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0 FRANCISCO RODRIGUEZ ADRADOS plat6mco. Madrid, C.S.I.C., 1984, pp.IX-XI. 16: Emerita 37 1969, pp.1-28. 17: RSEL 10, 1980, pp.331-337. 18: Philologica: Homenaje a D. Antonio Llorente. Universidad de Salamanca 1989, II, pp.415-418. 19: Anuario de Filoso/Ja Politica y Social Buenos Aires, 2, 1982, pp.177-207, tambien Ta.ula., Palma de Mallorca, 2, 1985, pp.7-26. 20: Tra. Grecia. e Roma.. Roma, Isti- tuto della Enciclopedia Italiana, 1980, pp.41-53 (en italiano). 21: Revista de fa Universidad de Madrid9, 1960, pp.359-402. 22: RSEL 13, 1983, pp.1.26. XII l. LA FILOSOFiA GRIEGA COMO GENERO LITERARIO Cuando tomamos en nuestras manos un tratado de bistoria de la fllosofia griega nos encontramos con un conjunto de estu- dios sobre los llamados presocraticos (que a veces son contem- poraneos de S6crates), los soflstas, el propio S6crates, con Pla- t6n y sus otros discipulos, Arist6teles y las distintas escuelas he- lenisticas. En realidad, esto es lo que desde Ia Antigiiedad se cali- fica de fllosofia. Y a partir del paralelo con las fllosofias alemanas del siglo XVIII y siguientes, que trataban de dar una Weltanschauung general del mundo, muchos ven igualrilente en esas fJJosofias griegas sistemas generales de interpretacion del mundo y guia de la conducta del hombre. Todo esto es cosa de los fil6sofos e historiadores de la filosof1a, que han dejado marcado fuertemente su punto de vista. Pero los fi16logos -wir Philologen que decia Wilamowitz polemizando frente a encontramos al punto una serie de problemas. Para empezar, no vemos la historia de la fllosofla griega como una serie de respuestas a problemas generales, eternos, a los que han dado otros ftl6sofos, desde Ia India a nuestros dias, respuestas coin- cidentes o no. Vernos un reflejo de problemas que 3:! planteaban ' dentro de la cultura griega, independientemente del grado de coinci- dencia que, a. [XJsterion; se de.<ulbra con otras culturas. Y no nos parece justo aislar a los pensadores, cuya obra e:xplican los tratados de historia de la de otros diversos pensadores que no re mencionan en esos_ tratados. Por ejernplo, de los poetas. Pues si aquello que decia Cicer6n de que S6crates baj6 la ftlosofm «del cielo a Ia tierra>> es riguro- 1

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  • 0 ~ FRANCISCO RODRIGUEZ ADRADOS

    plat6mco. Madrid, C.S.I.C., 1984, pp.IX-XI. 16: Emerita 37 1969, pp.1-28. 17: RSEL 10, 1980, pp.331-337. 18: Philologica: Homenaje a D. Antonio Llorente. Universidad de Salamanca 1989, II, pp.415-418. 19: Anuario de Filoso/Ja Politica y Social Buenos Aires, 2, 1982, pp.177-207, tambien Ta.ula., Palma de Mallorca, 2, 1985, pp.7-26. 20: Tra. Grecia. e Roma.. Roma, Isti-tuto della Enciclopedia Italiana, 1980, pp.41-53 (en italiano). 21: Revista de fa Universidad de Madrid9, 1960, pp.359-402. 22: RSEL 13, 1983, pp.1.26.

    XII

    l. LA FILOSOFiA GRIEGA COMO GENERO LITERARIO

    Cuando tomamos en nuestras manos un tratado de bistoria de la fllosofia griega nos encontramos con un conjunto de estu-dios sobre los llamados presocraticos (que a veces son contem-poraneos de S6crates), los soflstas, el propio S6crates, con Pla-t6n y sus otros discipulos, Arist6teles y las distintas escuelas he-lenisticas. En realidad, esto es lo que desde Ia Antigiiedad se cali-fica de fllosofia. Y a partir del paralelo con las fllosofias alemanas del siglo XVIII y siguientes, que trataban de dar una Weltanschauung general del mundo, muchos ven igualrilente en esas fJJosofias griegas sistemas generales de interpretacion del mundo y guia de la conducta del hombre.

    Todo esto es cosa de los fil6sofos e historiadores de la filosof1a, que han dejado marcado fuertemente su punto de vista. Pero los fi16logos -wir Philologen que decia Wilamowitz polemizando frente a Nre~he- encontramos al punto una serie de problemas.

    Para empezar, no vemos la historia de la fllosofla griega como una serie de respuestas a problemas generales, eternos, a los que han dado otros ftl6sofos, desde Ia India a nuestros dias, respuestas coin-cidentes o no. Vernos un reflejo de problemas que 3:! planteaban

    ' dentro de la cultura griega, independientemente del grado de coinci-dencia que, a. [XJsterion; se de.> es riguro-

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    samente inexacto, pues los problemas humanos ocupaban ya a un Heniclito o un Democrito, por no hablar de los sof!stas, hay que afladir todavia que su verdadero precedente esti en los poe-tas. Que, ciertamente, Ia Teogonia de Hesiodo contiene prece-dentes de los principios o dpxaL de los presocnl.ticos, pero que no resulta menos cierto que el propio Hesiodo, Arquiloco, Solon y Esquilo (por nombrar solo los principales) son el co-mienzo del pensarniento humano de los griegos. Sin haberlos lei-do, nada puede comprenderse sobre eJ razonar de un SOcrates. Es puramente artif!cioso separar a estos autores de los filosofos yen-viar los primeros a Ia historia de Ia literatura, a los ~gundos a Ia de Ia f11osofm. Se rompen asi conexiones evidentes. Y hay otra mas, luego, con autores como Hip6crates o Tucidides.

    No hay mas que f!jarse en la terminologia. Los termmos fi-losofia y fi1osofos se han usado, ya desde Ia Antigtiedad, pa-ra denominar un conjunto de escritos y doctrinas, aproximada-mente el mismo que se estudia en nuestros tratados modemos con el nombre de ftlosofia, asi como a sus autores. Pero es una evidente generalizacion. Se dice1 que Pitagoras invent6 el nom-bre de fl16sofo; en todo caso, es usado por Plat6n y su escuela. Pero no por sus predecesores jonios. Jen6fanes (2.12) se llama a si mismo acxpoc;,

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    para los neoplat6nicos es el fundador de una verdadera reli-gion, ni de Epicuro con su antirreligi6n religiosa ni de los estoicos con su J...6 yoc;- Zeus del himno de Oeantes.

    La verdad es que Ia Hamada fllosofm griega ha nacido ya de 1a poesia religiosa (lirica, tragedia), ya de Ia didactica de un Hesiodo. Los temas de Ia conducta humana, de Ia superaci6n de Ia u~pLc;, del descubrimiento de lo humano como contrapuesto a lo divino, vie-nen de ahi. El fllosofo ao6

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    Piensese que Ia epica y Ia lirica, los dos generos fundamenta-les de los griegos en Ia epoca arcaica, se crearon en las fiestas po-pulares. Eran Ia expresi6n de las mismas y tienen, pere a la existencia de subgeneros, una indudable unidad unidad de contenido y de forma. Lo mismo el teatro, en sus dos principales subgeneros.

    Pero aqui ni es Ia fiesta ni ninguna ocasi6n social el motor del florecimiento, ni hay una unidad formal.

    Comencemos por esta. Hay poetas como Parmenides y Em-pedocles que continUa.n Ia poesia didactica hexametrica, a Ia ma-nera de Hesiodo. Hay autores como Heniclito y Zenon que es-cribe un auyypa~Jla, un escrito que es un ejemplar Unico, como el que Heraclito consagro a Ia diosa de Efeso (Di6genes Laercio, en 9.6) o el que Zenon leyo en Atenas a un grupo de amigos (Plat6n, Parrn. 127b y ss.). AI menos en el caso del primero, se trata, tras un pr6logo imitado de Ia lirica, de un agregado de ma-ximas de estilo oracular y oscuro: un tipo de compsicion imita-do de Ia didactica 11 Otros escritos, luego, entraron dentro del grupo de las TfXVaL o

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    Una soluci6n, sin duda parcialmente acertada, es Ia que consiste en partir de S6crates, Plat6n, Arist6teles y las frlosofJas helenisticas y considerar que todas estas escuelas, que estan en relaci6n intima de dependencia y critica entre si, tienen precedentes. Los tienen los estoicos en Heniclito, los epicU.reos en Democrito y los sofistas, Pia-ton en Parmenides. Aristoteles critica a los fLsicos y el mismo Socra-tes re refiere a ellos aunque sea para d.istinguirse14. Se refiere y se opone sobre todo a los sofistas. Asi se forma Ia idea de un corpUS)> de escritos relacionados entre si.

    Es Jo que sucede con la fabula, que he estudiado en otros lu-gares15, y cuyo corpus se organiza en torno a obras helenisticas como son las colecciones de fabulas y Ia Vida de Esopo, salpica-da de fabulas. Realmente hay diferencias notabilisimas de conte-nido y estructura entre elias. Pues bien, muchas de esas fabulas aparecian ya en las epocas arcaica y clasica como ejemploS>> dentro de escritos en verso yen prosa: presentaban; de otra par-te, problemas de limites con el mito, el simil y Ia anecdota. Aque-llas que mas proximamente coincidian con los generos fabulisti-cos de Ia edad helenistica, son las que fueron consideradas como fabulas . Se trata de un a posterion: no de una prioncorr..o en el caso de generos que hemos mencionado que aparecen en contex-tos sociales, festivos en defmitiva, muy defmidos y ofrecen una clara unidad formal.

    A partir de S6crates y los socciticos la filosofta es un genero pro-saico, dialogico o expresado en tratados; s6lo por bt1squeda del ar-caismo o de innovaciones muy particulares hay en la epoca helenisti-ca variaciones de este cuadro. Esto ex plica, quiza, que el teatro sea de-ja do fuera de la filosofia por mas que debata a veces los mismos temas y que se hable de Euripid:s oomo de >.

    Abora bien, dentro de aquellos precedenteS>> arcaicos que hemos visto que quedaron englobados bajo el epigrafe de

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    modelo de los antiguos tiasos o asociaciones religiosas. Pero en el principia las cosas fueron de otra manera.

    Se trata, a veces, de un ciudadano importante, activo en poli-tica, que se dirige a sus conciudadanos con un mensaje personal que arranca de una critica: un Tales o un Heraclito. En el fondo esti aislado. De Tales se cuentan anecdotas que reflejan su aleja-miento de la vida pnictica, como aquella de cuando mirando las estrellas se cayo en un pozo, provocando la risa de una esclava tracia (ya Plat6n, Tht. 174a). Heraclito cree que s6lo el esta des-pierto para el Myo

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    El concepto de filosofia no es algo que nos es dado sin lll.\.s: hay que preguntarse por el, 8auf1d.(nv, investigar. Es el resulta-do de circunstancias hist6ricas, literarias, sociales muy concretas. En estas breves paginas no hemos hecho mas que abrir el tema: sin duda, puede continuarse investigandolo.

    Y atl.n en ese corte un tanto convencional que representa dentro del pensamiento griego lo que llamamos fliosofia, hay que buscar menos coherencia de la que se suele. Decimos que hay critica y alejamiento del ambiente social tradicional. Si, des-de luego. Pero oscilamos entre un intento de reconstruir valores fijos, que sustituyan a otros tradicionales ya demasiado critica-bles, y sistemas puramente relativistas. Entre intentos de crear nuevas religiones y el ateismo. Entre Ia contemplacion puramen-te te6rica y la voluntad de reformar el Estado. 0 entre el aleja-miento del mismo o Ia critica sin mas de Io colectivo. Todo ello hay que estudiarlo, insistimos. tras ponerlo en su recto contexto: dentro de la filosofia)) y fuera de ella.

    Lo notable es que el bloque de temas y de pensamiento de que hemos hablado, unificado de una manera contingente e hist6rica dentro de unas lineas de union intemas que tampoco pueden negar-se, pero que se proyectan bacia fuera, ha quedado ya siempre como .Ia ftlosofia . Con algunas excepciones, ciertamente: las ciencias que no tenian un status especial, como lo tenia Ia meditina, estan englo-badas en los presocraticos, en Arist6teles, en los epicUreos y estoicos, tambien en Plat6n en cierta medida, en Ia filosof.ta.l..uego Ia CSJXria!i-zaci6n creciente fue dejandolas fuera.

    Pero, fuera de esta excepci6n, a lo largo de Ia Edad Media, de Ia epoca del humanismo y de Ia posterior, todo ese conjunto de temas fue ya

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    Notas

    1. Cic., Tusc. 5.3.9; Di6genes Laercio, Proem. 12.

    2. E. Lledo, El ronrepto de poiesis en 1a. FilosoDagriega, C.S.I.C., Madrid 1%1. 3. C. R. Scherer, La questionplatomenne, Neuchatel1938, p. 247. 4. W. Jager, La Teologia de los primcros filosofosgriegos, FCE, Mejico 1952. 5. Vease mi articulo EI banquete plat6nico y ia teoria del teatro, Ementa 37(1969) (yaqui p.279ss.). 6. Cf. Di6genes uercio 2.7 y 9.35. 7. Cf. W. Jager, Sobre el origen y evoluci6n del ideal fllos6fico de la vid'l>> apendice a su Arist6teles, Mejico 1946, p.467ss. ' 8. Cf. P. Boyance, Lc culte des Muses chez les philosophes grecs, Paris 1937. 9. Cf. Maximo de Tiro, 18. 9.

    I 0. Cf. mi trabajo La interpretacion de Plat6o en eJ siglo XX>>, de Aetas . del II Congreso Espa.iiol de Estudios Cltisicos, Madrid 1964, pp.241-373 (y mAs abajo, pp.mss.). 11. Cf. mi trabajo

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    3. LOS PRESOCRATICOS

    El panorama intelectual de los siglos VI y V a. de C. esta en una gran medida dominado por una serie de pensadores a los que convencionalrnente llamamos los presocraticos. Digo con-vencionalmente porque, de una parte, algunos de ellos, como Dern6crito, son contemporaneos de Socrates, y, de otra, existen otros pensadores, intimamente relacionados, a veces, con ellos, que solemos clasificar de manera diferente, como poetas y sofls-tas principalmente. -

    Este libro1 sigue la clasificaci6n convencional, quetiene unas ciertas, aunque no totales, justificaciones; diremos que es una clasificaci6n util, aunque nunca debamos perder de vista que nuestros pensadores estan en intima relaci6n con tantos y tantos aspectos de la vida y del pensamiento griegos en general. Este li-bro, muy concretamente, hace ver que en Hesiodo y, sobre todo, en su Teogonfa, estan las raices y Ia.estructura de la realidad. In-siste tambien en que en movimientos religiosos como el orfismo y Ia religion de los misterios hay otras raices antiguas del nuevo pensamiento. Y no deja de exponer, a proposito de los distintos f!los6fos de que se ocupa, su dedicaci6n a los temas humanos que son propios de Ia sabiduria gn6mica tradicional y de Ia Liri-ca y la Tragedia. Otro volumen de Ia misma serie se ocupa de los soflstas, tan semejantes y tan desemejantes de los llamados pre-socniticos. Son contemporaneos de las Ultimas generaciones de ellos, como se sabe.

    Asi, los presocraticos son solo una parte, aunque una parte esencial, del esplendido despliegue intelectual, de Ia constelaci6n de nuevas personalidades aut6nomas que caracteriza esos siglos

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    de Ia cultura griega. En realidad, habia comenzado en el siglo VITI, con Hesiodo, y habia continuado en el VII, con Arquiloco, Estesicoro y tantos otros, entre ellos los creadores de productos tan tipicamente griegos como Ia ciudad-estado y Ia estatuaria. Dentro de esas personalidades destacan los poetas, que imparten una sabiduria al tiempo tradicional y religiosa y al tiempo origi-nal y profundamente vivida. Hay dos tipos: los que, continuan-do a los antiguos aedos, via jan de ciudad en ciudad contribuyen-do con sus cantos a1 esplendor de sus fiestas; y los que prefieren permanecer enraizados en sus ciudades nativas, al menos en ter-minos generales, y se constituyen en maestros de las mismas. Es-tesicoro y Sim6nides, entre otros, pertenecen al primer tipo; Ar-quiloco, Safo y Solon, junto a muchos mas, a1 segundo.

    Los fi16sofos que nos ocupan siguen a veces Ia linea del pri-mer tipo de poetas y de mUltiples artistas y artesanos que crea-ron Ia clase intemacional de los sabios de Grecia. En esto los so-fistas serao como ellos. Un Dem6crito o un Anaxagoras gastan su dinero y abandonan sus campos para cultivar su vocaci6n in-telectual en el escenario de Grecia, y mas concretamente de Ate-nas. Hay excepciones, pero si un Heraclito se queda en su Efeso natal es un extrano en ella: Ia maxima que dice que los perros Ia-dran a los que no conocen o Ia frase que atribuye a los efesios aquello de que ninguno de nosotros sea el mejor y, si lo es, que lo sea en otro Iugar y entre otros, bien lo testimonian. .

    Otras veces son las circunstancias de Ia epoca, a saber, el a vance implacable del imperio persa a partir de Ia ocupaci6n de Jonia el 546 y de Ia represi6n de su sublevaci6n el 494, las que provocaron Ia expatriaci6n de los fll6sofos -igual que Ia de los poetas- y facilitaron Ia difusi6n de sus doctrinas en el Occiden-te. Un Jen6fanes o un Pitagoras fundan asi en Sicilia y en Italia ~uelas En defmitiva, un impulso inteleetual que se gener6 en las ciu-. d.ades griegas del otro lado del Egeo, en las colonias de Jonia, en Asia Menor, y de Tracia, en lo que hoy es Ia Grecia septentrio-

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    PALABRAS E IDEAS

    nal, se difundi6 de una manera o de otra por toda Grecia: lleg6, sobre todo, a Atenas y a Sicilia e Italia. A partir de cosmogonias miticas cuyo representante mas ilustre es Hesiodo y a partir, tambien, de diversas doctrinas orientales sobre los origenes del mundo, doctrinas bebidas bien en sus fuentes originates, bien en versiones griegas que hoy desconocemos, nuestros ftl6sofos espe-cularon sobre los temas que se llamaron flsicos. En primer ter-mino, sobre los origenes del mundo. Pero especular sobre los origenes era para nuestros pensadores especular, tambien, sobre el mundo mismo. '

    Las Iineas generales del desarrollo de su pensamiento, por di-ferentes que fueran de pensador a pensador, nos resultan claras. Alejandose cada vez mas de lo mitico, tendieron a crear barreras entre lo divino, lo natural y lo humano. Sustituyeron, como ele-mentos primordiales y elementos que forman el sustrato de Ia multiplicidad del mundo accesible a los sentidos, los datos miti-cos por datos abstractos. Bu5caron, debajo de esa multiplicidad, una unidad o una dualidad o, en todo caso, un nUm.ero reducido de elementos: el despliegue de los mismos o Ia acci6n de unos so-bre otros, crea Ia realidad. Con esto el testimonio de los sentidos tiende a ser sustituido por e1 analisis racional y se abren camino conceptos como el de ley natural. La teoria del conocimiento, Ia 16gica, Ia metafiSica y Ia matematica encuentran igualmente aqui sus puntos de arranque.

    Oaro esta que Ia ligaz6n con el antiguo pensamiento mitico es todavia transparente muchas veces y las barreras entre dios, naturaleza y hombre tambien lo son con frecuencia. El despliec gue del mundo, desde el caos al cosmos, en Hesiodo encuentra un paralelo en el despliegue de los principios monistas de un Ta-les, un Anaximandro o un Anaximedes. Esos principios sella-man a veces el agua, el aire o el fuego, aunque otras veces sean ya plenamente abstractos como lo indefmido)) (arrHpov), la raz6n (A.6yot;), el espiritiD> (voiK), etc. 0 hay una doble per-cepci6n, un doble punto de vista: el Uno de-Henklito es, al

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    tiempo, el Fuego. Ciertos conceptos, como el logos de Hera-clito o Ia justicia (8tKll) de Anaximandro o el amor y el odim> de Empedocles, son al tiempo humanos y naturales.

    El hecho es que existe un gran sal to y que ese salto, pese a las criticas de Arist6teles y los socniticos en general, ya no dej6 nun-ca de ser valido. Dentro de Grecia, estoicos y epict!reos conti-nuaron simplemente Ia fisica de los presocniticos. Fuera de ella oposiciones como Ia de materia y espiritu, Ia de materia y ener~ gia, etc., han dominado durante milenios el panorama cientifico. Conceptos como el de ley natural son todavia va.J.idos. E incluso se han encontrado en los ~resocniticos precedentes de conceptos, como el de Ia ley estadistica, de los atomos, de posiciones mate-rialistas y relativistas (en Dem6crito). Y por primera Vf::l halla-mos plateados problemas como el de lo uno y lo multiple y sen-tados los Jundamentos de una serie de ciencias, a algunas de las cuales hemos aludido mas arriba.

    Es un mundo complejo y fascinante este de Ia flSica de los pre-socraticos, flSica e intimamente unida a veces a consideraciones que afedan a lo humano. A veces es muy diferente de lo que nos es familiar. Asi, por ejemplo, Ia indistinci6n entre evoluci6n yes-tructura: un principio original esta, en el fondo, siempre presen-te; un~ ley evolutiva es a Ia vez una ley estructural (eilogos de Heraclito). Pero otras veces encontramos aqui las raices de ideas Y c~~ceptos, muy diferentes con frecuencia, que si que nos son familiares. Ello desde Ia oposici6n entre materia y espiritu (y el cuerpo Y el alma) antes aludida a ese Uno abstracto y esferico a I~ vez de Parmenides, que flota entre algo mitiro, algo especu-lat.Ivo y una especie de idea plat6nica o neoplat6nica. 0 a los atomos y el azar de Dem6crito o a especulaciones entre misticas Y matematicas en Pitagoras. Alllegar a este punto hemos de in-sistir otra vez en el enraizamiento profundo de nuestros pensa-dores en el mundo griego, co sa que a veces se pierde de vista. Sus pensadores han vivido profundamente, a veces con el sufrimien-to de sus vidas desarraigadas, las vicisitudes dramaticas de ese

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    P AlABRAS E IDEAS

    rnundo. Su horizonte espiritua1 son sus poetas, sus rnovirnientos religiosos. Cierto que el interes por Ia flSica y la metaflSica es su sefial de identidad, su principio de clasificaci6n, para volver a Ia terminologia antes mencionada. Pero s6lo basta cierto punto.

    Vease, por ejemplo, que sus especulaciones sobre los origenes no solo se reencuentran en los 6rficos y otros cosm6logos, sino tambien en un poeta como Aleman. Que Ia lucha entre un con-cepto mitico y uno abstracto de Ia divinidad -ese dios que quiere y no quiere ser llamado Zeus-- encuentra un eco nada menos que en el Himno a Zeus del AgaiLenon de Esquilo. Que las especulaciones de los poetas sobre conceptos como Ia justi-cias o Ia medida o Ia raz6n, aunque hayan partido del mundo hurnano, no han sido, sin Iugar a dudas, ajenas a su aplicaci6n, en los presocriticos, al mundo divino.

    N6tese que nos hallamos ante personalidades tan seguras de si rnisrnas, tan originales, como las de los poetas predecesores, coetaneos y rivales suyos. El poeta griego es por defmici6n el ao-cp6c;: el sabio que relaciona ala divinidad con los hombres. Pero igualmente los presocriticos tienen conciencia de esa su sabidu-ria. Leanse las orgullosas palabras de Heraclito en el primero de sus fragmentos o los no menos orgullosos versos en que Jen6fa-nes proclama Ia injusticia del trato preferente dado a los atletas no siendo dignos como yo. 0 la critica de los antiguos poetas en uno y otro fll6sofo. Este orgUllo no lo perdieron nunca los fi-l6sofos griegos, si prescindimos de la ironia de un S6crates. Tambien los estoicos, los cinicos y los epict1reos se proclamaron sa bios y guias de la hurnanidad.

    Por otra parte, el poeta canta porque esta inspirado por los dioses. Pero nuestros fll6sofos hay ocasiones en que proceden de una manera nada diferente. El poema de Parmenides nos ofrece en su pr6logo Ia revelaci6n que al poeta hace la diosa. Empedo-cles tiene tambien un conocimiento divino, su poesia es una ver-dadera revelaci6n. El iono profetico no falta en Hericlito ni en otros fll6sofos. Claro esta, allado de esto esta Ia fe en ei/ogos,

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    en Ia raz6n que hace descubrir un mundo diferente del de los sentidos.

    Hay un desgajamiento, a veces violento, a veces gradual, de nuestros fll6sofos respecto a su matriz en Ia vida griega, a saber, el mundo de Ia religi6n y Ia poesia. N6tese que algunos de ellos son todavia poetas. En hexametros cantan Parmenides y Empe--docles, en disticos Jen6fanes. En realidad, a partir de generos tradicionales, a saber, el poema didictico de tipo hesi6dico y Ia elegia han creado nuevos generos literarios, ya en verso, ya en prosa. Este ha sido un avance no pequei'io dentro de la historia de la literatura y del pensamiento. Merece Ia pena que nos deten-gamos un momenta sobre ello.

    Hesiodo, combinando generos epicos y didacticos que corrian por Grecia, cre6 el nuevo tipo de poema provisto de un pr6logo que anticipa lo que va a seguir. El cuerpo principal, a su vez, se organiza ya con criterios cronol6gicos (dominantes, aunque no Unicos, en su Teogonfa) , ya con otros que intentan sistematizar acumuJaciones diversas de proverbios y de fabuJas. Pues bien, este rnodelo es el que grosso modo siguen los presocraticos alii donde nuestros datos nos permiten una cierta posibilidad de ob-tener conclusiones.

    Asi, rnuy concretarnente, en los casos de Heraclito y de Par-rnenides. Conocemos el pro logo del primero, en que enfatiza que solo el ftl6sofo esta despierto a1 logos, que es al tiempo su propia doctrina; una doctrina que es Ia que va a desrnenuzar en una se-rie de aforisrnos de corte profetico. Ya hemos aludido al pr61ogo del segundo, que anticipa !a doctrina de Ia verdad, que se ex pone luego en forma sistematica. Tenemos aqui pr6logos igual que los de Hesiodo, con alusi6n a sus autores (como hacen tarnbien con frecuencia liricos e historiadores) y a Ia doctrina que va a desa-rrollarse luego en forma mas o rnenos sistematica.

    Los progresos del pensamiento van unidos siempre a Ia evolu-ci6n de Ia forma en que se expresa. Partiendo de un contenido y una forma poeticas en Hesiodo y otros auto res, los presocraticos

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    PALABRAS E IDEAS

    han creado su nuevo pensamiento, ya en buena medida abstrac-to y especuJativo. Y han creado para el una forma adecuada, de-rivada de su predecesora. Han creado el tratado fllos6fico, que desde pronto tiende a escribirse predominantemente en prosa Y que da paso pronto, desde el mismo siglo V, al tratado cientifico.

    Por otra parte, tarnpoco es enteramente justa el aislamiento de nuestros pensadores respecto a los soflstas ni a S6crates Y los socraticos. Aquella frase de Cicer6n de que S6crates hizo bajar Ia fllosofia del cielo a la tierra, no es enteramt:nte justa. Los preso-craticos se habian ocupado de lo humano en terminos ya de con-ceptos y virtudes absolutos, ya relatives. Habian hablado de las relaciones del hombre y su ciudad, habian incluso a veces (en el caso de Pitagoras, sobre todo) luchado para reformarla. El enla-ce con la actividad te6rica de los sofistas ~tros peregrines en tierra extrana- es palpable muchas veces. Unos y otros, como continuadores o como criticos, dependen de Ia antigua poesia, que los soflstas comentaban para sacar sus conclusiones, a veccs novedosas, otras no tanto.

    Pero, por otra parte, algunos de los temas de los presocraticos sabre el origen de Ia cultura humana, Ia defrnici6n del hombre como ser racional, etc., se encuentran en uno y otro sector. Na-turalmente, las diferencias en cuanto a los objetivos de ambos grupos son tam bien, a veces, grandes.

    Toda Ia vida intelectual griega constituye un complicado mo-saico en que se cruzan diferencias y convergencias. El paso de lo mitico a lo racional, Ia preocupaci6n por el problema de los ori-gd1es y porIa esencia Ultima de Ia realidad, Ia abertura a nuevas puntos de vista cientificos son lo caracteristico de los presocra-ticos, dentro de las grandes diferencias de unos respecto a otros. La trascendencia de todo esto para el futuro no puede exagerar-se. Pero en este libra se hacen ver, al tiempo, sus conexiones con otros sectores del mundo griego, su .:enraizamiento dentro del mismo.

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    Hay, en efecto, una comprensi6n en relaci6n con el futuro con lo que este demuestra que es vital y decisivo. Y hay un~ comprensi6n en relaci6n con el pasado y el entomo, que hace ver las fuerzas motrices, las conexiones. Hemos querido, en este pr6logo, insistir en lo uno yen lo otro. Pero es en Ia lectura del libro en Ia que ellector encontrara las Ultimas claves. Hemos in-tentado, solamente, prepararlo con este viatico para adentrarse en el mismo.

    Nota.s

    I. A. 1. Cappelletti, Mitologfa y Filosofia: Los Presocraticos, Madrid, Cin-cel, 1986.

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    4. EL SISTEMA DE HERACLITO: ESTUDIO A PARTIR DEL LEXICO

    I. METODO Y EST ADO DE LA CUESTION

    1. Metodo

    El incompleto sistematisn:io del lexico de los presocr.Hicos ha procurado desde siempre muchas dificultades a su estudio. A partir de escasos fragmentos, sometidos a veces ademas a multi-ples problemas, intentamos obtener sentidos claros y univocos, como en una ftlosofia de tipv sistematico, a partir de terminos procedentes de Ia lengua coml1n y usados ya en sentido preftlo-s6fico, ya con tendencias a una especializaci6n, por otra parte a veces vacilante. Como hay vacilaci6n en la asignaci6n de varios terminos a los conceptos que se crean, con lo cual se presenta el grave problema de si hay o no sinonimia. Y el no menor de si, caso de que en determinadas distribuciones de dos palabras se presente esa sinonimia, tambien se da en otras. En suma, los sis-temas lexicos de la lengua griega normal no han quedado aboli-dos, a veces subsisten; pero en ocasiones se introducen otros sis-temas nuevos, con alteraci6n del sentido de las palabras. Y son sistemas, repetimos, vacilantes, contradictorios a veces incluso dentro de un mismo autor; por otra parte, su reconstrucci6n no es facil dado el caracter fragmentario de nuestro material.

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  • FRANCISCO RODRIGUEZ ADRADOS

    Y, sin embargo, el estudio del Iex.ico, no de las palabras aislada-mente, sino de los sistemas que forman y, dentro de cada una, de las distintas distribuciones, es el mejor camino para tratar de penetrar en e1 pensamiento de los presocratioos. Y para penetrar no solamente a nivel sincr6nico, sino tambien a1 diacr6nico, desde el momento en que podemos tomar como punto de arranque o comparaci6n el siste-ma del griego no contempoclneo y los posteriores. Con frecuencia es posible ~ cuenta de c6mo unas detenninadas tensiones dentro de los sistemas lexicos de los diversos niveJ.e;; cronol6gicos e individuales se traducen en 1a evoluci6n posterior de esos sistemas y, lo que es de-cir lo mismo, del pensamiento que expresan.

    Esto es verdad sobre todo cuando se trata de estudiar el pen-samiento de la epoca griega arcaica. En otro lugar1 hemos ex-puesto nuestro convencimiento de que en esta feeha hay sistemas lexicos notablemente diferentes no solamente de los actuales, si-no ~bien de los del s. IV a. C. en adelante, a partir de Plat6n y Arist6teles. Con estos se crean unos sistemas lexicos que perma-necen esencialmente vivos en las grandes clasificaciones del vo-cabulario abstracto e intelectual de las lenguas europeas moder-nas. Pero dentro de esa epoca arcaica hay muy notables diferen-cias de unos autores a otros, muy diversas tentativas de sistema-tizaci6n. Tiene Iugar una ver~dera aventura del pensamiento, que lleva, a partir de los sistemas lexicos primarios del griego, ya bacia los sistemas que se impusieron en el futuro, ya a vias mas o menos cerradas, al menos provisionalmente. Esto es bien conoci-do. Y no se puede decir que se haya desatendido en su estudio el apoyo que puede proporcionar el lexico. Se trata solamente de dar a este estudio mayor sistematismo, introduciendo en el lo que la modema Semantica ha descubierto sobre las relaciones que contraen las palabras entre si y sobre la interdependencia en-tre contexto (distribuci6n) y significado2 Esto, entre otras, tiene la ventaja de alejar de nosotros la tentaci6n-de que hablabamos al principia, de defmir rapidamente en forma monolitica el signi-ficado de tal o cual palabra o de decretar con no menor rapidez

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    P AIABRAS E IDEAS

    }a sin.onimia de dos. Nunca hay que perder de vista que nos ha-llamos ante sistemas lexicos in statu nascendi, de sistemas y sub-sistemas que se entrecruzan y coexisten sin que a veces se note la diferencia facilmente.

    Tanto para estudiar sistemas de pensamiento como para v~r las especializaciones dellexico que estos comportan, hemos apli-cado tentativamente este metoda en un articulo dedicado a Safo

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    yen otro dedicado a Plat6n4. Sobre todo, ha sido aplicado detenidamente en una sene de

    tesis doctorales (por prescindir de otros trabajos) dirigidas por nosotros5. Vamos a intentar aqui algo semejante en lo relative a los terminos y conceptos centrales del pensamiento de Heraclito.

    Estos tenninos y conceptos centrales han sido estudiados mu-chas veces y sobre ellos se han logrado grandes progresos; luego precisaremos esto muy concretamente por lo que se refi~re ~1 ter-mino >...6-yrx. En realidad, lo esencial sobre lo que este termmo es para Heraclito esta dicho: caben algunas precisiones, ciertamen-te, pero mas importante es apartar lo que no es el A6-yrx para el, separando Ia ganga de los desarrollos estoicos que, pese a todo, se han inflltrado en algunos estudiosos modemos, aunque en menor grado, ciertamente, que en los antiguos. El estudio de las distribuciones del termino y de otros que a veces se consideran como sin6nimos suyos (8tKT], v6iJ.rx, etc.) en los fragmentos con-servados puede ayudar a esta tarea. El gran problema consiste en distinguir entre los signiflcados que presta Heniclito a A6-yrx en los, fragmentos conservados y aquellos otros emparentados con efios (y propios de >..6-yrx en otros autores), pero que en el_se encaman en otras palabras. Para Heraclito aqui no hay propla-mente A6-yrx, aunque con ello el sistema pierda en sistematismo o conserve arrastres de fecha anterior. Eso si, puede estudiarse una tension por Ia cual el termino A6-yoc;, tiende a ampliar su sig-nificado, lo que cristalizarci en sistemas posteriores. Por otra par-te, un segundo y gran problema es el de las relaciones entre A6--yrx de un lado y m)p, &Oc;, (y otros terminos mas) de otro. La

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  • FRANCISCO RODRIGUEZ AoRADOS

    indefmici6n, a veces, del uso de Heniclito Ileva todavia hoy a in-terpretaciones que se aproximan a Ia tesis estoica de Ia naturale-za ignea del A6yoc y de su caracter divino. Pero la distribuci6n de los tres terminos, veremos, s6lo en escasa medida coincide. Hay que perseguir su historia desde el griego hablado al sistema de Heraclito y, luego, a traves de las lineas que este deja abiertas, basta el sistema de los estoicos. 0 sea, la labor que ya se ha hecho de separar en nuestros testimonies entre lo que es verdaderamente de Heraclito y lo que es interpretacion inconsciente, en sentido estoico, del mismo, debe prose~. Pero al hacerlo, se vera en el sistema de Heraclito, por lo que los antiguos -y a veces los modernos-hanleido en el, algo que no es otra cosa que posibilidades implicitas en el mismo. Yes igualmente importante ver desde que puntas de partida antiguos ha llegado Heraclito a dar a terminos como Myoc, 8LKTJ, v6!loc, rrup , BE6c; y otros mas las posiciones que ocupan en su sistema, posiciones mas o menos fijas o vacilantes, pUes a veces se cC1nserva practicamente el uso antiguo.

    Hay que advertir que el metodo de estudio dellexico hade modi-ficarse para aprovechar al maximo los fragmentos. No s61o cuando aparece el termino Myoc, por ejemplo, hemos de someter a estudio el fragmento; sino tambien cuando aparecen otros tenninos siste-maticamente conexos con el. Lo cual, ciertamente, comporta ries-gos, que nos o bligaran a proceder con prudencia. No pueden expri-mirse los fragmentos en exceso, ni pueden forzarse defmiciones uni-tarias. Intentamos proceder con el maximo reSpeto al material y dentro de los lirnites, m.as bien escasos, de nuestros datos.

    2. Opiniones sobreMyoc, 8tKT], 6E6c; en Heniclito

    PUede decirse, pasando ahora a lo que poilliamos llamar el estado de la cuesti6n, que las interpretaciones modernas llegan a una casi coincidencia en un punto central, aunque necesitado de ulteriores precisiones: que Myoc es, de una parte, Ia palabra o

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    P ALAllRAS E IDEAS

    explicaci6n o doctrina de Heraclito; y de otra parte es una co-sa casi corp6rea, una realidad objetiva inserta _en el mundo. ~s Ia doctrina y es aquello explicitado porIa doctnna: sobre la um-cidad en el pensamiento arcaico del nombre y Ia cosa y sobre la concepcion corp6rea de esta como Unica posible en el se ~an. expresado con justeza, a proposito precisamente de Her~clito, autores como Busse6, Guthrie7 y otros; y el doble senttdo es aceptado en forma practicamente unanime. Pues 'r..6yoc; como doctrina de Heraclito aparece constantemente en los fragmentos e incluso es en el fr. 1 el titulo dellibro, seg(ln una interpretacion muy difundida de Diets; pero otras veces hay una distinci6n muy clara de Heraclito y el'r..6yoc, asi en 50 ouK E!lou, ci\Aa Tov Myov axo&cravmc; 'no prestandome oido ami, sino al 'A6yoc', el ~a tiene A6yoc (45,115), hay A6yoc que es ~uv6v (2, cf. SO). El nus-roo fr. 1, referido al A6yoc o doctrina de Heraclito, no excluye al propio tiempo el segundo sentido si se entiende, como Busse

    8 Y

    KirJ.Cl y como la misma traducci6n de Diels-Kranz (ad Joe.), que quiere decir 'siendo el Myoc:. este': es decir, siendo Ia ve:dad o ~ncia del mundo esta, a saber, la doctrina del presente libro. Oerta-mente, si se traduce con Marcovich10, 'of this Truth. real as it is', de-saparece el primer sentido; pero este est.i bien testimoniado en otros fragmentos. . .

    Se echa de ver, por otra parte, una tendenc1a a rechazar las m-terpretaciones del 'A6yoc como 'raz6n' (humana o universal). t?n buen argumento en contra de elias puede hallarse en los es~ud1~s del sentido de nuestro termino en general a lo largo de la histona de la Iengua griega. Minar y Guthrie 11 han dado do~ exposic~ones de los distintos sentidos de Myoc, en epoca arcru.ca Y clas1ca y de ambos se deducen analogas consecuencias. ~~ar hace: v~r que los sentidos antiguos SOil" los de 'c6mputo , pr?por::1on , 'exposici6n', 'formula', pero no 'raz6n'; por lo cual cnttcaJusta-mente interpretaciones de A6yoc; por Zeller, Inge y Aall co~o 'razon universal', 'alma divina del mundo', a la manera estmca: y tambien otras en el sentido de 'raz6n humana' que-se encuen-

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    : '

  • FRANOSCO RODRIGUEZ ADRADOS

    tran (al lado de las anteriores) en el Jex.ico de Kranz. Guthrie por su parte, sefiala que los sentidos de 'principia general o r;_ gla' y 'facultad de Ia ra.zOn' dificilmente se encuentra o no seen-c_ue~tran en el s~ V. Ya Gomperz12 habia hecho ver que Myoc; no s1gnifica nunca raz6n' en ei s. V. Con todo, Ia interpretaci6n del Myoc; como Denkgesetz o ra.zOn humana fue defendida nada menos que por Reinhardt en su Parmenides 13 y Ia de 'Razon' 0 'Inteligencia Universal' ha tenido, a mas de los ya citados una I . d 14 ' arga sene e adherentes .. Y si las formas mas extremas de estas dos teorias parecen superadas, existen otras formulaciones de las mismas no tan tajantes que todavia dejan sentir su peso.

    Ell_o depende de que la defrnici6n doble del A.6yoc; ya como doctnna (en este caso de Heraclito), ya como una cosa>> verda-dera y universal existente en el mundo, deja en el segundo termi-no mucha ambiguedad todavia; mayor ambiguedad aim si se tie-ne en cuenta que queda abierto el problema, todavia no tocado por nosotros, de I a relaci6n del Myoc; con Dios. V eamos las mas notables de las interpretaciones existentes.

    Asi, para Snell15 el A.6yoc; es no s6lo la doctrina, sino el significa-do que hay en el mundo; traduccion a pesar de todo insuficiente pa-1"2. el aspecto objetivo del significado de Ia pahibra. El A.6yoc;, nos di-ce Heniclito una y otra vez, es lo comful, lo regular.

    Otros autores han profundizado mas. Por ejemplo, para Mi-nar no se puede eliminar de Myoc; el aspecto de Ia proporcionali-dad, m~dida y relacion; no esta lejos de la armonia (cf. 51,54)16 _ _ Para G1gon el Myoc;, a mas de Ia palabra de Heniclito, es Ia ver-dad eterna consistente en la Iucha o tension de los opuestos11 Marcovich por su parte18 sefiala que no hay definicion formal del Myoc;, pero sup one unidad de los opuestos, unidad oculta del mundo. Kirk es mas preciso: el Myoc; es el elemento de or-den, estructura u organizaci6n del mundo19

    Todo esto es, pensamos, completamente exacto: luego Io ve-remos con ma~or detalle. Pero deja abierta la puerta por la cual se pasa de una mterpretaci6n del A6yoc; como algo estatico a una

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    PALABRAS E IDEAS

    interpretaci6n dinamica: y aqui entramos precisamente en el te-rreno de lo que es discutible. l,Es el >..6-yoc; un elemento que en-contramos en una descripci6n sincr6nica del mundo y que Hera-clito s6lo puede concebir como un universo corp6reo? Esto pa-rece includable. Pero l,es solamente esto o al tiempo es un univer-sal diacr6nico, una regia o plan u orden en el cambio? Los interpretes modernos, en general, piensan asi o, mejor dicho, no establecen distincion: lo primero, para ellos, equivale a Io segun-do, Kir~0 habla de 'plan', Marcovich21 habla de 'rule', por ejemplo.

    En realidad, estos autore~2 tienen sin duda razon en cuanto que Heraclito habla de diversos procesos que tienen Iugar KaTa A.6yov, Elc; A6yov (1, 31) y de seguir o apoyarse Tt\) ~uv~ o Tt\) A.6yw (2, 72, 114; son terminos sin6nimos, cf. infra) . La contex-tura. del mundo consiste en el Myoc; y el devenir tiene lugar de acuerdo con este A6yoc;. Las bases del concepto de ley naturales-tan sentadas. Pero es mas dudoso que dicho concepto este estric-tamente desarrollado. Tanto es asi que los autores tienden a con-cebir ese f...6yoc; como una fuerza, un agente - de caracter divi-no, conforme al pensamiento arcaico-. Ciertos autores identill~ can en virtud de ella el Myoc; con el Sdoc; v611o

  • FRANCISCO RODRIGUEZ ADRAOOS

    La vacilaci6n de la concepci6n del A6yoc; como estructura 0 pl~, de un lado, y como Dios, de otro, en un autor como Kirk,

    ~m~n llega a atribuir a A6yoc; el fragmento seg(m el cual Dios es mVIemo y ver~o, etcetera (infra p. 80) es demasiado grand Todo esto necesita una clarificaci6n. De un lado parecemos h:~

    llamo~ ante un conjunto de relaciones entre elementos, unifica-dos asi e~ un KOOIJ.oc; (fr. 30) y que evolucionan de acuerdo co esas relacwnes: ante una descripci6n puramente empirica en 1~ cual el Myoc; no _es un agente. Precisamente Heraclito dice bien cl_arame?te (fr. Cit.) que este K6a11oc; no lo hizo ninguno de los d.I?seS ill d_e los hombre, sino que siempre fue, es y sera: SU evolu-CIOn se atnbuy~, a continuaci6n, a1 sustrato consistente en el fue-go, que se en~ende y apaga conforme a medida, es decir, a A6-yoc;; esto es, s1endo el el factor dinamico, como todas las d.pxa.t de la fllosofia presocratica. Ahora bien, de otro lado se piensa en el M_yoc; como una especie de demiurgo agente de la evoluci6n de:rnurgo de car:acter divino y ello despues de rechazar como es~ to1ca 1~ ~ncepc16n del Myoc; como Raz6n o Espiritu del mundo Y de ehm~ar de los fragmentos de Heraclito, como procedente de los testigos que nos los transmiten, la frase seg(In la cual el A.6-yoc; es el que 8LOLKEi: o rige el Universo27

    . , Nada d~ esto resulta claro y menos si se piensa que la concep-Cion del A.oy

  • FRANOSCO RODRIGUEZ ADRA.Dos

    imposibie. El estudio que haremos a continuaci . 1 mas claramente. on o mostrara. . Y, sin embargo, autores que dan del A6ycx defmi . .

    ncas y racionales, no miticas ni reliaiosas Clones empt-. dmi . o.o que nosotros hem

    suscnto, a ten una Identificaci6n o aproximaci6n d l L os el Fuego que nada recornienda ni elF 1 . e ogos y . uego es re acr6n 0 estru tura, ru el Lo_gos sustrato del que por un despliegue interno ~la entera realrdad, algo comparable a las demas ' , SUl]a

    apxaL aunque y no aparezca como aquellas en un total . I . a

    h . __ ')Q ars amtento Asi M VIC ~os_diu:- que J?.ios es Fuego Yes Extrac6srni~: a.fi a~o-~es dificiles de conciliar entre si, en realidad el Fuego es~aciOi

    osmos, ya que es el que lo rige. Kirk por su parte30 disf en e entr~ Fuego y Logos, pero los aproxima cuando los llama mgue tensi~o~ o ~pectos dif~rentes y cuando considera a1 Fue oeoex-~8peclalizacron del Logos. Ahorramos allector el detail dg una mterpretac . de e e otras _a~nes.. una manera .ti .otra Gigon, Mondolfo Guthri ~ otros distmgmdos estudiosos de Heraclito aproximan 'o id / Ican_los do~ ~nceptos. Con Io cual tiende a borrarse Io uen 1-

    propiO y ongrnal hay en la concepci6n de cada uno d lq edde conceptos. e os os

    3. Panorama de fa filosofia de Heniclito

    De todo esto resulta un . b. panorama de Ia filosofia de Heniclito

    :as Ien co~uso, en el cuallas lineas que en unos momentos se . azan con acr~o se hacen borrosas en otros. y mas si introdu-

    CIIDos una sene de terminos mas ~fT , ap;.tOVLll), mas 0 menos . pov, SlKT], V~Jl.O

  • FRANO~CO RODRIGUEZ ADRADOs

    a veces Heniclito hace una descripci6n sincr6nica y otras un diacr6nica; que a veces se refiere a lo c6smico y otras a lo h~ no. Por otra parte, Ia tendencia a concebir el proceso por el

    d . b' JUe-go e W: su1eto ~ ~n o ~eto, se bace presente. Y se entrecruzan concepcwnes religwsas que tienden a identificar mas 0 me 1 te 1 di . de . nos c aramen con o vmo termmadas partes del sistema. Este no es absolutamente claro y unitario ni en cada nivel ni en da

    . , ca ~rspectiva cronol6gica, ni en los diversos sectores del mund Ttene puntos de partida diferentes entre los que se han establ ~~ do colaboraciones y conflictos. eCl . A partir de aqui, estaban abiertas va~~ posibilidades. La que 1dentifica al Logos con el Fuego y lo divrno y lo concit)e com una inteligencia universal creadora identica con la inteligen~ h~na, n~ es mas qu~ una de esas posibilidades, de tipo entre llliStico y etico; por mas que sea la que acab6 por triunfar y Ia

    q~e, a1 ~e~os en parte, ~ .~antiene en la interpretacion del pro-pto Heraclito. Otras postbilidades eran el nacimiento de un con-~pto evolucionado, no .religioso, de Ia ley natural y una concep-Cion estructural de Ia realidad. No se lleg6 ni a lo uno ni a lo otro

    Es efectivamente claro que el centro de Ia ftlosofia de Her.kli-to no esta col~do en laid~ de una sustancia racional que pro-mueve Ia creac10n y recreaaon del mundo a partir de otra sus-tancia diferente ni a partir de si misma. EI centro esta en lades-cripci6n del mundo mismo. Es una descripci6n que no solo com-pr~de unidades, sino tambien relaciones entre esas unidades: es deCir: es una descripci6n estructural. Es cierto que esas unidades proVIenen y se subsumen en una sustancia o sustrato, llamese el Fue~o o el Uno; pero tan importante como esto es que entran en relaaones reciprocas. La descripci6n del mundo es, pues una descripcion_ estructur~. El hecho de la estructura entra lue~o en ~a deter:nrnada relact6n con el proceso de cambio; pero en si es md~ndiente: ti~n~ un in teres por si mismo. La prueba es que el camb:?, en prrnapt?, continUa. considerandose como un desplie-ge autonomo a partrr del elemento primordial.

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    P ALABRAS E IDEA!>

    Henklito, podemos pensar, hebe de dos tradiciones. De un !ado estan las viejas d.pxa(. de los milesios, sustrato de la evolu-ci6n creadora, y mas atnis atl.n esta el Caos hesi6dico, factor a su vez de creaci6n. De otro !ado estan las unidades creadas: ya en Hesiodo, Tierra y Cielo, Dia y Noche, etc. Entre estas unidades hay con Ia mayor frecuencia un elemento de oposici6n: asi ya en Hesiodo, luego en Anaximandro, Anaximedes, Alcme6n, los pi-tag6ricos, Empedocles, diversos escritos hipocniticos, Plat6n, etc. Es una constante en Ia Filosofia griega, a partir del pensa-miento preftlos6fico, este desarrollo de opuestos sucesivos, gene-ralmente organizados en pares; a veces en forma de arbol genea-16gico o con tendencia a el, otras de modo menos organizado. Pero ningtl.n pensador ha atribuido Ia importancia que Heniclito le atribuy6 a1 hecho mismo de la oposici6n, a que s6lo Ia tensi6n entre las unidades opuestas las unifica a niveles superiores, crea una estructura. Cf. mas detalles infra p. 63 ss.

    Esa estructura es designada con el termino concreto y preciso de M-yoc;, solo ahora dotado de este significado de estructura opositiva de Ia realidad a partir de significados antiguos como 'relaci6n', 'c6mputo' en general; aunque al tiempo se usen tam-bien terminos heredados como otKTJ, v611-oc;, uO"Lc;, apllOVLl), 11-E-Tpov que introducen matices especiales. Pero estos terminos tie-nen significados a1 tiempo que mas limitados, mas vagos y flu-yentes, abiertos a Ia expresi6n de Ia diacronia incluso. Pueden al-gunos indicar el agente y sufrir hip6stasis y mitologizaci6n. En cambio, M-yoc; es el termino tecnico creado o adaptado para un significado inequivoco, preciso, aunque allado se conserven al-gunos usos preftlos6ficos. Y esta lejos de la hip6stasis y Ia mito-logizaci6n, aunque sea concebido sustancialmente. Es la verda-dera idea nueva, creadora, de Heraclito. Porque en el nivel que hemos llamado sustancial hemos visto que hay una notable he-rencia del pasado. Hay en realidad una confusion de elementos: hay opuestos que provienen de las especulaciones cosmog6nicas y, luego, de los milesios (tierra, agua, fuego, calor, frio): otros del

    47

    ':] i !

  • FRANOSCO RODRIGUEZ ADRADOS

    mundo humano (vida, muerte), a veces con precedentes en H siodo o en las ~posiciones comunes de la lengua; otros son h~

    ll~gos del prop10 Heraclito, a veces con elementos de sorpresa 0 de JUeg? d~ palabras para captar la atenci6n del oyente; y hay Ia

    g_e~eralizact6n mivTU. De otra parte, el hecho mismo de la 0 s1ct6n no es nada unitari

  • FRANCISCO RODRIGUEZ ADRAOOS

    (Ecr8at XPTJ Tl\) ~uv~ rravTwv (scil. T

  • FRANCISCO RODRIGUEZ ADRADOS

    mente son posib1es el Myoc; particular de de Ia realid~d ~ el A6yoc;-palabra o doctrin~ gen;ento o Parcela fr. 1 Her~chto Juega con el doble sentido de X6 eciamos. que en el ' 4. ~?Jetivaci~n: el Myoc; generales calific:: Preasa.mente. co~un y es facil deducir que Tw ~uvw esT - en 2, de ~w6v go dicho en que todos deben a~ ~ ~My~ en 1_14 ( esal-v6jl.O-.oym h

    o, se re 1eren tam b. ombres. Pero ahora se trata de al . len a todos los

    to y, veremos, por el sabio en e go que es dicho -por Heracli-tiene una entidad aut6nom g. neral- y que al propio tiempo de Ia conducta humana

    1 a.. eXISte como correlato del devenir y

    da Ya habl al ' . es srrve como modelo o norma o medi amos cormenzo de d . -

    de el punto de vista del m d -~ ~ble sentldo, normal des-Pero que para la palabra: o 1 eo 6g~co de la Grecia arcaica. calcado, como se ha propu~~ ~ 1~ desarrollo nuevo, tal vez tos, que es revelaci6n de I all~d tEpac; Myoc; de ciertos cui-profunda, escondida 1 aA: profunda -como realidad que el A6yoc; no ha a~~d yoc;-; En .todo caso, 1o notable es Ia mitificaci6 o por e. carmno de la hip6stasis ni de

    n, como es normal para taut , . tos del pensamiento . . os termmos y conceJr

    arcruco. pueden verse a este respecto mis

    52

    5 'br?M'

    P Al.ABRAS E IDEAS

    dos trabajos arriba citados sobre Safo y Platon. El E poe; 'am or', no es s6lo aigo que tiene la poetisa, sino tambien aigo que la tie-ne, que actua con violencia sobre ella, que esta en trance de con-vertirse en dios. El Bien platonico es tambien activo, favorece el crecimiento del mundo morai como el Sol el del mundo fiSico, tiene rasgos que lo hacen aproximarse a dios. Asi ocurrio con el 'f...6yO

  • FRANCISCO RODRIGUEZ ADRAOOS

    uso referido a una parte de ell p dualismo que opone al A.6yfX a. orque, lo hemos dicho, hay un humana a una segunda realidad c6snu' : ' cay

    La clistribuci6n secundaria de I bre esto y ayudamos, al propio tie~ palabra p_uede dar luces so-A.?yoc. Me refiero con esto a Ia dist~' a. ~reciSar el concepto de cwnes de nombre-verbo b ~ct. n que rebasa las rela-b ) . Y nom re-adjettvo (arti 1

    re estudiadas en el apartado t . cu o, pronom-de oposiciones al te . d an ~no~. Encontramos una seri

    . d rmmo, e explicacwnes sob 1 e ID.Iento e los que siguen el 'A.6 d . . re e comporta-los que no lo siguen, etc., que 'Y:;~d e ~ificacw~es de estos y de nas anteriores. y ello en relaci6n en uz a Jo ~cho en las pagi-mo con los A.6yOL particulares entanto con el "-?'YfX general co-corporeas, prescindiendo ah . cuanto esenCias o estructuras doctrinas. ora de su caracter de explicaciones

    Por otra parte tiene tamb'e . , d~ Ia palabra My'oc. Concre~=:~ el estudio de 'un derivado o;ute lograr una defrnici6n del A., ' e verbo o~o~oytw nos per-cton de infmitivo. oyo

  • FRANCISCO RODRIGUEZ ADRADOS

    consiste en reconocer esa estructura. A6yoc; es estructura opositi-va del mundo, concebida al tiempo como a! go que dice el ft16so-fo y algo que habla a los hombre; pero que estos con frecuencia no comprenden. La naturaleza, Ia uatc; del mundo consiste asi en estar fragmentado o dividido de una determinada mane;a; ei A6yoc; explicita esta divisi6n, anade Ia idea de explicaci6n, de verdad. De abi que la uaLc; guste de ocultarse (123), que elM yoc; del alma sea profunda y no se puedan encontrar sus ndpa m, sus limites o conexiones con otras entidades opuestas (45); de abi Ia continua insistencia en Ia dificultad de Ia bllsqueda de la verdad.

    Estas explicaciones de Heniclito en los frs. 51 (suplementado por 50) y 1, dadas mediante una oraci6n de infmitivo o 1o que equivale a una oposici6n, hallan todavia uti! complemento en Ia distribuci6n secundaria consistente en perseguir a traves de sus fragmentos dos series de terminos estrechamente asociadas con el Myoc;: de un lado, las calificaciones de los que aceptan el 1..6 yoc; y las de los que no lo aceptan, los verbos de entendimiento y lengua y sustantivos de ellos derivados aplicados a unos y otros; de otro, los adjetivos que se atribuyen al mismo Myoc-exposi-ci6n y al Myoc;-realidad.

    Ya el fr. I es bien explicito respecto a los que reciben y no re-ciben el My_oc;: en principia, Heraclito y los otros, tespectiva-mente; estos Ultimos se comportan (yl.vovTeZ ~ suficiente con alguna

    El p~oce~~eni ~n 1 los d.~uvn01.. :::on l ..... ~ que no 'esc_u~han' al ejemplif1cac10n. S da inmediauunent;e :.4 y nos sunumslra un

    6 esto nos recuer . . _ , .t , )..: yoc;, . . de los :roismO. sorJO$ (.C~UVETOL uK0000.\1:-f;

    nuevo califtcatlvo L roet.afora de 10$ 0onnidos y los dcspier-KwotcrLV lolKaaw\+;~ente a otro frJ.gmento, el89, que opo-

    s lleva autoroa.w , 1 'd rt ' tos no , 0

    comU.U' (Eva ~-:m K~X\'0v) ~e os ~sp1c os ne el mundo ~ Y) al ~.-.;cular de 10$. ctornndos (TIJ)V KOtllur

    - ' n'VOpOOlV p.6-yoc.. ' 1 detalle tenemos el v6oc; y pl)v de los sa-

    so ntrar mas en e , 1 me 1 f lta de los mismos en ios que escuchan a os b . puesto a a a lOS. 0 bien 40 y 114); teneroos los verbos caractertsti-aedos (1 04 cf. ~ n' es decir saben de la unidad de lodas las

    d los que conoce , , cos e . 6

    mun' Asi -hpovEflV calificado de ~uv6v en de su A yoc. co . 'I' , ' r . d cosas. 1 A>.ol en 17 igual que el yLvwoKflV, rc1en o 113. negado a os TIO

    57

  • FRANasco RODRJGUEZ ADRADos

    ~n 80 al canicter ~vvov delrr6>..c Ignorar Ja unidad del di I ILOC, negado a Hesiodo en 57 8~~aL en 80 (cankter ~:~~tv n~~~;~[ tam~ien 23 y 104. Asi~: ~Io .o,' por su distinci6n del dia la n:llo~ ' ~7 negado a Re-ddecrr ' ya citados. Pero es sobre~od he~. Asi Varios verbos de o, comiinmente en opo .. 6 o ')'WwaKw el verbo em 1 dad SlCI n a jlavBdvw pea-. era conocimiento deJa unidad de ' para expresar elver-

    Gtuseppe NenciJs S . todo, segU.n ha est d" 86 e asoc1a en este d u Iado se refiere a1 conocimiento d I senu o a povw en 17 en &Lwv en 22 e o que Plutarco califi no chru se ruega a los que ignoran a1 fll , tl Ica de Twv

    a ten el Mroc-; en 57 , . oso o -y, por tanto desconoce la unidad del dia v ~ ~eslO~o (Igual que d&vaL) qu~ ei ca:acter aparte deJa sabiduriaoche, en ~?8 a los que ignoran te~os como (/>p61lTJaL~ aorp[ 'cf. ~bien 5. Naturalmente sentldo. Precisamente 2 h TJ Y yvwllTJ se usan en el mism ' de los ign~rantes del )..~~ se abla ~e. 'Ia p6VT)aL~ Particular~ este;. en 129, paralelamente' ~or oposi~6n al caracter co~u.n de . particular' de Pitagoras E '4ty una faVTov aorpLrw 'sabiduria referido a1 conocimient~ '::rucor 78 se hab!a de yvwllTJ, Yl'wllac; hombres. y al de Dzos, opuesto al de los

    E~ esta relaci6n, que no es com . . termmos (adjetivos verbos p1eta, ha podido verse que lo~ del Mroc, explicita 'o im 1i '. abstractos) referidos a1 conoced ~> tre si, sino tambien c I P cttamente, no s61o se entrecruzan or d 1 on a otra serie a la a1 di en-

    e os adjetivos que califican a1 , 6 u amos mas arriba la te caso 1\ roc Ya hemo se encuentra exj}Jicitam e S VlSto que en es-~0 conviene aftadir ahara ue ente w6

  • FRANOSCO RODRIGUEZ ADRADOS

    elucidar el primero mientras empresa, habla en ~te . que ...6-yoc. , que es unita-rio, no no>..wa.6l T\ A1 nivel de todo y al de los pares de componentes, la idea de la unidad alterna con lade la comunidad: el Myoc; comprende la una y la otra. Pero la de la unidad, ademas de esta diferencia, tie-ne una esfera de empleo mas amplia, segUn bemos anticipado. -Por una paradoja a la que bemos hecho referencia, Heraclito atribuye aqui y alia el conocimiento del >..6yrx a un individuo destacado que se opone a los noAAol o los otros hombres; ambos terminos se asocian asi a las dos series, a su v~ asociadas con el Myoc. y el desconocimiento del )...6-yoc.. Puede faltar el M-yoc. ex-plicito, asi en 2 (los muchos viven como si tuvieran una ciencia particular, aunque el )..6-yoc. es comlin), en 1 (yo se opone im-plicitamente a los otros hombres), en 43. Puede baber una am-pliaci6n de la oposici6n y referirse ala preferencia por el indivi-

    61

    I I \

    I l :\ .~ ' l :\ i

    \ l ''I \'< ,{ I pO',

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    :r'. ., Ji ''! ,:t' \o11 'i:

    .~.. I I~ I; 'l .f '. ;:( L'!, I I'' I t'r '\.'::i' !

    - ---- - --

    -----

  • FRANCISCO RODRIGUEZ AnRADOs

    duo exceiente frente a los fonna imp1icita) muchos (cf. 29, 33, 49 104

    M . ' , a veces en as aun y sobre todo fi ~10, 32, 41, 50, 57), op~~ e;:~~~te e.l usli~ ~stantivado de (v rr~vTa. Pero asi como Ia . o .unp Citamente a rr

  • FRANOSCO RODRIGUEZ ADRADOS

    tiz de esencia prof da estructura el un . , . aunque no lleva explicitas las n do a Ia UpJo,l;':.O::!; ~r= del Myo< Y h..:o':'J::. (51), que viene a equivaler a U: M ' con:o Ia del arco y Ia lira dos opuestos: aqui Ia 'conexi6 ' (_yocl pa~tal, -~ Ia relaci6n entre mo que otras veces se n me uso claVIJa') indica lo . 1

    ve como opos 0 El liDS-a awov[TJ oculta es mas excelente : t" .. fr. 54, que dice que vamente, al caracter oculto o q a VIStble nos lleva efecti-adjetivo este de 'excelente' q p~O~undo de }a cpooLc; y deJ\ .. oyoc; ~: ~dici6n griega, en las p~~~~:s Ildevladea s~tua~, dentro d~ u:orrrunos de con es e sab10' dem Veam ah OCliDlento relacionados con el )...6 y as

    os ora dos grupos de c . . . . yoc;. los cuales permanece sensibl uasi.Smontmos, el primero de yoc;, mientras que el segund e:nente dentro de los limites del )...6-

    o os rebasa ampliarnente.

    a) Mhpov. E pi.c;.

    MTpov aparece en dos f ti_vos a! movim.iento, que inc~~~~~~~ 9~ ~ el 30, ambos rela-Xlllladamente igual distrib . , I to IStco: pero hay apro-94 "H/...wc; yap oux imE {.\~ciOn a a de /...6-yoc; a este respecto E, /:,.' , ' Pt>IOETaL 1-l-ETPQ d BE .,!.. , ' ' L~~ EmKoupoL E-~Eupl']aoooL im li .' _ 1-1- 1> EpLvUEc; !-1-LV maciOn de existencia d"'l ' p ca sm duda una previa afrr-una transformaci6n de .... ,1-1-ETPo~; el Sol xn !-1-ETpa, lo que es men to se le han buscad:~=~ ~~TL 'HM~u (cf. p. 64). AI frag-un valor ya temporal ya es acial ~re~~ones, dando a !-1-ETpov blemente tiene, pero ;in du~ com 6rbtta , valores que induda-El Sol tiene su medida o parte de uno mas general40 con la medida del F . esto no s6lo se deduce de la comparaci6~ blar inmediatamen::go ren ~u_evoluci6n, de Ia que vamos aha-mo de que para Heracliio ~rs:~o del fr. 30, .sino del hecho mis-dose del elemento hum' ed 1 nace cada dia (fr. 6), atimentan-

    . o en e que d da, . miSmo que se deduce del fr. 31 b , ~ u ... se_diSUelve. Es lo so re e mtercambto entre el Fue-

    64

    P AlABRAS E IDEAS

    go y el Mar. Por otra parte, n6tese que el que deviene es el Sol, no es un agente la medida, que es simpleroente seguida o respeta-da, como el >...6-ycx. Y que cuando hay un castigo, este tam poco es atribuido ala medida como agente, sino a un factor mitologi-zado, 'las Erinis servidoras de Dike', sin duda con eco de Anaxi-mandro 1 cuando dice que los elementos nacidos del Ci.TIEpLov, su apxf.l, se dan 8LKTJ o castigan unos a otros cuando cometen d.SL-Kll). La inserci6n de Dike en todo e1 proceso nos lleva otra vez a la esfera del Mycx, seg{ln vereroos. Pero insistimos en que aqui el!-1-ETpDV es y constituye un modelo o norma en el devenir del Sol, que practicamente es una manifestaci6n del Fuego, esto es,

    del nivel sustancial. Ese 11hpov implica una relaci6n entre dos elementos: en nuestro caso, el Sol y lo Htunedo. A ello se ref1ere sin duda tam-bien e1 fr. 30, donde se nos describe el Fuego, sustrato del Cos-mos: m)p ad(wov, cnTT0!-1-EVOV !-1-ETpa KQL U1TOO~EVVU!-LEVOV !-1-E" Tpa. Aqui tenemos la distribuci6n 3 de p. 49, con la diferencia de usarse un acusativo de relaci6n en vez de con KaTci: el Fuego se apaga (y, sin duda, se convierte en mary luego en otros elemen-tos, conforme al fr. 31) y luego vuelve a crearse a partir otra vez del mar, al cual revierten previamente los otros elementos

    41

    En defmitiva, hay un !-1-ETpov entre el Fuego y el Mar y la evoluci6n del primero transcurre de acuerdo con ese ~LETpov.

    Esto es confrrmado todavia por lo que sigue, relativo al cam-bio reciproco entre Tierra y Mar: ea>...a.aaa 8LUXEETal, KQL !-1-ETP~ETaL E'Lc; TOV airrov >...6-yov oKoi:o< np6a8Ev -f\v f) 'YEva8aL yfi . Hay, es)), un Mycx entre ambos elementos; el intercambio entre ambos se realiza de acuerdo con el. CJ.wxtnaL Ka.l. !-1-ETpEE-TaL Ek TOV a\JTOV >...6-yov viene a equivaler a 8wxnm de; TOV

    atrrOV !-1-ETpOV. Vemos, pues, que !-1-ETpov noes un principia activo, sino que, igual que >...6-ycx, se refiere a una relaci6n entre dos elementos, la cual es tenida presente en el momento de la evoluci6n. Pero ana-de un matiz iroportante a esta relaci6n: en vez de aludir a su as-

    65

  • FRANOSCO RODRIGUEZ ADRADOS

    pecto de explicaci6n denota Ia idea de Ja medida Dos el s61 -"- ementos

    no ~ esld.ll o~uestos en el sentido de que hay entre ellos una c~mum?ad o urn dad que se traduce diacr6nicamente en un cam-bro ~eaproco. Nosotros nos inclinariamos a comprender esta m.edxda como relaci6n entre pesos, pero la concepci6n de Hera-clito es probablemente corp6rea espacial Cuand . .

    . . , o pxensa sm-crorucamente sobre los opuestos, encuentra que bay entre 11 una ' ' ' .6 '' e os apJlOVtT] coneXI n engarce' 'clavija' o bien un 'limi"te' d ' , ex-presa o con vanas palabra:s: TEpJlaTa (120), 7TElpam (4S) , _ pa; (opuesto a dpxn, 103). Esto implica una extensi6n 0 ~o7~-men de los opuestos, que es respetada en el cambia la r1:r: e t 1 1 \Wereneta n re os vo umenes, diferentes, de A y B se mantiene est bl ""' ta edr1~. a e, ~-

    es su Ill IU. Es una concepci6n, como seve m-"~ . q

    1 di 1

    , = precrsa ue a que m ca a stmple comunidad y oposici6n que es el dad hall d . . ' ver-. ero azgo e Heraclito, coordinado con este otro pun to de

    viSta, procedente de una reflexi6n diferente sabre la evoluci6n de la cipxn .. A su vez, la concepci6n de los opuestos como unidad ya hemos di.cbo que es to~ via otro giro distinto, procedente de una

    te~ra vta: ~el pensaill.lento de la cipxfl . . Ept; y 7TOAEJlO>; el ruvel sustanetal deVIe~e conforme a (pte;. Se aftade XPEWV' proce-

    ~ente de una ~~cepcr6n, en sus origenes religiosa, que Juego ha e tener gran exxto en Dem6crito. En defmitiva: nos hallamos

    ante un nuevo sin6~~ del M-yoc;, a un nivel particular: y lo que aporta es una concepcron bumanizada de la oposici6n de los ele-m~ntos .. Pero pte; aun no se ha convertido en un agente ni se ha IllltologiZado, como en Hesiodo y luego en Empedocles.

    66

    -- ----------------iiililr,r

  • FRANCISCO RODRIGUEZ ADRAOOS

    de los opuestos es necesaria para el orden del los hombres pueden valorar negativamente mundo, por mas que

    Junto a estas diStn. 'b . uno u otro termino uoones hay otras 1 h . que los cuasisinonimos del M'Vrv hi st' ~ado emos dicho, en I . d '"'"'' po asia os yen parte . v"!:n: !;:':':~~:del age~~ de Ia evoluci6n::;:: demas como 'modelo' 'norma' e a partir e los usos de Mycx; y basico de que la evoluci6n es ~~~~ q~e choca ~n el postulado sustancial. y que sin emb erur espontaneo del sustrato

    , . ' argo, en un momento dad en el IDlSIDO sentido el significado del termino A.6 o ampliara

    Lo que hace Heraclito en r lidad ycx;. prestadas algunas hip6sW:sis d:aHom:r~o es ot~a cosa que tomar con su concepcion de un devenir c6 . o Hesw?o y engarzarlas que convirtiendo, con ayuda de es:U~ some~do a regia, solo agente, como hemos dicho 0 . P tamos, la regia en un h . , Sl se qmere en una Le , .

    umast ~a al propio tiempo, lo que no es el ~6y

  • it~--------=-------------.. ---

    FRANOSCO RODRIGUEZ ADRADOS

    modo: pues precisamente Ia raz6n de que e1 Myoc; sea sustituido por el v6~oc; divino es que el termino A6yoc; jamas tiene una dis-tribuci6n de agente. Si 1a tiene aqui el v6~oc; (transformada en transitiva 1a oraci6n es o SEl:oc; v6~oc; TpEcpn rrcivTa; Toll

  • FRANCISCO RODRIGUEZ ADRADOS

    ferirle, por decirlo asi una vida Fuego, que consiste e~ una cade~e~nal . ~es hay una vida del tos para volverse siempre al Fue ~ ~ c:eact6n de otros elemen-solamente, esas creaciones de g , gun hemos ya adelantado nen lu~ar co~orme a su medi~~~~t~~ a part~ de opuestos ti~ De ahi Ia calificaci6n del F yoc; e::ustente entre ellos 75. La calificaci6n de Ka' " uego como 'sabio' (p6vqJ.ov) cf p. d . IV\LOTO

  • FRANOSCO RODRIGUEZ ADRADOS

    TEVTJK

  • ----- ---- ---- -- --- ------- -

    FRANCISCO RODRIGUEZ ADRADos

    contraries con nombres individual . 1 r" es, smo e Uno y todas 1 sas \arravTa): aqui son abstraidos los . . as co-

    element?s, todo lo que no sea su unida~os ~;renctales ?e _los dad a ruveles inferiores. Por lo demas este pen Y su :Uultiplici-trecru~ con el anterior ocasionalmente cufnunto de ~ta se en-nos dice que el Fuego es el cambia d~ toct!oj por eJemplo, se cuando se hace equivaler a 6c6~:;(eqw . bl ~ cosas (90) o 76) . para e aqm a1 u f

    una sene de pares de opuestos (67). no, c . p. Ese Uno, ya lo vimos, se ha utilizado . .

    para calificar los contrarios y e . a veces adJetiVamente n cterto modo el A6

    como sustantivo en una serie de" ' YO;, aparece Q , , 1ragmentos.

    . ue todo es Uno es Ia sabiduria del A6 viSto, y diacronicamente se nos di 10 "fO; (SO), ya lo hemos o conexiones esta EK rrcivTwv Ev K: ~c ~:e entre l~ au>J..ci!f;tcc: Y de uno todo'. Es d~~ as' 1 . mivTa de todo uno '-"'L.l. I como o que difi 1 de, lo que concuerda y lo que no 1 ~ere Y ~ que coinci-mo, igual el Uno y todas las co , son en e ondo uno y Jo mis-En ambos fragmentos Ia conco~' ~r una evolu.cion reciproca. con la del >..6-yoc es evidente am:nCia de la teon~ de la unidad que en 32 E v lleve un adjeti~o aO:~ son una y la IDISma. De aqui yO; : el Uno es sabio porque v toma?o de la esfera del >..6--voc hay un . en sus evolucJOnes se adapta a1 1..6-' ' Cierto grado de personifi en que se nos dice del F tcaCI6n, como en el pasaje Uno como el \, . uego que es c/>p6vqwv. Por otra parte el

    ' ..... oyoc, reaparece a vari . 1 . nos dice que el dia y Ia noche es U os ruve es: ast, cuando se que las opone. Uso, por lo dem ~0 (~~), pues bay un MyO; supra p 58) c h as, unphCito en el adietival (cf

    ' . omo ay un M

  • FRANCISCO RODRIGUEZ AoRAoos

    igual los dioses, un componente del nivel s . . 5_3 opone dioses y hombres y entre ~tanCial. Asi, en el fr. CIOnados entre si por rr6A.> o Zeus es el

    vino de una se;~ d!~o a la !-tadici6n re~giosa del caracter di-p6stasis. Zeus e hip6stasis como Dike

    78

    PALABRAS E IDEAS

    (Justicia) son considerados como regentes del mundo, con poder sobre Ia naturaleza y los hombres.

    A partir de aqui Heraclito ha introducido innovaciones pro-fundas. Mantiene, ciertamente, Ia noci6n de la cipxfl, aunque condos niveles de abstracci6n diferentes (el Fuego y el Uno), co-mo tambien Jos elementos en que se descompone ya son denomi-nados con sus nombr~ usuales, modificada en cuanto que el Fuego y el Uno no s6lo son el origen, sino tambien los elemen-tos en que se descompone ya son denominados con si.IS nombre usuales, ya como 'todas la cosas' 'lo otro', 'los contrarios'. Pero esta noci6n es modificada en cuanto que el Fuego y el Uno no s6lo son el origen, sino tambien el Ultimo fundamento siempre presente; y, sobre todo, en cuanto que Ia explicaci6n del ser y el devenir del mundo se da ahora no a partir de la sola cipxfl, sino del juego de esta y otro nivel, el que hemos llamado estructural.

    La gran hazana de Hercklito ha sido Ia utilizaci6n a fondo del principia de los opuestos y la generalizaci6n de que ellazo entre ellos esta precisa:mente en su oposici6n; los opuestos son comu-nes, constituyen en realidad una unidad y ello en varios niveles basta alcanzarse Ia unidad total del ser, la cipxfl. Junto a las uni-dades hay sus relaciones, que a su vez explican la evoluci6n de unas a otras. Unidades sin relaciones no son nada; tampoco es nada Ia cipxfl sin el total de relaciones entre sus componentes. La suma de lo uno y lo otro es todo vrdenado, K6a11oc. Es posible, como algunos han afrrmado50, que haya en esto influjo pitag6ri-co, pese a los dicterios de Heni.clito contra Ia rroA.uJla8(T] del fi16-sofo de Samos. Por otra parte, el tercer punto de partida de que hemos hablado, Ia concepcion tradicional de la divinidad, tam-bien deja sentir su influjo: aqui y alla encontramos hip6stasis mas o menos divinizadas, y ello tanto en el nivel estructural (rro-AEJ-L

  • FRANOSCO RODRIGUEZ ADRAOOS

    Pero ello no ocurre en lo relativo al A6yoc 1 te . se subsume la idea de las relaciones dent 'e rmmo en que caci6n de Ia realidad total: el que Hera:;~ de lo real como expli-de todo su pensamiento, dejando lad. ~ coloca_ en_ el centro periferia tambien Ia divinidad activa Pf su perifena y en su su sentido trivial de 'exposici6n' 'd ~ . ~que quedan restos de cial se ha constituido en un terminC: ~en general, _en lo esen-realidad estructural concebida rp6 co que destgna a una d co reamente pero n hi

    Sla a como un ser personal o di . . ~ , o posta-l f

    vmo, una relae1on que es> que es e undamento de Ia evoluci6n de lad. ' _>, pero concebida todavia, en lo fundamental PXTl Y su_s ?envados, noma, a Ia manera tradicional. ' como una acb.vidad aut6-

    Henl.clito no llega mas alia de afi 1 , . que . te . rrmar, cone termmo A6yoc cion~~ue~a r:;:! r:l~ciones en~re eleme~tos opuestos, rela~ de o~sici6n evidentement:U~~~rs~se:f~~':s~~e Son r~l~6ciones es al uempo uruo (, , opostct n que

    n apllOVLTJ) y que es califi da . hemos hablado de los diverso.s cuaSIS . , . tcad vanamente:

    d . morumos el A6y

    a emas hay que afl.adir las v cil . . ex, pero rios En I 0 . a aClones al destgnar los contra-

    . difi ',par eJemplo, se los llama ya 'no enteros' ya' que teren ya 'casas ue di , cosas habla ya de su comuni~d, ~enan ; ~mo hemos visto que se lucha entre los mismes. ya e su umdad, ya de Ia discordia 0

    Por otra parte si examin . . fer:edanetd. ~ entre le~ centrario~~~:~:~ :~~~:~d~~~: di-net se mezclan lo natu 1 1 h oge-diacr6nico pero no al ~ Y e umano, lo smcr6nico y Io se funda e~ el mismo :X' smo por~ue para Heraclito todo ello como I yO

  • ' (.". i

    t_

    ,;

    FRANCISCO RODRIGUEZ ADRADOS

    al~o lateral: no s6lo porque se conservan usos triviales de 1 IlliSlllas palabras, sino porque la distribuci6n es parcialmente d~ ferente, algunas desempenan a mas de la otra la funci6n de agen-te, a~que no llega a concebirse la evoluci6n como una acci6n transxt1va. En todo caso, ya lo hemos dicho, hay un proceso el_que se llega ala asimilaci6n semantica de los termino e incl: al desarrollo de un papel propiamente agentivo, creador, del M-'YfX; pero erto ~a es fllo~fia estoica, no heraclitea, aunque algu-nos autores anuguos califiquen a! AO"fO< de Heniclito como divi-no Y hablen de qu.e 8LOLKEi: el Universo; y aunque algunos auto-res modernos les s1gan en mayor o menor medida.

    Tam~ien tiene in teres examinar en que sentido y en que medi-da II_Iant1ene Heraclito, ~sertandola aunque sea marginal y con-

    tradl~tonamente en su SIStema, la idea tradicional de lo divino Hip6stasis Y di~ci6n parcial o totalla hemos encontrado

    en dos lugares del Sistema de Heniclito: en el nivel estructural en cuanto el prin~pio en que se reSlliDe es considerado como agente Y. en el sus;anc1al; pero en este tanto en esas mismas circunstan-cias (con HA.L~, KfpavvCx;) como cuando es descrito sinlple-mente como eXIStente. Esta es Ia diferencia, que se colma cuando el A6"fO< -la clave del nivel estructural en cuanto

    ~--- se diviniza posteriormente y, sobre todo, cuando ambos ruveles. se funden en el AO"fO< divino e igneo de los estoicos.

    . La 1d~a de lo divino como agente, fuerza decisiva, esta en el pnmer tlpo de diviniza.ciones: se confrrma con las palabras ex-p:esa~ de. Heniclito en 114 a prop6sito del 8ftrx vo!J.O< que, nos dice, extlende su poder cuanto quiere y es suficiente para todos Y_ to~ via queda'. Las divinizaciones, to tales o parciales, de este tlpo, t.tende~ U? puente entre el nivel estructural y el sustancial al hacerlos comCldir en una idea de agente que es en principia ex-traiia a am_bos; pero hay que observar que nose trata tampoco de la creaC16n del mundo, que es negada tax.ativamente a Dios (30). Es un ~cter agentivo mas bien marginal, refereme a Ia marcha, el gob1erno del mundo.

    82

    I

    ______ ....., ___ ,_, _

    P ALABRAS E IDEAS

    Por su parte, el caracter divino o semidivine del oivel sustan-cial en cuanto es -proclamado dubitativamente ~ traves del Uno que no quiere y quiere ser llamado Zeus (~2) y taJante~ent_e cuando este concepto se sustituye por el de D10s (67) pero rndl-

    ~do tan s6lo con relaci6n a1 fuego (30}- es fundam~n~~ente no agentivo. Se refiere sin duda al mismo ser>) del pnnc1p10 s~tancial, a su eternidad expresamente mencionada en 30; tamb1en a su caracter de totalidad, de superaci6n de los opuestos, en co-nexi6n con tendencias monoteistas como las que se abren P~ en Jen6fanes y con las panteistas implicitas ya en el caracter divi-no de la dpxTJ de que hemos hablado. Tambi~~ incl_uso: con 1~ polionimia tradicional de los dioses en la tradic16n bimmco-reli-giosa. . . a1

    Resulta notable que otro rasgo de lo divino, trad1~on ~ muy presente en Heraclito, cual es la sabiduria, ~o ha~a s1do utl-lizado para una divinizaci6n del AO"fD

  • ~~~ -_;.,_--...-........... -:: J ~> ' ;1

    FRANCISCO RODRIGUEZ ADRAOOS

    que modela Ia materia en formas individuates, los seres vivos en hombres.

    Asi, el curso posterior de Ia teoria del A6yoc; tiene ya puntos de apoyo en Heraclito, aunque dificilmente hubiera transcurrido en esa direcci6n sin el influjo de las fllosoflas espiritualistas, so-bre todo el Platonismo: lo que habia en el A6yoc; heracliteo de principio racional que explica el ser y el acontecer como una re-gularidad, su abertura al concepto estructural y evolutiva, tiende a perderse. Y tambien los MyoL, particulares dentro de los com-ponentes del nivel sustancial y la misma idea de una estructura opositiva dentro de este. EI nivel sustancial se degrade en mate-ria, movida por el principio espiritual que tiene el Universo, el Logos a1 que Ie queda como herencia antigua su presencia ignea.

    Sin embargo, no ha sido s6lo el impacto de las fllosoflas espi-ritualistas ut.iJi?ando los elementos religiosos y tradicionales (in-cluid9s los conceptos de -.6yoc; esta constantemente en co-nexi6n con los terminos del conocimiento ( es sabio, son sabios quienes lo conocen, 'pensar' 'conocer' es descubrirlo), aislada-mente el Fuego y el Uno son calificados de 'sabios', en cuanto en su evoluci6n siguen al >-.6yoc;. Y este a su vez indirectamente es calificado de 'uno'. En cambio, cuando el siste:c1a aparece en to-do su rigor, s6lo el Myoc; lleva adjetivo~s, 'comtin' y 'sabio'; el Fuego, el Uno no los llevan. El de d.d(wov, que se aplica en 30, como hemos visto, a1 Fuego, equivale en realidad a un subraya-do poetico del rasgo del ser>>.

    84

    p AlABRAS E IDEAS

    . . . . uede cobrar mas relieve Pensamos que Ia an tenor e~posl~~ ~n Semantica estructural

    mediante un esquema. de un upo u os estudiados ( dejando y que expresa la relacl6n entre los ternnn sea perdiendo aparte sus usos triviales, prefllos6?cos)::oq:sgos deducidos algunos de los ~ati~. Se refiere ~ os_seos generales ~dos en el del estudio distnbuoonal, de los . rnnn ecifi1caciones El +

    d 1 ntranos y sus esp sistema presondo e os co . (el '6y(K no

    . falta ya la ausenoa " indica la presencia del rasgo, su decir que el rasgo

    . 1 falta de datos. El (+] qmere deV1ene, etc.) ya a vel a1 otro 0 , en otro caso, ha sido tornado en prestamo ??r un m _.;,. del comienzo

    t relig10so a veces a pau.u proviene del pensam1en ,,.~, N ; lrnente faltan una serie de ~:

  • FRANOSCO RODRIGUEZ ADRADOS

    habria otras posibilidades aful. Aunque, tenga.se en cuenta 1 cuadro ni Ia exposici6n anterior, dada nuestra escasez de cta' rut e

    . OS penmten p~eciSar todos los rasgos relevantes de las oposicion~ de los tenmnos dentro de cada nivel, sobre todo del estructural algunos d_e ellos han sido expuestos, sin embargo a Jo largo d~ este trabaJO.

    SER, DE- AGEN- DI- SABIO ' OCUL- CO- UNO SER VENIR TE VINI- BELLO TO MUN NOR- ZADO MA

    1 K">toc + + + + [+]

    2 AO"(OC + + + +

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  • FRANOSCO RODRIGUEZ ADRADOS

    9.- Heraclitus, The cosmic fragments, Cambridge 1970, p.37 ss. 10.- Heraclitus, Greek Text with a short Commentary, Merida, Venezuela 1967, p.8 ss.

    11 .- E. L. Minar, Jr., The Logos of Heraclitus, CPh 34(1939)323ss.; Guthrie, ob. cit., p.420 ss.

    12.- Philosoplu'cal Studies, Boston 19 53, p. 88 ss. ~3 . - Bonn 1916, reimpr. 1959, p.217 ss. 14.- Cf R. Mondolfo, Hcnidito, Mejico 1967, p.134 ss. 15.- Die Sprache Heraklits, H=es61(1926)353ss.; arranca de Ia traduc-ciun de Diels-Kranz del fr. 1. 16.- Minar, art. cit., p.206 s.

    17.-Cf. 0. Gigon, Uotcrsuchugcn zu Hcraldit, Leipzig 1935, p.4ss. 18.- Ob. cit., p.8ss. 19.- Ob. cit., p.69. 20.- Ob. cit., p.39. 21.- Ob. cit., p.87.

    22.- Y otros muchos; cf. Mondolfo, ob. cit., p.133. 23.- Teologia de los primeros li16sofos griegos, trad. esp., Mejico 1952, cap. 7. 24.- Ob. cit., p.428 s. 25.- Ob. cit., pp.43, 54, 188. 26.- Ob. cit., p.96.

    27.- Cf., por ejemplo, Sexto al fr. 2, Marco Aurelio al 72. Sabre Ia doctrina cf. por ejemplo el himno a Zeus-Logos de Oeantes. 28.- K. Reinhard, Heraklis Lehre vom Feuem, Hermes 77(1942)1-27 cf. wbre todo p.25 ss. ,_

    29.- Ob. cit., p.421.

    30.- Cf. G. S. Kirk y J. E. Raven, Los filosofos presocnf.ticos, Madrid 1969, p. 284 ss.; y ob. at., p.420 s.

    31.- Cf. Marcovich, ob.at., p.158ss; Kirk y Rave, ob. cit., p.268ss.

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    P AIABRAS E IDEAS

    32.- Cito los fragmentos por el texto de Marcovich, pero con Ia numeracion de Diels-Kranz. 33.- Cf. I, p.l50, en Ia ed. de Diels-Kranz, Die Frangmcntc dcr Vorsokrati-kcr, Berlin 1954; Busse, art. cit., p.204; W. Kranz,

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    FRANOSCO RODRIGUEZ ADRADOS

    50.- Cf. Minar, art. cit., p.336ss.; Guthrie, ob. cit., p.435ss. 51.- Cf. SV F II, nr. 1.009.

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    5_ CARA Y CRUZ DE LOS SOFISTAS*

    Sin los grandes sofJ.Stas que de todos los rincones de Grecia acudieron a impartir su ensefi.anza en Ia Atenas de Pericles, el mundo de Ia cultura jarnas habria sido lo que es. Seguidos o combatidos, fueron ellos los que pusieron en marcha Ia idea de una ensefi.anza intelectual destinada a servif a la vida politica y a fundar el principio mismo de que existe la posibilidad de una educacion y unas artes que abren caminos y producen resulta-dos, fuera de toda tradicion y de toda herencia nobiliaria. Esto que nos parece hoy obvio, fueron ellos los que lo descubrieron.

    Y sin embargo, los sofistas han tenido mala prensa: en parte porque, por circunstancias varias, sus ensefi.anzas fueron exage-radas y distorsionadas en el ambiente de crisis moral de fmes de la guerra del Peloponeso. En parte, porque solo conocemos a los sofistas a traves de sus rivales, Platon y los platonicos, que, por otra parte, identificaban a toda la escuela con sus epigonos mas desmoralizados. De ahi que de los sofistas solo nos hayan 1lega-do algunos cuadros mas a menos subjetivos trazados por Plat6n y Jenofonte, sobre todo, y una serie de frases desprovistas de coritexto y sujetas a toda clase de interpretaciones.

    Es sabido que, pese a todo, a partir de esos minimos restos la ciencia ftlologica europea ha reconstruido, en la medida de lo posible, sus ensefi.anzas. Sus fragmentos recogidos por Diels-

    Estc trabajo cs un comentario a! libro de Jacqueline de Romilly, Les gnwds sophistcs thlas I'AthdtXS de Pcricllfs, Paris 1988.

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  • 12. LA LENGUA DE SOcRATES Y SU FILOSOF1A

    1. ;,Como llegar a fa lengua de Socrates?

    En las mas de trescientas paginas de la bibliografia socratica de Andreas Patzer1 no hallo ninglin estudio sobre Ia lengua de Socrates, s61o algunos que rozan el tema indirectamente, casi sin querer. Y, sin embargo, pese a lo que a primera vista parezca, es un tema sobre el que se pueden decir cosas y que es importante, pienso, para el conocimiento en su f!.losofia.

    i,C6mo averiguar algo sobre la lengua de un hombre del que ningUn escrito nos ha llegado? Evidentemente, por las coinciden cias de nuestros testimonios. 0 sea, de la misma manera que in-tentamos saber alga sobre Ia fllosofia del maestro.

    Se dira, por supuesto, que Ia tarea no es tan facil. Creo que lo es mas que en el otro caso.

    Efectivamente, sobre Ia filosofia de S6crates hay opiniones muy discrepantes. Rerilito allibro siempre util de Antonio To~ var, a lo que sabre el tema he escrito en otro Iugar y a Ia erudi-ta revision del mismo en ellibro deMario Montuori4 Hay diferen-cias abismales entre los que creen en una fase

  • FRANCISCO RODRIGUEZ ADRADOs

    lntimamente Montuori ha afrrmado que Ia acusaci6n de Me-leto sobre Ia corrupci6n de los j6venes y el ateismo coincide con Arist6fanes y responde a hechos hist6ricos: la oposici6n de So-crates a Ia religion tradicional y a los metodos de Ia democracia es lo que motiv6 su condena. No duda en hablar de falsificaci6n en relaci6n con Ia Apologia platonica.

    Pero esto es excesivo. En mi libro presente un panorama mas matizado: el temple de Socrates noes antirreligioso ni antidemo-cnitico, pero una concepci6n racional de Ia religion y una con-cepcion tecnica de Ia politica, hecha cosa de una ciencia a Ia que son ajenos los muchos, todo unido a una desconfianza en Ia politica practica y a una vision de sus excesos en Atenas, planta-ron el germen de una ruptura con Ia religion tradicional y el esta-do democnitico.

    Plat6n fue un producto logico, llev6 todo esto m~ alia. Pero no falsific6 nada en Ia Apologia: e! elenchos que en ella se hace en relaci6n con los conceptos morales y politicos deja bien clara Ia postura de S6crates. Si acaso, hay cosas que se escamotean mas o menos, pero que se entreven.

    Dejo este tema. Lo que me interesa en este contexto es hacer ver que el estudio de Ia lengua no ofrece los problemas que ofre-ce el estudio de Ia ftlosofia. Pues resulta claro que Ia regia de Schleiermacber, segU.n Ia cuallas coincidencias entre el S6crates platonico y el de Jenofonte remontan a1 verdadero S6crates, nos ofrece, como mucho, un comUn. denominador, una imagen dis-minuida de su doctrina. Y luego: l,que parte de Ia doctrina que esta s6lo en Plat6n o s6lo en Jenofonte remonta a S6crates? Y Ia que no coincide, j,en que medida es plat6nica o jenofontiaca? i,Y que hacer con Arist6fanes, cuya imagen de Socrates coincide bien poco con Ia otra, pese a Montuori?

    Cada uno de nosotros resuelve estos problemas a su manera. Aunque es claro que las coincidencias Platon-Jenofonte forman e) nucleo, lomas seguro de lo que podemos proponer. Pues bien, las coincidencias de lengua se refieren a las coincidencias doctri-

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    P ALABRAS E IDEAS

    nales, pero las rebasan. Con otros contenidos, probablemente plat6nicos o jenofontiacos, continUa.n iguales recursos lingilisti-cos; son los de los Sokratikoi Mgoide que habla Arist6teles5.

    0 sea: Ia lengua de S6crates alli donde hay coincidencias doctri-nales en Ia exposicion de estos autores, debe atribuirse a S6crates. Esta lengua se usa tambien alli donde no hay coincidencias doctri-nales: en nuestros dos socraticos, en los dem.as y ... en Aristofanes6. Naturalmente, cuando hay otro tipo de lengua unido a innovacio-nes doctrinales de tal o cual autor de entre estos, esta lengua es suya, no de S6crates.

    Por esto decia mas arriba que la elucidaci6n de Ia lengua de Socrates es mas simple que la de su doctrina. Se encuentra inclu-so desligada de esta o cuando hay una doctrina de dudosa auto-ria: por simple tradici6n. Mas aun: cuando en Ia coincidencia Plat6n-Jenofonte se duda, pese a todo, del canicter socratico de Ia doctrina (pienso en Ia

  • FRANCISCO RODRIGUEZ ADRADOS

    que medida esta lengua diferia de Ia que usaria en otras circuns-tancias. Pues es sabido que estas condicionan el tipo o nivel del concepto de lengua>> en forma amplia, como hemos dicho. El contenido del dialogar fllos6fico condiciona la lengua, evidente-mente.

    En todo caso, la diferencia es sin duda menor que la que ha-bria, por ejemplo, entre la lengua de Platon y Ia de sus escritos. El escribir condiciona especialmente; y los Sokratikoi Jogoi son ya un genero literario. Tienen caracteristicas propias de estructu-ra y composici6n. Estas faltan o estan s6lo apuntadas en el dia-logar socnitico. Por otra parte, los dialogos socniticos son, como dice Arist6teles en un pasaje citado mas arriba, obras de imita-ci6n, es decir, dramaticas, aunque imitan s6lo cvn palabras. Ave- ces transcriben directamente el dialogo, a veces lo narran. En cam-bio, los dillogos del propio S6crates, en la medida en q\re pueden reconstruirse, son lengua en primer grado, no referencia de segundo grado. Faltan, pues, una serie de ingredientes literarios.

    Colocar el dialogar de S6crates dentro de la Literatura griega y, mas concretamente, de la Filosofia, es poner de relieve su sin-

    gul~dad. Como he hecho ver en otro lugar7, los escritos que clasificamos como fllosofla toman su forma literaria de diversos generos y s6lo.el dia!ogo es una forma propia, creada para Ia Fi-losofla. Es forma literaria que parte de la base que es el dialogar de S6crates. . Este representa, pues, una ruptura; y una ruptura a partir de

    ruveles ~e lengua populares. Si acaso hay un precedente, es en la pareneszs, que se encuentra en Ia literatura desde Homero y so-bre todo en I:Jesiodo y Ia lirica; pero apenas en el dialogo.

    Hace ya tiempo que Rudolf Hirzel8 hizo notar que el dialogo es. mas original y arcaico que el mon6logo. Toda Ia literatura gnega precedente, en verso o prosa, tiende bacia el mon6logo, que acaba por conformarse en el tratado; el dialogo esta repre-sentado brevemente, tan s6lo, en Ia literatura sapiencial.

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    PALABRAS E IDEAS

    En ella el sabio contesta a las preguntas que se le hacen, tal en el famoso dialogo de Sol6n y Creso en Her6doto, que contintla una vieja tradici6n9 Habla ex cathedra, ni mas ni menos que un Heraclito o un Dem6crito (o un Pindaro). Pero S6crates se aleja de este modelo tanto como del de escritos ftlos6ficos en

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    FRANCISCO RODRIGUEZ ADRAOOS

    ~6c~tes se ve a si mismo muy lejos de los viejos maestros de sabtduna, que J_ISaban el mon6Iogo, y de los nuevas maestros que usaban el ~urso largo y Ia antilogia en un estilo muy ela-b_orado. La Un.tca coincidencia esta en los temas y en Ia concien-cm de oponerse a los muchos (Pl. Ap. 28 a, Cii. 44 d). De ahi una nueva manera de expresarse, opuesto a la de ellos. Hemo~ de v:r, en efecto, c6mo este genera especial de dialogo que es el de Socrates comporta un uso tam bien especial de Ia Jengua.

    3. Socrates y los niveles sodolingiifsticos del griego.

    El ~ia.Iogo socratico, en Ia medida en que podemos conocerlo a trav_es ~e nuestras fuentes, no intenta en absoluto ofrecer ca-ractenzaCion~ sociolingilisticas de S6crates ni de sus oponentes. L~ lengua es srempre Ia misma. En esto procede igual que los c6-IlllCOS ~que Ia literatura griega en general, con algunas excepciones.

    Y, sm embargo, es clara que tenia que haber diferencias. No vamos a recoger aqui d~tos bien conocidos sabre el origen arte-sano _de_ S6~ates, que sm duda se refleja en su insistencia en Ia espectahzaCI6n Y tecnica que requiera cada oficio y que el pretendia llevar a Ia ~li?ca .. He hecho notar en otro lugar-1 3 que S6crates es un~ ~xcepoon, socialmente hablando, en Ia Atenas de su tiempo: es el ~co mtelectual de Ia epoca que no procede de las dares aristo-craticas o acomodadas.

    La ~erencia se refleja en esto: no hace literatura s6lo dialo-ga. Quiza tambien _en esto otro: es el unico que pro~ne ideas in-nov~doras susceptrbles de llevar a una rotura con Ia tradici6n ateruense. Por Io demas, Tovar14 ha hecho notar que tampoco era pobre, ~ pobr:eza e~ pura elecci6n (Ap. 23 b); el que luchara como hoplita testimoma que tenia una renta de a! menos 200 dracmas anuales. . Pero no hay referenda a particularidades lingilisticas de los -mterlocutores: las que presentan los dialogos dependen de Ia na-

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    P Al.ABRAS E IDEAS

    turaleza de los mismos y son unitarias. No se registran diferen-cias de lengua entre aquellos con quienes S6crates conversaba en el agora, las palestras, los gimnasios, los p6rticos, los talleres ar-tesanales, las casas ricas de Atenas. Habia entre ellos artesanos y, tambien, miembros de la sociedad mas distinguida de Atenas: ricos y pobres, j6venes y viejos, atenienses y extranjeros, nobles y artesanos, hombres de estado y poetas. Esto es tan conocido que no necesit