Poder

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El poder Psicología Social Comenzaremos a plantear, desde una idea general de lo conocemos por privacidad, estructurando así este concepto con una idea de “libertad” propia en donde escapamos de la dominación para así poder expresarnos de tal forma para que no sentimos juzgados o criticados por alguien más, de vivir como queramos y deseemos, así podemos decir que la libertad completa es casi imposible y en este espacio somos nosotros los que nos condicionamos creando normas para que otros las ejecuten y a medida en que las vamos fundando podríamos definirlo como nuestra realidad subjetiva. Retomando este concepto, ponemos a tela de juicio la privacidad, ya no individualmente sino formando parte de una sociedad, la cual se rige por normas; en base a las cuales se forma una normalidad de grupo.

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Descripción de poder en el enfoque social

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El poder

Psicología Social

Comenzaremos a plantear, desde una idea general de lo conocemos por privacidad, estructurando así este concepto con una idea de “libertad” propia en donde escapamos de la dominación para así poder expresarnos de tal forma para que no sentimos juzgados o criticados por alguien más, de vivir como queramos y deseemos, así podemos decir que la libertad completa es casi imposible y en este espacio somos nosotros los que nos condicionamos creando normas para que otros las ejecuten y a medida en que las vamos fundando podríamos definirlo como nuestra realidad subjetiva.

Retomando este concepto, ponemos a tela de juicio la privacidad, ya no individualmente sino formando parte de una sociedad, la cual se rige por normas; en base a las cuales se forma una normalidad de grupo.

Ya que a través de las relaciones de poder se van estructurado y organizando estas normas, para que el sujeto que ejerce el poder sobre la sociedad pueda mantener o provocar una conducta deseada, implementada en métodos con los cuales pueda vigilar constantemente a los individuos a los cuales quiere manipular.

Es interesante como esta herramienta para observar al individuo dentro de una sociedad, es utilizada por las grandes masas de control y “seguridad” prácticamente sin darnos cuenta. Pues comienza a volverse aún más simple para nosotros, ya que vamos transformándola en algo común, extremadamente

cotidiano y así empezamos a adaptarla a nuestra forma de vida, pues vivimos en un mundo donde no siendo libre “creemos” que lo somos, porque solo estando conscientes de esta situación en la que nos vemos inmersos podríamos intentar huir pero simplemente no lo percibimos así.

De esta manera casi sin darnos cuenta iniciamos siendo observados en todo instante, cuando caminamos por la calle, cuando en el centro comercial tocamos algún objeto, cuando entramos a una institución y en el momento en que le escribimos un mensaje a nuestra persona amada...

La cuestión es, ¿Realmente tenemos intimidad?, y si la tenemos ¿Cuál es el control que tenemos sobre esta?

Son dos preguntas que difícilmente nos cuestionamos porque realmente creemos tener intimidad y controlarla nosotros mismos pero que pasa cuando nos damos cuenta que esto no es así. Que nuestra privacidad se ve amenazada gracias a la tecnología, la política, y para integrarnos a una vida social al final de cuentas formamos parte de ella y de su sistema, así es como paulatinamente reúne información sin nuestro consentimiento y conocimiento, ya que en ocasiones sabe de nosotros que nosotros mismos.

Por ejemplo que nos gusta, que no, que aspiramos ser, que nos preocupa, que nos apasiona o que nos aterroriza, ya que sin pensarlo cientos de personas en este momento revisan nuestras actividades, la forma en que hablamos, nos movemos y hasta cuantas veces nos acomodamos la ropa, puesto que el circuito cerrado de cámaras ya no es preocupante pues es tan usual que no le tomamos la menor importancia, hasta después de analizar estas situaciones cotidianas.

Llegamos al punto que la privacidad no es relevante para la mayoría de nosotros que no nos importa que ha sido invadida por otro u otros y con esto regresamos al punto de que no somos nosotros los que la controlamos nuestra propia privacidad, lo que “supuestamente nos corresponde” pues pensándolo nunca lo hemos hecho del todo bien sino a medias, ya que otras personas ajenas son las que realmente manipulan nuestra información y privacidad a su beneficio, antojo y en ciertas circunstancias con fines de lucro, sin la menor preocupación o culpabilidad de ello.

Pero qué pasa ¿Cuando esto ya no nos interesa y empezamos a ser exhibicionistas?, ¿Cuándo nos volvemos parte del juego?

Ya que nos encontramos deseos que nos conozcan tanto que ya no guardamos nuestros secretos, nuestras perversiones, miedos, ilusiones o deseos y ” nos volvemos parte de ese gran ojo” puesto que lo aceptamos para no sentirnos incomodos o fuera de lugar.

Empezamos a permitir que nuestra información, opinión y en ocasiones identidad se use por otras personas o simplemente nos dejamos modificar para poder comportarnos de la manera en que ellos, ya sea: el estado, la sociedad, las instituciones, la familia y amigos, compañeros, vecinos, etc. Necesitan o requieren para que todo valla relativamente bien, es aquí donde encontramos que esta herramienta, tan voraz como paradójicamente pasiva, perfeccionada a lo largo del tiempo por las masas de control y seguridad social empieza a tomar sentido y su razón de ser.

Obtenemos que el poder, es una variable social en cualquier lugar donde un individuo quiera vivir con otros organizadamente.

Mandar y obedecer es un hecho social que hemos vivido en todo momento a lo largo de nuestra historia. La experiencia social más previa nos confirma suficientemente que formar parte de un grupo cualquiera implica la sumisión a un poder. No es posible un grupo sin que exista el poder.

En la sociedad humana siempre hay alguien con más poder o rango social (personal o institucionalizado) que manda y gobierna, por supuesto también existen otros con bajos niveles de poder o con mayores grados de sumisión (súbditos) ya que obedecen al permitir ser gobernados, todo esto es parte de un ciclo de tiranía que jamás termina.

En este sentido podemos decir con Hobbes que “el poder es una necesidad social; que con el orden que impone y el concierto que instaura, el poder les permite a los hombres alcanzar una vida mejor”.

Aparece entonces como un agente necesario de la organización social.

Pero, ¿Qué sucede si haces todo lo contrario?

El simple hecho de salir de la norma repercute significativamente, pues “según” esta busca ofrecer un mejor equilibrio como la seguridad, el control y la perfección ya que con estas cumplen una función efectiva de dominar, examinar y someter, en diferentes estancias de la sociedad actual pues mediante ellas existen formas de ejercer poder hacia las entidades que integran una comunidad. Los intereses del sistema hacia el pueblo incluyen aquello que se establece como las leyes o reglas que deben realizarse porque son las que van a decidir si el individuo es expulsado o aislado de la interacción, demostrando así el poder que se tiene, aquel poder que esconde detrás de instalaciones y buenos servicios, de un supuesto bienestar para la nación, de un conjunto de circunstancias que muestran el lado bueno de las instituciones, de un manifiesto de la sociedad vigilada, una manipulación en cierto punto que empieza a provoca la idea de evitar escándalos y que

comenzara a llevar por el buen camino a todo borreguito que quiera desviarse para preservar la “seguridad” que debemos tener.

Lo comenzara a seducir de una manera modera y sigilosa para más tarde imponerle lo que desea, porque si bien sabemos es el principal objetivo de algunos de los aparatos ideológicos como lo son; la escuela, los medios de comunicación, que de cierta manera introducen en el individuo un pensamiento que depende del contexto histórico-cultural y que conlleva a alguna conducta o manifestación regida principalmente por “eso que no se ve” e implica el hecho de dar una recompensa “si te portas bien” o como ellos “lo piden” como puede ser no quejarte, ni involucrarte en movimientos contra el sistema, pero al mismo tiempo te va a dar una formación para su ventaja, para asegurar a una población inconforme en silencio, claramente sumisa pero al final de cuentas partidaria, llamándolo así el obtener su comisión de su supuesta inversión al buen ciudadano.

¿Solo es cuestión de avanzar para mejorar y así conseguir una calidad de vida y con esto subsistir?

Aparentemente podrían situarlo así, que encuentres lo más positivo a esa explotación diaria, una mala paga por todo el esfuerzo y tiempo dedicado, que al final con el arte del engaño terminaras por agradecer para colocarte en manos de la clase dominante.

Difícilmente podríamos obtener libertad pues sencillamente nunca la hemos poseído, si quiera por un corto momento saboreado su dulce o amargo sabor es extraño como anhelamos una circunstancia que al final no conocemos. Pero suponemos que lo tenemos y que muchas veces las reglas, normas y leyes nos arrebatan sin razón y sin sentido.

Entonces, ¿Realmente estamos seguros de que vale la pena esto para obtener un cambio satisfactorio para nosotros mismos?

Sencillamente no queda más que aludir que somos parte de una gran máquina de producción como se ha mencionado en las lecciones y somos el fruto de distintos mecanismos, relaciones, del industrialismo y mercantilismo actual, por lo tanto es difícil afirmar que lo que hacemos en algún momento nos va a dar un resultado satisfactorio, lo único que podríamos concluir es que no para todos es el mismo sometimiento al poder, ni la tiranía en la que este se ejecuta, pues existirán sujetos que jamás se cuestionaran el por qué están en esta situación ya que se encontraran satisfechos incluso felices siendo prisioneros y no querrán escapar ni resistir al maldito sistema del que muchos otros pueden mirar y pretender abandonar.