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Nuevas perspectivas del estudio sobre el trabajo Versión extendida de la revista la Maquila nº 3

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Nuevas perspectivas del estudio sobre el trabajo

Versión extendida de la revista la Maquila nº 3

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

Nuevas perspectivas del estudio del trabajo

Versión extendida revista la Maquila N°3 Libro del Grupo de Estudios Interdisciplinarios del Trabajo (GEIT)

Dirección

Avenida Ignacio Carrera Pinto 1045, Ñuñoa

[email protected]

Director responsable

Nicolás Álvarez

Comité Editorial

Diego Álvarez

Nicolás Álvarez

Aline Bravo

Brian Montenegro

Diseño

Vicente López Magnet

Joaquín Arrosamena

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

3

Índice

Editorial

Presentación Grupo de Estudios Interdisciplinarios del Trabajo (GEIT) Comité Editorial Tareas del GEIT Comité Editorial Registro de huelgas Comité Editorial Estructura de la revista Comité Editorial

Entrevistas y reflexión

Entrevista a Andrés Giordano: situación actual del sindicalismo en Chile Brian Montenegro Balance general sobre la Reforma Laboral Alejandro Castillo y Vanny Catalán

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

Artículos e investigación

Consideraciones teóricas sobre la centralidad del trabajo: breve síntesis del debate sobre el fin del trabajo desde América Latina Felipe Ruiz Bruzzone y Catherine Agüero Espinace

Dinámica del empleo y las relaciones laborales en la Argentina. 2003-2013 Gabriela Pontoni, Sonia Filipetto y David Trajtemberg.

Propuesta de un marco teórico y analítico para estudiar la huelga laboral en Chile Nicolás Ratto

Duas ou três coisas que eu sei dela (a clase criativa) Leonardo Mello e Silva O empreendedorismo na atividade jornalística: relatos de uma pesquisa em andamento (Brasil) Leonardo Mello e Silva y Michelle R. Oliveira

Soluciones simples para problemas complejos: Comercio informal y política pública en el casco histórico de Santiago Martín Montes Marín

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

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Editorial

Presentación del Grupo de Estudios

Interdisciplinarios del Trabajo (GEIT)

El trabajo como actividad humana tiene una incuestionable

condición: es parte de la realización de las personas e incide en todos

los espacios de la vida en sociedad. Desde los aspectos más cotidianos,

se vuelve a justificar repetitivamente esta frase. ¿Qué sería de nuestras

vidas sin el trabajador de locomoción colectiva que nos recoge en

nuestros barrios?, ¿qué sería de nosotros sin aquellos trabajadores del

cobre que generan la riqueza para Chile? o, ¿qué serían los demás sin

nuestro trabajo?

En la coyuntura en que se está escribiendo esta revista, dichas

afirmaciones y preguntas quedan bastante bien ajustadas. La situación

de protestas de pescadores en Chiloé, las diferentes huelgas, paros,

marchas, o protestas protagonizadas por trabajadores que se

registraron entre 2015-2016, y además del marco de la Reforma

Laboral -a todas luces mal conducida por la Nueva Mayoría y sus

respectivas discusiones parlamentarias- sigue autoexplicando esta

importancia social del trabajo y el carácter político que tiene este en la

construcción de la sociedad chilena.

Esta riqueza de aspectos que nos provee el mundo del trabajo,

es imperativa su integración por quienes estudian la sociedad en las

distintas esferas del conocimiento, sobretodo debiera ser tomado con

relevancia con el carácter crítico que caracteriza a las Ciencias Sociales,

posicionando la temática en su entera centralidad. Esa es la tarea que se

propuso y tomó el Grupo de Estudios Interdisciplinarios del Trabajo

(GEIT), es decir, volver a incorporar como central el estudio del trabajo

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en una época en que su relevancia pareciera relativizarse, y en donde

sus estudiosos más conservadores ya proclaman su desaparición.

Para que tal propósito se cumpliese, el GEIT abordó dos

objetivos principales desde los espacios en que podemos incidir: (1)

posicionar el estudio del trabajo en la Facultad de Ciencias Sociales de la

Universidad de Chile, pues habían escasas iniciativas estudiantiles con

este carácter, y si existían, no estaban relacionadas entre sí; (2) desde

los integrantes del GEIT, llevar a cabo tareas concretas con respecto al

estudio del trabajo, que es de lo que tratará el siguiente apartado.

Tareas del GEIT

En los casi dos años de vida del GEIT se han asumido diversas

tareas y prioridades que han intentado siempre apuntar al

cumplimiento de los objetivos planteados, e incentivar la formación

intelectual y política en torno a los ejes fundamentales del estudio

laboral. En ello, los trabajos que hemos realizado han buscado no sólo

volver a posicionar el trabajo como temática de estudio en las ciencias

sociales, sino que volver a plantearse la importancia de orientar el

conocimiento producido a la posibilidad de un mundo distinto.

Precisamente una de las tareas fundamentales que ha asumido

el GEIT es la que el lector tiene en sus manos, nuestra revista semestral

La Maquila, que –con éste- ya van tres números, y prontamente se

realizará la publicación de su primer libro para fines de este año. Todos

los números de La Maquila consisten en una revista impresa con

artículos breves y resúmenes de investigaciones y ensayos de más larga

extensión, mientras que ediciones completas –editadas como libro-

pueden encontrarse en la página oficial del GEIT con las versiones

extendidas de los textos presentes en la revista. El primero de nuestros

libros llamado Panorámica del trabajo en el Chile neoliberal (versión

extendida de la Maquila) logró ganar el Fondo Rector Juvenal

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

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Hernández que permitirá una pronta edición oficial en la Editorial

Universitaria.

En esta misma línea de desarrollo de pensamiento e

investigaciones de carácter crítico, como GEIT comprendemos la

necesidad de articularnos con quienes están llevando a cabo de estos

esfuerzos similares en paralelo al de nosotros. Por este motivo somos

parte de la Red CECH (Centros de Estudios ContraHegemónicos), que

agrupa a diversos centros de pensamiento crítico que buscan generar

colaboraciones en términos de difusión de actividades y articular

posibles trabajos en conjunto, próximamente se realizará un encuentro

de estos diversos centros del cual surgirá una agenda anual de

actividades.

Buscando el desarrollo de una obra precisamente contra-

hegemónica al pensamiento que se impone en el neoliberalismo

avanzado de Chile, el GEIT ya ha llevado a cabo diversos proyectos de

producción teórica e investigativa. Además de La Maquila, miembros del

grupo han llevado a cabo sistematizaciones sindicales que pretenden

relatar las experiencias de movilizaciones que organizaciones de

trabajadores han realizado, siempre con el propósito de generar un

conocimiento válido y útil de su propia experiencia sindical, de manera

que constituya un insumo propicio para futuras situaciones de

movilización. El lector también puede encontrar estos y otros

documentos elaborados por miembros del GEIT en su página oficial.

Así pues, una de las tareas que nos hemos planteado es

precisamente dar cuenta de las movilizaciones sindicales, y en especial

las huelgas, entendidas como el principal método de presión y forma de

ejercer una fuerza política colectiva de los trabajadores. Es por ello, que

una de las tareas de este número de La Maquila consiste en dar cuenta

de algunas de las huelgas más destacadas del año 2015, buscando su

rescate como experiencia política a tener en cuenta en futuras

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manifestaciones, lo que es parte de un esfuerzo para que quede registro

de ellas.

Registro de huelgas

Como se señaló anteriormente se presentarán a continuación un

registro de huelgas ocurridas durante el año 2015 en Chile. Esto no

pretende ser un panorama exhaustivo, sino que se busca destacar

algunas movilizaciones significativas por distintos aspectos, ya sea por

el uso original que se le dio al espacio público, la duración del conflicto,

los logros obtenidos, el nivel de radicalidad, etc.

A pesar de que el Código Laboral chileno sólo incluye la huelga

como un derecho para trabajadores que se encuentren en un proceso de

negociación colectiva legal, en términos prácticos son las huelgas

ilegales las que convocan a un número mucho mayor que las huelgas

legales. Aunque se estima que se realizan el mismo número de huelgas

legales e ilegales en el país, se determinó que durante el año 2014 las

huelgas ilegales movilizaron 13 veces más trabajadores que las huelgas

legales1. Esta diferencia, en parte, tiene que ver con las definiciones de

huelga legal e ilegal y la perspectiva jurídico-laboral de la normativa,

pero también debe entenderse como muestra del interés de los

trabajadores en la lucha que no puede ser dimensionado en base al

registro oficial.

Sobre esta distinción jurídica establecida por el Plan Laboral de

José Piñera, pensamos que los medios de comunicación hegemónicos y

los Gobiernos de la Concertación la han utilizado tendenciosamente

para deslegitimar la lucha de los trabajadores que no cumplen con los

requisitos legales -considerablemente restrictivos2- para realizar una

1 “Informe Anual de Huelgas Laborales Año 2014”, Observatorio de huelgas laborales, Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social. Disponible online. 2 Por ejemplo, para el año 2014 se estima que en la Región Metropolitana tan

sólo un 55,5% de los asalariados tenían derecho a huelga dentro del marco

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

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huelga. Por lo que, el punto de vista al cual adherimos es entender la

huelga y las movilizaciones de trabajadores como un derecho

fundamental del hombre y la mujer, que no puede hacer distinciones

entre legal/ilegal, pues la disputa por mejores condiciones laborales

debe ser en el plano de los derechos irrenunciables.

Esta postura también debe ser desarrollada en las Ciencias

Sociales, que debe dar por superadas aquellas disposiciones

hegemónicas del pensamiento y pensar fuera de ellas. Con esto

queremos decir que las corrientes críticas no pueden seguir legitimando

lógicas propias de una constitución creada en dictadura que está lejos

de asegurar la huelga como un derecho.

Desde aquella vertiente de análisis, es pertinente decir que las

huelgas del 2015 que aquí recabamos -y que en el próximo párrafo se

dará cuenta de ellas- no cumplen con este criterio de legalidad/no

legalidad, sino que más bien se centran en torno a otros ejes, tales como

la visualización y difusión innovadora que tuvieron, así como el uso de

espacios públicos utilizados para ello, entre otros. No es un orden

cronológico lo que estructura el sentido de este registro, sino más bien

articularlo respecto a sectores movilizados y sentidos dados a la huelga.

Destacamos en primer lugar la huelga de los trabajadores de la

construcción del pique del metro Cal y Canto que tuvo lugar en junio de

2015. En ella se protestaba en gran medida por condiciones dignas de

trabajo y mejoras en la seguridad laboral. Aunque lo que hizo explotar el

conflicto fue la situación del consorcio mexicano español CCL3, que no

indemnizó al metro por demoras en las obras, por lo que los

legal actual, siendo una situación aún más adversa para trabajadores de otras regiones, con tan sólo un 40,2%. Véase: Boccardo, Moya y Allende (2015). ¿Una nueva cuestión laboral en Chile? Apuntes para abrir el debate. Cuadernos de Coyuntura de Nodo XXI, N°7.

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trabajadores no recibieron sueldos. La imagen colectiva que la

ciudadanía maneja de dicha movilización fue sobre la situación de los

trabajadores subiendo en una grúa el auto del jefe, en donde la consigna

fue "el jefe no se va hasta que escuche las demandas de sus

trabajadores". Lo interesante de esta huelga es el uso del espacio

público de un modo original para difundir sus problemáticas, sin

solapar obviamente el lado no tan lúdico de la misma: la huelga de

hambre de 2 trabajadores. Rodolfo Ahumada (34) y Javier Vilches (55)

estuvieron más de 20 días sin comer, luego de 33 días de comenzada la

huelga, frente a la nula respuesta a las demandas por parte de los

empleadores.

Las huelgas de los sindicatos del Metro no son aisladas. En

noviembre del mismo año (2015) se realizó otra huelga, esta vez de los

trabajadores de la línea 1, los cuales estaban a cargo de la mantención

de los trenes más modernos. Al igual que la huelga en Cal y Canto, los

trabajadores tuvieron un conflicto con su respectiva empresa

subcontratista llamada CAF Chile.

51 operarios se fueron a huelga legal tras no llegar a acuerdo en la

negociación colectiva, cuyas demandas eran la igualdad de salarios por

la misma función (denunciaban la existencia de 6 escalafones de

salarios sin justificación) y el pago de días extras (domingos), cuyo no

cumplimiento se acarreaba de hace 36 meses. Lo interesante de esta

huelga fue la relación de los huelguistas con la ciudadanía. Se realizó

una campaña en relación al precio del pasaje, señalando que el costo de

este era excesivo, a lo que se sumó una declaración que daba excusas y

pedía solidaridad a los usuarios, lo cual generó un gran apoyo en la

población.

Dentro del sector del transporte público también hubo

movilizaciones por parte de trabajadores del transantiago, destacando

específicamente el caso de la empresa Alsacia en octubre del 2015. Los

trabajadores demandaban respetar la ley en relación al pago de los

tiempos de descansos, y exigían condiciones mínimas de seguridad e

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

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higiene. La huelga duró 12 días y no estuvo exenta de conflictos

violentos con fuerzas policiales (barricadas, detenciones, etc.) debido a

que las empresas realizaban planes de contingencia que eran resistidos

por los trabajadores.

Como evidencia del poder de la organización sindical, el

Sindicato de Trabajadores Starbucks Coffee Chile, por primera vez

después de 6 años de existencia, cierra un acuerdo en el marco de una

negociación colectiva en mayo del 2015. Las demandas principales eran

el derecho a la colación y el reajuste de sueldo base de acuerdo al IPC,

llegado a un acuerdo con la empresa de aumento del sueldo base en 15

mil pesos líquidos, reparación económica por pérdida de patrimonio

sindical luego de años de prácticas antisindicales (700.000 pesos

mensuales) y, por último, se acordó la conformación de una mesa

mediada por un tercero imparcial para resolver problemáticas

laborales. Dentro del marco legal restrictivo y el carácter multinacional

de la empresa en cuestión, ésta huelga sirve de antecedente para

evidenciar la actividad sindical de rubros que salen del estereotipo

clásico de sindicalismo -asociado a los sectores estratégicos y el sector

público- cuyos trabajadores cuestionan las condiciones laborales que les

presentan las grandes cadenas.

Otra gran cadena que sufrió la huelga de sus trabajadores fue

Supermercado Jumbo, en abril del año 2015. El Sindicato Nacional de

Trabajadores de Jumbo, con cerca de 2000 afiliados, se mantuvo

paralizado durante 9 días de huelga, siendo iniciada en medio de la

negociación colectiva. La demanda era un 9% de reajuste en el sueldo,

mientras que la empresa ofrecía un 2,7% (por debajo de lo obtenido

durante la negociación del 2012), con lo que llegaron a un acuerdo final

de reajuste en un 5% del sueldo más un bono de término de conflicto de

entre 40 y 50 mil pesos. Sin embargo, es cuestionable la ganancia pues

se aplicó la medida de descontar en cuotas los días no trabajados a los

trabajadores que paralizaron, con lo que el mismo presidente del

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

sindicato señaló que “el patrón gana una vez más”3. A pesar de que las

caracterizaciones de las empresas difieren enormemente, es evidente la

similitud de las demandas, que son principal o únicamente de tipo

económico.

Finalmente, es necesario destacar el paro de profesores que se

efectuó durante los meses de junio y julio del 2015 en protesta a la

Reforma de Carrera Docente, donde la principal demanda era el retiro

de este proyecto y la construcción de uno nuevo con la participación de

los profesores. Esto es interesante en tanto no es una demanda

meramente económica, sino que va más allá en las condiciones laborales

(número de niños en sala, 50/50 en horas lectivas y no lectivas, el modo

en que se evalúan los profesores, criterios para acceder a mayores

salarios). Otra particularidad notable es la duración extensa de la huelga

(57 días), lo que fue acompañado de grandes movilizaciones (más de

100.000 personas en las calles) y una articulación efectiva con otros

actores como son los estudiantes secundarios y universitarios. Tal nivel

de movilización se dio enmarcado en una disidencia entre las bases y el

Colegio de Profesores - personificado por su presidente Jaime Gajardo-,

pues las posturas ante el proyecto de Carrera Docente diferían,

permeadas por los intereses políticos de la institucionalidad.

Al dar cuenta del carácter general de estas distintas huelgas

realizadas durante el año 2015, es posible observar que en la mayoría

de sus demandas y propuestas reside un carácter fundamentalmente

económico. A su vez, una posible orientación política del proyecto se

halla acotada a coyunturas específicas de un momento de discusión en

el país, o bien como derivación de discusiones internas de la empresa. Al

notar los elementos propios del marco legal en el que se mueve la acción

sindical, no es de sorprender que constantemente orienten el conflicto

hacia las discusiones de carácter interno, y no se encuentre en ellos una

disposición hacia la construcción de la discusión política total. La

3 “El acuerdo que puso fin a la huelga de los trabajadores de Jumbo”, Radio

Cooperativa, 16 de abril de 2015. Disponible online en www.cooperativa.cl

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

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despolitización de la clase trabajadora como resultado de los procesos

sociohistóricos asociados al giro neoliberal chileno –y su consecuente

marco legal en el mundo del trabajo, el Plan Laboral- han llevado a este

panorama general, que ciertamente la Reforma Laboral no sólo no logra

contribuir a mejorar, sino que plantea diversos retrocesos para un

panorama escenario adverso al sindicalismo chileno.

La necesidad de que la movilización de los trabajadores devenga

en una forma efectiva de exigencia y demanda política –no sólo ya al

espacio de la disputa interna, acotada al espacio de la empresa- explica

la apuesta del GEIT, en la cual la trasformación social debe

necesariamente pasar también por la articulación del conflicto social en

la esfera del trabajo. Al no hallar el espacio regulador adecuado dentro

del marco legal para la construcción de una política sindical del conflicto

como tal, se hace más necesaria que nunca la movilización y la

formación de una conciencia crítica en torno al mundo de trabajo.

Estructura de la revista El presente número de La Maquila se divide en cuatro grandes

secciones que intentar guiar su lectura. Primeramente, la que forma

parte de lo que el lector ya está observando en este momento, la

Editorial, que –como ya se habrá observado- incluye algunos de los ejes

y tareas fundamentales del GEIT, además de un breve registro de

algunas de las principales huelgas del año 2015.

Una segunda sección la constituyen las Entrevistas y reflexión, en

la cual presentamos un breve análisis general del proyecto de Reforma

Laboral que actualmente se discute, una entrevista al abogado y asesor

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

sindical Juan Vergara, y una segunda entrevista dirigida ahora al

presidente del sindicato nacional de Starbucks Andrés Giordano. Todos

estos elementos confluyen temáticamente en el esfuerzo general del

GEIT y las organizaciones sindicales de fortalecer la articulación de los

trabajadores y cómo canalizar sus conflictos y movimientos.

En tercer lugar, se encuentra el grueso de la revista, la sección

Artículos e investigación, constituido por los diversos aportes y trabajos

que los autores de los artículos, ensayos e investigaciones empíricas han

contribuido a la construcción de este número de La Maquila. A

continuación, se realizará una pequeña presentación de cada texto con

el fin de resumir el contenido específico de cada uno de ellos.

Felipe Ruiz -estudiante de Sociología de la Universidad de Chile y

miembro del GEIT- y Catherine Agüero –estudiante de Sociología de la

Universidad de Chile y practicante en el área de desarrollo humano del

PNUD en Chile- nos presentan en Consideraciones teóricas sobre la

centralidad del trabajo: breve síntesis del debate sobre el fin del trabajo

desde América Latina las teorías fundamentales que se han desarrollado

para comprender el trabajo desde América Latina en las últimas

décadas, logrando discutir con las posturas elaboradas desde las

nociones del “fin del trabajo”. Se presenta como un artículo pertinente

para introducirse en los estudios contemporáneos del trabajo, y

entender que su centralidad para la comprensión de lo social no se ha

terminado, sino que transformado.

Los autores Gabriela Pontoni, Sonia Filipetto y David

Trajtemberg, todos de nacionalidad argentina, realizaron la

investigación que lleva por título Dinámica del empleo y las relaciones

laborales en la Argentina que tiene por objetivo dar cuenta de cómo, el

contexto económico y político de la Argentina reciente (2003-20013)

determina las relaciones laborales dentro del país. Se expone desde el

año en que Néstor Kirchner empezó su mandato, también comenzó el

período conocido por los autores como de "convertibilidad", que tenía

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

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como característica el aumento de la demanda interna por la

redistribución salarial, la revitalización de los sindicatos y la

formalización laboral. Del mismo modo, se expone que cuando este

sistema productivo "colapsa" en la desaceleración del 2008, a la vez

aumentan las tensiones laborales, por lo que los autores plantean seguir

con el proyecto de formalización del empleo y redistribución salarial

como la comenzada en el año 2003.

El artículo titulado Propuesta de un marco teórico y analítico

para estudiar la huelga laboral en Chile de Nicolás Ratto -estudiante de

Sociología de la Universidad de Chile-, presenta de manera simple y

esquemática una nueva forma de estudiar movilizaciones de

trabajadores, en específico las huelgas laborales en Chile. Este trabajo,

dispone de una serie de recomendaciones (nueve específicamente)

sobre qué elementos observar a la hora de sistematizar teórica y

analíticamente una huelga laboral en Chile. Siempre dando énfasis en las

asociaciones de los trabajadores y sus esfuerzos por generar una

orgánica que devenga en consecuencias sociopolíticas. El presente

artículo, tiene una evidente carga política que, de modo coloquial, está

"del lado de los trabajadores".

Otro de los aportes internacionales que este número de la

revista cuenta, se incluye el realizado por el doctor en Sociología y

académico de la Universidade de São Paulo, Leonardo Mella e Silva. El

profesor Silva nos aporta un valioso texto -Duas ou três coisas que eu sei

dela (a clase criativa)4- en el cual se aproxima a las discusiones

contemporáneas acerca de una de las formas que el trabajo ha ido

adquiriendo en las últimas décadas, específicamente el que lleva a cabo

la llamada clase creativa, en base al término acuñado por la obra de

Richard Florida. El presente texto permite llegar a comprender

4 “Dos o tres cosas que sé de la clase creativa”

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

determinadas lógicas que adquiere el trabajo en el neoliberalismo, y la

necesidad de ampliar la óptica de análisis respecto a su funcionamiento.

Silva contribuye con un segundo artículo a este número de La

Maquila, esta vez en co-autoría con Michelle R. Oliveira, doctora en

Comunicación, y profesora de Periodismo y Comunicación en la

Faculdade Casper Líbero. El texto - O empreendedorismo na atividade

jornalística: relatos de uma pesquisa em andamento5-, logra

complementar y profundizar en varias problemáticas ya planteadas en

el primer artículo de Silva respecto al trabajo de la clase creativa.

Observamos aquí el fenómeno del espíritu empresarial –como discurso y

práctica coherente del empresariado- que se impone a los empleados en

las dinámicas neoliberales del trabajo, aquí en el caso específico de las

labores ligadas a la escritura periodística. Es posible observar cómo la

imposición de este espíritu en los trabajadores acarrea determinadas

consecuencias que derivan en una precarización de su actividad,

logrando configurar un acercamiento a una teoría del trabajo

profesional (en este caso del periodismo) precarizado.

Finaliza nuestra tercera sección con el artículo que nos entrega

Martín Montes Marín -licenciado en Ciencias Sociales, Sociólogo de la

Pontificia Universidad Católica de Chile, y estudiante de Magíster en

Desarrollo Urbano en la misma institución-, Soluciones simples para

problemas complejos: Comercio informal y política pública en el casco

histórico de Santiago. En él el autor plantea diversas problematizaciones

a tener en cuenta respecto al trabajo informal, específicamente en el

espacio del comercio informal desarrollado en Santiago. El autor logra

presentarnos concretamente los conflictos alrededor del desarrollo de

estas labores, y cómo la perspectiva planteada desde las políticas

públicas en las últimas décadas ha devenido en errores de comprensión

del fenómeno que han terminado por impedir su eficacia, e incluso

resultar perjudiciales para los trabajadores del comercio informal.

5 “El espíritu empresarial en la actividad periodística: relatos de una

investigación en curso”

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

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Para terminar nuestro tercer número de La Maquila dejamos a

los lectores cordialmente invitados a participar y estar atentos al cuarto

número de la revista, dejando abierta la convocatoria para aportar en La

Maquila a publicar durante el segundo semestre de este 2016. Los

términos formales para la participación de aquellos que estén

interesados se encuentran en la cuarta sección de la revista, Anexos.

Dando por finalizada esta primera sección introductoria,

instamos al lector a adentrarse en las páginas presentes, interesarse y

formarse en las temáticas aquí planteadas. Ciertamente –dada la

adversa situación que viven hoy los estudios laborales- no son muchas

las instancias en las cuales este tipo de conocimiento puede producirse

y ampliarse a todos aquellos que estén interesados en él. Para ellos, y

los que vengan, se abre esta pequeña ventana desde la cual el GEIT ha

dirigido parte de sus esfuerzos.

Equipo Editorial de La Maquila N°3

Mayo, 2016.

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

Entrevista a Andrés Giordano6: situación

actual del sindicalismo en Chile. Por Brian Montenegro

Entrevistado (Andrés Giordano): Desde ahora A.

Entrevistador (Brian Montenegro): Desde ahora E.

E: Como dirigente joven y tu experiencia en la participación

activa dentro del sindicato y las huelgas llevadas a cabo por este en

los últimos años ¿Cuáles crees que son las principales trabas del

sindicalismo hoy en día en Chile?, ¿Cuáles son las tareas del

sindicalismo hoy?

A: Lo primero es entender que nuestro sindicalismo es heredero

jurídico y cultural de la dictadura, por lo tanto, está concebido en

modelo restringido de acción, con trabajadores con rasgos

mayoritariamente individualistas y poco politizados. La normativa

vigente confina a nuestras organizaciones a pequeños espacios de

acción dentro de las empresas y no garantiza ninguno de los pilares de

la libertad sindical: esto es, derecho a sindicalizarse sin represalias o

temor a ellas, negociación colectiva fructífera frutos y de buena fe, y

derecho a huelga efectivo. Ahora bien, aun así, el movimiento sindical

también tiene fallas congénitas que afectan radicalmente su

representatividad y participación en la sociedad, de las que no se ha

hecho cargo desde el retorno a la democracia. Por ejemplo, existe un

tema discursivo, por sobre todo en la forma, que ya no es coherente con

la nueva identidad del trabajador. Los simbolismos tradicionales del

sindicalismo, sus consignas, su lenguaje, su actuar en muchas

circunstancias, incluso sus colores, no generan adherencia en la clase

trabajadora. Y uno debe hacerse responsable de ello, si pretende tener

un rol unificador y pedagógico; no podemos pretender imponer los

dogmas de antaño a esta nueva cultura de trabajadores. Si queremos

6 Presidente del Sindicato de Starbucks Coffee Chile.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

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recuperar la conciencia de clase, si queremos que los trabajadores se

reconozcan como tales, debemos partir por entender qué esperan ellos;

sino, vamos a seguir representando única y exclusivamente a los

ideologizados, o a los más preparados políticamente, o a los de

determinada tendencia o partido. En mi perspectiva, el sindicalismo no

está para eso, tiene que ir mucho más allá. Y esto no quiere decir ser

amarillo o hacer sindicalismo encerradito empresa, por el contrario,

debemos saber romper ese vicio, saber tener mentalidad de sindicato de

rama, fomentar solidariamente la organización en otros sectores o

empresas y saber construir lenguajes, códigos, propuestas, nuevas

formas de comunicación y luchas que representen, que puedan

traducirse en victorias, para evitar seguir siendo ese sindicalismo

anacrónico que no puede comunicar, que no propone, que es

meramente reactivo y que tiene la moral baja porque, a veces no gana y

otras veces pierde.

Por otro lado, está la pérdida de autonomía de algunas

organizaciones sindicales que no han sabido diferenciar entre la política

sindical y la política partidista. Los resultados están a la vista,

organizaciones y centrales fragmentadas, reformas pro-empresariales,

sindicalismo de consenso e inmovilizado al servicio de los partidos y los

gobiernos. La CUT es el ejemplo más dramático, pero no el único.

E: ¿En qué temas del trabajo es necesario avanzar para

obtener mejores condiciones laborales en Chile?, ¿Qué temas

esenciales debería reunir una reforma para lograrlo? ¿Cuáles no?

A: En lo que respecta a legislar, es necesario acabar con el legado

de la dictadura, tanto en el sentido constitucional como específicamente

laboral. Existe un consenso amplio en el mundo sindical y académico en

que el pilar fundamental del Plan Laboral de Piñera es la negociación de

empresa, por lo que cualquier transformación real del modelo no puede

obviar la discusión sobre la negociación por rama, que no sólo es la

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

única forma de garantizar el derecho de negociación colectiva a todos

los trabajadores, sino que además representa una forma de

redistribución de la riqueza que ha tenido positivos impactos en la

equidad de países como Uruguay, para evitar citar los clásicos ejemplos

europeos. Y bueno, por supuesto, el derecho a huelga efectivo y en

cualquier circunstancia que afecte a los trabajadores. Con ello, todo lo

demás se puede ir solucionando en el trayecto mediante la unidad

sindical y el poder que podrían recuperar los trabajadores mediante

estas transformaciones. No existe otra forma de emparejar la cancha.

Ahora, lo laboral no es sólo sindical. Otro pilar del modelo

dictatorial son las AFP y en eso ya se han venido realizando grandes

esfuerzos en los últimos años. La coordinadora NO + AFP es el mejor

ejemplo de una iniciativa sindical de largo aliento y que ha sabido

congregar a otros actores también. Este tipo de campañas son

necesarias para levantar al sindicalismo como una forma de hacerse

cargo del tipo de sociedad que queremos.

E: En ese sentido y desde tu conocimiento sobre el tema,

¿Cuál crees que es el estado de la lucha actual del sindicalismo en

Chile, en específico en el sector de servicios? y, ¿Qué desafíos crees

que tiene el llamado “nuevo sindicalismo” en el escenario de la

reforma laboral impulsada por el gobierno?

A: Parte de esto ya lo dije en la primera pregunta. El desafío del

sindicalismo tiene relación con saber reinventarse, con volver a

posicionarse como una estructura que es necesaria para el trabajador,

pero que además le resulte familiar, cotidiana, educativa y atractiva. La

reforma sólo va a poder dejarse atrás en la medida que logremos

transformar el sindicalismo en una energía movilizadora, eligiendo

batallas que nos permitan construir una verdadera correlación de

fuerzas capaz de desencadenar las transformaciones que los y las

trabajadores necesitan. Ello no va a ocurrir de la mano de la clase

política ni de los operadores de los partidos que hoy dominan el

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

21

sindicalismo “oficial”, sino de aquellos sindicatos de bases con

autonomía y vocación sindical.

En ese sentido, para el sector de servicios, se requiere aprender

de las experiencias existentes y tratar, desde ellas, de replicarlas en

otros lados. Siendo quizás el sector de la economía que más crecimiento

proporcional ha experimentado en los últimos años, con capital

mayoritariamente desde las multinacionales y trabajos precarios, existe

un enorme desafío que implica grandes esfuerzos de organización y

educación. En el caso de la comida rápida, existen dificultades que van

desde la inexperiencia laboral e inmadurez política de los trabajadores

jóvenes o la propia rotación de la industria, hasta los prejuicios

culturales que la sociedad nos impone sobre este tipo de trabajos. Sin

embargo, este tipo de luchas pueden llegar a definir el nuevo

sindicalismo, y de paso romper muchos mitos.

E: Entiendo que ustedes están afiliados a la Central Unitaria

de Trabajadores, ¿cuál es su posición respecto de esta, y cómo

evalúan su rol frente a la reforma? En caso de no coincidir con esta

¿cuál crees que debiese ser el rol de una organización intersindical

que reúna a los trabajadores?

A: Lamentablemente, la CUT jugó un rol nefasto. Creo que es

válido presumir que los partidos políticos pueden ser bienvenidos por

el sindicalismo cuando quiero apoyar las luchas de los trabajadores,

pero en ese orden: partidos al servicio del movimiento sindical, no al

revés. Y es que cada entidad debe mantener su propia autonomía.

La tradición chilena tiende a quitarle dicho carácter autónomo a

las organizaciones sociales, necesita involucrar el partido, y las lógicas

entre partidos y movimientos son muchas veces contradictorias. En este

caso, la CUT funcionó como un apéndice del gobierno, lo que es evidente

al comparar su actuar ante el Gobierno de Bachelet vs lo que se hizo

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

durante el Gobierno de Piñera. Los intereses de las trabajadoras y los

trabajadores son únicos, sin importar el gobierno que esté de turno, y

cualquier central que no sepa dibujar ese límite va a fracasar. Sin esto,

es imposible que exista unidad en el movimiento sindical, lo que resulta

especialmente nefasto, dada la coherencia de los gremios empresariales.

La derecha, el gobierno y la CUT, son todos igualmente

responsables de esta reforma laboral; proyecto que ya nadie puede en

su sano juicio defender, pero que debió haber sido criticado desde su

presentación el 29 de diciembre del 2014.

No va a ocurrir, pero a mi juicio, la dirigencia actual de la CUT

debe hacer los mea culpa correspondientes, es la única oportunidad que

tiene de salvarse como estructura. Debe desprenderse de la descarada

influencia del PS y el PC, debe democratizarse y transparentarse. Sino,

su existencia va a ser un fenómeno meramente nominal.

E: Luego de la última huelga que tuvieron en el sindicato de

Starbucks, que en general, resultó exitosa para los trabajadores del

sindicato. ¿Cómo crees que esto se ve traducido en las prácticas

que tiene Starbucks como empresa con sus trabajadores

sindicalizados?, ¿Es distintivo entre sindicalizados y no

sindicalizados?, ¿y entre ustedes mismos? ¿Es difícil ser líder

sindical en Chile?

A: Ser dirigente sindical es una tarea un tanto masoquista,

requiere mucha energía, mucho tiempo, mucha paciencia y tolerancia a

la frustración. Quienes estamos verdaderamente comprometidos con

esto, lo hacemos conscientes de ello, de que es una tarea que no

termina, de que es una forma de pensarse a uno mismo en relación a sus

pares.

Nuestro sindicato, hoy, luego de varios pequeños y medianos

triunfos, ha terminado con muchas prácticas discriminatorias, o al

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

23

menos estas se han reducido. Quiero creer que lo estamos haciendo

bien, pero queda mucho trabajo por hacer para erradicar el legítimo

temor de los trabajadores a organizarse. La historia no miente y lo

cierto es que nuestro sindicato tiene muchos objetivos que, en gran

medida, se oponen al lucro de Starbucks. Por eso, no podemos

contentarnos con esta relativa tranquilidad: cambiar la política de una

compañía multinacional que opera en todo el mundo requiere un

trabajo constante, una observancia y capacidad de reacción que pueda

garantizar cierta estabilidad para los socios del sindicato.

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

Balance general sobre la Reforma Laboral

Por Alejandro Castillo y Vanny Catalán

La discusión en torno al proyecto de Reforma Laboral está

zanjada y, por cierto, es mucho lo que se puede decir al respecto. En el

anterior artículo sobre la Reforma Laboral hemos analizado

críticamente el rol asumido por las organizaciones empresariales y el

gobierno a propósito de su tramitación y discusión pública. Por su parte,

los empresarios agrupados en organizaciones como la Corporación de

Producción y Comercio (CPC) tuvieron un notable éxito en demonizar el

proyecto de reforma, de manera de evitar toda discusión crítica por

parte de las organizaciones sociales del mundo del trabajo. De alguna

manera, el hecho de que los empresarios se mostrasen disconformes

con la reforma podía significar que ésta efectivamente contuviera

avances para los trabajadores. Por otro lado, el gobierno, empecinado

en “sacar adelante” la Reforma, mantuvo un discurso con retórica

progresista e incluso, a propósito del fallo del Tribunal Constitucional,

mantuvo una posición crítica frente a los sectores de derecha que

impugnaban la constitucionalidad de ciertos aspectos de la reforma. Así

entonces, el gobierno logró proyectar la imagen de una Reforma

“arruinada” por los sectores más conservadores de la derecha política.

¿Y qué ocurre en el mundo del trabajo? En base al seguimiento

de la discusión pública que hemos realizado como grupo de estudios,

sostenemos que la posición ambigua de la Central Única de

Trabajadores (CUT) -que comenzó alentando la Reforma para luego

retractarse en algunos puntos- terminó dando señales equívocas para

los trabajadores. Probablemente nadie había leído el proyecto pero se

suponía que si la CUT, principal referente multisindical en Chile,

apoyaba el proceso, la Reforma debía constituir un avance7. ¿Por qué la

7 ] Existe una serie de organizaciones del mundo del trabajo que fueron críticas

del proyecto de reforma desde un comienzo, como es el caso de la

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

25

CUT mantuvo tal posición ambigua? Queda pendiente analizar aspectos

como su composición y representatividad (compuesta en gran parte por

trabajadores del sector público), así como la afiliación política de sus

principales dirigentes (pertenecientes fundamentalmente a partidos de

la Nueva Mayoría) para comprender la posición de la multisindical y los

roles que pudiese asumir en el futuro.

¿Finalmente cuál es el balance general de la Reforma Laboral?

Como equipo del GEIT sostenemos que la reforma no sólo es

insuficiente, sino que además constituye un retroceso para el mundo del

trabajo, en la medida en que sigue concibiendo al trabajador como

“capital humano” y no como sujeto de derechos. Podríamos decir que la

adaptabilidad sindical -elemento introducido por la Reforma- que

permite negociar jornadas laborales más extensas de las existentes,

puede resultar letal en el marco de una legislación actual que clausura la

negociación ramal. Esto, considerando, además, que el derecho a huelga

señalado en la reforma no es efectivo (dado el reemplazo vía

adecuaciones necesarias) e incluso la posibilidad de constituir

sindicatos se termina por cerrar –particularmente en el caso de las

PYMES- debido al requisito irrealizable de que el sindicato deba agrupar

a, al menos, ocho trabajadores con un 50% de representación en la

empresa.

Dicho lo anterior, como GEIT hemos realizado una entrevista

Juan Vergara8 para así profundizar en algunos pormenores técnicos de

la Reforma, además de un análisis político del rol de la CUT en este

Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC) y varias federaciones y organizaciones muchas de las cuales están agrupadas en torno al incipiente Comité de Iniciativa por la Unidad Sindical (CIUS). 8 Juan es abogado laboralista, asesor de sindicatos de la Banca, Comercio,

Servicios Básicos, Construcción, Salud y Educación y promotor del blog Pro Sindical.

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

proceso, elementos que podrían entregarnos explicaciones del por qué

este proyecto constituye un retroceso para los trabajadores en su

conjunto.

Entrevista a Juan Vergara9

G: Desde el punto de vista de sus contenidos, ¿cuál es el

balance que harías acerca de la Reforma Laboral?

J: Es indudable que, en su estado actual (la Reforma), es un

retroceso para los trabajadores. El proyecto contiene una serie de

concesiones al empresariado, como "pactos de adaptabilidad" (jornadas

de hasta 12 horas diarias, eliminación del tope de 2 horas extras,

trabajar 7 días corridos, sacar de la jornada de trabajo el tiempo de aseo

y cambio de vestuario), aumento de quórum para constituir sindicatos

en empresas de hasta 50 trabajadores, exigencia de quórum para poder

negociar, obligación de los sindicatos de proporcionar "servicios

mínimos" durante la huelga, validación de diversas formas de

reemplazo interno (cambios de turnos y adecuaciones necesarias para

los trabajadores que no están en el sindicato), retrasar de 3 a 5 días la

fecha de inicio de una huelga ya aprobada, suspensión de la negociación

colectiva por decisión judicial (incentivo a las empresas para judicializar

y presionar a los sindicatos), hipótesis en que se impide incluso iniciar

la negociación colectiva, otorgar a las empresas la posibilidad que

recurran a jueces para que decreten el término de una huelga y la

correspondiente reanudación de faenas, impedir que el sindicato y su

directorio entren a la empresa durante una huelga (incluso si tienen su

oficina en ella), eliminación de la garantía de pago mínimo de 75% a los

trabajadores no sindicalizados en caso de extensión de beneficios,

eliminación del derecho del trabajador de optar por el pago de

indemnizaciones adicionales en caso de despido antisindical, aumento

9 De aquí en adelante: G (GEIT) y J (Juan Vergara).

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

27

de quórum para elegir delegados sindicales en sindicatos interempresa,

entre otras.

G: Y más allá de los aspectos negativos que mencionas,

¿consideras que existen avances en alguna materia, por más

mínimos que sean?

J: En el estado actual del proyecto (después de la sentencia del

Tribunal Constitucional), podemos enunciar como "avance" la reducción

de la duración máxima de los contratos colectivos de 4 a 3 años, que la

extensión de beneficios a trabajadores no sindicalizados requiera un

consentimiento del sindicato, eliminación de la exigencia de quórum

para hacer efectiva la huelga, la obligación de incorporar mujeres en las

directivas sindicales y comisiones negociadoras dependiendo del

porcentaje de socias de la organización, simplificar la norma sobre

oportunidad para presentar proyecto, la obligación del empleador de

proporcionar planilla de remuneraciones de socios del sindicato si el

Estatuto así lo dispone, incorporar a la negociación colectiva a las

personas que se sindicalicen hasta 5 días después de presentado el

proyecto, sancionar como práctica antisindical el traslado de

trabajadores de un recinto a otro.

G: Con respecto al fallo del Tribunal Constitucional, se ha

mencionado la extensión parcial de beneficios a los nuevos

sindicalizados y la inconstitucionalidad de la titularidad sindical

como dos aspectos que terminarían por sepultar la Reforma. A tu

juicio, ¿qué tan significativo es el fallo con respecto a lo que ya se

estipulaba anteriormente en la reforma?

J: Antes del fallo del tribunal constitucional el proyecto ya era

regresivo en derechos para los trabajadores. Lo relevante es que el

Tribunal Constitucional elimina "avances" para los trabajadores que

venían de algún modo a compensar la cantidad y gravedad de los

"retrocesos". Sin aquellos, estos últimos son incomprensibles

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

G: ¿Cuál es tu opinión acerca del rol que ha tenido la Central

Única de Trabajadores en este proceso?

J: El apoyo de la Central ha sido clave para que el gobierno

impulsara el proyecto. El problema es que la directiva de la Central

"celebró" el proyecto sin conocer su texto y a los días, cuando

comenzamos a advertir la cantidad de retrocesos que contenía, se vio

obligada a comenzar a cuestionarlo y exigir públicamente por su

enmienda. El problema es que, aún a sabiendas que el proyecto es un

claro retroceso para los trabajadores, la Directiva de la Central todavía

no exige el retiro del proyecto. Parece que, entre que no haya ley o que

haya una mala, prefieren una mala.

G: Finalmente, en base a tu experiencia como asesor

sindical, ¿qué estrategias o tácticas le recomendarías a los

dirigentes sindicales para hacer frente a esta Reforma Laboral

adversa? ¿Y cómo se podría proyectar un movimiento sindical con

potencial transformador en este nuevo escenario?

J: Lo relevante es que los dirigentes tomen conciencia de

algunas cosas: primero, que los cambios requieren de una activa

participación de todos los dirigentes sindicales, especialmente de los

dirigentes "de base", y que no pueden continuar "delegando" dicha

responsabilidad en otros dirigentes ni en representantes políticos ni en

autoridades, ningún "iluminado" les resolverá el problema; segundo,

que se organicen a partir de una crítica común de la reforma generando

las confianzas necesarias para proyectar un trabajo conjunto de más

largo plazo; y tercero, que dicha organización tenga un

direccionamiento político cuya centralidad esté en el mundo del trabajo.

G: Muchas gracias por tu tiempo.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

29

Consideraciones teóricas sobre la centralidad

del trabajo

Por Felipe Ruiz Bruzzone y

Catherine Agüero Espinace

Mediante el presente ensayo pretendemos aportar con una

breve síntesis sobre algunas reflexiones teóricas que se han realizado

desde América Latina, que buscan discutir la perspectiva pesimista de la

intelectualidad occidental en relación al trabajo como categoría analítica

válida para ser objeto de estudio de la sociología.

Basándonos fundamentalmente en una selección de

elaboraciones de tres autores latinoamericanos - Enrique De La Garza

(México), Ricardo Antunes (Brasil) y Julio Cesar Neffa (Argentina) -

buscaremos explicar sintéticamente: el desarrollo que el concepto de

trabajo ha tenido en el pensamiento social occidental, las

transformaciones que ha sufrido la sociología del trabajo en América

Latina, las principales tesis sobre el fin del trabajo, elaboradas desde el

pensamiento social occidental, fundamentalmente desde Europa y

Norteamérica, así como las principales críticas a éstas, elaboradas por

los autores latinoamericanos antes mencionados. Cerraremos esta

reflexión considerando algunos ejes de estudio tanto teóricos como

empíricos, que valdría la pena considerar para el desarrollo de los

estudios laborales en América Latina y Chile.

Vale aclarar que la intención de este trabajo no pasa por la

completitud académica; sin dudas es incompleto ya que su intención es

otra: poder elaborar un texto que sea útil para quienes recién se

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

insertan en el debate teórico en torno al trabajo y los estudios laborales

en las ciencias sociales.10

Desarrollo del concepto de trabajo en el pensamiento social

occidental

En términos generales, es posible señalar que el concepto de

trabajo ha variado a lo largo de la historia del pensamiento social del

siglo XX, en estrecha relación con las transformaciones históricas que

circunscriben al fenómeno, condicionadas por la correlación de fuerzas

entre actores y clases sociales, que buscan establecer un sentido

hegemónico del mismo (De La Garza, 2000).

Una primera cuestión teórica que creemos preciso establecer

tiene que ver con el carácter dual del concepto de trabajo, toda vez que

refiere tanto a una actividad que tiene dimensiones objetivas – de

intermediación con la naturaleza, de transformación del ser humano y

de creación de vínculos sociales – como subjetivas – englobando

fenómenos referidos a identidades, sentidos y visiones de mundo

(Antunes, 2000; De La Garza, 2000).

Sin embargo, se hace necesario proponer una revisión histórica.

Para caracterizar el desarrollo del concepto en la teoría social

occidental, autores como Enrique De la Garza proponen distinguir

cuatro grandes períodos de su desarrollo intelectual: el primero refiere

al predominio de la teoría económica clásica, desde la revolución

industrial hasta la segunda mitad del siglo XIX en el lapso de 1750-1850,

período en el cual – sobre todo por el desarrollo de la economía política

– el trabajo fue un concepto central en la teoría social, entendido como

creador de valor. Un segundo período abarca desde finales del siglo XIX

hasta la crisis de 1929, caracterizado por el giro marginalista en la

10 En coherencia con tal intención, el texto que presentamos es una versión ligeramente modificada de una parte importante del cuadernillo de formación número 1 del Grupo de Estudios Interdisciplinarios del Trabajo, titulado Observaciones para el estudio del Trabajo en América Latina (en el marco del neoliberalismo), elaborado por Felipe Ruiz durante Enero del presente año.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

31

economía, el énfasis en el intercambio, la consideración del ser humano

como actor racional y el rechazo a la centralidad del trabajo como eje de

la generación de valor. Un tercer período abarca desde la década de

1930 hasta la década de 1960, etapa en la cual debido al declive de la

economía neoclásica y el auge del pensamiento económico de

orientación keynesiana, el trabajo volvió a situarse con importancia en

términos analíticos, así como en el plano ideológico como un actor social

validado y con presencia institucionalizada (De La Garza, 2000).

Finalmente un cuarto periodo, que va desde la década de 1970,

cuando empieza el giro neoliberal a escala global, hasta la actualidad;

aquí se pueden identificar dos grandes corrientes en relación al

problema del trabajo, marcadas por el debilitamiento del concepto

luego del resurgimiento del pensamiento neoclásico. Por un lado, se

afirma que debido a ciertas transformaciones económicas y a la derrota

histórica del sindicalismo, el trabajo ya no constituiría una categoría

central en la explicación de los procesos de cambio social reciente. Por

otro lado, se encuentran tesis que diagnostican una disminución de la

centralidad del trabajo como ámbito de lo social, ya sea porque la

tercerización y el desarrollo tecnológico harían disminuir al trabajo

como actividad humana, o porque debido a la fuerte segmentación,

fragmentación y heterogenización del campo laboral, sería inviable la

emergencia de identidades colectivas desde tal aspecto de la vida en

común (De La Garza, 2000).

Detallando algo más el cuarto período mencionado, es posible

señalar tres elementos que han influido en el declive de la valoración

académica respecto a la importancia del trabajo en la sociedad, tanto en

sus aspectos objetivos como subjetivos: el neoliberalismo como

formación social alternativa al keynesianismo y como ideología

hegemónica, la reestructuración productiva y de los mercados laborales

que provocaron una fuerte heterogeneización, complejización y

fragmentación del trabajo en relación a los períodos previos (Antunes,

2000), así como el declive de las ideologías relacionadas con el

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

movimiento obrero – en sus variantes comunista, socialista o

socialdemócrata – debido a una crisis del trabajo en el plano subjetivo y

de representación colectiva, fenómeno en el cual puede englobarse

también la crisis que en algunas partes del mundo afecta a los sindicatos

(Antunes, 2000; De La Garza, 2000a).

Breve contextualización de la sociología del trabajo en América

Latina

En relación al desarrollo de la sociología del trabajo en América

Latina es preciso anotar que – en coherencia con los argumentos recién

planteados - también sus enfoques teóricos y temas de investigación

han variado de manera histórica. Sus orígenes en la región se sitúan en

la década de 1960, y en tal momento se mantuvo subordinada a la

sociología del desarrollo, a las orientaciones teóricas del estructural

funcionalismo y al concepto límite de la modernización (Garretón,

2014). Desde tales perspectivas se buscó estudiar las problemáticas de

la industrialización tardía, con énfasis en temáticas como la

marginalidad laboral urbana, la caracterización de la subjetividad

(conciencia) obrera, la relación entre movimiento obrero y partidos

políticos, la emergencia y problemáticas de la sindicalización y la

perpetuación de vínculos laborales de tipo tradicional producto de la

acción estatal y empresarial. En un primer momento, esta orientación

contribuyó a la caracterización de una serie de procesos históricos

analizados desde la negatividad: describiéndolos como carencia de

vínculos sociales de tipo moderno, propios de las sociedades

desarrolladas, norteamericanas o europeas (Zapata, 1986; Abramo &

Montero, 1995).

Posteriormente, y como ha sido señalado en diversos estudios

(De Sierra, Garretón, Murmis, & Trindade, 2007; Garretón, 2014),

durante la década de 1970 la temática central de las ciencias sociales en

América Latina gira en torno al dualismo dictadura-democracia, siendo

centrales para la sociología en general y la sociología del trabajo en

específico, las reflexiones sobre las posibilidades de superación de los

regímenes dictatoriales y la posibilidad de reconstitución del actor

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

33

laboral como fuerza social de orientación democrática, en oposición a

las dictaduras (Zapata, 1986; Abramo & Montero, 1995).

Luego, en la década de 1980 y teniendo como telón de fondo los

procesos de globalización neoliberal y de reestructuración productiva,

el foco de estudio se vuelca sobre la unidad de la empresa y los procesos

de trabajo, siendo central el binomio analítico de la

dominación/resistencia, como marco teórico que exploraba la respuesta

de la clase obrera como actor colectivo frente a los procesos de

reconversión productiva y flexibilización laboral; asimismo cobraron

relevancia enfoques como el de la competitividad sistémica y la

segmentación de los mercados laborales, girando la óptica hacia el

estudio del empleo y los fenómenos de exclusión social, informalidad y

precarización (Zapata, 1986; Abramo & Montero, 1995).

De tal forma, se observa una trayectoria de la disciplina en

América Latina en la que se evidencia una importante transformación,

desde perspectivas de investigación que tenían como principal objetivo

determinar la lejanía o cercanía de las sociedades latinoamericanas

respecto a las sociedades industrializadas (en relación a las

características del trabajo, la industria y la relación entre actores

sociales y políticos), hacia la especificidad que toman en la región los

procesos de reorganización de la producción, en los cuales el conflicto

juega un papel central (Abramo & Montero, 1995).

Presentación de las tesis sobre el fin del trabajo

Como ya fue anotado en el primer apartado, desde la década de

1970 en adelante y sobre todo a partir de la década de 1980,

emergieron diferentes posturas intelectuales que buscaron afirmar la

escasa centralidad analítica e histórico-social que tendría el trabajo, en

el marco de las tendencias contemporáneas de transformación

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

neoliberal de las economías y las sociedades occidentales.11 Autores

como Enrique De La Garza (2000a; 2001) y Julio Neffa (2001) han

buscado sintetizar tales argumentos en cuatro grandes tesis,

relacionadas lógicamente entre sí, que desde diferentes ópticas buscan

argumentar a favor del fin del trabajo:

La primera plantea un declive de la importancia del trabajo en

un sentido subjetivo-político. Debido a la heterogenización y

fragmentación del mundo del trabajo, a la disminución del peso relativo

del trabajo industrial en detrimento del sector servicios en algunos

países del primer mundo, así como por la expansión de formas de

empleo precario y el incremento del desempleo estructural en algunas

partes del globo, habría un debilitamiento de la constitución de

identidad y subjetividad en torno a la actividad laboral, lo que conlleva a

una imposibilidad de constituir sujetos y actores colectivos desde el

mundo del trabajo12.

La segunda tesis está relacionada con la anterior pero tiene un

sentido más sociológico. El trabajo dejaría de tener un rol central en el

conjunto de las relaciones sociales, toda vez que los ámbitos sociales

ajenos a esta actividad tendrían más importancia relativa, siendo tales

11 Dado que escapa tanto en extensión como en contenido, para este ensayo solo mencionaremos los principales autores y trabajos señalados en la bibliografía revisada. En el sentido mencionado destacan autores como Alain Touraine en La Sociedad Post-industrial (1969), André Gorz en Adiós al Proletariado (1980), Claus Offe en La Sociedad del trabajo. Problemas estructurales y perspectivas de futuro (1984), Jeremy Rifkin en The End of Work. The Decline of the Global Labor Force and the Dawn of the Post-Market Era (1995), Dominique Meda en Le travail. Une valeur en voie de disparition (1995) entre otros. 12 Aquí se encuentra la propuesta de René Sainsaulieu acerca de la identidad en el trabajo, en L'entreprise, une affaire de societé (1990). Con respecto al proceso de aumento del trabajo precario y flexible, consultar a André Gorz en Sortir de la societé salariale (1994) y Miserias del presente, riquezas de lo posible (1997). Además de la tesis de Robert Castel y la metamorfosis de la sociedad salarial, en Les métamorphoses de la question social. Une chronologie du salariat (1995).

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

35

espacios donde se juega la constitución de identidades sociales, sobre

todo el mundo del consumo. Es una propuesta fuertemente relacionada

con la interpretación post moderna de la fragmentación de la

experiencia colectiva-social, de la cultura y las identidades, cuestión que

explicaría la ausencia tanto de sujetos sociales hegemónicos como de

discursos o proyectos políticos con pretensión de totalidad, y por tanto

la imposibilidad de la emergencia de sujetos históricos desde el mundo

laboral13.

La tercera tesis se apoya en algunas tendencias de la economía

global en la actualidad, remarcando la importancia que hoy tiene el

capital financiero, los mecanismos de acumulación vía especulación y el

impacto de las nuevas tecnologías de la información y las

comunicaciones en el ámbito de la producción. Desde tal diagnóstico se

deduce que el trabajo vivo ya no contribuye como antes al proceso de

producción de valor, por tanto se augura su declive y pérdida de

centralidad en tanto actividad económica y social14.

La cuarta tesis está relacionada con un diagnóstico de índole

netamente política. La crisis del trabajo se relaciona con la derrota del

actor sindical en el marco de la reestructuración productiva y

13 Revisar la perspectiva de Jürgen Habermas acerca de la pérdida de la utopía de la “sociedad del trabajo”, en The New conservatism: cultural criticism and the

historian debate (1989). También revisar las propuesta de reconocimiento de la

existencia de diversas esferas de la “plena actividad”, y la perspectiva del sobre-

trabajo en las siguientes autoras: Hannah Arendt en La condition de l'homme moderne (1988), Dominique Meda en Travail, emploi, activité; des redefinitions

en cours (1998), Dominique Meda & Juliet Schoor en Travail une révolution a

venir (1996) y Juliet Schoor en The overworked american. The unexpected

decline of leisure (1991).

14 Al respecto también es posible consultar el texto de Jeremy Rifkin antes mencionado y el texto de Claus Offe en El pleno empleo ¿Una cuestión mal planteada? (1996).

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

globalización neoliberal de la economía. Este fenómeno habría tenido

consecuencias principalmente en el balance de poder entre capital y

trabajo, con consecuencias nefastas para este último, lo que marcaría el

fin del trabajo como eje de disputa y construcción política, y la necesaria

búsqueda de actores y sujetos sociales al margen de las relaciones

laborales15.

Refutación teórica y empírica de las tesis del fin del trabajo, desde

América Latina

La primera tesis planteada presenta, según De La Garza

estructuralista (2000a; 2001) un fuerte determinismo estructuralista,

toda vez que asume una correspondencia estrecha entre una posición

en el mercado laboral y un desarrollo consecuente de la subjetividad de

los individuos. Además, tanto este autor como Antunes plantean que la

heterogeneidad de la clase trabajadora no sería una novedad, sino más

bien una constante a lo largo de toda la historia del movimiento obrero,

por lo que centrar su crisis en tal aspecto no tendría consistencia

histórica ni teórica (Antunes, 2013; De La Garza, 2000a). Se trata

entonces de asumir el desafío científico de explorar la (posible) relación

entre transformaciones del empleo y la (potencial) emergencia y

constitución de identidades y subjetividades.

Respecto a la segunda tesis, se plantea que también asume un

argumento apriorístico, que sería el de la actual desarticulación del

15 Sobre las consecuencias de estos fenómenos, en términos de un cambio de modalidad contractual de los trabajadores, desde un contrato tradicional a uno de actividades flexibles, revisar: J. Boissonnant en Rapport de la Commision: Le travail dans vingt ans (1995), Michel Godet en Le grand mensonge (1995) y François Gaudu en Du statut de l'emploi au statut de l'actif (1995). Dentro de la bibliografía revisada se la propuesta de Alain Supiot con el paso de la protección social a una ciudadanía social, en Critique du droit du travail (1994) y en Au delà de l´emploi, Transformations du travail et devenir du droit du travail en Europe (1998).

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

37

mundo del trabajo respecto a otras esferas de la vida social, en relación

a un tiempo pretérito (Antunes, 2003). Contra ello, parece posible

asumir una perspectiva analítica no totalitaria, que considere que las

trayectorias sociales están marcadas por una articulación relativa entre

esferas (dentro de las cuales está presente en intensidades diferentes la

esfera laboral), y que por tanto la constitución de subjetividad no es ni

coherente ni necesaria, sino contingente, y producto de relaciones y

mediaciones sociales. De acuerdo a esto, si bien el mundo del trabajo

podría hoy no ser el más relevante para la experiencia social, asumir

que no importa para ella, resulta tan espurio como afirmar a priori la

vigencia de su importancia: se trata más bien de un campo de

investigación abierto en el cual hay que determinar su nivel de

importancia. Incluso, ante las estrategias desplegadas por la empresa

toyotista y aquellas propuesta desde el new management, parece

arriesgado decir que la subjetividad ha dejado de ser relevante en el

ámbito de lo laboral, toda vez que se trata de dispositivos de control que

buscan que el trabajador interiorice los valores de la empresa, tanto en

su vida dentro de la unidad productiva como fuera de ella (De La Garza,

2000; 2001).

La tercera tesis ejercería una operación analítica que caería en la

falacia de la generalización de un argumento particular, desconociendo

que si bien el capital financiero y las tecnologías de la información ha

cobrado creciente importancia, una parte importante de la inversión

sigue siendo productiva, y desde la óptica de la satisfacción de las

necesidades humanas, así como del funcionamiento de la economía,

sigue siendo central la producción e intercambio de bienes y servicios

cuyo substrato material es ineludible (De La Garza, 2000a; 2001;

Antunes, 2013). E incluso ante la aparición de nuevas actividades o

nichos económicos, referidos como el “tercer sector de la economía

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

social”, se tiene que para ejecutar este tipo de labor se necesita de

trabajadores y operarios calificados (Neffa, 2001).16

La cuarta tesis plantea una visión finalista de la historia del

movimiento sindical. Si bien se asiste a un escenario donde ciertamente

éste ha perdido influencia, tal cuestión no tendría por qué llevar a

sepultar analíticamente la conflictividad social a nivel del trabajo, toda

vez que su declive tampoco ha sido universal (De La Garza, 2000a;

2001). Incluso pueden señalarse eventos históricos de movilización

social de gran envergadura, articulados principalmente en torno a la

lucha contra la precarización y flexibilidad del trabajo, que refutarían

históricamente esta tesis sobre el fin del trabajo como sustrato de

articulación de sujetos sociales (Antunes, 2000, pág. 93).

Ahora bien, estas consideraciones críticas de tipo analítico

también tienen un correlato empírico, destacado por los autores que

han sido considerados en este ensayo.

Más acá de las tesis sobre el fin del trabajo, el empleo asalariado

seguiría siendo una constante a escala global, aunque se diversifica,

flexibiliza y precariza. Sin duda que tales cambios han transformado la

experiencia laboral, pero dado que su constatación se basa en la

universalización de información parcial y no sistemática, que sólo relata

algunas tendencias globales sin situar el fenómeno a escala

internacional, “(…) sería aventurado afirmar a priori que esta

transformaciones no tienen impactos subjetivos y en las identidades”

(De La Garza, 2000, pág. 20).

16 A este respecto es posible revisar las tesis del Centro de Jóvenes Dirigentes de Francia, quienes reivindican el valor del trabajo, en Construire le travail de demain (1994). Así como la perspectiva de autores marxistas contemporáneos tales como: Jacques, Bidet & Jacques Texier en La crise du travail (1995) y J. M. Vincent en La legende du travail (1996); quiénes valorizan el rol del trabajo como carácter antropológico en el hombre y constitutivo de su subjetividad a través de la producción de valor. Semejante postura tienen los textos y tesis presentadas por Jean Marie Harribey en El fin del trabajo: de la ilusión al objetivo (2001), en Temps de travail et travail du temps (1996) y en Travail, emploi, activité: essai de clarification de quelques concepts (1998).

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

39

Desde tal óptica, De La Garza y Antunes plantean que los

fenómenos que funcionarían como elemento explicativo de las teorías

sobre el fin del trabajo no serían tan universales como han sido

planteados: considerado de manera global – según datos construidos

por la OIT – la caída del peso relativo del empleo asalariado se ha dado

sólo en algunas regiones (como Europa), mientras que en otras se ha

mantenido igual o ha incrementado, de la misma forma se comporta el

fenómeno del tiempo de trabajo; por otro lado, el auto empleo no ha

crecido de manera explosiva ni universal; en relación al empleo

industrial, es posible afirmar que este ha disminuido en América del

norte y en Europa, pero ha aumentado en Asia y en algunos países de

América Latina; el aumento del trabajo técnico y administrativo

tampoco ha sido homogéneo, aumentando en Asia pero manteniéndose

en Europa y cambiando de modo marginal en América del Norte;

asimismo, el declive del sindicalismo no parece ser una tendencia

universal, toda vez que las tasas de sindicalización aumentan o

disminuyen de manera relativa en diversas partes del globo sin caer de

modo drástico (De La Garza, 2000; 2001; Antunes, 2000). Por otra parte

Neffa (2001) concuerda con estas evidencias, agregando que el

desempleo de los países de OCDE debería explicarse entonces porque la

tasa de crecimiento de la PEA es superior a la del empleo. Además,

existe un crecimiento de las actividades de producción externalizadas y

tercerizadas, de la subcontratación, del trabajo a domicilio, etc., donde

se llevan a cabo buena parte de las actividades materiales y de servicio a

las firmas, que anteriormente eran desarrolladas en el seno de las

empresas industriales.

En síntesis, no habría evidencia empírica que sustente la idea de

que el trabajo asalariado ha dejado de ser importante (Antunes, 2000),

toda vez que se constata la prolongación de múltiples formas de trabajo

precarizado (Antunes, 2013; De La Garza, 2000a). Por otro lado,

tampoco se puede afirmar que el declive del empleo en el sector

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

industrial es una tendencia indiscutible a escala mundial, junto con el

aumento del trabajo especializado y de servicios.

Tales consideraciones, tanto analíticas como empíricas,

problematizan el carácter eurocéntrico de las propuestas teóricas y e

hablan de una globalización con tendencias homogéneas, augurando el

fin del trabajo en las sociedades mediante la consideración aislada de

fenómenos particulares que están ocurriendo solamente en Europa o

América del Norte (principalmente Estados Unidos), mientras que casi

dos tercios de la fuerza de trabajo se sitúa en el Tercer mundo

(incluyendo a China), en el cual todas las tendencias apuntadas toman

un despliegue particularizado (Antunes, 2000; De La Garza, 2000a;

2001).

Entonces… ¿fin o más bien transformación del trabajo?

De manera general es posible señalar que las tesis planteadas a

favor del fin o crisis del trabajo en la constitución de la sociedad remiten

al problema teórico de la delimitación del concepto mismo de trabajo

(De la Garza, 2001). Considerando tanto el curso histórico del concepto

que, como vimos en el primer apartado, estaría marcado por un último

período de vigencia analítica en el período 1930-1960, como las

transformaciones históricas recientes, podemos afirmar que lo que ha

primado en términos conceptuales hasta antes de la globalización

capitalista de corte neoliberal, era una concepción bastante estrecha del

término, reduciéndolo – gracias a la influencia de la economía

neoclásica y su énfasis en el empleo – al trabajo asalariado.

Si bien resulta certero diagnosticar que existen nuevas formas

de constitución de la actividad laboral luego de la década de 1970 hasta

la actualidad, ello pareciera indicar más bien una transformación

histórica en relación al concepto de trabajo concebido por el

pensamiento social occidental, a partir del tercer ciclo histórico

mencionado, de auge del Keynesianismo y posterior hegemonía del

pensamiento neoliberal. En tal medida, la extensión de formas precarias

y flexibles de trabajo parece anunciar el fin del concepto de trabajo

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

41

acuñado en tales realidades históricas, pero que incluso han sido

“normales” en el mundo no desarrollado (De La Garza, 2000a). Se

trataría más bien de la crisis de un marco teórico propio de las

sociedades industriales, que se basaba en los principios de la sociedad

salarial, con una fuerte organización, regulación y protección social

respecto al trabajo, en cuyos marcos no estarían consideradas formas de

trabajo que en el Tercer mundo siempre han existido.

Por otra parte, la tesis sobre la dilución del trabajo como eje

estructurante de sentido busca seguir aplicando un esquema de

investigación en el cual la unidad de análisis se circunscribía a la

fábrica-empresa y al tiempo de trabajo, cuando en la actualidad tal

esquema se transforma gracias a la desconcentración productiva y la

reterritorialización de la fuerza de trabajo. De acuerdo a esto, se plantea

que es imposible que la subjetividad pueda llegar a constituirse en el

ámbito laboral, cuando podría afirmarse que a lo largo de toda la

historia humana el trabajo – en tanto relación social – se ha imbricado

de formas e intensidades variables con otros aspectos de la vida

humana, desconocidos desde tales perspectivas teóricas: lo novedoso

entonces, no parece serlo tanto.

En tal sentido, es preciso considerar que el campo analítico de la

sociología del trabajo no opera en un vacío social, sino que se ve

tensionado por las formas intelectuales dominantes, cuestión histórica

que clausura la posibilidad de conocer otras realidades o considerar la

importancia de fenómenos que se desarrollan en otras latitudes y

contextos.

Como conclusión teórica, vale la pena destacar que “(…) frente a

la historia compleja del concepto de trabajo es mejor reivindicar su

contenido multidimensional, reconociendo también sus determinantes

históricas y sociales. Además que el trabajo no es sólo el industrial, ni el

asalariado, que se mezcla con la etnia y el género y que sigue teniendo

sus vínculos con el no trabajo, que no es sólo el trabajo del obrero sino

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

en todos los niveles organizacionales.” (De La Garza, 2000, pág. 22) A

ello debe sumarse que parece dificultoso asumir que podría existir

sociedad humana alguna que prescindiera del trabajo en un sentido

concreto, como actividad creadora de cosas útiles que además impacta

en las relaciones entre las personas: vale la pena entonces reconsiderar

el estatuto ontológico del trabajo, como actividad constitutiva de

cualquier realidad social (Antunes, 2003).

A modo de conclusión: propuestas teóricas y ejes de investigación

Luego de las consideraciones que ya hemos planteado, nos

parece importante cerrar esta argumentación señalando algunas

propuestas teóricas y de investigación planteadas por los autores

considerados.

En primer lugar destacamos la revitalización, propuesta por

Antunes, de la distinción entre trabajo concreto y trabajo abstracto

planteada por Marx, toda vez que las múltiples, heterogéneas y

discontinuas formas combinadas de actividad laboral siguen afirmando

la centralidad – para una sociedad basada en la producción de

mercancías – del trabajo colectivo en tanto fundamento constitutivo de

las sociedades humanas (Antunes, 2000). Se trata además de una noción

que permite afirmar que más allá del término del trabajo en su

dimensión enajenada o abstracta (subsumido a la lógica del capital) en

la constitución de una posible sociedad post capitalista, el trabajo en su

dimensión concreta siempre seguirá existiendo.

En estrecha relación con este planteamiento, Antunes propone

una ampliación del concepto de clase trabajadora (Antunes, 2000;

2013). Propone el concepto de clase-que-vive-del-trabajo como una

noción ampliada de clase trabajadora que busca superar la condición de

trabajador referida de modo exclusivo al proletariado industrial, y que

engloba a todas y todos quienes venden su fuerza de trabajo a cambio

de un salario, considerando no sólo a los trabajadores

manuales/industriales, sino también a los asalariados del sector

servicios, al proletariado rural y al proletariado precarizado, part-time,

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

43

tercerizado o subcontratado, informal, etc., además de los desempleados

o subempleados producto de las dinámicas de reestructuración

productiva neoliberal (Antunes, 2013, pág. 94).

En tal marco, cobran importancia dos conceptos que permiten

caracterizar las transformaciones recientes del mundo del trabajo en un

doble proceso, concomitante y contradictorio: por un lado, se asiste a

una desproletarización relativa del trabajo industrial en los países del

capitalismo avanzado. Mientras que por otro, a una subproletarización

del trabajo – extensión del trabajo parcial, precario, informal,

flexibilizado – especialmente en aquellas sociedades ubicadas en la

periferia del sistema capitalista mundial (Antunes, 2000).

Por otro lado, y teniendo en cuenta que el capitalismo neoliberal

ha avanzado mercantilizando diversos ámbitos de la sociedad (Harvey,

2007), llegando incluso al ámbito de la reproducción de la vida por

fuera del mundo del trabajo, resulta preciso considerar la propuesta de

De La Garza acerca de ampliar aquello que se entiende como actividad

productiva, considerando fenómenos que hasta ahora se ha considerado

como trabajo reproductivo al margen de la actividad laboral (De la

Garza, 2001). El trabajo doméstico, las nuevas pautas de consumo y la

estrecha relación entre goce y generación de patrones sociales de

producción y mercantilización, constituyen fenómenos a considerar en

esta ampliación del marco analítico, así como la delimitación histórica

cultural sobre lo que es y lo que no es trabajo, en términos de su

localización territorial y extensión temporal (De la Garza, 2001)17.

De tal modo, considerando la extensión del sector terciario, cabe

apuntar la extensión de la inmaterialidad en el trabajo (actividades

donde se sintetizan en un mismo acto las lógicas de producción,

17 Acerca de esta propuesta revisar: Guy Aznar; Alain Caille; Jean Louis Laville; Jacques Robin; Roger Sue en Vers une activité plurielle, un travail, une activité, un revenu pour tous (1995) y el trabajo de Alain Lipietz en Le travail en sablier (1996).

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

circulación y consumo), lo que obliga a pensarlo no sólo como una

actividad que debe tener como producto un elemento material. De la

misma forma, es preciso considerar el impacto de la actividad de trabajo

– sea material o inmaterial – en la constitución de subjetividad: las

formas de relación mediata o inmediata en la actividad laboral, con la

respectiva emergencia de una comunidad simbólica, más o menos

fuerte, arraigada o no en cuestiones materiales (De la Garza, 2001).

En términos de perspectivas empíricas de investigación,

resultará preciso enfatizar el estudio - de manera situada y con

perspectiva global - de las nuevas tendencias del trabajo: la

feminización de la fuerza laboral y la fuerte división sexual, geográfica y

racial de los diversos recursos y posiciones de poder involucrados en los

procesos de trabajo; el fenómeno de la desproletarización como

reducción relativa del trabajo fabril, especializado y de largo plazo; la

extensión del subproletariado mediante el trabajo precario tanto en el

sector secundario como terciario de las economías; la tercerización que

han experimentado diversas economías; la transnacionalización del

capital y la reterritorialización de la fuerza de trabajo. Como correlato

de estos focos de investigación también vale la pena considerar los

desafíos que esta heterogenización, complejización y fragmentación de

la fuerza de trabajo impone a la organización colectiva-sindical, así

como aquellos atisbos de estrategias de revitalización sindical efectiva

desplegados en dichos contextos (Antunes, 2013; De la Garza, 2001).

Estamos entonces ante un desafío intelectual que abarca tanto

una dimensión teórica como de investigación empírica, en el que

resultará central reivindicar la importancia de la investigación en torno

al tema; si bien proponemos considerar que el trabajo sigue siendo una

actividad común a toda sociedad humana, su importancia en términos

de constitución de identidad y de sujetos históricos no puede sino ser

objeto de investigación y disputa política. En tal medida la actividad

intelectual en torno al trabajo también debe ser capaz de impugnar

aquellas perspectivas que buscan cancelar la importancia del trabajo,

naturalizando y fetichizando una vez más al orden social capitalista.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

45

Esto pues el neoliberalismo ha creado una nueva “cuestión

social”, donde las promesas de las nuevas tecnologías, el trabajo

especializado y flexible, o el trabajo con sentido, no han sido cumplidas

sino para una estrecha minoría de la población, mientras una amplia

mayoría sufre los efectos de un flexibilidad precarizante, en un contexto

donde además debe sumarse el reflujo del sindicalismo y un Estado

neoliberal que no interviene con una perspectiva de protección social ni

de redistribución de la riqueza. Proponemos entonces considerar que la

globalización neoliberal es un proceso histórico-político, y por tanto

reversible y no necesario, que además se expresa de manera

heterogénea y particularizada (De la Garza, 2001).

En este contexto, no se debe excluir la posibilidad del estudio de

la potencialidad disruptiva del conflicto social originado desde el mundo

del trabajo. Si bien esto “(…) no excluye ni suprime otras formas

importantes de rebeldía y contestación, (…) viviendo en una sociedad

que produce mercancías, valores de cambio, las revueltas del trabajo

tienen un estatuto de centralidad.” (Antunes, 2000, pág. 91).

Se ha planteado también que en aquellos segmentos más

precarizados (y quizá no centrales, económicamente) de la clase-que-

vive-de-su-trabajo, se encontraría una mayor distancia tanto objetiva

como subjetiva respecto al capital, por lo que desde allí podrían

emerger acciones más osadas, pues se trataría de segmentos de la clase

trabajadora que no tendrían nada que perder (Antunes, 2013). Tal

afirmación puede ser relativizada por la historia, toda vez que en un

país exportador como Chile los segmentos de trabajadores precarizados

– tercerizados, subcontratados - de los sectores económicamente más

importantes (cobre, puertos, forestal) sí son estratégicos

materialmente; sin embargo, se destaca que la predisposición a la

conflictividad ha logrado emerger en tales espacios precisamente

debido a tal precarización material, que impacta fuertemente en la

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

identidad social, posibilitando una conflictividad de alto impacto para la

historia reciente.18

Es por ello que el estudio de la acción y organización colectiva en

el mundo del trabajo, sus características, límites y desafíos, así como su

articulación con otras formas y espacios de lucha, también configuran

otro eje de análisis relevante para el futuro de la investigación laboral. 19

Esto pues la crisis intelectual en torno al trabajo, no es más que el

síntoma de una época; como lo dice Enrique De La Garza: “La

declinación del trabajo es sobre todo por la marginación de los

trabajadores y sus organizaciones; es una crisis de deslegitimación. Su

pérdida de centralidad no la ha substituido la simple fragmentación

posmoderna sino otra centralidad: la del capital y la del empresario

como sujeto” (De la Garza, 2001, pág. 26).

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18 Para un claro ejemplo de este asunto, remitimos al lector al documental Conflicto de los subcontratistas y Codelco (Correa & Trejo, 2013c); un enlace al material se encuentra en el apartado bibliográfico.

19 “Los trabajadores no solo producen sino que viven en otros espacios, urbanos o rurales. (…) Estos espacios no están de manera natural articulados en la realidad, pero pueden llegar a articularse. Algunos de ellos pueden abordarse desde la acción local, pero otros necesitarán de la conversión de las organizaciones de los trabajadores en fuerzas políticas y (…) hacer uso creativo de los medios de comunicación, nacionales e internacionales, creando y recreando símbolos y discursos en un nuevo lenguaje seductor“ (De la Garza, 2001, pág. 30).

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

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28.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

49

Dinámica del empleo y las relaciones

laborales en la Argentina. 2003-2013

Por Gabriela Pontoni, Sonia Filipetto y David Trajtemberg.

El propósito de este trabajo es analizar la evolución de algunos

indicadores macroeconómicos claves de la economía argentina, de su

mercado de trabajo y del sistema de relaciones industriales durante los

años 2003-2013, de modo de establecer los avances y desafíos que

afronta el país de cara al futuro.

Desde 2003, la Argentina ha iniciado un proceso de rápido

crecimiento de su PIB, proceso que paralelamente estuvo acompañado

por la generación de nuevos puestos de trabajo formal, alentó la

recuperación del salario real mediante un fuerte impulso de la

negociación colectiva, favoreciendo al mismo tiempo, una mejor

distribución del ingreso. Sin embargo, la crisis internacional de los años

2008-2009 llevó a un estancamiento del crecimiento del empleo,

desequilibrios en la balanza de pagos y conflictos en el escenario socio-

laboral que pusieron sobre relieve la importancia del fortalecimiento de

las instituciones del mercado de trabajo y los cambios en su estructura

económica para sostener el bienestar general de la clase trabajadora, así

como el nivel y distribución de los ingresos.

Bajo estas circunstancias, el artículo reflexiona acerca de la

evolución de los indicadores macroeconómicos clave de la economía,

del mercado de trabajo y del sistema de relaciones laborales durante el

período estudiado. Metodológicamente, se analizaron diversas fuentes

disponibles de información cuantitativa a la luz de los debates presentes

en la literatura especializada en la temática.

Se concluye que, como primer paso, la Argentina necesita

superar los límites impuestos por la restricción externa si lo que se

busca es diversificar la matriz productiva y paralelamente, profundizar

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

los procesos que pos 2003 mostraron una mejora de la calidad de vida

de la clase trabajadora.

Introducción

La experiencia neoliberal en Argentina registró su momento de

máxima expresión en la última década del siglo pasado cuando en el

plano económico se implementó una caja de conversión de la moneda

local respecto al dólar (convertibilidad), se abrió la economía en el

frente externo y se desregularon los mercados. Estos procesos

resultaron inconsistentes con el sostenimiento de un tipo de cambio fijo,

en tanto, la convertibilidad requería del ingreso de divisas para hacer

frente a la demanda derivada de la compra de insumos y bienes finales

importados, la remisión de utilidades de las compañías transnacionales

y el pago de la deuda externa. Para afrontar estas necesidades del

modelo, el financiamiento se obtuvo de la venta de las empresas

públicas (transporte, energía, agua, etc.) y en la medida que esta fuente

de financiamiento se agotaba se privilegió el acceso al crédito vía

organismos multilaterales de crédito. Así, a través de entidades como el

Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial, el país recibía

fuertes condicionamientos que se traducían en planes de reducción del

gasto público, menor injerencia del Estado en la economía y el traslado

al sector privado de tareas propias de la gestión pública.

La inconsistencia del plan económico quedó plasmada en la

necesidad del gobierno de recurrir al financiamiento externo para

sostener todas las fuentes de demanda de divisas sin reformular el plan

económico trazado. En el plano político y social, estas medidas

incrementaron la desocupación, la precarización y la pobreza,

deteriorando las condiciones sociales de gran parte de la población y

deslegitimando a los gobiernos. En efecto, hacia fines de 2001, la fuerte

devaluación de la moneda local puso fin al régimen de convertibilidad,

dejando caer al 20% de la población económicamente activa (PEA) en el

desempleo, a la mitad de los asalariados inmersos en puestos de trabajo

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

51

sin cobertura de la seguridad social y a la misma proporción sumergida

en la pobreza.

Con la llegada al gobierno de Néstor Kirchner (mayo de 2003) se

pasó a un enfoque de administración del tipo de cambio, acompañado

de una activa política de ingresos dirigida a los asalariados, los jubilados

y los excluidos del régimen contributivo de la seguridad social.

Paulatinamente, el Estado recuperó los activos estratégicos privatizados

en la década previa (Aerolíneas Argentinas, Yacimientos Petrolíferos

Fiscales (YPF), las Aseguradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones

(AFJP), etc.). Por otra parte, se emprende una ambiciosa política de

desendeudamiento con los acreedores externos, reestructurando la

deuda declarada en “default” en 2002. En otras palabras, el Estado

recupera centralidad en el manejo de la economía, circunstancias que le

permitieron administrar algunas variables clave. Sin embargo, esto no

impedirá que se vuelvan a manifestar problemas estructurales de la

economía local, los cuales actuarán como limitantes para impulsar un

proceso de crecimiento continuo de la producción y del empleo. En tal

sentido, la literatura consultada coincide en que el desarrollo de la

economía argentina durante el período 2003-2013 puede subdividirse

en dos subperíodos. El primero, que abarca los años 2003-2008, mostró

un incremento de la producción interna a una tasa acumulativa de 8,4%

interanual, un abultado superávit fiscal e inflación moderada. En

cambio, el segundo período, 2008-2013, presenta un incremento

promedio del PIB a una tasa acumulativa anual del 5%, cierto deterioro

fiscal y niveles de inflación más elevados (Schorr y Wainer, 2014).

En este escenario, el artículo analiza las tendencias observadas

respecto a la dinámica del empleo y las relaciones laborales (RRLL) en

el período 2003-2013, etapa en la que se conjugan la recuperación del

Estado en la administración de ciertas variables clave de la economía

con la revitalización de las organizaciones sindicales. En línea con estas

tendencias, indagamos cuáles son los condicionantes para sostener el

proceso de formalización del empleo iniciado en 2003, acompañado de

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

reducción del desempleo y redistribución del ingreso, considerando su

correlato en el desempeño de las RRLL.

Para dar respuesta a estos interrogantes, el artículo se divide en

tres secciones. En la primera, se analizan los elementos clave de la

dinámica macroeconómica local, buscando dar cuenta de los avances y

límites que atraviesan no sólo el desarrollo del mercado de trabajo, sino

también el de las RRLL. En la segunda sección, abordaremos el estudio

de las principales características del mercado de trabajo, para luego

establecer los lineamientos que caracterizaron el desempeño de las

RRLL en nuestro país. Finalmente, se presentan las conclusiones del

estudio.

1. Escenario macroeconómico del período a estudiar

Los años posteriores a la devaluación del 2002 fueron escenario

de profundas transformaciones que han generado un extenso debate

acerca de los rasgos (y límites) que signan la dinámica socio-económica

del período denominado "post convertibilidad". Es en este sentido que

nuestro análisis busca aportar algunas claves interpretativas.

El fin al esquema de la convertibilidad, significó el inicio de una

nueva etapa signada por una mejora en los indicadores

macroeconómicos −principalmente del PIB y el empleo−. A diferencia de

los años noventa, ésta estuvo acompañada de crecientes niveles de

inclusión. El funcionamiento de la economía doméstica fue motorizado

por sectores productivos (en especial, el industrial), un proceso virtuoso

de sustitución de importaciones y el incremento de exportaciones

manufactureras (Ortiz y Schor, 2007).

Ahora bien, al preguntarnos cuáles fueron los factores sobre los

que se apoyó este proceso, encontramos cierto consenso en la literatura

especializada que indica que el tipo de cambio real alto, los bajos costos

laborales post devaluación y un fuerte nivel de capacidad instalada

ociosa, contribuyeron a la recuperación de la actividad en los años

posteriores a 2002 (CENDA, 2010). No obstante, la sola conjunción de

estos factores no fue suficiente para impulsar el empleo, sino que

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

53

también fue necesario que el incremento en la demanda de bienes

transables compensara la contracción originada por la pérdida del

poder de compra local, producto de la devaluación de la moneda

(Kostzer, 2007). En tal sentido, para amortiguar los efectos de la

devaluación y dinamizar la demanda interna, se implementaron

programas de transferencias de ingresos, se brindó la posibilidad de

acceso masivo a una jubilación mínima20 y se acordaron subas

salariales.

Como anticipamos, entre 2003 y 2007 se destaca el rol de la

industria manufacturera, tanto en términos de creación de empleo como

por su efecto multiplicador sobre el resto de las actividades. Así, la

producción de bienes desplazó al sector terciario, que si bien se

expandió lo hizo a una tasa relativamente menor (Santarcángelo y

Perrone, 2013). Una situación similar se verifica con la construcción,

que también generó empleo a la vez que desarrolló encadenamientos

hacia otras ramas, dando impulso a la actividad en otros sectores. Junto

a estos procesos, se registró una marcada recuperación de la inversión

permitiendo ampliar el horizonte productivo, más allá del agotamiento

de la capacidad instalada heredada.

Por su parte, el sector agrario experimentó un ciclo de

crecimiento e internacionalización que cobró fuerza con la aparición en

escena de nuevos jugadores en la economía global (China e India, entre

otros). La evolución alcista de los precios internacionales de los

principales productos exportables (soja, principalmente) incentivó la

expansión de la frontera agraria, generando un fuerte superávit en

cuenta corriente de la balanza de pagos, lo que contribuyó al

crecimiento del nivel de reservas internacionales en el Banco Central.

Aprovechando este contexto favorable, el gobierno encaró una política

de reducción de la deuda pública en moneda extranjera, ligada al

20 Tales como la Prestación Anticipada por Desempleo y el Programa de Inclusión Previsional.

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

producto y las exportaciones, aspectos que generaron profundos

debates académicos en cuanto a la intensidad que adoptaron las

transformaciones.

En esta línea, podemos identificar dos grandes puntos de vista

en el debate académico. Resumidamente, uno de ellos reconoce que

desde mediados de 2002 la Argentina experimentó un proceso de

recuperación económica con crecimiento de la producción industrial,

aunque no se registraron cambios estructurales en su matriz

productiva, por el contrario, su sistema de producción aún se asienta en

la elaboración de productos de mediana o baja complejidad tecnológica,

manteniéndose la heterogeneidad estructural (Fernandez Bugna y

Porta, 2008). En coincidencia con este diagnóstico, Azpiazu y Schorr

(2010) destacan además que el perfil de especialización internacional

continúa estructurado en torno a ventajas comparativas ligadas a los

recursos naturales. En la misma línea, Ortiz y Schorr (2007)

argumentan que si bien la industria se ha expandido, también se

incrementó considerablemente las compras al exterior.

En contraste, Calcagno, et al (2007), así como Narodowski y

Panigo (2010), coinciden en que la economía Argentina además de estar

mostrar signos de recuperación, comenzó a transformar su modelo de

desarrollo. Las medidas adoptadas y sus resultados muestran el

abandono del histórico patrón de acumulación de raíz rentístico y

financiero, para comenzar a aplicar un esquema que combinó la

producción real de bienes y servicios con un enfoque de inclusión social.

Si bien este debate dista de encontrarse cerrado y trasciende los

límites de este artículo, es interesante rescatar de ellos algunos

elementos para caracterizar al período bajo estudio. En términos

generales, existe consenso en la literatura de que la "post-

convertibilidad" no es un proceso homogéneo, por lo que suelen

identificarse dos etapas que resultan de utilidad para nuestro trabajo.

La primera se extiende entre 2003 y 2007. Comprende el primer

impacto de la recuperación posterior a la crisis de 2001-2002, hasta el

momento en el que comienzan a evidenciarse los primeros signos de

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

55

desaceleración que se agudizan con la crisis internacional de 2008-2009

(Roitter, et al, 2013). Este lustro se caracterizó por el crecimiento de la

economía a tasas relativamente elevadas (8% anual), en el que se operó

sin problemas de capacidad instalada y creció significativamente la

inversión. Además, la presencia de superávits “gemelos” (fiscal y en la

cuenta corriente del balance de pagos) configuró un elemento central

para la estabilidad del modelo. Frenkel y Rapetti (2007) sostienen que

tal robustez de las cuentas públicas y externas resultó un rasgo

novedoso respecto a la historia económica local. Es preciso recordar que

ésta ha encontrado, estructural e históricamente, límites a su

crecimiento debido a la insuficiencia de divisas, lo que ha generado una

alta volatilidad en su dinámica de crecimiento y ciclos de stop & go.

La segunda etapa del período estudiado se abre a partir de la

crisis internacional de los años 2008-2009, momento en el que se

registra: una caída de las exportaciones, una reducción de las tasas de

crecimiento y un repliegue de la actividad económica debido a las

modificaciones del tipo de cambio. Desde entonces, la inflación de dos

dígitos representa un fenómeno instalado, convirtiéndose en una de las

principales causas de mayores tensiones en la puja por la redistribución

del ingreso.

Hacia 2011, comienzan a aparecer indicadores no tan favorables

en términos de variación de reservas internacionales, aspecto que afecta

el balance de pagos y se convierte en el eje del debate económico. Pese a

las nuevas condiciones internas y externas, recientemente la economía

argentina tendió a reproducir su viejo patrón estructural de

crecimiento: las importaciones crecieron a una tasa media que superó la

del incremento de las exportaciones, mostrando cierto deterioro

persistente del saldo comercial (Amico, et al, 2012). Sin embargo, la

dinámica del comercio exterior no es el único componente del balance

de pagos que explica estas tendencias, sino que para completar el

análisis debemos incorporar la evolución tanto de la cuenta de rentas de

inversión como la cuenta capital. En este sentido, aparecen problemas

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

vinculados no sólo a la remisión de utilidades y dividendos (Abeles, et

al, 2013) sino también a la fuga de capitales (Gaggero, et al, 2013). Éstos

pasan a constituirse en elementos cruciales de la restricción externa que

condicionaron el crecimiento y la generación de empleo. Dicho

escenario plantea nuevos desafíos (e interrogantes) respecto al modo

en que este tipo de restricción externa podría convertirse en un

condicionante de la economía local para profundizar (o al menos,

sostener) los procesos de formalización del empleo, reducción del

desempleo e incremento del salario real iniciados en la primera etapa

del período bajo estudio, y cuál sería su corolario en el desempeño de

las RRLL.

2. Dinámica del mercado de trabajo entre 2003 y 2013

El desempleo se convierte para la Argentina en un problema a

resolver recién en los años '90, cuando su tasa supera el 20% y se

mantiene así hasta inicios del nuevo siglo. Este rasgo del mercado

laboral resulta novedoso en la historia contemporánea del país, pues

hasta entonces la demanda de trabajo garantizaba la absorción del

crecimiento vegetativo de la población y los flujos netos positivos de

migrantes. Incluso en fases negativas de los ciclos económicos, el sector

informal actuaba como refugio de los desocupados. En cambio, a la

salida de la convertibilidad, el desempleo se agudizó y la producción

cayó un 11%, aspectos que reflejaban la gravedad de la crisis.

En este complejo escenario, la nueva gestión de gobierno

iniciada en 2003 emprende una política centrada en la redistribución

del ingreso para recuperar el consumo, la inversión y el empleo.

Primero, adopta una intervención directa en el mercado de trabajo a

través del otorgamiento de incrementos salariales de suma fija para el

sector privado. Segundo, se implementaron políticas sociales (como el

plan jefes y jefas de hogar, el seguro de capacitación y empleo, etc.) que

incluían transferencias monetarias para amortiguar los efectos de la

desocupación. Tercero, la política neoliberal expulsó a un significativo

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

57

número de personas del mercado de trabajo formal, limitando luego su

acceso a la seguridad social. Para atenuar las secuelas de dicho proceso,

se implementó una moratoria previsional a fin de compensar estas

situaciones.

El incipiente repunte del mercado interno, impulsado por la

política de ingresos que empezaba a rendir sus frutos y estabilizar las

variables macroeconómicas centrales, promovió la creación de puestos

de trabajo. Esta dinámica fue más significativa durante 2003 y 2004,

dado que la elasticidad empleo-producto registrada en esos años se

acercó a la unidad para desde entonces estabilizarse en niveles mucho

más bajos. En este sentido, entre 2010 y 2011 la tasa de crecimiento del

empleo se recupera, aunque a un ritmo diferente al que mostró

previamente. De hecho, en los dos últimos años de la década analizada,

el empleo aumenta a la misma tasa que el crecimiento vegetativo de la

población, por lo que se detiene el importante proceso de reducción del

desempleo, cuya tasa se ubica en el rango del 7% desde fines de 2010

hasta 2013.

En suma, durante el período estudiado la dinámica del empleo

ha mostrado una evolución positiva como así también la expansión de la

cantidad de personas ocupadas, tanto en términos absolutos como en

relación al tamaño de la población. También se verifica un cambio

sustancial en la estructura de la ocupación que tendrá consecuencias a

los fines del funcionamiento del sistema de RRLL.

2.1 Cambio hacia la formalización del empleo

El período analizado muestra una importante reconfiguración de

la composición de la estructura del empleo en los principales

aglomerados urbanos del país, producto de dos factores: uno, el

crecimiento de la participación del empleo asalariado en el total de la

ocupación; otro, la pérdida del peso del empleo asalariado no registrado

-es decir, sin cobertura de la seguridad social-. No obstante estas

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

tendencias, la secuencia seguida por cada categoría profesional muestra

en cada subperíodo un comportamiento dispar.

En efecto, hasta fines de 2007, el empleo asalariado revela un

crecimiento mayor al de todas las categorías profesionales. En cambio,

desde 2008 esta relación se debilita y si bien en algunos trimestres se

repone la tendencia antes señalada, ésta deja de tener la claridad que

mostró en los primeros años del ciclo. De hecho, en el tercer trimestre

de 2003 la participación del empleo asalariado urbano representaba en

la ocupación total un 72%; este porcentaje ascendió paulatina y

constantemente hasta fines de 2007, alcanzando el 76%. Desde

entonces, alternó subas y bajas, situando esta participación en torno al

75% - 77% hacia finales del ciclo.

Con todo, la metamorfosis de la estructura del empleo se

produce principalmente dentro del empleo asalariado. Su rasgo central

es la menor incidencia del empleo no registrado (que en 2002

representaba cerca del 50% de la PEA). En efecto, durante los primeros

años del período contemplado, el empleo no registrado constituye la

categoría más dinámica del mercado de trabajo. Si bien entre 2003 y

2004 dicha categoría se expande más rápidamente que el total de la

ocupación, posteriormente (2005- principios de 2008), esta situación se

revierte debido a que el empleo registrado aumenta a un ritmo mayor

que el no registrado. Entre 2009 y 2013, este último indicador alternó

lapsos de crecimiento (8 trimestres) con momentos de destrucción neta

(9 trimestres), señalando la coexistencia de creación con destrucción de

empleo no registrado, situación que ha frenado su retroceso.

En resumidas cuentas, la creación de puestos de trabajo asalariado

registrado ha sido la característica central del período, lo cual ha

generado una mayor incorporación de los asalariados bajo la protección

de las instituciones de la seguridad social.

3. Desarrollo de las relaciones laborales en la Argentina

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

59

La recomposición de los principales indicadores

macroeconómicos y su corolario en el mercado de trabajo mostró una

dinámica positiva del empleo que ha recolocado al trabajo como factor

de inclusión social. Dichos procesos fueron acompañados de cambios

significativos en materia de políticas laborales, destacándose: la

actualización y reinstitucionalización del salario mínimo vital y móvil,

instrumento que recobró su función histórica de fijar un piso salarial

que favoreciera a los trabajadores con menores ingresos; la sanción en

2004 de la ley de “ordenamiento laboral” (LOL), nº 25.877, operó como

herramienta normalizadora de las RRLL tras la flexibilización

experimentada durante la década previa. Este cuerpo normativo redujo

la extensión del período de prueba, incrementó las sumas

indemnizatorias por despido de trabajadores con poca antigüedad en

sus empleos, recuperando así los elementos históricos del modelo

“paradigmático de negociación colectiva” y el control estatal en la

aplicación de las normas laborales que regulan las condiciones de

empleo y trabajo (MTEySS, 2010). En este mismo sentido, en 2014 la

sanción de la ley para la “promoción del trabajo registrado y prevención

del fraude laboral” (Nº 26.940), buscó profundizar estos cambios

estimulando la contratación laboral mediante la reducción temporal de

las contribuciones patronales a la seguridad social y así prevenir el

fraude laboral.

En este escenario, la negociación colectiva mostró una dinámica

diferenciada entre los sub-períodos analizados. Cuantitativamente, se

observa (gráfico I) un incremento constante en el número de convenios

colectivos de trabajo (CCT) y acuerdos21 firmados entre los años 2003 y

2010, proceso que contrasta con el promedio de 200 negociaciones

21 La distinción entre CCT y acuerdos refiere a la instrumentación de las negociaciones colectivas en la Argentina. Los CCT establecen la regulación de las RRLL en determinado sector económico o empresa, mientras que los acuerdos los modifican parcialmente.

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

anuales registradas en la década previa (Palomino y Trajtemberg 2006;

CENDA 2010).

Durante los mandatos de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2011;

2012-2015), el ritmo de negociaciones creció sostenidamente,

mostrando un pico máximo de 2038 acuerdos y convenios pautados

colectivamente en 2010, lo que sugiere que las posibles consecuencias

negativas de la crisis económica internacional de los años 2008 y 2009

no frenaron la dinámica positiva de las paritarias. Esto responde por un

lado, a las políticas estatales que buscaron amortiguar los efectos

adversos de la crisis sobre los trabajadores -como por ejemplo el

Programa de Recuperación Productiva (REPRO)22-; por el otro, a las

propias estrategias sindicales. Éstas no sólo salvaguardaron el empleo

(como sucedió en otros momentos de crisis), sino que también

protegieron el nivel de salarios.

Gráfico I. Acuerdos y convenios colectivos negociados (2003-2013)

22 El REPRO buscó amortiguar los efectos de la crisis a través del pago de una suma fija mensual por un plazo de hasta 12 meses, de modo de completar el sueldo de los trabajadores.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

61

Fuente: Elaboración propia (2015) en base a datos suministrados por la Dirección de Estudios de Relaciones de Trabajo (DERT), Subsecretaría de Programación Técnica y Estudios Laborales (SSPTyEL) del MTEySS (en adelante, DERT-SPTyEL-MTEySS)

Desde 2011, se registra un descenso paulatino del ritmo de

negociaciones aunque se sostienen las unidades de negociación más

significativas, manteniéndose una alta cobertura de asalariados

registrados23. Esto puede leerse como una novedad para el sistema de

RRLL argentino, acostumbrado a cortes abruptos de los procedimientos

tripartitos de determinación colectiva de salarios ante síntomas de

aparición de crisis en el balance de pagos. En tal sentido, Brodersohn

(1977), analizando los procesos de crecimiento e inflación

correspondientes a la etapa de industrialización sustitutiva de

importaciones en la Argentina, sostenía que

“agotadas las posibilidades del sector externo no

quedaba otra alternativa en el corto plazo que

cambiar la estructura de precios relativos para que a

través de una caída en el salario real y un aumento en

el tipo de cambio real24 se lograse el equilibrio

externo como resultado de una caída en el nivel o

ritmo de crecimiento del PBI” (Brodersohn, 1977: 5).

23 Cabe señalar que en la Argentina la negociación colectiva sectorial posee cobertura amplia, es decir, se aplica a todos trabajadores, estén o no afiliados al sindicato que suscribe el CCT o acuerdo. 24 Estas devaluaciones establecían “programas de estabilización” que aseguraban una transferencia de ingresos hacia los sectores exportadores mientras que la contención de los salarios en relación a la evolución de los precios deprimía el mercado interno, apuntalando el equilibrio externo (O´Donnell, 1977).

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

En cambio, en el contexto en el que se inscribe nuestro estudio,

la negociación colectiva se sostuvo como mecanismo de canalización de

la puja distributiva, aún frente a las limitaciones que mostró la

economía local respecto a la continuidad del retroceso del empleo no

registrado y del crecimiento del empleo asalariado formal.

Estos procesos no estuvieron exentos de conflictos laborales25

acompañaron estos procesos. En efecto, entre 2003 y 2005 los

sindicatos recuperan su rol protagónico en la disputa por la

recomposición salarial mediante las instituciones ligadas al sistema de

RRLL (Etchemendy y Collier, 2008; MTEySS, 2010). Desde 2006, este

indicador mostró una tendencia ascendente, incluso durante los años de

la crisis internacional (2008-2009). El máximo registro se observa en

2012 con 1217 conflictos.

Gráfico II. Conflictos (con y sin paro), ámbitos público y

privado (2006-2013)

25 Se entiende por conflicto laboral a la serie de hechos desarrollados por un grupo de trabajadores o empleadores con el objeto de alcanzar ciertas reivindicaciones (Palomino y Spaltenberg, 2007).

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

63

Fuente: Elaboración propia (2015) en base a datos suministrados por la DERT-SPTyEL-MTEySS.

Las posibles explicaciones de este proceso pueden ligarse a

factores políticos y económicos. Los políticos remiten nuestro análisis a

la ruptura de la conducción de la Confederación General del Trabajo

(CGT). Uno de sus segmentos quedó liderado por el secretario general

del Sindicato de Choferes de Camiones, Hugo Moyano; mientras que el

otro, más cercano al gobierno nacional, responde al secretario general

de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Antonio Caló. Los motivos de

esta fragmentación exceden los objetivos del artículo, no obstante,

interpretamos que la combinación entre la puja por la conducción de la

CGT, las tensiones distributivas observadas en los procesos de

negociación colectiva y el incremento de los conflictos laborales, indican

que ambos espacios buscaron plantear sus demandas frente a la política

económica del gobierno nacional, intensificando la competencia interna

por el liderazgo para establecer las reglas del juego que guiaran la puja

distributiva (Trajtemberg y Battistini, 2015).

En cuanto a los factores económicos, la inflación de dos dígitos

que se instala desde 2007 en la economía local, el aumento de presiones

cambiarias y la reducción del saldo positivo de la cuenta corriente

impulsaron a los trabajadores y sus representantes a articular

estrategias de negociación y conflicto para preservar sus condiciones de

empleo y salarios. Hacia fines del ciclo, el aumento de la conflictividad

laboral y la desaceleración de las paritarias ponen en evidencia las

tensiones entre los actores y visibilizan cierta pérdida de autonomía del

gobierno para administrar algunas variables macroeconómicas.

En materia salarial, el análisis del desarrollo del conflicto laboral

y su contrapartida la negociación colectiva, revela que ambos

indicadores fueron impulsados por la demanda de incrementos

salariales para recomponer la participación del salario a los niveles

previos a la devaluación de 2002. Alcanzado ese objetivo, tendieron a

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

predominar los reclamos ligados a reajustes de ingresos por suba de

precios.

En efecto, en el ámbito privado, las remuneraciones reales de los

asalariados registrados crecieron a una tasa promedio anual del 4,7%

entre 2002-200826. En esta etapa, se recupera la participación de los

salarios en el ingreso a los niveles previos al derrumbe de la

convertibilidad, empujada por la dinámica de la evolución de los

salarios -producto de la política de ingresos implementada- y por la

importante creación de puestos de trabajo registrados.

Entre 2008 y 2013, los salarios reales siguieron creciendo, pero

a una tasa inferior (2,4% anual). Así, la participación del salario en el

ingreso continuó ascendiendo pero a diferencia de la etapa previa, el

resultado se logró a expensas del crecimiento del salario real, en un

contexto económico con mayores dificultades para: crear empleo (el

empleo asalariado registrado se expandió a una tasa anual del 1%),

acelerar el incremento de la productividad y descomprimir las tensiones

cambiarias e inflacionarias.

Por otro lado, la nueva dinámica que mostró la negociación

colectiva y el conflicto estuvo acompañada por el incremento de la

afiliación sindical, producto no sólo de la recuperación del empleo sino

también por las estrategias de representación sindical. El incremento de

este indicador se constata a través de los resultados de la Encuesta de

Indicadores Laborales (EIL), realizada en 2006 por la SSPTyEL-MTEySS.

Dicha encuesta arrojó que el 65% de las empresas cuenta con al menos

un trabajador afiliado a un sindicato, proporción que se incrementó

respecto al 56% observado en 2005 (Trajtemberg, et al, 2009). Estudios

posteriores (Trajtemberg y Borroni 2011) indican que el 39% de los

asalariados registrados del sector privado se desempeña en

establecimientos que cuentan con al menos un delegado sindical en

26 El salario real se computó en base a las remuneraciones de los asalariados registrados del sector privado provistas por el Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial del MTEySS. Los precios utilizados para deflactar la serie de salarios corresponde a un promedio de índices provinciales.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

65

planta. Sin embargo, el 66% de las empresas (muestra que comprende

al 52% de los trabajadores27) presentan una “representación sindical

mediada por instituciones” que garantiza al personal la protección de sus

condiciones laborales vía un CCT (Trajtemberg, et al, 2012).

Conclusiones

El objetivo del artículo fue analizar las tendencias de la dinámica

del empleo y las RRLL argentinas durante 2003-2013. Nos interrogamos

acerca de cuáles son los condicionantes para sostener los procesos

iniciados en 2003 respecto a la formalización del empleo, la reducción

del desempleo y el incremento de los ingresos laborales, considerando

además su correlato en el desempeño de las RRLL.

Con tales propósitos, observamos que en términos

macroeconómicos las principales variables analizadas indican un

crecimiento elevado del PIB durante 2003-2008, logrado sin restricción

de la capacidad instalada y con fuerte crecimiento de la inversión.

Posteriormente, disminuye el crecimiento del PIB, combinándose

momentos de expansión y estabilidad con otros de tensión inflacionaria

y cambiaria.

La dinámica del mercado de trabajo mostró una significativa

recuperación de los indicadores de empleo hasta 2008, destacándose el

retroceso del empleo no registrado y una mayor formalización del

empleo.

El análisis desempeño de las RRLL durante 2003-2008 reveló

que la recuperación económica impulsó la negociación colectiva con

cierta estabilidad en el desarrollo del conflicto laboral. En cambio, tras

27 Esta muestra incluye a más de 1.500 empresas del sector privado (no primario), seleccionadas mediante un procedimiento aleatorio simple, previa estratificación por tamaño de establecimiento, sector económico y aglomerados urbanos (Gran Bs. As., Córdoba, Rosario, Mendoza, Tucumán), representativas de un universo cercano a las 50.000 empresas y 2,5 millones de asalariados.

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

la crisis internacional de 2008-2009, la desaceleración del crecimiento

del empleo y las dificultades del gobierno para sostener el signo positivo

de la balanza de pagos generaron mayores tensiones en el campo

gremial, observables en el aumento de los conflictos por la distribución

del ingreso.

Por lo expuesto, interpretamos que para profundizar los

procesos de formalización del empleo y reducción del desempleo

iniciados en 2003, es necesario superar los límites impuestos por la

restricción externa, complejizando la matriz productiva, aumentando

las exportaciones industriales y el peso de las industrias sustitutivas de

importaciones. Esto posibilitaría una mayor participación del salario en

el ingreso, sin descuidar la institucionalidad recuperada por las RRLL

durante la década analizada.

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Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

Propuesta de un marco teórico y analítico

para estudiar la huelga laboral en Chile

Por Nicolás Ratto

1) Introducción

Al estudiar las relaciones industriales/laborales o procesos de

trabajo capitalistas es inevitable encontrarse con una dimisión

conflictiva. Desde la misma instalación del capitalismo en los siglos XV-

XVI en Inglaterra (Marx, [1867] 2011: 712) o en el siglo XVI en Chile

(Salazar, 2003: 35) hasta los últimos estallidos de movilizaciones este

año 2015 en Chile en contra de la reforma laboral "pro empresa" del

segundo gobierno de Michelle Bachelet (El Dinamo, 2015; CNN, 2015) el

conflicto ha sido una constante. El conflicto laboral, además, aparece en

espacios mucho menos "públicos" e incluso puede no ser entre

empresarios y trabajadores (Valladares, 2013): hay desobediencias en

el trabajo, sabotajes, huelgas pequeñas que no son registradas ni por

diarios ni por investigadores sociales e incluso ni si quiera por la

Dirección del Trabajo de Chile si no son legales, etcétera. Pero también,

hay peleas entre compañeros de trabajo, riñas por alcanzar las "metas"

fijadas por la empresa, entre otras cuestiones.

En este ensayo/reflexión se estudiará solo una forma del

conflicto laboral, la huelga. Este conflicto tiene la mayoría de las veces

definidas a sus dos partes contrincantes: trabajadores y empleadores. Y

desde un eje podría decirse que es el opuesto al proceso de trabajo, pues

es su disrupción, su alteración pública y negativa para la acumulación

de capital. La huelga no existe en abstracto ni hay que idealizarla como

la mejor forma de lucha para los trabajadores. Esta se da, por un lado, en

un contexto de relaciones laborales capitalistas, de explotación del

trabajo por el capital, en un régimen político de "democracia

restringida" -para el caso chileno-, y en procesos de producción

particulares con sus propias normas y cultura interna (unidades

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

71

productivas). Por otro lado, emerge de una red de cooperación y

solidaridad de los trabajadores hecha posible por la misma organización

del trabajo capitalista. Además, emerge la mayoría de las veces del

sindicato de los trabajadores, es anticipada por una serie de ritos y

conflictos, al momento de desarrollarse la acompañan otra serie de

prácticas y al finalizarse a veces los trabajadores ganan, pero otras

veces pierden. Todos estos elementos serán explicados en detalle en los

apartados (2) y (3), y son la base para entender teóricamente la huelga.

En el apartado (4) se mostraran los aportes que pueden hacer

las teorías de los movimientos sociales para el desarrollo de un marco

analítico para estudiar la huelga en Chile y se comentarán las diversas

formas que puede asumir la acción colectiva de los trabajadores. En el

apartado (5) se presenta una definición teórica de la huelga laboral,

teniendo como supuestos los elementos teóricos ya comentados. En el

apartado (6) se realizará una revisión sucinta de las metodológicos que

se han utilizado en Chile para estudiar la huelga.

A partir de todo lo anterior y en base al desarrollo de una

investigación desarrollada todo este año 2015 por Alejandro Castillo y

quien escribe (Castillo & Ratto, 2015), se presenta en el apartado (7)

una propuesta de marco teórico y analítico para estudiar la huelga en

Chile, independientemente de la metodología que se use, pero estando

ajustada la propuesta al uso de técnicas de entrevistas y revisión de

prensa cualitativa. En el apartado (8), finalmente, se presentarán las

conclusiones del ensayo/reflexión.

2) El proceso de trabajo capitalista. Conflicto y contradicción en

el proceso.

Desde una perspectiva marxista/materialista, el proceso de

trabajo capitalista es en sí mismo conflictivo: es la forma concreta y

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

fundamental que asume el “antagonismo estructurado” entre capital y

trabajo (Edwards, 1990; 1993; Hyman, 1981). ¿Porque es conflictivo el

proceso de trabajo capitalista? ¿Porque el proceso de trabajo es central

para la acumulación de capital? ¿Qué le sucede a este proceso con la

huelga o con acciones aún más radicales?

El antagonismo entre capital y trabajo lo personifican dos

sujetos: el empleador y el empleado, el explotador y el trabajador, el

burgués y el proletario. En toda la trama de una sociedad por supuesto

que hay más sujetos y por supuesto que hay más elementos, como el

Estado, que son centrales pues sin estos no es posible el proceso de

trabajo capitalista (Harvey, 2014). Pero para efectos de este apartado y

con fines meramente explicativos se tomaran en abstracto a los dos

sujetos mencionados: la “clase-que-vive-del-trabajo” y al capital

(Antunes, 2001).

Para que haya riqueza debe haber proceso de

trabajo/producción. E incluso más simple, para que una sociedad se

pueda reproducir debe producir para sí una serie de objetos, materiales

e inmateriales. Y para producir se debe trabajar: el proceso de

producción y el proceso de trabajo van unidos. Pero, en una sociedad

capitalista el proceso de trabajo -más allá de como se organice el trabajo

concretamente- adquiere una fisonomía particular.

Para el capital el móvil del proceso de producción es la ganancia.

El proceso de trabajo se organiza con el único propósito de que el

capital invertido se valorice al final del proceso28. Debe haber una

transformación concreta por una mano de obra con medios concretos

28 “En el proceso capitalista de producción el proceso de trabajo se presenta

solo como medio, el proceso de valorización o la producción de plusvalía como

fin” (Marx, [1863-1866] 2009: 33).

“Constituye el motivo impulsor y la finalidad determinante del proceso de

producción capitalista conseguir la mayor auto valorización posible del capital”

(Marx ([1867] 2011: 333).

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

73

de producción -un proceso de trabajo- para que el capital se valorice en

el proceso de producción. El valor de las "salidas" del proceso debe ser

mayor a las "entradas" del mismo. Con el diferencial el capital acumula,

paga salarios y repone el resto de su capital.

Ahora, la existencia de la explotación en las relaciones sociales

de producción no está garantizada de una vez y para siempre pues,

cotidianamente, el ciclo de producción de valor comienza y termina, y

como tal, puede ser interrumpido y/o ser negociado (De la Garza, 2011:

12)29. En otras palabras, los trabajadores no son autómatas, "pueden

dejar caer sus instrumentos o entorpecer y frenar deliberadamente el

proceso de trabajo. Para mantener la continuidad se necesita establecer

un control y lograr la colaboración de la mano de obra" (Harvey, 2014:

84). Así pues, el conflicto latente del proceso de trabajo puede

manifestarse en un comportamiento concreto que ponga en tensión el

objetivo de generación de ganancia del capital. Un caso límite de estas

formas de expresión manifiestas del conflicto –y de forma de ACT-, en

Chile, es la huelga.

3) Cooperación en el proceso de trabajo y solidaridad en la lucha

El libro “Workplace Conflict Mobilization and Solidarity in

Argentina”30 de Maurizio Atzeni (2010) introduce algunos conceptos

relevantes para entender la acción colectiva de los trabajadores (ACT),

más allá de la huelga. Atzeni (2010) plantea que para explicar y

entender la acción colectiva de los trabajadores es necesario evadir las

explicaciones subjetivistas e individualistas de ésta, enmarcar estas

acciones en las contradicciones del proceso capitalista de trabajo e 29 “El capitalista encuentra en él (proceso de trabajo capitalista) su satisfacción

absoluta, mientras que por el contrario el obrero, en su condición de víctima

del proceso, se halla de entrada en una situación de rebeldía y lo siente como

un proceso de avasallamiento” (Marx, [1863-1866] 2009: 20). 30 “Conflicto en el lugar de trabajo, movilización y solidaridad en Argentina”.

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

introducir el concepto de cooperación/solidaridad. La primera

necesidad se cumple en la totalidad de este ensayo, la segunda

necesidad ya se presentó en el apartado anterior y la tercera necesidad

se comenta ahora tomando como base al mismo Atzeni (2010: 15-33) y

a Marx ([1867] 2011: 325-338).

El proceso capitalista de trabajo no es solo el sitio de la

explotación per se, sino que también es el sitio en potencia de la

actividad humana creativa y liberadora –cosa que no se verá aquí-, y de

la cooperación entre los trabajadores. La cooperación es

impulsada/desarrollada por el capital, pero es finalmente ejecutada por

los trabajadores. La cooperación en el trabajo es una fuerza productiva

más para el capital, es una condición material que el capital propicia

para aumentar la productividad del trabajo y por ende sus ganancias31.

Pero el capital, a la vez que desarrolla la cooperación del trabajo, crea

lugares de comunicación e intercambio entre los trabajadores32. La

cooperación como fuerza productiva es el terreno fértil para que emerja

la solidaridad y la ACT de los trabajadores.

La solidaridad es la relación social que expresa la naturaleza

colectiva del proceso de trabajo y que emerge de la base material de la

cooperación. Esta es la solidaridad “no activada” o “embrionaria” que se

expresará activamente en las movilizaciones y luchas de los

trabajadores. “A través de la cooperación en el trabajo el trabajador

individual empieza a desarrollar una conciencia de él no como un

individuo sino como parte de un grupo, con el que comparte

condiciones de trabajo y cuyos intereses son totalmente opuestos a los

31

“Comparada con una suma igual de jornadas laborales de individuos aislados, la

jornada laboral combinada produce masas mayores de valores de uso y reduce, por

tanto, el tiempo de trabajo necesario para obtener un efecto útil determinado”

(Marx, [1867] 2011: 332). 32 “Los obreros asalariados no pueden cooperar sin que los emplee a un mismo

tiempo el mismo capital, el mismo capitalista, o sea, sin que este compre

simultáneamente su fuerza de trabajo” (Marx, [1867] 2011: 332).

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

75

de su empleador” (Atzeni, 2010). Entonces, el conflicto y la acción

colectiva emergen no solo por virtud de fuerzas externas a los

trabajadores, sino porque existe un terreno fértil en esa forma

embrionaria de solidaridad descrita más arriba.

Por último hay un elemento importante que menciona Atzeni

(2010) –coincidiendo con toda la tradición marxista-. Los trabajadores

no luchan solo por dinero, sino que también por su condición de seres

humanos. “Hay dos diferentes, pero convergentes y traslapados

conjuntos de motivaciones para luchar”: (A) Reformar las condiciones

materiales de los trabajadores dentro del sistema existentes, y (B)

Necesidades propias de los trabajadores por desarrollarse. Es decir, en

contra de la explotación del trabajo por el capital. Como se mencionó,

estos motivos no son antagónicos. Por lo general el primero es

condición del segundo: “el conflicto por "pan y mantequilla" pueden

fácilmente crecer en intensidad y extenderse hacia asuntos más

radicales en un contexto de efervescencia social y relevancia política”

(Atzeni, 2010).

Desde un esquema de clasificación distinto al de las

“motivaciones para luchar” de los trabajadores, Urrutia (2015) presenta

un esquema de “formas de politización” de los trabajadores. Para

Urrutia (2015) cabría hablar de dos ámbitos de politización

complementarios. En el ámbito de la empresa, que se denomina

“endógeno”, la politización sindical se refiere al proceso de gestión,

cuestionamiento, ruptura y modificación de las normas y límites que

estructuran los lugares de trabajo. En el ámbito externo de los lugares

de trabajo, que se denomina “exógeno”, la politización se refiere al

cuestionamiento, ruptura y modificación del sistema de relaciones de

producción y distribución de una determinada rama productiva y/o de

una sociedad en su conjunto. El nivel de politización en el ámbito

endógeno comienza con la lucha exclusivamente salarial y la

identificación de intereses colectivos, y puede llegar a la voluntad de

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

disputa por el control obrero de la producción (límite objetivo de

disputa en el lugar de trabajo), al expropiar el capital individual al que

se enfrenta el trabajador subvirtiendo el control del proceso de

concepción y ejecución del trabajo33. El nivel exógeno puede fluctuar

desde la identificación de intereses comunes entre los trabajadores (o

franjas de ellos) como clase y el consiguiente levantamiento de

estructuras suprasindicales para su disputa, pasando por una apertura a

la incorporación de demandas más allá del mundo del trabajo y a

relacionarse con otros actores sociales y/o problemáticas que atingen al

conjunto de la sociedad.

Estas motivaciones para luchar o formas de politización se

encuentran detrás de las huelgas laborales y otras acciones colectivas de

los trabajadores, siendo la base material de estas movilizaciones el

proceso de trabajo capitalista y la cooperación/solidaridad de los

trabajadores. También detrás de las huelgas laborales existen diversas

identidades laborales de los trabajadores y grupos de trabajadores

como se concluye en Castillo & Ratto (2015).

4) Acción colectiva y formas de acción colectiva de los trabajadores

Las acciones colectivas de los trabajadores son diversas y

sobrepasan con creces a la tradicional forma de “la huelga”. A

continuación se comentará brevemente que se entiende por “acción

colectiva”, como esta se liga a otros conceptos de las teorías de los

movimiento sociales que pueden ser útiles para estudiar las ACT, y

concretamente la huelga, y finalmente cuales son las ACT que pueden

llevar a cabo los trabajadores.

33 Atzeni (2010) estudia de manera empírica este control obrero de la producción

en las Plantas de Ferreyra de FIAT (ocupación espontánea) y de Santa Isabel de

CIADEA-Renault (ocupación liderada por un sindicato) en Argentina.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

77

a) Acción colectiva y teorías de los movimientos sociales

Existe una diversidad de autores norteamericanos y europeos que han

sugerido definiciones y modos de comprender a los movimientos

sociales (MS). Si bien en este ensayo el objeto de estudio es huelga, la

cual en Chile pocas veces se inserta en MS generales o tiene fines

políticos (OHL, 2015), las teorías de los MS presentan una serie de

conceptos útiles para entender algunas dimensiones de la huelga. Mario

Garcés (2012) ordena estas teorías en dos grandes tradiciones: (1)

norteamericana (Tarrow, Tilly y McAdam, McCarthy & Zald) y (2)

Europea (Touraine y Melucci). La primera es la más pragmática y se

pregunta por el “cómo” de la “acción colectiva”. La segunda se pregunta

más por el "por qué" de los “movimientos sociales”.

Charles Tilly pone el acento en la cuestión del enfrentamiento

(contention) e introduce la variable temporal. El autor, según Garcés

(2012), postula la idea de que los MS se desenvuelven en "series

continuadas de interacción" con las autoridades y sus oponentes. En

estas series continuas los MS recurren a formas conocidas de acción,

pero también pueden introducir innovaciones. Es decir, los repertorios

de acción colectiva (RAC) están condicionados histórica y

culturalmente, más no determinados.

Tarrow fue quien difundió y reelaboró las proposiciones de Tilly,

según Garcés (2012), poniendo atención no solo en confrontación y los

repertorios, sino que también en la noción de "oportunidades políticas".

Existen coyunturas específicas en las que se configuran estructuras de

oportunidades políticas (EOP). Por ello para efectos de este ensayo es

importante la consideración de las coyunturas legislativas, las crisis de

legitimidad política, la emergencia de movilizaciones sociales y las crisis

económicas en las que la huelga puede emerger. Este concepto

inicialmente se constituyó como una manera de encuadrar la acción

colectiva a un determinado contexto, introduciendo variables

estructurales en las determinantes de la acción.

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

Tarrow (2004: 109) entiende, además, que la acción colectiva

prolifera cuando los actores acceden a recursos. Esta noción, junto a la

noción de restricción y oportunidades explicarían para Tarrow las

predisposiciones a la acción colectiva. Es decir, la acción colectiva

emerge en contextos en los que las oportunidades del sistema político

favorecen que se utilicen los recursos potenciales de la acción colectiva.

Continuando con la tradición europea, para Alain Touraine, según

Garcés (2012) los MS son acciones colectivas que oponen a actores

sociales entre sí: (1) por el control de los recursos más importantes de

una sociedad, como también dice Cruz (2001: 175)34 o (2) por el control

del proceso histórico o de transformación de esta sociedad. En ambos

casos, un MS es un conflicto entre grupos sociales, pero que va más allá

de una lucha de intereses y pone en tela de juicio un sistema de poder.

Touraine propuso que los MS tendían a articularse en torno a 3

principios (Garcés, 2012): (1) Identidad (las propias elaboraciones que

un grupo social hace de sí mismo), (2) La oposición (definición de sus

oponentes), y (3) Principio de totalidad (proyecto global de

transformación que articula a un grupo social en movimiento)35.

Para Melucci, según Garcés (2012), el MS no es una cosa dada, sino

un proceso de construcción colectiva en que los actores negocian y

renegocian continuamente aspectos de su acción, y en ese proceso se

crean nuevos códigos culturales y nuevas alternativas simbólicas que

definen la identidad del movimiento. Melucci vincula el proceso práctica

del movimiento con la elaboración de su propia identidad. Los MS

suponen creencias colectivas pero no conservadoramente, sino que

saberes sobre los fines, los medios y el terreno en que se desarrolla la 34 Acción Colectiva: “el proceso por el cual las personas realizan esfuerzos conjuntos dirigidos a influir en la distribución existente del poder” (Cruz, 2001). 35 En Castillo & Ratto (2015) se distinguen unas dimensiones similares para el estudio de la identidad laboral en contextos de huelgas.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

79

acción; redes de relaciones sociales; pero también realizaciones de

inversiones emocionales que permite a los individuos reconocerse como

miembros de una colectividad.

Por último, McAdam, McCarthy & Zald, según Garcés (2012)

proponen una "síntesis emergente" en relación a la cuestión teórica de

los MS enfatizando en 3 factores: (1) Estructura de oportunidades

políticas y las constricciones que tienen que afrontar los MS, (2) Formas

de organización (formal e informal) a disposición de los contestatarios,

y (3) Los procesos colectivos de interpretación, atribución y

construcción social que median entre la oportunidad y la acción.

En resumen, y pensando en el estudio de la huelga laboral en Chile,

hay que tener presente que existen Estructuras de Oportunidades

Políticas (EOP), pero también económicas y organizacionales, para el

desarrollo de las huelgas. Y evidentemente hay diferentes

constricciones. Los trabajadores en huelga se desenvolverán en series

continuadas de interacción/acción con las autoridades y sus oponentes,

en esas interacciones habrá mucho de ritual, de prácticas acopladas

rituales, pero también habrá componentes de innovación. Una huelga,

repetirá muchas de las cosas que han hecho otras en la historia, pero

también introducirán elementos nuevos, exitosos y no exitosos para sus

fines. En la huelga se oponen actores sociales por el control de recursos

y escasas veces por el control del proceso histórico, los trabajadores en

huelga tienen cierta identidad y creencias colectivas, construyen una

oposición, perciben de cierta manera los elementos que los rodean y

tienen explícita o implícitamente un proyecto global (rupturista o no).

Además, los trabajadores crean distintas redes de relaciones sociales o

articulaciones entre ellos y otros sujetos sociales (Melucci, 1990: 358).

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

b) Las ACT que se pueden llevar a cabo

Las acciones colectivas que pueden realizar los trabajadores son

amplias y la historia bien sabe de eso36. Estas pueden dirigirse hacia la

unidad productiva en la que trabajan los trabajadores organizados o

bien pueden dirigirse hacia unidades organizativas más amplias (la

acción puede llegar a interpelar a un gobierno o incluso a un modo de

producción global, el capitalismo). El objetivo de la acción colectiva

puede tener alguna relación con lo laboral o puede no tenerla (o tenerla,

más bien, indirectamente). Piénsese, por ejemplo, en el rol que tuvieron

los trabajadores organizados en la oposición al régimen autoritario de

Pinochet y en la rearticulación del movimiento social (Campero, 1986).

Así mismo, la acción colectiva la pueden desarrollar un conjunto de

trabajadores más o menos inorgánicos, una coordinadora, un sindicato,

una sociedad de resistencia, etcétera. En Chile, la forma orgánica

protagónica de los trabajadores, desde los inicios de los gobiernos

populares en 1938 hasta la actualidad es el sindicato y las consiguientes

centrales sindicales37.

Algunos ejemplos de acción colectiva de los trabajadores -algunas

más violentas física e institucionalmente, otras menos- son el sabotaje

coordinado, la toma/bloqueo de unidades productivas, la toma para

producir en unidades productivas de manera autogestionada (control

obrero de la producción), la ocupación de espacios públicos, las huelgas

de hambre, la huelga laboral que un poco más abajo se estudiará, la

huelga de brazos caídos, el uso de maquinaria de la unidad productiva

para la movilización, los enfrentamientos con la policía, la negociación,

el ataque o impedimento de acceder al lugar de trabajo a los

36 “La huelga es la manifestación más clara del conflicto laboral, pero es útil

definir el termino con mayor amplitud. Sus medios de expresión son tan

ilimitados como la iniciativa humana” (Hyman, 1981: 206). 37 Para Hyman (1981: 80) el sindicato es un instrumento de poder, cuyo

propósito “es el de permitir que los trabajadores ejerzan, colectivamente, el

control sobre sus condiciones de empleo, el cual ellos no tienen posibilidades

de realizar en tanto que individuos aislados”.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

81

trabajadores que no participan de movilizaciones, las marchas, la

irrupción de actos públicos, el uso de barricadas, las movilizaciones por

solidaridad, etcétera. A continuación se definirá en detalle la huelga

laboral, el marco teórico más general en el que se inserta la huelga se

presenta en el apartado (7).

5) La huelga laboral

La huelga hace manifiesto un conflicto estructural, un antagonismo

estructurado entre capital y trabajo38, posibilitado, a su vez, por la

cooperación/solidaridad entre los trabajadores. Por huelga laboral se

entenderá una acción colectiva, social y pública, que altera

negativamente el proceso de trabajo capitalista, organizada

deliberadamente por un grupo de trabajadores39. Ahora se revisará cada

componente de la definición de huelga.

(1) Es una acción colectiva pues es un proceso por el cual los

trabajadores realizan esfuerzos conjuntos dirigidos a influir en

la distribución existente del poder (Cruz, 2001), y en algunas

ocasiones, cuando la huelga se enmarca en movimientos sociales

más amplios, disputan en estas acciones proyectos de sociedad

(Touraine, 1997).

38 Existe también la huelga por parte de los trabajadores de servicios públicos,

es decir, empleador por el Estado. A estas huelgas comúnmente se le llama

“paro” en Chile y no serán objeto de estudio en este ensayo. Para un estudio de

estas huelgas revisar Osorio (2015). 39 Definición inspirada en la del Observatorio de Huelgas Laborales (OHL) de

Chile cuyos observable (huelgas) son más amplios que las que emergen solo de

la contradicción entre capital y trabajo: “toda acción social pública de

alteración negativa del proceso de trabajo, organizada deliberadamente por un

grupo de trabajadores” (OHL, 2014: 1).

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

(2) Es una acción social pues está inserta en relaciones sociales y

estructuras sociales, además de ser organizada por grupos

sociales más o menos cohesionados que se movilizan

interpelando a otro (capital y/o sus distintas personificaciones).

Por lo demás, la huelga tiene un carácter histórico (cambia en el

tiempo sus formas) y, por lo mismo, tiene capacidad de

transformar las mismas estructuras y relaciones sociales en las

que está inserta -considerando que tales estructuras la

condicionan y hacen posible-.

(3) Es pública pues sale del ámbito inmediato de la unidad

productiva e intenta mostrarse ante la sociedad. Esto hace que

sea registrable y analizable por observadores externos al

proceso de trabajo alterado y, por tanto, abordable desde las

ciencias sociales.

(4) Es una alteración negativa del proceso de trabajo para quienes

son dueños del capital, y/o lo administran, pues corta el proceso

que permite la creación de plusvalía/ganancia o, en otras

palabras, paraliza la producción, siendo una manifestación

“disruptiva” del conflicto laboral (Ermida, 1999).

(5) Es fruto una decisión deliberada y grupal, pues hay una

elaboración táctica/estratégica por parte de una voluntad

general de trabajadores que se plantea la acción para

determinados fines, independientemente de cuáles sean estos

fines (Ermida, 1999: 48; Bourdieu, 1990: 197).

En definitiva, la huelga es una forma de acción colectiva que no

puede reducirse por completo al objeto de cálculo económico y en su

origen se privilegian los factores sociales, políticos, y organizativos, esto

es, la capacidad de organización de los trabajadores y su posición en la

estructura política de poder (Shorter & Tilly, 1974). La huelga es la

forma por excelencia que asume el conflicto laboral en general (Holm-

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

83

Deltev & Martín Artíles, 2010: 565; Hyman, 1981: 206; Bourdieu, 1990:

197; Armstrong & Águila, 2006: 45) y particularmente en Chile. Así

pues, la huelga es la máxima expresión de radicalidad del conflicto entre

empleados y empleadores en Chile, y es la forma del conflicto que

máximamente, pero a la vez “legítimamente se le puede hacer a un

patrón” (Bourdieu, 1990: 195).

En cuanto al nivel de conflictividad que comportan las huelgas, se

puede considerar como marco general de análisis su duración y

magnitud -número de trabajadores participantes o en la huelga-

(Shorter & Tilly, 1974; Armstrong & Águila, 2006). Pero también, desde

una mirada más cualitativa, el contenido de sus demandas o sus formas

de politización (Urrutia, 2015). Esto se verá con más detalle en el

apartado (6).

Es importante agregar que la huelga no existe en abstracto, sus

razones o motivos concretos pueden ser diversos (y expresivos de

distintas formas de politización e identidades) y, por lo general, están

acopladas a otras tácticas y prácticas de los trabajadores. Existe una

serie de acciones y hostilidades que anticipan la huelga. Así también hay

un conjunto de tácticas que los trabajadores despliegan junto a las

huelgas -cortes de calles, piquetes, tomas, marchas, entre otras-. Es

decir, la huelga está acoplada a una serie de prácticas conflictivas, antes,

durante y después de ésta, que se relacionan con ésta ya sea por su

cercanía temporal, por objetivos comunes y/o por realizarla el mismo

colectivo de trabajadores. Además existen una serie de prácticas

acopladas no conflictivas que por tradición o ritual se acoplan a la

huelga -por ejemplo, el uso de banderas de Chile en el caso chileno-. En

palabras de Bourdieu (1990: 195), “no se puede estudiar un

instrumento de lucha como la huelga independientemente del sistema

de los demás”. Por último, las huelgas están acopladas a procesos de

negociación (formales o no, antes o no de la huelga) que es importante

tener en cuenta y ojalá dilucidar por quienes investigan.

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

6) El estudio de la huelga en Chile. Fuentes de información y marcos

metodológicos

Existen una serie de fuentes de información para estudiar las

huelgas en Chile, ya sea desde el presente mirando hacia el pasado (y el

pasado mirado puede encontrarse a diferentes distancias de tiempo del

presente) o desde el presente mirando al mismo presente40. Estas

fuentes, también, pueden ser primarias o secundarias, cuantitativas o

cualitativas (o servir para ambas metodologías). Existen las estadísticas

de huelgas legales compiladas por la Dirección del Trabajo (DT) de Chile

que son utilizadas por el OHL (2015), por Espinoza (2007) y por

Armstrong & Águila (2006). Existen también las notas de prensa de los

distintos diarios regionales y nacional del país que son utilizados por los

mismos autores mencionados y otros autores como Guajardo & Araya

(2015), Muñoz (2015), Caputo & Galarce (2006), Castillo & Ratto (2015)

y muchos otros. Existe también la misma experiencia en tiempo real de

la huelga, la cual se puede estudiar observándola directamente de

manera participante o no participante (y todos sus intermedios).

Ejemplo de esto es Castillo et. Al. (2014) con la huelga nacional de los

peonetas subcontratados de Coca-Cola Embonor o Caputo & Galarce

(2006) con la huelga del 2006 de la Minera La Escondida, o desde una

perspectiva más de difusión/militante lo que hace/hacía el colectivo "La

Batalla de los Trabajadores41". Existe también el relato oral posible de

objetivar en entrevistas, por ejemplo. Quienes hacen esto son algunos de

los autores ya mencionados pero también Winn (1990), CENDA-OLAB

(2008), Nuñez (2009), Ruminot (2009) y Echeverría (2013). También

existe la bibliografía sobre huelgas o ciclos de huelgas que es revisada

por la mayoría de los autores. Abarzúa (2008), Calderón (2008) y

Aravena (2009) solo utilizan esta fuente de información. Por último,

pese a que esta taxonomía no pretende agotar todas las posibilidades,

40 Por presente simplemente pensar en huelgas acontecidas el mismo año en

que esta se está estudiando, para no caer en cuestiones filosóficas sobre la

inexistencia del presente y otro tipo de dilemas. 41 http://www.labatalladelostrabajadores.cl/

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

85

están los registros audiovisuales y diferentes archivos o documentos42

sobre huelgas.

7) La propuesta de marco teórico y analítico para estudiar la huelga

en Chile

Se ha visto, entonces, que hay una serie de elementos internos y

externos a los trabajadores movilizados que determinan la ocurrencia y

el carácter de la huelga. Estos son los elementos que "explicarían" la

huelga. Por otro lado, hay una serie de dimensiones de la huelga que

permiten describirla detalladamente y comprenderla. Lo primero es

parte del marco teórico que acá se propone y lo segundo es parte del

marco analítico que acá de propone.

Antes de presentar ambos marcos es importante mencionar que la

construcción de estos se basó en el desarrollo realizado a lo largo de

todo este texto y, principalmente, en la aplicación que se realizó de

parte de estos marcos en Castillo & Ratto (2015). En dicha investigación

las fuentes de información fueron notas de prensa de diarios regionales

y nacionales que hablaran sobre las huelgas de interés y entrevistas

semi-estructuradas. A las dos fuentes se les aplicaron dos pautas de

producción y se les hizo posterior análisis de la información. En dicha

investigación se estudiaron cuatro huelgas sucedidas en los años 2014 y

2015 en las pequeñas y medianas empresas "Club de la Unión",

"Empresas contratistas de Coca-Cola Embonor", "Orsan Call Center" y

"Colegio particular San Marcos". En total, se realizaron 12 entrevistas.

Es importante, entonces, advertir el posible sesgo metodológico y

técnico de estos marcos -principalmente el analítico- por no ser aún

42 Por ejemplo, los partes de carabineros que utilizan Armstrong & Águila

(2006) o los debates en el congreso y archivos del Ministerio de Trabajo y de la

S.A. Yarur que utiliza Winn (1990).

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

probados con otras metodologías y técnicas -y por ende fuentes- de

información.

a) El marco teórico

No se hará acá una revisión exhaustiva y ajustada de los conceptos ya

comentados como centrales a lo largo del desarrollo de este ensayo en

base a la revisión de los autores mencionados. Solamente para recordar

se enumeraran estos conceptos y se señalarán sus elementos claves.

(1) "Proceso de trabajo". Este es la base material que estructura

el conflicto, el antagonismo estructurado entre capital y trabajo

(Edwards, 1990) que hace manifiesto la huelga. Además, es este

proceso/actividad el que le da más o menos poder a los trabajadores,

dependiendo del sector de la economía en que se encuentre el proceso

de trabajo interrumpido por la huelga estudiada. Y también

dependiendo de la centralidad que tenga el proceso de trabajo para la

gobernabilidad económica y política del país. Hay sectores estratégicos

(Womack, 2007) que si se van a huelga y logran detener efectivamente

el proceso de producción provocan una serie de daños en la economía

nacional y/o en el funcionamiento cotidiano de la ciudad (piénsese en

los trabajadores portuarios para lo primero y en los trabajadores del

metro para lo segundo). Entonces, el proceso de trabajo, además de

estructurar el conflicto dota de determinadas características a los

agentes que lo llevan a cabo. Por último, -y esto queda pendiente a

tratarse con más detalle-, desde la perspectiva de "se ejecuta el

proceso/no se ejecuta el proceso" la huelga laboral es la negación del

proceso de trabajo. Desde otra perspectiva, por ejemplo "del control de

la producción", la negación del proceso de trabajo capitalista no sería la

huelga, sino que el proceso de trabajo auto gestionado por los mismos

trabajadores y articulado a un proyecto nacional o regional.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

87

(2) “La cooperación43”. Aquí se entiende a la cooperación como

fuerza productiva para el capital (Marx, [1867] 2011: 336), como

conversión por el capital de los diversos obreros individuales en obrero

social. Esta es una condición emergente desde el mismo proceso de

trabajo, que posibilita la creación de solidaridades entre los

trabajadores, y a su vez, permite la identificación de sus intereses

comunes y antagónicos con los del capital (Atzeni, 2010). Esta red de

solidaridad es la que hace posible la acción colectiva de los trabajadores

-y por ende la huelga- más allá de los elementos gatillantes o motivos

inmediatos.

(3) Existen distintas formas de politización (Urrutia, 2015) o

motivos de lucha (Atzeni, 2010) para los trabajadores que realizan

acciones colectivas. La politización se expresa en el contenido de las

demandas o proyectos de los trabajadores en huelga, que se pueden

referir a cuestiones tanto endógenas como exógenas al proceso de

trabajo y pueden ir de cuestiones más a menos rupturistas con el orden

social determinado por el capital.

(4) Lo anterior podría entenderse como parte de un elemento

más abstracto que es la identidad laboral individual y grupal de los

trabajadores en huelga. Este elemento no se revisó a lo largo del ensayo,

por lo que a continuación se dirán unas breves palabras. En todo

conflicto laboral, en este caso la huelga, participa un sujeto que se

posiciona en una compleja estructura social desplegando una

determinada identidad. La identidad se puede comprender como un

“proceso social de construcción (…) que tiene que ver con la manera en

que individuos y grupos se definen a sí mismos al querer relacionarse –

identificarse – con ciertas características” (Larraín, 2001: 23). En

43 No confundir con la cooperación en el sentido de la aceptación de las normas y ordenes de la empresa (Edwards, 1990) o con “el consentimiento en la producción” (Burawoy, 1989).

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

palabras de García Linera, la identidad es “nuestra afirmación en y hacia

el mundo” (2014: 9), que nos permite ubicarnos “territorialmente” en el

mapa social. Vale decir, permite hacer la distinción entre un “adentro” y

un “afuera”, entre un “yo/nosotros” y un “otro/otros”.

Cabe mencionar que las identidades son complejas; tanto los

seres humanos, como los grupos tienen “distintas identidades que se

articulan y definen posibles trayectorias sociales” (García Linera, 2014:

17). Al formar sus identidades, los individuos y los grupos se identifican

a sí mismos con distintos colectivos sociales más amplios, cada uno con

sus propias características/cualidades, tales como religión, clase,

nación, género, entre otras. Este conjunto de identidades – situacionales

- se articulan formando una identidad compleja coherente (Larraín,

2001: 29). Así pues, las identidades pueden agruparse cuando no son

contradictorias entre sí, lo que se denomina como “identidades

compuestas”. Este tipo de identidad es “la influencia e interacción

connotada de las distintas identidades situacionales, en las que cada uno

deja su sello específico y ayuda al despliegue particular del resto”

(García Linera, 2014: 17-18).

La identidad laboral se define en relación a una “comunidad

definida por la ubicación dentro de la organización social de la

producción, y la relación, a menudo conflictiva, con quienes ocupan

otras posiciones dentro de dicha estructura” (Pinto & Valdivia, 2003:

280). A su vez, esta identidad puede relacionarse con el trabajo, con el

colectivo de trabajadores y/o con la organización/movimiento de

trabajadores. Se pueden reconocer tres dimensiones de la identidad

laboral, tomando como base algunos elementos comentados más arriba

de las teorías de los movimientos sociales, principalmente Touraine

(1997: 37): (1) La construcción de un “yo/nosotros”; (2) la

identificación de un “otro(s)” al delimitarse a sí mismo en la estructura,

y el potencial conflicto que tal identificación conlleva y (3) las

orientaciones de la acción, pensadas como intereses y motivaciones en

distintos ámbitos relacionados con los laboral. Para ver el marco

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

89

analítico en detalle, que es la operacionalización de estas tres

dimensiones de la identidad laboral, revisar Castillo & Ratto (2015).

(5) La huelga laboral es una acción colectiva de los trabajadores

(ACT), en el sentido que disputa recursos sociales (Cruz, 2001),

pretende modificar situaciones que la hacen emerger (Hyman, 1981)

y/o en escasas ocasiones proyectos históricos cuando se inserta en un

movimiento social más amplio. La huelga laboral, además, se acopla a

una serie de prácticas y ritos. Al considerar la huelga como ACT las

teorías de los movimientos tienen conceptos como “Estructuras de

Oportunidades Políticas (EOP)”, “Repetición v/s innovación” y

“conflictividad v/s no conflictividad” de las acciones/interacciones

acopladas a las huelgas –que acá se les llama “prácticas”-, articulaciones

y redes de los trabajadores en huelga, que pueden servir y que ya fueron

definidos en detalle en el apartado (4).

(6) Por último, y esto no se abordó en profundidad en el ensayo,

está el carácter del régimen político –democrático, democrático

restringido o autoritario por ejemplo- en el que se desarrolla la huelga.

Esto influye directamente en los niveles de conflictividad e intensidad

de la huelga, como también en la predominancia de huelgas legales o

ilegales, como muestra empíricamente Armstrong & Águila (2006). Para

el caso del Chile Actual, del año 2015, el régimen democrático post

pinochetista se encuentra fuertemente “restringido” en su carácter

democrático por una serie de enclaves autoritarios institucionales

insaturados en la dictadura del General Pinochet (Garretón, 2014) que

se han mantenido hasta hoy, de manera transformista (Moulian, 2002),

más de 20 años después de terminado el régimen militar. Estos enclaves

o democracia restringida se expresa en el ámbito laboral/sindical –más

allá de lo antidemocrático que es el lugar de trabajo determinado por el

capital- en los pilares del Plan Laboral (Fundación Sol, 2015). Esto es,

una negociación colectiva centrada a nivel de empresa, con un

procedimiento excesivamente reglamentado y con una amplia

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

exclusión de las materias sujetas a negociación sindical, una huelga que

no paraliza gracias al reemplazo de trabajadores y a la que no se le

reconocen los múltiples fines que puede tener. También se expresa en el

paralelismo –que provoca competencia- entre agrupaciones sindicales y

grupos negociadores en una misma empresa. Y por último, se expresa

en que la función del sindicato queda restringida a tratar condiciones de

trabajo y salariales inmediatas en la empresa (se limita su politización).

Todo esto hace que en Chile los trabajadores escojan de manera cada

vez más mayoritaria el uso de la huelga ilegal por sobre la legal, el

negociar con sindicatos inter-empresas por sobre los de empresas, y

que exista una alta incertidumbre sobre la permanencia en su trabajo

tras realizar huelgas, por posible represalias anti sindicales del

empleador.

b) El marco analítico44

El siguiente marco analítico que operacionaliza las distintas

dimensiones de la huelga para su estudio desde las ciencias sociales no

contempla la operacionalización de elementos determinantes de la

huelga estudiados en el marco teórico recién mostrado. En muchas

ocasiones tendrá sentido definir con detalle el proceso de trabajo que la

huelga interrumpe, la cooperación de los trabajadores y otros

elementos que se han visto, pero a continuación la bajada teórica a la

realidad que se hace es solo para la huelga.

44 Este marco analítico fue utilizado para la elaboración de las sistematizaciones sindicales 1, 2 y 3 del Grupo de Estudios Interdisciplinarios del Trabajo (GEIT). Para más información revisar la página web: http://geitfacso.wix.com/geit-facso

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

91

(1) La huelga

estudiada en

general45

En relación a la huelga estudiada en general, son

varias las categorías de análisis. Por un lado, interesa

conocer la “legalidad de la huelga” y las

impresiones que esto suscita en los trabajadores. Por

otra parte, interesa conocer la “masividad de la

huelga”, esto es, la capacidad de convocatoria que

tuvo tanto respecto de los trabajadores

sindicalizados como, eventualmente, de quienes no

están sindicalizados. Además, se analiza la

“duración de la huelga”, entendida como el número

de días en que los trabajadores paralizaron sus

actividades productivas en la PE. Por otra parte,

emergen otras categorías en el análisis como la

“estrategia desplegada durante la huelga”

entendidas no tanto como las tácticas y acciones de

los trabajadores (categoría de otra dimensión de la

huelga), sino más bien los principales focos en los

que se centró la huelga: ya sea en la interpelación a la

ciudadanía, a los medios de comunicación, la vía

institucional de mediación de la Dirección del

Trabajo, entre otros.

(2) Razones y

demandas de

la huelga

En este ámbito se distinguen las Razones y

Demandas de la huelga. Por “razones”, se entienden

los motivos que condujeron a la decisión de utilizar

la herramienta de la huelga. Hay razones como el

término del plazo legal o convenido de negociación

colectiva, la necesidad de radicalizar las posturas

ante la indiferencia del empleador, o bien la opción

45 Evidentemente aquí habría que partir registrando cuestiones sobre la huelga como la empresa en la que sucedió (o si sucedió en más de una), el rubro, el número de trabajadores de la(s) empresa(s), su encadenamiento productivo o no a otras empresas, caracterizar en general a la(s) empresa(s).

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

aprovechar todas las instancias legales que se

disponen para llevar de manera más efectiva las

demandas planteadas. Con respecto a las

“demandas”, se comprenden como los objetivos

concretos que buscan los trabajadores a través de la

huelga y que se expresan formalmente en solicitudes

para transformar sus condiciones laborales debido a

determinadas circunstancias. Estas pueden ser

externas o internas a la unidad productiva en la que

ocurre la huelga y pueden variar en su radicalidad.

Hay demandas mínimas como el pago de días no

trabajados, otras como los aumentos salariales vía

directa o indirecta (bonos, aguinaldos, entre otros) y

otras no tan comunes en Chile (e ilegales) como

cambios en la forma de organización del trabajo. Hay

otras demandas “impensables” en el contexto chileno

que indican politizaciones endógenas rupturistas

como el “control obrero de la producción”. Hay otras

muchas posibilidades de demandas.

Detrás de las razones y demandas hay “proyectos

socio-políticos” de parte de los trabajadores (e

“identidades”) que también pueden ser interesantes

de analizar.

(3) Logros o

fracasos y de

la huelga

En cuanto a los logros del proceso de negociación y

movilización colectiva, se refieren a las conquistas

concretas que se obtuvieron por consecuencia del

proceso. Además, se comprende la sub-categoría de

“evaluación de los logros” entendiendo la

evaluación como negativa (se logra mucho menos de

lo que se demanda o no se logra nada), o positiva (se

logra aproximadamente lo que se demanda o incluso

más). Pueden haber “logros no demandadas

previamente”, pero que ex post se interpretan como

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

93

tal. Estos pueden ser, por ejemplo, organizacionales,

experienciales, morales y/o simbólicos.

Además, se encuentra en este ámbito la importante

categoría de “razones para terminar la huelga”

que pueden involucrar el logro de algunos objetivos,

el amedrentamiento por parte del empleador y/o

supervisores, o bien el desgaste de la propia

movilización.

(4) El proceso

de la huelga

Aquí es importante describir lo “sucedido previo a

la huelga”, es decir, entender cómo se llegó a esta. Es

decir, conocer el “proceso de negociación

colectiva” (sea formal o no) en el que se enmarca la

huelga.

Por otra parte, importa conocer las “dificultades del

proceso”. Estas se comprenden como los obstáculos

simbólicos y materiales sufridos por los trabajadores

durante el proceso de movilización y negociación

colectiva. Pueden abordar desde despidos a

trabajadores, pasando por divisiones y conflictos

entre los propios trabajadores de la empresa (o

incluso dentro del sindicato), hasta el deterioro de

canales e instancias de comunicación con el

empleador durante el proceso de movilización.

Como dificultad de la huelga es interesante describir

las “faltas de lealtades de compañeros de trabajo”

en ésta.

(5) Prácticas

conflictivas y

no

La huelga no aparece de forma espontánea y

arbitraria alterando el proceso de trabajo en

determinada unidad productiva. Existen una serie de

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

conflictivas

acopladas a la

huelga.

“acciones y hostilidades que anticipan la huelga”

y un conjunto de “tácticas/acciones/prácticas

conflictivas que los trabajadores despliegan

junto a las huelgas” (cortes de calles, piquetes,

tomas, marchas, entre otras). La huelga está

acoplada a una serie de prácticas conflictivas,

entonces, pero también a “prácticas no

conflictivas”. Ambas prácticas se relacionan con la

huelga ya sea por su “cercanía temporal”, por

“objetivos comunes” y/o por “realizarla el mismo

colectivo de trabajadores”. En palabras de

Bourdieu (1990: 195): no se puede estudiar un

instrumento de lucha como la huelga

independientemente del sistema de los demás.

Se pueden definir también “acciones acopladas a la

huelga respecto a la relación que tienen con

clientes o socios de la empresa” –dentro de las

prácticas conflictivas-. Por ejemplo, se les puede

negar el ingreso a la empresa, si se les trata con

respeto, etcétera. Así también las “acciones se

pueden realizar con respeto o no hacia el

lugar/espacio de trabajo”. Es decir, puede haber

sabotajes, rayados de inmueble, etcétera.

(6)

Articulaciones

y formas de

organización

en la huelga

Los trabajadores no están solos en el mundo, ellos

tienen familias, amigos e incluso tienen relaciones

con otros grupos sociales (como estudiantes, otros

trabajadores, centrales sindicales, partidos políticos,

entre otros) que muchas veces prestan apoyo a los

huelguistas. A esto se le puede llamar

“articulaciones externas” o “solidaridades hacia

afuera”, y en este caso “orgánicas”.

Así también hay un rol social asignado a los medios

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

95

de comunicación (que para el estudio de la huelga en

particular no compete directamente). Pero también

hay una “relación de hecho que se tuvo con los

distintos medios de comunicación durante la

huelga” que interesa conocer. Y también una

“apelación a la ciudadanía o consumidores en

general”. A esto se le puede llamar “articulaciones

externas inorgánicas”.

Muchas de las acciones/tácticas desarrolladas por

los trabajadores en la huelga requieren de diversas

“Formas de organización” (comisiones,

distribución tareas diarias, entre otros). Muy

relacionado con esto está la “organización del

sindicato durante el proceso de huelga” que

aborda sub-categorías como “reuniones del

sindicato”, “modos comunicación entre

dirigencias y bases participantes” y “división de

trabajos concretos durante la huelga”.

Además, se encuentran las “asesorías externas

durante la huelga” involucrando todo tipo de ayuda

técnica o tecno-política que permita optimizar la

conducción de la huelga por parte del sindicato y que

provenga desde el exterior de la empresa (otros

sindicatos, escuelas sindicales, Dirección del Trabajo,

entre otros).

(7) Acciones

que realizó el

“capital”

durante la

huelga

Por “personificaciones del capital” o “superiores”

hay que entender toda la estructura organizativa de

la(s) empresa(s) que está por arriba de los

trabajadores en huelgas. Aquí los trabajadores

pueden distinguir un patrón, jefe, empleador,

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

directores, presidentes, gerentes o cualquier otro

cargo que exprese personificaciones de las funciones

de dirección, control y propiedad del capital en la

unidad productiva.

La idea es mostrar las diversas actitudes que

adoptaron el o los directores de la empresa, el

empleador, los gerentes, los supervisores o como los

trabajadores llamen a las posiciones en jerarquía

superior a la de él dentro de la empresa, como ya se

comentó. Aquí importa saber la “Apertura a

conversar/negociar de parte de los superiores”,

los “Intentos o no para de parte de los superiores

para que no se desarrolle la huelga”, las

“Prácticas rompe huelgas Ilegales/legales de

director/directores/empleador/gerentes”. Así

también interesa conocer las “prácticas anti

sindicales legales o ilegales”, es decir, que atenten

contra la organización sindical y sus demandas y que

provengan de parte de los superiores. También

importan evaluaciones generales como la “Forma en

que los superiores manejaron el proceso” y la

“Evaluación de la forma en que los superiores

manejaron el proceso”.

(8) Actuación

de

organismos

estatales

durante/en la

huelga

Se refiere a que el trabajador de cuenta de cómo

intervinieron ciertos organismos del Estado en el

proceso de la huelga. Es decir, “cuáles fueron las

razones que los llevaron a intervenir”, “de qué

forma intervinieron” y “a quién favoreció esta

intervención (como se posicionaron los

organismos)”. Ejemplos de estos organismos son

“Dirección del Trabajo”, “el SEREMI” o la “Inspección

del trabajo”.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

97

Evidentemente aquí puede haber también

“intervenciones violentas de parte de

carabineros” que generen enfrentamientos con los

huelguistas.

(9) Efectos

que tuvo la

huelga

La huelga puede provocar una serie de efectos ya sea

“en su mismo transcurso” o “con posterioridad”.

Y también estos efectos pueden suceder en

“distintos niveles”, como nacional, regional,

sectorial, de empresa o en la misma organización de

los trabajadores. Los efectos en los cuatro primeros

niveles son por lo general “efectos favorables para

los trabajadores huelguistas”, los otros son

“efectos desfavorables para los huelguistas”, que

muchas veces pueden destruir su organización

sindical.

En ningún caso hay que pensar estos efectos como

automáticos, pues en muchas ocasiones estos se

entremezclan con actuaciones de organismos del

estado o acciones del capital.

8) Conclusiones

Se ha presentado una propuesta de marco teórico y analítico para

estudiar la huelga en Chile. Estos marcos se construyeron en base a una

amplia revisión bibliográfica que iba desde teorías marxistas o

materialistas sobre los procesos de trabajo y las relaciones industriales

hasta las teorías de los movimientos sociales europeas y

norteamericanas. Se paso, entre medio, por una revisión de estudios

sobre huelgas en Chile que se publicaron entre el año 1990 y el año

2013, algunos usan metodologías cualitativas, otros cuantitativas y

otros triangulan la información. Los marcos comentados, además, se

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

construyeron en base a una experiencia de investigación del autor este

año 2015 sobre cuatro huelgas en pequeñas y medianas empresas en

Chile. Esta investigación tuvo como fuentes de información notas de

prensa y doce entrevistas semi-estructuradas, y usó metodologías

cualitativas para la producción y análisis de la información. Es decir, los

marcos presentados fueron probados en parte por dos metodologías

cualitativas: análisis cualitativo de prensa y análisis cualitativo de

entrevistas.

El marco teórico presentado tiene varios conceptos interrelacionados.

Los centrales son: (1) "proceso de trabajo", que es la base material que

estructura el conflicto que hace manifiesto la huelga, es también la base

que le da más o menos poder a los trabajadores y define a grandes

rasgos la fisonomía de los actores y sus formas de acción46. La huelga

laboral es la negación del proceso de trabajo. (2) La cooperación -como

fuerza productiva- que emerge desde el mismo proceso de trabajo

posibilita la creación de solidaridades entre los trabajadores y a su vez,

permite la identificación de sus intereses comunes y antagónicos con los

del capital. Esta red de solidaridad es la que hace posible la acción

colectiva de los trabajadores -y por ende la huelga- más allá de los

elementos gatillantes u oportunidades políticas. (3) Existen distintas

formas de politización o motivos de lucha para los trabajadores que

realizan acciones colectivas. Esto es el contenido de sus demandas, que

se pueden referir a cuestiones tanto endógenas como exógenas al

proceso de trabajo. (4) Lo anterior podría entenderse como parte de un

elemento más abstracto que es la identidad laboral individual y grupal

de los trabajadores en huelga, no tratada en detalle en este ensayo. (5)

La huelga laboral es una acción colectiva de los trabajadores (ACT), en el

sentido que disputa recursos sociales y/o en escasas ocasiones

proyectos históricos cuando se inserta en un movimiento social más

amplio. La huelga laboral, además, se acopla a una serie de prácticas y

46 En el ensayo no se detalló, pero piénsese en los procesos de trabajo que se

dan en sectores estratégicos de la economía y la fuerza obrera que esa posición

les da a los trabajadores (Womack, 2007).

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

99

ritos. Al considerar la huelga como ACT las teorías de los movimientos

tienen conceptos como los siguientes tres que pueden servir. (7)

Estructuras de Oportunidades Políticas (EOP). Estas son las coyunturas

que van más allá de las "político-institucionales" que definen

oportunidades o constreñimientos para la ACT. (8) Repetición v/s

innovación y conflictividad v/s no conflictividad de las prácticas

acopladas a las huelgas. (9) Los trabajadores se articulan/enredan

interna (organizacionalmente) y externamente (apoyos mutuos y

solidaridades hacia afuera) en la huelga. (10) Por último, y esto no se

abordó en profundidad en el ensayo, está el carácter del régimen

democrático o no en el que se desarrolla la huelga, lo que influye

directamente en esta.

El marco analítico presentado podría resumirse en nueve grandes

dimensiones, que al operacionalizarse quedan en la tabla que se

presentó en el apartado (7). Estas dimensiones son: (1) La huelga

estudiada en general, (2) Razones y demandas de la huelga, (3) Logros o

fracasos y de la huelga, (4) El proceso de la huelga, (5) Prácticas

conflictivas y no conflictivas acopladas a la huelga, (6) Articulaciones y

formas de organización en la huelga, (7) Acciones que realizó el “capital”

(comportamientos superiores) durante la huelga, (8) Actuación de

organismos estatales durante/en la huelga y (9) Efectos que tuvo la

huelga.

Se espera que este marco analítico pueda ser probado y ajustado en

diferentes investigaciones empíricas, y los resultados compartidos, para

así poder seguir afinando el marco y alimentar la teoría presentada

sobre la huelga. Estos marcos en ningún caso pretenden cerrar el debate

o establecer normas, son una humilde sistematización de algunos

estudios realizados por otros autores y por quien escribe sobre huelgas

en Chile.

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

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Womack (2007) Posición estratégica y fuerza obrera. Hacia una

nueva historia de los movimientos obreros. FCE. México.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

105

DUAS OU TRÊS COISAS QUE EU SEI DELA (A

CLASSE CRIATIVA) Leonardo Mello e Silva47

É comum na literatura especializada e entre comentadores do

mundo do trabalho fazer referência ao crescimento do emprego no

setor de serviços. Enquanto o emprego industrial decresce, o emprego

nos serviços cresce. Essa seria uma tendência mundial, seguida também

nos países emergentes, entre eles o Brasil.

O emprego no setor de serviços pode se referir tanto àquele

trabalho que é uma prestação ao consumidor, quanto àquele que é

provido por uma firma, em geral subcontratada, a fim de realizar uma

parte da atividade que a empresa que a contrata abre mão de executar

ela mesma – por exemplo: limpeza, restaurante, segurança são as

situações típicas. No primeiro caso, ele é individualizado; no segundo

caso, trata-se de uma relação entre firmas – não entre empregador e

empregado. No primeiro caso, pode requerer alguma ou muita

qualificação; no segundo, requer pouca qualificação da força de trabalho

empregada.

I) Fundamentos

Qualificação é um conceito complicado na sociologia do trabalho.

Em geral se utiliza como aproximação para localizá-lo o indicador de

escolaridade: quanto mais escolarizada a força de trabalho, mais

qualificada. Mas essa é uma definição muito pobre, insuficiente quando

se mergulha na realidade de como o trabalho é efetivamente realizado

numa ocasião ordinária, seja de produção, seja de serviços. Um

trabalhador tecnicamente pouco qualificado pode ser essencial para

47 Depto. de Sociologia USP. E-mail: [email protected]

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resolver certos problemas práticos (um macete, um jeitinho, um saber

adquirido com a repetição do ato etc.) que um colega mais especializado

é incapaz de fazer. Além disso, mesmo a qualificação adquirida por meio

do aprendizado teórico (escola) sempre deixa escapar alguma

qualificação tácita que é requisitada para completar o processo de

trabalho. Disso estão cientes todos – tanto os recrutadores, gerentes e

analistas do trabalho, quanto os próprios trabalhadores – mesmo que

por vezes não cheguem a reconhecê-lo (um executivo com mentalidade

taylorista jamais admitiria que o conhecimento tácito pode se equiparar

a uma regra saída da prescrição científica da tarefa).

Mesmo considerando a plasticidade do conceito de qualificação,

é quase automático conceber a atividade de serviços como muito mais

diferenciada e menos estandardizada do que a atividade industrial e

material. Ora, se aquele tipo de atividade está em ascensão, então é lícito

inferir que o mercado de trabalho no seu lado mais pujante é também

aquele em que a capacidade de gerar experiências coletivas ou de massa

é também menor. E, ainda assim, mesmo que consideremos a

possibilidade de extensão dos ideais e das práticas da gerência científica

para as atividades de escritório (como faz, por exemplo, um autor

famoso: Harry Braverman48) – o que é observado com muita freqüência,

aliás – isso não significa que o trabalho de escritório recubra toda a

realidade da atividade de serviços. Ao contrário, o universo dos serviços

é muito amplo. A polêmica esconde uma discussão, na verdade, mais

difícil de prover uma resposta inequívoca. A discussão é a seguinte: até

que ponto é veraz a separação entre atividade industrial (e material) e

atividade de serviços (imaterial)? Colocada de outra maneira: até que

ponto o trabalho operário-industrial não conteria também traços não

estandardizáveis ou prescritos, de modo que também ele deve fazer face

a variações e acasos, tais como ocorrem na atividade de serviços? E,

alternativamente: até que ponto o trabalho de serviços não contém

igualmente, mais do que se supõe talvez (e mesmo em seu “ato nível”),

48 Harry Braverman, Trabalho e Capital Monopolista: a degradação do trabalho no século XX. Rio de Janeiro: Zahar, 1981, 3ª.ed.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

107

elementos de repetitividade e prescritibilidade, tais como a que se

presta o trabalho de tipo técnico-industrial? A resposta não é fácil.

Deixando de lado toda uma outra dimensão do debate que

envolve a definição do que seja trabalho “imaterial” em oposição a

“trabalho material”, nunca é demais lembrar a maneira como um autor

clássico como Marx enquadrou a questão. Para ele, nas pegadas da

análise da economia política, é produtivo todo o trabalho que contribui

para a criação de mais-valia, e é improdutivo todo aquele que não

participa do circuito de valorização, permanecendo quando muito nas

esferas da circulação, transporte e manutenção do valor. Nesse sentido,

pouco importa o conteúdo do trabalho: um serviço pode ser produtivo

se entrar na esfera da compra e venda de mercadoria (ele dá o exemplo

do professor e do cura), enquanto que o mesmo trabalho será

improdutivo se ele for despendido sem deixar rastro, isto é, se não

adicionar valor pela via da venda do trabalho por um salário, pago por

um capitalista. Tal maneira de colocar o problema tem a vantagem da

clareza mas não vai muito longe se o propósito for, ao invés de

perseguir as implicações da definição do trabalho produtivo e

improdutivo para a estrutura do capitalismo e sua crise (como faz

Marx), tentar entender como a análise do trabalho justamente como

trabalho (e não como mercadoria força de trabalho) pode esclarecer as

transformações do sistema que se apóia nele (supõe-se que a produção

e os serviços capitalistas dependem do trabalho).

Por exemplo: o modo como o trabalho é usado no processo de

trabalho afeta a forma como a mercadoria força de trabalho é

transacionada no mercado (portanto, seu valor). Isso ficou demonstrado

na análise do tempo de trabalho, no capítulo d’O Capital sobre a jornada

de trabalho (a produção da mais-valia absoluta), assim como na análise

da intensificação do trabalho nos capítulos sobre a manufatura e a

grande indústria (a produção da mais-valia relativa). Portanto, sair da

armadilha da discussão interminável sobre trabalho produtivo e

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

improdutivo (capturado pela problemática da economia política

clássica) requer voltar-se para a análise do trabalho ali onde ele é

extraído, isto é, nos locais de produção (ou de produção de serviços),

pouco importando se esse trabalho é predominantemente “material” ou

“imaterial”, uma vez que o mais provável é que ele contenha um

quinhão – de proporção variável, é verdade, a depender da atividade –

de ambos.

A maneira como as classes sociais entram no quadro é um pouco

lateral, mas guarda elementos de continuidade com a reflexão feita

acima. Tal como na discussão feita a propósito do trabalho produtivo e

improdutivo, a definição de classes sociais também encerra uma

definição formal e outra substantiva. A definição formal é aquela que

captura o seu contorno estrutural: relações de classe são aquelas entre

agregados que se definem em primeiro lugar pela defesa de seus

interesses, sendo esses últimos definidos em sua forma pura como

interesses econômicos (essa é a definição de Max Weber). A definição

substantiva toma as classes em sua dinâmica, lutas e conflitos. Sem

desprezar a definição formal anterior, ela inclui também elementos não

formais, tais como a ação (e seus diversos móveis valorativos),

interesses simbólicos (e não apenas econômicos) e, sobretudo, a

política. Seria muito limitador tomar a classe social apenas do ponto de

vista de sua definição estrutural. É preciso enxergar aquela estrutura

como um terreno instável, abalado por lutas – pequenas e grandes,

cotidianas e epocais.

Quando se trata da atividade de serviços, a localização precisa na

estrutura de classes tende para o seu confinamento nas posições

intermediárias, entre capital e trabalho, burguesia e proletariado. Foi

comum também associá-la ao universo da classe média. Os operários e

camponeses não efetuam “serviços”, tampouco os proprietários, que

alocam esses últimos para os profissionais de alta qualificação, os quais

zelam pelos interesses deles. Os protagonistas das atividades de

serviços seriam portanto, privilegiadamente, as classes médias. Porém,

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

109

como vimos acima a respeito da qualificação, existem atividades de

serviços que são executadas por categorias profissionais que, embora

em termos de sua classificação e hierarquia numa estrutura de prestígio

(mas nem sempre de renda) estejam situadas acima da classe operária

ou trabalhadora, estão contudo muito próximas dessa última quando se

trata do conteúdo do trabalho que executam. Por conteúdo do trabalho

deve-se entender uma divisão do trabalho que faz uma separação rígida

entre a execução do trabalho e a concepção ou controle do trabalho.

Dessa forma, muitos serviços de classe média têm pouca diferença com

o trabalho efetuado por operários na fábrica: ambos partilham de pouca

ou nenhuma autonomia, ambos são cortados pelo mesmo tipo de

divisão do trabalho. Assim, por outras vias, chega-se à mesma antiga e

influente tese de Braverman sobre a proletarização dos trabalhadores

de escritório e dos funcionários de repartições burocráticas.

Tendo abordado em linhas gerais o problema do trabalho e da

classe, resta agora encarar como as formulações recentes sobre a “classe

criativa” podem ser tratadas sociologicamente.

II) A Classe Criativa

Esse é um conceito que está associado a uma obra lançada em

2002 nos Estados Unidos por Richard Florida. Nele há uma definição do

que é a classe criativa, como pode ser identificada, assim como uma

explicação de sua dinâmica e funcionamento. O que vai ser exposto a

seguir baseia-se nesta obra49.

Embora não haja qualquer elo teórico ou acadêmico com o

debate sobre o “fim da sociedade do trabalho” que animou o ambiente

sociológico há décadas atrás, quando ficou clara a dimensão da crise do

modo de regulação dos “Trinta Gloriosos”, há contudo uma continuidade

49 Richard Florida, The Rise of the Creative Class. New York: Basic Books. 2002.

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em termos do diagnóstico do declínio irreversível da manufatura como

geradora de empregos, e do industrialismo como gerador da dinâmica

econômica, além da identificação de um conjunto de valores tidos como

“pós-materialistas”50. Por outro lado, a filiação a autores norte-

americanos de uma geração anterior, que já levantavam hipóteses sobre

a “sociedade pós-industrial” (Peter Drucker, Daniel Bell) é

explicitamente estabelecida.

“Classes sociais”, na obra51 em questão, aparecem como grupos

sociais classificados principalmente por renda, escolaridade e tipo de

emprego. Portanto, trata-se de critérios de estratificação, saídos de uma

análise das mudanças operadas pelo capitalismo, em fases de

desenvolvimento e crise, especialmente a partir do último quartel do

século vinte e primeira década do século vinte e um52. Mas não há uma

tentativa sistemática de trabalhar sobre as relações sociais que

transcorrem entre as classes (quando os conflitos poderiam vir à tona),

supondo-se portanto que elas se dispõem nos mapas de estratificação

como fato, não tanto como produto. Tirante essa observação muito

geral, o conjunto da descrição é bem fundamentado em termos de

pesquisa e experimentações, tanto com séries longas de dados

estatísticos (extraídos da instituição oficial norte-americana que colige

as informações sobre o mercado de trabalho, os quais são re-

trabalhados segundo os propósitos da demonstração), quanto com

grupos de controle em pesquisa qualitativa. Aparentemente, há muito

50 Esse é um dos aspectos levantados pela espécie de “texto-manifesto” dessa vertente, a comunicação de Claus Offe do início da década de 1980 “Trabalho: categoria-chave da sociologia?”, publicada no Brasil na Revista Brasileira de Ciências Sociais 4(10), p. 5-20, e (com títulos ligeiramente modificados) como capítulo dos livros do mesmo autor Capitalismo Desorganizado, São Paulo: Brasiliense, e Trabalho e Sociedade, Rio de Janeiro: Tempo Brasileiro, todos em 1989. 51 Daqui em diante, a obra referida é aquela mencionada na nota 3, acima. Os números entre parênteses indicam o número da página da edição de 2012, revista. 52 Os dados foram atualizados na edição revista de 2012.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

111

investimento científico no projeto de fundação de uma “nova classe” – a

classe criativa.

Entretanto, são os argumentos que importam. São eles que

guiam o interesse. E por meio deles se chega a uma identificação com o

mundo real que está diante de nós. Isso envolve o “desembarque” da

teoria nas questões que realmente nos tocam, tais como: pode-se aplicar

esse conceito para a situação do mercado de trabalho do jornalista, ou

qualquer outro trabalhador “criativo” que mexe com o “conhecimento”?

O que vale para os países ditos do Norte vale também para os países

ditos do Sul? A classe criativa é de fato global?

O primeiro argumento conduz às disposições subjetivas que

delineiam uma base normativa própria a essa classe, muito particular

em relação à base normativa típica de uma sociedade “normal”, baseada

no trabalho e nas recompensas materiais advindas desse: os membros

da classe criativa tendem a valorizar a independência, o esforço próprio,

o mérito e são avessos a ordens de “superiores” (da família, do chefe, da

autoridade em geral). Embora a reflexão política esteja ausente do livro,

o pendor democrático e igualitarista (com base individualista)

transparece nessas disposições. A riqueza da sociedade, como um todo,

teria liberado a experiência da carência entre as novas gerações.

“Viverás do suor do teu rosto” é um princípio que ficou para trás. A ética

do trabalho perde seu fundamento racionalizante. Já se sabe há muito

tempo dos possíveis resultantes que esse desenho motivacional pode

causar na estrutura de classes da sociedade “de afluência”, sobretudo

nos Estados Unidos e nos países ditos desenvolvidos, de modo que não é

o caso de se deter sobre isso aqui: fiquemos apenas com os traços de

hedonismo, individualismo e falta de “caráter” que alguns autores já

tinham notado (Daniel Bell e Richard Sennett, entre outros). São riscos

que assombram os membros da classe criativa.

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

O segundo argumento localiza os grupos profissionais que

podem estar sob a órbita de influência dessa classe. São profissões e

atividades que os caracterizam como “trabalhadores do conhecimento”.

Antes demais nada, convém notar a proximidade da abordagem da

“classe criativa” com aquela do “capital humano”.

A teoria do capital humano dá grande importância ao

conhecimento como ativo econômico, e esse último está associado

fortemente ao diploma de curso superior. Como se viu acima em relação

ao quesito qualificação, a escolarização facilita a identificação social,

sendo o atalho mais seguro para se chegar à caracterização do grupo

propenso a preencher os lugares-chave da economia criativa. O setor de

atividade não importa tanto; o que é definitivo é ter o curso superior

completo. Por exemplo: empregos na agricultura ou no setor de mídia e

comunicação de massa se equivalem em termos de possibilidades de

sucesso, se ambos tiverem representantes com grau universitário. Isso

tem a ver não apenas com o conteúdo específico da formação, mas com

o ambiente e os valores que circulam no meio universitário,

respeitantes da autonomia individual e estimuladores da inovação e da

criatividade. O tom boêmio e artístico também é valorizado, pois

contribui para idéias não convencionais e traduz as tendências que

serão dominantes e que poderão ditar moda. O ponto é: o que

exatamente dentro do novo cenário produtivo – o que envolve, claro, as

tendências de consumo – faz com que esses traços “joviais” sejam

apreciados economicamente? Aparentemente, a economia criativa

sanciona salários melhores do que o setor manufatureiro e de serviços,

como demonstra o autor ao longo da obra. Se assim é, quer dizer então

que há uma adição de valor fundamental para a composição econômica

de um “produto” (uma mercadoria), e para isso a contribuição do

trabalho criativo conta. A classe criativa não paira no ar, apenas

alimentada por valores, atitudes, gostos e preferências (p.37): ela é

funcionalmente requisitada para ativar o circuito de valorização do

capital (embora o autor em questão não se refira nesses termos). Desse

modo, a estratificação dos grupos sociais descrita corresponde a uma

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

113

estrutura de classes ancorada em mudanças de fundo na esfera

econômico-social.

No entanto, diferentemente dos operários industriais, e

coincidentemente com as classes médias, a classe criativa não

desenvolve uma consciência de classe solidária. Embora existam muitos

trabalhadores criativos e do conhecimento fazendo muitas coisas

diferentes de um modo relativamente análogo, e que suas condições de

trabalho (mesmo levando em conta a enorme variabilidade) também

têm algo em comum, isso não desemboca em uma ação solidária. O

estilo de ação parece ser mais individualizado, diferenciado e ad hoc

(sem nenhuma previsibilidade, já que não impera nenhum

constrangimento moral que obrigue a isso).

Além das semelhanças com a abordagem do Capital Humano,

não podem passar despercebidas as interseções da classe criativa com a

classe de serviços. Ambas detêm-se sobre trabalhos e atividades não

industriais, e por vezes não materiais. Há algo em comum entre o

trabalhador ou trabalhadora de serviços e aquele ou aquela da classe

criativa? Ora, a economia de serviços não é a mesma coisa que economia

criativa. Quando nos referimos à primeira, a variação e gradiente entre

um pólo super- desqualificado e um pólo super-qualificado é muito mais

amplo do que quando se fala da segunda, onde a força de trabalho é

mais qualificada e ganha mais. Também não é razoável manter que a

classe criativa é recrutada apenas entre as funções de serviços.

Atividades técnico-gerenciais ou especializadas no setor industrial –

engenharia, contabilidade, informática, computação, gerência e todas as

habilidades técnicas de nível médio – podem ser “criativas”. Às vezes

ocorre justamente que o potencial de conhecimento desses profissionais

os conduz para fora da relação de emprego convencional – onde têm um

“chefe” – preferindo, ao invés, abrir um negócio próprio: são os

empreendedores, fortemente correlacionados com a “classe criativa”.

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

Por outro lado, embora seja preponderante, nem só da

universidade vem o trabalhador “criativo”, sendo que há contingentes

que saem do ensino médio e alguns que nem mesmo chegaram a

completar o curso superior (os dropouts).

Hoje, a criação de empregos está no setor de serviços. Os dois

maiores empregadores corporativos mundiais são o WallMart e o

McDonald’s. A indústria foi preponderante nos anos 1950 e 1960. Não

mais. Uma obra sociológica do inicio dos anos 1990 cunhou o termo

“mcdonaldização do mundo”53 para exprimir o crescente peso global do

setor de fast-food, cujo ritmo de produção lembrava o da linha de

montagem fordista54, com baixos salários, autoritarismo dos gerentes e

péssimas condições de trabalho. Nem de longe o quadro lembra o

mundo da classe criativa. Por isso as aproximações entre serviços e

economia do conhecimento merecem uma série de especificações; a

única coisa que elas têm em comum é o fato de suas lógicas de

funcionamento se afastarem da lógica industrial, com seu

desdobramento taylorista-fordista.

Outra diferença importante com a lógica industrial é que

enquanto fábricas estão enxugando e racionalizando o emprego de

trabalho humano, é nos serviços que os custos com mão de obra ainda

são relativamente relevantes para a composição do lucro final das

empresas. As iniciativas de tornar as atividades prestadoras de serviço

ao público cada vez mais de tipo self-service vai na mesma direção que

as fábricas já foram, isto é, racionalizar o uso do trabalho humano,

economizando custos. Isso só pode acontecer em um contexto de baixa

qualificação da mão de obra, a qual pode ser facilmente substituída por

53 George Ritzer, The McDonaldization of Society. Thousand Oaks, CA: Pine Forge Press, 1993. 54 Na verdade, como mostra Jean Pierre Durand, a lógica do fast-food , depois estendida para a cadeia de restaurantes de massa e para a rede hoteleira, está mais próxima do Just-In-Time do que do fordismo. Veja-se para a introdução desses temas o artigo “A Refundação do trabalho no fluxo tensionado”, Tempo Social 15(1), 2003, p. 139-158.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

115

procedimentos automatizados. Além disso, é difícil imaginar a classe

criativa sendo acossada por controle do tempo (cronômetro) e

supervisores no pé, cobrando produção e punindo o desperdício. É essa

a realidade de muitas das repartições privadas e públicas que hoje

aplicam ciosamente os métodos de trabalho que inicialmente foram

experimentados nas fábricas e manufaturas: qualidade total e sistema

de bônus associados a metas de produção. Quanto a esse tipo de serviço,

que é grandemente predominante quando se pensa em termos de

emprego, a classe criativa – tal como é definida - passa longe.

Assim, se é nos serviços que estão sendo criados empregos hoje

– e essa parece ser uma tendência mundial – então é aí também que está

concentrado o trabalho mais precário e desqualificado: tanto em termos

de estatuto (meio período, tempo determinado, conta própria etc.),

quanto em termos de conteúdo do trabalho. Isso significa um

rebaixamento do padrão – tanto de emprego quanto de condições de

trabalho – a que a classe trabalhadora estava acostumada. Com a

regulação legal e institucional (está-se referindo ao peso político dos

sindicatos e dos partidos trabalhistas) que estava associada à “velha”

classe operária tradicional - aquela das fábricas e da indústria pesada -

havia certa proteção e limite à precarização, que era impedida pela força

coletiva que tais instituições exerciam. Ora, nada mais distante do

horizonte cultural da “classe criativa” do que o sindicato.

As diferenças são óbvias: enquanto os trabalhadores de serviços

têm de encontrar estratégias de barrar a super-exploração, inventando

artimanhas para não serem capturados pelo fluxo a fim de não trabalhar

demais, os membros da “classe criativa” ficam até mais tarde no

escritório – ou plataforma de trabalho, ou seja lá o que for o local onde

exercem o seu labor – e eventualmente levam trabalho para casa.

Detalhe: não reclamam, estão felizes com isso.

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

Esse aspecto particular denota uma mudança de fundo que é

preciso olhar com cuidado, pois informa uma transformação do espaço

de trabalho que começa no escritório mas que pode migrar para outros

sítios que empreguem tecnologias de informação e comunicação

também, e contenham um componente mais “intelectual” no conjunto

da atividade despendida. Na verdade, na versão “novos profissionais

criativos”, o espaço de trabalho como que se desmaterializa, pois ele

pode ser transferido facilmente da casa para o aeroporto, ou desses

para o café – desde que se esteja de posse de seus smartphones e

computadores pessoais, o exercício efetivo do trabalho torna-se móvel

e, mais importante, passa a prescindir do controle direto do chefe

hierárquico superior (supervisor, líder, gerente). Desse modo, ao invés

do clássico despotismo fabril analisado por Marx e recuperado por

economistas radicais como Stephen Marglin55, estamos diante de uma

relação entre empregados e patrões que, segundo o discurso super-

moderno das consultorias que propagandeiam o “escritório do futuro”56,

é baseado antes de tudo na confiança (trust) entre ambos. Fica claro

então que o que se busca é fazer o conflito entre empregador e

empregado sair de cena. Mas não se deve perder de vista que seja no

café, no aeroporto ou em casa, em todas essas situações o profissional

está ativamente trabalhando, e desde que o conteúdo do trabalho conte

para auferir o componente de dominação, não se deve desprezar uma

espécie de “controle à distância” exercido pelas ordens emitidas pelo

centro da programação e distribuição de tarefas “em rede” (o que fazer,

em quanto tempo, de que maneira, utilizando que protocolos, com que

linguagem etc.) que conecta o computador do profissional ao do

comando do sistema, ou seja, aquilo que Jean Pierre Durand designou

55 Referência ao trabalho clássico de 1976. “Origens e funções do parcelamento de tarefas. Para que servem os patrões?”. Publicado em português na coletânea organizada por André Gorz, Critica da Divisão do Trabalho, São Paulo: Martins Fones, 1980. 56 Veja-se a experimentação da Ernest & Young em “Escritório do desapego: agende sua mesa de trabalho”,Valor Econômico, 1/12/2015. http://www.valor.com.br/cultura/blue-chip/4336948/escritorio-do-desapego-agende-sua-mesa-de-trabalho

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

117

como “a polícia está no fluxo”57. Assim, nem sempre a descentralização

espacial corresponde a um afrouxamento do constrangimento traduzido

por seguir ordens que especificam o que o trabalhador deve fazer. Não

chega a ser um taylorismo digital, mas também não é o exercício da

autonomia.

No exemplo do escritório do futuro mencionado anteriormente,

uma das vitórias do novo estilo gerencial foi mudar o layout do local de

trabalho. Além do arranjo da disposição das mesas para o

aproveitamento da luz natural (“impacta no aumento da

produtividade”), uma outra iniciativa foi eliminar o espaço do café como

forma de impor uma nova “experiência” capaz de “acelerar o

desenvolvimento das pessoas”58. Ora, o espaço do café (onde os

funcionários se encontram para uma pausa, e então podem trocar

estórias, se conhecer melhor e cultivar um breve momento de

socialização) é encarado como um espaço de desperdício de tempo e

sobretudo como lembrança de uma velha cena de burocracia de

repartição. O ataque ao espaço do café é um ataque às marcas de um

hábito consagrado – exatamente tachado de “convencional” - dessa

camada de funcionários de escritório que se quer esquecer enquanto

repositório de uma experiência imprestável para a firma. São os jovens

profissionais, virgens de cacoetes, o alvo do recrutamento e do

investimento em treinamento. O que está em jogo, no fim das contas, é

nada menos do que uma nova experiência de classe, que para se afirmar

precisa combater – e vencer – os velhos símbolos que alimentam

maneiras alternativas de pensar, sentir e agir.

57 Em francês, le flic esta dans le flux. Veja-se o artigo daquele autor “A refundação do trabalho no fluxo tensionado” em Tempo Social 15(1), 2003, p. 139-158. 58 http://miltonjung.com.br/2016/04/01/mundo-corporativo-luiz-s-vieira-da-ey-apresenta-o-escritorio-do-futuro/

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

Enquanto os trabalhadores de escritório ou em atividades de

prestação de serviço ao público são constantemente avaliados e sujeitos

a contabilidade de performance (para efeito de prêmio adicionado ao

salário, muitas vezes), os membros da “classe criativa” têm contratos

individualizados e jamais se submetem a controles do conteúdo do que

estão fazendo. Exemplo bem brasileiro: bater o cartão de ponto. Nesse

sentido, o grande medo do trabalhador “criativo” é ser rebaixado a uma

atividade de serviços que passa a sofrer a contaminação mundana do

trabalho comum operário ou de escritório – o trabalho sem qualidades.

Analistas do trabalho industrial, quando se dedicaram a

interpretar o que estava acontecendo nos chãos de fábrica que

aplicavam os métodos da chamada “produção enxuta” – desdobramento

ocidental do modelo japonês de gestão, dito toyotista – cunharam a

expressão “gerência pelo stress” (management by stress)59. A noção

parece bastante acurada para traduzir o que está acontecendo, já desde

aquela época (meados dos anos 1980) até o presente, sendo que agora

não são apenas as montadores de automóveis que aplicam o “modelo”

mas todos os setores da manufatura60 e também dos serviços. O

universo da “qualidade total” invadiu todas as áreas, inclusive aquelas

onde estão empregados os “trabalhadores criativos”. Porém, esses

últimos parecem imunes a tais pressões. Ou, se o são, compensam as

cobranças por meio de um processamento psíquico e social (no sentido

de ser compartilhado) que converte o excesso de estímulos em força

59 M. Park & J. Slaughter, Management by Stress: The Team Concept in US Auto. Detroit: Labor Notes, 1988. 60 Há muitos exemplos e bons estudos de caso, na sociologia do trabalho brasileira, sobre a aplicação desses métodos no trabalho, quase todos aparecidos nos anos 1990 e até o começo dos anos 2000. Para o setor de confecções, pode-se consultar um desses estudos - embora não necessariamente bom - em Leonardo Mello e Silva, Trabalho em grupo e sociabilidade privada. São Paulo: ed. 34, 2004, onde é dada uma ênfase maior a um dos aspectos do modelo: as células ou times de produção. Para um balanço compreensivo dessas mudanças, há também muitos estados da arte em língua portuguesa; pode-se consultar, por exemplo, Ricardo Antunes, Os Sentidos do Trabalho. Ensaio sobre a afirmação e a negação do trabalho. São Paulo: Boitempo, 1999.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

119

anímica que os faz seguir em frente61. Seja como for, a perscrutação

desses aspectos não é feita pelos advogados da teoria da “classe

criativa”, que se detêm em apresentar as características mais empíricas

e reconhecíveis dela: níveis de salário, composição demográfica,

significância quantitativa, definição dos empregos e profissões que

podem ser classificados como “criativos” etc.

Uma palavra sobre a relação entre classe criativa e

empreendedorismo. Há uma mudança cultural em curso na percepção

da figura do “chefe”, do “dono”, do capitalista: agora não mais a persona

discreta, sombria, circunspecta e alheia aos holofotes populares,

cultivando um espaço próprio de distinção e de senso honorífico, bem

ao gosto da ética puritana. Ao contrário, o dono do negócio hoje é

alguém que veio do meio dos profissionais inteligentes e brilhantes,

recém-formado ou quase, cuja separação do mundo dos comuns não é

perceptível, exceto pela fortuna amealhada com o emprego da

capacidade criativa. O empreendedor é “gente como a gente”. Steve Jobs

e Steve Wozniack (Apple), Bill Gates e Paul Allen (Microsoft) começaram

de baixo não tanto pela posição econômica mas por terem feito o

caminho tradicional do estudante que batalha duro nos estudos. Nas

palavras do grande divulgador da “classe criativa”, pessoas como eles

foram capazes de juntar qualidades que pareciam até então antitéticas:

a do engenheiro (por definição, um chato com pífia vida social) e a do

homem de negócios (por definição, arrojado e inovador): “eles criaram

uma nova identidade poderosa que quebrou com as velhas imagens do

barão esbulhador e do homem que vive para a organização. Eles

tornaram-se celebridades no mais verdadeiro sentido do termo. Bebem

com estrelas de cinema, convivem com astros do rock convidados para

61 Para desenvolver esse caminho interpretativo, seria preciso seguir as indicações geniais de um sociólogo como Georg Simmel, em especial seu texto clássico “As Grandes Cidades e a Vida do Espírito”, de 1903 (consultar a tradução de Leopoldo Waizbort na revista Mana 11 (2), 2005, p. 577-591). Não é possível fazer isso, entretanto, nos limites deste artigo.

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

tocar em suas festas, aparecem em talk-shows noturnos na TV; a morte

recente de Jobs inspirou alguns dos mais frenéticos lutos, do mesmo estilo

daqueles de Elvis, JFK ou da Princesa Diana”.

E mais à frente, referindo-se ao perfil de um dos co-fundadores

da Microsoft e hoje um dos homens mais ricos do mundo, Paul Allen, ele

adiciona que foi por conta do mecenas que foi construído o Seattle’s

Experience Music Project, um museu interativo de música, desenhado

por nada menos do que Frank Gehry e criado inicialmente para ser um

tributo a Jimi Hendrix, um dos filhos mais ilustres do lugar, e que “agora

foi expandido para abrigar gêneros que vão do jazz e blues ao hip-hop”

(FLORIDA, p. 176). O ponto, contudo, de maior interesse nessa

passagem está na diferença estabelecida com a antiga tradição dos

milionários e suas obras de benemerência cultural: “Diferente dos

plutocratas do passado, Allen não construiu um teatro de ópera ou uma

biblioteca, ou um museu de alta cultura. Ele construiu um museu que

celebra a arte de um homem que provocava e desdenhava os

conservadores de colarinho branco; que desafiava-os (...)” (FLORIDA, p.

177).

Tendo tais ícones empreendedores como figuras exemplares, a

divulgação de suas virtudes tornou-se mais do que uma alternativa

econômica ao mercado de trabalho, e menos do que uma mera

propaganda; tornou-se na verdade um “valor” a ser perseguido pelas

novas gerações, como eram antes os cowboys (para uma audiência mais

popular) e os heróis andarilhos e deslocados da sociedade62, tais como

Humphrey Bogart e James Dean (para uma audiência mais sofisticada).

A cultura americana, que já cultuava a liberdade e a busca de

oportunidades por si próprio, onde se forjava o herói que não dependia

de ninguém, acolhe com uma serena familiaridade a figura do

empreendedor, como se esse último fosse um velho conhecido dela.

62 Desnecessário lembrar que se trata aqui da sociedade norte-americana, objeto de estudo do autor (FLORIDA, 2012).

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

121

III) Economia de Serviços e Classe Criativa

Há muitos elementos de taylorismo e fordismo nos serviços, tais

como a pressão e o constrangimento do tempo para realizar uma

determinada tarefa. Portanto, do ponto de vista de uma economia do

tempo, pode-se dizer que a atividade de serviços é taylorizada. Mas há

uma diferença fundamental em relação ao taylorismo-fordismo aplicado

à atividade industrial: a mercadoria sobre a qual incide a economia do

tempo muitas vezes não é um produto físico mas uma relação. Nos

serviços de atendimento ao público, a qualidade conta.

Uma relação entre médico(a) ou enfermeiro(a) e paciente, entre

cuidador(a) e ancião(ã), entre arquiteto(a) e cliente, professor(a) e

aluno(a), jornalista e leitor, e assim por diante, são casos em que a

interação é parte do serviço a ser prestado. Mesmo comprado e vendido

(isto é, mesmo tendo passado pela validação do mercado), o serviço

adquirido pode ser imprestável, e ele não será repetido novamente –

claro, em condições de liberdade de contrato, como ocorre em

sociedades liberais como a nossa – se um componente ético (de

compromisso com o que está sendo executado e para quem está sendo

executado) não estiver presente, e pressentido dessa maneira pelo

usuário ou consumidor do serviço. Um atendente de call center que dá

uma informação incompleta ou errada sabe que não prestou serviço

algum ao demandante da informação, e uma economia de serviços seria

impossível de ser erigida sobre a base de uma fraude como essa. Assim,

não é muito acurado falar em taylorismo-fordismo nos serviços, a não

ser naqueles processos de trabalho em que o grau de reflexividade e

interação com o cliente está próximo de zero. Mas quando isso não

ocorre, a angústia toma o lugar do alheamento: em hospitais, escolas e

serviço público em geral, onde a pressão é intensa, os empregados se

vêem diante do dilema entre serem “criativos” e fazer a coisa certa que

lhes mandam, pois a fila é grande e o staff de atendimento, mínimo.

Pode-se especular que o mesmo tipo de constrangimento aparece no

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

caso do trabalho do jornalista, com a diferença que esse último tem de

ser “brilhante” (não é o que é solicitado, exatamente, de um atendente

do público). Embora atendente e jornalista sejam ambas funções

tecnicamente de “serviços”, a linha de corte entre as duas é óbvia, e

passa pelo caráter “intelectual” da segunda, a qual não é solicitada da

primeira. Chegamos aqui ao ponto que a convergência com a classe

criativa pode ser estabelecida.

Um ponto básico é a motivação. Um processo de trabalho onde a

organização leva os empregados a experimentar um sentimento de

impotência, angústia, irracionalidade e injustiça – como acontece com

muitas funções de serviços, seja em instituições públicas e privadas –

não estimula a emergência de trabalhadores criativos.

Por outro lado, como são as atividades de serviços aquelas que

menos facilmente se prestam a uma institucionalização do salário e dos

direitos associados à carteira de trabalho (até por causa da enorme

informalidade que vigora em sociedades como a nossa), o que ocorre é

que a flexibilização dominante se vale da relação de emprego

predominante nos serviços para querer impô-la como padrão à relação

de emprego predominante na indústria, onde os contratos coletivos

protegem mais o trabalhador. Nesse caso, o padrão de relação salarial

mais precário é usado como medida para a relação salarial mais

regulada63. Essa é uma situação na qual o predomínio da economia de

serviços sobre a economia industrial é perversa e anti-trabalhador.

O terceiro argumento pró-classe criativa – tirante o componente

ético da atividade de serviços e a flexibilização do estatuto salarial - que

é muito enfatizado diz respeito à remuneração dos seus membros:

segundo Florida (2012), os trabalhadores desse setor são mais bem

pagos do que os empregados da velha economia industrial.

63

Uma discussão nesse sentido é feita em Leonardo Mello e Silva, “Trabalho e

regresso: entre des-regulação e re-regulação. In: Francisco de Oliveira, Cibele Rizek

e Ruy Braga (orgs.) Hegemonia às avessas. Economia, política e cultura na era da servidão financeira. São Paulo: Boitempo, 2010.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

123

Mas... onde trabalha a classe criativa? Ela é auto-empregada ou

tem um patrão? Essa pergunta nos conduz a um desenvolvimento mais

político da questão.

IV) Dois caminhos possíveis: crowd workers ou comuns

Dizer que os sistemas de produção e de comunicação têm-se

tornado crescentemente globais virou senso comum. A conexão entre

eles, contudo, não é tão evidente. Por um lado, os sistemas de

comunicação são cada vez mais vistos como parte do sistema de

produção, por meio das chamadas Tecnologias de Comunicação e

Informação – TIC64, de tal maneira que sua existência social autônoma

(alimentando uma esfera cultural própria, segundo suas próprias regras

de legitimação, por exemplo) fica cada vez mais distante. Por outro lado,

eles estão crescentemente mais parecidos com os sistemas de produção,

por conta das similitudes dos métodos de organização do trabalho que

predomina em ambos – concorrência entre trabalhadores, métodos de

qualidade total, avaliações permanentes emulando o princípio toyotista

do kaizen etc. Produção e serviços convergem “por baixo”, isto é, na

medida em que o tratamento da força de trabalho é mais ou menos

indistinguível quanto aos efeitos que provoca: ansiedade e medo,

desafetação sindical, individualismo, doenças musculares devidas à

postura (caso dos computadores para o pessoal de escritório), entre

outros.

64

Veja-se Durand (2003), já citado, para o papel das TIC, no que ele chama de “nova combinatória produtiva”. Toda a relevância das TIC para a sociedade e a

teoria social de forma mais ampla foi fortemente provocada pela obra de Manuel

Castells, A Sociedade em Rede, São Paulo: Paz e Terra, 1999 (Vol. I), que procurou

ser uma síntese sociológica da chamada “Terceira Revolução Industrial”. O

tratamento de Durand é mais crítico, especialmente no que tange aos seus efeitos

para o trabalho.

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

Nesse cenário, as grandes empresas transnacionais são hoje as

grandes empregadoras, via agências globais de emprego, daquilo que

tem sido chamado de crowd-working (trabalho de muitos, em formato

comunitário, no sentido de que cada um contribui um pouco para o

aperfeiçoamento do produto final). Podem ser trabalhos criativos ou

trabalhos desqualificados – porque repetitivos - de digitação em cima de

plataformas digitais mantidas por grandes grupos econômicos. A

primeira hipótese é a que alimenta o imaginário de uma “produção

pelos pares”65, enquanto a segunda leva água para o moinho da

precarização. Os limites entre um e outro não são tão claros.

A relação salarial (emprego fixo) está ausente. O pólo

precarizado é o mais comum. Trabalhos desse tipo são subcontratados

num nível sem fronteiras altamente competitivo: todos competem com

todos por trabalhos que estão disponíveis na internet. Os grandes

empregadores são agências de trabalho, não as empresas mesmas para

quem esses trabalhos são feitos, constituindo-se portanto num grande

sistema de subcontratação global. As agências tomam demandas de

trabalho de grandes empresas (por ex. Amazon) e então contratam

trabalhadores de digitação para fazer essas tarefas caso-a-caso. As

agências ficam com uma comissão e remuneram os genuínos criadores.

Empresas de comunicação ou editoras podem criar bancos de dados –

por exemplo, de fotografias – e assim economizar na remuneração de

um serviço à la carte (a contrapartida é que ela automaticamente

estandardiza o serviço vendido ao cliente). No caso da Amazon, essas

tarefas são chamadas HIT (High Intelligence Tasks). Por conseguinte,

existe um circuito de subcontratação que vai da grande empresa,

passando por um intermediário, e chega até o trabalhador(a) individual,

em um esquema que lembra a terceirização encontrável nas relações de

trabalho brasileiras. Baixos salários e stress são a regra.

65

Michel Bauwens, “Class and Capital in Peer Production”. Capital and Class 97, Inverno de 2008, p. 121-141.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

125

O estresse tem a ver com a dificuldade (às vezes mesmo a

impossibilidade) de manter o mesmo ritmo de trabalho todo o tempo; e

os empregadores sabem que não podem contar com a mesma qualidade

do trabalho durante toda a jornada – o que remete aos problemas da

confiabilidade do trabalho prestado, levando a mais controle e mais

sofisticadas formas de apurar o efeito desejado (serviço prestado). Além

disso, há a inconstância de todo o processo dos crowd workers: não há

nem mesmo a certeza de que os salários (melhor seria dizer:

pagamentos por tarefa) podem ser honrados, muitas vezes porque os

preços não podem ser mantidos. Às vezes, esses empregos não são a

única fonte de renda (tratando-se de um trabalho de tempo parcial),

mas às vezes eles o são, sim – o que torna os efeitos desse verdadeiro

roubo mais dramáticos. São empregos que são tomados on line, isto é,

contratados por meio de sites ou plataformas. Sua descrição inclui, por

exemplo, tradução; pequenas tarefas de conferência de dados; às vezes

apenas entrada de dados; secretariado, como organização de agenda de

empresários ou pessoas importantes sem tempo de sistematizar seu

próprio cotidiano. Trata-se de um tipo de trabalho de serviço de base

digitalizada, porque o que é entregue é um produto feito por intermédio

do uso do computador. Muitos trabalham em casa.

Quanto às formas de contrato, os crowd-workers partilham do

problema de seu enquadramento estatutário: sua luta é pelo

reconhecimento como empregados, e não como contratados (o que

implica exclusão de benefícios). É a mesma problemática do PJ no Brasil,

portanto66.

66 Para o caso do jornalista, um tratamento exploratório pode ser encontrado com proveito em M. R. Oliveira & R. Grohmann, “O jornalista empreendedor: uma reflexão inicial sobre jornalismo, flexibilização do trabalho e os sentidos do empreendedorismo no campo profissional”. Líbero 35 (18), 2015, p. 123-132.

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

Mas não são apenas as tarefas desqualificadas e mal pagas que

se encaixam nesse tipo de trabalho à distância. Ele se aplica também,

como se viu, às atividades da chamada “economia criativa”, cujos

trabalhadores são designados “empreendedores” por causa da inovação

ou diferencial de produto que adicionam à tarefa que realizam. Tais

como os trabalhadores casuais descritos acima, também podem

trabalhar em casa ou alugar um escritório coletivo junto com outros

colegas que realizam tarefa similar (em geral, com computadores

também).

Uma alternativa “virtuosa” a toda a precariedade associada ao

crowd-working seriam as plataformas ou programas não-mercantis

associados à tecnologia digital, concebidas para serem igualitárias e de

acesso livre: Wikipedia, Linux, OpenStreetMaps, WordPress, P2PU,

assim como os fóruns de discussão on line que poderiam estar formando

“novos espaços públicos” etc. Nessa seara do “trabalho colaborativo”

poderia estar aberto o campo para uma definição do “comum”,

composto por uma “classe trabalhadora cognitiva” partilhando valores

de horizontalidade, comunitarismo, voluntarismo e troca de

experiências. Um novo “modo de produção”, segundo a definição de um

autor (BAUWENS, 2008). Nesse caso, os maiores inimigos dos novos

“comuns” seriam as grandes empresas transnacionais, que

monopolizam esses serviços num formato mercantilizado, restringindo

o seu acesso a critérios censitários.

Existe ainda uma corrente intelectual que trabalha com a noção

de “capitalismo cognitivo”, para quem os ativos intelectuais substituem

os ativos materializados em mercadorias físicas (bens) como base da

exploração. Essa corrente tem colocado desafios não desprezíveis para a

economia política, uma vez que o suporte da exploração do capital se

independentiza do trabalho mecânico de transformação da natureza,

conferindo uma grande importância ao que essa corrente designa como

componente “imaterial” do trabalho. Nesse caso, as rendas auferidas

com o emprego do trabalho cognitivo prescindiriam do inteiro circuito

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

127

de produção-circulação-venda das mercadorias e conseqüente obtenção

da mais-valia tal como conhecemos por meio da análise da extração do

excedente feita por Marx67. Outros autores falam em “controle da

informação” como distinto de “controle do capital” (o que certamente

levantaria objeções dos autores do “imaterial” que se baseiam em

Marx), e que se traduziria no domínio estratégico dos direitos de

propriedade, copyright, arquivos estocados e midia (BAUWENS, 2008:

132). Os trabalhadores vivendo sob a determinação do “controle da

informação” poderiam facilmente se conformar ao perfil dos “criativos”

requisitados pelas empresas que dão o tom nesse campo de valorização

de capacidades e competências diferenciais no mercado de trabalho.

Eles poderiam conter, também, um potencial mais explosivo e

revolucionário, caso endereçassem seus conhecimentos contra o

“sistema”, já que esse último depende muito de seu “trabalho”. Esse é,

aliás, um antigo e recorrente adágio da sociologia do trabalho desde,

pelo menos, as teses sobre a “nova classe operária” de Serge Mallet, em

1968.

Tal como naquela época, falava-se ainda de luta de classes,

porém as classes tinham então novos atores – como os técnicos

qualificados e engenheiros. Da mesma maneira, é comum ouvir e ler

hoje sobre a “luta de classes” sendo travada no novo front da sociedade

da informação ou criativa, sendo a propriedade dos meios de produção

substituídos pela questão decisiva da propriedade dos ativos

diferenciais do conhecimento e de seu estoque. E, de novo, nesse âmbito

é comum encontrar não pequenas empresas auto-geridas e organizadas

em formato cooperativo e comunitário mas, ao contrário, grandes

67 Naqueles autores saídos da tradição marxista, como Toni Negri, o “imaterial” tem uma associação teórica com a noção de general intelect, o que é bastante enfatizado na literatura sobre o “trabalho imaterial”. Essa discussão é complexa e não será feita aqui, sendo apenas mencionada como parte do debate em curso.

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

grupos econômicos que espreitam os artesãos virtuais onde eles

estiverem, seja na universidade, seja nas garagens funcionando como

novíssimos falanstérios high tech. A natureza do capitalismo e do tipo de

“valor” em que o capitalista de fato está interessado – se material ou

imaterial – não chega a perturbar muito as elaborações apologéticas

sobre a “classe criativa”. O aspecto contraditório entre a publicização do

conteúdo (especialmente via internet) e a privatização do uso da criação

compartilhada - privatização essa promovida pelas empresas que

mantêm direitos de propriedade intelectual das obras, programas ou

dispositivos de comunicação inventados, mas também de indivíduos que

recusam o compartilhamento com outros dos objetos de fruição e

criação - passa ao largo. Não se deve esquecer que a economia de

mercado sanciona o ideal do interesse próprio do indivíduo que escolhe

entre bens e serviços possíveis que lhe são ofertados. A cultura do

liberalismo não pode ser descartada automaticamente por causa da

difusão da produção comum dos trabalhadores criativos. Questões

acerca da ideologia e da alienação não podem ser descartadas como se

fossem válidas apenas para o âmbito da velha produção industrial-

manufatureira. Ao contrário, elas ganham toda uma nova atualidade. Há

muitas formas de se pensar como elas estariam sendo exercidas hoje, na

nova idade tecnológica “virtual”. Só para se dar um exemplo: enquanto

na esfera da reprodução se requer a moeda (dinheiro) para adquirir

bens, na esfera da produção de conteúdos “criativos”, seus produtos são

dificilmente monetizáveis. A soberania do consumidor, como ideal, só se

sustenta numa sociedade que sanciona a existência do agente

monetário, detentor de dinheiro.

Seja como for, mesmo assim, as semelhanças e correspondências

com a classe trabalhadora industrial, sujeito histórico de um “novo

modo de produção” no século XIX, mantém pelo menos um importante

elemento de desconexão com os “comuns” de hoje, o qual impede um

mero reciprocar de uma promessa do século XIX que seria enfim

realizada no século XXI: é que a classe trabalhadora de então, abolindo o

controle capitalista sobre o trabalho, tornaria possível a crítica e a

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

129

superação da divisão entre trabalho manual e intelectual. Faltando o

componente material do trabalho virtual dos “comuns”, fica difícil

imaginar como seria possível conciliar, no terreno dos novos artesãos

virtuais, o elemento proletário do trabalho, isto é, daquele que não mexe

com o trabalho intelectual, de modo a possibilitar a realização da antiga

utopia socialista expressa muito bem no dístico gramsciano de que

“todos os homens são intelectuais”68. Nesse caso, e a menos que se

substitua “produtor” por “consumidor”, os comuns não são ainda todos.

Esse texto teve o propósito apenas de lançar questões, mapear o

campo da discussão e contribuir para o debate. Falta agora entrar na

pesquisa propriamente, quando então muito do que foi dito acima pode

ser reavaliado e mesmo – no melhor dos casos - abandonado.

68

A. Gramsci. Os Intelectuais e a Organização da Cultura. Rio de Janeiro: Civilização Brasileira. 4ª ed., 1982.

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

O empreendedorismo na atividade

jornalística: relatos de uma pesquisa em

andamento (Brasil)69

Por Leonardo Mello e Silva y Michelle R. Oliveira

(Traducción por Diego Álvarez)70

Este resumen pretende discutir críticamente la difusión de los

ideales del espíritu empresarial en el mundo profesional de la escritura

periodística, o del periodista que trabaja con medios. En Brasil, esto ha

sido una tendencia fuerte desde los últimos años (Grohman & Oliveira,

2015). Ella guarda una notable coincidencia con iniciativas del mismo

tipo en otras esferas profesionales y del trabajo, por lo cual se torna

razonable pensar en términos de una coherencia discursiva empresarial

enfocada hacia la población trabajadora, sea cual sea su sector o rama

de actividad, acercando “por arriba” (es decir, a través de estrategias de

los empleadores) realidades muy distintas “por abajo”, en términos de

experiencia, cultura y recursos. En este caso lo que configura las

diversas experiencias de trabajo están, menos dadas por un

sentido común entre ellas, y cuanto más por lo que los

empleadores hacen que sea común: quieren expulsar a los trabajadores

de su condición de asalariados formales –y, por lo tanto, relativamente

protegidos del ciclo corto de los negocios- y los arrojan al imponderable

mundo del trabajo por cuenta propia, donde la remuneración depende

directamente del éxito de su propia “empresa”.

Muchos periodistas han optado por esta vía, y de este modo

buscado formas de legitimación de sus actividades, que van en la

dirección opuesta al “interés desinteresado” (Bourdieu), que solía ser

69

El espíritu empresarial en la actividad periodística; informe de una investigación en curso. 70

Para consultar la versión en idioma original del texto, remitirse a la versión extendida de La Maquila N°3, disponible en la página oficial del GEIT.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

131

un elemento constitutivo del ethos profesional del tiempo de empleados

de las grandes salas de redacción periodística. La asociación inmediata y

en carne viva entre el (auto) interés, el éxito y la noticia como bien

cultural es, al menos, problemática para la constitución de una

representación autónoma de cara a la profesión.

Laval y Dardot (2003) definen la “nueva gobernabilidad

empresarial” como un discurso que “emana de un conjunto de

racionalidades cuya fuerza radica en su propio carácter general, ya que

permite describir las nuevas aspiraciones y el comportamiento de los

sujetos, prescriben formas de control y de influencia que debe ser

ejercida sobre ellos en su forma de actuar, así como la redefinición de

sus misiones y formas de acción pública” (Laval & Dardot: 332). Estos

autores enfatizan en la coherencia de un discurso que se dirige al sujeto

en su esfera privada (superarse permanentemente), profesional

(emprender), y pública (velar por sí mismo, sin depender del gobierno o

el Estado), derivando de ahí su fortaleza, una vez que todo esto se ajusta

al fortalecimiento de un movimiento recíproco. El individuo debe ser

“estimulado”, “formado”, “capacitado” o “facultado” para llevar a cabo

sus “objetivos” (Laval y Dardot, 2003).

En línea con lo que ocurre en otras áreas del mundo laboral, es

posible reconocer una cierta coherencia entre los dispositivos

desplegados por esta fuerza de trabajo especifica del periodismo, y

aquellas que la población trabajadora (más o menos calificada)

expulsada del mercado de trabajo viene adoptando en otras latitudes,

más allá de la coincidencia lógica más amplia de la individualización del

contrato (teniendo como ejemplo la llamada “pejotização”71) y la

71

Estado en el cual el trabajador se constituye como una “persona jurídica”, configurando una relación contractual de empresa (que contrata) a empresa (que ofrece servicios), escapando, por tanto, de la relación contractual del trabajo, que históricamente asumía una parte más débil (el trabajador) que es contratada por una parte más fuerte (el empleador), caracterizando así una

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

individualización del proceso de trabajo, a través de la destrucción de la

negociación colectiva, tan enfatizada por la literatura especializada.

Laval y Dardot (2013) designan al sujeto neoliberal como una

“entidad a la que le compete y debe maximizar sus resultados,

exponiéndose a riesgos que tienen que enfrentar, asumiendo

enteramente la responsabilidad por posibles fracasos.” (Laval &

Dardot: 333).

Expuesto a los riesgos, es el trabajador quien debe garantizar su

propia reproducción, lo que incluye sus instrumentos de trabajo. El

ahorro de costos es notable, pues exime a la empresa de proveer tales

instrumentos a su empleado. La “caja de herramientas”, como en la

antigua imagen del artesano (o el “hace todo”, bien conocido en la

realidad del mercado laboral brasileño) acompaña en sí al trabajador.

El asumir la responsabilidad posibles fallos implica una mental

enorme, y el rendimiento solitario anula la posibilidad de compartir la

carga experiencial del lugar de trabajo, como sucedía en los

trabajadores industriales, en que los procesos productivos movilizaban

al colectivo.

Los autores hablan de un gobierno de sí mismo en la era

neoliberal, donde el término “empresa” se aplica muy acertadamente al

espíritu empresarial de sí mismo que se encuentra en diversas

situaciones, ya sea en los servicios (públicos y privados), o también en

sitios industriales, en los que prevalece el espíritu de los llamados

relación de subordinación, donde la primera parte debía estar protegida contra el arbitrio de la segunda. Este último aspecto desaparece en la relación inter-empresas, donde –en teoría- los poderes son equivalentes. No hace falta ir más allá para dar cuenta de cómo el contenido des-regulatorio de esta lógica contribuye a la flexibilización y precarización del trabajo. Gran parte de la actividad periodística pasa hoy por ocupaciones de tipo free-lance, donde la variabilidad del servicio prestado justifica su constitución en una suerte de empresario de sí mismo, hasta el punto de configurarse incluso como “firma”.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

133

"equipos de producción" (Mello e Silva, 2004). Se presta atención a las

diferencias en este nuevo modelo de participación del trabajo, por un

lado, y lo que la sociología industrial llamaba antiguamente como

“cultura de empresa”, por otro lado. Dado que el empleo más o menos

estable y para toda la vida pierde legitimidad en el mundo de la

producción y los negocios, no es exacto hablar de una cultura de

empresa, pues, después de todo, esta última pasa a tornarse difusa y

depende de una compleja red de clientes y proveedores, trayendo como

resultado una localización territorial ambigua y poco clara –a veces el

propio trabajador/a no sabe para quién trabaja-. No obstante, los

autores mantienen como significativa la carga ideológica asociada a la

“empresa” como un lugar de técnicas de sometimiento en curso,

funcionando como puente entre el “viejo” y “nuevo” capitalismo. La

diferencia es que hoy estas técnicas, contradictoriamente, no producen

una clase antagónica –como en la sociedad industrial del fordismo-, sino

más bien una gran variedad de situaciones particularizadas de

sufrimiento incomunicable para los sujetos del trabajo (pues tienden a

ver sus dramas como irreductibles a cualquier denominador común

social).

No se necesita de mucho esfuerzo para asociar las

características de individualización, el espíritu empresarial de sí y la

movilización de la subjetividad como indicadores de un movimiento

más amplio de ataque a los derechos sociales y colectivos,

informalización del estatuto de empleo, y reducción de la identidad del

trabajador a un lugar social al menos discutible en razón de su

desmoralización y descrédito. La facilidad de despido (para los que

están empleados) y la dificultad en la contratación (para los que están

fuera) conspiran para llevar la inseguridad al mercado del trabajo, y

acaban por infundir el sentimiento de que la única salida es buscar

formas de auto-empleo, del que el espíritu empresarial es la muestra

más visible y hoy socialmente aceptable, mostrándose incluso con una

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

capa de autonomía y realización personal (contra la monotonía y el

sinsentido del trabajo en el taylorismo-fordismo).

Dos aspectos se destacan en la gestión contemporánea: la

naturalización de los riesgos y la exposición directa de los empleados a

las fluctuaciones del mercado. En el primer caso, la idea es que todos

son responsables por el bienestar de la empresa- ya sean empleados,

jefes o gerentes. En el segundo caso, la idea es que el rendimiento

económico de la empresa es lo que garantiza el ingreso y el empleo de

los empleados (por ejemplo, si las acciones están en alta o baja en la

bolsa). En ambos casos estamos hablando de empleo subordinado, no

de auto-empleo (como en el modelo empresarial).

Sin embargo, el empresario, a su manera, ya absorbe estas dos

características en su propia trayectoria: es él o ella quien debe asumir

los riesgos de sus elecciones profesionales (formación, inversión en

herramientas y lugar de trabajo , la búsqueda de potenciales interesados

en ofrecer sus servicios, etc. ), así como es él o ella quien tiene que

garantizar el éxito económico de las decisiones que toma (a menudo se

entrega una remuneración acorde a los resultados , es decir, sin retorno

financiero para la empresa, no hay ingreso para el trabajador).

La investigación busca el seguimiento a historias de espíritu

empresarial en la actividad periodística de redacción, a través de

entrevistas en profundidad con los profesionales que 1) trabajaban en

las redacciones de los periódicos y revistas, y fueron a probar el

"negocio propio", y 2) quienes han comenzado su carrera como

empresarios, creando sus blogs personales o montando sus propias

plataformas de noticia, comentarios u otros servicios de comunicación,

además de 3) los profesionales en situaciones intermedias que no

encajan en los dos escenarios anteriores. Para el conocimiento del

mercado laboral del sector, se hará uso de la información recogida en la

base de datos oficial del Registro Anual de Informações Sociais (RAIS)

del Ministerio del Trabajo, así como de la Pesquisa Nacional por

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

135

Amostra de Domicílio (PNAD-IBGE): en la primera no es posible

localizar satisfactoriamente la figura legal de “Pessoa Jurídica” (PJ),

mientras que en la segunda tiene el carácter de muestra.

Referencias Bibliográficas

● Grohman, Rafael; Oliveira, M.R. (2015) O jornalista empreendedor: uma reflexão inicial sobre jornalismo, flexibilização do trabalho e os sentidos do empreendedorismo no campo profissional. Líbero 35 (18), 2015, p. 123-132.

● Laval, Christian; Dardot, Pierre (2013) La Nueva razón del mundo. Ensayo sobre la sociedad neoliberal. Capítulo 9 ‘La fábrica del sujeto neoliberal’. Barcelona: Gedisa (1ª ed. Francesa, 2009), p. 325-381.

● Mello e Silva, Leonardo (2004) Trabalho em grupo e sociabilidade privada. São Paulo: ed. 34.

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

Soluciones simples para problemas complejos:

Comercio informal y política pública en el

casco histórico de Santiago

Martín Montes Marín72

La informalidad se hace presente en el centro de Santiago

No es ninguna novedad señalar que un elemento muy propio de

Latinoamérica es la fuerte presencia que tiene la economía informal en

los centros de sus ciudades, y en este sentido el caso de Santiago no es la

excepción. Si bien la relación entre el “casco histórico” de Santiago y el

comercio informal ha existido siempre, históricamente este fenómeno

no ha sido objeto de atención por parte de las autoridades públicas73,

sino que más bien se ha ignorado. Posiblemente esto puede estar

relacionado con que, dentro del contexto latinoamericano, Chile es el

país con menor incidencia de este tipo de comercio y servicios74, sin

embargo diversas transformaciones recientes –las cuales trataremos a

continuación- han llevado a que este fenómeno aumente y se

diversifique considerablemente en las últimas décadas, provocando que

el comercio informal comience a entrar en la agenda pública.

Este tipo de fenómenos se enmarca dentro de una tendencia

neoliberal que se ha ido dando en el último tiempo a nivel mundial en

donde se han producido cambios estructurales de la sociedad que han

generado importantes transformaciones del mercado laboral. Dentro de

los cambios más significativos se destaca el hecho de que el mercado

72 Licenciado en Ciencias Sociales y Sociólogo de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Estudiante Magíster Desarrollo Urbano, PUC]. 73

Un ejemplo de ello fue que el gobierno del Alcalde Zalaquet definió “políticas de tolerancia”, las cuales consistían en hacer vista gorda sobre el comercio informal. 74

Se estima que el 37% de los empleos en Chile corresponden a la economía informal, mientras que el promedio latinoamericano bordea el 60% (Contreras, de Mello, & Puentes, 2008).

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

137

laboral formal se ha vuelto cada vez más exigiente respecto a los niveles

de formación y calificación que demanda, lo cual dificulta la situación de

quienes han tenido menos oportunidades educativas en un país en que

la educación de calidad se paga. Éstos cambios han complejizado la

posibilidad de que buena parte de la población acceda al mercado

laboral formal, dando lugar a un mayor desempleo (Abramo, 1997).

Junto a esto, quienes logran acceder a un trabajo remunerado, por lo

general se ven sometidos a malas condiciones laborales, dando como

resultado relevantes consecuencias a nivel personal (Link, 2013). De

este modo se produce un fenómeno de precarización y desrregulación

del trabajo (Abramo, 1997; Subirats et al., 2004) el cual se caracteriza

por consecuencias tales como la creciente inestabilidad del empleo,

aumento de la subcontratación así como también de la economía

informal (Fuentes, 2013). Este tipo de situaciones genera que -

especialmente quienes no han tenido las oportunidades de acceder a

buenos centros de educación y capacitación- se complejice la entrada al

mercado laboral formal así como mantenerse dentro de éste. Todo esto

genera que muchas personas tengan que buscar nuevas alternativas de

trabajo y dentro de ellas el mundo de la informalidad se presenta como

una opción atractiva.

Basta con caminar por los paseos peatonales de Ahumada,

Huérfanos y Puente para notar que, en comparación con la realidad de

hace unos años atrás, el comercio informal del centro de Santiago ha

aumentado notoriamente. Según el Ministerio de Economía (2013) en

Chile existen alrededor de 850 mil emprendedores informales que en su

mayoría corresponden a mujeres, jóvenes, adultos mayores, migrantes y

trabajadores de baja calificación, sin embargo dada la dificultad que

tiene contabilizar a esta escurridiza categoría, lo más probable es que

dicha cifra sea más alta.

Para el caso específico de Santiago, es probable que este

fenómeno se haya visto agudizado por la poca acogida que tiene el

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

mercado laboral formal frente a la creciente llegada de extranjeros a la

capital durante la última década (Cano, Soffia & Martínez, 2009). De

hecho, según un reciente estudio de la Subsecretaría de Prevención del

Delito (2015) el 42% de los comerciantes ambulantes del casco

histórico de Santiago son extranjeros.

De este modo, las transformaciones sociales del último tiempo

han provocado que la economía informal haya alcanzado niveles sin

precedentes en el centro de Santiago, generándose una serie de

conflictos socio-territoriales que han ejercido presión a que las

autoridades tomen cartas en el asunto, abandonándose la política

indiferente de la “tolerancia”, para pasar a generar políticas que

busquen regular y controlar el complejo fenómeno de la informalidad

de Santiago centro.

Ante esta situación, el presente artículo busca cuestionar el plan

que el Municipio de Santiago -en conjunto con la Subsecretaría del

Delito y Carabineros de Chile- aplicó este año en el casco histórico de la

capital para enfrentar las externalidades que surgen a partir de una

economía informal desrregulada. El análisis que se presenta a

continuación parte de la base de que el plan en cuestión ha sido

reduccionista en su planteamiento, en la medida que el foco ha estado

puesto en mejorar la imagen de ciudad para hacer de Santiago un lugar

más atractivo para la inversión económica, sin tomar en consideración

aspectos más estructurales respecto a las causas que están detrás de la

informalidad. Se plantea que el plan propuesto no ha sido capaz de

abordar la complejidad de la problemática ya que se ha limitado a

enfrentar el fenómeno de la informalidad desde una mirada meramente

físico-espacial. Luego se presentan algunos desafíos político-

institucionales que son considerados como las principales trabas para

que Chile avance hacia una planificación urbana más adecuada.

Finalmente se da cuenta de la creciente necesidad de una planificación

urbana participativa e integral que esté a la altura de los complejos

desafíos que se le presentan en las grandes ciudades.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

139

Hacia una nueva forma de abordar la informalidad

Tras una breve revisión de algunos planes latinoamericanos que

aborden el fenómeno de la informalidad en centros históricos, nos

damos cuenta de que en general muchos de éstos se han enfocado en

hacer una erradicación, o en el mejor de los casos una relocalización, del

comercio callejero no autorizado situado en el centro de las ciudades.

Tanto la unidad ejecutora del plan, como también los nombres que éstos

llevan dan cuenta de que el objetivo de estos ha sido el de mejorar la

imagen de la ciudad y establecer un orden, más que buscar enfrentar las

problemáticas económicas y laborales que están detrás de la

informalidad. Sólo por nombrar algunos ejemplos se destaca el plan de

Lima (1996) el cual fue denominado “Orden, limpieza, seguridad, y

recuperación del Centro Histórico” y el de Cartagena (2009) en donde la

unidad que diseñó y ejecutó el plan fue la “Gerencia de Espacio Público y

Movilidad Urbana (GEPMU)”. Sin embargo, considerando las múltiples

deficiencias que estos planes han tenido, y en línea con lo que propone

Tokmann (2009) en un informe de la Cepal, es necesario darle un nuevo

enfoque a las políticas de informalidad. En este sentido Tokmann

sugiere que éstas debieran enfocarse en:

● La formalización debe priorizar la restitución de derechos

sociales y no apuntar sólo a la adquisición de nuevas

obligaciones.

● La formalización se debe justificar por los beneficios que el

acceso a dicha formalidad puede significar para el desarrollo

de las personas ocupadas en el sector informal, más no por

el aporte de éste a la economía formal.

● Promover un cambio cultural entre los informales que

propenda hacia la auto-regulación y organización.

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

En contraste con estos principios, el plan de la Municipalidad de

Santiago se ha caracterizado por dos particulares medidas: (i) aumento

de la dotación policial destinado especialmente a evitar el comercio

informal no autorizado y los delitos que supuestamente están asociados

a dicha práctica y (ii) la entrega a los comerciantes por parte del

municipio de un mobiliario estándar o “carrito” el cual debe ser

utilizado obligatoriamente por todos aquellos que tengan permiso

municipal.

Estas medidas van en línea con los modelos de desarrollo físicos y

económicos, más no social descritos por Fernández Güell (1997). Por un

lado, se tiene que a través del aumento en la fiscalización los

comerciantes ambulantes son perseguidos por asociarse a la

criminalidad, a la falta de higiene y por entorpecer las líneas de

circulación del espacio público (Garcés, 2014). Por su parte, la

homogenización del inmobiliario público busca generar un

“ordenamiento” del centro de Santiago. De este modo, haciendo una

limpieza superficial del comercio informal, ambas medidas exigen

mayores obligaciones a los comerciantes, sin embargo no se hacen cargo

de dar respuesta a ciertos derechos sociales como la posibilidad de

tener un lugar para poder hacer sus necesidades básicas, e incluso de

poder protegerse frente a las adversidades climáticas75. A través de

planes como este se podría decir que actualmente seguimos

planificando ciudades “lecorbusariamente”; desde arriba, como

arquitectos supremos que están lejos de las reales necesidades de los

ciudadanos y priorizando el orden físico por sobre el social. En línea con

De Mattos (2015) podríamos señalar que este tipo de planes podrían

enmarcarse dentro de una planificación de carácter empresarialista la

cual está asociada a un progresivo debilitamiento de la preocupación

por lo social, en beneficio del interés por el crecimiento económico.

75

Los comerciantes informales del centro histórico de Santiago deben pagar $450 pesos cada vez que

quieran ir al baño. Además, éstos no pueden colocar ningún tipo de infraestructura que no haya sido dada por el municipio, por lo tanto no pueden protegerse del sol ni de la lluvia.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

141

Sin embargo incluso se podría señalar que esta forma de planificar

no sólo es miope porque no contempla los factores sociales, sino

también porque al ser sumamente arquitectónica y racionalista -como

dice Lefebvre (1970)- se limita a dibujar cuadrículas y mallas en el

espacio, y termina siendo inaplicable e ineficiente. En este sentido, en la

medida en que no se otorgue importancia a las propiedades

constitutivas de los sistemas sociales urbanos de referencia al momento

de intentar su aplicación, los planes concebidos conforme a estas ideas

resultarán absolutamente inoperantes frente a una dinámica urbana

que, por lo general, no tiene relación con la proyectada (De Mattos,

2015). Esto último se ve reflejado en que la mayoría de los comerciantes

tuvo que modificar el carro que les entregó el Municipio debido a que

éste no se ajustaba a sus necesidades. De hecho, a pesar de que no está

permitido, muchos prefirieron seguir ocupando el que tenían antes. Esto

debido a que no se consideró la diversidad de necesidades de espacio y

diseño que puede tener, por ejemplo, un vendedor de confites frente a

uno de ropa, o bien, a la diversidad de capacidades físicas que se

presentan en un gremio que se caracteriza por agrupar un alto

porcentaje de personas con algún tipo de discapacidad.

Políticas de este tipo requieren de mayor diversidad y

especificidad de la información para responder a las múltiples

necesidades de los distintos actores involucrados. Tal como señala

Fernández Güell (1997) la planificación ha ido asumiendo nuevos

desafíos metodológicos tales como la creciente complejidad de los

procesos urbanos y la diversidad de agentes e intereses que intervienen

en la ciudad. Por lo tanto es fundamental buscar que los distintos

actores (comerciantes informales y formales, residentes, transeúntes,

entre otros) lleguen a niveles de consenso en donde prime el bien

común por sobre el interés de alguno de los agentes en disputa. Sin

embargo, para el plan analizado este óptimo es sumamente cuestionable

ya que al igual que Lima y Cartagena, el plan de Santiago centro también

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

se ha enfocado en mejorar su imagen para –como dice Harvey (1989)

“maximizar la atractividad del lugar como un señuelo para el desarrollo

capitalista.” De hecho, se podría señalar que medidas de regeneración

urbana como las recién expuestas se han centrado en el mejoramiento

de la imagen y en el marketing territorial, de manera de dar a las

ciudades la imagen de un lugar donde es interesante habitar, trabajar e

invertir (OCDE, 2007). En este sentido, “al enfocarse en generar un

ambiente atractivo para la inversión privada” (De Mattos, 2015) el

vigente plan del Municipio de Santiago ha buscado ordenar, bajo el

manto uniforme de la informalidad, un fenómeno tan complejo y

diverso como lo es la economía informal. Esta “ilusión urbanística” 76 ha

llevado a que dicho plan olvide muchos aspectos, entre ellos los sociales

y tantos otros que hasta ahora desconocemos, dejando en evidencia la

imposibilidad de controlar la actividad humana en general, llevándonos

a aceptar que “la capacidad humana para decidir y actuar en este tipo de

sistemas es limitada y solo puede desenvolverse conforme a una

racionalidad procesal, que se manifiesta básicamente en aproximaciones

de prueba y error, con resultados inciertos” (De Mattos, 2015).

Algunos desafíos político-institucionales

Ante esta situación, algo tan relevante como lo es la economía

informal77, exige una política a nivel país que considere el fenómeno de

la informalidad en su total complejidad, o al menos parte de ella. Si bien

Friedmann (1991) señala que “en sociedades mercantiles, la

coordinación central de todas las actividades de planificación es

obviamente imposible”, es fundamental que exista una articulación de

una importante parte de actores involucrados para que así se logren

desarrollar políticas integradas y flexibles que den cuenta de la

multiplicidad de aristas que dicho fenómeno abarca (económicas,

76

Calificación que Henri Lefevbre le dio al urbanismo racionalista representado por Le Corbusier. 77

Cabe recordar que cerca de un 40% de la población empleada es parte de la economía informal (Contreras, de Mello, & Puentes, 2008).

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

143

sociales, culturales, políticas, etc.) En este sentido, la lógica sectorialista

con la que funcionan los ministerios de manera independiente es

considerada como una de las principales dificultades que posee la

planificación urbana chilena (OCDE, 2009).

Junto a esto, es fundamental que se empiece a dar una

planificación coordinada a nivel ciudad ya que de lo contrario cada

municipio buscará su propio beneficio y los problemas serán pateados

de lado en lado, tal como ha pasado con los comerciantes informales de

Santiago centro, los cuales tras ser expulsados, se han instalado en

sectores de Providencia tales como la salida del metro Tobalaba. En este

sentido, si bien debe existir una coordinación intermunicipal y una

planificación a nivel ciudad, también es fundamental que los gobiernos

locales sean capaces de influir en las decisiones que se toman en su

territorio en particular, ya que como dice Hernández (2015) “(los

municipios) debieran ser los líderes y protagonistas de la vida política,

económica y social de los ciudadanos, puesto que se encuentran en la

posición más adecuada para reconocer sus necesidades, resolver sus

conflictos y velar por sus intereses de la manera más eficaz y eficiente”.

Sin embargo, debido al alto centralismo que existe en Chile78, esta es una

de las principales trabas que actualmente posee la planificación urbana

nacional, y su modificación sólo es posible ante una reforma

institucional.

Reflexiones finales y recomendaciones

Como hemos venido señalando, actualmente se sabe poco acerca

de las particularidades del comercio informal que tiene lugar en las

calles de Santiago Centro. Menos aún se manejan nociones de cuáles son

78

Un claro ejemplo de esto se refleja en el hecho de que el 91,1% del presupuesto nacional está en manos del gobierno central (Vial, 2015).

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

las dinámicas fundamentales que tienen lugar en la disputa por el

espacio público entre los actores que convergen en el centro histórico:

vecinos, comerciantes, oficinistas, turistas, inspectores, etc. Sin

embargo, dado la importancia que asume el llamado comercio informal

como una alternativa de trabajo, en el contexto de un mercado laboral

que pocas veces reserva a los más postergados una opción que no sea la

de acceder a un trabajo dependiente precarizado, se considera

sumamente necesario asumir la tarea de entender mejor este fenómeno.

Ante esto, para finalizar se proponen dos recomendaciones.

Por un lado es necesario que el Estado comprenda que el

comercio informal es producto de un fenómeno mayor que se da en el

contexto de un mercado neoliberal. Este fenómeno corresponde a lo que

Wacquant (2013) ha denominado como la fragmentación del trabajo

asalariado, también conocido como precarización del trabajo. De este

modo, toda política que no se haga cargo de las causas estructurales de

dicho fenómeno, al ser miope y cortoplacista, sólo terminará afectando

más a aquellos que buscan paliar las injusticias de un mercado laboral

poco regulado, colaborando así aún más con la grave situación de

desigualdad que sufre Chile. A partir de todo lo mencionado, es

fundamental que el concepto de comercio informal no debe seguir

entendiéndose como una caja negra que exime a la sociedad de la

responsabilidad de entender una realidad rica y compleja.

Por otro lado hace falta ir al campo, sumergirse horizontalmente

en las dinámicas comerciales del centro histórico y desde ésa posición,

re-pensar el valor que asume el comercio informal en la comuna de

Santiago. En este sentido, tal como señala Friedmann (1991) la

planificación o diseño físico es ahora sólo una pequeña parte de la

planificación. La práctica de la planificación es, actualmente, un proceso

social y político en el que se requiere la participación de varios actores

que representen los distintos intereses que están en juego, para que de

esta forma se elaboren políticas integrales que den cuenta de la

multiplicidad de perspectivas que cada fenómeno social posee. De este

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

145

modo, dado que la planificación contemporánea no sólo requiere de

conocimiento experto, sino también experiencial el cual proviene de

quienes viven en el territorio (Friedmann, 1993), es fundamental

asegurar la participación y el punto de vista de la comunidad local

involucrada. Es por ello que se vuelve fundamental abandonar las

políticas de escritorio y empezar a diseñarlas con la gente. En este

sentido, tal como señala De Mattos (2015) “si se aspira a que las

propuestas alternativas, emergentes de lo que investigamos, analizamos y

discutimos, puedan tener alguna posibilidad de concretarse, es

imprescindible que ellas consideren el mundo real y no uno de fantasía.”

Frente a esta situación, un primer paso para ello podría ser que el

Servicio de Impuestos Internos (SII) oficialice la categoría de

comerciante informal para que así pueda existir una contabilización y

registro de este importante sector económico que hasta hoy se

desconoce.

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Wacquant, L. (2013). Class, ethnicity and the State in the making of

marginality: Revisiting Urban Outcasts. Dansk Sociologi.

Convocatoria a La Maquila Nº 4

*Sujeta a modificaciones*

Estimadas compañeras y estimados compañeros:

Los invitamos a participar del cuarto número de nuestra revista enviando un resumen de alguna investigación o ensayo teórico/empírico que hayan realizado durante el año 2015 o principios del 2016, relacionada/o con la problemática del trabajo. Este resumen (de no más de 3 páginas) aparecerá, si es seleccionado, en la cuarta revista de divulgación del GEIT en noviembre del año 2016. Además, la versión larga del producto aparecerá en un libro virtual de consulta que se subirá a nuestra página web.

Proponemos los siguientes ejes temáticos sobre trabajo para la realización de las investigaciones o ensayos:

1. Morfología del trabajo. 2. Nueva cuestión social y precariedad laboral. 3. Conflictividad laboral y/o sindicalismo. 4. Subjetividad y subjetivación en los procesos de trabajo. 5. Mercados de trabajo. 6. Configuraciones productivas: estilos de desarrollo, Estado y Sociedad.

Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT

7. Género y Trabajo 8. Inmigración y trabajo precario. 9. Salud, seguridad y Discapacidad en el trabajo. 10. Estudios de procesos de trabajo

Término de Referencia:

Los resúmenes deben ser enviados al correo [email protected] en un documento electrónico en formato WORD (.doc o .docx). El archivo, en sus propiedades, no debe poseer ningún elemento que identifique al autor o autora.

Se debe enviar, además del resumen, el artículo o ensayo en formato Word con formato de compatibilidad 2007 (no más de 30 páginas). Este será agregado a un libro virtual de artículos del GEIT, a la cual se podrá acceder a partir de un enlace que aparecerá en la revista y en nuestra página web.

En los resúmenes, ensayos y artículos debe estar citado (APA) todo uso de ideas o frases perteneciente a un tercero.

Los resúmenes, ensayos y artículos deben tener coherencia lógica y argumentativa.

Los resúmenes, ensayos y artículos deben tener rigurosidad metodológica y no presentar errores de redacción ni de formato.

En la primera página debe adjuntarse una carta que indique si el artículo/ensayo se enmarca dentro de un estudio más extenso o una investigación en curso. A su vez, debe indicarse si el trabajo es inédito o si ha sido publicado o estuviera en proceso de evaluación en otro medio de publicación.

En la segunda página deben incluirse los siguientes datos: título del artículo/ensayo y nombre, correo electrónico, afiliación institucional y teléfono de contacto del(los) autor(es) del artículo.

El resumen no debe superar las tres páginas.

Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo

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Letra Calibri, tamaño 12 e interlineado de 1,15, justificado. Margen normal.

La convocatoria se abrirá el día 29 de febrero del 2016 y se tiene plazo hasta el día 27 de marzo del 2016 a las 23:59 para enviar los artículos o ensayos.

Una vez revisados se notificará a los autores seleccionados vía email; si fuera pertinente, se le solicitará realizar algunas correcciones sobre ambos documentos.

Criterios de selección

1. Tendrán preferencia las investigaciones de estudiantes de pregrado de todas las universidades. 2. Tendrán preferencia los trabajos inéditos y novedosos. 3. Tendrán preferencia las investigaciones de carácter empírico o ensayos que hablen sobre coyuntura laboral y/o contexto sociopolítico que interpele al mundo del trabajo. 4. Tendrán preferencia las investigaciones o ensayos que aporten hallazgos relacionados principalmente con la situación del trabajo en Chile. 5. Tendrán preferencia las investigaciones y ensayos con significación política. 6. Tendrán preferencia los artículos o ensayos interdisciplinares.

Saludos afectuosos. Equipo editorial de La Maquila N°3 y Nº4. Mayo, 2016.