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POLISCHER, Gabriela, MIGUEL, Luciana, DÍAZ CÓRDOVA, Diego y MELGAREJO, Mariana “Estudio del impacto de la Asignación Universal por Hijo (AUH) en consumos vinculados a la Alimentación y percepción de la misma como Derecho por parte de los actores involucrados”, en Pautassi y Zibecchi (comps), Respuestas Estatales en torno a la Alimentación y al Cuidado. Los casos de los Programas de Transferencia Condicionada de Ingreso y el Plan de Seguridad Alimentaria en Argentina, Buenos Aires, 2012. Nº de ISBN: 978-987-28100-0-9.

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Estudio del impacto de la Asignación Universal por Hijo (AUH) en consumos vinculados a la Alimentación y percepción de la misma como Derecho por parte de los actores involucrados.

Gabriela Polischer ([email protected]): Antropóloga. Posgrado en Salud Social y Comunitaria. Facultad de Medicina. UBA. MSN. Maestranda en Sociología de la Cultura Idaes, Univ. San Martín. Docente e Investigadora. Facultad de Medicina UBA Maimónides I-Salud. Dirigió Tesis de Grado. Trabajó en Equipos de Médicos Comunitarios para Pueblos Originarios Min. Salud de la Nación .Escribió artículos sobre Políticas Públicas en Alimentación, el Rol del Antropólogo en equipos interdisciplinarios. Participó en numerosas investigaciones sobre temas alimentarios y de salud para ONGs: Investigación interdisciplinaria a beneficiarios de planes alimentarios para el IDIP, Cocinar y comer en Argentina Hoy. Miembro organizadora Comisión Internacional de Antropología Alimentaria (ICAF)

Luciana Miguel ([email protected],ar): Socióloga. Docente de Sociologia, Socioanatropologia, Relaciones Humanas y Etica. CicloBasico Comun y Facultad de Medicina UBA. Investigadora en proyectos Ubacyt de problemática laboral , sociodemografica y salud. Dirigió tesis de Grado. En gestión participó en areas de monitoreo y evaluación de Planes y Programas del Estado Nacional (Ministerio de Trabajo, Ministerio de Agricultura, Ministerio de Desarrollo Social. También ha trabajado en la Dirección de Prospectiva Educativa de la Pcia de Buenos Aires. Ha participado en la elaboración de Manuales metodológicos para la formulación de indicadores uso de información habitacional del Censo de Poblacion y Encuesta Permanente de Hogares.

Diego Díaz Córdova ([email protected]): Antropólogo. Docente investigador UBA. Dirigió el proyecto UBACyT (M413, Facultad de Medicina) y es codirector del Programa de Reconocimiento Institucional (2010-2012 Res CD 670/2010). Actualmente está finalizando el doctorado en antropología en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, sobre antropología alimentaria de la Quebrada de Humahuaca. Es desarrollador de software con especial énfasis en programas relacionados con alimentación y salud. Miembro del equipo de investigación Antropocaos, dirigido por el Dr. Carlos Reynoso Miembro del equipo de programación de Zona Pediátrica dirigido por el médico pediatra Jorge Nasanovsky. Miembro organizadora Comisión Internacional de Antropología Alimentaria (ICAF)

Mariana Melgarejo ([email protected]): Docente Investigadora UBA (Cat. 3).Docente de Posgrado en Universidades de La Plata y Lomas de Zamora. Investigadora, coordinadora y directora en proyectos de investigación. Dirigió Tesis de grado y posgrado. En gestión ocupó cargos relacionados con la investigación, coordinando equipos en el Ministerio de Educación de CABA, ocupando el cargo de Directora de Investigación en el Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires..Autora de libros y artículos. Co-autora de documentos técnicos para unidades gubernamentales y materias para educación secundaria “Construcción de Ciudadanía” y “Salud y Adolescencia” (Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires)

Resumen

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Esta investigación relevó los impactos que la AUH tuvo en Argentina en los aspectos alimentarios durante el primer año de su implementación, considerando que al aumentar los ingresos en efectivo, los sectores más vulnerables tendieron a mejorar la cantidad, calidad y prácticas de consumo –según su propia percepción de los términos-. Asimismo, dado que la Asignación es un Derecho se indagó en cuánto de dicho empoderamiento ha sido comprendido por los beneficiarios como tal.Se utilizaron métodos cuantitativos y cualitativos bajo la estrategia metodológica denominada triangulación. Se desarrollaron entrevistas semiestructuradas en profundidad y grupos focales a madres de beneficiarios, personal del ámbito de la salud y a pequeños comerciantes en barrios del Gran Buenos Aires y de la CABA.Del estudio estadístico surgió un aumento del 81 % ingreso medio para los hogares del decil más pobre a partir de la implementación de la AUH, en relación al cual se verificaron cambios en las prácticas alimentarias. Los ingresos en efectivo y regulares permitieron modificaciones tales como: agregar otra comida cotidiana; aumentar determinado tipo de comidas; compras de primeras marcas y la incorporación de otros factores que inciden en el mejoramiento de la salud y la calidad de vida.

Breve caracterización de la política analizada

La Asignación Universal por Hijo -en adelante AUH- es una programa creado por el decreto 1602/09 e implementado desde octubre de 2009 por el gobierno de la Dra. Cristina Fernández de Kirchner. Funciona como una transferencia progresiva desde el punto de vista de la distribución de la renta dado que la reciben los menores de 0 a 18 años a cargo de los trabajadores que se encuentran fuera del sistema formal. En la actualidad suman alrededor de 3.500.000 los beneficiarios y desde mayo de 2011 se incorporó a las embarazadas a partir de la 12ª semana de gestación. Se paga a uno de los padres, tutor, curador, guardador o pariente por consanguinidad hasta el tercer grado por cada menor. Si el receptor es discapacitado no hay límite de edad. Se abona a cada adulto por un máximo de hasta cinco menores y es gestionada y otorgada desde la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES).

El contexto histórico de la implementación de la AUH

La República Argentina atravesó en los últimos 30 años del siglo XX una serie de crisis económicas, políticas y sociales que minaron significativamente la capacidad productiva del país, desarmaron el estado de bienestar y llegaron a la implementación del terrorismo de estado con las consecuencias por todos conocidas. A partir de mediados de la década del '70 se impulsaron desde el gobierno dictatorial, medidas que favorecieron la concentración de los recursos y perjudicaron, fundamentalmente, la base productiva del país a través de la apertura indiscriminada de las importaciones que redundó en una virtual destrucción de la industria nacional. Esto tuvo un impacto negativo directo sobre la clase trabajadora que vió mermados sus ingresos ante el cierre de las fábricas y empresas.

En el año 1983 con la recuperación de la democracia, las perspectivas de gran parte de la población mejoraron tanto en lo relativo a las libertades políticas como a la situación económica. No obstante, el primer gobierno de la nueva etapa arrastraba una deuda externa

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gigantesca crecida al amparo de la corrupción cívico-militar, y de la que luego fueron en parte responsables por no saber o no poder impedir que empeorara la situación. Por primera vez en la historia, la Argentina entraba en un período hiperinflacionario. La condición socioeconómica de una enorme porción de la población sufrió un notable empobrecimiento, alcanzándose niveles no observados desde la década del '30, es decir, desde la depresión mundial.

Hacia la década del '90 comenzaron a implementarse políticas de orden liberal estimuladas desde los organismos internacionales -como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial- que equipararon a la moneda argentina con el dólar mediante la ley de convertibilidad, abrieron nuevamente las importaciones -como en la época de la dictadura- privatizaron las empresas públicas y achicaron el estado a su mínima expresión. En este proceso se produjeron las destrucciones de los sistemas de salud y educativo y se vivió una nueva y creciente desocupación que afectó los ya alicaídos bolsillos de la mayor parte de la población. Dicha situación tuvo su punto culminante hacia fines del año 2001, cuando la crisis y la recesión mostraron su costado más siniestro, en unas jornadas históricas para la ciudadanía.

A comienzos del año 2003, las personas por debajo de la línea de pobreza se estimaban, para todo el país, en más del 50%. A partir de allí, comenzó un período de crecimiento económico sin precedentes en la historia aunque, este crecimiento, como sucede en el marco de una economía capitalista, no fue igualitario y alcanzó menos a quienes menos poseían, en un claro efecto San Mateo. Para el año 2006, las personas por debajo de la línea de pobreza, habían descendido al 25%. En este contexto de recuperación económica del país, pero en donde aún había grandes desigualdades, es que se decidó la ampliación de derechos por beneficios familiares para aquellos desocupados o trabajadores en negro que no los percibían. La AUH se implementó en un contexto de círculo virtuoso de la economía, mejorando en forma sustancial la capacidad de compra de los sectores más pobres que resultaron los más beneficiados con la ampliación de este derecho.En este estudio se mostrarán, entonces, algunos aspectos de la evaluación de la implementación de la AUH, realizada bajo el auspicio del Ministerio de Salud de la República Argentina. El trabajo completo implicó la triangulación cuanti y cualitativa de los datos, tomando contacto por un lado con los aspectos generales, provistos por las estadísticas, relativos a los ingresos y a los consumos y, por el otro, con los aspectos locales provistos por las entrevistas en profundidad y los grupos focales realizados con aquellos perceptores de la AUH en relación a los consumos alimentarios.

Caracterización de la población por rango de elegibilidad para percibir la AUH

Si bien el derecho a percibir la AUH es universal en el sentido de que se amplían los derechos existentes, el impacto mayor de la política se dio en los sectores más desposeídos de la sociedad. A partir de los datos ENGHO 2005 construyeron las tablas de beneficiarios y se indagó en la estructura sociodemográfica y económica de los beneficiarios.

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Fuente INDEC. Elaboración propia.

El beneficio alcanza, en este modelo, a 1 millón de hogares en todo el país. Dentro de esos hogares establecimos la cantidad de población que cae dentro o fuera del beneficio. Los datos muestran también que la cantidad de beneficiarios asciende a prácticamente 4 millones y medio de personas.

Cuadro 2

Población en Hogares según condición de elegibilidad

Total de los Aglomerados Urbanos

Frecuencias

Población en Hogares cant. %

No Beneficiarios 15,616,744 77.64

Beneficiarios 4,498,783 22.36

Total 20,115,527 100.00

Fuente INDEC. Elaboración propia.

Hogares según condición de elegibilidad

Total de los Aglomerados Urbanos

Hogares cant. %

No Beneficiarios 5,243,214 83.90

Beneficiarios 1,004,083 F16.10

Total 6,247,297 100

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Estos casi 4 millones y medio de personas representan al 22.4 % del total. De esta forma la Asignación Universal por Hijo se convierte en una de las políticas sociales más importantes del país, superada sólo por las jubilaciones que ascienden a 5 millones y medio de personas (extraído de www.anses.gov.ar). Este alcance es el que marca una diferencia con respecto a otras políticas implementadas en otras oportunidades.

Asignación universal por hijo y pobreza

En el cuadro siguiente se observa la variación en los índices de pobreza desde el año 2003 hasta el año 2009, año de implementación de la política. Los datos del cuadro dividen por región estadística y toman en cuenta a los aglomerados urbanos según la definición del INDEC.

Cuadro 3

Distribución de los índices de pobreza según región

Fuente INDEC. EPH continua

.Como puede observarse en el año 2006 se percibe un descenso de los niveles de pobreza y por lo tanto de indigencia para todo el país. En ese contexto de recuperación económica y de una distribución de la riqueza más igualitaria, se implementa la política estudiada, que dado esos condicionamientos, es de esperar que haya mejorado aún más las condiciones materiales de la población.

Gráfico 1

Gráfico de distribución de los índices de pobreza según región

Fuente INDEC. EPH continua

Diferencias en el consumo entre el año 1996 y el año 2009

AMBA Cuyo Noreste Noroeste

Pampa Patagonia

0

10

20

30

40

50

60

70

80

2003

2006

2009

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Se ha buscado una comparación en el gasto alimentario que permita ver el efecto de la AUH en dos períodos de tiempos bien contrastantes y en función de dos modelos equiparables en términos teóricos y metodológicos. Con los datos provistos por el INDEC en la ENGHO 1996, se han calculado los promedios de consumo para todo el país, asumiendo que en los resultados están representados en la medida de centralidad, todos los estratos de ingresos. Los promedios son sensibles a las condiciones extremas y esto implicó la construcción de un conjunto de datos en los que están presentes desde los deciles más bajos hasta los más altos de la distribución del ingreso. Con los datos construidos en base al modelo teórico de beneficarios AUH elaborado a partir de la ENGHO 2005 y de la EPH 2009, se calcularon los promedios de consumo para todo el país. En este caso, debido al impacto de la AUH, la mayor parte de los hogares que componen el cuadro, pertenecen a los deciles más bajos de ingreso de la población.La justificación de esta decisión se basó en que dadas las condiciones de pauperización de la década del '90, con la hiperdesocupación como elemento más conflictivo, no se quiso hacer una comparación sólo de los deciles más bajos de la década del '90, sino del conjunto de la población, proponiendo una comparación más compleja de los beneficios de la AUH.

Cuadro 4

Comparación en el consumo aparente alimentario entre 1996 y 2009

Fuente: Elaboración propia a partir de datos INDEC

Gráfico 2

Gráfico de comparación en el consumo aparente alimentario entre 1996 y 2009

Fuente: Elaboración propia a partir de datos INDEC

Se observa aquí una diferencia a favor de 1996 en lácteos, carnes, frutas, grasas y bebidas y otra a favor de los datos de 2009 en verduras, cereales y azúcares. Pero en ambos casos las diferencias son mínimas, prácticamente despreciables, lo que indica substancialmente que el gasto en alimentos, el consumo aparente, es muy similar entre

Lacteos

Carnes

Frutas

Verduras

Cereales

Azúcar

Grasas

Bebidas

0 5 10 15 20 25 30

Engho 1996ELEGIBLES AUH

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un promedio de todo el país de 1996 y los beneficiarios AUH. Se puede arriesgar la conclusión, entonces, de que existió una mejora en los niveles de consumo desde el punto de vista cuantitativo ya que los sectores más desposeídos del 2009 -que son los beneficiarios de la política- consumen prácticamente lo mismo que lo que consumía todo el país, incluyendo a los sectores altos, en 1996.

Incorporación y reincorporación de alimentos

Como plantean Mintz y otros autores, el creciente consumo de azúcares y grasas no es sino una de las formas en las que el “desarrollo” viene modificando los hábitos y las elecciones en materia de alimentación. El vehículo de ambos incrementos es, en gran medida, las comidas procesadas que, en las últimas décadas, la industria alimentaria no cesa de diversificar: congeladas, deshidratadas, postres lácteos, galletitas, golosinas. (Mintz, 1996:257) y que las mujeres, insertas más frecuentemente en el mercado laboral y en los engranajes de la vida moderna, seducidas por la publicidad y ante el reclamo de los niños atraídos por estos mensajes, reciben con cierto “beneplácito” por el tiempo y la comodidad que dicha alimentación industrial ofrece. De allí que podamos comprender, en parte, el aumento mundial que ha tenido el consumo de estos ingredientes, más allá de ser los más económicos y brindar más saciedad y ser históricamente, por ese motivo, los más elegidos por los sectores pobres (Aguirre, 2004)

.Coincidentemente en el país, en las entrevistas y grupos focales realizados a las jefas de hogares beneficiarias de la Asignación Universal por Hijo se detectó que las mismas destinan generalmente sus “nuevos ingresos” a la alimentación, expresándose en un aumento del consumo de lácteos y otras proteínas animales, muy valoradas socialmente y a las que estos sectores no accederían habitualmente por su elevado costo.

“(…) para mí es una buena ayuda, una gran ayuda porque, dentro de todo, una, los chicos comen yogur seguro (se ríen). Yo les digo, los chicos ese día, comen yogur seguro, para eso me sirve, también para las cuentas, puedo sacar créditos porque sé que ese día tengo una plata.” (Noemí-La Loma-Laferrere)

“y, le compro más verdura y fruta para Lucas, yo le doy más eso, la leche. Toma él leche pero un poco porque toma a la mañana con galletitas en taza -no toma en mamadera, porque toma la teta” (Rosa, Capital federal)

“Ahora con la asignación, mi suegra que vive arriba nos da la comida. Con la asignación pañales y yogures. El resto mi suegra, yo por ahí la acompaño a la feria ella tiene puesto. Pero básicamente con la asignación y mi suegra.” (Ana, Capital Federal)

C: sí, siempre compramos mercaderíaE: pero, qué mercadería?C: y, yogures, galletitas para ellos o carne, todas cosas así que hagan falta

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A: salchichas porque, todo les gustaE: algo que haga falta…C: que haga falta y que a ellos les guste (Entrevistadora, Carolina y Ana-Moreno)

Reincorporación de una comida diaria

Es posible anticipar que el agregado de carnes y lácteos a la dieta implicará, en el largo plazo un mejoramiento en la salud de los destinatarios. En la actualidad, muchas de las consultadas mencionan la posibilidad incorporar una comida más, generalmente, la cena dado que el almuerzo puede seguir haciéndose por parte de los niños en la escuela o en comedores comunitarios o bien, ya formaba parte del presupuesto familiar con los magros ingresos con los que contaban. La mencionada comida se había eliminado por la crisis o sólo se reservaba a los niños, siendo reemplazada por una infusión y pan para los adultos. Con la AUH se ha ido restituyendo para todos los miembros de la familia.

“ (…) cenamos todos los días, a veces algo asi nomás, pero comida. Y a veces cuando cobrás le podés dar algún gusto, a ellos les gusta el serenito o postrecitos, o milanesas…” Marina, Tigre)

“Ves, si por ejemplo es fin de mes, antes a fin de mes a veces cenábamos té con leche y galletitas, cuando estábamos mal mal. O les dábamos a los chicos y nosotras no comíamos, o tomábamos mates (…)” (Marina, Tigre)

Como señalan Ortale y Erguía “En la mayoría de los casos la preparación de la comida se realiza al mediodía y se guarda para la cena. A veces, la comida de la noche se suprime o se sustituye por un té con pan (…) “En una minoría de los hogares donde se realizaban ambas comidas principales, ellas se restringen a los hijos”. (Ortale y Erguía, 2007:192).Para las mujeres consultadas en las entrevistas, poder volver a darles de comer a sus hijos y hacerlo ellas mismas –es decir, darles de comer y comer ellas-, tenía no sólo el valor de quien sabe que los están alimentando desde su función nutricia –por lo que, entre otras cosas se define a una madre- sino, de todo el valor simbólico que rodea a dicha cena: reunirse, compartir, etc. Real o imaginario es lo que se presupone del momento y se espera que haya más que mate y pan para compartir. Como explica Gil acerca de los momentos de crisis: “La cena que corresponde a las madres –si se trata de “buenas madres pobres” –es el mate. Las madres han sido convertidas en el vehículo para cuidar y alimentar a los otros. La construcción de la mujer centrada en la maternidad, en un “ser para otros”, tiene repercusiones en la autoestima, en la valoración social y en la capacidad para actuar sobre su propio cuerpo, su salud, su alimentación y su bienestar. (Eguía y Ortale, 2007: 171)

Ingreso en efectivo para optimizar las elecciones en relación al precio y a la calidad de los productos así como a las valoraciones sociales

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La posibilidad de modificar la instrumentación de una política que se vincula con la problemática alimentaria puede verse en la perspectiva de los actores cuando en referencia a la prestación en efectivo señalan la importancia del derecho a elegir, es decir, "cómo y en qué gastarlo”. Las mamás describieron a la mercadería que siempre vino en las cajas y bolsones de alimentos de las medidas asistencialistas como “más de lo mismo” y de “mala calidad”. En este sentido, administrar el efectivo les permite optimizar las elecciones en relación al precio y a la calidad de los productos que se consumen, poniendo en juego las valoraciones sociales respecto del gusto, las preferencias, etc. según sus propias percepciones y subjetividades que, como se desarrolla más adelante, no están exentas de la influencia de los medios masivos de comunicación.

“- Incorporamos cosas que habíamos dejado.-: Yo también-: Yo, hacía un año que venía viviendo del trueque-: Yo también-: y comía, arroz huevo, arroz huevo, arroz huevo y la ensaladita que a veces vendían las otras mamás. Yo me iba a vender, por ejemplo, y lo poquito que tenía, eso sí, lo usaba para el yogur del nene que tenía dos años. La plata que yo tenía era para la carne de él, para el yogur de él y yo comía porquerías.(…) Gracias a dios que hoy puedo contarlo de otra manera pero, fue una angustia total pero cuando empecé a cobrar me acuerdo que iba y le compraba, qué sé yo, ¿viste las patitas? Eso sí está caro” (Romina y Noemì, La Loma-Laferrere)

“para mí es una buena ayuda, una gran ayuda porque, dentro de todo ,una, los chicos comen yogur seguro (se rien). Yo les digo, los chicos ese día, comen yogur seguro, para eso me sirve, también para las cuentas, puedo sacar créditos porque sé que ese día tengo una plata. Por ejemplo, yo no tengo un trabajo legal, mi marido tampoco –yo a veces consigo un trabajo por horas pero son tres veces a la semana- mi marido tampoco tiene un trabajo legal que tenga un sueldo seguro,” (Delia- La Loma-Laferrere)

Ingreso regular y planificación La planificación de los gastos ha sido facilitada por la percepción del efectivo que conlleva la posibilidad de la gratificación planificada de los gastos necesarios. Esto se extiende, por ejemplo, a la adquisición de electrodomésticos a través de créditos otorgados por comercios de la Provincia de Buenos Aires o por parientes que tienen trabajos en blanco y pueden afrontar la firma de los mismos y saben que sus allegados podrán avalar su devolución. Como se observa en los testimonios, muchos de los electrodomésticos redundan en beneficios en el área de la alimentación –desde el punto de vista económico y de la calidad de la misma-.

“Y si, más que nada si, pero también te tenés que organizar porque sino no te alcanza para nada, lo bueno es que sabés que viene la fecha y lo cobrás, porque cuando hacés venta nunca sabés, viste, o

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el trabajo por horas a veces tenés y a veces no, entonces esto sabés que está seguro, es bueno eso.(...) Yo compré la cocina porque la que teníamos no le andaba nada y perdía, y estoy pagando, me la sacó mi hermano que él puede, tiene tarjeta viste, porque trabaja en Terrabusi, y yo le voy pagando así por mes, pone un poquito mi mamá pero casi 150 pesos pongo yo y pago cuando viene la asignación, sé que eso está, y ya terminamos casi.” (Marina, Tigre)

Como también observaron otros autores que investigaron el tema en este país, un ingreso mensual, aunque sea escaso, resulta de gran importancia para cubrir gastos regulares, tanto en relación a los hábitos de compra, como a la cantidad de veces que se debe cocinar en el hogar. Así, los programas son concebidos como una ayuda destinada principalmente a satisfacer las necesidades alimentarias que pocos hogares pueden rechazar. (Grassi, Hintze y Neufeld, 1996).El día de cobro, resulta en algunos hogares una especie de celebración dado que, las mujeres podrán descansar de su tarea cotidiana de cocinar para hacer rendir el dinero, se comprarán los mencionados productos esperados y valorados y, como se desarrolla en las conclusiones, se dará el pequeño lugar de la gratificación, situación que es menester decir, no es patrimonio de los sectores altos de la sociedad, sino una necesidad humana.

“…después, se dan el gusto de comer ese día, por ejemplo, ese día no cocino y pregunto: -qué quieren comer hoy? y pueden comer, no sé, pizza, empanadas, cerveza, coca, ese día es especial. Antes no, antes tenían que comer lo que yo podía comprar con eso porque no había” (Ramona-Los Ceibos-Lanús)

“En mí que somos dos nomás a veces me doy el gusto de hacer milanesa a la “politana”, porque si tenés que comprar o hacer dos días así seguido no podés porque una milanesa te sale como 20 pesos el kilo. Entonces ese día sí o les compro yogurt o cosas que a ellos les gusta y que no puedo todos los días. Entonces en esa misma fecha tratás de darle el gustito ese que sabés no podés darte todos los días” (Mariela- Moreno)

El “gusto”, la “necesidad” y lo “saludable”, conceptos moldeados por la publicidad

Diversos autores sostienen que son los sectores económicamente privilegiados los que, en una sociedad capitalista y de consumo marcan las tendencias. Del mismo modo y como explica Bourdieu (1988) señalan el camino de la distinción de manera tal que, a través de la incorporación de dichos objetos a sus vidas, los actores se relacionan e integran al sistema satisfaciendo sus necesidades materiales y biológicas pero también simbólicas enviando, a su vez, mensajes al resto de la sociedad. (Guevara Flétcher, 2008). Consumir es intercambiar significados culturales y sociales dado que ésto no sólo tiene por finalidad la posesión de un objeto o la satisfacción de una necesidad, sino también, definir o reconfirmar significados y valores comunes, crear y mantener una identidad colectiva. Es en tal sentido que el consumo se convierte en un lugar clave para la conformación de las identidades sociales. (García Canclini, 1991)

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Si bien se puede sostener, entonces, que los receptores de la Asignación Universal por Hijo, canalizan, como se dijo, los ingresos en consumos que consideran necesarios, no es menos cierto –y menos válido- advertir cómo las lógicas del mercado y de los hábitos de las clases dominante son resignificados “La sociedad de consumidores implica un tipo de sociedad que promueve, alienta o refuerza la elección de un estilo y una estrategia de vida consumista y que desaprueba toda opción cultural alternativa; los preceptos de la cultura del consumo y ceñirse estrictamente a ellos es, a todos los efectos prácticos, la única elección unánimemente aprobada: una opción viable y por lo tanto plausible, y un requisito de pertenencia” (Bauman 2007:78)

Cook observa cómo en esta sociedad a los niños se los “educa” para ser consumidores desde pequeños. Esto forma parte de su sociabilización y quien no pueda cumplir con los requisitos que el mercado exige para ser un ciudadano-consumidor, sentirá los efectos de la culpa individual y de la condena social. La historia de los últimos 40 años muestra que “el derecho de los niños de consumir antecede y prefigura en distintos aspectos a todos los otros derechos legalmente constituidos posteriormente en la Convención de los Derechos del Niños en 1989. Estos antecedentes se observan en que el mercado había dado voz a los niños en el centro comercial, en concursos de diseño y de ´póngale ud. el nombre´, en la elección de ropa, en los sondeos de mercado y estrategias de marketing,. La participación de los niños en el mundo del consumo en tanto actores, en tanto personas con deseos, refuerza su reciente estatus de individuos con derechos.” (Cook, 2004:12). Todas estas menciones quedaron expuestas en las entrevistas con las madres beneficiarias de la AUH cuando cuentan que sus hijos piden los productos cuyas marcas ven en los medios masivos de comunicación dirigidos a ellos y, por supuesto, convencidos -ambos- de las bondades de los mismos en calidad, prestigio y salud.Como también menciona Bauman, se paga por pertenecer “Para ingresar en la sociedad de consumidores y obtener un permiso de residencia permanente, hombres y mujeres deben alcanzar los estándares de elegibilidad que define el mercado. Deben estar disponibles para la venta y conseguir, en competencia con el resto de sus integrantes, el ‘valor del mercado’ más favorable posible. Al explorar el mercado en busca de artículos de consumo, son atraídos a los comercios con la promesa de que allí encontrarán las herramientas y materias primas que pueden (y deben) usar para volverse ´aptos para el consumo´, y por lo tanto cotizar en el mercado.” (Bauman, 2007: 90) En los grupos focales las mujeres mostraron la “tranquilidad” que les provocan las marcas de empresas conocidas -también adquiridas por los sectores pudientes- sinónimo para ellas de calidad y prestigio y, por lo tanto, de confiabilidad y salud.

“ y también fueron con el colegio [a la serenísima] y vos estás segura, igual que los fideos. Los fideos que Matarazzo o Lucchetti. La salsa o La Campagnola o el Cica, nada de… nada de reducir, decimos “no, compremos lo más barato así nos alcanza” si, pero lo más barato vos no sabés cómo lo prepararan y te sale fea la comida. Vos comprás un fideo de $ 1, lo cocinás un minuto de más o un segundo, chau, se te pudrieron los fideos porque se te hicieron masacote. Entonces me sirve la asignación por hijo, ahora que estoy separada” (Clara, Capital Federal)

“a mí me sirve para comprarle los yogures y todas esas cosas que le hacen falta” (Carolina, Moreno)

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“los míos sí, por ejemplo, quieren las galletitas de Terrabussi y cuando cobro les compro Terrabussi y si no cobro no porque son las más caras, caritas, conformate con las pepitas (se ríen fuerte) pero, cuando cobro quieren las Terrabusi” (Delia-La loma-Laferrere)

Los lácteos -sobre todo los postres englobados en la categoría de yogures- ocupan el primer lugar entre los relatos en cuanto a las preferencias de las mujeres y sus hijos porque, como se expresó, sienten que en dicho consumo se conjuga el acceso a un alimento “rico, saludable y prestigioso”. Es decir, que cumple con todos los requisitos, incluso, el de tener un precio “razonable” que puede gastarse una vez al mes. De allí que, si a partir de la década del ´60 la publicidad empieza a participar en la vida de los ciudadanos desde los medios masivos de comunicación con mayor fuerza, no se puede obviar el modo en que la misma actúa moldeando los “gustos” e induciendo los consumos, las preferencias y, por supuesto, los conceptos de salud.

El segundo lugar en preferencias lo ocupan las carnes que, en la Argentina, han tenido históricamente, un valor especial. La carne vacuna ha sido un símbolo del país pese a que su producción está restringida a una pequeña región del mismo y en las últimas décadas las crisis han elevado su costo y su consumo se ha asociado a los altos índices de colesterolemia, problemas arteriales, etc. Por último aparece el deseo por las verduras y las frutas que, pese a contar con una buena imagen desde el punto de vista de lo saludable, no poseen los mecanismos publicitarios que avalan los productos comercializados por las industrias ni traen en su concepto la carga valorativa positiva e identitaria de la carne.

" -E: ese día que comprás el plus hacia fin de mes, si no deciden una salida o algo, por ahí te pasa de comprar algo especial, digo por ejemplo respecto del menú?-G: si, pescado, -C: El día que cobran algo especial también?-G: si, si ,si, uno a veces quiere en la mesa darse los gustos, como corresponde, y a veces uno tiene que achicar y ver… bueno, usar un poco de carne picada, para una cosa, para otra o comprar …-C: o cortar un pollo para 3 comidas-G: entonces, comprar un pollo grande porque les gusta el pollo o las milanesas de pollo, les gusta un montón eso y cuando tenés decís bueno, comprás pero cuando tenés decís, una para mí una para vos, dos para vos y vemos, una buena cantidad.-C: si si, o algo que a ella le guste, entonces, uno sabe que sí,sí, pescado, el pollo, un pollo entero, dos pollos, o un pollo grande” (Entrevistadora, Graciela y Clara-Barracas)

“-E:y ahora pudiste volver a comprar pedazos de pollo?-A:pollo trozado, alitas, pata y muslo, mismo milanesas de pollo”(Entrevistadora y Alejandra-Los Ceibos-Lanús)

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Las publicidades mencionadas han aceitado sus mecanismos dirigiéndose cada vez más directamente a los niños con un lenguaje propio y por sus propios canales de comunicación convirtiéndolos, a su vez, en particulares “sujetos-objetos” de consumo. Motivo por el cual, el hecho de que la AUH se destine a ellos genera, con y hacia sus padres un doble mecanismo. Por parte de los menores, el de un “empoderamiento”, en tanto le exigen a los adultos (porque saben que la reciben por y para ellos) y, desde sus padres, uno de compensación, dado que éstos quieren comprarles artículos que el resto del mes no pueden. Abundan los ejemplos en los que las mamás relatan que el día de cobro de la asignación se compran los mencionados "yogures" de primeras marcas ligados al placer y a la “nutrición” pero conocidos, sobre todo, a través de los medios masivos. En la sociedad moderna se le ha hecho creer al hombre que es “libre” de elegir, merced a la diversidad que el mercado ofrece cuando, en realidad, como muestra Raj Patel (2008), la supuesta diversificación y aparición de nuevos alimentos es ficticia –dado que, agregarle orégano y saborizantes a los snacks o cambiarle su forma, no resulta en un nuevo producto- y, por lo tanto, dice el autor, la publicidad que nos motiva el consumo y nos crea su “necesidad” hace que “dichas elecciones sean, en realidad, las que nos eligen a nosotros". En el marco de la sociedad moderna jerarquizante era la misma sociedad la que tenía el poder de producir y transmitir las normas sociales. Ahora, en el proceso de individuación de la modernidad tardía, la tecnología potencia al individualismo y debilita el lazo social. En este contexto debe pensarse el rol de los nuevos intermediarios culturales en tanto constructores de imágenes y de palabras, de marcos de pensamiento. En sociedades como ésta, en las que el espacio cultural se ha reducido y fragmentado, estas imágenes se potencian, tienen un carácter revelador y construyen hegemonía. (Wortman, 2004:39)

Lo expuesto hasta ahora, también es aplicable al terreno de los alimentos en tanto, dentro del mercado, funciona hoy más que nunca, y como se ha develado en el trabajo de campo, con las mismas reglas y valores que las de cualquier otra mercancía. Con el agravante que el aumento de grasas, de azúcares y de sodio utilizado en la elaboración de productos industriales conlleva importantes consecuencias para la salud de los usuarios que también han aumentado enormemente, la proporción del consumo de dichos alimentos. En ese sentido, Ehrenberg (2000) argumenta que los sufrimientos humanos más comunes en la actualidad suelen producirse a causa del exceso de prohibiciones, no como ocurría en el pasado, y la oposición entre lo posible y lo imposible ha reemplazado a la antinomia de lo permitido y lo prohibido. Esto que parece contradictorio, paradójicamente, una vez más, cobra un enorme sentido dado que, el exceso al alcance de algunos, genera prohibiciones para muchos otros. Hoy, la capacidad como consumidor, no como productor, es principalmente la que define el estatus de un ciudadano (Bauman 2007:113). El proceso de autoidentificación es algo buscado, y sus resultados son exhibidos con la ayuda de “marcas de pertenencia” visibles, por lo general asequibles en los comercios (Bauman, 2007: 116). Si de algo han carecido durante una gran parte de su vida los actores sociales de la presente investigación, es de la posibilidad de sentirse incluidos y, por lo tanto, de pertenecer aunque más no sea, a un pequeño espacio de consumo. Esto les permite ser parte activa y vital de la sociedad. Por eso, los testimonios de las madres respecto de la alimentación han demostrado la importancia que tiene el mercado en la vida cotidiana. Ya no se trata de realizar un menú equilibrado con el que toda la familia quede satisfecha, ir a la verdulería, a la carnicería y a la frutería del barrio. Nada de ello surge como respuesta a las operaciones diarias que hace una mujer para dar de comer a sus hijos, sino la lista de

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productos y las marcas que se compran o se quisieran comprar con más frecuencia en el supermercado.

Breves conclusiones a un año de su implementación

La nueva configuración constitucional de las políticas sociales universales que ha resultado de los procesos de democratización ha incorporado derechos sociales como parte de la condición de ciudadanía. Se ha revelado como un importante medio de transformación tanto para el estado como para la sociedad.El estado está obligado a respetar, proteger, garantizar y promover los derechos. La asignación universal en su finalidad promueve el principio de equidad y ejercicio pleno de derechos. El derecho a la alimentación es el derecho a tener acceso físico o económico a una alimentación adecuada y suficiente o a medios para obtenerla. Se busca que garantice una vida psíquica y física, individual y colectiva, satisfactoria y digna. Implica la disponibilidad de alimentos y la accesibilidad de modo sostenible y que no interfiera con el disfrute y ejercicio de otros derechos. Es por esto que se considera a la Asignación como parte de una política integral y, en tanto tal, garante del derecho a la alimentación.El ejercicio del derecho se da a través de la participación y de la decisión de las autoridades institucionales. La percepción de los receptores de la Asignación Universal por Hijo según se desprende de la investigación realizada, cuenta con un débil anclaje en tanto derecho por parte de los beneficiarios. Se mantiene la visión de un plan social y no del sentido de derecho al acceso a la salud y educación que el Programa propone. Los controles de salud exigidos se realizan muchas veces por obligación y, en cuanto a la educación si bien se refleja la importancia social que para los beneficiarios tiene dicho derecho, su explicación excede el espacio del presente trabajo. Parece lógico cotejar el comportamiento de los beneficiarios respecto de sus percepciones a la hora de pensar cómo se sienten frente a la ayuda y a la posibilidad de empoderarse ante ella. En ese sentido, los relatos de las entrevistas se parecen a lo que mencionan los autores que investigaron las políticas alimentarias ofrecidas de diferentes maneras según las épocas. Esto se tradujo en lo que dijeron las entrevistadas de este estudio en cuanto a la calidad de la mercadería cuando recibían “bolsones” o “cajas”. En el caso concreto de la asistencia a los comedores comunitarios -conducta muy frecuente ocurrida en Argentina desde fines de los ’80, con un auge a fines de los '90 y una disminución desde el 2003 en adelante-. Eguía y Ortale (2007) muestran cómo, en cuanto la gente pudo hacer uso de su libertad y derecho para comer en familia y responsabilizarse por la alimentación de sus hijos, dejó de acudir allí y de enviarlos para hacerse cargo de la tarea. Lo mismo expresa Polischer (2006) cuando sus entrevistados responden que si pudieran dejar de ir al comedor sin duda lo harían porque en ellos: “los tratan mal”, “la comida es de mala calidad”, “no pueden decidir qué comer ni saber qué hacen sus hijos”, “no pueden compartir el momento con quien quieren”, “les da vergüenza” y toda la serie de consecuencias que cada una de estas expresiones conlleva. Es decir, de alguna manera, todos aquellos beneficiarios, sentían que tenían derecho a una mejor alimentación y a un mejor trato, excepto que no había un decreto que los amparara. Reconocer una prestación, servicio o política como un derecho la vuelve objeto de demanda, de ejercicio pleno y al mismo tiempo, brinda posibilidades para accionar en pos de su ampliación. En el caso de las percepciones en relación a la AUH, la investigación concluye que aún no se construye la percepción de la misma como un derecho (en tanto es cobrada por

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trabajadores formalizados en forma de asignación o salario familiar), sino, por el contrario, se la asocia a características asistenciales y/o paliativas de planes o programas previos que estos sectores recibían (lo mencionan en igualdad de condiciones con el Plan Trabajar, las tarjetas de alimentos, etc.).Como afirma Molinari (2004), si bien en la sociedad feudal las relaciones de dominio y servidumbre eran explícitas y visibles, en la sociedad burguesa estas relaciones aparecen ocultas tras la apariencia de una sociedad constituida por sujetos libres e iguales -aunque parafraseando a George Orwell se pueda decir que algunos son más libres e iguales que otros-. Sin embargo, la persistencia del dominio aparece en la ruptura de dicha libertad, en la contradicción que implica, por ejemplo, tener la libertad de vender la fuerza de trabajo según la cual el hombre debe enajenar su propio tiempo/vida para ofrecerlos como fuerza de trabajo y poder de ese modo obtener dinero en forma de salario para acceder a los medios de subsistencia que de otro modo le son negados. (Molinari,2004:122). No obstante, si bien como se dijo, desde fines de los ´80 se implementaron planes alimentarios de distinto tipo (entrega directa e indirecta de mercadería, entrega de bonos, pago a través de tarjetas magnéticas, asistencia a comedores, etc), la Asignación Universal por Hijo es el primer programa brindado en términos de derechos –y obligaciones- que, desde luego, los actores deben cumplimentar y que por lo tanto implica una innovación dentro de la política social del estado.

“si no fuera por una enfermedad que tenían no los llevaba a controlar. Bueno pero, ya son grandes y…ahora, cuando llegó la libreta, ya sí. Había vacunas que les faltaban que les tuvimos que completar” (Ramona-Los Ceibos-Lanús)“esto inculca en las mamás el hábito que se había perdido y una vez que ya están en el sistema…” (Jefa de especialidad del Htal. Argerich)

Por ahora, como se ha relevado, la AUH los acerca –lo que no es poco- a la seguridad alimentaria, fundamentalmente, porque no les impone un determinado tipo de consumo (como sucedía con aquellos planes que repartían alimentos), sino que les brinda la libertad de poseer el dinero y de poder gastarlo de acuerdo a sus necesidades.

“N: Gracias a dios que hoy puedo contarlo de otra manera pero, fue una angustia total pero cuando empecé a cobrar me acuerdo que iba y le compraba, qué sé yo, viste las patitas? Eso sí está caroD: patyvienasN: esas que vienen hechas. Bueno, que se son malas pero, le doy ese gusto, empezó a comer todas esas cosas que, la verdad o, lo llevás a tomar un helado y que él lo disfrute tranquilo porque. La verdad, sabés cuánto hace que uno no hacía eso?D: y más a los chicos. Yo, por ejemplo, con los míos, también yo soy así, velo por ellos, por decir, que estén un poquito mejor, darles un poquito más de a veces lo que uno puede”(Natalia y Delia, La Loma, Laferrere)

Como palabras finales, el equipo que ha llevado a cabo la presente investigación a un año de la implementación puede afirmar que, si bien el avance ha sido importante y las mejoras alcanzadas han sido muchas, en materia de derechos, como se ha expresado, queda aún bastante por hacer. Los beneficiarios deben apropiarse aun de ellos y comprender más aun en qué consisten. Aprehender también que, a la salud y a la

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educación no deben “asistir” ni “acudir” por ser requisitos exigidos para cobrar la Asignación sino porque porque, en tanto ciudadanos, le corresponden como derechos inalienables –al igual que el dinero gracias al cual acceden ahora a una mejor alimentación-.Lo ideal en un país es que el estado garantice los derechos y haga cumplir con las obligaciones brindando un marco de igualdad de oportunidades y de las condiciones materiales, en donde todos sus habitantes puedan satisfacer sus necesidades y disfrutar de sus beneficios. En la Argentina hubo, desde la década del '70 una política destinada directamente a hacer de la nación, un espacio para pocos. Desde el año 2003 se intenta revertir esa situación. La Asignación Universal por Hijo es un avance en ese sentido y, si bien no es la solución a todos los problemas demostró con su éxito que la mejora en las condiciones materiales de existencia es posible con políticas activas desde el estado.

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