Observación del uso de herramientas por parte de los alimoches en Cádiz

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U U S O U U OBSERVACIONES DE USO DE HERRAMIENTAS POR ALIMOCHES EN CÁDIZ Manuel Barcell, José Ramón Benítez, Francisco Solera y Blanca Román. Jornadas de aves necrófagas Vejer, 12 de diciembre de 2014. SOCIEDAD GADITANA DE HISTORIA NATURAL

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OBSERVACIONES DE USO DE HERRAMIENTAS POR ALIMOCHES EN CÁDIZ

Manuel Barcell, José Ramón Benítez, Francisco Solera y Blanca Román.

Jornadas de aves necrófagas Vejer, 12 de diciembre de 2014.

SOCIEDAD GADITANA DE HISTORIA NATURAL

• Tool-using bird. The Egyptian Vulture. Van

Lawick-Goodall 1968. National

Geographic 133.

• Describe el uso de piedras lanzadas

desde el pico como herramientas para

partir la cáscara de huevos de avestruz y

poder consumirlos.

• Twig used as a tool by the Egyptian

Vulture. Stoyanova et al 2010. Journal of

Raptor Research 44.

• Describe el uso de pequeños palitos

sujetados con el pico como herramientas

para recoger con más eficacia lana para

forrar el nido.

Sobre las 11 de la mañana los pájaros están volando en el entorno de la pared. Hasta las 12 han estado posándose en varias repisas y haciendo cópulas así como rebuscando en otras repisas y entrando en cuevas. Sobre esa hora entraron por primera vez al nido del buitre abandonado. Éste está en una gran cueva de forma redondeada en su interior y de aproximadamente 3 metros de diámetro. La plataforma ocupa gran parte del suelo de la cueva pero deja alrededor un anillo exterior sin leña.

La hembra se situó en este anillo exterior y en ningún momento accedió al interior del nido. El macho, por el contrario, cogió tres veces una piedra distinta, entró en la plataforma y aún lejos del huevo, que estaba en el centro de ésta, empezó a tirarla repetidas veces, obviamente sin éxito por la distancia a la que estaba. Repetía los lanzamientos con la misma piedra hasta que le era imposible recuperarla de entre las ramas del nido y salía y buscaba otra. Después de estos intentos ambos se fueron. Sobre media hora después, volvieron y repitieron exactamente la misma operación con una piedra más. Tras esto, el macho parecía buscar otra piedra sin éxito y, entonces, ocurrió lo siguiente:

En las paredes de la cueva había rugosidades y pequeñas grietas y boquetes. El macho empezó literalmente a trepar por la pared y después de varios intentos consiguió encaramarse a una grieta que estaba como a medio metro de altura sobre el suelo de la cueva y de allí, agarrado con las patas a la pared metió la cabeza y sacó una piedra. La grieta en cuestión estaba por encima de su altura pero de alguna forma pudo ver que allí había una piedra. Con la misma, bajó al suelo, esta vez penetró en la plataforma decidido, se acercó al huevo y tras un primer intento fallido recogió la piedra y a la segunda le acertó.

En ese momento, la hembra, que estaba apartada, se acercó violentamente, casi empujando, al macho, empezó a picotear el huevo largo rato hasta que abrió un boquete perfectamente visible. Empezó a meter el pico sin dejar al macho comer (aunque en un par de ocasiones éste se acercó más y se pasaron comida con el pico pero no podría asegurarse cuál le daba a cuál). Cuando llevaba entre 5 y 10 minutos el macho a fuerza de insistir accedió a la comida y empezaron a comer por turnos del huevo o a la vez de lo que caía fuera. Tras 20 minutos aproximadamente no quedaba nada del huevo que estaba completamente roto. Luego pasaron otros 10 minutos más limpiándose pico y plumaje hasta irse de la cueva.

• El compartir el hábitat de nidificación con

el buitre leonado puede tener

consecuencias negativas para el alimoche

(usurpación de sus nidos) pero otras

positivas como el acceso a un recurso

trófico de calidad (carotenos) abundante y

a disposición de los alimoches en los

huevos de buitres.

• La disponibilidad de huevos grandes, no

sólo de buitres sino también de otras

especies como cigüeñas, ánsares, etc.

puede haber determinado que

comportamientos tan complejos hayan

pervivido en Europa sin necesidad de

recurrir a la hipótesis africana.

La España agreste. La caza.

(Abel Chapman y Walter J. Buck)