Panorama de La Izquierda Chilena 1973-1984

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    ESTUDIO

    PANORAMA DE LA IZQUIERDA CHILENA 1973-1984*

    Andrs Benavente U.**

    El presente trabajo tiene por finalidad analizar el desarrollo de la izquier-

    da chilena entre 1973 y 1984.Ha sido un perodo singularmente especial para este sector poltico. Ac-

    tuando en la clandestinidad oficial, primero, en una posicin semipblica,

    despus a travs de diversos movimientos sociales, y pblicamente en laetapa de la apertura poltica, la izquierda nunca ha dejado de estar pre-

    sente en la escena poltica.En este perodo ha experimentado cambios, superficiales y de fondo en

    su discurso. No pocas crisis orgnicas de sus integrantes se deben a esas

    transformaciones. El exilio, la receptividad de nuevas ideas, la misma ex-

    periencia del Gobierno militar y su mpetu fundacional obligaron a la iz-

    quierda a replantearse temas que antes formaban parte de su dogmtica

    fundamental. Es el caso del tema de la democracia, del pluralismo, de la

    metodologa que encuadra la accin poltica.

    A partir de ello, la formulacin de estrategias ha apuntado en direccionescontrarias. De un lado, hacia la reafirmacin de una izquierda tradicional

    expresada en moldes aparentemente nuevos; de otro, el intento de fundar

    en el pas una izquierda nacional reconciliada con el ideal democrtico.

    Este trabajo pretende mostrar lo que ha sido el desarrollo de este sector

    que fue gobierno entre 1970-1973, para tener un conocimiento aproxi-

    mado que permita explicarse el porqu el escenario izquierdista de 1984

    dista de ser aqul que el pas conoci en el momento de la ruptura insti-

    tucional de los aos de Allende.Habr que partir desde el perodo de la Unidad Popular y ver su valora-

    cin al interior de la izquierda misma, y terminar con la actual diversidad

    * Documento presentado el da 13 de septiembre de 1984 en el Seminario"Formacin Democrtica" organizado por el Centro de Estudios Pbli-cos. Dicho Seminario fue dirigido por el autor.

    ** Profesor del Instituto de Ciencia Poltica de la Universidad de Chile.

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    en las polticas de alianzas. Y es una labor que hay que asumir para en-tender el quehacer global de los sector polticos, aun cuando en estricto

    sentido hacer un anlisis de fondo del perodo resulte temprano para la

    historia.

    I La Izquierda en 1973

    1 Situacin de la Unidad Popular

    En 1969 se haba formado la coalicin poltica denominadaUnidad Popular, integrada por comunistas, socialistas, radicales, Ma-pu, socialdemocracia y API. En 1970 haba llegado al poder en vir-

    tud de la eleccin que hizo el Congreso Pleno del senador SalvadorAllende como Presidente de la Repblica, en vista de que en la elec-cin popular ningn candidato obtuvo la primera mayora absoluta.Hacia 1973 la Unidad Popular orgnicamente haba sufrido variacio-nes menores, tales como la integracin de los socialdemcratas alPartido Radical en 1972; la aparicin como partido de la IzquierdaCristiana y su inmediato ingreso a la coalicin en 1971; y la divi-sin del Mapu en marzo de 1973 que dio lugar a un nuevo partido:el Mapu Obrero y Campesino.

    Ahora bien, en el fondo, la Unidad Popular hacia 1973 se en-

    contraba dividida y paralizada. Dividida, en cuanto se venan expre-sando dos tendencias que obedecan a diferentes enfoques respectode culminar con el proceso de construccin del socialismo, el queera estimado unnimemente dentro de la coalicin como irreversi-ble. Dichas tendencias eran, de un lado, aquellas dirigidas por el Par-tido Comunista que estimaban que haba que marchar ms lento afin de consolidar los cambios estructurales que se iban logrando, yasegurar por esa va la pretendida irreversibilidad. Era preciso divi-dir a la oposicin y neutralizar a la Democracia Cristiana, cuando no

    celebrar con sta pactos tcticos, en el sentido que los da Lenin. Deotro lado, estaban quienes eran partidarios de acelerar el proceso,sin detenerse ante las trabas institucionales, despreocupndose de laoposicin, para terminar lo ms pronto posible desbordando el apa-rato jurdico-poltico a que el socialismo estaba llamado a suceder.

    La diferencia central radicaba no slo en cuestiones de estrate-gia poltica, sino en el distinto carcter que cada sector asignaba alproceso encabezado por el presidente Allende. Para los sectores lla-mados "moderados", dicho carcter era el de una revolucin demo-crtico-popular, en que la vanguardia de clase deba aliarse con fuer-

    zas sociales distintas para superar el momento oligrquico-feudal-imperialista. Responde esta caracterizacin a la tesis del Frente deLiberacin Nacional sustentada por el Partido Comunista que posi-bilitaba alianzas de partidos pluriclasistas, pero teniendo siempre elproletariado y su vanguardia la hegemona en dicha alianza. Laconfiguracin misma de la Unidad Popular habra respondido almencionado planteamiento.

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    Los sectores "ultristas'', en cambio, consideraban que el carc-ter de la revolucin era lisa y llanamente socialista, por lo tanto, la

    alianza poltica era contra todos aquellos que se oponan a la cons-truccin del socialismo. Bastaba entonces una alianza de fuerzas,mayoritariamente proletarias y exclusivamente socialistas. Era laexpresin de la tesis del Frente de Trabajadores que el Partido So-cialista haba aprobado ya en el Congreso de 1957 y ratificada alextremo en el Congreso de Chillan de 1967 cuando se desahuci lava electoral para acceder al poder y se hizo una apologa de la vio-lencia como mtodo poltico. Que en 1970 en el socialismo huboun parntesis en la aplicacin de esta tesis lo demuestra la propiaeleccin de Allende, quien, por lo dems, fue nominado candidato

    presidencial de su partido con una mayora de abstenciones que sele opona. El parntesis qued cerrado en el Congreso de La Serenade 1971 que elige como mxima autoridad partidaria al senadorCarlos Altamirano.

    En el sector "moderado" se alineaban comunistas, radicales,mapu obrero-campesino y un sector socialista encabezado por el se-nador Aniceto Rodrguez y cercano al Presidente Allende. En el sec-tor "ultrista" se agrupaban los socialistas seguidores de la directivaoficial que encabezaba Altamirano, mapucistas, la izquierda cristia-na y, desde fuera de la Unidad Popular, el Movimiento de IzquierdaRevolucionaria.

    La actitud de ir consolidando el avance del socialismo dentrode la institucionalidad vigente sin que por ello se renunciara a sudesbordamiento futuro fue mantenida por el polo comunista prc-ticamente hasta la vspera de septiembre de 1973. En su oportuni-dad fueron partidarios del ingreso de los militares al gobierno,1 co-mo tctica para ampliar artificialmente la base de apoyo del gobier-no. Tambin fueron decididos partidarios del dilogo con la Demo-cracia Cristiana en las postrimeras del rgimen de Allende, en un a-

    fn de ganar tiempo negociando sin ceder nada de fondo, y de neu-tralizar ya desesperadamente a un partido que se haba inclinado,por mandato de sus bases, hacia una oposicin radical. Eran partida-rios de que el movimiento de masas, clave de toda la accin polticade la izquierda, estuviese dirigido por los obreros la vanguardia-organizados en la Central nica de Trabajadores.

    Por su parte, la actitud rupturista del sistema fue ganando cadavez ms terreno. Las conversaciones con la Democracia Cristiana,as como la incorporacin de uniformados al gabinete fueron perci-bidas como signos de debilidad poltica, cuando no de concesiones

    imperdonables a la oposicin burguesa. Ya en 1972 los sectores rup-turistas establecieron, como se ver luego, una instancia que preten-

    1 El ingreso de los militares al gobierno cont con la opinin favorable delos comunistas, radicales y API. En tanto, se opusieron, siendo derrota-dos, socialistas, mapucistas e izquierda cristiana.

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    da reemplazar al Parlamento: la Asamblea del Pueblo. Agitando ymovilizando a masas campesinas, estudiantiles y marginales, eran

    sostenedores de la creacin de un Poder Popular, paralelo al oficial,en un dualismo propio de la poca leninista de la Rusia del 17, elque deba emerger de nuevos organismos: los cordones industrialesy los comandos populares.

    Despus de las elecciones de marzo, la UP perdi vigencia co-mo tal: cada partido sigui su propia lnea; si bien es notorio que sefue imponiendo el rupturismo. En efecto, all se pudo optar pordetener la marcha del proceso, en vista de la derrota sufrida, y con-solidar lo hecho, sea haciendo un gobierno de mera administracin,sea pactando de alguna forma con la DC. Pero, como dice un den-tista poltico de esta ltima tendencia, fue imponindose la va insu-rreccional, es decir, "ensayar la conquista violenta del Estado enuna insurreccin que quebrara a las FF. AA. y que se jugara el dobleo nada en las calles". Ello entremezclado con "un juego poltico in-sulso, sin destino, mitad parlamentario, mitad revolucionario, dondela poltica se fuera consumiendo en la ineficiencia y en el despresti-gio, y donde el caos fuera invadiendo aceleradamente toda la vanacional".2

    Los ltimos gabinetes del presidente Allende fueron obra de

    sus transacciones personales con los diferentes grupos de izquierda,sin dejar contentos a todos. Se dio el caso de que al nombrar comoMinistro del Interior a Carlos Briones, el Partido Socialista al quepor largos aos perteneca el ministro seal pblicamente que noperteneca a sus registros. (Sustentaba una posicin distinta a la ofi-cial del partido.) No tiene nada de extrao, entonces, que el asesorpoltico personal de Allende, Joan Garcs, relate en un libro suyoque ya en agosto de 1973 el Comit Coordinador de la Unidad Po-pular no se reuna,3 hecho que tambin es confirmado por SergioBitar, ex ministro del rgimen en otro texto.4

    Despus de 1973 asistimos a una suerte de resurreccin de laUnidad Popular, pero ser ms bien, como se ver, la recomposicinde un simbolismo, sea por motivos sentimentales, sea por erigir unaestructura poltica capaz de canalizar el apoyo de grupos izquierdis-tas extranjeros a los socialistas criollos que haban sido derrotados,sea para mantener vigente una romntica convocatoria, en la creen-cia inicial que muchos tuvieron, o que la administracin iniciada en1973 sera corta y extraordinariamente sensible a las presiones for-neas. El paso del tiempo, sin embargo, y la permanencia de esa ad-

    ministracin, terminaron por revivir las pugnas internas y la parlisis

    2 Amagada Herrera, Genaro:De la va chilena a la va insurreccional,Edi-torial del Pacfico, 1974, pg. 235.

    3 Vase Garcs, Joan: Allende y la Experiencia Chilena, Editorial Ariel,Barcelona, 1976.

    4 Vase Bitar, Sergio: Transicin, Democracia y Socialismo, Ediciones Si-glo XXI. Mxico, 1979.

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    operacional. En definitiva, la izquierda tuvo que enterrar su coali-cin.

    2 Situacin del Presidente Allende y su Gobierno

    Era ciertamente claro para todos los sectores que hacia 1973 elgobierno de Allende haba perdido todo mpetu fundacional. Msgrave an, ni siquiera era un rgimen de administracin que esperacon relativa tranquilidad el fin de su perodo (como Ibez hacia1955, por ejemplo), sino que administraba una crisis creciente yprofunda en que pilares antes muy slidos de nuestro edificio insti-tucional aparecan ahora cuestionados en su legitimidad.

    Da la impresin de que la Unidad Popular no estaba preparadapara ser gobierno en 1970. Su campaa haba girado en torno a su-perficialidades. Los sectores ms extremos crean posible un triunfode Alessandri lo cual, a su juicio, posibilitara una radicalizacin delconflicto social que, a su turno, dara paso a un gobierno de izquier-da-ortodoxo.

    Pero el gobierno del Presidente Allende tuvo un perodo fun-dacional. Este est situado entre noviembre de 1970 y septiembrede 1972. All se formulan algunas lneas gruesas: la poltica del co-bre; la poltica de estatizacin de la banca y de las empresas impul-sadas desde el gobierno mismo; la poltica econmica de Vuskovic;el intento de reformar la Constitucin, etc.

    Despus, la crisis interna de la izquierda fue desbordando elgobierno de Allende. Hay un hecho muy revelador que narraremos.El 26 de julio de 1972 el MIR, el grupo extremista del Partido So-cialista, convoca a una Asamblea del Pueblo que pretende levantar-se como poder paralelo al Parlamento. Adhieren casi todos los par-tidos, menos el Comunista. El 31 del mismo mes el Presidente A-llende, muy molesto con ese hecho, enva una carta pblica a los di-

    rigentes de los partidos de la UP. All les deca: ". . . el poder popu-lar no surgi de la maniobra divisionista de los que quieren levantarun espejismo lrico surgido del romanticismo poltico que llaman, almargen de toda realidad, Asamblea del Pueblo . . . Qu elementostericos respaldan su existencia? ... En otras experiencias histri-cas ha surgido como un "doble poder" contra el gobierno institucio-nal reaccionario sin base social y sumido en la impotencia. Pensar enalgo semejante en Chile en estos momentos es absurdo, si no crasaignorancia o irresponsabilidad. . . Y con la ms profunda concienciarevolucionaria, no tolerar que nadie ni nada atente contra la pleni-tud del legtimo Gobierno del pas".5

    La carta presidencial no fue respondida oficialmente, salvo por

    5 Carta Pblica del Presidente Allende a partidos de izquierda con ocasinde realizarse la Asamblea del Pueblo en Concepcin. La Nacin 1 deagosto de 1972.

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    los comunistas que no haban participado en la Asamblea. ElPartido Socialista, su partido, le contest, con manifiesta falta de

    cortesa, por medio de un columnista de un diario, dicindole que"La Asamblea Popular surgida en Concepcin es tan slo el iniciode una gran tarea que ahora se deber desarrollar".6

    La intencin de Allende de instituir un camino propio para es-tablecer el socialismo en forma irreversible, compatibilizndolo conel sistema institucional vigente, quedaba demolida prematuramente.De ah para adelante se iniciar un largo perodo de crisis, cuya pri-mera gran manifestacin social es el paro de octubre, que terminarpor derribarlo del poder y sepultar su experiencia.

    Durante 1973 Allende no tena mando real. La oposicin con-sideraba su autoridad como carente de legitimidad en la misma me-dida en que el Presidente se sala de la Constitucin y desconoca elveredicto del pueblo dado en marzo. La Unidad Popular dividida yparalizada, no obedeca tampoco las instrucciones del Presidente.Cuando en cierta ocasin dio una orden de devolver algunas indus-trias tomadas por los extremistas, nadie le escuch. Cuando entr adialogar con la Democracia Cristiana, en las semanas ltimas de supaso por el poder, su partido, el Socialista, le advirti pblicamente

    que cualquiera fuere el resultado de dicho dilogo, l no lo acatara,llegando a amenazarle con el retiro del gobierno.

    Con razn Ral Ampuero, dirigente socialista disidente y ac-tual lder de la reconstitucin del socialismo, poda decir lo siguien-te sobre Allende y la Unidad Popular en junio de 1973: "Allende hademostrado saber resolver los problemas inmediatos, pero carece dehorizonte, de perspectiva estratgica. . .". Sobre la UP, afirmaba:"Soy de los pesimistas. Veo que se fortalece la oposicin social yeso es un mal sntoma. El desaliento de los propios militantes de la

    UP me desmoraliza, hasta el punto que trato de no orlos. Como re-volucionario, me afecta lo que pasa con la revolucin. Una vidacompleta entregada a la causa del socialismo me autoriza a opi-nar".7

    Para una destacada analista marxista de estos das, Liliana deRiz, el gobierno de Allende fue en s un experimento populista,donde "la lucha por la inclusin de nuevas formas sociales en el sis-tema poltico se expres de manera condensada en el conflicto pue-blo-oligarqua, eje de articulacin de un movimiento social en el quela perspectiva de clase se subordin a la conquista de un espacio ins-titucional de negociacin de los conflictos". . . Para ella, "la transi-cin hacia la sociedad populista surgi no de la ruptura total del vie-

    6 Noticias de Ultima Hora, 4 de agosto de 1972.7 Entrevista a Ral Ampuero Daz en Revista Ercilla N 1.979 del 19 de

    junio de 1973, pg. 12.

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    jo orden, sino de un "clima" populista de convergencia de las de-mandas de fuerzas sociales heterogneas".8

    Por lo mismo, agotada la experiencia de Allende, segn Lilianade Riz, ella tiene un valor poltico-histrico para la izquierda, peroen caso alguno constituye un camino a seguir.

    El sacerdote Gonzalo Arroyo, dirigente del grupo Cristianospor el Socialismo, en su libro Golpe de Estado en Chile, dice lo si-guiente: "La tragedia del Presidente Allende, que le cost finalmen-te la vida, fue que, siendo l ms bien partidario de la estrategia ins-titucional, dio desde el inicio incierto apoyo a sectores polticos i-dentificados ms bien con la insurreccin revolucionaria".9

    Por su parte, Darcy Ribeiro, en suartculo Salvador Allende yla izquierda desvariada10expresa lo que sigue: "Para esta gigantescatarea (la de hacer gobierno) Allende estaba solo. Para unos, los orto-doxos, la va chilena era una especie de trampa de la historia quepona en riesgo conquistas y seguridades duramente logradas en d-cadas de lucha . . . Para otros, los desvariados, no exista ninguna vachilena. En su cegera, tapados los ojos por esquemas formalistas, yen el sectarismo de su disposicin unvoca hacia un voluntarismo,tan heroico cuanto ineficaz, slo queran convertir a Chile en Cuba,concebida como nico modelo posible de accin revolucionaria. . .

    Alienados por su visin paranoica, negaron, de hecho, su concursoal proceso que Allende comandaba y le crearon sus primeros gravesproblemas internos".

    No cabe duda de que Ribeiro que junto con Garcs es el ase-sor poltico ms directo de Allende emite juicios muy lapidariossobre los socialistas, destinatarios, junto con el MIR, de la parte fi-nal de la cita.

    3 El Avance y Hegemona del Leninismo en la Izquierda

    Dentro de la descripcin sumaria de lo que era la izquierda chi-lena en 1973, digamos, finalmente, que era mayoritariamente leni-nista.

    Siguiendo a Moulin, podemos caracterizar a esa ideologa delsiguiente modo: "Se define como un corpus ya establecido de cono-cimientos, cuya infalible interpretacin corresponde al partido. Le-ninismo sigue nuestro autor es fuente del saber y depsito de la

    8 Vase Liliana de Riz: "Fin del Estado Populista en Amrica Latina". Ar-tculo en RevistaNueva Sociedad, Caracas, septiembre de 1981.

    9 Vase Arroyo, Gonzalo: Golpe de Estado en Chile, ediciones Sigeme,Salamanca, 1974.

    10 Vase Amagada, Genaro y Orrego, Claudio: Leninismo y Democracia,Editorial Aconcagua, 1976, de donde se han tomado las citas de Ribeiro,pg. 126 y sgtes.

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    ciencia poltica, adems ciencia prctica sin cuyo conocimiento yaplicacin la accin se convierte en ineficiente y errtica".11

    El Partido Comunista desde su fundacin en la dcada del 20se haba declarado leninista. Habase fundado en vida de Lenin yhaba aceptado las 21 condiciones que la Internacional Comunistaestableca para quienes queran usar el nombre de comunistas. Des-de entonces ha sido el ms fiel seguidor del leninismo, as como delas estrategias elaboradas por el partido sovitico.

    El Partido Socialista, que en un momento inicial se declar co-mo adherente crtico del marxismo, actitud que con algunas varian-tes mantuvo durante un buen tiempo, se fue acercando progresiva-mente al leninismo, por la va de la admiracin a la revolucin cu-

    bana. En su Congreso de Chillan de 1967, tan clebre por el signi-ficado poltico que tuvo, los socialistas adoptan una nueva defini-cin: "El Partido Socialista, como organizacin marxista leninista,plantea la toma del poder como objetivo estratgico a cumplir poresta generacin, para instaurar un Estado Revolucionario. . . Laviolencia revolucionaria es inevitable y legtima. . . Las formas pa-cficas o legales de lucha no conducen por s mismas al poder. ElPartido Socialista las considera como instrumentos limitados deaccin, incorporados al proceso poltico que nos lleva a la luchaarmada".12 Su prctica poltica desde entonces fue esencialmenteleninista, es decir, encaminada exclusivamente a la ruptura del or-den vigente.

    El MIR, por cierto, se confesaba leninista, y dentro de su pug-na con los comunistas acusaba a stos de no seguir fielmente las"enseanzas de Lenin", lo que a su vez era replicado por aqullossealando que el MIR era el sector poltico correspondiente a lo queLenin llamaba "el izquierdismo, enfermedad infantil del comunis-mo". Todo se resolva recurriendo, cual libro sagrado, a los escritosdel comunismo de los inicios del siglo.

    Los nuevos partidos de izquierda, aquellos que emergieron en-tre 1969 y 1971, adhieren progresivamente a este postulado, auncuando inicialmente tienen otras intenciones.

    El Mapu y la Izquierda Cristiana, cada uno a su turno, nacenpara ser la expresin de los cristianos de izquierda que no encontra-ban un cauce adecuado en los partidos de la izquierda tradicional,entre otras cosas, por no ser tales cristianos marxistas y menosleninistas.

    De los dos, es la Izquierda Cristiana la que logra relativamentemantenerse al margen del leninismo, por cuanto no lo incorpora ofi-

    cialmente a su declaracin de principios, pero su prctica dice ms

    11 Moulin, Toms: "Cuestiones de Teora poltica marxista: una crtica deLenin", documento de trabajo deFlacso, diciembre 1980, pg. 2.

    12 Partido Socialista, Acuerdos del Congreso de Chillan de 1967, en Jobet,Julio Csar: El Partido Socialista de Chile, Tomo II, pg. 139 EditorialPLA,1971.

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    bien otra cosa, ya que a meses de nacida, va a pactar con el MIR, so-brepasando incluso a la Unidad Popular en las elecciones de la CUT.

    En 1973, despus de su derrota electoral, su subsecretario general vaa usar terminologa leninista en funcin de propiciar una salida a lacrisis en que se encontraba sumido el gobierno: ''A nuestro enten-der, deca, el problema fundamental gira en torno del tema del po-der popular. . . nosotros planteamos un poder popular distinto alGobierno, pero no por ello lo entendemos como un poder antagni-co. Se trata de un poder no subordinado al Gobierno".13La ya gas-tada tesis del poder dual de la revolucin bolchevique estaba de mo-da en la experiencia socialista santiaguina.

    Hasta el Partido Radical, segn Genaro Amagada en su libro,

    adhiri a esta tesis, con lo cual se confirma la aseveracin de que elleninismo avanzaba rpidamente en la izquierda. Su vicepresidenteBenjamn Teplizky, otrora prominente dirigente de la corriente ra-dical que logr imponer la colaboracin de este partido al gobiernoderechista de Jorge Alessandri, sostena ahora: "El pueblo est ge-nerando en cada una de las crisis parciales que forman parte de lallamada lucha de clases, organismos e instrumentos que permitan ircreando un poder alternativo al poder burgus. . . Frente a este fe-nmeno, el Partido Radical, si es consecuente con sus planteamien-

    tos ideolgicos de la Convencin de 1971, debe favorecer, alentar yparticipar en todas estas nuevas formas de poder popular".14Ahora bien, en el caso del Mapu, se da ms acentuada la carac-

    terstica, pues el partido oficialmente se declara marxista a poco an-dar, y despus expresa como meta interna, pero primaria, el llegar aser un partido leninista. Rodrigo Ambrosio, mximo dirigente de e-se partido hasta su fallecimiento en 1972, seala en una de las tesisque presenta a consideracin del partido y que fue aprobada:"Transformarnos en una primera instancia en un movimiento homo-gneo de pequea burguesa revolucionaria, e intentar en segunda

    instancia proletarizar al movimiento mediante el desarrollo de laideologa proletaria, sin la cual no hay perspectiva para criticar y su-perar las desviaciones pequeo-burguesas".15

    Es un destacado intelectual de izquierda, militante de aquelMapu, quien con bastante posterioridad nos entrega su visin de esepartido y su vinculacin al marxismo-leninismo: "El Mapu adoptlas caractersticas ya catalogadas por los otros partidos de izquier-da. Su pretensin de competir por la direccin del movimiento po-pular con los partidos consolidados impidi que buscara ser una co-

    1.3 Declaraciones de Juan Enrique Mique l a RevistaChile-Hoy, N 41, 23 demarzo de 1973, pg. 7.

    14 Entrevista a Benjamn Teplizky en revista Punto Final, N 180, 27 demarzo de 1973, pg. 8.

    15 Ambrosio, Rodrigo:Sobre la Construccin del partido,Ediciones Barcosde Papel, 1972, pg. 14.

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    rriente poltica de nuevo tipo, adoptando las seas, lenguajes y ritostradicionales. . . El elemento fundacional de 1969, su discurso crti-

    co frente a la izquierda tradicional, considerada como resultante t-pica de la poltica cupular y transaccional del "Estado de Compro-miso" represent solamente el anuncio de una posibilidad que no seconcret".16

    Ahora bien, si prcticamente todas las fuerzas constitutivas dela Unidad Popular, y en todo caso, las ms fuertes, eran confesada-mente leninistas, es obvio desprender de ello la conclusin de que elproceso poltico llevado a cabo por tales fuerzas no conduca sino alrompimiento del orden institucional por entonces vigente, difirien-do slo del modo cmo ello podra lograrse. La base terica susten-

    tada por dicho gobierno es la ms categrica prueba de su sello mar-cadamente antidemocrtico. . .Segn Moulin: "La Unidad Popular no represent la realiza-

    cin de una lnea de profundizacin democrtica sino el intento dedesbordar rpidamente esa lnea para caminar por el camino "mscorto" hacia el socialismo. La obsesiva creencia en la actualidad in-mediata del socialismo tom diversas formas pero siempre estuvopresente. A veces se expresaban bajo la consigna de ampliar el reade propiedad social, otras veces tomaba una forma ms precisa y n-tida, proponiendo la toma del poder, el asalto militar del Estado".17

    Es, pues, desde la izquierda misma, donde se reconoce la carac-terizacin rupturista de la experiencia leninista que presenciamosentre 1970 y 1973. Por cierto que tal reconocimiento tiene el valorde ser efectuado por quien es uno de los que hoy aspiran, con inne-gable sinceridad y con gran claridad conceptual, a la concrecin deun socialismo democrtico.

    II La Izquierda y su Momento de Recomposicin

    1 "Valoracin de la experiencia 1970-1973 por sus protagonistas

    A juicio de los comunistas, la crisis de 1973 se produjo por laconjuncin de dos factores: la accin del imperialismo, la oligarquafinanciera internacional y la reaccin interna y, de otra parte, lasdesavenencias respecto de las tcticas que deba implementar el go-bierno que surgieron en el seno de la Unidad Popular.

    Afirman que "si nuestro partido hubiese sido mucho ms fuer-te, mucho ms capaz terica, ideolgica y polticamente hablando,la situacin habra sido seguramente diferente porque en tales con-diciones habramos podido convertirnos, en esos das, en la vanguar-dia reconocida de la clase obrera y del pueblo".18Vale decir, el prin-

    16 Moulin, Toms: "La crisis de la Izquierda" en obra colectiva "Chile1973-198. . .?", editada porFlacso, 1983, pg. 302.

    17 Moulin, Tomas, op. cit. pg. 309.18 La cita est tomada del Informe al Pleno del Partido Comunista rendido

    por Luis Corvaln. Praga 1977. Versin mimeo.

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    cipal error del gobierno de Allende y de la Unidad Popular, al tenorde estas declaraciones, es el haber desentendido el papel central de

    los comunistas.Carlos Bascun comenta: "Intentar, como es comn en todossus anlisis, demostrar que al desconocer los otros grupos y partidosel papel dirigente del Partido Comunista, se produjo la crisis internade la Unidad Popular. Junto con reafirmar su lnea hegemnica, des-conocen a los otros grupos que formaban parte de su alianza, su ca-pacidad tctica para guiar el movimiento obrero, como tambin susolvencia ideolgica".19

    Desde el polo insurreccional, aquel que conforman segn el de-cir de Ribeiro "las izquierdas desvariadas", surge otro tipo de anli-sis crtico. Smirnow en su libro La Revolucin desarmada sostieneque "el Poder Popular tuvo en Chile una existencia real y se expresclaramente como la capacidad de accionar sobre la marcha de la so-ciedad al margen de los mecanismos consagrados por la Constitu-cin. Sin embargo, este poder popular fue insuficiente como paraconvertirse en poder global alternativo a la institucionalidad burgue-sa, lo cual se debi principalmente a la resistencia que le opuso unsector de la UP y el gobierno, que teman ver sobrepasado su esque-ma tctico en una dinmica incontrolada por ellos".20

    Se critica el no haber seguido bien a Lenin aplicando la tesisdel poder dual, el que no se destruy la ideologa dominante, el quese utiliz la va legal existente para provocar cambios revoluciona-rios.

    Hay, por ltimo, una tercera vertiente crtica del proceso degobierno entre 1970 y 1973, que a su tiempo dar paso a la visinrenovadora de la izquierda. Al decir de estos crticos, fundamental-mente intelectuales, no exista conciencia, en ese entonces, de queel camino emprendido solamente llevara al socialismo despus deuna lenta construccin hegemnica, aplicando un concepto propiode Gramsci, pues "se trataba, dice Moulin, de crear un nuevo uni-verso terico, con otras categoras y tesis que las que haban servi-do desde octubre de 1917. No existi ninguna conciencia refunda-dora. Todo lo contrario, el esfuerzo constante fue demostrar el ca-rcter revolucionario del proceso, segn los parmetros y exigen-cias del modelo clsico. Esa convulsin dramtica por ajustarse alas exigencias de una "poltica revolucionaria" revela la incapaci-dad de hacer teora desde la propia prctica".21

    19 Bascun Edwards, Carlos: "Los part idos de izquierda en Chile (1973-1983) El Partido Comunista". Documento de trabajo Icheh, 1981, pg.15.

    20 Smirnow, Gabriel: La revolucin desarmada. Chile 1970-1973,edicionesERA, Mxico, pg. 249.

    21 Moulin, Toms: "Crtica a la crtica marxista de las democracias burgue-sas", aparece en la obra colectivaAmrica Latina 80: Democracia y Movi-miento Popular, Deseo, Per, 1981, pg. 45.

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    Blas Tomic agrega, por su cuenta, que uno de los errores gra-ves de la Unidad Popular fue "el tratamiento francamente simplis-

    ta a todo el fenmeno de las capas medias. La categora analticacon que los dirigentes de la izquierda englobaban a esos sectores erala de "pequea burguesa" usada en su connotacin clsica. . . LaUnidad Popular no conceptualiz adecuadamente ni el origen his-trico ni los rasgos estructurales de la crisis hegemnica que con ellavino a desencadenarse. . . como consecuencia de ello se alien elpotencial apoyo de las capas medias a un proceso dirigido por la iz-quierda poltica".22

    Desde luego, todas estas crticas hechas en el momento de re-

    composicin de la izquierda y mantenidas despus, hacen que el le-ninismo vaya perdiendo su hegemona en ese conglomerado, lo queposibilitar vislumbrar una tendencia renovadora. Sin embargo, conel posterior desarrollo de la dinmica poltica a partir de la crisis e-conmica, han vuelto a aparecer tesis tributarias del campo doctri-nal marxista-leninista clsico.

    En efecto, la convocatoria actual de los grupos de izquierda,principalmente del Movimiento Democrtico Popular (MDP), es si-milar al discurso de la izquierda tradicional de los aos 67-70, cuan-do su norte era la agitacin de masas. No es aventurado, entonces,

    plantear la hiptesis de que si la izquierda del MDP de hoy fuese go-bierno, luego de desprenderse de los sectores renovadores, cada vezms disminuidos, aplicara las mismas tesis leninistas, cuidando talvez de no descuidar el problema de la "unidad de la vanguardia".

    2 El Nuevo Significado de la Unidad Popular

    La reorganizacin de los aparatos partidarios fue poniendo envigencia el tema de la crisis direccional de la izquierda y con ello el

    cuestionamiento de la Unidad Popular como instancia poltica. Aldecir de Manuel A. Garretn, en ese momento aparecen dos dimen-siones de la problemtica de la izquierda. "Una apunta a la capaci-dad de constituirse en actor significativo y de superar su dimensinadaptativa y moldear las nuevas realidades, y dos, debe abordar lacuestin ideolgica donde los problemas principales a superar dicenrelacin con la relativa rigidez de su tradicin terica, una cierta vi-sin esquemtica de la sociedad y un lenguaje que contribuye al ais-lamiento de las fuerzas sociales no directamente invocadas en suproyecto poltico".23

    As, en este juicio crtico de la UP, como condicin para vol-ver a ser un actor significativo, el dirigente socialista Jorge Arratesostiene que al ser distintas las condiciones, la izquierda requiere de

    22 Tomic, Blas: "Condiciones histricas del rgimen militar y de su oposi-cin", en revistaMensaje pg. 282 de marzo-abril de 1980.

    23 Garretn, Manuel Antonio:Procesos polticos. . .,ya citado, pg. 45.

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    un nuevo proyecto "que se caracterice por la efectiva comprensindel significado de nuestra experiencia y las razones de nuestra derro-

    ta. No basta con retocar el antiguo programa de la UP. . . hay quevolver a la base una problemtica para reflexin y discusin quefructifique en una nueva propuesta democrtica y socialista paraChile".

    24

    El juicio del ex senador Aniceto Rodrguez sobre la UP es con-tundente: "En el exilio, la Unidad Popular ha vegetado en un proce-so de unidad formal que jams abri debate crtico y autocrtico pa-ra ubicar los errores del pasado y renovarse creativamente para res-ponder con eficiencia a los desafos nuevos".25

    No menos duro es el ex Ministro Pedro Vuskovic, quien afirmaque "la UP constituye hoy una sombra del pasado".26

    En 1979 eran no ya personalidades de izquierda sino que trespartidos de la coalicin quienes la criticaban cidamente. En efecto,en declaracin conjunta emitida en Mxico, el Mapu, el Mapu Obre-ro y Campesino y la Izquierda Cristiana sostenan que la UP de-muestra "falta de iniciativa, carencia programtica, ausencia de unadiscusin profunda en su seno y un precario funcionamiento colec-tivo en Chile".27

    Hay que hacer notar que fue el Partido Comunista el que msse afan en la defensa y mantencin de la Unidad Popular, comoinstrumento unitario de la poltica de izquierda. Slo que haba quehacerle algunas adecuaciones, que no eran otras que establecer allsu propia hegemona.

    La crtica de la Unidad Popular era, analticamente, necesaria,para un sector poltico que tena como tarea central reconstituirsecomo sujeto poltico. Ello era as, no por capricho sino porque lasociedad chilena estaba experimentando nuevas realidades producto

    de hondas transformaciones. No bastaban antiguas convocatorias,sino nuevos enfoques. De ah el nacimiento de la pugna entre reno-vadores y tradicionalistas dentro de la izquierda. Ahora bien, en lamedida en que el mpetu fundacional se ha ido desdibujando, tien-den a rebrotar tendencias que pregonizan unidades cupulares ya co-nocidas, que bien podran llamarse Unidad Popular.

    24 Entrevista a Jorge Arrate en Chile-Amrica, Nos. 54-55, junio-julio de1979 en Dossier sobre "Crisis del Socialismo Chileno".

    25 Entrevista a Aniceto Rodrguez Arenas enChile-AmricaNos. 54-55, ju-nio-julio de 1979, en Dossier sobre "Crisis del Socialismo Chileno".26 Entrevista a Pedro Vuskovic enChile-Amrca,Nos. 54-55 de junio-julio

    de 1979, en Dossier sobre "Crisis del Socialismo Chileno".27 Vase la declaracin conjunta de los partidos Mapu, Mapu O.C. e Izquier-

    da Cristiana en mayo de 1979, enChile-Amrca Nos. 54-55, de junio-ju-lio de 1979. Tambin puede verse otra declaracin conjunta de los trespartidos: "Nuestro acuerdo para la lucha" de mayo de 1980, aparecidaenChile-AmrcaNos. 64-65dejulio-septiembre de 1980.

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    3 Los Niveles de la Recomposicin Orgnica

    Al asumir los partidos de izquierda la tarea de reconstituirse,la cuestin a abordar es si lo hacen de acuerdo a los parmetros tra-dicionales y preexistentes, o bien, los que emergen son nuevos acto-res polticos.

    El asunto apunta a varios aspectos: al tipo de partido poltico;a los partidos mismos en cuanto tales y a los ejes de la accin polti-ca.

    Tomando la parte ms simple, digamos que los partidos polti-cos de izquierda son prcticamente los mismos del perodo 70-73,

    salvo que su grado de fragmentacin es elevadsimo.Los comunistas permanecen intactos y las deserciones que ven-drn luego, como la de Luis Razeto y Alejandro Rojas sern msbien a ttulo personal. Los radicales permanecen: slo sufren una di-visin por los aos 77 78 cuando un grupo de dirigentes radicadosen Chile se va a la Social Democracia. El Mapu OC sufre desercionesindividuales, particularmente de su sector intelectual que va a que-rer con prisa asumir una postura renovada. El Mapu se divide en1976 cuando un grupo de militantes empieza a advertir el cambiodel basamento doctrinario el leninismo y se margina para defen-

    der su vigencia: forman el Mapu de los Trabajadores cuyo mximodirigente es Eduardo Aquevedo. La Izquierda Cristiana permanecetambin y sufre deserciones de tipo personal tales como las de Al-berto Jerez, ex senador y la del ex diputado Julio Silva Solar. ElPartido Socialista es, sin duda alguna, la tienda que sufre ms divi-siones, contndose numerossimos grupos que invocan una mismaraz en el tronco socialista: en 1977 aparece la Coordinadora Na-cional de Regionales dirigida por Pedro Vuskovic, de clara afirma-cin leninista. Por esa misma fecha se constituye la Tendencia Hu-manista, dirigida por el ex senador Aniceto Rodrguez, que desco-noca a las autoridades del partido. En 1979 viene la gran divisinentre las fracciones de Altamirano y de Almeyda; despus surgirngrupos menores como "La Chispa", la "Tendencia Vanguardia", los"suizos" entre otros.

    No hay, entonces, partidos nuevos que reflejen nuevas tenden-cias y tampoco se evidencian fusiones que consagren los acerca-mientos ideolgicos que se van produciendo. A su turno, la Conver-gencia Socialista ser, sin embargo, el intento ms serio por confi-gurar algo de ese tipo.

    Manuel Antonio Garretn es quien con ms dureza comenta elproblema de la recomposicin de los partidos de izquierda. Sealaque haba un espectro de partidos que "correspondan a una reali-dad social y poltica que ya desapareci". Afirma que en la izquier-da hay una tradicin vigente; ideas fuerzas del pasado, presente;smbolos y nombres con capacidad de convocatoria popular. A par-tir de ese reconocimiento plantea varios interrogantes como "Lospartidos de izquierda se limitarn a una accin adaptativa o contri-

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    buirn a recrear la accin poltica; se mantendrn a la expectativa,al margen de las nuevas realidades, o contribuirn a crearlas y mol-dearlas, buscarn preservarse como aparatos cristalizados en esperade condiciones democrticas para reemerger y convocar en torno aviejas identidades y smbolos, o buscarn penetrar y ser penetradospor la sociedad desde ahora. . . son precisamente estas suposicionesdice las que llaman a la accin racional y deliberada, las que exi-gen un acto de voluntad poltica que marque la diferencia entre lainercia conservadora o mera sobrevivencia y un proceso de renova-cin. Porque se trata ahora no de mantener estructuras sino de seractores significativos en la sociedad".28

    Esta renovacin debe considerar tres elementos: uno, adecuar-se a una realidad que muestra convergencia y divergencias ideolgi-cas que las atraviesan distintas organizaciones, haciendo a veces irre-conocibles diferencias polticas que no sean la pura pertenencia aorganizaciones distintas. (Sucede esto con los militantes de la IC,del Mapu y del Mapu OC); dos, se debe reemplazar el concepto departido destacamento para dar paso a otro capaz "de recoger laextrema diversidad del sujeto popular", abriendo paso a una efecti-va democracia interna, dejando de lado "frmulas viejas de manual,bajo cuyo nombre se esconden en definitiva o formas autoritarias o

    transacciones que manipulan clientelas",29 y por ltimo, debe darseuna nueva relacin entre partido y sociedad, donde aqul estdispuesto a ser interpelado por esta ltima. "Ello obliga, diceGarretn, a la reconstruccin del diagnstico que la izquierda tienede la sociedad chilena, en el que se abandone definitivamente lavisin determinista de clases, grupos y organizaciones sociales. Lasociedad chilena no es la de 1970 ni la de 1973. Ella ha pasado porprofundas recomposiciones estructurales, pero tambin por recom-posiciones valorativas y culturales. Es hora de asumirlas".

    Con lo anterior se responde al asunto sobre le redefinicin deltipo de partido que la izquierda debe experimentar. Bsicamente to-do apunta hacia una renovacin que supere el concepto leninista departido poltico.

    El otro nivel dice relacin con las premisas sobre las cuales sedebe desarrollar la poltica de la izquierda. Aqu las proposicionesson claramente tributarias del pensamiento de Gramsci. TomsMoulin, por ejemplo, propone los siguientes ejes como premisas b-sicas de una accin poltica de izquierda:

    1 Pensar en poltica como bsqueda racional del consenso y no

    28 Garretn, Manuel Antonio: "Vigencia, crisis y renovacin de los partidosde izquierda", enChile-AmricaNos 64-65 de julio-septiembre de 1980,pg. 109 y sgtes.

    29 Ibidem.30 Ibidem.

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    como el aprovechamiento de coyunturas en funcin de la mo-vilizacin de masas.

    2 Pensar la accin poltica como realizacin de grados cada vezmayores de democracia.3 Entender que "el consenso obtenido determina en cada mo-

    mento los lmites del programa de cambios. . . Es evidente queel consenso como pacto social no permite la existencia de cla-ses excluidas dentro del campo poltico.

    4 La direccin del cambio deber ser la instalacin de la demo-cracia o su perfeccionamiento, porque es a partir de ella que eltema del socialismo se plantea.

    5 No confundir la accin poltica de la izquierda con una accinen pro del estatismo. .. "debe asignrseles mayores responsabi-lidades a los poderes locales, no slo por un problema tcnicode diversificar los mbitos de decisin, sino tambin para noconcentrar la totalidad de competencias y atribuciones en unalite que opera inevitablemente como canal de intermediacinde todas las demandas y reivindicaciones".31

    En buenas cuentas, lo que se redefine en la accin poltica dela izquierda es el tema de la democracia. Sobre l volveremos ms

    adelante.4 Caracterizacin del Rgimen Militar y Poltica de Alianzas

    Finalmente, dentro de esta parte del trabajo, tocaremos algoque empieza a perfilarse en el perodo de recomposicin: la polti-ca de alianzas sustentada por los partidos de izquierda.

    Para ello debemos abordar primero otro tema, que es el de lacaracterizacin que le dan al gobierno militar instalado en 1973, yaque de eso depende la poltica de alianzas a seguir.

    Hay un sector tradicional que parte siendo muy amplio en losaos 74 y siguientes, que sostiene que el rgimen que preside el ge-neral Pinochet es de tipo fascista. La inspiracin de esta tesis, obvia-mente, es de signo leninista, y posibilita entonces dejar de lado sinrenunciar a ellas claro est las cuestiones ideolgicas, para centrarlos esfuerzos en combatir al enemigo comn.

    Para otros sectores, que sern la base de las tendencias renova-doras, el gobierno militar es un rgimen autoritario institucional quetiene por finalidad la refundacin del Estado para desde all impul-sar un proyecto poltico de recomposicin capitalista. Esta concep-cin pone el nfasis en el aspecto fundacional del nuevo rgimen,para captar las transformaciones sociales que se irn produciendo ydesde all, entonces, elaborar una poltica de oposicin.

    31 Moulin, Toms: "Democracia, Socialismo y Proyecto Nacional" en obracolectiva Futura Institucionalidad de la Paz en Chile, Cisec 1977, pgs.33 a 36.

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    El debate en la izquierda sobre la caracterizacin del gobiernomilitar, que someramente hemos mostrado aqu, produjo en su o-portunidad hondas trizaduras e inagotables discusiones.

    Ahora bien, qu tipo de proyecto de alianzas polticas se des-prende de aqu?

    En el primer caso, la respuesta es obvia: el Frente Antifascista,donde tienen cabida todas las expresiones polticas que sean adver-sarias al rgimen militar, no importando su ideologa ni su compor-tamiento poltico previo a 1973. Por eso es que los comunistas alconvocar a la constitucin de este frente llaman a toda la Democra-cia Cristiana y no a una parte de ella, como ocurra antes, y hasta a

    sectores de la derecha poltica que tienen el carcter de disidentes.El desarrollo de la lucha poltica tiene entonces dos momentos cla-ramente diferenciables: uno, aquel en que todas las fuerzas oposito-ras al rgimen luchan juntas por sustituirlo, y la otra, en la que lo-grado tal objetivo, cada cual recupera su propia identidad para lu-char por sus propios proyectos polticos. Lgicamente que en la pri-mera etapa se concibe, como transicin, la formacin de un gobier-no provisional, integrado por todas las fuerzas del frente. Esto, porlo dems, no ha variado, y se lo hemos ledo a don Manuel Almey-da, presidente del Movimiento Democrtico Popular.

    La Democracia Cristiana, en su oportunidad, no acogi el lla-mado al Frente Antifascista. Tampoco simpatiza con la propuestadel MDP.

    Lgicamente, la tesis del Frente Antifascista y su amplitudhacia sectores no izquierdistas, para su aprovechamiento coyuntu-ral no es del agrado de sectores ultristas, como lo son, por ejem-plo, la Coordinadora Nacional de Regiones y el MIR, los que propi-cian la formacin de un Frente Revolucionario que luche directa-mente por el derrocamiento del gobierno militar y por el estableci-

    miento, todo en un solo acto, del socialismo.

    32

    El MIR, ms adelante, entrar a jugar un doble juego: por unlado, la mantencin de la perspectiva insurreccional, pero, por otro,tambin, el lograr establecer ciertos grados de entendimiento confuerzas polticas no de izquierda. Significativa, en este sentido, meparece la atenta carta que Andrs Pascal le enva al presidente de laDemocracia Cristiana, Gabriel Valds, en noviembre de 1982.33

    En el segundo caso, la poltica de alianzas tiene otro sentido:se trata de construir bloques polticos que aseguren la hegemonaen torno a un proyecto poltico. Para oponerse al rgimen es bueno

    un entendimiento con otras fuerzas polticas no de izquierda, pero,a diferencia del Frente Antifascista, no congelando la cuestin ideo-

    32 Vase Vuskovic, Pedro:Una Sola Lucha, Iepala, Espaa, 1978.33 Carta de Andrs Pascal Allende, secretario general del MIR, a Gabriel Val-

    ds Subercaseaux, presidente de la Democracia Cristiana, enEl Rebeldede diciembre de 1982.

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    lgica, pues es precisamente con tales herramientas como se van aabordar las nuevas contradicciones que a nivel estructural y de valo-

    res generan los cambios sociales. Es decir, es una alianza "ms cons-ciente" de su papel a fu tu ro y por lo tanto jun to con ser una alianzade tipo poltico, lo es tambin y primordialmente de tipo socialy cultural. En la valoracin de la democracia, punto de acuerdo detodas las fuerzas convocadas, se debe incluir la idea de que el socia-lismo es el punto culminante de la democracia. Superado el momen-to inicial, la tarea prosigue en el mismo sentido, con los cambiosformales que son de esperar. Si bien el socialismo no se alcanza porel solo hecho de acceder al Estado como ocurrira al decir de losprimeros, tampoco es una tarea que se pueda posponer en aras deuna poltica de etapas: es una tarea diaria donde la orden del daes ir construyendo la hegemona.

    Moulin es partidario de la segunda opcin en materia de po-ltica de alianzas: "El eje agitativo debe ser reemplazado por elconstructivo, que apunta hacia la reorganizacin de clulas, la gene-racin de tejido social. El nfasis cultural debe primar sobre el nfa-sis llamado "poltico", tacticista y organizacional, que impide pen-sar la accin poltica como una experiencia de formacin, de educa-cin popular. El nfasis cupular debe ser desplazado por el nfasis

    en el trabajo de base y los partidos deben ser vistos como centrosde coordinacin y sntesis de una prctica popular diversificadams que como depositarios de la teora que es necesaria aplicar".34

    III La Izquierda: La Ruptura del Discurso Tradicional

    1 Del Ultrismo a la Democracia: un Regreso Instrumental

    Entre 1979 y 1981 la izquierda vive un perodo de honda cri-sis, el que se haba gestado en el proceso que hemos descrito comomomento de recomposicin.Divisiones y virajes, nuevos proyectos polticos e inmovilismo.Ellos son los ingredientes contradictorios de un perodo en que yaestablecida la recomposicin de los actores, lo que urge a la izquier-da es redefinir su perfil ideolgico y, consecuentemente, su accinpoltica, ante las nuevas condiciones del pas que a esas alturasaparecen como innegables hasta para el ms recalcitrante opositoral rgimen.

    Se tiene la certeza de que el gobierno no cae, como se crey en

    los aos iniciales, y se ve, adems, que ste lleva a cabo con relativatranquilidad los procesos de institucionalizacin poltica y de insti-tucionalizacin social, tambin llamada "poltica de modernizacio-nes sociales".

    34 Moulin, Toms: "Dictaduras hegemonizantes y alternativas populares",documento de trabajo deFlacso, septiembre de 1981, pg. 28.

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    Es el tiempo de la aguda divisin socialista, del viraje comunis-ta hacia la insurreccin; de la liquidacin definitiva de la Unidad Po-

    pular; de la aparicin de la Convergencia Socialista.Surge entonces un tema central en el nuevo discurso de la iz-quierda: la valoracin de la democracia como la forma de conviven-cia social de un lado, y como mtodo de resolucin de conflictospor otro. As es como Carlos Altamirano seala en un Congreso desu sector celebrado en 1980 lo siguiente, que puede ser interpretadoo como viraje o bien como una demostracin leninista de camuflaje."Ha sido una leccin, dice, derivada de nuestra experiencia reciente,el haber menospreciado las conquistas democrticas alcanzadas pornuestro pueblo, a desconsiderar algunos logros evidentes de la de-

    mocracia liberal, que el socialismo no elimina, sino, por el contrario,profundiza".35 Luego agrega Altamirano la correspondiente dosis deambigedad, o por lo menos el derecho a interrogarse sobre qu de-mocracia est hablando: "Todo este conjunto de ideas acerca de lavinculacin entre democracia y socialismo nada tiene que ver con lailusin de que el cambio social podra llegar a ser el resultado de unidlico y progresivo desarrollo democrtico".36

    En todo caso, advirtamos que aqu nuevamente est presentela concepcin mesinica del socialismo: slo el pueblo encontrar su

    felicidad y su realizacin. Todo lo que no es socialista, por lo tanto,debe considerarse como alternativa falsa. No se cree que por estava, cualquiera sea el color de su pavimento, se transita inevitable-mente al totalitarismo?

    La Izquierda Cristiana, por su parte, en el Pleno de marzo de1980, toca tambin el tema de la democracia. All se dice que "lavinculacin profunda entre democracia y socialismo, es el factorque asegurar en el futuro un progresivo, constante y sostenido tras-paso de la riqueza y el poder poltico a la mayora del pueblo chile-no".37 Para ella, democracia es sinnimo, al decir de los acuerdos

    del Pleno citado, de participacin, autogestine igualitarismo.Es saludable la valoracin que se hace de la democracia, peroes bueno tener presente que es peligroso identificar democracia ysocialismo, pues en tal caso quien no es socialista es antidemocrti-co. Una cuestin clave de la democracia es la alternancia en elpoder. Cabe entonces preguntarse si en un rgimen de democraciaplena la izquierda aceptar el principio de alternancia en el poderpoltico de opciones valricas distintas, especialmente si ella esgobierno, o volver la izquierda a hablar de procesos irreversibles y

    mostrar la instrumentalidad de la democracia?Ricardo Lagos, al parecer, ya ha esbozado una respuesta a estainquietud. Ha sostenido en entrevistas de prensa que en el futuro,

    35 Altamirano Orrego, Carlos:Ocho Tesis sobre una estrategia socialista pa-ra Chile,1980, mimeo.

    36 Ibidem.37 Izquierda Cristiana, Pleno de marzo de 1980, mimeo.

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    de ser ellos los detentadores del poder poltico, habr exclusiones yhasta ha precisado que estarn excluidos de la vida cvica todos los

    chilenos que hayan colaborado con el actual rgimen.38,39

    En efecto, porque se cree que la valoracin de la democraciaresponde en varios sectores de la izquierda a un tacticismo ms, esque conviene recordar aqu a Lenin: "La ms fiel devocin a las i-deas del comunismo debe unirse al arte de consentir todos los com-promisos prcticos que sean necesarios: contemporizaciones, "cule-breos", maniobras de conciliacin y retirada, etc."40

    Contribuye a un cierto escepticismo el pensamiento de un des-tacado socialista, de larga trayectoria, y que hoy est por una postu-

    ra renovadora: Osear Waiss. Mientras muchos afirman con gran a-centuacin que se debe abandonar la dictadura del proletariado co-mo concepto y como etapa en el advenimiento del socialismo, Waissse encarga de contarnos, as como lo hizo Lagos, la verdad que esten el fondo del asunto: "Cuando los socialistas hablamos de la Re-pblica Democrtica de Trabajadores no ignoramos que ella deberreprimir los intentos de involucin propiciados por los grupos privi-legiados, pero evitamos usar el trmino "dictadura", en cuanto alenunciarla estamos provocando reacciones negativas y creando anti-cuerpos propagandsticos".41

    Claro est que al lado de esta versin instrumentalista camufla-da de la democracia que muestra un sector de la izquierda, se man-tienen otras dos posiciones: la del Partido Comunista y sus seguido-res, quienes sin rodeo sostienen que la democracia liberal es mera-mente formal, y al otro lado de la barrera, la posicin de algunos in-telectuales, cuyo aporte al debate poltico ha sido valioso, y queconsideran que la democracia s es un valor no instrumental. Susafirmaciones le han costado no slo crticas de parte del resto de laizquierda, sino tambin el rompimiento de viejas lealtades partidis-tas. Garretn dice, por ejemplo, que, respecto de la democracia, laizquierda debe tener "un ajuste de cuentas terico, ms all de unadeclaracin discursiva. Afirmar que la democracia como uno de losfines de la sociedad implica compromisos ms radicales que afirmar-la slo como un medio que se puede cambiar si hay otros ms efica-ces".42

    38 Entrevista a Ricardo Lagos aLa Tercera, 11 de diciembre de 1983.39 Ver mi opinin al respecto en "Comentario a entrevista de Lagos: Inge-

    nuidad poltica", de Andrs Benavente, La Tercera 18 de diciembre de1983.

    40 La cita de Lenin ha sido tomada del libro de Fernando Moreno Valen cia :La Herencia Doctrinal y Poltica de Karl Marx, Ilades 1979.

    4 t Waiss Band, Osear: "Socialismo y Hegemona" en Nueva Sociedad, N62, septiembre de 1982, pg. 100.

    42 Garretn, Manue l Antonio: Vigencia, crisis y renovacin de los partidosde izquierda, ya citado.

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    2 La Divisin del Partido Socialista

    Uno de los elementos cruciales de la crisis de la izquierda loconstituye la divisin del Partido Socialista en 1979. Si bien el par-tido estaba ya fraccionado y en 1977 se haba producido tambinuna divisin importante al marginarse el grupo de Vuskovic que da-r origen a la Coordinadora Nacional de Regionales, va a ser en estadivisin donde van a salir elementos determinantes: de un lado, lamantencin del fondo ideolgico leninista, y de otro, el asumir latarea de un socialismo renovador.

    La chispa que hace estallar la divisin fue la eleccin de Clodo-miro Almeyda como secretario general del partido, desplazando aCarlos Altamirano. Este y sus seguidores no aceptan tal resolucin yse marginan de esa colectividad, formando tienda aparte e invocan-do el nombre oficial del partido.

    En un trabajo anterior describamos al Partido Socialista como"un partido poltico que siempre se caracteriz por ser el recep-tculo de cuanta variacin en el marxismo internacional ocurra, adiferencia de la obediencia militar de los comunistas respecto de laortodoxia moscovita. As, por ejemplo, el PS mostr en su pocacaracteres trotskistas; despus titostas cuanto Tito rompe con la

    Unin Sovitica; en la dcada del 60 recibe el impacto de la Revolu-cin Cubana; durante el gobierno de Allende sus principales dirigen-tes se inspiraban en las posiciones que entonces sustentaba Debray.Ahora, al parecer, dentro de un sector del socialismo, la moda esGramsci. Atenindonos a su trayectoria histrica, no pecaramos delivianos si afirmramos que no se puede decir si esta inspiracin va aser duradera o efmera".43

    Un rpido muestreo de las tendencias que protagonizan la divi-sin que comentamos, nos da la siguiente caracterizacin:

    Clodomiro Almeyda declara que su sector es marxista leninis-

    ta, es partidario en la accin contingente de la va insurreccional,pero donde la superacin del actual rgimen se confunde con la ins-talacin del socialismo; se muestra defensor del concepto de dicta-dura del proletariado.

    Jorge Arrate, dirigente del sector altamiranista, despus deno-minado Partido Socialista XXIV Congreso, dice que su fraccin nosigue al leninismo, que no acepta el concepto de dictadura del prole-tariado al encontrarlo contrapuesto, a diferencia de Waiss, a la tesisde la Repblica Democrtica de Trabajadores que supone una orga-nizacin democrtica del Estado y un necesario pluralismo; se mues-tra contrario a la va insurreccional, siendo partidario, en cambio,de la movilizacin de masas.

    Es sin duda Carlos Altamirano quien va a precisar la lnea de

    43 Benavente Urbina, Andrs: "Convergencia Socialista: Afirmaciones, con-tradicciones y perspectivas",Icheh 1983, pg. 32.

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    su fraccin en el Gobierno de 1980. Dice que el socialismo es unpartido obrero que lucha por construir una sociedad de trabajado-

    res, "sin embargo, el partido debe ser un partido nacional, en elsentido que debe identificarse y confundirse con los intereses de laabrumadora mayora de las capas dominadas de la sociedad. En unapalabra, debe identificarse con los intereses de la nacin chilena. . .El carcter de partido nacional de la clase obrera obliga tambin areconocer la legitimidad de los intereses y aspiraciones de los otrosgrupos sociales. La clase obrera debe asumirlos como propios y bus-car diversas formas de convergencia, de modo de convertirse en cla-se hegemnica nacional".44Est muy clara en la cita la influencia deGramsci, de quien se toman conceptos polticos bien definidos. Pe-ro as como a Aniceto Rodrguez le penan los acuerdos del Congre-so de Chillan, perjudica su ultrismo de los aos 70 y 73.

    El sector de Almeyda se convirti en firme aliado del PartidoComunista y del ultrismo en general, en tanto que el sector de Al-tamirano fue adoptando una postura renovadora, donde algunoshan teorizado sobre ella. Parte de l est en la Alianza Democrti-ca.45 La divisin socialista no culmina con la crisis de 1979, puesse desprendern nuevos grupos, tanto del sector Almeyda (grupoStuardo) como del de Altamirano (grupo La Chispa).

    3 La Convergencia de los Cristianos de Izquierda

    En los finales de la dcada de los 60 el Mapu, al separarse de laDemocracia Cristiana, pretendi ser una expresin de los cristianosde izquierda: termin siendo un partido marxista ms. En 1971 laIzquierda Cristiana nace para ser el cauce de esos cristianos que elMapu haba dejado de lado y que no se sentan representados porla postura centrista de la DC: termina tambin dentro de las aguasmarxistas.

    Curiosamente, despus de la recomposicin partidaria, estospartidos, ms el Mapu Obrero y Campesino que se haba formadoen 1973, vuelven a invocar el argumento fundacional de la primerahora para querer llenar un espacio determinado en la vida poltica.Y otro rasgo interesante: estos partidos, separados por diferenciastcticas en el gobierno de Allende, empiezan a converger para for-mar una sola fuerza poltica de los cristianos de izquierda. As lo

    demuestran las declaraciones conjuntas de los tres partidos firmadasen Mxico, una en 1979 y otra en 1980. Indudablemente que ha-ban recibido dos aportes, uno que podra ser considerado ideolgi-co y otro de la experiencia poltica. El primero, el desarrollo de la

    44 Altamirano, Carlos:Ocho tesis. . .ya citado.45 Vase Arrate, Jorge: El socialismo chileno: rescate y renovacin,edicio-

    nes Instituto para el Nuevo Chile, Holanda, 1983.

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    teologa de la liberacin desplegada en la dcada del 70. El segundo,la participacin de grupos cristianos en la revolucin sandinista.

    Fue la Izquierda Cristiana la que en su Pleno de marzo de1980, al dar por liquidada la Unidad Popular, da un paso significati-vo para cristalizar orgnicamente esta convergencia: "Bloqueadas lasinstancias orgnicas unitarias, se torna para la Izquierda Cristianauna exigencia inaplazable en impulsar con autonoma todo tipo deiniciativas encaminadas a romper el inmovilismo".46

    La Izquierda Cristiana ya haba dejado de hablar el lenguaje le-ninista de 1973, y ahora levantaba como bandera la No ViolenciaActiva47 e invocaba la doctrina de los Padres de la Iglesia para reafir-mar sus propias propuestas contingentes.

    Se traduce lo anterior en una fuerte presencia en Chile demiembros de estos partidos en organismos de la Iglesia Catlica opatrocinados por sta. Las Comunidades Cristianas Populares, inser-tas en la teologa de la liberacin, son una suerte de nucleamientoprimario de estos sectores, de igual modo que rganos de publicidadde ciertos sectores eclesisticos abren tempranamente tribuna a re-presentantes de este pensamiento.

    En 1982 el Mapu Obrero y Campesino celebra un Pleno dondejunto con abordarse el tema de la Convergencia Socialista, que vere-mos luego, hace referencia al tema de la convergencia de los cristia-nos de izquierda. Da por superada la circunstancia de que la izquier-da descanse sobre un eje comunista-socialista, pues los comunistasen su dogmatismo se han ausentado de la realidad de la izquierda debase para irse al ultrismo, y el Partido Socialista por s solo, dada sufragmentacin, "no es capaz de producir la sntesis histrica y prc-tica que el movimiento popular requiere". De lo anterior se infiereque es necesario iniciar un proceso tendiente a constituir un partidonuevo: "Concebimos la creacin de la nueva fuerza poltica como

    un proceso que se deber dar en varios niveles y diversos mbitos,cuya culminacin ser la constitucin de un nuevo partido".48Esta nueva fuerza poltica, anunciada por el Mapu OC, y com-

    partida por los otros dos partidos, intenta asumir la posicin reno-vadora de la izquierda, llegando a conformar un polo dentro de ella.Sin embargo, no logra concretarse. Por eso es que citamos esta pro-blemtica en esta parte del trabajo: en la elaboracin de respuestas

    46 Pleno de la Izquierda Cristiana, marzo de 1980, mimeo.

    47 Vanse algunos escritos del dirigente Eugenio Daz, tales como "Haciauna democracia integral",AnlisisN 27, septiembre de 1980; "Renova-cin Democrtica: aprender de la prctica", enAnlisis N 29, diciembrede 1980; "Violencia o no violencia: una falsa polmica", enAnlisis N33, abril de 1981. Y, particularmente, "No violencia activa: un mtodode lucha", enAnlisis N 35, junio de 1981.

    48 Partido Mapu Obrero y Campesino, Pleno de 1982:Hacia la creacin deuna nueva fuerza poltica, documento de discusin, pg. 12.

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    en medio de la crisis de la izquierda. La convergencia de los grupospolticos cristianos de izquierda se va a intentar encauzar primero

    en la Convergencia Socialista y, desaparecida sta como proceso or-gnico multipartidista, se va a canalizar en el llamado Bloque Socia-lista, donde, empero, ingresa al Partido Socialista XXIV Congreso.Todo parece indicar que estos sectores van a terminar siendo losaliados naturales del eje socialista que daban por superado.

    4 La Convergencia Socialista: el Intento Renovador en la Crisis

    La convergencia de los partidos cristiano-izquierdistas, ms sec-tores socialistas que estaban bajo la influencia gramsciana y los inte-lectuales renovadores de la izquierda van a ser los protagonistas deldenominado proceso de Convergencia Socialista, otro de los mo-mentos del perodo de crisis de la izquierda, pero que implica labsqueda de una salida.

    El proceso se da en Chile y en el exilio. En este ltimo, tienesu partida con el encuentro de Ariccia de enero de 1980.

    Entretanto, en Chile un grupo de intelectuales en el mismo ao80 se da a la tarea de analizar los nuevos perfiles ideolgicos de unaposicin de izquierda renovada. Aqu estn Manuel Antonio Garre-

    tn, Toms Moulin, Jos Joaqun Brunner, Eugenio Tironi y otrosms. En agosto de ese ao elaboran un documento tituladoFunda-mentos de una Propuestade donde vamos a extraer varias citas quenos permitan caracterizar la convergencia en sus momentos iniciales.

    All se define a la convergencia como "un proceso poltico quese propone aportar a la superacin de la crisis de la izquierda, a par-tir de un mayor acercamiento entre partidos que comparten una co-mn identificacin con el socialismo chileno. . . La ConvergenciaSocialista persigue la progresiva integracin, en un nuevo y comnespacio, de las diversas expresiones que en la actualidad tratan de

    responder a la demanda democrtico-socialista de vastos sectores denuestro pueblo".49Se fijan como tarea la de propender a la renovacin del marxis-

    mo en Chile: "Un factor fundamental de la renovacin del socialis-mo chileno es la adopcin de un marxismo crtico, en permanentebsqueda y creacin, abierto al provenir de otras vertientes tericasy culturales, contrario a toda manipulacin dogmtica y a todo con-gelamiento de su esencial contenido revolucionario".50 En Chile semantiene, entonces, la clara hegemona del pensamiento marxista

    en el espacio de la izquierda poltica. Seala que, a diferencia de laizquierda tradicional, se debern tomar en consideracin las nuevastransformaciones sociales que han venido a configurar un nuevo es-

    49 Convergencia Socialista:Fundamentos de una propuesta en set de docu-mentos bsicos de la Convergencia. Mimeo 1983, pg. 4.

    50Op. Cit. pg. 7.

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    cenario poltico y social, lo que a su vez constituye "un nuevo esce-nario para el quehacer poltico popular y democrtico", donde ad-

    vierte un divorcio entre el llamado movimiento social y los partidospolticos: "El nuevo movimiento social se caracteriza por sus rasgoscorporales, reivindicacionistas y cortoplacistas, mientras que el mo-vimiento poltico preserva sus caractersticas parlamentarias, invoca-tivas, lineales y organicistas".51

    Sobre su concepcin de socialismo dicen que ste no es slo lasocializacin de la economa, sino que "un programa de socializa-cin del poder social en todos sus niveles. Para lograr que la econo-ma social sea dirigida por los trabajadores, es preciso antes que na-da que la sociedad pueda dirigirse a s misma".52 Sobre la cuestinde la democracia expresan que la experiencia ha enseado a revalo-rar su dimensin "que ayer pudo aparecer como simple dato delquehacer poltico. La propia crisis de los socialismos reales, dondeexisten variados signos de dominacin burocrtica, contribuye a de-sarrollar la crtica del movimiento socialista sobre su propia historiay a reconquistar para s mismo los valores libertarios que se encon-traban en la esencia misma de su surgimiento como teora poltica ymovimiento social".53 Son partidarios de la autonoma del movi-miento social respecto de los partidos polticos, pues "slo un mo-

    vimiento social autnomo es garanta estable contra las deforma-ciones burocrticas del socialismo y la involucin del proceso de de-mocratizacin".

    En 1981 emiten un segundo documento:Un Horizonte Demo-crtico para Chile,donde se ve ms pulida su definicin como movi-miento, as como ms claros los pasos a seguir. "Postulamos, dicen,la renovacin como imperativo. Nos obliga a ello una consideracinsobre la experiencia de la Unidad Popular. . . La experiencia autori-taria, por su parte, ha fortalecido nuestra conviccin democrtica,lo que nos lleva a plantearnos crticamente frente a cualquier dicta-dura y frente a muchas prcticas y concepciones tradicionales de lapropia izquierda".54 Reiterando su adhesin al pluralismo poltico,insisten tambin en sus crticas a los socialismos reales. Con todoesto se va produciendo un progresivo alejamiento de las posturas co-munistas, lo que va a tener su punto culminante en 1982 cuando laizquierda chilena no es capaz de elaborar un documento unitario.

    En enero de 1982 se formula una declaracin donde reclamasu propio espacio poltico: "Pensamos que en Chile la presencia deun socialismo con vocacin y contenidos democrticos, populares

    y nacionales es no slo necesaria, sino inevitable. . . para aseguraresa presencia es preciso una reactualizacin y renovacin del socia-

    51Op.Cit. pg.18.52 Op.Cit. pg.19.53 Op.Cit. pg.19.54 Convergencia Socialista: Un horizonte Democrtico para Chile,en set ci-

    tado pg. 27.

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    lismo chileno". Luego viene una definicin ms concisa de lo queson: "Nos definimos como un espacio poltico de encuentro, debatey creacin que tiene por objeto estimular la renovacin socialistaen diversos mbitos de la sociedad. No somos, ni pretendemos serhoy, un partido poltico, una combinacin de partidos ni un grupode poder. Somos esencialmente un grupo generador de ideas y deopinin sobre el socialismo y las alternativas nacionales. . . nuestrocampo de accin es, pues, el marco terico-ideolgico. . ."55

    Ahora bien, las ideas del Grupo por la Convergencia Socialista,que hemos reseado, encontraron eco en los partidos que dentro dela izquierda venan planteando tambin un anhelo renovador. Pero

    ellos no adhieren al Grupo sino que forman su propia instanciacoordinadora: el Secretariado de la Convergencia Socialista, integra-do por los partidos Izquierda Cristiana, Mapu, Mapu Obrero y Cam-pesino, y Socialista (XXIV Congreso). Entre ambas instancias hayno pocas dificultades en los dos aos que va a durar el paralelismo.

    Los integrantes del Secretariado quieren transformar rpida-mente las ideas y propuestas convergentes en una orgnica, sea staun nuevo partido o una alianza poltica. En tanto que los miembrosdel Grupo insisten en que la convergencia es un proceso de reformu-lacin terica y reestudio ideolgico-poltico, todo lo cual debe cul-

    minar con la elaboracin de un nuevo proyecto histrico.Conscientes de las dificultades que este dualismo importaba,los polticos de izquierda convocan a un encuentro en Madrid enfebrero de 1983, de donde saldra el efmero Movimiento de la Con-vergencia.

    All se prepar un borrador sobre lo que sera el marco ideol-gico-poltico del nuevo movimiento. De l vamos a extraer aquelloselementos que nos parecen centrales.

    El primer elemento es el propiciamiento de una alternativa na-

    cional "sin sujecin a modelos reestablecidos de supuesta validezuniversal". El segundo elemento es la reafirmacin del carcter au-tnomo de la Convergencia "no reconociendo tutoras externas nipolticas ni ideolgicas". Un tercer elemento es su definicin comomovimiento revolucionario, pero le da a esta palabra un contenidosingular: "Lo esencial del carcter revolucionario no est asociadoa la mayor o menor radicalidad de los mtodos, sino al contenidoliberador y emancipador de una propuesta. . . la oferta irresponsa-ble de caminos cortos y simples tiene precios incalculables para elpueblo".56 Un cuarto elemento es la reafirmacin del carcter de-

    mocrtico de la Convergencia, al postularse la democracia "comouna forma de gobierno y de convivencia ciudadana. . . el pueblo

    55 Convergencia Socialista: Declaracin de enero de 1982, en set citado,Pg.72.

    56 Vase "Borrador para la discusin de las Bases Polticas del MovimientoConvergencia Socialista" enGrupo por la Convergencia Socialista: Docu-mentos,1983, pgs. 10 a 15.

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    accede y ejerce en las ms diversas instancias el poder de acuerdocon la ley, de las mayoras con respecto al derecho de las mino-

    ras".57

    Un quinto elemento es la definicin como movimiento hu-manista, un sector lo define como libertaria, pero sealamos que lareal libertad slo se logra en la plena igualdad. Finalmente se mani-fiestan como partidarios de un internacionalismo de los oprimidos.

    Entre los acuerdos de Madrid est el crear una fuerza polticaque exprese lo que es el rea socialista, pero como eso an demora,debe constituirse de inmediato un Movimiento de la Convergenciaque integre a todos los grupos de trabajo, organizaciones sociales ypartidos polticos que adhieren al proceso. Este Movimiento debe

    tener, se estipula, un perfil orgnico claro y un liderazgo polticovisible.Pero los hechos polticos del ao 1983 irn poniendo dificul-

    tades al proceso convergente: desde luego el Movimiento de la Con-vergencia no alcanza a cristalizarse y el Secretariado de la Conver-gencia se disolver. Quedar el Grupo, pero como una expresinms dentro de la izquierda.

    Una de las primeras dificultades que experimenta el procesoconvergente es la reunificacin socialista. Adhera a l el Partido

    Socialista XXIV Congreso. En abril de 1983 este grupo logra unacoordinacin con otros grupos socialistas, previamente ligados porun Comit de Enlace, dando paso a un Comit Poltico de Unidad,una suerte de partido federado. Va a ser este Comit el que va a re-clamar la representacin oficial del socialismo, siendo partidario deque cada partido los aliados de ayer asuma su propio papel. Ade-ms desestiman toda posibilidad de integrarse orgnicamente a laConvergencia. Lo dice su dirigente Jorge Arrate: "La idea de hacerde la Convergencia Socialista un partido, en su sentido corriente, nocontribuye a clarificar su contenido, naturaleza y propsitos, sino

    ms bien a crear en diversos sectores el temor a un supuesto riesgode desidentificacin".58A su vez, el secretario general del Mapu Obrero y Campesino,

    Jaime Gazmuri, seala que el proceso de reunificacin socialista,siendo en s positivo, por la forma en que se est llevando, perjudicael proceso convergente. "Podra conspirar contra el desarrollo de laConvergencia una reunificacin que se hiciera a espaldas de las exi-gencias y los problemas del movimiento popular y el pas. Ella serauna reunificacin que no tendra mayor significacin histrica".59

    La ruptura es ya visible y el proceso de Convergencia quedavirtualmente paralizado.

    57 Ibidem.58 Entrevista a Jorge Arrate en RevistaAnlisis N 61 del 2 de agosto de

    1983.59 Gazmuri, Jaime: Conversando en voz alta, Ediciones Contemporneas,

    1983,pg.159.

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    En marzo de 1983 dos personeros socialistas firman el Mani-fiesto Democrtico: Hernn Vodanovic y Ramn Silva Ulloa (el ter-cero es entonces de la Fraccin Almeyda). Quienes creyeron que a-ll estaba representada la Convergencia se equivocaron, pues sta el25 de ese mes en carta pblica dirigida a los firmantes del Manifies-to les expresa si bien su simpata por la iniciativa unitaria opositora,que ellos no forman parte de l y los invitan a suscribir un "pactoconstitucional" sin exclusiones, es decir, con el Partido Comunistacon plenos derechos.

    Los sucesos posteriores del ao 83 van a hacer que cada sectorpoltico de la izquierda acte por s solo. La Convergencia Socialis-

    ta perder entonces su mpetu inicial, al punto que ser su ncleointelectual el que, de hecho, retendr la identidad de un procesoque antes haba llegado a conformar todo polo poltico en la iz-quierda. Como en los tiempos iniciales, los intelectuales convergen-tes retoman la iniciativa. As, Manuel A. Garretn pone el acento enrecordar a los partidos de izquierda que hay varios sectores que enestos 10 aos han emergido renovadamente y que no se sienten in-terpretados por las estructuras y tendencias partidarias preexistentesa 1973 y ello implica un desafo. Llama a comprender que la sim-

    ple coordinacin entre las estructuras partidarias existentes no agotani mucho menos el mundo socialista; que en la expresin polticade ste deben estar presente los sectores socialistas que no se hansentido representados en los partidos actuales, que no hay lideraz-gos definidos de una vez para siempre.60

    En suma, los partidos polticos otrora integrantes del movi-miento convergente formaron el Bloque Socialista, del que nos ocu-paremos luego, y en el cual, como instancia aparte, figura el Grupopor la Convergencia. Es decir, sta ha terminado siendo una expre-sin orgnica ms dentro de la multiplicidad de expresiones del so-

    cialismo actual. Pero esta recomposicin, que acenta la crisis defondo en la izquierda, tal vez sea necesaria para que quienes efecti-vamente desean una renovacin ideolgica en la izquierda, puedanluchar por ella presentndose como alternativa definida, alejadosya de toda instrumentalizacin como ocurri en los momentos enque la idea convergente experiment su auge.

    5 El Discurso Comunista

    En los ltimos meses del gobierno de Salvador Allende, los co-munistas propician el dilogo con la Democracia Cristiana, paraconsolidar lo hecho por el Gobierno y a la vez neutralizar a la opo-sicin. La consigna es "No a la Guerra Civil", partiendo del supues-to que sta estaba a punto de desencadenarse.

    60 Garretn, Manuel Antonio: "Reconstruyendo la izquierda socialista", enAnlisis N 62 del 17 de agosto de 1983.

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    Curiosamente, la primera declaracin del partido con posterio-ridad al 11 de septiembre de 1973, emitida en diciembre de ese ao,

    se titula "No puede descartarse ni la guerra civil". All, junto con lacondenacin esperada al nuevo rgimen y las alabanzas al anterior,se atacaba duramente al sector "fresta" de la Democracia Cristianaen cuanto era co-responsable de la intervencin militar. Sin embar-go, propiciaba una alianza con el sector "progresista" de ese parti-do. Sealaba tambin que el momento que viva el pas era distintoal anterior a septiembre, luego la lnea divisoria entre las fuerzas po-lticas no pasaba entre partidarios y detractores de la Unidad Popu-lar, sino entre partidarios del Gobierno militar y opositores a ste.Entre estos ltimos deba formarse un slido frente poltico.61

    En el momento de la recomposicin, el partido tena prctica-mente su direccin poltica conocida en el exterior, encabezada porLuis Corvaln luego de ser liberado por la Junta Militar en 1975.(En su ausencia lo reemplaz como secretario general Volodia Tei-telboim). A la vez, estableci en Chile una direccin poltica clan-destina. Al decir de Arturo y Samuel Valenzuela, "el Partido Comu-nista, severamente afectado por la represin del gobierno, ha logra-do resistir el rgimen autoritario con mucho mayor xito. Su expe-riencia como organizacin clandestina en los aos 50, cuando el par-tido era ilegal, y su disciplina y cohesin internas le han permitidomantener un marco organizado con unidad de propsitos y direc-cin. De particular valor han sido la organizacin celular del partidoy la prctica de designar un Comit Central alternativo y clandesti-no tan pronto como el comit en vigencia traslada sus funciones".62

    En 1977 celebra su primer pleno en la clandestinidad en elexilio y all formula a la oposicin dos proposiciones: la forma-cin de un Frente Antifascista, cuestin que ya hemos abordado enpginas anteriores, y el desarrollo de una amplia movilizacin demasas, a partir de la articulacin de demandas y reivindicaciones

    sectoriales. No eran partidarios abiertos de la lucha insurreccional.En el Frente Antifascista eran partidarios de entenderse con toda laDemocracia Cristiana y no con un sector de ella (a diferencia de loexpresado a fines de 1973). Incluso se muestran partidarios de unentendimiento con sectores de la derecha disidente del rgimen mi-litar.

    Lo novedoso, sin embargo, del pleno de 1977 estuvo en las re-velaciones de Luis Corvaln sobre la poltica seguida por el parti-do, conocida como la "va pacfica al socialismo". "Al sostener des-

    de 1956 la posibilidad de la va pacfica en nuestro pas, dice, tuvi-mos en cuenta, primero, que se trataba slo de una posibilidad, y se-

    61 Partido Comunista: Nopuede descartarse la guerra civil,mimeo, diciem-bre1973.

    62 Arturo y Samuel Valenzuela: "Partidos de Oposicin bajo el rgimen au-toritario" en "Chile 1973-198. . .?",Flacso 1983, pg. 287.

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    gundo, que de abrirse paso la revolucin por dicha va, en algn mo-mento podra surgir la alternativa de la lucha armada. Consecuente-

    mente, nos preocupamos desde 1963 de la preparacin militar delos miembros del partido. . ." "Cuando despus de las elecciones demarzo de 1973 estaba claro que la reaccin buscara el derribamien-to del gobierno a travs del golpe de Estado, lanzamos la consignade "no a la guerra civil" y simultneamente intensificamos la pre-paracin combativa de aquellos militantes que ya trabajaban en esefrente y los pertrechamos de algn armamento".63

    Con esto queda demostrado que el Partido Comunista jugabauna doble va en poltica. As ha ocurrido en toda propia experien-cia histrica. En 1931, por un lado, llevaba a un hombre de sus filascomo candidato a Presidente de la Repblica y, por otro, alentabala sublevacin de la marinera. En 1946 mientras formaba parte dela Alianza Democrtica y haca un juego parlamentario, intent de-rribar al Vicepresidente Duhalde mediante una asonada popular.

    En 1979, Luis Corvaln da a luz otro documento revelador dela postura del partido. EnNuestro Proyecto Democrticose mantie-nen las principales tesis del pleno anterior, pero tomando en cuentaque la directiva de la DC no ha respondido a la invitacin de consti-tuir un Frente Antifascista. Se plantea la necesidad de ir articulando

    consensos polticos opositores desde la base y en torno a cuestionescomunes, como lo son la defensa de los derechos humanos, las de-mandas salariales y otras.

    . En 1980, al conmemorarse el decenio del triunfo de Allendeen las urnas, el Partido Comunista decide lanzar pblicamente su lla-mado a seguir la va insurreccional, denominada por ellos "Violen-cia Aguda". Con este llamado introduce otro factor de perturbacinen la izquierda, ya que de inmediato se separa del polo renovadorque slo confiaba en una movilizacin de masas. Poco tiempo des-

    pus, Luis Corvaln precisa ms el contenido de la "violencia agu-da", sealando que la lnea del partido es propiciar la Rebelin Po-pular, concepto ms amplio, a juicio suyo donde se insertan diver-sas formas de lucha, desde pacficas y legales, hasta violentas e ile-gales.

    64

    El cambio de lnea del Partido Comunista provoca el siguientecomentario de Moulin en la izquierda renovadora: "Hasta el ple-biscito de 1980, el Partido Comunista haba trabajado en la direc-cin exactamente opuesta: favorecer las aperturas que el centro in-tentaba obtener, sin darles demasiada importancia a las acusaciones

    del "seguidismo" que le lanzaban otras organizaciones de izquierda.En alguna medida, el viraje posterior corresponde a una sicologade frustracin, lo que permite entender por qu el plebiscito es in-

    63 Partido Comunista. Informe al Pleno de 1977, ya citado.64 Corvaln Leppe, Luis:La Rebelin Popular se abre paso en Chile,edicio-

    nes Estudio y Lucha. 1982.

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    PANORAMA DE LA IZQUIERDA CHILENA 1973-1984 185

    terpretado como un corte radical. . . El Partido Comunista elaborasu lnea poltica utilizando como teora el marxismo leninismo. Po-ne nfasis en el realismo de Lenin, quien hara del problema de losmedios una pura decisin de balance de fuerzas sin conexin directacon el socialismo como proyecto de emancipacin.65

    A juicio de Moulin, la postura insurreccional la adopt el Par-tido Comunista por considerar, primero, que el plebiscito haba ce-rrado todas las alternativas polticas, y segundo, porque existiendolas condiciones objetivas, solamente faltaba una vanguardia capaz de"gatillar" la combatividad de las masas adormecidas por las tenden-cias pacifistas.

    Es claro, asimismo, que la cada de Somoza en Nicaragua re-

    valoriza las posibilidades de la lucha insurreccional popular. La de-cisin de los comunistas chilenos en tal sentido debe ser interpreta-da a la luz del contexto internacional, marcado no slo por la cadade Somoza en Nicaragua, sino que la del Shah de Irn, y por la in-tervencin militar sovitica en Afganistn.

    En el momento en que la estrategia insurreccional se determina1980, sus posibilidades de xito en Chile son sumamente preca-rias. El gobierno de las FF. AA. est en la cumbre de su poder, y elproyecto de fundacin liberal-conservadora desde el Estado en lo

    socioeconmico parece triunfar. El pas lleva varios aos creciendoa un ritmo anual del 7% a 8%, el cual, de mantenerse, permitir endiez aos doblar el ingreso per cpita de los chilenos. En el camposindical, la nueva legislacin laboral est operando y los salarios noslo se ajustan segn la inflacin, sino que crecen en trminos rea-les. En materia educacional, el control municipal de las escuelas, lasmejoras en cuanto a subsidios para las instituciones privadas, el es-tmulo eliminado a fines de 1981 a las universidades privadas, yla enorme expansin de los institutos profesionales y su arraigo enlos grupos medios, configuran un cuadro nuevo. Todo ello parece

    favorecer la moderacin y la constitucin de un socialismo antileni-nismo y renovado como, por ejemplo, ocurri en la Espaa post-franquista. La estrategia insurreccional del comunismo parece com-pletamente impracticable y fornea.

    Lo sorprendente es que un ao despus el pas se sumerga enla peor y ms larga recesin desde la del 29. En el segundo trimes-tre del 83 comienzan las protestas y parte la violencia: La movili-zacin popular e insurreccional empieza entonces a tomar cuerpo yresultar real.

    En el perodo en que se desarroll el polo de la convergencia,el Partido Comunista se sinti incmodo, pues vea peligrar su tradi-cional hegemona dentro de la izquierda chilena. Por eso, la actitudgeneralizada frente a ella fue ignorarla como proceso. Para ellos, lobsico es la unidad de la izquierda (son los ltimos en dejar de