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    e I N ECiudad de ngele

    Altman vs. CarveI

    .Dossier Bogdanovicb

    Body Snatchers de Ferrara

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    Alesson in eomedy David (Gunnar , Bjornstrand, centre) and Marianne (Eva Dahlbeck,

    right) have been married for some time. But the stranger in the traincompartment (Helge Hagerman) doesn't know that . He doesn't know Marianne is heading for Copenhagen where she plan s to see her former lover, a sculptor. Nor does he know that remorseful David (a gyneco-logist who has been having an affair with a patient) has made alast-moment decision to join Marianne in the hope of winning her back .So he beats David to the draw with his cigarette lighter .

    A scene from Ingmar Bergman's En lektion i karlek (A Lesson inLove), 1954. Pity the beautiful Eva is a little out of focus.

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    E L H N T E Ma y o 1994

    EstrenosCiudad d e ngeles + R ayrnond Car ver /2. U na so mbr a ya pr onto se r s +OsvaldoSoriano / 6 . Bleu / 9. Ger nimo/ 10.C onvivencia / 11. Bar aka, U r ga y Nuevament e al acec ho / 12

    Diario de viaje por Mar celo Panozzo /14

    Cartas de amor por Ar onovich yFilippelli / 16

    Presentacin por Flavia d e la Fuente/19Vida del hombre por F. F. / 20

    ,7

    ~--~

    Una mirada hacia la obra por

    Hor acio Bernades / 21Bogda cinfilo por Castagna / 24Todas las pelculas por los amigos d ePeter / 26Piece s ofTime, un li br o d e P. B. / 30

    Visto y ledo / 31

    Libros por R usso y Noriega / 34

    Konrad Wolf en la Lugones po r Jorge CiclosGarca / 37

    Richard Key Va ld ez, un hombr e y sutiempo / 38

    La Maga vs. Noriega, pasen y vean / 40

    Cine en TV por Jor ge Pantuflas Gar ca/42

    Festival d e Berln por Ga br ielaMassuh/45Entrevista a Juanma Ba jo Ulloa / 48Msica, maestro por Guillermo Pintos/52

    Diccionar io cinfilo por el pequeoR usso ilustr ad o / 54

    Body 8natche r s por Nor iega / 56

    Vid eos / 58Cor tos/59Agend a/63Ta bla vid eo / 64

    DirectoresEduard o Antin (Quintn)Flavia d e la FuenteGustavo Noriega

    Consejo de redaccinLosar riba citad os +Gustavo J. Castagna

    Colaboraron en este nmero

    Eduard o A. RussoAlejandroRicagn oHoracioBernad esJor ge GarcaDavid OubiaJor ge La Fer laGuillermoRavaschinoGuillermoPintosSantiago Gar caSilvia Schwar z bOck Guiller moSaccomannoMarceloPanozzoGa briela Massuh

    Rafael FilippelliRicardoAr onovichTinoy Norma

    Publicidad R obertoJuan Ferro

    T, caf y simpataHayd e Thompson

    Corresponsal ex tran jero enFreedol1ia _ Mr . Castagna

    C6rresponsal en Par sMarceloMosenson

    Cadete a tres bandasGustavo R eq uena Johnson

    Correccin y compostura : Gabr ielaVentur eira, una mujer d e bien

    Diagramacin y composicinCarlos Barr a bs Almar , nunca undisgusto

    Asesor es d iseoQuique Maya y Fernand o Santamar ina

    Imprenta: Impresora Amer icana.

    Lavard n 163Fotomecnica (gente lind a y atenta)Proye cci n. Rivad avia 21345 G

    Distr i bucinCa pital : Vaccar o,Snchezy Ca S. A.Moreno7949 piso. Ca pital

    Int eri or: DISA S. A.27-6645/ 23-4937

    E l Amant e es una publicacin de Ed ic ion es T a t anka S . A. Der echos r eser vad os, pr ohi bid a su r e pr od uccin total o par cial sin autorizacin. R egistro de la propied ad intelectual en tr mite. Las notas f ir mad as r e pr esentan la o pinin d e los autor es y no necesariamente la d e la r evista. Cor r es pondencia aEsmerald a 779 6 A. (1007),Ca pital Fed er al. Te): 322-7518. FAX (541) 322-7518. R e p blica Argentina.

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    Ciudad de ngeles

    La especialidad de la casa

    El ttulo Ciudad de nge les, que no tiene nada que ver conel original Shor t C ut s (y q ue en Espaa se tradujo comoT a jo s c or tos), podra ilustrar , en un primer nivel, el sentidod e la pelcula d e Rober t Altman. Desde alguno de loshelicpter os que sobrevuelan la ciudad durante el film, eld ir ector obser va la conducta de 22 angelitos cuyas historiasse chocan y entrecruzan. Estas criaturas son inocentes:conocen solamente sus deseos y mezquindades , ignoran lasconsecuencias d e sus actos y no se les ha otorgado el don dela inteligencia. De entre ellos, slo los ms psicticos (lavioloncellista y el panadero) son capaces de sufrir por el pr jimo. Los persona jes d e Raymond Carver tr ansformand e la mano de Altman su callada desesperacin en alegreirres ponsabilid ad . Su desamparo y su rencor se hacenexterior es y tr iviales. C iu dad de ngel es podra ser unares puesta a El cor a zn d e la ciudad (Lawrence Kasdan,1992),en la que otros ngeles descubr en, frente a la mismaviolencia e incomunicacin, el amor , la solidaridad y lama jestuosid ad d el mundo. Kasdan quiere a sus personajes por igual. Altman los desprecia democrticamente. Susngeles son pequeos, ridculos aunque , tal vez, humanos.Los actores que los encarnan se burlan de ellos,quitnd oles todo resto de dignidad pero lo hacen con unaintensid ad que les d a r elieve. Esa caracterstica, unida alza pping que entr ecruza las historias comoen lastelenovelas, hace que la ex posicin d e sus torpezas pued a prolongarse por ms P.etres horas. Loscortes cortos deS hort Cuts no dan tiempo para pensar y hasta lascrueld ad es ms gratuitas (como la muerte del chicoo elsuicidio de Lori Singer) se amontonan con las catstrofesmenor es y las payasad as (de la mujer payaso, del polica,d e Tom Waits, de Jack Lemmon, de los disfrazados, de la puta telefnica, de la pelirroja verdadera -revancha sobreM ASH en la que el vello pbico de la rubia no llegaba aver se-, d el maquillador ). El efecto global que produce esta

    velocidad calculad a, estas variaciones gratuitas sobre elvaco y el a bsurd o es una sensacin posterior de inocencia yhasta d e ter nura que homogeneiza en el recuerdo alcar naval de ngeles.Per o detrs de este torbellino d e actos de egosmo estsucediend o otra cosa. Si los per sonajes (carenciados) y loses pectad ores (a brumados) no pueden reflexionar, Altmanlo hace por ellos y esa reflexin deja sus huellas en la puesta en escena. Junto a la misantropa, apar ece unfactor insistente que desmiente la calificacin de Altmancomoun d ir ector contestatario. Si los personajes de Ciudad de ngeles no son capaces de sentirse culpables, Altmanesta blece clar amente que lo son. Es ms, la pelcula sesostiene so br e una estructura que es la de la culpa y el

    castigo. Ejemplos: los padres del chico,culpables deensearle a su hi jo que no trate con extraos, harn que el

    hijo muera por hacerles caso. La mujer del gordo queasesina a la chica, culpa ble de trabajar de prostitutatelefnica, y su amigo, culpable de perturbarlo contndolesus supuestas hazaas sexuales, lo incitarn al crimen. Lacantante, culpa ble de no escuchar a su hija y provocar susuicidio, deber pad ecer por su muerte. El mdico, culpa blede no atend er debid amente a su paciente porque le preocupa una infidelid ad de su es posa, escuchar laconf esin que tanto teme. Fr ances McDormand, cul pablede mezclar a su hi jo en sus aventuras sexuales, ver sucasa destruid a. Ninguna d e estas circunstancias figura enlos cuentos originales. Pero a Altman le interesasubrayarla s. Hace un zoom sobre la seal de trnsito queindica "cruce d e escolar es" para mostrar que la camar er ano fren antes de atropellar al chico. Muestra un cartel que prohbe las bebidas alcohlicas antes de que el gordo matea su vctima con una lata d e cerveza (en el cuento utilizauna piedr a). Al per sona je d e Tom Waits le agrega unaimprobable violacin d e su hija. El personaje de Jack Lemmon perdi a su f amilia porq ue se acost con sucuada. El polic a que engaa a su mu jer es engaado por

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    su amante. La pareja q ue a busa d e la confianza d e susvecinos instalnd ose en su casa (y no lo hacen, comoen elcuento d e Car ver, par a huir d e s mismos sino por mer acomod id ad y placer d e transgr ed ir) ver cmosus f iestasterminarn en tr agedia. Los agr egados y modificacionesque Altman intr oduce en la ad a ptacin de los cuentosestn d irigidos en un nico sentido: establecer que sus per sona jes violan las leyes, la propiedad, la mor al y lasor d enanzas de trnsito. El que sean cobardes, criminales,instigad or es, cmplices o indifer entes parece autorizar aldir ector a matar, humillar o d estruir a los protagonistas.El guin de Ciudad de nge les est construido par a que eldestino tenga las excusas suficientes para caer sobre los per sonajes. Aunq ue los castigos exced an largamente a lasculpas o stas consistan en ignor ar los carteles. Estaestructura ex presa una pacater a persecutoria id ntica a lad e una socied ad q ue sanciona moralmente a los fumadoresy se lamenta por un per dido ord en pr ovinciano. C iu da d den ge les podra ser el ser mn de un pr edicador d e pr ovincia,r encoroso y arbitr ario, que pertenece a la cooper ad or a policial y a las juntas d e moralid ad. Un sermn quetermina con un anuncio d el Apocalipsis en forma d eterr emoto, que ad vier te a la ciud ad pecadora que muy pronto llegar el gran final. Altman no enjuicia al sistema.Por el contr ario, se hace eco d el con junto de sus normasmorales, ideolgicas o municipales y las usa en contr a delos q ue las transgreden.Per o hay ms todava. Las sanciones que caen sobr e los persona jes nunca son jur dicas: algo lgico,porque loscastigos son administrados por una voluntad superior . En par ticular , el asesinato quedar impune al mezclar se conel terr emoto y nad ie ver el accid ente d e trnsito. Lomismo ocurra en Las r eg las d el j uego. Apropsito d e esa pelcula, Altman d eclar (vase el libro Inn er Views de

    David Br esk in) q ue la historia que cuenta el film es tanmala comolas pelculas que sus protagonistas escriben y producen. Yque el villano resulta el pblico, al que legusta porque es la pelcula mala a la que estnacostumbrados. En C iu d a d de ngeles se repite elesquema. Altman entr etiene a los es pectadores con lostr ucos de sus estr ellas favoritas, les endilga un sermnr eaccionario y, d e postr e, se r eser va el d erecho a laimpunid ad . Una impunidad que coincid e con una exce pcin per ver sa a su sistema d e castigos a travs de los per sona jes d e Tim R o bbins. En Las reglas del juego, elasesino R o bbins se quedaba con la chica y el empleo y enCiudad de nge les es reci bido con alegr a por su familia, ala q ue no d eja d e traicionar. Del mismo modo, Altman hacemalas pelculas per o logr a buenas recaud aciones, mejorescrticas y que la r evista F ilm Comment 10 llame "el mayor cineasta amer icano en activid ad ". El ex militar nacido enK ansas City inscribe sus obras en el cine q ue desprecia yd el que usa todos los recursos publicitario s y lo peor de sumor al. Pero se d a el lujo d e disf r azar su tica primitiva d eastucia insuper a ble. Pedirle q ue en vez d e eso se dedique ahacer buenas pelculas ser a como ped irle a uno de los per sona jes d e Tim Ro bbins q ue respete a sus seme jantes:sa no es la es pecialid ad d e la casa.

    Short Cuts (C iudad de ngeles ). EE.UU. , 1993. Direccin: RobertAltman. Produccin: Cary Br ok aw. Guin: R . Altman y Frank Barhydt, basad o en los cuentos de Raymond Carver. Fotograf a: Walt Lloyd.Msica: Mark I sham. Montaje: Ger aldine Per oni. Intrpretes: And ieMacDowell, Bruce Davison, Jack Lemmon, Julianne Moor e, MatthewModine, Anne Archer , Fr ed War d, Jennif er Jason Leigh, Chris Penn, LiliTaylor, R o ber t Downey Jr ., Mad eleine Stowe, Tim Robbins, Lily Tomlin,Tom Wa its, Frances McDormand, Pet er Gallagher , Annie R oss, LoriSinger , Lyle Lovett, Buck Henry .

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    Sobre Ra ymond C ar ver

    D e qu hab lamos cuando

    ha blamos de Carver?

    Quienes lo conocier on d icen q ue era un tipo ms bienr econcentrad o, que hablaba casi murmurando, que er a msescuchador q ue char latn. Saba com partir confid encias. Yquizs este comportamiento se deba a su curiosid ad , quealguno defini comod e pr ed adora. Te escucha ba con lacabeza inclinada y un brillo en el ojoentr ecer rad o comohaciendo puntera , se dijo. Haba una vibr acin en el mod oen que te pr estaba atencin, con el aliento en sus penso,comosi todo depend iera d e lo q ue esta bas por d ecir , se d ijo.Transmita una honestidad d e roca y el ef ecto q ue provoca ba en uno era que pod a ser igual d e honesto con lmismo, se dijo. Todoeso se dijo so bre el tipo. Y tambinmucho ms. Te ace ptaba as como eras, con tod a la escasasantidad o herosmo q ue tuvieras en tus acciones siempr e ycuand o no pretend ier as ad jud icarte ms med allas d e lasqu~ te corres pondan, se di jo.Yes to, pro ba blemente,d efina su actitud f rente al mundo, f r ente a vos y, por supuesto, frente a l mismo. Esto se dijo y se dijo.Yd e betal vez ser lo q ue ms lo pinta ba d e una sola pieza.Haba una leyend a, tod a una leyend a so br e el tipo, basad aen la poca en que beba. Aveces a l le entusiasma bacontar histor ias d e esa poca. Pero estas histor ias lasconta ba desd e lo q ue ahor a consid er a ba su "segund a vid a".En la " primer a" ha ba tr a bajad o en un aserr ad ero, en unhos pital, en una estacin d e servicio, como por tero y comocadete. Ahor a, en la "segund a vid a", d a ba clases d eliter atur a cr eativa en un taller univer sitar io. Lo haca por necesidad . Y antes de cada clase esta ba ner vioso comoun pi be frente a un examen final. Ad ems no terminaba d eentender por q u pensaban q ue alguien q ue tenacapacidad para escribir poda t ambin ensar a escribir .Escribir no es fcil, pensa ba el tipo. La ver d ad , a l lecostaba. Comole haba costado r earmar su vid a. Unmatrimonio fr ustrado, hijos, empleos mal pagos,alcoholismo, deterioros. Por eso esto que l llama ba su"segund a vida" justificaba quiz su mana por la cor r eccin permanente d e sus cuentos. Pu blica ba y volva a pu blicar el mismo cuento corr egido. Yen la ver sin final d a ba laimpr esin de ha ber llegado al hueso d e lo q ue conta ba.Od ia ba los tr ucos, cualquier clase d e tr ucos. Y no ad mitasiquier a uno en un cuento. La sincerid ad q ue busca baestaba ms empecinad a en lo sustantivo q ue en laadjetivacin. Que no haya id ea s sino e n las cosa s. Esa f r asele gustaba al tipo, porque su a puesta consista en contar los hechos comoeran, incluyend o la am biged ad quere presenta ba ser "r ealista". As, el tipo escriba sobr e

    hombr es y mu jer es q ue tenan problemas a parentementeestpidos per o que r esultaban abismos. Gente que sequeda sin tr a ba jo, gente q ue se se par a, gente q ue va d e unlugar a otro sin encontrar un sentido, gente que peleacontra el destino, gente q ue ve sus sueos q uebr ados.Cuentos dond e el sonid o de fond o puede ser el d e unaas pirad or a o el d e una helad er a d escompuesta. Ahor a, ensu "segund a vid a", d es pus de ha ber encontr ad o una mujer q ue lo acompaar a, escri ba a mq uina mientr as un vecino barr a las hojas secas y los chicos juga ban en la calle. Por f in haba d ad o con un or d en. Su id ea d e la f elicid ad era tanhumilde como la d e sus mod elos literarios, en particular ,Ch jov. Cuando el tipo pensa ba en Chjov convena en unad e sus id eas bsicas: s i lo s hom bres se d ier an c uenta d e qu eest n sumer gido s en su pr opia m ier d a ha r a n de e st emundo al go m e jor.Tambin siguiend o a Ch jov, lo q ue el tipo escr i ba er asiem pr e suger ente. Le importa ba ms suger ir q ue d evelar.Porq ue l no er a un sa belotodo. Muchas veces l sostuvoq ue para ser escr itor no haca f alta ser el ti po msinteligente d el bar rio. Simplemente haba que par ar sefr ente a las cosas y pro bar d escr i bir las como si nunca antesse las hubier a visto. De uno d e sus amigos escritor es o pin:"Hundi sus manos en los secr etos que tod os compartimosy ha salid o a contar tod o lo q ue sabe". Es proba ble q ue nohubier a ha blado d e su amigo sino d e s mismo.El ti po tam bin er a poeta. Por eso, sus cuentos ms q uesus ver sos er an comotr aducciones d e haiks centr ados enlas miser ias d el ca pitalismo salva je d e los 80. Suins pir acin r ad icaba en situaciones r eales y sucias d e todoslos d as. La crtica lo quiso encasillar entonces como"r ealista sucio".Tambin, como sus cuentos er an cor tos y ponan el f ocoen esos instantes casi banales que anteced enel d esenlace d e un dr ama, la cr tica lo calif ic d e"minimalista". Ni lo uno ni lo otro. Af ilar el instrumento pr ecario d e un lengua je seco y cotidiano ca paz d e abar car lo q ue le ha ba pasado, lo q ue le pasa ba y a la vez pasa ba asu alrededor signif icaba par a el tipo un trabajo en el queno se poda af lojar . Automviles, viviend as bar atas, paisa jes desolad os pod an r esultar ms q ue elementosd ecorativos. Palabr as d el haik . Per o tam bin seas d eid entid ad, marcas en el cuer po, destellos en la ho ja en blanco. Al menos en esta "segund a vida" poda d ar cuentad e q ue no siem pr e se ha bla d e lo q ue se habla. En estoconsista su liter atur a. Y ahor a, cuand o esta ba llegand o alos cincuenta aos, empeza ba a r eci bir el elogio pblico.

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    Mova su cuerpo con. incomod idad , con unaire de d isculpa,desgarbado, irnico ytambin tranquilo, pero nunca pedante.Mantena esa mir ad ad e los que a travsd el insomnio y la

    r esaca pasaron untnel. Esa mirada er ala d e alguien que pas por el infierno yvolvi para contarlo.y justo ahora, cuandoer a r econocido, con laf ama le vino el cncer d e pulmn. Y muri.Seguramente ustedesoyeron hablar d e estetipo. En una de sas,tambin lo leyer on.Ha br n visto quetodos sus libros estnd edicados a la mismamujer , la viuda. Hayalgo ms pattico quela muerte de un tipogenial. Y es la suerted e su viuda. Hablo d eesa clase de suertetr gica y ridcula aun tiempo. A la viud ale quedan losr ecuerd os. Y elnegocio d e losrecuerdos. Despusd e la muerte del ti po,la viud a cedi losd er echos d e algunosde sus cuentos paraque se hiciera una pelcula. Tanto laviud a como eldirector de la pelcula, d urante su promocin dijeronque se res petaba laesencia de la obranarr ativa del muerto.El dir ector dijo que iba a traslad ar esos cuentos d e los 80 ala r ealidad de los 90. Nadie poda discutir estasintenciones. Pero, se sabe, con las buenas intenciones no sehace buena literatura. Tampoco, buen c ine. En la pelculano hubo ni ese riesgo de tocofondoni ese ati s bo de amenaza perpetua que car acterizaba los cuentos d el muerto. Muchomenos, esa ferocidad par a crispar una ancd ota hastaconvertirla en un precipicio en el q ue acecha la patologade un sistema. Todo aquel lo que en los cuentos del muertoera desesperacin y fata lidad, en la pelcula que los ad a ptf ue un espiar light y sofisticado de sentimientos envueltosen celofn. El confort presunto de los 90 anestesia ba elrumor d e los electrodomsticos de los 80 que servan d ecoro a las pasiones en sordina. Encima, en el final de la pelcula, haba una estrid encia. El muer to detestaba lasestrid encias. Porq ue el muerto escriba sobre vidascomunes, caras desconocid as pero identif icable s a la vuelta

    de la esq uina. Pistas, indicios, complicid ad es: sus ficcionesconfiaban en esta clase d e r itos. Y no en los f inalesopersticos. La per a, como gnero, se corres pond e con elascenso de las fabulaciones burguesas. Y el tipo, en vid a,escriba mostrando el fr acaso de ese futuro quegarantiza ba un poder tan feroz como hipcrita .En el ltimo cuento que public en vida el tipo d eca que nole im por ta ba la inmortalid ad. No la entenda. Y seasombr a ba d e q ue alguno no pudiera entenderlo.

    Nota : El ttulo d e este relato parafrasea a la vez el d e unlibro d e cuentos de Carver y el de un li bro de recuerdosescritos por sus amigos y discpulos .Las fuentes estn en la obra de Carver y en artcul ps ynot.sd e Tobias Wolff , Richard Ford y Jay McInerney.Tar it bin'en diversas entrevistas a Tess Gallagher y RobertAltman .

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    Una s ombra ya pronto sers (1)

    Caminos tran sitados

    Des pus d e la crnica oportunista de El caso MaraS oleda d , livera d e j por un r ato la ur gencia amar illa desu f ilm anterior y vuelve a ad a ptar un texto d e svald oSoriano, compaero d e penas, olvid os y d e opuesta-cr eemos no equivocar nos- militancia poltica.

    A la d eriva. Las primer as imgenes atra pan una idea q uea los pocos segundos pasar al r ecuerdo. Un per sonaje sinnom br e a parece en un lugar ind eterminado, d ecid e baar se, obser va el paisaje, per o... empieza a escuchar aq uienes se cruzan en su camino. Ah se acaba el road movie por dos r azones. Pr imero, por la imposibilidad d etraslad arse, el ingeniero Zr ate (Sol), decid ido a quedar sea la d eriva, ex plicita sus conf lictos mediante la voz en off ,r ecurso nunca atend ible para un f ilm de camino. Segundo,y ante la d etencin d el persona je, elegido d esd e el guincomoobser vad or d e la histor ia, otros seis o siete circulancer ca suyo par a contar sus pr o pios mambos, decisinargumental jams contemplad a en los road movies. Por eso,Una so mbr a y a pr ont o se r s es la primera pelculaconf esional contad a d esd e una perspectiva esttica d isuelta por la aglomer acin d e conver saciones, charlas yd escripciones psicolgicas d e los per sona jes. Cuando eltano Coluccini (Sor iano, Pe pe) vocifera "la aventura efinita" -lnea de dilogo id eal par a un final y nunca paraun principio- las intenciones d e lvera quedanex puestas: tomar un es pacio reconocido (impuesto d esd elos r oad movies) par a estr angularlo con los lmites d e unageogr af a pictrica, plagad a d e bellas nubes y cieloscelestes, acordada d esd e la iluminacin d el Chango Montiy sustentad a, clar o est, por las magras ideas d el dir ector .En Una som br a ya pr on to se r s no hay planos lar gos nitiempos muer tos en la narr acin por los temor es estticos

    de liver a y Soriano, d ecididos a explorar en voz alta elinterior de sus per sonajes.Zrate, Coluccini, el jugador Lem (Eusebio Poncela) y eld ivagante Barr ante (Brand oni) a parecen y desa par ecencomosi estuvieran en un escenario teatral. Nad a msale jad o d el road movie que pr eguntarnos cund o ser la prxima aparicin d e un per sona je al que vimos diezminutos antes. Nad a ms inad ecuado q ue el principio,d esarrollo y fin de cada historia paralela para este tipo d er elatos. Como si estuviramo s presenciando un sainete enmedio de la polvar ed a, U na so mbra ya pr onto se r s elige laacumulacin de varias histor ias para evitar d e jar nos unenigma, un interrogante, alguna pregunta fr ente a tanto par loteo elemental.Teatro f ilmado en medio d e una d ecor acin (nunca de una puesta) intil, vaca. La cmar a de Oliver a deja losmonlogos comofund amento nar r ativo y toma en primeros planos a los per sona jes d estruyend o un es pacio d e f cilr econocimiento. Si a la quietud d e los per sona jes lesumamos los nmeros d e cad a actor y a esto, por si f uer a poco,le agr egamos los d es bord es emotivos d e la mayora d elos intrpr etes, slo queda el d esconocimiento d el dir ector con res pecto al terreno que aborda.

    Quiero retruco. Descartad a la posibilidad d eencontrarnos con un r oad movie (ignoro, al r es pecto, siSoriano pr omulga esta id ea desd e el texto original), la pelcula de liver a se inclina por confiar en cad a escena por separ ado. Queremos d ecir con esto que U na so mbra ya pro nto s ers elige una estr uctura por captulos,independ ientes y necesitados d el relator presente en cad auna de las escenas. De ah en ms, slovale la pena elmomento en que Sol y Alicia Bruzzo, encerr ad os en unCitroen, juegan una escena sexual, imaginativa por eldes bor de corporal d e la actr iz. Este instante -tal vez elnico rescatable d el f ilm- d esva la historia a la alegor a poltica. Para subrayar tal d ecisin, liver a intenta crear un es pacio ficcional, le jano d el r ealismo al q ue nos tieneacostumbr ad os. El ingenier o y Coluccini d escubr en unmbito en r uinas, dond e el pr imer o encontrar una car tad e su hija -ya, dir ectamente, entramos en el ter r eno d e laciencia f iccin- mientr as una foto d e Disc polo -ah, en pr imer plano, para que nos d emos cuenta- ilustr a la puerilid ad de la exposicin. Como si esto no bastar a,livera pr esenta a un falso cur a (Rober to Carnaghi) y semand a par a el lado del grotesco y las limitaciones d elsketch televisivo. El per sona je que ms sufre el cambio esla pitonisa Nadia (Bruzzo), o bligada a abandonar cier tocostado f elliniano d el principio por una mar cacin d e bandoler a d el spaghetti western.Esta modif icacinen el tono que sufre la pelcula, primer omonocord e por la presentacin de los personajes y, ms

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    tar de, aligerada desd e el r egistr o f ar sesco, vuelve aconciliarse con la alegora. Para exprimirla y explicarla enimgenes, Olivera decid e un par tido de truco de seis persona jes; entre ellos, un militar con un par che en el ojo.Es el momento en q ue los dos Solanas (el buen y el maldirector) convergen en las imgenes de Olivera. El partido

    recuerda al truco de Los hij os de Fierro, narrado en claveslapstick con la voz de Zitarrosa contando cada uno de los

    Una sombra ya pronto sers (11)

    movimientos de los jugadores. Por otra parte, tambinrecuerda a los desfiles histricos de El exilio de Card el y ala mesa de los sueos de Sur, donde los personajes dejande ser tales para transformarse en smbolos de s mismos.Entre esas dos ideas que remiten a Solanas (el historicismoen presente de Los hijos de Fierro y el historicismo como pieza de museo, apoyado por la alegora), Olivera elige elsegundo camino, el menos riesgoso y el ms per ezoso paracomunicar sus intenciones . El partido de truco d e Oliver a

    se juega con un enorme retrato , ocupando el ancho de la pantalla, sobre la conquista del desierto. La id ea de reunir a personajes representativos de nuestra sociedad -los

    jugadores- vuelve a reforzarse con la elementalinf ormacin visual. No importa quin gana y quin pi erdeal tr uco, slo resta afirmar que Olivera y Osvaldo Soriano perdieron el partido por un falta envido con las viejasvientisiete en la primera mano.

    Una sombra ya pronto sers. Argentina, 1994. Direccin: H ctor Olivera. Produccin: Fernando Ayala. Guin: Osvaldo Soriano y H.Olivera, sobre la novela d el primero. Fotografa: Flix Monti. Msica:Osvaldo Montes. Montaje: Eduar do L pez. Intrpretes: Miguel AngelSol, Pepe Soriano, Alicia Bruzzo , Luis Br andoni, Euse bio Poncela, Diego

    Torre s, Gloria Carr, Roberto Car naghi, Marita Ballester os, Alf onso DeGr azia .

    Lo que el tie mpo ha borrado

    El q ue a s mi smo se d es pr ecia , se aprecia comod espreciador .

    Federico Nietzsche

    Una expresin de Pe r surance , libro pstumo de SergeDaney, me resulta a pro piad a para d escribir la literatura deOsvaldo Soriano: "desilusionado prof esional". Soriano vieneinsistiendo en que la Argentina es una enf ermed ad terminal, una pesadilla sin air e acondicionado. Unasombra ya pronto sers es la ms perezosa de sus novelasy, por eso, la que ms fcilmente permite inferir el alcancede este pesimismo repetit ivo. Conver tida por unaadaptacin del propio escritor en la pelcula de Hctor Olivera, la novela se ilustra a s misma y encuentra unespacio propicio pa r a exhi bir se en lo que tiene de esencial.La Argentina d e Soriano es un pas de mierda. Estaexpresin no tiene nad a de or iginal, ya que es usada por mucha gente de d istintos pases par a referirse a su tierranatal. Localmente funciona comouna variante d e la ideade que es el mejor pas d el mundo: algo particularmente privilegiado debe tener un lugar si es tanto ms malo queel resto. En Una somb r a ya p ro nt o se r s , este car cter mierdoso tiene que ver con una imagen de tierr a ar rasada,de comunidad depr ed ad a por sus pr opios ha bitantes, de

    lugar hostil e insolidario, en el que unos pocos elegidos (alos que Soriano gusta llamar "perdedores" ) son mejores quelos dems porque poseen una excentricidad que lo s redimede la mediana ferozmente cruel de sus compatr iotas y queles permite ser conscientes de lo que los rodea. La piedad del autor alcanza sloa ellos: son chantas simpticos,atorrante s de buen corazn. El resto tiene la mor al de lashienas y la inteligencia de los pescados.Loque ms llama la atencin en la pelcula es la expansinvisual del espacio literario de Soriano. Se trata de unconjunto de lugares desconectados, que poseen unaartiiicialidad que no hubiera necesitado una filmacin enexteriores. Esto podra atribuirse por igual a l a torpeza deOlivera y su fotgrafo Monti para darle algn reali smo al paisaje. Pero es la novela la que, en el fondo, estimponiendo un vaco ms simblico que geogrfico,un aaridez ms emotiva que botnica. La Argentina de Sorianoes un paisaje sin gente, una construccin mental que seapoya sobre las exclusiones, es pecialmente d e la ciudad, d elo contemporneo y de los jvene s. La parejita deestudiantes est fuera de lugar porque los actorestelevisivos elegidos para encarnarla son muy malos, peroms aun porque no tienen nada que decir (casualmente, elvarn se hace el mudo) en el imaginar io de Soriano. El pas

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    d e Soriano es el f antasma d e un pas r eal, que ocur ri hacemuchos aos (antes d e la Libertadora?, antes d e Pern?,antes d e Yrigoyen?, antes d e Cristo?) y sobr e el que sed esencad en un mal tan irr ever sible comoimpr eciso. Los protagonistas estn a tono con ese f antasma: tienen un pasad o que se promete inter esante, q ue se sugier e a cad arato, per o que el autor no se toma el tra ba jo d e d escri bir .Le basta con que cad a uno r ef uerce en cada frase esencleo d e fracaso y d espr ecio, d e sueos imposibles ysupervivencia cond enada. Si la novela y la pelcula car ecend e un ar gumento med ianamente slido, si los per sona jes se pierd en en el divague o la d eclamacin, no es simplemente por que Soriano y Oliver a no se pan contar una historia. Esms bien por q ue este limbo narr ativo es el nico lugar enel que pued en sobrevivir las f r ases hechas y los clichssentimentales. Esto no es nuevo en el cine argentino: losmalos guiones no son una car encia sino una necesid ad. Un buen guin es irr emedia blemente ambiguo y no se presta bien par a predicar.Este ar te d el d es pr ecio podra no ser otra cosa que unaq ueja r e petid a, un lamento ingenuo al que se le pued ecriticar , en tod o caso, su e jecucin pobr e y su falta d evariantes. Pero tod a que ja presupone una afirmacin. Lamonserga sobre el mal esencial que aque ja a la Argentinaalud e inevita blemente a otro escenario posible, a unarealidad vener ad a so br e la que se desencad en lacatstrof e. Qu es lo que se han robad o d e este pas d emier da, ad ems d e los cables d el telf ono? El truco d e laletana d e la d esilusin consiste en no aclararlo nunca, par a pod er incorporar todas las formas d e que ja y d eque josos. Pero el final de la novela pr oporciona una pistaines perad a sobre ese escenario alternativo que elud e las pr ecisiones. Mientr as Coluccini se encuentra con Cristo, elingeniero narr ad or tiene, a su vez, otro encuentro (que noest en el film). Se le a parecen unos militares que se han

    extr aviad o en las maniobras d e hace muchos aos. Se tratade unos tipos inof ensivos y amistosos. Cuando se d espid endel ingeniero, la band er a argentina que custodian esd evor ada por una plaga de langosta. La bandera destruida ,la a par icin d e Dios y el consejo de Coluccini a l ingenierod e que le escriba a su hija cierran el li bro. Y ste parece ser el pas q ue se les per di a Sor iano y Olivera: ni ms nimenos que una nacin que rena al ejrcito, la religin y lafamilia. Las calamidad es empr icas que se d escribenresultan as el r ef le jo d e una calamidad sim blica: laausencia d e un ejr cito patriota (que contrasta con los per sona jes negativos d e militares), un Cr isto autntico(que se o pone a los cur as truchos que aparecieron antes),una f amilia unid a (nica relacin familiar positiva de todala pelcula y la novela). Esto es lo que Una sombra ya

    pron to ser s termina aorand o, el mundo id eal delnacionalismo ar gentino: Dios, Patr ia, Hogar. Hay un planoen la pelcula que sintetiza esta o bsesin simblica y su perfil: un cartel al costad o de la r uta que d eca "LasMalvinas son ar gentinas" y que, por una pintada annima,se ha tr ansfor mado en "Las Malvinas son de los pinginos". Ese plano tan prof undamente reaccionario se propone como pr ue ba d e la descomposicin nacional ytermina reivind icando a la dictadura militar. La falta d elas Malvinas es una perfecta metfora de las tradiciones perdidas y d e la necesid ad de r ecuper ar las. La perezaintelectual y creativa tiene ese problema: es el vehculo dela id eolgica. La chatur a se hace transparente y lad esilusin prof esional d eviene militancia encubierta. Y amayor po br eza del d iagnstico, mayor contundencia en lasolucin. Porque la d eclamacin d e esa realidad miserable presupone su final: un viento metafsico que limpie laslacr as que la d esilusin d enuncia y r estaur e el patr iotismoy la virtud ; una tarea para la q ue tambin hay prof esionales .

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    La doble vida de Kieslowski

    Cier to d a, un hombre -llammoslo Wak efield- a bandonasu casa sin ninguna r azn y vive escondido a unos metr os d esu f amilia para a par ecer veinte aos ms tard e comosi nad ahu bier a sucedid o. Pero ese leve d es plazamiento es un caminosin r etor no; se ha convertido en un "Paria del Univer so".Julie, la protagonista d e Bleu, tambin intenta d esterr ar se enla familiaridad d el propio lugar, volverse annima entre lossuyos. "Soyuna mujer comn", le dice a su amante, Olivier ,antiguo cola bor ad or d e su es poso: ''tr ans piro, toso, tengocaries. No me extr aar s". Pero a dif erencia d el per sonaje d eHawthorne, la joven mujer posee una razn: aca ba d e perd er a su marido y a su hi ja en un accid ente automovilstico y,entonces, la desaparicin constituye un intento d eses perad o por anular el pasado y hacer d e s una ta bla r asa d ond eempezar a escr i birse una nueva historia. Bleu integra junto a Blanc y Rouge la Tr ilog a d e los color es, basad a en las id eas d e libertad , iguald ad y f raternid ad ."Examinamos las tr es id eas en cuestin, cmofuncionan en lavid a cotidiana, d esde un punto d e vista individual", dijo elrealizador. "Esas id eas son contr adictorias conla natur alezahumana. Desd e all las cosas se ven comoalgo id eal, perocuando uno se compr omete entonces ya no sa be bien cmovivir con eso; las id eas pierd en tod o su valor . Acasola genteanhela, verd ad er amente, la li ber tad , la iguald ad , lafr ater nid ad ?" Bleu es la puesta en escena de ese id eal d eli ber tad , encarnad o en Julie: luego d e perd er a su f amilia, lamu jer d ecid e vivir sola, al mar gen d el mundo, incontaminada; pero lo que comprue ba enseguid a es que la li ber tad r esultaim posible. Imposible d eshacerse d e los recuerdos, imposiblevivir al mar gen d e los af ectos, sin compromisos, sininvolucr arse. Par a K ieslowski, el azul que acompaa a Juliees el colord e una libertad demasiad o pura, una tr ans par enciaglid a, metlica. Y si, como en el Dec logo, la conce pcindelaTril oga evid encia un gusto por las estr uctur as seriad as y lasgr and es id eas alegorizad as en lo cotid iano, al igual que en Ladoble vida d e V er nica , Bleu pr actica una narr acin ord enad aalr ed ed or de inesperad as corr es pond encias y d e conexionessubterrneas que inter r umpen la continuidad a parente d e lossucesos. Vroniq ue y Weronika son d os cuerpos que

    com par ten una misma vida; Julie atr aviesa dos vid as (unadeber a bor rar a la otr a), dividid as por el fatal accid ente. Enam bos f ilms el mecanismo es similar : lo separado ignora lad istancia (es pacial o tempor al) y pr oduce interf er encias. Lasimetra d el d oble o las emer gencias d el r ecuerdo; hay algoq ue se q uiebr a en la cotidianid ad y el azul inmaculad oempieza a manchar se.As comolas dos Ver nicas, hay q uiz d os Kieslowsk i: unK ieslowsk i polaco, narrad or asctico y contund ente; unK ieslowski f r ancs, ms sensual y estilizado. Tambin ms pomposo y manierista. El Kieslowski d e Bleu sigue siendoindud a blemente un gr an narr ador, por eso la historia del filmf unciona. Sin em bargo, contaminado por una elementalalegora so br e la li ber tad y el amor , pr esionado por un

    ingenuo llamad o a la conciliacin en Europa, el conflictotiend e permanentemente a conver tir se en una ecuacin

    d emasiado calculad a: el "Concier to par a la unid ad europea"que Patrick d e Courcy d e j inconcluso al morir, ser completado por su mujer y su asistente e ilustr ar el final d elfilm con un pueril y solemne discur so sobr e la necesid ad d eamor (coro:"si no tengo amor , nad a soy").El film vale notanto por el d esarrollo d e su r elato sino, curiosamente, por algunas imgenes no narrativas: ciertos tiempos muertosd ond e Kieslowski evidencia una sensibilid ad exquisita par atr aducir a imgenes y sonidos los estados d e nimo de su protagonista, o bien, ciertos momentos dond e lasinterf erencias amenazan la continuid ad d el r elato y la imagenencierr a infinitas narraciones vir tuales. Visionesdistor sionad as d e Julie dur ante la convalecencia o bruscasinterrupciones d e la imagen cuand o Julie es asaltad a por rastros de su pasado, comosi fuer an las huellas d e un crimen.Cortocircuitos d e la memoria, por un momento el r elato permanece en sus pensin y se asoma a un a bismo.Ms aun, hay algunos planos insignificantes pero deenigmtica placid ez, en dond e Kieslowski alcanza una pr of unda expr esividad . Una taza sobre una mesa, el rostroad ormecido d e Julie baad a por el sol, un terr n d e azcar invadido por el caf . Eso basta. Nada suced e, ninguna accin,todo est inmvil. Por qu, entonces, r esultan tan emotivos?Quiz porque son condensados hacia dond e conver gen tod aslas sensaciones d el film, instantes vacos que -pr ecisamente

    por eso-- r eciben tod a la emocin que la alegor a d es plaza d elconflictodramtico. Si la obsesin d e Julie es e jer citar se en lainsensibilidad , esas sensaciones simples y no obstante plenasconstituyen las filtraciones a tr avs de las cuales le ser posible reconciliar se conla memoria. All comprobar que borr ar el pasado er a una maner a d e ritualizarlo. Demomificarlo. Detenido en su pasad o, el per sona je d eHawthorne termina ba convir tind ose en un muerto entr e losvivos. Entonces Julie invier te el gesto d e Wak ef ield : entiend eque r esulta imposi ble libr ar se d e la propia historia y que lanica maner a d e construir se d e nuevo ser encima de eso.Son breves e pifanas dentro d e la pesadez alegrica d el r elato.Fugaces momentos, es cierto, per o durante unos segundos eltiempo adquier e un estado d e flotacin y la imagen deja d e ser

    una mera superficie de transmisin par a alcanzar unasencillezconmovedora. Inef a ble liviandad : hay que ver lanuca de Julie cuando compr end e que los muertos han muertoy que sloes posible seguir viviend o con ellos a cuestas; hayque or el silencio d e Julie antes d e pr eguntar a Olivier si anla ama, si an conser va el colchn d ond e dur mieron juntosantes d e ale jar se d el mund o.Es que, comole ha ba dicho un msico calle jero que usa elestuche d e su flauta a mod o d e almohad a: siem pre hay queguardar se algo.

    Trois Coleurs: Blue (B leu ). Francia, 1993. Direccin: K r zysztof Kieslowski. Produccin: M arin K armitz. Guin: K . Kieslowsk i,K rzysztof Piesiewicz y Agnieszk a Holland. Fotografa: Slawomir Idziak .Msica: Z bigniew Pr eisner. Monta je: Jacques Witta. Intrpretes:

    Juliette Binoche, Benoit R egent, Flor ence Pernel, Char lotte Vr y, HlneVincent, Philip pe Volter , Emmanuelle R iva.

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    Fantasmas a la luz del desierto

    D el p ersonaje. Gernimo f ue el nombr e q ue los me jicanosd ieron a Goyakla, jefe a pache chir icahua que enca bez unaf er oz r esistencia contr a los "ojos blancos" q ue moviliz acinco mil ef ectivos d el e jrcito estadounid ense antes d er end irse en 1886. Lo segua, en ese momento, un grupo d ehombr es, mujer es y nios d evastad os por el hambr e. ElGer nimo r eal vivi hasta 1909; un par d e aos antes llega par ticipar en el d esfile inaugur al d el pr esid ente Theod or eR oosevelt.Leyend a d e leyend as, el Gernimo d el western es sinnimod e guerr ero indomable. Si Cochise fue ms empar entado ala figur a d e un gober nante (cf .F ort Ap a che), y si el siouxToro Sentado se acerc a la dimensin d e estr atega militar (cf . Mur ier on con las bo ta s pu es ta s), Gernimo ad q uir i loscontornos d e figur a f antasmal, terr or no localiza ble, casiso br ehumano. Hasta Ger nimo , d e Walter Hill, d os filmsllevaron su nombr e: uno d e Paul Sloan (1939) y otr o d eArnold Laven (1962), d onde el mito adopt el sem blante ptreo d e Chuck Connor s con consid er a ble eficacia. Pero ensu cond icin d e espectro ina presa ble, hostil e irr eductible,la mayor pr esencia d e Gernimo se ha ex pand id o en Ladi lige ncia (1939), d e John Ford. All bastan unas lneas d etelgr af o, un rumor a penas susurr ad o y un par d e planosd el guerr er o acechante en las montaas -interpr etado por el jef e White Hor se- par a q ue el pavor convoque d esd e elfuer a d e campo. En aq uella o br a maestr a, la sombr a d eGernimo se pr oyecta ba sobre cada momento d e todo unfilm. En Ger nim o d e Walter Hillla leyenda se humaniza,se expone y hasta se r azona. El fantasma empalid ece, sindud a, en la direccin de una pr dida.

    Del director. Walter Hill produjo algunos films nota blesde los ltimos veinte aos, y otros cuyo mejor d estino es elolvido. Fue uno d e los d irector es ms slidos sur gidos enlos 70, aunque su capacid ad comoe jecutante d e pr oyectosdiversos le quit luego consistencia. Pero hasta hoy d e par asorpr esas. Su film anterior , Tr es pa ss (1992) -que ennuestr o medio fue directo al video como Or o y ceni za s- , esuna leccin d e velocidad d el r elato, d e tr a ba jo con eles pacio a partir d e primeros planos, d e monta je y d e usod el sonid o, entr e otr as cosas. Hill mantiene sus puntosf uer tes en el r itmo nar r ativo, en tramas d e precisinmatemtica, des pojad as d e psicologismo o de intenciones"r ealistas". Sus per sona jes se aseme jan ms bien afunciones q ue a entes problematizad os por conflictosinter nos. Tod a accin tiend e al conflicto fsico. De algo se pued e estar segur o: si en sus f ilms se presenta una pelea,un tir oteo o una per secucin, ese tr amo fun ciona. Ahor a bien, en Gernim o , narr and o los tiempos previos a lar endicin d el apache, el e je se d es plaza hacia unaatmsf er a distinta d e la que sus es pectador es avisados prevn.

    D el g u ion is t a . John Milius es una pr esencia im per ativa,con vocacin imper ial. Tam bin d ir ector d esd e su D illin ger (1973), la histor ia d e sus encontr onazos aliment profusamente la chismogr afa cinf ila. Milius construyeextasiados per sonajes que suelen sobre pasar , desd e sumirad a, la escala humana. No sorpr end e su id entificacincon la campaa d e Gernimo. El magnetismo del jef e indio,sin em bar go, es matizad o aq u por el q ue irr adian elsold ad o profesional Gatewood (Jason Patric), el gener al

    Crook (Gene Hackman) o el vie jo ex plor ad or Al Sieber (Robert Duval1). Demasiad os objetos d e admiracin para elnovato Davis (K evin Tighe), cuya voz en offcuenta -desd euna hipottica veterana-los "extr aordinarios sucesos"que le tocaron vivir . El pro blema radica cuando esacondicin, o "lo es peciales" q ue eran los r ebeld eschiricahuas y su ld er , debe ser subr ayad o por loscomentar ios y no ex pr esado por el poder d e los hechos. Elnf asis d e Milius -siempre a jeno a tod a medida- cor roela contundencia d e la historia, se interpone entr e elespectador y los persona jes, y la vena a par atosa llega ald esatino, cuando hasta la msica lid er ad a por Ry Cood er se ve atacad a por un fur or sinf nico o cor al (cf . elahor camiento d e los ind ios, la r endicin chiricahua).

    D e es t a pe lcul a. En la lista de d irector es d e laomniconsultada gua d e Leonard Maltin (ed icin 94) figurala filmografa d e John Milius, no as la d e Walter Hill.Omisin involuntaria? De ser as, el la psus no d e jara deindicar la pr esencia que se im pone en el cote jo posible. Si bien se apr ecia la mano de Hill en varios momentos --elduelo entre Gatewood y el apache, el tiroteo en el bar me jicano-, el nota ble armad o d e los es pacios y lamanipulacin d e la accin (mrito no a jeno, una vez ms, asu exce pcional montajista Freeman Davies), cier tassituaciones tpicas de sus f icciones -como la de latr aicin- se disuelven en un paisaje ajeno, como som br asinconvincentes en el d esier to d eslumbr ante d e MonumentValley.Una hiptesis final: tal vez Hill-d esd e aquellamemor a ble C a ba lgat a inf er na l (1980)- mantenga msvivos los cdigos del western en sus r elatoscontem porneos q ue en esta poco fructuosa incur sin enterritorio apache. La misma pelcula nos ensea q ue, conotro ex plorad or , el r esultado ha bra sido d if er ente .

    Geronimo (G er n imo ). EE.UU., 1993. Direccin: Walter Hill.Prod uccin: Neil Canton y W. Hill. Guin: J. Milius y Larr y Gross,sobr e una historia d el primero. Fotograf a: Lloyd Ahem. Msica: R yCood er . Intrpr etes: Jason Patric, Gene Hackman, R obert Duvall, WesStud i, Matt Damon, K evin Tighe, R odney A. Gr ant, Steve R eevis .

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    BARAKA, EE.UU., 1992, d ir igida por R on Frick e.Ser no ble d e corazn es el ltimo grito d e lamod a y, en ese sentido, eld irector /f otgr af o/guionista Ron Frick e esun verdad ero vanguardista. No hay en su pelcula (pelcula?) Ba rak a sino buenas .intenciones: un incorr egi ble d eseo d ehermanar a todos los ha bitantes d el planeta por aqu, otr a d eclar acin d e princi piosacerca d e la belleza y su fragilid ad por acy, ms all, un ensayo so br e las diversas eim pr escind ibles tonalidad es d e la f e. Essabido q ue entr e int encin y pr et ensi nmedia un paso muy cor to, y este seor Fricke, que ha dado la vuelta al planetaTierr a unas 40 millones de veces buscand oimgenes q ue sostengan sus r emanid asmximas, as lo demuestr a.Fotgraf o y coguionista d e K oy aan isqat si ,Fr icke construye en Ba raka un relato d esigno similar al d e R eggio, con muchagente r ezand o, bellos escenarios, cmarar pid a, montajes par alelos -el d e per sonas tr ansitando por una estacin d etr enes y pollitos mar chando mansos por lacinta tr ans portad ora d e una gr anja es d euna imbecilid ad reveladora- y esa msicatan, tan d if ana. El r esultado es unamezcla d e aviso d e Milka, corto pr ogr esistade Benneton y vid eo cli p d e Dee p For est,sin llegar nunca a la prof undid ad de,digamos, cualq uier a d e los tr a ba jos d elequi po-de-d ocumen talis tas-d e-La-aventu r a -d el-h om br e. Un improba ble envo

    de ttulo E l et er no a nt lo pe e n el vie jo yque r ido pa r qu e na cional r esultara msinter esante, sin dud as, q ue este pastichemesinico.Es d ecir: qu significa todo esto? No esms q ue una sucesin d e imgenes bonitasy, s, a veces d esgarr ad or as q ue d e tanto entanto d an en paralelos ler d os so br e eld estino d el hombr e, cond imentad as conmsica pr ototnica d e q ualit. Yelconjunto, pegad o con p!asticola, pretend ed ecir algo so br e, atencin, "la historia d enuestro planeta y su inter accin con el ser humano". Pur as patr aas, y como si f uer a poco se supone q ue estas pelculas sonalguna f orma d e arte mayor , a cuyas pr oyecciones van a d or mir los f uncionar ios

    d e or ganismos txicamente humanitarios par a luego d eclararlas d e inters univer sal. No estar a nad a mal sa ber d e qu va lad anza tribal en Bali, por q u el Bud a tieneun ter cer ojoo, sencillamente, la histor iad el Muro d e los Lamentos. Y a tales ef ectos,hasta el Libro Gor d o d e Petete es ms tilque Bara ka . MP

    NUEVAMENTE AL ACECHO ( Anoth e r Stak e out ) , EE.UU., 1993 , dirigida por John Badham, con R. Dreyfuss, E.Estevez y R. O'Donnell .En Dos polic a s al ac ec ho (Badham, 1987)se contaba la historia de dos policas(Dr eyf uss y Estevez) que d eban vigilar

    d esd e la casa d e enfr ente a la ex novia (M.Stowe) de un pr fugo. La cosa se complicaba

    cuand o Dreyf uss arriesga ba tod o alenamor ar se d e la mujer.Una comedia policial con cierto voyeurismoelemental y una calid ez y simpata q ue, si bien no la salva ban del naufragio, al menosla hacan ms ace ptable q ue el sad ismogratuito oel mensa je r eaccionario d e otr osf ilms d el gnero.En N ueva ment e al a cec ho encontr amosmuchas r ef er encias al f]m anterior y unmayor acer camiento a los per sona jes. El pr imer gr an acierto es continuar la r elacinentr e Dr eyfuss y Stowe, y par a la nuevamisin ( buscar una testigo en peligr o)agregar a la par e ja d e policas una mujer interpr etad a por R osie O'Donnell (la gor d ad e U n equ i po mu y es pec ia l y Sinton a d eam or ) , cuya pr esencia r enueva la pelcula yle da mayor lugar a la comedia, d e la que nose escapa ni Dennis Farina.A no cr eer q ue N uevam ent e al a cec ho es unagran comed ia o un buen policial, es slo quela mir ad a com pr ensiva hacia los per sonajesy la calid ez d e la historia se convier ten enesta secuela en la r azn d e ser d e la pelcula.Es inter esante hacer notar la actuacin d eDr eyfuss al estilo superagente 86 (salvand olas d istancias, por f avor ) y los encuadr esinclinad os concierta imagen de ser ie d e lossesenta, pero d ecir que Badham lo hizointencionalmente es muy arriesgado porquela verd ad es que conl la teoria d el autor sehace cuesta arriba. Films comoF iebr e d es bad o por la noche (77), la interesante Dr c ula (79), J uegos d e gu erra (83), C or tocir cuito (86), Dos pja r os a t ir o o La ases in a(92), por nombr ar sus o br as ms conocid as,son dif ciles d e unir bajo algn criter iocoherente.La ltima cosa a d estacar d el f ilm es el per sona je d e la testigo que pasa d e vctimaa victimar ia yfmalmente ced e ante lossacrif icados pr otagonistas q ue se juegan por ella. Que un per sona je que por momentos par ece copiad o del d e Mirand aRichard son en El jue go d e las l g r imas pegue un giro en f orma cr e ble es q uizs elni co punto en q ue la pelcula d e Badhamsuper a a una ser ie de policiales quecomenzar on tambin en 1987. Ha blo d e

    Arma m or ta l d e R ichar d Donner , d ond e

    tanto la comedia, el policial y los persona jessuper an por mucho a los films aqucomentad os. Menciono esto para poner lascosas en su lugar . No pod emos d ecir q ueuna pelcula es buena slo por no ser malvad a, porque se cr ea un cr culo viciosoen el que nad ie sa be ad nde va pero, si nolastima, no impor ta. No ser a la largauna forma de ser r eaccionario? Un conse jo para tener en cuenta. Desconfiar cuand o enuna pelcula hay muchos planos ocu pad os por animales buenos y sim pticos. SG

    CERCA DEL PARAISO (Urga ),Francia-Rusia, 1991, dirigida por NikitaMijalko v, con Badema y Bayaertu.

    El viaje d e Mi jalkov a las este pas d eMongolia haca temer lo peor , teniend o en

    cuenta que en O jos ne gr os no le haba hechoascos a la tar jeta postal abr illantad a, conese italiano chanta pero, ay, tan simptico,y esa d amisela r usa salid a d e un cuento d eCh jov con per r ito y todo, tan encantador esellos en esos paisajes de ensueo, seor a.Sin embar go, Nikita d e ja las estampitas por un rato para r espr ar el air e f r esco d e esaeste pa q ue se tiend e al inf inito, y es fr escoel aire, y liviano, d urante la primer a parted e su pelcula. La cmara d e Mijalkov seacer ca a sus per sona jes, una f amiliamongola, con un res peto d e viajero sinequipajes, sin bultos incmodos, y compartecon ellos los tra bajos y los das. Per o, ay!,elr ealizad or no pued e evitar id entificar a esos per sonajes con una categora pr evia, la d el" buen salvaje", y no pasa mucho tiempoantes de que, de tan puros, simpticos ycar iosos, comiencen a parecerse peligrosamente a unos Campanelli d e ojosr asgad os. La cand id ez d e unos actor es contod a la pinta de ser no-prof esionales, sinembar go, es real y contagiosa. El camionerovarado en la este pa, re pr esentante d e una"Rusia pr ofunda" d e campesinos-toscos- pero-buenos, y el to bor rachn que anda d eaq u par a all con un pster d e Stallone,obseq uio d e su hermano "q ue vive enAmrica", son como un cartel de "Peligro,estampita", per o igual colaboran con elclima d e d espr eocu pada d istensin. A par tir d el momento en q ue Gamba el mongol viajaa la ciud ad , agarr te Catalina por queMi jalkov no aguanta ms, y empieza otra

    pelcula, trillad a y banal, en la que la cosa pasa por oponer al Buen Salva je con laCivilizacin Mala. Cine d e tesis, que led icen (r emember Ba benco y sus ba benquitos d el Amazonas?). Tesis tanmaniquea, tan cuadrada, como el televisor que el mongol lleva a la choza ante losr uegos d e su mujer , re pr esentacin ms queobvia d e la pr f ida Civilizacin que viene atr aer les el Mal, la Alienacin, tod o conmaysculas, por supuesto , porq ue a estaaltur a la ficcin ya ha sid o ganad a por laAlegora ms elemental q ue imaginar se pued a. Peor aun, el r ealizad or sufr e, sobr eel final d e la pelcula, una sbita erupcind e r ealismo mgico q ue lo lleva a meter concalzador , en med io d e la este pa, una

    alucinacin d el pr otagonista en la queapar ece Gengis K an in per son, y a la carga.A continuacin el protagonista conver tir su lanza tribal en antena (no s si elsmbolo te q ued a claro), y tod a la familiaunita tendr a los mismsimos Bush yGorbachov en el living d e la choza.Inmediatamente d es pus pa p mongol ymam mongol apar ecer n en la pantallita,engullid os como James Wood s enV id eod r ome? Vaya a sa ber , el r ealismomgico es una es pecie de vale-todo, d esupermer cado d el sentid o en la que usted elige el q ue ms le guste. Lo q ue empez,malo bien, como cine ms omenosantro polgico, ter mina comomamar r achomgico-rousseauniano. Pr end el televisor ,

    vie ja, q ue d an T ara s Bulb a , y d icen que eslind a. HE

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    El cine club del Teat r o '1FTy El Amante tien en el agrado

    de inv itar:

    a la primera exhibicin en la Argentina de Nick's Movie / Relmpago sobre el agua,la pelcula homenaje a Nicholas Ray de Wim Wenders,

    como presentacin del libro Wendersde la coleccinDirectores de El Aman te.

    Martes 14 dejunio a las 20.30 hs.Teatro IFT. Boulogne Sur Mer 547.

    A partir del 7dejunio, con un ejemplar de El Amante, usted puede retirar dosinvitaciones, en Esmeralda 779 6 A, Capital Federal.

    Auspicia el Instituto Goethe

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    Dia r io d e viaj e

    La vuelta al mundo en diez pelculas(y una maldita posdata)

    Conf iesoq ue he viajado. Nad a gr ave, a penas diezdas en Nueva Yorky otro tanto en Lond res, sloque haciendo caso a piejuntillas al hechicero es paol Manuel Vicent (''Nadi e pod r her ir te si levantas un bastin con los deleites quef ueron exclusivamente tuyos, y en elloste ref ugias", escribi elseor ) me veo obligad o a d eclarar q ue: si d entro d e un sigloalgn ar q uelogo tr asnochado da con losrestos d e este pa pel,

    ese hombre de ber saber q ue f ue escr ito en Buenos Aires en laformidable tard e d el 7 d e mayo por un hombr e q ue tomaba td e d urazno y q ue, sin cr eer en la inmortalid ad , tr at d e d ar testimonio d el placer inmortal q ue ex per iment en salasoscur as d urante cier tas jornadas d e la primaver a bor eal.

    I . Reality Bites. La mentadsima Gener acin X-nietos,ya, de baby boomer s- lleg a la pantalla y ahora entiend oun poco a los de veintipico q ue salan con el alma hecha una bolita luego d e atravesar junto a sus hr oes d e camper a d ecuero el r gid o r osario d e injusticias que la socied ad les tenar eser vad o. Aq u no hay d emasiad as acusaciones -tica ymor almente la Gener acin Xse las arr egla con poca cosa- pero hay una d escr i pcin de escenarios y d e gestos

    aterrad or amente f amiliar. Las cosas en Rea lity Bites, d e buten la d ir eccin d el comediante Ben Stiller , se presentan entono'd e,.comedia r omntica y el con junto --con los hermososy malditos Winona R yd er y Ethan Hawke a la cabeza d elelenco- r esulta en es pecie d e Ree ncuentro para clientes d eGa p. Una verdader a d elicia.

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    11 .Daze d and Co n f u sed. Yovi Th ~W a ll en la trasnoched el Select Lavalle una sola vez.Y me alcanz. Nunca vi Lacan cin es la mi sma en el Lara. Yme alcanz. Pero, s panlo,vi d os veces Dazed and Confu se d en la trasnoche d el _Angelika Film Center , un complejo d e seis salas un poquitoa rt ie clavado en el lmite entre el Village y el Soho,y no mealcanz. Increblemente, a medianoche el Angelik a entra en

    ebullicin . La sala 5 estaba llena, tod os sa ban de memoriacad a secuencia d e Daz ed and Confused y ponan en pr cticaese absur d o r ecur so de rer antes q ue llegue el r emate d elchiste. Ahora bien, qu es Daz ed a nd Con fused? Se tr ata d ela segund a pelcula d e R ichard Linklater (la primer a sellama Sla ck er y es una ver d ad er a gloria), centra su accin enel ltimo d a d e clases d e 1975y segn Christian Gore d e larevista F ilm T hreat es "una Am eri ca n Gr a f fiti par a nuestr agener acin y la primer a gran r eevaluacin de la d es pr eciad ad cad a d el setenta". Es verd ad , los 70 estn de vuelta --conKiss, Tr avolta, E l homb r e nuclea r y las remeras Hang Ten-yeso es lgico:salvo en sitios como la Argentina, los 70nunca sucedier on.

    I I I. Th e Hudsucker Proxy. Quizs estos dosmuchachos,los hermanitos Joel y Ethan Caen, sean los nicos tipos en la

    industria de la jad a capaces d e instalar en el espectador la por tentosa sensacin d e que, desd e los pr imeros fotogr amas,sus pelculas son algo grand e. En el comienzomismo d e Th e

    H uds uck er Pr oxy se res pira volumen, y en este momentor ecuerd o perf ectamente cad a secuencia de aquellos minutos:cele br a ba ese placer retorcindome en la butaca comosi me bombard ear an. The Hu d suck er Pr oxy, a f in d e cuentas, no es

    ms que una f bula d eliciosamente insustancial sobr eascensos y cad as construida por mulos lisrgicos d e Fr ank Ca pr a. Per o es tan hermosa ...

    IV. The Paper. Un da en un diario sensacionalista d e laciud ad d e Nueva York, d e eso se trata The P a per , la ltima pelcula d e R on Howard . Es comedia pero no lo es, hace r er y llor ar , es liviana y realmente d ensa a la vez y es tod os esoso puestos en los q ue al par ecer qued a atr a pada la vid amisma. Pero por so br e todas las cosas es un perf ecto r etr ato

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    d e 24 horas d e lucha individual y colectiva, en el que losniveles d e bond ad y miser ia se mantienen por d e ba jo d e loslmites cr ticos en los que las pelculas d e hond o contenid ohumano suelen pr esentarlos. Ad ems, la par ejita formad a por Michael K eaton en mxima adr enalina y Mar isa Tomeiem bar azad a es lo me jor q ue le pas al celuloid e en meses.

    V. S eri a l Mom. Este es el film ms im portante d e losestr enad os mientras esta ba en Nueva York . No es un gran

    ttulo, es verd ad , y quiz no llegue ni a los to billos d elredivivo Los Picapi ed r as , per o igual me diola oportunid ad d e ver cmof uncionan las cosas: en la televisin, e p lasr evistas, en los d iarios, en las calles, en McDonald s, en loscolectivos y en algunos sitios ms ha ba algo d e S er ia l Mom.En la noche anter ior a la pr e-a pertur a d e la pelcula en Nueva York , el za p ping esta ba completamente d ominad o por John Water s y su ballet: el pr o pio Water s conDavid Letter man, K athleen Turner con Jay Leno y Rick y Lake enMTVcon Jon Stewart ... Tod osal mismo tiempo! La pelculaest bien y todo eso -- s d e Water s, vamos, y es cheta ymalvada y diver tid a- pero es mucho me jor seguir lasd elicad as miser ias d e la cam paa publicitaria. De ver d ad .

    VI. Th irt y Two Short Fi Im s About G len n Go u ld .Tomand o la estr uctur a e pisd ica d e las VariacionesGoldber g d e Bach (la ms so br ehumana d e las performancesd e Gould ), este film d el canadiense Fr ant;ois Gir ar d of r ecefantsticas vietas so bre el complicad o tr a ba jo d e ser pianista y genio. A modo de cor tos autoconcluyentes seamontonan inter pretaciones d e su msica, episod ios d e sucar r er a, testimonios d e amigos y una inter esanter econstr uccin f iccional d e su vid a. La verd ad es q ue no s sila pelcula es buena, muy buena o f enomenal, bsicamente porq ue no puedo cr eer q ue alguien haya hecho una pelculaso br e Gould . Cr eo q ue voya llor ar .

    VII . Tom and V ivo Las cosas f uer on as: el T ime Out (unaes pecie d e Bi blia q ue se edita en Lond res cad a semana, encuyas pginas estn tod as, tod as, tod as las activid ad es quese pueden llevar ad elante en la ciud ad ) anuncia ba par a lasseis ymedia d e la tarde d el d omingo 17de abril un preestr eno de Lit tle Bud d ha , el ltimo film d e BernardoBer tolucci (comod ira un r elator d e box, una pelcula muy bien pre parad a para a bsorber castigo), con posterior r e por ta je al productor Jer emy Thomas por parte d el corpuscr tico d el matutino progr esista (ocasi) The Guar dian. Bien,se tr ata ba de mi segund o d a en Lond r es y la pr euiew er a enel Nat ional F ilm Theat r e, hogar d el M useum oft he M ouing

    I mage y sitio id eal par a de jar la tar jeta d e cr d ito r educid a aun cartn d e Loto usad o (en la libr era del lugar se pued enconseguir , en vid eo, los cor tometr a je s d e Scor sese por 15dlar es o el Dec logo d e Kieslowski por 80). Ha ba all,tam bin, una formid a ble muestr a titulad a, simplemente,The W est er n E xhibitio n- W est oft he Mississi ppi , N orth o fthe

    Rio Gr ande , por cuanto march hacia el sitio unas tr es hor asantes. Las entrad as para Little Budd ha no sloesta banagotad as, sino q ue 200 per sonas ya esta ban es per and o por elmnimo r emanente q ue se i ba a poner en venta 30 minutosantes d e la pr oyeccin. De vacaciones en el Primer Mund olas d e pr esiones no estn nad a mal as q ue, d e primido!,march al comple jo MGM de Picadilly Cir cus y vi T om and Viu. Fin d e la historia.

    VIII . BackBeat . Beatlemana! Beatlemana! Es ver d ad,han vuelto los Fa bulosos Cuatro, pero par a el caso son losFabulosos Cinco, ya q ue el film, d e but d el dir ector IainSoftley, gir a so bre la prehistoria Beatle d e Ham burgo (los

    d as pre-Ringo), incluyend o al legend ario (y muerto enextr aas circunstancias) ba jista Stuar t Sutcliffe. La pelculaes divina, id eal par a combatir a posibles tangos f eroces enlas vacaciones d e invier no. Tiene msica incr eble (loscover sd el r e per torio Beatle en manos d e una super band aca pitanead a por Gr eg Dulli, cantante d e Af ghan Whigs), buenas actuaciones (el chico Ian Har t, q ue hace d e Lennon,q uita el aliento) y tr ata con un mito ir r esistible. Vi la pelcula en Lond r es y al d a siguiente saqu un pasa je d e

    tr en y me fui a Liver pool. A per egr inar , como se d ebe.

    IX . Beyo nd Bed lam . El dir ector Vad im Jean es un jovencito ingls con car ita d e sacad o en cuyo ha ber f igur auna comedia inter esante -r od ad a conpr esu puesto cero--d e ttulo Leon T he Pig F a r mer . Su nuevo f ilm lleva el ttulod e Beyond Bed lam -vendid o d esd e la publicid ad como"elme jor film br itnico d e horr or d esd e H ellrai ser " , lo q ue no esmucho decir - y va d e un psic pata asesino con pod er esmentales. Es bastante graciosa Be yond Bed lam , y la chicaq ue la pr otagoniza, que se llama Eliza beth Hur ley, es muy bonita.

    x . Fearless . El cine er a f antstico -- l com ple joWarner d eLeicester Sq uar e, Londr es-, vend an souvenir s, r icoschocolates, vi la cola d e Wyatt E arp d e K asd an, y ya enF earl ess JeffBrid ges est muy bien, Isa bella Rossellini esher mosa y al par ecer Peter Weir ha hecho algo d igno. Per o...vi F earl ess un da antes d e embarcarme en un vuelo d evuelta al hogar d e 16hor as. Y F earl ess se tr ata d e unaccid ente ar eo. Segur amente se trata d e muchas cosas ms, pero par a m, esa tar d e, se tr at slo d e un avin cayendo ymatand o a un montn d e per sonas. Cunto me jor la hu biese pasado atend iend o a la progr amacin completa d el cinePr ince Char les que, a pocosmetr os d e ah y esa mismatard e, of r eca lo siguiente: a las 14, H enr y , r etr ato de u nases ino; a las 16, U n maldit o polic a ; a las 18, Rese r uoir Dogs y a las 21 Tru e Roman ce. Las cuatr o, juntas, de bensumar unos cien muer tos por dis paro d e armas cortas. Esonecesita ba, algo par a tr anq uilizar me ...

    P. S.: En la tard e ms bonita d e la primaver a, en el taxi mscmodode Manhattan, un gr ave locutor inter r umpe la progr amacin d e la W NYCpar a d ecir : "El cantante d elgr upo Nirvana, Kur t Co bain, muri esta maana en suhogar d e Seattle por un autoinf ligid o d is paro en la ca beza".Es ver d ad q ue existen buenas r azones para suicid ar se y q uenad ie pued e negar le el d er echo a q uitar se la vid a a alguienq ue loha mer ecido tanto. Per a, mier d a ... con a bsolutod esgano br ind o por Kur t Co bain y por el dios dilatad o que loguard a .

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    Correspondencia Aronov i ch- F ilippell i

    Quem esas cartasUna entrevis t a a Ar onovic h en d onde se explayaba contra la nouv elle vagu e provoc una nota de r espu est a

    firmada por Rafael Fi li ppelli. Para del eited e la plat ea , sigu en los c ru ces : un a carta de Aronovi cha Fi lippelli y su consecuente res puest a. Rencor , t engo m iedo d e que s ea s a mor. ..

    Rafael ,me parece q ue se te f ue la mano en tu indignacin por miso piniones "tan ligeras y sin rigor ", aunque reconozcoque laentrevista f ue tr anscripta d e la grabacin donde uno, aveces, tiene tend encia a ha blar por tea y cr ud amente.Quisier a aclar ar, pr imer o, que no soy un exiliado y estoyaq u hace 25 aos y no SO, aunque esto es un d etalle a estaaltura.Si tan indignado ests, es porque algo o bastante hay dever d ad en mis opiniones. S que no tengo tantas luces, perolas pelculas d e God ard no me a bur ren porque no lasentiend o, simplemente porque no hay nada que entend er y

    Nouv elle Vague es una acumulacin d e largos tr avellings( por lo tanto, d eduzco, muy "mor al"...) sin sentido y, sihabls d e pr etensin, qu ms pretensioso (y vacuo) quelos "car tones" o ttulos intermedios, comoen el cine mudo(otr a predileccin imitatoria), en latn, muerta lengua estaq ue nadie entiend e, salvo el clero (a menos que a ste f ueseded icad o al film), con un aun peor "consumatum est" finalen vez d el pobre, clsico, minsculo, sencillo y mod esto FI Nal q ue estamos tan acostumbr ados? Loque me llama laatencin, por otr a parte, es que no entiend as obr as tanclar as y hechas par a ser entendid as por el mayor nmerode pblico posible, como son las de Scola y Gavras.Tod oesto no me impid e pr eguntarme (otacharme de) todoslos das si no ser r eaccionar io -un tanto-- por missentimientos y opiniones actuales. Porque ya fui admirador d e Tr uff aut, God ard y otros. En cuanto a LouisMalle serefier e, le la pgina 19 d el mismo Amant e yver s (oyaha br s visto) lo que opina Castagna de l (Malle),congr anclar id ad escrito. Par a R esnais, vaya todo mi r es peto yad mir acin por el cor aje de sus incursiones en ex perienciasno siem pr e bien sucedidas, pero admirables. Per o, y ah teequivocs,ni con God ard , ni con Tr uffaut u otros puedo tener ningn tipo d e resentimiento, puesto q ue me tom la liber tad (tal vez suicid a) de r echazar Pass io n d e Jean-Luc, despu sde orlo ha blar d os hor as, solo,en soliloquio---doshor as d ef r ases vacas yprovocador as, que es su pasatiempo favorito,a parte d el d e echar tcnicos ( buensimos ellos)porqu e lonico que le gustara es hacer sus pelculas, en fin, sus pr oductos aud iovisuales, solito su alma ...-. No olvid es q ue estoy aqu hace 25 aos, comoac laro msarr i ba, y los conozcoa todos bien y por dentro.La f alta d e r igor -si la hay- d e mi entrevista se d e be ms bien a su im provisacin, pero estoy de acuerd o en que lostrminos no me gustaron cuando la le.En tod o caso, pref ier o los tr avellings (a)mor ales d eTar k ovsk i o Mijalkov o Huston o Scola, o la legin (porqueno son pocos)q ue mueve la cmara tal vez sin "mor alid ad "

    pero haciendo cine , como Scorsese o Ivory o Hugo Santiago,ya que estamos -o ser inmor al Ozu que no hace nuncaun tr avelling?-.Loque tal vez no d i je en la tan ir ritante entrevista es quesi bien la nouvelle vague f ue un movimiento en partenecesario, juvenil y osado ( para la poca), q ue tod os, ay!,aplaudimos, f ue su perversin posterior (volvamos a Malley Castagna) lo que (y mi opinin es compartid a por muchosf ranceses, a esta altur a) est provocando la desd icha-econmica y de crtica- actual del cine fr ancs -que es,en par te (ver Coraz n en in vier no comoexce pcin), vaco yd es provisto de talento-o Y, le jos de ello, ests cred o queestoy por Hollywood y sus monstruos, simplemente hagoalgunas comparaciones ... No olvid es que soy parte del cinefr ancs, vivoy sufr o con los cineastas d e este pas (aunquehubier a pr eferido hacerlo en el mo) y mis crticas las d eseo positivas. Y Ch jov, a q uien es dif cil criticar , cr eo, es comola vid a, slo q ue r ecr ead o. Al contrario, el verdadero arteest en r ecr ear los d ramas, las tr agedias o estupidecesnuestras de todos los das; precisamente re -cr ear , si no,comodecs, pa' qu el arte. Batman vuelve, y s q ue vas asaltar y r er pensando que estoy senil y loco (lo que es algocierto), es una gr an pelcula artstica y polticamente y almismo tiem po un pr oducto comercial de "la grand emachine amricaine" como d icen aqu, s esta vez, algunosresentidos por que no sa ben ni pued en hacer algo nisiquiera alejad amente par ecido -y no pretendo eliminar laalter id ad , a cad a uno su es pecialid ad -o

    No, R af ael, no, mi entr evista no es pretensiosa,simplemente que, con mis aos y vivencias, estoy harto d emitos y mistif icaciones; por eso me gust tanto el ar tculode Castagna sobre Dam age (y lo amo por eso y su maner aiconoclasta d e decir las cosas, comopor otr a parte a toda larevista El Am a nt e, aunque no concuerde siempre contodos) o sobre Su e os e n Ar izona, por otr a parte. En fin y por f in... que esta mini-guerra (ideo-teolgica?)nod estr uya nuestra amistad ...

    P. S .: Me gustara agregar que escuchaba (y aprend aescucharlo ) a Schonberg y lea a Joyce -sin, una vezms,quer er par ecer pedante, en su idioma original- hace msde cuatr o dcad as y mal puedo ser conservador cuando, por fuer za d e mi ed ad, pertenezco, d esde la Argentina, a lanouvelle vague y he salud ado la llegada d e un talmovimiento, comotodos nosotros, ustedes; pero con el

    tiempo, reflexiones y exper iencia apoyndolo, llegu aciertas conclusiones, esto es todo. Un otro s digo: Ah!ydudo de que una ta vie ja d iga q ue el "cine es imagen, no

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    hay misterio ...". Per o, y me contradigo, s es misterio, esemisterioso talento de Tarkovski, pero ta m bin deGremillion o, ms cerca, de Chalonge (Dr. Pet iot) ... En fin, para qu seguir ...En todo caso, es muy, muy difcil hacer buen cine, sobr etodo cuando se trampea.

    D espus de algunas vacilaciones que, por otra par te,me fueron comunicadas, Ricardo Aronovich d ecid ihacer pblica una car ta personal que r eci b hace un mes.De bo reconocer la gentileza de Aronovich, que quiso sa ber previamente si yo no me opona a su pu blicacin. Tambinde bo reconocer el tono amable de su respuesta, sobre todoteniendo en cuenta la dureza de algunas de misafirmaciones anteriores, en las cuales, sin embargo,espero haber sido respetuoso.En cuanto a los contenidos de su carta, desgraciadamentees pocolo que tengo para decir . Hubiera pr efer ido q ueAronovich hubiera tomado un poco ms en serio lo que yodeca en mi nota anterior, lo cual hu biese permitid o, nonecesariamente ponernos de acuerd o, dado que pensamosdiferente, pero s discutir ms acotadamente y con mayor precisin algunos problemas del cine que nos pr eocupan aambos.Es muy probable que el apresuramiento de Aro novichlehaya impedido comprender algunas de las cosasque yo d ecay,corre lativamente, sacar conclusionespocopertinentes.Para slotomar la ms grosera, yo no dije (citandoa G odard)que hacer trave llings era moral sino que el travelling (ycualq uier posicind e cmara) eran cuestiones morales o,dichode otro modo,que toda opcinpor una escr itura es una

    Ah, y pod r as ser un poco menos gr oser o -aun si yo lo hesido-oAh!,se me olvid a ba, no d e jes d e ver El mue rt o, de Joyce por Huston ...

    d ecisinmor al. Ar onovichlee de prisa y, consecuentemente, juzga antes de com pr ender: nadie di joque hacer tr avellingsf uera ms moral q ue hacer planos fi josni que hayatr avellings mor ales y otr os q ue no lo son.Es pocolo que tengo q ue agr egar, entonces, por q ue noquisiera continuar un dilogo de sor d os. Ar onovich en sucarta no hace sino r epetir d e una maner a aun msenftica lo q ue haba d icho en su repor taje, per siste en nod emostrar sus af irmaciones: "Nouuelle Vague es unaacumulacin de travellings ... sin sentido", y no se hacecargo de ninguna de las o bjeciones q ue le hicier a en minota anter ior . Por otro lado, no s de dnde saca que a mme gusta Louis Malle (me manda a leer el artculo d eGustavo Castagna -tan ad mirador de Godard comoyomismo-), y me r ecomienda la visin de El muerto d eHuston, como si yo me hu biera pronunciado en su contra.Para terminar con este dilogo d e sordos quisier a, par aevitar nuevos malentendid os, aclar ar le a Aronovich quecom par to el gusto por algunos de sus cineastas pr ef erid os(Ozu, Tarkovski, Santiago) pero no necesar iamente su panten d ond e tambin tienen ca bida Mi jalkov, Scola eIvory. Unos u otr os pod r an ofenderse por estar juntos .

    Imagnese cuntohabremos pensado

    para lograr que

    . algo inteligente salgapor la caja boba.

    P i n t u r aE s c u l t u r aL i t e r a t u r a

    M s i c aC i n e

    T e a t r oD a n z a

    A r q u i t e c t u r a

    E x p r e s i o n e sr e g i o n a l e sF o t o g r a f a

    V i d e o

    Le presentamos Artecanal. El prim er canal dedicadointegr amente a temas de arte y cultura. Sale por Cablevisin de lunes a domingo de 14 a 17 hs (Canal15 ), 17 a 20 hs (Canal 39) y O a 2 hs (Canal -32).Valo y compruebe usted mismo que ahora, por primera vez, se puede m irar la caja boba y pensar .

    A RT E

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    DossierBogdanovich

    Nac y des pus me gust el cine.Peter B ogd a no vic h , 196 8

    El cine est pasando por un ma l mom ento . Sonraras las ocasiones que nos pe rmi te n de scubrir nuevos directores que no sean mera mente

    snobs o efmeramente modernos y que q uie r a n y se pa nhacer cine. Hoy por hoy, la oferta se divide ent r e las pel culas d e losgrandes directores --aquellas que espe r a mos co n m uch aansiedad y que, por desgracia, s uelen decepciona rn os-

    y las pelculas menores que directame nte no vale l a penaver: cada vez es menos frecuente e ncontrarse conaquellas pelculas chiqui t as, lle nas de grac ia y t al ento,que solan tomarnos por sorpresa y nos hacan sentir infantilmente orgullosos de nuestro ha llazgo.

    El cine americano se est convirtiendo en algomonstruoso: presupuestos disparatados para engend r a r bodrios monumentales o, como dice Alejandro Agresti,

    pelculas de menos de 4.000.000 a las que, por esa nicacualidad, se las denomina "arte" y que, en general,resultan ser slo bodrios baratos y, para colmo,

    pretensiosos. La sugerencia de El Amante es refugiarse en el pasadohasta qu e amaine el temporal o, como alternativa, ver yrever las pelculas de Peter Bogdanovich.

    En la edicin de marzo -abril de la revista ame r icanaFilm Comment hay un tributo a la figura de Robert

    Altman apoyado con publicidad de toda la industriacinematogrfica.

    Algunos miles de millas al Sur, El Amante le hace suhomenaje a Peter Bogdanovich, uno de los grandesdirectores americanos an vigentes. Como ya es habi t ua l ,contamos con la indiferencia de las di strib uido r as decine de nuestro pas, que en este caso tambin igno ran a

    Bogdanovich: desde hace algunos aos ni siq uieraestrenan sus pelculas en las salas de cine.

    Bogdanovich fue el director de pelculas ex itosas comoLa ltima pelcula, Qu pasa, doctor?, Luna de pa pel,Mscara y de obras maestras no taqui lleras como Todosrieron, Texasville y Silencio, se enr eda. Del anlisis dela obra se va a ocupar Horacio Bernades con su nota" Pedro el grande " . Adems, como ya es costumbre, todala banda resear la filmografa completa del director.Y, por ltimo, a cargo de Quintn, una nota ms ex t ensadedicada al estreno --

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    Sobre la a gitada vida de Peter Bogdanovich

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    Peter Bogd anovich naci en 1939. Hijo d e padr es serbios,se cr i en Nueva Yo rk. Desd e siempr e fue un cinfiloemped ernid o. Sus pelculas f avor itas er an R o R o jo d eHowar d Hawk s y La legin inve nci bl e d e John Ford . En su

    juventud se inter esa ba tanto por el cine comopor el teatr oy a los 20 aos dirigi su primera obra y varios films par ael Museo d e Ar te Mod erno.Su vid a pr ivad a, en particular sus mujer es, demarcanntid amente la carr er a d e Bogd anovich. A los 23 aos secascon Polly Platt, una mujer brillante, una de las msexitosas diseador as de arte de Hollywood . Con ella tuvodos hijas y cuatro xitos. Mientr as dur el amor hicieron

    M r alos mor ir (1968) y La lt ima pe lcul a (1971). Esta

    ltima fue un gr an xito tanto d e crtica comod e taquilla.Estuvo nominada para ocho Oscar s y se d eca-exagerando- que era lo ms importante que se habahecho desd e El ciu da dano . Esta pelcula d esat latormenta. Bogd anovich se enamor a perdid amente d e lahermosa Cy bill She pherd. Le dice a Polly Platt antes d esepar ar se: "Me siento vie jo [ambos tenan 29 aos] y,adems, nunca tuve a una chica d e tapa d e revista". Se vaa vivir con She pherd a una mansin en Bel Air, sin estar casados, hecho no ha bitual para la poca, y se pasean por Hollywoodhaciendo ostentacin d e su amor , juventud yxito. Dijo Billy Wild er en esos tiempos: "Si Hollywood tiene algo en comn, es el odio por Peter Bogdanovich". Enuna entrevista en la que le pidieron que comentar a estafrase de Wild er , Bogd anovich cuenta que Cary Gr ant leaconse j par a la misma poca: "Nunca le digas a la genteque ests enamor ad o ni que sos f eliz. No quier en or eso". YBogd anovich dice que le pr egunt por qu y Gr ant lecontest: "Por q ue no son f elices ni estn enamor ados".Muchos opin an que el xito d e Bogd anovich se d e ba altqlento de PolIy Platt. Si bien es cierto que esta mujer esuna pr oductor a d e f ilms taq uilleros ( La fu er za d el ca ri o ,

    Det r s de la s notici as y muchos ms), no es par a nada clar oque la parte ms inter esante de la carrer a d e Bogd anovichfuer a la que empr endieron juntos. Creo que ms bienocurri lo contr ario. Polly Platt le permiti ganar plata yfama pero el talento y la libertad que tienen sus pelculas a par tir de T odos r ie r on (1981) es incompar a ble con su primer a eta pa, ms d ecidid amente comercial.Dur ante su concubinato con Shepherd sufri tres fr acasos

    d e crtica y d e taquilla: Daisy M il le r (1974), Al fin lleg e la mor (1975) y Qu pa sa, d ir ector ? (1977). Por fin, en 1979logra un nuevo xito d e crtica con S a int J a ck .Hacia 1980,ya se par ado d e She pherd , se enamor a d eStratten, una rubia canadiense d e 20 aos q ue haba sid ola chica Playboy Playmate d el ao. Viven en la casa d e BelAir . Er a una joven d e una belleza fuera d e lo comn.Dorothy par tici pa en esa excelente pelcula q ue es T od osr ier on (1981). Cuand o Bogdanovich esta ba terminando d eeditar esta pelcula Dor othy es asesinad a por su ex mar id oPaul Snid er, quien luego de violar la varias veces la matad e un tir o en la ca beza. Estos sucesos, y esto ha bla bien d ela salud mental d e Bogd anovich, lo sumieron en una

    pr of und a depr esin que le d ur a pr oximad amente hasta1984. Senta aver sin por el cine, ya q ue se hallabahaciendo la pelcula cuand o se desencad en el hor ror.Las presiones econmicas lo obligar on a salir a floteanmicamente. Le ofr ecier on el guin d e M sc a ra , q ue es lahistoria d e un chico d efor me, un fr eak . Bogd anovichr elacion inmediatamente el tema d e M s ca r a conla vid ad e Dorothy. Ella le haba contado r eiterad amente q ue no poda caminar por la calle sin que la gente la o bser var acomoa un ser extrao. Ser tan bello es como ser un fr eak .Ella se senta as. Bogd anovich film esta mar avillosa yd ifcil pelcula y la d ed ic a la memor ia d e DorothyStr atten.Luegovienen ms obr as maestras como T exa sville ySil encio , se enr eda .Actualmente Peter Bogd anovich est casad o con L. B.Str atten, la hermana menor d e Dor othy. Lo q ue no s siha bla bien d e la salud mental d e Bogd anovich.Suerte, Peter .

    A lg un as f u entes- Entr evista a Peter Bogd anovieh en Ree l C onve r sa t io ns, Geor ge

    Hiek enloo per , Citad el Pr ess, Nueva York , 1991.- Entr evista a Peter Bogd anovieh en T ak e 22, Judith Cr ist,

    Continuum, Nueva York , 1991.- Bogdan ovieh ' s Pi ctur e S how s , Thomas J. Harris, The Sear eer ow

    Press, lne., Metuehen, N. J. Y Londr es, 1990.- Entr evista a Poli y Platt en Pre mi er e , noviembr e d e 1993.- J ohn F ord , Peter Bogd anovieh, Ed itorial Fund amentos, Madrid ,

    1991.- Fr it z Lan g en Am r iqu e , entr evista d e Peter Bogd anovieh, Cahier s

    du Cinma, Par s, 1990.

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    Bogda novich , el mae stro negad o

    Pedro el Gran de

    Eso es lo bu eno d e la m sica cou ntr y. N o tiene sa r casmo . E s dir ec ta . T e ha ce r er , o llo r a r (d ilogo d e Una cosa

    lla mada am or ).

    Soy u n a nac r onis mo v ivient e(Boris K ar loff en M r a los mori r ).

    Por una paradoja no tan extr aa, en una poca en q ue la pose es norma, Peter Bogd anovich, uno d e los realizadorescontempor neos menos proclives a posar d e "artistamald ito", ha sido cond enado a esa condicin. A partir d e1986, ao d el estreno d e M sc ara , los distribuidor es localeslo han expulsado d el Paraso de las carteler as, comohabanhecho anter iormente con cier tos euro peos "sacrlegos",Ferr eri, God ar d , Tanner o Rivette, par a nom brar aalgunos. Slo el vid eo -ese nicho al q ue van a parar losq ue han perd ido la fe de los distribuidores- cond esciend eactualmente a estr enar sus pelculas. Per o, claro, laex pulsin d e Bogdanovich no es slo a escala local. En el

    me jor d e los casos, el suyo es d esd e hace tiempo, aqu, ally en tod as partes, un a pellido le jano, el d e un joven prometed or que all por 1971 d eslum br ar a con La lt ima pelc ula, ace ptad a no sin r esignacin como una d e las primer as obras maestr as pr ovenientes d e ese amasijoincier to que se dio en llamar '' Nuevo Cine Amer icano".Inmediatamente d es pus d e su consagr acin, ellanzamiento d e Qu pa sa, d oct or ? lo hara apar ecer sos pechoso d el pecado d e fr ivolid ad , y la Santa Inquisicind el Establishment Cinematogr f ico lo excomulgara parasiempr e. Apartir d e ese momento, el nombre d e Peter Bogd anovich pasaba a ser el d e un cad ver cinematogr fico, con una br eve r esurr eccin par a la pocad e Msca r a , y luego, d ead again. Nad ie q uiso d ar se por enterado, en ningn rincn d el glo bo, d e q ue, d esd e 1979,ao d e la aq u ind ita S aint Ja ck , el hom br e vienesosteniend o una d e las carr er as ms nota bles d el cinecontempor neo. Fiel a sus orgenes, el Bogd anovich d e U nacosa lla ma da am or , su ttulo ms r eciente, sigue siendo bsicamente el mismo d e M r alo s mor ir, su pr imer a pelcula: un contem por neo que f ilma comolos clsicos, yquiz sea esta f id elid ad , justamente, la que le ha ganad o eld esd n d e la crtica y la indif er encia d el p blico. Mientr asel grueso d e sus contempor neos atiend e en el concurr id oSu permercado d e las Imgenes-cli p, el cine d e este hom brese hace cad a vez ms par ecido al d e sus maestr os, cad a vezms ser eno y d es po jad o. La fid elid ad a las f or mas clsicases, hoy en d a, la forma ms segur a d e volver se maldito:U na co sa llamada a mor ha sido el fracaso d e taquilla mses pectacular en aos. "Aunq ue f racase, no pienso d ejarmeguiar por el gusto de 80 millones d e comed or es d e po p-corn." La frase es d e Clint Eastwood , pero Bogd anovich bien podr a suscribirla: como viene d emostrand o d esd ehace un cuar to d e siglo, l tam poco es d e los que af lojan.

    El heredero. Tod o el cine de Bogdanovich (nacido enK ingston, Estad o d e Nueva York, e l 30 d e julio d e 1939) seconstruye en r elacin con un cine anterior , el cine clsiconorteamericano, el que va d el mudo hasta fines d e los 50.R elacin q ue asume la f orma d e un d ilogo en sus d os primer as pelculas; se hace mimtica, se carga d er ef er encias ex plcitas en las siguientes, hasta Q u pa sa,dir ec to r ? (Ni ckel od eon , 1976),y a partir d e ese momento sevuelve ya asimilacin lisa y llana, sin necesid ad d e r ef er ir a aq uello anterior , por que aq uello anterior ha sidod ef initivamente incorpor ad o. Este dilogo d e imgenes,esta voluntad d e asumir la continuid ad d e una tr adicinclsica tr as el quie br e d e los aos 60, se ven claramenteemblematizados ya en los primeros instantes d e su o bra: su primer a pelcula, M r al os mo r ir (Ta r ge t s, 1968), se abr econ la secuencia d e cierr e d e una pelcula anterior d e R oger Cor man ( El t err or , 1963),y el car tel d e Th e En d d e sta seso br eimprime so br e los ttulos d e apertur a.

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    Significativamente, el pro pio autor se ha r eser vado all el papel d e Sammy Michaels, joven cineasta que intentaconvencer sin xito a Byr on Orlock , vie ja estrella d e laed ad d e or o d el cine d e terror -corporizado por BorisK arloff , claro- par a que intente un ltimo com eba ck."Tod as las buenas pelculas ya han sido filmadas ", constataSammy mir ando por TVfr agmentos d e El cdigo criminal ,de Howard Hawk s, unos cuantos aos antes -vale la pena

    r ecord ar lo- d e que Wim Wender s pusier a a girar su o br acinematogr fica