Nueva Cultura. Número 6. Agosto-Septiembre 1935 · En toda mi vida no lie visto una imagen más...

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R O M A I N R O L L A N D :

HENRI BARBUSSEHace un mes, el 23 de Julio, encontré a Barbusse en

Varsovia. Yo volvía de Moscú y él se trasladaba allí.Estaba pletórico de alegría. Resplandecía de gozo por elmagnífico despertar del pueblo de Paría, en la conmemora-ción del 14 de Julio, a la cual asistió, y del corto viajeeme iba a hacer (no pensaba permanecer más de quincedías") a esa U. R. S. S. que era para él (v que ahora lo estambién para mí) una tierra prometida, donde ha quedadopara toda la eternidad. Jamás desde aue le conozco (loconozco desde el final de la guerra), le había visto tancontento y tan temnlado. Parecía rejuvenecido. Así lo sen-tía él y así lo decía. Cuidados abnegados y una disciplinaestricta sobre sí mismo, que había lleeado hasta el extremoesfuerzo de dejarse de fumar, le habían dado energías nue-vas. Sin duda, Barbusse ha abusado mucho de sí mismo.

Jamás economizó su vida. Desde el final de la guerra,su cuerpo estaba minado por la enfermedad, y ¡qué es loaue este hombre no ha hecho!, ;a qué poderosas fatigasno se ha doblado! y ¡a qué parte del globo no le llevóese largo y delgado cuerpo de caballero errante, doblegadopor el peso de su armadura, paseando por el universo en-tero su cruzada incansable contra la opresión social, con-tra el imperialismo, el fascismo y la guerra! Herido yomismo de su propia enfermedad, pero más viejo y menosfuerte que él, le veía, maravillado, llegar, desde mi retirode Suiza, donde vo actuaba inmóvil (Sedens ago), desdelas más lejanas tierras hasta el Extremo Oriente, o bienpartir en campaña para el Congreso de Amsterdam, dondelos que le veían subir a la tribuna pensaban con escalofrío'"Este hombre va a morir..." Barbusse hablaba, sin embar-go, con fuerza y claridad; llevaba hasta el final, sobre susencorvadas espaldas, sin quejarse, su aplastante careo depresidente de los debates, el peso total del Congreso. Y

durante largos meses, terminado el Congreso, continuabaorganizando la obra trazada, transformando las resolucio-nes en hechos, sembrando por todos los pueblos el mensajedel combate contra la guerra imperialista.

No es aauí, en su cabecera de muerte, el momento pro-pio para hablar de la obra literaria de este gran escritor;no hay tiempo para detenernos aquí. Pero en mi memoriase evoca su libro capital, el que permanecerá en la cum-bre de su obra, El Fuego, salido de las sangrientas ycenagosas trincheras de 1916; y me emocionan la lucidezy el vigor con que se afirmaron, va entonces, los princi-pios esenciales sobre los aue había aue desenvolverse laacción, de Barbusse durante los veinte años que le queda-ban de vida: "La revelación —como él escribe— de lagran realidad"; el descubrimiento Hecho por el "poilu"de Picardía de aue la verdadera diferencia que separa alos hombres y aue les hace enfrentarse como enemigos,no es la de la raza, es la diferencia de clase, la diferenciaque separa a la clase de los explotador de la clase de losbeneficiarios y explotadores de todos los países. Desde elmomento en nue Barbusse recibió esta revelación, entrela sangre v el dolor, jamás ha deiado de luchar por ella.Jamás se desvió de esta línea esencial. Y ha tenido la granalegría de contemplar el poderoso movimiento que él ha-bía desencadenado, crecer como un río con los afluentesde toda la tierra.

Otra alegría, además, ha tenido Barbusse antes de mo-rir, en las primeras sesiones de este VII Congreso del Ko-mintern. donde acaba de afirmarse con un estruendo triun-fal, la victoria de la Internacional Comunista, de cuyasfilas fue soldado. ¡Y qué consagración a esta vida de com-bate y de fe, la de caer al pie de la muralla del Kremlin,cerca del maestro Lenin, entre los gloriosos muertos quemontan la guardia heroica alrededor de aauel en quien ssencarna la Revolución mundial y proletaria!

ROMAIN ROLLAND

Villeneuve 30 de Agosto de 1935.

U L T I M A S P A L A B R A S D E B A R B U S S EEra el 15 de Agosto. Barbusse estaba ya enfermo. Pero no era nada

más que una pequeña fírippe "sin importancia", decía él. Se le habia per-mitido levantarse por unas horas.

Más enérgico, más optimista que nunca, Barbusse al hablar esculpíael aire con sus largas y expresivas manos.

Le pregunto qué opina del Congreso en Defensa de la Cultura y quévalor le concede después de varias semanas de haberse celebrado.

"El Congreso —dice— ha puesto en evidencia todas las lagunas, todaslas faltas, todas las miserias materiales y morales qup sufren los escritoresen los países capitalistas. Las causas de esas debilidades son poir lo de-más evidentes. Los gobiernos de los países capitalistas defienden sus posi-ciones ; cuando un gobierno es particularmente reaccionario, se le descu-bre por la situación social del escritor, por su posición en la sociedad.

"El Congreso ha tenido un resultado político importante. En su origenno se trataba en resumidas cuentas, niás que de una asamblea sobre lamás amplia base. Debían encontrarse escritores, para definir juntos lasposibilidades de defensa de los valores culturales.

''El resultado significativo del Congreso fue, que los escritores quetomaron parte en él, y que representaban —ya lo he dicho— el másamplio frente, han comprendido que la defensa de la cultura significa almismo tiempo la lucha contra la guerra y contra el fasci 1110. Han sabidofundir estos dos conceptos en u¡m solo.

"Además, las resoluciones mismas del Congreso lo han demostradoclaramente. En él se trató de los principales problemas profesionales yjurídicos. Se habló de viajes y traducciones. Pero lo que le da valor yverdadero sentido es el apartado que expone la necesidad de la luchaantifascista."

"Sin embargo —prosigue Barbusse—, no se trata solamente del es-critor, sino también de la organización de otros intelectuales sobre unamisma base. Esta es más particularmente tarea del Comité de Vigilancia,fundado para defender —en el más amplio sentido de la palabra— lacultura, la paz y la libertad."

Estas palabras sobre las diversas instituciones, sobre los congresosy asambleas cuyo objeto fue y será el de luchar contra el fascismo y laguerra, esclarecen los diversos aspectos del vasto movimiento mundialde intelectuales antifascistas. Abordamos enseguida la palpitante cuestiónde la política contemporánea: la unidad de acción.

"Con la unidad de acción vamoi a hacer milagros, a pesar de todo

Lo que se levante ante nosotros: capital, armas y complicidad de losgobiernos fascistas. Como el frente único de los trabajadores persigueun objetivo preciso y claro, ure en la lucha contra el fascismo y lareacción, gentes que pueden por otra parte no «ompartir las mismasopiniones. En la unidad de acción ro se trata de fundir programas orenunciar a su propia concepción sobre ciertos pun'os. Existen cuestionescomo: desarme de las ligas fascistas, lucha contra la guerra, por la uni-dad sindical y contra la disminución, de salarios, sobre las cuales todo elmundo está de acuerdo.

"En todas las capas d? la población francesa, se perciben en la horaactual una verdadera fermentación, de tal ma-era, que podemos tener laimpresión de estar en víspera de acontecimientos muy serios. Los com-bates revolucionarios que han tenido lugar de p'cco tiempo a esta parte,el hecho de que Laval haya convocado a todos los prefectos a una confe-rencia extraordinaria, demuestra que el Gobierno empleará todos losmedios para mantenerse en el Poder. Es por esto por lo que estimo queen las circunstancias actuales existe para nosot'os la posibilidad de sos-tener un gobierno de frente popular, aún si ese gobierno no es revolu-cicirio cien por cien. En la situación en que se encuentra Francia, laconstitución de un gobierno de esa índole no es imposible. Numérica-mente somos los más y creo que las elecciones generales serán, el añopróximo un triunfo de la unidad de acción. Las elecciones parciales handemostrado en muchas circunscripciones la fuerza de nuestro movimiento.En distritos donde hace poco los diputados eran reaccionarios, vemos salirelegidos socialistas.

"Soy optimista, no solamente en lo que concierne a Francia. En otrospaíses como Suiza, Inglaterra, Bélgica, España, la unidad de acciónaumenta de día en día. Al lado de los obreros, los intelectuales, organi-zaciones femeninas, juventudes y estudiantes, luchan por la unidad dtacción.

"En Italia también la situación es seria. El fascismo italiano se en-cuentra en una situación económica difícil. La guerra que quiere declarary en la cual ve una salida, es un camino erizado de peligros para el fas-cismo italiano.

'Volviendo a Francia, he de añadir que a despecho de todas las difi-cultades, creo que la realización de la unidad sindical será un hecho, yaque por lo demás está prácticamente realizada."

Para terminar, Henri Barbusse me dijo unas palabras emocionadassobre el VII Congreso Mundial de la Internacional Comunista.

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"He asistido a numerosas sesiones <Jel Congreso en calidad de invitadaEn toda mi vida no lie visto una imagen más bella de voluntad de hierroy de pasión; nunca he-asistido a una expresión tan profunda de las ideasde nuestra lucha. Tengo la convicción inquebrantable que la unidad deacción emprendida por la I. C. nos conduce hacia un porvenir mejor."

Estas fueron las últimas palabras que pronunció en mi presenciaHenri Barbusse.

STEFAN PRIACEL

Moscú, Agosto 1935.

LOS "PLUMÍFEROS" Y EL "REVOLUCIONARIO"En la página literal ia de «El Mercantil Valenciano» del día o

de Septiembre se ha publicado un artículo titulado «En la muertede Henri Barbusse» y firmado por J. G. Gorkin. En nombre dela U. E A. P. (Union de Escritores y Artistas Proletarios) de laque Barbusse lué un militante eminentísimo y con cuya laborestuvo completamente identificado, debemos ponerle a dicho articulo algunas apostillas.

Hay gente ingenua que quizás piense que J. G. Gorkin hapublicado el artículo para ensalzar a Barbusse. Se equivocan com-pletamente. El attículo ha sido publicado para intentar —comoes su cosLumbre de un tiempo a esta parte— atacar a la UniónSoviética y a su jefe Stalin.

La muerte del gran escritor revolucionario francés ofrecía unbuen pretexto y, J. G. Gorkin —¡cómo no!—, la ha aprovechadosin escrúpulo algunp. Como —para desgracia nuestra y del proletariado mundial— Barbusse -no puede contestarle, J. G. Gorkinse ha atrevido a escribir : «los funerales que se le han hecho enMoscú han sido al autor, YA AGOTADO Y SIN VOLUNTAD, de«Stalin» y no al de «El Infierno y «Iil Fuego» que será siemprepara nosotros». Esto quiere decir que todas las simpatías dej . G. Gorkin son para el Barbusse, literato revolucionario, toda-vía sin una clara conciencia de clase, todavía «platónico». Encambio, cuando Barbusse, llevado de la lógica interna de su pro-ceso espiritual, se enrola en las filas de la revolución proletaria,y pasa de simple intelectual revolucionario, a militante activo,cuando por su talento, su energía y su actividad logra poner enpie millones de trabajadores manualts e intelectuales contra la gue-rra, y el fascismo, a J. G. Gorkin «le da pena» verlo «agotado», «sinvoluntad», poco menos que «explotado», como un denciente mental por «Moscú».

Naturalmente que esto lo escribe después de una larga «apo-logía» del autor de «El Infierno». Una pequeña habilidad <le J. G.Gorkin que es, indudablemente, un individuo muy habilidoso...

Pero Barbusse, el literato genial, el escritor revolucionario, delque J. G. Gorkm no ha tenido más remedio que hacer un pro-longado elogio —para poder colocar al menos unas gotitas deveneno contra «Moscú» y «Sta'lin»—, era un fervoroso y activoamigo de «ese Moscú» y un entusiasta admirador de «ese Stalin».He aquí lo que irrita y saca de quicio a J. G. Gorkin. ¿Quién es«ese Stalin», militante obscuro cuya biografía no ocupó hasta 1927más de trece líneas para merecer los Honores de una biografíacomo la de Barbusse '!

Si nosotros pudiéramos creer que en estas vanas e impotentesprotestas—como la de decir con irritado gesto de un vulgar burgués,que hoy el obscuro militante es dictador—, habría el menor asomode buena fe, intentaríamos mostrarle quién es Stalin. Le diría-mos que es el jete del Partido bolchevique ruso, con el consenti-miento y el aprecio de los más-viejos compañeros de Lenin, quedirige la construcción del socialismo en Ja sexta parte del globoterrestre, que ha llevado de triunfo en triunfo a la Unión Sovié-tica hasta nacer de ella —lo que es hoy—, el más firme baluartede la revolución, la ciudadela inexpugnable del proletariado mun-dial. Le dinamos que políticos como Lloyd George —enemigode clase—, ha tenido que reconocer su capacidad, decir que esuno de los ,más grandes hombres de Estado de nuestro tiempo ;que Bernand Shaw —genio literario de una independencia y unafalta de domesticidad absoluta—, después de reconocer que «no

ha visto nunca a un hombre que hable tan bien», que «manejauna pluma mordaz y sabe meter en cintura a sus adversarios,después de hablar de «la rectitud y de la gran simpatía de estehombre de vigorosa inteligencias, ha dicho recientemente : «nalogrado ese puesto (jefe de la U. R. S. S.), por la ley de super-vivencia del más apto y lo ha desempeñado durante años entrelas más espantosas vicisitudes que rodearon jamás el dolorosoparto de una nueva civilización. Es un estadista que posee unaexperiencia extraordinaria, única, comparados con el cual los go-bernantes de las potencias occidentales parecen hileras de muñe-cos destartalados en un viejo museo de figuras de cera. El privi-legio de celebrar una entrevista con Stalin, es un honor y unaoportunidad de los que puede enorgullecerse hasta el más eminen-te filósofo social». Que Üamain Roüand —ejemplo de vida transpárente y de espíritu elevado se encuentra entre sus mejores amigas. Le dinamos que los miles y miles de comunistas queen las cinco partes del mundo, lucnan, trabajan, sufren, comba-ten y mueren por la Humanidad y la cultura bajo las banderasrojas de la I. C, le tienen por su guia.

¿ Pero qué importancia tiene^ todo esto para J. G. Gorkin ? Paraél, Stalin es, «ún militante oDscuro», «uu dictador», los artistasy escritores que defienden a la Unión Soviética y a su gran jefe(Gide, Malraux, Aragón, Nizan, M. Gold, etc., corte de «plumí-feros» ; Henri Barbusse : un abúlico «agotado» que se deja «ex-plotar» por Moscú...

¿ Y quién es él ?, se preguntarán muchos. Pues él no es un plu-mífero como un Gide, un Malraux, o un Shaw cualquiera, niun militante obscuro, o un dictador, ni un hombre agotado o sinvoluntad como el Presidente del Congreso mundial contra la guerra y el fascismo, Henri Barbusse. El es un periodista revolu-cionario que en 1926 milita en el P. C. francés, que después esexpulsado por trotskista, que posteriormente intenta varias veces(1931-1932) volver a ingresar en las filas del partido de Stalin,que en 1932 aun hablaba en el Centro de Estudios Sociales enfavor de la Unión Soviética y de la política de Stalin, que al noser admitido, va a Madrid e intenta pasar otra vez al trotskismo,intenta formar un nuevo partido al margen de los demás y co-munica sus propósitos a varios compañeros de Valencia y que,por fin, cae en el partido de Maurin y se dedica —con sus cono-cidísima pedantería—, juntamente con el grupito de intelectualesexpulsados de la 111 lnernacional, a dilamar a sus hombres y apretender lanzar venenosas especies contra su política. El esel individuo, en fin, con quien las juventudes socialistas en sureciente Congreso provincial acordaron declararse moralmente in-compatibles.

Con quien se aprovecha de la muerte de «nuestro Henri Bar-busse» para intentar insultar a la Unión Soviética y a su jefeStalin, a quienes Barbusse defendió hasta el último momento ,a quien ante este «hecha» tan molesto para su «política» se atreve,a mancillar la memoria de nuestro querido y eminente camaradaBarbusse, insinuando que su labor de los últimos años contra laguerra y el fascismo (tan enorme) la realizó sin plena concienciay dominio de voluntad, bajo las maniobras de Moscú, nosotrosnos tenemos que declarar también moralmente incompatibles.

Por la U. E. A. P.,

EL COMITÉ

D O M I N G O E S P A Ñ O L DE L O SO B R E R O S Y C A M P E S I N O S

En un cuartucho pequeño con una ventanita por donde apenasentra la última claridad de la tarde, una muchacha pálida incli-nada sobre una máquina cose una tela roja. Hace calor, el tiem-po está tparado y hay que hacer un gran esfuerzo para ver. Pero,no importa. Apesar de todo, a pesar de la fatiga de 16 horas detrabajo para ganar unos céntimos con qué sostener su hogar hu-milde, la máquina no para. Es que esa tela roja que en este cuar-tito ignorado y silencioso cose la muchacha ha de desplegarse yvolar el domingo sobre una multitud...

En otros cuartos, también modestos, de la ciudad, unos mu-chachos tras el rudo trabajo del día se encierran unas horas parapintar grandes carteles. A esas mismas horas en las ciudadesmás apartadas de España, otros muchachos sin recursos toman ca-rretera adelante sin miedo al cansancio, ni al peligro... A esasmismas horas en las secretarías de los Sindicatos y de los Par-tidos, hombres a quienes no vence el cansancio de la labor diaria,van de aquí allá, se agitan, organizan, preparan... Aquí no haymillones, no hay apoyos oficiales, no hay nada. Sólo el puebloanónimo, prepara — con esfuerzo, con. entusiasmo y heroísmo enel silencio — su fiesta del Domingo. ¡ Domingo del pueblo, de losobreros y campesinos! No pasarán por la ciudad los autos del

lujo capitalista, ni las manadas de ojos estúpidos que mandanlos caciques, ni las procesiones de beatas que guían los curas,ni las comisiones oficiales que pagan los Ayuntamientos, ni lamasa amorfa que acude inconsciente a la sugestión del caudillo...Sólo plantas firmes, brazos recios, cabezas seguras, camisas blan-cas de pueblo sano y fuerte...

Por las grandes puertas afluyen ríos de gente. Carteles, ban-deras, consignas, colgaduras, hoces y martillos, yunques, soles,alegorías coronan lo alto de la plaza con sol y luz de tarde clarade verano. Miles y miles de trabajadores van ocupando los ten-didos, los palcos, el ruedo. La tribuna empieza a poblarse. Corres-ponsales de la prensa de Madrid, de Barcelona, de Sevilla, deParís... En las gradas empiezan a levantarse algunas banderasque brillan al sol con su color rojo de sangre popular...

Cuando el delegado de la comisión organizadora se acercaal micrófono, una inmensa multitud se extiende por todas partes,ocupa toda la plaza. Rostros tostados, cuerpos enérgicos, brazosdesnudos y poderosos. Un pueblo tallado tosca y rudamente enel trabajo.

Labradores del Levante, metalúrgicos del Norte, obreros delpuerto, marineros, ferroviarios, artesanos, tipógra os, obreros de

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Madrid, de San Sebastián, de Barcelona. Todo el mundo del tra-bajo español está aquí presente, está representado.

¡Compañeros:... se oye en los altavoces. Se empieza a darórdenes. No es una masa pasiva, inerte, defensora, de anacrónicosprivilegios -incapaces de suscitar entusiasmo, o lo que es peor,comprada, arrastrada. No. Ks el ejército de la nueva historiaen tensión, consciente, lleno de coraje. Menudean los incidentes.La gente se mueve inquieta. Expectación de los grandes días ydé los grandes acontecimientos. ¡ Domingo de los obreros y cam-pesinos españoles ! Llegan dos muchachos con la mochila a la es-palda, cansados, sudorosos. Una. clamorosa ovación acoge a loscamaradas. Y ya en la plaza queda como un vaho caliente, apa-sionante de voces, de gritos, de gestos, de aplausos...

¡Compañeros!... se oye en los altavoces. \ empieza una listainterminable de adhesiones. En la mano gruesa y callosa del obre-ro que las lee tiembla un papelito azul. Y sobre los murmullos dela muchedumbre ruedan las palabras :

«Partido Comunista francés dirije fraternales saludos a tra-bajadores reunidos en Valencia para defender su pan, la libertad,y la paz.

i Viva la Alianza Obrera y Campesina de España! ¡Viva elBloque Popular de los antifascistas españoles!» -Y cuando aunestán apagándose los aplausos, la gran emoción : un muchachitoes levantado en la tribuna. Con fiebre en los ojos y un gesto dedecisión en la boca cerrada, alza un brazo con el puño cerradosaludando a la multitud. Como un escalofrío en medio de la fie-bre, como un relámpago de fuego entre la tempestad Je los aplau-sos, el recuerdo de Asturias gigantesco y heroico, tremendo deignominias y de horrores y grande de destino pasa por la plaza.Todo el mundo se ha .puesto en pie. Y un bosque de brazos selevanta hasta el cielo afirmando su voluntad inquebrantable.

¡Atención, camaradas!... se oye en los altavoces. La estelade gritos, aplausos, rumores y emociones que ha dejado a su pasoel recuerdo sangriento de Asturias, va apagándose como humo enel cielo a»ul, sereno, tranquilo... ¡Atención, camaradas!... seoye en los altavoces. Se ha callado la multitud. Un silencio im-ponente se abre ante el primet orador que está ya en el micró-fono. Afuera de la plaza, los buenos burgueses, con sus niñosendomingados salen a pasear la tarde del Domingo. Los curasy canónigos hacen sus tertulias y juegan al tresillo. Los oficialeslucen sus bizarros uniformes, o se sientan en los casinos a tomarun refresco. La aristocracia veranea en las playas... Pero, aquí,dentro de la plaza, los obreros, y campesinos se han callado;van a oír a sus hombres, van a escuchar su propia voz. —• ¡ Aten-ción, camaradas ! parece resonar a lo lejos como un eco de los al-tavoces. Y los obreros, los campesinos de toda España que nohan podido venir o no les han dejado venir, se callan también ytienden sus miradas hasta esta plaza de toros de la Provinciallena de los suyos, que tiembla como el corazón agitado de Es-paña. Y el primer orador habla. Voz dura y cortada : «Hay dosEspañas trente a frente. La España de ellos, de los caciques yterratenientes, de los curas y generales, de los banqueros y lospolíticos y la nuestra, la España de los obreros y campesinos.¡Nuestra España — grita — aplastará y triturará a la suya!»Y el pueblo se levanta clamoroso y parece agitar ya en el aire lasarmas victoriosas...

¡ Atención, camaradas! se oye en los altavoces. En nombredel Partido Comunista va a hablar el camarada Francisco Galán.Nuevamente sobre la ,plaza ruidosa de aplausos, que se agitallena de banderitas rojas con La hoz y el martillo pasa un recuer-do dramático y heroico: ¡Galán!... Un viejecito se levanta detrásde la tribuna para gritar, temblando : ¡ Vivan los héroes de Jaca !V la voz del representante del P. C, clara, segura, timbrada conno se sabe qué secreta simpatía de entrañas populares, empieza asonar sobre la multitud. ¡ Qué lejos aquí de los ministerios, de lascombinaciones turbias, de las caras estiradas, de las farsas par-lamentarias, de la prosa oficial de la Gaceta! Aquí, campesinosque saben en la verdad de su trabajo elemental y de su vida trá-gica de la reforma y contrarreforma agraria, escuchan conmovidosa un hombre que habla con sencillez empapada de verdad de susproblemas, que habla de sus tierras y defiende sus vidas con unavoz que huele y sabe a campo!... ¡Qué lejbs aquí del mundo ofi-cial donde los Excmos. Sres. Gobernadores y Ministros se incli-nan ante caciques y terratenientes, donde los grandes señores deEspaña disponen en confianza de los hombres de Estad'o y Go-bierno como de una servidumbre que guarda sus propiedades!Aquí sólo la España profunda y eterna de los campesinos ¡ Cam-pos de Castilla y León, de Aragón y Extremadura ! Campos tris-tes de España. Llanuras desoladas. Razas elementales en servi-dumbre milenaria. ¡ Qué tierno y blando está el pan sobre losblancos manteles, en los comedores de la nobleza ociosa y ele-gante ! ¡ Pero, cuánto dolor en estos millones de vidas, abando-nadas a la soledad, al frío y a la ignorancia ; cercadas por trá-gicas siluetas de fusiles y tricornios... ! Aquí, ahora un hombreque les habla de unión con los obreros para acabar con toda laesclavitud. Y' qué dinamismo en los rostros anhelantes, en losbrazos rudos y morenos ; qué energías latentes .— inmensas comolas fuerzas elementales de la naturaleza —, esperando como la*aguas caudalosas de un río inmenso, el momento de ser desatadasy puestas en libertad creadora y fecunda. Dos Españas. En nom-bre de esta España de los campesinos^ el comunista, causa a laotra el bofetón del escarnio, de la ironía, de la maldición : «¡ Elsalario católico de seis reales ha vuelto a España» !...

Pero en la plaza — la plaza «norme que hierve como un giganteavispero de gente —• junto a la raza campesina, junto a los rostrostostados de labradores, está también la España del trabajo in-dustrial, el proletariado, los obreros. También ellos saben en la rea-lidad de su vida de trabajo, o lo que es peor, en la angustia desu desocupación, la demagogia de los «cristianos» que gobiernan-«De vuestros contratos de trabajo no queda ya ni la sombra.»

Y por la plaza desfila como un^ imagen de palidez, la miseria delos hogares proletarios, el dolor, el trabajo y la desesperación delos obreros que, produciéndolo todo, no tienen nada ; de los q«equeriendo trabajar tienen que vagar por las calles con el estó-mago vacío... Mas, sobre la Multitud de trabajadores aquí con-gregada hay todavía un cielo claró, Ubre, tranquilo.

A estas mismas horas se camina por las laígas carreteras deEspaña y en todas partes San CristÓDal, Santa María, santos dela vieja religión, de obispos y guerreros. Cárceles, rejas, celdas,soledad de cuatro paredes. Miles y miles de hombres sepultadosen las sombras, sin cieio, sin alegría, sin libertad. La España té-tiica, de las inquisiciones y de los tormentos, pasa como unasombra bárbara y antigua.

En una calle de Sevilla caen asesinados unos obreros. Turbiasmaniobras, a .echanzas en la oscuridad, conspiraciones, fascismoespañol de señoritos y militares. La vida de un hombre vale seismeses de cárcel. Touo pasa como una nube oscura, estremeee-dora... Hay que reaccionar. Hay que combatir. En la propia As-turias los obreros han hecho hue'jgas políticas después de Octu-bre. Es la 'prueba definitiva, conmovedora, de que el empuje deeste pueblo en marcha vigorosa hacia su destino histórico no hayquien la detenga. ¡ Heioismo del proletariado español que luchaabnegadamente en vanguardia hace más de medio siglo, por unaEspaña libre, común y creadora! Nadie le ha podido quebrantar.Unido, nadie le podía resistir. Y eil nombre ae Dimitrov suena,como un eco lejano, del heroísmo con que otros obreros, otros her-manos, luchan en el mundo entero por la unidad y por el triunfo.Y los trabajadores en pie, como un ejército, saludan con puños,banderas y aplausos ail camarada comunista, a Dimitrov, a launión del proletariado, a la lucha por el socialismo.

Y luego se vuelve a oír en los altavoces : ¡ Atención, camara-das ! Mientras se calma el mar alborotado del entusiasmo po-pular. Y habla el camarada sindicalista Juan López y el diputadosocialista Bruno Alonso. Y' todos procuran en sus palabras poneruna cordial transigencia, una emocionante llamada a la Unidad.Las horas van pasando. Oscurece el cielo. Tarde de domingo. ¡ Do-mingo üe los obreros y campesinos españoles! La multitud consus banderas resiste infatigable. Cuando en los altavoces se anun-cia que en nombre de los Sindicatos de Oposición de la C. N. T.va a hablar el camarada Arín, brillan ya en la plaza las primerasluces eléctricas. El camarada Arín, es un viejo luchador de laBarcelona Sindicalista. Es un hombre grueso, de trazos hondosy rostro gastado, con una cabeza amplia y una calva de abad.Su presencia en la tribuna despierta también viejos recuerdosde lucha y heroísmo. Tiempos gloriosos y terribles de la C. N. T.,de! Sindicalismo Revolucionario, del anarquismo romántico y vio-lento. El camarada Arín, ha bregado muchos años con las multi-tudes allá en Cataluña, las conoce, las quiere, ha luchado y tra-bajado con ellas. Por eso apenas se adelanta, y lanza al aire susprimeras palabras, la multitud se levanta enardecida. Tipo clá-sico de agitador, gestos rotundos y extremados, voz caudalosa,violencia de panfleto y de escándalo. La España negra de los obis-pos y generales, castiza, supersticiosa e ignorante, vive en suspalabras. El odio secular del pueblo contra curas y jesuítas, quecomo una ola negra ensombrecen desde siempre la vida española,queda al desnudo. Todo lo que dice este hombre es abierto, popular, dicho con gritos de la calle. Y luego su llamada desgarrada alos camaradas anarquistas. «Yo pregunto a los camaradas de laC. N. T. que han luchado en otro tiempo con nosotros en las ba-rricadas de la Revolución social : ¿ Qué esperan también ellos paraunirse con nosotros?» Y luego su valentía para hacer frente a lascosas : «Hoy de Cataluña no irradia la luz. Hoy la luz viene deAsturias. Asturias pudo triunfar, precisamente porque se consti-tuyó la verdadera Alianza Obrera. Si no triunfó fue porque nos-otros no supimos realizar la verdadera Alianza Obrera...». Todo eldiscurso del camarada Arin es salpicado de interrupciones, deaplausos, de rumores. Y ciuando termina es ya de noche. Pero enla obscuridad brillan las luces, y.las banderas todavía se levan-tan, rojas, en los tendidos, y de la multitud de obreros y campe-sinos llega el estruendo formidable de las ovaciones. Va a termi-nar el acto. Es ya muy tarde. El camarada Ruiz Lecina, ex dipu-tado socialista, habla. Unas palabras a las mujeres que asisten alacto. Y luego la guerra. El agitado mundo internacional, las ame-nazas, los armamentos, las cancillerías, los peligros, los gases, lamuerte que acecha por los rincones de Europa, desfilan como laúltima imagen del mundo que queda afuera de la pla'za.

...Comienza a desfilar la gente porque es ya de noche. Pero to-dos recogen aún el último llamamiento a la unidad. La multitudse pone en pie, comienza a movilizarse lentamente. Las banderasse ponen en marcha. La masa imponente va deshaciéndose. Unosgrupos cantan la Internacional. Ha terminado la tarde del do-mingo. ¡. Domingo español de los obreros y campesinos ! Los tra-bajadores regresan hacia sus hogares humildes. Una muchedumbreinunda los alrededores de la Plaza. Se llenan los tranvías. Losburgueses que pasan miran recelosos. Un aparato exagerado decamiones de guardias civiles y guardias de asalto, muestran la vi-gilancia temerosa del Estado oficial sobre la tarde de los obrerosy campesinos. La libre humanidad de los trabajadores pasa indi-ferente, dejándoles violentos e inútiles. Pero la llama sagrada vaya dentro. Cada uno vuelve a su vida personal y diaria, pero nopodrá olvidar el juramento de unión y de lucha que ha sellado ; nopodrá olvidar el espectáculo decisivo de esta tarde española de losobreros y campesinos.

Y como una huella inmensa del paso de este pueblo en marchahacia otra España, quedan temblando en el aire los versos anti-guos y gloriosos de todas las barricadas :

«El pasado hay que hacer añicos.¡Legión esclava, en pie, a vencer!...»

ÁNGEL GAOS

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REVISTA INTERNACIONALProlegómenos de una nueva

guerra«Hacer un mundo seguro para la Democracia»... Los catorce

puntos de Wilson, la guerra del Derecho y de la Justicia, la gue-rra para acaoar con la guerra... ¿Pudo alguien creer seriamenteque el armisticio firmado el n de NoviemDre de 1918 ponía fin ala «última» de las guerras imperialísias i Salvo en una sexta partedel mundo habitado, donde acababa de iniciarse la construccióndel Socialismo, en el resto.de! planeta subsistían todas las contra-dicciones v toüos los vicios básicos de un régimen que contiene en.sí el germen de las guerras de conquista. ¿Cómo,, /pues, dar porconcluso el ciclo capitalista y sus inevitables conmociones t

Además de esta premisa general, hay que tener en cuenta otrascomplementarias. En Versaues se elaboró, y a la fuerza se lírmó,un Tratado que añadía nuevos factores de malestar y descontento.La guerra y las modificaciones del mapa político-económico deEuropa a que dio lugar, fomentaron una ola tremenda de naciona-lismo, en su forma más Histérica y bárbara, cuando la única barreracontra una nueva catástrofe humera sido la modernización de laKuropa burguesa en sentido diametrahnente opuesto. O sea, su-primiendo fronteras, reduciéndolas a meras divisiones teóricas, yenderezando el rumbo del. Continente hacia la unidad económica—• por medio de un gran Zollverein, de una unión aduanera cadavez más general — preludio de una cohesión política parecida ala que une los Estados de Norteamérica.

Lo que pudo haber sido uua democracia burguesa europeaorientada de tal modo, dando su pleno sentido a la Sociedad deNaciones y basando su vida internacional en un genuino sistemade seguridad colectiva, queda en el dominio de la especulación yde la hipótesis. El hecho es que Versalles dio el impulso contra-rio, trazo la regresión hacia un nacionalismo económico y políticoexacerbado. Acrecentáronse todos los gérmenes de violencia, des-garramiento y desorganización que la sociedad capitalista llevaen su seno. Nuevas y más altas barreras dividieron a los Estados,separados, además, por el reparto que se hizo del botín guerrero,en dos grupos : los satisfechos y los descontentos.

Surgio, pues, el anhelo revisionista de los tratados apenasfirmados éstos. Y entre los que abogaban por la revisión no figu-raban sólo los vencidos. Italia, que al entrar en la contienda habíalogrado arrancar promesas temerarias a los aliado.s — entre otras,la posesión de la costa dáimata, a expensas dé Servia — quedabadefraudada en gran parte. Recibía las «tierras irredentas» en íadesmembración del antiguo imperio austro-húngaro. Pero el im-perialismo británico y el francés le birlaban los trozos del repartocolonial. A sus vastas posesiones en África añadía Inglaterra lascolonias alemanas, y !• rancia el logo y el Camerún. De igualmanera procedían en Asia Menor con las zonas de mandato :Irak y Arabia para la Gian Bretaña, Siria para Francia.

Cuando en Italia la burguesía industrial y los terratenientes,con la gran Banca, juntaron su miedo a la revolución proletaria,para oponerle la dictadura fascista, el descontento revisionistatué explotado con éxito por el barón Sonnino — el verdadero crea-dor del fascio —, y su humme a tout /aire Benito Mussolmi. Mien-tras el fascismo italiano y el fascismo alemán tuvieron apetitoscomunes o paralelos, Roma formó parte del bloque revisionistacon los vencidos de 1918. Solamente cuando chocaron el imperia-lismo romano y el de Berlín, al intentar Hitler conquistar Aus-tria desde dentro, Italia entró en el otro bloque, el antialemán,para cerrarle el •paso, Cesaron los violentos ataques contra Fran-cia, tanto más cuanto que la política antifrancesa en los Balca-nes no había dado el resultado apetecido por Mussolini. Para so-meter a la influencia económica y política de Italia la penínsulabalcánica, hubiera sido necesario la inversión de grandes capitales,de que carecía la burguesía italiana. Ni siquiera pudo completaría empresa en Albania.

El fracaso de Mussolini en los Balcanes implicaba el fin de susueño de hegemonía en la cuenca danubiana. Por otra parte, supolítica en Austria — como, ha hecho resaltar Karl Radek conmaestría eit él habitual — es por completo negativa. IMO quiereel duce que Hitler robustezca, con el Anschluss, la posición delimperialismo alemán en el Danubio y los Balcanes. Pero tampocodesea una anexión tranca de Austria por Italia. La industria aus-tríaca, muy desarrollada, competiría con éxito en el mercado in-terior italiano. Y los millones de alemanes, de cultura más ele-vada, que hubieran de quedar incorporados al Estado romiano,no se dejíírían asimilar como los campesinos del Tirol meri-dional.

Tras unos ensayos poco felices de maquiavelismo diplomáticobastante elemental, el Imperialismo italiano se vuelve, pues, haciala revisión colonial. Los acuerdos de Enero con Francia añadieronal «imperio* romano unas hectáreas de arena poco aprovecha-bles. No es con eso con lo que resolverá el angustioso problemade procurarse materias primas y asegurarse mercados para susproductos. Sólo queda en África un Estado indígena independien-te : Etiopía. Por razones económicas y políticas, Mussolini consi-dera el golpe provechoso y el momento propicio. Y con pretextosasaz transparentes, se lanza a la aventura. Su plan no es unmisterio. Lo dicta, la preocupación de provocar rápidamente unareacción política favorable en Italia misma, como diversión alhondo malestar creado por una situación económica difícil; y de

colocar a las demás potencias imperialistas ante hechos consu-mados, que paralicen cualquier intervención. Para ello, proyectaun ataque brusco y en masa, tan pronto como cesen las lluvias,dentro de unas semanas. Cuatrocientos aviones cargados con ex-plosivos, gases lacrimógenos y, en caso «necesario», gases asfi-xiantes, combinarían su acción con la de las tropas d« tierra. Setrata de conquistar Adua, vengar la derrota allí sufrida por lositalianos en 189o, y tras ese golpe de efecto, iniciar seguidamentenegociaciones.

Mussolini sabe lo que costaría a Italia una larga guerra co-lonial, a tan larga distancia de la metrópoli, y en condiciones tandifíciles, dado lo escabroso del terreno, la escasez de centros estra-tégicos vulnerables, la carencia de agua potable y la fiereza delos guerreros abisinios. Sin hablar de la situación apurada de laHacienda fascista. Cree, poder evitar los peligros de una campañarealizada en tales circunstancias, con ese plan de agresión enmasa seguida de negociaciones diplomáticas. ¿Lo conseguirá? Esaes otra cuestión.

Es evidente que el plan del fascismo italiano requiere, parasu realización, la complicidad tácita de otras potencias imperia-listas. Maniobrando el espantajo del aislamiento francés en Euro-pa, ha obtenido el apoyo manifiesto, y cabe decir escandaloso,de los achuales gobernantes .de Francia. El grado de cinismo aque ha llegado últimamente la «gran» prensa oficiosa de París,alquilada ai Comité des F'órges o propiedad directa de.esa oligar-quía todopoderosa, es algo inaudito. «No hay que tomar el asuntoaoisinio demasiado en trágico» — escribe Le Petit Parisién—. «Síestallara la guerra, las potencias deberán esforzarse por encerrarsus efectos en el terreno colonial y africano.» Se alude al «espí-ritu de Stresa» y otras zarandajas, y a ver cómo suben las accio-nes de Sohneider-Cieusot.

Para la complicidad británica la cosa es más ardua. Existeuna pugna directa entre los intereses ya creados por el capitalis-mo inglés y los que quiere crear el imperialismo italiano. Los al-godonales del Sudán, regados con aguas del Lago Tsana, que-darían amenazados por la creación de algodonales italianos enla otra vertiente. Pero un arreglo no sería imposible. En cambio,eu el terreno político, el reciente Peace Ballot organizado por lospartidarios de la S. D. N. y de la paz ha demostrado que el pro-letariado y la pequeña burguesía inglesa siguen con grave preo-cupación la marona zigzagueante de la política exterior del go-bierno Baldwin, y las próximas elecciones obligan a ciertas pre-cauciones. Asimismo le coniviene mucho al imperialismo británicoaparecer como campeón de las razas de color, aunque el hechoencierre una ironía feroz. Ahora bien : la aparente solicitud delos gobernantes ingleses por la S. D. N. y la moral internacionalqueda completamente desvirtuada por la evidencia <}e que sóloexiste esa solicitud cuando coincide con la delensa egoísta delos intereses británicos, más materiales e inmediatos. Si la GranBretaña hubiera mantenido igual conducta hace tres años, cuandoel Japón conquistó brutalmente la Manchuria, la posición de susrepresentantes tendría hoy una autoridad moral de que carece€n 'absoluto.

Por otra parte, el gabinete Baldwin está muy dividido' sobrela conducta a seguir. Mientras Edén y algunos más defienden contesón la aplicación del Pacto de Ginebra contra la agresión ita-liana en África, otros ministros -— entre ellos el renegado social-reíormista MacDonald—, rechazan en absoluto la hipótesis1 decualquier sanción económica, y abogan porque se deje a Mussoli-ni las manos libres. Por de pronto, y con el pretexto de guardarla neutralidad, se mantiene la prohibición de suministrar a Abi-sinia medios de defensa. Queda, desde Juego, el provechoso con-trabando

Todo el afán de las grandes potencias ¡imperialistas, al ini-ciarse la reunión de Ginebra, queda reducido a esto : circunscri-bir la lucha al territorio abisinio, presa codiciada, y aislar el focoguerrero, para que las chispas no prendan en el polvorín europeo-asiático., ¿Lo conseguirán? ¿Es ello posible siquiera, dada la si-tuación del mundo, y teniendo en cuenta la agitación que estanueva guerra imperialista va despertando en las razas de color?He aquí la gran cuestión. Nadie podría responder hoy con unaanrmación categórica. Por lo tanto, el deber urgente, imperativo,del proletariado mundial, es aprestarse para toda coyuntura, sinolvidar que la lucha puede generalizarse, derivando hacia unataque concertado contra la U. R. S. &., y que en tal <aso del ca-taclismo habría de salir o una era de negra esclavitud, o la li-beración definitiva de la clase trabajadora.

OGIER PRETECEILLE

M. Pirandello, premio Nobel» se deshonraNew-York, 20 Julio. — Pirandello, el ilustre autor dramático

italiano, acaba de hacer a su vez declaraciones innobles sobre elproblema Etíope.

Ha declarado que Italia esta justificada en su intervención enAbisinia.

Invoca a este respecto el ejiemplo del continente americanoen donde- los pueblos indios fueron civilizados por los ingleses ;luego alude cínicamente al papel de Lincoin en la abolición dela esclavitud en los Estados Unidos, dejando entender que Mus-solini quiere desempeñar el mismo papel.

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El señor F. T. Marinetti tiene muchanecesidad "cósmica" de la guerra

El desarrollo de un pueblo rico en vitalidad y en genialidadcomo el nuestro, traduciéndose lógicamente por una -existenciacolonial enérgica, impone a todos los italianos la urgencia dedefender, de revigorizar y de aclimatar su cuerpo y espíritu, enprevisión : de la sed, del abuso ocasional del agua y del alcohol,del terrible frío nocturno, de la lucha contra los insectos, etc.

En las zonas tropicales, es preciso vigilar constantemente lasreacciones de la voluntad y las necesidades materiales, y pre-servarse de la insolación. Se llega así a una auténtica militari-zación naturista : mecánica .del espíritu y del cuerpo. Una inti-midad metódica y progresiva del hombre con las tuerzas rudasde la naturaleza, tal es la utilidad naturista de la vida colonial.

La necesidad cósmica de la guerra, de la que proclamamosel -valor higiénico, descongestionahte y excitante desde 26 años,rejuvenece el cueipo humano y purifica el espíritu.

La guerra, desarrollada entre países cuyos niveles diferentesactúan' como estimulantes provocadores, obliga al perfecto sol-dado colonial, debilitado ya por los bosques pantanosos y el solaniquilador del Sahara líbico, a cocerse, a curtirse con su furiosametralla, en el calor asfixiante de 60 grados que reina en el in-terior de un auto blindado rápido. Un casco de acero sobre sucabeza, comprime hasta la explosión su intrepidez espiritual yfísica, así como su agresividad al acecho de la muerte del ene-migo, condición indiscutible de su propia supervivencia.

Este rápido auto blindado, conclusión metálica del tractor agrí-cola, realiza un sano y viril naturismo futurista, refinando y cen-tuplicando el heroísmo del hombre y su nobleza. (Extracto deun manifiesto de Marinetti, «Gazzetta del Popólo», Turín.)

Marinetti: ¿canalla o imbécil?

Estampas del país "civilizador"

Un documento que Mussolini no ha presentado a la So-ciedad de las Naciones: Condenados políticos antifascis-tas, amarrados como bestias, camino de la deportación.

Pena de muerte por el delito de opiniónSenadores, diputados, abogados, telegrafían a Hitler para sal-

var a Kayser y Clauss.El siguiente telegrama fue enviado a Hitler en el pasado

Agosto : ""Nombre justicia humana rogamos profundamente hacer uso

derecho de gracia para ex diputado Albert Kayser y mutilado deguerra Rudolf Clauss, condenados a muerte únicamente delitoopinión. Esperamos haremos oír nuestra voz.

Cadot, senador, alcalde ; Voillot, senador ; Francois deTessan, senador, antiguo ministro ; Susset, diputado ; Moro-Giafferri, abogado ; Picasso, pintor ; Philippe Lamour, abogado; Andrée viollis, periodista; Claude Aveline, escritor;Jean Guéhenno, escritor; Maurice Delépine, abogado.

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L A C I E N C I A E N E L M U N D O

DOS CONGRESOSMientras en la U. R. S. S., el país del socialismo, los más

eminentes sabios del mundo se han le'vantado con toda libertadpara elogiar la obra del régimen soviético en favor del progreso,de la ciencia y de la humanidad, y para condenar la barbariede la guerra, en la Alemania fascista, el congreso internacionalde Derecho Penal, bajo la presión y las maniobras de los «pro-fesores» movilizados en número capaz de decidir las votaciones,por el Gobierno de Hitler, adopta resoluciones que suponen unescarnio a la conciencia jurídica del mundo, intentando justificarlos métodos crueles refinados de la represión nacionalsocialistabajo la capa de la ciencia.

La absoluta indefensión de los procesados, los Tribunales dehonor, la esterilización, la decapitación con hacha, etc., todo cuán-to hoy constituye el sistema penal alemán y representa un re-troceso de las posiciones conquistadas a través üe siglos por lacivilización burguesa en la práctica y la teorta del Derecho Pe-nal, a las formas anticientincas de tipo religioso y cruel de laEdad Media, han sido revestidas de un carácter científico por elsimulacro de Congreso Mundial celebrado bajo la dictadura nazi.En oposición a ello, el congreso celebrado en Moscú —del quedamos una reseña a continuación— señala vivamente el contrasteentre dos mundos. El mundo agonizante, sombrio y tortuoso delfascismo que retrocede hasta la edad media e intenta convertira la ciencia en un vil instrumento de defensa de sus bastardosintereses, en un instrumento al servicio de la represión y dela guerra. Y el mundo joven, creador y optimista del socialismo,lleno de entusiasmo en la obra de la ciencia que toma dé lasmanos de la burguesía, para llevarla adelante con esfuerzo y he-roísmo por la paz y la liberación de la humanidad.

El XV Congreso Internacional deFisiología en Leningrado

Con la asistencia de más de mil quinientos delegados se hacelebrado recientemente en Leuingrado el XV Congreso Inter-nacional de Fisiología. En el Palacio Onritzki, donde antigua-mente se reuma la Duma, las más destacadas personalidades delmundo científico han tenido ocasión de apreciar el magníficodesarrollo de ]a ciencia en la U. R. S. S. y de conocer las activi-dades de los jóvenes sabios e investigadores soviéticos, precisa-mente en una época en que, como dijo el profesor americanoWalter Cannon en la sesión de apertura : «Los gobiernos cuyafuerza parecía basarse sobre sólidas tradiciones han desaparecidocomo sombras, dejando paso a nuevas formas gubernamentales ;nuevos factores han aparecido. La depresión económica mundialha traído consigo una reducción considerable de las subvencionesdestinadas a los trabajos científicos. La parálisis generial amena-za. Sabios a quienes la ciencia debe mucüo y que han adquiridouna reputación merecida en el mundo, son destituidos y arras-tran actualmente una vida llena de privaciones. Muchas Univer-sidades ha-n cerrado sus puertas, otras han perdido su antiguopapel social que consistía en ser un refugio para los sabios, enproteger la libre investigación de la verdad, en saludar y ánimar loda idea nueva».

Ante este trágico panorama de la vida cultural en el mundo,el Estado Soviético aparece como ese refugio de que habla el pro-fesor Cannon, saludando y animando toda idea nueva. Y estarealidad no ha escapado a los ojos de los investigadores extran-jeros que, considerando la profunda transformación sulrida porla U. R. S. S. como un «experimento en gran escala», han ex-presado francamente su entusiasmo por los resultados obtenidos.

Discurso de apertura de I. P. PaulovEl 9 de Agosto el profesor Paulov, después de haber declaradoabierto el XV Congreso Internacional de Fisiología, pronunció

el siguiente discursoEn nombre de todos los fisiólogos soviéticos, saludo a nues-

tros queridos colegas aquí reunidos, llegados de todos los luga-res del mundo y a los que deseo sinceramente que el tiempo quepasen en nuestro país les sea útil y agradable. Es la primera vezque un congreso de fisiología se reúne entre nosotros ; la fisio-logía nos es una ciencia joven. El padre de nuestra fisiología,Setchenov, fue el primero en enseñarnos, no según un manual,sino como especialista ; fue el que formó la primera escuela defisiólogos de nuestro país, Setchenov fue el promotor de las in-vestigaciones fisiológicas en una gran parte del mundo. Es poresto por lo que hemos creído un deber ofrecer a los miembros delCongreso sus mejores obras y una medalla con su efigie.

La utilidad múltiple de los congresos internacionales es detal modo evidente y ha sido tan a menudo tratada, que me li-mitaré a scñalaí algunas particularidades que tienen especial im-portancia en el caso presente.

Hace mucho tiempo que nosotros, fisiólogos, y ya lo hemosdioho varias veces, adoptábamos definitivamente, como ya se hadicho en otros congresos, una resolución sobre lo que se ha con-venido llamar las cuestiones de programa, dicho de otra ma-nera, las cuestiones que en una época dada promueven a los pro-blemas un interés particular; por otra porte, las comunicacio-nes particulares deben subsistir, es posible que precise solamentelimitar su número, Es necesario organizar sesiones plenarias a las

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cuales serán invitados especialistas de la cuestión examinada asícomo los representantes de tendencias adversas. En estas reunio-nes, especiales y llenas de interés para el estudio de un problema,las anotaciones de los colegas que no se han especializada en lacuestión pueden ser de un gran valor.

El segundo punto, sobre el que insisto, tiene una gran im-portancia en nuestro país. Es la influencia decisiva que ejercenestas asambleas, sobre los principiantes, sobre la Joven genera-ción científica. Yo puedo juzgar la "fuerza de esta influencia segúnmi propia experiencia, al venir a mi memoria lrs recuerdos dejuventud, cuando participaba en los congresos de naturalistas ymédicos. Nuestro gobierno presenta actualmente grandes créditospara el trabajo científico y atrae a la ciencia una multitud dejóvenes.

Pasemos al- tercer punto. Por muy diferentes que seamos, todosestamos animados por el más vivo interés para la tarea comúna la cual hemos consagrado nuestra vida. Estamos aauí comobuenos camaradas ligados en muchos casos por sentimientos deamistad manifiesta, trabajamos para reunir definitivamente al gé-nero humano sobre una base racional. Pero si estalla la guerra,muchos de aquí se alzarían contra otros y, precisamente, en elterreno de la ciencia, como ya se ha producido más de una vez.Ya no querríamos encontrarno's tan a menudo, reunimos comolo hacemos hoy, aun nuestra forma de apreciar el valor cientí-fico «am'biarfa.

Puedo comprender la grandeza de una guerra de emancipa-ción, sin embargo, no dejo de negar que la guerra es, en sí mis-ma utl medio salvaje de resolver las dificultades de la vida (aplau-sos entusiastas), un medio indigno de la inteligencia humana yde sus inmensos recursos.

Podemos vei hoy un deseo general de paz y una aspiraciónuniversal de conjurar la guerra por medios más eficaces que losque hasta ahora se han empleado. Y estoy satisfecho al contem-plar que el gobierno de mi potente patria socialista en el cursode- su lucha por la paz, ha proclamado por primera vez en lahistoria : ^Nosotros no queremos una pulgada de terreno ajeno»(Aplausos.) En esta lucha por la paz debemos sentir su importanciacon una fuerza particular, tomar parte en ella todos, en tanto quecomo buscadores de la verdad debemos añadir que la más es-

tricta justicia debe ser observada en las relaciones internaciona-les {aplausos), pues ahí está precisamente la mayor dificultad.

Para terminar, nosotros, fisiólogos soviéticos, tenemos que ex-presar un gran reconocimiento a nuestro gobierno que jnos hahecho posible que recibamos a nuestros huéspedes de una ma-nera digna de ellos. (Aplausos.)

Paúl Signac, gran artista revolucionario,fallece

En la tarde del 15 de Agosto pasado, Paul Signac murió, aque-jado de una crisis de uremia ; tenía setenta y dos años. Falleciócon pleno conocimiento y completa fuerza, al día siguiente deun viaje de estudios por el sur de Francia y Córcega. Algunashoras antes de morir, preguntó a Marcel Cachin, que era uno desus más antiguos amigos :

—¿Cree usted que todavía podría pintar?Murió con la inquietud y el interés de lo que había sido su

profesión y su misión. Este gran artista, que con Seurat desem-peñó un papel considerable en la evolución de la pintura fran-cesa, pasado el impresionismo, presidiendo durante años los «In-dependientes», era uno de los más elevados ejemplos que puedenpresentarse a los artistas.

Toda su vida estuvo dominada por una doble fidelidad, a suarte y al proletariado. Del anarquismo de su juventud, fue alcomunismo. El espectáculo de lá U. R. S. S. y de sus victorias,habían llegado a ser para él una de las razones esenciales devivir y crear. Estaba en la primera fila de los escritores y ar-tistas que ofrecen su valor intelectual al servicio del proletariado.Y los obreros de París vieron con frecuencia en la tribuna delos mítines sus pesadas espaldas, su rostro poderoso de artesanoo de marino. Era miembro de varias organizaciones revolucio-narias y uno de los fundadores de la A. E. A. R.

NUEVA CULTURA saluda la memoria de Paul Signac y dirige atodos los suyos su fraternal dolor.

EL DINERO SOVIÉTICOI-a revolución socialista ha abolido las leyes capitalistas de la

circulación fiduciaria y sometido ésta al régimen de plan del Es-tado obrero. El dinero en la U. R. S. S. es un instrumento de con-trol de la producción y de la repartición del producto social.

En la sociedad capitalista, la 'parte del producto social repre-sentada por tal o cual unidad monetaria está determinada por laley del valor, basada en la concurrencia, y los precios de las mer-cancías escapan allí a la reglamentación del Estado. El valor deldinero depende, en los países capitalistas, de los caprichos de unaproducción y de un mercado inorganizados. En la economía sovié-tica, es el mercado organizado del Estado y de la cooperación loque desempeña el papel más importante. Teniendo a su disposi-ción iuna masa de productos procedentes de las empresas socialis-tas, el Estado obrero establece, según un plan, los precios del co-mercio de Estado y de las cooperativas. De este modo es el propioEstado el que, por la planificación de los precios, determina laparte del producto social, que cada trabajador obtiene a cambiodel dinero soviético.

La introducción del precio al «por menor» o «detall» único ase-gura el valor único del rublo, soviético ; de esta forma, estable-ciendo un precio «al detall» único e intensificando la circulaciónde las mercancías, la supresión de bonos o cupones de pan es lla-mada a consolidar la moneda soviética... Pero ¿por qué la conso-lidación de la moneda soviética es indispensable en este período delsocialismo ? Una moneda estable es necesaria para desarrollar lacirculación de las mercancías, el comercio soviético. Esto es ab-solutamente necesario para asegurar la ligazón entre la ciudad yel campo y entre las diversas esferas de la economía soviética, enla que el grado de mecanización, el rendimiento, la organización yla calificación del trabajo son diferentes.

Resulta que el trabajb socialista, tal como aparece en las em-presas de Estado por una parte y en los Kolkhozes, por otra, difie-re en cuanto a su organización, su grado de mecanización, y surendimiento no puede ser medido por una unidad o medida co-mún de tiempo de trabajo.

Lo hacemos indirectamente, por los precios, es decir, por eldinero. Resulta igualmente que el Estado soviético no puede re-partir los productos de los Kolkhozes directamente ; realiza estarepartición intensificando la circulación de los productos de laindustria de Estado por una parte y de los productos y materiasprimas de los Kolkhozes por otra parte. El tránsito tempranohacia un aprovisionamiento por medio de cambios directos, efec-tuados sin la mediación del dinero, o hacia un reparto mecánico,tendría por único resultado.el desarrollo de la especulación y delburocratismo. El dinero permite al consumidor controlar la cali-dad del producto, el trabajo de la industria, de la agricultura y elcomercio. Si la estructura de la red comercial no llega a satisfa-cer la demanda del consumidor, «dejará de ser rentable, y el Es-tado no le concederá más créditos. El dinero aparece, pues, aquícomo uno de los medios eficaces en la lucha por la calidad de laproducción y contra el burocratismo en el aprovisionamiento. Heaquí por qué el dinero es indispensable en este período del socia-lismo.

En el transcurso del segundo plan quinquenal, el comercio so-

viético se sustituye por la distribución de los productos y la re-partición centralizada. La intensificación de la circulación de mer-cancías coloca al día las reservas no utilizadas de nuestra econo-mía y crea, para los obreros y kolkhozianos, estimulantes suple-mentarios que elevan el rendimiento del trabajo. El desarrollo delcomercio soviético consolida el rublo soviético y aumenta su valorEsto se realiza tanto por la intensificación de la circulación de lasmercancías (en la etapa de la supresión de bonos y del crecimientode la producción socialista en general), como por nuestra políticade reducción sistemática de los precios. Durante el segundo planquinquenal, los precios al «por menor» del. comercio de Estado yde cooperación bajaban a 35 por 100. Esto significa que el valor delrublo soviético, expresado por la cantidad de mercancías obtenidasen el cambio, aumenta en la misma proporción. La baja de pre-cios se realiza no solamente en el comercio de Estado y en lascooperativas, sino igualmente en el mercado agrícola kolkoziano,en donde se hace y se hará aún con ventaja sentir la supresión delos bonos de pan y la fijación por el Estado de un precio al «de-tall» único.

De este modo, una moneda estable, basada sobre un precio «alpor menor» único, somete favorablemente el movimiento de losprecios en el mercado kolkoziano a la influencia del Estado y desu plan. El capitalismo ha dejado como herencia al Estado obrerouna moneda en continua y rápida depreciación ; casi veinte milmillones de rublos estaban en circulación antes de la revoluciónsocialista de Octubre. Actualmente, aunque la producción de laindustria socialista sea en más de cinco veces superior a la <lc laindustria de ante-guerra, la cantidad de dinero" en circulación esinfinitamente inferior a la de antes de la revolución. Esto demues-tra el aumento considerable del valor del rublo soviético en rela-ción al valor del dinero que nos dejó el capitalismo moscovita.Nuestro Estado determina la cantidad de dinero en el mercado se-gún el volumen del intercambio de mercancías y el nivel de losprecios. El mecanismo de la circulación fiduciaria soviética tienede particular que el dinero entra en circulación por intercambiodel sistema de crédito. De esta manera, la cantidad de dinero encirculación corresponde a las necesidades del comercio : el au-mento temporal de la producción y de la circulación experimentaun aflujo de dinero en el mercado ; cuando, por el contrario, labaja temporal del volumen de la producción y de los cambios dis-minuye la necesidad de dinero, el Estado, por intermedio del sis-tema de crédito, retira el excedente de la circulación. Este es elplan de crédito que permite al Estado soviético dirigir este pro-ceso. La circulación fiduciaria soviética forma parte del plan so-cialista en el que el dinero constituye uno de los instrumentos. Esel plan de la reproducción socialista que legisla en el comercio.

Toda utilización del dinero y del comercio con fines no socia-listas, susceptibles de contrarrestar el plan del Estado y de mal-gastar las riquezas del pueblo, es considerada como una deforma-ció*n burguesa, incompatible con la política del Gobierno y losintereses de la clase obrera. La consolidación de la moneda sovié-tica y el desarrollo del comercio constituyen, en estas condicio-nes, uno de los medios de lucha contra las supervivencias del ca-pitalismo en la economía y en la conciencia de los hombres...

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ESPAÑA(Textos tomados de los libros «España» e «Ingleses-

Franceses-Españoles>, de Salvador de Madariaga, repre-sentante de España en la Sociedad de las Naciones)

«El español ni es ciudadano de un Estado igualitariocomo el francés, ni socio de una sociedad nacional comoel inglés, ni subdito de un imperio como el italiano o elalemán de hoy. Es un hombre». (España, pág. 25J

La condición humana: Casas Viejas

«Para el español, la vida es, ante todo: estética y pasi-va. Otros avanzan por el camino del progreso; él perma-nece quieto, quizás con la sensación subconsciente de quelos demás caminan hacia el estado que él alcanzara porintuición. No busca los acontecimientos; no se esfuerza endesviar hacia sí la corriente de la vida».

(Ingleses—Franceses—Españoles, pág 297J

Por los soviets en1 Asturias

«Por otra parte, el instinto de conservación de la pro-pia libertad, tan fuerte en el español, le hace rehuir todaslas formas de cooperación social, ya que tienden a escla-vizar al individuo y a reducirlo gradualmente al papel depieza de maquinaria». (España, pág. 25)

Vista parcial (habían muchos más) del mitin de Gil Robles en Mestalla

A TRAVE«La fraternidad de los hombres es para el español un

hecho arraigado, demasiado hondo, uno de esos datosprimarios de la naturaleza que no tanto se aceptan comose traen al nacer».

(Ingleses—Franceses—Españoles, pág. 2S3J

El abrazo entre hermanos

«El campesino castellano, espartano y sencillo, recibepor la retina el impacto directo de la civilización occiden-tal que le aportan las películas cinematográficas, y ¿quiéndirá la hondura y dirección de los efectos producidos ensu carácter por el espectáculo de lujo y brillantez súbita-mente revelado a su inocencia? Cinematógrafos, receptoresde radio y automóviles son fermentos más poderosos quelibros y periódicos para una raza que prefiere el elementoespiritual directo de la experiencia, y no en conserva,como le dan los libros. El pueblo español es gran consu-midor de cinmatógrafos, receptores de radio y automó-viles. Es todavía pronto para nacerse una opinión sobrelos resultados de esta experiencia».

(España, pág. 344J

Jack Holt y Muriel Evans en el originalisimo, sugestivoy cultural film con que harán su presentación esta

temporada en las pantallas españolas

«También se observan cambios importantes en lo queatañe a las mujeres. Tiene España en el extranjero, repu-tación de país en el que las mujeres son seres sin impor-tancia y reducidas a semiesclavitud. Esta opinión procede,desde luego, de la ignorancia, y han habido extranjerosque llegaron a curarse de su error con sólo casarse conespañolas».

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S DE LAS GAFAS DE DON SALVADORDE MADARIAGA

«En este criterio dramático del español se observarásu sentido del hombre. Su sentido del universo se mani-fiesta en su tendencia a fundar instituciones políticassobre la base más amplia y universal posible, es decir,sobre la base religiosa».

{España, pág. 26)

Precioso y variado espectáculo

Nueva catolicidad: 11 de Mayo 1931

«En el fragor de sus luchas partidistas, ni aún los mis-mos republicanos parecen, a veces, darse cuenta de lainmensidad de la labor ya realizada. Sólo el haber dadoen tierra con la trinidad de los obstáculos que tanto re-trasó la evolución española—la dinastía, mal llamadaMonarquía; lo oficialidad, mal llamada Ejército; la clerecía,mal llamada iglesia—es en sí un triunfo maravilloso, sinomilagroso. Y en los momentos de desaliento, todo republi-cano puede reconfortar su ánimo con el espectáculo de unaEspaña queya no tiene más remoras para su avance espiri-tual y material que las implícitas en su propio carácter».

(España, pág. 1)

Guardias ingleses, con el típico casco de guardia inglés,pegando a los obreros ingleses

Guardias franceses, con el típico gorro de guardia francés,pegando a los obreros franceses

Las garantías constitucionales

«El ideal de una colectividad bien organizada se des-vanece al examen. En realidad, no conocemos concreta-mente criterio alguno para definirlo».

«No hay otro fin último que el individuo».«Respondamos que la variedad admirable de caracteres

nacionales que el mundo nos muestra, es una de las ma-nifestaciones de la riqueza espiritual de la creación, y que,como tal, los hombres deben al Creador, respeto porese «don», y a sí mismos, capacidad para gozar de esteespectáculo».

(Ingleses—Franceses—Españoles pág. 301,)

Guardias españoles, con la típica gorra de guardia espa-ñol, pegando a los obreros españoles

(Montaje de fosé Renau)

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FRESCOS SOBRE LA GUERRA(Max Aub ha escrito un fresco dramático en multitud

de cuadros, contra ¡a guerra. Damos hoy algunos de ellos.Escritos para ser representados sucesivamente, creemosque la imaginación de nuestros lectores será suficiente;para crear el escenario.)

EL PARLAMENTARIO.—Habéis aprobado con una unanimi-dad conmovedora todos los proyectos que el gobierno os presentó.Derechas e izquierdas: gracias en nombre de Rojlati«Ta. Ahoratendrán que suspenderse las sesiones. Aun así, la Cámara sigue ensesión permanente ; la cohesión con el gobierno es perfecta ; noes este un gobierno de partido, sino un gobierno nacional. (Gran-des aplausos.) Somos los verdaderos representantes de Rojatierra.Me permitiréis, antes de terminar, saludaros como si fueseis lanación entera, de la cual sois los dignos mandatarios. (Grandesaplausos.)

Saludo también a todos los partidos, confundidos hoy en ladirección de la patria. (Grandes aplausos.)

Saludo nuestra gloriosa juventud, que metódicamente organi-zada, marcha hacia las fronteras con la frente alta y el corazónenardecido. (Grandes aplausos.) Y saludo a Rojatierra. (Conmo-vidisitno:) Miradla, miradla: alta, fiera arrogante, con el torsofuerte, llevando en la mano la bandera que cobija nuestras espe-ranzas y nuestros orgullos. (Bravo, grandes aplausos.)

Ahora elevémonos a la altura de los recuerdos gloriosos denuestra historia ; miremos el porvenir cara a cara ; seamos hom-bres y derechos aclamemos una vez más a Rojatierra inmortal.(Frenético entusiasmo.)

(Sobre uno de los tablados laterales, un obrero.)EL OBRERO.—(En tono de mitin, al público:) ¿Estáis con-

formes en que eduque vuestros hijos para defender únicamente lasansias capitalistas ?

¿Estáis conformes en qiue vuestros hijos sean muertos, muti-lados, deshechos, porque el petróleo, el carbón o el oro sean abun-dantes en tal o cual parte del globo?

¿ Estáis conformes en que diariamente se gasten en el mundohoy, mañana, pasado, cada día ochenta millones de pesetas en pa-gar generales y tenientes, en fabricar balas y obuses mientras losobreros y los campesinos ni saben leer ni tienen qué comer?

¿ Estáis conformes, compañeros, en hacer todo lo posible paraque no haya más guerras ?

Gritad sólo, únicamente, pero todos a la vez . «NO QUERE-MOS HACER LA GUERRA, y...»

(Desde el público ha salido un tiro ; el obrero cae muerto, laftente ensangrentada.)

(Una escuela de pueblo: pupitres, niños y niñas; el maestro.)EL MAESTRO.—El 16 de Marzo de 1535 se afrontaron los dos

ejércitos en la llanura del Gramos. Nuestros soldados, cansados,sin municiones casi, donde prevalecían los niños, acamparon sintiendas de campaña, amontonados en el fango. El mariscal Volneyandaba entre ellos alentándolos. De entonces data esta frase in-mortal : «No se ganan las batallas con municiones, sino con elcorazón.» Duran, suba usted a la pizarra y escriba. (Sube el niñoy escribe al dictado.) «No se ganan las batallas con municiones,sino con el corazón.» Sólo el genio óe nuestra Patria puede su-gerir gritos como éste. Al amanecer, los soldados rojos iniciaronun movimiento envolvente. El mariscal Volney mandó replieguedel ala derecha hacia Pueblo Alto y el movimiento quedó des-virtuado. La batalla se hizo general. Y nuestros soldados, muer-tos de fatiga, sin .municiones, unos niños casi, resistieron heroi-camente la acometida brutal. Descalzos, apoyándose unos enotros, no cedieron un centímetro de terreno. Los heridos alenta-ban a sus compañeros : «Haced una barricada con nuestros cuer-pos», gritó el joven Santa Fe, cuyo monumento habrán ustedesvisto reproducido tantas veces y que se alza a la entrada deLPaseo Nuevo de nuestra capital. Se sucedieron los ataques. Cayóla noche. Una gran victoria más se apuntaba en el libro gloriosode la patria. (Pausa dramática.) El 30 de Agosto del mismo año...Dígame, Martínez, ¿qué sucedió el 30 de Agosto de 153.S?

NIÑO.—(De carrerilla.) Tratado de paz de Grijente. Én él ganábamos el Medionte y las Escarpadas. Y él ¡príncipe Filipo ca-saba con la infanta Margarita, que traía en dote la chidad de No-ria y el principado de Montera.

MAESTRO.—Muy bien. A ver, González, ¿qué consecuenciastrajo ese matrimonio ?

NIÑO.—(De carrerilla.) En 1543, por haber repudiado el prín-cipe Filipo a la infanta Margarita, se declaró la guerra, que lue-go se llamó de los catorce años.

JUEZ 1.—Se le acusa de negarse a efectuar trabajo alguno. Dehablar en contra de la seguridad de la patria. Primero en la fá-brica A. B. 487. Cuando se convirtió en fábrica de municiones,inició usted la rebelión cruzándose de brazos y pronunciandofrases derrotistas. Trasladado al frente se ha negado a coger mnfusil, ¿qué tiene usted que alegar?

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ACUSADO.—No tengo nada que alegar. Tengo que acusar.Tengo que acusarles a "ustedes por asesinos, porque aquí el fis-cal soy yo.

(Los tres jueces se levantan, extendiendo el brazo.)LOS JUECES.—Que le fusilen(El acusado desaparece como por escotillón y se oye una des-

carga. Aparece otro acusado.)JUEZ 2.—Se le acusa de haber reunido una veintena de com-

pañeros suyos y haberlos alentado a la rebelión. De haberse ne-gado a querer disparar hacia el enemigo.

EL ACUSADO.—Los enemigos son ustedes, ¡canallas!(Los tres jueces se levantan y extienden el brazo. Desapare

ce el acusado y se oye una descarga. Aparece otro acusado.)JUEZ 3.—Se le acusa de haber intentado entablar conversa-

ción con el enemigo. De haber pronunciado palabras de paz cuan-do nuestra gloriosa patria está en peligro. Todo ello prueba irre-futablemente que está >usted a sueldo del enemigo. ¿Qué tieneusted que decir ?

EL ACUSADO.—Mierda.(Los tres jueces se levantan, extienden el brazo ; desaparece

el acusado y.se oye una descarga. Aparece otro acusado.)PRIMER JUEZ.—Se le acusa de hacerse el desentendido a

todo. De hacerse el imbécil, de no querer coger un arma.EL ACUSADO.—No quiero hacer la guerra.(Los tres jueces se levantan, extienden el brazo, desaparece el

acusado y se oye una descarga.)Ahora los jueces, uno tras otro, van acusando levantándose

por turno, sin pronunciar palabra inteligible, murmurandofiases, y los acusados responden, cada vez, clara y terminante-mente).*

LOS ACUSADOS.—No quiero hacer la guerra.(Cada vez es más rápida la escena. Tiene que llevarse in eres

cendq con sumo cuidado. De ocho a diez veces. Hacia el finalel ruido de las descargas es casi ininterrumpido. Según van sa-liendo lo* acusados en el tribunal desaparecen automáticamentediciendo cada vez más deprisa y más fuerte «No quiero hacer laguerra». Los jueces, cansados, ya no hacen sino extender el bra-zo. Cuando se haya logrado eí máximo de velocidad por todoslos medios practicables empiezan a surgir los acusados, con lasfrentes ensangrentadas. Surgen y bajan, como un mar, hacia el tri-bunal ; empuñan pistolas. Se espantan los tres jueces, tocan insis-tentemente sus campanillas, al ver que no acude nadie intentanfugarse. Están situados de espaldas al público. Los acusados—apuntando naturalmente, también, al público— los acribillan abalazos. Lentamente empiezan a cantar la Internacional, todo elmudo que se halla en escena. Sube de pronto el tono. Y la luz.)

AL COMITÉ LUIS DE SIRVALLa muerte de Luis de Sirval es la culminación —y hoy ya el

símbolo— de la represión contra las fuerzas vivas de la nuevahumanidad española, de un Estado agónico representante de cuan-to viejo, muerto y sucio pesa sobre nuestro pueblo. En nombrede la libertad de "pensamiento, de la defensa de la cultura revo-lucionaria y de todos los caídos en la lucha, NUEVA CULTURA pideun puesto entre vosotros y se ofrece a colaborar con entusiasmoen vuestra justa campaña.

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EL MITO SANGRIENTOEn su informe del XVII Congreso del Partido Comunista, el camarada Stalin

habló de los planes de guerra que existen en los círculos de los políticosburgueses. Ha caracterizado uno de estos proyectos de la siguiente forma

iHay gente que piensa que la guerra debe ser organizada por la traza pe-rior», es decir, por la raza germánica contra la «raza inferior», contra los eslavos,y que únicamente, una guerra de tal índole puede ofrecer una salida a 1. situa-ción presente, pues ia «raza superior debe fecundar la «raza inferior» y dominar1a».

Estas palacras del camarada Stalin nos dan una explicación perfecta de. la«teoría racista», que constituye uno de los medios más genuinos de la propagandafascista.

Esta teoría de raza, que, según las palabras de Stalin «está tan lejos de laciencia como el cielo de la tierra» — es la piedra angular, la base de la teoría fas-cista sobre el arte.

La Alemania de Guillermo unce el arte y los artistas a su carro imperialistaEl fascismo alemán, que no tiene casi tiempo para preparar la matanza sangnepta,moviliza el arte con miras a sus fines militaristas desde el primer momento de suexaltación al poder. Dejemos de un lado a las mezquinas gentes, a toda clase desabios, doctores y profesores del arte alemán, a los pequeños propagandistas, queretozan, anhelan, investigan, garrapatean y pregonan áridamente por la nece-sidad absoluta de un arte alemán «pura sangre», alemán «hasta la médula de loshuesos». Basta hablar del «Fiihrer» y de sus dos principales lugartenientes queson «las máximas autoridades» en el arte.

El discurso más grande y el «más importante» de Adolfo Hitler en el congresodel partido celebrado en Nürenberg, íué consagrado a las cuestiones del arte. Estediscurso, pronunciado en ocasión de dicho congreso, expone el «punto de vista»fascista sobre la raza, clama por el «renacimiento en el arte del hombre ario» yfinaliza con los siguientes términos :

«Que los artistas alemanes comprendan en su verdadero y jlusto sentido, todala importancia del problema que el pueblo alemán se impuso. En la época en que}a «estupidez y la injusticia» reinan en el universo todo, les invocamos a que to-men sobre sí mismos el iproblema de la grandiosa defensa del pueblo alemán pormedio del arte alemán.»

Como acabamos de mencionar la «grandiosa defensa», debemos recordar, queel aforismo preferido del «Fiihrer» es la frase «el golpe es el mejor quite», lo quesignifica que el ataque es el mejor medio de defensa.

El fascismo necesita del artista no con el fin de defensa. Le llama al ataque.«Únicamente, se comprenderá bien la necesidad de atacar a Francia, cuando eldeseo de vivir no esté dominado en su totalidad por la táctica pasiva de la de-fensa» (Hitler, «Mi lucha»). Pero no se habla solamente de Francia. Sino tambiéndel «Oriente», es decir : de Polonia, Crecoeslovaquia, etc., «razas inferiores», yaún más de otra raza. «De cuál? Hitler no guarda el secreto :

«Si podemos hablar en el presente de un nuevo territorio en Europa parael pueblo alemán, tenemos a la vista Rusia y los Estados limitrofes que la estánsometidos.»

En realidad, el arte fascista ha dado ya materiales concretos para esta teoríaantes de su advenimiento al poder. Son los numerosos libros sobre la guerra enOriente y en Occidente ; numerosos films bélicos, cuadros de batallas y monu-mentos militares, que han sido creados y han llegado a populares bajo la protec-ción de los soeial-demócratas. El arte revolucionario del proletariado, sus libros,su pintura, sus exposiciones de arte, al igual que sus dibujos y cuadros de natu-raleza revolucionaria, eran prohibidos y destruidos por la social-democracia di-rigente entonces, mientras que el arte fascista podía prosperar y desanollarselibremente en el transcurso del último decenio.

Pero pudiera ocurrir que esta ligazón entre el chauvinismo sangriento y elarte no se deba más que a una explicación fortuita, a un pensamiento originaldel «Fiihrer». De ningún modo. Altred Rosenberg busca afanosamente una base«Científica» para los puntos de vista de Hitler. Esta base es poco más o menosesta :

Los pueblos arios han aportado al mundo, cuanto en éste hay de precioso ene- curso de la historia mundial. La India Aria ha contribuido con la metafísica ;TNersia, con la religión ; la Hélade Aria, con el ideal de la belleza absoluta, laRoma Aria, con el gran estudio del Estado.

Pero, ¿ con qué ha contribuido el pueblo germánico ? ¿ Qué. han portado losalemanes ?

«La Europa alemana ha contribuido con el brillante ejemplo de la humanidadaportando el análisis del carácter, base de toda ética, el valor superior del serseptentriona.1, la idea de la conciencia libre y de la nobleza.»

¿ Y todo ello tiene algún punto de contacto con el arte ?Rosenberg contesta afirmando : «Si».«La conciencia del papel creador de Europa ha llegado a constituir el tema

de la religión europea y de la ciencia alemana, así- como del arte septentrional.»¿Cómo se puede dar a esta «creación» la forma chauvinista necesaria al ca

pitatfismo? Muy simplemente.«La nobleza, lo más íntimo del espíritu del hombre alemán» ha impulsado

con nueva e inusitada fuerza todo el arte, toda nuestra música. Nos referimos,tanto a las canciones y composiciones dramáticas de Sehubert como a los cantosépicos, así como a la marcha militar de Prusia.»

Todas estas citas están tomadas del extenso libro de Rosenberg «El mito delsiglo xx», en el que discursea sobre la teoría del arte, salpicando sus elucubra-ciones filosófico-estéticas con frases tan encantadoras como esta :

«El mito contemporáneo es tan heroico como la raza humana de hace aos milaños ; con la muerte de los dos millones de alemanes que perecieron durante laguerra mundial por «Alemania», se ha frustrado el siglo xix, de tal modo, quela secular influencia de los mitos es tan viva en los corazones de lo^ sencillos campesinos y valerosos obreros, como en las almas de los pueblos germánicos queatravesaron los Alpes en remotos tiempos.»

Es necesario crear mitos : he aquí el problema del arte. Es necesario crearmitos que nos digan que los «foreros y campesinos alemanes han perecido, no porlos intereses del capitalismo alemán, sino en nombre de «Alemania», de ese modopodréis propagar la idea de que la guerra futura estallará, no a causa de los in-tereses del capital monopolista alemán, sino en nombre de las «ideas» del nacional-socialismo.

Sería conveniente detenernos en los medios que se han asignado al arte ale-mán por el supremo dirigente del mismo, el ministro de propaganda Goebbels.

T C H A P A I E F FFilm soviético de los hermanos

Wassilieff... La historia del cinema soviético se desarrolla

porperíolos quinquenales bien dejwidos.El período más notable es, pur añora, el cuarto,

fian jtniUizado ya tres perioavs; he aquí el adveni-miento del enano.

Si los primeros cinco años del cinema soviéticofueron, ante todo, fuertemente influenciados por elesjuerza realizado en la organización económica, elsegundo y el tercer penoavs han puseiao caaa unoae ellos un carácter estilístico claramente aetermi-nado. Estas dos épocas representan dos aspectos muyaferentes y transitorios de nuestio cinema.

Al mismo tiempo que cronológicamente se suce-den, se hallan en aosoiuia oposición la una con laotra.

Esta oposición no reside, de ningún modo, en elhecno de que el tercer pexiodo quinquenal juera so-noro y haolado y el segundo muao, aunque nuestrosfunis mudos hayan producido ruiaosa aamiracióny polémica en el mundo entero.

L.0 diferente consiste en sus maneras. Son dis-tintos, Hasta el punto de excluirse, a veces, mutua-mente. En todo caso, su contradicción teonCa es aO-soiuta. Es suficiente, para darse cuenta de eiio, elcomparar los films del segundo periodo con los deltercero.

"La madre" y "El desertor", "El Arsenal" y"Montes de oro'', "Potemkine" y "Un encuentro".

Todos estos films, aunque bien distintos unos deotros, están continuamente impregnados del carác-ter y sentido de la época en la que fueron creados.

Es en este instante cuando llegamos a lo que harátan maravillosa la cuarta etapa de nuestro cinema:esta etapa o período será el de la síntesis que reunirátos dos estilos contrarios de las dos precedentes.^.Todavía ayer no se podía más que adivina, y prever.Pero hoy lo vemos. Hoy, el hermoso fllrti Tchapaieff" nos lo anuncia desde el "écran".

¿Cuáles son las razones por las que "Tchapaicff"debe ser considerado como una obra admirable ysignificativa i Una nada más: este film ha sabidointroducir en la cultura cinematográfica de una etapatodo aquello que creó la anterior, y esto sin compro-misos ni claudicaciones, ligando orgánicamente loselementos hasta aquí opuestos.

Este film ha tomado el estilo poético y la gran-deza patética de un período y le ha inyectado la pro-fundidad temática del otro, en el que la imagen pal-pitante de vida del hombre era el centro del film.LOS Vassiliejf han sabido crear, de este modo, tiposy cuadros inolvidables.

Conservando la forma épica tan característica enlos comienzos de nuestro cinema, los realizadores de"Tchapaieff" supieren crear numerosos tipos he-roicos con una brillantez y fuerza tales como no sehabía logrado hasta aquí, nada más que en los te-mas tradicionales. ¿Shakespearef ¿Continuadoresde Shakespearet Ciertamente, sí, aunque en reali-dad no se les puede considerar como nietos directosde Lear, de Macbeth y de Ótelo. La poética de "Tchapaieff" no está situada dentro de la línea shakspe-riana; pero se encuentra con regularidad el estilode las crónicas históricas de Shakespeare. La pro-yección de "Tcfiapaieff" significa el comienzo delcuarto período quinquenal del cinema soviético, delperíodo que nos trae la síntesis gracias a la cual to-dos ios éxitos anteriores del cinema soviético llega-rán a constituir, sin que haya lugar a concesiones, elinflujo benéfico para millones de hombres y de mu-jeres del pueblo, inspirándoles nuevos actos de crea-ción, de lucha y de heroísmo.

La victoria de "Tchapaieff" es la primera victoriaen este sentido.

Ni tan siquiera uno solo de entre nosotros pusojamás en duda la potencia del- cinema soviético.

Mas tampoco quisimos hablar nunca de triunfocuando, según nuestra opinión, las obras no lo me-recían absolutamente. Más de una vez hemos per-manecido indiferentes ante la proyección de másde un film.

No es ello un síntoma de pesimismo. Al contra-rio, demuestra las grandes exigencias que pedimosimperativamente a nuestro cinema.

Pero actualmente, en este día de fiesta del cine-ma soviético, tenemos el derecho de decir, con todoel inmenso júbilo justificado que sentimos tan pro-fundamente ante esta nuestra pqtencia cinematográ-fica, que no conoce ni concesiones ni compromisos:

«¡ Por fin !»(Literaturnaia Gazeta Moscou.)

S. M. EINSENSTEIN11

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En su discurso pronunciado ante los representantes del arte alemán, imprimióuna «tendencia romántica» a este arte, caracterizándolo del siguiente modo :

«No diremos que es agradable morir, pero no hay más remedio que declarar :la muerte es horrible, pero si es preciso, moriremos.»

Así, pues, el arte debe orai a la muerte, a la muerte heroica.Es del todo claro, que el objeto de la teoría y de la práctica del arte fascista

es ahogar, ocultar en Alemania la lucha de clases, aherrojar la «nación» con lascadenas «de la comunidad de los intereses nacionales» en una mole, atarla «por lasangre» y hacer un :,ueblo armado y entusiasta, que luchará contra el .proletariadorebelde en Alemania y más allá de sus fronteras se batirá contra la revoluciónvictoriosa del proletariado, contra la U. R. S. S.

¿Cuál es, pues, la práctica del arte fascista? Las ediciones periódicas especíales demuestran que el arte figurado o simbólico desempeña el papel primor-dial. Las S. A. son los protagonistas principales del arte alemán ; las S. A. cono sin Estandarte, con una cruz gamada, abrazando al obrero «liberado» (al qué losfascistas ¿an quitado sus derecnos) y el «despensero de la nación», es decir, elcampesino (que no tiene derecho a disponer de sus tierras). La piutura se exaltaen paradas fascistas, en cuadros de campos de la S. A., de la juventud movilizada.

En lo que respecta a la música, se puede juzgar de su «celo» por la «Sinfoníaalemana» que se toca en todos los conciertos y se trasmite por todas las estacio-nes de T. S. H. Esta sinfonía comprende las siguientes partes : «Primera parte :el vigor alemán ; segunda parte : ia sinceridad alemana ; tercera parte : la ale-gría alemana ; cuarta parte : ila valentía (alemana ; quinta parte : la fidelidad ale-mana...»

¿ Y ©1 teatro ? «.Durante una semana, las obras siguientes sobre la vida delsoldado y sobre la guerra, han sido presentadas en escena : en Frankfort : «Elamor de un húsar» ; en Breslau : «La traición eu Novarre» ; en Ais : «Ditrichvon Beru» ; en Munich : «La balada militar».

Para demostrar, de' qué modo la literatura está infectada por la influenciafascista, diremos que de los siete libros editados por «Frankfurter Zeitung», cincotratan de temas militares (la guerra mundial, diferentes etapas de la guerra civil,las antiguas guerras alemanas).

Al mismo tiempo, se anuncia también la publicación de seis nuevas novelasmilitares de Verner ¿oimelbourg, y se sabe que Hans Fallada, autor de la no-vela. «¿Pues bien hombrecillo?!, termina su nueva obra titulada «Aquellos quepasan la vida en una oll'a». «El orden social» del gobierno fascista ha llegado de-cisivamente hasta este escritor. Ha descrito ya las atracciones de la vida del cam-po, donde «las S. A. pasan la vida, de la misma forma en una olla». La situación delaite fascista está muy bien caracterizado en un resumen de una audición de laradio en estos términos (transcripción exacta) :

«I a apoteosis-de la presente «mise en scene» (acción) es la escena final. Ve-remos aquí todos los uniformes que han desempeñado un papel cualquiera en lavida de la provincia de BrandenDurgo, desde los coraceros de PosMam hasta lacamisa parda de 193}. Las numerosas banderas y estandartes que han flotado porencima de los amarillos suelos, flotarán ñeiarrienU: al son del himno de HorsteVessel, y entonces Federico el Grande (Otto Gebir), atravesará la escena mon-tado en fogoso caballo y pronunciará las ultimas palabras del testamento delgian rey...»

¿ A qué conduce todo esto ?Stalin lo dijo en su informe :«Se sabe que la antigua Roma consideraba a los alemanes y franceses ac-

tuales del mismo modo que «la raza superior» mira ahora a los pueblos eslavos.Tampoco se ignora que la antigua Roma los tildaba de «raza interior», de «bár-baros», llamauos a estar eternamente sometidos a la raza superior, a la GranRoma, y'entre nosotros, decimos: la antigua Roma tuvo para ello ciertos mo-tivos, ,1o que no se puede decir de los representantes de la «raza superior» delpresente. ¿ Pero, qué 'fia ocurrido ? Ha sucedido que los no romanos, es decir, «losbárbaros» se han unido contra el enemigo común y han trastocado el sentido deRoma con alaridos jubilosos; Ahora se pregunta : ¿Quién garantiza, que las pre-tensiones de los representantes de la «raza superior» no conducirán a idénticosresultados deplorables? ¿Quién garantizará que los fascistas tendrán la mismasuerte que aquellos iemotos guerreros tolerados y sufridos por Roma? ¿No estaríamás cercano de la verdad el suponer lo contrario ?

Nueva CulturaAparecerá el próximo mes de Oc-tubre, en tiraje extraordinario,bajo el siguiente título general:

OCTUBRE1 9 1 7 - 1 9 3 4El camino rojo hacia la libertad

y con el consiguiente contenida:

Lenin, el que nunca muere.Justificación de la violencia como fuerza motriz de*

la Historia.I La violencia como instrumento de la reacción

histórica.II La violencia revolucionaria: desde la Revolu-

ción Franceses, pasando por el Octubre soviético,hasta el Octubie Rojo de España.

La gran novela que quiso escribir el proletariadoasturiano.

Nuevos y últimos aspectos de la titánica experien-cia humana en la U. R S. S: El hombre, el amor, lacultura, la producción, él ejérctio rojo, la juventud...,etc., etc.

Seis fotomontajes a toda plana de Renau y más decincuenta documentos gráficos de alto valor históricorevolucionario.

NOTARogamos a todos los corres-ponsales y camarades, sesirvan indicar urgentementela aota d< pedido de estenúmero extraordinario paraque podamos tener un cál-culo aproximado de tiraje.Comunicamos también a to-dos nuestros lectores ysimpatizantes, que si sesuscriben a NUEVA CUL-TURA, inmediatamente re-cibirán el número extraordi-nario al precio corriente, osea, 0'50 céntimos, pues di-cho número no se servirá

como ejemplar atracado.

UN NOVELISTA SOCIAL: CESAR M. ARCONADALa gente no se ha enterado de que se ha escrito «Los pobres

contra los ricos». Hablo del «vulgo docto», que administra las reputaciones. Amén de los amigos literarios, quienes conocen lanovela de Arconada, son algunos obreros anónimos, que han idotragándose, royendo, alimentándose de las raices españolas quese entrelazan en el recio lienzo novelesco. Hay una crítica delotería que siempre toca, de tono periodístico, ligero, atable, queno ha rozado siquiera la medula de la novela. También otra glo-sa, ya no de añera información y noticia, sino con empaque deensayo profundo, discernimientos encopetados, eutémieos, de sua-vísimas ironías a lo Jarnes y Díez-Canedo, de alusiones y re-ferencias, de «ésto nos trae a las mientes»... y de «Aristótelesnos dice a este tenor»... Crítica en que los temas se deslizan deuno en otro, y todo queda desvaído.

En uno de estos comentarios — de E. Azcoaga —, se ha dichoque «Los pobres contra los ricos» es sectaria. ¿Qué querrá deciresto? ¿Que significa, sobre todo en su tono peyorativo? ¿Es quee! critico que pega desenfadadamente el marbete reprochador esun ente superior a todas las cosas, por encima del mal y delbien?*¿Es que él, como cada quisque, puede sustraerse a la secta,al partido en su más amplia acepción, a la clase, al régimen, ala, historia ?...

Cuando se tilda de sectaria a una obra suele ser porque rom-pe lo estatuido, donde todo hombre se siente ya estrecho. Porquearremete contra lo establecido con miras a un orden nuevo queirrumpe por los puntos de la pluma. Pero ello no significa quequien esté acomodado y bien hallado en el sistema inerte no sea

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sectario. ¿ Qué hace; pues, sino aceptarle y defenderle, por tanto,sintiéndose holgado y contento, asimilando y reflejando sumundo ?...

Abunda un error segün el cual se interpreta la defensa tá-cita de un sistema como imparcialidad, y, por el contrario, comosectarismo, la manifiesta incorporación a una trayectoria histó-rica. De suerte que se oye 3ecir a .menudo : No quiero política,sino buen teatro o buen arte. En tal respecto, quien asiste a unarepresentación de los Quintero, o de cualquier otro malhechorescénico, sale complacido de no ver politica, como si toda esahumanidad, ese orbe moral, consuetudinario e ideológico no cons-tituyera la proclamación y exaltación más sectaria de una polí-tica, que abarca todo el mundo de la historia, la ley, la econo-mía, etc. Pero no es esta coyuntura de tales dilucidaciones. Im-porta otra aclaración concerniente a la adjetivación y encasilla-miento de «social» que adquiere, a las veces, carácter de remo-quete. Se califica de social una novela que recoge, naturalmente,el hecho social, el fenómeno más considerable de cuantos afec-tan a la vida de los hombres y de las ideas. Mas se quiere dis-tinguir con ello otra clase de novelas de un presunto aparta-miento e independencia del acaecer social, como si cada novela,sea cual fuere, no implicara contenido, extracción y consecuen-cia sociales, su «ser», ni más ni menos.

«Los pobres contra los ricos» es una novela. Pura y simple-mente, loda una novela y nada menos que una' novela. ¿Quéprecisa como tal? ¿Lirismo, caracteres, humanidad, tipología,conflictos, pasión, pensamiento, ímpetu y amplitud vitales.,. ?

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Page 13: Nueva Cultura. Número 6. Agosto-Septiembre 1935 · En toda mi vida no lie visto una imagen más bella de voluntad de hierro y de pasión; nunca he-asistido a una expresión tan profunda

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Todo nos aturdirá en «Los pobres contra los ricos» que es unorbe cerrado, un mundo sistemáticamente novelesco, un orden dealte, un principio y un fin, el fin y el principio que puede tenerla vida acotada en'sus más agudas, trágicas y significativas ma-nifestaciones.

¡ Qué exacto título «Los pobres contra los ricos» ! Buen pre-gón, grito de extensas resonancias, proclama de esferas cósmicascasi. Realmente, no hay más que pobres y ricos. No hay ni buenos y malos, ni conservadores y revolucionarios, ni religiososy ateos, ni negios y olancos. Sólo pobres y ricos. Lo sabemosbien los que hemos mamado jugos y savia de la verdad humanade los campos. En las sociedades primarias de los pueblos sesabe bien. La diferencia es trágicamente irremisible. En las ciu-dades modernas el dineio se mueve y el ritmo de vida da, aveces, una apariencia niveladora. En las aldeas los niños de tetalo aprenden para toda la vida, y riqueza y pobreza siguen sien-do referencia primordial. Arconada lo ha revelado magistralmenteen el área novelesca.

Algún crítico ha encontrado «feo» el profundo título, de Arco-nada. Añoraba seguramente los rótulos metafóricos o de arcanastrasposiciones. Otro crítico dice : «Su pauta la forman los díasdel cambio de régimen en un pueblerino cualquiera, con botica,ayuntamiento, soleada plaza mayor... Pero es igual. Lo mismopodía haber elegido, cualquier otro hondo motivo. Porque aquíla novela es un pretexto para decir todas las cosas que el autorlleva dentro»... Y siendo así, ¿cómo va a ser un pretexto el nú-cleo de la novela, lo que es en sí, su «hondo motivo» ? Fijémo-nos r motivo hondo, sin el cual no existiría Arconada como tainovelista que nos ocupa ; hondo motivo que es toda su razón deser, sel' y íazón fundamentales. Si una época literaria se caracte-riza por su unidad de temas, por su espíritu armónico de época,por su sistema global de conceptos, por su homogénea voluntade impulsos creadores, no puede ser lo de menos el asunto en sí.¿ Es posible un asunto sin que su elección resalte la direcciónvital del escritor? Hemos de entender, claro, por asunto, no lasucesión de hechos vacíos", sucia espuma ; no «lo que pasa», sinoel nervio y hueso de la obra, su armazón interna y sustancia, suhonda causalidad y motivación...

El arte posee — ya se sabe — pocos grandes asuntos. La no-vela, menos. Podría decirse, v. g. : que el asunto de la novelaes el hombre, la vida. Y dentro de ella cabe todo. Pero si vamosparcelando, reduciendo el enfoque, hallamos que una frase delpersonaje, una sensación, un atisbo, un destello, son tan asuntocomo el esquema de acontecimientos, anecdótico, de peripecias.

«Los hechos son como sacos. Si están vacíos no se tienen enpie», dice Pirandello. El asunto, naturalmentel no son los sacos,sino el relleno. O ?ea, partículas vitales que le confieran valoipermanente como en «Los pobres contra los ricos».

Si Arconada escribe «I a turbina» o «Reparto de tierras» no esporque el asunto se le haya deparado ahí, en cualquier esquina.

Todo en la vida y en la novela es el asunto del escritor, elque lleva cada escritor dentro, su temperamento, su personali-dad, el mundo y el material de tada escritor. Porque todo es asun-to y el asunto es el hombre.

Arconada principia sus capítulos con morosa, gustosa delectación de escritor y descriptor. No llama guai ro al sargento, peroel lector siente la náusea. En esto es de un realismo implacableque se enraiza con nuestra más pujante tradición literaria. Siguelas andanzas del palillo del sargento quien no precisa, de máspara quedar definitivamente retratado. Acaso parezca excesivo re-godeo en la inmundicia ; es acierto de tono. Ritmo de prosa lento,a compás con las horas desmesuradas del reloj! del cuartel. E in-mersión de gran pintor naturalista e impresionista, al par, en laatmósfera viscosa que respira el sargento. Todo el detalle triste,lo que nos liga a la materia diaria de que nos servimos, se tras-planta por Arconada. Las migas de pan, las manchas de grasa,los más humildes enseres caseros, los instrumentos en que fatal-mente se apoya la vida del hombre, descuellan en la narraciónsubrayando su profundo sentido de eternos compañeros del hom-bre... Es particular el gusto de Arconada por la descripción delugares como pajares, doblados, paneras, en consonancia, claro,con la humanidad que puebla su novela. ¡Cómo canta, sin embar-go,, en contraste; mejor diciho, como complemento de un novelista que persigue e incorpora un aire de cabal curso, las auro-ras, los días primaverales, los corazones adolescentes, la risa delpobre !...

Probablemente Arconada comienza sus capítulos hablando delos pájaros, de la luz de la pantalla, de los gatos. Es un divaga-dor, cronista, ensayista. O habla de los caminos largos, de losárboles, de los sueños de las Cenicientas, de las «rectas chime-neas, válvulas por donde escapa la pesadez sentimental de loshogares». Es un poeta. O de la injusticia social, de la política,de la historia. Es un pensador, Y todo lo trata siempre en sunexo con el hombre, Y siempre —- comentador, pensador, poe-ta —' es un revolucionario. Qué fácil es ser revolucionario. ¿Eljoven es entrometido, audaz, pedante? Bien, se hace revolucio-nario, ¿ El otro no tiene más quehacer que asistir al Ateneo yleer 2>eriódicos ? Se compra una corbata roja y se hace revolncionario. ¿No siente la pesadumbre de un destino, una ética, laconsciencia de una responsabilidad y una doctrina ? Se hace re-volucionario. Pero, j qué difícil es ser. revolucionario! Ser senci-llamente revolucionario, sin pedantería, sin desdén, por natura-leza como si dijéramos, sin esfuerzo, sin estridencia. En cadacapítulo, en cada palabra, ser revolucionario hondamente, ínte-gramente..

No sólo las partes del libro, sino los párrafos y aún las fraseslos construye Arconada reduciéndolos a unidad y sistema. Enesto se aprecia que sabe de música : en la armonía. Componepiezas armónicas. Y emplea también un ritornelo musical, poé-tico, dramático. El motivo se intercala, une principio y fin. Esto

es de poeta. Se repite el pensamiento central en cuyo derredorgiran las estrofas, los cantos de la prosa de Arconada. Una prosapoemática, transida de lirismo, con cadencia interna, medida comoun romance, tierna como un romance, exaltada y recia como unromance...

También es de poeta la pintura del ambiente y del mundototal que se respira. La creación del novelista abarca un com-pleto orbe novelesco. Hay novelistas psicólogos qií« atienden alcurso de la. peripecia, interior. Y hay novelistas poetas que enel contar integran un sentido cósmico preciso a la novela, i a po-tencia lírica üe Arconada está siempre presente en «Los pobrescontra los ricos». La naturaleza, el paisaje enmarcan justamentela vida de los hombres.

Arconada aprovecha con mesura ejemplar ios adelantos es-tiliscos, formales. Abunda en imágenes tan insólitas como exac-tas : «Gritaban los chicos como becerros antes de salir al campo».«Años hermosos como un prado.» «Las calles estaban blancascomo si por la noche hubiera pasado el carro del molino con loscostales rotos.» «La murmuración es siempre redonda como unacamilla de brasero. Todos gustan de sentarse alrededor.» «Unalba suave, salida de los regazos de cristal de esos arroyos dondenunca muere la luz, asomaba su pechuga de cisne.»

En cuanto a afinidades literarias, Arconada se nos muestrade ditlcil entronque. Ires sombras lejanas de influencias y pró-ximas üe contemporaneidad se proyectan acaso : Baroja, Azorin, Cansinos-Assens. 1-iien entendido que él mismo declara : «Mecreo próximo a esos nuevos escritores que hay en todo el mundoque, irente al inteleciualismo especulativo e inútil, ponen su in-teligencia en las nobles causas de la humanidad. Frente a la torrede marfil, la calle, frente a lo libresco, lo humano. Nadie debevivir en las nubes y mucho menos el escritor que tiene una mi-sión colectiva y educadora».

Acomete las escenas con el brío y la violencia de Baroja ; úni-camente esto, y que Baroja es, en la novelística actual, antece-dente de lo que sea acritud y desgarro. Pero Baroja es deshila-cliado, caótico. El suyo es un arte de destile, de pasaje, de esquina con ¡vientos. Lna tolvanera de tipos. Mientras que Arco-nada no abandona sus personajes, no ¡os hace aparecer y desapa-recer, sino que los sigue y recoge su último aliento. Remata laconcepción novelesca que es un circulo y no una linea sin fin.

Mentamos a Azorín como semejante a Arconada ei¡ lentituddescriptiva y amor a las cosas. Empero, no liga nada al escritorconvulso y tormentoso — con claridad clásica — al otro frío ypequeño nlósoio. Arconada podría decir «hermana cosa» iran-císeanamenie, como gran amador que es. Quizá el espíritu lian-ciscano sea compatiole con el marxismo. Pero esto es reSua-ladizo...

Arconada no segrega humor como los escritores catalogados yaferrados a la forzosa pirueta, paradoja o caricatura^ Es humoinsta cuando sobriamente lo exige el tema, cuando surge del pro-pio tipo que ironiza. Sus invectivas son tan certeras como feroces.Adecuado sarcasmo cuando dice : «Hacen abriguitos de puntopara los niños pobres. Piadosos corazones de señoras cristianas».

No podría omitirse alguna consideración sobre el genuino lé-xico de Arconada. No sóio su manera de relacionar elementos li-terarios, sino el desnudo vocablo, su vocabulario de novelista.Escog-e las palabras más plásticas. Todos los giros, refranes, ex-presiones típicas rurales de Extremadura y Castilla suenan ensu prosa. Sonoridad rotunda, sabrosa, de palabra añeja. Es unlenguaje expresivo, clásico y moderno, sien^re vivo y profundo,con sabor castizo a gañanía, a labranza, a era, con olor a miesy a pan caliente. Argot moderno también de esquina madrileña.

Hay novelas que necesitan terminar porque se ha cerrado elciclo novelesco. Hay novelas que pueden continuar. «Los pobrescontra los ricos» ha de acabar forzosamente agotada la signifi-cación exacta y suficiente. Pero puede recomenzar cualquier díacomo la misma vida, como la misma revolución. Es tan finitacomo el hombre y su lucha, y tan eterna como el hombre y sulucha. Aquí cstriua su mérito. Si hay una épica moderna es la deArconada, y si hay una epopeya moderna es la de «Reparto detierras». Los Horneros glorihcadores de gestas sa encarnan ahoraen los defensores del pobre. No hay otra gesta que la djaria, me-nuda e ingente del pobre contra el rico.

Excelsa propaganda de los pobres. Los clásicos del X.VII hacíanpropaganda de la monarquía y la religión, y «Fuente Ovejuna»,por ejemplo, drama social revolucionario, termina sometiéndose alfallo del rey, porque el rey representaba entonces la satisiacciónde los anhelos justicieros del pueblo. O sea, no hemos sido nuncaliterariamente dásreos, fríos y equilibrados, sino románticos. Serrevolucionario, como Arconaüa, es otra manera de ser románti-co y místico. Ama y odia, y hace amar y odiar. Y no importaque topemos con el materialismo histórico.

«Los pobres contra los ricos» resalta las sarcásticas contradicciones de los tiempos La República española — .historia de lasmonsergas políticas —- es elocuentísima en tales contrasentidosy mudanzas. En cierta clase de política, la menos conforme a lacondición del hombre, el tópico arraiga como en terreno propio.Nada supeia en electo cómico a la lectura de un periódico panegirista del rey con motivo de su cumpleaños, por ejemplo. Eneste aspecto, monarquía y república son valores equivalentes Laúltima escamoteó por arte de birlibirloque una revolución, etc.Sin más divagaciones nos importa apuntar que el curso del «cam-biazo» dado al pueblo'— lleno de las martingalas y engañifas po-líticas, que serian graciosas si no fueran trágicas — forman laclara y tirante urdimbre de «Los pobres contra los ricos», quetendrá durante muchos años vigencia de estallante verdad.

Quisiéramos en un rasgo presentar la humanidad de Arconada,su censo novelesco. Pero lo que precisa de 286 páginas no cabeaquí. Amanda, Fidel Arroyo, el sargento, su mujer, Cristina;la hija, el guardia Oliveros, Lulo, López, don Nazario, tipo cte

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Cristianó qilé leza a Dios mientras de verdad se encomienda inmente a los fusiles de la guardia civil ; don Foliearpo, el boticario(sátira de la vieja literatura; vieja por vacía, inconsistente ycaduca, porque lo viejo no se define biológicamente, sino ética-mente) ; Guiilermito, marieoncito al servicio de los jesuítas; Piliy el tío Ayuca como una isla, y sus hijos que van sintiendo ensu carne, a balazos, la mentira de la democracia republicana yla necesidad de salir a una verdad inmediata y firme sin posibleretroceso.

"Cruz y Raya"

El final es tenso y abarca el redondel de la tierra. Ya el autothabía dicho ; «La muerte es triste ; pero los geranios crecen sobrelas panzas-, y la juventud mantiene ilusiones. ¡A vivir!» Rotundopunto final de la muerte. Final y recomienzo. Se ha cerrado unciclo siempre en principio. Murieron. Siempre mueren los hom-bres. A los muertos se les tapa con'cemento de olvido. Son, sinembargo, muertes fecundas. No hay que olvidar a ios muertos,lo que más fácilmente se olvida...

EUSEBIO G. LUENGO

EL TENTÁCULO MAS FINODEL PULPO MONOPOLISTA

i.°—PRESA FÁCILUna verdadera avalancha de preocupaciones y desorientación

ha caído soDre la juventud pequeño-burguesa intelectual españolaen estos ulcimos tiempos. La crisis económica na agravauo tre-mendamente sus condiciones de vida. Los gobiernos de lá Repú-blica no han resuelto ni uno sólo de sus problemas. .Las carrerasespeciales o facultativas, tan trabajosamente estudiadas durantelargos anos, no sirven para nada, tul capital privado se coloca envalores del Estado y huye de fundar nuevas empresas, de creartrabajo. El listado cierra sus puertas ; las oposiciones son ver-daderas colas donde railes de jóvenes parados y de hombres de-sesperados se disputan una soia plaza. El Estado burgués-terra-teniente ejeTce de esta manera el más innoble derecno de se-lección.

Toda esta masa pequeño-burguesa, amorfa, indefensa, sinconciencia de clase, se uebate desesperadamente en rencillas e in-tiigas intestinas : entre discusiones deportivas, artículos oel Có:

digo civil, legislación hipotecaria o tácelas de logaristmos.. Unapequeua parte entre ellos se preocupa también de las cuestionesue arte y literatura.

2.°-EL PULPO DE CAZA

El n*?gro pulpo de la putrefacción española ha aprendido muchoen estos últimos tiempos : entre otras cosas se na dado cuentade la importancia política de esta masa pequeño-burguesa vaci-lante, ha visto que el joven pequeño-burgues constituye una presaincomparablemente mas lácil que el férreo proletario con con-ciencia de clase. Por otra parte no ha olvidado los días en que enlas Universidades de España los estudiantes españoles se mani-festaban con éxito contra Primo de Rivera y los jesuítas, ni tam-poco lo que vino después.

La juventud pequeño-burguesa entonces era revolucionaria ;lo eran sus organizaciones deportivas, sus organizaciones de clase,sus intelectuales.

El negro pulpo del capital monopolista jesuítico, pasado elprimer momento de pánico, después del 14 de Abril, se ha contraí-do, ha centralizado sus mandos, dispuesto de .nuevo para el ataquey la conquista. El proletariado español le ha rechazado valientemente donde c uiera que lo ha encontrado ; el negro monstruo «je-suiusta», el negro monstruo del «trust» Urquijo-Ruisenén, dfe halanzado con los tentáculos abiertos sobre la débil juventud peque-no-burguesa española. Ha estudiado detenidamente la manera dellegar a ella, ha aprendido a hablarla, a interesarla, no ha repa-rado en gastos; ha comprado periódicos, escritores, deportistasdibujantes, poetas, filósoios, técnicos, automóviles y aeroplanos.Sus periódicos son los mejores de España ; poseen el mejor papel,se tiran en las mejores máquinas, tienen corresponsales en variascapitales europeas, su servicio de información es modelo de orga-nización y de hipociesía.

Los técnicos a sueldo dirigen cursos de enseñanzas especiales,de ingeniería, de economía, de periodismo. Encantadoras y can-dorosas jovencitas de la mejior sociedad madrileña — futuras ma-dres cristianas — ponen una nota de color de rosa en estas reunio-nes de jóvenes curas; enlutados católicos y beatas negras y sucias

La organización marcha; central e inteligentemente combinados sus esfuerzos por el poder del capital monopolista ; sus negrostentáculos se tienden mas particularmente sobre la masa juvenilpequeño-burgucsj intelectual de España.

3.»—EL MAS SUAVE Y PENETRANTE DE SUSTENTÁCULOS

Aquí tenemos ya a «Cruz y Raya», «Revista de afirmación ynegación.»

Los escritores pueden ser peligrosos enemigos. En los últimosaños de la monarquía han molestado algo. Por otra parte la jovenintelectualidad pequeño-burguesa yace en el más atroz marasmo.La ingrata República la ha dejado completamente abandonada.La provinciana burguesía española no se ha interesado por elneoclasicismo ni por ninguno de los «ismos» de post-guerra.

El genio central del capital monopolista ve a través de las pa-redes y ha visto la manera de aprovechar lo que otros han des-preciado.

Se ha dado cuenta de la cierta influencia de este sector inte-lectual sobre la parte más inteligente y peligrosa de la juventud pe-queño-burguesa. Se acuerda perfectamente del daño que le hicie-ron ciertos escritores al servicio de la burguesía liberal republi-cana y quiere utilizarlos para moldear en, lo posible a su gusto lainforme -nasa de la juventud pequeño-burguesa. Para apartar enprimer lugar su atención de los problemas económicos, j^ra de-mostrarla que el catolicismo no es sólo el cerrilismo, sino que tiene

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también una parte pintoresca, «liberal» y «europea», «aunque muyespañola» ; que Santa Teresa está a la altura del mejor poeta purode la última nornada «exquisitisia». El genio maievoio de las nnan-zas centrales no ha dudado en tender la mano para esto a inte-lectuales «republicanos» y un tanto nerejes. No podía menos deser cíe esta manera, con algún escándalo por parte de los noblesbrutos latifundistas.

Nadie más apropósito para llevar a cabo esta labor que el«afirmo-negativo» José Bergamín, lino malagueño de playa — entodo el sentido de la frase —, que no ha podido olvidar su edu-cación profundamente católica, influenciado además por jeanCocteau, que representa en Francia, con Alax Jacob, la desviaciónmística del snoDísmo gran capitalista de post-gUerra.

El «agudo» José Bergamín, situado en el centro de la últimageneración, literaria, ha recibido plenos .poderes del genio doradode los Consejos de Administración del trust «jesuiíista» : delgran don Valentín Ruisenén.

Al autor de da frase «la oruga es una arruga que se fuga» se lehan abierto las puertas de los Bancos del «trust» para organizaruna revista literaria católica que haga la competencia a ia «Re-vista de Occidente», de Ortega, algo indiferente en materia reli-giosa. La colaboración se paga el 4°ble, el papel es doblementemejor, no importa el déheit anual,

Nadie mejor que el autor de «Enemigo que huye», puede «huir»de la realidad económica y esconder el «bulto» entre devaneos delaño de Maricastaña. Nadie mejbr que él puede escapar y hacerseel distraído ante la pregunta «¿Fascismo o Comunismo?» y man-tener ana posición semidemagógica engañadora para deslumhrara ios jóvenes intelectuales pequeño-burgueses.

El más «agudo» de los escritores exquisitos juega de esta ma-nera : constituye el ala izquierda del irente de la batalla,) coa-quistadora del negro pulpo.

Pero cuidado ; el juego es peligroso ; la sangre de los obrerosmuertos por el equipo político del capital monopolista jesuítico,los miles de proletarios encarcelados y los millones de parados yde hambriento» que pasan hambre mi-entrae los accionistas de lasempresas jesuíticas se reparten dividendos y mientras sus intetectuales a sueldo discuten sobre la mística de San Juan de laCruz o sobre la «pureza» de la poesía, saben perfectamente lo queson los «huideros espirituales», en la época del fascismo y laguerra ; en la época de la Revolución proletaria.

JOSÉ HERRADONMadrid.

Ediciones NUEVA CULTURARogamos a todos los lectores que se interesen por

las Ediciones NUEVA CULTURA en general, y en ellibro sobre el Congreso de los Escritores (en prensa),remitan urgentemente a la dirección de N. C. su sus-cripción al mencionado libro. (Mínimo 6 pesetas).

De nuevo repetimos que NUEVA CULTURA noposee un fondo de resistencia financiera y que suprosperidad y desarrollo depende del interés quemuestren nuestros lectores y amigos.

Próximamente aparecerá la inferesanfe revista

Rusia de HoyExtensa y amena información. ¡Suscribiros! (Adquiridla!

NUEVA CULTURA se confecciona en los Talleres de«Impresos Cosmos», Avenida del 14 de Abril, 39,Valencia.

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C R I T I C A D E L I B R O S

Carranque de Rios: LA VIDA DIFÍCIL(Novela). Espasa-Calpe. Madrid.

Las escenas que con el titulo iusto y significativo de "La vidadifícil" ha publicado Carranque de Rios, son su segunda obra. Snprimera novela — "Uno" — ha sido traducida al ruso por la edi-torial del Estado. Con esto ya pueden suponer nuestros lectoresla índole y la calidad de las producciones de este nuevo novelista.Con gusto entraríamos en -un comentario a fondo y detallado desu segunda novela: "La vida difícil", porque nos ha interesadovivamente su lectura; pero las circunstancias en que tenemosque hacer aquí las críticas nos obligan a reducirnos. Yo resumi-ría mi opinión don estas cortas Palabras: "La vida difícil" esuna novela de estirbe barojiana. Por las escenas de la vida tur-bia, insegura, difícil, en íorno a la figura inquieta y vagabunda del protagonista fluye en todo momento la magistral Presen-cia del novelista vasco. Discípulo devoto, Carranque de Rios hasabido con auténtica comprensión de novelador aprestar la "ma-nera" barojicéna, inteligente, sugestiva, deshilvanada, su "nuevoarte" de hacer novelas. IM descripción rápida, aguda, taiante delas Personas. La predilección por los tipos raros, a extramurosde la scriedmd v prudencia requeridas en la "sociedad". Laprosa sencilla, ¡ajustada al cuerpo del asunto: prosa de código nimodo stendhclioHO, covín el maestro de "La Busca". Y 'obre todoesos bajos fondos sociales aue rezuman una amarga filosoffn' depesadumbre y negación. Es aqui donde reside, la mnvor virtudde CarramaUe de Píos; lo nue perminVt más razonado futuro asu~ "novclísticia". Porque Carranque de Rios ha sabido intuiren medio de las ocurrencias "geniales" y de las anécdota* absurdas de lo novelería baroj-fana, su fondo de profunda "reso-nancia metafísica", nue diio Ortega: y Gasset, y que no es otracosa sino su ideología, su "concreción del Universo" a través dela crítica social. Carravaue de Píos está unido por esa raíz o hobra h'aroiimia. También en él le sensibilidad. como un csPeiodelicado, recorre el paisaje profundó de la vida y sus luces som-brías, le enturbian y le anegan. También en él hay -una dura yviolenta critica social. Pero así como en Baroia todo concluye ennegación y 'escepticismo, en el discípulo apunta una mueva luz.A fresar dé que el libro de Carranque i.e Ríos está también im-pregnado de desolación, a pesar de su instintiva predilección Porlos "tipos" anarnuistas. a pesar del final inesperad-o y trágico,hay en la obra de Carranque de Rios vn vuevo orden de ener-gías aue pugna por salir a flote- Hombre de otra época, la vidadifícil, que al Parecer le ha golpeado duramente, ha despertadoen él esfuerzos, ausentes en el nihilismo ba.rojia.no. mezcla de.impotencia y sarcasmo. Carranque de Ríos ha escrito una obrasugestiva, con una técnica baroiiana renovada en un sentid.o mo-derno, v ha añadido a la melancolía y al dolor de la vida, injustay cruel, de las mejores Páginas barojianas, elementos positivos,afirmaciones y un sentido creador que prometen un gran nove-lista, cuando tras el indispensable aprendizaje en los maestros,se encuentre a sí misma, de un modo pleno, su personalidad.

A. G.

Pía y Beltrán: VOZ DE LA TIERRA(Poema). Ediciones U. E. A. P. Valencia

Existe una diferencia fundamental entre un poeta revolucio-nario y «i; poeta "puro".

El poeta revolucionario en el momento saca a la calle sus pri-meros versos, firma ante su conciencia un contrato de responsa-bilidad ante las masas obreras y campesinas, y ante la intelectua-lidad y crítica revolucionaria. El poeta puro, no contrac ningunaclase de responsabilidad, ni con su conciencia ni con las gentes:únicamente, si no tiene otros medios de vida que el productode sus versos, habrá de fabricarlos de numera que tengan acep-tación entre los editores y, en general, entre quien se los paga.

Los elementos que el poeta revolucionario toma para desarro-llar su obra, son elementos que viven, que luchan, evolucionany exigen contrariamente a los elementos abstractos, muertos yparados que nada exigen.

Los protagonistas de la obra de nn poeta revolucionario, vi-ten una vida real y en un momento dado, pueden echar en caraal poeta que ya van sintiéndose estrechos entre sus versos, quetiene (fue evolucionar y crecer con ellos, si no quiere quedarsesolo y sin fuerza. La conciencia de clase crece y crece cada día.i.a lucha se hace cada ven más violenta, el caudal de rebelión sedesborda como en. Octubre, y en este punto, el personaje (el re-volucionario) y el hecho (la revolución), pueden abandonar alpoeta, y en sus poesías quedar tan sólo la envoltura transparentee. indecisa que dejan las íarvas.

Un poeta revolucionario que con sus obras ha marcado ya unatrayectoria, depende, además, de su obra anterior. Considerando, pues, este último libro de Pía y Beltrán, no aisladamente,sino siguiendo el curso de toda su obra poética revolucionaria,vemos que "Voz en la tierra" es, sin duda, un paso atrás. Esun relativo paso atrás.

Permanecer, en literatura, en poesía, en la vida, en fin, esretroceder, porque el liempo es un factor de primer orden en eldesarrollo vital y orgánico de toda obra. No avanzar y madurarcon el tiempo, con los hechos de cada día, es quedarse atrás.Y nosotros comprendemos que este libro de Pía y Beltrán que

tratamos no está sobre el suyo anterior, en la proporción quedebiera con relación al tiempo transcurrido y la madurez de loshechos que pasan. Esperábamos en el nuevo libro de PAa la en-trada de. su poesía en una etafia superior de forma y fondo, comoreqvieren los tiempos v los hechos.

Los elementos líricos, aue va en sus anteriores libros encon-trábamos algo desproporcionados y matando en Parte la Profun-didad de los versos, en "Voz de la tierra" se remontan más'exa-geradamente sobre el contenido. La lírica'es mejor, pero es mejora costa del contenido, que nueda escaso.

Hay en toda la obra Poética de Pía una retórica aue, continúaahora más acentuada, constituida Por v»a serie de "sustantivoscalificativos" remetidos en un sentido de inercia, retórica pura,embicada más para decir bien una cosa, oue Para ca^üicar jus-tamente la cosa. El contenido revolucionario de este "poema enrebelión" es constituido por ideas generales, fuera del tiempo, enel espacio: la son erre, el horror, el impulso, el valor. Esto encuanto a la expresión de la Parte Positiva de la revolución. Laparte negativa, o sea. la guardia civil, el tercio, la represión, que-da» débiles v como evidentes pies forzados. El elemento bárbaroy sombrío de los instrumentos activos de la reacción oficial, queconstituyen los caracteres más destacados de la fisionomía es-pañola, nuedan esencialmente exclttídos del verso por el precio-sismo lírico a qtte fuerza Pía su obra.

Pía y Beltrán ha caído, rn este últiwo libro, en un panteísmoaue lo envuelve todo: en rl one no se ctistingu'en las diferentescalrirorías humanas v ambientales. en una especie de "escepti-cismo lírico" que lo diluye todo: hombres, sangre, guardia civil,poisaie. piedras, viento... v en el que el elem.ento fundamentalPEVOLUCIÓN, pierde, sus perfiles en una bruma sin concre-ción, energía y sentido humano de los hechos.

En general, en la t>oesía de Pía y Beltrán domina, evidente-mente, Por encima del contenido de clase, un lirismo pseudo po-Pnlnr. bebido, no en las fuentes de la autentico popular, poesía,música. Palabras, gtc. sino en lo Popular pasado a través de lasúltimas manifestaciones de la poesía burguesa contemporánea (Al-berti en su Primera época. García Lorca, etc.)

Refiriéndonos cxclvsivamente a la norma Poética, preciosistay ligera empicada 'últimamente Por nuestros ióvenes. de vanguar-díd- sentimos necesidad de decirles, aue España no es sólo laAndalucía que conocen los turistas, es en una mayor extensión,árida, rude y concreta. A este respecto la poesía de Antonio Ma-chado es más justa y tiene un nervio más auténticamente pre-revolucionurio.

Nadie niega que Berceo, el Arcipreste, Santularia y el mismoLope de Vega sean brandes Poetas líricos, fiero nadie niega tampoco y nosotros apuntamos, que la lírica de estos po(tas era unaÚrica realista y objetiva en cuanto a los elementos constitutivosdel verbo y del pensamiento poético.

Nosotros,, los que tenemos "'¡neniados vuestros intereses materíales y morales a la revolución, vos creemos en el deber de vi-gilar y estrechar a cuentas en lo que seamos capaces, a los hom-bres, aue son con nosotros de la revolución y que. son un valorpara ella.

En el caso de Pía y Beltrán, con el cual hemos crecido y conel que convivimos en el desasosegado Pasar de los días presen-tes, nos creemos con el derecho de esperar v exigir de él el es-fuerzo que ha de hacer magnífio' y consecuente su obra. Sabe-mos que la lucha para él es más árida quizás que Para, algúnotro. El es el 'poeta casi único de la revolución española, y sugesto se debate en medio de la casi total ausencia de la familiapiofesional que alienta, anima y ayuda, aun más eficaz cons-truirse a s! mismo Para (por consecuencia), crear la auténticapoesía de la revolución Española.

MANUELA BA'LLESTER

John Strachey: LA LUCHA POREL PODER Y EL F A S C I S M OEditorial España. Madrid.

En los momentos que escribimos esta reseña, el autor de estosdos importantes libros se encu\entra preSo en una cárcel de Chicago.esperando condena por "extranjero peligroso" que se ha atrevidoa criticar desde la tribun<a el sistema capitalista yanqui y el pro-grama demagógico de Reconstrucción Nacional del presidenteRoOsevelt.

John Strachey está reputado entre los escritores marxistas másnotables de su tiempo. Nució en Inglaterra, donde ha sido diputadosocialista. Sus estudios profundos del marxismo le alejaron de lasfilas del partido, y hoy es uno de los teóricos valiosos de las tác-ticas revolucionarias del marxismo-leninismo.

Su libro "La lucha por el Poder" le ha dado renombre Univer-sal y se ha traducido a aasi todas las lenguas cultas de Europa contiradas de cientos de miles de ejemplares. Este libro constituye porsí solo u.na aportación original a la literatura del socialismo cien-tífico.

Strachey analiza agudamente el nacimiento y desarrollo delcapitalismo desde sus orígenes hasta nuestros días. Sitúa la génesisdel capitalismo en el capítulo que trata de la lucha por el mercado,base primordial del. sistem-a. Uas luchas terribles entre las fuerzasnuevas, creadoras, frente a los restos del feudalismo. El espíritu deempresa se impune, tras largas y terribles guerras de clases, ynace el nuevo mundo: agresivo, con espíritu de aventura. Los nue-vos ctapitanes de industria crean el Estado capitalista. El aventu-rero, el pirata, se convierten en los héroes de la época. Todo eldesarrollo de la nueva sociedad ¿era, a partir de entonces, una luchacontinua por la conquista del mercado.

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Page 16: Nueva Cultura. Número 6. Agosto-Septiembre 1935 · En toda mi vida no lie visto una imagen más bella de voluntad de hierro y de pasión; nunca he-asistido a una expresión tan profunda

© Faximil Edicions Digitals, 2007

C O M I T É D E R E D A C C I Ó N

París: LOUIS ARAGÓN • Madrid: RAMÓN J. SENDER, OGIER PRETECEI-LLE, CESAR M. ARCONADA, EUSEBIO G. LUENGO, A. BAZAN* Barcelona:A. OLIVARES, RODRIGO FONSECA, AGUSTÍN PUERTOLAS • Valencia:ÁNGEL GAOS, JOSÉ RENAU, MIGUEL A. RIBES • Sevilla: FUENTES CAL-DERAS • Alicante. FRANCISCO ARMENGOT, ANTONIO BLANCA, J. SÁN-

CHEZ BOHORQUEZ.

En capítulos siguientes Strachey va demostrando cómo las ne-cesidades del mercado libre van modificando la superestructura dela vieja sociedad. Cómo las nuevas relaciones de clase hacen pedazos los dogmas religiosos, rompen las relacicncs jurídicas existen-tes, se desarrolla la ciencia, el arte; cómo poco a poco el nuevo estado de cosas adquiere fisonomía propia.

En el capítulo dedicado al papel de la religión en la sociedad,Strachey señala que las luchas religiosas ne eran sino la Conse-cuencia de las luchas de las clases antagónicas que se disputabanla hegemonía del Pode%, La Iglesia, que, hasta entonces había ju-gado un papel político y económico de primer orden, tuvo que indiñarse y buscó acomodo en el seno de la níicva sociedad, renun-ciando hipócritamente a sus privilegios espirituales, pero manteniéndo&e siempre cerca del nuevo poder. Posteriormente la Iglesiahabía de ser un instrumento útil al sistema capitalista, aunque elprogreso de la técnica y las ciencias la hayan desplazado ya de suhegemonía.

El capítulo sobre las ciencias trata de los gigantescos progre-sos que éstas han alcanzado dentro del sistema capitalista, no porla generosidad de los barones imperinlistas, sino "a pesar" deellos, por necesidad imperiosa del mismo sistema.

Strachey habla también del papel de la literatura en la socie-dad capitalista; Ja actitud de los escritores ante las nuevas rela-ciones de clases que se han ido formando dentro de la, sociedadmoderna. Lo inexplicable que resulta que los hombres de cienciano vean claramente que su misión en los momento" actuales debeestar al servicio de ¡as fuerzas creadoras que luchan por el porve-nir: el proletariado de las entidades y el campo. Lo imjusto que resulta y también, lo inútil que los intelectuales, traten de defenderlos intereses materiales y espirituales de la sociedad capitalista ensu momento de decadencia inevitable.

Critica duramente la actitud de escritores como Wells, Key-nes, que siendo historiadores no saben analizar las causas deter-minantes que engendran las luchas de ciases y abogan por utopíd's,obstruyendo el paso a las ideas nuevas.

Strachey termina su libro con un capítulo brillante dedicado alpeligro del jas'cismo, perniendo en vilo a todas las conciencias hon-radas del mundo que luchan por un mañana más justo, donde noexista el odio y donde el culto al trabajo y el amor a los hombressea la razón de ser de la humanidad.

* * *El otro libro de Strachev, "El Fascismo'', es un estudio pro-

fundo de las causa:, que engendran el fascismo. Para Strachey elfascismo no es sino una nueva modalidad del sistema capitalista,que rompe descaradamente con las doctrinas democráticas para imponerse al mundo por medio del terror.

El fascismo como doctrina política carece de originalidad. Esuna especie, de tope que se ha inventado el capitalismo para im-pedir el natural desarrollo del proletariado. No crea ttingitn siste-ma nuevo. Es una especie de vuelta a lo pasado, pero sin el ím-petu creador que traían los reformadores.

Strachey previene a la juventud de caer en este ilusionismo, enesta especie de epilepsia en que han caído muchos individu'os,sobre todo intelectuales decadentes que no creen ya ni en suspropias fuerzas y pretenden llevar hacia el abismo a las nuevasgeneraciones.

Después de quince años de establecido en Italia el fascismo noha producido nada en las ciencias mi en las artes. Un espíritu dedecadencia y de escepticismo domina a las clases intelectuales quese han adherido o permanecen pasivas ante los atropellos a lacultura.

En Alemania el fascismo no ha hecho sino destruir y no hacreado nada. Los mejores hombres de ciencia y de la literatura sehallan en el destierro, otros en las cárceles y muchos han sido ase-sinados.

El fascismo significa barbarie, mediocridad, odio sistemáticoa todo ló que significa creación; el fascismo conduce necesaria-mente a la guerra; su razón de ser es la fuerza por la fuerza. Sumuerte es inevitable, a pesar del terror.

El socialismo se impondrá al mundo como una necesidad bio-lógica de la humanidad.

Claro está, ello no quiere decir que nos sdntcmos a esperar la-muerte del fascismo. Su muerte no ha de ser natural. Tenemosque dársela nosotros con todos los medios a nuestro alcance.

E. D.

Libros recibidosChapaieff, el Guerrillero Rojo.-D. Furmanoff. Ediciones

Europa-América Barcelona.Historia del partido Bolchevique.-Popov. Ediciones

Europa-América Barcelona.Los Hombres de Stalingrado. Ediciones Europa-Amé-

rica. Barcelona.

Los intelectuales antifascistas deAlicante escriben a NUEVA CULTURA

La cultura corre grave riesgo. El sector más sensible y fuertede la intelectualidad europea ha percibido la amenaza. Hasta elsilencio de los estudios llega el golpetear de las botas fascistasSobre la claridad de los laboratorios se cierne la mancha pardade Alemania. Motores de guerra hacen vibrar al mundo. La cul-tura está en peligro : en torno, todos, todos, contra la guerra yel fascismo.

Nosotros, un grupo, los que en este rincón de Miró lo senti-mos también así, queremos ahora, cuando más importa hacerlo,proclamarnos —con modestia, pero bien alto— por «stas grandesconsignas, expresando a un tiempo nuestra simpatía y amistada la revista NUEVA CULTURA, avanzada, en la que sabéis lucharpor ellas con acierto y pasión. Queremos gritaros que estamosjunto a vosotros : frente al fascismo, nuestros puños serán unsolo puño.

ALICANTE. — Melchor Aracil ; Francisco Armengot ; JulioBadcnas; José Carlos Bellido ; Antonio Blanca; Santiago Blan-co ; Ernesto Cantó ; Gastón Castelló ; / . R. Clemente ; AntonioEulogio ; Juan Francés ; E. Galipienso ; / . González Prieto ; M. Gon-zález Santana; J. Guardiola; Antonio Ibáñez ; Renato Ibáñez ;José Juan Pérez ; José M.* Llobregat ; Rafael Milla ; Vicente Masí ;cnez ; José Sánchez Bohórquez ; Emilio Várela; Antonio Guardio-la y Viguel Vülalta.

El. anteiior manifiesto que recibimos de nuestros amigos deAlicante, agrupa en torno a NUEVA CULTURA y, en un futuro pró-ximo, en la A. E. A. R., donde sus consignas tendrán más am-plio desarrollo, a un núcleo representativo de los más altos valoresartísticos, culturales y profesionales de la vecina capital. Por nodestacar más que algunos de pasada, citaremos a Emilio Várela,el gran pintor de los paisajes de la provincia ; a Rodríguez Albert,cuya «Obertura y meditación de Sigüenza», acaba de estrena'la Filarmónica de Madrid ; a José Juan, director de la Orquestade Cámara, al escultor Daniel Bañuls, a Gastón Castelló...

Armengot, Antonio Blanca v Sánchez Bohórquez, plumas ági-les e inquietas, forman la Redacción de N. C. en Alicante. Es-peramos mucho de la actividad de nuestros camaradas alicantinosy confiamos ampliamente en su labor y actividad.

Publica todas las semanas artículos inéditossobre el movimiento político internacional,la lucha contra el fascismo y todas las cues-tiones relacionadas con la edificación so-

cialista en la Unión Soviética.T O D A S L A S S E M A N A S

UN V E R D A D E R O D O C U M E N T O POLÍTICO

16 PAGINAS 20 CÉNTIMOSP E D I D O S : S A N G R E , 9 Y 1 1 - VALENCIA

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