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N.o 30, Agosto de 2008

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Consejo Asesor

Dr. Francesc Abel i FabreDirector del Instituto Borja de Bioética (Barcelona)

Prof. Carlos Ballús PascualCatedrático de Psiquiatría. Profesor Emérito de laUniversidad de Barcelona

Prof. Ramón Bayés SopenaCatedrático de Psicología. Profesor Emérito de laUniversidad Autónoma de Barcelona

Dr. Marc Antoni Broggi i TriasCirujano. Miembro del Comitè Consultiu de Bioètica de Catalunya

Prof. Edelmira Domènech LlaberiaCatedrática de Psicología. Departamento de Psicologíade la Salud y Psicología Social. Universidad Autónomade Barcelona

Prof. Sergio Erill SáezCatedrático de Farmacología. Director de la FundaciónDr. Antonio Esteve. Barcelona

Dr. Francisco Ferrer RuscalledaMédico internista y digestólogo. Jefe del Servicio deMedicina Interna del Hospital de la Cruz Roja deBarcelona. Miembro de la Junta de Govern del ColegioOficial de Médicos de Barcelona

Dr. Pere GascónDirector del Servicio de Oncología Médica yCoordinador Científico del Instituto Clínico deEnfermedades Hemato-Oncológicas del Hospital Clínicde Barcelona

Dr. Albert JovellMédico. Director General de la Fundación BibliotecaJosep Laporte. Barcelona. Presidente del Foro Españolde Pacientes

Prof. Abel MarinéCatedrático de Nutrición y Bromatología. Facultad deFarmacia. Universidad de Barcelona

Prof. Pere PuigdomènechDirector del Laboratorio de Genética Molecular VegetalCSIC-IRTA. Barcelona. Miembro del Grupo Europeo deÉtica de las Ciencias y Nuevas Tecnologías (EGE)

Prof. Jaume Puig-JunoyCatedrático en el Departamento de Economía yEmpresa de la Universidad Pompeu i Fabra. Miembrodel Centre de Recerca en Ecomía i Salut de laUniversitat Pompeu i Fabra de Barcelona

Prof. Ramón Pujol FarriolsExperto en Educación Médica. Servicio de MedicinaInterna. Hospital Universitario de Bellvitge. L’Hospitaletde Llobregat (Barcelona)

Prof. Celestino Rey-Joly BarrosoCatedrático de Medicina. Universidad Autónoma deBarcelona. Hospital General Universitario GermansTrías i Pujol. Badalona

Prof. Oriol Romaní AlfonsoDepartament d’Antropologia, Filosofia i Treball Social.Universitat Rovira i Virgili. Tarragona

Prof. Carmen Tomás-Valiente LanuzaProfesora Titular de Derecho Penal. Facultad deDerecho de la Universidad de Valencia

Dra. Anna Veiga LluchDirectora del Banco de Células Madre. Centro deMedicina Regenerativa de Barcelona

Director

Prof. Mario Foz SalaCatedrático de Medicina. Profesor Emérito de la Universidad Autónoma de Barcelona

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En diversos documentos de organizaciones sanita-rias internacionales se recoge la necesidad de ade-cuar las intervenciones de forma específica y dife-renciada para cada etapa de la vida. Laadolescencia, en la situación social y sanitaria delmomento actual, constituye una etapa de la vida departicular relevancia para la intervención en la pato-logía por adicción.Cualquier intervención médica, psicológica y/osocial en adolescentes por consumo de drogasrequiere dos premisas fundamentales: la primera,conocer muy bien cómo es la generación de losque son adolescentes en el primer decenio delsiglo XXI; la segunda, cuáles son las drogas quetiene a su disposición este colectivo.Jordi Royo, autor del artículo, conoce muy bien estanueva generación de adolescentes porque los trataa diario. Royo separa de forma clara a los adoles-centes actuales en dos grupos diferenciados: losque están en la primera adolescencia, que segúnnos dice ya empieza a la edad de 10 años y termina

hacia los 15, y los que están en la segunda adoles-cencia, que se inicia alrededor de los 15 años y nose sabe muy bien cuándo termina. Algunos estudio-sos de la adolescencia sitúan el final de la etapa alos 19 años, otros a los 24, pero como lo que deter-mina el final de la adolescencia son parámetros detipo social, todos sabemos que no son pocas lasfamilias que siguen manteniendo en su seno a sushijos adolescentes hasta pasados los treinta añossin que hayan podido o sabido independizarse y lle-var una vida autónoma de persona adulta.Se señala la importancia de la etapa entre los 10 ylos 15 años para nuevos aprendizajes y se estable-ce un paralelismo con la de 0 a 3 años, dosmomentos de la vida de grandes cambios en eldesarrollo humano. Es precisamente en este tiem-po de la primera adolescencia cuando el chico/a seencuentra con la oferta de sustancias adictivas,desde las más antiguas y conocidas hasta las másmodernas y últimas aparecidas. Este es un momen-to esencial para que los progenitores, sorprendidos

COMENTARIO

EDITORIAL

Edelmira Domènech LlaberiaCatedrática de Psicología. Departamento de Psicología de la Salud y Psicología Social. Universidad Autónoma

de Barcelona.

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por los aparatosos cambios de conducta de sushijos, no tiren la toalla y se distancien, ya que es locontrario de lo que necesitan sus hijos. El diálogoentre las dos generaciones es lo más importantepara el futuro de los que crecen.El adolescente entre los 12 y 15 años sufre amenudo un distanciamiento comunicativo y progre-sivo de sus padres y por otro lado se encuentracon una oferta de drogas mayor que la que nuncaha habido. Junto a ello y a partir de las nuevas tec-nologías en constante progreso, el adolescenterecibe una cantidad de información, también mayorque nunca, difícil de digerir mientras se halla en unperiodo de conflicto interior buscando una identi-dad propia y un reconocimiento social.Los padres deberían estar al día en lo tocante a lasdrogas que están al alcance de sus hijos. No esfácil por el cambio constante de productos que lle-gan. Precisamente Jordi Royo hace aquí un análisisde la oferta y de las formas de consumo actual deestupefacientes por los adolescentes de nuestras

sociedades del bienestar. Seguidamente hace unadescripción muy exacta de los factores de riesgoque pueden llevar a estos adolescentes a la enfer-medad mental por consumo de drogas y finalmen-te nos ofrece una descripción de los cuatro tiposde droga que se llevan la palma en cuanto a su usoy difusión entre los adolescentes de hoy.No debe olvidarse que la situación actual no esdefinitiva. La entrada de drogas de riesgo para lasalud mental y física de las nuevas generacionesvaría de un año a otro, de la misma forma que estánvariando, a un ritmo cada vez más acelerado, lasnuevas tecnologías que están cambiando todo elmodus vivendi de nuestro planeta. Ante la entradade nuevos estupefacientes y de su difusión entrelos más jóvenes y prometedores, y al propio tiem-po más frágiles, todos los educadores de las nue-vas generaciones deberíamos estar permanente-mente con la bandera roja muy alzada y no romperde ningún modo la comunicación entre las genera-ciones que se suceden.

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CURRICULUM VITAE

Formación, actividad profesional y académica

• Psicólogo clínico.

• Coordinador del Plan Municipal de Acción sobre Drogodependencias del Ayuntamiento deBadalona (Barcelona).

• Técnico asesor del Área de Presidencia de la Diputación de Barcelona para la implantación deprogramas de prevención de drogodependencias en los municipios de la provincia de Barcelona.

• Asesor clínico de Amalgama-7, centro de atención biopsicosocial de jóvenes y adolescentes(Barcelona).

• Vicepresidente de la Fundación Privada Portal, fundación de soporte a adolescentes y jóvenescon patología dual y a sus familiares (Barcelona).

• Profesor colaborador del Máster de psicología clínica infanto-juvenil de la cátedra dePsicopatología de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona.

• Profesor colaborador del Máster de psicología clínica y de la salud de la Fundación Universitatde Girona, Innovació i Formació.

• Reiteradas participaciones como perito en los juicios orales solicitadas por los Juzgados de loPenal y Audiencias provinciales (1984-2008).

• Técnico asesor para la implantación de proyectos de prevención de drogodependencias en losmunicipios de la provincia de Barcelona. Adscrito al Área de Coordinación de la Diputación de

Barcelona (2000-2003).

• Ponente invitado por la Comisión Mixta para el estudio del problema de las drogas del Congresode los Diputados de España para la Ponencia de estudio “Los efectos nocivos de las drogas en la

salud de los jóvenes”. Primera sesión: 24 de abril de 2006.

Áreas de investigación

• Sus investigaciones se han centrado en el estudio del consumo de drogas y su relación con elsida tanto en Cataluña como en Europa y en el diseño de programas de reinserción dedrogodependientes y de disminución de riesgos, especialmente entre los adolescentes.

Publicaciones

• Ha realizado 72 publicaciones en capítulos de libros, ponencias y artículos en revistas nacionalese internacionales.

Libros

• Royo Isach J. (coautor y coordinador). “Drogodependències: experiències d’intervenció aCatalunya”. Barcelona: Diputación de Barcelona, 1988.

• Royo Isach, J. “Los nuevos adolescentes. Principales factores, trastornos y comportamientosde riesgo de los nuevos adolescentes en la sociedad del bienestar”. Barcelona: Alba Editorial (en

prensa).

Capítulos de libros, artículos y ponencias

• Coautor del documento “European Communities Regionally based drugs and AIDS study”.Luxemburg: CEE (Departamento de Sanidad). Traducido al castellano. Estudio de seis regiones

Jordi Royo Isach

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europeas sobre drogodependencias y Sida”. Barcelona: Diputación de Barcelona. Fondodocumental SPOTT, 1990.

• Royo Isach J. “Las drogas en España: De la dictadura a la democracia”. Barcelona: Diputaciónde Barcelona. Fondo documental SPOTT, 1990.

• Royo Isach J, Viladrich MC, Bayés R. Diagnóstico de Seropositividad al VIH y comportamientode riesgo en heroinómanos. Revista de Psicología General y Aplicada 1994; 47 (2): 159-174.

• Royo Isach J, Viladrich MC, Bayés R. Estudio, evolución y factores innovadores en un programade intercambio de jeringuillas para usuarios de drogas en Barcelona. Intervención Psico-social

1994; .III (9): 125-137.

• Royo Isach J, Viladrich MC, Bayés R. Efectos extrafarmacológicos en la administración de unprograma de metadona. Med Clin (Barc) 1997; 109: 821.

• Royo Isach J. Adolescentes, jóvenes y drogas en primer mundo: un consumo globalizado. MTA-Pediatría 2002; 23(3): 87-113.

• Royo Isach J, Magrané M, Velilla A, Relat J, Pardo C, Gómez S. Adolescents, joves i droguesde síntesi: un consum a tota pastilla. Pediatría Catalana 2002; 62: 121-131.

• Royo Isaac J, Magrané M, Velilla A, Gómez S, Tosco M. Jóvenes, adolescentes y policonsumode drogas: ¿Cómo intervenir? FMC 2003; 10 (suplemento 4): 47-58.

• Royo Isach J, Magrané M, Vilà R, Capdevila ME, Domingo M. Adolescentes, mozos e drogas desíntese: unha intervención preventiva desde un modelo biopsicosocial”. Revista Galega do Ensino

2003; Nº 40: 199-214.

• Royo Isach J, Magrané M, Velilla A, Martí R. Consumidores de cannabis: una intervenciónterapéutica basada en los programas de disminución de daños y de riesgos. Aten Primaria 2003;

32(10): 590-593.

• Royo Isach J, Magrané M, Blancafort F, Ferrer J. Drogas de síntesis: del uso al policonsumo.Algunos riesgos asociados y una propuesta de intervención terapéutica. Aten Primaria 2004; 33(4):

209-13.

• Royo Isach J, Magrané M, Martí R, Gómez S. Alucinógenos: ¿drogas para soñar? Unaintervención preventiva y asistencial desde el ámbito de la atención primaria. Aten Primaria 2004;

33(6): 331-4.

• Royo Isach J, Magrané M, Vilà R, Capdevila ME. El éxtasis líquido (GHB): ¿Una droga de usorecreativo? Clínica biopsicosocial del consumidor y algunas propuestas terapéuticas. Aten Primaria

2004; 33(9): 516-20.

• Royo Isach J, Magrané M, Martí R, Domingo M, Cortés B. La “keta” (ketamina): del fármaco ala droga de abuso. Clínica biopsicosocial del consumidor y algunas propuestas terapéuticas. Aten

Primaria 2004; 34(3): 147-51.

• Royo Isach J, Magrané M, Velilla A, Ruiz L. Consumidores de “Speed” (metanfetamina): un viajede ida y vuelta entre el éxtasis (MDMA) y la cocaína. Algunos aspectos clínicos, preventivos y

asistenciales. Aten Primaria 2004; 34(10): 553-6.

• Royo Isach J, Magrané M, Fernández-Pola O, Tosco M. Consumidores de cocaína: del usorecreativo al uso adictivo. Una propuesta de intervención preventiva y asistencial. Aten Primaria

2005; 36(3): 162-6.

• Royo Isach J, Magrané M, Vilà R, Capdevila ME, Domingo M. Adolescentes, jóvenes y drogasde síntesis: una intervención preventiva desde un modelo biopsicosocial. En: Domènech-Llabería E

(ed.). Actualizaciones en psicología y psicopatología de la adolescencia. Bellaterra: UniversitatAutònoma de Barcelona. Servei de Publicacions. Ciencia i Tècnica, 29, 2005.

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La adolescencia es una etapa que se inicia precoz-

mente y que se prolonga progresivamente en las

sociedades del bienestar. Las mismas autoridades

sanitarias (OMS) superponen los conceptos de ado-

lescencia y de juventud, por lo menos en los tramos

de edad situados entre los 15 y los 19 años. Por el

contrario, en las áreas del llamado Tercer Mundo, la

pubertad y la adolescencia son etapas prácticamente

inexistentes y en las que el niño será, por contraste,

muy prematuramente considerado como un adulto.

Pero el adolescente, complementariamente a su origen

geográfico y a su realidad sociocultural, experimentará

en sí mismo intensos cambios psicobiológicos que

transformarán su cuerpo y su mente y, en consecuen-

cia, su identidad. El cerebro del adolescente experi-

mentará una segunda oleada de desarrollo, causa y a

su vez consecuencia, entre otros, de un potente cam-

bio hormonal. Estudios recientes aportan que el córtex

frontal es la última región que se desarrolla en el cere-

bro humano. Es decir, que en la adolescencia continua-

rá “madurando” al menos la parte del cerebro que nos

permite, entre otras cosas, evaluar las situaciones,

tomar decisiones y controlar nuestras emociones y

deseos. Los adolescentes se convertirán, intrínseca-

mente, en sujetos de especial vulnerabilidad en la toma

de decisiones, y el uso/abuso de drogas es una de las

variables que puede contribuir notablemente al aumen-

to de disfunciones y de riesgos de carácter biopsicoso-

cial, educativo y legal.

El presente artículo, y a partir del fenómeno de la

transculturización de las drogas en un mismo medio

sociocultural, aporta datos y reflexiones respecto a

nuevas drogas y a nuevas formas de consumo que se

extienden en un mundo globalizado y que generan,

entre otras cosas, que los adolescentes, genérica-

mente, consideren las drogas como un elemento más

de consumo en la llamada cultura del ocio. Se anali-

zan aspectos de su uso/abuso con respecto al taba-

co, el alcohol y las drogas de síntesis, y asimismo de

los derivados del cannabis y la cocaína, y a la vez se

proponen criterios diagnósticos desde una perspecti-

va de la clínica asistencial, así como una intervención

terapéutica basada en los programas de disminución

de daños y de riesgos.

ADOLESCENTES Y DROGAS

NUEVOS FACTORES Y COMPORTAMIENTOS DE RIESGO

ASOCIADOS AL CONSUMO

RESUMEN

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Adolescents and drugs

new factors and risk behaviours associated

with consumption

Adolescence is a stage that begins early and is gra-

dually becoming more and more prolonged in welfare

societies. For health authorities themselves (WHO),

concepts of adolescence and youth overlap, at least

for the 15-19 year age groups. On the other hand, in

areas in the so-called Third World, puberty and ado-

lescence are practically non-existent stages at which

children are prematurely considered as adults.

Yet complementarily to their geographic origin, ado-

lescents undergo intense psychobiological changes

that transform their body and mind and, therefore,

their identity. The adolescent’s brain undergoes a

second developmental wave, which is both a cause

and a consequence of powerful hormonal changes,

among other things. Recent studies show that the

frontal cortex is the last region to develop within the

human brain. That is to say that at the very least, the

part of the brain that enables us to assess situations,

take decisions and control our desires and emotions,

amongst other things, continues to “mature” during

adolescence. Adolescents therefore become intrinsi-

cally and particularly vulnerable with regard to taking

decisions, and the use/abuse of drugs is among the

variables that may notably contribute to increasing

dysfunctions and risks of a biopsychosocial, educa-

tional and legal nature.

Taking the phenomenon of the transculturation of

drugs in the same sociocultural environment as its

starting point, this article provides figures and reflec-

tions on the new drugs and new forms of consump-

tion that are spreading in this globalised world, lea-

ding adolescents, generally speaking, to consider

drugs as just one more consumer commodity in the

so-called culture of leisure. By analysing aspects of

use/abuse among adolescents with regard of tobac-

co, alcohol and synthetic drugs, as well as those pro-

duced from cannabis and cocaine, the article sug-

gests certain diagnostic criteria from the viewpoint of

care clinics and therapeutic intervention based on

damage reduction and risk reduction programmes.

SUMMARY

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UNA NUEVA GENERACIÓN DE ADOLESCENTES

La Organización Mundial de la Salud (OMS) nosinforma de que la adolescencia la forman losindividuos con edades comprendidas entre los10 y los 14 años (llamada primera adolescen-cia) y un segundo grupo que se prolongaría delos 15 a los 19. La misma OMS, a la hora dedefinir a los jóvenes, incluye a las personas conedades entre los 15 y los 24 años. Así pues, esobvio que las mismas autoridades sanitariassuperponen los conceptos de adolescencia y dejuventud por lo menos en los tramos de edadsituados entre los 15 y los 19 años1.

Si tenemos en cuenta que en la actualidad, yen muchos países europeos, la emancipaciónfamiliar, y por diversas razones, se producemuy tardíamente (en el caso de España, el 80%de los jóvenes de 15 a 29 años viven en casa desus padres)2, la primera reflexión resultante esque hoy la adolescencia, al menos en gran par-te del llamado Primer Mundo, es una etapa vitalmuy extendida que se inicia precozmente,dejando prácticamente sin espacio a la puber-tad, y que se puede prolongar hasta edades enlas que, en anteriores generaciones, la mayorparte de los individuos ya habían conseguidocotas importantes de independencia familiar.

Esta realidad contrasta notablemente en lamayoría de las áreas geográficas conocidascomo el Tercer Mundo, donde la pubertad y laadolescencia son prácticamente inexistentes y

en las que el niño es sociológica y rápidamentetratado y considerado como un adulto.

Complementariamente, tienen tambiéncaracterísticas propias las drogas, los consumosy los consumidores que se determinan en el lla-mado Cuarto Mundo, es decir, en aquellaszonas, barrios, áreas, guetos, etc. de caracterís-ticas especiales y/o marginales dentro del Pri-mer Mundo.

Por lo general, “en todos los mundos” seconsumen drogas, algunas son transculturalesy, por tanto, transversales y globales; otras, decarácter local, son propias de una cultura espe-cífica y de sus formas de consumo, así como losriesgos derivados y/o asociados son consecuen-cia, entre otros, de unos determinados patronesculturales. A modo de ejemplo, la droga demayor consumo en Paraguay es la “Jarra Loca”(mezcla de alcohol -que puede ser fermentado odestilado- con fármacos sedantes); en la Repú-blica Dominicana el consumo de disolventesvolátiles por parte de los adolescentes es equi-parable al consumo de marihuana3; en los Esta-dos Unidos y Canadá, el crack y la cocaínainyectada están muy presentes en determinadosgrupos sociales de especial vulnerabilidad4 (enel bario neoyorquino de East Harlem, el crack seimpone como droga de abuso entre subgruposde población -mayoritariamente afroamericanosy puertorriqueños-, que sufren discriminaciónracial y marginación social). En contraste y enEuropa, por ejemplo, el uso de la “Jarra Loca”y/o el consumo de crack es muy minoritario y,

ADOLESCENTES Y DROGASNUEVOS FACTORES Y COMPORTAMIENTOS

DE RIESGO ASOCIADOS AL CONSUMOJORDI ROYO ISACH

Psicólogo clínico. Coordinador del Plan Municipal de Acción sobre Drogodependencias del Ayuntamiento de Badalona(Barcelona), Área de Presidencia de la Diputación de Barcelona.

Asesor clínico de Amalgama-7, Centro de Atención Biopsicosocial al Joven y al Adolescente. Barcelona.

HUMANITAS Humanidades Médicas, Tema del mes on-line - N.o 30, Agosto 2008 11

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JORDI ROYO ISACH – ADOLESCENTES Y DROGAS: NUEVOS FACTORES Y COMPORTAMIENTOS DE RIESGO ASOCIADOS AL CONSUMO

12 HUMANITAS Humanidades Médicas, Tema del mes on-line - N.o 30, Agosto 2008

por el contrario, tal como nos informa el Obser-vatorio Europeo de las Drogas y las Toxicoma-nías (OEDT)5 entre otros, y complementaria-mente al consumo de tabaco, alcohol yfármacos, un 20% de los europeos (prevalenciaa lo largo de la vida) han realizado un consumode derivados del cannabis (70 millones de per-sonas), un 6,5% lo han realizado y/o lo realizande sustancias estimulantes tipo anfetaminas y/ometanfetaminas (20,5 millones). En el caso delos derivados del cannabis (preferentementehachís y marihuana), el consumo de la pobla-ción de entre 15 y 30 años ha alcanzado la cifradel 30%, y más concretamente entre la pobla-ción escolar de 15 y 16 años, las tasas de con-sumo se sitúan entre un 30 y un 44% en fun-ción del país analizado, siendo España, el ReinoUnido, Francia, la República Checa e Irlanda lospaíses donde esta tasa de consumo es más ele-vada.

La adolescencia, ese período de tránsito entrela infancia y la edad adulta, nos ofrece por símisma una idea de cambio, de temporalidad, deindefinición y, en consecuencia, de conflicto. Larealidad es que, en múltiples ocasiones, los ado-lescentes no se comprenden a sí mismos y,sobre todo, los padres y los adultos de su entor-no inmediato tampoco sabemos encontrar lasrespuestas adecuadas a su indefinición y, a lavez, a su complejidad. Pero nos resulta muydifícil hablar de la adolescencia como un enteabstracto y aglutinador de todas las realidades.Más que adolescencia, existen los adolescentes.En todo caso, la adolescencia deberemos enten-derla como una realidad diversa formada pormuchos grupos y subgrupos de personas distin-tas. En un polo del vértice encontraremos aaquellos chicos y chicas que podríamos calificarde “normativos”, que tienen un rendimientoacadémico adecuado, que realizan actividadesextraescolares de tipo cultural, social, deportivoy otras, que no realizan comportamientos deriesgo del tipo consumo de drogas, abuso deInternet, trastornos de la alimentación, etc., conamistades y relaciones emocionales “constructi-vas”, que mantienen con sus padres y con losadultos en general una relación cordial o, en su

caso, sólo alterada por los incidentes lógicosderivados de la diferencia generacional. En elpolo opuesto se encuentran los adolescentesque podríamos denominar “conflictivos”, confracaso en la escuela e, incluso, expulsados delsistema escolar, que han abandonado y/o notienen interés por realizar actividades cultura-les, sociales, deportivas, que realizan comporta-mientos de riesgo como los descritos anterior-mente, y otros que tienen “amistadespeligrosas” y cuya relación familiar cada vez esmás ausente y/o se ha convertido en la exten-sión de un campo de batalla. Entre un polo yotro, y de forma gradual, probablemente podrí-amos situar a los diferentes colectivos de ado-lescentes.

El adolescente, por definición, es un sujetoen estado de construcción, que desarrolla suspotencialidades en función de los impactos y delas influencias interiores (psicobiológicas) yexteriores (medioambientales). La “madura-ción”, entendida como una estructura de pensa-miento que permite tomar decisiones responsa-bles en función del análisis objetivo de losacontecimientos, es en todo caso una capacidadindividual que puede conseguirse muy prema-turamente, según la asunción que haya realiza-do el individuo a partir de sus influencias“internas” y “externas”, o puede simplementeno conseguirse nunca. Todos conocemos a per-sonas de 60 años instaladas en un persistente“síndrome de Peter Pan”.

Una vez remarcadas, en primer lugar, lasdiferencias individuales, coincidiremos en quelos adolescentes, igual que los adultos, tiendena definirse comparativamente en función de losdemás adolescentes, de sus coetáneos, de susiguales. Si en la actualidad la moda es fumarporros de cannabis (el 50% de los jóvenes yadolescentes en edades comprendidas entre los15 y los 19 años admiten haber experimentadocon esta sustancia en Cataluña)6, o bien enten-der la diversión y el ocio en el contexto de lasfiestas “rave” y/o en las discotecas sub-16 ysub-18 años, en la singularidad que ofrecendeterminados vestuarios y peinados, en la modade autoafirmación que se deriva de los tatuajes

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JORDI ROYO ISACH – ADOLESCENTES Y DROGAS: NUEVOS FACTORES Y COMPORTAMIENTOS DE RIESGO ASOCIADOS AL CONSUMO

HUMANITAS Humanidades Médicas, Tema del mes on-line - N.o 30, Agosto 2008 13

y los piercings, en las formas de comunicaciónbasadas en el “chateo” informático, en el tecleodel móvil…, difícilmente un adolescente, por“maduro” que sea, podrá sobrevivir a su ado-lescencia sin haber realizado alguno de estoscomportamientos.

Ésta es una etapa importante en el crecimien-to y desarrollo del ser humano, en la cual seproducen simultáneamente cambios biológicos,psicológicos y sociales. Biológicos en tanto que,entre otros, el individuo adquiere, por primeravez, la “maduración sexual” y, por tanto, lacapacidad de procrear; psicológicos porque seconfigura una nueva identidad que lo diferenciade su infancia; y sociales porque se estructurannuevos intereses caracterizados por la necesi-dad de independencia respecto al mundo de losadultos y, a su vez, de identificación y de imita-ción de sus iguales, es decir, de los demás ado-lescentes.

Estos cambios biopsicosociales que configu-ran la nueva identidad del adolescente se expre-san en su vida cotidiana y pueden suponer nue-vos estilos de conducta respecto a la propiatrayectoria vital. Son frecuentes, por ejemplo,las manifestaciones de desinterés respecto a losestudios y, en consecuencia, el empeoramientode su rendimiento académico. El abandono delgrupo tradicional de amigos y amigas y a la vezla irrupción de otras amistades, más desconoci-das por parte de los padres, con intereses y esti-los de ocio diferentes. El cambio de vestuariohacia formas menos convencionales e inclusode aspecto más “marginal”, la insistencia por“peinados” específicos así como por los pier-cings y los tatuajes, el desinterés e incluso elabandono de actividades extraescolares tradi-cionales como las artísticas o deportivas. Cam-bios importantes del estado de ánimo y reitera-das manifestaciones de mal humor, cambios enlos patrones de alimentación y ritmos del sueño,evidencias de inicio de consumo de alcohol,tabaco y otras drogas, inicio de relaciones emo-cionales y/o sexuales y, a su vez, crisis asocia-das al mantenimiento y/o la finalización deestas relaciones. Actitudes negativistas y res-puestas oposicionistas a las demandas y/o

reflexiones de los adultos, especialmente de lospadres; aumento del tiempo de chateo informá-tico y de juegos asociados, aumento del deseode aislamiento y exigencias de respeto a la pro-pia intimidad…

Frente a este “cambio de personalidad”,muchos padres de adolescentes tienen la viven-cia de haber “perdido” a su hijo, que su hijo noes “el mismo”, que a duras penas lo reconocen,y que es como si le hubieran “trasplantado” elcerebro. Pero, ¿realmente su cerebro ha cambia-do?

EL CEREBRO DEL ADOLESCENTE

El cerebro humano ha evolucionado hacia laeducabilidad, es decir, hacia la capacidad deeducar y de ser educado. Esta máquina gelati-nosa de aproximadamente un quilo y medio depeso es la responsable de los sentimientos, delas ideas y, por tanto, de los odios, las verdadesy las mentiras, de los actos generosos, del amor,la ciencia y el arte. En definitiva, de la vida inte-ligente. Las neuronas cerebrales, tal como lasdefine J. Antonio Marina7, son un bosque muyespeso formado por unos cien mil millones deárboles (dendritos) muchos de los cuales conmás de cien mil ramas que se cruzan, se enra-man, se injertan, rebrotan, mueren…

El aprendizaje se produce a partir de lasestructuras neuronales del cerebro, que a su vezse modifican y se adecuan a partir del propioaprendizaje. Este hecho clave, conocido como“plasticidad cerebral”, hace referencia a la capa-cidad del sistema nervioso para adaptarse con-tinuamente a circunstancias cambiantes, lo quesucede cada vez que aprendemos algo. Por estarazón es fundamental potenciar una actitudmentalmente activa en todas las etapas vitales:infancia, adolescencia, juventud, adultez, vejez.Nuestro cerebro está diseñado para la acción. Lapasividad, la inactividad, la pereza, la rutina loaletargan y, por tanto, en alguna medida lo dis-funcionan.

Los conocimientos respecto a que el cerebrosigue su desarrollo después de la infancia son

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relativamente recientes. Tradicionalmente, laadquisición del aprendizaje se definía a partirde “períodos críticos”, sobre todo en el tramo deedad comprendido entre los 0 y los 3 años (Bla-kemore y Frith)8.

Hoy sabemos que el córtex frontal, es decir,la región cerebral responsable de las capacida-des de planificar y ejecutar, sigue desarrollán-dose durante la adolescencia. En esta etapa, elcerebro experimenta una segunda oleada dedesarrollo, causa y a su vez consecuencia, entreotros, de un potente cambio hormonal y, portanto, físico y mental. Estos cambios puedencomportar también cambios en la propia identi-dad. Por lo general, los niños que eran sociablesy comunicativos con sus padres y/o cuidadoresy, por contraste, más distantes y tímidos en lasrelaciones con los demás, se vuelven ahora másariscos y reservados respecto a sus progenitoresy más extravertidos con sus amigos y, sobretodo, entre sus iguales.

Durante el inicio de la adolescencia (puber-tad) muchas cosas han cambiado en el propiocuerpo, pero también en el cerebro. En la puber-tad, los niños y las niñas tienen más concienciade sí mismos y de su entorno, de sus opinionesy de sus emociones. La preocupación por el pro-pio aspecto y por lo que los demás piensen deellos, sobre todo sus coetáneos, pasa a ser untema muy relevante. Nace el interés sexual y,con él, la conciencia de la identidad del propiosexo y del contrario. Pero también aparece uncambio importante respecto a la conciencia de lapropia sociedad en la que se vive y de su“papel” como individuo en el mundo que le hatocado vivir, y en el mundo en general. Apare-cen en este momento cambios de conducta radi-calmente contrarios a los del estadio evolutivoanterior. Hay niños que no se atrevían a ir enbicicleta por miedo a caer y que ahora actúancomo pilotos de riesgo que se enorgullecen antesus compañeros de su conducción temeraria.

Hay padres que dejaron de fumar tabaco araíz de la presión de la continua insistencia desus hijos, cuando eran niños, y ahora, estupe-factos, observan atónitos cómo estos preadoles-centes fuman sin manías, incapaces de aplicar-

se ninguno de sus anteriores consejos. Esremarcable constatar que las “emociones fuer-tes” como el miedo pueden pasar, en este esta-dio, de ser negativas a ser gratificantes, y tam-bién cómo la presión de los compañeros y de losamigos se convertirá en el adolescente en unfactor muy a considerar que puede determinarsu conducta.

En la década de 1980, Peter Huttenlocher ysu equipo de Chicago9 aportaron datos respectoa que el córtex frontal es la última región que sedesarrolla en el cerebro humano. Este descubri-miento neurológico supuso que, en el córtexfrontal, la velocidad de transmisión de las neu-ronas es mayor después de la pubertad y al ini-cio de la adolescencia. Así pues, ¿en quémomento el cerebro humano llega a su madu-rez? Estudios recientes mediante resonanciamagnética (RM) indican que quizá sea muchodespués del final de la adolescencia. Un estudiopublicado en el año 2003 por Elizabeth Sowell ysu equipo10 sugiere que los cambios en el cere-bro se paran, más o menos, al principio de lainfancia y se reactivan en un segundo desarro-llo en la adolescencia.

Si se considera que el tramo de edad que vade los 0 a los 3 años es una oportunidad impor-tantísima para el aprendizaje, también se debe-ría considerar prioritario el tramo entre los 10 ylos 15 años, dado que en ambos períodos seproduce una reorganización cerebral especial-mente espectacular. Probablemente este fenó-meno nos indica que, en determinadas áreas, elaprendizaje es muy posible y especialmenterápido en ambos períodos. Si en el cerebro delbebé el “mecanismo de arranque”, a la hora defijar conocimientos, era muy importante, puedeser que ahora este mismo mecanismo no lo seatanto en el cerebro del adolescente, pero sí quepuede tener otros mecanismos propios como la“modulación de las habilidades” que se trans-miten culturalmente.

Por todo ello, en el cerebro del adolescentedeben alojarse nuevas habilidades motricescomo las deportivas; y/o sensitivas, como lasartísticas y las musicales; y/o cognitivas, comola creación de programas de ordenador y la

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capacidad de realizar cálculos numéricos. Estashabilidades se convierten también en habitan-tes legítimos, ya que el cerebro del adolescentedebe asignarles un espacio, del mismo modoque eran legítimas las habilidades aprendidasanteriormente como comer, caminar, hablar,cantar o aprender a comunicarse con los demás.

ELLOS LOS ADOLESCENTES Y ELLAS...¡LAS DROGAS!

Chocolate de cacao, té y café (teobromina ychantinas); bebidas energéticas con principiosactivos estimulantes (cafeína y otras); alcohol(etanol), con toda su variedad de fermentados(vino, cava, champán, vinos generosos, vermú,etc.) y destilados (ginebra, aguardientes,whisky, vodka, etc.); tabaco (nicotina) devarias formas y procedencias: rubio, negro, deliar, empaquetado, de bajo y alto nivel de nico-tina etc.; derivados del cannabis (tetrahidro-cannabinol, THC): marihuana, hachís, aceite dehachís, etc.; cocaína (clorhidrato), cocaína enforma base, crack, etc., el khat (catina y catino-na), esta droga estimulante derivada de unarbusto nativo del África oriental y del sur deArabia; opiáceos naturales y con sus variantessintéticas y semisintéticas (opio, morfina,heroína, metadona, etc.); drogas estimulantesy de síntesis (metilendioximetanfetaminas,MDMA), tipo “éxtasis”; metanfetaminas comopor ejemplo “speed”, “ice”, “cristal”, etc.;“éxtasis líquido” (gamma-hidroxibutiratos,GHB); “polvo de ángel” (fenciclidina, PCP); lasketas o special K (ketamina); toda la extensagama de líquidos inhalables conocidos como“poppers” (nitritos butílicos); las presentacio-nes en polvos y/o los comprimidos conocidosen argot como “tiburones”, “rolls-royce”, “mit-subishi”, etc. (M-CPP); la extensa variedad dedrogas psicodislépticas y alucinógenas tipoLSD (dietilamina del ácido lisérgico); los mile-narios cactus del Peiote y San Pedro (mescali-na); las setas “pitufos” (amanita muscaria), asícomo otras setas alucinógenas tipo psilocybes(psilocitina y psilocina); la salvia (Salvia divi-

norum, Salvinorina-A), hierba alucinógenaproveniente de la parte sur de México y de Cen-tro y Sudamérica; la extensa variedad de sus-tancias inhalables (disolventes volátiles, aero-soles, gases, nitritos), presentadas en forma debarras, sprays y líquidos como por ejemplo eléter, la gasolina, los pegamentos y colas de car-pintero, etc.; sedantes, barbitúricos ansiolíticosy tranquilizantes, todos ellos productos exis-tentes en el ámbito farmacéutico que, a pesarde que precisan de la correspondiente prescrip-ción y receta específica, pueden resultar drogasde abuso legales y estar presentes simultánea-mente en el mercado ilegal para ser consumidascomo drogas “recreativas”.

Éstas son algunas de las sustancias y gruposde sustancias psicoactivas que pueden ser utili-zadas por los adolescentes -y por la poblaciónen general-, puesto que todas ellas, tanto las“legales” como las “ilegales”, están presentes yson accesibles, en primer lugar en las socieda-des del Primer Mundo, y también algunas deellas, de carácter transversal, serán objeto de unconsumo más globalizado.

Así pues, nunca había habido en el pasadounos adolescentes y jóvenes que tuvieran a sualcance una extensión cuantitativa y cualitativay un abanico de drogas tan diverso como en laactual generación de adolescentes.

El fenómeno del consumo de drogas ha expe-rimentado en los últimos años y en las denomi-nadas sociedades del bienestar un gran procesode transformación. Las drogas son ahora vivi-das como un elemento de consumo más dentrodel contexto de la llamada cultura del ocio11-14.

Una de las consecuencias de esta vastísimaoferta de drogas es el incremento de la deman-da y, en consecuencia, la aparición de un nuevofenómeno: el policonsumo y/o la polidrogode-pendencia. De esta forma, el adolescente actualconsumidor de drogas tenderá no sólo a consu-mir una, sino a alternarlas y/o a consumirlassimultáneamente. Será muy posible que unachica o un chico consumidor, por ejemplo, decocaína también haya consumido y/o consumaotras drogas estimulantes, como las de síntesisy/o el tabaco, pero también que se autoadminis-

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tre otras drogas de efectos diferentes sobre elsistema nervioso central, como podrían ser lasdepresoras, las psicodislépticas y las alucinóge-nas.

La transculturización de drogas procedentesde otros países y culturas en un mismo mediosociocultural (las sociedades del bienestar) y laimportante irrupción de las nuevas drogas apá-tridas, como las drogas de síntesis (sintetizadasen laboratorios clandestinos y distribuidas, parasu consumo global, a las grandes capitales yciudades del Primer Mundo), ha contribuido,entre otros, al cambio y a la aparición de nuevospatrones de consumo15, 16.

Hoy, la mayoría de los consumidores de dro-gas de las sociedades del bienestar ya no sonmarginales ni marginados, sino que son adoles-centes y jóvenes que viven perfectamente inte-grados en su familia, escuela y sociedad, y quehan optado por consumir drogas con pretendi-das finalidades “socializantes”, “festivas” y/o“recreativas”, con tendencia a minimizar losriesgos biopsicosociales y legales derivados desu consumo y desde una enorme convicciónsubjetiva de su capacidad de “control”.

Así pues, parece evidente que muchos ado-lescentes consumen y/o consumirán drogas -legales e ilegales- en edades en las que su cuer-po y, por tanto, también su cerebro se encuentraen pleno proceso de transformación y de madu-ración.

Algunos de estos adolescentes realizaránbásicamente consumos experimentales, en sinto-nía con la moda, la presión del medio y la épocaen la que les ha tocado vivir; pero otros progre-sarán hacia consumos ocasionales, circunstan-ciales, habituales y adictivos. Se desarrolle o nola adicción, cabe considerar los demás riesgospara la salud individual, familiar, escolar y socialque supone, en sí mismo, el consumo de drogas.Algunos valores emergentes de la sociedad delbienestar, como por ejemplo el hedonismo (labúsqueda del placer como prioridad), el consu-mismo y el individualismo, pueden en sí mismossuponer factores de riesgo, pero complementaria-mente también debemos de tener en cuenta quela adolescencia -esta etapa de transición y, por

tanto, de crisis de identidad- también resulta unterreno abonado que puede convertir al chico o lachica en un ser proclive y vulnerable respecto alconsumo de drogas. Factores como la propiacuriosidad, las ganas de vivir nuevas experien-cias, la emoción por el riesgo, la necesidad deautoafirmación y de transgresión respecto a lasnormas familiares, escolares y sociales, la con-vicción subjetiva de “control” y de invulnerabili-dad, la presión del grupo y, por tanto, de los ami-gos que otorgan cartas de integración y deidentidad, la diversidad y la accesibilidad de lasdrogas, la disponibilidad de tiempo y recursoseconómicos por parte de los adolescentes, la pro-moción al consumo ejercida desde varios mediosvirtuales y reales, los conflictos individuales,familiares y sociales y la poca capacidad de lospadres y de las familias en general para definirlímites y normas, son también, en sí mismos,algunos factores de riesgo que pueden favorecerel consumo de drogas17, 18.

Desde un punto de vista de su consumo, talcomo nos informa la OEDT19, las drogas másutilizadas por los jóvenes y los adolescentes enlas sociedades del bienestar son las siguientes:tabaco, alcohol, derivados del cannabis(porros), drogas de síntesis y cocaína. A conti-nuación desarrollaremos algunas ideas sobreestas sustancias, sus consumidores, y nos cen-traremos especialmente en dos drogas de usoilícito en especial auge en los últimos años entreesta población: los derivados del cannabis y lacocaína.

EL TABACO, UNA DROGA QUE HAPERDIDO GLAMUR

La Organización Mundial de la Salud (OMS) noreconoció oficialmente el tabaco como drogahasta el año 1974, y la Asociación Americanade Psiquiatría no lo hizo hasta el 198020. Hastaentonces se había cuestionado la capacidad deltabaco de generar dependencia. Para describir laconducta de la persona que fumaba (inclusodiariamente) se hablaba de hábito o de vicio.Incluso, en muchos colectivos y ambientes

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sociales el hábito de fumar era bien visto y dis-frutaba de una consideración de glamur y dedistinción social.

La misma OMS concluyó en 1974 que eltabaquismo era el factor más importante demuerte prematura en los países industrializa-dos.

La idea de que el tabaquismo no es un hábi-to o un vicio sino una adicción es todavía másreciente que la idea de que lo es el alcohol. Peroactualmente, el conocimiento científico que setiene de la capacidad del tabaco de generardependencia física, psicológica y social y de susefectos perniciosos sobre la salud se traduce enla divulgación de éste por parte de las autorida-des sanitarias y científicas de más prestigiointernacional.

¿Cuáles son las variables que han contribui-do a cambiar los patrones culturales con respec-to al tabaco? ¿Cómo ha pasado el tabaco de seraquella droga “glamurosa” que utilizaban lainmensa mayoría de las estrellas de Hollywooddurante los años treinta, cuarenta, cincuenta,sesenta y setenta del siglo pasado, a ser unadroga maldita y perseguida en la actualidad?

Si ha sido posible cambiar la imagen positivade una droga tan barata y accesible como eltabaco, ¿no debería de ser también posible cam-biar la imagen positiva de las otras drogas? ¿Dequé depende? ¿De quiénes depende?

¿Es posible generar políticas eficaces y glo-bales (internacionales) respecto a las drogasmientras se mantenga la actual dicotomía ideo-lógica entre drogas legales (las que se regulan)y las drogas ilegales (las no reguladas)?

En primer lugar, la información: el tabaquis-mo ya no es un hábito y/o un pequeño “vicio”,es una enfermedad, y tal como nos informa laOMS21, la primera causa evitable de enferme-dad, invalidez y muerte prematura en el mundo.El tabaquismo, sólo en Europa, genera cada añomás de un millón de muertes, está directamen-te relacionado con más de 25 enfermedades dis-tintas y es la principal causa de la mayor partede muertes por cáncer de pulmón y de enferme-dades cardiovasculares. En el caso de las muje-res que son fumadoras y a la vez utilizan anti-

conceptivos orales, las probabilidades de sufrirun infarto de miocardio se multiplican por diez.

En segundo lugar, la legislación: progresiva-mente, y a partir de la intervención de las auto-ridades sanitarias, las autoridades políticas hanido legislando y endureciendo las condicionespara el uso del tabaco. En España, a partir de laaprobación de la Ley 28/2005 de medidas sani-tarias frente al tabaquismo22, de aplicación apartir del 1 de enero de 2006, las limitaciones altabaco se van extendiendo incluso en los esta-blecimientos en los que tradicionalmente eramás popular su uso (bares y restaurantes). Enlos EE.UU., las limitaciones al consumo lleganactualmente hasta las habitaciones de los hote-les. Fumar ya no es tan fácil.

En tercer lugar, la cultura social: los patronesculturales han cambiado; en la actualidad lamayor parte de las estrellas cinematográficas ytelevisivas ya no fuman ni en la ficción ni en lavida real (al menos en público). Se regulan y selimitan las publicidades. Estas regulacionesafectan también a otros ámbitos cotidianos,como los deportivos y las ofertas de ocio engeneral.

En cuarto lugar, la reacción social: por todaspartes han aparecido asociaciones ciudadanas yentidades contrarias al tabaco y en defensa delos denominados “fumadores pasivos”. Los nofumadores, mayoritariamente, no quieren correrel riesgo de respirar aire contaminado por eltabaco. De esta forma, el tabaco, de manera pro-gresiva, se va expulsando de la mayoría de loscentros de trabajo.

En quinto lugar, la prevención y la asistencia:han aumentado las intervenciones preventivasen el ámbito escolar y social, tanto globalescomo específicas, en muchos países se adviertesobre el riesgo del tabaco en cada cajetilla quese vende, se sensibiliza a las mujeres embara-zadas y las lactantes de que la nicotina atravie-sa la barrera placentaria que protege al feto yestá presente también en la leche materna. Hanaumentado las ofertas especializadas de trata-mientos de deshabituación y de productos espe-cíficos para esa finalidad (parches y chicles denicotina).

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Estas medidas, entre otras, han contribuido aque el consumo de tabaco haya experimentadoun descenso importante en las sociedades delbienestar. En España, la cifra se ha reducido,hasta la actualidad, en un 30% de fumadores(cifra que, obviamente, puede y debe mejo-rar)23.

Sin embargo, entre los adolescentes el taba-co sigue siendo una droga a tener muy en cuen-ta, puesto que es la segunda sustancia más con-sumida y la que se empieza a utilizar másprematuramente. Los últimos datos facilitadospor la encuesta estatal sobre el uso de drogas enenseñanzas secundarias (ESTUDES)24 revelanun descenso significativo del consumo experi-mental y adictivo entre adolescentes y jóvenesde 14 a 18 años, si bien una cuarta parte deellos son adictos. Debemos tener en cuenta que,cuanto antes se inicie el consumo de tabaco,más difícil resultará su deshabituación posteriory, complementariamente, aumentarán tambiénlas posibilidades de consumir otras drogas.

Hoy, la lucha contra el uso del tabaco conti-núa, pero es evidente que en los últimos años sehan logrado notables victorias. ¿Por qué no seaplican las mismas medidas con las otras dro-gas, por ejemplo, con los derivados del cannabis(hachís y marihuana)? ¿Es, quizás, porque éstaes una droga ilícita?

EL ALCOHOL, LA DROGA DEL “COLOCÓN”

En 1952, la OMS y la Asociación Americana dePsiquiatría, en su DSM-1 (Manual diagnósticoy estadístico de los trastornos mentales, prime-ra edición) incluyen por primera vez el términoadicción al alcohol25.

Durante más de un siglo, el alcoholismo seha considerado un vicio, y los enfermos alcohó-licos unas personas viciosas con comportamien-tos moralmente reprobables. El concepto de queel alcoholismo no es un vicio sino una enferme-dad es, por tanto, relativamente reciente. Elinvestigador norteamericano E. M. Jellinek26

publicó en 1952, por primera vez, el concepto deque el alcoholismo es una enfermedad y la defi-

nió como “cualquier uso de bebidas alcohólicasque hagan daño, de cualquier tipo, a la persona,a la sociedad, o a ambas”. El proceso que sigueuna persona para convertirse en enfermo alco-hólico viene definido por la pérdida de su capa-cidad de control respecto al uso de bebidas alco-hólicas.

El patrón cultural “latino o mediterráneo” deconsumo de alcohol, basado esencialmente en eluso y/o abuso cotidiano de esta sustancia comodroga relacional, ha experimentado en los últi-mos años la injerencia y complementariedad deotro patrón cultural, originariamente más“anglosajón o centroeuropeo”, basado en unconsumo de abuso rápido en el tiempo y con-centrado en los fines de semana y/o en losespacios de ocio, de la noche y los contextosconocidos como “fiesta”.

Los adolescentes y jóvenes han abandonado,mayoritariamente, los rasgos culturales asocia-dos tradicionalmente al uso gastronómico delalcohol, sobre todo de los fermentados (la cul-tura del vino), por un patrón de consumo obje-tivado básicamente en el “colocón”, es decir, el“beber para colocarse”, de forma que sitúan elalcohol al mismo nivel que otras drogas “deconsumo recreativo”, como los derivados delcannabis, las drogas de síntesis y la cocaína.

Este fenómeno puede observarse, entreotros, en los cambios de preferencia en el tipode alcohol consumido. Los actuales adolescen-tes y jóvenes no se interesan tanto por el usogenérico de fermentados y durante los últimosaños ha aumentado el consumo de cerveza ysobre todo los destilados como licores dulces,aguardientes y whisky.

En muchas ciudades y pueblos se puedeobservar, sobre todo durante los fines de sema-na y los días festivos, una intensa actividad de“ocio nocturno” en la que se consumen regular-mente alcohol y otras drogas. Este fenómenoconocido como “botellón” consiste en adquirircerveza y/o destilados en supermercados y/oestablecimientos de servicio (reduciendo el cos-te económico de la “copa”) y mezclarlos en com-binados alcohólicos, que se consumen preferen-temente en el contexto del grupo de amigos y

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antes (o durante o después) de acceder a loca-les tipo pubs, bares, discotecas, donde, quizás,no se servirá alcohol a menores. Este consumosuele hacerse en el mismo aparcamiento dellocal o en lugares adyacentes y se utilizan losmismos vehículos como “bares improvisados” ya veces como auténticos “supermercados debebidas alcohólicas”. Este fenómeno ha contri-buido a la aparición y extensión de las “raves”,es decir, las fiestas clandestinas donde ya no senecesitará un local convencional (bar, discote-ca), sino que puede servir un espacio urbano orural (“casa okupa”, nave industrial, caseríoabandonado, parque o similar) como punto deencuentro improvisado al cual se accedemediante el “boca a boca”, el correo electrónico,el SMS, etc., y donde puede consumirse, contotal impunidad, alcohol y otras drogas mezcla-das con música electrónica.

En el grupo de adolescentes y jóvenes proli-feran varios tipos de juegos (de rol, informáti-cos, de mesa, etc.) que comportan, en muchasocasiones, consumos de alcohol y otras drogas.Según nuestro parecer, las principales caracte-rísticas de este nuevo patrón cultural de consu-mo de alcohol en adolescentes y jóvenes son: lainiciación precoz; la incorporación de las chicas;el aprendizaje de consumo en el grupo de igua-les; el consumo concentrado en fines de semanay “fiestas”; consumos rápidos y en espacios deencuentro juvenil; cambios en el tipo de alcoholque se bebe (fermentados y destilados); mástendencia al policonsumo de otras drogas27.

LAS DE SÍNTESIS: LAS DROGASAPÁTRIDAS

Por designer drugs (que podríamos traducir pordrogas de diseño o drogas hechas a medida) seconoce a un conjunto de sustancias sintéticasque se han popularizado con el nombre genéri-co de éxtasis (o XTC).

Las drogas de síntesis son sustancias esti-mulantes del SNC, sintetizadas en laboratoriosclandestinos sin control sanitario. Se presentanen forma de pastillas y/o comprimidos. Tienen

formas y colores diferentes con multitud denombres cambiantes según las modas y los cri-terios comerciales del mercado ilegal28, 29.

Hay más de cincuenta sustancias sintetiza-das. Las más extendidas son:

• MDMA (3,4 metilendioximetanfetamina),sintetizada en el año 1912 y conocida como“éxtasis”, “Adán” o XTC.

• MDA (3,4 metilendioxianfetamina), tam-bién conocida como “droga del amor”, fue sin-tetizada en 1910.

• DOM (4-metil, 2,5-dimetoxianfetamina),conocida por STP (serenidad, tranquilidad ypaz, o “Stop the Police”).

A las drogas de síntesis se les atribuyen dospropiedades:

1.- Propiedad entactógena (sensación deaumento de la propia sensibilidad, autopercep-ción).

2.- Propiedad empatógena (sensación deaumento de la comunicación social).

A partir de 1984, la Comisión Americana deEstupefacientes, formada por los organismosDEA (Drug Enforcement Administration) yNIDA (National Institute on Drug Abuse)30,incluyó, a propuesta de la OMS, los derivadostipo MDMA (“éxtasis”) en la Lista I de sustan-cias merecedoras de control internacional. EnEspaña se incluyó el MDA y el MDMA en las lis-tas de sustancias psicotrópicas en los años 1985y 1986, respectivamente.

En 1994, las Naciones Unidas31 identificaronlas denominadas “drogas de diseño” como cau-santes de muchos accidentes de tráfico registra-dos en jóvenes de entre 18 y 25 años. La OMSy la Asociación Americana de Psiquiatría inclu-yeron las drogas de síntesis dentro de los tras-tornos mentales y de los comportamientos indu-cidos o provocados por otros estimulantes.

Las drogas de síntesis generan dependenciapsicológica y pueden generar dependencia físicaen consumidores de un patrón de consumo con-tinuado y/o en dosis altas. Desde el punto devista de la tolerancia, se ha observado la ten-dencia de muchos consumidores a incrementarla cantidad de pastillas que pueden consumir enuna noche, o en el tiempo transcurrido desde

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que consumen. Son frecuentes las consultas enurgencias hospitalarias de jóvenes que han con-sumido más de una.

Las drogas de síntesis se han extendidonotablemente en el mercado más joven y se hanvinculado conceptualmente a su tiempo libre, alocio y a la diversión. Mayoritariamente se poli-consumen entre sí mismas y con otras drogas,básicamente con tabaco, alcohol, derivados delcannabis, alucinógenos y cocaína.

Tomando como referencia las respuestas quenos dieron 2 255 adolescentes y jóvenes quevisitaron la exposición itinerante “A toda pasti-lla”32, de los que 1 700 eran alumnos escolari-zados de entre 14 y 19 años y 455 eran jóvenesy adolescentes de entre 16 y 30 años, obtuvi-mos los siguientes resultados: el 12,6% de losalumnos escolarizados manifestaron haber con-sumido en alguna ocasión drogas de síntesis.Los motivos del consumo mayoritarios resulta-ron ser la curiosidad y la fascinación por expe-rimentar sensaciones nuevas. Este elemento esun clásico que ya se había obtenido en otrosestudios, con otros consumidores y otras dro-gas33, 34, así como la influencia de los amigos yla presión del grupo. Cabe señalar que, por logeneral, los consumidores de drogas de síntesisestán convencidos de la inocuidad de la sustan-cia y la perciben como una “droga segura” quegenera efectos positivos y sirve para bailar más,alargar la noche, tener buen “rollo”, experimen-tar efectos afrodisiacos, ganar dinero, comuni-carse mejor, conocerse mejor, etc. Obviamente,estos mitos y creencias dificultan mucho laintervención preventiva y la asistencial.

EL CANNABIS (HACHÍS, MARIHUANA…),UNA DROGA SOCIAL

El cannabis es, en la actualidad, la droga ilegalmás consumida en las sociedades del bienestar:está presente en todos los grupos socioeconómi-cos y étnicos, tanto en las áreas urbanas comorurales. Es imposible calcular con exactitud laubicación y extensión del cultivo de la planta, yaque se produce en más de 170 países y cerca de

150 millones de personas fuman y/o consumensus derivados en todos los continentes35, 36.

¿Legales o ilegales? Los jóvenes y adolescen-tes no se preocupan demasiado por esta clase dedistinciones; simplemente consumen las drogasque son accesibles, las que hay en su mundo ya su alcance. Históricamente, la drogodepen-dencia ha sido el efecto resultante más asociadoy a la vez temido tanto por los profesionales dela salud como por la sociedad en general. Perodados los actuales patrones socioculturales delconsumo de drogas, no sólo debe preocuparnosla posible aparición del trastorno adictivo.Muchos adolescentes y jóvenes policonsumido-res de drogas presentarán riesgos biopsicoso-ciales importantes asociados y/o derivados desu uso/abuso sin llegar a ser, necesaria y técni-camente, adictos a ellas. El cannabis se ha con-vertido en la actualidad en un centro controver-tido de opiniones, rechazos y adhesiones.Interdisciplinariamente, suele ser objeto deestudio como agente multicausal. En este senti-do, crece su interés como sustancia posiblemen-te útil para la aplicación clínica37, 38, pero tam-bién genera temor como potencial inductor detrastornos amotivacionales, depresivos, psicóti-cos y esquizofrénicos para muchos de sus con-sumidores39-42.

Casi la mitad de los adolescentes y jóvenesespañoles de 14 a 19 años manifiesta que con-sume o ha consumido cannabis. Una parte deellos, mayoritariamente los que hayan realizadoun consumo experimental, ocasional o circuns-tancial, raramente presentarán trastornos deri-vados. Otros se convertirán en adictos y seránsubsidiarios de atención asistencial. Finalmen-te, muchos consumidores, adictos o no, puedennecesitar ayuda terapéutica por presentar tras-tornos biopsicosociales y legales asociados y/oderivados de su consumo. En el contexto de laentrevista asistencial, es importante que se per-mita al paciente que él mismo identifique la fre-cuencia de consumo y que, por tanto, se explo-re la sintomatología: rendimiento escolar y/olaboral, conflictos familiares y/o sociales, tras-tornos emocionales y/o psicopatológicos,aumento del tiempo de consumo de “porros”,

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consumo descontrolado, intoxicaciones y tiem-pos de máxima abstinencia al consumo, tiempode consumo continuado, dificultad para realizary/o mantener actividades, destino presupuesta-rio, aumento de la tolerancia al consumo, recaí-das, aparición de síndromes de abstinencia yaumento de los descuidos y/o los accidentesrelacionados con el consumo.

Efectos derivados del consumo de cannabis

El THC genera efectos depresores y psicodislép-ticos sobre el SNC, pero complementariamente asus propiedades farmacológicas, coexisten tam-bién otras variables condicionantes de los efec-tos de su consumo:

• La cantidad consumida (dosificación).• La calidad de los derivados del cannabis

(grado de pureza), que da lugar a diferentesconcentraciones de excipientes, de principioactivo (cannabinoides) y de adulterantes.

• La vía de administración: si bien la vía másutilizada es la respiratoria (fumados), se utilizantambién por vía oral (forma de infusiones, pas-teles de marihuana o de hachís), por lo cual susefectos pueden presentar variaciones, alteracio-nes e incluso intoxicaciones en función del esta-do y las mezclas de los productos utilizados.

• El policonsumo junto con otras drogas,básicamente tabaco, alcohol, drogas de síntesis,alucinógenos y cocaína. En este sentido, sonrelevantes los datos del National HouseholdSurvey on Drug Abuse43, en el que se puedeconstatar que sólo un 0,3% de los individuosque no consumen marihuana sí que consumencocaína y, por el contrario, de los consumidoreshabituales o adictivos de cannabis (los que hanfumado en 200 ocasiones o más), el 77,3% haconsumido o consume cocaína.

• Las características individuales del consu-midor: peso, edad, sistema metabólico, historialbiopsicopatológico, predisposición genética, etc.

• Las características ambientales donde seproduce el consumo: individual y/o compartido,espacios cerrados y multitudinarios o espaciosabiertos al aire libre.

• Frecuencia de consumo: deberá de diferen-ciarse entre el consumo experimental, ocasio-nal, circunstancial, habitual y adictivo. Losmecanismos de tolerancia y dependencia sedesarrollarán y se intensificarán también enfunción del tipo de frecuencias de consumo.

Programas de disminución de daños y deriesgos

Las técnicas de desintoxicación y los tratamien-tos sustitutivos son algunas de las actividadesposibles a realizar dirigidas a los consumidoresde drogas y/o drogodependientes44, 45, pero com-plementariamente a todas ellas debemos plante-arnos la oportunidad de intervenir desde los pro-gramas de disminución de daños y de riesgosdirigidos a los adolescentes y jóvenes que handecidido fumar “porros” o que están en un pro-ceso de consumo y que, en muchos casos, nohabrán tomado todavía la decisión de dejar deconsumir cuando sean atendidos asistencial-mente46-48. En este sentido, sugerimos algunasrecomendaciones que les pueden ayudar:

– La decisión de imponerte limitaciones defumar porros, no sólo en situaciones de fiesta,sino sobre todo en situaciones de vida cotidia-na, te ayudará a limitar el consumo. Si vas afumar porros no lo hagas en estas situaciones:antes de comer (sobre todo por la mañana,antes de desayunar), en la escuela y/o en el tra-bajo (disminuirás riesgos y accidentes), enespacios pequeños y cerrados (como dentro deun coche), en espacios donde haya recién naci-dos y/o niños, si conduces un vehículo, si estásembarazada, en espacios susceptibles de acci-dentes (gasolineras, deportes de riesgo…).

– La acción de fumar porros con frecuenciadiaria te puede desencadenar distintos efectos,como apatía, dificultad de concentración y dememoria, desorientación, fuga de ideas…, ytambién adicción (dependencia física, psicológi-ca y social).

– Cuando mezcles derivados del cannabis contabaco, recuerda que también estás consumien-do nicotina (sustancia muy adictiva).

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– Si consumes progresiva o simultáneamenteporros con alcohol pueden aumentar los efectosdepresores y aparecer náuseas y vómitos.

– Si fumas porros, evita el consumo simultá-neo de otras drogas; de esta manera también teevitarás efectos desconocidos e inesperados.

– Además de fumar porros, los derivados delcannabis se suelen consumir de otras maneras(infusiones, pasteles, etc.). El hecho de desco-nocer las dosis adecuadas, su pureza y la com-binación resultante de los otros ingredientesutilizados puede ocasionar efectos desconocidose inesperados.

– Evita apurar el porro hasta el filtro. Prácti-camente un 50% de los cannabinoles y sus resi-duos se concentran en el humo principal (el quese aspira) y en la colilla.

– En algunas ocasiones se fuman porros conel objetivo de relajarse y/o dormir, pero ello noimplica que facilite el descanso adecuado delorganismo. En general, al día siguiente te senti-rás más apático y cansado.

– Si tienes relaciones sexuales, fumar porrosy/o consumir otras drogas puede potenciarcomportamientos de riesgo. Hay que prever laadopción de medidas preventivas.

– Los derivados del cannabis están conside-rados por la ley como drogas ilegales. La tenen-cia y/o el consumo en público pueden suponeruna sanción administrativa. La posesión de unacantidad igual o superior a 5 g puede ser acusa-da de tenencia destinada al tráfico.

– Si has fumado porros, no conduzcas niaceptes subir a un vehículo si el conductor tam-bién ha fumado.

Si tienes mal rollo con la familia, en la escue-la, en el trabajo, con los amigos, contigo mis-mo…, si tienes problemas de salud en general,no fumes porros.

LA COCAÍNA: DEL USO RECREATIVO AL USO ADICTIVO

En 1859, Albert Niemann aisló, en la Universi-dad de Gotinga, un alcaloide de la hoja de coca:la cocaína. A finales del siglo XIX y principios

del XX, bebidas y tónicos muy populares comoel vino Mariani y la Coca-Cola contribuyerontransculturalmente a su difusión, y el hecho deque médicos notables como Freud, Koller oHolsted, entre otros, recomendaran su uso parael tratamiento del morfinismo, la depresión ocomo anestésico local fue, sin duda, una varia-ble relevante que contribuyó a su populariza-ción49.

La cocaína ha viajado hasta principios delsiglo XXI asociada a un concepto de sustanciabásicamente inocua y no adictiva. En este sen-tido, es ilustrativo constatar que en la terceraversión del Manual diagnóstico y estadístico delos trastornos mentales (DSM) de la AsociaciónAmericana de Psiquiatría, publicado en 1980,solamente se preveía la categoría “Abuso decocaína”, no la de “Dependencia de cocaína”,dando a entender, en todo caso, una adicciónpoco grave. Los avances neurobiológicos de suacción sobre el SNC y la creciente experienciaclínica obtenida del tratamiento de pacientesadictos han contribuido al cambio surgido enlos actuales sistemas de clasificación y diagnós-tico (DSM-IV) y décima edición de la Clasifica-ción Internacional de Enfermedades (CIE-10),en los que aparecen bien definidas las categorí-as diagnósticas de abuso, dependencia y tras-tornos mentales inducidos por cocaína50, 51.

España se sitúa al frente de los países de laUnión Europea con un mayor consumo de coca-ína según informe del Observatorio Europeo deDrogas y Toxicomanías (OEDT)52. El consumode cocaína, de cannabis y de drogas de síntesisha aumentado notablemente entre los menoresde 18 años. La proporción de adolescentes yjóvenes que han consumido cocaína en los últi-mos doce meses ha crecido desde el 1,8% en1994 hasta el 8% actual. Además, han experi-mentado también un notable aumento lasurgencias hospitalarias por reacción aguda a lacocaína.

La cocaína sirve para “ligar, bailar, divertirse,conducir mejor, comunicarse, estar de buen‘rollo’, mejorar el sexo”. Estas son algunas delas respuestas que dieron 2 155 adolescentes yjóvenes que habían visitado la exposición itine-

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rante “A toda pastilla”, de los cuales 1 700 eranalumnos escolarizados de entre 14 y 19 años y455 eran adolescentes y jóvenes de entre 16 y30 años. Tal como se desprende de sus respues-tas, la cocaína se considera una droga recreati-va, poco peligrosa e incluso inocua si se consu-me ocasionalmente y por vía inhalatoria. Losmotivos expresados de su consumo, de mayor amenor, fueron: “curiosidad” (experimentar nue-vas sensaciones), “para divertirse”, “por lainfluencia de los amigos”, “porque es un afrodi-siaco”, “porque evita el cansancio”, “está demoda”, y “es una droga segura”. Tan sólo un15% de ellos expresaron temor a que generaradependencia53.

El análisis de los datos indica que los consu-midores habituales y/o adictivos de cocaínatambién lo son de otras drogas, de las cualescabe destacar el abuso de alcohol, cuyos efectosdepresores son deseados muy a menudo paracontrarrestar los “excesivamente eufóricos” quegenera la cocaína, así como el policonsumo deotras drogas como el tabaco, los derivados delcannabis y las drogas de síntesis.

Efectos derivados del consumo de cocaína

La cocaína, este potente estimulante del SNC,inhibe la recaptación de catecolaminas y seroto-nina, con lo que aumentan las concentracionesde estos neurotransmisores. Inhibe también larecaptación de noradrenalina, dando lugar aefectos tóxicos asociados a la hiperactividadsimpática (hipertensión, cardiotoxicidad, etc.) ypotencia respuestas dopaminérgicas centrales,siendo este el mecanismo más relevante en eldesarrollo de su potencial adictivo54. Se metabo-liza a nivel hepático y atraviesa rápidamente labarrera hematoencefálica. Se excreta por la ori-na y puede detectarse en plasma hasta 36 horastras la última administración55.

Las manifestaciones clínicas pueden ser agu-das o crónicas, desarrollándose complicacionesen cada una. La tendencia a desarrollar depen-dencia se relaciona con la vía de administración:menor cuando se aspira y mayor cuando se

inyecta por vía intravenosa o se fuma. El patrónde consumo tiende a que el individuo se auto-administre compulsivamente toda la cocaína deque dispone, buscando el efecto de autoperpe-tuación del estado eufórico. El usuario realizaverdaderos “atracones” (“binge”), siéndolemuy difícil el control y/o la planificación de lasdosis, y de esta forma aumenta el riesgo desobredosis o de intoxicación aguda56, así comola aparición de otras posibles complicaciones,generalmente de carácter cardiovascular, neuro-lógico, psicopatológico, etc.57

El consumo continuado conduce a la depen-dencia y a la aparición del “craving”, es decir, alintenso deseo de repetir el consumo de cocaína,después de un período de abstinencia, tantopara experimentar de nuevo con los efectos pla-centeros como para contrarrestar los depresivosy ansiógenos propios de la carencia de la dro-ga58. En este sentido, los “cravings” son síndro-mes de abstinencia condicionados en el tiempoy los principales causantes de nuevas recaídasen el consumo59. La aparición de dependenciaconlleva el desarrollo progresivo de tolerancia,lo que implica un aumento de las dosis. Con eluso continuado tienden a disminuir los efectosplacenteros y aumentan los efectos disfóricos.

La intervención terapéutica basada en los programas de disminución de dañosy de riesgos

Por lo general son los familiares del consumidorde cocaína los que acuden a la consulta. El prin-cipal objetivo será motivarles para que seanellos quienes, a su vez, motiven al usuario parael inicio del tratamiento.

Se tratará en la primera exploración de preci-sar el tipo de consumo: experimental, ocasional,circunstancial, habitual o adictivo, y a la vez losresultados de los tratamientos anteriores reali-zados, en caso de que los hubiere, así como losdesencadenantes de las recaídas, la posible psi-copatología asociada, las complicaciones rela-cionadas con la vía de consumo (sinusitis, per-foración del tabique nasal, marcas de

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venopunción etc.) y las manifestaciones clínicasderivadas de otras posibles complicacionesmédicas.

En la actualidad no se dispone de farmacolo-gía eficaz en el tratamiento de la dependencia decocaína, aunque se trabaja en dos tratamientosexperimentales que pueden resultar prometedo-res: una vacuna contra la cocaína utilizando téc-nicas inmunoterápicas60, 61 y tratamientos fár-macocinéticos en los que se acelera elmetabolismo de la cocaína en sangre periféricamediante la utilización de enzimoterapia62. Enla actualidad los tratamientos más eficaces com-binan la farmacología con la terapia cognitiva63.Ésta, de tipo individual, de grupo y/o grupo deautoayuda y familiar, se puede realizar tanto enmedio ambulatorio (el más aceptado) como encentro residencial especializado. En cuanto a lafarmacología, genéricamente esta relacionadacon la patología asociada. Se utilizan distintosfármacos: antidepresivos tricíclicos, inhibidoresde la monoaminooxidasa, neurolépticos, ago-nistas dopaminérgicos, etc. De hecho, los trata-mientos comparten los mismos objetivos: laretención, es decir, conseguir la adhesión delpaciente al tratamiento, y la progresión, por tan-to, conseguir el mantenimiento de la abstinen-cia y la prevención de las recaídas, como méto-do de aprendizaje, con la finalidad de que elpaciente incorpore habilidades cognitivas que leayuden a evitar los estímulos endógenos yambientales que le puedan conducir a un nuevoconsumo. En todo caso y en el contexto del ini-cio de la intervención terapéutica, nos parecenecesario que los médicos y los profesionales dela salud en general puedan informar, de unaforma comprensible para el paciente, de los ries-gos biopsicosociales que pueden producirse apartir del consumo. En este sentido y en el mar-co de los programas de disminución de daños yde riesgos, recomendamos algunas reflexionesde carácter preventivo:

– Si fumas “porros” (de derivados del can-nabis), habitualmente es muy posible que tam-bién te plantees consumir, o ya estés consu-miendo, otras drogas como tabaco, alcohol,drogas de síntesis y cocaína. El policonsumo es

peligroso. Puede producir intoxicaciones y/osobredosis y, complementariamente al riesgoadictivo, pueden aumentar las complicacionesescolares, laborales, sociales y familiares.

– La cocaína y todas las drogas en generalestán asociadas a la diversión. En situacionesde fin de semana y de “fiesta” se tiende a “esni-far rayas de polvo”. Decide previamente si quie-res o no consumir y qué cantidad. Ponerte unlímite previo te ayudará a ser consciente de lacantidad que tomas.

– La cocaína es una droga ilegal; por tanto,su pureza es muy variable. En el momento desu consumo, nunca sabemos cuál es su compo-sición. Es preferible que consumas una ”punta”(dosis baja) y esperes sus efectos.

– Si has consumido cocaína experimentarásefectos de euforia y desinhibición; en este esta-do y ante la posibilidad de tener relacionessexuales, suelen aumentar los comportamientosde riesgo. Es necesario que te anticipes y adop-tes medidas preventivas. Recuerda que las doscausas de muerte más importantes en los con-sumidores de cocaína son el sida y la reacciónaguda tras el consumo.

– Aunque te parezca lo contrario, la cocaínano es un afrodisíaco. Su uso continuado generadisfunciones sexuales y aumenta la inapetenciasexual.

– Si has “esnifado” una “raya” de polvo (decocaína), los efectos aparecerán al entorno de 3minutos y alcanzarán el máximo “subidón” alos 15 minutos. Si te la has inyectado, sólo seprecisan 30-60 segundos para que la drogaalcance el cerebro. En ambos casos experimen-tarás un intenso deseo de repetir el consumo.Intenta evitarlo dado que aumentan las proba-bilidades de intoxicación aguda y/o de sobredo-sis así como de otras complicaciones cardíacas ycerebrales.

– Si fumas un porro de cocaína (“chino”), outilizas una pipa, los efectos son muy rápidos ypueden aparecer a los 5-10 segundos. Esta for-ma de consumir cocaína no es inocua; aparte depeligrosa es también muy adictiva.

– Si aparecen síntomas de “paranoia”(vivencias de que todo el mundo te mira o se ríe

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de ti, que te persiguen, que te vigilan, que tecontrolan) o si tienes reacciones de pánico, deangustia y/o de malestar, es necesario que dejesde consumir y acudas a un servicio de urgen-cias.

– Si consumes cocaína es preferible que noestés solo/a, dado que puedes experimentar sín-tomas como taquicardia, mareos, dificultadespara respirar, mucha agitación y/o irritabilidad.En este caso puedes necesitar ayuda urgente(por sobredosis o intoxicación aguda). Debesavisar inmediatamente a las personas más pró-ximas.

– Si eres consumidor habitual (o adictivo) decocaína, es posible que puedas estar un tiempomás o menos largo sin consumirla (días, sema-nas, o meses). No te confundas: esto no quieredecir que ya estés “desenganchado” (deshabi-tuado). Lo más probable es que tengas “monos”e intensos deseos de consumir de nuevo (cra-ving). Plantéate pedir ayuda e iniciar o conti-nuar un tratamiento.

– Si consumes cocaína habitualmente, esmuy posible que también aumentes el consumode alcohol, dado que las dos sustancias tiendena “contrarrestarse” y generan una sensación de“equilibrio” (la cocaína “despeja” la borracherao el “muermo” del alcohol y éste disminuye laeuforia y el “colocón” de la cocaína). El consu-mo simultáneo de las dos sustancias aumentalos riesgos y las complicaciones médicas, psico-lógicas y sociales. Es necesario que pidas ayudae inicies un tratamiento.

– Si has tomado cocaína no conduzcas niaceptes viajar en un vehículo cuyo conductortambién haya consumido.

– Si tienes problemas de corazón, riñón, dia-betes, trastornos emocionales y mentales, siestás embarazada o estás tomando medicación,no consumas drogas.

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HUMANITAS Humanidades Médicas, Tema del mes on-line - N.o 30, Agosto 2008 27

JORDI ROYO ISACH – ADOLESCENTES Y DROGAS: NUEVOS FACTORES Y COMPORTAMIENTOS DE RIESGO ASOCIADOS AL CONSUMO