Polémica entre el arte y la tortura

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www.radioteletaxi.com FEBRERO 2008 TEMA DEL MES - RADIO TELE-TAXI - El toreo en Catalunya no tiene tantos seguidores como en el resto de España, pero las voces de sus de- fensores y detractores mantienen la misma intensidad. Las plazas se han ido cerrando en las últimas décadas, pero la vuelta de algún torero estrella reaviva los años de esplendor en Barcelona. Texto: Juan Pedro Chuet Missé Fotos: Alberto Faricle La polémica sobre las corridas de toros en Catalunya refleja hasta qué punto sus partidarios y detractores los aman u odi- an: los argumentos a favor y en contra embisten como la bestia que pretende cargar contra el torero, y sus receptores los esquivan con la misma elegancia y destreza que José Tomás demostró en la plaza Monumental, en Barcelona, en junio pasado. Hasta la década de los 70, Catalunya tenía siete plazas de toros. Hoy, sólo quedan la de Tarragona, en reformas por varios años, y la Monumental en Barcelona. Es más, la ciudad condal fue antaño la única del mundo con tres cosos taurinos: además de la existente, contaba con la de El Torín, en el bar- rio marítimo de la Barceloneta, y la de Las Arenas, en la Plaza Espanya, a la que le espera un destino como centro comercial. Las otras plazas, como las de Santa Eugènia (Girona), Figueres, Olot, Sant Feliu de Guixols y Lloret de Mar fueron abandonadas, demolidas o cerradas por la presión política y social. Y también, para qué negarlo, inmobiliaria. Ya que muchas estaban en el centro de las ciu- dades para los ayuntamientos era mejor negocio cerrarlas y vender las tierras. “En Catalunya, creo que las corridas de toros están condenadas a desapa- recer, pero no porque lo diga una ley”, se la-menta Joaquín Luna, periodista de La Vanguardia y aficionado a la tauro- maquia. “Cada vez hay menos aficiona- dos, es un rito que va en contra del signo de los tiempos, y hay una sensibilidad creo que exagerada con respecto a los animales. Tampoco puede haber publi- cidad televisiva y está prohibido llevar a menores al espectáculo, que es una de las vías para mantener la tradición”, analiza. Esta perspectiva es compartida, desde la tribuna de enfrente, por los anti taurinos. “En Catalunya, las corridas de toros se acaban”, pronostica Concepción Reyero Álvarez, presidente del Pacma (Partido Antitaurino Contra el Maltrato Animal). Con una mayor presencia en Euskadi y en Catalunya, consiguieron 65 mil votos en las elecciones generales del 2004, y entre sus acciones está el impulso de leyes abolicionistas de las corridas de toros ante los cuerpos legislativos del Estado. Sólo 27 de los 1.947 festejos que se celebraron en 2005 lo hicieron en Catalunya. Por lo pronto, sólo en Canarias las cor- ridas están prohibidas. Catalunya ocupa un lugar minoritario en el panorama taurino español. Según la Real Feder- ación Taurina, en el 2005 hubo 1.947 festejos, de los cuales sólo 27 se reali- zaron en Catalunya; esto es, el 1,9% del total. Entre Andalucía, Madrid y las dos Castillas se concentran casi el 7% de los festejos. Sin embargo, algunas voces no son tan La polémica entre el arte y la tortura 2 - RADIO TELE-TAXI - TEMA DEL MES pesimistas. Mario Juárez, periodista es- pecializado en toros y director de Bur- ladero.es, además de colaborador en varios medios madrileños, afirma que en España “el público continua, el dinero que se mueve es mayor, y aprovechamos una de las mejores épocas en cuanto a toros”. Juárez afirma que “quieren ven- der las corridas como algo minoritario, pero es mentira, porque es el segundo espectáculo de masas por asistencia y facturación”. Sin embargo, reconoce que en Catalunya “el panorama es difícil, está mal visto y pueden pasar cosas la- mentables”. Ciudad antitaurina Esta susceptibilidad catalana respecto a las corridas se reflejó, en el plano oficial, cuando en el 2004 el Ayuntamiento de Barcelona la declaró como ciudad anti- taurina. Pero en la realidad no ha pasado nada: la plaza Monumental ha seguido funcionando sin mayores problemas. Y aquí también coinciden los pro y los anti. “Esa declaración ha sido un brindis al sol completamente alejado de la reali- dad”, juzga Mario Juárez, en tanto que la presidente del Pacma considera que “es una declaración de buena voluntad, pero nada más. Ahora tenemos que pasar a una declaración formal de abolición”. Las presiones a favor y en contra se trasladaron al Parlament de Catalunya. Este órgano legislativo sancionó en junio de 200 una nueva ley de protección de los animales, en la que se prohíbe usar animales en “peleas y espectáculos (…) si pueden ocasionarles sufrimiento”. Así, se vetaron las peleas de gallos y de perros, pero no las corridas de toros ni los correbous (modalidad popular, donde un toro puede ser tironeado por sogas, cortado con armas blancas o con las cornamentas en fuego). Además, esta ley prohibió que los meno- res de catorce años puedan concurrir a las corridas. Para los antitaurinos, no es suficiente. “Desde el 2002 estamos llevando a cabo una campaña en Ca- talunya para que se prohíban las cor- ridas de toros”, dice Montse Paredes, miembro de la delegación de Barcelona de ADDA (Asociación para la Defensa de los Derechos del Animal). Esta entidad, junto con otras similares, entregaron un petitorio “con casi 550 mil firmas de ciu- dadanos catalanes que pedían modificar esta ley”, y estuvieron cerca de que el Parlament le otorgara tratamiento, pero el president Pasqual Maragall disolvió el legislativo para convocar a elecciones en el 2006 y el proyecto quedó sin debatir. Protestas Durante la temporada de corridas, desde mediados de abril a fines de septiembre, la gente de ADDA y otras entidades pro- testaron en las puertas de la Monumen- tal. Pero no podían congregar a muchos manifestantes: el control de los Mossos d’Esquadra no permite que se reúnan más de 20 personas en el lugar. “Hay gente en Barcelona, como en el resto de España, que abogan por la desaparición de los toros; es gente mi- noritaria pero que hace mucho ruido”, asegura Germán Jiménez, miembro de la Asociación de Críticos e Informadores Taurinos de Catalunya. “Hemos visto la plaza llena, con 15 o 20 mil personas en el espectáculo, y afuera hay gritando 50 o 100 personas en la puerta”, dice, y agre- ga que “están centrados en Barcelona, donde la fiesta atraviesa un momento El Ayuntamiento de Barcelona declaró en 2004 como antitaurina la ciudad, pero la plaza Monumental ha seguido funcionando sin mayores problemas. Barcelona fue antaño la única ciudad del mundo con tres cosos taurinos.

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La tauromaquia en España. Publicado en Radio Tele Taxi, febrero de 2008

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El toreo en Catalunya no tiene tantos seguidores como en el resto de España, pero las voces de sus de-fensores y detractores mantienen la misma intensidad. Las plazas se han ido cerrando en las últimas décadas, pero la vuelta de algún torero estrella reaviva los años de esplendor en Barcelona.

Texto: Juan Pedro Chuet MisséFotos: Alberto Faricle

La polémica sobre las corridas de toros en Catalunya refleja hasta qué punto sus partidarios y detractores los aman u odi-an: los argumentos a favor y en contra embisten como la bestia que pretende cargar contra el torero, y sus receptores los esquivan con la misma elegancia y destreza que José Tomás demostró en la plaza Monumental, en Barcelona, en junio pasado.Hasta la década de los 70, Catalunya tenía siete plazas de toros. Hoy, sólo quedan la de Tarragona, en reformas por varios años, y la Monumental en Barcelona. Es más, la ciudad condal fue antaño la única del mundo con tres cosos taurinos: además de la existente, contaba con la de El Torín, en el bar-rio marítimo de la Barceloneta, y la de Las Arenas, en la Plaza Espanya, a la que le espera un destino como centro comercial.

Las otras plazas, como las de Santa Eugènia (Girona), Figueres, Olot, Sant Feliu de Guixols y Lloret de Mar fueron abandonadas, demolidas o cerradas por la presión política y social. Y también, para qué negarlo, inmobiliaria. Ya que muchas estaban en el centro de las ciu-

dades para los ayuntamientos era mejor negocio cerrarlas y vender las tierras.“En Catalunya, creo que las corridas de toros están condenadas a desapa-recer, pero no porque lo diga una ley”, se la-menta Joaquín Luna, periodista de La Vanguardia y aficionado a la tauro-maquia. “Cada vez hay menos aficiona-dos, es un rito que va en contra del signo de los tiempos, y hay una sensibilidad creo que exagerada con respecto a los animales. Tampoco puede haber publi-cidad televisiva y está prohibido llevar a menores al espectáculo, que es una de las vías para mantener la tradición”, analiza.Esta perspectiva es compartida, desde la

tribuna de enfrente, por los anti taurinos. “En Catalunya, las corridas de toros se acaban”, pronostica Concepción Reyero Álvarez, presidente del Pacma (Partido Antitaurino Contra el Maltrato Animal). Con una mayor presencia en Euskadi y en Catalunya, consiguieron 65 mil votos en las elecciones generales del 2004, y entre sus acciones está el impulso de leyes abolicionistas de las corridas de toros ante los cuerpos legislativos del Estado.

Sólo 27 de los 1.947 festejos que se celebraron en 2005 lo hicieron en Catalunya.

Por lo pronto, sólo en Canarias las cor-ridas están prohibidas. Catalunya ocupa un lugar minoritario en el panorama taurino español. Según la Real Feder-ación Taurina, en el 2005 hubo 1.947 festejos, de los cuales sólo 27 se reali-zaron en Catalunya; esto es, el 1,�9% del total. Entre Andalucía, Madrid y las dos Castillas se concentran casi el 7�% de los festejos.Sin embargo, algunas voces no son tan

La polémica entre el arte y la tortura

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pesimistas. Mario Juárez, periodista es-pecializado en toros y director de Bur-ladero.es, además de colaborador en varios medios madrileños, afirma que en España “el público continua, el dinero que se mueve es mayor, y aprovechamos una de las mejores épocas en cuanto a toros”. Juárez afirma que “quieren ven-der las corridas como algo minoritario, pero es mentira, porque es el segundo espectáculo de masas por asistencia y facturación”. Sin embargo, reconoce que en Catalunya “el panorama es difícil, está mal visto y pueden pasar cosas la-mentables”.

Ciudad antitaurina

Esta susceptibilidad catalana respecto a las corridas se reflejó, en el plano oficial, cuando en el 2004 el Ayuntamiento de Barcelona la declaró como ciudad anti-taurina. Pero en la realidad no ha pasado nada: la plaza Monumental ha seguido funcionando sin mayores problemas. Y aquí también coinciden los pro y los anti.

“Esa declaración ha sido un brindis al sol completamente alejado de la reali-dad”, juzga Mario Juárez, en tanto que la presidente del Pacma considera que “es una declaración de buena voluntad, pero nada más. Ahora tenemos que pasar a una declaración formal de abolición”.Las presiones a favor y en contra se trasladaron al Parlament de Catalunya.

Este órgano legislativo sancionó en junio de 200� una nueva ley de protección de los animales, en la que se prohíbe usar animales en “peleas y espectáculos (…) si pueden ocasionarles sufrimiento”. Así, se vetaron las peleas de gallos y de perros, pero no las corridas de toros ni los correbous (modalidad popular, donde un toro puede ser tironeado por sogas, cortado con armas blancas o con las cornamentas en fuego).Además, esta ley prohibió que los meno-res de catorce años puedan concurrir a las corridas. Para los antitaurinos, no es suficiente. “Desde el 2002 estamos llevando a cabo una campaña en Ca-talunya para que se prohíban las cor-ridas de toros”, dice Montse Paredes, miembro de la delegación de Barcelona de ADDA (Asociación para la Defensa de los Derechos del Animal). Esta entidad, junto con otras similares, entregaron un petitorio “con casi 550 mil firmas de ciu-dadanos catalanes que pedían modificar esta ley”, y estuvieron cerca de que el Parlament le otorgara tratamiento, pero

el president Pasqual Maragall disolvió el legislativo para convocar a elecciones en el 2006 y el proyecto quedó sin debatir.

Protestas

Durante la temporada de corridas, desde mediados de abril a fines de septiembre, la gente de ADDA y otras entidades pro-testaron en las puertas de la Monumen-tal. Pero no podían congregar a muchos manifestantes: el control de los Mossos d’Esquadra no permite que se reúnan más de 20 personas en el lugar. “Hay gente en Barcelona, como en el resto de España, que abogan por la desaparición de los toros; es gente mi-noritaria pero que hace mucho ruido”, asegura Germán Jiménez, miembro de la Asociación de Críticos e Informadores Taurinos de Catalunya. “Hemos visto la plaza llena, con 15 o 20 mil personas en el espectáculo, y afuera hay gritando 50 o 100 personas en la puerta”, dice, y agre-ga que “están centrados en Barcelona, donde la fiesta atraviesa un momento

El Ayuntamiento de Barcelona declaró en 2004 como antitaurina la ciudad, pero la plaza Monumental ha seguido funcionando sin mayores problemas. Barcelona fue antaño la

única ciudad del mundo con tres cosos taurinos.

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