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PIUBAMAS 2017 Marginaciones Sociales y Políticas Públicas nº 4 1 2017 MARGINACIONES SOCIALES Y POLÍTICAS PÚBLICAS Nº 4 Marginaciones Sociales y Trabajo Observatorio PIUBAMAS 2017: seguimiento de los principales indicadores del mercado de trabajo. 1. INTRODUCCIÓN Serie marginaciones sociales y políticas públicas Observatorio PIUBAMAS 2017 2. MARGINACIONES SOCIALES Y TRABAJO 2.1. Evolución de los principales indicadores del mercado de trabajo en Argentina 1974-2017 (Agustín Mario) 2.2. Los indicadores básicos del mercado de trabajo en Argentina en contexto: aná- lisis de su evolución en las últimas cuatro décadas. (Martín Moreno)

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PIUBAMAS 2017 Marginaciones Sociales y Políticas Públicas nº 4 1

2017 MARGINACIONES SOCIALES

Y POLÍTICAS PÚBLICAS Nº 4

Marginaciones Sociales y TrabajoObservatorio PIUBAMAS 2017: seguimiento de los principales indicadores del mercado de trabajo.

1.INTRODUCCIÓN

Serie marginaciones sociales y políticas públicasObservatorio PIUBAMAS 2017

2.MARGINACIONES SOCIALES Y TRABAJO

2.1.Evolución de los principales indicadores del mercado de trabajo en Argentina 1974-2017 (Agustín Mario)

2.2. Los indicadores básicos del mercado de trabajo en Argentina en contexto: aná-lisis de su evolución en las últimas cuatro décadas.(Martín Moreno)

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Esta comunicación es uno de los resultados obtenidos del trabajo realizado durante el año 2017, en el marco del Proyecto de Fortalecimiento de los Programas Interdisciplinarios (PIUBAS), por el Observatorio del Programa Interdisciplinario de la Universidad de Buenos Aires sobre Marginaciones Sociales (PIU-BAMAS)1.

Es un propósito central del PIUBAMAS el abordaje de las múltiples manifestaciones de las marginaciones sociales desde una perspectiva interdisciplinaria y con un enfoque de derechos, a fin de generar conoci-mientos que tiendan un puente entre la Universidad y la sociedad de la que forma parte, ya se trate de los sectores sociales afectados como así también de los agentes del Estado encargados de elaborar y hacer cumplir políticas públicas en relación a distintos ámbitos donde los derechos se encuentran vulnerados.

En este marco, el Observatorio buscar generar y articular información sobre los complejos problemas que presentan las marginaciones sociales en sectores seleccionados para ampliar la eventual incidencia del PIUBAMAS en el campo del diseño, la ejecución y la evaluación de las políticas y programas sociales y, a su vez, contribuir a visibilizar las políticas, prácticas y mecanismos de producción y reproducción de las marginaciones sociales. A partir del reconocimiento de las dificultades para acceder tanto a la infor-mación producida por la propia Universidad como a la que producen, bajo distintos criterios y tópicos, los organismos del Estado; este Observatorio se propone como una herramienta orientada a sistematizar ese conocimiento e información que por encontrarse “dispersa” no es suficientemente aprovechado por la sociedad. Para ello, durante el año 2017 se apuntó al fortalecimiento de este dispositivo de difusión de conocimiento orientado y útil para evaluación la evolución de la cuestión social en sectores claves a partir de distintas publicaciones y actividades. Entre ellas podemos mencionar: la publicación periódica de informes sobre mercado de trabajo; la realización de la serie de producciones audiovisuales “Políticas de Incertidumbre” que resumen temáticas de interés vinculadas a las marginaciones sociales y la agen-da actual; la publicación de artículos académicos en el marco de la “II Convocatoria para la divulgación científica de las Marginaciones Sociales”; la organización de diversas jornadas y encuentros para motivar espacios de intercambio y debate sobre las distintas expresiones de las marginaciones sociales en arti-culación con el Proyecto de Divulgación del PIUBAMAS2.

Este texto pretende acercar las producciones del Observatorio durante el año 2017, por lo cual a lo largo de las siguientes páginas se presenta un resumen de los principales resultados de los informes sobre la evolución del mercado de trabajo en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) en las últimas cua-tro décadas, acompañado de un análisis orientado a brindar claves de lectura para comprender dicha evolución.

1 Proyectos “Observatorio: Marginaciones Sociales Urbanas” (2016) y “Observatorio sobre Marginaciones Sociales. Consolidación y Proyección”.

2 Para conocer el sitio web del Observatorio PIUBAMAS y acceder a los informes y publicaciones, véase: http://cyt.rec.uba.ar/sitios/piubamas

SERIE MARGINACIONES SOCIALES

Y POLÍTICAS PÚBLICAS11.1 Observatorio PIUBAMAS 2017

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En este artículo se resumen los principales resultados de los informes realizados con el propósito de con-tribuir a las reflexiones en torno a las Marginaciones Sociales y el Trabajo. A fin de analizar y monitorear la situación laboral de la población (y segmentos poblacionales) del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), distinguiendo dentro de ella a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y a los partidos del Conurbano Bonaerense (GBA), se abordan los aspectos referidos al Mercado de Trabajo a partir de la sistematización y análisis de la información estadística disponible. En primer lugar, se realiza un se-guimiento que da cuenta de la situación actual y la evolución a través de más de 40 años de historia de los principales indicadores del mercado de trabajo en la Argentina. Luego, se examina la dinámica del empleo precario en la Argentina entre 2003 y la actualidad.

Principales indicadores del mercado de trabajo en Argentina (1974-2017)

El gráfico 1 muestra la evolución de la tasa de actividad. Hasta mediados de la década de 1980, se observa una retracción de la participación laboral, momento a partir del cual este indicador comienza a incrementarse –a una mayor velocidad en el GBA vis a vis el total país-. Durante la crisis de comienzos de los 2000, se observa una caída de la “oferta laboral” que se recupera rápidamente para mantenerse relativamente estable por al menos una década. Es decir que, en términos estilizados, la oferta de trabajo creció al ritmo en que lo hizo la población. Al distinguir entre la CABA y los partidos del GBA, se destaca la primera por evidenciar un nivel mayor de su tasa de actividad.

Para el total país, se observa un importante aumento de 1,3 puntos porcentuales entre el tercer trimestre de 2015 y el segundo de 2016. A partir de allí, se reduce en los dos trimestres siguientes para volver a incrementarse en el primer trimestre de 2017 –alcanzando al 45,6 por ciento de la población-. Para el GBA, la dinámica es similar pero el incremento es incluso mayor. Se destaca aquí la CABA tanto por su mayor nivel en la tasa de actividad como por evidenciar un incremento mayor –en relación a los partidos

del GBA-.

2MARGINACIONES SOCIALES Y TRABAJO

2.1 Evolución de los principales indicadores del mercado de tra-bajo en Argentina 1974-20173

Agustín Mario // Investigador-docente DEYA/UNM y CEC.Sociales/UBA.

3 Para acceder a los informes completos, véase: http://cyt.rec.uba.ar/sitios/piubamas/Paginas/Indicadores-e-Informes.aspx

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A diferencia de la oferta de trabajo que parece seguir una tendencia de largo plazo relativamente inde-pendiente del ciclo económico, la tasa de empleo refleja más acabadamente la dinámica de la economía (gráfico 2). Así, se observa una reducción en el nivel de empleo –respecto de la población- durante la segunda mitad de la década de 1970, fenómeno que se estabiliza en la década siguiente y hasta media-dos de la década de 1990. En ese momento se registra una reducción significativa de la tasa de empleo (crisis del Tequila), la cual no llega a recuperar su nivel anterior a pesar del rebote posterior. El indicador se desploma durante la crisis de la caja de conversión. Luego del abandono del régimen convertible, la tasa de empleo crece sostenidamente –al menos hasta 2014-. La CABA, como en el caso de la tasa de actividad, vuelve a destacarse por sus sistemáticamente mayores niveles de empleo.

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La tasa de empleo se observa que se redujo en 0,5 punto porcentual entre el tercer trimestre de 2015 y el primero de 2017, ubicándose aún por encima del nivel que mostró en el tercer trimestre de 2014 aunque por debajo de los niveles evidenciados desde, al menos, mediados de 2006. Para el GBA la reducción es similar aunque los niveles de la tasa de empleo son algo mayores; entre 2005 y 2014, el GBA mostró tasas de empleo superiores a las actuales. Nuevamente, se destaca la CABA tanto por sus mayores niveles de tasa de empleo como por el hecho de haber alcanzado su máximo registro en el primer trimestre de 2017.

El gráfico 3 muestra la evolución de la tasa de desempleo. Se observa un –leve- crecimiento hasta co-mienzos de los 90, cuando dicho proceso de acelera, superando el 10 por ciento a comienzos de dicha década. Hacia mediados del decenio, la tasa de desempleo supera el 20 por ciento de la fuera laboral y, si bien se recupera en los años siguientes, alcanza al 25 por ciento en el pico de la crisis de la converti-bilidad. De allí en adelante, la tasa de desempleo se reduce sistemáticamente, estabilizándose (bien) por debajo del 10 por ciento –cifra que no volvió a superarse ni siquiera durante la crisis financiera global-. Si bien la dinámica de este indicador es similar en la CABA y los partidos del GBA, la Ciudad vuelve a des-tacarse –como en los indicadores previos- por mostrar un nivel significativamente inferior de desempleo.

Fuente: Elaboración propia en base a EPH Puntual y Continua-INDEC.

Nota: Los valores faltantes fueron obtenidos por interpolación lineal. Las series fueron desestacionalizadas mediante el procedimiento X12 ARIMA.

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La desocupación abierta aumentó 3,1 puntos porcentuales entre el tercer trimestre 2015 y el segundo de 2016 pasando del 5,9 por ciento de la población activa al 9 por ciento de la misma (gráfico 3). Este nivel de desempleo no se observaba desde el tercer trimestre de 2009. En tanto, en el GBA la tasa de desempleo superó los dos dígitos en el segundo trimestre de 2016, algo que no sucedía desde principios de 2007. Mientras que en los Partidos del GBA se observan niveles –y dinámica- similares a los de la totalidad del GBA, la CABA muestra menores niveles de desempleo. No obstante, en la Ciudad también tuvo lugar un importante aumento del desempleo desde 2016.

El gráfico 4 muestra la evolución de la subocupación. La dinámica es bien similar a la de la desocupa-ción aunque con cambios menos pronunciados. Esto puede deberse a que la subocupación “reacciona primero” ante las modificaciones del ciclo: en las expansiones, es lo primero que mejora; y, en las rece-siones, es lo primero que empeora.

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La subocupación horaria se incrementó en casi 2 puntos porcentuales entre el tercer trimestre de 2015 y el segundo de 2016, pasando de 8,6 por ciento a 10,4 por ciento (gráfico 4). A partir de allí, la subo-cupación se estabilizó, alcanzando un 10,5 por ciento en el primer trimestre de 2017, un nivel que no se observaba desde el cuarto trimestre de 2006. Además de mostrar niveles mayores, la subocupación se incrementó más en el GBA. A su vez, esto ocurre casi totalmente por la situación de los Partidos del GBA –dado que en la Ciudad el incremento de la subocupación fue de 0,4 punto porcentual entre el tercer trimestre de 2015 y el primero de 2017-. Allí, la tasa de subocupación se incrementó sistemáticamente desde el segundo trimestre de 2016 hasta alcanzar un 12,7 por ciento en el primer trimestre de 2017. Al discriminar entre la subocupación demandante (dispuestos a trabajar más horas y buscan activamente hacerlo) y no demandante (dispuestos a trabajar más horas pero no lo buscan activamente), se observa que la mayor parte del incremento de la subocupación entre el tercer trimestre de 2015 y el primero de 2017, se explica por el aumento de la demandante -1,2 puntos porcentuales de los 1,9 puntos porcentua-les de incremento de la subocupación total-.

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Informalidad laboral en Argentina (2003-2017)

El gráfico 5 muestra la evolución del empleo informal (EI) y el empleo en el sector informal (ESI) para el total país. Entre el tercer trimestre de 2003 y el segundo de 2016, el EI se redujo 4,6 puntos porcentuales (de 51,1 por ciento a 45,6 por ciento); el ESI, por su parte, disminuyó 2,3 puntos porcentuales (de 44,4 por ciento a 42,1 por ciento). A lo largo del período, el EI alcanzó, en promedio, al 47,6 por ciento de los ocupados, mientras que el ESI mostró una media de 42,6 por ciento. La variabilidad de la precariedad fue relativamente reducida (con coeficientes de variación de 5,5 por ciento para el EI y de 2,8 por ciento para el ESI). Los valores máximos fueron de 52,2 por ciento (EI) y 45,1 (ESI), ambos registrados en el primer trimestre de 2005. En tanto, los mínimos fueron de 44,4 (EI en el cuarto trimestre de 2010) y de 40,7 (ESI en el cuarto trimestre de 2011).

El se incrementó 0,8 punto porcentual entre el segundo trimestre de 2015 y el segundo de 2016. A par-tir de allí, continuó aumentando, especialmente entre el cuarto trimestre de 2016 y el primero de 2017 cuando se incrementó en más de 1 punto porcentual, alcanzando al 46,8 por ciento de los ocupados, un nivel que no se observaba desde el segundo trimestre de 2010. Por su parte, el ESI aumentó 1,3 puntos porcentuales entre el segundo trimestre de 2015 y el segundo de 2016. También resultó significativo -res-pecto del trimestre inmediato anterior- el aumento del primer trimestre de 2017 luego del cual el ESI llegó

al 42,8 por ciento de los trabajadores ocupados.

El gráfico 6 compara el EI en el total país y el GBA (panel A), y el EI de GBA con el de sus componentes –Partidos del GBA y CABA- (panel B). En GBA, el EI se redujo, para el conjunto del período, en 7,3 puntos porcentuales (de 52,4 por ciento a 45,1 por ciento). En promedio, el EI en GBA fue prácticamente igual que en el total país (47,6 por ciento). Sin embargo, el EI resultó algo más volátil (un coeficiente de varia-ción de 6,3 por ciento), lo cual también se evidencia por el hecho de haber registrado un mayor máximo (53 por ciento en el primer trimestre de 2005) y un menor mínimo (43,6 por ciento en el cuarto trimestre de 2011). En el panel B se observa que –obviamente- la situación en GBA es un promedio –ponderado- de lo que ocurre en los partidos y la ciudad. Más allá de las significativas diferencias en el nivel de EI entre la Ciudad y los partidos, es notable la ampliación de la diferencia entre ambos aglomerados durante el período considerado.

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En el GBA, el EI aumentó 0,5 punto porcentual entre los segundos trimestres de 2015 y 2016; esto ocurrió a pesar de la reducción de 3 puntos porcentuales observada en la CABA en el mismo período. Es decir que en los partidos del GBA tuvo lugar un aumento significativo –de 1,4 puntos porcentuales-. Desde el segundo trimestre de 2016, el EI continuó aumentando, especialmente en la Ciudad -casi 5 puntos porcentuales hasta el primer trimestre de 2017-. Sin embargo, la Ciudad sigue teniendo niveles muy infe-

riores de EI respecto de los partidos del GB

El gráfico 7 compara el ESI en el total país y el GBA (panel A), y el ESI de GBA con el de sus componen-tes –partidos del GBA y CABA- (panel B). En GBA, el ESI se redujo, para el conjunto del período, en 3,8 puntos porcentuales (de 44,1 por ciento a 40,3 por ciento). A diferencia de lo que ocurrió con el EI, en pro-medio, el ESI en GBA fue casi un punto porcentual inferior al del total país (41,7 por ciento en promedio). Sin embargo, el ESI resultó algo más volátil (un coeficiente de variación de 4,1 por ciento), lo cual también se evidencia por el hecho de haber registrado un mayor máximo (45,7 por ciento en el primer trimestre de 2005) y un menor mínimo (38,7 por ciento en el segundo trimestre de 2015). En la comparación al interior del GBA entre los partidos y la Ciudad pueden hacerse comentarios similares a los realizados para el EI.

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Si bien el menor nivel de ESI en la CABA es un hecho que se observa desde el comienzo del período, las diferencias se han acentuado.

Aunque los niveles son inferiores, la dinámica del ESI es similar a la que se presentara respecto del EI. Aumenta en GBA entre los segundos trimestres de 2015 y 2016 –a pesar de la caída en la Ciudad-. So-bresale el aumento del ESI en la Ciudad en el primer trimestre de 2017, aún cuando los niveles continúan siendo muy inferiores a los que se observan en los partidos del GBA.

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Comentarios finales

En líneas generales, se observa un deterioro de la situación laboral desde el segundo trimestre de 2016 (vis a vis el tercer trimestre de 2015). La tasa de empleo se ha reducido y el desempleo ha aumentado a niveles próximos a los dos dígitos. Como suele ocurrir en períodos de aumento de la desocupación, la tasa de subocupación ha anticipado la dinámica de aquella mostrando también un importante incremen-to. Más allá de las particularidades señaladas, estas tendencias parecen comunes tanto al GBA como a la Ciudad y a los partidos.

En línea con el empeoramiento de las condiciones laborales que se desprendía del análisis de las tasas básicas, aquí observamos el incremento de la informalidad laboral para el total del país, tanto medida a través del EI como del ESI. Más allá de algunas particularidades –a las que nos referimos en el informe- estas conclusiones pueden extenderse al GBA y a sus componentes, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los partidos del GBA. Particularmente relevante resulta el incremento que tuvo lugar en el primer trimestre de 2017, el cual llevó a la precariedad laboral a niveles que no se veían desde mediados de 2010, casi 8 años atrás.

2.2. Los indicadores básicos del mercado de trabajo en Argen-tina en contexto: análisis de su evolución en las últimas cuatro décadasMartín Moreno // CEC.Sociales/UBA.

El breve análisis que se presenta a continuación, quiere rescatar –a partir de las tasas básicas de las series que se construyeron en el Centro de Estudios de Ciudad (CEC.Sociales) - algunos momentos parti-cularmente singulares que se fueron dando a lo largo de los más de los 40 años transcurridos desde que se inicia la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC.

Asimismo se hará una consideración conjunta –en todo lo que sea posible- de algunas de las tasas men-cionadas, ya que ellas se encuentran interrelacionadas. Por ejemplo, la tasa de actividad se construye considerando la población activa, esto es quienes tienen empleo y quienes sin tenerlo lo buscan, en rela-ción a la población total. Por su parte la tasa de empleo considera a los ocupados también en relación a la población total. Finalmente la tasa de desocupación relaciona a los desocupados -personas que sin tener empleo lo buscan activamente- y la población activa. Por lo tanto un aumento de la desocupación puede verificarse por un incremento del volumen de activos a la par que con una estabilidad o un descenso de los ocupados. Por otra parte aquel incremento puede deberse a que los activos mantengan su nivel junto a un descenso del volumen de ocupados (baja de la tasa de empleo), o también a que los activos mues-tren un descenso acompañado de un mayor descenso por parte de los ocupados. No obstante debe señalarse que modificaciones en la tasa de actividad pueden deberse también a una mayor participación de los que se vuelcan al mercado de trabajo buscando una ocupación que no logran obtener, sin modi-ficarse la proporción de los ocupados. Estas alternativas se mencionan aquí al solo efecto de mostrar la interrelación que se da entre estos indicadores.

La situación del total del país

En el momento inicial del período estudiado (años 1974 y 1975) y para el conjunto de aglomerados en que se desarrolla la EPH puede observarse una tasa de actividad –considerando los valores que se regis-tran con posterioridad, hasta la década de los 90- relativamente alta (ligeramente por encima del 42%). Este nivel de actividad está acompañado por un también relativamente alto nivel de empleo (que oscila entre 39 y 41%). Como resultado de la interacción de estos dos factores se registra una baja, aunque oscilante, tasa de desocupación.

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En el inicio del gobierno militar se verifica un descenso en la tasa de actividad y un nivel de empleo tam-bién algo menor, que posibilita mantener hasta octubre de 1980 bajos niveles de desocupación (entre 5,8 y 2,6%), incluso algunos más bajos que los registrados con anterioridad al período militar. Es a partir del año 1981 en que la tasa de desocupación comienza una tendencia creciente, aun cuando presen-te ciertos altibajos. Debe destacarse aquí que se está considerando el comportamiento de las tasas básicas del mercado de trabajo, las cuales no agotan todas las posibles dimensiones de análisis de la situación laboral. Puede recordarse, por ejemplo, que a la par de los bajos niveles de desocupación se registraban en aquel momento niveles salariales muy deprimidos. En mayo de 1984 la tasa de actividad presenta valores superiores a los del año 1983, recuperando niveles anteriores y mostrando a partir de allí una tendencia creciente con picos, que se señalan a con-tinuación, seguidos de descensos y posteriores recuperaciones. Un primer pico en el nivel de actividad se registra en mayo/89 (42,8%) momento en que la tasa de empleo no se modifica y se eleva el nivel de desocupación 2 puntos porcentuales (p.p.), a 9,2%. Debe señalarse que en el período de hiperinflación (entre mayo/89 y 90) el nivel de las tasas de actividad y de empleo presenta altibajos (no necesariamente simultáneos) pero que inciden en el nivel de desocu-pación, que se incrementa.

En mayo/93 el nivel de actividad vuelve a alcanzar otro máximo (44,2%) y, frente a una tasa de empleo relativamente estable, la tasa de desocupación registra un incremento de 3 p.p., alcanza dos dígitos (11,3%), manteniéndose por encima del 10% hasta el significativo aumento de mayo/95. Se destaca aquí que no vuelven a registrarse valores inferiores al 10% hasta pasada algo más de una década, recién en el año 2006.

Mayo de 1995, marca un hito destacado –y negativo- en el comportamiento del mercado de trabajo refle-jado en estas tasas. Se verifica otro pico en el nivel de actividad (45,4%) acompañado por un descenso en la tasa de empleo y un nivel de desocupación “record” que afecta a la quinta parte (21%) de la po-blación activa. Surge aquí una discusión sobre si el aumento de la tasa de actividad se debe a la incor-poración al mercado de trabajo de personas, que con anterioridad no se volcaban al mismo, intentando aumentar el ingreso familiar (tesis del trabajador adicional) o si las (“buenas”) condiciones del mercado laboral y las “oportunidades que brinda” atraen a esa fuerza de trabajo “secundaria”.

Tasas de desocupación elevadas continúan registrándose hasta octubre/97 ocasión en que se observa un coyuntural descenso interrumpido a partir de mayo/99, momento desde el cual hay incrementos de importancia hasta que en octubre/2001 y mayo/02 los aumentos son de 4 y 6 p. p. respectivamente, alcanzando en ese último momento a un cuarto de la población activa (24,5%). Inmerso en la crisis ge-neralizada de ese 2001, el mercado de trabajo muestra el peor momento de toda la historia estadística, con notable caída del nivel de empleo (33,9%) con tasas de actividad que caen menos intensamente, seguramente por el vuelco de personas buscando una ocupación que no encuentran y que, atendiendo a las bajas salariales, abonan la tesis del trabajador adicional.

Con la recuperación económica posterior, a partir del año 2003, hay también una recuperación de la tasa de actividad que más allá de algunos altibajos se mantiene relativamente estable (entre 45,4 y 46,0%) hasta fines del año 2005; a partir de este año (con algunos trimestres de excepción) y hasta mediados del 2013 se registran valores por encima del 46,0%. Se observa luego una tendencia decreciente que en el segundo semestre/2015 alcanza su menor nivel (44,4%); desde ese momento se registra una recupe-ración aunque en el primer trimestre de 2017 se vuelve a observar una caída.

Por su parte, el nivel de empleo muestra también una recuperación, quizás algo más acentuada que la de la tasa de actividad, que hace que a mitad del 2005 se consolide un nivel de 40% o más, el que no se retrotrae hasta el fin del período analizado, antes bien tiende a seguir aumentando, mostrando tasas de empleo de más de 42% llegando en algunos trimestres a un piso del 43%. No obstante ello, a partir de 2014 vuelve a registrarse tasas ligeramente inferiores, que oscilan entre 41,1% y 42,0%.

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PIUBAMAS 2017 Marginaciones Sociales y Políticas Públicas nº 414

En cuanto a la desocupación, luego del “pico” de mayo/02, hay un importante descenso hacia el 2003, y se observa una constante y firme disminución hasta fin del 2008; es durante ese lapso (hacia fin del 2006) que la tasa de desempleo se ubica por debajo del 10% no volviendo a superar –aún con altibajos- ese valor hasta el final del período analizado. En el tercer trimestre de 2015 “culmina” esa etapa de descenso cuando se alcanza una tasa de 6,0%; debe señalarse que para encontrar igual nivel de desocupación hay que remontarse a más de 30 años atrás (octubre/81). A partir del trimestre antes mencionado este indicador vuelve a tener una tendencia creciente. Sigue ahora una referencia a la subocupación (horaria), es decir aquellos ocupados que trabajan menos de 35 horas semanales por causas involuntarias y están dispuestos a trabajar más horas; se distingue (desde 1993) la subocupación demandante –quienes están en la búsqueda de otra ocupación- y la no demandante –quienes no buscan otra ocupación-.

Al inicio del período que se considera se registran tasas que resultan de las más bajas de las cuatro dé-cadas analizadas; ellas oscilan hasta mayo/80 entre 3,4 y 5,1%. A partir del año siguiente se observa una tendencia creciente y en mayo/85 se alcanza un valor de 7,1% y a partir de octubre/86 se reafirma esta tendencia –las tasas oscilan entre 7,0 y 8,8%-; en octubre/93 se alcanza un nivel de 9,4% y en la siguiente medición (mayo/94) ya se supera el 10%. Desde este momento la subocupación irá creciendo firme-mente –aunque con muy ligeros altibajos- hasta octubre/2002 (pico de 18,9%) y primer trimestre/2003 (18,5%). Es de señalar que, a diferencia de la desocupación, no se registra en mayo/95 un pico, pero sí que en ese momento se invierte la primacía de la subocupación no demandante frente a la demandante, pasando a ser ésta la que muestre –a partir de aquí- valores siempre superiores a aquélla.

Como en el caso de la desocupación, desde el año 2003 hay un claro y sostenido descenso de la subo-cupación y en el primer trimestre del 2007, luego de 13 años, vuelven a registrarse valores inferiores al 10%. Cabe observar que se registra un período –tercer trimestre/08 al cuarto/09- de tendencia creciente (de 8,3 a 10,4%), coincidente con la crisis financiera internacional, pero que en un año calendario la tasa se retrotrae nuevamente al 8,3%. Luego se observan ligeras oscilaciones, que entre valores extremos alcanzan a 1,3 p.p. ( 7,9 y 9,2%).

A partir del primer trimestre de 2016, vuelven a registrase valores de dos dígitos y además este indicador vuelve a tener una tendencia creciente. Los ámbitos territoriales

Resulta de interés mostrar algunas similitudes y particularidades que pudieran presentar, respecto del comportamiento del conjunto de los aglomerados, el Gran Buenos Aires (GBA) y sus dos componentes: la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y los partidos del conurbano (partidos).

Se señalan en este apartado los momentos que muestran los cambios que se consideran más destaca-bles dentro del período analizado.

Una primera observación es que en términos generales tanto en el conjunto de los aglomerados como en el GBA, se registra un similar comportamiento en cuanto a evolución de las tasas de actividad, aun cuan-do el nivel de este último aglomerado muestre valores superiores. Sin embargo, respecto de esto último, puede verse que hasta fines del año 1985 la diferencia de estas tasas entre el conjunto y el GBA no era de importancia y en muchos momentos mostraban los mismos o similares guarismos. A partir de allí la brecha parece irse ensanchando y claramente la distancia se amplía hacia el año 1993, manteniéndose desde entonces relativamente constante hasta el final del período considerado. Por su parte, la CABA muestra también tasas de actividad bastante más altas que los partidos; además la evolución de estos últimos es muy similar, aunque con un nivel más bajo a la del GBA (no debe olvidarse el diferente peso poblacional que CABA y partidos tienen en el aglomerado).

En mayo/83 en el GBA, como en el país, se observa una caída en la tasa de actividad. En GBA el pico en el nivel de actividad registrado en mayo/89 (44,0%), luego de un período de tendencia ascendente, a la par que el crecimiento más moderado de la tasa de empleo, eleva el nivel de desocupación 2,2 p.p.,

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PIUBAMAS 2017 Marginaciones Sociales y Políticas Públicas nº 4 15

a 8,7% que -hasta ese momento- es el más alto desde el inicio de la serie histórica, pero que resulta in-ferior al verificado en el país. En mayo/90 la desocupación (GBA) vuelve a mostrar, como en el conjunto de los aglomerados, un nivel nunca registrado con anterioridad (9,8% en ambos casos). Es el período de hiperinflación al que se aludiera precedentemente. En los partidos, la tasa de actividad se mantiene relativamente estable pero en mayo/89 muestra un crecimiento (2 p.p.) que junto a un aumento más leve de la tasa de empleo, incrementa la tasa de desocupación (más de 2 p.p.); un año después cae la tasa de actividad y la de empleo y la desocupación vuelve a aumentar, a 11,4%. En CABA en mayo/89 y 90 el comportamiento es igual al de partidos (con niveles diferentes), con aumentos en la desocupación que alcanzan al 9,7 y 11,4% respectivamente.

El nivel de la tasa de actividad vuelve a alcanzar en GBA en mayo/93 otro máximo (46,4%) y, frente a una tasa de empleo que crece a menor ritmo, la tasa de desocupación se incrementa 4,5 p.p. respecto de la medición precedente, alcanza los dos dígitos (12,1%) y resulta superior a la verificada para el país, mostrando así un cambio que no se modificará posteriormente (aun cuando las diferencias sean en al-gunos casos, poco significativas). También aquí habrá de transcurrir más de una década para que esta tasa vuelva a alcanzar un valor inferior al 10%. En CABA el comportamiento que se observa es similar al del aglomerado (pero con tasas de actividad y empleo más elevadas) registrándose por primera vez un nivel de desocupación de más del 10%; no será sino hasta 11 años después (con dos excepciones) que se alcance un valor inferior a ese guarismo. Por su parte en los partidos ocurre lo mismo que en CABA pero con tasas de actividad y empleo menores y desempleo más elevado; es decir una situación laboral más desfavorable.

Para el GBA mayo/95 marca también un momento negativo en el mercado de trabajo que las tasas refle-jan. Se verifica un alza en el nivel de actividad (48,2%) junto a un descenso en la tasa de empleo (37,4%) y un record en el nivel de desocupación que alcanza al 23,0%. Le sigue un año más de descenso en las tasas de actividad y empleo para luego alcanzar cierta estabilidad aunque con oscilaciones (la primera entre 47,2 y 47,9% y la segunda entre 38,2 y 40,2%). La desocupación, por su parte, mantiene durante dos años más niveles que rondan el 20%. Entre octubre/97 y 98 hay un descenso, y a partir de allí la varia-ción interanual registra constantes incrementos en esta tasa, y oscilaciones no simultáneas en los niveles de actividad y empleo. En CABA, se observa (mayo/95) también un alza en la tasa de actividad aunque la tasa de empleo muestra un descenso no significativo y un nivel de desocupación (16,4%) que, por alto, nunca antes se había registrado. Con posterioridad a ese momento muestra el mismo comportamiento que el visto para el GBA: un descenso seguido por tasas de actividad con altibajos (entre 51,1 y 53,8%) y tasas de empleo con similar comportamiento (aunque los altibajos son algo más amplios: entre 43,4 y 46,7%). La desocupación muestra niveles descendentes hasta que a partir del año 1999 se revierte esa tendencia, con tasas siempre superiores al 10%. En los partidos (en mayo/95) el panorama es muy similar al de CABA: caída en la tasa de actividad y en la de empleo, ésta de menor magnitud, y nivel de desocupación nunca registrado con anterioridad (25,3%), siempre con aquellas tasas más bajas y esta última más elevada. Como en el GBA –y a diferencia de CABA- la desocupación se mantiene en valores elevados (superiores al 20%) por un par de años más, seguidos por igual tiempo de tendencia declinante y luego con oscilaciones –algunas de importancia- pero con tendencia claramente creciente.

En la crisis del 2001/02 el GBA muestra, como el conjunto del país, el peor momento de las cuatro déca-das analizadas, denotado por caídas en la tasa de actividad y de empleo y aumentos significativos en el nivel de desocupación que supera el 20% y alcanza su máximo en mayo de 2002 (25,1%). Lo mismo ocurre en CABA y en los partidos; lo que los diferencia es el nivel que se registra en las tasas: 51,7% y 44,6% (actividad), 42,5% y 32,9% (empleo), y 18,7% y 27,1% (desocupación).

La posterior recuperación económica se reflejó en el GBA en un alza de la tasa de actividad, que fue más intensa y elevada respecto de la verificada en el país, alcanzando valores superiores al 47% y que llegan incluso al 49%, los que resultan superiores en 2/2,5 p.p. respecto del conjunto de aglomerados. En el tercer trimestre de 2012 –al igual que en el conjunto de aglomerados- se registra en el GBA una tasa de actividad máxima (49,4%); a partir de allí hay una tendencia decreciente hasta el tercer trimestre de

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PIUBAMAS 2017 Marginaciones Sociales y Políticas Públicas nº 416

2014, momento en que comienza a recuperar niveles anteriores, pero no de los más altos. En CABA hay también una recuperación del nivel de la tasa de actividad, con valores siempre por encima del 52% que en algunas mediciones llegan o superan al 55% (en 2007 con 55,4%); a partir del año 2012 se registran oscilaciones, enmarcadas en una tendencia ligeramente descendente, y que va a mostrar un nuevo ciclo de aumento a partir del tercer trimestre de 2015. De igual modo en los partidos esta tasa verifica una tendencia creciente hasta el inicio del año 2005 momento en el que se observa una coyuntural caída (45,4%, 2do. semestre de ese año) seguida de un ascenso y posterior descenso (45,3% a fin del 2007) a los que continúa un quinquenio de tendencia creciente en el que se observan oscilaciones (entre 46,1 y 47,4%) hasta alcanzar el máximo de toda la serie (48,2%, 3er. trimestre/2012). Luego hay descensos que llegan a ubicar a la tasa en un 43,4% (2do. semestre/2014) y un nuevo ciclo de recuperación.

Respecto de la evolución de la tasa de empleo luego de la crisis, en GBA también se registra un alza que -aunque con algunos altibajos entre trimestres- muestra una tendencia interanual creciente hasta princi-pios del 2008, momento en que el nivel -y evolución- del empleo presenta variaciones (disminuciones, aumentos y estabilidad interanuales). Entre 2012 e inicios de 2015, se registra una tendencia descenden-te pero ya en el segundo trimestre de ese último año hay una recuperación en el nivel de la misma. En CABA asimismo esta tasa registra un aumento y tendencia creciente hasta que en el primer trimestre del año 2008 alcanza al 52,1%, oscilando luego entre extremos de 49,0 y 51,8%. En partidos se verifica una tendencia claramente creciente –aun cuando se observen algunas oscilaciones- hasta que en el tercer trimestre de 2012 se registra una tasa máxima (43,6%); a partir de ese momento hay un período de ten-dencia decreciente (hasta el tercer trimestre de 2014) para iniciar luego un ciclo de recuperación parcial, sin volver a valores cercanos a los máximos.

En lo que refiere a la desocupación, luego del máximo histórico del 2002, cuando la cuarta parte de la población activa del GBA se encuentra desocupada (25,1%), se verifica una tendencia clara y sosteni-damente descendente, aunque en todas las mediciones el nivel observado en el GBA es algo mayor que el correspondiente al conjunto de aglomerados. Una sola excepción la constituye el tercer trimestre del 2015 donde confluye el nivel de desocupación (6,0%) de los dos ámbitos; para el caso de GBA este valor no se registraba desde octubre/91, siendo desde entonces (3er. trimestre/2015) más elevados. Debe se-ñalarse que en el GBA no sólo la tasa es algo más alta sino que con algún retraso respecto del país vuelve a mostrar (primer semestre del 2007) un valor inferior al 10%. En el cuarto trimestre de 2015, comienza una tendencia ascendente y ya en el segundo semestre del siguiente año, el nivel de desocupación vuelve a superar (muy ligeramente) al 10%. En CABA acá también la situación es menos desfavorable en relación al GBA pero es también en aquel año 2002 que se registra el mayor nivel de desocupación de todo el período (18,7%) luego del cual se observa una firme tendencia descendente –no exenta de algunas oscilaciones- hasta encontrar un mínimo de 4,4% (3er. trimestre/2015). A partir de ese momento la tendencia se revierte, duplicando el nivel al final del período aquí considerado. Una particularidad de la CABA es que con anterioridad al GBA en su conjunto (hacia mitad del año 2005) la tasa vuelve a ubicarse en valores inferiores al 10%. En cuanto a los partidos, presentan un comportamiento muy similar al del GBA (recordar el peso poblacional relativo que tienen en el aglomerado), pero con niveles de desocupa-ción más altos: presentan en el 2002 una tasa de 27,1% y desde ese momento la tendencia es también claramente a la baja, con oscilaciones más pronunciadas que en CABA; debe señalarse que durante casi todo el año 2009 se registran tasas del 10% o ligeramente superiores, las cuales constituyen una excep-ción ya que desde mediados del 2007 los valores eran inferiores al 10%. Como en el GBA también en el tercer trimestre/2015, y desde octubre/1991, la tasa registra el valor más bajo (6,7%).

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A modo de conclusión

Del análisis presentado surge que hay un comportamiento de las tasas aquí consideradas que se re-laciona con la evolución económica: momentos de hiperinflación, crisis generalizada (2001/02), crisis financiera internacional (2008), y sus recuperaciones, pero también con las políticas desarrolladas por los gobiernos en el sentido de privilegiar, o no, el sostenimiento del nivel de empleo y mantener el nivel de desocupación lo más bajo posible. Como se dijera, el análisis de estas tasas básicas no agota la carac-terización de la situación ocupacional de la población, aunque brinda un primer panorama de la misma.

Aún con las diferencias que se mostraron a lo largo de este trabajo y con ciertos desfasajes temporales entre ellos, en líneas generales puede decirse que las tendencias observadas, no así los niveles, son si-milares en el conjunto de los aglomerados, en el GBA, en los partidos y en la CABA, aun cuando esta últi-ma muestre algunas diferencias en relación a los otros ámbitos. Debe considerarse también el importante peso relativo poblacional que el GBA tiene en el conjunto de los aglomerados y el que tienen también los partidos respecto de aquel.

En términos generales y en referencia a la tasa de actividad, ésta muestra similar evolución en el conjunto de los aglomerados y en el GBA, aun cuando el nivel de este último aglomerado muestre valores supe-riores. Pudo notarse también que hasta fines del año 1985 la diferencia de estas tasas no resultaba de importancia y que en muchos momentos mostraban los mismos o similares guarismos; desde ese año la brecha se ensancha y claramente la distancia se va ampliando hacia el año 1993 manteniéndose desde entonces, relativamente constante. Por su parte, la CABA muestra una evolución similar a la de los parti-dos aunque con tasas bastante más altas que ellos; además la evolución de estos últimos es muy similar, aunque con niveles más bajos, a la del GBA.

En mayo de los años 1989, 1990, 1993 y 1995 incrementos de la tasa de actividad acompañados por au-mentos más moderados o descensos en la tasa de empleo redundaron en aumentos de las tasas de des-ocupación, que en cada una de esas mediciones fueron mostrando “picos” cada vez más elevados. En todos esos años se verifica el comportamiento señalado, con excepción de la CABA que en 1990 muestra un ascenso en las tasas de actividad y empleo, manteniendo el nivel de desocupación. Puede concluirse entonces que la evolución es similar pero se diferencian en los niveles, mostrando la CABA, respecto de todos los otros ámbitos, tasas más elevadas de actividad y empleo y menores de desocupación.

Es en estos años donde adquiere particular presencia el debate acerca de los motivos del aumento de la tasa de actividad y su relación con el ciclo económico y con los otros dos indicadores que se analizan, ya que el nivel de desocupación mostraba una tendencia claramente creciente tratándose de “encontrar” o explicar el origen de ese fenómeno.

En la crisis del 2001/02 todos los ámbitos analizados muestran el peor momento de las cuatro décadas consideradas: caídas en las tasas de actividad (posiblemente por el efecto “desaliento”: las personas consideran muy dificultoso encontrar ocupación debido a las condiciones del mercado de trabajo, aun-que también incide, en sentido opuesto, el efecto del “trabajador adicional”), en la tasa de empleo y aumentos significativos en el nivel de desocupación. Lo que los diferencia es el nivel que se registra en las diferentes tasas (por ejemplo las tasas de actividad y de empleo son más altas en CABA, seguida por el GBA, el conjunto de aglomerados y los partidos, mientras que respecto de la tasa de desocupación la más alta se registra en los partidos, seguidos por GBA, el conjunto de aglomerados y CABA, que se dis-tancia notoriamente de los tres recién mencionados (circa 25% y 19%, para unos y otra, respectivamen-te). En la recuperación posterior en todos los ámbitos ocurren notorios y sostenidos descensos en el nivel de desocupación que logran, aunque a ritmos diferentes, índices de desocupación inferiores al 10%: en CABA en el año 2005, en el conjunto de aglomerados al año siguiente y en GBA y partidos en el año 2007. El nivel más bajo de desocupación en los cuatro ámbitos se registra en el tercer trimestre de 2015. Luego de esta síntesis, cabe preguntarse cuál será el comportamiento de estos indicadores en el futuro. Considerar la información disponible para los años 2016 y 2017 contribuye a hipotetizar al respecto; se observan comportamientos dispares según el ámbito de que se trate, con altibajos en casi todos los

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PIUBAMAS 2017 Marginaciones Sociales y Políticas Públicas nº 418

ámbitos y alguna referencia a las tendencias. En el conjunto de los aglomerados, la tasa de actividad se mantiene relativamente estable, con altibajos y sin mostrar una tendencia definida; la tasa de empleo muestra alzas en la segunda mitad del 2017 y, como resultado del comportamiento de ambas tasas, la desocupación muestra una variación interanual con ligeras bajas. En el GBA la tasa de actividad muestra altibajos en las comparaciones interanuales y también en la serie de cuatrimestres, lo cual no permite se-ñalar una tendencia definida. La tasa de empleo se mantiene relativamente estable, con algunos altibajos y aumento en el último trimestre de 2017 y la desocupación permite observar variaciones interanuales con descensos no significativos. En la CABA se registran caídas en las tasas de actividad y empleo en tanto en la tasa de desocupación se observan caídas interanuales que –trimestre a trimestre- son de me-nor magnitud. En los partidos, a pesar de los altibajos, suben la tasa de actividad y de empleo cuando se las compara interanualmente, en particular en el último trimestre y la desocupación se mantiene estable en la comparación interanual, aunque presenta altibajos a lo largo de los trimestres.

Los resultados antes mostrados no permiten proyectar tendencias claramente definidas, más bien pare-cieran mostrar un escenario de incertidumbre. No obstante ello, y atendiendo a los dos factores con los que se relaciona el comportamiento del mercado de trabajo (reflejado en parte por las tasas aquí anali-zadas), es decir la evolución de la actividad económica y las políticas desarrolladas por el gobierno para privilegiar, o no, el sostenimiento del nivel de empleo, aparece un escenario desalentador.

La tasa de actividad puede mostrar niveles descendentes como resultado del “desaliento” de personas que estando en la inactividad no buscan insertarse en el mercado de trabajo debido a las (malas) con-diciones que se ofrecen (precariedad y deterioro salarial) o quienes encontrándose en la búsqueda de una ocupación sin encontrarla, se refugian en la inactividad; pero también podría incrementarse debido a la incorporación a la fuerza de trabajo de los que buscan una ocupación intentando mantener el ingreso del hogar frente a la desocupación de otros miembros del mismo (efecto del trabajador adicional), pu-diendo o no encontrarla. La tasa de empleo directamente muestra la cantidad de ocupados en relación a la población total, es decir que refleja la incorporación “exitosa” al mercado de trabajo a través del desarrollo efectivo de una ocupación. La tasa de desocupación muestra la cantidad de personas que no logran encontrar una ocupación que están buscando y que el mercado laboral, más concretamente los empleadores, no pueden ofrecerles.

En ese sentido puede hipotetizarse una situación laboral crecientemente desfavorable ya que se avizora un desempeño negativo (estancamiento o retroceso) en la actividad económica y una política que no pone su foco en el mantenimiento y creación de puestos de trabajo. Así más allá del comportamiento de la tasa de actividad, condicionada por el doble juego antes señalado, es dable esperar un descenso en la tasa de empleo y un aumento en la de desocupación.

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PIUBAMAS 2017 Marginaciones Sociales y Políticas Públicas nº 4 19

MÁS PRODUCCIONES DEL OBSERVATORIO DURANTE EL 2017

POLÍTICAS DE INCERTIDUMBRE4 , serie de producciones audiovisuales breves, realizada en arti-culación con CePIA Sociales, que resumen temáticas de interés vinculadas a las marginaciones sociales y la agenda actual:

• La Dra. Margarita Robertazzi retrata el tema de las empresas recuperadas en la actualidad.

• La Dra. Silvia Guemureman realiza una breve síntesis del tema de la baja de la edad de imputabilidad

• El economista Agustín Mario realiza una breve síntesis sobre la medición de la pobreza en estos últimos años.

• La Dra. Adriana Clemente propone una revisión de las políticas sociales asistenciales en el actual período de

gestión.

• La Dra. Sandra Inés Sánchez realiza un acercamiento a la realidad de la emergencia habitacional y los desalojos

en la actualidad.

II CONVOCATORIA PARA LA DIVULGACIÓN CIENTÍFICA DE LAS MARGINACIONES SOCIALES5 , en el marco de la cual se publicaron los siguientes artículos académicos referidos a los distintos ejes de las marginaciones sociales:

• “Adolescentes y sistema penal. Acerca del proceso de reforma legislativa del régimen penal de la minoridad

durante el año 2017” – Silvia Guemureman

• “Los pescadores artesanales y la universidad: desafíos para una producción sustentable” – Volpedo Alejandra

y Thompson Gustavo

• “Reflexiones en torno al concepto de cuidado y su articulación con los programas sociales” – Erika Roffler

• “Cuidado comunitario y transferencias monetarias: articulaciones y recursividades” – Pilar Arcidiácono y Carla

Zibecchi

• “Estudios epidemiológicos en interfase humano-animal-ambiente. Evaluación del riesgo de infecciones por Lep-

tospira spp. Y Brucella spp. en el área Reserva Ecológica Costanera Sur y el asentamiento Costanera Sur Rodri-

go Bueno – Berra Y., Escati L., Martínez M.C., Molina J.L, Marcos E. y Degregorio O.J.

• “¿PROGRESAR o volver al pasado?” – María Laura Lombardía

• “Construyendo comunidad: investigación-acción con personas en situación de calle en la Ciudad de Buenos

Aires” – Di Iorio J., Seidmann S., Azzollini S., Rigueiral G., Gueglio C., Mira F., Abal Y., Rolando S., Ghea M., y

Bellaspin M.

4 Para acceder a las producciones audiovisuales “Políticas de incertidumbre”, véase: http://cyt.rec.uba.ar/sitios/piubamas/Paginas/Políti-cas-de-incertidumbre.aspx

5 Para acceder a los artículos de la convocatoria, véase: http://cyt.rec.uba.ar/sitios/piubamas/Paginas/Contribuciones.aspx

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