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Miguel Wiñazki La noticia deseada Leyendas y fantasmas de la opinión pública

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Miguel Wiñazki

La noticia deseada

Leyendas y fantasmas de la opinión pública

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Investigación periodística y coordinación general

Leonardo Nicosia

Investigación académicaEmannuel Taub y Paola Aguilar

Quiero expresar mi agradecimiento a la Kinght-Wallace Fellows de la

Universidad de Michigan por la estadíaacadémica que me permitió pensar y

realizar este libro.Cuidado de la edición: Constanza Brunet

Diseño de la colección: Pablo Temes

Diseño de tapa: Gabriela Feldman

Asistencia de edición: Virginia Ruano

© 2004 Miguel Wiñazki

[email protected]

© 2004 Editorial Marea S.R.L.

Amenábar 3624 – 10ºA – Buenos Aires – Argentina

Tel.: 4703-0464

[email protected]

ISBN 987-21109-4-8

Impreso en la Argentina

Depositado de acuerdo a la Ley 11.723

Todos los derechos reservados.

Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier

medio o procedimiento sin permiso escrito de la editorial.

Wiñazki, MiguelLa noticia deseada : leyendas y fantasmas de la opinión pública.1ª. ed.- Buenos Aires : Marea, 2004.240 p. ; 20x14 cm.- (Historia urgente ; 3)

ISBN 987-21109-4-8

1. Investigación Periodística I. Título CDD 070.44

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INTRODUCCIÓN

Los fantasmas y las noticias deseadas

Vivimos bajo el imperio de la noticia deseada.Aquella en la que la opinión pública quierecreer.

Esta es la hipótesis de este libro: el montaje de lanoticia no es un proceso gestado solo por los mediosque la emiten, sino también por las audiencias quela desean.

El sentido literalmente auricular de concepto “au-diencias” es en realidad insuficiente. Las audien-cias no solo escuchan. Oyen, pero también leen, sesumergen en universos televisivos y digitales y con-figuran teorías y supersticiones.

Preferimos utilizar el concepto antropológico detribu, y ampliarlo al de “tribu masiva”.

Se trata de “grandes masas de seres humanos engestos y vibraciones comunes”, como diría Peter Slo-terdijk,1 que se constituyen en una comunidad decreyentes, en una feligresía que, efectivamente, creeen aquello que por sí misma ha construido, aunquese trate de “delirios tribales”, como calificaremosaquí a los sones bélicos que se ejecutaron frenética-mente, masivamente, durante la Guerra de las Mal-vinas en la Argentina entre abril y junio de 1982.

1 Peter Sloterdijk: Esferas I, Barcelona, Siruela, 2003.

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Aquí se analizarán sucesos periodísticos arquetí-picos, episodios que describen la configuración dela noticia deseada, que dispararon la phantasia po-pular, en el sentido clásico de la palabra, comoconstructo de ficciones compartidas.

Es necesario indagar entonces la psicología delfantasma, de procedencia medieval y refundadaahora por los medios, y también la pregnancia de lasmetáforas como llamadores de la atención global. Esel caso de Copito, el gorila albino de Barcelona.

Los fantasmas elegidos son los de Carlos MenemJunior y Alfredo Yabrán. Y también los muertos deMalvinas. Son episodios noticiosos arqueológicos,emanados de medios predigitales.

Los acompaña el gorila en este texto.

El de Copito fue ya un hecho digital. Globalizadoen la era digital, aunque sus raíces provienen deÁfrica y del misterio más profundo de la naturalezaanimal.

Fue un boom noticioso mundial. Fue la noticiamás leída ese día, cuando Copito murió, en la ma-yor parte de los sites de todo el mundo de habla his-pana y también de Japón. El simio ocupó la tapa delos diarios más importantes de España y de la Ar-gentina, fue la noticia principal de La Nación y sedestacó en el friso de tapa de Clarín. ¿Por qué lamuerte de un gorila fue la noticia deseada por lasmayorías globales?

Los ejemplos elegidos para el libro son objeto deanálisis por el magnetismo o más aún por la “mag-

netopatía” noticiosa que ejercieron. Por las creen-cias poderosas y volátiles que suscitaron.

Si las creencias cambian es porque los interesesprofundos de la esfera societal que construye noti-cias cambian antes y entonces, y solo entonces, seconstruyen otras noticias deseadas.

Las noticias deseadas son la superestructura deuna estructura psicosocial que pretende permanecersiempre creyendo lo que más le conviene.

La categoría de “estructura” no se postula según latradición del marxismo clásico: en términos mate-rialistas. La estructura se define aquí como la basepsíquica de las multitudes endógenas, la tribu masi-va, que prefiere apoyarse en la afinidad antes que enla disidencia.

En ese sentido el episodio de las escuchas ilegalesy de la investigación correlativa a las conversacio-nes que sostuvieron los hijos de De la Rúa con susprofesores de la universidad, arreglando con ellosfavores académicos, son un ejemplo de la noticiadeseada pero desde su dimensión reversible: la no-ticia indeseada. Daniel Capalbo, el periodista quecondujo la investigación (que realizó junto a la pe-riodista María José Grillo), explica aquí el repudiogeneralizado del que fue víctima. De la Rúa gozabaentonces de los favores de la opinión pública (lamisma que luego lo rechazó frontalmente), cuandose publicó esa dimensión oscura de su entorno que,dicho sea de paso, jamás estuvo ajeno a su poder.

Este libro se construyó también con la contribu-ción de académicos de primera línea. RobertoHerrscher, director académico del Master en Perio-

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dismo de la Universidad de Barcelona y ex combat-iente de Malvinas, escribió un ensayo especial rela-tivo a los fantasmas noticiosos durante la Guerra delas Malvinas.

Edgardo García, analista mediático de la Universi-dad de Westminster, pensó el tema explayando suagudo conocimiento del periodismo británico.

Mireya Roura Salietti, bióloga, Master en Periodis-mo por la Universidad de Barcelona y periodistacientífica en España, describió con rigurosidad el fe-nómeno etológico-noticioso del gorila Copito.

Edgardo Esteban, presidente de la Asociación deCorresponsales Extranjeros en la Argentina, contósu conmovedora experiencia durante la Guerra delas Malvinas.

El texto se articula según diversas dimensionesnarrativas.

No hay capítulos sino esferas. La esfera es, comoenseñaron todos los filósofos desde Parménides aSloterdijk, el objeto esencial.

Hay esferas sin ventanas que Leibniz denominó“mónadas”. Y hay esferas con ventanas. La teoría yla praxis no son mónadas, pero lo han sido, lo son aveces. Han convivido y conviven de pronto en para-lelo y sin vínculo entre sí.

Aquí se presentan esferas con ventanas. Esferas teó-ricas que abren sus ventanas hacia casos concretos,hacia hechos particulares y viceversa: hechos queabren sus ventanas buscando teorías que los expli-quen. Pero las esferas no se diluyen. Existen según elesquema althusseriano de la “autonomía relativa”.

La teoría se desarrolla bajo la forma de una apro-ximación filosófica e histórica al periodismo. Se abretambién una esfera jurídica, expuesta en algunosfragmentos del fallo relativo a la muerte de CarlosMenem Junior y útil a los efectos de comparar losenunciados mediáticos y los construidos según elorden del Derecho. Finalmente, configurando otraesfera, están aquí las voces: reportajes y testimoniosorales, transcriptos literalmente, de hechos narra-dos en primera persona por sus protagonistas, comoexige el registro periodístico propiamente dicho.

Esta multidimensionalidad configura un textometaperiodístico, hipertextual pero en papel, queno discurre solo sobre argumentaciones abstractas,ni tampoco solo sobre los hechos puros.

Ciertamente, la reflexión sin el oficio está vacía, yel oficio sin la reflexión es ciego.

La conjunción de ambos es el intento metaperio-dístico que aquí se desarrolla. Pero no es este untexto concluyente. Por el contrario, es inconcluso.Cada afirmación es aparente. Es en realidad un inte-rrogante.

Para comprender de qué se trata, antes de arribara los precisos ejemplos empíricos elegidos para elanálisis, es necesario primero atravesar un tramoconceptual.

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ESFERA I

Incisiones

LA ESCRITURA Y LA APARIENCIA

Todo surgió en la Mesopotomia, entre los ríosTigris y Éufrates, desde el Golfo Pérsico hastaBagdad, 5 mil años atrás. Las primeras tabli-

llas “escritas” fueron descubiertas en el templo de laciudad de Uruk erigido sobre la orilla derecha delÉufrates. “Son largas listas en las que no se hace re-ferencia a otra cosa que a sacos de cereales y a cabe-zas de ganado y que constituyen una especie decontabilidad del templo. Los primeros signos escri-tos son por tanto cuentas agropecuarias.”1

El punto fundacional de la escritura es organiza-cional y cuantitativo. Contable y estadístico.

La escritura brota como numerología concreta, co-mo constancia documental, como balance, comosistema de contralor económico. Como dispositivoadministrativo y administrativista.

El templo recibía donativos regularmente, ofrecíapréstamos, recogía tributos de los mercaderes quecomerciaban en las proximidades. Era el epicentrode un vertiginoso espacio mercantil.

1 Georges Jean: La escritura, memoria de la humanidad, Barce-lona, Ediciones B, 1998 (Claves).

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Las primeras cicatrices legibles orgánicas plasma-ron la necesidad materialista de la constatación re-gistral de las posesiones.

Los padres de la escritura no fueron poetas sinocontadores.

Antes, en el mismo sitio, los sumerios, durante 6 mil años (desde el 9000 a.C. hasta, aproximadamen-te, el 2000 a.C.) utilizaron discos, conos, esferas,medias lunas, tetraedros y rectángulos de 2 centíme-tros cada uno. Constituían un sistema de contabili-dad análogo a los ábacos, que la arqueóloga nortea-mericana Denise Schmandt-Besserat denominó calculi. Eran efectivamente fichas de cálculo desti-nadas a precisar cantidades de productos ganaderoso agrarios. Hacia el 3500 a.C. el comercio se comple-jizó con la sofisticación de la producción artesanal,y el intercambio entre los artesanos y los sacerdotesdel templo de Uruk se tornó masivo. Las fichas decálculo por sí mismas no eran suficientes para do-cumentar las variedades del intercambio. Aun así,pasaron otros 1.500 años hasta la aparición de la es-critura. Las fichas evolucionaron hasta convertirseen tablillas planas hendidas por signos, por incisio-nes dotadas de sentido para quien supiera descifrar-las. Eran signos diferentes a las representacionespictográficas e inscripciones anteriores, fundadasen la representación objetal figurativa sin desliza-miento hacia la abstracción.

Aquellas operaciones lingüísticas primordialesdeterminaron naturalmente un macrogénero pri-mordial denominado cuneiforme, consistente en lareunión de letras para configurar palabras y, al fin,

conceptos y sentencias grabadas, acuñadas, institu-yendo los graphos con morosidad y paciencia arte-sanal, con la lentitud locomotiva determinada porlos tiempos de la arcilla y de la naturaleza. Los es-cribas biselaban cañas y las hendían en tablas de ar-cilla con la intención de eternizar los sintagmas. Unavez inscriptos los signos, la arcilla se secaba al sol.

Todo aunado al juego entre los escribas y los lec-tores de aquellas escrituras que se reducían a cha-manes o iniciados en la exégesis de una grafologíacontable y divina a la vez. La decodificación deaquellos sintagmas primigenios era ceremonial, lentay elitista.

Los sacerdotes manejaban las escrituras, su inscrip-ción y decodificación eran tareas para iniciados. Inci-dir la piedra y leer luego esas incisiones fueron, des-de el origen, procedimientos complicados y elitistas.

Y además: la incisión rebota. El acto de lectura es la reinscripción de lo inscrip-

to en arcilla en las mentes de los lectores. La escri-tura cuneiforme que opera tallando vuelve a tallar lacorteza cerebral, digamos, de los que pueden deco-dificar los mensajes escritos.

La etimología del término “escribir” proviene dela raíz indoeuropea Kier, que significa arañar.

La incisión misma, ese arañazo primordial queconfiguró los protocolos iniciales, exhibe la poten-cia de la necesidad material, materialista, catastral yantropológica de la escritura. Aquellos primeros ac-tos caligráficos administrativistas sitúan a la histo-ria de la apariencia, desde el principio, en el torren-te augural de los intereses creados.

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La escritura es “apariencia” por definición. Lossignos difieren de las cosas mismas, las representan.Informan en abstracto de su existencia concreta. Di-funden, detallan y testimonian la magnitud del ca-pital poseído.

Desde el principio, la información fue poder. Di-me cuánta posees y te diré cuánto puedes.

La información interna del templo de Uruk, endonde aparecieron aquellas escrituras primigenias–en el sentido notarial de la palabra–, mensuró lasposibilidades económicas de los dueños de aquelcereal y de aquellas vacas, calibró su potencial,midió por inferencia las relaciones entre los habi-tantes del templo y los alimentos que poseían ycertificó las características y hasta los vencimien-tos de los préstamos.

En el mismo espacio histórico inaugural, entre elÉufrates y el Tigris, milenios después, hoy, los jue-gos de la apariencia y de los intereses creadosdesparraman sangre, mentiras y dinero por todo elplaneta.

LEER LUZ

La historia de la escritura y por tanto de la lectura y,específicamente de los modos de producción queanteceden y matrizan la producción periodística através de la Historia, puede aportar puntos analíti-cos y comparativos fecundos para determinar (porcontraposición) algunos de los aspectos singularesde lo que podría denominarse: experiencia psico-

perceptiva de la digitalización de la lectura, puntoculminante y contemporáneo de la historia de laapariencia.

Los grafos hendidos en las tablillas primitivas de las primeras escrituras se grababan en la mentede los lectores. Leer fue, es, reinscribir lo inscriptoen un soporte material exterior en un campo mentalinterior. Las incisiones de la escritura cuneiformetallan la mente de los lectores.

Ese rebote de la incisión tiene en los lectores pri-mitivos la fortaleza y la permanencia de la arcillaeternizada por la fuerza del sol, de la luz que la se-caba para perennizarla, en la que se grabaron lossintagmas articulados que configuraron los primerosbancos de datos. Los grafos primitivos son concebi-dos por sus lectores desde el principio como sagra-das escrituras, indudables en su verdad y perennes.Un atributo nato de aquella grafía es precisamentesu hieratismo, su petrificación literal, tanto en el ob-jeto de su inscripción cuanto en el sujeto receptor ydecodificador.

La experiencia antropológica de la escritura comoincisión diádica puede extrapolarse metafóricamen-te como un indicador del poder de la escritura y desu impacto desde un soporte radicalmente distintocomo Internet.

La pregunta es: ¿qué le sucede, en términos psico-perceptivos, a un sujeto que lee luz, que lee emana-ciones digitales inmateriales, rayos, estímulos suti-les pero no por ello menos potentes que las tallascuneiformes?

Un estudio preliminar pero muy sugestivo de Eye

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Tracking,2 de la Universidad de Stanford y delPoynter Institute, entre otros estudios al respecto,concluye que la atención de los lectores on line sefija más menudo en los textos de las front page queen las fotos o los gráficos. Cuando los ojos se detie-nen absorben información y se demoran más sobrelos textos mismos.

Como señala bien Tomás Maldonado: “Los conte-nidos del espacio virtual tienen características muyparticulares. En primer lugar, hay en él una debilísi-ma e indirecta presencia de la gravedad, lo cual ha-ce bastante inestable el marco de referencia percep-tivo. A la escena virtual le falta ese fuerte anclaje dela osamenta perceptiva que es esencial en la escenareal, y que se explica por la influencia de la omniin-vasora atracción gravitacional. Esa vulnerabilidadestructural del campo visual perceptivo artificial ha-ce que esté continuamente sometido a bruscos cam-bios según los movimientos de nuestra cabeza. Como en las primerísimas experiencias del reciénnacido con el ambiente exterior, en lo virtual se ve-rifican a veces situaciones en las que lo percibido seidentifica con el perceptor, el objeto con el sujeto...”.3

Lo virtual eclipsa a lo gravitacional. Y adviene glo-balmente una especie de “mente externa”, la inte-ligencia artificial. Como escribió Marshall Mc Luhan,“el hombre electrónico usa su cerebro fuera del crá-neo y su sistema nervioso encima de la piel”.

La inteligencia es exterior. Las computadoras de-codifican a través de electrodos colocados sobre loscuerpos el estado de salud de las personas y a la vezplanifican batallas y planes económicos. Es unasuerte de confiscación de la mirada y del intelectohumano que de algún modo se observa e interpretaa sí mismo desde aparatos portadores de racionali-dad no-emocional. Internet es el container vivo delmayor stock de información planetaria y esa infor-mación es el anclaje de un sistema de comprensióndel mundo. El mundo ya no es inteligible sin esosflujos de información.

La mente debe concebirse hoy dentro del contex-to de lo que Roger Fidler bautizó como “Mediamor-fosis”.4 La metamorfosis radical generada por losmedios de comunicación en general y, muy espe-cialmente, por la informática en particular. Ya nohay mente hoy sin la mente artificial provista porcomputadoras, satélites y aparatos inteligentes engeneral. La inteligencia racional ha dejado de serun atributo exclusivamente humano.

El estudio de la mente, el concepto de la mente alo largo de la Historia, avanzó siempre por dos lí-neas paralelas y tradicionales. Para los cartesianos(los seguidores filosóficos de René Descartes, 1596-1650), la mente humana era algo así como unaprueba de la existencia de Dios. La inteligencia hu-mana es análoga a la divina, diría Descartes, porque

2 Los estudios de Eye Tracking establecen el patrón de ritmo vi-sual de los lectores ante un medio de comunicación escrito.

3 Tomás Maldonado: Crítica de la razón informática, Barcelo-na, Paidós, 1998.

4 Roger Fidler: Mediamorfosis. Comprender los nuevos medios,Buenos Aires, Granica, 1998.

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Dios colocó en nosotros las ideas que nos permitenpensar.

Para los seguidores de los empiristas, del inglésDavid Hume por ejemplo, la mente es una emana-ción de la experiencia. Nuestro cuerpo experimentasensorialmente, y nuestro cerebro establece conduc-tas correctas o incorrectas por ensayo y error. Lasideas proceden de la experiencia para los empiristas,y para los cartesianos, en cambio, la experiencia seejerce sobre la base de las ideas innatas que Dios hadepositado en nosotros. Pero hoy existe inteligenciamás allá de la que deambula en los márgenes del ce-rebro humano. Hay inteligencia artificial. El ser hu-mano logró clonar cerebros. Las computadoras pien-san, es decir, resuelven teoremas o juegan al ajedrez.

Las redes neuronales de un sujeto no difieren de-masiado en su estructura funcional de las redes óp-ticas de una central de computadoras superpodero-sa. En muchos casos las computadoras resultan sermás eficaces para la resolución de problemas. ¿Quées entonces la inteligencia?

El concepto de la mente parece ahora acercarse aciertas teorías como las del pensador católico PierreTeilhard de Chardin, que suponía el advenimientode una suerte de capa inteligente universal y colec-tiva, más allá de la inteligencia individual, ese estra-to podría ser la capa informacional que viaja en de-rredor del planeta, como fluyen los pensamientosinteriores de cada sujeto. Existe, entonces, una suer-te de segunda corteza cerebral universal por la cualcircula el conocimiento como corriente informacio-nal a través de ondas electrónicas globales.

La filosofía de la mente se lanzó de lleno hoy al es-tudio de esa segunda corteza cerebral universal. Ylo que han constatado los investigadores a través deinnumerables experimentos de campo es que la clo-nación de la mente tiende a producir lo que se da enllamar “robotismo global”.

Un ejemplo de ello es el “sistema de la moda”. Deacuerdo con las investigaciones de Roland Barthes,5

la moda es esencialmente una organización de im-perativos emitidos desde los medios mismos.

La moda es un organon semiótico que consagra elpuro imperio de la apariencia.

Las palabras no son inocentes y una oración apa-rentemente inocua como “Un cinturón de piel porencima del talle, con una rosa prendida, sobre unfluido vestido de Shetland”, puede encubrir un mi-sil lingüístico que es necesario despiezar como auna bomba de tiempo. Barthes se hunde en la se-miología con la impiedad de un bisturí hasta hacerde las presuntas fantasías de las pasarelas un labo-ratorio de pruebas riguroso relativo a los efectos dellenguaje sobre la vida misma. Enfoca específica-mente las revistas de moda y la manera en que enellas se enuncian los textos que para el lego suenancándidos e inocentones, como por ejemplo: “Estecárdigan largo es formal cuando va sin forro e infor-mal cuando es reversible”. La oración, situada alpie de una foto del dinámico cárdigan, bulle para

5 Roland Barthes: El sistema de la moda, Madrid, Paidós, 2003.

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Barthes de procedimientos semióticos complejos.En ese caso, por ejemplo, opera lo que él denomina“conmutación”. La prenda conmuta sus funciones,varía, según sea “sin forro” y por lo tanto “formal”,o “reversible”, y por lo tanto informal. Hasta aquíno habría mayores conflictos, con la excepción deque esas palabras orientan al consumidor, de algunamanera lo manipulan. Son, en cierto punto, autori-tarias. Más que por el vestido real, o “tecnológico”como lo denomina Barthes, y más aún que por lafotografía del vestido publicada en la revista, o “re-presentación icónica” como la llama, Barthes se preo-cupa por las palabras, por los epígrafes, por los escri-tos de la moda. Para él todos los enunciados de unarevista de moda le asignan a la vestimenta una de-terminada función. Si se afirma que “este sombreroes juvenil porque despeja la frente”, o que “por latarde se impone el fruncido”, se articula la prendacon una conducta deseable y se instituye un siste-ma, un “mundo” de la moda. En cierta medida, laspalabras relativas a las vestimentas suprimen la li-bertad, siendo taxativas, pontificando efectivamen-te que “por la tarde se impone el fruncido”, y casti-gando a quien no obedece con el deshonroso exilioal decadente universo de lo pasado de moda. Es tanpuntilloso Barthes, que en realidad analiza revistasde la temporada que va de junio de 1958 a junio de1959. Y nada más. Los semiólogos, en general, si-guen considerando que esa matriz de análisis no lequita al libro vigencia ninguna. La hipótesis centralde El sistema de la moda es que la moda miente y se oculta detrás de las coartadas que ofrecen un

léxico naturalista. Parece natural afirmar que “este esun vestido para la noche”, pero no lo es para Barthes.Lisa y llanamente se trata de una orden.

Las órdenes ordenan al consumidor, y los consu-midores de información la consumen para dirigirluego su carrera consumista según un diagrama me-diático preestablecido y teledirigido.

Los consumidores de información se robotizan, yla robotización es a la vez propiciatoria de una in-fantilización real. Se diseñan así, no tal vez con to-da intención, pero sí con toda eficacia, los “úterosfantásticos para masas infantilizadas”, según la con-cepción del filósofo Peter Sloterdijk.

Uterinas, las masas infantilizadas se fascinan conla muerte. Está comprobado, nada genera mayor au-diencia mediática que las noticias truculentas y ma-cabras. Como dice el filósofo Eduardo Subirats: “Elprincipio constitutivo del espectáculo es la muerteentendida como la gran ausencia del significante.Este nihilismo de la cultura mediática, o lo que tam-bién puede llamarse su lógica autodestructiva, sepone de relieve en dos planos paralelos. Primero, elde un generalizado vaciamiento de sentido y segun-do, el de hacer de la existencia humana una condi-ción electrónicamente sitiada”.6

Sitiados, “electrocutados”, “electroshockeados”,infantilizados pero aniquilados como ancianos, des-cerebrados por el imperio de una mente externa quetele-dirige nuestra conducta, nos convertimos en es-

6 Eduardo Subirats: La condición sitiada, Barcelona, Siruela,2000.

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pejos espectrales de los medios, navegando sin vidapropia por la vida misma, seducidos fantasmalmen-te por el espectáculo de la muerte en un circo globalque gana espectadores mediáticos de manera direc-tamente proporcional a la truculencia letal que sepaproducir.

El sistema comunicacional se vuelve fluido y efec-tivo cuando instituye un lenguaje básico fundadoen la configuración de arquetipos, de modelos depensamiento simplistas, binarios en general, quepolarizan la realidad en dramatizaciones maniqueasy de terrible simplicidad. Oponiendo sin maticesbuenos a malos, base ontológica y “ética”, de todoslos esquematismos, que se graban en las mentalida-des volviéndolas permeables a las diversas formu-laciones dramáticas del facilismo comunicacional.

En esa línea se encuadra Ulrich Beck7 cuando enu-mera las consecuencias emanadas del contexto “ilu-minista” de la autoayuda; la propuesta de pensa-miento mágico; la suposición demasiado extendidade que la felicidad instantánea es posible, todo en-frascado, “empastillado” en píldoras de facilismo.

Esta es la visión negra de los medios. Hay otra. La sensación, corporalmente uterina, es tangible y

muy profunda frente a la pantalla de la computadora. Pero el medioambiente prenatal, propiciado por

la cuasi desaparición de la sensación de gravedad

y por el efecto hipnótico que generan los rayos queemanan de la pantalla, no implica la desapariciónde toda posibilidad de racionalidad. “Los úterosfantásticos para masas infantilizadas”, que Sloterdijky Subirats condenan, son también espacios no gra-vitatorios, uterinos, pero propiciatorios de un rena-cimiento de la subjetividad que será otra, que ya esotra, bajo el influjo de Internet.

Frente a las pantallas acontece un “velocísimo no-madismo focal”, según lo verifican las investigacionesde Eye Tracking, que evidenciarían, como se señaló,que los ojos se detienen para absorber informaciónprecisamente, y prioritariamente, en los espacios es-critos dentro del espacio virtual.

En ese sentido y ya trasladando el análisis a las es-tructuras periodísticas dentro del espacio virtual, elpunto focal de la atención invocaría a la lectura porlos contenidos antes que por los formatos, aunque,desde luego, la composición visual impone una ar-ticulación entre materia semántica y diseño. Si-guiendo esta línea: los puntos de fuerza, aquellosque capturan el interés del lector, son los textos mis-mos acompañados decisivamente, pero en términosperceptivos periféricamente, por el diseño.

Denominamos a esos puntos de atracción del lec-tor en Internet como puntos de concisión.

Puntos en los que la densidad de la atención, me-dida por la fijación de la mirada en ellos, determinael inicio de un acto mental por parte del lector, unproceso hacia la inteligibilidad que comienza cuan-do alguien lee y no cuando meramente observa pa-sivamente un conjunto cromático estructurado.

7 Ulrich Beck y Elisabeth Beck-Gernsheim: El normal caosdel amor, Madrid, Paidós, 2003.

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Puede determinarse una suerte de densitometríade la atención del lector on line y verificar que lamisma se torna densa, es decir, concisa, focal y noperiférica, sobre los textos con valor informativo.

Los puntos de concisión son informaciones quetienen los atributos de noticiabilidad inherentes atoda noticia: novedad, sorpresa, claridad, proximi-dad geográfica y existencial con el lector, influenciasobre su vida cotidiana, utilidad. Todo se configurade acuerdo a una arquitectura textual breve, que im-pacta así desde una narración económica en térmi-nos de extensión pero altamente significativa en tér-minos de información.

La gramatología noticiosa de Internet determinaentonces un nuevo género, que aquí denominamosconciso.

La concisión está unida a la velocidad. El biorrit-mo de la concisión es paralelo al de las breakingnews, verdadero motor atencional de los espaciosnoticiosos virtuales.

El impacto de las breaking news coloniza parcial-mente con su formato veloz y minimalista, pero demáximo impacto, la configuración de todo el campovisual de la pantalla noticiosa, exigiendo de cadafragmento de noticias brevedad y economía comu-nicativa.

Pero la irrupción de la noticia en tiempo real esuna condición necesaria aunque no suficiente parala generación de más y mejores lectores. La calidadde los textos determina la calidad de la atención dellector. Las palabras no son inocuas, intercambiablesy semánticamente insípidas.

La riqueza narrativa aumenta la atención, optimi-za la inteligibilidad y mejora la navegabilidad por elsolo hecho de aumentar el deseo del lector de con-tinuar leyendo. La calidad narrativa optimiza y levalas anclas para el viaje hipertextual y la consiguien-te navegación por el mayor stock de informacióndisponible del planeta, almacenado en containersvirtuales amalgamados según los imprevisibles re-corridos no lineales de la virtualidad.

La noticia como ruptura funciona como emergenteque altera el espacio discursivo virtual, vivificándo-lo, reformulando en tiempo real el contrato de lectu-ra on line, re-fijando la atención con cada novedad yarticulando una comunidad lectora hipersensible y atenta a cada cambio, un lectorado ansioso decambios, de noticias (según lo evidencian diversasinvestigaciones), un lectorado que a la vez demandaconcisión, porque quiere y puede leer a la velocidadcon la que se escribe en el espacio virtual. Es un lec-tor que participa del biorritmo vital de la emisiónon line, cuya mutación es permanente, cuya redac-ción es un flujo que atrapa lo real bajo formatolumínico, instituyendo una “semiofísica”8 que arti-cula las palabras con las cosas según la clásica me-todología periodística del foco. No hay noticia sinun punto claro y conciso desde el cual se desarrollauna historia que será decodificada de manera siem-

8 La semiofísica es un concepto del matemático y antropólogoRené Thom, que analiza el impacto biológico que ejercen las catástrofesen los animales. Su modelo analítico es aplicable, consideramos, al es-tudio de los procesos de recepción de noticias.

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pre polisémica, si el relato es abierto, no pontifical,ni autoeticista.

La calidad narrativa, evaluada en términos deapertura interpretativa, claridad sintáctica y preci-sión semántica, aumenta los índices cuantitativos ycualitativos de legibilidad.

Internet robotiza e hipnotiza, es cierto. Dispersaglobalmente desechos periodísticos que requierende una basurología mediática global para interpretarlas razones de su producción y de su incidencia.Pero también digitaliza la cultura y la información,generando nuevos modelos de ciudadanía, a la ve-locidad de la luz.

Como siempre, la transmisión de la informaciónes ambigua en sus efectos, dual, ajena a los juicios ydictámenes unidimensionales, inasible en fácilesetiquetas condenatorias o sublimatorias.

¿Cómo operan los contextos de recepción en tiem-pos de robotismo global, de debilitamiento (hastalos umbrales del grado cero de la sensación gravita-cional), de imperio de la luz como vía regia para latransmisión de información?

Para detectar algunos patrones de comportamientode la opinión pública se describirán los enunciadosmediáticos dominantes durante los flujos informati-vos relativos a la muerte de Carlos Menem Junior yde Alfredo Yabrán. El análisis, a la vez, se instituiráen la intersección del discurso periodístico, del jurí-dico y de algunas voces relevantes que en nombrepropio asumen una visión de los casos.