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PLAN TRIENAL DE PASTORAL

Iglesia discípula misionera: casa y escuela de comunión 1



DIÓCESIS DE TRUJILLO


“Iglesiadiscípula misionera: casa y escuela de

comunión”

2016 – 2019

INTRODUCCIÓN

El presente Plan Trienal de Pastoral (PTP) es el instrumento para poner en práctica las orientaciones emanadas del Sínodo Diocesano; asume la experiencia ganada en el trabajo pastoral realizado hasta ahora, en las parroquias, los secretariados de pastoral y movimientos de apostolado seglar presentes en la Diócesis, para así, responder a la urgente necesidad de consolidar una auténtica pastoral de comunión.

Nuestro plan pastoral recoge la espiritualidad y directrices contenidas en el Concilio Vaticano II; las grandes líneas de reflexión teológico-pastoral del magisterio episcopal latinoamericano y del Caribe, especialmente del Documento de Aparecida (DA), así como el magisterio del Papa Francisco, asumido como momento de gracia para la Iglesia de nuestros tiempos, y los desafíos pastorales trazados por el Concilio Plenario de Venezuela (CPV), con el fin de propiciar la conversión pastoral y un mayor dinamismo evangelizador, en la línea de la comunión y participación, la formación del discípulo misionero, la solidaridad y los desafíos emanados de nuestro Sínodo Diocesano, para ser una Iglesia discípula misionera: casa y escuela de comunión.

La Palabra de Dios es el eje transversal que inspira e integra los contenidos de este Plan, convirtiéndolo en una lectura orante y un discernimiento pastoral que nos lleve a la adhesión de corazón y la entrega vital a la persona y mensaje de Jesucristo.

El método utilizado para este plan pastoral es el de VER, JUZGAR, ACTUAR, EVALUAR y CELEBRAR. Desde las asambleas sinodales se ha observado, con mirada de pastores, nuestra realidad social, eclesial e institucional; en un segundo momento, los aportes han sido iluminados con la Palabra de Dios y con las enseñanzas del Magisterio reciente de la Iglesia, para luego trazar algunas líneas fundamentales de acción, dando respuesta a los desafíos que se nos presentan. La evaluación será una práctica fundamental en la ejecución del plan pastoral, pues significa tomar conciencia de lo que se ha hecho y de lo que falta por recorrer. La celebración cerrará cada etapa del proceso para expresar la acción de gracias por la experiencia vivida y la presencia transformadora de Dios en la vida diocesana.



Vale destacar las palabras del Obispo diocesano, Mons. Oswaldo Azuaje: el objetivo fundamental de la pastoral organizada es el de trabajar juntos con el fin de renovar en comunión nuestra acción evangelizadora con la guía del Espíritu Santo. Buscamos así ser fieles a la vocación cristiana que nos incluye en el plan de amor y santificación revelado por Nuestro Señor Jesucristo en su Palabra, fundamento de la fe de la Iglesia Católica(Carta Pastoral de Mons. Cástor Oswaldo Azuaje Pérez, OCD, Obispo de la Diócesis de Trujillo, con motivo del inicio de la fase celebrativa del Sínodo Diocesano de Trujillo).

Esperamos que las propuestas plasmadas en el Plan Trienal de Pastoral (2016 - 2019), generen mayor participación de todos los miembros del Pueblo de Dios en la acción evangelizadora y nuestro actuar sea un auténtico signo de comunión y corresponsabilidad en la Iglesia, que está llamada a ser discípula misionera en marcha.

I PRIMERA ETAPA: “VER”

La celebración del Sínodo y la búsqueda de la renovación pastoral y espiritual de la Diócesis de Trujillo han conllevado al ineludible análisis de la realidad pastoral actual. Desde la mirada retrospectiva se vislumbran muchas luces de esperanza que expresan un proceso de renovación; pero también persisten sombras que dificultan la acción pastoral y generan desafíos que exigen respuestas audaces, ágiles e integradas en una planificación y programación diocesana y parroquial, para consolidar una Iglesia discípula misionera, casa y escuela de comunión.

a. Luces

La sociedad trujillana, caracterizada por ser preeminentemente religiosa, ha sido terreno fértil para la recepción del Evangelio, el compromiso en la misión y la estima por la institución católica.

La celebración del primer Sínodo en la Diócesis de Trujillo, como instrumento para poner en práctica los criterios y acciones pastorales propuestos por el CPV, y en consonancia con Aparecida, ha ido impregnando, progresivamente, las estructuras eclesiales y los planes específicos de espiritualidad más misionera.

Presencia sacerdotal, en su mayoría joven y emprendedora, en apertura a la renovación misionera impulsada por el Papa Francisco; así como el acompañamiento constante y fraternal del obispo en la Diócesis de Trujillo para con el clero y el laicado.

La diócesis cuenta con la mayoría de los secretariados de pastoral constituidos; asimismo, cuenta con la presencia de los Movimientos de Apostolado Seglar (MAS), donde los laicos ejercen fuerte protagonismo.



La tarea evangelizadora en las parroquias, secretariados de pastoral, grupos de apostolado y comunidades de vida religiosa, ha contribuido notoriamente en la edificación de la estructura diocesana fuerte y dinámica, dando prioridad a los siguientes aspectos del trabajo pastoral:

Mayor centralidad de la Palabra de Dios en los diversos aspectos de la pastoral diocesana y como medio de encuentro personal y comunitario con Jesucristo.

Despertar del ánimo misionero, dando prioridad al anuncio del kerigma en el trabajo evangelizador y en el ámbito formativo.

Fortalecimiento del proceso evangelizador, partiendo de la religiosidad popular, de la sectorización de muchas de las parroquias y esfuerzos en la búsqueda de los más alejados; de igual manera, se viene asistiendo a las familias, desde las pastorales y grupos de apostolado.

Incremento del sentido de corresponsabilidad entre los diversos agentes de pastoral.

Promoción vocacional constante y efectiva, manifestado en el aumento y perseverancia de las vocaciones a la vida sacerdotal y la formación de los candidatos.

Implementación progresiva de la catequesis sistemática, especialmente en la fase pre-sacramental.

Promoción y formación de agentes de pastoral, a través de los procesos formativos diocesanos, el Instituto de Ciencias Religiosas ICIRE, alianza estratégica con algunas universidades católicas, SOBICAIN y los procesos formativos parroquiales.

Realce de la espiritualidad litúrgica, evidenciada en la mayor participación del laicado en la preparación parroquial, promoción de ministerios laicales, y esfuerzo por integrar elementos culturales propios en las celebraciones.

Crecimiento en la adoración al Santísimo Sacramento del Altar, destacando la creación de grupos de adoración en algunas parroquias.

Impulso en la espiritualidad y el testimonio cristiano, a través de constantes retiros y encuentros diocesanos y parroquiales.

Más participación de los laicos en la Iglesia: en consejos y equipos de trabajo, ministerios, etc., y presencia de estos en gran parte de los ambientes de la sociedad trujillana.

Incidencia del Evangelio y de la acción pastoral en los medios de comunicación social diocesanos, redes sociales y nuevas tecnologías.

Acción social decidida y permanente en pro de los más pobres y vulnerables, brindando apoyo especial en los momentos de emergencia que se han vivido en el territorio trujillano.

b. Sombras

Los vertiginosos cambios que experimenta la sociedad, gracias a la globalización, el secularismo, los acelerados avances tecnológicos, así como la aparición de nuevos movimientos religiosos e ideologías, y la proliferación de creencias de diversos matices, hace que la predicación y la



apertura al Evangelio sea más difícil en la actualidad, igualmente el compromiso en la misión y la estima por la institución católica.

La Diócesis de Trujillo no ha contado, durante muchos años, con un plan pastoral orgánico que genere acciones coordinadas en miras a un fin preciso, lo cual ha provocado improvisación y limitada efectividad pastoral.

Si bien existe cercanía y apoyo entre los presbíteros y de éstos con los religiosos, los diáconos permanentes y los laicos, todavía persiste el individualismo en el trabajo pastoral y es insuficiente el acompañamiento espiritual del sacerdote a los diversos grupos.

Aunque existe el anhelo por el trabajo en común y las instancias pastorales realizan su labor con empeño y efectividad, la comunión eclesial aún es débil, persistiendo la desinformación de actividades y planes, causando saturación en el conjunto de la acción pastoral.

El desconocimiento de la Palabra de Dios de muchos fieles, la poca reflexión teológica y la débil espiritualidad misionera, limitan el compromiso eclesial, la defensa de la fe y el diálogo interreligioso.

Es insuficiente el esfuerzo por inculturar el Evangelio y no se aprovechan, en muchos casos, la religiosidad y piedad populares como espacios para el anuncio kerigmático.

La resistencia al cambio de algunos sacerdotes y laicos frena el dinamismo de la acción pastoral.

Falta de compromiso para impulsar procesos de formación permanente del laicado.

Persistencia de algunos movimientos apostólicos cerrados en sí mismos, lo cual obstaculiza la comunión eclesial y la apertura a nuevos miembros.

La falta de criterios y seguimiento al evangelizar, tanto el ambiente urbano como el rural, ocasionan desánimo y, en otros casos, deserción de católicos a las sectas y otras creencias.

Un número considerable de comunidades parroquiales no están sectorizadas y esto conlleva exclusión y descuido de gran parte del rebaño católico.

El trabajo vocacional se centra en la animación de candidatos a la vida diocesana y tiene menos resonancia la promoción de las vocaciones a la vida religiosa, especialmente la femenina, misionera y laical.

La promoción y animación de la pastoral juvenil en las diversas instancias pastorales no tiene repercusión en aquellos jóvenes que, siendo católicos, aún no se han dejado seducir por el anuncio del Evangelio.



Sobrecarga de trabajo en algunos agentes pastorales, debido a la ausencia de nuevos protagonismos laicales. Por otra parte, se carece, en algunos casos, del discernimiento para la designación de responsables de la acción pastoral.

No se ponen en práctica, en muchas parroquias, las normativas del itinerario catequético emanado por la CEV.

Muchos catequistas no están formados en Biblia, doctrina cristiana y en pedagogía catequística y/o no cuentan con la experiencia necesaria, lo cual va en detrimento de la formación de los catequizandos.

Falta más presencia de los laicos en los diversos ambientes de la sociedad trujillana y su acción más influyente en las instituciones públicas y privadas.

Es deficiente el aprovechamiento de los medios de comunicación social (MCS), las redes sociales y las nuevas tecnologías en el anuncio del Evangelio.

La particular geografía del Estado Trujillo, las considerables distancias entre los pueblos y zonas, sumado a los altos costos de los traslados y, en muchos casos, la apatía dificultan la participación masiva en las actividades diocesanas.

La convulsa realidad social, política y económica del país condiciona la participación y el compromiso en las actividades pastorales parroquiales y diocesanas.

II SEGUNDA ETAPA: “JUZGAR”(Marco doctrinal)

El PTP 2016 - 2019, cuyo título es Iglesia discípula misionera: casa y escuela de comunión, ha sido definido, en primer lugar, partiendo del principio teológico de la comunión en la vida de la Iglesia(la “koinonía”, y teniendo en cuenta la “Leiturgía”, expresión privilegiada de la comunión), como eje central de la reflexión sinodal, la cual comenzó y culminó con este tema medular, siendo uno de los desafíos: Crear el Plan Diocesano de Pastoral que integre las acciones pastorales en un proyecto común, garantizando la comunión y participación de los fieles, la continuidad de las iniciativas eclesiales y la eficiencia en el servicio pastoral (Documento Sinodal La Comunión y Participación en la Vida de La Iglesia 51).

El PTP recoge los temas centrales de la misión y el discipulado (desde el “kerygma”, predicación del mensaje salvífico y la “Martyría”, testimonio), como elementos esenciales de la Iglesia de Jesucristo e hilos conductores en los documentos del Sínodo Diocesano, cuyo lema es Iglesia discípula misionera en marcha. Es preciso recordar también la invitación del Papa Francisco a promover y fortalecer una Iglesia de discípulos en salida misionera: Esa alegría (misionera) es un signo de que el Evangelio ha sido anunciado y está dando fruto. Pero siempre



tiene la dinámica del éxodo y del don, del salir de sí, del caminar y sembrar siempre de nuevo, siempre más allá (EG 21).

La reflexión sinodal, además, ha puesto especial atención a la realidad social, política y cultural de

Venezuela y del Estado Trujillo; en este sentido, el PTP pretende contribuir en la gestación de una

nueva sociedad, desde el esfuerzo común por realizar la humanidad solidaria (“Koinonía”,

servicio) que, vista desde la fe, responde al proyecto originario del Dios Creador y Salvador, el cual

busca la dignificación de todo ser humano, especialmente los marginados y desposeídos.

Desde estas perspectivas, la renovación pastoral que se plantea la iglesia que peregrina en Trujillo, a partir del Sínodo Diocesano, debe ir articulada por unas claves teológicas fundamentales, las cuales deben guiar la consolidación de la Iglesia discípula misionera: casa y escuela de comunión que anhelamos en el hoy de nuestra historia diocesana y como país, estas son: la comunión y la participación, la formación del discípulo misionero, la conversión pastoral y la solidaridad.

a. Principios Teológicos de la Comunión y Participación

El principio de la comunión y participación en la vida de la Iglesia hunde sus raíces en el mismo

Jesucristo, Sacramento vivo del Padre. La comunión entre los seguidores de Jesús será el signo de

la credibilidad de su misión: que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que

también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste (Jn 17,21). La

Iglesia es signo de comunión en la medida en que sea signo e instrumento de la unión íntima con

Dios y de la unidad con todo el género humano.

El plan de salvación de la humanidad tiene su origen en el seno de la Trinidad y llega a su

cumplimiento gracias a la perfecta comunión entre las tres Personas Divinas, la cual hace posible

que el Padre enviase al Hijo y que éste, uniéndose a nosotros a través de la encarnación, y

reconciliándonos con el Padre, mediante el misterio pascual, nos envíe el Espíritu Santo, guía de la

Iglesia (cf. Gal 4,4; CatIC 266-267).

La comunión y la participación se fundamentan en la concepción de la comunión orgánica

expuesta por San Pablo, que concibe la Iglesia como una comunidad caracterizada por la

diversidad y complementariedad de vocaciones, de ministerios, carismas y responsabilidades,

gracias a los cuales cada uno de los fieles cumple una misión en relación con todo el cuerpo. Así

como en el cuerpo humano todos los miembros – aunque numerosos y con funciones distintas-

forman un solo cuerpo, así también los fieles en Cristo reciben del Espíritu Santo diversos dones

para la utilidad del cuerpo (cf. Cor 12,11-13).

La Constitución Dogmática Lumen Gentium, en el numeral 7, nos recuerda que la comunión en

la Iglesia requiere una actitud permanente de conversión personal e institucional, que nos



configura a Cristo y posibilita, en la vida del cristiano, la comunicación de la gracia que el Señor

ofrece por medio de sus sacramentos y de modo especial por medio de la Eucaristía.

Desde el principio teológico trinitario, la pastoral de comunión y su planificación surgen de

acciones en un clima de participación y corresponsabilidad, estableciendo relaciones entre las

diversas instancias, ayudando a superar la falta de continuidad en la acción pastoral y

garantizando el trabajo en común en la ejecución de las diversas líneas pastorales de la Diócesis.

En este ambiente de comunión y participación, el Obispo diocesano ha dicho: La participación

del clero, de la vida consagrada en general y del laicado, nos permitirá tener una mejor visión para

leer los signos de los tiempos en la realidad de nuestra Iglesia Particular e impulsar con sabiduría,

inteligencia y, sobre todo, con amor, nuestra conversión pastoral (Carta Pastoral de Mons. Cástor

Oswaldo Azuaje Pérez, OCD, Obispo de la Diócesis de Trujillo, con motivo del inicio de la fase

celebrativa del Sínodo Diocesano de Trujillo).

b. La Formación del Discípulo Misionero

La vocación y el compromiso de ser hoy discípulos y misioneros de Jesucristo, requiere una decidida opción por la formación de los miembros de nuestras comunidades, en bien de todos los bautizados (cf. DA 276); en esta perspectiva, el Sínodo Diocesano propone en sus líneas de acción proporcionar a los laicos una formación doctrinal sólida que sea integral, gradual y permanente (cf. Documento Sinodal Los Laicos: Sal y Luz del Mundo 78). En el proceso de formación de discípulos misioneros destacan cinco aspectos fundamentales, que se compenetran íntimamente y se alimentan entre sí (DA 278):

a) El Encuentro con Jesucristo: se ha de descubrir el sentido más hondo de la búsqueda de Jesús, y se ha de propiciar el encuentro con Cristo que da origen a la iniciación cristiana. Este encuentro debe renovarse constantemente por el testimonio personal, el anuncio del kerygma y la acción misionera de la comunidad. El kerygma es el hilo conductor de un proceso que culmina en la madurez del discípulo de Jesucristo.

b) La Conversión: es la respuesta inicial de quien ha escuchado al Señor con admiración, cree en Él por la acción del Espíritu, decide ser su amigo e ir tras de Él, cambia su forma de pensar y de vivir, acepta la cruz de Cristo, consciente que morir al pecado es alcanzar la vida.

c) El Discipulado: la persona madura constantemente en el conocimiento, amor y seguimiento de Jesús maestro, profundiza en el misterio de su persona, de su ejemplo y de su doctrina. Para este paso es fundamental la catequesis permanente y la vida sacramental, que fortalecen la conversión inicial y permiten perseverar en la vida cristiana y en la misión.

d) La Comunión: no puede haber vida cristiana sino en comunidad; en ella el discípulo participa de la vida de la Iglesia y del encuentro con los hermanos, viviendo el amor de Cristo en la vida fraterna solidaria. También es acompañado y estimulado por la comunidad y por sus pastores para madurar en la vida del Espíritu.



e) La Misión: el discípulo, que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad de compartir con otros su alegría de ser enviado a anunciar a Jesucristo, muerto y resucitado, a hacer realidad el amor y el servicio en los más necesitados, a construir el Reino de Dios. La misión es inseparable del discipulado, por lo cual no debe entenderse como una etapa posterior a la formación.

c. El Desafío de la Conversión Pastoral

La planificación que genera la pastoral de comunión en el proceso de renovación, que ha inspirado el Sínodo Diocesano, requiere como condición indispensable la llamada conversión pastoral, la cual exige que se pase de una pastoral de mera conservación a una decididamente misionera (cf. DA 370). Así será posible hacer que la Misión sea el eje transversal de la acción pastoral en la Diócesis de Trujillo, fortalecida por el encuentro con Jesucristo y haciendo de la religiosidad popular una fuente de identidad cristiana (cf. Documento Sinodal La Tarea Evangelizadora de los Discípulos Misioneros de Jesucristo 50); con nuevo ardor misionero, haciendo que la Iglesia se manifieste como una madre que sale al encuentro, una casa acogedora, una escuela permanente de comunión misionera (DA 370; EN 8).

La pastoral en clave de misión pretende superar el cómodo criterio pastoral del siempre se ha hecho así, siendo audaces y creativos en la tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades (cf. EG 33).

La diócesis, como primer ámbito de la comunión y la misión, debe impulsar y conducir una acción pastoral orgánica renovada y vigorosa, de manera que los diversos carismas, ministerios, servicios y organizaciones se orienten en un mismo proyecto, que surge de un camino de variada participación, capaz de dar respuesta a los nuevos desafíos (DA 169).

El CPV en el documento Proclamación Profética del Evangelio de Jesucristo en Venezuela, expresa, en orden a la misión y a la renovación en la acción pastoral: La situación pastoral de la Iglesia en Venezuela, reclama mayor conocimiento y valoración de la religiosidad popular, y promueve la actitud misionera de acercarse y evangelizar a los que viven alejados de la fe y a quienes aún no les ha llegado el anuncio de Jesucristo (desafío 3).

d. La Solidaridad: Una Iglesia Pobre para los Pobres

En el momento histórico que atraviesa Venezuela entera, el tema social y la preocupación por los más pobres y desvalidos ha adquirido un lugar preeminente, es por ello que la reflexión sinodal ha centrado la atención de la Iglesia diocesana en este particular, y su actuar en los años venideros pone acento especial en la promoción humana y la acción caritativa, siendo consecuentes con el mandato de Cristo, que dignificó al marginado y dio de comer al hambriento (cf. Documento Sinodal Esperanza y Compromiso Social, 43).

Las Sagradas Escrituras están permeadas por grandes enseñanzas en materia de lo social, unas

de orden particular, que responden a las circunstancias de cada momento histórico, y otras de



naturaleza más bien universal, que son la expresión de los principios que se derivan de la concepción judeocristiana del hombre, del mundo y de la vida.

Dios se presenta desde el comienzo como el amigo y defensor de los pobres y de los oprimidos:

Y ahora, al oír el gemido de los israelitas, reducidos a esclavitud por los egipcios, he recordado mi alianza (Ex 6,5). La enseñanza profética también gira en torno al tema de la justicia: el santo es aquel que es justo. Los profetas destacan el derecho del humilde, del pobre, de la viuda, del huérfano, del extranjero, del asalariado.

El mensaje de Jesús, que se dirigió a los hombres con sus realidades históricas y sus múltiples

necesidades, ha sido calificado -y con razón- de intrínsecamente social; éste es el enfoque del Evangelio, así lo expresa Lucas: el Espíritu del Señor está sobre mí, me ha enviado a evangelizar a los pobres, a predicar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a enviar en libertad a los oprimidos (Lc 4,18).

Las obras de amor al prójimo son la manifestación externa más perfecta de la gracia interior del

Espíritu (EG 37). No hay que olvidar que el servicio de la caridad es también una dimensión constitutiva de la misión de la Iglesia y expresión irrenunciable de su propia esencia (EG 179). Sin duda alguna, la fidelidad de la Iglesia a Jesucristo, y por ende nuestra propia salvación, se pone en juego en la medida en que experimentamos el amor de Dios y damos testimonio de él, siendo una Iglesia pobre y para los pobres.

La práctica de la solidaridad es una exigencia ineludible en la construcción del orden económico

y en el desarrollo de la actividad política. Para San Juan Pablo II, la solidaridad es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común (SRS 38), y es una consecuencia de la naturaleza social del ser humano, así como de la igualdad fundamental de las personas.

III TERCERA ETAPA: “ACTUAR”

La comunión y la participación nos permitirán leer los signos de los tiempos en la realidad de nuestra Iglesia Particular e impulsar con sabiduría, inteligencia y con amor, nuestra conversión pastoral, que nos debe animar audazmente a pasar de una Iglesia establecida a una Iglesia Discípula-Misionera en marcha (cf. Carta Pastoral de Mons. Cástor Oswaldo Azuaje Pérez, OCD, Obispo de la Diócesis de Trujillo, con motivo del inicio de la fase celebrativa del Sínodo Diocesano de Trujillo 8).

a. Desafíos

El análisis de la realidad interpela la acción pastoral de la Iglesia trujillana de cara al presente y al futuro, y genera diversos desafíos en cada uno de los documentos sinodales, los cuales pueden condensarse, desde el principio de la comunión que rige el PTP, en los siguientes:



a) Fortalecer la comunión en todas las instancias pastorales de la Iglesia diocesana para llegar a ser casa y escuela de comunión, desde un plan común de acción pastoral que propicie la participación, genere efectividad pastoral y la ayuda mutua entre los agentes de pastoral.

b) Impulsar la formación de los discípulos misioneros de Jesucristo para fortalecer su vocación y compromiso, siendo hombres de la Iglesia en el corazón del mundo y hombres del mundo en el corazón de la Iglesia (DP786).

c) Consolidar la Diócesis de Trujillo como Iglesia en salida, en estado permanente de misión, que anuncie el mensaje de salvación a toda creatura con las palabras y el testimonio, especialmente a los más alejados.

d) Fomentar la solidaridad entre todos los fieles de la Diócesis, practicando el servicio de la caridad y la promoción humana, como dimensiones constitutivas de la misión de la Iglesia.

b. Objetivo General

Renovar la acción evangelizadora de la Iglesia Diocesana de Trujillo en la comunión, la

participación y la solidaridad, a la luz de la Palabra de Dios, de la tradición y del magisterio de la

Iglesia, respondiendo en los desafíos expresados en el Sínodo Diocesano; a fin de que los

bautizados, insertos en sus realidades propias, sean cada vez más una Iglesia discípula

misionera: casa y escuela de comunión.

c. Objetivos Específicos

a) Reestructurar las instancias de la pastoral diocesana, fortaleciendo los vínculos de unidad

desde la espiritualidad de comunión, a fin de facilitar la coordinación de toda la actividad

pastoral, brindando espacios de acogida en la escucha mutua, para ser una auténtica

escuela de comunión a imagen del Dios Uno y Trino. (Clave: Comunión y Participación)

b) Garantizar la formación bíblico – doctrinal de los discípulos misioneros para que sepan

responder a los numerosos procesos de innovación del mundo, adaptando los estilos

pastorales a las necesidades de los fieles, de manera que asuman su compromiso bautismal.

(Clave: Formación del discípulo misionero)

c) Promover la conversión pastoral de la Diócesis, a través de la espiritualidad misionera,

generando comunidades eclesiales vivas, que desde el encuentro con Jesucristo, asuman el

compromiso bautismal en estado permanente de misión. (Clave: Conversión Pastoral)

d) Concretar los esfuerzos de las diferentes instancias de pastoral en un proceso de

solidaridad y bien común, emprendido desde la caridad pastoral, para gestar una nueva

sociedad, a través de una auténtica promoción humana y una renovada acción

evangelizadora. (Clave: Solidaridad)



El Objetivo General del PTP, por ser el fin al cual se dirige la comunidad eclesial diocesana en el

proceso de renovación, define su razón de ser y orienta todas las actividades pastorales. Por

ello, debe ser tomado en cuenta, junto con los objetivos específicos y los desafíos generados en

el Sínodo para cada área, en los planes específicos de cada organismo pastoral, secretariado de

pastoral, movimiento de apostolado seglar, comunidad de vida religiosa y las diversas instancias

pastorales: diócesis, zonas pastorales, parroquias, pequeñas comunidades eclesiales y familias.

c. Fases del Plan Trienal de Pastoral

El PTP se desarrollará en tres fases, cada una de las cuales corresponde al curso de un año, y

poseen un acento específico: a) Sensibilización para la renovación pastoral, b) Formación del

discípulo misionero y c) Iglesia en salida misionera, con el fin de hacer que el avance pastoral que

pretende el objetivo general sea progresivo, se pueda evaluar a mediano plazo la evolución del

plan, y a la vez el alcance de las metas propuestas para cada fase.

a. Primera Fase: SENSIBILIZACIÓN PARA LA RENOVACIÓN PASTORAL

“Y subió al monte y convocó a los que Él quiso, y se le acercaron” (Mc 3,13). Al inicio

del Evangelio, Jesús toma la iniciativa de convocar a aquellos que escogió para ser sus

testigos, y estos, dejando sus seguridades, le responden acercándose inmediatamente a

Él. La sensibilización para la renovación pastoral que se persigue en la primera fase del

PTP, es una llamada a abrir el corazón a la Palabra de Jesús que quiere impregnar,

constantemente, de la novedad del Espíritu nuestras vidas, las estructuras eclesiales y

nuestro trabajo apostólico, para edificar, junto a Él, nuestra Iglesia diocesana, como casa

y escuela de comunión.

La primera fase de acción (2016-2017) tiene como propósito dar a conocer a la feligresía el

contenido, metodología y dinamismo del PTP, asimismo incentivar a la solidaridad y vivencia de la

espiritualidad de comunión misionera, como fundamentos de la Iglesia casa de comunión. Esta

fase contempla las siguientes metas: fomentar el conocimiento de los documentos del Sínodo

Diocesano, la conformación de nuevas estructuras pastorales, la difusión del PTP y fomentar la

espiritualidad de comunión en todas las instancias pastorales.

El cierre de la primera fase será la celebración de la Semana de la Fraternidad en las parroquias

y la entrega del Nuevo Testamento a los jóvenes.

Núcleo temático: la comunión eclesial, espiritualidad de comunión.

b. Segunda Fase: FORMACIÓN DEL DISCÍPULO MISIONERO



“E instituyó a doce, para que estuvieran con Él”… (Mc 3,14a). Seguir a Jesús significa

entrar en una comunión estable con Él, de hecho, la misión no puede realizarse sin

“estar con Jesús”, el cual forma y capacita al discípulo para anunciar verazmente a su

Maestro. La formación del discípulo misionero de hoy, al igual que en los tiempos de

Jesús, consiste en vivir en estrecha comunión con Jesucristo, por ello esta segunda

etapa del PTP, conlleva a entender la formación, que exige sacrifico, tiempo y

disciplina, como la mejor forma de aprender del Maestro sus palabras y sobre todo sus

gestos de misericordia y así fortalecer nuestro compromiso de fe.

La segunda fase de acción (2017-2018) tiene la finalidad de renovar el proceso formativo de los

fieles, en la comunión y la fidelidad a la Iglesia, para fortalecer la vocación y el compromiso de los

discípulos misioneros de Jesucristo. Las metas de esta fase son: profundizar en las conclusiones del

Sínodo Diocesano, en la metodología del PTP e iniciar el Plan Diocesano de Formación , para

propiciar la maduración de la fe, el fortalecimiento de la comunión y la capacitación de los fieles

para la acción misionera.

El culmen de la fase se llevará a cabo con el Encuentro Formativo María Modelo del

Discipulado, en cada zona pastoral y la entrega de la Biblia a los fieles.

Núcleo temático: escucha de la Palabra de Dios, Discipulado, formación, comunión.

c. Tercera Fase: IGLESIA EN SALIDA MISIONERA

…”Para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar los demonios”

(Mc 3,14b-15). Los discípulos, viviendo con Jesús, aprendieron las estrategias para la

misión observando cómo oraba, predicaba, curaba y expulsaba demonios. Nosotros,

como discípulos misioneros de la actualidad, una vez convocados y formados, tareas

que nunca se acaban, debemos sentirnos impulsados a ser Iglesia en salida misionera.

La tercera fase del PTP es un envío de Jesús a anunciar que ya está cerca el Reino de

Dios: conviértanse y crean en la Buena Noticia (Mc 1,15). Este anuncio implica un

cambio de mentalidad y de actitudes en los que seguimos a Jesús, lo que constituye un

modo concreto de conversión y de fe.

La tercera fase de acción (2018-2019) pretende fortalecer la Iglesia diocesana como casa y

escuela de comunión misionera, anunciando con palabras y obras el Evangelio, como testimonio

del encuentro con Jesucristo, especialmente a los más alejados y los más necesitados. Esta fase

tiene como meta: impulsar la salida misionera de todos los agentes pastorales en la Diócesis, para

anunciar el amor de Dios que salva y dignifica al ser humano, ampliando la comunión eclesial.



La culminación de esta fase y del primer Plan Trienal de Pastoral tendrá lugar en la celebración

del Mes de la Diocesanidad, cuyo acto central será el Encuentro Eucarístico y el agradecimiento a

los agentes de pastoral.

Núcleo temático: misión, evangelización, solidaridad, comunión.

Las fases del Plan Trienal de Pastoral no serán aplicadas de forma sucesiva, sino simultáneas:

cada etapa hace énfasis en un aspecto específico, evidentemente, pero sin desatender los otros.

Durante los tres años del plan se sensibilizará, se formará al discípulo misionero y la misión se hará

constantemente. Vale destacar que todo el PTP está permeado y articulado, de principio a fin, por

las claves teológicas de la comunión y la participación, la formación del discípulo misionero, la

conversión pastoral y la solidaridad.

d. Prioridades Anuales

A continuación se presentan las prioridades anuales, las cuales surgen del cruce de las cuatro

claves teológicas con el contenido de cada fase, para así lograr que en cada período del PTP se

cumplan adecuada y efectivamente el objetivo general y los específicos.

Cuadro claves teologicas

f. Líneas de Acción

Las presentes líneas de acción, como fines intermedios o metas para alcanzar los objetivos

específicos, son puntos de referencia para planificar y controlar las actividades que hacen

operativo el PTP y, a su vez, deben guiar la planificación de cada organismo pastoral, secretariado

de pastoral, movimiento de apostolado seglar, comunidad de vida religiosa y las diversas

instancias pastorales: diócesis, zonas pastorales, parroquias, pequeñas comunidades eclesiales y

familias, ajustándolas a los desafíos generados en el Sínodo para cada área específica (p.e. familia,

catequesis, juventud, educación, laicos, etc).

a) FASE: SENSIBILIZACIÓN PARA LA RENOVACIÓN PASTORAL

INSTANCIAS Líneas de Acción para La Comunión y Participación



Diocesana Promover la espiritualidad de comunión, especialmente en la vida litúrgica y desde la

nueva organización pastoral.

Crear las Coordinaciones Diocesanas de Pastoral, Equipo Diocesano de Animación

Pastoral (EDAP) y Equipos Diocesanos de Apoyo a la Pastoral.

Fortalecer los Secretariados de las diversas pastorales.

Dar a conocer el PTP en las diversas instancias de la Diócesis.

Realizar campaña publicitaria del PTP a través de los MCS del Estado Trujillo.

Formar a los agentes pastorales de la Diócesis en la metodología del PTP, gestión de

calidad y técnicas de pastoral en espiritualidad de comunión.

Contribuir en la autogestión para el sostenimiento económico de la acción

evangelizadora diocesana.

Zonal Conformar el Equipo de Animación Zonal de Pastoral (EZAP).

Dar a conocer el PTP en las zonas pastorales

Parroquial Crear los Consejos Parroquiales de Pastoral (CPP) y los Consejos Parroquiales de

Asuntos Económicos (CPAE) donde no existan.

Promover la sectorización de las parroquias que no lo estén y la conformación de

pequeñas comunidades, como lo señala Aparecida (DA 307).

Dar a conocer el PTP en las comunidades parroquiales y sectores

INSTANCIAS Líneas de Acción para La Formación

Diocesana Concientizar en la necesidad de la formación del discípulo misionero, desde la Palabra

de Dios.

Fomentar el conocimiento de los documentos del Sínodo Diocesano.

Impulsar la reorganización del Instituto de Ciencias Religiosas (ICIRE) “Fray Alonso

Briceño”.

Impulsar la creación del Equipo Especializado para la Formación.

Zonal Concientizar en la necesidad de la formación del discípulo misionero, desde la Palabra

de Dios.




Formar a los agentes zonales en la metodología del PTP y técnicas de pastoral.

Parroquial Concientizar en la necesidad de la formación del discípulo misionero, desde la Palabra

de Dios.


Crear escuelas parroquiales de formación: a) necesidad de la formación del discípulo

misionero, desde la Palabra de Dios, en el marco del PTP. b) La comunión eclesial,

espiritualidad de comunión, c) documentos del Sínodo Diocesano.

INSTANCIAS Líneas de Acción para La Conversión Pastoral

Diocesana

Zonal

Parroquial

Fomentar la espiritualidad misionera de la Iglesia y del discípulo.

Continuar con el trabajo evangelizador y misionero que se viene realizando en cada

instancia de comunión.

INSTANCIAS Líneas de Acción para La Solidaridad

Diocesana

Zonal

Parroquial

Fomentar la caridad y la promoción humana como dimensiones constitutivas de la

misión de la iglesia.

Impulsar la creación de los Equipos de Cáritas Parroquiales.

Testimoniar el Evangelio con las obras de caridad y la promoción de la dignidad

humana.

b) FASE: FORMACIÓN DEL DISCÍPULO MISIONERO


Diocesana

Zonal

Parroquial

Profundizar en la espiritualidad de comunión, especialmente en la vida litúrgica y como

eje transversal en el proceso formativo del discípulo misionero.

Fortalecer los Secretariados de las diversas pastorales.

Profundizar la formación en la metodología y organización del PTP.



Acompañar y animar las instancias, organismos y equipos pastorales.




Diocesana Impulsar el Plan Formativo Diocesano.

Profundizar los documentos del Sínodo Diocesano.

Continuar con los convenios y alianzas estratégicas con instituciones educativas.

Zonal Ejecutar el Plan Formativo Diocesano.

Profundizar en los documentos del Sínodo Diocesano.

Reforzar la formación en la metodología y organización del PTP.

Parroquial Afianzar el conocimiento de los documentos del Sínodo Diocesano.

Consolidar las escuelas parroquiales de formación para Laicos: inducción a la Lectio

Divina, actitudes del discípulo misionero y análisis de la realidad diocesana, comunión.


Diocesana

Zonal

Profundizar, desde la Palabra de Dios, en la espiritualidad misionera, en las actitudes

del discípulo misioneroy en el conocimiento de la realidad diocesana.

Continuar con el trabajo evangelizador y misionero que se viene realizando en cada

instancia de comunión.

Parroquial Profundizar, desde la Palabra de Dios, en la espiritualidad misionera, en las actitudes

del discípulo misioneroy en el conocimiento de la realidad diocesana.

Continuar con el trabajo evangelizador y misionero que se viene realizando.

Conformar y capacitar los grupos misioneros parroquiales.


Diocesana Formar a los agentes de pastoral en los principios y método de Cáritas.



Zonal

Parroquial

Impulsar la creación de los Núcleos Zonales de la Caridad.


humana.

FASE: IGLESIA EN SALIDA MISIONERA


Diocesana

Zonal

Parroquial

Consolidar la espiritualidad de comunión, especialmente en la vida litúrgica y

ofreciendo espacios de acogida y escucha.

Fortalecer los secretariados de las diversas pastorales.

Acompañar y animar las instancias, organismos y equipos pastorales.




Diocesana Fortalecer el Plan Formativo Diocesano.

Continuar el estudio de los documentos del Sínodo Diocesano.

Continuar con los convenios y alianzas estratégicas con instituciones educativas.

Zonal Fortalecer el proceso Formativo a nivel zonal.

Continuar el estudio de los documentos del Sínodo Diocesano.

Parroquial Profundizar en el conocimiento de los documentos del Sínodo Diocesano.

Consolidar las escuelas parroquiales de formación para Laicos: formación en el Kerigma.


Diocesana

Zonal

Parroquial

Anunciar el Evangelio a los hermanos, con nuevo ardor misionero.




Diocesana

Zonal

Parroquial


humana.

IV CUARTA ETAPA: “EVALUAR”

La evaluación de las fases de Sensibilización para la renovación pastoral y Formación del discípulo misionero se realizará en las II y III Asambleas Diocesanas de Pastoral, y la evaluación de la Fase Iglesia en salida misionera y del PTP se realizará en la IV Asamblea Diocesana de Pastoral.

La evaluación periódica en las instancias pastorales y la evaluación general en cada Asamblea Diocesana de Pastoral enriquecen y perfeccionan la visión de la realidad, sugieren nuevas acciones para cumplir con el Objetivo General, valoriza las conquistas alcanzadas, permite experimentar la alegría por el camino recorrido y hace consciente el crecimiento en el plan pastoral.

V QUINTA ETAPA: “CELEBRAR”

Cada Fase del PTP culminará con una celebración multitudinaria, para dar gracias a Dios por el

camino recorrido juntos, con los logros y los fracasos, las alegrías y las tristezas, las angustias y las

esperanzas, fomentando la comunión para una mayor efectividad en la misión diocesana (cf.

FASES DEL PLAN TRIENAL DE PASTORAL).

Las diversas instancias pastorales, grupos de apostolado, comunidades parroquiales,

comunidades educativas, comunidades de vida consagrada y pequeñas comunidades eclesiales

celebrarán también los logros del PTP, en los momentos que consideren oportunos, como acción

de gracias por la presencia transformadora de Dios en la historia personal y comunitaria.

Abreviaturas:

CatIC Catecismo de la Iglesia Católica.



CEV Conferencia Episcopal Venezolana.

CPP Consejo Parroquial de Pastoral.

CPAE Consejo Parroquial de Asuntos Económicos.

CPV Concilio Plenario de Venezuela.

DA V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Aparecida.

DP III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla.

EG Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, Papa Francisco.

EN Exhortación Apostólica Postsinodal Evangelii Nuntiandi, Pablo VI.

EZAP Equipo Zonal de Animación de Pastoral.

EDAP Equipo Diocesano de Animación Pastoral.

ICIRE Instituto de Ciencias Religiosas “Fray Alonso Briceño”.

Leiturgía Liturgia.

MAS Movimientos de Apostolado Seglar.

PTP Plan Trienal de Pastoral.

SOBICAIN Sociedad Bíblica Católica Internacional.

SRS Carta Encíclica Sollicitudo Rei Sociales, Juan Pablo II.

Comisión de Elaboración y Redacción:

Pbro. Aly Saúl Rondón González, Vicario de Pastoral.

Pbro. Gerardo de Jesús Quintero.

Revisión General:

Mons. Oswaldo Azuaje Pérez, Obispo de Trujillo.

Diseño de Portada:

Pbro. Pedro Terán, Secretario Permanente del Sínodo Diocesano.

Agradecimiento a los sacerdotes y laicos que con sus aportes enriquecieron este Plan Trienal de Pastoral.

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