Politica Exterior - Iran y Arabes

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ENERO / FEBRERO 2011 esde que en el verano de 2002 se hiciera público que Irán estaba desarrollando actividades en el ámbito nuclear fuera del control del Organismo Internacional de la Energía  Ató mica (OIEA), se ha esp ecul ado mucho acerca de cuáles serían las implicaciones de una República Islámica con armas nucleares para la seguridad regional e internacional. En los países del golfo Pérsico, que se verían afectados de manera más directa, estas preocupaciones no solo han mostrado la complejidad del mundo islámico –ya que la religión compartida no es homogénea: la mayoría de los árabes son suníes mientras que los iraníes son mayoritariamente chiíes–, sino la existencia de profundas divisiones históricas que alimentan la desconfianza mutua.  Ant e e sta sit uaci ón, se argu men ta que si Irán obtiene tecnología nuclear se producirá un cambio tan trascendente en el esquema regional de fuerzas que podría desembocar en un proceso de proliferación donde los Estados árabes busquen obtener para sí la misma capacidad de Irán. No obstante, es preciso hacer una aclaración: poseer el know how del enriquecimiento de uranio hasta el nivel fisionable no significa disponer de armamento nuclear, sino contar con una capacidad latente para ello, puesto que lo segundo no puede lograrse sin lo primero. A pesar de esto, casi se ha equiparado la adquisición del conocimiento sobre el ciclo completo del enriquecimiento de uranio con el Los Estados árabes ante el programa nuclear iraní El peligro, real o percibido, de un Irán con ar mas nucleares ha llevado a los países árabes a reforzar sus vínculos con potencias extrarregionales, y no a emprender el camino de la prolif eración. Paulo Botta Paulo Botta es investigador del Centro de Estudios del Medio Or iente Contemporáneo, Cemoc (Córdoba, Argentina). D ACTUALIDAD 2 POLÍTICA EXTERIOR

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esde que en el verano de 2002

se hiciera público que Irán

estaba desarrollando

actividades en el ámbito

nuclear fuera del control del

Organismo Internacional de la Energía

 Atómica (OIEA), se ha especuladomucho acerca de cuáles serían las

implicaciones de una República

Islámica con armas nucleares para la

seguridad regional e internacional.

En los países del golfo Pérsico, que

se verían afectados de manera más

directa, estas preocupaciones no solo

han mostrado la complejidad del

mundo islámico –ya que la religión

compartida no es homogénea: lamayoría de los árabes son suníes

mientras que los iraníes son

mayoritariamente chiíes–, sino la

existencia de profundas divisiones

históricas que alimentan la

desconfianza mutua.

 Ante esta situación, se argumenta

que si Irán obtiene tecnología nuclear

se producirá un cambio tan

trascendente en el esquema regional de

fuerzas que podría desembocar en unproceso de proliferación donde los

Estados árabes busquen obtener para

sí la misma capacidad de Irán. No

obstante, es preciso hacer una

aclaración: poseer el know how del

enriquecimiento de uranio hasta el

nivel fisionable no significa disponer de

armamento nuclear, sino contar con

una capacidad latente para ello, puesto

que lo segundo no puede lograrse sin loprimero. A pesar de esto, casi se ha

equiparado la adquisición del

conocimiento sobre el ciclo completo

del enriquecimiento de uranio con el

Los Estados árabes anteel programa nuclear iraní El peligro, real o percibido, de un Irán con armas nucleares hallevado a los países árabes a reforzar sus vínculos con potenciasextrarregionales, y no a emprender el camino de la proliferación.

Paulo Botta

Paulo Botta es investigador del Centro de Estudios del Medio Oriente Contemporáneo, Cemoc (Córdoba, Argentina).

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hecho de contar con una bomba. Encualquier caso, en este momento elmayor peligro del programa nucleariraní no es la carrera nuclear quepodría generar a corto plazo, sino elcambio que supone en el equilibrio depoder de la región, que obligaría aEstados Unidos a aceptarlo o cambiarloincluso a través del uso de la fuerza. En

otras palabras, la consecuencia de queIrán alcance la capacidad de fabricararmamento nuclear no será afectar a laestabilidad del sistema regional, sinogenerar un nuevo sistema, de ahí lostemores de los países árabes, lideradospor Arabia Saudí y Egipto, paraquienes Irán representa el mayorpeligro a medio plazo.

¿Qué piensan los árabes de Irán ysu plan nuclear?

Según los resultados de la encuestaanual sobre opinión pública en lospaíses árabes realizada por BrookingsInstitution y la consultora ZogbyInternational en Egipto, Arabia Saudí,Emiratos Árabes Unidos (EAU),Jordania, Líbano y Marruecos, lapercepción de la calle árabe ha

cambiado en los últimos dos años. Mientras que en 2008 el 46 por cien delos consultados creía que Irán solotenía fines pacíficos en su plan nuclear,en 2010 ese porcentaje caía hasta el 35por cien. Al mismo tiempo, si en 2008el 39 por cien pensaba que Iránintentaba obtener armas nucleares, en

2010 ese porcentaje subía al 57. A pesar de los datos, el convencimientoentre los árabes de que Irán no solotiene un interés civil en su programanuclear ha ido en paralelo a unacreciente proporción de los que creenque los iraníes tienen derecho adesarrollar este tipo de tecnología. En2010 solo un 20 por cien de los

encuestados sostenía que era precisohacer algo para detener lasaspiraciones nucleares de Teherán.

En ese mismo estudio, el 57 por ciende los entrevistados afirmaba en 2010que la obtención de armas nuclearespor parte de Irán tendría un impactopositivo en Oriente Próximo. Aunquesorprendente en un primer momento,es probable que esta respuesta estéinfluida por la idea de que un equilibrio

entre Israel (que ya posee armamentonuclear) e Irán es más deseable que unmonopolio israelí: es decir, la respuestareflejaría un sentimiento “anti-israelí”y no “pro-iraní”. El porcentaje dequienes creen que un Irán nuclearsería positivo para la región es menorentre los que afirman que el únicoobjetivo del programa nuclear iraní esde índole militar. En este punto se

observan las reservas y los temores, lapercepción de lo que llamaríamos el“peligro iraní”.

Estas imágenes parten de laexistencia de una brecha lingüística(persa  versus árabe) y religiosa (suniés versus chiíes), un hecho histórico queno puede ser dejado de lado y que ha

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ayudado a la conformación deestereotipos negativos tanto entreárabes como entre persas. Conscientesde ello, los iraníes han intentadomejorar su imagen con iniciativascomo la creación de canales detelevisión en lengua árabe: uno denoticias (Al Alam) y otro de películas(iFilm). El objetivo es llegar a la

opinión pública árabe aprovechandolas nuevas tecnologías. Sin embargo,no parece que estos medios puedan darresultados a corto plazo.

El apoyo hacia el gobierno iraníreflejado en la encuesta dice pocoacerca de las motivaciones de fondo; esposible que la imagen de un gobiernoopuesto a EE UU y a Israel sea unavariable central a la hora de ver conbuenos ojos el avance nuclear de Irán.

No obstante, la situación se ve distintadesde los círculos de poder árabes, y ladiferencia entre la calle y los dirigenteses otra muestra de la separación entregobernantes y gobernados en países demonarquías y repúblicas hereditarias.

 Arabia Saudí es el Estado árabe quede forma más clara ha manifestadosus temores ante un Irán concapacidad nuclear. Como líder e

inspirador del Consejo deCooperación del Golfo (formado por Arabia Saudí, Kuwait, Bahréin, Qatar,EAU y Omán), el punto de vista deRiad puede hacerse extensivo a losotros miembros de la organización.

Las filtraciones por parte de WikiLeaks de los cables del

departamento de Estado de EE UU muestran que en los pasillosdiplomáticos árabes se piensa y sehabla mucho de Irán. Así, por ejemplo,desde Arabia Saudí, Bahréin y EAU seafirma que “nunca se podría vivir conun Irán nuclear”, y hasta se insiste enque el peligro de detener a Irán seríamenor al de no hacer nada. Los

dirigentes árabes en privado muestransus temores hacia Irán y públicamenteintentan aparecer como no hostiles aTeherán para no quedar en medio deun fuego cruzado. El detalle que losárabes omiten es que una acciónmilitar sería realizada por EE UU y nopor las fuerzas armadas de los países dela región, lo cual multiplica lapeligrosidad intrínseca de tal ataque.

 Alegando legítima preocupación por

la seguridad de las instalacionesnucleares iraníes y los riesgosambientales existentes, la oposiciónsaudí al programa nuclear iraní llevaimplícita la necesidad de algunaplanificación, en caso de que el peorescenario (Irán con capacidadnuclear) se concrete. Las opcionesposibles serían: un acuerdo queestablezca una zona libre de armas

nucleares en la región; un acuerdo dedefensa con un poder extrarregional;alcanzar una capacidad de disuasiónconvencional equivalente; oabandonar el esquema del Tratado deNo Proliferación (TNP) y desarrollaruna propia capacidad nuclear paraalcanzar la paridad con Irán.

A C T U A L I D A D / LOS ESTADOS ÁRABES ANTE EL PROGRAMA NUCLEAR IRANÍ

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Zona libre de armas nucleares

El establecimiento de una zona librede armas nucleares en OrientePróximo es un proyecto de ladiplomacia egipcia desde comienzosde la década de los ochenta en elámbito de las Naciones Unidas y elOIEA. El principal problema de este

proyecto es que necesariamentedebería incluir Israel, el único Estadode la región que posee armasnucleares, pero que no está dispuestoa abandonar ese monopolio, y menosaún ante el tibio interés de EE UU paralograrlo, como quedó de manifiesto enla Cumbre de Seguridad Nuclear de Washington de abril de 2010.

Las escasas posibilidades de éxito deeste proyecto han llevado a considerar

la opción de una capacidad dedisuasión frente a Irán, a través de unacombinación de desarrollos militarespropios o la protección externa. Sinembargo, existen diversos obstáculospara cualquiera de estas opciones. Poruna parte, a excepción de los conflictoscon Bahréin y EAU, Irán no deseagenerar cambios en las fronterasregionales que nos lleve a considerar el

peligro de una guerra inminente detipo interestatal con base a apetenciasterritoriales o reclamos irredentistas,que lleve a pensar en un peligroinminente de guerra clásica de tipointerestatal. Por otra, la búsqueda dealiados externos y el coste en términosde opinión pública árabe que ello

implicaría choca con el desinterés delos países que podrían hacerlo. EE UU y Francia, dos países con acuerdosmilitares en el golfo Pérsico, hanevitado establecer esquemas formalesde defensa común. En su lugar, hanpreferido que la cooperación y el apoyose limiten a la venta de armamento,esquemas amplios de cooperación o la

posibilidad de establecer instalacionesmilitares en función de la importanciadel golfo Pérsico para la seguridadenergética global.

La base francesa en EAU, inauguradaen mayo de 2009 o la V Flota de EE UU asentada en Bahréin, proporcionaríanel paraguas de seguridad necesariopara esos Estados. Lo mismo podríadecirse de las excelentes relacionesentre Kuwait, Omán y Qatar con

 Washington, plasmadas en bases ycentros de apoyo militares. Las ventasde armamento estadounidense a Arabia Saudí harán lo propio con lamonarquía wahabí.

El peligro iraní, real o percibido, estácontribuyendo a que los países árabesdel Golfo refuercen sus vínculos con Washington fundamentalmente. Sedemuestra así que el reacomodamiento

de fuerzas podría no ser totalmentebeneficioso para Irán, algo que losdirigentes iraníes deberían considerarde forma cuidadosa. En definitiva, lapresencia de tropas estadounidensestanto en Irak como en los países delgolfo Pérsico servirá de elementodisuasivo y, para esos países, será una

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garantía de su seguridad frente al

creciente poderío iraní.

Riesgos de proliferación nuclear

 Algunos expertos aseguran que en caso

de que la percepción del peligro iraní

vaya en aumento podría generarse una

carrera nuclear en la región. EAU ha

iniciado un programa de este tipo pero,a diferencia de Irán, su transparencia y

la total subordinación a los controles

del OIEA han evitado cualquier

sospecha, quedando clara la aplicación

con fines exclusivamente pacíficos.

 Aunque desde el exterior se vea con

buenos ojos la venta de este tipo de

tecnología, los países que la están

suministrando no deberían olvidar la

lección iraní.

En los años sesenta y setenta, EE UU proveyó al gobierno del sah de

conocimientos y material nuclear

cuando las relaciones entre ambos

gobiernos eran muy cercanas. Un

cambio de régimen en 1979 dejó esa

tecnología en manos de un gobierno

poco amigo de Washington. Ese hecho

debería servir para recordar que los

aliados de hoy pueden ser fuente de los

problemas de mañana. Arabia Saudí, por su parte, estaría en

condiciones de iniciar un programa

nuclear teniendo en cuenta sus

recursos financieros, aunque eso no

asegure que disponga ni de los recursos

humanos ni tecnológicos para alcanzar

tal objetivo. Los otros Estados del golfo

Pérsico tampoco parecen dispuestos a

iniciar un camino hacia la

proliferación, un proceso siempre

difícil de ocultar como demuestra la

experiencia iraní.

Dentro de la región, Egipto y Siria

tuvieron en el pasado algún interés por

este tipo de tecnología, pero tanto su

situación política interna como su

economía fueron limitacionesinsalvables. De este modo, no se

observa un peligro de proliferación

entre los países árabes, a menos a

corto plazo.

Temores y oportunidades

 Más allá de la amenaza que puede

representar Irán para la seguridad de la

región, lo realmente importante es que

si Teherán alcanza capacidadtecnológica a un nivel suficiente para

producir armas nucleares se generará

un cambio sustancial en el escenario

regional, y de ahí los temores de los

países del área. El embajador de EAU 

en EE UU afirmó que el uso de la fuerza

sería necesario para acabar con los

planes iraníes, incluso pagando un

elevado precio en términos

económicos para su propio país, quemantiene un importante intercambio

comercial con Irán.

Si Teherán alcanza ese estadio, los

dirigentes árabes temen que su

prestigio afecte a la estabilidad de

países donde hay poblaciones chiíes,

como la zona oriental de Arabia Saudí

A C T U A L I D A D / LOS ESTADOS ÁRABES ANTE EL PROGRAMA NUCLEAR IRANÍ

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o en Bahréin, donde constituyen la

mayoría de la población. Riad teme

particularmente el efecto que podría

tener la nueva situación en países

como Irak y Líbano, escenarios de una

abierta lucha por la influencia entre el

régimen iraní y la monarquía saudí.

Para los países árabes, el peor

escenario, sin embargo, sería un

entendimiento entre Irán y EE UU. Si Washington y Teherán resuelven sus

diferencias a través de la diplomacia y,

aun sin obtener un conocimiento

completo del ciclo del uranio, Irán

vuelve a actuar como miembro pleno

del sistema regional del golfo Pérsico,

se produciría un cambio difícil de

asimilar en la zona. La consecuencia

más directa sería una disminución del

poder relativo de Arabia Saudí en la

región. En este sentido,paradójicamente son saudíes e israelíes

quienes más tienen que perder ante la

posibilidad de una salida diplomática

de la crisis actual. De todas maneras,

no tiene por qué darse una situación

donde todos pierdan, sino más bien un

nuevo equilibrio de fuerzas. En el

pasado, tanto Arabia Saudí como Israel

han podido llegar a compromisos

mutuamente beneficiosos con Irán, ylo mismo puede decirse de Washington

y Teherán.

Impacto del nuevo estatus iraní

El verdadero problema no es el

programa nuclear iraní per se, sino el

periodo de transición en el orden

regional de Oriente Próximo. Irán no

puede continuar en la periferia de ese

sistema, pero la actual dirigencia iraní

supone un obstáculo. El peligro no es

un cambio de régimen (al estilo de lo

sucedido en Irak), sino el uso de una

retórica contraria al diálogo que

dificulta justificar un cambio de

política. Ese discurso basado en lalógica de la suma cero no refleja los

intereses de Irán.

Los estados árabes, por su parte,

saben que el “peligro persa” deriva la

atención hacia esos planteamientos

geopolíticos y evita otros, como la

necesidad de mayor apertura política o

reformas sociales en sus países.

Irán debe entender que desarrollar

completamente la tecnología nuclear

supondrá costes y responsabilidadesque van más allá de las actuales

sanciones económicas internacionales.

El acercamiento entre los países árabes

y EE UU es el ejemplo más

significativo. Es por ello que si Irán

decide avanzar en sus planes nucleares

no solo incumplirá sus compromisos

dentro del TNP, sino que perderá una

gran oportunidad de reingresar en el

sistema regional y mejorar susrelaciones con la comunidad

internacional.

PAULO BOTTA / A C T U A L I D A D

POLÍTICA EXTERIOR 7ENERO / FEBRERO 2011