P A R Á B O L A - alianzajm.org · 3 Había una vez… así comienzan todos los cuentos, y así...
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P A R Á B O L A
Vale,
el niño que habló con un árbol
Nº 3
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PRESENTACIÓN:
La colección “La Brújula blanca” se acerca a
ti, como soplos de aire limpio.
Con una lectura ágil y asequible, refrescando
tu alma, serenando tu espíritu, llenando tu
espacio de paz…
Porque sólo es eso: una pequeña brújula que
orienta hacia valores eternos, “puntos
cardinales”, que dan confianza en nuestro
diario caminar.
Agradece, ¡es estupendo que haya llegado
hasta ti!
No es sólo para ti… ¡Compártelo!
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Había una vez… así comienzan todos los cuentos,
y así comienza la bella narración que le sucedió, y
sucede cada día a cualquier persona que se pregunta
¿qué es la Familia Aliada?.
A nuestro personaje lo vamos
a llamar Vale, diminutivo de
Valerio.
Vale paseaba por el valle de la
vida, con los ojos
muy abiertos y el
corazón
esperanzado en que ésta le
iría mostrando caminos de
felicidad.
De pronto se encontró
con un bosque lleno de árboles. Le llamó la atención
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uno especialmente luminoso, cuyas ramas y hojas
jugaban con el viento y brillaban con los rayos de sol.
El árbol le invita a estar con él, a sentarse a su
sombra, respirar sereno y lleno de alegría.
Es verdad, Vale está muy a gusto en ese lugar.
Como niño curioso, salta y trepa por las ramas del
hermoso árbol.
Y con sorpresa se da cuenta de que el árbol
empieza a reír y decir: “Hola, muchacho. Veo que la
vida te es grata, tienes la curiosidad sana de quien
busca lo mejor.”
- ¡Si!, pienso que la vida es un gran regalo y hay
que disfrutarla.
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- Puedes quedarte aquí todo el tiempo que quieras.
- Bueno. Gracias. Los árboles sois portadores de gran sabiduría. Cuéntame cosas… ¿Quién te plantó, qué nombre tienes, cuál es tu abono preferido, quién te cuida…?
Y así, con la sencillez y naturalidad de la inocencia, en
aquella plácida tarde, fluyó una profunda amistad.
- La semilla de la que nací es divina. Me plantó el
Espíritu y me cuida Él mismo a través de mi
hortelano, Antonio y toda su inmensa familia.
Mis ramas han ido creciendo a lo largo de años y
son fuertes. Mis raíces son profundas, se
nutren de muchos elementos naturales, y sobre
todo, tengo un secreto.
¿Cuál es ese secreto?
- Que estoy interconectado, a través de mis raíces, a todos los árboles de la tierra, porque todos nos nutrimos de la misma fuerza.
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- ¿Y quién o qué es esa gran fuerza de la que me hablas?
- Es la Iglesia. - ¡Guau! Esto es muy confortante y seguro. - Es así como los árboles nos sostenemos fuertes
y confiados. Formamos el gran pulmón de oxígeno para la tierra.
- Ya lo creo. Tu abono también será escogido con cuidado.
- Por supuesto. Y el agua que recibo es de manantiales
puros y vírgenes. Así me veo cada vez más
frondoso y saludable.
Vale estaba encantado con
el gran amigo que se había
“echado” esa tarde. Disfrutaba
de la conversación y sobre
todo de lo bien que le sentaba
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estar en presencia de alguien tan lleno de salud y
Vida.
Vale miró para las ramas del árbol y le parecía que
tenían vida propia, cada una podía comunicarle algo
nuevo. Le parecía soñar.
- ¿Y cómo decías que te llamabas?
- Aún no te lo he dicho, pero como eres un chico listo, lo podrás adivinar.
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- Vamos a ver… tus ramas parecen formar los brazos de muchas personas, que se entrecruzan como formando
una familia. - Así es. Ése es mi primer
nombre. - ¡Familia! ¡Bien! Y como veo
que te rodeas de buenas amistades como: un buen hortelano, su familia, el agua
limpia y pura de los manantiales vírgenes, el sol, el viento, niños como yo… Tu segundo nombre puede ser… unida.
- ¡Podría ser! También me gusta y responde a lo que soy. Pero hay un término que lo define mejor: Familia Aliada.
- ¡Ah! Eso es. Es inteligente tu nombre. Y parece mágico, porque creo que ya te pertenezco y tú me perteneces. ¿verdad, querido amigo?
- Ahora el inteligente eres tú. Si a ti te gusta estar aquí y todo lo que te he contado de mí también te agrada, hay una sintonía. Hay mucha gente que viene por aquí y le ha ocurrido lo mismo. Somos uno.
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El sol se iba poniendo y
el cielo se teñía de un
dorado precioso. Vale
miró al árbol, lo
abrazó y le dijo que
volvería otro día para
seguir charlando y
jugando a las adivinanzas.
No sólo había conseguido un amigo más, sino un
maestro y un tesoro en la Familia Aliada a la que se
sintió cada vez más unido. Parecía que, a lo largo de
los años, el corazón del gran árbol latía al mismo
ritmo que el suyo. ¡Había sintonía!
- Árbol, a ti y a mi nos gusta cantar la misma
canción; son las melodías que nos traen las
aguas puras que forman tu savia. Y pareciera
que las notas de nuestra canción quisieran
abrazar el mundo entero – solía decir Vale.
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Y el gran árbol, en su silencio y sabiduría, callaba y
sonreía.
Todos los que escuchaban el latir de su corazón y
vibraban con él, se quedaban junto a él para siempre;
por eso crecía y crecía feliz, y
desde su gran copa disfrutaba
cada amanecer viendo volar las
notas musicales que llenaban el
mundo de pureza y virginidad,
dándole un encanto angelical.
Vale, hoy te pregunta a ti: ¿Con
qué música vibras tú? ¿Te
gustarán como a mí, las
notas de la Familia Aliada?
¡Pues ven a conocernos y
únete a nosotros! El mundo necesita voces CLARAS,
TRANSPARENTES, PURAS…
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QUE LLEVEN EL MENSAJE VERDADERO DEL
AMOR PURO Y VIRGEN DE DIOS.
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Colección:
LA BRÚJULA BLANCA
Nº1. La sencillez
Nº2. La pureza
Nº3. Parábola, Vale
Nº4. Al habla tu ser virgen
Nº 5. El silencio
(Resto de números en preparación)
Texto y diseño:
I.S. Alianza en Jesús por María
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