PLURALISMO, Regiones y desafíos de la comunicación · 2016-01-11 · espacios, ha masificado la...

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región de coquimbo

PLURALISMO, Regiones y

desafíos de la comunicación

PLURALISMO, Regiones y

desafíos de la comunicación

región de coquimbo

Consejo Nacional de TelevisiónREGIÓN DE COQUIMBO “Pluralismo, Regiones yDesafíos de la Comunicación”Impreso en Santiago de Chile,con papeles producidos sustentablemente.

© Derechos Reservados, 2015.

Contenidos

Oscar Reyes Peña, Presidente CNTV Introducción .......................... ....................................... 7

Adriana Muñoz, Senadora de la RepúblicaEl desafío del pluralismo en nuestra región..................13

Jorge Pizarro, Senador de la RepúblicaPluralismo y televisión: ¿cuál es la situación de la región de Coquimbo? ..........................................23

Galería de Fotos .......................................................... 32

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Introducción

Oscar Reyes Peña1

Presidente Consejo Nacional de Televisión

En el Consejo Nacional de Televisión, tene-mos el desafío de resguardar el pluralismo en televisión y de impulsar una discusión constructiva que nos lleve a acuerdos en esta materia, que permitirán hacer una contribución sustantiva al fortalecimiento de la democracia en Chile.

Con esta finalidad, estamos realizando un ciclo de seminarios sobre pluralismo a lo largo de Chile.

El primer encuentro en torno al pluralismo en la Sociedad y la TV lo hicimos en Televi-sión Nacional, TVN; seguido por una Clase Magistral con el Secretario General de la

1 Periodista de la Universidad de Chile. Con estudios de televisión, sociología, co-municación corporativa y ciencias políticas y post títulos en comunicación corpo-rativa y política en la Universidad Católica y de la George Washington University, en EE.UU. Desde 1990 a 2009 asesoró en comunicaciones a diversos ministerios, tales como la Secretaría General de Gobierno, el Ministerio del Interior, RR.EE., Agricultura, Defensa y Minería. En la actualidad es Presidente del CNTV y direc-tor del diario digital Cambio21.

CNTV

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Organización de los Estados Americanos, José Miguel Insulza, y luego un encuen-tro sobre “Pluralismo, regiones y pueblos originarios” en la Universidad Católica de Temuco, y sobre “Pluralismo, regiones y diversidad cultural” junto a la Universidad de Los Lagos.

Hoy estamos acá con la Universidad de La Serena, en la región de Coquimbo, deba-tiendo sobre “Pluralismo, Regiones y los desafíos de la Comunicación”.

Una de las labores centrales del CNTV, con las modificaciones que trajo la nueva ley de TV Digital, es la promoción del pluralis-mo en la pantalla chica.

La recientemente promulgada Ley de Te-levisión Digital establece una definición del pluralismo, en su Artículo 1°, don-de señala que: “Se entenderá por plura-lismo el respeto a la diversidad social, cultural, étnica, política, religiosa, de género, de orientación sexual e identi-dad de género, siendo deber de los con-cesionarios y permisionarios de servicios de televisión, regulados por esta ley, la observancia de estos principios”.

Creemos que en la puesta en práctica de este principio se fundan las bases de una sociedad democrática moderna, cuyo va-lor reside en el respeto a la diversidad en

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todas sus variantes: social, cultural, étnica, política, religiosa, sexual y de género.

Podemos escribir muchas definiciones y promoverlas, pero surge la siguiente pre-gunta: ¿Cómo medimos ese pluralismo que resulta indispensable en la vida demo-crática? Hay quienes señalan que todo el problema de la democracia moderna gira en torno al pluralismo.

Nosotros estamos convencidos que diver-sidad y pluralismo van de la mano con la libertad de expresión. Y entendemos la libertad de expresión como un derecho humano que debemos siempre respetar, fortalecer y fomentar.

La libertad de expresión, en todas sus for-mas y manifestaciones, es un derecho fun-damental e inalienable, inherente a todas las personas. Y es un requisito indispen-sable para la existencia de una sociedad democrática. Por esto debemos cuidarla, protegerla y, sobre todo, fortalecerla, así construimos más y mejor democracia.

En vista de la enorme importancia que la televisión tiene como el más importante y masivo medio de comunicación social, el resguardo del pluralismo en sus emisiones se traduce en un aporte directo al progreso de los derechos de libertad, democracia e igualdad de los ciudadanos y ciudadanas.

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Esta región se ha caracterizado por ser desde sus orígenes, diversa en sus culturas. En ese sentido, el CNTV aquí cuenta con un catastro regional de alrededor de 40 audiovisualistas de distintos niveles profe-sionales. Muchos de ellos comparten parti-cipación en productoras locales, medios de prensa, canales de televisión, entre otros.

Estos últimos años la región de Coquimbo ha tenido grandes ganadores del Fondo de Fomento del CNTV, con las producciones: “Chile, mundos sumergidos”, el año 2011; y la Serie “Pequeñas Criaturas”, el 2012, entre otras. Generalmente con temas so-bre el medioambiente y realidades de su gente.

Como ustedes vieron el CNTV ha impul-sado grandes programas como “Los 80”, “El Reemplazante”, “Los Archivos del Car-denal”, “La Película del No”, “El Bosque de Karadima”, “Allende en su Laberinto”, “31 Minutos” y “¿Con qué Sueñas?” (Ga-nadores de los únicos dos EMMY de la TV chilena), hemos dado vida a un nuevo fon-do destinado a la producción comunitaria, que se encuadra en la promoción del plu-ralismo en la televisión emprendida por el Consejo durante este año.

Estas series reflejan a cabalidad el espíri-tu de la labor que en torno al pluralismo quiere desarrollar el Consejo Nacional de

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Televisión. Y uno de los métodos con que contamos es impulsar un debate y un diá-logo en torno a ello.

Como parte de esta misión de lograr una televisión de mayor calidad, el pluralismo y la TV digital constituyen áreas funda-mentales, las que unidas a la promoción permanente mediante los fondos concur-sables del CNTV, una extendida red de pro-gramación cultural y educativa, creemos que lograremos componer un mapa ro-busto de los horizontes que comprometen a todos los actores del medio.

Recientemente, el Consejo ha realizado un catastro llegando a obtener una car-tografía de los canales regionales, locales y comunitarios. Identificamos más de 100 canales, y en base a ello hemos creado un fondo especial para potenciar su actividad, con el objetivo claro de tender a “empare-jar la cancha televisiva”, conscientes de lo relevante que esta labor se torna para las comunidades en que funcionan.

Tenemos grandes desafíos por delante.

La realidad de las comunicaciones en el siglo XXI debe considerar los medios de comunicación públicos, privados, emer-gentes y comunitarios, incluyendo entre estos últimos a los medios de pueblos originarios en su idioma propio y según

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sus expresiones culturales. Dicha realidad obliga también a considerar el extraordi-nario avance de las tecnologías de comuni-cación e información, que han modificado los modos de comunicación humana.

La televisión digital nos abre grandes es-cenarios y oportunidades, y es posible que no sucediese nada tan impactante desde la introducción de la televisión a color en el año 1978, en esta materia en el país.

En ese sentido, según nuestra VIII Encuesta Nacional de Televisión la audiencia es cada vez más crítica con la TV. Demandan más diversidad de contenidos y cultura en tele-visión abierta, y tienen una altísima expec-tativa de la TV digital en cuanto a oferta de contenidos educativos (80%), cultura-les (75%), pluralistas y diversos (40%) e infantiles (39%).

Los objetivos que he mencionado se alcan-zarán con un trabajo conjunto. La TV digi-tal, el pluralismo, la TV de calidad, la pro-moción de la programación infantil y juvenil son metas que nos pertenecen a todos y espero que este diálogo nos permita avan-zar en un mayor fundamento para ello.

Muchas gracias por acompañarnos y com-partir sus experiencias para contribuir a una mejor televisión con más contenido y de calidad.

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Quiero agradecer el esfuerzo del Consejo Nacional de Televisión por promover estos debates regionales, y la reflexión en torno a un tema tan relevante como el pluralis-mo.

Como sabemos, la Ley 20.750 modificó el marco legislativo para introducir la TV Di-gital. Renovó, especialmente, la definición de los objetivos de la televisión chilena, precisando que debía entenderse como pluralismo a la hora de fijar el correcto funcionamiento de este medio de comu-nicación.

2 Ejerció como diputada y fue la primera mujer en ejercer el cargo de presidente de la Cámara de Diputados de Chile, entre 2002 y 2003. En 2013 fue elegi-da como senadora por la Cuarta Circunscripción de Coquimbo para el período 2014-2022. Integra las comisiones de Intereses Marítimos, Pesca y Acuicultura, y de Trabajo y Previsión Social. Desde enero de 2015, es miembro y presidenta de la Comisión Especial sobre Recursos Hídricos, Desertificación y Sequía. El 7 de julio de 2015 se convirtió en la primera mujer vicepresidenta del Senado de la República. Ejerce este cargo durante la presidencia del senador Patricio Walker Prieto.

Adriana Muñoz2

Senadora de la República

El desafío del pluralismoen nuestra región

CNTV

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Y lo conceptualizó señalando: “Para efec-tos de esta ley, se entenderá por pluralismo el respeto a la diversidad social, cultural, étnica, política, religiosa, de género, de orientación sexual e identidad de género, siendo deber de los concesionarios y per-misionarios de servicios de televisión, re-gulados por esta ley, la observancia de es-tos principios”.

¿Qué hay de importante en esto?

Demasiado. El pluralismo en la comunica-ción en general, y por cierto, en la televi-sión, es vital para nuestra sociedad y nues-tra democracia. No hay libertades públicas si los ciudadanos no pueden expresarse e informarse adecuadamente. No hay de-mocracia donde la ciudadanía no cuente con diversas visiones. Lo propio de las dic-taduras, son las visiones parciales y la des-trucción de lo diverso.

El pluralismo, en todas sus acepciones, constituye un enorme desafío aún pen-diente de nuestra sociedad y, particular-mente, de la televisión.

Debemos, además, preguntarnos qué te-nemos hoy. Desde el retorno de la demo-cracia existe, desde luego, una mayor aper-tura en los contenidos, no cabe duda. Pero ciertamente, no estamos satisfechos. Diga-mos las cosas como son: en los medios de

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comunicación escritos persiste un duopo-lio de dos grandes cadenas. Lo que en ge-neral, con escasas excepciones, se replica a nivel local. Existen periódicos locales que sobreviven con mucho esfuerzo.

En radio hay una mayor variedad, pero también se advierte la hegemonía de ca-denas de la capital. La información a nivel regional ha cedido espacio. Aunque per-siste en comunas, donde las radios locales tienen mayor significación y respaldo en la comunidad por ocuparse de sus problemas más elementales.

En la televisión, en tanto, la oferta es es-casa. Los canales son pocos, y concentra-dos en los mismos grupos económicos que manejan otras áreas de la economía. La TV pública ha sido sometida a las mismas re-glas del mercado, limitando su capacidad de aportar mayor variedad de contenidos.

¿Cuál ha sido el gran fenómeno de los úl-timos años?

Sin duda, la Internet. Ha generado una revolución en la comunicación. Ha abierto espacios, ha masificado la información, ha expandido la forma de conectarse e interac-tuar. Surgen medios digitales, fluye la infor-mación a través de las redes sociales, permi-tiendo a la ciudadanía expresarse, emplazar a sus autoridades, demandar respuestas.

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Este fenómeno ha contribuido a ensanchar significativamente el espectro de la infor-mación. A tal punto que muchos piensan que la ley de TV Digital surgió desfasada porque ésta ya fue superada en los hechos por la internet, por las plataformas digita-les, como YouTube, NetFlix y otras disponi-bles desde cualquier teléfono.

Hay algo de exageración en ello. La Inter-net ha tenido una penetración explosiva, pero aún no es de acceso universal. Los medios tradicionales y la TV en particular aún tienen gran impacto.

¿Qué esperamos de la televisión digital?

Nos parece que la TV Digital puede ser un aporte significativo en diversos planos, ta-les como aumentar significativamente la oferta en la programación, permitiendo con ello mayor variedad y calidad. Hoy las reglas del mercado tienden a unificar la oferta. Si la moda es el reality, todos los canales tienen reality. Si la moda son los programas de música o artísticos, lo mis-mo. Si la moda son las teleseries turcas, nos llenamos de éstas a toda hora. Espe-ramos entonces que la TV Digital amplíe el abanico de las posibilidades.

En segundo lugar, creemos que la TV Digi-tal abre un inmenso potencial en materia de fomento de la educación, la cultura y

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las artes. Acá hay una gran carencia. En algún momento hubo más espacio para ello, y luego se fue perdiendo. Así como disminuyó la variedad, también decayó la calidad. Y debemos recuperarlo. En esto hay un gran desafío en la televisión pú-blica: ella es la llamada preferentemente, aunque no la única, a asumir este rol. De-bemos darle más financiamiento para ello, desatándola de la dictadura del mercado y la lógica de la audiencia o el rating.

La obligación de una cuota de contenidos culturales también ha sido relevante, aun-que muchas veces es bien cuestionable la calificación de algunos programas en ese marco.

Por último, la TV Digital es una enorme posibilidad para asumir el pluralismo. En todas las dimensiones definidas por la ley. Lo primero es evitar la concentración. La ley contiene reglas para ello, que son muy importantes. Queremos ampliar el abanico de visiones. El Consejo Nacional de Televi-sión tendrá un importante rol para evaluar los proyectos y esperamos que haya ampli-tud de miradas y mucha tolerancia.

El Estado puede y debe ser más proactivo en facilitar la creación y financiamiento de medios de comunicación que represen-ten todo el espectro político y social de la nación. El pluralismo implica también

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avanzar en el reconocimiento y promoción de la identidad local y étnica. Y esto es muy relevante para las regiones. ¿Cuántas veces nos quejamos de que los matinales se pasan horas comentando el cierre del metro o un choque en una autopista o la contaminación de Santiago? Son temas importantes, por cierto, pero alejados de las regiones, carentes de sintonía con una inmensa mayoría de los chilenos.

Debemos tener una mirada más local; y una mirada local que reconozca a las re-giones en su integridad; pues también en esto recurrimos a modas y reduccionismos, y a ratos pareciera que las regiones son sólo su comida y sus paisajes. Y son mucho más que eso, evidentemente. Está su gente, su identidad, sus costumbres, sus tradiciones, su música, sus carencias y necesidades, sus formas de vida, sus centros productivos, sus escuelas, liceos y otras instituciones de edu-cación superior. Y todo eso, a ratos no se ve.

Y mucho menos en lugares apartados que no tienen la relevancia demográfica o tu-rística de otros centros urbanos.

Lo mismo puede afirmarse de los pueblos originarios, ausentes por completo de la televisión actual y en general de los me-dios de comunicación. Y salvo, claro, por los atentados en la Araucanía, pareciera que no existen.

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También, debemos fortalecer el pluralismo en el ámbito de la igualdad de género. La televisión es una herramienta potentísima para avanzar en superar los estereotipos culturales y contribuir a promover a la mu-jer, insertarla plenamente en la sociedad y desterrar la violencia que se enfrenta aún en muchos hogares. Y sin embargo, lo que entrega habitualmente la televisión son los mismos patrones culturales sexistas que por siglos la han mantenido postergada. Queremos una televisión al servicio de la igualdad de género, y no de la mujer obje-to; de la inclusión y de las oportunidades; y no de las visiones estrechas ligadas a los quehaceres del hogar.

Y lo mismo aplica para las minorías sexua-les. Hemos superado formas brutales de violencia y discriminación, traducidas en un humor basado en la burla, pero aún nos falta muchísimo. Y no basta con evi-tar lo negativo. En estas materias hay que pasar a exigir la promoción de valores afir-mativos de no discriminación, de igualdad, de tolerancia, de respeto. En esta materia, el Consejo Nacional de Televisión ha avan-zado y puede seguir haciéndolo.

Amigas y amigos, partimos de una pre-misa elemental que a ratos se olvida: el espectro radioeléctrico, por el que circu-lan las ondas de radio y televisión, es un bien nacional, perteneciente a todos los

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chilenos. Por tanto, podemos exigir a los concesionarios que lo utilicen en beneficio del bien común, promoviendo aquellos va-lores y principios que a la comunidad les preocupa preservar, garantizando calidad y diversidad, y no la reiteración de conteni-dos muchas veces vulgares y superficiales.Debemos exigir más cultura, y también te-levisión educativa, especialmente en la te-levisión pública. Tenemos que velar porque la televisión –y todos los medios de comu-nicación– resguarden la igualdad en todos los ámbitos, evitando cualquier forma de discriminación por motivos religiosos, so-ciales, de género o de cualquier tipo. Éstos no son aceptables.

Necesitamos avanzar en la generación de más contenidos locales: pluralismo es tam-bién la identidad de las regiones y debe estar presente.

Desde las regiones esperamos mucho más de nuestra televisión y de nuestros medios de comunicación. El Consejo Nacional de Televisión tiene un importante rol en la nueva televisión digital. El espacio que han abierto las plataformas digitales, ahora debe ser ampliado con mayor variedad, ca-lidad y pluralismo, concebidos como parte esencial de una mejor democracia. Y para ello, no nos olvidemos de algo que por evidente se olvida: los medios de comuni-cación no se hacen solos. Se hacen con el

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trabajo y la dedicación de sus técnicos y especialmente de los periodistas. Nuestra legislación aún puede avanzar mucho más en resguardar esta profesión y sus dere-chos.

La Ley de Prensa tiene ya varias décadas y requeriría de una actualización, pues hay un desafío también en la formación de estos profesionales. La calidad de las es-cuelas de periodismo, la oferta académica que a ratos parece superar ampliamente la demanda laboral es una preocupación constante, que también existe en otras ca-rreras.

El pluralismo depende también de la for-mación y del respeto a la labor del perio-dista.

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Desde una perspectiva panorámica, pode-mos indicar que en la región de Coquimbo, la presencia de medios de comunicación exhibe un estado saludable, con publica-ciones ya con años y consolidadas, como la prensa escrita el diario El Día y La Región, un número creciente de medios digitales, radio con prolongadas trayectorias y una señal regional de TVN que cada día cobra más fuerza.

También, en otras comunas y provincias contamos con radios, diarios y televisión local. Pero la pregunta es ¿si esto resguar-da el pluralismo necesario que hoy tanto necesitamos como sociedad?

Jorge Pizarro3

Senador de la República

3 Presidente de la Democracia Cristiana (DC). Senador por la 4ª Circunscripción, Región de Coquimbo, por dos periodos consecutivos desde 1998. Presidente del Senado desde el 20 de marzo de 2013 al 11 de marzo de 2014 y desde el 11 de marzo de 2010 al 15 de marzo de 2011. Diputado por el Distrito Nº 8, región de Coquimbo, por dos periodos consecutivos entre 1990 y 1998. Integra las comi-siones de Economía, Relaciones Exteriores, Minería y Energía; y desde enero de 2015, miembro de la Comisión Especial sobre Recursos Hídricos, Desertificación y Sequía.

Pluralismo y televisión: ¿cuál es la situación de la región de Coquimbo?

CNTV

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El debate que abre este seminario va más allá de denunciar una situación que obser-vamos a nivel país, como la concentración de los medios, que existe, por supuesto, pero debemos abrir la interrogante a los modos de potenciar la emergencia de nue-vos medios, y este seminario nos invita a imaginar algunos escenarios posibles.

Hace pocos años, mientras se discutía la Ley de TV Digital, rechazamos el veto pre-sidencial que limitaba las facultades del Consejo Nacional de Televisión, CNTV. Esto lo consideramos como un atentado al plu-ralismo, y, por ende, un atentado a la de-mocracia.

Hoy en día, promulgada la ley y puesta en marcha la introducción de la Televisión Digital, que debiese estar totalmente ope-rativa en el año 2020, nos enfrentamos a otros desafíos.

¿En qué marco nos movemos en la actua-lidad?

Tomemos la legislación vigente para la te-levisión, pero proyectada al amplio escena-rio de los medios de comunicación.

Ante las expectativas de la TV Digital, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Televi-sión realizada por el CNTV el año 2014, tras la demanda por canales educativos,

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culturales y un mayor pluralismo, aparece la demanda por mayor espacio para cana-les regionales y locales, como también más participación de los ciudadanos y ciudada-nas.

La ley de TV Digital nos trae muchos bene-ficios: mayor calidad en la imagen y soni-do, interactividad y movilidad, además de más canales y acceso gratuito.

Y marcada con el fuerte énfasis de que debe ser pluralista, que es el motivo de este seminario. En el primer artículo de su ley, podemos leer:

“Se entenderá por pluralismo el respe-to a la diversidad social, cultural, étnica, política, religiosa, de género, de orien-tación sexual e identidad de género, siendo deber de los concesionarios y permisionarios de servicios de televi-sión, regulados por esta ley, la obser-vancia de estos principios”.

Concordaremos con esta realidad, pero debemos abordar la promoción y el impul-so a nuevos medios de comunicación.

Sabemos que el Consejo Nacional de Tele-visión dispone del único fondo de fomen-to para la promoción de la televisión con contenido y de calidad, inserta en una po-lítica de promoción del pluralismo, y ahora

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sumado a un nuevo fondo para la produc-ción comunitaria, en un claro impulso en este sentido de “emparejar la cancha te-levisiva”.

Si hablamos de desafíos de la comunica-ción, y aquí está presente el Presidente Re-gional del Colegio de Periodistas, estamos en deuda sobre todo con la concentración de los medios de comunicación, como también con el derecho de la información, entendida como un derecho humano.

Las deudas en este plano se arrastran por décadas. Sin embargo, debemos reconocer los avances que se exhiben en la materia para señalar una vía para continuar cons-truyendo nuestra sociedad democrática.

En este sentido, los fondos que hoy ad-ministra el CNTV son un claro ejemplo de políticas públicas orientadas a la promo-ción del pluralismo. Esto colabora en una inmensa medida en que Chile continúe el camino de la mayor democratización, co-laborando además con la investigación en comunicación, la producción de medios, la incorporación de nuevos actores y el ejer-cicio de la libertad de expresión, también entendida como un derecho humano.

Aquí tocamos de cerca un tema que es fundamental en el marco de este semina-rio: la libertad de expresión y la necesidad

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de resguardar este principio, del cual nun-ca se logra decir lo suficiente.

Con la televisión digital los ciudadanos pueden acceder a una serie de dispositivos y aparatos mediante los cuales informarse y al mismo tiempo, informar. Es la condi-ción inexcusable de una sociedad demo-crática: acceder a la información, en un primer momento, luego formarse su pro-pio juicio.

En la región de Coquimbo creo que tene-mos un amplio espectro de líneas editoria-les y modos de recepción a las inquietudes del público, de los lectores y telespectado-res. Quizás el mayor problema no radique en la concentración de medios ni la limita-ción del ejercicio de la libertad de expre-sión, sino en las condiciones manifiestas de un modo de producción medial susten-tado en el avisaje, el cual, como es la nor-ma en el país y se concentra brutalmente en pocos medios.

En ese sentido, debemos avanzar en la equidad en el avisaje estatal.

Por otra parte, es necesario complementar la libertad de expresión con nuevos actores y nuevos medios.

Aquí la nueva Ley de TV Digital abre un ho-rizonte de posibilidades. Nuestro país tiene

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un gran avance en los índices de sociedad de la información, aumentando la alfabeti-zación digital, el uso de dispositivos inteli-gentes y la participación en redes sociales. Para las regiones, esto debiese representar un escenario a disputar: Conocemos la crí-tica, bastante generalizada, respecto a la ausencia de temas y contenidos regionales en los medios, y la centralización evidente que vemos en la televisión a diario.

Con estos principios en mente, debemos ahora realizar un llamado. O mejor dicho debemos reiterar ese llamado.

Los canales regionales, locales y comunita-rios hoy tienen un tremendo desafío. De-ben ser los primeros en prestar atención a los fondos de fomento del CNTV, para dar forma al deseo de comunicar e incidir en la esfera pública mediante el ejercicio de la comunicación.

Existe hoy una valorable aprobación de los medios regionales, pero en este plano, se trata de una labor en constante desarrollo, para lograr que la satisfacción con los me-dios sea más alta.

Quiero terminar afirmando que todas las personas tienen derecho a una comuni-cación libre, plural, diversa e inclusiva, en todos los medios de comunicación, públi-cos, privados, emergentes y comunitarios.

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La ley debe asegurar el acceso de todos los sectoresde todos los medios y el uso de todas las formas de comunicación que permitan la inclusión de personas con ca-pacidades diferentes. Porque todavía esta-mos al debe con ellos, y debemos avanzar como sociedad plural y diversa que somos.

Tenemos un tremendo desafío de seguir avanzando en estas materias. Por esto doy las gracias al Consejo Nacional de Televi-sión y a la Universidad de La Serena para abrir estos espacios para debatir sobre un derecho humano tan fundamental como es el derecho a la comunicación, para avan-zar en un real y verdadero pluralismo y, so-bre todo, en aportar a que la libertad de expresión sea entendida como un derecho fundamental y humano.

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“Ciclo de Seminarios sobre Pluralismo”Consejo Nacional de Televisión

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