Por Qué Debemos Ofrendar Para Las Misiones

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¿Por qué debemos ofrendar para las misiones? Proverbios 11.24–25: «Hay quienes reparten y les es añadido más, y hay quienes retienen más de lo justo y acaban en la miseria. El alma generosa será prosperada: el que sacie a otros, también él será saciado». En verdad, estas son palabras profundas. Es posible esparcir lo que poseemos y tener más, mientras que si tratamos de guardarlo tendremos menos. Los hombres que usaron sus talentos los duplicaron, pero el que lo escondió lo perdió. «El alma generosa será prosperada: el que sacie a otros, también él será saciado». Siempre habrá quienes quieren saber por qué debemos contribuir a la obra misionera en otras partes. « ¿No hay bastante que hacer aquí? — preguntan—. ¿Por qué enviar dinero al campo extranjero?» Varias son las razones que trataremos de enumerar, rogando que se les preste a cada una de ellas atención y oración. Las iglesias misioneras progresan Primero de todo, he descubierto que las iglesias misioneras son iglesias que progresan. En otras palabras: «la luz que alumbra más lejos, es la que más resplandece». El Mar de Galilea está lleno de vida y el Mar Muerto, está sin vida. ¿En qué radica la diferencia? — pregunté. El Mar Muerto recibe sin dar y está estancado. El Mar de Galilea, recibiendo, da, y está lleno de vida; sus aguas son saludables.

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¿Por qué debemos ofrendar para las misiones? Proverbios 11.24–25: «Hay quienes reparten y les es añadido más, y hay quienes retienen más de lo justo y acaban en la miseria. El alma generosa será prosperada: el que sacie a otros, también él será saciado».

En verdad, estas son palabras profundas. Es posible esparcir lo que poseemos y tener más, mientras que si tratamos de guardarlo tendremos menos. Los hombres que usaron sus talentos los duplicaron, pero el que lo escondió lo perdió. «El alma generosa será prosperada: el que sacie a otros, también él será saciado».

Siempre habrá quienes quieren saber por qué debemos contribuir a la obra misionera en otras partes. « ¿No hay bastante que hacer aquí? — preguntan—. ¿Por qué enviar dinero al campo extranjero?» Varias son las razones que trataremos de enumerar, rogando que se les preste a cada una de ellas atención y oración.

Las iglesias misioneras progresan

Primero de todo, he descubierto que las iglesias misioneras son iglesias que progresan. En otras palabras: «la luz que alumbra más lejos, es la que más resplandece».

El Mar de Galilea está lleno de vida y el Mar Muerto, está sin vida. ¿En qué radica la diferencia? — pregunté.El Mar Muerto recibe sin dar y está estancado. El Mar de Galilea, recibiendo, da, y está lleno de vida; sus aguas son saludables.

Una ilustración perfecta la iglesia misionera y de la que no está interesada en las misiones. Esta última recibe, pero usa todo para sí. Nunca da nada. Por lo tanto, cual fuente estancada, está llena de alimañas —que se buscan las faltas unos a otros, se critican, pelean y dividen entre sí—, y terminan carcomiéndose el alma. En cambio la iglesia misionera recibe y da. Por lo tanto, está viva y es agresiva, y la bendición de Dios descansa sobre ella.

Ocurre igual cosa con el individuo. El que lo guarda todo para sí, negándose a compartirlo con otros, se torna en fuente estancada, un Mar Muerto que no es de bendición para nadie. Nos toca a nosotros resolver si nuestra vida estará simbolizada por el Mar Muerto o por el de Galilea.

Dónde está nuestro tesoro

Lo estamos haciendo ya sea en el cielo o en la tierra. La orden de Dios es: M6:19-20.

Todo lo que tenemos, un día lo hemos de perder. Todo lo que invertimos en el alma de los hombres, es lo que preservaremos. Entraremos a la eternidad como mendigos por no haber atesorado allí nada de antemano, o como herederos, recibiendo lo que contribuimos mientras aún estábamos en la tierra.

Algunos de nosotros ya tenemos bastante recorrido en la vida. Tenemos poco tiempo para hacernos tesoros en el cielo. Más vale que empecemos ahora, antes que sea demasiado tarde. Todo lo que podamos enviar por adelantado, estará esperándonos a nuestra llegada y nos será devuelto con interés.

Dé muestras de su amor

Si hemos de mostrar a Jesús cuánto le amamos, hemos de hacerlo en forma práctica.

¿Qué significa amar? Amar significa sacrificio. El amor encuentra su expresión en las obras. Podemos probar ese amor por el uso que hacemos del dinero, por los sacrificios que haremos para otros, por nuestros esfuerzos por llevar el evangelio a las tierras paganas. Él quiere algo más que un testimonio. «La fe sin obras está muerta» (Santiago 2.20).

Lo mismo acontece con el amor. Si amamos al Señor, compartiremos lo que tenemos con los que no lo conocen, para que ellos también sean atraídos hacia Él.

El secreto divino para la prosperidad

¿Quieres conocer el secreto de esta prosperidad? «Dad y se os dará». Para recibir hay que dar. Dios no es deudor de nadie.

Dios cuida a los que se acuerdan de Él. «Yo honro a los que me honran» (1 Samuel 2.30). Más vale que arreglemos cuentas con Dios ahora, en los días de prosperidad, o también necesitaremos ayuda pública cuando surjan dificultades. Y no conozco mejor manera de dar a Dios que dando a la obra misionera.

Dinero como medio para lograr un fin

¿Es el dinero un fin en sí mismo o es simplemente el medio para lograr ese fin? Si es un fin en sí, entonces no estamos buscando extender el reino de Dios.

En lo que concierne al cristianismo, el dinero debería ser un medio para lograr un fin.

Dejar un testamento no trae recompensa

Muchos creen que pueden testar su dinero a las misiones y así tendrán derecho a una recompensa. ¿No sabemos, acaso, que Dios nunca promete bendición a los que dan su dinero después de su muerte? ¿Por qué habrían de recibir bendición por hacer lo que necesariamente tendrían que hacer? Dios nos dice claramente que se nos recompensará sólo por lo que hicimos mientras vivíamos.

Yo quiero saber qué se hace con mi dinero. No quisiera testarlo a las misiones para que mis hijos se peleen después de mi muerte, y los abogados se lleven la mayor parte.

Desearía que ahora ese dinero fuese usado para lo que me interesa. Quiero darlo ahora, mes tras mes, mientras viva. De otra manera, yo sé que no obtendré recompensa.

Significado del sacrificio

¿Conocemos ese significado? una niñita llamada Gracia.

Un día su madre le dijo que le compraría un tapado nuevo. El que estaba usando estaba viejo, gastado, después de seis años de uso. Pero la niña rogó e insistió a la madre que le dieran el dinero a ella, porque podría seguir usando el tapado viejo por un año más. Así lo hizo su madre y la niña le envió el dinero a su misionera en la India.

Gracia se enfermó. En su lecho de muerte, ella le hizo prometer a su madre que tomaría su ropa, tal cual la tenía, la vendería y enviaría el importe a la India. Con lágrimas en los ojos, la madre se lo prometió. Nos gustaría estar cerca del trono de Dios cuando Gracia reciba su recompensa. Tenía su corazón en la India y su dinero siguió a su corazón, sin contar los sacrificios. ¿Conocemos nosotros este tipo de sacrificio?

Mi primera Promesa de Fe

«Con el favor del Señor me esforzaré por dar a la obra misionera…» Yo dije: «Señor, yo no puedo dar nada. Estoy en una crisis y tengo que mantener a mi esposa y a mi hijo. Todo está caro. Me quedo sin nada al concluir cada semana, ¿cómo puedo dar yo?»

Comprenderán que nunca había dado en forma sistemática.

Sentí que, como pastor, debería dar el ejemplo. Tenía que hacer algo en verdad. Oré: «Señor, no tengo nada para dar. ¿Qué haré?» Pareció que inmediatamente me hablaba el Señor: «No te pido por lo que tienes. Te estoy pidiendo una promesa de fe. ¿Hasta cuánto puedes confiarme?» Lo capté en un momento. ¡Oh —dije—, eso es diferente! ¿Hasta cuánto puedo confiarte?

Cómo desearía poder trasmitirles mi gozo, mes a mes, al orar por la cantidad asignada Cómo la obtuve, ni yo mismo lo sé. Todo lo que sé es que Dios los envió y que, al fin del año, ya había pagado todo; lo único que les pido es que ustedes hagan, es lo que yo mismo he hecho. Conozco algo del gozo de dar. Sé lo que es invertir para Dios. He recibido la visión y no puedo vivir para mi yo. La vida no tiene sentido, menos aún que nada, hasta que me dé por completo. No se trataba de cuánto de mi dinero daría a Dios, sino ¿cuánto dinero de Dios me guardaría yo?