Para no volver a La Mancha || REVERSIBLE
-
Upload
antonio-lopez-ortega -
Category
Documents
-
view
214 -
download
1
Transcript of Para no volver a La Mancha || REVERSIBLE
INTI, Revista de literatura hispánica; Roger B. Carmosino, Founder, Director-Editor,1974-
REVERSIBLEAuthor(s): ANTONIO LOPEZ ORTEGASource: INTI, No. 45, Para no volver a La Mancha (PRIMAVERA - 1997), p. 382Published by: INTI, Revista de literatura hispánica; Roger B. Carmosino, Founder, Director-Editor,1974-Stable URL: http://www.jstor.org/stable/23290341 .
Accessed: 17/06/2014 07:09
Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at .http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp
.JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range ofcontent in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new formsof scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected].
.
INTI, Revista de literatura hispánica; Roger B. Carmosino, Founder, Director-Editor, 1974- is collaboratingwith JSTOR to digitize, preserve and extend access to INTI.
http://www.jstor.org
This content downloaded from 188.72.126.181 on Tue, 17 Jun 2014 07:09:04 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions
382 INTI N°
REVERSIBLE
Marie-Ange nunca ha existido. No existió nunca su cara, no se desbordó nunca el rimmel negro de sus ojos también negros, no fue baja su estatura. Nunca nos conocimos en un pasillo de la universidad de París y nunca supe que era divorciada y que tenía un hijo vivaz de diez años.
Su carro no era un Renault. El tren para ir a su casa no se tomaba en la Gare Saint-Lazare. No quedaba su apartamento en un segundo piso y nunca su habitación dio hacia un patio interior con flores.
Su cama nunca fue un colchón duro tirado en el suelo. Su ventana nunca se estremeció con la ventisca y la lluvia.
No probé su cuerpo. Nunca me extendí sobre esa superficie pálida, ansiosa, que me esperaba todos los viernes en la noche y no se rendía hasta el amanecer.
Nunca fui a un concierto de Genesis con su hijo: nunca nos emocionamos
oyendo un solo de batería de Phil Collins. No existió Marie-Ange. Lo que existe es el recuerdo, incisivo, y el único
que insiste en darle cuerpo soy yo.
This content downloaded from 188.72.126.181 on Tue, 17 Jun 2014 07:09:04 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions