OCIOPEDIA 32

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Curitas, leer, consejos, el cuerpo, corridos

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Estas expresiones musicales nacieron en la segunda mitad del siglo XIX y narraban las aventuras o desdichas de la gente del pueblo a manera de coplas (cuatro versos octosílabos). Herede-ros de los romances cantados propios de Andalucía, fueron muy populares durante las guerras con Estados Unidos (1846-1847). Durante la Revolución Mexicana, los corridos cumplieron dos fun-ciones para una población en su mayoría analfabeta: informar y divertir. A través de ellos la gente se enteró de acontecimientos sociales, posturas políticas y hazañas de personajes como Maca-rio Romero, Juan Alvarado, Valentín Mancera y Demetrio Jáure-gui; héroes populares de distintas zonas del país que combatieron las injusticias previamente a la insurrección generalizada de la primera década del siglo XX. Uno de los primeros corridos más cantados fue el de Heraclio Bernal, un minero de Sinaloa converti-do en guerrillero que se sublevó al gobierno. Este género épico-lí-rico-narrativo hizo énfasis en la valentía de los héroes, aunque los hubo de diferentes temas: desastres naturales, política, amoríos,

vida carcelaria, fusilamientos, maldiciones, toreros, caballos, de machos y bandoleros. En la época revolucionaria los más popula-res fueron El Corrido de Don Francisco I. Madero, Carabina 30-30, El Corrido de la Decena Trágica, La coronela, Marieta, Los críme-nes de Huerta, La traición de Guajardo, La Joaquinita, La muerte de Francisco Villa, La Rielera, El Corrido de Pascual Orozco, El mayor de los Dorados, La Valentina, La Adelita, Patria México, El Corrido de la muerte de Emiliano Zapata, El Siete Leguas, El sitio de Tlaltizapán, Los combates de Celaya, Febrero 23, El Corrido de Cañonea y, por supuesto, La Cucaracha.

CORRIDOS FAMOSOS DE LA REVOLUCIÓN

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Fue una columna escrita por Regina Brett, de 90 años, en “The Plain Dealer”, de Cleveland, Ohio. “Para celebrar la llegada a mi edad avanzada, una vez escribí las 45 lecciones que la vida me ha enseñado. Es la columna más solicitada que jamás había escrito:

1. La vida no es justa, pero aún así es buena.

2. Cuando tengas duda, sólo toma el siguiente paso peque-ño.

3. La vida es demasiada corta para perder el tiempo odiando a alguien.

4. Tu trabajo no te cuidará cuando estés enfermo; tus ami-gos y familia sí, mantente en contacto.

5. Liquida tus tarjetas de crédito cada mes.

6. No tienes que ganar cada discusión; debes estar de acuer-do en no estar de acuerdo.

CONSEJOS DE LA ABUELA

7. Llora con alguien, alivia más que llorar solo.

8. Está bien si te enojas con Dios. Él lo puede soportar.

9. Ahorra para el retiro comenzando con tu primer cheque de nómina.

10. Cuando se trata de chocolate, la resistencia es inútil.

11. Haz las paces con tu pasado para que no arruine el pre-sente.

12. Está bien permitir que tus niños te vean llorar.

13. No compares tu vida con la de otros. No tienes ni idea de lo que se trata su travesía.

14. Si una relación tiene que ser secreta, no debes estar en ella. 15. Todo puede cambiar en un parpadeo; pero no te preocu-pes, Dios nunca parpadea.”

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CATÁLOGO NAVIDARTE 2011http://issuu.com/bellasartesslp/docs/navidarte_2011

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Con el paso de los años, el hombre ha ido evolucionando, habla-mos específicamente de su cuerpo, ya que éste se ha ido adap-tando a las necesidades de su entorno. Hace millones de años, el ser humano no contaba con las comodidades que tiene ahora y su forma de vida era muy rústica.

Muelas del juicio. Su nombre oficial es cordales o terceros mo-lares y ya no las necesitamos, debido a que nuestros hábitos ali-menticios han cambiado por completo. Antes, hace miles de años, el hombre tenía que comer productos más rudimentarios como huesos, carne cruda y hasta ramas, y los molares eran perfec-tos para triturarlos; sin embargo, actualmente, la tecnología hace posible que los alimentos se guisen y por tanto son más suaves.Según estudios odontológicos, sólo el 5% de la población mundial cuenta con muelas del juicio sanas, por lo que actualmente son, literalmente, un dolor de cabeza.

Apéndice. Es un órgano hueco pequeño adherido al intestino grueso, ubicado en la parte inferior derecha del abdomen; así lo explican en pedisurg.com. Este órgano actualmente causa más problemas que beneficios a los humanos, ya que su función pri-mordial, hace miles de años, era digerir la celulosa de los vegetales que consumía el hombre, ya que su dieta se basaba en proteínas vegetales. Pero actualmente es mejor retirarlo, antes de padecer una infección: apendicitis.

Músculos erectores del pelo. Su función consiste en contraer-se para que los vellos en nuestra piel se pongan derechos cuando tenemos frío o sentimos miedo, la famosa “piel de gallina”. En tiempos pasados estos músculos cumplían con erizar el pelaje para aparentar mayor tamaño corporal y para proteger mejor al cuerpo del frío, del sol, de la lluvia, etc. Sin embargo, actualmente el ser humano no necesita de estas funciones, además de que ya casi no contamos con vellos en la piel.

El dedo más pequeño del pie. En realidad, el único dedo de los pies que tiene una función esencial es el pulgar o gordo, el cual tiene la responsabilidad de mantener el equilibrio de todo el cuer-po; mientras que los demás no son indispensables, en especial el menor, ya que con el paso de los años, ha ido disminuyendo de tamaño, y probablemente en un determinado tiempo, podrían ser millones de años, éste desaparezca. Coxis. Cuando el ser humano andaba en cuatro puntos, este con-junto de vértebras le servían para comunicarse, como actualmente lo hacen los perros, gatos, chimpancés y otros animales. Pero hoy en día, que el humano camina erecto, el coxis es completamente innecesario. Es un vestigio de la cola que los embriones humanos

PARTES DEL CUERPO QUE NO USAMOS(de acuerdo con 10curiosidades.com)

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poseemos hasta comienzos de la octava semana de gestación, pero que ya no crece más. Músculo palmar. Este músculo que va desde el codo hasta la muñeca, ya comienza a desaparecer, pues está registrado que el 11% de los humanos modernos ya no cuenta con él. Este también era utilizado cuando, en la rutina diaria del hombre, tenía que es-calar por necesidad. Costillas del cuello. Este hueso ya casi está extinto, pues sólo el 1% de la población mundial cuanta con él. Las costillas del cuello son un conjunto de costillas cervicales, posiblemente restos de la era de los reptiles. Punto de Darwin (o tubérculo). ¿Has notado que ciertas perso-nas cuentan con un pequeño pedazo de piel extra en las orejas? Podría tratarse de un remanente de una formación más grande que ayudaba a los antiguos seres humanos a escuchar los sonidos más distantes. Decimotercera costilla. Algunas personas piensan en quitarse costillas para tener un cuerpo más delineado, sin embargo, nues-tros parientes más cercanos, los chimpancés y gorilas, cuentan con un juego extra de costillas; pero no solamente ellos, sino que el 8% de los adultos también cuentan con 14. Músculo subclavio. Este músculo, situado bajo el hombro, que va desde la primera costilla hasta la clavícula, era indispensable cuando el hombre se trasladaba en cuatro patas, pero ahora que camina erguido el músculo subclavio está de más.

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Cuántas veces habré escuchado eso de: “¿Te gusta leer?”. Y yo, ignorante de mí, afirmaba sonriente pensando en los fantásticos mundos de “Harry Potter” o de otros productos literarios como “Millenium”, “Crepúsculo” y “El Señor de los Anillos”; por citar los últimos bestsellers. Pero ahora resulta que esto no es leer. Y aquí se abre el famoso debate de que la lectura es un acto que se reserva exclusivamente para los grandes, ilustres y memorables autores de todos los tiempos, porque donde estén Shakespeare, Gabriel García Márquez, Pablo Neruda y compañía, que se quite lo demás. ¿Estamos realmente leyendo cuando leemos?Siempre he estado de acuerdo con eso de que leer un cartel, una etiqueta o un panfleto no es leer, simplemente es poner en prác-tica nuestro sentido visual. Pero cuando uno dirige sus ojos hacia un texto de una hoja, de doscientos folios o de setecientas pá-ginas, da igual que lo que lea sea realidad o fantasía, porque en ese acto está aprendiendo a leer, a escribir, a pensar y construir frases, a imaginar y a ampliar su vocabulario. Porque nadie empe-zó leyendo en la escuela, con cinco años, el Quijote. Llegar a ese tipo de libros requiere primero una trayectoria previa de cuentos y lecturas cualesquiera porque si no nadie sería capaz de leerse el

Quijote ni, lo que es peor, entenderlo. Que les digan ahora a to-dos esos niños que lo que hicieron en su infancia no era leer.

Cosa aparte es la finalidad que se quiera conseguir. Hay libros pedagógicos, instructivos y educati-

vos que intentan formar al ser humano en

algún ámbito de la vida. También los hay clásicos, que guardan su moraleja, el excelente estilo de su autor o una inédita temática. Están aquellos textos divulgativos o informativos como los pro-pios periódicos. Y luego quedan los que se escriben para divertir al lector, entretenerlo y hacerle vivir aventuras. Todo eso se lee, independientemente de su finalidad.Claro, es lógico que poco a poco las nuevas generaciones lean menos, otro de los grandes debates. No exageraba Enric Sòria en su artículo de El País, “Un món que s’abandona”, cuando afir-maba que “Los jóvenes no leen. No tienen la costumbre y ni siquiera ven la necesidad”. Da la sensación de que sólo lo que cae en manos de los jóvenes por imposición de los profesores es verdadera y buena lectura. No parecen darse cuenta de que los bestsellers, los clásicos como “La isla del tesoro”, “Los Cinco” o la innumerable colección del Barco de Vapor son los libros que animan a leer, porque si uno no es capaz de afrontar la lectura de una novela de aventuras, jamás soportará “La Celestina” o “El Lazarillo de Tormes”. En su justa medida, todo libro acaba ense-ñando algo nuevo a su lector. Pero no hay que perder tampoco de vista que la lectura no está hecha sólo para instruir, sino también para disfrutar.Así que yo, digan lo que digan, desde mi pequeño butacón seguiré leyendo de todo, porque a fin de cuentas eso es lo que importa: leer de todo. Por eso, llegados hasta aquí yo me pregunto: ¿Qué narices están haciendo ustedes cuándo posan sus ojos en estas líneas? Y todavía habrá alguien que diga que esto no es leer. Fuente: leergratis.com

¿QUÉ ES LEER?

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En 1917 Josephine Frances Knight se casó con Earle Dickson y los roles en la familia estaban divididos: él trabajaba fuera de la casa (se dedicaba a comprar algodón para la empresa J&J), y ella lo hacía puertas adentro realizando las tareas del hogar. La armonía de la pareja parecía completa salvo por un detalle: Jose-phine, sin querer, se cortaba cada vez que cocinaba. No lo hacía a propósito, sino que se trataba de accidentes que, simplemente, no podía evitar por su torpeza. Cualquier tipo de vendaje no era sen-cillo en aquel tiempo. Aún frente a pequeños cortes, las vendas y gasas terminaban anulando los movimientos de casi toda la mano. Para Earle, vendar a su mujer intentando que se curara, pero sin quitarle movilidad pasó a ser un desafío cotidiano. El colmo de los colmos era que Earle trabajaba en una empresa que se dedicaba a productos antisépticos para tratar heridas.Una noche de 1921, Earle Dickson tomó un poco de gasa y lo adosó a una cinta adhesiva junto con un pequeño fragmento de crinolina (un género muy liviano que se usaba como forro de los vestidos y que se obtenía, como lo dice la palabra, de la

crin -pelos- de los caballos mezclados con lino). Trabajó para perfeccionarlo y cuando notó que estaba en condiciones de pre-sentarlo, pidió una entrevista con James Wood Johnson, el presi-dente de la compañía. En un principio, el invento no deslumbró al mercado, pero eso no preocupó a los Johnson: sabían que tenían el oro en sus manos. ¿Qué estrategia usaron? La misma que usó Gillette: les regaló las banditas a los Boy Scouts, muy en auge en aquel tiempo, quienes se convirtieron en los principales promoto-res de aquel invento. Al año siguiente, cuando las ventas se multiplicaron, James Johnson nombró a Dickson vicepresidente por ser el creador de aquel producto tan sencillo pero eficaz: los curitas. Sin embargo, no surgieron con ese nombre. Se llamaron “Band - Aid” que signifi-ca “Ayuda en tiras”. Veinte años después, el célebre apósito llegó a España y se lanzó al mercado bajo la marca “Tiritas”, hasta que, finalmente, surgió la mayor marca opositora: “Curitas”, que le dio el nombre definitivo y es el que nosotros usamos para llamar al producto.

HISTORIA DE LOS CURITAS Y DE CÓMO NACIÓ ESA PALABRA

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