Pasos Para Recibir Sanidad Interior Basico

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PASOS PARA RECIBIR SANIDAD INTERIOR 1. RECONOCER QUE UNA HERIDA NO HA SIDO SANADA: El primer paso para la sanidad de mis heridas es reconocer que tengo una, pero a veces hemos vivido una situación que nos acostumbramos a ella, que ni siquiera nos damos cuenta que nos hace daño, pero cuando nos confrontamos a la luz de la Palabra, vemos que Dios ha prometido algo mejor. ¿Cómo reconocer que aún tengo una herida? a) Cuando frecuentemente recuerdo el pasado y siento que me afecta b) Cuando comparo las situaciones de hoy con las del pasado y siempre estoy en desventaja c) Cuando creo que siempre soy víctima de las situaciones 2. RECONOCER QUE SOLO NO PUEDO CAMBIAR. Es necesario que reconozcamos que dependemos de Dios absolutamente para ser sanados, por sí solos no podemos lograrlo, Él es la fuente de dicha y bien, su Espíritu Santo nos guiará a toda buena obra. 3. COMIENZA A PERDONAR: a) El perdón sigue siendo la llave que abre la puerta de sanidad: hay tres clases de perdón: Primer perdón, el que es realmente remordimiento, que sólo es conocer que estamos mal, que debemos cambiar, pero hasta ahí queda. El segundo es el perdón con memoria, te perdono pero no olvido. El tercero es el perdón genuino, el perdón que viene de Dios, Él te dice: olvida, y por eso te doy una nueva oportunidad. Muchos dicen: pero es que yo ya perdoné, por qué entonces no puedo salir de la situación, es muy fácil, es porque realmente no has soltado la situación, para perdonar como Dios, debo hacerlo con Dios y como Él lo dice, dar una nueva oportunidad cuando alguien me ha ofendido, es realmente sentir el amor de Dios. b) A quién debo perdonar: Primeramente, debes perdonarte a ti misma, debes quitar todo sentido de culpa. La culpabilidad te

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PASOS PARA RECIBIR SANIDAD INTERIOR

1. RECONOCER QUE UNA HERIDA NO HA SIDO SANADA: El primer paso para la sanidad de mis heridas es reconocer que tengo una, pero a veces hemos vivido una situación que nos acostumbramos a ella, que ni siquiera nos damos cuenta que nos hace daño, pero cuando nos confrontamos a la luz de la Palabra, vemos que Dios ha prometido algo mejor. ¿Cómo reconocer que aún tengo una herida?

a) Cuando frecuentemente recuerdo el pasado y siento que me afecta

b) Cuando comparo las situaciones de hoy con las del pasado y siempre estoy en desventaja

c) Cuando creo que siempre soy víctima de las situaciones

2. RECONOCER QUE SOLO NO PUEDO CAMBIAR.

Es necesario que reconozcamos que dependemos de Dios absolutamente para ser sanados, por sí solos no podemos lograrlo, Él es la fuente de dicha y bien, su Espíritu Santo nos guiará a toda buena obra.

3. COMIENZA A PERDONAR:

a) El perdón sigue siendo la llave que abre la puerta de sanidad: hay tres clases de perdón:

Primer perdón, el que es realmente remordimiento, que sólo es conocer que estamos mal, que debemos cambiar, pero hasta ahí queda.

El segundo es el perdón con memoria, te perdono pero no olvido.

El tercero es el perdón genuino, el perdón que viene de Dios, Él te dice: olvida, y por eso te doy una nueva oportunidad.

Muchos dicen: pero es que yo ya perdoné, por qué entonces no puedo salir de la situación, es muy fácil, es porque realmente no has soltado la situación, para perdonar como Dios, debo hacerlo con Dios y como Él lo dice, dar una nueva oportunidad cuando alguien me ha ofendido, es realmente sentir el amor de Dios.

b) A quién debo perdonar: Primeramente, debes perdonarte a ti misma, debes quitar todo sentido de culpa. La culpabilidad te anula, te mantiene en el no puedo, te colocas un castigo que ni Dios mismo ha colocado. El arrepentimiento es diferente de la culpa, la última me estanca, el arrepentimiento me acciona a hacer algo, a cambiar. Segundo, a aquellos que nos han ofendido, que han marcado nuestras vidas de forma negativa, esto es sumamente necesario, mientras no lo hagamos, estaremos atado a la situación y a la persona. De la misma forma como tú perdonas, Dios que está en los cielos te perdonará. Y por último debo arreglar cuentas con Dios, muchas veces hemos culpado a Dios, consciente o inconscientemente de las situaciones que hemos vivido, expresiones tales como “Dios por qué permitiste que esto pasara”, “Dios por qué todo me pasa a mí”, denotan un aire de culpabilidad divina en tus situaciones. Muchos de nosotros necesitamos intimar con Dios y arreglar nuestras cuentas con Él a la luz de la Palabra.

Persevera… persevera en lo que has conseguido

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Trabajar en uno mismo es lo más hermoso, pero también lo más difícil. Tendemos a extender una mano hacia los demás… es tiempo de extendernos una mano a nosotros mismos y luchar hasta alcanzar el supremo llamamiento.