Nuestra Atención Es Limitada 1
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NUESTRA ATENCIÓN ES LIMITADALos mayores expertos en atención son los magos, los ilusionistas. Son ellos los
que saben cómo desviar nuestra atención de tal forma, que nos hacen creer
que algo ha desaparecido. “Confundir, es una forma elegante de controlar la
atención” David Copperfield.
Existe un fenómeno llamado Ceguera Perceptiva. Se produce cuando no
vemos algo inesperado, porque tenemos la atención concentrada en otra
cosa. Es frecuente pasar por alto algo que está ocurriendo delante de nosotros
y no nos lo esperamos.
Resulta que somos especialistas en centrar nuestra atención en algo. Como
consecuencia de esta especialización de la atención, podemos dejar de percibir
cosas que nos hubiera gustado ver.
La atención es la capacidad que tenemos para entender el mundo y
racionalizar la enorme cantidad de cosas que pasan a nuestro alrededor en el
día a día. Es una especie de filtro que hace que nos fijemos en las cosas que
creemos que son relevantes.
Para entenderlo mejor, piensa en la atención como un foco de luz. Cuanto más
concentrado está el foco, más detalles percibes de donde apuntas. Si amplias
la luz del foco, puedes percibir más cosas, pero perderás ciertos detalles de lo
que está ocurriendo. Teniendo esto en cuenta, solo percibimos los cambios que
están dentro del foco de nuestra atención. El resto los omitimos.
Podemos decir que hay dos tipos de atención:
– Atención voluntaria, es la que se encarga de tomar decisiones.
– Atención involuntaria, es cuando prestamos atención a algo por hábito. Por
ejemplo, cuando oímos el sonido del timbre o del teléfono y automáticamente le
prestamos atención.
La atención voluntaria es controlada por la corteza pre-frontal. En la atención
involuntaria, usamos la corteza sensorial una parte de nuestro cerebro más
primitiva. En esta parte las señales que nos llegan de los sentidos se procesan
para captar o no, nuestra atención.
Hay veces que tenemos que prestar atención a muchas cosas a la vez, pero
eso no es posible. Nuestro cerebro prioriza lo más importante. Del resto pasa
olímpicamente. Pueden estar pasando miles de cosas, pero solo nos
percatamos de una en concreto.
“Cuando percibimos el mundo lo percibimos más pequeño de cómo lo creemos.
Eso es porque nuestra atención es limitada. Solo podemos centrarnos en una
cosa a la vez, que es de la que tenemos más conciencia y procesamos de
manera detalla”. Explica el psicólogo Daniel Simons.
Si nuestro cerebro, no filtrara todos los estímulos de nuestro alrededor,
viviríamos en un completo caos. Piensa en el sonido del aire acondicionado o
en el del propio ordenador. Al principio lo percibimos perfectamente, pasado un
tiempo dejamos de escucharlo, pero sigue haciendo ruido. Ya no le estamos
prestando atención a ese estímulo.
Esto tiene que ser así porque nuestra atención es limitada. El cerebro gasta
energía cada vez que prestamos atención a algo, y si tuviera que hacerlo de
manera constante con todo lo que nos rodea, creedme que tendríamos un
fuerte dolor de cabeza. Por eso, nuestro cerebro, velando por nuestra salud, se
centra en lo que nos interesa y las señales del resto de estímulos las bloquea
para que no seamos conscientes de ellas.
De esta manera concebimos la realidad conforme, a lo que nuestra atención
nos hace ser conscientes. Del resto, a pesar de que hayan ocurrido cambios o
hayan pasado cosas, no somos conscientes, por lo tanto, para nosotros no han
existido. Entonces, mi visión de la realidad puede variar con respecto a la tuya,
porque podemos estar centrándonos en cosas diferentes, y por ende, percibir
cosas diferentes.
Creemos que podemos prestar atención a muchas cosas a la vez. Creemos
que somos multifuncionales. En realidad, el 98% de las personas, no somos
multifuncionales. No podemos prestar atención a varias cosas a la vez. Lo que
en realidad hacemos es pasar rápidamente de una actividad a otra y volver a la
anterior.
De manera que cuando crees que puedes conducir y estar atento al móvil, en
realidad solo estás dejando de prestar atención a una de las cosas. Estás
perdiendo detalles de lo que ocurre. Puede que sigas viendo el coche que
tienes delante, pero quizás no te estés percatando de la moto que intenta
adelantarte, o del semáforo que va cambiando de ámbar a rojo o de la señal de
ceda el paso o del control policial que te espera para multarte por cometer la
bobería de hablar por el móvil mientras conduces. Ahora que ya sabes que
nuestra atención es limitada, deja el móvil para cuando aparques.