Poemas de Jorge Cuesta

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C onoce a alguien que trabaje en la secretaria de salud de mva que me ayude a entrar a la secretaria de sanidad ak en mty Ps mira de inicio entrar yo a la jurisdicción de sanidad #4 estaria bien pero si se puede en combo mucho mejor como vez

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Page 1: Poemas de Jorge Cuesta

C onoce a alguien que trabaje en la secretaria de salud de mva que me ayude a entrar a la secretaria de sanidad ak en mtyPs mira de inicio entrar yo a la jurisdicción de sanidad #4 estaria bien pero si se puede en combo mucho mejor como vez

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No para el tiempo, sino pasa; muere (dedicado a Octavio G. Barreda, 19-abril-1932)[ hic et nunc / imagen - ritmo ]

No para el tiempo, sino pasa; muerela imagen sí, que a lo que pasa aspiraa conservar igual a su mentira.No para el tiempo; a su placer se adhiere.

Ni lleva al alma, que de sí difiere,sino al sitio diverso en que se mira.El lugar de que el alma se retiraes el que el hueco de la muerte adquiere.

Tan pronto como el alma el cambio habita,no la abandona el cambio en lo que dejani de la vida incierta la separa;

su aventura y su riesgo sólo imitaal tiempo entonces su razón perpleja,pues goza la razón, mas no se para.

Entre tú y la imagen de ti que a mí llega[el no-ser: acto]

Entre tú y la imagen de ti que a mí llegahay un espacio al cabo del cual eres sólo una memoria.Tienes tiempo de abrir la puerta sin que te vea, huir y regresar después de haber cambiadoo muerto del todo.Tienes tiempo de hacerte presente a otros ojosy dejar en ellos otra visión deshabitada.Tus palabras son hondas para contener en sus ecosotras obscuras que escucharé precisas cuando te hayas apagadopara sepultar en sus silencios dichas que no posees,dichas que de ti apartan –porque no de tu ausencia–los fragmentos de ti, que las sujetan,distantes uno de otro, dispersos y recónditos,sin integrarte nunca la vida que te arrancany sólo tu muerte recupera.

Ninguna forma fija te contiene[la presencia del ser unifica ser y no-ser 1]

Ninguna forma fija te contiene,ningún contorno durable te aprisionay mientras más intensa es la luz están tus sombras más hondo.

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Tu movimiento junta una estatua ficticiaque es la armadura con que cubreel amor sus hastíos vulnerables;mas detrás de su muro mentirosoorgías secretas te venceny tu rostro corroen por adentrotus desórdenes íntimos

Nunca llega a mirarte el amor que no cierralos ojos, para ver en la sombra donde te desnudas a los tactos que muerensin abrirse a la oscura tormentaque te arranca y te arroja a la aventura;sin buscar los fragmentos de ti que te desprendenla ruina y el desorden de la noche.

Tu ausencia viva a tu presencia invade[la presencia del ser unifica ser y no-ser 2]

Tu ausencia viva a tu presencia invade,que lentamente mueren si se mira; pues no por verte más se acerca el horizonte de los ojos, más vacío mientras más profundo.En la ventana, los cuadros y el espejo,un aire indiferente y helado se alejade tu respiración, que renueva su asfixia,inaccesible en ellosel mundo inmóvil a donde no penetratu vida, tu presencia presa en el movimientode tu muerte fugaz y paulatina.

La mano explora en la frente[dualidad - instante ]

La mano explora en la frente,del sueño el rastro perdido; mas no su forma, su ruidolatir contra el tacto siente.

Un muro tan transparentepoco recluye el olvido,si renace su sentido y está a la mano presente.

Si bien el sueño murmura

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que al fin su nada perdurasobre un tacto ciego y frío

que su espesor no sondeay solamente rodeael rumor de su vacío.

Una palabra oscura[palabra escrita/muerta]

En la palabra habitan otros ruidos,como el mudo instrumento está sonoroy a la avaricia congelada en oroaún enciende el ardor de los sentidos.

De una palabra obscura desprendidos,la clara funden al ausente coroy pierden su conciencia en el azoropreso en la libertad de los oídos.

Cada voz de ella misma se desprendePara escuchar la próxima y suspendeA unos labios que son de otros el eco.

Y en el silencio en que zozobra, duraComo un sueño la voz, vaga y futura,Y perpetua y difunta como un eco.

En la palabra habitan otros ruidos,como el mudo instrumento está sonoroy al inhumano dios interno el lloroinvade y el temblor de los sentidos.

De una palabra obscura desprendidos, la clara funden al ausente coro,y pierden su conciencia en el azoropreso en la libertad de los oídos.

Cada voz de ella misma se desprende para escuchar la próxima y suspendea unos labios que son de otros el hueco.

Y en el silencio en que sin fin murmura,es el lenguaje, por vivir futura,que da vacante a una ficción un eco.

En la palabra habitan otros ruidos,como el mudo instrumento está sonoroy la templanza que encerró el tesoroel enjambre sólo es de los sentidos.

De una palabra vaga desprendidos,la cierta funden al ausente coroy pierden su conciencia en el azoro preso en la libertad de los oídos.

Cada voz de ella misma se desprendepara escuchar la próxima y suspendea unos labios que son de otros hueco.

Y en el silencio en que se dobla y duracomo un sueño la voz está futuray ya exhausta y difunta como un eco.

De otro fue la palabra —antes que la mía[real interno - ficción externo]

De otro fue la palabra antes que míaque es el espejo de esta sombra, y sientesu ruido, a este silencio, transparente,su realidad, a esta fantasía.

Es en mi boca su substancia, fría,dura, distante de la voz y ausente,habitada por otra diferente,la forma de una sensación vacía.

Al fin es la que hoy, obscura y vaga,otra prolonga en mí, que no se apaga,

De otro fue la palabra antes que la mía[real interno - ficción externo]

De otro fue la palabra, antes que mía,que es el espejo de esta sombra y sientesu ruido, a este silencio, transparente;su realidad, a esta fantasía.

Siento en la boca su substancia, fría, dura, enemiga de la voz y ausente;poseída por otra diferente,no estar, para esta sed, sino vacía.

Y aun esta sed que soy, obscura y vaga,crece tras la otra sed, que no se apaga.

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sino igual a sí misma oye su sombra

al hallar en el ruido que la nombray en el oído hace crecer su huecomás profundo cavándose en el eco.

De avidez la avidez nutre su sombra

al hallar en el ruido que la nombray en el oído oye crecer su huecoa sí mismo cavándose en el eco.

Cómo esquiva el amor la sed remota[ser - existencia]

Cómo esquiva el amor la sed remotaque al gozo que se da mira incompleto,y es por la sed por la que está sujetoel gozo, y no la sed la que se agota.

La vida ignora, mas la muerte notala ávida eternidad del esqueleto;así la forma en que creció el objeto dura más que él, de consumirlo brota.Del alma al árido desierto envuelvelibre vegetación, que se disuelve,que nace sólo de su incertidumbre,

y suele en el azar de su recreoser la instantánea presa del deseoy el efímero pasto de su lumbre.

Su obra furtiva[ser - acto - diferir 1]

Su obra furtivael sueño extiende,mas no la aprehendeni la cautiva.

En vano activa la nada, enciendesombras y asciendelibre, alta y viva.

Aun más perdidaque para el sueñode nada dueño,

queda en la vida del alma incierta

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que se despierta.

Deja atrás mi ceguera[ser - acto - diferir 2]

Deja atrás a mi ceguera la imagen que se retira.Obscuridad es quien mira,si no, a mí entonces me viera.

Soy el que nunca está fuera del que a verse enfrente aspiray está vagando y delirasi él mismo se considera.

La imagen que permanece cambia sólo su presencia,vive de su diferencia.

Y cuando desparecequeda la sombra tras ella,no yo ni ninguna huella.

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Réplica a Ifigenia Cruel

Creció mi vida y se hizoel espacio que invade su presencia, donde su voz no muere y se terminay el ademán que olvida a su cuerpo se une.

Nada pierde de tien el tiempo que soy donde te mueves,nada desaparece o se diluyesino que fijamente se presenta

Pero llora su vana vigilancia la ruina del contorno que mediamirando que desborda su aparienciaen la extensa avidez que la vacía.

Desordénate, enloquece, entrégateal ademán violento con que aspirasa escapar de la ley que te contieneo salir del azar donde te viertes:

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nada podrás abandonar, y nadase retira del cuerpo a donde vuelves.

Delgada

Delgada, diluida, tenue,para mis manos ávidas de palpartegruesa y dura.

Incolora, diáfana,para mis ojos fatigados sin fruto,sedientos de tu color espeso y opaco.

Sin olor, sin alientoen la sombra fría que respiras y abresy que vuelve a cerrarse expulsando de su airela huella móvil que tu vida abandona.

Sin voz, sin palabrasen el murmullo deshilado y deshechoque pierde la forma que le dan tus labios.

Sin ruido, sin ecoen el largo corredor de mis oídos,donde te borras antes de que pases.

Y sin peso y sin realidadsobre mi cuerpo inútil que exagera.

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Soñaba hallarme en el placer que aflora

Soñaba hallarme en el placer que aflora; pero vive sin mí, pues pronto pasa. Soy el que ocultamente se retrasay se substrae a lo que se devora.

Dividido de mí quien se enamoray cuyo amor midió la vida escasa,soy el residuo estéril de su brasay me gana la muerte desde ahora.

Para por mí lo que no habré igualado después que pasa y que ya no aparece;su ausencia sólo soy, que permanece.

Oh, muerte, ociosa para lo pasado,sólo es tu hueco la ocasión y el nidodel defecto que soy de lo que he sido.

Fundido me soñé al placer que aflora

Fundido me soñé al placer que aflora,pero vive sin mí, pues brilla y pasa:su prisa de quemarse me retrasay me substrae a lo que en mí devora.

Desprendido de mí quien se enamorasi en su fuego absorbió la vida escasa,soy el residuo estéril de su brasay me gana la muerte desde ahora.

Lo que pasa por mí no es igualadoy repuesto después de que aparece;su ausencia sólo soy, que permanece.

Oh, muerte, ociosa para lo pasado,tu sombra es vasta y la ocasión y el nidodel defecto que soy de lo que he sido.

Canto a un dios mineral

Capto la seña de una mano, y veoque hay una libertad en mi deseo;ni dura ni reposa;las nubes de su objeto el tiempo alteracomo el agua la espuma prisionerade la masa ondulosa.

Suspensa en el azul la seña, esclavade la más leve onda, que socavael orbe de su vuelo,se suelta y abandona a que se liguesu ocio al de la mirada que persiguelas corrientes del cielo.

Una mirada en abandono y viva,si no una certidumbre pensativa,atesora una duda;su amor dilata en la pasión desiertasueña en la soledad y está despiertaen la conciencia muda.

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Sus ojos, errabundos y sumisos,el hueco son, en que los fatuos rizosde nubes y de frondasse apoderan de un mármol de un instantey esculpen la figura vacilanteque complace a las ondas.

La vista en el espacio difundida,es el espacio mismo, y da cabidavasto y nimio al sucesoque en las nubes se irisa y se desdorae intacto, como cuando se evapora,está en las ondas preso.

Es la vida allí estar, tan fijamente,como la helada altura transparentelo finge a cuanto subehasta el purpúreo límite que toca,como si fuera un sueño de la roca,la espuma de la nube.

Como si fuera un sueño, pues sujeta,no escapa de la física que aprietaen la roca la entraña,la penetra con sangres mineralesy la entrega en la piel de los cristalesa la luz, que la daña.

No hay solidez que a tal prisión no cedaaun la sombra más íntima que vedaun receloso seno¡en vano!; pues al fuego no es inmuneque hace entrar en las carnes que desunelas lenguas del veneno.

A las nubes también el color tiñe,túnicas tintas en el mal les ciñe,las roe, las orada,y a la crítica muestra, si las mira,por qué al museo su ilusión retirala escultura humillada.

Nada perdura, ¡oh, nubes!, ni descansa.Cuando en un agua adormecida y mansaun rostro se aventura,igual retorna a sí del hondo viaje

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y del lúcido abismo del paisajerecobra su figura.

Íntegra la devuelve el limpio espejo,ni otra, ni descompuesta en el reflejocuyas diáfanas redessuspenden a la imagen submarina,dentro del vidrio inmersa, que la ruinadetiene en sus paredes.

¡Qué eternidad parece que le fragua,bajo esa tersa atmósfera de agua,de un encanto el conjuroen una isla a salvo de las horas,áurea y serena al pie de las aurorasperennes del futuro!

Pero hiende también la imagen, leve,del unido cristal en que se muevelos átomos compactos:se abren antes, se cierran detrás de ellay absorben el origen y la huellade sus nítidos actos.

Ay, que del agua el imantado centrono fija al hielo que se cuaja adentrolas flores de su nado;una onda se agita, y la estremeceen una onda más desaparecesu color congelado.

La transparencia a sí misma regresay expulsa a la ficción, aunque no cesa;pues la memoria oprimede la opaca materia que, a la orilla,del agua en que la onda juega y brilla,se entenebrece y gime.

La materia regresa a su costumbre.Que del agua un relámpago deslumbreo un sólido de humotenga en un cielo ilimitado y tensoun instante a los ojos en suspenso,no aplaza su consumo.

Obscuro perecer no la abandonasi sigue hacia una fulgurante zona

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la imagen encantada.Por dentro la ilusión no se rehace;por dentro el ser sigue su ruina y yacecomo si fuera nada.

Embriagarse en la magia y en el juegode la áurea llama, y consumirse luego,en la ficción conmueveel alma de la arcilla sin contorno:llora que pierde un venturero adornoy que no se renueve.

Aun el llanto otras ondas arrebatan,y atónitos los ojos se desatandel plomo que acelerael descenso sin voz a la agoníay otra vez la mirada honda y vacíaflota errabunda fuera.

Con más encanto si más pronto muere,el vivo engaño a la pasión se adhierey apresura a los ojosnáufragos en las ondas ellos mismos,al borde a detener de los abismoslos flotantes despojos.

Signos extraños hurta la memoria,para una muda y condenada historia,y acaricia las huellascomo si oculta obcecación lograra,a fuerza de tallar la sombra avararecuperar estrellas.

La mirada a los aires se transporta,pero es también vuelta hacia adentro, absorta,el ser a quien rechazay en vano tras la onda tornadizaconfronta la visión que se deslizacon la visión que traza.

Y abatido se esconde, se concentra,en sus recónditas cavernas entray ya libre en los murosde la sombra interior de que es el dueñosuelta al nocturno paladar el sueñosus sabores obscuros.

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Cuevas innúmeras y endurecidas,vastos depósitos de breves vidas,guardan impenetrablela materia sin luz y sin sonidoque aún no recoge el alma en su sentidoni supone que hable.

¡Qué ruidos, qué rumores apagadosallí activan, sepultos y estrechados,el hervor en el senoconvulso y sofocado por un mudo!Y graba al rostro su rencor sañudoy al lenguaje sereno.

Pero, ¡qué lejos de lo que es y viveen el fondo aterrado y no recibelas ondas todavíaque recogen, no más, la voz que aflorade una agua móvil al rielar que dorala vanidad del día!

El sueño, en sombras desasido, amarrala nerviosa raíz, como una garracontráctil o bien floja;se hinca en el murmullo que la envuelve,o en el humor que sorbe y que disuelveun fijo extremo aloja.

Cómo pasma a la lengua blanda y gruesa,y asciende un burbujear a la sorpresadel sensible oleaje:su espuma frágil las burbujas prende,y las prueba, las une, las suspendela creación del lenguaje.

El lenguaje es sabor que entrega al labiola entraña abierta a un gusto extraño y sabio:despierta en la garganta;su espíritu aun espeso al aire brotay en la líquida masa donde flotasiente el espacio y canta.

Multiplicada en los propicios ecosque afuera afrontan otros vivos huecosde semejantes bocas,en su entraña ya vibra, densa y plena,cuando allí late aún, y honda resuena

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en las eternas rocas.

Oh, eternidad, oh, hueco azul, vibranteen que la forma oculta y delirantesu vibración no apaga,porque brilla en los muros permanentesque labra y edifica transparentes,la onda tortuosa y vaga.

Oh, eternidad, la muerte es la medida,compás y azar de cada frágil vida,la numera la Parca.Y alzan tus muros las dispersas horas,que distantes o próximas, sonorasallí graban su marca.

Denso el silencio trague al negro, obscurorumor, como el sabor futurosólo la entraña guardey forme en sus recónditas moradas,su sombra ceda formas alumbradasa la palabra que arde.

No al oído que al antro se aproximaque al banal espacio, por encimadel hondo laberintolas voces intrincadas en sus vetasoriginales vayan, más secretasde otra boca al recinto.

A otra vida oye ser, y en un instantela lejana se une al titubeantelatido de la entraña;al instinto un amor llama a su objeto;y afuera en vano un porvenir completola considera extraña.

El aire tenso y musical espera;y eleva y fija la creciente esfera,sonora, una mañana:la forman ondas que juntó un sonido,como en la flor y enjambre del oídomisteriosa campana.

Ése es el fruto que del tiempo es dueño;en él la entraña su pavor, su sueñoy su labor termina.

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El sabor que destila la tinieblaes el propio sentido, que otros pueblay el futuro domina.