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Orgullo y Prejuicio Por Jane Austen

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  • Orgullo y Prejuicio

    Por

    Jane Austen

  • CAPTULO I

    Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedorde una gran fortuna, necesita una esposa.

    Sin embargo, poco se sabe de los sentimientos u opiniones de un hombrede tales condiciones cuando entra a formar parte de un vecindario. Esta verdadest tan arraigada en las mentes de algunas de las familias que lo rodean, quealgunas le consideran de su legtima propiedad y otras de la de sus hijas.

    Mi querido seor Bennet le dijo un da su esposa, sabas que, porfin, se ha alquilado Netherfield Park?

    El seor Bennet respondi que no.

    Pues as es insisti ella; la seora Long ha estado aqu hace unmomento y me lo ha contado todo.

    El seor Bennet no hizo ademn de contestar.

    No quieres saber quin lo ha alquilado? se impacient su esposa. Eres t la que quieres contrmelo, y yo no tengo inconveniente en orlo. Estasugerencia le fue suficiente.

    Pues sabrs, querido, que la seora Long dice que Netherfield ha sido alquilado por un joven muy rico del norte de Inglaterra; que vino el lunes en un land de cuatro caballos para ver el lugar; y que se qued tan encantado con l que inmediatamente lleg a un acuerdo con el seor Morris; que antes de San Miguel vendr a ocuparlo; y que algunos de sus criados estarn en la casa a finales de la semana que viene.

    Cmo se llama? Bingley.

    Est casado o soltero?

    Oh!, soltero, querido, por supuesto. Un hombre soltero y de granfortuna; cuatro o cinco mil libras al ao. Qu buen partido para nuestras hijas!

    Y qu? En qu puede afectarles?

    Mi querido seor Bennet contest su esposa, cmo puedes ser taningenuo? Debes saber que estoy pensando en casarlo con una de ellas.

    Es ese el motivo que le ha trado?

    Motivo! Tonteras, cmo puedes decir eso? Es muy posible que seenamore de una de ellas, y por eso debes ir a visitarlo tan pronto como llegue.

    No veo la razn para ello. Puedes ir t con las muchachas o mandarlas a

  • ellas solas, que tal vez sea mejor; como t eres tan guapa como cualquiera deellas, a lo mejor el seor Bingley te prefiere a ti.

    Querido, me adulas. Es verdad que en un tiempo no estuve nada mal,pero ahora no puedo pretender ser nada fuera de lo comn. Cuando una mujertiene cinco hijas creciditas, debe dejar de pensar en su propia belleza.

    En tales casos, a la mayora de las mujeres no les queda mucha bellezaen qu pensar.

    Bueno, querido, de verdad, tienes que ir a visitar al seor Bingley encuanto se instale en el vecindario.

    No te lo garantizo.

    Pero piensa en tus hijas. Date cuenta del partido que sera para una deellas. Sir Willam y lady Lucas estn decididos a ir, y slo con ese propsito.Ya sabes que normalmente no visitan a los nuevos vecinos. De veras, debes ir,porque para nosotras ser imposible visitarlo si t no lo haces.

    Eres demasiado comedida. Estoy seguro de que el seor Bingley sealegrar mucho de veros; y t le llevars unas lneas de mi parte paraasegurarle que cuenta con mi ms sincero consentimiento para que contraigamatrimonio con una de ellas; aunque pondr alguna palabra en favor de mipequea Lizzy.

    Me niego a que hagas tal cosa. Lizzy no es en nada mejor que las otras,no es ni la mitad de guapa que Jane, ni la mitad de alegre que Lydia. Pero tsiempre la prefieres a ella.

    Ninguna de las tres es muy recomendable le respondi. Son tantontas e ignorantes como las dems muchachas; pero Lizzy tiene algo ms deagudeza que sus hermanas.

    Seor Bennet! Cmo puedes hablar as de tus hijas? Te encantadisgustarme. No tienes compasin de mis pobres nervios.

    Te equivocas, querida. Les tengo mucho respeto a tus nervios. Sonviejos amigos mos. Hace por lo menos veinte aos que te oigo mencionarloscon mucha consideracin.

    No sabes cunto sufro!

    Pero te pondrs bien y vivirs para ver venir a este lugar a muchosjvenes de esos de cuatro mil libras al ao.

    No servira de nada si viniesen esos veinte jvenes y no fueras avisitarlos. Si depende de eso, querida, en cuanto estn aqu los veinte, losvisitar a todos.

  • El seor Bennet era una mezcla tan rara entre ocurrente, sarcstico,reservado y caprichoso, que la experiencia de veintitrs aos no haban sidosuficientes para que su esposa entendiese su carcter. Sin embargo, el de ellaera menos difcil, era una mujer de poca inteligencia, ms bien inculta y detemperamento desigual. Su meta en la vida era casar a sus hijas; su consuelo,las visitas y el cotilleo.

    CAPTULO II

    El seor Bennet fue uno de los primeros en presentar sus respetos al seorBingley. Siempre tuvo la intencin de visitarlo, aunque, al final, siempre leaseguraba a su esposa que no lo hara; y hasta la tarde despus de su visita, sumujer no se enter de nada. La cosa se lleg a saber de la siguiente manera:observando el seor Bennet cmo su hija se colocaba un sombrero, dijo:

    Espero que al seor Bingley le guste, Lizzy.

    Cmo podemos saber qu le gusta al seor Bingley dijo su esposaresentida si todava no hemos ido a visitarlo?

    Olvidas, mam dijo Elizabeth que lo veremos en las fiestas, y quela seora Long ha prometido presentrnoslo.

    No creo que la seora Long haga semejante cosa. Ella tiene dos sobrinasen quienes pensar; es egosta e hipcrita y no merece mi confianza.

    Ni la ma tampoco dijo el seor Bennet y me alegro de saber que nodependes de sus servicios. La seora Bennet no se dign contestar; peroincapaz de contenerse empez a reprender a una de sus hijas.

    Por el amor de Dios, Kitty no sigas tosiendo as! Ten compasin de mis nervios. Me los ests destrozando.

    Kitty no es nada discreta tosiendo dijo su padre. Siempre lo hace enmomento inoportuno. A m no me divierte toser replic Kitty quejndose.

    Cundo es tu prximo baile, Lizzy?

    De maana en quince das.

    S, as es exclam la madre. Y la seora Long no volver hasta unda antes; as que le ser imposible presentarnos al seor Bingley, porquetodava no le conocer.

    Entonces, seora Bennet, puedes tomarle la delantera a tu amiga ypresentrselo t a ella. Imposible, seor Bennet, imposible, cuando yo

  • tampoco le conozco. Por qu te burlas?

    Celebro tu discrecin. Una amistad de quince das es verdaderamentemuy poco. En realidad, al cabo de slo dos semanas no se puede saber muybien qu clase de hombre es. Pero si no nos arriesgamos nosotros, lo harnotros. Al fin y al cabo, la seora Long y sus sobrinas pueden esperar a que seles presente su oportunidad; pero, no obstante, como creer que es un acto dedelicadeza por su parte el declinar la atencin, ser yo el que os lo presente.

    Las muchachas miraron a su padre fijamente. La seora Bennet se limit adecir: Tonteras, tonteras!

    Qu significa esa enftica exclamacin? pregunt el seor Bennet.Consideras las frmulas de presentacin como tonteras, con la importanciaque tienen? No estoy de acuerdo contigo en eso. Qu dices t, Mary? Que yos que eres una joven muy reflexiva, y que lees grandes libros y los resumes.

    Mary quiso decir algo sensato, pero no supo cmo.

    Mientras Mary aclara sus ideas continu l, volvamos al seorBingley. Estoy harta del seor Bingley! grit su esposa.

    Siento mucho or eso; por qu no me lo dijiste antes? Si lo hubiesesabido esta maana, no habra ido a su casa. Mala suerte! Pero como ya le hevisitado, no podemos renunciar a su amistad ahora.

    El asombro de las seoras fue precisamente el que l deseaba; quizs el dela seora Bennet sobrepasara al resto; aunque una vez acabado el alboroto queprodujo la alegra, declar que en el fondo era lo que ella siempre habafigurado.

    Mi querido seor Bennet, que bueno eres! Pero saba que al final teconvencera. Estaba segura de que quieres lo bastante a tus hijas como para nodescuidar este asunto. Qu contenta estoy! Y qu broma tan graciosa, quehayas ido esta maana y no nos hayas dicho nada hasta ahora!

    Ahora, Kitty, ya puedes toser cuanto quieras dijo el seor Bennet; ysali del cuarto fatigado por el entusiasmo de su mujer.

    Qu padre ms excelente tenis, hijas! dijo ella una vez cerrada lapuerta. No s cmo podris agradecerle alguna vez su amabilidad, ni yotampoco, en lo que a esto se refiere. A estas alturas, os aseguro que no esagradable hacer nuevas amistades todos los das. Pero por vosotras haramoscualquier cosa. Lydia, cario, aunque eres la ms joven, apostara a que elseor Bingley bailar contigo en el prximo baile.

    Estoy tranquila dijo Lydia firmemente, porque aunque soy la msjoven, soy la ms alta.

  • El resto de la tarde se lo pasaron haciendo conjeturas sobre si el seorBingley devolvera pronto su visita al seor Bennet, y determinando cundopodran invitarle a cenar.

    CAPTULO III

    Por ms que la seora Bennet, con la ayuda de sus hijas, preguntase sobreel tema, no consegua sacarle a su marido ninguna descripcin satisfactoria delseor Bingley. Le atacaron de varias maneras: con preguntas clarsimas,suposiciones ingeniosas, y con indirectas; pero por muy hbiles que fueran, llas eluda todas. Y al final se vieron obligadas a aceptar la informacin desegunda mano de su vecina lady Lucas. Su impresin era muy favorable, sirWilliam haba quedado encantado con l. Era joven, guapsimo,extremadamente agradable y para colmo pensaba asistir al prximo baile conun grupo de amigos. No poda haber nada mejor. El que fuese aficionado albaile era verdaderamente una ventaja a la hora de enamorarse; y as sedespertaron vivas esperanzas para conseguir el corazn del seor Bingley. Si pudiera ver a una de mis hijas viviendo felizmente en Netherfield, y a lasotras igual de bien casadas, ya no deseara ms en la vida le dijo la seoraBennet a su marido.

    Pocos das despus, el seor Bingley le devolvi la visita al seor Bennet ypas con l diez minutos en su biblioteca. l haba abrigado la esperanza deque se le permitiese ver a las muchachas de cuya belleza haba odo hablarmucho; pero no vio ms que al padre. Las seoras fueron un poco msafortunadas, porque tuvieron la ventaja de poder comprobar desde una ventanaalta que el seor Bingley llevaba un abrigo azul y montaba un caballo negro.

    Poco despus le enviaron una invitacin para que fuese a cenar. Y cuandola seora Bennet tena ya planeados los manjares que daran crdito de su buenhacer de ama de casa, recibieron una respuesta que echaba todo a perder. Elseor Bingley se vea obligado a ir a la ciudad al da siguiente, y enconsecuencia no poda aceptar el honor de su invitacin. La seora Bennet sequed bastante desconcertada. No poda imaginar qu asuntos le reclamabanen la ciudad tan poco tiempo despus de su llegada a Hertfordshire; y empeza temer que iba a andar siempre revoloteando de un lado para otro sinestablecerse definitivamente y como es debido en Netherfield. Lady Lucasapacigu un poco sus temores llegando a la conclusin de que slo ira aLondres para reunir a un grupo de amigos para la fiesta. Y pronto corri elrumor de que Bingley iba a traer a doce damas y a siete caballeros para elbaile. Las muchachas se afligieron por semejante nmero de damas; pero el

  • da antes del baile se consolaron al or que en vez de doce haba trado slo aseis, cinco hermanas y una prima. Y cuando el da del baile entraron en elsaln, slo eran cinco en total: el seor Bingley, sus dos hermanas, el maridode la mayor y otro joven.

    El seor Bingley era apuesto, tena aspecto de caballero, semblanteagradable y modales sencillos y poco afectados. Sus hermanas eran mujereshermosas y de indudable elegancia. Su cuado, el seor Hurst, casi no tenaaspecto de caballero; pero fue su amigo el seor Darcy el que pronto centr laatencin del saln por su distinguida personalidad, era un hombre alto, debonitas facciones y de porte aristocrtico. Pocos minutos despus de suentrada ya circulaba el rumor de que su renta era de diez mil libras al ao. Losseores declaraban que era un hombre que tena mucha clase; las seorasdecan que era mucho ms guapo que Bingley, siendo admirado durante casi lamitad de la velada, hasta que sus modales causaron tal disgusto que hicieroncambiar el curso de su buena fama; se descubri que era un hombre orgulloso,que pretenda estar por encima de todos los dems y demostraba suinsatisfaccin con el ambiente que le rodeaba; ni siquiera sus extensasposesiones en Derbyshire podan salvarle ya de parecer odioso y desagradabley de que se considerase que no vala nada comparado con su amigo.

    El seor Bingley enseguida trab amistad con las principales personas delsaln; era vivo y franco, no se perdi ni un solo baile, lament que la fiestaacabase tan temprano y habl de dar una l en Netherfield. Tan agradablescualidades hablaban por s solas. Qu diferencia entre l y su amigo! El seorDarcy bail slo una vez con la seora Hurst y otra con la seorita Bingley, seneg a que le presentasen a ninguna otra dama y se pas el resto de la nochedeambulando por el saln y hablando de vez en cuando con alguno de susacompaantes. Su carcter estaba definitivamente juzgado. Era el hombre msorgulloso y ms antiptico del mundo y todos esperaban que no volviese mspor all. Entre los ms ofendidos con Darcy estaba la seora Bennet, cuyodisgusto por su comportamiento se haba agudizado convirtindose en unaofensa personal por haber despreciado a una de sus hijas.

    Haba tan pocos caballeros que Elizabeth Bennet se haba visto obligada asentarse durante dos bailes; en ese tiempo Darcy estuvo lo bastante cerca deella para que la muchacha pudiese or una conversacin entre l y el seorBingley, que dej el baile unos minutos para convencer a su amigo de que seuniese a ellos.

    Ven, Darcy le dijo, tienes que bailar. No soporto verte ah de pie,solo y con esa estpida actitud. Es mejor que bailes.

    No pienso hacerlo. Sabes cmo lo detesto, a no ser que conozcapersonalmente a mi pareja. En una fiesta como sta me sera imposible. Tus

  • hermanas estn comprometidas, y bailar con cualquier otra mujer de las quehay en este saln sera como un castigo para m.

    No deberas ser tan exigente y quisquilloso se quej Bingley. Porlo que ms quieras! Palabra de honor, nunca haba visto a tantas muchachastan encantadoras como esta noche; y hay algunas que son especialmentebonitas.

    T ests bailando con la nica chica guapa del saln dijo el seorDarcy mirando a la mayor de las Bennet.

    Oh! Ella es la criatura ms hermosa que he visto en mi vida! Pero justodetrs de ti est sentada una de sus hermanas que es muy guapa y apostaraque muy agradable. Deja que le pida a mi pareja que te la presente.

    Qu dices? y, volvindose, mir por un momento a Elizabeth, hastaque sus miradas se cruzaron, l apart inmediatamente la suya y dijoframente: No est mal, aunque no es lo bastante guapa como para tentarme;y no estoy de humor para hacer caso a las jvenes que han dado de lado otros.Es mejor que vuelvas con tu pareja y disfrutes de sus sonrisas porque estsmalgastando el tiempo conmigo.

    El seor Bingley sigui su consejo. El seor Darcy se alej; y Elizabeth sequed all con sus no muy cordiales sentimientos hacia l. Sin embargo, contla historia a sus amigas con mucho humor porque era graciosa y muy alegre, ytena cierta disposicin a hacer divertidas las cosas ridculas.

    En resumidas cuentas, la velada transcurri agradablemente para toda lafamilia. La seora Bennet vio cmo su hija mayor haba sido admirada por losde Netherfield. El seor Bingley haba bailado con ella dos veces, y sushermanas estuvieron muy atentas con ella. Jane estaba tan satisfecha o msque su madre, pero se lo guardaba para ella. Elizabeth se alegraba por Jane.Mary haba odo cmo la seorita Bingley deca de ella que era la muchachams culta del vecindario. Y Catherine y Lydia haban tenido la suerte de noquedarse nunca sin pareja, que, como les haban enseado, era de lo nico quedeban preocuparse en los bailes. As que volvieron contentas a Longbourn, elpueblo donde vivan y del que eran los principales habitantes. Encontraron alseor Bennet an levantado; con un libro delante perda la nocin del tiempo;y en esta ocasin senta gran curiosidad por los acontecimientos de la nocheque haba despertado tanta expectacin. Lleg a creer que la opinin de suesposa sobre el forastero pudiera ser desfavorable; pero pronto se dio cuentade que lo que iba a or era todo lo contrario.

    Oh!, mi querido seor Bennet dijo su esposa al entrar en lahabitacin. Hemos tenido una velada encantadora, el baile fue esplndido.Me habra gustado que hubieses estado all. Jane despert tal admiracin,

  • nunca se haba visto nada igual. Todos comentaban lo guapa que estaba, y elseor Bingley la encontr bellsima y bail con ella dos veces. Fjate, querido;bail con ella dos veces. Fue a la nica de todo el saln a la que sac a bailarpor segunda vez. La primera a quien sac fue a la seorita Lucas. Me contraribastante verlo bailar con ella, pero a l no le gust nada. A quin puedegustarle?, no crees? Sin embargo pareci quedarse prendado de Jane cuandola vio bailar. As es que pregunt quin era, se la presentaron y le pidi elsiguiente baile. Entonces bail el tercero con la seorita King, el cuarto conMara

    Lucas, el quinto otra vez con Jane, el sexto con Lizzy y el boulanger...

    Si hubiese tenido alguna compasin de m grit el maridoimpaciente no habra gastado tanto! Por el amor de Dios, no me hables msde sus parejas! Ojal se hubiese torcido un tobillo en el primer baile!

    Oh, querido mo! Me tiene fascinada, es increblemente guapo, y sushermanas son encantadoras. Llevaban los vestidos ms elegantes que he vistoen mi vida. El encaje del de la seora Hurst...

    Aqu fue interrumpida de nuevo. El seor Bennet protest contra todadescripcin de atuendos. Por lo tanto ella se vio obligada a pasar a otrocaptulo del relato, y cont, con gran amargura y algo de exageracin, laescandalosa rudeza del seor Darcy.

    Pero puedo asegurarte aadi que Lizzy no pierde gran cosa con noser su tipo, porque es el hombre ms desagradable y horrible que existe, y nomerece las simpatas de nadie. Es tan estirado y tan engredo que no hay formade soportarle. No haca ms que pasearse de un lado para otro como un pavoreal. Ni siquiera es lo bastante guapo para que merezca la pena bailar con l.Me habra gustado que hubieses estado all y que le hubieses dado una buenaleccin. Le detesto.

    CAPTULO IV

    Cuando Jane y Elizabeth se quedaron solas, la primera, que haba sidocautelosa a la hora de elogiar al seor Bingley, expres a su hermana lo muchoque lo admiraba.

    Es todo lo que un hombre joven debera ser dijo ella, sensato,alegre, con sentido del humor; nunca haba visto modales tan desenfadados,tanta naturalidad con una educacin tan perfecta.

    Y tambin es guapo replic Elizabeth, lo cual nunca est de ms en

  • un joven. De modo que es un hombre completo.

    Me sent muy adulada cuando me sac a bailar por segunda vez. Noesperaba semejante cumplido.

    No te lo esperabas? Yo s. sa es la gran diferencia entre nosotras. A tilos cumplidos siempre te cogen de sorpresa, a m, nunca. Era lo ms naturalque te sacase a bailar por segunda vez. No pudo pasarle inadvertido que erascinco veces ms guapa que todas las dems mujeres que haba en el saln. Noagradezcas su galantera por eso. Bien, la verdad es que es muy agradable,apruebo que te guste. Te han gustado muchas personas estpidas.

    Lizzy, querida!

    Oh! Sabes perfectamente que tienes cierta tendencia a que te guste todala gente. Nunca ves un defecto en nadie. Todo el mundo es bueno y agradablea tus ojos. Nunca te he odo hablar mal de un ser humano en mi vida.

    No quisiera ser imprudente al censurar a alguien; pero siempre digo loque pienso.

    Ya lo s; y es eso lo que lo hace asombroso. Estar tan ciega para laslocuras y tonteras de los dems, con el buen sentido que tienes. Fingir candores algo bastante corriente, se ve en todas partes. Pero ser cndido sinostentacin ni premeditacin, quedarse con lo bueno de cada uno, mejorarloaun, y no decir nada de lo malo, eso slo lo haces t. Y tambin te gustan sushermanas, no es as? Sus modales no se parecen en nada a los de l.

    Al principio desde luego que no, pero cuando charlas con ellas son muyamables. La seorita Bingley va a venir a vivir con su hermano y ocuparse desu casa. Y, o mucho me equivoco, o estoy segura de que encontraremos en ellauna vecina encantadora.

    Elizabeth escuchaba en silencio, pero no estaba convencida. Elcomportamiento de las hermanas de Bingley no haba sido a propsito paraagradar a nadie. Mejor observadora que su hermana, con un temperamentomenos flexible y un juicio menos propenso a dejarse influir por los halagos,Elizabeth estaba poco dispuesta a aprobar a las Bingley. Eran, en efecto, unasseoras muy finas, bastante alegres cuando no se las contrariaba y, cuandoellas queran, muy agradables; pero orgullosas y engredas. Eran bastantebonitas; haban sido educadas en uno de los mejores colegios de la capital yposean una fortuna de veinte mil libras; estaban acostumbradas a gastar msde la cuenta y a relacionarse con gente de rango, por lo que se crean con elderecho de tener una buena opinin de s mismas y una pobre opinin de losdems. Pertenecan a una honorable familia del norte de Inglaterra,circunstancia que estaba ms profundamente grabada en su memoria que la deque tanto su fortuna como la de su hermano haba sido hecha en el comercio.

  • El seor Bingley hered casi cien mil libras de su padre, quien ya habatenido la intencin de comprar una mansin pero no vivi para hacerlo. Elseor Bingley pensaba de la misma forma y a veces pareca decidido a hacer laeleccin dentro de su condado; pero como ahora dispona de una buena casa yde la libertad de un propietario, los que conocan bien su carcter tranquilodudaban el que no pasase el resto de sus das en Netherfield y dejase lacompra para la generacin venidera.

    Sus hermanas estaban ansiosas de que l tuviera una mansin de supropiedad. Pero aunque en la actualidad no fuese ms que arrendatario, laseorita Bingley no dejaba por eso de estar deseosa de presidir su mesa; ni laseora Hurst, que se haba casado con un hombre ms elegante que rico,estaba menos dispuesta a considerar la casa de su hermano como la suyapropia siempre que le conviniese.

    A los dos aos escasos de haber llegado el seor Bingley a su mayora deedad, una casual recomendacin le indujo a visitar la posesin de Netherfield.La vio por dentro y por fuera durante media hora, y se dio por satisfecho conlas ponderaciones del propietario, alquilndola inmediatamente.

    Ente l y Darcy exista una firme amistad a pesar de tener caracteres tanopuestos. Bingley haba ganado la simpata de Darcy por su temperamentoabierto y dcil y por su naturalidad, aunque no hubiese una forma de ser queofreciese mayor contraste a la suya y aunque l pareca estar muy satisfechode su carcter. Bingley saba el respeto que Darcy le tena, por lo que confiabaplenamente en l, as como en su buen criterio. Entenda a Darcy como nadie.Bingley no era nada tonto, pero Darcy era mucho ms inteligente. Era almismo tiempo arrogante, reservado y quisquilloso, y aunque era muy educado,sus modales no le hacan nada atractivo. En lo que a esto respecta su amigotena toda la ventaja, Bingley estaba seguro de caer bien dondequiera quefuese, sin embargo Darcy era siempre ofensivo.

    El mejor ejemplo es la forma en la que hablaron de la fiesta de Meryton.Bingley nunca haba conocido a gente ms encantadora ni a chicas ms guapasen su vida; todo el mundo haba sido de lo ms amable y atento con l, nohaba habido formalidades ni rigidez, y pronto se hizo amigo de todo el saln;y en cuanto a la seorita Bennet, no poda concebir un ngel que fuese msbonito. Por el contrario, Darcy haba visto una coleccin de gente en quieneshaba poca belleza y ninguna elegancia, por ninguno de ellos haba sentido elms mnimo inters y de ninguno haba recibido atencin o placer alguno.Reconoci que la seorita Bennet era hermosa, pero sonrea demasiado. Laseora Hurst y su hermana lo admitieron, pero aun as les gustaba y laadmiraban, dijeron de ella que era una muchacha muy dulce y que no pondraninconveniente en conocerla mejor. Qued establecido, pues, que la seoritaBennet era una muchacha muy dulce y por esto el hermano se senta con

  • autorizacin para pensar en ella como y cuando quisiera.

    CAPTULO V

    A poca distancia de Longbourn viva una familia con la que los Bennet tenan especial amistad. Sir William Lucas haba tenido con anterioridad negocios en Meryton, donde haba hecho una regular fortuna y se haba elevado a la categora de caballero por peticin al rey durante su alcalda. Esta distincin se le haba subido un poco a la cabeza y empez a no soportar tener que dedicarse a los negocios y vivir en una pequea ciudad comercial; as que dejando ambos se mud con su familia a una casa a una milla de Meryton, denominada desde entonces Lucas Lodge, donde pudo dedicarse a pensar con placer en su propia importancia, y desvinculado de sus negocios, ocuparse solamente de ser amable con todo el mundo. Porque aunque estaba orgulloso de su rango, no se haba vuelto engredo; por el contrario, era todo atenciones para con todo el mundo. De naturaleza inofensivo, sociable y servicial, su presentacin en St. James le haba hecho adems, corts.

    La seora Lucas era una buena mujer aunque no lo bastante inteligentepara que la seora Bennet la considerase una vecina valiosa. Tenan varioshijos. La mayor, una joven inteligente y sensata de unos veinte aos, era laamiga ntima de Elizabeth.

    Que las Lucas y las Bennet se reuniesen para charlar despus de un baile,era algo absolutamente necesario, y la maana despus de la fiesta, las Lucasfueron a Longbourn para cambiar impresiones.

    T empezaste bien la noche, Charlotte dijo la seora Bennet fingiendotoda amabilidad posible hacia la seorita Lucas. Fuiste la primera que eligiel seor Bingley.

    S, pero pareci gustarle ms la segunda.

    Oh! Te refieres a Jane, supongo, porque bail con ella dos veces. S,parece que le gust; s, creo que s. O algo, no s, algo sobre el seorRobinson.

    Quiz se refiera a lo que o entre l y el seor Robinson, no se lo hecontado? El seor Robinson le pregunt si le gustaban las fiestas de Meryton,si no crea que haba muchachas muy hermosas en el saln y cul le pareca lams bonita de todas. Su respuesta a esta ltima pregunta fue inmediata: Lamayor de las Bennet, sin duda. No puede haber ms que una opinin sobre eseparticular.

  • No me digas! Parece decidido a... Es como si... Pero, en fin, todo puedeacabar en nada.

    Lo que yo o fue mejor que lo que oste t, verdad, Elizabeth? dijoCharlotte. Merece ms la pena or al seor Bingley que al seor Darcy, nocrees? Pobre Eliza! Decir slo: No est mal.

    Te suplico que no le metas en la cabeza a Lizzy que se disguste porDarcy. Es un hombre tan desagradable que la desgracia sera gustarle. Laseora Long me dijo que haba estado sentado a su lado y que no habadespegado los labios.

    Ests segura, mam? No te equivocas? Yo vi al seor Darcy hablarcon ella.

    S, claro; porque ella al final le pregunt si le gustaba Netherfield, y lno tuvo ms remedio que contestar; pero la seora Long dijo que a l no lehizo ninguna gracia que le dirigiese la palabra.

    La seorita Bingley me dijo coment Jane que l no sola hablarmucho, a no ser con sus amigos ntimos. Con ellos es increblementeagradable.

    No me creo una palabra, querida. Si fuese tan agradable habra habladocon la seora Long. Pero ya me imagino qu pas. Todo el mundo dice que elorgullo no le cabe en el cuerpo, y apostara a que oy que la seora Long notiene coche y que fue al baile en uno de alquiler.

    A m no me importa que no haya hablado con la seora Long dijo laseorita Lucas, pero deseara que hubiese bailado con Eliza.

    Yo que t, Lizzy agreg la madre, no bailara con l nunca ms. Creo, mam, que puedo prometerte que nunca bailar con l.

    El orgullo dijo la seorita Lucas ofende siempre, pero a m el suyono me resulta tan ofensivo. l tiene disculpa. Es natural que un hombreatractivo, con familia, fortuna y todo a su favor tenga un alto concepto de smismo. Por decirlo de algn modo, tiene derecho a ser orgulloso.

    Es muy cierto replic Elizabeth, podra perdonarle fcilmente suorgullo si no hubiese mortificado el mo.

    El orgullo observ Mary, que se preciaba mucho de la solidez de susreflexiones, es un defecto muy comn. Por todo lo que he ledo, estoyconvencida de que en realidad es muy frecuente que la naturaleza humana seaespecialmente propensa a l, hay muy pocos que no abriguen un sentimientode autosuficiencia por una u otra razn, ya sea real o imaginaria. La vanidad yel orgullo son cosas distintas, aunque muchas veces se usen como sinnimos.El orgullo est relacionado con la opinin que tenemos de nosotros mismos; la

  • vanidad, con lo que quisiramos que los dems pensaran de nosotros.

    Si yo fuese tan rico como el seor Darcy, exclam un joven Lucas quehaba venido con sus hermanas, no me importara ser orgulloso. Tendra unajaura de perros de caza, y bebera una botella de vino al da.

    Pues beberas mucho ms de lo debido dijo la seora Bennet y si yote viese te quitara la botella inmediatamente.

    El nio dijo que no se atrevera, ella que s, y as siguieron discutiendohasta que se dio por finalizada la visita.

    CAPTULO VI

    Las seoras de Longbourn no tardaron en ir a visitar a las de Netherfield, ystas devolvieron la visita como es costumbre. El encanto de la seoritaBennet aument la estima que la seora Hurst y la seorita Bingley sentan porella; y aunque encontraron que la madre era intolerable y que no vala la penadirigir la palabra a las hermanas menores, expresaron el deseo de profundizarlas relaciones con ellas en atencin a las dos mayores. Esta atencin fuerecibida por Jane con agrado, pero Elizabeth segua viendo arrogancia en sutrato con todo el mundo, exceptuando, con reparos, a su hermana; no podangustarle. Aunque valoraba su amabilidad con Jane, saba que probablemente sedeba a la influencia de la admiracin que el hermano senta por ella. Eraevidente, dondequiera que se encontrasen, que Bingley admiraba a Jane; ypara Elizabeth tambin era evidente que en su hermana aumentaba lainclinacin que desde el principio sinti por l, lo que la predispona aenamorarse de l; pero se daba cuenta, con gran satisfaccin, de que la genteno podra notarlo, puesto que Jane unira a la fuerza de sus sentimientosmoderacin y una constante jovialidad, que ahuyentara las sospechas de losimpertinentes. As se lo coment a su amiga, la seorita Lucas.

    Tal vez sea mejor en este caso replic Charlotte poder escapar a lacuriosidad de la gente; pero a veces es malo ser tan reservada. Si una mujerdisimula su afecto al objeto del mismo, puede perder la oportunidad deconquistarle; y entonces es un pobre consuelo pensar que los dems estn en lamisma ignorancia. Hay tanto de gratitud y vanidad en casi todos, los carios,que no es nada conveniente dejarlos a la deriva. Normalmente todosempezamos por una ligera preferencia, y eso s puede ser simplemente porques, sin motivo; pero hay muy pocos que tengan tanto corazn como paraenamorarse sin haber sido estimulados. En nueve de cada diez casos, unamujer debe mostrar ms cario del que siente. A Bingley le gusta tu hermana,

  • indudablemente; pero si ella no le ayuda, la cosa no pasar de ah.

    Ella le ayuda tanto como se lo permite su forma de ser. Si yo puedonotar su cario hacia l, l, desde luego, sera tonto si no lo descubriese.

    Recuerda, Eliza, que l no conoce el carcter de Jane como t.

    Pero si una mujer est interesada por un hombre y no trata de ocultarlo,l tendr que acabar por descubrirlo.

    Tal vez s, si l la ve lo bastante. Pero aunque Bingley y Jane estnjuntos a menudo, nunca es por mucho tiempo; y adems como slo se ven enfiestas con mucha gente, no pueden hablar a solas. As que Jane deberaaprovechar al mximo cada minuto en el que pueda llamar su atencin. Ycuando lo tenga seguro, ya tendr tiempopara enamorarse de l todo lo quequiera.

    Tu plan es bueno contest Elizabeth, cuando la cuestin se trataslo de casarse bien; y si yo estuviese decidida a conseguir un marido rico, ocualquier marido, casi puedo decir que lo llevara a cabo. Pero esos no son lossentimientos de Jane, ella no acta con premeditacin. Todava no puede estarsegura de hasta qu punto le gusta, ni el porqu. Slo hace quince das que leconoce. Bail cuatro veces con l en Meryton; le vio una maana en su casa, ydesde entonces ha cenado en su compaa cuatro veces. Esto no es suficientepara que ella conozca su carcter.

    No tal y como t lo planteas. Si solamente hubiese cenado con l nohabra descubierto otra cosa que si tiene buen apetito o no; pero no debesolvidar que pasaron cuatro veladas juntos; y cuatro veladas pueden significarbastante.

    S; en esas cuatro veladas lo nico que pudieron hacer es averiguar quclase de bailes les gustaba a cada uno, pero no creo que hayan podidodescubrir las cosas realmente importantes de su carcter.

    Bueno dijo Charlotte. Deseo de todo corazn que a Jane le salganlas cosas bien; y si se casase con l maana, creo que tendra msposibilidades de ser feliz que si se dedica a estudiar su carcter durante docemeses. La felicidad en el matrimonio es slo cuestin de suerte. El que unapareja crea que son iguales o se conozcan bien de antemano, no les va a traerla felicidad en absoluto. Las diferencias se van acentuando cada vez ms hastahacerse insoportables; siempre es mejor saber lo menos posible de la personacon la que vas a compartir tu vida.

    Me haces rer, Charlotte; no tiene sentido. Sabes que no tiene sentido;adems t nunca actuaras de esa forma.

    Ocupada en observar las atenciones de Bingley para con su hermana,

  • Elizabeth estaba lejos de sospechar que tambin estaba siendo objeto deinters a los ojos del amigo de Bingley. Al principio, el seor Darcy apenas sedign admitir que era bonita; no haba demostrado ninguna admiracin porella en el baile; y la siguiente vez que se vieron, l slo se fij en ella paracriticarla. Pero tan pronto como dej claro ante s mismo y ante sus amigosque los rasgos de su cara apenas le gustaban, empez a darse cuenta de que labella expresin de sus ojos oscuros le daban un aire de extraordinariainteligencia. A este descubrimiento siguieron otros igualmente mortificantes.Aunque detect con ojo crtico ms de un fallo en la perfecta simetra de susformas, tuvo que reconocer que su figura era grcil y esbelta; y a pesar de queafirmaba que sus maneras no eran las de la gente refinada, se senta atrado porsu naturalidad y alegra. De este asunto ella no tena la ms remota idea. Paraella Darcy era el hombre que se haca antiptico dondequiera que fuese y elhombre que no la haba considerado lo bastante hermosa como para sacarla abailar.

    Darcy empez a querer conocerla mejor. Como paso previo para hablarcon ella, se dedic a escucharla hablar con los dems. Este hecho llam laatencin de Elizabeth. Ocurri un da en casa de sir Lucas donde se habareunido un amplio grupo de gente.

    Qu querr el seor Darcy le dijo ella a Charlotte, que ha estadoescuchando mi conversacin con el coronel Forster?

    sa es una pregunta que slo el seor Darcy puede contestar.

    Si lo vuelve a hacer le dar a entender que s lo que pretende. Es muysatrico, y si no empiezo siendo impertinente yo, acabar por tenerle miedo.

    Poco despus se les volvi a acercar, y aunque no pareca tener intencinde hablar, la seorita Lucas desafi a su amiga para que le mencionase eltema, lo que inmediatamente provoc a Elizabeth, que se volvi a l y le dijo:

    No cree usted, seor Darcy, que me expres muy bien hace unmomento, cuando le insista al coronel Forster para que nos diese un baile enMeryton?

    Con gran energa; pero se es un tema que siempre llena de energa a lasmujeres. Es usted severo con nosotras.

    Ahora nos toca insistirte a ti dijo la seorita Lucas. Voy a abrir elpiano y ya sabes lo que sigue, Eliza.

    Qu clase de amiga eres? Siempre quieres que cante y que toquedelante de todo el mundo. Si me hubiese llamado Dios por el camino de lamsica, seras una amiga de incalculable valor; pero como no es as, preferirano tocar delante de gente que debe estar acostumbrada a escuchar a los

  • mejores msicos pero como la seorita Lucas insista, aadi: Muy bien,si as debe ser ser y mirando framente a Darcy dijo: Hay un viejo refrnque aqu todo el mundo conoce muy bien, gurdate el aire para enfriar lasopa , y yo lo guardar para mi cancin.

    El concierto de Elizabeth fue agradable, pero no extraordinario. Despusde una o dos canciones y antes de que pudiese complacer las peticiones dealgunos que queran que cantase otra vez, fue reemplazada al piano por suhermana Mary, que como era la menos brillante de la familia, trabajabaduramente para adquirir conocimientos y habilidades que siempre estabaimpaciente por demostrar.

    Mary no tena ni talento ni gusto; y aunque la vanidad la haba hechoaplicada, tambin le haba dado un aire pedante y modales afectados quedesluciran cualquier brillantez superior a la que ella haba alcanzado. AElizabeth, aunque haba tocado la mitad de bien, la haban escuchado con msagrado por su soltura y sencillez; Mary, al final de su largo concierto, noobtuvo ms que unos cuantos elogios por las melodas escocesas e irlandesasque haba tocado a ruegos de sus hermanas menores que, con alguna de lasLucas y dos o tres oficiales, bailaban alegremente en un extremo del saln.

    Darcy, a quien indignaba aquel modo de pasar la velada, estaba callado ysin humor para hablar; se hallaba tan embebido en sus propios pensamientosque no se fij en que sir William Lucas estaba a su lado, hasta que ste sedirigi a l.

    Qu encantadora diversin para la juventud, seor Darcy! Mirndolobien, no hay nada como el baile. Lo considero como uno de los mejoresrefinamientos de las sociedades ms distinguidas.

    Ciertamente, seor, y tambin tiene la ventaja de estar de moda entre lassociedades menos distinguidas del mundo; todos los salvajes bailan.

    Sir William esboz una sonrisa.

    Su amigo baila maravillosamente continu despus de una pausa alver a Bingley unirse al grupo y no dudo, seor Darcy, que usted mismo seaun experto en la materia.

    Me vio bailar en Meryton, creo, seor.

    Desde luego que s, y me caus un gran placer verle. Baila usted amenudo en Saint James? Nunca, seor.

    No cree que sera un cumplido para con ese lugar?

    Es un cumplido que nunca concedo en ningn lugar, si puedo evitarlo.Creo que tiene una casa en la capital. El seor Darcy asinti con la cabeza.

  • Pens algunas veces en fijar mi residencia en la ciudad, porque meencanta la alta sociedad; pero no estaba seguro de que el aire de Londres lesentase bien a lady Lucas.

    Sir William hizo una pausa con la esperanza de una respuesta, pero sucompaa no estaba dispuesto a hacer ninguna. Al ver que Elizabeth se lesacercaba, se le ocurri hacer algo que le pareci muy galante de su parte y lallam.

    Mi querida seorita Eliza, por qu no est bailando? Seor Darcy,permtame que le presente a esta joven que puede ser una excelente pareja.Estoy seguro de que no puede negarse a bailar cuando tiene ante usted tantabelleza.

    Tom a Elizabeth de la mano con la intencin de pasrsela a Darcy; quien,aunque extremadamente sorprendido, no iba a rechazarla; pero Elizabeth levolvi la espalda y le dijo a sir William un tanto desconcertada:

    De veras, seor, no tena la menor intencin de bailar. Le ruego que nosuponga que he venido hasta aqu para buscar pareja.

    El seor Darcy, con toda correccin le pidi que le concediese el honor debailar con l, pero fue en vano. Elizabeth estaba decidida, y ni siquiera sirWilliam, con todos sus argumentos, pudo persuadirla.

    Usted es excelente en el baile, seorita Eliza, y es muy cruel por su partenegarme la satisfaccin de verla; y aunque a este caballero no le guste esteentretenimiento, estoy seguro de que no tendra inconveniente encomplacernos durante media hora.

    El seor Darcy es muy educado dijo Elizabeth sonriendo.

    Lo es, en efecto; pero considerando lo que le induce, querida Eliza, nopodemos dudar de su cortesa; porque, quin podra rechazar una pareja tanencantadora?

    Elizabeth les mir con coquetera y se retir. Su resistencia no le habaperjudicado nada a los ojos del caballero, que estaba pensando en ella consatisfaccin cuando fue abordado por la seorita Bingley.

    Adivino por qu est tan pensativo. Creo que no.

    Est pensando en lo insoportable que le sera pasar ms veladas de estaforma, en una sociedad como sta; y por supuesto, soy de su misma opinin.Nunca he estado ms enojada. Qu gente tan inspida y qu alboroto arman!Con lo insignificantes que son y qu importancia se dan. Dara algo por or suscrticas sobre ellos.

    Sus conjeturas son totalmente equivocadas. Mi mente estaba ocupada en

  • cosas ms agradables. Estaba meditando sobre el gran placer que puedencausar un par de ojos bonitos en el rostro de una mujer hermosa.

    La seorita Bingley le mir fijamente deseando que le dijese qu damahaba inspirado tales pensamientos. El seor Darcy, intrpido, contest:

    La seorita Elizabeth Bennet.

    La seorita Bennet! Me deja atnita. Desde cundo es su favorita? Ydgame, cundo tendr que darle la enhorabuena?

    sa es exactamente la pregunta que esperaba que me hiciese. Laimaginacin de una dama va muy rpido y salta de la admiracin al amor y delamor al matrimonio en un momento. Saba que me dara la enhorabuena.

    Si lo toma tan en serio, creer que es ya cosa hecha. Tendr usted unasuegra encantadora, de veras, y ni que decir tiene que estar siempre enPemberley con ustedes.

    l la escuchaba con perfecta indiferencia, mientras ella segua disfrutandocon las cosas que le deca; y al ver, por la actitud de Darcy, que todo estaba asalvo, dej correr su ingenio durante largo tiempo.

    CAPTULO VII

    La propiedad del seor Bennet consista casi enteramente en una haciendade dos mil libras al ao, la cual, desafortunadamente para sus hijas, estabadestinada, por falta de herederos varones, a un pariente lejano; y la fortuna dela madre, aunque abundante para su posicin, difcilmente poda suplir a la desu marido. Su padre haba sido abogado en Meryton y le haba dejado cuatromil libras.

    La seora Bennet tena una hermana casada con un tal seor Phillips quehaba sido empleado de su padre y le haba sucedido en los negocios, y unhermano en Londres que ocupaba un respetable lugar en el comercio.

    El pueblo de Longbourn estaba slo a una milla de Meryton, distancia muy conveniente para las seoritas, que normalmente tenan la tentacin de ir por all tres o cuatro veces a la semana para visitar a su ta y, de paso, detenerse en una sombrerera que haba cerca de su casa. Las que ms frecuentaban Meryton eran las dos menores, Catherine y Lydia, que solan estar ms ociosas que sus hermanas, y cuando no se les ofreca nada mejor, decidan que un paseto a la ciudad era necesario para pasar bien la maana y as tener conversacin para la tarde; porque, aunque las noticias no solan abundar en el campo, su ta siempre tena algo que contar. De momento estaban bien

  • provistas de chismes y de alegra ante la reciente llegada de un regimiento militar que iba a quedarse todo el invierno y tena en Meryton su cuartel general.

    Ahora las visitas a la seora Phillips proporcionaban una informacin de loms interesante. Cada da aadan algo ms a lo que ya saban acerca de losnombres y las familias de los oficiales. El lugar donde se alojaban ya no era unsecreto y pronto empezaron a conocer a los oficiales en persona.

    El seor Phillips los conoca a todos, lo que constitua para sus sobrinasuna fuente de satisfaccin insospechada. No hablaba de otra cosa que no fuerade oficiales. La gran fortuna del seor Bingley, de la que tanto le gustabahablar a su madre, ya no vala la pena comparada con el uniforme de unalfrez.

    Despus de or una maana el entusiasmo con el que sus hijas hablaban deltema, el seor Bennet observ framente:

    Por todo lo que puedo sacar en limpio de vuestra manera de hablardebis de ser las muchachas ms tontas de todo el pas. Ya haba tenido missospechas algunas veces, pero ahora estoy convencido.

    Catherine se qued desconcertada y no contest. Lydia, con absolutaindiferencia, sigui expresando su admiracin por el capitn Carter, y dijo queesperaba verle aquel mismo da, pues a la maana siguiente se marchaba aLondres.

    Me deja pasmada, querido dijo la seora Bennet, lo dispuesto quesiempre ests a creer que tus hijas son tontas. Si yo despreciase a alguien, seraa las hijas de los dems, no a las mas.

    Si mis hijas son tontas, lo menos que puedo hacer es reconocerlo. S,pero ya ves, resulta que son muy listas.

    Presumo que ese es el nico punto en el que no estamos de acuerdo.Siempre dese coincidir contigo en todo, pero en esto difiero, porque nuestrasdos hijas menores son tontas de remate.

    Mi querido seor Bennet, no esperars que estas nias .tengan tantosentido como sus padres. Cuando tengan nuestra edad apostara a que piensanen oficiales tanto como nosotros. Me acuerdo de una poca en la que me gustmucho un casaca roja, y la verdad es que todava lo llevo en mi corazn. Y siun joven coronel con cinco o seis mil libras anuales quisiera a una de mishijas, no le dira que no. Encontr muy bien al coronel Forster la otra noche encasa de sir William.

    Mam dijo Lydia, la ta dice que el coronel Forster y el capitn Carterya no van tanto a casa de los Watson como antes. Ahora los ve mucho en la

  • biblioteca de Clarke.

    La seora Bennet no pudo contestar al ser interrumpida por la entrada deun lacayo que traa una nota para la seorita Bennet; vena de Netherfield y elcriado esperaba respuesta. Los ojos de la seora Bennet brillaban de alegra yestaba impaciente por que su hija acabase de leer.

    Bien, Jane, de quin es?, de qu se trata?, qu dice? Date prisa ydinos, date prisa, cario. Es de la seorita Bingley dijo Jane, y entoncesley en voz alta:

    Mi querida amiga:

    Si tienes compasin de nosotras, ven a cenar hoy con Louisa y conmigo, sino, estaremos en peligro de odiarnos la una a la otra el resto de nuestras vidas,porque dos mujeres juntas todo el da no pueden acabar sin pelearse. Ven tanpronto como te sea posible, despus de recibir esta nota. Mi hermano y losotros seores cenarn con los oficiales. Saludos,

    Caroline Bingley.

    Con los oficiales! exclam Lydia. Qu raro que la ta no nos lohaya dicho! Cenar fuera! dijo la seora Bennet. Qu mala suerte!

    Puedo llevar el carruaje? pregunt Jane.

    No, querida; es mejor que vayas a caballo, porque parece que va a llovery as tendrs que quedarte a pasar la noche.

    Sera un buen plan dijo Elizabeth, si estuvieras segura de que no sevan a ofrecer para traerla a casa.

    Oh, los seores llevarn el land del seor Bingley a Meryton y losHurst no tienen caballos propios.

    Preferira ir en el carruaje.

    Pero querida, tu padre no puede prestarte los caballos. Me consta. Senecesitan en la granja. No es as, seor Bennet?

    Se necesitan ms en la granja de lo que yo puedo ofrecerlos.

    Si puedes ofrecerlos hoy dijo Elizabeth, los deseos de mi madre severn cumplidos.

    Al final anim al padre para que admitiese que los caballos estabanocupados. Y, por fin, Jane se vio obligada a ir a caballo. Su madre laacompa hasta la puerta pronosticando muy contenta un da psimo.

    Sus esperanzas se cumplieron; no haca mucho que se haba ido Jane,cuando empez a llover a cntaros. Las hermanas se quedaron intranquilas por

  • ella, pero su madre estaba encantada. No par de llover en toda la tarde; eraobvio que Jane no podra volver...

    Verdaderamente, tuve una idea muy acertada repeta la seora Bennet.

    Sin embargo, hasta la maana siguiente no supo nada del resultado de suoportuna estratagema. Apenas haba acabado de desayunar cuando un criadode Netherfield trajo la siguiente nota para Elizabeth:

    Mi querida Lizzy:

    No me encuentro muy bien esta maana, lo que, supongo, se debe a queayer llegue calada hasta los huesos. Mis amables amigas no quieren ni ormehablar de volver a casa hasta que no est mejor. Insisten en que me vea elseor Jones; por lo tanto, no os alarmis si os enteris de que ha venido avisitarme. No tengo nada ms que dolor de garganta y dolor de cabeza. Tuyasiempre,

    Jane.

    Bien, querida dijo el seor Bennet una vez Elizabeth hubo ledo lanota en alto, si Jane contrajera una enfermedad peligrosa o se muriese seraun consuelo saber que todo fue por conseguir al seor Bingley y bajo tusrdenes.

    Oh! No tengo miedo de que se muera. La gente no se muere porpequeos resfriados sin importancia. Tendr buenos cuidados. Mientras estall todo ir de maravilla. Ira a verla, si pudiese disponer del coche.

    Elizabeth, que estaba verdaderamente preocupada, tom la determinacinde ir a verla. Como no poda disponer del carruaje y no era buena amazona,caminar era su nica alternativa. Y declar su decisin.

    Cmo puedes ser tan tonta? exclam su madre. Cmo se te puedeocurrir tal cosa? Con el barro que hay! Llegaras hecha una facha, no estaraspresentable!

    Estara presentable para ver a Jane que es todo lo que yo deseo.

    Es una indirecta para que mande a buscar los caballos, Lizzy? dijo supadre.

    No, en absoluto. No me importa caminar. No hay distancias cuando setiene un motivo. Son slo tres millas. Estar de vuelta a la hora de cenar.

    Admiro la actividad de tu benevolencia observ Mary; pero todoimpulso del sentimiento debe estar dirigido por la razn, y a mi juicio, elesfuerzo debe ser proporcional a lo que se pretende.

    Iremos contigo hasta Meryton dijeron Catherine y Lydia. Elizabeth

  • acept su compaa y las tres jvenes salieron juntas.

    Si nos damos prisa dijo Lydia mientras caminaba, tal vez podamosver al capitn Carter antes de que se vaya.

    En Meryton se separaron; las dos menores se dirigieron a casa de la esposade uno de los oficiales y Elizabeth continu su camino sola. Cruz campo trascampo a paso ligero, salt cercas y sorte charcos con impaciencia hasta quepor fin se encontr ante la casa, con los tobillos empapados, las medias suciasy el rostro encendido por el ejercicio.

    La pasaron al comedor donde estaban todos reunidos menos Jane, y dondesu presencia caus gran sorpresa. A la seora Hurst y a la seorita Bingley lespareca increble que hubiese caminado tres millas sola, tan temprano y con untiempo tan espantoso. Elizabeth qued convencida de que la hicieron demenos por ello. No obstante, la recibieron con mucha cortesa, pero en laactitud del hermano haba algo ms que cortesa: haba buen humor yamabilidad. El seor Darcy habl poco y el seor Hurst nada de nada. Elprimero fluctuaba entre la admiracin por la luminosidad que el ejercicio lehaba dado a su rostro y la duda de si la ocasin justificaba el que hubiesevenido sola desde tan lejos. El segundo slo pensaba en su desayuno.

    Las preguntas que Elizabeth hizo acerca de su hermana no fueroncontestadas favorablemente. La seorita Bennet haba dormido mal, y, aunquese haba levantado, tena mucha fiebre y no estaba en condiciones de salir desu habitacin. Elizabeth se alegr de que la llevasen a verla inmediatamente; yJane, que se haba contenido de expresar en su nota cmo deseaba esa visita,por miedo a ser inconveniente o a alarmarlos, se alegr muchsimo al verlaentrar. A pesar de todo no tena nimo para mucha conversacin. Cuando laseorita Bingley las dej solas, no pudo formular ms que gratitud por laextraordinaria amabilidad con que la trataban en aquella casa. Elizabeth laatendi en silencio.

    Cuando acab el desayuno, las hermanas Bingley se reunieron con ellas; ya Elizabeth empezaron a parecerle simpticas al ver el afecto y el inters quemostraban por Jane. Vino el mdico y examin a la paciente, declarando,como era de suponer, que haba cogido un fuerte resfriado y que deban hacertodo lo posible por cuidarla. Le recomend que se metiese otra vez en la camay le recet algunas medicinas. Siguieron las instrucciones del mdico al pie dela letra, ya que la fiebre haba aumentado y el dolor de cabeza era ms agudo.Elizabeth no abandon la habitacin ni un solo instante y las otras seorastampoco se ausentaban por mucho tiempo. Los seores estaban fuera porqueen realidad nada tenan que hacer all.

    Cuando dieron las tres, Elizabeth comprendi que deba marcharse, y,aunque muy en contra de su voluntad, as lo expres.

  • La seorita Bingley le ofreci el carruaje; Elizabeth slo estaba esperandoque insistiese un poco ms para aceptarlo, cuando Jane comunic su deseo demarcharse con ella; por lo que la seorita Bingley se vio obligada a convertirel ofrecimiento del land en una invitacin para que se quedase enNetherfield. Elizabeth acept muy agradecida, y mandaron un criado aLongbourn para hacer saber a la familia que se quedaba y para que le enviasenropa.

    CAPTULO VIII

    A las cinco las seoras se retiraron para vestirse y a las seis y mediallamaron a Elizabeth para que bajara a cenar. sta no pudo contestarfavorablemente a las atentas preguntas que le hicieron y en las cuales tuvo lasatisfaccin de distinguir el inters especial del seor Bingley. Jane no habamejorado nada; al orlo, las hermanas repitieron tres o cuatro veces cunto lolamentaban, lo horrible que era tener un mal resfriado y lo que a ellas lesmolestaba estar enfermas. Despus ya no se ocuparon ms del asunto. Y suindiferencia hacia Jane, en cuanto no la tenan delante, volvi a despertar enElizabeth la antipata que en principio haba sentido por ellas.

    En realidad, era a Bingley al nico del grupo que ella vea con agrado. Supreocupacin por Jane era evidente, y las atenciones que tena con Elizabetheran lo que evitaba que se sintiese como una intrusa, que era como los demsla consideraban. Slo l pareca darse cuenta de su presencia. La seoritaBingley estaba absorta con el seor Darcy; su hermana, ms o menos, lomismo; en cuanto al seor Hurst, que estaba sentado al lado de Elizabeth, eraun hombre indolente que no viva ms que para comer, beber y jugar a lascartas. Cuando supo que Elizabeth prefera un plato sencillo a un ragout, ya notuvo nada de qu hablar con ella. Cuando acab la cena, Elizabeth volviinmediatamente junto a Jane. Nada ms salir del comedor, la seorita Bingleyempez a criticarla. Sus modales eran, en efecto, psimos, una mezcla deorgullo e impertinencia; no tena conversacin, ni estilo, ni gusto, ni belleza.La seora Hurst opinaba lo mismo y aadi:

    En resumen, lo nico que se puede decir de ella es que es una excelentecaminante. Jams olvidar cmo apareci esta maana. Realmente parecamedio salvaje.

    En efecto, Louisa. Cuando la vi, casi no pude contenerme. Qu insensatezvenir hasta aqu! Qu necesidad haba de que corriese por los campos sloporque su hermana tiene un resfriado? Cmo traa los cabellos, tandespeinados, tan desaliados!

  • S. Y las enaguas! Si las hubieseis visto! Con ms de una cuarta debarro. Y el abrigo que se haba puesto para taparlas, desde luego, no cumplasu cometido.

    Tu retrato puede que sea muy exacto, Louisa dijo Bingley, perotodo eso a m me pas inadvertido. Creo que la seorita Elizabeth Bennet tenaun aspecto inmejorable al entrar en el saln esta maana. Casi no me di cuentade que llevaba las faldas sucias.

    Estoy segura de que usted s que se fij, seor Darcy dijo la seoritaBingley; y me figuro que no le gustara que su hermana diese semejanteespectculo.

    Claro que no.

    Caminar tres millas, o cuatro, o cinco, o las que sean, con el barro hastalos tobillos y sola, completamente sola! Qu querra dar a entender? Para m,eso demuestra una abominable independencia y presuncin, y una indiferenciapor el decoro propio de la gente del campo.

    Lo que demuestra es un apreciable cario por su hermana dijoBingley.

    Me temo, seor Darcy observ la seorita Bingley a media voz, queesta aventura habr afectado bastante la admiracin que senta usted por susbellos ojos.

    En absoluto respondi Darcy; con el ejercicio se le pusieron aunms brillantes. A esta intervencin sigui una breve pausa, y la seora Hurstempez de nuevo.

    Le tengo gran estima a Jane Bennet, es en verdad una muchachaencantadora, y deseara con todo mi corazn que tuviese mucha suerte. Perocon semejantes padres y con parientes de tan poca clase, me temo que no va atener muchas oportunidades.

    Creo que te he odo decir que su to es abogado en Meryton. S, ytiene otro que vive en algn sitio cerca de Cheapside.

    Colosal! aadi su hermana. Y las dos se echaron a rer a carcajadas.

    Aunque todo Cheapside estuviese lleno de tos suyos exclamBingley, no por ello seran las Bennet menos agradables.

    Pero les disminuir las posibilidades de casarse con hombres que figurenalgo en el mundo respondi Darcy.

    Bingley no hizo ningn comentario a esta observacin de Darcy. Pero sushermanas asintieron encantadas, y estuvieron un rato divirtindose a costa delos vulgares parientes de su querida amiga.

  • Sin embargo, en un acto de renovada bondad, al salir del comedor pasaronal cuarto de la enferma y se sentaron con ella hasta que las llamaron para elcaf. Jane se encontraba todava muy mal, y Elizabeth no la dejara hasta mstarde, cuando se qued tranquila al ver que estaba dormida, y entonces lepareci que deba ir abajo, aunque no le apeteciese nada. Al entrar en el salnlos encontr a todos jugando al loo, e inmediatamente la invitaron a que lesacompaase. Pero ella, temiendo que estuviesen jugando fuerte, no acept, y,utilizando a su hermana como excusa, dijo que se entretendra con un librodurante el poco tiempo que podra permanecer abajo. El seor Hurst la mircon asombro.

    Prefieres leer a jugar?le dijo. Es muy extrao.

    La seorita Elizabeth Bennet dijo la seorita Bingley desprecia lascartas. Es una gran lectora y no encuentra placer en nada ms.

    No merezco ni ese elogio ni esa censura exclam Elizabeth. No soyuna gran lectora y encuentro placer en muchas cosas.

    Como, por ejemplo, en cuidar a su hermana intervino Bingley, yespero que ese placer aumente cuando la vea completamente repuesta.

    Elizabeth se lo agradeci de corazn y se dirigi a una mesa donde habavarios libros. l se ofreci al instante para ir a buscar otros, todos los quehubiese en su biblioteca.

    Deseara que mi coleccin fuese mayor para beneficio suyo y para mipropio prestigio; pero soy un hombre perezoso, y aunque no tengo muchoslibros, tengo ms de los que pueda llegar a leer.

    Elizabeth le asegur que con los que haba en la habitacin tena de sobra.

    Me extraa dijo la seorita Bingley que mi padre haya dejado unacoleccin de libros tan pequea. Qu estupenda biblioteca tiene usted enPemberley, seor Darcy!

    Tiene que ser buena contest; es obra de muchas generaciones.

    Y adems usted la ha aumentado considerablemente; siempre estcomprando libros. No puedo comprender que se descuide la biblioteca deuna familia en tiempos como stos.

    Descuidar! Estoy segura de que usted no descuida nada que se refiera aaumentar la belleza de ese noble lugar. Charles, cuando construyas tu casa, meconformara con que fuese la mitad de bonita que Pemberley.

    Ojal pueda.

    Pero yo te aconsejara que comprases el terreno cerca de Pemberley yque lo tomases como modelo. No hay condado ms bonito en Inglaterra que

  • Derbyshire.

    Ya lo creo que lo hara. Y comprara el mismo Pemberley si Darcy lovendiera. Hablo de posibilidades, Charles.

    Sinceramente, Caroline, preferira conseguir Pemberley comprndoloque imitndolo.

    Elizabeth estaba demasiado absorta en lo que ocurra para poder prestar lamenor atencin a su libro; no tard en abandonarlo, se acerc a la mesa dejuego y se coloc entre Bingley y su hermana mayor para observar la partida.

    Ha crecido la seorita Darcy desde la primavera? pregunt laseorita Bingley. Ser ya tan alta como yo?

    Creo que s. Ahora ser de la estatura de la seorita Elizabeth Bennet, oms alta.

    Qu ganas tengo de volver a verla! Nunca he conocido a nadie que meguste tanto. Qu figura, qu modales y qu talento para su edad! Toca elpiano de un modo exquisito.

    Me asombra dijo Bingley que las jvenes tengan tanta pacienciapara aprender tanto, y lleguen a ser tan perfectas como lo son todas.

    Todas las jvenes perfectas! Mi querido Charles, qu dices?

    S, todas. Todas pintan, forran biombos y hacen bolsitas de malla. Noconozco a ninguna que no sepa hacer todas estas cosas, y nunca he odo hablarde una damita por primera vez sin que se me informara de que era perfecta.

    Tu lista de lo que abarcan comnmente esas perfecciones dijoDarcy tiene mucho de verdad. El adjetivo se aplica a mujeres cuyosconocimientos no son otros que hacer bolsos de malla o forrar biombos. Perodisto mucho de estar de acuerdo contigo en lo que se refiere a tu estimacin delas damas en general. De todas las que he conocido, no puedo alardear deconocer ms que a una media docena que sean realmente perfectas.

    Ni yo, desde luego dijo la seorita Bingley.

    Entonces observ Elizabeth debe ser que su concepto de la mujerperfecta es muy exigente. S, es muy exigente.

    Oh, desde luego! exclam su fiel colaboradora. Nadie puedeestimarse realmente perfecto si no sobrepasa en mucho lo que se encuentranormalmente. Una mujer debe tener un conocimiento profundo de msica,canto, dibujo, baile y lenguas modernas. Y adems de todo esto, debe poseerun algo especial en su aire y manera de andar, en el tono de su voz, en su tratoy modo de expresarse; pues de lo contrario no merecera el calificativo msque a medias.

  • Debe poseer todo esto agreg Darcy, y a ello hay que aadir algoms sustancial en el desarrollo de su inteligencia por medio de abundanteslecturas.

    No me sorprende ahora que conozca slo a seis mujeres perfectas. Loque me extraa es que conozca a alguna.

    Tan severa es usted con su propio sexo que duda de que esto seaposible?

    Yo nunca he visto una mujer as. Nunca he visto tanta capacidad, tantogusto, tanta aplicacin y tanta elegancia juntas como usted describe.

    La seora Hurst y la seorita Bingley protestaron contra la injusticia de suimplcita duda, afirmando que conocan muchas mujeres que respondan adicha descripcin, cuando el seor Hurst las llam al orden quejndoseamargamente de que no prestasen atencin al juego. Como la conversacinpareca haber terminado, Elizabeth no tard en abandonar el saln.

    Elizabeth dijo la seorita Bingley cuando la puerta se hubo cerradotras ella es una de esas muchachas que tratan de hacerse agradables al sexoopuesto desacreditando al suyo propio; no dir que no d resultado conmuchos hombres, pero en mi opinin es un truco vil, una mala maa.

    Indudablemente respondi Darcy, a quien iba dirigida principalmenteesta observacin hay vileza en todas las artes que las damas a veces serebajan a emplear para cautivar a los hombres. Todo lo que tenga algo que vercon la astucia es despreciable.

    La seorita Bingley no qued lo bastante satisfecha con la respuesta comopara continuar con el tema. Elizabeth se reuni de nuevo con ellos slo paradecirles que su hermana estaba peor y que no poda dejarla. Bingley decidienviar a alguien a buscar inmediatamente al doctor Jones; mientras que sushermanas, convencidas de que la asistencia mdica en el campo no serva paranada, propusieron enviar a alguien a la capital para que trajese a uno de losms eminentes doctores. Elizabeth no quiso ni or hablar de esto ltimo, perono se opona a que se hiciese lo que deca el hermano. De manera que seacord mandar a buscar al doctor Jones temprano a la maana siguiente siJane no se encontraba mejor. Bingley estaba bastante preocupado y sushermanas estaban muy afligidas. Sin embargo, ms tarde se consolaroncantando unos dos, mientras Bingley no poda encontrar mejor alivio a supreocupacin que dar rdenes a su ama de llaves para que se prestase todaatencin posible a la enferma y a su hermana.

    CAPTULO IX

  • Elizabeth pas la mayor parte de la noche en la habitacin de su hermana,y por la maana tuvo el placer de poder enviar una respuesta satisfactoria a lasmltiples preguntas que ya muy temprano vena recibiendo, a travs de unasirvienta de Bingley; y tambin a las que ms tarde reciba de las dos elegantesdamas de compaa de las hermanas. A pesar de la mejora, Elizabeth pidique se mandase una nota a Longbourn, pues quera que su madre viniese avisitar a Jane para que ella misma juzgase la situacin. La nota fue despachadainmediatamente y la respuesta a su contenido fue cumplimentada con lamisma rapidez. La seora Bennet, acompaada de sus dos hijas menores, llega Netherfield poco despus del desayuno de la familia.

    Si hubiese encontrado a Jane en peligro aparente, la seora Bennet sehabra disgustado mucho; pero quedndose satisfecha al ver que la enfermedadno era alarmante, no tena ningn deseo de que se recobrase pronto, ya que sucura significara marcharse de Netherfield. Por este motivo se neg a atenderla peticin de su hija de que se la llevase a casa, cosa que el mdico, que haballegado casi al mismo tiempo, tampoco juzg prudente. Despus de estarsentadas un rato con Jane, apareci la seorita Bingley y las invit a pasar alcomedor. La madre y las tres hijas la siguieron. Bingley las recibi y lespregunt por Jane con la esperanza de que la seora Bennet no hubieseencontrado a su hija peor de lo que esperaba.

    Pues verdaderamente, la he encontrado muy mal respondi la seoraBennet. Tan mal que no es posible llevarla a casa. El doctor Jones dice queno debemos pensar en trasladarla. Tendremos que abusar un poco ms de suamabilidad.

    Trasladarla! exclam Bingley. Ni pensarlo! Estoy seguro de quemi hermana tambin se opondr a que se vaya a casa.

    Puede usted confiar, seora repuso la seorita Bingley con fracortesa, en que a la seorita Bennet no le ha de faltar nada mientras estcon nosotros.

    Estoy segura aadi de que, a no ser por tan buenos amigos, no squ habra sido de ella, porque est muy enferma y sufre mucho; aunque esos, con la mayor paciencia del mundo, como hace siempre, porque tiene elcarcter ms dulce que conozco. Muchas veces les digo a mis otras hijas queno valen nada a su lado. Qu bonita habitacin es sta, seor Bingley, y quencantadora vista tiene a los senderos de jardn! Nunca he visto un lugar entodo el pas comparable a Netherfield. Espero que no pensar dejarlorepentinamente, aunque lo haya alquilado por poco tiempo.

    Yo todo lo hago repentinamente respondi Bingley. As que sidecidiese dejar Netherfield, probablemente me ira en cinco minutos. Pero, por

  • ahora, me encuentro bien aqu.

    Eso es exactamente lo que yo me esperaba de usted dijo Elizabeth.

    Empieza usted a comprenderme, no es as? exclam Bingleyvolvindose hacia ella. Oh, s! Le comprendo perfectamente.

    Deseara tomarlo como un cumplido; pero me temo que el que se meconozca fcilmente es lamentable.

    Es como es. Ello no significa necesariamente que un carcter profundo ycomplejo sea ms o menos estimable que el suyo.

    Lizzy exclam su madre, recuerda dnde ests y deja decomportarte con esa conducta intolerable a la que nos tienes acostumbrados encasa.

    No saba que se dedicase usted a estudiar el carcter de las personas prosigui Bingley inmediatamente. Debe ser un estudio apasionante.

    S; y los caracteres complejos son los ms apasionantes de todos. Por lomenos, tienen esa ventaja.

    El campo dijo Darcy no puede proporcionar muchos sujetos paratal estudio. En un pueblo se mueve uno en una sociedad invariable y muylimitada.

    Pero la gente cambia tanto, que siempre hay en ellos algo nuevo queobservar.

    Ya lo creo que s exclam la seora Bennet, ofendida por la manera enla que haba hablado de la gente del campo; le aseguro que eso ocurre lomismo en el campo que en la ciudad.

    Todo el mundo se qued sorprendido. Darcy la mir un momento y luegose volvi sin decir nada. La seora Bennet crey que haba obtenido unavictoria aplastante sobre l y continu triunfante:

    Por mi parte no creo que Londres tenga ninguna ventaja sobre el campo,a no ser por las tiendas y los lugares pblicos. El campo es mucho msagradable. No es as, seor Bingley?

    Cuando estoy en el campo contest no deseo irme, y cuando estoyen la ciudad me pasa lo mismo. Cada uno tiene sus ventajas y yo me encuentroigualmente a gusto en los dos sitios.

    Claro, porque usted tiene muy buen carcter. En cambio ese caballero dijo mirando a Darcy no parece que tenga muy buena opinin del campo.

    Mam, ests muy equivocada intervino Elizabeth sonrojndose por laimprudencia de su madre, interpretas mal al seor Darcy. l slo quera

  • decir que en el campo no se encuentra tanta variedad de gente como en laciudad. Lo que debes reconocer que es cierto.

    Ciertamente, querida, nadie dijo lo contrario, pero eso de que no haymucha gente en esta vecindad, creo que hay pocas tan grandes como lanuestra. Yo he llegado a cenar con veinticuatro familias.

    Nada, si no fuese su consideracin por Elizabeth, podra haber hechocontenerse a Bingley. Su hermana fue menos delicada, y mir a Darcy con unasonrisa muy expresiva. Elizabeth quiso decir algo para cambiar deconversacin y le pregunt a su madre si Charlotte Lucas haba estado enLongbourn desde que ella se haba ido.

    S, nos visit ayer con su padre. Qu hombre tan agradable es sirWilliam! Verdad, seor Bingley? Tan distinguido, tan gentil y tan sencillo!Siempre tiene una palabra agradable para todo el mundo. Esa es la idea que yotengo de lo que es la buena educacin; esas personas que se creen muyimportantes y nunca abren la boca, no tienen idea de educacin.

    Cen Charlotte con vosotros?

    No, se fue a casa. Creo que la necesitaban para hacer el pastel de carne.Lo que es yo, seor Bingley, siempre tengo sirvientes que saben hacer sutrabajo. Mis hijas estn educadas de otro modo. Pero cada cual que se juzgue as mismo. Las Lucas son muy buenas chicas, se lo aseguro. Es una pena queno sean bonitas! No es que crea que Charlotte sea muy fea; en fin, sea comosea, es muy amiga nuestra.

    Parece una joven muy agradable dijo Bingley.

    Oh! s, pero debe admitir que es bastante fecha. La misma lady Lucaslo dice muchas veces, y me envidia por la belleza de Jane. No me gusta alabara mis propias hijas, pero la verdad es que no se encuentra a menudo a alguientan guapa como Jane. Yo no puedo ser imparcial, claro; pero es que lo dicetodo el mundo. Cuando slo tena quince aos, haba un caballero que viva encasa de mi hermano Gardiner en la ciudad, y que estaba tan enamorado deJane que mi cuada aseguraba que se declarara antes de que nos furamos.Pero no lo hizo. Probablemente pens que era demasiado joven. Sin embargo,le escribi unos versos, y bien bonitos que eran.

    Y as termin su amor dijo Elizabeth con impaciencia. Creo que hahabido muchos que lo vencieron de la misma forma. Me pregunto quin serael primero en descubrir la eficacia de la poesa para acabar con el amor.

    Yo siempre he considerado que la poesa es el alimento del amor dijoDarcy.

    De un gran amor, slido y fuerte, puede. Todo nutre a lo que ya es fuerte

  • de por s. Pero si es solo una inclinacin ligera, sin ninguna base, un buensoneto la acabara matando de hambre.

    Darcy se limit a sonrer. Sigui un silencio general que hizo temer aElizabeth que su madre volviese a hablar de nuevo. La seora Bennet lodeseaba, pero no saba qu decir, hasta que despus de una pequea pausaempez a reiterar su agradecimiento al seor Bingley por su amabilidad conJane y se disculp por las molestias que tambin pudiera estar causando Lizzy.El seor Bingley fue corts en su respuesta, y oblig a su hermana menor a sercorts y a decir lo que la ocasin requera. Ella hizo su papel, aunque con pocagracia, pero la seora Bennet, qued satisfecha y poco despus pidi sucarruaje. Al or esto, la ms joven de sus hijas se adelant para decir algo. Lasdos muchachitas haban estado cuchicheando durante toda la visita, y elresultado de ello fue que la ms joven deba recordarle al seor Bingley quecuando vino al campo por primera vez haba prometido dar un baile enNetherfield.

    Lydia era fuerte, muy crecida para tener quince aos, tena buena figura yun carcter muy alegre. Era la favorita de su madre que por el amor que letena la haba presentado en sociedad a una edad muy temprana. Era muyimpulsiva y se daba mucha importancia, lo que haba aumentado con lasatenciones que reciba de los oficiales, a lo que las cenas de su ta y susmodales sencillos contribuan. Por lo tanto, era la ms adecuada para dirigirsea Bingley y recordarle su promesa; aadiendo que sera una vergenza ante elmundo si no lo mantena. Su respuesta a este repentino ataque fue encantadoraa los odos de la seora Bennet.

    Le aseguro que estoy dispuesto a mantener mi compromiso, en cuantosu hermana est bien; usted misma, si gusta, podr sealar la fecha del baile:No querr estar bailando mientras su hermana est enferma.

    Lydia se dio por satisfecha:

    Oh! s, ser mucho mejor esperar a que Jane est bien; y para entonceslo ms seguro es que el capitn Carter estar de nuevo en Meryton. Y cuandousted haya dado su baile agreg, insistir para que den tambin uno ellos.Le dir al coronel Forster que sera lamentable que no lo hiciese.

    Por fin la seora Bennet y sus hijas se fueron, y Elizabeth volvi al instantecon Jane, dejando que las dos damas y el seor Darcy hiciesen suscomentarios acerca de su comportamiento y el de su familia. Sin embargo,Darcy no pudo compartir con los dems la censura hacia Elizabeth, a pesar dela agudeza de la seorita Bingley al hacer chistes sobre ojos bonitos.

  • CAPTULO X

    El da pas lo mismo que el anterior. La seora Hurst y la seorita Bingley haban estado por la maana unas horas al lado de la enferma, que segua mejorando, aunque lentamente. Por la tarde Elizabeth se reuni con ellas en el saln. Pero no se dispuso la mesa de juego acostumbrada. Darcy escriba y la seorita Bingley, sentada a su lado, segua el curso de la carta, interrumpindole repetidas veces con mensajes para su hermana. El seor Hurst y Bingley jugaban al piquet y la seora Hurst contemplaba la partida.

    Elizabeth se dedic a una labor de aguja, y tena suficiente entretenimientocon atender a lo que pasaba entre Darcy y su compaa. Los constantes elogiosde sta a la caligrafa de Darcy, a la simetra de sus renglones o a la extensinde la carta, as como la absoluta indiferencia con que eran recibidos,constituan un curioso dilogo que estaba exactamente de acuerdo con laopinin que Elizabeth tena de cada uno de ellos.

    Qu contenta se pondr la seorita Darcy cuando reciba esta carta! lno contest.

    Escribe usted ms deprisa que nadie. Se equivoca. Escribo muydespacio.

    Cuntas cartas tendr ocasin de escribir al cabo del ao! Incluidascartas de negocios. Cmo las detesto!

    Es una suerte, pues, que sea yo y no usted, el que tenga que escribirlas.Le ruego que le diga a su hermana que deseo mucho verla.

    Ya se lo he dicho una vez, por peticin suya.

    Me temo que su pluma no le va bien. Djeme que se la afile, lo hagoincreblemente bien. Gracias, pero yo siempre afilo mi propia pluma.

    Cmo puede lograr una escritura tan uniforme? Darcy no hizo ningncomentario.

    Dgale a su hermana que me alegro de saber que ha hecho muchosprogresos con el arpa; y le ruego que tambin le diga que estoy entusiasmadacon el diseo de mesa que hizo, y que creo que es infinitamente superior al dela seorita Grantley.

    Me permite que aplace su entusiasmo para otra carta? En la presente yano tengo espacio para ms elogios.

    Oh!, no tiene importancia. La ver en enero. Pero, siempre le escribecartas tan largas y encantadoras, seor Darcy?

    Generalmente son largas; pero si son encantadoras o no, no soy yo quien

  • debe juzgarlo.

    Para m es como una norma, cuando una persona escribe cartas tanlargas con tanta facilidad no puede escribir mal.

    Ese cumplido no vale para Darcy, Caroline interrumpi suhermano, porque no escribe con facilidad. Estudia demasiado las palabras.Siempre busca palabras complicadas de ms de cuatro slabas, no es as,Darcy?

    Mi estilo es muy distinto al tuyo.

    Oh! exclam la seorita Bingley. Charles escribe sin ningncuidado. Se come la mitad de las palabras y emborrona el resto.

    Las ideas me vienen tan rpido que no tengo tiempo de expresarlas; demanera que, a veces, mis cartas no comunican ninguna idea al que las recibe.

    Su humildad, seor Bingley intervino Elizabeth, tiene que desarmartodos los reproches.

    Nada es ms engaoso dijo Darcy que la apariencia de humildad.Normalmente no es otra cosa que falta de opinin, y a veces es una formaindirecta de vanagloriarse.

    Y cul de esos dos calificativos aplicas a mi reciente acto de modestia?

    Una forma indirecta de vanagloriarse; porque t, en realidad, estsorgulloso de tus defectos como escritor, puesto que los atribuyes a tu rapidezde pensamientos y a un descuido en la ejecucin, cosa que consideras, si nomuy estimable, al menos muy interesante. Siempre se aprecia mucho el poderde hacer cualquier cosa con rapidez, y no se presta atencin a la imperfeccincon la que se hace. Cuando esta maana le dijiste a la seora Bennet que sialguna vez te decidas a dejar Netherfield, te iras en cinco minutos, fue unaespecie de elogio, de cumplido hacia ti mismo; y, sin embargo, qu tiene deelogiable marcharse precipitadamente dejando, sin duda, asuntos sin resolver,lo que no puede ser beneficioso para ti ni para nadie?

    No! exclam Bingley. Me parece demasiado recordar por la nochelas tonteras que se dicen por la maana. Y te doy mi palabra, estabaconvencido de que lo que deca de m mismo era verdad, y lo sigo estandoahora. Por lo menos, no adopt innecesariamente un carcter precipitado parapresumir delante de las damas.

    S, creo que estabas convencido; pero soy yo el que no est convencidode que te fueses tan aceleradamente. Tu conducta dependera de lascircunstancias, como la de cualquier persona. Y si, montado ya en el caballo,un amigo te dijese: Bingley, qudate hasta la prxima semana,probablemente lo haras, probablemente no te iras, y bastara slo una palabra

  • ms para que te quedaras un mes.

    Con esto slo ha probado dijo Elizabeth que Bingley no hizojusticia a su temperamento. Lo ha favorecido usted ms ahora de lo que l lohaba hecho.

    Estoy enormemente agradecido dijo Bingley por convertir lo que dicemi amigo en un cumplido. Pero me temo que usted no lo interpreta de la formaque mi amigo pretenda; porque l tendra mejor opinin de m si, en esacircunstancia, yo me negase en rotundo y partiese tan rpido como me fueseposible.

    Considerara entonces el seor Darcy reparada la imprudencia de suprimera intencin con la obstinacin de mantenerla?

    No soy yo, sino Darcy, el que debe explicarlo.

    Quieres que d cuenta de unas opiniones que t me atribuyes, pero queyo nunca he reconocido. Volviendo al caso, debe recordar, seorita Bennet,que el supuesto amigo que desea que se quede y que retrase su plan,simplemente lo desea y se lo pide sin ofrecer ningn argumento.

    El ceder pronto y fcilmente a la persuasin de un amigo, no tieneningn mrito para usted. El ceder sin conviccin dice poco en favor de lainteligencia de ambos.

    Me da la sensacin, seor Darcy, de que usted nunca permite que leinfluyan el afecto o la amistad. El respeto o la estima por el que pide puedehacernos ceder a la peticin sin esperar ninguna razn o argumento. No estoyhablando del caso particular que ha supuesto sobre el seor Bingley. Adems,deberamos, quiz, esperar a que se diese la circunstancia para discutirentonces su comportamiento. Pero en general y en casos normales entreamigos, cuando uno quiere que el otro cambie alguna decisin, vera ustedmal que esa persona complaciese ese deseo sin esperar las razones del otro?

    No sera aconsejable, antes de proseguir con el tema, dejar claro conms precisin qu importancia tiene la peticin y qu intimidad hay entre losamigos?

    Perfectamente dijo Bingley, fijmonos en todos los detalles sinolvidarnos de comparar estatura y tamao; porque eso, seorita Bennet, puedetener ms peso en la discusin de lo que parece. Le aseguro que si Darcy nofuera tan alto comparado conmigo, no le tendra ni la mitad del respeto que letengo. Confieso que no conozco nada ms imponente que Darcy endeterminadas ocasiones y en determinados lugares, especialmente en su casa yen las tardes de domingo cuando no tiene nada que hacer.

    El seor Darcy sonri; pero Elizabeth se dio cuenta de que se haba

  • ofendido bastante y contuvo la risa. La seorita Bingley se molest mucho porla ofensa que le haba hecho a Darcy y censur a su hermano por decir talestonteras.

    Conozco tu sistema, Bingley dijo su amigo. No te gustan lasdiscusiones y quieres acabar sta.

    Quiz. Las discusiones se parecen demasiado a las disputas. Si t y laseorita Bennet posponis la vuestra para cuando yo no est en la habitacin,estar muy agradecido; adems, as podris decir todo lo que queris de m.

    Por mi parte dijo Elizabeth, no hay objecin en hacer lo que pide, yes mejor que el seor Darcy acabe la carta.

    Darcy sigui su consejo y acab la carta. Concluida la tarea, se dirigi a laseorita Bingley y a Elizabeth para que les deleitasen con algo de msica. Laseorita Bingley se apresur al piano, pero antes de sentarse invitcortsmente a Elizabeth a tocar en primer lugar; sta, con igual cortesa y contoda sinceridad rechaz la invitacin; entonces, la seorita Bingley se sent ycomenz el concierto.

    La seora Hurst cant con su hermana, y, mientras se empleaban en estaactividad, Elizabeth no poda evitar darse cuenta, cada vez que volva laspginas de unos libros de msica que haba sobre el piano, de la frecuenciacon la que los ojos de Darcy se fijaban en ella. Le era difcil suponer que fueseobjeto de admiracin ante un hombre de tal categora; y aun sera ms extraoque la mirase porque ella le desagradara. Por fin, slo pudo imaginar quellamaba su atencin porque haba algo en ella peor y ms reprochable, segnsu concepto de la virtud, que en el resto de los presentes. Esta suposicin no laapenaba. Le gustaba tan poco, que la opinin que tuviese sobre ella, no lepreocupaba.

    Despus de tocar algunas canciones italianas, la seorita Bingley vari elrepertorio con un aire escocs ms alegre; y al momento el seor Darcy seacerc a Elizabeth y le dijo:

    Le apetecera, seorita Bennet, aprovechar esta oportunidad para bailarun reel? Ella sonri y no contest. l, algo sorprendido por su silencio, repitila pregunta.

    Oh! dijo ella, ya haba odo la pregunta. Estaba meditando larespuesta. S que usted querra que contestase que s, y as habra tenido elplacer de criticar mis gustos; pero a m me encanta echar por tierra esa clasede trampas y defraudar a la gente que est premeditando un desaire. Por lotanto, he decidido decirle que no deseo bailar en absoluto. Y, ahora, desiremesi se atreve.

  • No me atrevo, se lo aseguro.

    Ella, que crey haberle ofendido, se qued asombrada de su galantera.Pero haba tal mezcla de dulzura y malicia en los modales de Elizabeth, queera difcil que pudiese ofender a nadie; y Darcy nunca haba estado tanensimismado con una mujer como lo estaba con ella. Crea realmente que si nofuera por la inferioridad de su familia, se vera en peligro.

    La seorita Bingley vio o sospech lo bastante para ponerse celosa, y suansiedad porque se restableciese su querida amiga Jane se increment con eldeseo de librarse de Elizabeth.

    Intentaba provocar a Darcy para que se desilusionase de la joven,hablndole de su supuesto matrimonio con ella y de la felicidad que esaalianza le traera.

    Espero le dijo al da siguiente mientras paseaban por el jardn quecuando ese deseado acontecimiento tenga lugar, har usted a su suegra unascuantas advertencias para que modere su lengua; y si puede conseguirlo, eviteque las hijas menores anden detrs de los oficiales. Y, si me permite mencionarun tema tan delicado, procure refrenar ese algo, rayando en la presuncin y enla impertinencia, que su dama posee.

    Tiene algo ms que proponerme para mi felicidad domstica?

    Oh, s! Deje que los retratos de sus tos, los Phillips, sean colgados en lagalera de Pemberley. Pngalos al lado del to abuelo suyo, el juez. Son de lamisma profesin, aunque de distinta categora. En cuanto al retrato de suElizabeth, no debe permitir que se lo hagan, porque qu pintor podra hacerjusticia a sus hermosos ojos?

    Desde luego, no sera fcil captar su expresin, pero el color, la forma ysus bonitas pestaas podran ser reproducidos.

    En ese momento, por otro sendero del jardn, salieron a su paso la seoraHurst y Elizabeth.

    No saba que estabais paseando dijo la seorita Bingley un pococonfusa al pensar que pudiesen haberles odo.

    Os habis portado muy mal con nosotras respondi la seora Hurstal no decirnos que ibais a salir.

    Y, tomando el brazo libre del seor Darcy, dej que Elizabeth pasease sola.En el camino slo caban tres. El seor Darcy se dio cuenta de tal descortesa ydijo inmediatamente:

    Este paseo no es lo bastante ancho para los cuatro, salgamos a laavenida.

  • Pero Elizabeth, que no tena la menor intencin de continuar con ellos,contest muy sonriente:

    No, no; qudense donde estn. Forman un grupo encantador, est muchomejor as. Una cuarta persona lo echara a perder. Adis.

    Se fue alegremente regocijndose al pensar, mientras caminaba, que dentrode uno o dos das ms estara en su casa. Jane se encontraba ya tan bien, queaquella misma tarde tena la intencin de salir un par de horas de su cuarto.

    CAPTULO XI

    Cuando las seoras se levantaron de la mesa despus de cenar, Elizabethsubi a visitar a su hermana y al ver que estaba bien abrigada la acompa alsaln, donde sus amigas le dieron la bienvenida con grandes demostracionesde contento. Elizabeth nunca las haba visto tan amables como en la hora quetranscurri hasta que llegaron los caballeros. Hablaron de todo. Describieronla fiesta con todo detalle, contaron ancdotas con mucha gracia y se burlaronde sus conocidos con humor.

    Pero en cuanto entraron los caballeros, Jane dej de ser el primer objeto deatencin. Los ojos de la seorita Bingley se volvieron instantneamente haciaDarcy y no haba dado cuatro pasos cuando ya tena algo que decirle. El sedirigi directamente a la seorita Bennet y la felicit cortsmente. Tambin elseor Hurst le hizo una ligera inclinacin de cabeza, dicindole que sealegraba mucho; pero la efusin y el calor quedaron reservados para el saludode Bingley, que estaba muy contento y lleno de atenciones para con ella. Laprimera media hora se la pas avivando el fuego para que Jane no notase elcambio de un habitacin a la otra, y le rog que se pusiera al lado de lachimenea, lo ms lejos posible de la puerta. Luego se sent junto a ella y yacasi no habl con nadie ms. Elizabeth, enfrente, con su labor, contemplaba laescena con satisfaccin.

    Cuando terminaron de tomar el t, el seor Hurst record a su cuada lamesa de juego, pero fue en vano; ella intua que a Darcy no le apeteca jugar, yel seor Hurst vio su peticin rechazada inmediatamente. Le asegur quenadie tena ganas de jugar; el silencio que sigui a su afirmacin parecicorroborarla. Por lo tanto, al seor Hurst no le quedaba otra cosa que hacerque tumbarse en un sof y dormir. Darcy cogi un libro, la seorita Bingleycogi otro, y la seora Hurst, ocupada principalmente en jugar con suspulseras y sortijas, se una, de vez en cuando, a la conversacin de su hermanocon la seorita Bennet.

  • La seorita Bingley prestaba ms atencin a la lectura de Darcy que a lasuya propia. No paraba de hacerle preguntas o mirar la pgina que l tenadelante. Sin embargo, no consigui sacarle ninguna conversacin; se limitabaa contestar y segua leyendo. Finalmente, angustiada con la idea de tener queentretenerse con su libro que haba elegido solamente porque era el segundotomo del que lea Darcy, bostez largamente y exclam:

    Qu agradable es pasar una velada as! Bien mirado, creo que no haynada tan divertido como leer. Cualquier otra cosa en seguida te cansa, pero unlibro, nunca. Cuando tengauna casa propia ser desgraciadsima si no tengouna gran biblioteca.

    Nadie dijo nada. Entonces volvi a bostezar, cerr el libro y pase la vistaalrededor de la habitacin buscando en qu ocupar el tiempo; cuando al or asu hermano mencionarle un baile a la seorita Bennet, se volvi de repentehacia l y dijo:

    Piensas seriamente en dar un baile en Netherfield, Charles? Antes dedecidirte te aconsejara que consultases con los presentes, pues o mucho meengao o hay entre nosotros alguien a quien un baile le parecera, ms que unadiversin, un castigo.

    Si te refieres a Darcy le contest su hermano, puede irse a la camaantes de que empiece, si lo prefiere; pero en cuanto al baile, es cosa hecha, ytan pronto como Nicholls lo haya dispuesto todo, enviar las invitaciones.

    Los bailes me gustaran mucho ms repuso su hermana si fuesen deotro modo, pero esa clase de reuniones suelen ser tan pesadas que se haceninsufribles. Sera ms racional que lo principal en ellas fuese la conversacin yno un baile.

    Mucho ms racional s, Caroline; pero entonces ya no se parecera ennada a un baile.

    La seorita Bingley no contest; se levant poco despus y se puso apasear por el saln. Su figura era elegante y sus andares airosos; pero Darcy, aquien iba dirigido todo, sigui enfrascado en la lectura. Ella, desesperada,decidi hacer un esfuerzo ms, y, volvindose a Elizabeth, dijo:

    Seorita Eliza Bennet, djeme que la convenza para que siga mi ejemploy d una vuelta por el saln. Le aseguro que viene muy b