anterior, el

    carcter cultural y nomilitar del mensaje de Nietzsche. Aqu

    encontramos un elemento fundamental, que es un cierto culto

    a la violencia y a una lucha radical contra la moral burguesa.

    Este culto a la violencia es el que liga a Nietzsche con el fascis-

    mo original de Georges Sorel y ms tarde, con Benito Musso-

    lini. Hay aqu un fondo comn que har que Walter Benjamin,

    an siendo admirador protegido de Bataille en Pars, le advir-

    pensamiento

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    Lo que defiende Nietzsche es coherentecon su posicin aristocrtica y su odioa la democracia.

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    tiera con una gran dureza : Usted trabaja para el

    fascismo.Y lo deca precisamente porque lo que

    combata Benjamn (como podemos leer en sus

    Iluminaciones) era el culto a la guerra y el esteti-

    cismo de la violencia. Precisamente en este gru-

    po influenciado por Nietzsche estaba no solo

    Bataille, sino tambin Ernst Jnger. Y aunque

    ste nunca fue un nazi s manifiesta en su poca

    juvenil esta tica y esttica fascista (en el sentido

    amplio de la palabra) de fascinacin por la vio-

    lencia, por la destruccin redentora. El Jnger

    juvenil formular en su texto clave El Trabajadorque la Movilizacin total que crear el Orden

    nuevo oscurecer la diferencia entre la revolu-

    cin y la reaccin. Ideologa confusa que ya sa-

    bemos como acabar: en un movimiento apa-

    rentemente anticapitalista y radical que no ser

    sino un nuevo rostro de las formas polticas del

    capitalismo. Lo que atacan, tanto Bataille como

    Jnger, aunque sea desde perspectivas diferen-

    tes, es la moral burguesa y todo el sistema de

    valores a ella vinculado Pero la historia del capi-

    talismo nos muestra que esta moral burguesa es

    solo una de sus mscaras. Porque como nos hamostrado Zizek, la ideologa actual del capitalis-

    mo tiende a ser cada vez ms la de la transgre-

    sin. Es curioso que en su interesante libro El siglo de las ideo-

    logas Jean Pierre Faye plantee (para m de una forma total-

    mente errnea) un antagonismo entre estos dos autores, am-

    bos bajo la influencia de Nietzsche, como la oposicin entre la

    servidumbre sin fin del fascismo (Jnger) y la soberana de la

    izquierda (Bataille). Y aqu Faye reivindica este hombre sobera-

    no defendido por Bataille (soberana que sera complementa-

    ria, dice, de la soberana popular de Locke y Rousseau) como

    una herencia de Nietzsche. Pero aqu volvemos a la crtica an-

    terior: este hombre libre y soberano que propone Nietzsche noes cualquiera, es una minora aristocrtica. Y aqu tambin vale

    la pena mencionar la crtica de Zizek a la idea trotskysta de

    Revolucin permanenteen el sentido de que la revolucin no es

    una aventura, sino una transformacin social radical que nece-

    sita consolidarse. Aqu hay que abandonar los aspectos ro-

    mnticos y heroicos que plantean la revolucin como una

    experiencia estimulante basada en el exceso y la transgresin

    que llevara al peor callejn sin salida de un izquierdismo es-

    teticista.

    Si continuamos por la lnea abierta por Bataille nos encon-

    tramos con otras dos figuras muy potentes, Michael Foucault y

    Gilles Deleuze. Foucault, con sus contradicciones, tiene una

    clara trayectoria de intelectual de izquierdas y es uno de los

    responsables de situar a Nietzsche como maestro de la sospe-

    cha junto a Marx en Freud. Esta idea, compartida con Paul Ri-

    coeur, abri en su momento un punto de vista interesante,

    pero es inaceptable en los trminos de tpico en que se ha

    mantenido. En todo caso la forma en que Nietzsche influy a

    Foucault es implcita y nunca se present como un seguidor

    suyo. En cuanto a Deleuze hay que contemplar un doble as-

    pecto. Por una parte en su libroNietzsche y la filosofa Deleuze

    no plantea explcitament ninguna reflexin poltica y s, en

    cambio, una reflexin muy sugerente sobre la filosofa a partir

    de una lectura muy personal sobre Nietzsche. Por otro lado

    tenemos el Anti-Edipo, escrito en colaboracin con Guattari,

    que s es un libro poltico que plantea una proyecto basado en

    pensamiento

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    La idea de Saborit es que la izquierdadebe ser la transmisora de los valores

    afirmativos de la vida, de la alegra yla generosidad.

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    una supuesta alianza entre Marx y Nietzsche contra Marx-

    Freud. Me parece un libro poco consistente, escrito con una

    retrica confusa que solo la moda del momento convirti co-

    yunturalmente en un libro de culto.

    Tenemos finalmente el planteamiento de lo que podramos

    llamar con reservas un nuevo nietzscheanismo de izquierdas,

    lnea que encontramos en el sugerente libro de Pere Saborit

    titulado La poltica de la alegra o los valores de la izquierda. La

    idea de Saborit es que la izquierda debe ser la transmisora de

    los valores afirmativos de la vida, de la alegra y la generosidad,

    mientras que a la derecha le corresponde por su propia natu-

    raleza una concepcin nihilista, negadora de la vida. La crticaque hace Saborit a la izquierda convencional es que adopta

    una perspectiva dominada por el resentimiento y la envidia,

    que la lleva muchas veces a una posicin como la de derecha,

    en la que la defensa de una utopa futura no es ms que una

    continuacin de la ptica nihilista del cristianismo por su

    negacin de la vida presente con su promesa de una salvacin

    futura. Saborit defiende tambin una solidaridad fuerte frente

    a la solidaridad dbil o compasiva de carcter cristiano que

    combate Nietzsche y que pertenece a la derecha. La solidari-

    dad que debe reivindicar la izquierda deriva del fondo irracio-

    nal y contingente de la existencia humana, del enorme peso

    del azar por encima del mrito, de la contingencia que nos

    iguala a todos. Por el contrario, la derecha intenta justificar que

    la posicin de cada cual se corresponde con sus mritos y que,

    por tanto, la nica solidaridad que los ricos deben a los pobres

    es la caridad. Finalmente relaciona tambin el Amor Fati

    nietzscheano (que sera la aceptacin de la propia vida, de lo

    real) como ligado a la Democracia que defiende la izquierda,

    que muestra los antagonismos sociales frente al consenso fal-

    samente democrtico de la derecha, que anula las diferencias y

    oculta los conflictos. La conclusin es clara: la izquierda debe

    ser alegre, vital y generosa aceptando una perspectiva trgica

    pensamiento

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    La correccin poltica es hoy la ideologadel capitalismo, porque justamentelo que hace es ocultar los conflictos.

    M O N T E S I N O S

    Convirtindoseen Foucault

    Jos LuisMoreno Pestaa

    Los anlisis histricos y sociolgicos suelen acompaar los textossobre los filsofos como una simple cronologa que informa de lavenida al mundo del genio, de sus avatares humanos y de la irrup-cin de sus fulguraciones intelectuales. nicamente cuando se tratade atacar a un filsofo comienzan a invocarse los procesos socio-histricos en los que se gest su pensamiento. Para un filsofo,esto suele ser sntoma de que su pensamiento caduc con el tiem-po que lo vio nacer. El resultado es bien conocido: el ditirambopara escenificar las devociones; el sociologismo y el historicismoms vulgares para arrinconar a los enemigos.

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    que nos lleva a afirmar la vida asu-

    miendo la parte de dolor que necesa-

    riamente conlleva. La derecha con-

    servadora, en cambio, es cobarde,

    triste y nihilista, se aferra a sus privi-

    legios y a su miedo a la vida

    La vida, en su sentido ms pleno y

    afirmativo, est del lado de la revolu-

    cin y as debe asumirla sin comple-

    jos. Aqu habra todo un debate sobre

    el significado de la palabra revolu-

    cin en todos sus mltiples aspectos.Ha habido revoluciones culturales,

    artsticas, intelectuales desvincula-

    das de la poltica o incluso vincu-

    ladas a movimientos polticamente

    reacciona-rios. Y aqu podemos vol-

    ver a Jnger, un autor que en ningn

    momento puede considerarse de iz-

    quierdas, que sigue una trayectoria

    que va desde el fascismo juvenil has-

    ta una especie de anarquismo con-

    servador, que representa esta volun-

    tad afirmativa en el mejor sentidonietzscheano. La forma como rela-

    ciona Saborit los valores de izquierda

    con la poltica de la alegra parece

    muy forzada, aunque introduce una

    reflexin a partir de elementos

    nietzscheanos que s es interesante

    para la izquierda. Y aqu hay sobre to-

    do un aspecto fundamental. Hay en

    Nietzsche un carcter intempestivo

    contra el humanismo moralizante e

    hipcrita de su poca que vale la

    pena recuperar. Y vale la pena recu-perarlo porque este moralismo tiene

    hoy una actualidad en la forma de

    consenso y de correccin poltica. Y

    la correccin poltica es hoy la ideo-

    loga del capitalismo, porque justa-

    mente lo que hace es ocultar los con-

    flictos, los antagonismos radicales de

    la propia sociedad con un discurso

    bienpensante del que es importante

    cuestionar crticamente su lenguaje.

    Lo que pasa con la palabra jerarqua,

    por ejemplo, es muy significativo, ya

    que en una sociedad como la nues-

    tra, en la que se van profundizando

    las desigualdades y se consolidan las

    lites de todo tipo, es un trmino

    que resulta incmodo mencionar. Y

    negndolo no eliminamos la reali-

    dad, sino su posibilidad de transfor-

    macin, ya que para cambiar algo

    primero hay que aceptarlo como

    real. Y es evidente que la supuesta

    democracia en la que vivimos es tre-

    mendamente jerrquica, ya que hayuna oligarqua burocrtica en el

    Estado y en los partidos que es

    quin toma las decisiones polticas.

    Quizs valdra la pena recuperar

    esta palabra en la medida en que

    expresa una realidad y a partir de

    aqu discutir cules son las jerar-

    quas que funcionan para contrapo-

    nerlas a la que defiende Nietzsche.

    Hay que cuestionar desde la izquier-

    da esta correccin poltica que

    muchas veces nos atrapa en la tram-pa de la derecha, que es la de un

    consenso que en definitiva solo be-

    neficia a los privilegiados, que como

    tambin nos ensea Nietzsche, no

    son necesariamente los fuertes en el

    sentido vital.

    Pero tambin desde la izquierda es

    importante considerar que si bien la

    poltica es por supuesto fundamen-

    tal, no todo es poltica. Una lectura

    poltica literal de Nietzsche me pare-

    ce nefasta, ya que como deca Tho-mas Mann quien se toma a Nietzsche

    al pie de la letra est perdido. Ahora

    bien, para una persona crtica (y una

    persona de izquierdas debe serlo, por

    supuesto) es muy interesante leer a

    Nietzsche, porque su lectura es un

    revulsivo que nos hace pensar y salir

    de los tpicos de la comodidad inte-

    lectual. Y esto vale la pena, porque

    aunque sea para llegar a la conclusin

    de que no estamos de acuerdo, esta

    aventura intelectual vale la pena

    pensamiento

    El Viejo Topo/ 69

    La famosa foto de L ou Andreas Salom, Paul Re y Nietzsche,

    tirando del carro.

    Un Nietzsche juvenil