PERSPECTIVAS Y DESAFIOS DE LAS MIGRACIONES EN EL 2000

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PERSPECTIVAS Y DESAFIOS DE LAS MIGRACIONES EN EL 2000 Buenas tardes, ante todo quisiera felicitar a Caritas por el premio “Príncipe de Asturias” que ha recibido a la labora social; me parece que en una de las actividades que se ha incluido es precisamente el trabajo realizado con inmigrantes, lo cual quiere decir que, en parte, es una felicitación a todos los que estáis presentes en este acto. Es un reconocimiento y, a la vez que sea un estímulo para continuar trabajando en este tema. Voy a comenzar lanzando algunas orientaciones, algunas líneas, que me parecen importantes para comprender que es esto de las migraciones internacionales en el año 2000. La inmigración es un tema candente puesto que está en la agenda política: todos hemos escuchado las últimas declaraciones sobre los acuerdos de la Reunión de Tampere en Finlandia. La inmigración ha entrado en la agenda de la Unión Europea, como uno de los temas fundamentales de aquí a los 15 años o 20 años que vienen. Pero también es un tema que está en la Agenda Política española, puesto que, en este mismo momento hay en el Parlamento español para reformar la ley de extranjería y, también, está en la opinión pública. Por ejemplo, hace cuatro semanas, a tres columnas, con foto incluida y en primera página, la noticia central de varios diarios fue que se espera la llegada de un millón de inmigrantes en tres años en España. Por todo esto se hace necesario plantear algunas líneas de reflexión sobre lo que serían perspectivas, o desafíos de las migraciones a partir de ahora. He elegido algunos puntos que les voy a presentar:

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“PERSPECTIVAS Y DESAFIOS DE LAS MIGRACIONES EN EL 2000”

Buenas tardes, ante todo quisiera felicitar a Caritas por el premio “Príncipe de Asturias”

que ha recibido a la labora social; me parece que en una de las actividades que se ha

incluido es precisamente el trabajo realizado con inmigrantes, lo cual quiere decir que,

en parte, es una felicitación a todos los que estáis presentes en este acto. Es un

reconocimiento y, a la vez que sea un estímulo para continuar trabajando en este tema.

Voy a comenzar lanzando algunas orientaciones, algunas líneas, que me

parecen importantes para comprender que es esto de las migraciones internacionales

en el año 2000.

La inmigración es un tema candente puesto que está en la agenda política:

todos hemos escuchado las últimas declaraciones sobre los acuerdos de la Reunión de

Tampere en Finlandia. La inmigración ha entrado en la agenda de la Unión Europea,

como uno de los temas fundamentales de aquí a los 15 años o 20 años que vienen.

Pero también es un tema que está en la Agenda Política española, puesto que, en este

mismo momento hay en el Parlamento español para reformar la ley de extranjería y,

también, está en la opinión pública. Por ejemplo, hace cuatro semanas, a tres

columnas, con foto incluida y en primera página, la noticia central de varios diarios fue

que se espera la llegada de un millón de inmigrantes en tres años en España. Por todo

esto se hace necesario plantear algunas líneas de reflexión sobre lo que serían

perspectivas, o desafíos de las migraciones a partir de ahora. He elegido algunos

puntos que les voy a presentar:

1. Panorámica general de las migraciones

1.1. El contexto económico internacional

Desde la perspectiva en que trabajamos en Colectivo Ioé, la temática de las

migraciones la entendemos como un hecho social total no como una

problemática, ni como un hecho particular. Se trata de un fenómeno social total

tal como se entiende este concepto en sociología. Viene a determinar un campo,

un ámbito especial de la organización social que concentra todas las líneas de

fuerza que están atravesando las dinámicas sociales en un momento dado. Por lo

tanto, no es un aspecto particular, sino que, cuando hablamos de la inmigración,

posiblemente, estemos tocando los puntos neurálgicos de la estructuración de la

sociedad en la que estamos viviendo en estos momentos.

Para hacernos una idea de lo que pueden estar suponiendo las migraciones

en el momento actual, quizá habría que partir de la situación de mediados de los

años setenta e ir avanzando hasta los noventa. En este lapso de tiempo se han

producido especificidades en las migraciones internacionales, situaciones que no

se daban antes.

En el año setenta y tres surge la crisis de la energía, la crisis del petróleo, y,

en este momento, se empieza a refundar un nuevo orden internacional que va a

dar lugar a unas nuevas dinámicas migratorias internacionales que no tienen

mucho que ver con las anteriores. El nuevo orden internacional supone una nueva

organización social que pone fin al sistema socio-productivo vigente hasta ese

momento a nivel mundial: era un modelo de organización social y de organización

productiva, que, se denominó modelo fordista. Dicho modelo es el que dio lugar, a

partir de la 2ª Guerra Mundial, al establecimiento de los Estados del bienestar en

todos los países centrales europeos. Fue el gran pacto entre capital y trabajo para

la reconstrucción de Europa y para conseguir la paz social; un gran pacto a tres

bandas: las grandes empresas (el capital) y los grandes sindicatos con capacidad

de negociación, por un lado, y el Estado por otro como garante del pacto

realizado. Dicho pacto garantizaba, en definitiva, el pleno empleo, por todos los

asalariados, disciplinados desde las organizaciones obreras. Pleno empleo

significaba seguridad completa (de las empresas y la producción) y plena inserción

de las clases trabajadoras, a cambio de que los grandes sindicatos mantuvieran

la paz social, esto es, la productividad sin alteraciones.

Este gran pacto social, que luego se ha institucionalizado en muchas de las

constituciones europeas que se han hecho posteriormente en los años 60 y 70, es

el que ha introducido los derechos sociales y los derechos laborales en las

mismas. Nunca como en éstos momentos, en los años 60 y 70, ha habido la

riqueza que hubo en Europa por el aumento de la productividad; y nunca hubo

semejante reparto de la riqueza entre todos los sectores sociales.

Pues bien, a mediados de los 70 el modelo fordista entra en crisis por la

sencilla razón de que empiezan a disminuir los incrementos de productividad y

por lo tanto empiezan a menguar los beneficios del capital. ¿Qué ocurre? Los

propietarios del mismo no estuvieron dispuestos a una desvalorización del capital,

o para ser más exactos, no estuvieron dispuestos a no ganar tanto como ganaban

antes.

Por otra parte, la organización social que se estaba consiguiendo por la

presencia de sindicatos fuertes y organizaciones sociales de base, cada vez iba

presionando más a los Estados para conseguir más recursos y mejoras. Llegó un

momento en que no hubo tantos ingresos públicos, dado que la productividad y el

beneficio iban bajando y, por el contrario, cada vez había más gastos sociales

comprometidos. Esto es lo que se ha llamado la crisis fiscal del Estado. A partir

de ahí, como todos sabemos, empieza todo el debate sobre la continuidad o no de

los Estados del Bienestar (si las pensiones van a poder ser garantizadas; si las

prestaciones sociales por desempleo pueden mantenerse, etc.). Los recortes en el

Estado del Bienestar se fueron haciendo cada vez más evidentes: el modelo

Reagan en Estados Unidos y el modelo Thatcher en Reino Unido se fueron

extendiendo a todos los estados europeos.

Por lo tanto quiebra el modelo del Estado de bienestar anterior y quiebra

fundamentalmente por lo que se ha denominado la rebelión fiscal de las élites

financieras. Los capitales buscan soluciones distintas: una, fue invertir fuera de

los países centrales. Aquí está el origen de la Deuda Externa: empiezan a ir miles

de millones a países en desarrollo de forma absolutamente descontrolada,

buscando únicamente el interés financiero. Segunda salida que buscan: desplazar

la inversión productiva. Surgen los nuevos países industriales, los que todos

conocemos como N.P.I., que son los que han dado lugar en el año 97 a la

serpiente monetaria, origen de la crisis del Sudeste Asiático. Tercera salida que

intenta el capital: afrontar las crisis en los países centrales, no intentar asumirla

fuera sino dentro. Empiezan a surgir las famosas políticas de estabilización, que

quiere decir, deterioro de las rentas de trabajo en favor del capital,

reestructuración productiva; empiezan las concentraciones de capitales, el cierre

de sectores industriales y todo lo que hemos conocido en España en los años 80

(cierre de las navieras, desmantelación de la industria minera, etc.) etc.

¿Qué efectos sociales tuvo esta reestructuración?. El primero es que del

ajuste de las relaciones internacionales empieza a surgir un beneficiario claro, es

el capital financiero frente a la masa salarial y a los trabajadores. Los flujos

financieros llegan a ser de tal magnitud, lo que se ha llamado la burbuja financiera

(varios billones de dólares), que escapan incluso al control de los estados. Las

nuevas concentraciones de capital multinacional son tan fuertes que pueden

incluso derribar economías de estados completos. Para hacer frente a este

inmenso poder, algunos políticos empiezan a lanzar ideas para poner una tasa a

la transacción de capitales; incluso hace años se lanzó la conocida como tasa

Tobin, (0,5% de todas las transacciones de capital) para financiar los procesos de

desarrollo en el Tercer Mundo.

Se ha creado una economía netamente financiera, sobre todo especulativa,

que recorre toda la década de los 90. Las consecuencias sociales en los países

centrales fueron la disminución del empleo en la industria (las grandes industrias

se cierran); el deterioro de las condiciones laborales de los empleados, sobre todo

de los menos cualificados; la expansión del sector servicios, aumentando los

sectores informales o de economía sumergida. En España, por ejemplo, según un

estudio del propio gobierno en el año 84, se estimó que del 25 al 35% de toda la

economía estaba sumergida, lo cual no es decir cualquier cosa. El resultado final

ha sido la dualización de la sociedad o en otras palabras “la sociedad de los dos

tercios” (el tercero no cuenta por estar excluido de toda participación social). Se ha

precarizado el empleo asalariado; han surgido numerosas formas de contratación

temporal; se ha perdido salario indirecto, etc., hasta tal punto que, en el año

actual, tenemos ya casi un 40% de todo el empleo que no es fijo. Además se

fragmenta la fuerza del trabajo en función de criterios como el género y la

pertenencia étnica, que es donde entrará después el tema de los inmigrantes.

En los países del Sur, lo que se está produciendo en estos años y con esta

reestructuración, es el desmantelamiento de los procesos productivos

tradicionales; aparecen sobre todo procesos de urbanización y se les impone,

desde los organismos internacionales, modelos de desarrollo industrializados y

occidentalizados que destruyen sus procesos productivos primarios y producen

emigración. Una primera emigración, del campo a la ciudad, y una segunda, del

campo o de la ciudad hacia el exterior. Surgen en las grandes urbes las

infraviviendas, los empleos irregulares, los planes de ajuste de organismos

internacionales que exigen el pago de la deuda externa, aunque haya que recortar

las prestaciones sociales. De este modo, se deterioran las condiciones de vida y

se genera gran cantidad de flujos migratorios, desde el campo a la ciudad y hacia

otros países.

El concepto que ha intentado sintetizar esta nueva rearticulación productiva

desde los años 70 hasta ahora, es un concepto que se ha puesto de moda desde

el año pasado y que todo el mundo maneja: es el concepto de la globalización.

Un concepto recién inventado y que intenta describir el proceso que ya se ha

instaurado y además no sólo en los centros del proceso productivo -los países

centrales- como el modelo anterior, sino de forma prácticamente simultánea en

todas las áreas del mundo en los procesos de intercambio de capitales, de bienes

y de servicios.; queda excluida de este intercambio la mano de obra.

Se trabaja ya con una unidad de funcionamiento que no es nacional, por

eso los movimientos de capitales escapan a los estados nacionales y a sus

gobiernos. Es una unidad económica internacional; por eso las unidades de

análisis ya no pueden ser nacionales porque no responden a la situación. Esto va

a tener consecuencias para nuestro trabajo con los inmigrantes: no podemos

trabajar sólo localmente, sino con una perspectiva más amplia, más internacional,

y posiblemente, ligados también a otro tipo de organizaciones internacionales.

Estamos obligados a la coordinación en este nuevo marco de la globalización o,

dicho de forma más clara, en la época del predominio de las grandes

corporaciones multinacionales de Estados Unidos.

1.2. Características de los flujos migratorios actuales

• Primera característica: empiezan a disminuir los flujos laborales a la

Europa Occidental, lo cual quiere decir que el estereotipo del español emigrante

de los años 60 y 70 empieza a perder su espacio. Ya no hay demanda que había

de los países centrales de Europa a los países periféricos: No podemos seguir

emigrando porque, sencillamente, no nos demandan; lo mismo ocurre a los

portugueses; a los italianos, a los griegos, etc.

Por lo tanto, se corta lo que conocíamos como migraciones de los 60 y

surge un fenómeno nuevo ligado a la inmigración anterior en aquellos mismos

países demandantes: no cesa el flujo migratorio sino que cambia su composición

de los inmigrantes; cesan de llegar trabajadores pero empiezan a llegar familias.

Se produce un fenómeno nuevo que no se había previsto en ningún país, porque

se pensaba en inmigración temporal - venir a trabajar y volver a sus país. Al haber

cerrado las fronteras y llegar familias se establecen minorías étnicas con

capacidad y vocación de permanencia. Este fenómeno no se había previsto en

ningún país de Europa (excepto en Francia). El resultado está siendo la

problemática de la segunda generación, que continua sin acceder a una plena

integración de derechos y acceso a recursos sociales. Y aquí, como sigamos sin

pensarlo, dentro de diez o quince años nos vamos a encontrar con lo mismo. Se

pretendió terminar con el reclutamiento de trabajadores; se fomentó el retorno,

pero no surtió el efecto deseado; se visibilizó el nuevo fenómeno de las minorías

étnicas diferenciadas.

• Segunda característica, que nos afecta más a nosotros: determinados

países del Sur de Europa, España, Portugal, Italia y Grecia pasan a ser también

países receptores de inmigrantes sin dejar de ser países de emigración. Esto

ocurre, no porque se planifique así, sino que la apertura de nuevos espacios

migratorios se hace necesaria una vez que los países centrales, Francia,

Inglaterra, Alemania, Holanda, Suiza, etc., cierran sus fronteras. Los que quieren ir

hacia allí se encuentran con las fronteras cerradas y tienen que recaer en los

países que están junto a los que no los dejan entrar, entre ellos España.

• La tercera característica es que continúan flujos importantes hacia los

países que se llamaban tradicionalmente de inmigración, Estados Unidos, Canadá

y Australia (se calcula que en torno al millón de inmigrantes entra cada año en

Estados Unidos). Pero lo nuevo es que cambia la composición de los mismos.

Hasta los años 65 y 70, la composición fundamental era de flujos “Only White” -

sólo blancos-. A partir de mediados de los 70, lo que ocurre es que se diversifican

los orígenes, empieza a aparecer la pluralidad y la diversidad interna en todos

éstos países. Y lo mismo que cambian las áreas de origen cambian también las

formas de entrada y se recrudece el hecho persistente de la clandestinidad.

• La cuarta característica es que empieza a haber nuevos movimientos

migratorios en el Sudeste asiático. Antes hemos comentado que una de las

salidas del capital fue justamente implantar los nuevos países industrializados en

el Sudeste asiático. Para desarrollarse lo que necesitan es inversión de capital y

mano de obra baratísima. ¿Dónde consiguen los nuevos dragones asiáticos la

mano de obra?, pues, de los países de alrededor. Así nos encontramos, por

ejemplo, que, en el año 97 cuando viene la crisis financiera en Indonesia, de

repente, el gobierno dice que se encuentran más de 500.000 malasios irregulares

trabajando en Indonesia y que, como hay una crisis, hay que echarlos porque

están irregulares ¡qué casualidad! Lo mismo pasa en todos los demás países,

Singapur, Corea, etc. Todo esto se está propiciado por el modelo de desarrollo

occidental de inversión y de especulación financiera.

• Quinta característica, que es nueva, es el reclutamiento de inmigrantes

hacia los Países del Golfo: como todos sabemos, a partir del año 70, hay un gran

crecimiento en estos países justamente por la subida del precio del petróleo y

necesitan atraer mucha mano de obra. Démonos cuenta hasta que punto hay

mano de obra extranjera en estos países, comparándolos con España en la que

en el momento actual hay en torno al 2'5% de trabajadores inmigrantes con

relación a la población trabajadora total. Pues en el conjunto de los Países del

Golfo, el promedio es de más del 60%; es una cosa que ni nos imaginamos. En

algún país en particular, como por ejemplo, los Emiratos Árabes, los trabajadores

extranjeros son hasta el 93% de la mano de obra. Es un modelo de producción y

de relaciones laborales que no podemos ni imaginarnos desde aquí. ¡Y hablamos

de invasión aquí!

• Sexta característica, el desarrollo de los flujos Sur-Sur. Estamos siempre

pensando en la invasión del Sur al Norte, pero lo que hay que tener en cuenta es

que, a partir de esta época y justo por la deslocalización empresarial y por la

relocalización de la inversión financiera en países del tercer mundo, lo que se

produce es un flujo de Sur-Sur, quizá más potente que el que existe del Sur al

Norte.

• Esto lo vemos también en el caso de los refugiados, como veremos a

continuación, en lo que sería la séptima característica. No se trata del surgimiento

pero sí de la reconfiguración de los movimientos de refugiados y solicitantes de

asilo. Me refiero a los desplazamientos masivos que hemos visto en T.V. hace tres

o cuatro años, esas filas de cientos y miles de Africanos de un país a otro, o

dentro de su propio país, perseguidos por unas guerrillas o por otras fuerzas. Todo

este tipo de movimientos masivos no era conocido desde la 2ª Guerra Mundial en

Europa.

Se calcula que, en el momento actual, hay en torno a unos 20-25 millones

de refugiados, contabilizados por el ACNUR, pero se sabe también que, aparte de

estos que son refugiados en otro país, existen más de 25 millones de desplazados

internos, en su propio país, fuera de su propio hogar y de su propia región: son

desplazados internos, que no se consideran refugiados porque no piden refugio ni

asilo político en otro estado, pero son más que aquellos y permanecen,

fundamentalmente, en África, aunque también haya en otros continentes.

• La octava característica es que se incorporan a los flujos migratorios los

países del Este Europeo al caer el bloque soviético. Sobre todo hasta el año 93 se

producen importantes flujos migratorios de salida que luego van disminuyendo. A

partir de esos años, también empiezan a llegar algunos inmigrantes de ese origen

a España: primero, polacos, después ucranianos y rumanos.

• La novena característica es un incremento, en proporciones que no se

conocían hasta ahora, de los flujos de personal altamente cualificado.

Normalmente solemos tener la imagen de los inmigrantes como de las personas

menos cualificadas, pobres y precarizadas, etc. Sin embargo, uno de los flujos

migratorios nada despreciable en número es justamente todo lo contrario de esa

imagen: es el flujo de “personal super-cualificado”. Primer dato: la incidencia de las

multinacionales que se instalan en todos los países. Por ejemplo, en España,

tenemos más de 3.500 multinacionales. Es el personal directivo de multinacionales

que tienen una incidencia tremenda en la marcha de nuestra economía; sin

embargo estas personas son socialmente invisibles. Segundo dato, se acentúa la

fuga de cerebros desde países del Tercer Mundo. No es que se fuguen por si

mismos, sino que hay agencias dedicadas a su captación, justamente para

programas de desarrollo del Norte. Tercer dato: los expertos de organismos

internacionales, que son miles, que viajan de un lado para otro de modo continuo,

lo cual ya hacían en la etapa anterior. Sin embargo, la característica nueva desde

los 70, es que se crea una burocracia internacional que alcanza hasta a las

ONG’S.

Finalmente, en contraposición a la diversidad de flujos anteriores, la

característica más común de políticas migratorias de los estados en este último

cuarto de siglo es la restricción. La convergencia en la misma se puede observar

en los diversos espacios migratorios. Luego, hablaremos un poco de éstas

políticas.

1.3. Globalización y migraciones actuales

De modo resumido, los expertos atribuyen cuatro características básicas a

las migraciones actuales. Primera, la globalización en el campo económico implica

la universalidad de los flujos migratorios. Así, de los doscientos nueve países que

actualmente existen en el mundo, más de cien, o sea la mitad, participan de forma

importante en los flujos migratorios: 43 como receptores fundamentales, 33 como

países de salida y 24 como países mixtos, como es España. El caso España es

bastante paradigmático: tenemos emigrantes fuera y tenemos inmigrantes dentro,

y, aunque nos asuste mucho la inmigración que tenemos, en el momento actual,

por cada inmigrante que tenemos aquí, hay 3 españoles emigrantes fuera; por

tanto, seguimos siendo un país de emigración.

Una segunda característica general, que ya hemos comentado, es la

diversificación de los flujos: no podemos seguir pensando que la inmigración se

termina en el marroquí que viene a trabajar a la agricultura a Murcia. Éste es sólo

de los nueve tipos diferenciados de grandes flujos migratorios que existen en este

momento en los movimientos internacionales; es sólo uno.

Otra tercera característica es la aceleración, debido a los medios de

comunicación y la facilidad de las comunicaciones. En esta aceleración existen

dos tendencias contradictorias: por una parte, una tendencia a la estabilización de

los que llamamos los “permanentes o regulares” y, a la vez, el incremento de los

irregulares. Nos encontramos así con las dos caras de la moneda: cada cierto

período de tiempo, todos los países que intentaron ilusoriamente cerrar las

fronteras, tienen que abrir un proceso de regularización y así indefinidamente.

Y la última característica, que nos afecta para nuestro trabajo, es la

feminización. Empezamos a darnos cuenta de que las mujeres también emigran,

como, por cierto, lo han hecho siempre.

En el momento actual, el movimiento migratorio y el movimiento de los refugiados representan algo más de 100 millones de personas (contando refugiados, trabajadores y familias de trabajadores), lo cual supone en torno al 1,5% de la población mundial. En el caso de España, supone en torno al 1,7%, cuando el promedio de la Unión Europea está en torno al 5% y en algunos países llega al 33%. Esto indica que, a pesar de los nuevos flujos migratorios, estos suponen antes un hecho poco frecuente que la norma general.

2. Regulación internacional de las migraciones

Después de este panorama general de las migraciones internacionales, entramos en el segundo punto propuesto: la regulación internacional, económica y política de las migraciones. Aquí vamos a desarrollar tres puntos: Uno: ¿cuáles son las causas de las migraciones internacionales?; segundo, ¿qué tienen que ver las migraciones internacionales y la estrategia del capital internacional? y ¿en qué va a afectar a algunas regiones españolas como, por ejemplo, casi todo el Levante?; y el tercer punto: una breve aproximación a las migraciones en el espacio político europeo, o sea, qué puede pasar después de la reunión de Tampere. 2.1 Causas de las migraciones internacionales La causa fundamental es el desequilibrio y, por lo tanto, la desigualdad entre regiones del planeta. Los informes del PNUD de 1997 y 1998 afirman que se sigue agrandando el foso entre los ganadores y los perdedores del proceso de la globalización. El proceso de globalización, por tanto la nueva reestructuración del

modelo productivo y social, no es neutro, tiene unos beneficiarios y tiene unos perdedores. Y el foso o la distancia o el desequilibrio entre unos y otros, dice el organismo internacional que, en parte, está implicado en los propios desequilibrios, se agranda. Pero, incluso, se atreve a lanzar algunas recetas de cómo se podría hacer para evitar que se siga agrandando y haya esta desigualdad tan enorme o esta diferencia entre países perdedores y países beneficiarios. Una de estas recetas, bastante sencilla por cierto, dice que el progreso que se está creando - porque la globalización crea mucho progreso y mucho beneficio, lo que pasa es que se reparte mal – debe orientarse al beneficio de todos. ¿Cómo? Primera recomendación del PNUD: el mercado no debería excederse en la acaparación de los recursos que se generan en la globalización. Es decir que el mercado debería orientarse a la producción de elementos que satisfagan las necesidades de la población mundial. Lo que equivale a decir que el mercado no se guíe por el beneficio, es decir, que deje de ser mercado. Segunda recomendación: reorientar algunas de las orientaciones básicas del modelo productivo actual. Por ejemplo, el deterioro del medio ambiente: de seguir así, en unos años no quedará beneficio para nadie, ni los que lo tenemos ahora ni los que no lo tienen todavía. O la volatilidad financiera a escala mundial que causa mucha inseguridad: una operación especulativa en la bolsa puede arruinar a un país en media hora, y esto está producido justamente por el deseo de beneficio inmediato del capital financiero actual. Los programas de acción que propone el PNUD están publicados. Propugnan dos líneas generales: una, la reforma de la estructura del gobierno mundial (hay que gobernar la globalización porque no se puede dejar en manos únicamente de los que están sacando beneficios en este momento y porque va a seguir acentuándose la desigualdad). Hay que someter el modelo socio-productivo a un modelo político mundial sino se ahondará el foso de diferencia entre unos y otros y, por lo tanto, aumentarán las migraciones de todas las poblaciones que quedarán en situación cada vez más precaria. La segunda línea propuesta es el aprovechamiento de las oportunidades de crecimiento del mercado mundial para un desarrollo humano. El nivel de crecimiento actual puede llegar a producir incluso la destrucción del planeta. Hay, por tanto, que reorientar la productividad. De hecho, los programas del PNUD dicen incluso más: en cuestión de 30 ó 50 años se podría superar la pobreza del mundo, es decir de mil millones de personas. Se cifra en torno a 30 a 40 mil millones de dólares la erradicación de la pobreza general en unos 30 años. En cuanto a la pobreza severa, la que corresponde a las necesidades mínimas de supervivencia, se calcula que se podría resolver en cuestión de únicamente 10 ó 20 años, aplicando en torno a 45.000 millones de dólares. Estas dos cantidades suponen apenas el 10% de los gastos de armamento del mundo en el año 95. Podemos pensar, por tanto, que si no se arregla la desigualdad, el tema es porque hay interés en que no se haga.

2.2. Migraciones y estrategia del capital internacional Los movimientos migratorios internacionales responden a una reorganización productiva a nivel mundial, de los espacios, de la mano de obra y de los procesos laborales. Es lo que se llama la estrategia del capital. Es conocida la presencia de las multinacionales de modo creciente en todos los espacios, incluso en empresas hortifrutícolas. Además, incide de un modo directo en la marcha de los mercados y en las políticas gubernamentales con respecto a la regulación de mano de obra, o más bien desregulación de los mercados de trabajo. Tienen una capacidad de presión casi podríamos decir infinita si no fuera excesivo. Pero no sólo presionan a los gobiernos, sino que, además, controlan a los organismos internacionales e imponen los modelos de desarrollo a los países en vías de desarrollo, que, con ello, acrecientan su propia pobreza. Por lo tanto, la lógica del capital, al menos desde nuestro punto de vista, que, por supuesto, podemos discutir, aumenta la inmigración en los dos extremos de la cadena migratoria: en los países de origen de las migraciones, por la miseria que resulta de la desmantelación de todos sus sistemas productivos anteriores. Antes, en estos países las poblaciones vivían probablemente con menos recursos, pero vivían mucho más integradas socialmente y no con las carencias actuales que les obligan a salir; en los países receptores de inmigrantes, por la desregulación del mercado de trabajo, la precarización del trabajo de los autóctonos y la competencia que surge con la incorporación de nuevos trabajadores inmigrantes. Por tanto se genera conflictividad entre los sectores laborales, llevando así a los salarios a la baja y aumentando al máximo los beneficios del capital. Y eso tiene que verse en su conjunto de inter-conexión entre los Estados, los organismos internacionales y los organismos financieros y empresariales. 2.3. Las migraciones y la regulación política en Europa. Si analizamos el documento preparatorio de la cumbre de Tampere, realizado por el Comité de Expertos, y lo relacionamos con el documento resultante aprobado y firmado por todos los Jefes de Gobierno en Tampere (noviembre 1999), nos podemos hacer varias preguntas: a qué intenta responder la cumbre de Tampere y a qué no se quiere responder en Tampere. La primera cuestión la podemos reformular así: ¿qué lugar juega cada Estado miembro y la Unión Europea en su conjunto en la regulación de las migraciones hacia Europa?; ¿qué posiciones se mantienen ante la realidad de los países de origen?; ¿Qué programas se quieren implantar en los próximos años? Respeto a la segunda cuestión, que no se plantea en Tampere y que nosotros sí nos debemos hacer: ¿qué lugar y qué papel queremos los europeos ofrecer a los grupos y minorías étnicas inmigrantes - que se van a quedar a vivir

entre nosotros - en la construcción de la nueva Europa? O vamos a seguir construyendo Europa sin contar con todos estos grupos y recursos humanos como lo han hecho hasta ahora los economistas y parece que quieren hacer, también, los políticos. De cara a los inmigrantes, se ha intentado responder desde las líneas fundamentales de la construcción del espacio de seguridad, de libertad y de justicia europeo. Pero ¡qué coincidencia!, cuando están reunidos los jefes de Estado de la Unión Europea en Tampere, intentando formular la idea de un espacio europeo, esos días le dan el premio Nobel al economista inventor del concepto de espacio o zona monetaria óptima. ¿Qué quiere decir?, se están utilizando conceptos de los economistas para la construcción de situaciones políticas. Se sigue pensando en la estructuración de la Unión Económica Europea, que es el título que mejor le va. Lo que se ha intentado en Tampere no es construir la comunidad europea social -que, en parte, podría estar delineada a partir del artículo 13 del Tratado de Amsterdam- sino justamente evitarlo, impidiendo la entrada de nuevos inmigrantes, es decir la Europa del control de los flujos, tanto de solicitantes de asilo como de inmigrantes. Si se exige llegar a normas comunes ante las demandas de asilo, se acude al acuerdo Schengen que ,como todos sabemos, no es comunitario, sino inter-gubernamental; y es, justamente, la línea política policial de la construcción europea. Aparte del control de nuevos flujos, el segundo punto fundamental (de Tampere) es la normalización de los inmigrantes asentados, los que ya están dentro y son regulares. Se piensa en la constitución de un estatuto común para dichos residentes de terceros países de largo tiempo. En el borrador de la cumbre se hablaba de otorgar los mismos derechos a estos residentes que a los comunitarios; en las conclusiones, ya no se habla de los mismos derechos sino de derechos “comparables”. Rápidamente se ha empezado a retroceder.

Podemos preguntarnos además, si cabe pensar que, en una época en que todos los países europeos están intentando restringir todas las líneas del Estado del bienestar, los derechos laborales y sociales de los ciudadanos, se van a ampliar aquellos a otros colectivos como los inmigrantes. Piénsese en el argumento del Ministro de Economía español sobre el coste de la asistencia sanitaria a los inmigrantes y de la asistencia educativa para oponerse a la aprobación de la nueva Ley de Inmigración en esta legislatura. Y mientras en Tampere España habla de la ampliación de los derechos sociales y políticos de los inmigrantes...

Una cosa bastante interesante del acuerdo de Tampere es la introducción el tema de la lucha contra la discriminación, sobre todo en dos vertientes fundamentales: la lucha contra el racismo y la lucha contra la xenofobia. Por fin, se ha empezado a ver las orejas al lobo a partir de lo que ha pasado en Austria y de lo que puede pasar en otros países, con el ascenso de partidos de extrema derecha, etc.

Se pretendía, también, ir hacia una carta de derechos, un estatuto común de residentes, y un sistema común de asilo. Incluso, se dice, tener la pretensión de llegar a un estatuto uniformado de refugiados. Esto es lo que se proponía en el primer borrador y no se ha aceptado en las conclusiones finales. Por lo tanto no se ha avanzado hacia las propuestas más abiertas, sino que se ha vuelto otra vez hacia las competencias de cada uno de los estados miembros. En el borrador primero se decía, incluso, que el estatuto de refugiado no tenía que reconocer la Convención de Ginebra del 51, sino ir más allá. Sin embargo, esta última frase también ha desaparecido en el documento final.

En el punto fundamental, el de las fronteras exteriores, lo que se propone es la prevención de nuevas entradas, con un criterio fácil, propugnado desde hace muchos años, que es fijar a los posibles inmigrantes en el lugar de origen. Eso significa desarrollar los países de origen mediante una política comercial, intercambios más igualitarios y ayuda al desarrollo. Además se intentará firmar con todos los países de origen de inmigrantes hacia Europa el acuerdo de readmisión, que va a dar la llave para la expulsión de clandestinos sin ningún tipo de problema. La readmisión significa que el país (de emigración o transito) que lo firma se compromete con el país (de inmigración) a que todo inmigrante que llegue a este último tras haber pasado por alguna frontera del primero, será readmitido, aunque no sea nacional suyo (ejemplo, cualquier inmigrante que llega a España tras haber cruzado la frontera de Marruecos, debe ser readmitido por este país aunque no sea marroquí). Lo que está en juego es lo que no han conseguido las alambradas primera, segunda y tercera en Ceuta y Melilla: blindar las fronteras exteriores de la Unión Europea.

Estos acuerdos plantean, por supuesto, otras muchas cuestiones y suscitan bastantes dudas sobre su eficacia.

Finalmente, quizá quepa decir alguna cosa más en el tema de las relaciones internacionales y de la ayuda al desarrollo. Han aparecido estos días unas declaraciones de la “Plataforma del 0,7%” con respecto al tema de la ayuda o cooperación al desarrollo, denunciando que el compromiso que se había puesto para este año 99 el Gobierno de llegar al 0,3% (ni siquiera al 0,7% que ya en el año 70 pidió la ONU), no se ha atendido en los Presupuesto Generales del Estado. Y no se ha admitido lo que, en su campaña electoral de 1994, el PP prometió: hacer subir la ayuda al 0,35. Además, si tomamos a la cooperación al desarrollo de todos los países en su conjunto en el año 97, constatamos que ha descendido con respecto a la del 95. No sólo no aumenta, sino que disminuye la ayuda pública. Sin embargo, ha aumentado la inversión de capital privado. Se desinvierte desde lo público y se reinvierte desde los capitales privados. ¿Por qué? Ha fallado el espacio para invertir en el Sudeste Asiático y hay que buscar nuevos espacios para valorizar el capital. Y eso se hace, por supuesto, desde un criterio selectivo: no es un criterio de ayuda, sino de beneficio propio.

3. Situación española En cuanto a la situación de la política española de inmigración, parece que se está delineando una tendencia hacia la integración de los inmigrantes permanentes. En segundo lugar, parece que también se acentúa una tendencia a la criminalización de los irregulares. Y tercero, se está reinventando un nuevo tipo de inmigración regular: son los temporeros de menos de nueve meses. Es lo que resulta del nuevo pacto que se ha firmado el 26 de septiembre de 1999 entre el Ministerio de Trabajo y agentes sociales, las organizaciones agrarias patronales y sindicales, y la Federación de Municipios y Provincias de España.

Algunas consideraciones al respecto de “asentar a los inmigrantes regulares”. Si recordamos, es la misma línea que aparece en Tampere cuando se habla de constituir un estatuto para los regulares de reconocimiento de derechos. Primera consideración: si queremos normalizar más la vida a los inmigrantes regulares, habrá que conocer las diversas situaciones a las que vamos a responder desde nuestro trabajo. Ppero resulta que hasta el año 97, o sea antes de ayer, no sabíamos en España, quitando la información poco actualizada de los padrones, siquiera el sexo de los inmigrantes por colectivos. Por la publicación de la Comisión Interministerial aparece, con gran sorpresa de todos, la feminización de la inmigración en España. Hasta ese momento se seguía pensando en los modelos típicos de inmigrante varón joven que se siguen repitiendo en la prensa. Y, en el caso de Madrid, desde diciembre 1998, ya son más las mujeres que los hombres. Es más, en la Comunidad de Madrid, aunque nos parezca extraño, hay más permisos de trabajo a mujeres que a hombres.. Pero cuando se analiza quién está dado de alta en la Seguridad Social, a pesar de tener el permiso de trabajo y a pesar de haber más mujeres regulares, son menos las mujeres dadas de alta que los hombres en términos absolutos. ¿Qué está operando aquí?: la discriminación ocupacional por género. Y cuando trabajamos con inmigrantes tenemos que saber dónde apuntamos. Por supuesto esto no es porque sean inmigrantes, esto es porque son mujeres: se reproduce la misma discriminación por género que en la mujer española. Por tanto hay un trabajo conjunto para las mujeres que estáis aquí, con las mujeres inmigrantes. Es el mismo problema y cuando el problema es de dos, se debe caminar a la vez actuar conjuntamente. Ahí hay un campo directo para trabajar.

Otro dato a considerar es la edad. Hasta el año 98 no hemos conocido realmente con cierta exactitud la edad de los inmigrantes, exceptuando la información de los padrones Si tomamos, por ejemplo, el segmento de los menores de 16 años, éste representa el 10,7% del colectivo inmigrante mientras que la proporción de menores autóctonos es de 17% en relación al conjunto de los españoles. Por lo tanto, tenemos aquí un campo a trabajar de modo preventivo: el de los menores de edad y todo lo que tiene que ver con ellos. En particular, hay determinados colectivos muy significativos, por ejemplo, si el promedio de menores en el conjunto de los inmigrantes es de 10,7, hay algunos colectivos, como el marroquí, que lo doblan. Pero esto es aún irrelevante porque en Marruecos el 26% de la población tiene menos de 16 años. Y que haya más

menores es un síntoma de enriquecimiento para todos. Porque si pensamos en quién nos va a pagar la pensión cuando vayamos con la cachabita, pues serán precisamente los inmigrantes menores de hoy. ¡Que vengan más! así no tendremos que hacer un plan de pensión privado complementario!, se habrá garantizado el plan de pensiones públicas de la Seguridad Social.

Otro colectivo importante de menores es el de los gambianos: son el 28% de su colectivo, que, hasta ahora, ha sido fundamentalmente de varones. El 15% del colectivo chino en España también tiene menos de 16 años. De la República Dominicana, el 13% tiene menos de 16 años. Comienza a apuntarse la juvenilización. Otro dato interesante y olvidado es que hay más niños británicos que niños portugueses, y tres veces más que filipinos. Es el segundo colectivo, después del de los niños marroquíes. Lo que ocurre es que nada más se visibilizan los colectivos precarizados. Los que están por encima de nuestro nivel de vida son absolutamente invisibles. Sin embargo, están aquí y tienen relaciones con nosotros y están en las instituciones y en el intercambio de la convivencia cotidiana. Otro dato: hay tantas mujeres británicas como mujeres marroquíes en España, casi 40 mil en cada colectivo. También hay muchos más alemanes que chinos, por ejemplo. Y más alemanes menores de 16 años que de la República Dominicana. ¿Cuántos programas hay para todos estos colectivos procedentes de la Unión Europea? Esto quiere decir que si queremos tener en cuenta la realidad de la inmigración y lo que sabemos de la misma, además de lo que falta por conocer, podríamos extraer varias conclusiones: Primera, no precaricemos nuestra imagen de la inmigración, aunque luego optemos por trabajar con colectivos determinados en situación difícil. Ser inmigrante no es igual a ser precario. Hay una parte de la inmigración, casi un 30%, con un nivel de vida igual o superior al promedio español. Por tanto, la inmigración en su conjunto no es pobre. Y segunda conclusión, que me permitirán que lleve a mi huerto: todavía conocemos bastante poco de la inmigración, a pesar de que haya equipos que persistentemente estén trabajando durante años sobre el tema. Conocemos poquísimo incluso de los datos más básicos: cuántos son y dónde están. Conocer para intervenir, ¿no se ha dicho siempre esto? Es, en definitiva, lo fundamental para orientar el trabajo. Segundo punto: si queremos integrar a los regulares, tenemos que preguntarnos: ¿con qué derechos?, ¿qué papel queremos que jueguen en la construcción española? Bueno, pues les animaría a que leyeran el texto consensuado de reforma de la Ley de Extranjería. ¿Qué derechos se les reconocen?, ¿qué derechos no se les reconocen? Si seguimos, por ejemplo, el tema del trabajo, se reconoce a los legales el derecho inicial a trabajar, siempre que se tenga en cuenta la situación del mercado español y, dispongan de autorización administrativa. Entonces me gustaría que hicieran una relectura de la “Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores inmigrantes y sus familias”, adoptada por la Asamblea General de las

Naciones Unidas mediante la resolución 45/158 del 18 de diciembre de 1990. El mismo título nos indica: la protección de los derechos de todos los trabajadores migrantes y sus familias. No se habla sólo de regulares, ni se excluye a los irregulares. Es más, hay artículos enteros que se dedican al tema de los irregulares. Por ejemplo, en el artículo 23 se dice de los irregulares que: “tendrán derecho a gozar de un trato no menos favorable”, por tanto, no discriminatorio “del que reciben los nacionales en lo tocante a condiciones de trabajo, empleo y salud”. Esta convención internacional no ha sido firmada por España. Entonces ¿a qué derechos nos estamos refiriendo? Una cuestión sobre la que no me voy a extender porque parece que es bastante clara: la criminalización de los irregulares. Nada más hay que seguir las noticias sobre el tema de las pateras. Se les asocia continuamente con las mafias pero los inmigrantes que vienen no son las mafias. Se olvida la situación de desequilibrio entre el norte y el sur, razón clave de las migraciones internacionales. Otro punto que voy a comentar brevemente es el nuevo tipo de inmigrantes que estamos recreando en España a partir de septiembre de 1999. Ha salido en la prensa, a tres columnas y con fotos, la noticia de que en 3 años un millón de trabajadores temporeros vendrán a España. Me parece que eso necesita una cierta aclaración. Ha llegado mucho a la opinión pública y está creando una sensación de avalancha y de invasión. Se han dado varias circunstancias a la vez, principalmente el hecho de que se han aprobado, con cuatro días de diferencia, dos documentos distintos y la prensa los ha confundido. El primer documento que se ha firmado es un convenio entre el Reino de Marruecos y el Reino de España que es justamente lo que podíamos asimilar, en los términos de nuestra tradición migratoria española, a los conciertos que se hacían en los años 70 y 80 para las campañas de temporeros a Suiza, a Francia, etc. Quiere decir que, desde el país de origen al de destino y hasta el retorno habrá un acompañamiento y una protección legal; por tanto, hay una garantía en la salida, el viaje, la estancia y la vuelta, que podemos llamar una normalización del proceso migratorio. Esto se ha firmado con el Reino de Marruecos, en parte para evitar los flujos que pueden venir por las pateras, las muertes desgraciadas que hay, etc. La intención de este convenio es la regularización de los flujos. El segundo convenio firmado es un protocolo de otro convenio firmado en el año 97 entre el Ministerio de Trabajo, las organizaciones patronales agrarias -sólo agrarias-, las organizaciones sindicales y la Federación de Municipios y Provincias. Este protocolo adicional, de fecha 21 de septiembre del 99, al convenio del 97 supone ampliar la posibilidad de contratar nuevos trabajadores temporeros inmigrantes en los países de origen cuando las circunstancias de la producción los necesiten y no se vean satisfechas con la oferta de temporeros españoles o inmigrantes residentes ya en España. Para los casos en los que se necesiten más trabajadores temporeros, se podrá recurrir a extranjeros que no estén en España. Nunca la estancia puede ser mayor de 9 meses. Por tanto es la figura del legal

temporero al que no se le reconoce derechos de permanencia. Con lo cual no cabe pensar en integración del mismo Tenemos, por un lado, la noticia de estos dos convenios y el rumor de que se pueden firmar varios más con Ecuador y otros países; y por otro lado, informaciones de dirigentes agrarios sobre la necesidad de unos 300.000 temporeros para las campañas agrarias en España. Según la prensa, ya tendríamos un millón de inmigrantes en tres años – a razón de 300.000 al año -. Son estimaciones que se hacen desde las organizaciones patronales y sindicales: necesidad de 300.000 “temporeros” anuales, tanto autóctonos como inmigrantes, como esos nuevos inmigrantes que se podrían traer “si hicieran falta”. En definitiva, a lo mejor no viene ninguno, si no se necesita o, quizá, vengan tres veces los mismos porque son tres campañas distintas. Ahora bien, aparte de la deformación y desinformación de la prensa y todo lo que pueda quedar en la opinión pública, el tema está que en el modelo migratorio español de regulación de los flujos estamos recreando una figura legal, que es la del temporero. Habría que preguntar a los españoles que han hecho tantas veces esas campañas, que todavía varios miles siguen haciéndolas, las repercusiones sociales, las repercusiones familiares, las repercusiones en los pueblos de origen a que ha dado lugar ese tipo de trabajo. ¿Qué es lo que está pasando en ese tipo de zonas: desestructuraciones familiares, etc., los nietos viviendo con los abuelos,... miles de cuestiones que están esperando respuesta. 4. Tareas Llegados aquí, pasaré al último punto, ofreciendo unas pinceladas para entrar en el debate, sobre cuáles serían las tareas urgentes. Las tareas que nos parecen más urgentes no son para con los inmigrantes, sino, fundamentalmente para con los autóctonos, porque, justamente, somos la mayoría y somos los que tenemos la capacidad de decisión sobre modelos sociales y de orientación política de la inmigración. Y me parece que ahí está lo fundamental, aunque, también, a lo largo de la exposición he hecho referencia a que es preciso trabajar con todos. El tema es candente. Ha habido una reunión internacional en el mes de noviembre en La Haya, con el título: “Five Dilemmas” - “Cinco dilemas para la inmigración en la Comunidad Europea ”-. No les voy a contar estos dilemas sino otros que nos parecen también interesantes para nosotros, aquí y en los próximos años. 4.1. Reformulación de las relaciones internacionales y económicas La primera tarea la enuncio nada más, porque ya he hablado de ello bastante en los puntos anteriores. Es necesario afrontar, en el nivel que podamos, la reformulación de las relaciones internacionales y las relaciones económicas.

Hay muchos foros sociales que están trabajando en esta línea y creo que, posiblemente, haya que incidir y apoyar ese tipo de trabajo. 4.2. Derechos humanos y reconstrucción del Estado de bienestar Qué hacemos, qué podemos hacer y cómo hacerlo con respecto al tema de los derechos humanos y la reconstrucción del Estado de bienestar, también para el inmigrante, y también para los autóctonos. ¿Qué está pasando con los derechos sociales, los derechos económicos y los derechos políticos de los españoles? Es inviable que estemos implantando un modelo social de no participación, de no derechos laborales, de desregulación del mercado, de no prestaciones para los autóctonos y, a la vez, pensar que pretendemos hacer todo lo contrario para con los inmigrantes. Si no lo hacemos para nosotros, no lo hacemos para los demás. Entonces, aunque nada más sea por egoísmo, hagámoslo para nosotros y, como coletilla, también para los inmigrantes. 4.3. Nacionalidad y ciudadanía Aquí me voy a detener un poco más porque empieza a ser necesario y conveniente repensar el binomio nacionalidad-ciudadanía. En definitiva, centrarse en lo que supone la presencia de colectivos inmigrantes entre nosotros, no sólo a nivel individual, sino como grupo con palabra propia. Como he comentado antes, en todos los países europeos ha pasado, y en el nuestro pasará, que se veía a la inmigración como un hecho temporal que iba a desaparecer; pero no ha sido así. Cada vez más, en los próximos años, 10, 15 ó 20, lo que nos vamos a encontrar es con grupos cada vez más establecidos. Ya no sólo varones y jóvenes, sino también con hijos y con mayores a cargo. ¿Qué pensamos para la tercera edad de los inmigrantes? Por lo tanto, con una composición demográfica cada vez más similar a la nuestra, habrá que pensar en la atención a los menores, habrá que organizar la salud colectiva, la escolaridad en la diversidad, la convivencia, la presencia en el mercado de trabajo, etc. En definitiva se trata de tener, una política de inmigración coherente. No es coherente, por ejemplo, que los niños desde que nacen sean asistidos como todos los españoles en el sistema público de sanidad social; después vayan a la escuela pública, obligatoria y gratuita, tal como se les reconoce en los derechos y consigan el título correspondiente, pero que cuando llegan a los 16 años no tengan derecho a trabajar, ni un permiso propio a los 18 años, cuando se independizan. ¿Para qué les hemos estado preparando? ¿No decimos que la escuela es para la vida? Tenemos que ser coherentes en las líneas políticas, y si decimos que vamos hacia la inserción y el reconocimiento de derechos, tenemos que otorgarles los derechos fundamentales y no las florituras. Por lo tanto, la presencia de colectivos de inmigrantes lo que nos va a replantear es cuál es nuestra identidad colectiva. Porque fácilmente decimos: ¡qué se integren a la sociedad española! ¿A qué sociedad española? ¿A la catalana? - hay casi un veintitantos por ciento de inmigrantes que vive en Cataluña -.¿o a la sociedad vasca? ¿o a la gallega? ¿o a la andaluza? ¿De qué estamos hablando cuando hablamos de este tipo de identidades?

Es más: ¿qué pasa con la identidad europea? Porque nos encontramos con otro desafío: ahora ya no sólo somos españoles, también somos europeos. ¿Qué contenido tiene esa identidad? y ¿cómo va afectar a los inmigrantes? Entonces, si nos centramos, en la identidad europea, nos podemos preguntar: ¿qué pasa con los colectivos que hoy son inmigrantes pero que anteriormente formaron parte de Europa y construyeron parte de la identidad europea, como el Islam? ¿O es que pensamos que el Islam no ha formado parte de la identidad europea? ¿Cómo conjugar estos aspectos?. Y ¿qué va a pasar con los nuevos socios que entren en la Unión Europea? ¿Qué va a pasar con los países del Este? y ¿si entra Turquía? ¿Qué hacemos con esos nuevos elementos de identidad? Tenemos que examinar qué pasa con los procedimientos y ordenaciones familiares y jurídicas. Pues en todos esos temas habrá que ir pensando en espacios comunes. ¿O es que nuestra identidad es tan buena, que todos los demás tienen que pasar por el aro?. Volvamos a la identidad española: decimos que los inmigrantes son de otras culturas, pero, ¿no nos hemos dado cuenta de que casi el 48% de todos los inmigrantes en España son de la Unión Europea? Ya tienen la identidad europea, o sea, somos iguales. ¿Nos asemejamos a ellos? ¿Nos identificamos con ellos? Pero es que dentro del Estado español tenemos un desafío por resolver: es el tema de las identidades colectivas internas, el problema del reconocimiento de pluralidades y de diversidades, unas más y otras menos históricas. Y tenemos el caso de la minoría gitana. Si es un hecho la existencia de diversas pluralidades internas en el estado español, también lo es que no somos capaces de armonizarlas. Sin embargo hablamos de la interculturalidad con los otros que vienen. ¡Seamos serios! Incluso hay una parte de los inmigrantes que vienen que son muy parecidos a nosotros, aunque no sean comunitarios; por ejemplo, todos los procedentes de América Latina, que son casi la cuarta parte de todos los que se hallan en España. No tienen que aprender la lengua. ¿Pero hay diferencia? Esos inmigrantes se pueden relacionar con nosotros muy bien por el tema de la lengua común. ¿Es suficiente? Si no hemos resuelto el problema de las pluralidades, dentro del Estado español, ni políticamente ni socialmente, entonces ¿cómo vamos a admitir otras pluralidades y otras diversidades? 4.4. Integración y proyectos migratorios Supongamos que nos hemos abierto al interculturalismo, que admitimos y valoramos lo diverso... Pero nos encontramos con que la idea que tenemos nosotros de integración a nuestra manera, a lo mejor, eso no les interesa a los inmigrantes. ¡Pues qué desagradecidos serán!; ¿por qué?. Sencillamente, les estamos preparando las cosas y, cuando preparamos el cocido a otro, puede ser que ese otro no pueda comerlo, porque, a lo mejor tiene cerdo. ¡Y es que el cocido tiene cerdo!. Traslademos este simil a la realidad social, a nuestras intervenciones con inmigrantes.

Siempre existe un proyecto migratorio a medio o largo plazo; una estrategia migratoria para conseguirlo y unas trayectorias migratorias que reflejan éxitos y fracasos. Y la trayectoria migratoria es completa.. Démonos cuenta de que cuando viene una persona resulta que tiene un hermano en Orán, sus cuñados y sus hermanas casadas y con hijos en Francia; otro hermano en Inglaterra, y su familia, a lo mejor su mujer y sus propios hijos están en Marruecos: o unos aquí y otros allí. Estas situaciones reflejan modelos familiares que nunca habíamos pensado, que son transnacionales. Pero no de dos países, sino de varios. Y están conociendo modos de vida y culturas de vida de varios países a la vez. Tenemos que tenerlo en cuenta; lo que pensamos no es lo que vale para todo el mundo y para todos los momentos. ¡Saben bastante más de lo que percibimos nosotros! y, por supuesto, están mucho más bregados de lo que imaginamos. En todo caso, su proyecto puede ir discurriendo por diversas trayectorias, habrá que apoyarles y promocionarles pero no imponerles nuestros modelos. La transnacionalidad no es sólo cuestión que afecte a las familias, también lo hace a los negocios. Tomemos el caso de los chinos en España: parte de los restaurantes chinos en España se abre con capital de otros negocios de restaurantes chinos de Holanda, de Inglaterra, etc. Y es más, parte de los inmigrantes chinos en España, vienen de esos países y no directamente de China. Es una inmigración transnacional. Nos tenemos que dar cuenta de que las redes de los inmigrantes son eficaces y, por ello, no podemos tratar a los inmigrantes como individuos desorganizados. Otra característica es su movilidad. Imaginemos la mejor ley de extranjería y un Código de Derecho Civil fantástico, que permiten que se nacionalicen con facilidad los inmigrantes en las condiciones más favorables. Puede resultar que entonces no se quieran nacionalizar y que si se nacionalizan, no se “sientan” tan españoles como nosotros... Tenemos que saber que los proyectos y las trayectorias migratorias, posiblemente, para muchos inmigrantes no terminan aquí, o que pueden terminar con la vuelta a su país o con la ida a otro distinto. La puerta del retorno es una puerta que, imaginariamente al menos, siempre tiene que quedar abierta, aunque haya un reconocimiento pleno de los derechos aquí. Pero, la verdad no los tienen. La verdadera piedra de toque es el derecho al voto y, como no votan, la cosa es sencilla: no cuentan. El ser inmigrante o de origen inmigrante no se termina con la nacionalización. Por tanto hay que distinguir bien el tema de la nacionalización o de la nacionalidad y el tema de la ciudadanía o el reconocimiento de los derechos. Me parece que ese es un punto clave y un punto fundamental. En suma, tiene que haber múltiples posibilidades y lo que no debemos imponer es que no se nacionalice ninguno o que se nacionalicen todos. Ellos tienen su proyecto, su estrategia familiar o grupal migratoria y tienen que irla jugando; a lo mejor los padres no quieren nacionalizarse, los hijos sí, porque los padres quieren retornar y los chavales, a lo mejor, no, como están haciendo en otros muchos sitios. Cuando pensamos estos temas, no los pensemos sólo desde la óptica de los autóctonos, porque, si no, nos podemos llevar muchas sorpresas:

las estrategias cuentan y, sobre todo, la de sobrevivir. Y la vida está por encima de toda normativa estatal.

Gracias por su atención y abrimos el debate,