PETER SLOTERDIJK; ESFERAS, HELADA CÓSMICA Y POLÍTICAS DE CLIMATIZACIÓN

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LIBRO

PETER SLOTERDIJK; ESFERAS, HELADA CÓSMICA Y

POLÍTICAS DE CLIMATIZACIÓN

Adolfo Vásquez Rocca

2008

Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia

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Adolfo Vásquez Rocca, Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de

climatización, Colección Novatores, Nº 28, Editorial de la Institución Alfons el Magnànim

(IAM), Valencia, España, 2008.

© De esta edición: Institució Alfons el Magnànim.

Diputación de Valencia, 2007

Director: Ricard Bellveser

Colección dirigida por Rosa María Rodríguez Magda

Diseño de la cubierta: Quinto A. Estudio Gráfico

221 páginas

I.S.B.N.: 978-84-7822-523-1

Depósito legal: V-2888-2008

Imprime: Imprenta de Valencia

Disponible: En Revista Observaciones Filosóficas [email protected]

Y en la distribuidora ADONAY [email protected]

Tel. 902 154 643 Fax: 962 521 739

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PRÓLOGO

Los Artículos que aquí dan forma al presente libro han aparecido previamente en

Revistas Internacionales de Filosofía, principalmente españolas, y otras tantas de Chile,

Argentina y México. Ellos han sido, a su vez, resultado del trabajo investigador y docente

desarrollado tanto en el Seminario monográfico sobre Sloterdijk dictado desde hace

algunos años en el Programa de Postgrado en Filosofía de la PUCV, como en cursos de

Postgrado y Conferencias impartidas como profesor invitado en Universidades de

México, entre las que se cuentan la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla BUAP y

la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM. Con justicia, cabe señalar la

importancia de las traducciones al español de la trilogía Esferas, llevada a cabo por

Isidoro Reguera, bajo el alero de la editorial Siruela de Madrid.

Entre las entidades españolas a las que cabe agradecer por hacer posible este Libro se

cuenta en primer término la Institució Alfons el Magnànim que publica la obra en su

Colección “Pensamiento y Sociedad”, bajo la dirección editorial de la Dra. Rosa María

Rodríguez Magda –impulsora de este Proyecto– así como a la Revista Debats –

perteneciente a la misma entidad editora– y que publicó en su oportunidad

[/debats/num/94/otoño/2006] el Ensayo central que da título a la presente obra.

Cabe una mención especial a las Revistas Académicas que, en su momento, acogieron y

publicaron los Artículos que aquí se presentan –así como otros que se reservan para una

eventual segunda entrega– entre ellas se pueden contar: 'Nómadas' –Revista Crítica de

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Ciencias Sociales y Jurídicas– Universidad Complutense de Madrid; 'Philosophica' –

Revista del Instituto de Filosofía de la PUCV–; 'Konvergencias' –Revista de Filosofía y

Culturas en Diálogo, Argentina; 'Cuadernos del Seminario' –Revista del Seminario del

Espacio, Estudios Avanzados de la PUCV.– ; 'Eikasia' –Revista de Filosofía, ISSN 1885-

5679 - Oviedo, España–; 'Cuenta y Razón' –Revista de la Fundación de Estudios

Sociológicos (FUNDES) de Madrid, Fundada por Julián Marías; Revista 'Cuadrante Phi' –

Publicación de la Facultad de Filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana– Bogotá,

Colombia; 'Nómadas' –Universidad Central– Bogotá, Colombia; 'Revista de Humanidades'

–Tecnológico de Monterrey– México; 'Gazeta de Antropología' –Universidad de

Granada– España; 'La lámpara de Diógenes' –Benemérita Universidad Autónoma de

Puebla–; 'Cuaderno de Materiales' –Revista de Filosofía y Ciencias Humanas–

Gestionada por la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid;

'AdVersuS' –Revista de Semiótica– Centro di Ricerca Semiótica “Ferruccio Rossi-Landi”

(CRS), del Instituto Italoargentino di Ricerca Sociale, etc.

Finalmente no puedo dejar de mencionar a la Universidad Complutense de Madrid y al

programa de Doctorado del Departamento de Filosofía IV, donde desarrollé las líneas de

investigación en torno a la Estética contemporánea que han dado lugar a buena parte de

los Artículos publicados en este Libro. Investigaciones que han contado con el valioso

respaldo del grupo Theoria –Proyecto Crítico de Ciencias Sociales UCM– bajo la persona

de su Director el Profesor Dr. Román Reyes quien ha alentado y propiciado la publicación

de los avances en sucesivas entregas de la Revista 'Nómadas' –también bajo su

Dirección– de los últimos Artículos que componen el estudio que aquí presento en

versión ampliada, crítica y anotada.

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Adolfo Vásquez Rocca

Valparaíso, Febrero de 2008

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INTRODUCCIÓN

Si hay algún filósofo atípico en la lista de pensadores más influyentes del siglo XXI este

es sin duda el alemán Peter Sloterdijk. Profundo conocedor de la más sólida tradición

cultural y filosófica de su país –estudió Filosofía, Germanística e Historia en las

universidades de Múnich y Hamburgo– y no en vano se formó bajo el influjo de lo que se

ha dado en llamar la segunda generación de la Escuela de Frankfurt. En Sloterdijk

concurren también otras tradiciones e influencias: La poética del espacio de Bachelard,

Musil, Canetti, Hermann Broch y Spengler. También en Sloterdijk se deja ver el influjo de

Nietzsche, particularmente en sus referencias a la crisis del Humanismo que luego con

Heidegger asumiría otro designio hermenéutico.

Es así como obras de distinto carácter han ido delineando la propia propuesta filosófica

de Sloterdijk: desde los escritos bélicos de Jünger hasta el taoísmo y la mística. Esta

apertura se hace también extensible a la orientación interdisciplinaria de los textos de

Sloterdijk; ellos incorporan ideas, conceptos e intereses procedentes de áreas tan

diversas como la antropología, el arte conceptual, la música concreta, la arquitectura, la

estrategia militar, el pop, el psicoanálisis, la mitología, la patrística, la mística, la

psicología analítica, la biología, la medicina magnetopática o la literatura. Su pasión por

la literatura no se limita a convertirla en un objeto de atención filosófica, sino que

también la cultiva en los bellos ejercicios estilísticos de su privilegiada pluma. Sloterdijk

escribe con una una calidad literaria no vista en Alemania desde los tiempos de

Nietzsche, cuestión que en lugar de consagrarlo, paradojalmente, lo ha convertido en un

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autor bajo sospecha, lo que no resulta extraño en el veleidoso reducto de la filosofía

académica Más aún cuando Sloterdijk es también conductor –junto a Rüdiger Safranski–

de un programa de televisión en la cadena pública alemana –ZDF-: "El Cuarteto

Filosófico" [Das Philosophische Quartett] –que tomó el nombre del célebre "Cuarteto

literario" de Marcel Reich Ranicki– donde tienen lugar debates y análisis político-

culturales de actualidad desde una óptica filosófica y estética. El Programa se emite –

cada dos meses– el domingo en directo, en horario estelar, con una duración de una

hora y se graba en un estudio instalado en la fábrica de cristal que posee el consorcio

automovilístico Volkswagen en Dresde. Como si esto no fuera suficiente para dotarlo de

cierta heterodoxia, el año recién pasado fue designado miembro de la Academia de las

Artes de Berlín junto a otros seis artistas e intelectuales.

Peter Sloterdijk rector de una universidad especializada en nuevos medios y diseño –la

Hochschule für Gestaltung– en Karlsruhe al suroeste de Alemania, cerca de la frontera

francesa, ha sido recientemente candidato al Premio Príncipe de Asturias de

Comunicación y Humanidades.

Sloterdijk, célebre por su ya legendaria Crítica de la razón cínica (1983), obra que –según

Safranski– “cuenta cómo, tras desenmascaramientos e ilustraciones, la conciencia

moderna tomó conciencia de sí y cómo ahora, con correcta conciencia, obra sin embargo

incorrectamente''. La recuperación del ideario cínico tiene lugar con el descrédito de las

utopías, en la trastienda de la posmodernidad, en el desencanto estético-político ante las

sociedades neoliberales. Crítica de la razón cínica puede leerse también como una puesta

al día de la Dialéctica de la Ilustración de Adorno y Horkheimer. No se trata ya del

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nihilismo en ascenso, ni la metamorfosis de la razón en nuevo mito ni, mucho menos, del

dominio de la razón instrumental lo que Sloterdijk describe y denuncia, sino el cinismo

difuso de nuestras sociedades exhaustas. Ese “nuevo cinismo” que se despliega como

una negatividad madura que apenas proporciona un poco de ironía y compasión, pero

que finalmente desemboca en la desesperanza. Un cinismo que Sloterdijk define como

“falsa conciencia ilustrada”: la de quienes se dan cuenta de que todo se ha

desenmascarado y pese a ello no hacen nada, la de quienes se dan cuenta de que la

escuela de la sospecha tampoco ha servido de mucho.

Pese a todo en Crítica de la razón cínica Sloterdijk presenta un discurso ético

comprometido, libre de las falacias y espejismos del humanismo “edificante”, de la

antropología filosófica asentada sobre la herencia de la ilustración y la creencia en el

progreso. Sloterdijk proclama así el fin del totalitarismo metafísico y la caducidad de la

fatiga nihilista, a la vez que abre una brecha entre los apocalípticos y los entusiastas de

las nuevas tecnologías, incluida la genética, ensayando –además– una teoría de la

intimidad, del espacio interior, así como del exterior más abarcante, para explicar su

concepción general del mundo y de la historia.

Filósofo complejo como pocos, crítico, polémico, pero sobretodo “hiperbólico”,

Sloterdijk de una gran cultura filosófica, bella retórica –consciente de su afinidad con la

música y la arquitectura– y un estilo provocador, enfrenta los problemas de su tiempo

con las armas de un fenomenólogo agudo, atento y perspicaz, que desea escribir una

“ontología de nosotros mismos”.

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Ya en ese brillante Ensayo que es Extrañamiento del Mundo (1993) –de una alcance

teórico difícil de dimensionar– se encuentran en marcha las ideas matrices de Esferas

(1998 - 2004), allí se pueden apreciar en su génesis, entretejiéndose, en toda su belleza y

lirismo. Extrañamiento del mundo es sin duda la mejor obra de Sloterdijk. Por ello no

sería casual que obtuviera el Premio Ernst Robert Curtius 1993. Sloterdijk esboza allí con

expresiva visualidad poética las ideas que luego desarrollará bajo la temeraria forma del

Gran Relato. Sloterdijk no le teme a los Grandes Relatos ni al cristiano, ni al liberal-

progresista, ni al hegeliano, ni al marxista, ni siquiera al fascista–, Sloterdijk es un

maestro para reconstruir las historias en sus entresijos técnicos, auscultando el detalle

para desde allí proyectar un diagnostico epocal con el afán provocador que le

caracteriza.

Con las consabidas excepciones (Nietzsche y Benjamin) es sabido que los alemanes

tienen una vocación confesa o encubierta por “la totalidad”, desde los tiempos en que

hubieron de refundar la filosofía. Suyos son los sistemas más reconocidos y sus

pensadores más representativos, ya se trate de los idealistas clásicos o de los actuales

socialdemócratas, inevitablemente tienden a convertirse en teóricos que generalizan con

el mismo desparpajo con que los franceses creen que su realidad es el mundo. Así pues,

ontología, ética, estética, economía, historia, religión, etc., forman un todo germánico

pensado de consuno. Los alemanes piensan continentalmente, como observó con su

característica perspicacia Deleuze, del mismo modo como, cada tanto, les da por

expandir sus territorios y aplastar a sus vecinos.

Podría parecer que, en la madurez, el afrancesado Sloterdijk ha sucumbido a la

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idiosincrasia nacional, como parecía revelarse en el rótulo de su descomunal trilogía:

Esferas, auténtico emblema de la Totalidad, reafirmado o refrendado en la sucesión de

sublimes palimpsestos que forman los tres volúmenes –’Burbujas’, ‘Globos’, ‘Espumas’–

donde se describen otras tantas hipóstasis del Todo. Aunque desmesurada, la intención

de Sloterdijk, pese a todo, es renovadora: intenta dejar de pensar el mundo como siempre

y buscar un nuevo punto de vista, nuevas metáforas. Asume la perspectiva del

macrohistoriador, del crítico de la cultura, por momentos la de un teólogo.

Buena parte de las imágenes, literarias y gráficas del libro son de raíz religiosa. Parece

obvio que, si el mundo es Uno y el Mismo, Organismo, Espíritu o Sinfonía, una sola

debería ser su Razón. No de otra forma justificaba Hegel la necesidad del Sistema, contra

la opinión de los románticos; lo cual hace irrisoria la rabieta de los criptohegelianos de

izquierda (que antaño se llamaban marxistas) por la supuesta amenaza del pensamiento

único. No, no han sido los liberales, ha sido Hegel y, en su momento, Marx, quienes

reclamaron la necesidad de que los hombres contáramos con una sola manera de

establecer las cosas.

En cualquier caso, a Sloterdijk le es indiferente esa cuestión y, por otra parte, no es un

pensador sistemático. Su modelo no es Schelling o Hegel sino las seductoras

generalizaciones de Spengler; su perspectiva es crítica de la tradición, es –en suma– un

outsider al modo de Nietzsche. Por lo demás, Sloterdijk es lo suficientemente cauto

como para dejarse tentar por el sistematismo filosófico, enfermedad que suele atacar a

los filósofos cuando intervienen en diversos ámbitos, digamos transversales a la filosofía

pura, y caen bajo la amenaza de la dispersión. Como se muestra en Esferas su propuesta

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es mucho más modesta. Consiste en un nuevo Gran Relato, aquello de lo que nos previno

Lyotard hasta el hostigamiento. Pero, que quede claro, no para trazar una nueva

construcción ideológica sino, literalmente, para contar las cosas de otra manera, lo que a

fin de cuentas significa producir un nuevo mito cosmológico. El subtítulo, pues, le queda

un poco grande, porque el trabajo de Sloterdijk no es filosófico, ni siquiera histórico, sino

una reflexión literaria que se ofrece como campo de proyección de la experiencia. En

efecto, lo que Sloterdijk nos ofrece es un nuevo modelo narrativo para la historia de la

cultura europea, otro modo de redescribir el mundo o, si se quiere, de representárselo, en

la época de la llamada globalización para examinar nuestra posmoderna, fragmentada y

no obstante necesaria visión del Todo.

Esferas gravita alrededor de los espacios de coexistencia, que se pasan por alto o se

consideran comúnmente como dados encubriendo así la información crucial para

desarrollar una comprensión de cómo son los seres humanos. La exploración de las

esferas comienza con la diferencia básica que existe entre los mamíferos y otros

animales; la comodidad biológica y utópica que los seres humanos intentan reconstruir

mediante la ciencia, la ideología y la religión. De estas microesferas (relaciones

ontológicas del tipo feto-placenta) a las macro-esferas (los macro-úteros, estructuras

políticas que adoptan la forma de naciones o de Estados), Sloterdijk analiza así las

esferas donde los seres humanos intentan sin éxito morar y refiere a una conexión entre

crisis vital (como la separación narcisista) y las crisis que se generan cuando una

esfera estalla.

El planteamiento de Sloterdijk gira en torno a la “arqueología de lo íntimo” para plantear

una concepción muy diferente de la intimidad a la que estamos habituados; este

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planteamiento pone en juego en un lugar preeminente la expresión, de resonancias, por

otro lado, nada filosóficas, de “esferas”. “Una filosofía que se ubica bajo la imagen de la

esfera y, de esta manera, da pábulo a todo tipo de asociaciones en torno a burbujas de

aire, pompas de jabón y, por tanto, en torno a fenómenos inanes, inestables, casi

privados de objetividad, se sitúa ya de un modo consciente en una zona marginal del

espacio acotado en términos académicos y culturales, jugando con la fantasía de

aligerar el centro desde la periferia”1.

Esferas es así el opus magnum de Sloterdijk, allí lleva a cabo una reconstrucción de las

etapas de nuestra historia como habitantes de esferas, el tránsito desde el pliegue o

clausura de la que el ser humano surge al estallido del espacio donde se ve

psicológicamente expuesto y vulnerable. Así Sloterdijk transita del espacio más íntimo al

más extenso y abarcante, donde se patentiza un extraño impulso a lo inmenso e

inquietante.

La teoría de las esferas es un instrumento morfológico que permite reconstruir el éxodo

del ser humano de la simbiosis primitiva al tráfico histórico-universal en imperios y

sistemas globales como una historia coherente de extraversiones; ella reconstruye el

fenómeno de la gran cultura como la novela de la transferencia de esferas desde el

mínimo íntimo, el de la burbuja dual, hasta el máximo imperial, que había que

representar como cosmos monádico redondo. Si la exclusividad de la burbuja es un

motivo lírico, el de la inclusividad del globo es uno épico.

1 SLOTERDIJK, Peter y HEINRICHS, Hans-Jürgen, El sol y la muerte, .Editorial Siruela, Madrid, 2004, p. 138

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“Hablar de las esferas no sólo significa, pues, desarrollar una teoría de la intimidad simbiótica y

del surrealismo de la pareja. Es verdad que la teoría de las esferas comienza, por su objeto, como

psicología de la formación interior de espacio a partir de correlaciones dúplice-únicas, pero se

desarrolla necesariamente hasta convertirse en una teoría general de los receptáculos autógenos.

Ésta suministra la forma abstracta de todas las inmunologías (…) Bajo el signo de las esferas se

plantea al final también la pregunta por la forma de las creaciones políticas de universo en

general”.2

Pertenece al drama de la vida el que siempre haya que abandonar espacios animados,

en los que uno esta inmerso y seguro, sin saber si se va a encontrar en los nuevos un

recambio habitable. El primer traslado, exilio o extrañamiento, el primer acto del drama,

pues, sucede con el nacimiento. ¿Dónde venimos cuando venimos "al mundo"?,

pregunta Sloterdijk. El modo de afrontar el mundo fuera del seno materno viene

determinado de manera difícilmente analizable por los restos de memoria prenatales.

Todos hemos habitado en el seno materno un continente desaparecido, una "íntima

Atlántida" que se sumergió con el nacimiento, no en el espacio, desde luego, sino en el

tiempo, por eso se necesita una arqueología de los niveles emocionales profundos.

El drama esferológico del desarrollo -la apertura a la historia comienza- en el instante

en el que individuos que eran polos de un campo de dúplice unicidad salen de él a los

mundos multipolares de adultos. Cuando estalla la primera burbuja sufren

irremisiblemente una especie de shock de transcolonización, un desenraizamiento

existencial. Los seres humanos experimentan fascinados y tristes cómo entre cielo y

tierra hay más cosas muertas y exteriores de las que puede soñar hacer suyas cualquier

2 SLOTERDIJK Peter, Esferas I. Burbujas, Introducción; Los Aliados o La comuna exhalada. Ediciones Siruela, Madrid,

2003, pp. 64-65

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niño del mundo. Al despedirse los adolescentes del regazo materno les invaden

magnitudes sin sujeto, externas, provocadoras e indómitas.

La civilización altamente tecnológica, el Estado del bienestar, el mercado mundial, la

esfera de los media: todos esos grandes proyectos quieren imitar en una época

descascarada la imaginaria seguridad de esferas que se ha vuelto imposible. Ahora,

tiene que procurarse redes y pólizas de seguros han de ocupar el lugar de los

caparazones celestes; la telecomunicación debe imitar a lo envolvente3. El cuerpo de la

humanidad quiere procurarse un nuevo estado de inmunidad dentro de una piel

electrónico-mediática. La era de la falta de albergue metafísico generaliza el hábito de

la huida. Con su disposición formal de progreso, el mundo huye de sí mismo en sí

mismo; de cada posición del mundo fugitivo, se aprestan continuaciones de fugas. Así y

todo, el mundo acelerado del dinero y de la comunicación absoluta parodia la relación

metafísica con lo efímero; no dispone ni de una idea del pleroma de la metafísica ni de

una concepción del vacío positivo. Las masas desespiritualizadas se encuentran a la

intemperie sin que jamás se les haya aclarado correctamente el sentido de su destierro.

Decepcionadas, resfriadas y huérfanas se cobijan en sucedáneos de antiguas imágenes

de mundo mientras éstas parezcan conservar todavía un hálito de la calidez de las

viejas ilusiones humanas de circundación.

En esta exploración de las macro-esferas aparece el vacío que, en su agitada histeria,

pasan por alto los discursos actuales acerca de la globalización. En tiempos3 VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, “Peter Sloterdijk: Esferas, flujos, sistemas metafísicos de inmunidad y complejidad

extrahumana”, En NÓMADAS Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas. Universidad Complutense de Madrid, |Nº 17 | Enero-Junio 2008 | Y Konvergencias, Revista de Filosofía y Culturas en Diálogo, Córdoba, Argentina, Nº 15,Año IV, Segundo Cuatrimestre 2007, (pp. 93 -100) http://www.konvergencias.net/vasquezrocca140.pdf

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descascarados, sin orientación en el espacio, superados por el propio progreso, los

modernos tuvieron que convertirse masivamente en seres humanos enloquecidos. “La

civilización técnica, y en especial sus aceleraciones durante el siglo XX, puede verse

como el intento de ahogar en confort al testigo fundamental de Nietzsche, aquel trágico

Diógenes”4. Poniendo a disposición de los individuos alimentos técnicos de una

perfección inusitada, el mundo moderno quiere quitarles de la boca inquietas

indagaciones acerca del lugar en el que viven o desde el que se precipitan

constantemente al vacío.

De ahí que el tema de la vieja ciencia política sea siempre –para Sloterdijk– el de la

contención de los dramas que necesariamente tienen y han tenido que producirse

cuando los horizontes de pertenencia mutua de las sociedades y los pueblos se

expanden hasta dimensiones imperiales y alcanzan, como en la historia de las grandes

civilizaciones, envergadura universal y genérica.5

Este imaginario se nutre de metáforas épicas, propias del aliento de los grandes relatos.

Las imágenes de Sloterdijk son tributarias al imaginario de la navegación y al de la

bóveda celeste, perfectamente esférica, visión de un mundo ordenado y armónico que

Aristóteles trasmitió a la Edad Media. Los ciudadanos de la época moderna tuvieron

luego que acomodarse a una nueva situación en la que, con la ilusión de la posición

central de su patria en el universo, desapareció también la imagen consoladora de que la

tierra estaba envuelta por bóvedas esféricas a modo de cálidos abrigos celestes. Desde

entonces, los seres humanos de la época moderna tuvieron que aprender a arreglárselas

4 SLOTERDIJK, Peter, SLOTERDIJK Peter, Esferas I. Burbujas, Ediciones Siruela, Madrid, 2003, p. 35.5 SLOTERDIJK Peter, En el mismo barco, Ensayo sobre la hiperpolítica, Ediciones Siruela, Madrid, 1994, p. 19.

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para existir a la intemperie, expuestos al nuevo aliento frío de fuera. El ser humano

descascarado desarrolla su psicosis epocal respondiendo al enfriamiento exterior con el

desarrollo de curiosas políticas de climatización. Al análisis de la conexión entre las

crisis vitales y los intentos fracasados de conformar espacios habitables; así como a las

catástrofes que acontecen cuando una esfera estalla, como sucedió –precisamente– con

el giro copernicano, es a lo que se avocará de modo principal este Libro.

Así en la filosofía de Sloterdijk se pueden encontrar una multiplicidad de

escenificaciones y actores que representan el drama indistinto de naturaleza y cultura;

en la historia de los procesos antropotécnicos Sloterdijk introduce en sus relatos todo

aquello con lo que el hombre convive cotidianamente, a saber: signos, señales, símbolos,

máquinas, herramientas, animales, plantas, virus, bacterias, textos, obras de arte,

museos, prótesis, intervenciones quirúrgicas, fármacos; a lo que se debe sumar la

irrupción de los artefactos tecnológicos en las nueva configuración de la vida humana.

La historia de esta cohabitación con elementos cuyo estatuto ontológico no ha sido

suficientemente aclarado es el desafío de la filosofía de Sloterdijk. Bajo esta perspectiva,

el mismo estatuto ontológico del hombre no está claro; en este sentido, Sloterdijk

entiende al hombre como una deriva biotecnológica asubjetiva que vive hoy un momento

decisivo en términos de política de la especie. De allí la crisis del humanismo y el

reclamo por parte de Sloterdijk de una nueva constitución ontológica que tenga en

cuenta a los otros seres humanos, a los animales y las máquinas, esto suscitará ásperas

controversias que serán abordadas en la presente obra. Baste sólo mencionar la

polémica con Habermas, disputa semi-velada en torno a las posibilidades tecnológico-

genéticas de mejora del ser humano. Este debate no ha sido sino la secularización

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posmetafísica del viejo problema del Humanismo, a saber el de la domesticación del ser

humano.

El campo de resonancia del pensamiento de Sloterdijk, como se ve, es extremadamente

amplio y complejo, sin embargo su modo de abordar los problemas de nuestra época

crítica es lúcido y original, erudito a la vez que inventivo, lo que lo ha convertido en un

autor imprescindible para entender nuestro tiempo, esto pese a que la administración de

la cultura no sepa aún muy bien dónde clasificarlo.

Sloterdijk compara, a su vez, la tradición cultural de occidente con una red epistolar. “Los

libros son voluminosas cartas a los amigos”. Esta es la esencia y función de la Filosofía:

una telecomunicación fundadora de amistad por medio de la escritura. Así las obras que

escribimos pueden ser consideradas como cartas dirigidas al porvenir, con la expectativa

de encontrar amigos a la distancia, personas que movidos por una sensibilidad similar se

vean estimulados a responder, pues bien, este es el espíritu que anima este libro.

El envío epistolar debiera sí trascender las condiciones contingentes, la pequeñez y

mezquindad de los Consejos administradores de la cultura –y de sus secretarios

generales– y provocar pese a todo una cantidad insospechada de amistades con

lectores anónimos o con interlocutores con los que en alguna ocasión se ha

intercambiado ideas y confrontado posiciones. La Filosofía esta así llamada a remover

viejos vicios académicos, ampliar miradas obtusas que sólo giran sobre sí mismas. El

pensamiento debe tener lugar al aire libre, y no en ambientes enrarecidos, donde se

mantiene viciado y recluido en el marco hermético de ciertos departamentos

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universitarios, aislados y emplazados como sociedades secretas, con sus propias

retóricas, sus propios ritos de iniciación e incluso sus propios santones.

Pese a todo la filosofía no se encuentra moribunda, sino más bien se mantiene en estado

virulento todavía hoy, lo cual se debe sin duda a los resultados de su capacidad para

hacer amigos a través del texto. De allí que escribir libros sea una empresa

telecomunicativa claramente post-pesimista.

Sloterdijk ha propiciado un cambio en el estado de ánimo de la Filosofía y en su formas

de comunicación. Apoyado en una lectura muy potente de Nietzsche, este alemán crítico

de la teoría social y mediática frankfurteana, denuncia el carácter nocivo de lo que

denomina la "ciencia melancólica".

En el siglo XIX, en literatura, música e incluso en el campo de las ideas, se había

desarrollado el sentido del entretenimiento a través del anuncio del terror. Tras la guerra,

la situación general del pensamiento propició la vuelta a lo gótico en el plano teórico. Ya

en su primer libro, Crítica de la razón cínica, Sloterdijk rompió con esa estrategia de la

fraternidad del terror. Sloterdijk toma así distancia y reconoce jamás haber sido un

auténtico cínico. Declara que pese a su admiración por el cinismo griego, el de Diógenes

y la así denominada Secta del perro, no tiene los medios suficientes para un programa de

vida semejante. Ser un cínico coherente exige cualidades físicas y morales de las que

admite carecer. El último gran cínico de nuestra época fue Emile Cioran, que llevó una

vida monástica informal. Pero ser el monje de una desesperanza íntima tiene costos

importantes porque día a día se debe enfrentar uno a refutaciones escogidas, a la prueba

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de que la felicidad no está tan lejos ni es tan trascendente. El cinismo es la decisión de

no disolverse en la felicidad.

Sloterdijk quien en Normas para el Parque Humano se inquietaba por la desaparición del

humanismo erudito hoy hace alarde de un optimismo sorprendente. El mundo en el que

vivirá su hija, ya no parece preocuparle. Este gigante apasionado por las nuevas formas

de la cultura, la buena literatura y los paseos en bicicleta por los aledaños de su casa en

la provincia del Dréme, donde reside, continúa con su trabajo y disfruta con apetito de los

placeres de la vida.

Para Sloterdijk hay que distinguir el pesimismo metodológico del pesimismo existencial.

El pesimismo metodológico se impone porque pensar en lo peor es la base misma del

análisis. Pero el oficio de profesor consiste en pensar en lo peor llevando una vida feliz.

Sloterdijk ha ensayado mucho, como personaje psicológico que es, para estar tan

desesperado como las teorías que conservaba de los maestros de su generación. Le han

hecho falta veinte años para descubrir que era capaz de meditar sobre lo peor adoptando

una actitud existencial orientada a la felicidad. Pues si se quiere escapar de la trampa del

resentimiento, hay que desear ser feliz.

Dr. Adolfo Vásquez Rocca

Page 21: PETER SLOTERDIJK; ESFERAS, HELADA CÓSMICA Y POLÍTICAS DE CLIMATIZACIÓN

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Adolfo Vásquez Rocca, Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de

climatización, Colección Novatores, Nº 28, Editorial de la Institución Alfons el Magnànim

(IAM), Valencia, España, 2008.

© De esta edición: Institució Alfons el Magnànim.

Diputación de Valencia, 2007

Director: Ricard Bellveser

Colección dirigida por Rosa María Rodríguez Magda

Diseño de la cubierta: Quinto A. Estudio Gráfico

221 páginas

I.S.B.N.: 978-84-7822-523-1

Depósito legal: V-2888-2008

Imprime: Imprenta de Valencia

Disponible: En Revista Observaciones Filosóficas

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Y en la distribuidora ADONAY [email protected]

Tel. 902 154 643 Fax: 962