Sociedad de Geografía, Historia y Estudios Geopolíticos “Cochabamba” EDUARDO ABAROA
NUEVOS LINEAMIENTOS GEOPOLÍTICOS DE...
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NUEVOS LINEAMIENTOS GEOPOLÍTICOS DE AMÉRICA DEL SUR EN ELSIGLO
XXI
INTRODUCCIÓN
―El subdesarrollo de América Latina proviene del desarrollo ajeno y continúa alimentándolo. Impotente por su
función de servidumbre internacional, moribundo desde que nació, el sistema tiene pies de barro. Se postula a sí
mismo como destino y quisiera confundirse con la eternidad” (Galeano E.-Las Venas Abiertas de América Latina)
Frecuentemente relegada por la atención mediática y considerada intrascendente en la arena
internacional por su tradicional dependencia de la potencia norteamericana (a tal punto de ser
considerada su ―jardín de casa‖), en la actualidad América Latina ha adquirido mayor
importancia en el escenario mundial y poco a poco ha dejado atrás su condición de apéndice
periférico de los Estados Unidos, adquiriendo una mayor sentido de independencia política y
económica e insertándose en diversos espacios de concertación regional y mundial. La elevada
tendencia de crecimiento económico de la región, ha permitido lograr una relativa estabilidad
económica en la misma, tal como lo comprueba la presencia de tres países del área en el G20:
Argentina, Brasil y México, los mismos que han cumpliendo un rol activo y propositivo en
dicho foro.
Al mismo tiempo, se ha dado paso a una amplia apertura al comercio internacional y a una
progresiva consolidación de los procesos democráticos. Hoy por hoy, en el subcontinente se
cuenta con una elevada conciencia de las propias potencialidades: América Latina tiene las
reservas de tierras cultivables más grandes del mundo, cuenta con una superficie de casi 20
millones de kilómetros cuadrados y una población que supera los 560 millones de habitantes,
posee el 40% del agua potable existente en la tierra, concentra la mayor biodiversidad del
mismo y ―e capace di valorizzarne le attitudini di produttrice ed esportatrice di commodities
alimentari, energetiche e minerarie.‖1
1 DI RUZZA, Marco. L’America Latina sulla scena globale. Nuovi Lineamenti Geopolitici di un continente in
crescita. Rubbettino Editore. Italia. 2011. Página 10.
2
En los últimos años el subcontinente ha experimentado un óptimo nivel de crecimiento
económico, en el quinquenio 2003-2007 la tasa real del mismo era superior al 5%. En el año
2007 el Producto Interno Bruto- PIB creció en 5.6% y el ingreso per capita aumentó en un 3.5%
anual (una situación sin precedentes desde finales de los años 60’). En el año 2008 el PIB creció
en un 4.8%. La inflación ha sido controlada eficientemente, permaneciendo bajo el 5%. La tasa
de desempleo ha bajado del 11% al 7% en el período 2003-2008, favoreciendo una reducción de
los niveles de pobreza del 44 al 34%; a pesar de ello, en el subcontinente persisten una
distribución inequitativa de la riqueza, lo cual perpetúa las marcadas brechas sociales existentes.
En términos globales las exportaciones e importaciones aumentaron en 138% y en términos de
volumen en 49%, lo cual demuestra el incremento del nivel de intercambio comercial y un
amplio grado de integración del área en los mercados internacionales. Cabe destacar que la
coyuntura económica anteriormente descrita ha sido propiciada gracias al aumento del precio de
las materias primas (en una fase de abundante liquidez internacional). En el año 2008 la
Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe correspondió a 128.301 millones de
dólares, con un incremento del 13% en comparación al año anterior. América del Sur recibió
alrededor del 70% de tales flujos (89.862 millones de dólares)2.
Sin embargo, dichas cifras positivas fueron afectadas por la crisis económica global que estalló
en agosto del año 2007 y cuyos efectos han impactado profundamente en las economías
latinoamericanas. ―I contraccolpi hanno riguardato sia l’economia finanziaria che quella reale,
traducendosi in cadute significative dal lato dell’occupazione, del comercio, dei flussi di IDE,
degli introiti turistici e delle rimesse degli emigranti.‖3
Según estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe- CEPAL, en el
año 2009 el PIB cayó en 1.9% y el ingreso per cápita se redujo en un 3%, mientras que la tasa de
desocupación redondeaba el 9% y el comercio regional sufrió una depreciación del 13%. No
obstante, la crisis ha impactado de distintas maneras en los países de la región, estados como
2 Cifras citadas en el texto de: DI RUZZA MARCO (2010). Sub capitulo 2: Recente tendenze di crescita economica
regionale. Paginas: 16-18.
3 Ibíd. Página 19.
3
México y algunos países de Centroamérica y el Caribe han sido más afectados que los países del
área sudamericana, cuyas economías han contado con el dinamismo de la economía china. El
elevado ritmo de crecimiento económico de este país ha contribuido a mantener una alta
demanda internacional de productos primarios, entre ellos las materias primas exportadas por los
países de Suramérica.
Como se mencionó anteriormente, gracias al activismo de la economía china en América Latina,
las repercusiones de la crisis económica mundial se sintieron minoritariamente, en comparación
con otras zonas geoeconómicas del globo. Por lo cual se podría afirmar que la China ejerció el
rol de ―cuscinetto‖ en la región, atenuando los impactos de la crisis y multiplicando las
relaciones comerciales e industriales con el subcontinente.
En este contexto, surgen nuevos actores y nuevos interlocutores. Entre los primeros Brasil, que
tiende a confirmarse como potencia regional y a aumentar su influencia en el hemisferio. El
rápido crecimiento de dicho país, tanto en el plano político como económico, ha dotado a
América Latina de una fuerza motriz para los procesos de integración regional que, enriquecida
de nuevas iniciativas (como la UNASUR), pueden favorecer la estabilidad y el desarrollo
sostenible. Por su parte, la presencia de Venezuela chavista y su política de alianzas bajo una
óptica de antagonismo hacia el imperialismo también ha alterado sutilmente las habituales
tendencias de la geografía política regional; el aspecto ideológico está cumplido un rol
fundamental en las decisiones de política exterior de varios países que se encuentran alineados en
este bloque.
Por ello podemos decir que los procesos de integración regional han adquirido una nueva
dimensión, ya que se pretende profundizar en el ámbito político de los mismos, superando los
límites de la cooperación económica y comercial; sin embargo no es una labor fácil, puesto que
depende de la sensibilidad política de cada gobierno. No obstante las ganas de cooperar y de
fomentar la integración regional podrían convertirse en una de los puntos centrales para
incrementar la estabilidad política, la credibilidad económica y la cohesión social en el
subcontinente.
4
Entre los segundos actores, tenemos que además de los Estados Unidos y los países europeos,
nuevas fuerzas a nivel mundial, sobretodo China y Rusia, están descubriendo el gusto por la
colaboración con los estados latinoamericanos y se han convertido en socios de importancia
estratégica. La China dedica hoy mayor atención que en el pasado al área latinoamericana, está
presente en la región con varios de sus productos (Pekín es el primer socio comercial de Brasil,
Chile y Perú), sus inversiones, sus préstamos y sus embajadores (profesionales especializados,
con un excelente conocimiento de español y portugués), a fin de fortalecer tanto los lazos
económicos como políticos con los países del subcontinente. Incluso la China es observador
permanente en la Organización de Estados Americanos-OEA y en el Grupo de Río, también es
miembro oficial del Banco Interamericano de Desarrollo desde 1998.
Es importante resaltar que existen algunas afinidades de naturaleza histórico-económica entre
China y los países de América Latina, tales como: la pasada experiencia colonial y la condición
de países en vías de desarrollo, que apuestan a una reforma del sistema internacional; el hecho de
que las respectivas economías sean más complementarias que competitivas facilita el diálogo
sur-sur.
Todo esto se da en un marco de grandes niveles de pobreza y desigualdades sociales y
económicas, lo cual constituye uno de los principales retos para América Latina, a pesar de las
mejoras económicas que se han observado en determinados momentos. Los diversos modelos y
programas nacionales de desarrollo que se han aplicado hasta ahora reducen las oportunidades de
construcción de una visión compartida de región y reavivan el debate sobre si se debe optar por
un modelo de desarrollo endógeno con una visión sistémica ―apoyado en el robustecimiento de
los vínculos Sur-Sur― o un modelo aperturista de fortalecimiento de las relaciones Norte-Sur.
En base a todo lo expuesto, en esta tesis se pretende demostrar en qué medida los procesos de
integración regional permiten reafirmar el rol activo de América del Sur en la escena global
contemporánea. Básicamente se empleará una metodología analítica, en base a la recolección de
instrumentos cuantitativos que traten la temática que desarrollaremos a continuación.
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1. PRIMER CAPITULO: FORTALECIMIENTO DE LAS RELACIONES SUR-SUR,
HACIA UNA NUEVA DIMENSIÓN GEOPOLÍTICA
La inclusión latinoamericana en el mundo ha sido considerada en base a conceptos como
autonomía y dependencia y, recientemente, se ha puesto en el centro del análisis la idea de
desarrollo. Por ello, la integración regional y la diversificación y multilateralización de sus
relaciones internacionales, destacando la cooperación sur-sur, se han convertido en elementos
claves para que América Latina se pueda insertar en el sistema-mundo4contemporáneo, con una
visión estratégica y un rol activo en la arena internacional.
1.1. La cooperación sur-sur
Un concepto importante para la comprensión de esta dinámica es el de: Cooperación sur- sur, el
mismo que forma parte de un nuevo paradigma dentro de las relaciones internacionales de
América Latina. Esta se lleva a cabo entre los propios países de dicha zona y entre éstos y
diversos países de Asia y África. Sin duda alguna, dicha forma de cooperación ha abierto un
extenso abanico de posibilidades en el ámbito de la cooperación internacional, desdibujando los
lineamientos de la cooperación tradicional Norte- Sur, e incorporando al terreno una
multiplicidad de actores estatales y no estatales, que en los últimos años han promovido el
resurgimiento de esta forma de cooperación como una herramienta para la integración y la
regionalización en el subcontinente.
Estos mecanismos de cooperación entre los países del sur del mundo tienen sus raíces en la
identificación de problemas comunes y la búsqueda de soluciones a estos en el éxito de algunos
países que alcanzaron niveles importantes de desarrollo socioeconómico en sus regiones, y
4 Concepto desarrollado por Immanuel Wallerstein en su texto: Análisis del Sistema – Mundo: una introducción, en
el cual lo define como: ―una especie de todo conectado, con reglas de operación internas y algún tipo de
continuidad. Tiene características constantes que pueden ser descritas y una evolución histórica permanente. Es una
creación social, con una historia, que ha contado con muchas instituciones, estados y sistemas interestatales,
compañías de producción, marcas, clases, grupos sociales de todo tipo. La colocación del guión intenta señalar que
se hace referencia no a un sistema de todo el mundo, sino sobre sistemas, economías e imperios que son un mundo.
En el sistema-mundo estamos frente a una zona espaciotemporal que atraviesa múltiples unidades políticas y
culturales‖.
6
posteriormente, en la existencia de un diálogo político entre los países del sur, que han
comprendido la necesidad de concentrarse en temáticas como la pobreza, el desarrollo
sustentable y las asimetrías en el sistema económico internacional.
En este contexto, los países del sur del mundo se han agrupado en distintos espacios de diálogo y
concertación política como el Movimiento de los Países No Alineados en el año 1955, el Grupo
de los 77 (G-77) en 1964, y más recientemente en el año 2008, la Unión de Naciones
Suramericanas (UNASUR).
Concretamente en América Latina se está optando mayoritariamente por una vertiente alternativa
dentro de lo que se ha denominado como nuevo regionalismo, en donde la estrategia va más allá
de la integración económica para la solución de los problemas que afectan al sur.
En la última década, se han ido desarrollando iniciativas que incorporan en sus líneas de acción
―además del factor económico― elementos políticos, sociales, energéticos, ambientales y
culturales. Dicha propuesta contiene una visión más amplia que la tradicional economicista,
puesto que combina los conceptos de cooperación sur-sur y de integración regional y subregional
en un entramado más complejo, conocido como regionalización, entendida como: ―un proceso
más voluntario que nace de las regiones en formación, donde los estados participantes y otros
actores se sienten impulsados a cooperar por una urgencia de unirse con el fin de hacer frente a
los nuevos desafíos mundiales.‖5
En consecuencia, hoy por hoy se observa una revivificación de los procesos de regionalización
en América Latina, los cuales emplean, con mayor fuerza que en otros tiempos, la cooperación
sur-sur para el fortalecimiento de los vínculos intrarregionales y la búsqueda de alternativas al
sistema-mundo capitalista en vigencia.
La cooperación sur-sur es concebida como una forma de cooperación que otorgan unos países
medianamente desarrollados a otros de similar o menor desarrollo en las áreas o sectores en las
5HETTNE, Björn. El nuevo regionalismo y el retorno a lo político. Página 955. Disponible en la web:
http://revistas.bancomext.gob.mx/rce/magazines/5/2/hett1102.pdf
7
que han logrado éxitos o han adquirido una experiencia propia, y que se pueden amplificar
mediante diferentes mecanismos de intercambio (técnicos, económicos, científicos, etc.) para
contribuir al perfeccionamiento de capacidades en otros países, generando redes de cooperación
no sólo en el ámbito institucional sino en el social. En resumen podemos decir que abarca
intercambios en el área política, económica, solidaria o en aspectos que apunten a mejoras
sociales entre países localizados tanto geográfica como políticamente en el Hemisferio Sur del
planeta.
Es considerada como una base importante para el reimpulso de la cooperación intrarregional y
entre regiones, pero también como una herramienta para la revitalización de los procesos de
regionalización en América Latina, puesto que es una de las maneras de afrontar las necesidades
similares sobre la base de experiencias e historias comunes y principios de mutuo beneficio,
solidaridad y complementación económica; incorporando nuevos actores en las relaciones
interregionales y dando prioridad a elementos sociales, culturales, ambientales y políticos que en
otros periodos históricos han sido anulados en las agendas de integración.
Bajo la figura de la cooperación sur-sur diversos gobiernos latinoamericanos han impulsado
acciones y programas de cooperación destinados a la complementariedad de las economías, la
promoción de un mundo multipolar y el impulso de la integración latinoamericana. Aspirando
construir un concepto propio de región bajo un esquema de solidaridad política, social,
energética y económica.
Es así como se observa un entramado de relaciones sociales, comerciales, políticas y vínculos
diplomáticos, que demuestran un interés en lograr una articulación de esfuerzos para conseguir
una unión ―diferente‖, al menos desde el punto de vista conceptual y discursivo, a los
tradicionales esquemas de integración latinoamericanos que se conocen, al regionalismo
parcializado y a la subordinación de las políticas regionales a las políticas e intereses extranjeros.
El impulso de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), la creación del Banco del Sur,
la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), entre otros, son algunos ejemplos de los
8
esfuerzos en favor de la regionalización que en estos tiempos están germinando en América
Latina y que también son el resultado de los impulsos a favor de la cooperación sur-sur.
No obstante, el panorama político actual nos muestra que ante la dinámica presente en el sistema
interamericano, los cambios que se viven en los sistemas de gobiernos y la expectativa de
creación de un nuevo entramado institucional latinoamericano, la voluntad y la capacidad
política de los Estados son fundamentales para transitar de lo retórico a lo tangible. Para ello es
importante, por un lado, el reconocimiento de otros actores no estatales que pueden participar e
influir en los procesos regionales, y por otro, el logro de un diálogo constante entre todos los
actores involucrados para la armonización de políticas y la puesta en común de intereses.
Es importante señalar que el comercio no es un componente en sí de la cooperación sur-sur, a fin
de evitar la confusión de que el comercio es cooperación. ―Lo que sí puede considerar como
cooperación es el alineamiento de estrategias y mecanismos para facilitar el intercambio de
bienes y servicios, pero no la actividad como tal. La cooperación sur-sur incluye acuerdos de
colaboración que no siempre son cuantificables en términos monetarios‖6.
Hoy en día, con la evolución de las relaciones internacionales y el reconocimiento de otros
actores no estatales, también en la cooperación sur-sur se comienzan a tomar en cuenta a los
gobiernos locales, las organizaciones no estatales, las ONG, los movimientos sociales y las redes
trasnacionales como actores involucrados en la misma y por consiguiente en los procesos
políticos, económicos y sociales en América Latina.
La cooperación sur-sur ha adquirido importantes avances, por lo cual se prevé que antes del
final de esta década el comercio entre los denominados países en desarrollo (Sur-Sur) supere en
monto al comercio entre países industrializados (Norte-Norte). Es imprescindible mencionar que
6 OJEDA, Tahina. La cooperación sur-sur y la regionalización en América Latina: el despertar de un gigante
dormido. Artículo publicado en Revista de Relaciones Internacionales Nro. 15. Universidad Autónoma
Complutense. Octubre 2010. Página 101.
9
desde mediados de la década de los años 80’ el peso de los países en desarrollo en las
exportaciones mundiales ha aumentado fuertemente. De hecho, actualmente las exportaciones
entre países en desarrollo superan en importancia a las que éstos dirigen a los países
industrializados. En esta reconfiguración resulta determinante el fuerte dinamismo del comercio
asiático, tanto intrarregional como con otras regiones en desarrollo, tal es el caso de América
Latina.
Las ideas fuerza que destacamos en este apartado son:
En esta última década, la cooperación sur-sur se convierte en un eje fundamental en la
revitalización de los nuevos procesos de regionalización en América Latina.
Estamos en presencia de un aumento de la oferta de la cooperación Sur-Sur, cada vez más
diversificada y que amplía las áreas estratégicas en las agendas regionales.
El proceso de regionalización en América Latina se encuentra en un momento de ruptura
y de construcción de nuevas propuestas.
Estamos ante agendas políticas con un sustrato económico y cultural importante, pero que
buscan resolver los problemas de la integración económica por la vía política,
convulsionando los cimientos de una región en continua construcción.
1.2 . Declive de las relaciones Estados Unidos-America del Sur
En los últimos tiempos, los países latinoamericanos han experimentado transformaciones
fundamentales en la distribución del poder político a nivel interno y hemisférico, así como una
tendencia creciente hacia la transregionalización de sus relaciones políticas y comerciales.
Los cambios en las relaciones de poder en la región también se han visto acelerados por el
distanciamiento entre países latinoamericanos y los Estados Unidos; este ha perdido su
tradicional influencia estratégica en la región.
No obstante, para comprender de mejor manera este hecho, es necesario señalar que a partir de
mediados del siglo XX, las relaciones entre América Latina y los Estados Unidos, la nueva
10
potencia hegemónica, entraron en una fase de subordinación de la primera, respondiendo a una
dialéctica de la dependencia. Posteriormente al fin de la Guerra bipolar, los Estados Unidos
dejaron de percibir al subcontinente americano como un terreno en riesgo de la expansión
comunista y poco a poco fue perdiendo interés en esta zona. Sin embargo, para conservar la
relación política de subordinación y el creciente flujo de excedentes de la región latinoamericana,
los Estados Unidos intervinieron militarmente en numerosas ocasiones.
Las llamadas ―transnacionales‖ dictaron las relaciones a partir del fin de la guerra mundial hasta
la llamada crisis de ―sobreproducción‖ de la década de los 70. Desde 1981 se inició la retirada de
las transnacionales y su política de super-explotación en la medida en que sus actividades no
generaban las tasas de ganancia esperadas. ―La estrategia escogida por los Estados Unidos
(Consenso de Washington) fue iniciar un programa de ajustes que reemplazaría la explotación de
la fuerza de trabajo. El nuevo programa tuvo como eje la política de desposesión basada en la
flexibilización de la fuerza de trabajo, la desregulación institucional y la apertura comercial.‖7
A partir de los primeros años del presente siglo, el interés norteamericano por el subcontinente
fue declinando paulatinamente, el soft power empleado por Estados Unidos ha perdido eficacia y
fuerza de persuasión debido a varias causas, entre ellas: la reorientación de la política exterior
norteamericana después del 11 de septiembre del 2001, la guerra en Iraq, considerado un hecho
similar a las frecuentes intervenciones norteamericanas en el continente, el tratamiento a los
detenidos en la cárcel de Guantánamo, el apoyo de Washington al gobierno golpista venezolano
en el año 2002 y en general el escaso interés en las relaciones hemisféricas: Il progetto del Pan-
americanismo e ostacolato dai rancori verso gli USA che, per opporsi alla penetrazione
comunista, avevano sostenuto latifondisti e dittature militari. Inoltre, Washington ha spesso
trattato i problemi dell’America Latina con negligenza, disattenzione e arroganza, suscitando
risentimenti e sospetti, anche per le pesanti ingerenze delle multinazionali statunitensi nella vita
dei vari paesi sudamericani.‖8
7 GANDÁSEGUI, Marco. La crisis del imperialismo. América Latina y Panamá enfrentan cambios épicos en sus
relaciones con los Estados Unidos. Artículo publicado en el libro: América Latina y el Caribe: Escenarios posibles
y políticas sociales. UNESCO. Montevideo-Uruguay. 2011. Página 281.
8 JEAN, Carlo. Geopolitica del mondo contemporaneo. Editori Laterza. Bari-Italia. Prima. Edizione. 2012. Página
273.
11
Actualmente, los Estados Unidos han priorizado la cooperación en temas como la lucha contra el
tráfico de drogas y la migración irregular: ―gli Stati Uniti guardano all'America Latina con le
lenti monofocali dell'ossessione: la regione merita l'attenzione di Washington solo se è foriera di
minacce - vere o presunte - agli interessi nazionali statunitensi quali l'arrivo del comunismo (e
del bolivarismo, da quando in Venezuela c'è Chávez), delle droghe o di ondate di immigrati
clandestini‖9.
Por otro lado, cabe indica que la creciente aversión hacia las acciones de política exterior de los
Estados Unidos, particularmente a la gestión política de George Bush hijo, ha contribuido a que
la penetración china en el subcontinente sea acogida con agrado.
El creciente acercamiento entre China y América Latina sirve a los dos actores, desde el punto de
vista político, a fortalecer su clamor por un sistema internacional más democrático y
participativo, contrario a cualquier forma de unipolarismo y al dominio del norte del mundo en la
toma de decisiones que competen a todas las naciones del globo. Ambos sostienen la necesidad
de un enfoque multilateral a los problemas de la económica mundial, planteando una nueva
arquitectura económica y financiera internacional y apostándole a un desplazamiento de los
equilibrios internacionales hacia un mundo multipolar.
Según un informe divulgado el año pasado por el instituto Diálogo Interamericano, con sede en
Washington, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), así como la
Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), que también impulsó Brasil, son pruebas
concretas de que Estados Unidos ya no tiene la influencia política que tuvo en la región durante
la segunda mitad del siglo XX.
Uno de los frustraciones para los Estados Unidos en relación a América Latina fue el fracaso del
Proyecto ALCA: Área de Libre Comercio de las Américas, el cual se originó en la ciudad de
Miami en diciembre de 1994. En su versión original contemplaba la gradual reducción de las
barreras arancelarias y la inversión en 34 países de la región, excepto Cuba. Con el paso del
9 Artículo publicado en la Revista LIMES, la versión digital se encuentra en el siguiente link:
http://temi.repubblica.it/limes/la-cina-e-vicina-allamerica-latina/1574
12
tiempo, el cambio de gobiernos en América del Sur complicó las negociaciones de este tratado y
en la Cumbre Extraordinaria de las Américas celebrada en Monterrey-México, se acordó
implementar una versión menos ambiciosa y que la presidencia del proceso se compartiera entre
los Estados Unidos y Brasil. A partir de la cumbre del 2005 en Mar del Plata el ALCA entró en
crisis, al punto que muchos lo consideran como un proyecto muerto.
Dicha situación puso de manifiesto la heterogeneidad de los intereses comerciales de la región.
En ese contexto, los Estados Unidos adoptaron una nueva estrategia de vinculación por
subregiones. En el año 2006, los Estados Unidos decidieron negociar bilateralmente con aquellos
países que tenían mayor inclinación por la integración económica con el gigante del norte; en
dicho año firmaron un Tratado de Libre Comercio con Perú y Colombia; en el 2003 se firmó uno
con Chile, el mismo que entró en vigor en el año 2004. Sin embargo, los Estados Unidos han
enfrentado crecientes dificultades para lograr la aprobación parlamentaria de sus acuerdos
comerciales, incluidos los establecidos con países de la región.
No fue posible negociar un tratado bilateral con Ecuador10
, puesto que el presidente de este país
decidió revocar el contrato de concesión petrolífera a la compañía estadounidense: Occidental
Petroleum.
Otro de los temas que ha generado tensiones entre Estados Unidos y América Latina es la
inexistencia de una Política Migratoria que considere la situación de las personas migrantes
(denominados: latinos) en condición de irregularidad. En los tiempos de Bush hijo se propuso la
construcción de un ―muro anti clandestinos‖ en la frontera entre USA y México, propuesta que
suscitó malestar e indignación en los estados latinoamericanos.
No obstante lo expuesto, la disminución de la influencia norteamericana en el subcontinente no
anula el hecho de que Estados Unidos siga siendo el primer socio comercial de varios países del
área. América Latina continúa siendo una fuente importante para la económica norteamericana,
sobre todo en el campo energético. América Latina es un socio comercial de creciente
10
Sin embargo, Ecuador ha perseguido un acceso comercial preferencial al mercado estadounidense a través del
Acuerdo de preferencias arancelarias andinas y erradicación de la droga (ATPDEA, por sus siglas en inglés).
13
importancia para los Estados Unidos. En las dos últimas décadas, el comercio de este país con la
región ha crecido más rápidamente que con todos sus principales socios, excepto China. En
2010, América Latina y el Caribe absorbieron el 23% de las exportaciones estadounidenses de
bienes, lo que la convierte en su principal mercado de exportación. En el mismo año, la región
fue el origen del 18% de las importaciones estadounidenses de bienes, participación equivalente
a la de la Unión Europea y algo inferior a la de China.
A pesar de ello, un informe de la CEPAL menciona que la participación de EE.UU. en el
comercio latinoamericano ha caído del 59,7 % en el año 2000 al 40,1 % en el 2010, período en el
que la región se volcó hacia nuevos horizontes y en particular hacia China. ―Desde 2006, se
calcula que el comercio entre estos dos actores se ha centrado sobre todo en la adquisición de
materias primas y alimentos por parte del dragón asiático, este ha aumentado un 160 % y ha
llegado a cifrar unos 180.000 millones de dólares en el año 2011.‖11
1.3. Nuevos actores extra regionales en América del Sur: China e Rusia
En los últimos tiempos, Brasil y Venezuela han tratado de impulsar una integración regional
apartada del Panamericanismo y de cualquier expresión de la Doctrina Monroe; han tendido a
marginar a la OEA de dichos espacios, lo cual demuestra la voluntad de ―liberarse del pasado‖ y
más bien apuntar al fortalecimiento de las relaciones con otros actores claves a nivel mundial
(actores extra-americanos), como China, Rusia y en menor grado Irán; los dos primeros forman
parte de los denominados: BRICS.12
11
Cifras citadas en: CEPAL. La República Popular China y América Latina y el Caribe: Diálogo y cooperación
ante los nuevos desafíos de la economía global. Chile. 2012. Página 24.
12 Se emplea la sigla BRICS para referirse conjuntamente a Brasil, Rusia, India, China y recientemente Sudáfrica,
que tienen en común una gran población, un enorme territorio (casi 38.5 millones km²), lo que les proporciona
dimensiones estratégicas continentales y una gigantesca cantidad de recursos naturales y, lo más importante, las
enormes cifras de crecimiento de su PIB y de participación en el comercio mundial en los últimos años, lo que los
hace atractivos como destino de inversiones. México y Corea del Sur son los únicos países comparables a los
BRICS, pero sus economías se excluyeron debido a que ya son miembros de la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económicos- OCDE.
14
Por su parte, tanto China como Rusia han iniciado a mostrar mayor interés por los mercados del
subcontinente americano, ya sea por la necesidad imperiosa de recursos energéticos del dragón
asiático que por la posibilidad para Rusia de exportar productos tecnológicos y armamento a
dichos países. En este sentido podemos decir que las razones que han impulsado a estas dos
naciones a avecinarse a América Latina son mayoritariamente de tipo económico.
En las últimas décadas China se ha transformado en un factor clave para entender la evolución y
las perspectivas del sistema-mundo capitalista contemporáneo. Por su destacado desempeño en
cuanto a crecimiento económico, comercio internacional, inversión extranjera directa e
innovación tecnológica y su papel como fuente de financiamiento internacional, China está
modificando rápidamente el mapa de la economía mundial. De esta manera está fomentando los
vínculos entre las economías en desarrollo y favoreciendo un ciclo de crecimiento, comercio,
inversión, reducción de la pobreza y avances en la internacionalización de las economías
emergentes. En el año 2009, el país asiático representaba, en pariedad de poder adquisitivo, la
segunda economía después de los Estados Unidos.
Con una tasa de crecimiento del 9,2% en el año 2011, China continúa siendo el principal
impulsor del crecimiento mundial. Cabe notar que la meta de crecimiento fijada por las
autoridades chinas para el período 2011-2015 es del 7% anual. Según proyecciones recientes
realizadas por El Fondo Monetario Internacional, la economía china crecerá en el 2012 en un
8,2% o en 8,6% (según datos de la Comisión Económica y Social para Asia Pacífico). Asimismo,
se prevé que en el período 2013-2017 el crecimiento para China oscilará entre el 8,5% al 8,8%
anual.
El impetuoso crecimiento chino se expresa en una activa demanda de materias primas y recursos
naturales, que en muchos casos provienen de países de América Latina. Desde la década pasada,
el comercio de China con la región viene prosperando a tasas muy elevadas y en pocos años
dicho país se ha convertido en un actor central de su comercio exterior, lo que ha favorecido el
crecimiento de los países exportadores de materias primas de la región. ―Pechino è tra i primi
partner commerciali di molti Paesi dell’area ALC e il suo attivismo in loco ha dotato l’economia
15
regionale di un ―paracadute‖ idóneo ad ammorbidire l’impatto della crisi globale.‖13
La China es
la única área geográfica hacia la cual, durante la crisis económica mundial, América Latina no
vio disminuir sus niveles de exportación.
Pese a que los Estados Unidos, la Unión Europea y el Japón son los principales socios
comerciales de China, en los últimos tiempos han sido los flujos comerciales con países y
regiones emergentes los que han mostrado un mayor dinamismo. Ello pone de relieve la
importancia creciente de la cooperación sur-sur en la economía mundial y el impulso que han
dado a la misma tanto los gobiernos de algunos países asiáticos como los de los estados
latinoamericanos.
Cabe resaltar que desde mediados de la década pasada, América Latina y el Caribe ha sido el
socio comercial más dinámico de China. En el período 2005-2011, las tasas de crecimiento de las
exportaciones de China hacia América Latina y el Caribe y de sus importaciones desde la región
excedieron significativamente a las de sus exportaciones e importaciones totales. Así, la
participación de América Latina y el Caribe ha crecido hasta representar en el año 2011 el 6% de
las exportaciones chinas y el 7% de sus importaciones14
. Es decir, la relación comercial es cada
vez más destacada, aunque aún se sitúa en niveles relativamente reducidos.
Entre los años1990 y 2011, China se convirtió en uno de los principales consumidores mundiales
de varios productos primarios, tanto agrícolas como minerales y combustibles. En el ámbito
específico de los alimentos, el dinamismo del consumo chino ofrece grandes oportunidades
exportadoras a América Latina. En el 2011, China fue el principal consumidor mundial de trigo,
soya, arroz y carne, y el segundo en el caso del maíz.
En resumen, China ha ganado una importante participación en los flujos comerciales de la
región, mientras que los Estados Unidos y la Unión Europea van perdiendo presencia en la
misma. En el año 2011 China fue el destino del 9% de las exportaciones totales de la región y el
origen del 14% de sus importaciones. Con esto ya superó levemente a la Unión Europea como
segundo principal mercado de origen de las importaciones regionales. En ese mismo año China
13
DI RUZZA, MARCO. 2010. Pagina 161.
14 Cifras citadas en CEPAL. 2012. Página 27.
16
fue el principal destino de las exportaciones del Brasil, Chile y el Perú, el segundo principal para
Argentina, Cuba, Uruguay y Venezuela. Según estimaciones de la CEPAL, en el año 2014
China podría convertirse en el segundo mercado de consumo de las exportaciones
latinoamericanas, superando ampliamente a la Unión Europea. Por ello podemos deducir que
China ha pasado de ocupar posiciones generalmente muy secundarias como socio comercial de
los países latinoamericanos a transformarse hoy en un socio de enorme importancia.
Cabe destacar que China tiene 11 acuerdos comerciales en vigencia, de estos tres han sido
suscritos con países de América Latina: con Chile (vigente desde el 2006), Perú (desde el 2010)15
y con Costa Rica (desde el 2011). El porcentaje de bienes para los cuales se eliminarán los
aranceles excede el 90%. Además, se abordan otras temáticas como el comercio de servicios y la
inversión.
Respecto al tema de la inversión china en el exterior se estima que a fines del año 2010 cerca del
14% de esta se había dirigido a las economías de América Latina y el Caribe. Más del 90% de la
inversión china en la región se dirigió a la extracción de recursos naturales, principalmente en el
sector de hidrocarburos y en menor medida la minería.
Otro aspecto relevante del fortalecimiento de las relaciones entre China y el subcontinente es el
aspecto político; las visitas oficiales realizadas por altas autoridades chinas a América Latina
desde la pasada década reflejan la convergencia de intereses en una agenda de beneficio mutuo,
por ejemplo el apoyo del gobierno chino para el mejoramiento de la infraestructura local; la
construcción de puentes, vías y puertos permiten agilizar las conexiones y mejorar las dinámicas
de exportación (para mayor referencia, mirar el anexo Nro. 2).
Por lo que se puede concluir que la penetración económica ha sido acompañada y facilitada
gracias al fortalecimiento de las relaciones políticas con los países del subcontinente. Además se
han establecido varios acuerdos de cooperación comercial, industrial e incluso de colaboración
espacial, en particular con Brasil y Venezuela.
15
Con la firma de dicho acuerdo el Perú reconoce al gigante asiático no solo el rol de partner comercial fundamental
sino que además lo reconoce como aleado político- estratégico en la región.
17
En el año 2009 Venezuela y China firmaron 12 acuerdos de colaboración en los sectores:
energético, financiero, agrícola, comercial y de telecomunicaciones. El más relevante es aquel
que hace referencia al tema energético puesto que establece que Petróleos de Venezuela, S.A.-
PDVSA venderá a China entre 80 y 200 mil barriles de petróleo al día con ingresos destinados al
pago de la deuda contraída.
Igualmente Brasil ha firmado acuerdos de colaboración con China, enfocados en tres sectores
estratégicos: petróleo, soya y aeroespacial.
China se ha acercado a otros países como Ecuador, nación en la cual ha financiado proyectos
como la reestructuración del Puerto y del Aeropuerto de Manta, lo que permitiría al país andino
asumir un rol de puente para el paso de las mercancías entre las potencias asiáticas emergentes y
algunos países de América del sur. A la par, firmaron un acuerdo de colaboración en el sector
petrolífero, que prevé una alianza entre PetroEcuador y PetroChina, en virtud de la cual la
compañía ecuatoriana transferirá a esta última 36 mil barriles de petróleo, en crudo o
combustible. Con Bolivia firmó un acuerdo para la explotación y la venta de las reservas de litio.
En el plano multilateral, la proyección del poder chino hacia América Latina se verifica en los
vínculos establecidos por medio de organizaciones transpacíficas de cooperación económica
como el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico -APEC (por sus siglas en inglés) del que
participan economías latinoamericanas como Chile, México y Perú. Iniciativas interregionales
igualmente amplían la participación de China en las organizaciones interamericanas. Vale
recordar que China posee el Status de Observador en la Asociación Latinoamericana de
Integración (ALADI) y en la Organización de Estados Americanos- OEA (desde el año 2004) y
en el Grupo de Río. También es parte del Banco Interamericano de Desarrollo-BID, ingresó a
dicha entidad con un aporte de 350 millones de dólares.
Además se han llevado a cabo otras iniciativas conjuntas como: la Cumbre Empresarial China-
América Latina, el primer Foro de intercambios entre ―think tanks‖ de las dos áreas, y las
reuniones ministeriales de la iniciativa Foro del Arco del Pacífico Latinoamericano y de la
Alianza del Pacífico, entre otras instancias. Asimismo, a fines de mayo de 2012, en conjunto con
18
el Banco de Desarrollo de América Latina y la Asociación Latinoamericana de Integración
(ALADI), se inauguró el Observatorio de las relaciones entre América Latina y Asia-Pacífico.
En conclusión, podemos manifestar que el dragón asiático ofrece a los países latinoamericanos
una orilla importante en su lucha por la reforma del sistema internacional y acentúa la
cooperación sur-sur; se interesa en la región mientras los Estados Unidos la ignoran. Los
vínculos con países como Cuba prescinden del factor ideológico y forma de gobierno, así como
aquellos con Venezuela, Brasil y Ecuador no se basan en el anti-antiamericanismo pero si en la
cooperación en materia energética.
Otro de los actores claves que se ha avecinado gradualmente al subcontinente es: Rusia. Con el
advenimiento de la presidencia de Putin en el año 2000 y particularmente en su segundo
mandato, esta gran nación ha descubierto nuevamente la importancia de la región como
interlocutor comercial y partner político. El presidente Dmitry Medvedev ha continuado con
dicha acción y en al año 2008 efectuó una gira en la cual visitó Perú, Brasil, Cuba y Venezuela.
En julio del 2008 el presidente ruso, al definir los conceptos fundamentales de la política exterior
de su país, en el apartado de sus prioridades regionales estableció lo siguiente para América
Latina:
Rusia tratará de establecer una asociación estratégica con Brasil; ampliar su cooperación política y
económica con Argentina, México, Cuba, Venezuela y otros países latinoamericanos y del Caribe y sus
asociaciones; basándose en los progresos logrados en las relaciones con los Estados de esta región en los
últimos años, mejorar su interacción con estos Estados en las organizaciones internacionales; favorecer la
exportación de alta de productos de tecnología de Rusia a los países de América Latina; e implementar de
manera conjunta proyectos de energía, infraestructura y alta tecnología, de conformidad con los planes
elaborados por las asociaciones de integración regional.16
En abril del 2010 realizó una visita oficial a Argentina, mientras que Putin, en calidad de Primer
Ministro, visitó a los presidentes Hugo Chávez y Evo Morales. El gobierno venezolano se ha
convertido en el interlocutor más activo en el diálogo con Rusia, es el primer comprador de
16
Discurso citado en el texto Rusia en América Latina, realizado por Centro de Documentación, Información y
Análisis-México. Marzo 2010. Página 5
19
armamento ruso; estos dos estados han fortalecido la cooperación en ámbito político-estratégico,
militar y energético, se pretende concretizar el proyecto de un Programa común atómico, basado
en el tema nuclear con fines civiles.
Además, ―se firmaron acuerdos sobre construcción y reparación de buques y plataformas
marinas, cooperación en el transporte aéreo, simplificación del sistema de inversiones entre
ambos países, la eliminación de visas para ciudadanos rusos y venezolanos y se establecieron
compromisos para iniciar la creación de una Banca mista ruso-venezolana‖.17
Por su parte, Rusia y Brasil han mantenido un diálogo permanente en torno a la extracción de
hidrocarburos en alta mar muy profundo y el aprovechamiento del petróleo y el gas, así como la
venta de equipos militares y la posible transferencia de tecnología. Han firmado dos acuerdos en
el área militar, el más importante de ellos promueve la cooperación para intercambios de
entrenamiento profesional de sus Fuerzas Armadas y adquisición de productos y servicios de
defensa.
Rusia también ha mantenido acercamientos con Bolivia y Ecuador, otros dos países miembros de
la ALBA. En el año 2009 los presidentes de esos países fueron recibidos en visita oficial en
Moscú donde avanzaron importantes acuerdos políticos, comerciales y de asociación económica
y militares. El objetivo principal del presidente Evo Morales fue reforzar la cooperación en la
explotación de los recursos de gas natural en Bolivia, que tiene las segundas mayores reservas de
gas de Latinoamérica después de Venezuela. Además se pretende trabajar en la necesidad de
establecer una estrecha colaboración en la lucha contra el contrabando de armas y la delincuencia
internacional.
En octubre del mismo año, el presidente del Ecuador: Rafael Correa Delgado visitó Moscú (se
trató de la primera visita a Rusia de un jefe de Estado ecuatoriano). Las dos naciones firmaron
una Declaración de Asociación Estratégica, que fue definida como un convenio marco que
facilitará la cooperación en el futuro. ―Se calcula que las inversiones rusas en Ecuador pueden
alcanzar los 2.500 millones de dólares hasta el año 2014. De esa cifra, 200 millones estarán
17
Ibíd. Pagina 11.
20
destinados al suministro de medios de transporte para las Fuerzas Armadas, que incluirán
helicópteros, camiones, ambulancias, carros de bomberos‖.18
En síntesis, el interés ruso en el subcontinente se ha manifestado a través del suministro de
tecnología militar, armamentos y la cooperación se ha centrado en el sector energético, de las
telecomunicaciones, de la defensa, de la tecnología aeroespacial, del uso de la energía nuclear
para fines civiles y en la realización de grandes obras de infraestructura.
Rusia también brindará asistencia a Argentina para el desarrollo del sector petrolero y la
realización de nuevas instalaciones hidroeléctricas y nucleares. No obstante, hoy por hoy la
cooperación rusa en América del sur comienza a superar el aspecto de aprovisionamiento militar
para abrir los mercados de la región también a sus mercancías de alta tecnología en medicina,
telecomunicaciones, granos y otros productos agrícolas, autotransporte, gas, inversiones
petroleras y mineras y en grandes obras públicas.
El intercambio comercial entres estas dos áreas se duplicó entre 1992 y 2008, alcanzando la cifra
de 15 millones de dólares. En el 2009 Rusia vendió a los países latinoamericanos la cifra de 5.4
millones de dólares en armamento.
Sin embargo, más allá de la cooperación en ámbito comercial, los dos países pretenden fortalecer
las relaciones bilaterales políticas, convirtiéndose en natural allies a fin de promulgar el
multilateralismo, la centralidad del rol de las Naciones Unidas y la supremacía del Derecho
Internacional. Es fundamental recalcar que América Latina es una región que ha adquirido una
renovada importancia para la Federación Rusa, pues:
Los intereses de Rusia están directamente conectados con otras tendencias globales, entre otras: la
globalización de la economía del mundo; el creciente papel, debido a factores objetivos, de la diplomacia
multilateral, las instituciones internacionales, y los mecanismos en la política global y la creciente
importancia del potencial económico de los centros emergentes del crecimiento global, y el desarrollo de
18
Citado en el texto: Rusia en América Latina, realizado por Centro de Documentación, Información y Análisis-
México. Marzo 2010. Página 14.
21
la integración regional y subregional en las áreas de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), en
las regiones de la Europa Atlántica y del Asia- Pacífico, en África y América Latina.19
Finalmente se menciona brevemente el aparecimiento de otro actor extra regional: Irán, que ha
establecido importantes relaciones con algunos países de la región, siguiendo una política que
enfatiza sus intereses estratégicos a la vez que desarrolla relaciones políticas, comerciales y en el
campo energético con Brasil, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Paraguay y Ecuador.
Con Venezuela, Irán ha desarrollado relaciones alrededor del tema petrolero, pero éstas se han
ampliado para incluir actividades como la detección de pozos de uranio y la compra de
armamento. A nivel de los países del ALBA, Irán ha establecido acuerdos con Bolivia para
desarrollar sus reservas de gas, está interesada en comprar uranio y litio boliviano. No obstante,
sus relaciones con la región, más allá de los acuerdos estratégicos en el sector energético y
militar, podrían dificultarse por cuestiones culturales como el idioma, las relaciones de género,
los códigos del sector empresarial y las posibles repercusiones en las relaciones con otros países
del globo, que consideran a Irán un actor peligroso para la seguridad del sistema internacional.
19
Ibíd. Página 6.
22
2. SEGUNDO CAPITULO: PROCESOS DE INTEGRACIÓN EN AMERICA DEL SUR
Los procesos de integración contemporáneos en el subcontinente apuntan al regionalismo
multiscopo que, conjuntamente con los objetivos de liberación comercial, prevé una
colaboración potente en el campo político, defensa, social, infraestructura y medio ambiente. La
proliferación de estas instancias y de foros multilaterales permite reforzar la integración regional
de América del sur, tratando de superar las barreras suscitadas en el ámbito de otros espacios de
integración como el Mercado Común del Sur- MERCOSUR y la Comunidad Andina de
Naciones- CAN.
En esta investigación se empleará el concepto de regionalización sustentado en los estudios
realizados por Björn Hettne20
, entendiendo al mismo como el proyecto político para la
construcción de una región. El uso de este término permite ―reconocer con mayor facilidad la
relevancia de los aspectos históricos, políticos, sociales, culturales y simbólicos, en los procesos
de construcción regionales, así como la existencia de una multiplicidad de actores y estrategias,
que puedan actuar como impulsores y/o detractores del proceso.‖21
La regionalización es, entonces, tanto el proceso de creación específica de un espacio común,
como el resultado de la puesta en marcha de la integración.
2.1. Evolución histórica de la integración
Los procesos de regionalización han recorrido un largo trayecto desde que los líderes
independentistas de América Latina plantearon la idea de la unidad de la región. Ya Simón
Bolívar en su Carta de Jamaica en 1815 preveía la importancia estratégica de conformar los
Estados Unidos de América del Sur. No obstante, el proyecto de aquellos visionarios
independentistas era diferente. Se asumía que para obtener la verdadera independencia y la
20
HETTNE, Björn. “El nuevo regionalismo y el retorno a lo político”. Página 955. Disponible en la web:
http://revistas.bancomext.gob.mx/rce/magazines/5/2/hett1102.pdf
21 Cabezas, Almudena, Redes de mujeres y regionalismos en América Latina durante el proceso de negociaciones
del ALCA. Citado en el texto de OJEDA, TAHINA. La cooperación sur-sur y la regionalización en América Latina:
el despertar de un gigante dormido. 2010. Página 102.
23
integración había que manejar primero las variables sociales, culturales y políticas, antes que el
aspecto económico. Estos elementos fueron descartados en las siguientes generaciones por la
influencia, en gran medida, de los organismos internacionales y por un sistema global que
dictaminaba que la economía era lo más importante.
El contexto ahora es diferente; sin embargo, no se debe desconocer que en el siglo XX los
regionalismos surgieron básicamente por motivos económicos y políticos, dadas las dinámicas
internacionales, así como, los factores económicos y políticos internos de cada país. Luego de la
crisis de 1929, cuyos impactos se sintieron dramáticamente en el sur, el sueño de la unidad
política cedió paso al proyecto económico del Mercado Común Latinoamericano. ―Ya no se
trataba tanto de la expectativa política de la ―Patria Grande‖ de Bolívar, sino de coordinar
capacidades económicas y productivas para hacer frente a los retos económicos que se asomaban
en la región.‖22
Es fundamental reflexionar sobre el hecho de que el pensamiento estratégico de los libertadores
se fue perdiendo en la medida en que se convertían en Naciones caudillistas y desconectadas
unas de otras, donde a pesar de tener una base económica, se descuidó la base política.
Posteriormente esta se recuperaría con las iniciativas de la Asociación Latinoamericana de Libre
Comercio (ALALC), el Mercado Común Centroamericano (MCC) y el Pacto Andino, pero se
perdió nuevamente por no considerar la viabilidad económica de las mismas y el fenómeno de la
globalización, para lo cual, las economías latinoamericanas no estaban preparadas, por lo que la
ALALC resultó especialmente decepcionante; ―fue reemplazada en 1980 por un organismo
menos ambicioso e igualmente moribundo, denominado Asociación Latinoamericana de
Integración (ALADI). Con la ALADI se pretendió atender sólo la base económica con el
intercambio de productos, y se dejó de lado la base cultural y otros aspectos, la movilidad de
personas por ejemplo.‖23
22
Citado en el texto de OJEDA, Tahina. La cooperación sur-sur y la regionalización en América Latina: el
despertar de un gigante dormido. Octubre 2010. Página 103.
23Ibíd. Página 104.
24
En su primera etapa la regionalización en América Latina estuvo marcada por la creación de
acuerdos de integración económica, donde los pequeños agrupamientos intentaban, por una
parte, expandir sus mercados en una región concreta y por otra, proteger sus economías de las
inestabilidades que les proporcionaba el sistema internacional vigente, todo esto mediante una
estrategia de substitución de importaciones y desarrollo endógeno.
El objetivo general de dichos acuerdos era ―impedir el agotamiento de estas políticas de
desarrollo económico y crear economías de escala a través del surgimiento de un mercado
regional, pero manteniendo las barreras a las importaciones intrarregionales.‖24
En una segunda etapa se impulsaron agendas un poco más abarcativas que no sólo incluían
acuerdos de libre comercio o uniones aduaneras, sino que incorporaban regímenes de inversión,
cuestiones fronterizas, política ambiental y laboral, aunque de forma secundaria y poco
articulada entre los países de un mismo bloque.
Esta generación de regionalismos fue conocida como la etapa del ―regionalismo abierto.‖25
Uno de los rasgos característicos de la regionalización en América Latina, desde su formación,
fue el surgimiento de instituciones frágiles que no podían garantizar el funcionamiento apropiado
de sus mecanismos de coordinación, la poca o ninguna participación e incidencia de los actores
no estatales y la concentración en temas profundamente económicos que no derivaron en
mejorías de las condiciones de vida de las poblaciones latinoamericanas.
El agotamiento del ―regionalismo abierto‖, así como su relación con los cambios económicos y
políticos que se han vivido en América Latina y en el mundo, son elementos que permiten hacer
una convergencia entre diversos puntos de inclinación y el surgimiento de lo que podría
considerarse una tercera generación del regionalismo en América Latina.
24
Ibíd. Página 104.
25 Según la Comisión Económica para América latina (CEPAL) el regionalismo abierto podría definirse como: ―el
proceso de creciente interdependencia económica a nivel regional, impulsado tanto por acuerdos preferenciales de
integración, como por otras políticas en un contexto de creciente apertura y desreglamentación, con el objeto de
aumentar la competitividad de los países de la región y de constituir, en la medida de los posible, un cimiento para
una economía internacional más abierta y transparente‖.
25
En épocas recientes, se ha intentado recuperar la visión estratégica con la creación del
MERCOSUR, la metamorfosis del Pacto Andino en la Comunidad Andina de Naciones (CAN),
y otros proyectos más recientes de integración en materia de infraestructuras como la Iniciativa
para la Integración de la Infraestructura Regional (IIRSA), o la integración en el campo
energético a través de Petrocaribe o Petrosur, y más recientemente la UNASUR y el ALBA (para
mayor referencia, mirar el Anexo Nro.1: Gli assi di sviluppo in America del sud).
En base a lo expuesto, observamos que se encuentra en curso un enorme proceso que acerca unos
países con otros, con sus avances y sus retrocesos, con la tarea de emplear acciones concretas,
evitando que se sigan proliferando iniciativas que aumenten la burocracia regional e incrementen
las declaraciones sin futuro, con las cuales se pierda nuevamente el impulso y la confianza en los
procesos de regionalización en América Latina.
Aún teniendo enfoques distintos, y en ocasiones contradictorios, las propuestas actuales se
caracterizan por la supremacía de la agenda política, lo cual no es ajeno a la llegada al poder de
distintos gobiernos de izquierda, y a los intentos de ejercer un mayor liderazgo en la región por
parte de algunos países, en particular Brasil y Venezuela. Actualmente se podría insinuar la
existencia de ―dos izquierdas‖ en la región: una moderada y pragmática en política exterior y
otra más estatista y antiamericana. En la primera categoría se puede ubicar a Argentina, Brasil,
Chile, Uruguay y Perú, mientras que en la segunda podemos encuadrar a Bolivia, Ecuador y
Venezuela, estos países engloban el denominado: ―asse bolivariano‖.
De la misma manera, se ha iniciado a otorgar mayor papel a los actores estatales, en el marco de
las agendas económicas del ―post-consenso de Washington‖, distanciándose así de las estrategias
del regionalismo abierto, centradas en la liberalización comercial y el protagonismo de los
actores privados y las fuerzas del mercado.
En la actualidad se pretende enfatizar en una agenda ―positiva‖ de la integración, centrada en la
creación de instituciones y políticas comunes y en una cooperación más intensa en ámbitos no
comerciales, lo que ha dado lugar a la ampliación de los mecanismos de cooperación sur-sur.
26
Otro tema relevante es la considerable preocupación por las dimensiones sociales y las asimetrías
en cuanto a niveles de desarrollo y la vinculación entre la integración regional y la reducción de
la pobreza y la desigualdad, en un contexto político en el que la equidad social ha adquirido
mayor peso en la agenda política de la región; lo cual va de la mano con la búsqueda de
fórmulas para promover una mayor participación y la legitimación social de los procesos de
integración.
Muestra de lo señalado es la mayor preocupación por las carencias de la infraestructura regional,
con el objeto de mejorar la articulación de los mercados regionales y, al mismo tiempo, facilitar
el acceso a mercados externos.
Existen varios factores que pueden contribuir a explicar el surgimiento de propuestas modernas
de regionalización enmarcadas en el ámbito de la Cooperación sur-sur a partir del año 2001,
como el ALBA y la UNASUR, entre ellos los siguientes26
:
La reconfiguración del mapa político latinoamericano, que ha contribuido al ejercicio de
una cooperación más abierta y más enfocada a sectores no tradicionales como la energía
y los proyectos sociales.
El interés común por aumentar el peso geopolítico de América Latina en la arena
internacional y por influir en la redistribución del poder mundial.
El ideal integracionista en el imaginario colectivo de América Latina y en los discursos
gubernamentales y líderes políticos.
El reimpulso de la cooperación sur-sur a través de su incorporación como eje
fundamental en las políticas exteriores de la gran mayoría de los gobiernos
latinoamericanos.
El aumento de los recursos financieros en la región y especialmente en los países que
mayoritariamente influyen en la difusión de la cooperación sur-sur y la integración, por
ejemplo: Venezuela y Brasil.
26
Caracterización construida en base a conceptos citados en la obra de: OJEDA, Tahina. 2010. Páginas: 16-19.
27
Centrándonos en los factores antes mencionados, se puede inducir que con el reimpulso de la
cooperación sur-sur y el ―giro hacia la izquierda‖ en la última década, se ha logrado influenciar
en las agendas de cooperación, poniendo mayor atención a los temas sociales, dejando un poco
de lado las concepciones tradicionales en las que la cooperación sur-sur era simplemente
asistencia técnica en proyectos concretos cuyos destinatarios generalmente eran las mismas
administraciones públicas.
Con la ampliación de las redes de cooperación, los vínculos entre los países se refuerzan,
generando espacios de solidaridad política; sin embargo, habría que observar cada una de las
relaciones bilaterales entre los países para notar que aún se deben superarse algunos puntos de
divergencia: los viejos conflictos fronterizos como los de Chile y Bolivia; polémicas y
discusiones entre países ideológicamente opuestos como Venezuela y Colombia; problemas de
tipo económico por la acciones unilaterales de países grandes como Brasil y Argentina frente a
sus vecinos; y el colapso de los esquemas tradicionales de integración, entre otros aspectos, que
lejos de generar consensos, acarren confrontaciones innecesarias que no son elementos positivos
para los procesos de regionalización.
2.2. El eje bolivariano y el florecimiento del ALBA
La Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América- Tratado de Comercio de los Pueblos
(ALBA-CTP), en tanto que alianza política estratégica tiene el propósito histórico fundamental de unir
las capacidades y fortalezas de los países que la integran, en la perspectiva de producir las
transformaciones estructurales y el sistema de relaciones necesarias para alcanzar el desarrollo integral
requerido para la continuidad de nuestra existencia como naciones soberanas y justas27
.
La propuesta de la Alternativa Bolivariana para las Américas- ALBA la formuló por primera vez
el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, en el marco de la III
Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Asociación de Estados del Caribe, en diciembre
del año 2001. Dicha iniciativa fue promovida como contrapartida al proyecto de Área de Libre
27
Documento de presentación pública del ALBA, consultable on line en el sitio web oficial de dicha entidad:
http://www.alianzabolivariana.org/modules.php?name=Content&pa=showpage&pid=2080
28
Comercio de las Américas- ALCA, impulsado por Estados Unidos. En un inicio el ALBA fue
presentada como un proyecto contrario a los principios de liberalización comercial e financiera,
es por ello que fue denominada alternativa, pues pretendía convertirse en un contrapeso a la
propuesta de integración comercial impulsada desde Washington. Actualmente se denomina
Alianza (desde junio del año 2009), visto que el proyecto del ALCA ha sido prácticamente
sepultado.
El 14 de diciembre del año 2004 se realizó en La Habana- Cuba la Primera Cumbre del ALBA.
El Presidente de Venezuela y el Presidente del Consejo de Estado de Cuba: Fidel Castro,
firmaron la Declaración Conjunta para la creación de la Alternativa Bolivariana para los
pueblos de nuestra América y el acuerdo de aplicación de la misma.
En el texto de dicha Declaración Conjunta se señala: afirmamos que el principio cardinal que debe
guiar el ALBA es la solidaridad más amplia entre los pueblos de América Latina y el Caribe, que se
sustenta con el pensamiento de Bolívar, Martí, Sucre, O’Higgins, San Martín, Hidalgo, Petión, Morazán,
Sandino, y tantos otros próceres, sin nacionalismos egoístas que nieguen el objetivo de construir una
Patria Grande en la América Latina, según lo soñaron los héroes de nuestras luchas emancipadoras.28
Es así que dicha iniciativa se configura formalmente como un proyecto de cooperación política,
social y económica; aunque también abarca otros campos como: la integración energética, la
soberanía alimentaria, reducción de la dependencia de la inversión extranjera y la creación de un
fondo económico, bajo una óptica compensatoria, que permita ayudar a los países con mayores
dificultades económicas29
.
Sus miembros son: Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Ecuador, la Mancomunidad de Dominica,
Nicaragua San Vicente y las Granadinas y Venezuela.30
Dentro de las características del bloque
28
Declaración Conjunta que dio origen al ALBA, consultable on line en el sitio web oficial de dicha entidad:
http://www.alianzabolivariana.org/modules.php?name=Content&pa=showpage&pid=2080
29 En los acuerdos de cooperación se ha incluido cláusulas especiales; por ejemplo: las contribuciones de Venezuela
y Cuba al ALBA están fijadas a la medida de las capacidades de ambos países, Venezuela pone en común
tecnología y recursos energéticos y Cuba proporciona asistencia en salud y educación.
30Honduras también formaba parte del ALBA, sin embargo después del golpe de Estado del año 2009 que provocó
la destitución del presidente Manuel Zelaya, el mandatario sucesivo decidió el retiro de Honduras de dicha instancia,
la misma que se hizo efectiva en enero del año 2010.
29
regional se puede mencionar que cuenta con una superficie de más de dos millones y medio de
kilómetros cuadrados y una población de más de 75 millones de habitantes.
Asimismo, el ALBA tiene las mayores reservas de petróleo y de litio en el mundo, es la primera
en América y octava en el mundo en reservas de gas natural; además posee grandes reservas
minerales de hierro, oro, coltán, níquel, aluminio, acero y cobre y amplias extensiones de tierra
cultivable y biodiversidad.
El ALBA prioriza una serie de sectores considerados esenciales para el desarrollo sustentable. Se
le da una posición preferencial al desarrollo social, con proyectos sociales impulsados por el
estado, dotados de recursos puestos en común regionalmente y enfocados a áreas específicas con
importantes deficiencias en salud, educación o salubridad. Un principio fundamental del modelo
de desarrollo del ALBA es el papel del estado como el motor central, en detrimento de los
mercados y de los inversores privados.
La energía es también un sector clave para el desarrollo. Una vez más, la oposición a la Iniciativa
Energética Hemisférica (IEH), impulsada por Estados Unidos, ha generado una reacción que se
materializó en PetroAndina, PetroCaribe y PetroSur (para mayor referencia, revisar el anexo
Nro. 3).
En términos sociales, es interesante destacar que desde un principio, el ALBA se planteó la
necesidad de buscar mecanismos que permitan superar la pobreza de gran parte de la población
de sus estados miembros, el analfabetismo y abatir la desigualdad social en el subcontinente.
El ALBA pretende consolidar sus bases sociales, mediante la participación de los pueblos; dicha
instancia contempla en su organigrama al Consejo de Movimientos Sociales. En este sentido, se
visibiliza el interés de los gobiernos por incentivar la colaboración y protagonismo de las
organizaciones populares y sociales como un elemento esencial e imprescindible para la
integración en el subcontinente.
Además incluye nuevas temáticas como los derechos de la mujer y la defensa del ambiente.
Pretende enfocarse en los derechos de los pueblos, la protección a sus campesinos y productores
agrícolas, puesto que la actividad agrícola es fundamental en las economías de sus países
miembros.
30
En términos económicos, los países miembros del ALBA-TCP, decidieron la creación de un
Banco Regional en el año 2008: Banco del ALBA; dicho ente se encargará de financiar los
proyectos multinacionales de los países miembros, otorgará créditos flexibles y solucionará
litigios de índole económica. Contó con un capital inicial de más de 1000 millones de dólares
aportados por todos los participantes según su capacidad financiera; las mayores aportaciones
fueron hechos por Venezuela y Cuba. Su sede principal está en Caracas, próximamente contará
con sucursales en todos los estados miembros.
En diciembre del año 2009 se dio vida a un Sistema Unitario de Compensación Regional –
SUCRE, que posiblemente en un futuro podría encaminar a la adopción de una moneda única.
―El 27 de enero del 2010 se comenzó a utilizar el SUCRE como moneda virtual, la primera
transacción comercial que se realizó mediante dicha moneda fue la exportación de arroz
venezolano a Cuba el 4 de febrero de ese mismo año.‖31
Se ha planteado además la creación de empresas "Gran-nacionales" en contraposición a las
transnacionales; actualmente existe ese tipo de empresas en sectores como pesca (Transalba),
minería, transporte, telecomunicaciones (Albatel) y agricultura. De igual forma se han creado
empresas como: Puertos del ALBA S.A, para la construcción de puertos en Cuba y Venezuela.
Otra es Alba de Nicaragua S.A. (Albanesa) empresa petrolera mixta entre Nicaragua y
Venezuela.
En el ámbito educativo, el ALBA-TCP ha logrado la eliminación del analfabetismo, ya
finalizada en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, con el método de alfabetización cubano
"Yo, sí puedo”.
Se ha promovido una proyecto de creación de Casas Culturales del ALBA, las cuales conforman
una red de instituciones destinadas a enriquecer la vida socio- cultural y a la vez, favorecer la
expresión y desarrollo de las ideas y de la creación artística y literaria de los pueblos de los
estados miembros.
31
Información localizada en el sitio web oficial de la Embajada de Cuba en la Republica Bolivariana de Venezuela:
http://www.embajadacuba.com.ve/alba/empresas-grannacionales/
31
En síntesis, se identifican los siguientes principios y bases cardinales del ALBA32
: el comercio y
la inversión no como fines sino como instrumentos para un desarrollo justo y sustentable, la
aplicación de trato especial y diferenciado, la complementariedad económica, la cooperación y
no la competencia entre los países participantes, planes especiales para los países menos
desarrollados en la región —incluido un Plan Continental contra el Analfabetismo—, la creación
de un Fondo de Emergencia Social, el desarrollo integrador de las comunicaciones y el
transporte entre los países latinoamericanos y caribeños, acciones para propiciar la sostenibilidad
del desarrollo, integración energética, fomento de las inversiones de capitales latinoamericanos
en la propia América Latina y el Caribe, defensa de la cultura latinoamericana y caribeña y de la
identidad de los pueblos de la región, medidas para que las normas de propiedad intelectual
protejan el patrimonio de los países de la región y no se transformen en un freno a la cooperación
entre ellos, y concertación de posiciones en la esfera multilateral y en los procesos de
negociación de todo tipo.
En conclusión, los países miembros del ALBA están inspirados por los ideales bolivarianos de
unidad política latinoamericana, solidaridad y desarrollo endógeno, pero estos principios están
codificados o institucionalizados sin demasiado rigor. El ALBA es esencialmente una
herramienta de la agenda y del activismo regional del presidente Hugo Chávez. En un intento de
distanciar a su país de Estados Unidos, Chávez intentó primero consolidar un papel de liderazgo
en el Caribe y después entre algunos países andinos.
Chávez ha impulsado el ALBA a través de la ―diplomazia petrolifera‖ (que se basa en el poder
que le dan sus importantes reservas de petróleo para ganar influencia en la región), la misma que
le ha permitido ―exportar la revolución bolivariana‖ a los países afines a los principios de su
gobierno.
32
Párrafo construido en base a las ideas planteadas en el texto: DOS SANTOS, Theotonio (editor). América Latina y
el Caribe: Escenarios posibles y políticas sociales. UNESCO. Montevideo-Uruguay. 2011. Página 109
32
2.3. El impulso integracionista de Brasil en el marco del nacimiento de la UNASUR
La Unión de Naciones Suramericanas- UNASUR33
, surgió formalmente el 24 de mayo del año
2008 con la firma del Tratado de Brasilia. En dicho tratado, se define como objetivo general de
la Unión: construir, de manera participativa y consensuada, un espacio de integración y unión en lo
cultural, social, económico y político entre sus pueblos, otorgando prioridad al diálogo político, las
políticas sociales, la educación, la energía, la infraestructura, el financiamiento y el medio ambiente, entre
otros, con miras a eliminar la desigualdad socioeconómica, lograr la inclusión social y la participación
ciudadana, fortalecer la democracia y reducir las asimetrías en el marco del fortalecimiento de la
soberanía e independencia de los Estados.34
Está conformada por 12 miembros: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador,
Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela, cuyas poblaciones suman alrededor de
400 millones de habitantes, es decir que representa el 68 % de la población de América Latina y
cubre una superficie de 18 millones de km2.
Para que la Unión de Naciones Suramericanas pudiese adquirir la personalidad jurídica
internacional, al menos nueve de los doce países miembros debían ratificar el tratado institutivo.
Con la ratificación parlamentaria de Uruguay,
que se sumó a la de otros países
como Argentina, Perú, Chile, Venezuela, Ecuador35
, Guyana, Surinam y Bolivia, la entidad entró
en plena vigencia y cobró vida jurídica el 11 de marzo de 2011. Colombia fue el décimo país en
aprobarlo, Brasil se convierte en el undécimo país en ratificar el tratado constitutivo, mientras
que Paraguay fue el último en suscribirlo.
33
Esta instancia podría ser considerada la cúspide del proyecto de creación de la Comunidad de Naciones
Sudamericanas-CNS, que surgió el 8 de diciembre del 2004, mediante la Declaración del Cusco, con el objetivo de
promover la convergencia de los acuerdos de integración en Sudamérica, dotando a esta entidad de un parlamento
común, una moneda y un pasaporte único hasta el año 2019.
34 Citado en el artículo escrito por ESTAY, Jaime. La integración latinoamericana: etapas pasadas y escenarios
posibles. Publicado en el libro: DOS SANTOS, Theotonio (editor). América Latina y el Caribe: Escenarios posibles
y políticas sociales. UNESCO. Montevideo-Uruguay. 2011. Página 110.
35 Cabe indicar que gracias al activismo diplomático de la Presidencia Ecuatoriana de la Secretaria de UNASUR se
logró la ratificación del tratado por parte de 7 países (periodo 2009-2010).
33
El 24 de octubre de 2011, La UNASUR obtuvo el estatus de observador en la Asamblea General
de la ONU después de que la Comisión de asuntos jurídicos del organismo aprobara por
unanimidad su solicitud de adhesión.
En términos de institucionalidad, la entidad cuenta con una Secretaria General, cuya sede
permanente se encuentra en la ciudad de Quito-Ecuador. También tiene un Parlamento
Suramericano, este es la instancia deliberadora y tiene su sede en la localidad de Cochabamba.
Cuenta con los siguientes consejos: Energía, Defensa, Sanidad, Desarrollo social, Formación y
cultura, lucha contra las drogas, infraestructura y planificación, economía y finanza.
La UNASUR pretende, en un futuro a medio plazo, fortalecer la integración física, energética y
de las comunicaciones; sin embargo no está entre sus objetivos mediatos la formación de una
unión aduanera o de un mercado común. Más bien apunta a la consolidación de su vocación
política, tratando de convertirse en un foro de coordinación de la política exterior de los países
miembros y de fortalecer la identidad sudamericana. Además aspira a convertirse en un terreno
propicio para la resolución de conflictos regionales y el debate de problemas globales, sin
necesidad de recurrir a instancias de consenso más amplio como la Organización de Estados
Americanos-OEA.
El 9 de diciembre del año 2007 los presidentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay,
Uruguay y Venezuela, firmaron el Acta de Fundación del Banco del Sur, con el propósito de
fundar una institución económica-financiera sudamericana, alternativa e independiente de
Washington y de las discutidas políticas del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional,
que permita fomentar el desarrollo latinoamericano. El mismo fue oficialmente instituido en
septiembre del 2009, con un capital inicial de 20 millones de dólares, los países que más
aportaron fueron: Venezuela, Argentina y Brasil.
Sin duda alguna, el rol del estado brasilero ha sido clave para dar impulso a la UNASUR, dicha
nación percibe a este instrumento como la posibilidad de desplegar su preeminencia regional y
presentarse como el único país en grado de garantizar la representatividad del subcontinente:
L’UNASUR sul piano politico riflette l’ambizione del Brasile di trainare il proceso integracionista
subcontinentale, da un lato ―escludendo‖ la segunda potenza regional latinoamericana: il Messico, dall’
34
altro depotenziando quale foro di cooperazione regionale l’OSA e la possibilità da parte statunitense di
influire sugli indirizzi della politica di cooperazione sudamericana.36
Entonces, se puede afirmar que la ―sudamericanización‖ de los asuntos políticos importantes es
un mecanismo de inserción internacional de Brasil con unos riesgos relativamente bajos, unos
costes compartidos y una maximización de los réditos obtenidos. El énfasis en Sudamérica ha
llevado a la exclusión de México del proyecto. El efecto directo es la eliminación del único
competidor probable de Brasil en términos demográficos, tamaño económico y potencia cultural.
En el marco de UNASUR, Brasil ha accedido a mercados más amplios, mayor oferta de energía
y acceso al Pacífico, así como una plataforma desde la cual defender sus aspiraciones globales.
Por otro lado, en su objetivo de mantener la estabilidad regional, Brasil propuso la creación del
Consejo de Defensa Sudamericano-CDS (creado el 16 de diciembre del 2008), en el ámbito de la
UNASUR, a fin de fortalecer la cooperación militar, generar políticas de seguridad /defensa en
común y el confidence building entre los países miembros. Bajo la óptica brasilera, el CDS es
concebido como un instrumento que permitirá encaminar la colaboración industrial en el sector
militar, el intercambio de información y de experiencia sobre los procesos de modernización de
las Fuerzas Armadas, la realización de ejercitaciones conjuntas y de acciones humanitarias
comunes.
Dentro de las aciertos de las acciones emprendidas en el contexto de la UNASUR, podemos
destacar las siguientes: en el ámbito de resolución de controversias ha actuado de manera activa,
por ejemplo en la crisis separatista suscitada en el año 2008 en Bolivia, dicha instancia condenó
la violencia de los grupos que pretendían desestabilizar al país, confirmó su apoyo a la unidad
boliviana y el soporte al gobierno constitucional del presidente Evo Morales. El organismo
regional reprobó firmemente la Ley Anti-migración aprobada en el estado norteamericano de
Arizona, denunciando que la nueva normativa incitaba al odio racial. También se emanó una
declaración de sostenimiento al gobierno argentino en la controversia internacional con el Reino
Unido por la soberanía de las Islas Falkland Malvinas.
36
DI RUZZA MARCO. Op. cit. Página 110.
35
Los doce países miembros aprobaron los lineamientos de una estrategia energética sudamericana
y además designaron al nuevo Secretario General como el encargado de gestionar 100 millones
de dólares para ayudar a la población haitiana afectada por los eventos sísmicos del año 2010.
Luego del estallido de la sublevación del organismo policial del Ecuador y las pretensiones de
maquinar un golpe de Estado en dicho país, los mandatarios de los países pertenecientes a la
UNASUR se convocaron a una reunión de urgencia el 30 de septiembre de 2010 en el Palacio
San Martín en Buenos Aires, donde buscaron generar y consensuar un plan de apoyo para el
presidente Rafael Correa.
Entre otras resoluciones, en dicha reunión se estableció por unanimidad dentro de las políticas de
la UNASUR someter a sanciones a dichos países en los que se atenten la democracia, la
estabilidad institucionalidad, golpes de Estado y demás actos similares. Entre las sanciones se
determinó cerrar todas las fronteras a dicha nación, desconocer a cualquier poder establecido
después de la insubordinación, bloqueo total económico, comercial y político, suspensión del
tráfico aéreo, provisión de energía y otros suministros, expulsión de la organización, establecer
gestiones internacionales para restitución de los mandatarios derrocados y sanciones penales en
contra de los golpistas.
El 29 de junio de 2012 los países miembros de la UNASUR mantuvieron una reunión
extraordinaria en la ciudad de Mendoza- Argentina. La misma fue convocada por los
acontecimientos de la crisis política que ocurría en Paraguay, la cual indujo la destitución del
presidente Fernando Lugo. El parlamento paraguayo designó como su sucesor al vicepresidente
Federico Franco en una situación calificada por esta entidad como golpe de estado institucional.
El presidente de facto no fue invitado a la reunión extraordinaria, para ese entonces y la mayoría
de los gobiernos latinoamericanos ya habían emitido comunicados donde no reconocían al nuevo
presidente designado por el parlamento.
Las decisiones tomadas por el Consejo de Jefes de Estado y de Gobierno de UNASUR fue
suspender a Paraguay "hasta que se restablezca el orden institucional", poniendo fin al ejercicio
de la Presidencia pro témpore que hasta ese momento estaba a cargo de ese país y otorgándola al
Jefe de Estado del Perú: Ollanta Humala. De esta manera, el grupo de países hizo efectiva la
36
cláusula democrática, considerando que el juicio político y posterior destitución de Lugo no
contó con las garantías del debido proceso ni la posibilidad de defensa de las acusaciones
efectuadas en el mismo.37
No obstante las acciones positivas anteriormente mencionadas, también han existido
complicaciones que no han podido ser resueltas en el ámbito de UNASUR. En el año 2009 se
debatió sobre la crisis diplomática entre Venezuela y Colombia, a causa de la decisión de este
último de conceder nueve bases a los Estados Unidos, en el marco de la cooperación contra el
narcotráfico. Sin embargo no se logró restablecer las relaciones diplomáticas y más bien estas se
agudizaron cuando el presidente Chávez decidió interrumpir las relaciones comerciales.
La crisis hondureña suscitó un caluroso debate interno, los doce países miembros de la
UNASUR no lograron ponerse de acuerdo frente a este tema; únicamente Colombia y Perú
reconocieron al gobierno de Porfirio Lobo, quien sustituyó al presidente Manuel Zelaya,
destituido del gobierno a causa de un golpe militar llevado a cabo en el año 2009.
Por otro lado, en el ámbito de las políticas de infraestructura, la Unión de Naciones
Suramericanas comenzó sus planes de integración con la construcción de la Carretera
Interoceánica, que unirá el Perú con el Brasil pasando por Bolivia, otorgándole a Brasil una
salida al Océano Pacífico y a Perú, una salida al Océano Atlántico. La construcción comenzó en
septiembre de 2005, financiada en un 60% por Brasil y en un 40% por Perú; se planificó la
entrega para el primer trimestre del 2011.
Otra de las iniciativas emprendidas fue la del Anillo Energético Suramericano, con el objetivo de
que Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay sean abastecidos de gas peruano: el gas de
Camisea. La propuesta ya ha sido ratificada, pero a causa de problemas políticos entre los países
involucrados, el proyecto se ha trabado.
37
Texto basado en la Decisión No. 26/2012, producto de la Reunión Extraordinaria del Consejo de Jefas y Jefes de
Estado y de Gobierno de UNASUR. Consultable en el sitio web de dicho organismo:
http://www.unasursg.org/index.php?option=com_content&view=article&id=704:decision-no262012-reunion-
extraordinaria-del-consejo-de-jefas-y-jefes-de-estado-y-de-gobierno-de-unasur&catid=66:noticias-unasur
37
También se ha impulsado la construcción del Gasoducto Binacional, un proyecto energético de
integración entre Colombia y Venezuela, que fue iniciado en julio del 2006; el mismo está a
cargo de las empresas petroleras estatales PDVSA de Venezuela y Ecopetrol de Colombia.
Igualmente se incluye el Poliducto Binacional, el cual se extenderá en un futuro cercano para
permitir a Venezuela exportar petróleo al Lejano Oriente a través de la costa pacífica de
Colombia.
Respecto al tema de circulación de personas, se ha acordado que casi todo el Suramérica
(excepto Guayana Francesa y Surinam) puede ser visitado por cualquier ciudadano
suramericano por un periodo de hasta 90 días con sólo presentar su documento nacional de
identidad.
El Mercosur, Bolivia y Chile han establecido que todo su territorio constituye un Área de Libre
Residencia con derecho a trabajar para todos sus ciudadanos, sin otro requisito que acreditar la
nacionalidad y no poseer antecedentes penales. Esta área fue establecida en la Cumbre de
Presidentes de Brasilia, mediante el Acuerdo sobre Residencia para Nacionales de los Estados
Parte del Mercosur, Bolivia y Chile firmado el 6 de diciembre del año 2002. Si bien el Área de
Libre Residencia y Trabajo no se asimila completamente a la libre circulación de personas
(donde no se requiere tramitación migratoria alguna), los seis países han dado un paso
importante en este ámbito y han establecido expresamente su voluntad de alcanzar la plena
libertad de circulación de las personas en todo el territorio.
Durante la cumbre realizada en San Miguel de Tucumán, los mandatarios de los diferentes
países, propusieron la libre circulación de personas dentro de todo el subcontinente
suramericano, sin necesidad de pasaporte.
2.4 Posibles escenarios de integración en la región
Desde su colonización por parte de Europa, el subcontinente ha servido de periferia en el proceso
de crecimiento y expansión del sistema-mundo capitalista. Esa dialéctica de dependencia puede
cambiar como consecuencia de la actual crisis sistémica que afecta las relaciones entre centros,
semi-periferias y periferias.
38
La crisis actual del sistema-mundo vigente puede generar desconexiones regionales o de países
que busquen otras opciones para reorganizar sus respectivas estructuras sociales o puede reforzar
los procesos de integración regional en América Latina.
Indudablemente, el mundo del futuro estará atravesado por la complejidad y la incertidumbre,
existe una cantidad de factores cambiantes que influyen -con mayor o menor fuerza- sobre el
rumbo de los acontecimientos y los procesos sociales y que van desde los conflictos regionales
hasta el cambio climático, pasando por los diversos impactos de la tecnología y el crecimiento de
la economía ilegal y el crimen internacional organizado. La prospectiva es una disciplina tan
importante como compleja e inexacta, pero imprescindible para identificar posibles alternativas
de futuros cursos de acciones políticas en el subcontinente.
A pesar de que no es posible pronosticar el futuro, podemos presentar una caracterización de dos
posibles escenarios para la región, entendiendo que la gama de posibilidades incluye diversas
alternativas cuya certeza dependerá de la voluntad política de los estados de la región y en parte
de la coyuntura global.
2.4.1. Erosión de los procesos de integración y las dificultades para la concreción de
acciones comunes
En Sudamérica, el regionalismo, aunque signifique una expresión de unidad y solidaridad, se ha
convertido ahora en un reflejo débil de la diversidad y heterogeneidad de la región, a pesar de la
supuesta afinidad ideológica entre la mayoría de las actuales administraciones inclinadas hacia la
izquierda. El regionalismo sudamericano se caracteriza por varios proyectos que compiten entre
sí, cuyos discursos y agendas son divergentes cuando no incompatibles.
La falta de cohesión y convergencia entre los diferentes proyectos, los principios y lógicas sobre
los que descansa cada uno de ellos; las instituciones débiles y con una eficacia limitada; normas
poco imperativas, persistencia de barreras no arancelarias y obstáculos a la libre circulación de
personas podrían ser la causa del estancamiento de los procesos de regionalización.
39
Los fracasos e incumplimientos de la integración regional han generado escepticismo dentro y
fuera de la región, lo cual se extiende a las nuevas propuestas. La debilidad de los acuerdos
existentes y las políticas vigentes también contribuye a explicar la vulnerabilidad externa de los
esquemas de integración. Dicha debilidad institucional ha permanecido atada a las oscilaciones
procedentes de los países miembros.
Parte importante de la debilidad de los esquemas de integración ha estado vinculada al carácter
intergubernamental que hasta la fecha poseen sus estructuras institucionales, lo que ha implicado
una ausencia de criterios supranacionales en la conformación de las mismas, los cuales de existir
—y dependiendo de su adecuada definición y cumplimiento— podrían permitir una mayor
autonomía y margen de maniobra en el funcionamiento de cada esquema, con el propósito de
sostener y dar continuidad al esfuerzo integrador.
Si bien los esquemas integradores poseen distintos grados de complejidad en sus estructuras de
funcionamiento, en todos los casos no han logrado una solidez que les permita el mínimo de
autonomía requerido para avanzar tanto hacia la concreción de los objetivos planteados en cada
caso como hacia la definición y cumplimiento de nuevos objetivos.
En efecto, el MERCOSUR, el ALBA y la UNASUR son el producto de diferentes lógicas
políticas y visiones y dan respuestas muy diferentes a cuestiones fundamentales del
regionalismo en América del sur. La heterogeneidad de visiones y filosofías es evidente no sólo
entre los bloques, sino también dentro de cada uno de ellos. Bajo las actuales circunstancias, la
convergencia de intereses y acciones seguiría siendo una quimera.
Si se parte del supuesto de que América Latina no tiene líderes sino países fuertes que enfrentan
diariamente sus múltiples problemas internos para responder a sus ciudadanos, se podría augurar
un escenario de fragmentación del esfuerzo integrador, con el consiguiente riesgo de erosión de
los mismos y la discontinuidad de los procesos emprendidos hasta el momento.
A pesar de ello, Sudamérica es una de las regiones del mundo donde el regionalismo tiene una
tradición histórica más prolongada y donde ha alcanzado las formas más extendidas y
sofisticadas. Por lo tanto este escenario se considera el menos factible; no se puede considerar
que la integración regional permanezca en un estado embrionario, ya que en la actualidad se han
40
aunado esfuerzos para concretar algunas acciones que han beneficiado de una u otra manera a los
estados de la región y que poco a poco van dando respuestas concretas a las temáticas que
competen a las naciones del sur del mundo, las mismas que hoy por hoy cumplen un rol activo
en distintos espacios de la arena internacional.
2.4.2 Hacia una integración regional de la convergencia bajo el liderazgo de Brasil
Para efectivizar la regionalización, es fundamental la existencia de un mínimo común
denominador que unifique las posiciones internacionales de las entidades regionales y cuyos
esfuerzos den sentido a la unificación. En la actualidad, América Latina tiene la oportunidad de
afirmarse como autosuficiente en materia económica y política. Sin embargo, carece del
liderazgo suficiente, a pesar de los enormes esfuerzos de Brasil y Venezuela.
Estas dos naciones conciben la integración subregional (MERCOSUR y ALBA,
respectivamente) como un medio para proyectar su influencia a lo largo de Latinoamérica y para
implementar su visión de unidad y orden regional.
Chávez ha buscado un acercamiento con Brasil, principalmente en el período entre 2002 y 2006.
Esto se produjo por una serie de razones como el intento de golpe de Estado en Venezuela en el
año 2002, el cual le convenció de la necesidad de obtener apoyo del principal actor regional:
Brasil y del principal bloque regional en aquella época: MERCOSUR.
Los dos países comparten una visión de Sudamérica entendida como el espacio estratégico
idóneo para la inserción global, en detrimento de Latinoamérica; además Caracas ve en Brasilia
un potencial aliado en temas energéticos, muestra de ello es la creación de Petrosur juntó a las
compañías estatales PDVSA de Venezuela, ENARSA de Argentina y PETROBRAS de Brasil,
siguiendo un esquema que el ALBA introdujo en el Caribe y posteriormente en los países
andinos.
Desde el punto de vista brasileño, la adhesión de Venezuela al MERCOSUR representa una
oportunidad para coordinar algunas iniciativas con Chávez y, al mismo tiempo, para mostrar
41
mayor disponibilidad y voluntad hacia aquellos países (Paraguay y Uruguay) que habían pedido
un reequilibrio de las asimetrías estructurales en el seno del bloque38
.
Sin embargo, es evidente que estos esfuerzos para formar una ―coalición global del sur‖ son más
discrepantes que complementarios, pues el bloque del ALBA pretende darle a la integración un
toque excesivamente ideológico: centrado en el antiamericanismo; mientras que en el marco de
UNASUR se continúa proliferando acuerdos y escenarios de cooperación que únicamente
incrementan el número de instituciones mas no se concretizan acciones factibles para el
mejoramiento de la integración y el dinamismo de la interdependencia regional.
En el ámbito regional, es destacable el creciente rechazo al esquema neoliberal y a las políticas
derivadas del Consenso de Washington, plasmado en la aparición de gobiernos que en distintos
grados han venido aplicando estrategias de desarrollo alternativas. En este contexto, los
gobiernos de la región están demandando una ampliación y democratización de los espacios e
instituciones internacionales multilaterales lo que le ha dado a la política internacional un nuevo
sello. ―Sotto il profilo geopolitico, il Sud America si sta allontanando culturalmente dall’
Occidente, di cui alla fine del XX secolo veniva considerato parte... l’America del sud sta
accentuando la propria autonomia e la propria specifica identità.‖39
Como se ha examinado en esta investigación, Brasil podría desempeñar un rol fundamental en
dichos procesos, a pesar de que varias naciones consideren a este país como un ―líder sin
seguidores‖ (algunos países sudamericanos miran a Brasil con recelo y suelen cuestionar las
iniciativas regionales brasileñas por miedo a la marginalización), existen otros que ven en
Brasilia una nueva forma de ―liderazgo constructivo.‖
Brasil es considerado hoy en día como un elemento indispensable para la consolidación de los
procesos de integración en el sur de América y la potenciación de su identidad geopolítica;
38
Tras tres años de espera, Venezuela ha sido aceptada como miembro del Mercosur. Ha sellado su ingreso a dicha
entidad el 31 de julio del 2012, aprovechando la suspensión temporal de Paraguay en dicho organismo, a causa de la
destitución del presidente Fernando Lugo por parte del parlamento, el cual no ratificaba hasta la fecha el ingreso de
Venezuela al Mercosur.
39 JEAN, Carlo. Geopolitica del mondo contemporaneo. Editori Laterza. Bari-Italia. Prima. Edizione. 2012. Pagina
271.
42
actualmente es una de las economías emergentes que ha asumido un rol importante a nivel
internacional, muestra de ello es su participación activa en las cumbres de los BRICS e IBSA40
,
en los foros del G-20 y sus insistentes propuestas para la reforma del Consejo de Seguridad de
las Naciones Unidas, en su afán de convertirlo en un espacio más democrático y participativo.
Lo fundamental es que para lograr una convergencia en el liderazgo es indispensable un claro
entendimiento regional sobre el ámbito, el ejercicio y los límites del poder brasileño. La
convergencia entre los miembros de la unidad regional tiene que ser alcanzada, al menos, en
relación a estos tres temas:
a) La relación con la(s) potencia(s) líder internacionalmente,
b) El papel del líder regional,
c) El modelo económico y de desarrollo a adoptar.
La coincidencia en estos tres temas es condición necesaria, aunque quizás no suficiente, para la
cohesión regional. Los países de América Latina deberían redoblar sus esfuerzos por construir
espacios regionales ampliados y emprender iniciativas de cooperación que permitan desplegar
las sinergias de las diversas subregiones. Será fundamental la voluntad política de los actores
regionales, ya que América Latina constituye un bloque histórico que aún no ha aprovechado su
potencial geopolítico.
En definitiva, el centro del debate ha de sustentarse en qué modelo de desarrollo se quiere para
América Latina, los mecanismos que se emplearan y qué apoyos se requieren para lograrlo. En
tal sentido, la definición de estos elementos conllevará, infaliblemente, la puesta en marcha de un
40
Alianza estratégica trilateral IBSA (India, Brasil, Sudáfrica) fue creado en el 2003 como resultado del fracaso de
las negociaciones de la Organización Mundial del Comercio en Cancún. Su objetivo es promover la cooperación en
comercio, inversión y diplomacia económica entre tres de los principales polos políticos y económicos de los países
en vías de desarrollo. Además resalta la necesidad de mejorar la arquitectura financiera internacional para reducir la
volatilidad de capitales; fortalecer las Naciones Unidas y el multilateralismo; reformar la ONU mediante la
democratización del Consejo de Seguridad; promover la igualdad en inclusión social mediante la implementación
efectiva de políticas de lucha contra el hambre y la pobreza; promover la seguridad alimentaria, la salud, la
asistencia social, el empleo, la educación, los derechos humanos y la protección del ambiente.
43
diálogo franco y colocar sobre la mesa los intereses y las voluntades, a fin de plantear los
distintos escenarios para la regionalización. Lo que no hay que perder de vista es que la
regionalización es un proyecto político con una base económica y cultural que deben ir en
sintonía para deconstruir y repensar el futuro de América Latina como una región unificada o un
conglomerado de entidades individuales.
A manera de conclusión de este capítulo, podemos expresar que todo indica que América Latina
tendrá dos opciones en el siglo XXI. Por un lado, continuar dependiendo de las variaciones del
sistema-mundo capitalista y subordinada a las demandas de la potencia que se coloque como
hegemónica. Por otro, establecer su propia estrategia en el marco de dicho sistema mediante una
política firme de inserción o mediante una desconexión que le permita reorganizarse
internamente. Esta última posibilidad se puede realizar en el contexto de un mundo multipolar
con hegemonías descentralizadas (Amin, 2009).
Según Samir Amin, ―la única forma en que los países de la periferia pueden salir de su estado
depresivo es levantando una alternativa propia. Si aparecen otras alternativas de desarrollo y
crecimiento, el mundo tendría un número plural de centros con su propia dinámica y sería por
consiguiente un mundo policéntrico‖41
.
41
Citado en: DOS SANTOS, Theotonio (editor). América Latina y el Caribe: Escenarios posibles y políticas
sociales. UNESCO. Montevideo-Uruguay. 2011. Página 297.
44
CONCLUSIONES
Las profundas transformaciones que está experimentando el sistema mundial plantean a la región
el desafío de repensar su inserción internacional y su esquema de alianzas regionales y globales.
La tendencia hacia un peso creciente de las economías emergentes en las distintas zonas
económicas se ve reforzada por el cuadro de frágil recuperación y alta incertidumbre que se
observa en los Estados Unidos y Europa, que probablemente persistirá por algunos años. Frente a
estos cambios, América Latina ha reforzado sus vínculos con otras regiones emergentes,
particularmente Asia. El dinamismo asiático, y chino en particular, ha aportado crecimiento y
fortalezas a la región.
Sin embargo, a pesar de que los Estados de la región han logrado importantes avances, aún
persisten limitaciones que son el reflejo de las contradicciones internas, de la heterogeneidad
estructural, de una historia de desigualdades e inequidades, de inconclusas reformas fiscales y de
una azarosa trayectoria política en la que todavía falta avanzar hacia una mayor calidad de la
democracia. Los Estados no han logrado suficiente credibilidad como proveedores de bienes
públicos, recaudadores fiscales, garantes de la protección social ni promotores de la
productividad y el empleo.
El proceso de inserción internacional de América Latina, este se ha caracterizado
fundamentalmente por la multiplicidad de acciones incongruentes entre sí y un alto nivel de
incertidumbre; las razones son múltiples: una progresiva apertura al mundo con énfasis en el
Pacífico, el Atlántico y Asia; una mayor apertura al intercambio intraregional; la inestabilidad
política generada por los sucesivos cambios de presidentes como consecuencia de
movilizaciones sociales; el surgimiento de movimientos de izquierda que han generado presiones
opositoras con arraigo en significativas bases sociales; el creciente presidencialismo con el
consecuente personalismo en las relaciones políticas regionales; la fragmentación de los procesos
de integración regional, la ineficacia de algunos de los mecanismos multilaterales regionales
existentes; y la existencia de conflictos internos no resueltos tanto dentro como entre algunos
países del subcontinente.
45
En cuanto a la Cooperación sur-sur, esta ha demostrado ser una herramienta útil para la
construcción de alianzas que trascienden lo económico, pero que no lo descuida. Posee un
complejo entramado que desde sus orígenes ha contemplado la cooperación económica, política,
técnica y científica, entre muchas otras. En teoría se sustenta sobre unos principios que
responden, más que a una ideología específica, a las necesidades concretas de las poblaciones del
sur y la búsqueda de su bienestar. Esto es compatible con los recientes procesos de
regionalización en América Latina que pretenden, conseguir la superación de la pobreza, la
erradicación de las asimetrías, fortalecer la posición del sur del mundo en el sistema político y
económico internacional e incidir en la redistribución del poder a nivel mundial.
El ALBA y la UNASUR representan una nueva generación de regionalismos marcados por la
cooperación sur-sur desde su nacimiento. Ambos casos no son comparables con los procesos
vigentes, ya que, el primero se presenta como una alianza político-ideológica más que un
esquema de integración económica, y el segundo, plantea una visión mucho más ambiciosa que
superpone a la economía temas transversales como lo social, lo político y lo cultural.
Evidentemente el camino es largo y aún es pronto para asumir el éxito de las iniciativas
propuestas, aunque también es prematuro para predecir su fracaso. Lo que sí queda claro, es el
hecho de que los discursos creados y las tensiones ideológicas entre los actores distan mucho de
rescatar el terreno minado tras décadas de tropiezos y errores cometidos.
Por otro lado, la confrontación con Estados Unidos no es sólo una cuestión de retórica y
oportunismo populista, sino que proviene de una evaluación negativa de los últimos treinta años
de las políticas de desarrollo en América Latina. Por encima de todo, las posturas actuales son
una reacción a los fallos del neoliberalismo en el subcontinente, principalmente en términos de la
generalizada disminución de los salarios, el aumento del desempleo, los menores estándares de
derechos laborales y el auge del sector informal.
46
Este contexto de erosión de las relaciones entre América Latina y Estados Unidos ha dado paso a
la aparición de nuevos actores en la escena regional, entre los principales: China y Rusia.
En efecto, El elevado crecimiento que se espera para China durante los próximos 10 a 15 años,
aun considerando la moderación del mismo reflejada en el XII Plan Quinquenal, abre la
posibilidad de prolongar el ciclo favorable de términos de intercambio del que se han beneficiado
desde el 2003 las economías de América Latina y el Caribe, especialmente las de América del
Sur. Esto les permitiría contar con recursos adicionales que serían de gran beneficio, si son bien
utilizados, para cerrar las brechas que aún existen en el subcontinente.
Para que la región en su conjunto se constituya en un socio económico y comercial relevante de
China, es urgente aunar esfuerzos nacionales y definir una agenda regional concertada de
prioridades. Esto significa privilegiar los acercamientos plurinacionales y otorgar menos énfasis
a las iniciativas unilaterales.
En esta tarea, una cooperación e integración regional más consolidada sería de gran ayuda.
Iniciativas regionales o subregionales conjuntas de innovación, competitividad, infraestructura y
combate al cambio climático complementarían el aporte de las políticas públicas nacionales. En
la medida en que los países de la región usen activamente esos espacios, se generarán
oportunidades atractivas de comercio e inversión con China, y con la región de Asia Pacífico en
su conjunto. Al contrario, si no se aprovecha bien el momento, podría acentuarse el proceso de
reprimarización exportadora, estableciendo modalidades renovadas del vínculo centro-periferia
entre China y América Latina.
En síntesis, la gran importancia de China en el comercio mundial y el todavía reducido nivel de
intercambio que la región mantiene con ese país, representan desafíos y, al mismo tiempo,
oportunidades para las economías de la región. China representa más del 20% de la población
mundial y su clase media está en continuo aumento, por lo que constituye un mercado de enorme
potencial para América Latina. La clase media en China se estima en 157 millones de habitantes
y ya es más grande que la de los Estados Unidos.
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El aumento en el ingreso per cápita previsto para las próximas décadas contribuiría a reforzar la
amplitud y el poder adquisitivo de la clase media china, transformándola en un mercado
significativo para los alimentos, confecciones de mayor calidad, turismo, fármacos, servicios
médicos y artículos de lujo, entre otros bienes y servicios. En este sentido, es fundamental que
América Latina ponga énfasis en diversificar sus exportaciones hacia el dinámico mercado de la
emergente clase media china.
En consecuencia, las condiciones están dadas para aprovechar esta oportunidad histórica, para
abordar los desafíos de infraestructura, innovación y recursos humanos y traducir los beneficios
de los recursos naturales en formas variadas de capital humano, físico e institucional, que
permitan elevar los niveles de productividad y competitividad y diversificar las exportaciones.
En el caso de Rusia, el reacomodo y edificación del nuevo orden mundial han motivado a esta
nación a definir una estrategia consistente que desemboca en un diseño de política exterior
multilateral y que corresponde a una configuración mundial de poder multipolar. En este diseño
y configuración pretende juga un papel activo e influyente a nivel global.
Así, en conexión con el esquema de las potencias emergentes que conforman el BRICS, decidió
incrementar su presencia económica, comercial y política en América Latina y sus procesos de
integración. El incremento de ventas de armas y equipo militar a numerosos países de la región
ha mostrado rasgos de presencia militar en relación a maniobras navales de lucha contra el
narcotráfico y otros delitos internacionales.
Según el presidente Medvedev, el objetivo ruso del actual período de principios del siglo XXI es
modernizar su economía produciendo bienes que satisfagan las necesidades modernas de la
gente, enfrentar la dura competencia en los mercados mundiales y cambiar el nivel de vida en
Rusia para asegurar el liderazgo de nuestro país en el mundo.
Ello la obliga, por un lado a asumir un papel más activo en el mundo, particularmente en
regiones, como América Latina con procesos importantes de integración y potencias emergentes
como México y Brasil, lejanas de las antiguas prioridades soviéticas, tanto en el ámbito político
como en el de las relaciones comerciales y económicas, así como en el de seguridad y combate a
la delincuencia internacional.
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Respecto al tema de la integración latinoamericana, en la actualidad esta atraviesa por un
momento de importantes definiciones. Se mezclan problemas, incertidumbres y tendencias al
agotamiento de las modalidades todavía vigentes con otras de aparición de nuevos objetivos y
singularidades enmarcados en cambios en el funcionamiento económico y político en la mayoría
de países de la región.
Hay algunas señales de que el escenario hoy prevaleciente, así como el propio contexto mundial
de crisis y de graves falencias en el orden económico internacional, está empujando a la
aparición de una tercera etapa en la integración regional. Esa integración bien podría superar las
insuficiencias que históricamente la han caracterizado y transformarse en un instrumento puesto
al servicio de sus naciones y sus pueblos.
Es fundamental señalar que el regionalismo y la integración no deben ser tomados como
sinónimos ya que ambos son conceptos diferenciables, aunque con fronteras difusas. Mientras
que el regionalismo, desde un punto de vista geopolítico, se concentra en la construcción de
regiones, la integración, por su parte, es sólo un modo en el que diversas partes se ponen de
acuerdo para conseguir determinados objetivos económicos muy puntuales, no necesariamente
como parte de un conjunto mayor, con lo cual, no es el resultado en sí de un proceso sino el
camino para lograr objetivos puntuales.
Otro aspecto que consideramos relevante para la diferenciación de ambos conceptos es que en el
proceso de construcción de regiones participan varios actores, tanto los que generan el discurso y
el proyecto político, como aquellos que en la práctica real dan vida al imaginario colectivo
regional por medio de las acciones trasnacionales. Estos son las organizaciones civiles, los
movimientos sociales y colectivos de lucha (mujeres, indígenas, afrodescendientes, migrantes,
etc.), los sindicatos, las organizaciones no lucrativas, los intelectuales y las universidades, entre
otros, quienes trabajan día a día para construir o deconstruir una región. Mientras que en la
integración participan los Estados, las empresas y los organismos internacionales especializados
en temas económicos.
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Indudablemente, las nuevas propuestas como el ALBA, el Banco del Sur y la UNASUR, son
muestras de que los países están dispuestos a conformar esquemas frescos y a impulsar su propio
desarrollo, y que, aunque aún no están consolidadas y es muy pronto para predecir su éxito,
desde el punto de vista académico es interesante su estudio puesto que representan en la
evolución de las relaciones internacionales de América Latina, un elemento de ruptura en el
sistema tradicional y de la cooperación sur-sur.
El reto se plantea con la pluralidad de ideologías presentes tanto en los gobiernos actuales como
en los movimientos sociales, ante la disposición que cada unos de los actores tenga para
colaborar en el proceso y ceder parte de su soberanía (en el caso de los Estados) al aceptar
estructuras supranacionales que tengan un carácter vinculante; así como, frente a los métodos y a
las herramientas que se emplean para lograr los necesarios consensos en la integración de una
región que sea más fructífera e incluyente.
En este sentido, es indispensable fomentar la capacidad de los países de la región para valerse de
medios propios a fin de encontrar soluciones a los problemas que afectan a sus poblaciones; se
trata de desarrollar fortalezas regionales para enfrentar de mejor manera los desafíos locales y
globales. Esto se logrará mediante la mancomunidad de los conocimientos de los cuales se
dispone en esos países y mediante estudios conjuntos realizados por las instituciones existentes,
con miras a la formulación de estrategias que apuntan al mejoramiento de la calidad de vida de
sus pobladores.
Se debería promover y reforzar entre dichos países la capacidad colectiva para valerse de medios
propios intercambiando experiencias, compartiendo y utilizando sus recursos técnicos en forma
combinada y desarrollando capacidades complementarias, mediante el aumento del volumen y
mejorar la calidad de la cooperación regional e internacional.
Extender y perfeccionar las comunicaciones entre los países del subcontinente que acarreen la
formación de una conciencia más elevada de los problemas comunes y a un acceso mayor a los
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conocimientos y experiencias disponibles; un proyecto ya en vigor es el canal de televisión
TELESUR, creado en el año 2005.
Finalmente, es importante mencionar que se debería abordar la política regional con un enfoque
más amplio e integral, en donde el Estado, la academia, la sociedad civil y los organismos
internacionales creen sinergias para articular la política con las realidades locales y regionales.
Un elemento fundamental que no ha sido ampliamente considerado en los procesos de
regionalización es la cultura, la misma que puede constituir un factor estratégico de primer
orden, potencialmente el más influyente, por su versatilidad y flexibilidad. Buena razón para
repensar y revalorar la riqueza cultural de la región, pues se trata de un acervo excepcional apto
para amplificar la presencia internacional de América Latina.
Las condiciones mundiales, y las de las naciones del sur en particular, recomiendan re-pensar la
formulación del Estado como un co-organizador en el que los pueblos se reconozcan, se
identifiquen con el proyecto de unificación y se apropien del mismo. Con esa acción comunitaria
se reducirá el riesgo de resquebrajamiento y fractura que estuvo presente en los intentos
integradores del pasado.
En definitiva, es indispensable analizar el rol internacional de América Latina desde una mirada
latinoamericana, es decir, desde el Sur; evitando las aproximaciones reduccionistas o de carácter
coyuntural, pues estas dejan de lado los problemas estructurales y de largo alcance y que articule
un amplio conjunto de variables económicas, sociales, políticas y culturales dentro de una
concepción metodológica que asimile las ideas de complejidad, historicidad, dialéctica, larga
duración, ciclos largos y varios otros fenómenos descuidados por el mainstream de las varias
ciencias sociales.