PÁGINA -...

15
64 Febrero 2016 CIUDAD DE BUENOS AIRES - ARGENTINA // PRECIO DEL EJEMPLAR - SIGNO + CRECER:SIGNO $40 (PESOS CUARENTA) MÁS GASTOS DE ENVÍO Hacia la cultura del Encuentro Después de la Asamblea Federal: salir a la misión La forma más insidiosa y cruel del totalitarismo: el martirio de los cristianos en Oriente #NiUnaMenos: debate público, cultura del encuentro y perspectivas ideológicas La mujer, protagonista de un nuevo paradigma “El buen Pastor”, de Ruberval Monteiro da Silva, OSB.

Transcript of PÁGINA -...

PÁGINA \ 1

64 Febrero 2016

CIUDAD DE BUENOS AIRES - ARGENTINA // PRECIO DEL EJEMPLAR - SIGNO + CRECER:SIGNO $40 (PESOS CUARENTA) MÁS GASTOS DE ENVÍO

Hacia la cultura del Encuentro

Después de la Asamblea Federal: salir a la misión

La forma más insidiosa y cruel del totalitarismo: el martirio de los cristianos en Oriente

#NiUnaMenos: debate público, cultura del encuentro y perspectivas ideológicas

La mujer, protagonista de un nuevo paradigma

“El buen Pastor”, de Ruberval Monteiro da Silva, OSB.

PÁGINA \ 2 PÁGINA \ 3

STAFF

.........................................................................................................Responsables del Área SectoresDr. Adrián ÁlvarezLic. Carlos Eduardo Bulacios sectores@accioncatolica.org.ar.........................................................................................................DirectoraDra. Delia Aboy de Montes Pita.........................................................................................................RedacciónLic. Hernán Biscayart.........................................................................................................Asesor Nacional del Área SectoresPbro. Lic. Pablo Emmanuel Bonetta..........................................................................................................Consejo de RedacciónDra. Beatriz Balian de TagtachianDra. Raquel BoltonDr. Alejandro J. BulacioProf. Beatriz BuzzettiDra. Cecilia DíazLic. Catalina Garavaglia de TamayoHebe HernandoLic. Alicia LouiseLic. María Inés PassananteLic. Paola Scarinci de Delbosco.........................................................................................................Colaboración:Lic. Fernando Ibarra.........................................................................................................Diseño Gráfico: Vanesa Martínez // web@dinasis.com.ar.........................................................................................................La revista Signo es propiedad de la Acción Católica Argentina.Domicilio legal: Av. de Mayo 621- 4º piso (1084) Ciudad de Buenos Aires Tel./Fax (011) 4331-6323consejonacional@accioncatolica.org.arwww.accioncatolica.org.ar........................................................................................................ISSN 2314-1042Registro de propiedad intelectual: En trámite.........................................................................................................Impresión: Comunicar Servicios PublicitariosMachado 1594 Castelar - Prov. de Buenos Aires.............................................................................................................Ilustración de tapa:“El buen Pastor”, de Ruberval Monteiro da Silva, OSB.

Edición nº 64 Febrero 2016

SIGNO SUMARIO

PÁG. 4 //

PÁG. 6 //

PÁG. 8 //

PÁG. 9 //

PÁG. 10 //

PÁG. 11 //

PÁG. 12 //

PÁG. 14 //

PÁG. 15 //

PÁG. 19 //

$xxx

PRESENTACIÓN

EL AñO SANTO DE LA MISERICORDIA

LA ASAMbLEA FEDERAL y UNA ACCIÓN CATÓLICA “EN SALIDA”Adrián Álvarez

28° ASAMbLEA FEDERAL DE LA ACCIÓN CATÓLICA ARGENTINA: GESTO ECUMéNICO EN LA INAUGURACIÓN DE LA MUESTRA SOCIAL y ARTíSTICACatalina Garavaglia

LA MUESTRA SOCIAL ¡EN LA CALLE!Catalina Garavaglia

LA RADIO, CANAL PARA EL ENCUENTRO CON LOS hERMANOS DE TODO EL PAíSPablo Nóbile

LA DEMOCRACIA NOS INTERPELALucila Scafidi

LA CULTURA DEL ENCUENTRO Cecilia Díaz

ANTE “LA FORMA MÁS INSIDIOSA y CRU-EL qUE ADOPTA EL TOTALITARISMO” Norberto Padilla

LA MUjER, PROTAGONISTA DE UN NUEvO PARADIGMA Raquel Bolton

#NIUNAMENOS: DEbATE PúbLICO, CULTURA DEL ENCUENTRO y PERSPECTIvAS IDEOLÓGICAS Juan Pablo Cannata

bIbLIOGRÁFICAS Biblioteca “Mons. Manuel Moledo”

Precio Signo + Crecer: $XX + gastos de envío

PÁG. 21 //

PÁG. 24 //

PÁGINA \ 4 PÁGINA \ 5

Este ejemplar de Signo se publica luego de un acontecimiento institucional, la

28º Asamblea Federal de la Acción Católica Argentina que se realizó en Bahía

Blanca para renovar sus autoridades. Por ello dedicamos varias páginas a

reseñar lo allí vivido.

Ya estamos en el Año de la Misericordia, propuesto por el papa Francisco, que

durará hasta la celebración de Cristo Rey del año entrante. El Papa dijo, en

su catequesis inaugural del 9 de diciembre pasado: “Solamente resplandece

una Iglesia misericordiosa. Si debiéramos, aún solo por un momento, olvidar

que la misericordia es ‘aquello que a Dios le gusta más’, cada esfuerzo nues-

tro sería en vano, porque nos convertiríamos en esclavos de nuestras institu-

ciones y de nuestras estructuras, por más renovadas que puedan ser, pero

siempre seríamos esclavos”.

También durante el año que finaliza se celebraron las elecciones presidencia-

les en nuestro país. Como decía Nelson Mandela, “si no hay comida cuando

se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay

ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la de-

mocracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parla-

mento”. El artículo “La democracia nos interpela” –escrito por Lucila Scafidi,

responsable nacional saliente del área Jóvenes de la ACA– analiza y destaca

el compromiso ciudadano, presentando las propuestas institucionales, dirigi-

das especialmente a los jóvenes que votaron por primera vez.

La Dra. Cecilia Diaz escribe sobre la cultura del encuentro, que necesitamos

afianzar en nuestra Argentina de hoy, ante la perspectiva que se abre con

la asunción de las nuevas autoridades. Analiza el capítulo IV de la encíclica

Evangelii Gaudium, sobre la dimensión social de la evangelización, el diálogo

social como contribución a la paz y propone a los lectores un interesante

ejercicio como ayuda a la construcción de la “cultura del encuentro”.

PRESENTACIÓNEl Dr. Norberto Padilla, siguiendo con el tema acuciante de la persecución de

los cristianos en el Oriente, nos dice que “se expone y se mata en nombre de

Dios, las comunidades cristianas se ven dispersas y sus pastores muertos o

secuestrados”. Recuerda las palabras del papa Francisco en el Vía Crucis del

Viernes Santo: “Nuestros hermanos son muertos y crucificados ante nuestro

silencio cómplice”.

La doctora Raquel Bolton se refiere a la situación actual de la mujer en un

marco de “permisivismo hedonístico” que lleva a extremos como los abusos

cometidos contra su integridad sexual en vastas regiones del mundo. Destaca

que “la vocación femenina a la maternidad tiene su expresión no sólo a nivel

biológico sino también espiritual, abraza a la persona como totalidad unifica-

da. (…) Tener un ser configurado a la maternidad le permite a la mujer no solo

albergar una vida sino también estar atenta a las necesidades de los demás”.

El profesor Juan Pablo Cannata analiza las manifestaciones “Ni una menos”,

realizadas en Buenos Aires, en numerosas ciudades del interior e incluso

del exterior, donde numerosas mujeres cobraron fuerzas para recomenzar,

poder sumar a otros y sumarse a otros, fortaleciendo la comunidad en la

lucha por los valores comunes. Nos recuerda, con palabras del Papa, que “la

unidad es superior al conflicto”, invitándonos a reflexionar sobre el hecho de

que en la concreción de esta cultura del encuentro se puede sumar lo bueno

que uno promueve y añadirse a lo bueno que otros originan, aunque en cier-

tos aspectos estén en oposición a las enseñanzas de la Iglesia.

Cerramos estas palabras reproduciendo un trabajo de Benejou Rabinowicz,

judío sobreviviente de la persecución nazi. De las terribles experiencias su-

fridas, nace en él, como un milagro, un mensaje a los hombres, al ilustrar los

salmos y versículos de la Biblia: “La justicia y la paz se besan”

(Salmo 84 –85–, 11).

PÁGINA \ 6 PÁGINA \ 7

Descripción del lema y del logo: El lema y el logo ofrecen juntos una buena síntesis del Año Jubilar //1.

Con el lema Misericordiosos como el Padre (to-mado del Evangelio de San Lucas, 6:36) se propone vivir la misericordia siguiendo el ejemplo del Pa-dre, que pide no juzgar y no condenar, sino perdo-nar y amar sin medida.

El logo –obra del jesuita Marko I. Rupnik– se presenta como un pequeño compendio teológico de la misericordia. Muestra, en efecto, al Hijo que carga sobre sus hombros al hombre extraviado, recuperando así una imagen muy apreciada en la Iglesia antigua, ya que significaba el amor de Cristo que lleva a término el misterio de su encarnación con la redención. El dibujo se ha realizado de modo tal de destacar el Buen Pastor que toca en su profundidad la carne del hombre, y lo hace con amor capaz de la cambiarle la vida.

Además, es inevitable notar un detalle par-ticular: con extrema misericordia carga sobre sí la humanidad, pero sus ojos se confunden con los del hombre. Cristo ve con el ojo de Adán y este lo hace con el ojo de Cristo. Así, cada hombre descubre en Cristo, nuevo Adán, la propia humanidad y el futuro que lo espera, contemplando en su mirada el amor del Padre.

La escena se coloca dentro de la mandorla //2, que es también una figura importante en la icono-grafía antigua y medieval por cuanto evoca la co-presencia de dos naturalezas en Cristo, la divina y la humana.

Los tres óvalos, de color progresivamente más claro hacia el externo, sugieren el movimiento de Cristo, que saca al hombre fuera de la noche del pecado y de la muerte. Por otra parte, la profundidad del color más oscuro sugiere también

Todavía resuenan en nuestros corazones los ecos de la 28º Asamblea Federal que celebrára-mos en la Ciudad de Bahía Blanca. Lo vivido en esos días ha sido tan fuerte, que todavía seguimos recordándolo en las redes sociales y en cada en-cuentro que realizamos. Verdaderamente hemos sentido y experimentado lo que significa una “Ac-ción Católica en salida”.

Emilio Inzaurraga, que finalizaba su gestión co-mo presidente de la institución, ya lo anunciaba al iniciar la Asamblea: “Asumirlo implica hacer nue-vamente opciones y dejar la seguridad, la comodi-dad, el apoltronamiento. Hay que dejar el encierro miedoso, la seguridad de la costa y animarnos a ir una y otra vez mar adentro. Hay que ponerse los cortos, salir a la cancha y jugar el partido. Hay que salir, hay que ponerse en marcha”.

Monseñor Eduardo García, en la homilía de clausura, nos animaba: ‘Una Acción Católica en salida nos ubica en nuestro propio eje. La salida significa apertura, generosidad, encuentro con la realidad, más allá de las cuatro paredes de la ins-titución y de las parroquias. Esto significa “renun-

EL AñO SANTODE LA MISERICORDIA

//1 Boletín Eclesiástico del Arzobispado de Buenos Aires, noviembre de 2015, p. 491.

//2 En el arte medieval, óvalo o marco en forma de almendra que rodeaba algunas imágenes religiosas.

el carácter inescrutable del amor del Padre, que todo lo perdona.

Sentido eclesial de la misericordia: El papa Francisco, en su catequesis del miércoles 9 de diciembre, explica el sentido de este Año Jubilar: “Queridos hermanos y hermanas: este Año Santo nos es ofrecido para experimentar en nuestra vida el toque dulce y suave del perdón de Dios, su presencia al lado de nosotros y su cercanía, sobre todo en los momentos de mayor necesidad.

”Este Jubileo, en resumen, es un momento privilegiado para que la Iglesia aprenda a elegir únicamente ‘aquello que a Dios le gusta más’. Y, ¿qué cosa es lo que “a Dios le gusta más’? Perdonar a sus hijos, tener misericordia de ellos, de modo que también ellos puedan a su vez perdonar a los hermanos, resplandeciendo como antorchas de la misericordia de Dios en el mundo”.

El mensaje central de la Asamblea fue la necesidad de que la Acción Católica muestre su “pasión por Cristo”, llevándolo a cada ambiente y cada situación de la vida cotidiana.

LA ASAMbLEA FEDERAL y UNA ACCIÓN CATÓLICA “EN SALIDA”

Adrián Álvarezciar a controlar demasiado las cosas y a progra-mar los resultados. (. . .) La pasión por Cristo nos debe llevar a la pasión por su pueblo; una Acción Católica más popular, más encarnada y profética ‘nos va a traer problemas’ porque van a querer for-mar parte de la institución personas que aparente-mente ‘no están en condiciones’: familias en la que los padres no están casados por iglesia; hombres y mujeres con un pasado o presente difícil pero que luchan; jóvenes desorientados y heridos. Es un de-safío a “la maternidad eclesial” de la Acción Católi-ca: recibir a todos y acompañarlos en al camino de la vida con las cruces que tengan a cuestas. Todos pueden formar parte ‘desde lo que tienen con lo que pueden’.

En su mensaje a los asambleístas, el Papa Francisco nos hacía reflexionar: “Pasión por Jesús: mientras vos decís quién es Jesús vas a sentir quién es Jesús para vos. (. . .) Pasión por la gente que necesita siempre la Palabra de Dios para vivir. Esa se la tienen que llevar ustedes. Ahora, si están encerrados, si son abúlicos, si no conocen a Jesús, si no les interesa la gente, no van a poder hacer nada”.

Rafael Corso, nuestro nuevo presidente, nos decía al finalizar la asamblea: “La realización del

PÁGINA \ 8 PÁGINA \ 9

amor nos compromete a vivir apasionados por Jesús y por su pueblo, recordando las palabras del Evangelio de Juan: ‘quien dice que ama a Dios a quien no ve y no ama a su hermano a que ve, ese es un mentiroso’ “, y así nos impulsaba: “Volvamos a nuestras familias, a nuestras parroquias, a nuestros hogares, a nuestros trabajos y casas de estudio, volvamos a nuestros barrios y a nuestras diócesis con el deseo inquebrantable de vivirlo todo en clave misionera, llevando la alegría de la buena noticia de Cristo que da sentido y esperanza a la vida del hombre y lo lleva a la plenitud, a partir del aquí y ahora y por la eternidad!”.

Para el Área Sectores, más allá de las activi-dades llevadas a cabo, esta asamblea resulta un nuevo llamado a ser promotores del encuentro de Jesús con su pueblo, en los distintos ambientes, en las diferentes situaciones de la vida cotidiana, con aquellos con quienes compartimos la fe y con aquellos que, aún sin compartirla, trabajan por el bien de las personas. Hoy más que nunca debe-mos ser aquellos dispuestos a “primerear”, invo-lucrarse, acompañar, fructificar y festejar junto con nuestros hermanos; aquellos que apoyen, pro-muevan, fortalezcan y acompañen las iniciativas de la institución (desde cualquiera de sus áreas) y de cada uno de sus miembros, para convertirnos en el lugar de pertenencia de tantos militantes cuya realidad de vida no es alcanzada por la pertenencia parroquial. Hoy más que nunca debemos recordar lo que aprendimos de aspirantes: donde hay un miembro de la Acción Católica está la Acción Católica, donde está presente la Acción Católica está la Iglesia y donde está la Iglesia está presente Jesús en medio de su pueblo, respondiendo a las necesidades materiales y espirituales de la gente. Este es nuestro desafío.

¡Alabado sea Jesucristo!

Con una invocación a Dios, a quien “buscamos por distintos caminos”, el Pbro. Roberto Buckle inició la oración ecuménica, junto a la pastora Es-tela Andersen, de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata. Con ese sencillo acto, que tomó como base el capítulo de Mateo 25, quedó inaugurada la Mues-tra Social y Artística de la 28º Asamblea Federal de ACA, “en los caminos de la inclusión y la esperan-za”. Tuvo lugar en el Centro Histórico Cultural de la Universidad Nacional del Sur. Ambos destacaron la importante misión no sólo de la fe cristiana, sino también de la judía, al llevar adelante los actos de misericordia cotidianos.

La breve y sencilla ceremonia, que se cerró con el rezo del Padrenuestro, contó con la participación de las autoridades e invitados que animaron el Desayuno del Encuentro, la Paz y el Bien Común.

El grupo vocal “Ocho y medio”, dirigido por el prof. Fernando Zubillaga, introdujo el encuentro con el tema “Hoy es el día de nuestra iluminación” y lo concluyó con varios temas.

28° ASAMbLEA FEDERAL DE LA ACCIÓN CATÓLICA ARGENTINA: GESTO ECUMéNICO EN LA INAUGURACIÓN DE LA MUESTRA SOCIAL y ARTíSTICA

Catalina GaravagliaPreviamente una pequeña delegación de Aspi-

rantes de la ACA, de Bahía Blanca, recibió el olivo de la paz, para ser plantado con el resto de los chi-cos en el Parque Boronat.

La plegaria ecuménica fue un espacio de espiritualidad que mostró nuestras aspiraciones de paz y fraternidad.

PÁGINA \ 10 PÁGINA \ 11

LA MUESTRA SOCIAL ¡EN LA CALLE!

Catalina Garavaglia

Durante la Asamblea Federal de la ACA se de-sarrolló la Muestra Social, donde como Iglesia ge-neramos un espacio, entre otros, de reconocimien-to a aquellas actividades solidarias impulsadas por nuestros grupos y por organizaciones de la socie-dad civil que fueron invitadas especialmente. Fue instalada en el Palacio Municipal de Bahía Blanca, pero a poco de su inauguración “salió” a la calle para dar testimonio de la acción de la pasión por Jesús y por nuestro pueblo en las comunidades.

La muestra fue bendecida por el cardenal Luis Villalba, arzobispo emérito de Tucumán, en pre-sencia del intendente local, Gustavo Bevilacqua, y el presidente saliente de la ACA, Emilio Inzau-rraga, quien resaltó que “preocuparse por el bien común no es una declaración; es poner manos a la obra”. Puso de relieve la importancia de ver tan diferentes proyectos encarados por miembros de nuestra Institución, resaltando que “Es el amor puesto en acto. Nos llena de alegría y de orgullo saber que nuestros dirigentes y miembros tienen esta pasión por Jesús, que es pasión por nuestros hermanos”.

Entre los más de 50 stands que contó la mues-tra, había experiencias sobre prevención de adic-ciones; un programa radial (“Hacia lo alto”); un plan de promoción social en un barrio de San Luis; otro de microcréditos y de apoyo a la “edad serena” (la Tercera Edad) en José León Suárez, diócesis de San Martín. Además podían verse otros como “Ser familia por adopción”, de Gregorio de Laferrere, diversos centros de asistencia social y “Payasos en acción”, de Formosa.

Uno de los espacios más visitados fue el que representó al barrio La Cárcova, de San Martín, donde desarrolla su apostolado el padre Pepe Di Paola. Allí funciona la iniciativa “Compromiso Pa-dre Mugica: Tierra, Techo y Trabajo”, que edita un periódico e impulsa que los vecinos se organicen para desarrollar talleres de capacitación, aprender oficios y encarar la solución de problemas comunes.

Junto a estas iniciativas se encontraban otras organizaciones hermanas y de la sociedad civil que comparten el mismo anhelo de una sociedad más justa y fraterna, como la de los Focolares y el Centro Social Nuevos Horizontes (Punta Alta), de la

Iglesia Evangélica del Río de la Plata; de variadas entidades de servicio, de lucha contra la leucemia y otras enfermedades.

Estuvo presente Incluser (Inclusión en Servicio), entidad formada por padres y hermanos de perso-nas con síndrome de Down, que como empresa so-cial busca brindar oportunidades laborales reales a personas con discapacidad intelectual.

Julieta Fernández, parte del equipo a cargo de la muestra, nos testimonia sus vivencias: “Las palabras del Papa se hicieron carne en la muestra social. El domingo a las 15 arrancó la segunda par-te de la muestra. El día estaba soleado y con mucha gente que recorría la feria artesanal. En el Palacio Municipal no había tanta concurrencia, pero algo importante se estaba gestando: el audio no paraba de reproducir las palabras de Francisco: ¡”Hagan lio: salgan a la calle!”. Los militantes y líderes so-ciales oían esas palabras que iban encarnándose y la pregunta no tardó en llegar: “¿Salimos a la calle?”. De inmediato, el lio comenzó. Afuera el primer caballete, afuera los banners y la como-didad del Palacio iba quedando atrás: la muestra iba saliendo a la calle. La alegría compartida nos desbordaba. La gente que pasaba se sacaba la foto con la imagen del Papa, miraban los stands, preguntaban, dialogaban..., y el encuentro fraterno

empezó a reinar. Fue una gran experiencia para to-dos de comunión, fraternidad y valentía. Colmados de pasión por Jesús y pasión por nuestro pueblo, salimos respondiendo a las palabras del Maestro que nos dijo “¡Vayan!”.

PÁGINA \ 12 PÁGINA \ 13

LA DEMOCRACIA NOS INTERPELA

Lucila Scafidi //*

“Si no hay comida cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento” Nelson Mandela

Con cada año electoral, pareciera que la demo-cracia nos vuelve a pedir a gritos que le prestemos atención. Que la ayudemos a “imperar” entre no-sotros, a pesar de todo y de todos. Al menos eso es lo que la gran mayoría de los ciudadanos en-tiende como mensaje en cada acto eleccionario, la necesidad de “renovar” su compromiso con la democracia.

Pero, si bien el derecho y el ejercicio periódico del sufragio son la fuente indispensable de legi-timidad de toda democracia, ella no se agota allí. Si nos quedásemos solo con el derecho al voto, corre-ríamos el riesgo de caer en una democracia pura-mente formal y delegativa, en donde se cumple con esta exigencia para luego desentenderse de la vida pública; en donde se pone en manos de los funcio-narios electos las responsabilidades inherentes a su cargo y no son sometidos luego a control alguno por parte de la población, y en donde el desinterés por lo público va ganando cada vez másespacio en la sociedad.

Para que realmente la democracia impere en nuestro Estado, debemos tenerla presente en cada

La participación ciudadana no se limita al acto de votar en las elecciones. El compromiso, el diálogo y la coherencia son sus componentes esenciales, y los cristianos tenemos muchas responsabilidades al respecto. La Acción Católica brinda herramientas a los más jóvenes para que ejerzan responsablemente algo que es al mismo tiempo deber y derecho.

//* Obispo de San Justo y Asesor Nacional de la Acción Católica Argentina.

acto cívico y social que realizamos. Debemos tomar como propio “lo público”, eso que por ser de todos pareciera no ser responsabilidad de nadie.

Por todo ello, el simple cumplimiento y la activa participación son los dos extremos de la idea de de-mocracia, en la cual el sufragio debe ser entendido no en la representación del primero de ellos, es decir, como una obligación, sino en la del segundo, o sea, como un derecho inalienable.

Ese derecho, del que debemos apropiarnos para defenderlo y protegerlo, requiere de una constante construcción que se centra principalmente en tres cosas: compromiso, diálogo y coherencia.

Compromiso: Todos nuestros actos deben tender y ser pensados en pos del bien común. Si el cen-tro de nuestros actos es ese, todo va a sumar a la construcción democrática. No es posible el com-promiso (del latín “compromissum”, que significa “responsabilidad u obligación”) sin pensar en el otro, “sin obligarse” con los demás. Ese compro-miso, cuando se traduce en nuestro ejercicio de la ciudadanía, hace que en el día a día seamos pro-tagonistas de nuestras acciones sociales, seamos los portadores de las banderas de la sociedad. Un ciudadano comprometido, un cristiano compro-metido, siempre deja huella con sus actos. Desde su ámbito de incumbencia, pugna porque existan las leyes necesarias, pelea porque se cumplan las existentes, ocupa lugares incómodos pero necesa-rios para lograr cambios y actúa para que la rea-lidad cambie. Todo ello es construir y defender la democracia.

Diálogo: Si nuestro accionar es comprometi-do, requiere escuchar al otro. No se trabaja por un verdadero cambio si solo se atiende la propia visión de las cosas. El actuar democrático re-quiere, como parte de su esencia, trabajar y vivir con los demás. No existe la democracia de uno solo, por ello se necesita aprender y ejercitar el diálogo: saber “perder” y saber “ganar” en cada paso que damos, entendiendo qué es lo mejor para todos. Obviamente, no por ello debemos ceder en nuestros ideales, pero sí tener presente que solo debatiendo se pueden transformar las situaciones adversas. Si el diálogo no existe, la democracia de-pende solamente de “grandes ideas personales” que no confrontan con otras y conducen de manera ciega. Si ello sucede en quienes mediante el sufra-gio elegimos como gobernantes, delegamos nues-tra voluntad en personas que no saben escuchar, poniendo con ello en jaque a la ciudadanía toda, interpelándonos aún más a comprometernos en defender y trabajar la democracia en la cotidianei-dad, para así evitar que esa tensión se convierta en un “jaque mate”.

Coherencia: Claramente, nada puede ser exitoso si no se cimienta en la coherencia. Si nuestro com-promiso es solo esporádico, acomodado a “cuando tenemos ganas”; si nuestro diálogo es solo con quienes es fácil hablar o donde sabemos que van a prosperar nuestras ideas; si sostenemos una de-mocracia participativa, pero solo apoyamos y tra-bajamos por las ideas que proponemos nosotros, y derribamos aquellas que surgen de otros; si no sabemos corrernos de nuestro lugar para dejar-nos conducir a nuevas ideas, no somos coherentes como personas ni como ciudadanos que protegen y trabajan por la democracia, ya que esta posee principios básicos, que si rompemos estaremos actuando según algo “similar a la democracia”, pero no verdaderamente conforme a ella.

Con todo lo hasta aquí dicho, es fácil inferir que la democracia es una balanza muy sensible que como ciudadanos debemos diariamente trabajar para calibrar, ya que muchos factores y situaciones –y a veces nosotros mismos– hacen contrapeso para romperla, y solo el ciudadano activo y comprometi-do, ocupe o no cargos electivos, logra hacer frente a este desbalance. Si miramos para otro lado, si todo lo difícil se lo dejamos a otros, si creemos que sólo votando representantes cada dos años ese equilibrio va a perdurar, vamos a lamentar vivir en una democracia enferma que cuanto más la ignore-mos, más difícil va a ser curarla. Numerosas expe-riencias nos dicen que lo peor que le puede pasar a una sociedad, a un grupo humano, es verla agonizar o morir, porque allí ya solo imperará la peor de las lógicas: la fuerza sin razón ni corazón.

La propuesta de la Acción Católica. El programa “Votá, tu voto vale”. Para ser ciudadanos com-prometidos, la Acción Católica Argentina vuelve a enarbolar la bandera del programa “Votá, tu voto vale”, mediante el cual se trabaja con miras a un voto ciudadano consciente y responsable, otor-gando herramientas para conocer mejor a nuestro Estado, así como nuestros derechos y obligaciones ciudadanas, fomentando lamirada acerada y el de-bate crítico de lasideas.

El programa cuenta con tres ejes: el curso vir-tual “Formador de formadores”; el “Taller del primer voto” y el encuentro “Escuchando a los candidatos”.

Curso virtual “Formador de formadores”. Este curso, destinado a formadores (docentes, líderes barriales, dirigentes o animadores de grupos, es-pecialmente de jóvenes), quiere ofrecer una serie de herramientas que posibiliten la capacitación de los ciudadanos para ejercer con libertad y respon-sabilidad su voto y su accionar como ciudadanos comprometidos.

Cada formador podrá, a partir de su capaci-tación, formar a otros interesados en implemen-tar las herramientas que brinda el programa, o directamente llevarlas a cabo con su grupo, ya sea en el marco de un colegio, del barrio, de la comuna, de una parroquia, organización social o religiosa, etc.

Las herramientas del programa: El Curso pone a disposición de los formadores dos instru-mentos básicos:

1) El Taller del Primer Voto, destinado a todos aquellos jóvenes que van a ejercer por primera vez su derecho ciudadano de elegir a las autoridades de la Nación y de cada jurisdicción, a partir de los 16 años en forma optativa y de los 18 en forma obli-gatoria.

2) El encuentro “Escuchando a los candidatos” consiste en la propuesta de trabajo de encuentros con los candidatos locales, provinciales y nacio-nales, para que presenten a la ciudadanía sus pro-puestas programáticas en una serie de temas de agenda pública.

PÁGINA \ 14 PÁGINA \ 15

LA CULTURA DEL ENCUENTRO

Cecilia Díaz //*

Nuestro compromiso no consiste exclusi-vamente en acciones o programas de promoción y asistencia sino, ante todo, una atención puesta en el otro considerándolo como uno consigo.

Esta atención amante es el inicio de una verdadera preocupación por su persona a partir de la cual deseo buscar efectivamente su bien.

Papa Francisco, Evangelii Gaudium (N°199)

La autora desarrolla aquí los conceptos de un capítulo clave de Evangelii Gaudium, el que se refiere a la dimensión social de la evangelización.

tólica especialmente dedicada a señalar nuevos caminos de evangelización. “Invito –dice el Papa– a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en la que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque nadie queda excluido de la alegría reportada en el Señor” [3].

Escrita en cinco capítulos, el documento dedica el IV a “La dimensión social de la Evangelización”, una cuestión que desarrolla en cuatro aspectos particulares: repercusiones comunitarias y sociales del Kerygma [177-185]; la inclusión social de los pobres [186-216]; el bien común y la paz social [217-237]; y el diálogo social como contribución a la paz [238-258]. Dadas las limitaciones de espacio, elegí para esta ocasión presentar, a grandes trazos, las indicaciones del Papa relacionadas con el apartado

III del capítulo IV dedicado, como se señalara, al bien común y la paz social [217-237].

Hacia una cultura del encuentro. Lo primero que aclara el Papa respecto al tema de la paz social es que esta condición no significa ausencia de violen-cia ni una determinada forma de organización so-cial [218-219] sino algo mucho más profundo: “un orden querido por Dios que comporta una justicia más perfecta entre los hombres” [219], el cual solo se logra cuando dejamos de ser “masa arrastrada por fuerzas dominantes” y nos convertimos en ciu-dadanos responsables. Este cambio, lejos de ser instantáneo, es un proceso de largo plazo que exige “querer integrarse y aprender a hacerlo hasta de-sarrollar una cultura del encuentro” [220]. La paz social es, por lo tanto, producto de un largo camino de aprendizaje sustentado en una ciudadanía res-ponsable [221]. Un proceso arduo de convivencia cuya realización concreta depende, según el Papa, de la superación de cuatro tensiones sociales de carácter bipolar: a) plenitud-límite; b) unidad-con-flicto; c) realidad-idea; d) el todo es superior a la parte.

Repasemos brevemente estas limitaciones para comprender mejor de qué se trata “la cultura del encuentro” y cómo llevarla a cabo.

a) Plenitud-límite. Dado que la cultura del encuen-tro (paz social) es un proceso de construcción de ciudadanía responsable, lo primero que se necesita –afirma el Papa– es desarrollar una mirada que, sin desconocer lo coyuntural (“el espacio”), se de-posite en aquello que llama “la utopía de lo futuro” (“el tiempo”). Afirma: “Darle prioridad al espacio lleva a enloquecerse por tener todo resuelto en el presente para intentar tomar posesión de todos los espacios de poder y autoafirmación. (…) Darle prioridad al tiempo es ocuparse de iniciar procesos más que poseer espacios. (…) ¿Cómo se inician pro-cesos constructores de plenitud humana? Privile-giando acciones que generen dinamismos nuevos que involucren a otras personas y grupos” [223].

“En este sentido, lo que habría que preguntarse es: ¿hasta qué punto una época [sociedad] es capaz de desarrollar plenitud humana de acuerdo con sus peculiaridades y posibilidades? [224]”. Es decir, ¿cómo pasar de una sociedad de asistencia a otra de subsidiariedad y participación?

b) Unidad-conflicto. En toda convivencia existe y existirá conflicto. De este modo, lo importante es no malograr fuerzas en tratar de evitarlo sino, por el contrario, aprender a “sufrirlo, resolverlo y trans-formarlo en eslabón de un nuevo proceso” [227]. El

Papa nos recuerda que no existe otro modo de al-canzar una unidad pluriforme, ni de construir amis-tad social [228]. Cuestión que, como se comprende, implica, más que negociación, reconciliación “para sellar un pacto cultural que haga emerger una di-versidad reconciliada” [230].

c) Realidad-idea. Mientras que la realidad “es lo que es”, la idea –enseña el Papa– “es lo que se elabora”. Así, para construir la paz social lo que hay que evitar no es no tener ideas, sino evitar aque-llas que no respondan a la realidad [231]. Ideas irrealizables que terminen instalando “idealismos y nominalismos ineficaces que a lo sumo clasifican y definen, pero no convocan” [232]. Por el contrario, nos aconseja seguir “el criterio de la realidad, [el cual] nos impulsa a realizar obras de justicia y de caridad evitando edificar sobre arena” [233].

d) El todo es superior a la parte. Globalización-localización constituye la última de las tensiones sociales señaladas, la cual refiere al peligro de caer en alguno de estos dos extremos: “[ser] ciu-dadanos que viven en un universalismo abstracto y globalizante admirando un mundo que es de otros (…), [o ciudadanos] que se convierten en un museo folklórico de ermitaños localistas condenados a repetir siempre lo mismo (…)” [234]. ¿Cómo salir de esta encrucijada? Recordando que el Todo es supe-rior a la parte, verdad que nos anima a “no obse-sionarnos demasiado por cuestiones particulares. Lo que debemos hacer es ampliar nuestra mirada para descubrir un bien mayor que nos beneficie a todos. Trabajar en lo cercano con mirada amplia, conservando la identidad, pero sabiéndose parte de una comunidad” [235]. Esta es, para Francisco, la verdadera fraternidad.

¿Cuál es entonces el modelo que debería seguirse? Afirma: “No es la esfera que no es superior a las partes, donde cada punto es equidistante del centro y no hay diferencias entre unos y otros. El modelo es el poliedro que refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él conservan su originalidad” [236].

Palabras finales. Tomando como punto de partida la propuesta del Papa, me gustaría terminar estas notas proponiendo a cada lector la realización del siguiente ejercicio: lea atentamente el punto III del capítulo IV de Evangelii Gaudium y seleccione cinco términos que a su juicio resulten clave para la construcción de “la cultura del encuentro”. Una vez seleccionados, pregúntese cómo concretarlos. Los míos son: Dios, ciudadanía responsable, fraternidad social, innovación y plenitud humana. Todo un desafío que vale la pena

En 2013, ocasión de la clausura del Año de la Fe y a pedido de los Padres sinodales, el papa Francisco publicó Evangelii Gaudium, una exhortación apos-

//* profesora de la Universidad Católica Argentina.

PÁGINA \ 16 PÁGINA \ 17

con un precio muy alto. En nuestro siglo ‘el testimo-nio ofrecido a Cristo hasta el derramamiento de la sangre se ha hecho patrimonio común de católicos, ortodoxos, anglicanos y protestantes’ “, concluía-con cita de Tertio millennio adveniente //1. En forma permanente, el papa Francisco habla del “ecumen-ismo de la sangre”, que es a la vez impulso de paz y reconciliación entre las confesiones cristianas en el camino hacia la unidad plena.

El “umbral del Tercer Milenio” se atravesaba con una cuota de optimismo: acababa de caer el Muro de Berlín. Parecía que el tiempo de los mártires lle-gaba a su término, en Europa al menos. Pero el 11 de septiembre de 2001 el atentado a las Torres Ge-melas marcó, puede decirse, la agenda de los años que siguieron. Afganistán e Irak, la siempre explo-siva situación palestino-israelí, la amenaza nu-clear iraní, los actos terroristas de Al Qaeda y otros grupos, se instalaron como sucesoras del mundo bipolar del siglo XX. En 2006, en Túnez, surgió otra esperanza, Primavera Árabe, que pasó velozmente y con nuevos y cruentos conflictos, desmintiendo la ilusión de muchos, ya que en definitiva los déspotas de antes fueron reemplazados por la anarquía y el terrorismo //2. En ese contexto, especialmente en el de Siria, destrozada por una interminable guerra civil, aparece el Ejército Islámico, que extiende su poderío por la región.

A diferencia de los totalitarismos europeos, éste del ISIS es apenas visible en su estructura y en los nombres y rostros de sus artífices. Y a diferencia de los del siglo XX, invoca el nombre de Alá y la en-señanza del Corán. Reivindicando su carácter re-ligioso se ha proclamado en Califato como forma de ejercicio de un poder teocrático desde la ciu-dad siria de Mosul. La comunidad internacional se muestra inerme frente a este fenómeno.

La primera reacción que provoca esta situación es el horror: se mata en nombre de Dios, que es para el Islam explícitamente, en su profesión de fe, Clemente y Misericordioso. Y se mata a otros cre-yentes, seguidores del Islam (shiitas) y cristianos. Las comunidades cristianas se ven dispersadas, sus pastores muertos o secuestrados. Las iglesias, católica, ortodoxa, caldea, copta, están en peligro de extinción, como ocurriera con las del norte de África siglos atrás.

La Santa Sede hace oír su voz; en particular el Papa Francisco tiene numerosas y fuertes in-tervenciones para denunciar la persecución que

//1 JUAN PABLO II, Conmemoración de los Testigos de la Fe (7 de mayo de 2000).

//2 J MENDIOLA, Luis, “El factor religioso en los conflictos del mundo árabe”.Revista Criterio, nº 3286, Octubre de 2012 (http://goo.gl/kQq7C5).

sufren los cristianos. En la imposibilidad de ci-tarlas a todas, nos limitamos a unas pocas. En el Vía Crucis del Viernes Santo expresó: “Nuestros hermanos son decapitados y crucificados ante nuestros ojos y nuestro silencio cómplice”. En el Regina Coeli del 15 de abril de 2015 exhortó a orar por “nuestros hermanos y hermanas, persegui-dos, exiliados, asesinados por el solo hecho de ser cristianos”. A la comunidad internacional le pidió que “no permanezca silenciosa e inerte ante tal crimen inaceptable que constituye una preocu-pante deriva de los derechos humanos más ele-mentales”.

El Romano Pontífice ha descripto la situación mundial como de una “tercera guerra mundial”, en la que se lleva a cabo un genocidio provocado por la complicidad e indiferencia general.

La expresión “un silencio cómplice” parece apun-tar a la escasa relevancia que la comunidad inter-nacional ha otorgado a la situación, tanto por estar relegada en los medios de comunicación, ineficacia de las tomas de decisión, y algo peor, el negocio de la venta de armas o quienes, por intereses geo-políticos o seudorreligiosos, alientan los enfren-tamientos intestinos y la expansión del terror.

Lo cierto es que en esa región del mundo donde comenzó la historia humana, allí donde corren el Éufrates y el Tigris, allí en Ur de Caldea, donde Abraham fue llamado a ser padre de muchos pue-blos, que es cuna de civilizaciones aunque desa-parecidas presentes en nuestra cultura, ahí, se lleva a cabo hoy un plan sistemático de aniquilación de hombres, mujeres y niños y también de los testi-monios monumentales de esas culturas.

Aunque no debe recurrirse con facilidad al tér-mino “genocidio”, ya que hacerlo puede banalizar la Shoa y otros del siglo XX, surge el interrogante: ¿Podemos aplicarlo a lo que venimos describiendo? Desde distintos grupos defensores de los derechos de las minorías se denuncian actos que lo configu-ran o amenazan de ello.

Por ejemplo, el Instituto de Derecho Internacional y Derechos Humanos (IILHR) y otras organizaciones han enfocado la situación de cristianos, turcoma-nos, yezidi, kakais y otras minorías afectadas por el conflicto. Afirman que su investigación demuestra la comisión de crímenes de guerra, crímenes con-tra la humanidad, y posiblemente hasta genocidio contra minorías étnicas y religiosas, que están bajo

ANTE “LA FORMA MÁS INSIDIOSA y CRUEL qUE hOy ADOPTA EL TOTALITARISMO”

A diferencia de lo vivido en el siglo XX, en que los totalitarismos tuvieron una raíz atea, en el siglo que transcurre vivimos otras formas de totalitarismo en nombre de una religión, cuyos efectos son muy parecidos: la violencia extrema contra personas, especialmente niñas o mujeres, que intentan ejercer sus libertades civiles y religiosas.

Norberto Padilla //*

//* Abogado. Exsecretario de Culto de la Nación. Profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Bue-nos Aires y en la Pontificia Universidad Católica Argentina. Vicepresidente del Consejo Argentino para la Libertad Religiosa (CALIR).Artículo publicado en el sitio Eldial.com el 6 de julio de 2015 (referencia: DC1F5B). Agradecemos la autorización de sus editores para reproducirlo.

Tomamos para el título las palabras del rey de España Felipe VI durante su visita de estado a Francia porque creemos que resume con precisión la tragedia que vivimos. El denominado Estado Is-lámico de Irak y Siria (ISIS, en sus siglas en inglés), nutrido de fanáticos llegados de diversos países a la manera de lo que ocurría con grupos guerrille-ros de otro signo en el pasado siglo, avanzan sobre buena parte de Medio Oriente. Otras expresiones de fanatismo como Boko Haram en Nigeria, se de-dican a secuestrar, esclavizar y asesinar en espe-cial a niñas, culpables de ser cristianas o de aspirar a una educación, pecado literalmente mortal para esta forma de fundamentalismo islámico.

Lo que ocurre a pocas horas de vuelo de las capitales europeas es el crecimiento de un nuevo totalitarismo cuya ideología alega fundarse en una religión, y como tal, se impone sorpresiva e insidio-samente, y utiliza incluso los modernos medios de comunicación para transmitir “en vivo y en directo” crímenes despiadados. Es el terror globalizado.

Los totalitarismos que padeció el siglo XX (y aún el siglo XXI, si pensamos nada menos que en Chi-na, Vietnam y el patológico régimen de Corea del Norte) tuvieron una matriz atea, con odio a la re-

ligión, a lo que el nacionalsocialismo agregó como elemento fundante el mito de la superioridad ra-cial. Tanto el nazismo como el comunismo negaban la dignidad de la persona humana, a tal punto de sacrificar millones de vidas. Un número –en defini-tiva solo conocido por Dios más allá de las estadís-ticas–, padeció por su fe, católica, ortodoxa, evan-gélica, y por el hecho de pertenecer al pueblo judío.

Cuando San Juan Pablo II reunió en el Coliseo Ro-mano, como parte de las celebraciones del Gran Jubileo de la Redención, a representantes de las distintas confesiones cristianas, se propuso cele-brar la legión de testigos que dieron su vida por la fe como aquellos de los primeros siglos. Decía el Pontífice: “La experiencia de los mártires y de los testigos de la fe no es característica sólo de la Iglesia de los primeros tiempos, sino que tam-bién marca todas las épocas de su historia. En el siglo XX, tal vez más que en el primer período del cristianismo, son muchos los que dieron testimo-nio de la fe con sufrimientos a menudo heroicos. ¡Cuántos cristianos, en todos los continentes, a lo largo del siglo XX, pagaron su amor a Cristo der-ramando también la sangre! Sufrieron formas de persecución, antiguas y recientes, experimentaron el odio y la exclusión, la violencia y el asesinato. Mu-chos países de antigua tradición cristiana volvieron a ser tierras donde la fidelidad al Evangelio se pagó

PÁGINA \ 18 PÁGINA \ 19

permanente amenaza de exterminio masivo, pese a lo cual hasta ahora sus perpetradores no han sido llevados ante la justicia penal internacional.

Muy recientemente, el Arzobispo Athanasius Toima Dawod, de la Iglesia Ortodoxa Siriaca, con-sideró un hecho clave la toma por ISIS de la mayor ciudad cristiana de Irak, Qarakosh: “Lo considera-mos un genocidio-limpieza étnica. Están matando a nuestra gente en nombre de Alá, diciendo que quien mate a un cristiano irá directo al cielo, tal es el mensaje. Han quemado iglesias, han quemado libros muy antiguos, han dañado nuestras cruces e imágenes de la Virgen María. Ocupan nuestras iglesias y las convierten en mezquitas”.

Tras su visita al Papa Francisco, el Patriarca de esa antigua Iglesia expresó que “el genocidio sigue tomando como blanco no solo a los cristianos, sino a todos aquellos que aman la paz” //3. El término aparece mencionado en el discurso del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, del 10 de septiembre de 2014, y en el proyecto para que el Congreso autorice el ejercicio de la fuerza contra ISIS: “Dado que ISIS ha amenazado con genocidio y cometido odiosos actos de violencia contra mino-rías étnicas y religiosas, incluidas poblaciones cris-tianas iraquíes, yezidi y turcomanas//4” .

La Convención Internacional para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio califica como tal los actos intencionalmente dirigidos a destruir total o parcialmente un grupo nacional étnico, racial o re-ligioso (art. 1). a través de la matanza, lesión grave a la integridad física o mental, sometimiento inten-cional a condiciones que pueden conducir al aniqui-lamiento, impedimento de nacimientos o traslados de niños de un grupo a otro (art. 2). Reiteradamente las noticias provenientes de la región caen dentro de este atroz delito de derecho internacional.

Los derechos consagrados en las declaraciones y convenciones internacionales se ven sistemática-mente conculcados, comenzando por el derecho a la vida, así como los específicamente destinados a proteger a la mujer y al niño.

Frente a esta tragedia, los obispos argentinos han

expresado como motivo de especial preocupación “la creciente e inadmisible violación del derecho a la libertad religiosa”. Y, tras describir la situación de esas comunidades, reclaman con urgencia “una acción internacional eficaz que ponga fin a tanto sufrimiento provocados por estos actos de brutali-dad. Apelamos al deber y a la fuerza institucional de la ONU, la Unión Europea, las organizaciones de Derechos Humanos y los diversos credos a asumir la propia responsabilidad ante estos graves acon-tecimientos” //5 .

Como resulta de la simple lectura del art. 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políti-cos, cuyo desarrollo está en la “Declaración sobre Eliminación de Todas las Formas de Intolerancia y Discriminación basadas en la Religión o la Convic-ción”, de la Asamblea General de la ONU del 23 de noviembre de 1981, los contenidos de la libertad religiosa son objeto de especial ensañamiento //6.

Merece citarse la Declaración final del Congreso Internacional 2014, “La libertad religiosa en el siglo XXI. Religión, Estado y Sociedad”, organizado por CALIR, donde se lee: “Deploramos todo tipo de per-secución que genere la violación de los derechos humanos fundamentales. Particularmente, repu-diamos aquellas persecuciones que han sufrido y sufren personas o comunidades en diversas partes del mundo y que –en algunos casos– provocaron crímenes atroces que exceden los dictados de la fe y la racionalidad humana.

”Condenamos, en especial, la persecución y masacre contra seres humanos que se perpetran invocando una fe religiosa, pretexto inadmisible y carente de todo sostén. La fe religiosa nunca puede justificar la violación de los derechos fundamen-tales de las personas.

”Invitamos, en consecuencia, a todas las institu-ciones y confesiones religiosas a expresar su con-dena contra estos hechos de un modo público e in-equívoco” //7.

La apelación a la comunidad internacional, cuya respuesta se espera con ansiedad, va al mismo

//3 Cfr. SCARAMUZZI, Iacopo, “Francisco: los potentes del mundo son incapaces de detener la persecución en el Medio Oriente”, en http://goo.gl/2lcocZ

//4 Publicado en http://goo.gl/4pM5lC

//5 CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, “Martirio y persecución en nuestros días”, declaración publicada en http://goo.gl/p49Q3L

//6 Ver su texto en http://www.calir.org.ar/legis.htm

//7 Su texto puede leerse en Signo, n° 62 (noviembre de 2014), pp. 20-21.

tiempo con la que se hace a las comunidades re-ligiosas, como acabamos de leer. Se necesita una “fuerte condena”, como dice el Episcopado argen-tino, clara y terminante ante la muerte y destruc-ción de la vida y de la religión por quienes se dicen creyentes.

Vuelvo al documento del Episcopado argentino que, tras describir el martirio sufrido por los cris-tianos por parte de fundamentalistas islámicos, dice: “Sabemos, no obstante, que la gran mayoría de los musulmanes no se reconoce en estas atro-cidades y las rechaza”. Es imprescindible que las comunidades musulmanas alrededor del mundo, sean mayoritarias o minoritarias, particularmente donde hay escuelas e instituciones dedicadas a en-señar esa doctrina, se predique y enseñe a convivir y trabajar en paz, en un diálogo que es respetuoso y paciente. Pero sería un error adjudicar nada más que al Islam formas de intolerancia y fundamen-talismo. También hay expresiones de islamofobia, como de anticatolicismo y antisemitismo, asi como de un laicismo agresivo. Es posible, es necesario, aunar esfuerzos para que la cultura del encuentro sea una realidad, en definitiva, afirmando la dignidad de la persona humana, sea de la religión que fuera, o de ninguna.

A partir del Concilio Vaticano II, concluido hace medio siglo, el diálogo entre la Iglesia Católica y represent-antes del mundo islámico ha sido permanente, pese a las dificultades. Pero aún éstas pueden redundar en formas renovadas de encuentro. Por ejemplo, ciento treinta y ocho personalidades musulmanas, luego del discurso de Benedicto XVI en Ratisbona, le enviaron al Papa, así como a otros líderes re-ligiosos una carta bajo el título: “A Common Word between you and us”, de la que selecciono estas líneas: “Musulmanes y cristianos juntos constituyen más de la mitad de la población mundial. Sin paz y justicia entre estas dos comunidades religiosas, no puede haber paz verdadera en el mundo. El futuro del mundo depende de la paz entre musulmanes y cristianos. Las bases de esta paz y comprensión ya existen. Forman parte de los principios fundamen-tales de la fe de unos y otros: el amor al Dios Uno y el amor al prójimo. Estos principios se encuentran una y otra vez en los textos sagrados del Islam y el Cris-tianismo. La Unicidad de Dios, la necesidad de amar-lo y la necesidad de amar al prójimo es por lo tanto el terreno común entre el Islam y el Cristianismo //8 .

Año a año, el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso envía a la comunidad islámica un mensaje de salutación al comienzo del tiempo de Ramadán. El de 2015 ciertamente se refiere a la trágica situación de los cristianos, e insiste por un lado en algo que es común a cristianos y mu-sulmanes, la oración, y por otro en la necesidad de educar para la paz y asumir la incoherencia que significa matar en nombre de Dios: ‘’Todos los que participan en la educación de los jóvenes y en los diversos ámbitos educativos, tendrían que enseñar el carácter sagrado de la vida y de la dignidad que de ello se deriva para todas las personas, indepen-dientemente de su etnia, religión, cultura, posición social u opción política. No hay vida que sea más valiosa que otra como resultado de la pertenencia a una raza o una religión específica. Por lo tanto, nadie puede matar. Nadie puede matar en nombre de Dios; sería un doble crimen: contra Dios y contra la persona.

”’No puede haber ambigüedad alguna en la edu-cación. El futuro de una persona, de una comuni-dad, o de la entera humanidad no puede construirse sobre tales ambigüedades o verdades aparentes. Cristianos y musulmanes, cada uno de acuerdo a sus respectivas tradiciones religiosas, miran a Dios y se refieren a él como la Verdad. Nuestra vida y nuestra conducta como creyentes deberían reflejar esa convicción //9 .

Termino con una imagen. Dos filas de veintiún hom-bres en las playas de Libia. Unos con mono anaran-jado, de rodillas, inermes ante quien tienen detrás, cubiertos los rostros, empuñando armas. Hay quien va a grabar lo que ocurrirá, con la misma frialdad con la que un hombre de la SS en Auschwitz, con un gesto de la mano, enviaba a las mujeres, niños y personas débiles a la cámara de gas. Los que es-tán de rodillas son cristianos coptos: serán dego-llados con una última invocación a Cristo en sus labios. Ninguno de ellos salva su vida cambiando de religión; por eso son mártires, palabra que quiere decir, precisamente, “testigos //10 . En tiempos de relativismo y de marginación de la religión en tan-tos lugares, en la estela de veinte siglos desde el primer mártir, el diácono Esteban, en Jerusalén, son testigos de que, contra todas las apariencias, el amor es más fuerte.

//8 Citado en PADILLA, Norberto, “La fuerza de las armas pobres”, Intervención en el panel organizado por el Instituto Superior de Estudios Religiosos (ISER): https://goo.gl/1eUV7Q

//9 Publicado en http://goo.gl/4pM5lC

//10 BERNARDELLI, Giorgio, “Los mártires de Libia entre los santos de la Iglesia copta”,en http://goo.gl/X6RJm6

PÁGINA \ 20 PÁGINA \ 21

LA MUjER, PROTAGONISTA DE UN NUEvO PARADIGMA

En el nuevo siglo la mujer es protagonista de un nuevo paradigma, frente el cual debe estar atenta ante la manipulación de la vida por parte de la ciencia y fuerte para sostener la fragilidad humana ante el dolor y el sufrimiento.

Raquel Bolton//*

//* Médica y bioeticista.

//1 Cfr. http://goo.gl/lPxiSS

Durante los días 29 y 30 de mayo de 2015 se rea-lizó en el Vaticano un Congreso con el título: «La Iglesia ante la condición de las mujeres hoy», or-ganizado por “Donne, Chiesa, Mondo” (“Mujeres, Iglesia, Mundo”), suplemento mensual desde hace tres años del diario L’Osservatore Romano.

El mencionado Congreso abordó tres temas: la violencia sexual, la familia y la identidad. La coor-dinadora del suplemento, Lucetta Scaraffia, indicó que “las mujeres están en el centro de los grandes problemas que sufre la humanidad de hoy y asi-mismo son quienes pueden ayudar a resolverlos, aunque en realidad son poco escuchadas”.

Scaraffia advirtió que el feminismo hizo preva-lecer la cultura sobre la naturaleza y presentó la procreación como un hecho cultural y no natural y que por ello “el feminismo desvalorizó la riqueza de la maternidad, trayendo una masculinización de la identidad femenina”.

La periodista precisó que en muchos lugares de la tierra, la Iglesia es para las mujeres y niñas la única red de protección de abusos y violaciones. Al mismo tiempo señaló que hoy hay nuevas formas de explotación del cuerpo de las mujeres, como la venta de óvulos y el útero en alquiler //1.

La violencia que sufre la mujer en el mundo tiene características endémicas; no obstante ella, a través de las crisis vivenciales, ha tenido y tiene iniciativas en distintos ámbitos sociales a pesar de las dificultades existentes.

La vocación femenina a la maternidad tiene su expresión no solo a nivel biológico sino tam-bién espiritual: abraza a la persona como totali-dad unificada, haciendo desarrollar y madurar la propia individualidad. Hay un modo de pensar fe-menino y otro masculino; la disposición natural de la mujer le permite tener un fuerte vínculo entre el cuerpo y el alma, permitiendo dirigir su cuerpo desde lo espiritual. Tener un ser configurado a la maternidad le permite a la mujer no solo albergar una vida sino también estar atenta a las necesi-dades de los demás, porque su misma naturaleza le permite hacer una captación de la persona en su totalidad, desde su propia totalidad.

Por esta razón, ella puede llegar a tener una es-pecial participación en todos los ámbitos de la vida socioeconómica, artística y política, aportando una cultura abierta a la edificación de estructuras más ricas de humanidad.

La mujer a través de la historia ha sido motivo de innumerables condicionamientos, en muchas oportunidades despreciada y reducida a esclavi-tud. El siglo XXI nos introduce a un permisivismo hedonístico, donde uno de los aspectos más deli-cados de la situación femenina en el mundo son los abusos cometidos contra las mujeres en el cam-po de la sexualidad. Su explotación, induciendo a jóvenes a ambientes de corrupción, genera espa-cios para cosificar su imagen y transformarla en objeto sexual.

El papa Francisco, con una mirada atenta, no olvida la cuestión de la trata de personas que afec-ta a los más vulnerables de la sociedad, los niños y niñas, los discapacitados, los más pobres y la mu-jer, tratados como objetos, engañados, violados y a

menudo revendidos. Con corazón de pastor llama a una toma de responsabilidad común y una voluntad política más fuerte para vencer en este frente, ya que se está en presencia de un crimen contra la humanidad.

Una sociedad donde sus integrantes provienen de situaciones de desintegración familiar y social se transforma en un factor de riesgo para descu-brir la vocación de la mujer dentro del plan de Dios, relativizando la capacidad de donación, consustan-cial a su naturaleza.

La vocación a la maternidad le confiere a la mujer la capacidad de formar y alimentar una nueva vida. Su delicada intuición, su capacidad de empatía y comprensión, le posibilitan encontrar formas de realización personal aun en la circunstancia donde no hay generación biológica. Ser madre no es algo solamente biológico; es también espiritual. Cuan-do esto claudica se prioriza en forma exclusiva la individualidad y esta situación no tiene retorno.

La paternidad y la maternidad se despliegan en una alianza de amor fundada en el sacramento del matrimonio; la participación especial del varón y mujer en la “obra creadora” de Dios y la gene-ración de un hijo es un acontecimiento profunda-mente humano y altamente religioso.

Llamados a una reciprocidad y complementarie-dad, el varón y la mujer están invitados a vivir en plenitud la vocación y misión de formar una familia y consagrarla a Dios. Como parte de la familia, la mujer debe acompañar la compleja realidad de una sociedad con pérdida de valores, evidenciando una fractura que relativiza el concepto de matrimonio. Asimismo es espectadora de una biotecnología que avanza y permite la procreación fuera del pro-ceso natural, acompañando dilemas bioéticos, que tratan de dar respuesta a la finalidad del acto conyugal en sus dimensiones física, emocional y espiritual.

Un ejemplo de estas técnicas que permiten la procreación fuera del proceso natural es la mater-nidad subrogada, en la cual la mujer se considera como objeto con un riguroso estilo de vida. Condi-cionada por problemas económicos, debe asumir cláusulas en los contratos que revelan la obliga-toriedad de exámenes médicos físicos y psíquicos, consumos de medicamentos, estudios ecográficos y posibilidad de aborto ante la existencia de una malformación.

El siglo XXI señala a la mujer como protagonista de un nuevo paradigma, que la reclama atenta an-

//2 S.S. JUAN PABLO II, Carta a las mujeres, en la solemnidad de los santos Pedro y Pablo (1995).

te una ciencia que trata de manipular las distintas etapas de la vida y la necesita fuerte para sostener la fragilidad humana ante el dolor y el sufrimiento.

San Juan Pablo II decía, hace veinte años, en su Carta a la mujer: “Te doy gracias, mujer-madre, que te conviertes en seno del ser humano con la alegría y los dolores de parto de una experiencia única, la cual te hace sonrisa de Dios para el niño que viene a la luz y te hace guía de sus primeros pasos, apoyo de su crecimiento, punto de referen-cia en el posterior camino de la vida.

”Te doy gracias, mujer-esposa, que unes irrevo-cablemente tu destino al de un hombre, mediante una relación de recíproca entrega, al servicio de la comunión y de la vida”.

”Te doy gracias, mujer-hija y mujer-hermana, que aportas al núcleo familiar y también al conjun-to de la vida social las riquezas de tu sensibilidad, intuición, generosidad y constancia”.

”Te doy gracias, mujer-trabajadora, que partici-pas en todos los ámbitos de la vida social, económi-ca, cultural, artística y política, mediante la indis-pensable aportación que das a la elaboración de una cultura capaz de conciliar razón y sentimiento, a una concepción de la vida siempre abierta al sen-tido del ‘misterio’, a la edificación de estructuras económicas y políticas más ricas de humanidad”.

”Te doy gracias, mujer-consagrada, que a ejem-plo de la más grande de las mujeres, la Madre de Cristo, Verbo encarnado, te abres con docilidad y fidelidad al amor de Dios, ayudando a la Iglesia y a toda la humanidad a vivir para Dios una respuesta ‘esponsal’, que expresa maravillosamente la co-munión que Él quiere establecer con su criatura”.

”Te doy gracias, mujer, ¡por el hecho mismo de ser mujer! Con la intuición propia de tu feminei-dad enriqueces la comprensión del mundo y con-tribuyes a la plena verdad de las relaciones hu-manas” //2.

Una individualidad femenina lleva a la mujer a inscribir en la historia el Amor de Dios a través de la familia, reconociendo en ella el valor sagrado de la vida y un deseo implícito que la lleva a respetarla y custodiarla.

Mujer, protagonista de un nuevo paradigma: es-tás llamada a contemplar el rostro de María, como modelo de tu vida.

PÁGINA \ 22 PÁGINA \ 23

#NIUNAMENOS: DEbATE PúbLICO, CULTURA DEL ENCUENTRO y PERSPECTIvAS IDEOLÓGICAS.

Juan Pablo Cannata //*

//* Profesor de Sociología de la Comunicación (Universidad Austral).

Existe una enorme diferencia entre redactar y escribir. Lo primero es alcanzable por muchos y fruto de la instrucción en las letras. Todos podemos aprender a redactar correctamente. Cada idioma cuenta con su gramática, con las reglas de la razón y con sus excepciones particulares, que son como huellas de la historia impresas en la lengua. Se aprende, se entrena, se aplica, y, al final, se redacta correctamente.

Ser escritor es otra cosa: talento acrisolado con tiempo y esfuerzo; capacidad de traducir un mo-mento, un sentimiento, una idea, en términos que unen lo universal con lo particular. Cada texto lo-grado es una pieza singular, novedosa. Con las re-cetas, se alcanza la corrección; en cambio, en el arte se recrea siempre una fórmula única.

Los años dirán si Adriana Romo será una “escri-tora” o si ese texto que viralizó por las redes socia-les y la catapultó al centro del escenario mediático nacional fue brillantez circunstancial. Me llegó a través del decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral, que lo leyó en una reu-nión: “Miren lo que escribió una de nuestras alum-nas”, dijo. El sano orgullo se disolvió en el mal sabor de la denuncia. Las palabras de Adriana se volvie-ron las palabras de todas, y su voz creció a golpe de likes, retuits y compartires, hasta llegar a los micrófonos de la TV y las redacciones de los diarios.

“Llego a casa, duermo. Me despierta la desespe-ración de un secuestro virtual. Mi familia conmocio-na y siente el miedo de perderme en un segundo. Pero yo estoy acá, mientras a Wanda T. la prende fuego el novio. Salgo por la noche, no me tocó viajar con el taxista que viola y se fuga, festejo esta suerte, miserable. Camino en pollera que no me llega a las

La sociedad plural plantea una pregunta definitiva: si alguien promueve valores positivos, pero difieren en temas clave de mis puntos de vista, ¿es razonable apoyarlo? Cada vez más las concepciones del bien se manifiestan dispersas y atomizadas. El panorama parece quedar atrapado en una dicotomía absoluta: aislamiento (yo solo con los míos) o disolución (la mayoría por sobre el yo –y los míos–). El autor pro-pone, desde la perspectiva de la cultura del encuentro del papa Francisco, un modo posible de superar el conflicto a través de la interrelación entre identidad, diálogo y comunidad.

rodillas y musculosa, pareciera que tengo un car-tel con una invitación para recibir guarangadas, para ser disminuida, solo por dejar ver mis piernas. Quiero gritar. Un billete de 2 pesos es menos mano-seado que una mujer en un boliche, en el tren o en el subte en hora pico. Miro twitter devuelta, desa-pareció Daiana G. yendo a buscar trabajo, me vuelvo a despertar, camino, respondo para adentro que mi papá no es pastelero, que no se me cayó ningún pa-pel y que no te quiero sentir ni el aliento, ni tu mano y tampoco escucharte. En el tren vuelvo a mirar las noticias, Chiara apareció enterrada, le doy refresh a la página, desapareció una arquitecta profesora de la UBA, le doy refresh devuelta, un asesino quedó libre”.

Al sonido de cada nombre le hacen eco otros: Florencia, Raquel, Paula, Julia, Ana Laura, Maria-na, Julieta..., mi hermana, mi mamá, mis cuñadas, mis primas, nuestras hermanas, cuñadas, madres, primas, esposas, amigas: todas mujeres en riesgo. No llegues tarde. No salgas sola. No vayas por ahí. ¡Cuidado! “Una mujer es asesinada cada 31 horas”, me había explicado mi abuela un par de días atrás. Estaba preocupada. Lo había escuchado en el no-ticiero una y otra vez. Mientras tanto, Enriqueta con el puño en alto ostenta su reclamo en la foto de mi whatsapp: #NiUnaMenos.

La violencia intrahogareña es una herida pro-funda y silenciada: no sabe de clases, ni de orígenes étnicos o nacionales, ni de edades. Abusos, palizas, vejaciones. Ahí están, y siguen, y vuelven, y revuel-ven. El ambiente caldeado detonó con un hashtag. Fue el día que mataron a Chiara Páez, una rufi-nense de 14 años: presuntamente a manos de su novio, embarazada. “Ahora fue Chiara. Antes fueron Ángeles, Lola, Melina, Wanda y tantas otras. Con-centración en el Congreso. Miércoles 3/6. 17 hs. #NiUnaMenos”, sostenía la leyenda que convocó la marcha, impulsada por las periodistas Ingrid Beck, Mercedes Funes, Marcela Ojeda, Gabriela Grosso y Florencia Etcheves y las agrupaciones Ni una Menos y el observatorio de femicidios de la ONG La Casa del Encuentro. Sí. Efectivamente, Beck es la directora de Barcelona, esa revista que se burla de todo, incluido el Papa.

Una ola expansiva espectacular cubrió de con-senso la Argentina y sus alrededores. En una so-ciedad usualmente fragmentada triunfó el acuerdo: NO al femicidio; NO a la violencia contra la mujer. #NiUnaMenos nos permitió volver a creer en el diálogo. Ese día, muchos se miraron al espejo con vergüenza. Y numerosas mujeres cobraron fuerzas para recomenzar.

La movilización llegó a 90 ciudades de la Argen-tina, a Montevideo, Santiago de Chile y hasta Miami.

Fue éxito antes de ser: la cámara de dueños de radio-taxis implementará talleres para los choferes sobre violencia de género; los ministros de educación de todo el país decidieron que se incorpore el tema a la currícula de la formación docente. “El miércoles es-taré allí con mis cuatro chicos”, escribió una mujer que luego de sufrir años de violencia, pudo zafar de un marido golpeador que la maltrataba a ella y sus hijos. Dos semanas después, The New York Times titularía: “Las mujeres argentinas desafían el ma-chismo”.

El día antes de la marcha, la Comisión Episcopal de Laicos y Familia (CELAF) recordó que el papa Francisco había advertido: “aunque es un símbolo de la vida, por desgracia no es raro que el cuerpo femenino sea atacado y desfigurado, incluso por los que deberían ser sus protectores y compañeros de vida”. Me pareció lógico que la Acción Católica se sumara a la convocatoria y recordé Evangelii Gaudium, n. 212: “Doblemente pobres son las mu-jeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia, porque frecuentemente se encuentran con menores posibilidades de defender sus dere-chos. Sin embargo, también entre ellas encontra-mos constantemente los más admirables gestos de heroísmo cotidiano en la defensa y el cuidado de la fragilidad de sus familias”.

Entre tanto, un ruido inquieto se expande también: “no vayas a la marcha porque promueve el aborto, lo dice el punto 5 deL petitorio”. Desde la múltiple organización, una perspectiva radical e ideológica infiltra la ‘interrupción del embarazo’ como es-pecificación del reclamo de más y mejor educación sexual. En contrapunto, sectores conservadores comenzaron una oposición a la campaña y muchos católicos fueron asaltados por la duda. Mientras la perspectiva general de la sociedad seguía su curso centrada en la violencia contra la mujer, dos agendas particularistas entraron en colisión y sem-braron incertidumbre. La paradoja parecía irreso-luble: si no apoyo la marcha, me olvido de la vida de mujeres vulnerables, y si adhiero, me olvido de la vida de niñas por nacer. Sumarse y no sumarse a la campaña contradecía igualmente los valores cristianos.

Alguien me reclama por whatsapp: “sacá a la nenita de tu foto de perfil, que eso es proaborto”. Miro a Enriqueta con el puño en alto y pienso en mi hermana y mi ahijada. No la saco.

¿Cómo puede superarse esta falsa dicotomía? ¿Están los católicos condenados a diluir sus convic-ciones si se quieren sumar a los debates y recla-mos contemporáneos? ¿El Papa no ha dicho, acaso, que no podemos hacer licuado de fe? Entonces, ¿no queda otra que aislarlos y quedarnos replegados en

PÁGINA \ 24 PÁGINA \ 25

un rincón, anunciando un mensaje pulcrísimo que nadie se para a escuchar o vociferando denuncias irritantes que esconden el corazón del Evangelio? ¿Tenemos que jugar a favor de activistas radicales que se adueñan de un tema y usarán el éxito para promover visiones anticristianas?

La sociedad postsecular, plural y multicultural, nos invita a tender puentes, a buscar lo que une y ponerlo arriba de lo que separa. Si el diálogo real-mente existe, implica poder colaborar con quienes se ubican en las antípodas de la propia postura. Si no es llenarse la boca de palabras lindas, pero per-manecer en un monólogo autorreferencial.

Con esta lógica, una posición superadora pro-movió adherir a la campaña con la propia identidad, destacando la dignidad de todas las mujeres, tam-bién aquellas por nacer. El día de la marcha, varios obispos, organizaciones y personas, dijeron sí a la mujer, a todas las mujeres: “de punta a punta”, es-pecificó la Acción Católica. A algunos nos les pareció bien: siguieron rumiando por lo bajo acusaciones y desconfianza. Para muchos, el camino del encuen-tro les liberó de cadenas la conciencia.

Veo Facebook y un amigo recomienda un artículo en el que una señora sostiene que si la estupidez fuera pecado, nos iríamos todos al infierno. Me acu-sa de ser un estúpido por dejarme usar por grupos promotores de la ideología de género y sumarme a #NiUnaMenos. Pienso en sus hijas o nueras y en toda su familia: y rezo para que no les pase nada. Me surge el impulso de escribirle para recordarle que la declaración -leída por Érica Rivas, Juan Minu-jín y Maitena- no incluyó mención al aborto. Quizá quienes promovían este punto, también reconocie-ron que la cultura del encuentro reclama el gesto de no provocar, de no introducir un tema que no era de la gente, sino de grupos activistas. Un@s eligieron apoyar desde la propia identidad, otr@s optaron por no provocar o instrumentalizar. Tod@s escogieron el camino del encuentro -por supuesto, sin renun-ciar a sus convicciones-.

Escribo una conclusión: si alguien que no com-parte todo el espectro de mis valores promueve una causa positiva, es posible superar la falsa dicotomía

entre aislamiento o disolución. El modo es afirmar lo positivo a partir de mi identidad personal o ins-titucional, imprimiendo mi sello propio a la causa común. Pienso que esto es, en definitiva, la esen-cia de la cultura del encuentro. Solo así se puede sumar, sumar a otros y sumarse a otros. Solo así construimos comunidad, luchando juntos por los valores comunes. Donde podrían haber prevalecido las autonomías sectoriales, fructificó el diálogo y la propuesta compartida. Sin ingenuidades, apelando a la intención positiva y apostando a que la unidad puede ser superior al conflicto (cfr. Papa Francisco).

El tema sigue: el 28 de junio, una joven de 20 años fue hallada asesinada de un golpe en la cabeza en un terreno baldío de la ciudad bonaerense de Sa-lliqueló. Antes, el 14 a las 10:30, Viviana había sido golpeada y atada: murió y sus dos chiquitos resul-taron heridos gravemente. Tiempo atrás había de-nunciado al marido por malos tratos. Antes, el mis-mísimo día de la marcha, un hombre había matado a puñaladas a su hija adolescente, intentado asesinar a su mujer y se había quitado la vida en una plaza de la localidad correntina de Curuzú Cuatiá. Pienso en María Goretti, una santa católica que a los 12 años sufrió femicidio por resistir una violación: Nacho me sugiere un hashtag:

#MaríaGorettiPatronaDeNiUnaMenos Pienso en 50 sombras de Grey, en Tinelli, en Axe... y la des-personalización consumista de la mujer. Pienso que eso no suma y que #NiUnaMenos puede ayudar.

La visibilidad pública genera advertencia, redis-tribuye prestigios, crea conciencia, construye barre-ras psicológicas y sociales de autocontrol, estimula el ejercicio de los derechos, impulsa la autoestima y la conciencia de dignidad; expone la desidia del poder judicial, los prejuicios de la policía y la inope-rancia de los políticos. Los consensos promueven un interés que, si se encauza serenamente por los caminos institucionales, puede resultar en mejores legislación y políticas públicas. El debate golpea el corazón de todas para que nos tomemos el tema en serio y la preocupación transmute en ocupación.

Nuestra conversación social crea la sociedad que somos y la que queremos ser. La marcha no fue un acto superficial de algo políticamente correcto. Fue un paso adelante en la lucha por la dignidad. Es ver-dad que falta mucho. También es verdad que es un tema de todas, es decir, un tema tuyo: no mires para otro lado. No descartemos a nuestras mujeres. Seguí diciendo #NiUnaMenos con tu acento propio y desde tu propia identidad. Y sigamos apostando por la cultura del encuentro, en la que otras se puedan sumar a lo buenos que vos promovés y vos te puedas sumar a lo bueno que promueven otras.

BIBLIOGRÁFICASBiblioteca “Mons. Manuel Moledo”

Francisco Valsecchi fue el primer secretario del Consejo Económico Social de la Acción Católica (1934), miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, profesor y conse-jero en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y primer decano de la Facultad de Economía de la UCA. Cristiano com-prometido, divulga y lleva a la práctica los principios de la doc-trina social de la Iglesia. Desde el Secretariado Económico So-cial promueve una intensa campaña de formación de los socios de la Acción Católica en todo el país y contribuye a la promoción de leyes sociales a favor de la clase obrera.

Para valorar la significación de este esfuerzo, hay que situarse en su contexto histórico. Dice la autora –economista, doctora en Sociología y profesora de la UCA–: “La historia de vida de Francisco Valsecchi brinda una valiosa información para ana-lizar, no sólo el desarrollo de una vida y de un pensamiento históricamente situados, sino, además para comprender una

DÍAZ, Cecilia,

Riqueza, hombre y sociedad. Tributo a Francisco E. Valsecchi, a su pensamiento económico y social. Buenos Aires: Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la CABA, 2014.

“Para el papa Francisco la Iglesia está llamada a ser no un re-ceptáculo para pocos, sino una casa para la humanidad”. Esta obra surgió a partir de la entrevista que el P. Spadaro le solicitó al papa Francisco, luego de haber compartido la Jornada Mun-dial de la Juventud de Río de Janeiro: “Reflexionando sobre lo que el Papa había dicho en Río, y la experiencia de nuestro coloquio profundo e intenso, sentí la necesidad de escribir para llegar a comprender. Surge así este libro. Bergoglio habita la palabra que pronuncia. Nunca es pronunciada por su belleza, sino por su capacidad para crear una relación evangélica. ‘No hablar mucho, le dijo a los movimientos en Río, sino hablar con toda la vida’ ”.

Cuando terminamos la lectura de esta obra breve, concisa y profunda sentimos la necesidad de decir, como el padre Pepe Di Paola en el prólogo: “Gracias, Padre Antonio, porque con este libro nos ayudás a caminar junto al Papa por los senderos

de su pensamiento”.

Spadaro, Antonio,

S. J. El sueño de Francisco: el rostro futuro de la Iglesia. Buenos Aires: Claretiana, 2014.

cuestión a mi juicio relevante: el papel que a nivel nacional jugó (o intentó jugar) el catolicismo social en el campo económico a partir de mediados de los años 30. Cuestión muy poco estudiada y hasta ignorada por la mayoría de quienes se dedican al tema. Hay, pues, escasísimo registro de que en plena ‘década infame’, el Episcopado Nacional (vía la Acción Católica) comenzó una acción favorable al mejoramiento y defensa de la clase trabajadora. Clima plagado de rupturas, divisiones, discordias y revanchas que Francisco Valsecchi buscará transformar a partir de ideas tomadas del socialcris-tianismo europeo y que difundirá sin descanso dentro de los ambientes de la Acción Católica Ar-gentina, sectores sindicales, empresa-riales, Parlamento, Universidad y medios de comunicación popular”.

PÁGINA \ 26 PÁGINA \ 27

Estudio Rodríguez AparicioCONTADORES ARGENTINA - BRASIL

Av. Córdoba 1345 15º A - Capital federal

ODONTÓLOGA // ADROGUÉ

Tel/Fax:(54 11) 4811 4694/4751 [email protected]

0

5

25

75

95

100

PÁGINA \ 28