Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin...

40
CUENTOS DEL CUERPO CUENTOS DEL CUERPO Ilustraciones Michelle Ramírez Terán Stephanie Ramírez Terán Oscar Saúl Hernández Miranda Afromexicanos de la Costa Chica Afromexicanos de la Costa Chica

Transcript of Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin...

Page 1: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

CUENTOS DEL CUERPOCUENTOS DEL CUERPO

Ilustraciones Michelle Ramírez Terán

Stephanie Ramírez Terán

Oscar Saúl Hernández Miranda

Afromexicanos de la Costa ChicaAfromexicanos de la Costa Chica

Page 2: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,
Page 3: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

Lic. Adelfo Regino MontesDirector General del Instituto Nacional de los

Pueblos Indígenas

Mtra. Bertha Dimas HuacuzCoordinadora General de Patrimonio Cultural,

Investigación y Educación Indígena

Itzel Maritza García LiconaDirectora de Comunicación Social

Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas. México

Page 4: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

CUENTOS DEL CUERPOAfromexicanos

Oscar Saúl Hernández Miranda

Ilustraciones

Michelle Ramírez Terán

Stephanie Ramírez Terán

Corrección de estilo

Verónica Chávez Aldaco

Coordinación / Edición

Norberto Zamora Pérez

México, 2020

Page 5: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

ÍNDICEÍNDICE

Introducción Introducción

CaraCaraVistaVista

Sabor y olorSabor y olorOídoOído

TactoTactoCorazónCorazón

EspejoEspejo

1 1

44

99

1313

1717

2121

2525

2929

Page 6: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,
Page 7: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

INTRODUCCIÓN

El libro “Cuentos del cuerpo” es un texto que busca una des-cripción en distintas dimensiones sobre la identidad de lo afro-mexicano sin tener que recurrir a definiciones institucionales. Habla desde la perspectiva individual y de la comunidad, pues entiende que lo afro nace desde su centro: es la cotidianidad de una población, su manera de vivir y de expresarse.

Por ello, el lenguaje que se usa se jerarquiza en tres sectores particulares: el tú, el yo y el nosotros. En primera instancia se habla desde el tú, entendiendo que la intención es afromexi-canista y no afromexicanismo, ya que no se busca apropiar lo arraigado en una población, sino dar voz. En segundo lugar, lo individual, el yo que busca encontrarse como una personi-ficación de la vivencia; y, por último, el reconocer el vínculo de ambos puntos anteriores al expresarse en pluralidad.

1

Page 8: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

Cada cuento representa una parte diferente del cuerpo, una forma de pensar el pasado, sentir el presente y percibir el futuro. Encuen-tra, además, la unión entre cada pieza del texto, ya que está con-formado para un todo, el mismo que siente y habla por sí. Conjunto a esto, se explora la naturaleza y la cultura, partes fundamentales de la identidad, ya que con esta relación se adentra al sentimiento de la comunidad.

Sin embargo, también se muestra a la relación de cada elemento: el agua se mezcla con el viento, el fuego con la tierra, la fauna con la flora. Cada cosa tiene su par y con ellos conviven, son un todo. El escrito no sólo lo entiende, sino que lo expone y lo enaltece. Busca la reconciliación del hombre con lo que lo rodea, y los pone en un plano de igualdad.

Es necesario reconocer que cada palabra se usa como una metá-fora del espejo, ya que si bien se habla de la identidad afromexica-na, de la misma manera se puede encontrar a cada una de las co-munidades que forman nuestro país en un sentimiento atemporal. El espejo es capaz de reflejar a otros, pero entre más te adentras, más te das cuenta de que te refleja a ti.

2

Page 9: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

3

Page 10: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

Cara

4

Page 11: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

Tú despiertas con dolor de cabeza, agarras la jarra de agua que dejas siempre al lado de tu cama y te empapas la cara. Sientes la textura de la piel que hace una mezcla entre sudor y arena que arrastra el viento por la ventana abierta. Es un día más, pero lo sientes como si fuera el primero; aquella primera toma de consciencia donde sentiste el calor del sol en tu rostro, las gotas del mar que briznan alrededor y golpean sobre tu ser, ¿lo recuerdas?

Tú tratas de recordar cuándo fue la última vez que sentiste que te quemaba el sol. Ahora sólo es una resistencia de sus rayos lo que te llega a incomodar cuando decides pescar en la madrugada; esa sensación de calor-frío que te hace cuestionar cómo dos cosas se pueden complementar tan bien y dan una sensación de paz que tú notas y sientes que toda la vegetación y fauna también lo hace.

Tú, ¿qué sientes cuando, en tu trayecto a casa, los demás te detienen por reconocerte al caminar? Nunca has sentido que la vida es solitaria y menos cuando se vive en comunidad, así como lo haces, como te enseñaron a vivirla. ¿Sientes que tu cara es el reflejo de lo que significa ser afromexicano? En realidad no te lo preguntas, pero de alguna forma sabes que eso es lo primero que ven los demás cuando retornas.

Yo no sé cuándo dejé de sentir el paso del tiempo durante el día, me arraigo mucho en mi quehacer cotidiano que sólo pienso en despertar y limpiar mi rostro; luego tomar mi red, verificar que no tenga lazos rotos y salir antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada, sino porque es el mismo astro quien me empieza a molestar y hace que tenga la sensación de que los mosquitos me han picado la cara.

5

Page 12: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

6

Page 13: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

Yo me seco, veo cómo me miran los demás. Me pregunto si tienen una fijación con mi cara o si es como cualquier otra, como la de mi abuelo, como la de mi padre, como la de mi madre y la de mi hermana. Mi cara es una más en la que todos pueden posar su mirada, no me preocupo. Preparo mi comida y me recuesto un rato pensando que la juventud debería ser eterna.

Yo me vuelvo a despertar por segunda vez en el día. Recuerdo que debo ir a casa de mi vecina, la cual está a unos diez minutos caminando por la costa. Debo entregarle los vegetales y los huevos que me encargó. Me levanto y me veo la cara en el espejo. Soy yo, soy tú. Arreglo mi cabello y enjuago las partes que se han resecado porque hoy me quedé más tiempo pescando. Tomo mis cosas y decido llevar el encargo.

Yo noto que la arena toma su color naranja, es el atardecer que se muestra frente a todos. Tengo en las manos las bolsas con el contenido encargado. Toco la puerta y espero que abra, ahora no siento la juventud que hace unos momentos sentía. Me invita a pasar y accedo. Siempre me ha gustado su casa, es como cualquier otra, pero tiene un toque hogareño, pienso que se debe a las múltiples fotos que tiene de su familia, veo rasgos muy parecidos de mí en cada una de las personas que se revelan a través de los marcos. Es de noche, hay que regresar.

Nosotros notamos que la luna nos acompaña con su esplendor y ayuda a iluminar el camino. ¿Acaso todos pensamos que la marea arrulla cada paso que damos? Es la tranquilidad lo que siempre ha hecho de este lugar algo especial, separado de la gente, a veces olvidado. Costa Chica es un lugar alienado.

7

Page 14: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

¿Nos hemos puesto a pensar durante el recorrido qué hacemos en la cotidianidad? Pareciera que somos el camino paralelo que toma el sol: una misma ruta, un mismo inicio y un mismo final. En el baño, el espejo refleja el rostro, lo que ya sabíamos. En él te ves tú, me veo yo y nos vemos nosotros. En la cama habremos de recostarnos, sentir el peso de los años y los efectos que han tenido en nuestra piel. Las arrugas y las manchas son sólo el recuerdo de que habremos de amanecer o que bien podría ser la última vez que sintamos la ausencia del sol.

8

Page 15: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

Vista

9

Page 16: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

Tú sabes que siempre que alces la vista verás al cielo. Te concentrarás en las aves y te preguntarás cómo es que pueden volar tan alto. Esa pregunta la hacías desde que tu papá te llevaba a recorrer la ciudad y te mostraba las iglesias. Es verdad que mucho de esto no ha cambiado, pero te sigues maravillando con los bailes que organizan en el pueblo, así como te parece un delirio ver el camino lleno de flores de cempasúchil en los meses finales del año. Pero hoy te centras en las imágenes que te deja el camino hacia la ciudad.

Tú te distraes con las cosas que acompañan tu recorrido. Te pasas contando cada uno de los animales que encuentras en los pedazos de pasto verde que parecen islas al lado de la tierra arenosa que hay. Cuando subes al camión, ese que pasa cada 45 minutos y llega hasta la calzada empedrada, ves a todas las personas que también emprenden ese viaje. Observas cada arruga de cada viejo, cada bigote de los señores, cada peinado de las señoras y cada lágrima de berrinche de los niños. Te asombras de todo lo que puedes ver.

Yo sólo me distraigo viendo las nubes del cielo en mi camino a la ciudad, pareciera que corren al compás de la aceleración del camión. Siento que todo lo que me rodea es digno de ser analizado por mis ojos con sumo detalle, pero en un momento dado llega a mi pensamiento todo eso que mis ojos pasan por alto día a día porque está conmigo día a día. Hay cosas que ya no me llaman para que las vea: la espuma que desprende el mar; las grandes montañas de arena; el fuego que calienta mi café en la estufa; mi techo que observo cada noche antes de dormir. Pienso en eso y me siento triste, sin duda son cosas que extrañaría ver.

10

Page 17: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

Yo volteo a ver al conductor cuando me dice que la siguiente es la parada de la calzada. Apuro mi mano y cuento cada moneda que saco hasta completar quince pesos; doy las gracias y creo vislumbrar una mueca apurada del chofer. Cuido con la vista cada escalón que debo bajar hasta tocar las piedras sutilmente acomodadas que dan vida a una calle.

Nosotros somos esos seres que se asombran de cada cosa nueva que ven, incluso de las cosas que han visto, pero que por las circunstancias se distorsionan. Así sucedió cuando, al caminar, empezó a llover, todo se hizo realmente algo nuevo: las calles y las paredes tomaban un color más oscuro al estar empapadas; el pasto, por otra parte, se veía aún más verde; pero qué maravillosa sorpresa cuando nos reflejamos en un charco, pudimos vernos con la singularidad de una visión virgen, somos nosotros absortos.

Nosotros nos perdimos en el tiempo que transcurría cuando vimos que ya era de noche, y un nuevo sentimiento floreció en nuestro ser: el miedo a perder la vista porque cada vez más todo se hacía borroso, por eso apuramos nuestro paso y fuimos hacia aquel destino donde nos iban a refugiar por el resto de la noche antes de que mañana, a primera hora, tomáramos el camión de regreso.

11

Page 18: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

12

Page 19: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

Sabor

olory

13

Page 20: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

Tú sientes el ligero sabor salado del mar en tus labios cada que levantas la red de pescar, esa sensación de ligereza que se introduce por tus labios y te deja embelesado. Qué serían de los días sin ese momento. Mientras regresas a la orilla, en tu lancha te percatas de la combinación entre la brisa y el viento, un sabor apenas perceptible que te hace recordar unas pequeñas notas de caramelo que en realidad es tu recuerdo de la paz y tranquilidad que te trasmite. Aun llegando a casa recuerdas esa sensación, tú no lo sabes, pero esa es una de las razones por las cuales ansías regresar a la mañana siguiente.

Tú tratas de concentrarte en la sensación del café aguado porque te quedaste sin provisiones y decidiste mezclar el agua que dejas en la mesa frente a tu cama antes de dormir. Ya no se siente salado y dulce como el mar briznado, más bien es amargo e imperceptible, aun así lo tienes más presente. Piensas que son nimiedades y apuras tu paso para prender la estufa.

Tú percibes ahora el sabor de la carne de pescado, tiene el picor del chile que le pusiste al caldo, pero ya no sientes la sal de mar que venía impregnada en el camino de regreso, tampoco sientes que sea aguado como el café que tomaste, es un sabor nuevo, te sorprende pensar que lo describirías como tierno y te da risa pensar que sería hasta cierto punto un poco pecante. La zanahoria le da un sabor dulce y plácido. Sientes el calor que te da en la espalda y terminas tu comida.

Yo sólo pienso en el sabor de tus labios, lo recordé desde la mañana en que fui a pescar. Extraño la textura y el sabor un tanto salado que siempre me recorre todo el cuerpo cuando te pienso. No eres tú igual que todo, pero en todo pienso un poco de ti: pasional, tierno, amargo, salado, dulce. Yo pienso que tú eres pecado, los dos sabemos y así nos criaron. ¿Qué pensarían los demás? Sólo sé que me atrae algo hacia ti, cada vez más, el sabor ligero pasa a ser la explosión de sensaciones en mi paladar.

14

Page 21: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

15

Page 22: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

Yo recupero mi conciencia con el olor del pasto cuando camino hacia la ciudad, está lo suficientemente presente para sacarme de mis pensamientos, incluso siendo imperceptible para la mayoría de los peregrinos que acompañan la caravana. Hoy es día de la Danza de los Diablos. Sigo mis pasos que se acompasan con los de mis acompañantes, prácticamente estamos llegando a la plaza, ¿te veré ahí?

Yo deseo que sea recurrente venir a la ciudad, olvidarme de la costa y refrescarme como lo hacen los olores frutales; qué maravilla sentir la brisa perfumada cada que alguien toma una naranja y le quita la cáscara. Lo mismo sucede con la caña, que al principio pareciera no tener uno propio, pero cuando pasa por el fuego se vuelve penetrante y sabroso al mismo tiempo.

Nosotros disfrutamos con el incienso que recorre las calles, esa sensación de espiritualidad que sólo ese olor preciado nos puede dar. Vemos la danza que se forma en el centro de un círculo de gente. Ahora se crea una mezcla de aromas: primero, el incienso que viene prendido desde la salida de la iglesia; y ahora, las velas que fueron encendidas por los peregrinos a la mitad del camino y que ya están por consumirse. La parafina cae a la tierra en forma de gotas, las mismas que se forman pero ahora de una sustancia transparente: agua. La lluvia y la tierra mojada hacen un contraste terrenal con el olor espiritual que centraliza el ritual que vinimos a ver.

Nosotros recordamos el olor de nuestra piel y el sudor que generamos al encontrarnos unos a otros. Podría ser una analogía a lo terrenal y espiritual, pero lo hacemos para sentirnos vivos. Corremos a refugiarnos, y bajo un techo protector de lámina, apartados de la vista de la sociedad, nos volvemos a encontrar con el aroma del pecado que siempre nos dijeron que íbamos a ser. El aroma y el sabor del ser amado se encuentran en cada parte de lo que vemos. El cielo y el cielo, la tierra y la tierra, el hombre y el hombre, no hay nada más natural que eso.

16

Page 23: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

Oído

17

Page 24: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

Tú, detenido en medio del mar, escuchas el murmuro de las olas. Recuerdas todas las veces que lo disfrutaste con tu padre, rememoras cuando te enseñó a pescar y te explicó la importancia de conservar este recurso de la naturaleza; tarea que te propusiste siendo apenas un niño, pero desde ese entonces sentías la ligera charla del movimiento. Sabes que aquí es tu casa, tu lugar de paz. Te asombra cómo puedes sentir los pequeños golpes del agua contra la lancha en los oídos, un ritmo cadencioso y solitario. Tan solitario como la labor de limpiar la costa, cosa que haces cada tres días y por la cual no recibes ninguna paga.

Tú guardas silencio. Ahora percibes el movimiento de los peces cerca de ti. La red cruje evitando el paso de la corriente plateada que nada a tu alrededor. De un movimiento la levantas y se escucha la precipitación de ecos que pelean para regresar al agua; un choque similar a la de un metal es la señal de que todo ese montículo ha tocado el interior de la lancha. Apuras tus movimientos y te enfocas en seleccionar de tu pesca a los más grandes, a los menores los echas de nuevo al mar, te produce gracia la forma en que el sonido se asimila a cuando lanzabas monedas en la fuente del centro de la ciudad. Una vez más regresa a tus oídos el murmuro de las olas.

Yo no recordaba otro instante parecido al actual donde el sonido me causara tanto desconcierto. Hace mucho no caminaba todo el trayecto hacia las montañas que rodean la comunidad, donde el viento es emboscador con mis oídos porque llega de pronto y sin avisar. Es muy distinto al que se percibe en el mar, pues en este último hay una calma relativa, siempre acompañada de agua y del sol ardiente, mientras que en la montaña es acompañado por el frío y la humedad. Es agobiante e inquietante.

18

Page 25: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

Yo recuerdo que cuando era niño, toda la comunidad hacía el camino a partir de la montaña. Desde ese entonces el viento me sorprendía, me parecía una forma en que lo divino nos acompañaba en el peregrinar. Recorríamos toda la senda para que la gente se fuera aglomerando en nuestra caravana; mientras se unían, les dábamos instrumentos musicales, que con nuestro soplo generaban el ruido que tanto disfrutábamos oír. Además, cada paso iba acompañado de un canto, que a veces más bien parecían gritos, pues entre el viento y la música, todo era ensordecedor. Cada año ha ido disminuyendo esta caminata porque cada vez hay menos gente que la hace. A veces el aire con su rapaz y frío acompañamiento hace una similitud con la desolación que se siente.

Nosotros solíamos salir de nuestra casa todos los días para perseguir a las aves que nos encontrábamos en el camino, ¿lo recuerdas? Nos parábamos junto a un árbol y esperábamos a que el sonido de los canarios nos avisara de su presencia, muchas veces pasábamos horas sentados, esperando a que uno apareciera. Cuando nos aburríamos, íbamos con la abuela, ya que ella tenía en la parte de atrás de su casa un pequeño cobertizo con las gallinas; sin embargo, lo que más nos gustaba era jugar con el perro que, a nuestra llegada, nos recibía con constantes ladridos. Esos recuerdos jamás los olvidaré.

Nosotros somos los encargados de cuidar nuestro entorno, muchas veces llegan los foráneos y nos compran nuestra pesca y nuestras recolecciones, pero a ellos no les importa si la tierra está sana o no. Por eso debemos escuchar cada ruido de nuestro hogar y tener consciencia de que no somos los únicos habitantes de él. El canto de las aves, el nado de los peces, los ladridos del perro, la sonaja de los árboles producida por el viento, las gotas de las lluvias y el canto de los hombres son igual de importantes.

19

Page 26: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

20

Page 27: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

Tacto

21

Page 28: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

Tú sientes el calor de la fogata, la misma que se hace en medio del círculo de gente, de la misma manera que en los orígenes, como nos lo han enseñado nuestros abuelos. Sientes en tu cuerpo la sensación del abrazo materno que te recuerda tanto a tu infancia, esa protección invisible que siempre te ha acompañado durante toda tu vida. En tus ojos se reflejan las chispas fugaces que son como los besos pecadores que descubriste cuando aún eras muy joven y que los has ocultado por tanto tiempo en tu vida.

Tú has pensado en el significado que tiene el fuego para ti, lo sientes externo, pero muy pocos se adueñan de él en lo interno. Eres uno de ellos. El fuego nace de ti en un instante, muchas veces muy similar al enojo o a una pasión; aún rememoras esa sensación de aprisionamiento que ha causado furia en ti y, sobretodo, esa necesidad de volver a consumir el acto. Te parece fascinante cómo un simple abrazo pudo causar tanta conmoción en tu ser. Nadie lo aprobará y nadie te lo perdonará, eso te quema.

Tú miras hacia las nubes que rodean la casa, sientes cómo el frío aumenta y el agua se condensa en gotas que caen. Tienes necesidad de salir y sentir cada impacto en tu cara, pelo y cuerpo. Sientes la frescura de mojarte, la misma que siempre te ha hecho sentir libre; adoras el olor de la humedad que se combina con la arena y un poco de tierra que hay bajo el escalón principal. Cuántas generaciones habrán descubierto la dicha en esa sensación, un aire de libertad e individualidad se da cada que acontece. La magia de la vida y el agua.

Yo, cada vez que me acuesto en la arena y me fijo en las aves, siento cómo el agua recorre mi cuerpo, cierro los ojos y me imagino que yo soy una extensión de Costa Chica. En ella fluyen los mares cada que el agua

22

Page 29: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

23

Page 30: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

se arremolina en mi estómago, o cuando estoy triste y tengo la necesidad de llorar, pienso en los fríos días de lluvia. Tal vez el agua sea como la sangre y recorra todo mi cuerpo, siendo la necesidad para que esté vivo. Me pienso y me siento comprendido por la naturaleza.

Yo, siempre que tomo el camión hacia la ciudad, pienso en el ritmo de la vida. El carro es un vaivén constante debido al empedrado de las calles y el inicio de la carretera. Es ruin y no respeta aquello que puede dañarla; sin embargo, sigue siendo el escondite y el refugio de los que más la requieren. Pensar que el paso del tiempo fue todo aquello que hizo que fuera así nuestro camino hace que respetemos más y más a nuestra tierra.

Yo pienso en la tierra cuando tengo de frente un espejo, pienso en el color de mis ojos que se asemeja a la arena húmeda, también la pienso cuando veo el nacimiento de mis cabellos que bien podrían ser la imitación de las palmeras o las enredaderas del patio, por el rizado de mi pelo. Pienso en las rocas junto a la montaña o las que están en la costa del mar cuando veo mis dientes. Veo al lodo en mis lunares y siento la calidez de la tierra en mi piel. No tengo duda de que soy hijo de la tierra.

Nosotros sentimos el viento en nuestra cara cuando al amanecer nos levantamos para ir a cultivar, es nuestro único alivio cuando el sol nos quema la espalda. Lo mismo percibimos cuando, al pescar, la temperatura sube al medio día y nos hace ahogarnos con el calor. El soplo del aire también lo reconocemos en nuestros días de fiesta, con el chiflido que dejan los cohetes y con nuestra música de viento.

Nosotros ya sabemos qué responder cuando nos pregunta qué somos: los hijos de la naturaleza, en nuestro pensar, actuar y vivir está cada parte de nuestra tierra y nuestro hogar. Es nuestra conexión con las deidades y nuestra forma de comunicarnos con Dios. Es nuestra historia, nuestro presente y nuestro porvenir. Es la manera de estar conectados entre cada miembro de nuestra comunidad. Eso somos nosotros.

24

Page 31: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

Corazón

25

Page 32: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

Tú. Tu corazón y la forma en que late. Se parece a las olas del mar. Es un vaivén arrullador. Lento, cauteloso y liviano. Descansas. Estás dormido y en paz. Nada te perturba. Todo es silencio a tu alrededor. La luna se muestra en su esplendor. Las nubes que la acompañan son ligeras. Ligeras y solitarias. Siguen su camino y hará que pronto desaparezca. Es una noche tranquila. Descansa. Las olas te arrullan. Tu corazón y la forma en que late. Tú.

Tú. Tu corazón y la forma en que late. Despiertas. Abres los ojos y se cierran de forma inmediata. Haces un esfuerzo para abrirlos. No sabes inmediatamente dónde estás. Todo está oscuro aún. Los cierras de nuevo. Pasan unos minutos. Los vuelves a abrir. Te incorporas a la cama. Te pones tus zapatos. Vas a la cocina. Te preparas el desayuno. Te lavas los dientes al terminar. Sales de casa. Respiras el fresco aire de la mañana. Preparas todo para tu pesca. Tu corazón y la forma en que late. Tú.

Yo, la forma en que late mi corazón. Empiezo el día empujando mi lancha, me ayudo de mis brazos. Llego a la costa forzando el último tramo de arena, que la atasca por lo húmedo. Mi corazón late a un compás más acelerado. Trato de respirar, eso me tranquiliza y se calma el ritmo. Miro el sol, que está saliendo apenas detrás de las montañas. Las aves empiezan a salir, hacen su rutina de vuelo de lado a lado. El día ha empezado, lo puedo sentir. La forma en que late mi corazón, yo.

Yo, la forma en que late mi corazón. Al estar en medio de mi zona pesquera, noto los movimientos de los peces. Me sorprende la avidez con la que algunos animales sortean los obstáculos. Al ver a medio llenar mi red, la jalo hacia arriba para introducirlos a la lancha. Hoy ha sido una buena pesca, muy variada. Procedo a prender el motor y regresar a la costa, ahí desembarcaré. En la arena ya me espera mi comprador, normalmente le vendo la mitad de pesca. Cuatro manos más me ayudan

26

Page 33: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

27

Page 34: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

a llevar la lancha a la arena, un trabajo pesado. Me sorprendo que hoy serán dos tercios de mi recolección lo que se venderá. Fue un buen día, eso me digo. La forma en que late mi corazón, yo.

Nosotros y la forma en que laten nuestros corazones. Al final del día se reúne la familia, cada miembro ríe, canta y baila. En la fiesta hay música, comida, bebida, baile y bromas. En el centro de todo, hemos hecho una fogata que aviva el calor en esta no tan fría noche. Nosotros sentimos el palpitar de la noche cuando aún la vida del día no ha dormido, todo es un movimiento rápido para preparar el final del día. Aun así, aquí estamos, festejando la maravillosa experiencia de vivir al son de la naturaleza y al son de nuestro cuerpo. La forma en que laten nuestros corazones y nosotros.

Nosotros y la forma en que laten nuestros corazones. Al acabar la fiesta, levantamos todo para preparar el final de la noche. Ha sido un día espléndido y muy agotador; sin embargo, seguimos sintiendo en el pecho ese pulso veloz de los latidos. Entendemos que por más que no queramos que días así terminen, sólo nos dejan recuerdos y un aviso del paso del tiempo. Nos acostamos y tratamos de cerrar los ojos. Es una labor difícil, pero los sueños empiezan a asomarse. Nuestro corazón se tranquiliza. Dormimos. La forma en que laten nuestros corazones y nosotros.

28

Page 35: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

Espejo

29

Page 36: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

Tú te miras en el espejo y ves tus pies. Piensas en la arena cubriéndolos y en las olas del mar que te los descubren. Piensas en las veces que te han dolido luego de subir a la montaña o cuando se te hinchan por caminar a la ciudad. Sabes que tus pies son tus alas como los pájaros y entiendes que con ellos no sólo te mueves, sino que te comunicas con la naturaleza. Tus pies son el inicio de tu cuerpo y también el de tu historia.

Tú te miras en el espejo y ves tus piernas. Sueñas con la antigüedad y rememoras los castigos que sufrían los tuyos por haber nacido donde nacieron y con quienes nacieron. Cada pierna se te hace un libro de historia genealógica que lleva, en tu caso, la marca de la sangre y la violencia. Piensas en el ahora, en si estás en una mejor situación siendo invisibilizado. Las formas de penitencia ahora son diferentes, pero ¿son mejores? Piensas en los niños que juegan y en sus piernas jóvenes, sabes que por su futuro debes seguir luchando.

Yo me miro al espejo y veo mis brazos. Son el testimonio de los cálidos abrazos de mis padres y la divina promesa de que todo mejoraría en los tiempos de cosechas y pescas bajas. Son los mismos brazos con los que levantaba la arena y dejaba que el viento la dispersara por todo mi cuerpo. Aquellas extremidades de mi cuerpo que me enseñaron a nadar, a recolectar, a pescar, a jugar y a amar. Que dichosas partes del cuerpo, en las cuales puedo sentir el agua del mar, la tierra del campo, el viento de las montañas y el fuego de las fogatas.

Yo me miro al espejo y veo mi dorso. En esta cavidad se encuentra la razón por la que vivo, ese sentimiento atemporal de soledad que ha tenido cada individuo, se ha resuelto poniendo la mano sobre el pecho para sentir el palpitar. El primer sentimiento que se genera en los recién nacidos, en mi comunidad, es el del pecho de la madre; su primer hogar que le sirve de refugio y los provee de alimento. La naturaleza hizo que el dorso fuera nuestra identidad y nuestro lazo compartido.

30

Page 37: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

Nosotros nos miramos al espejo y vemos nuestra cara. No hay mayor intriga que el hecho de ver en nuestra cara una única identidad, todos somos diferentes, ninguno de nosotros nos parecemos. Entonces, ¿cómo es que en la cara de nuestro hermano veo al antepasado y a la infancia que sigue? ¿Cómo es que en las lágrimas de los demás noto las mismas lágrimas que hemos llorado, lo mismo con las carcajadas de felicidad y el ceño del enojo? ¿Por qué si todos somos diferentes, notamos más similitudes que diferencias? Vemos en tu rostro nuestro rostro, esperamos que tú también lo hagas.

Nosotros nos miramos al espejo y vemos nuestro espíritu. Nuestro espíritu es el mismo, estamos conformados por aspectos tan comunes que es imposible distinguir las diferencias. ¿Por qué nos tratamos diferente? Peor aún, ¿por qué nosotros no existimos para ti? Mira en nuestro espíritu y encontrarás nuestra historia, mira en nuestro espíritu y te encontrarás a ti.

31

Page 38: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

32

Page 39: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

33

Page 40: Oscar Saúl Hernández Miranda CUENTOS DEL CUERPO...antes de que el sol se ponga en su punto. Sin embargo, hoy me di cuenta del mediodía, no por el hambre que avecina de la nada,

M é x i c o , 2 0 2 0