Normas de Grice

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HATCH, E. (1992). Discourse and Language Education. Cambridge: CUP. (pp. 31-35 & 61-62) Marzo 14, 2011. Normas de Grice Goffman (1976) en su estudio de la comunicación humana señala que ésta no puede realmente darse, a menos que sus participantes observen o establezcan cooperar para que se lleve a cabo esa comunicación con éxito o efectiva. El control de la manera (claridad), la cualidad (relevancia y veracidad) y la cantidad (lo suficiente, sin ser demasiado, ni menos) que expresemos en nuestros mensajes son características importantes para llevar a cabo ese intercambio y generación de (nuevas) ideas entre los participantes. Estas normas que deben de seguir los participantes son llamadas máximas, fueron propuestas por Grice (1975) y son cuatro: 1. Relevancia.- la comunicación no puede ser al azar. Esta debe relacionarse con el enunciado o emisión dada anteriormente, el tema o foco de conversación debe tener algo que haya dado pie a lo que se enuncia o dice en ese momento. Es decir, nuestros mensajes deben ser coherentes. Socialmente se espera que lo que se exprese tenga valor para quien lo escuche/ lea, y de esta manera sea tomado en cuenta para seguir una conversación, o bien para asumir un determinado papel en ésta. 2. Veracidad.- lo que se exprese debe ser real, de acuerdo a lo que el hablante crea es verdadero, a menos que sea marcado o reconocido como una desviación de la norma. Ejemplos de esto es cuando se finge o se hace broma de algo o de alguien. Suele reconocerse la violación de esta máxima con la entonación de las expresiones utilizadas en el sarcasmo, ironía, los chistes, las bromas o en juegos. Aunque los niños aprenden a utilizar y hacer diferencias en lo que es real o no, en muchas ocasiones a los adultos se les dificulta reconocer estas expresiones. En el plano social, el darse cuenta de la intención de un hablante por la entonación que utiliza evita malos entendidos entre los involucrados o bien

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HATCH, E. (1992). Discourse and Language Education. Cambridge: CUP. (pp. 31-35 & 61-62)Marzo 14, 2011.

Normas de Grice

Goffman (1976) en su estudio de la comunicación humana señala que ésta no puede realmente darse, a menos que sus participantes observen o establezcan cooperar para que se lleve a cabo esa comunicación con éxito o efectiva. El control de la manera (claridad), la cualidad (relevancia y veracidad) y la cantidad (lo suficiente, sin ser demasiado, ni menos) que expresemos en nuestros mensajes son características importantes para llevar a cabo ese intercambio y generación de (nuevas) ideas entre los participantes. Estas normas que deben de seguir los participantes son llamadas máximas, fueron propuestas por Grice (1975) y son cuatro:

1. Relevancia.- la comunicación no puede ser al azar. Esta debe relacionarse con el enunciado o emisión dada anteriormente, el tema o foco de conversación debe tener algo que haya dado pie a lo que se enuncia o dice en ese momento. Es decir, nuestros mensajes deben ser coherentes. Socialmente se espera que lo que se exprese tenga valor para quien lo escuche/ lea, y de esta manera sea tomado en cuenta para seguir una conversación, o bien para asumir un determinado papel en ésta.

2. Veracidad.- lo que se exprese debe ser real, de acuerdo a lo que el hablante crea es verdadero, a menos que sea marcado o reconocido como una desviación de la norma. Ejemplos de esto es cuando se finge o se hace broma de algo o de alguien. Suele reconocerse la violación de esta máxima con la entonación de las expresiones utilizadas en el sarcasmo, ironía, los chistes, las bromas o en juegos. Aunque los niños aprenden a utilizar y hacer diferencias en lo que es real o no, en muchas ocasiones a los adultos se les dificulta reconocer estas expresiones. En el plano social, el darse cuenta de la intención de un hablante por la entonación que utiliza evita malos entendidos entre los involucrados o bien para corregir y restablecer la comunicación entre los participantes.

3. Cantidad.- esta máxima es difícil para la mayoría de las personas. Hay que ser breves pero sin que nuestra comunicación deje de ser clara y suficiente. En otras palabras, se debe expresar lo que se quiere decir de forma breve y concisa. Socialmente, ésta difiere mucho entre lenguas y grupos sociales y se encuentra estrechamente relacionada con la toma de turnos y los papeles de los hablantes en determinados contextos o situaciones dadas, relacionadas muy a menudo con las concepciones culturales que se tengan de cómo, quién y dónde hablar en relación con el tiempo utilizado para hacerlo.

4. Claridad.- esta máxima marca que no debe de existir oscuridad y ambigüedad (doble sentidos) en lo que se desea expresar. Nuestros mensajes deberían de llevar un orden que permita ver qué es lo que se expresa. De igual forma como en la máxima de cantidad, los factores socioculturales de la utilización de la lengua entran aquí. Un ejemplo es el japonés escrito en oposición al español escrito. La retorica japonesa señala que un buen texto es aquel que no es muy claro, porque la inteligencia o sabiduría de una persona es quién lo desmenuza e infiere de que se trata. Mientras en español, se utilizan, como en el inglés,

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HATCH, E. (1992). Discourse and Language Education. Cambridge: CUP. (pp. 31-35 & 61-62)Marzo 14, 2011.

encabezados que refieren la síntesis de lo que trata un texto escrito. Socialmente hablando, la importancia de esta máxima recae en la forma de aclarar los mensajes expresados de la mejor manera posible sin crear malos entendidos o sin parecer groseros o dominantes con nuestros escuchas.

Finalmente, el análisis del discurso áulico todo esto es importante para detectar, corregir, enmendar y/o adaptar posibles problemas dados en nuestros alumnos, colegas o en nosotros mismos durante la interacción con otros hablantes en cualquier lengua (L1 o L2/LE). Así como, el establecer campos de conocimiento, reconocimiento y empatía sociocultural con otros hablantes.

María Guadalupe Peña Huerta