Nuestros ancianos, bendición en las familias
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RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA – PERÚ
Coordinación Arquidiocesana de Lima
www.rcclima.org.pe Página 1
Nuestros Ancianos, bendición en las Familias
La Biblia pone de relieve que la ancianidad es un don y una bendición de Dios. La longevidad, la larga vida, es como un premio por parte de Dios a aquellos que han seguido con fidelidad sus planes. El profeta Isaías nos dice que Dios mismo acompañará al anciano hasta la salvación. "Hasta vuestra vejez, yo seré el mismo, os llevaré hasta que seáis ancianos. Os he llevado y os llevaré, cargaré con vosotros y os salvaré" Is 46,4. Son muchos los textos de la Biblia, sobre todo en el Antiguo Testamento, que exaltan la ancianidad. “Ponte en pie ante las canas y honra la persona del anciano; teme a tu Dios. Yo Yahvé” Lv 19,32 “No desprecies las historias de los ancianos, que ellos también aprendieron de sus padres; de ellos aprenderás a ser prudente y a responder en el momento justo” Si 8,9. Otros: Sb 4,8-9; Si 3,12; 25,4-6. Qué gran confianza nos da lo que nos dice San Pablo, que paz interior nos da el saber que siempre, ocurra lo que ocurra, estamos en las manos del Señor. ¿Qué es lo esencial en nuestra vida? Pertenecer al Señor. “Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, como tampoco muere nadie para sí mismo. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya vivamos ya muramos, del Señor somos” Rm 14,7-8 El Señor nos ayuda a envejecer, si contamos con El. Para el cristiano la ancianidad no es el derrumbamiento de la vida, sino su consumación. “Puesto que me ama, lo salvaré, lo protegeré, pues me reconoce. Me llamará y le
responderé, estaré a su lado en la desgracia, lo salvaré y lo honraré. Lo saciaré de larga
vida haré que vea mi salvación” Sal 91, 14-16. “la corona de los ancianos son los nietos,
el honor de los hijos son sus padres”. Prv 17,6 “Fui joven, ya soy viejo, nunca vi a un
justo abandonado, ni a sus hijos pidiendo pan”. Sal 37,25. “Al anciano no le reprendas
con dureza, sino exhórtale como a un padre;….. a las ancianas, como a madres…” 1 Tm
5,1-2
Y el anciano orará al Señor con los Salmos de esta manera.
“No me rechaces ahora que soy viejo, no me abandones cuando decae mi vigor… Oh
Dios, no te quedes tan lejos, Dios mío, ven pronto a socorrerme….. Pero yo esperaré sin
cesar, reiteraré tus alabanzas; mi boca publicará tu justicia, todo el día tu salvación…. Te
aclamarán mis labios, mi vida que has rescatado; y mi lengua todo el día musitará tu
justicia….” Sal 71
“Quien es del Señor “vivirá eternamente”